Quien Decis Que Soy Yo
Quien Decis Que Soy Yo
Quien Decis Que Soy Yo
Damos gracias a Dios por esta oportunidad predicar la palabra de Dios. Les traigo los saludos
de parte de la iglesia de Alabama, donde mi familia y yo somos miembros. ¡Dios les bendiga,
hermanos!
Abran sus Biblias a Mateo 16:13-16. Nosotros encontramos a Jesús haciendo dos preguntas
muy significantes, ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? “Y vosotros,
¿Quién decís que soy yo?” Es importante tener en cuenta dónde estaba Jesús cuando
hizo estas preguntas. Mateo nos dice, en Mateo 16:13, que Jesús estaba en la región de
Cesarea de Filipo. “Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus
discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?” Esta región no
era la región de los Judíos sino los paganos, o sea, los gentiles.
Alrededor de esta ciudad había por lo menos catorce templos de Baal. Baal era un dios falso,
pero fue adorado en esta región. Además, la gente allá creía en Pan, otro dios falso, que era
el dios de la naturaleza, que supuestamente nació en una cueva cerca de la cuidad.
También, Herodes el Grande había construido en aquel lugar un templo de mármol en honor
de Cesar. Desde muchas millas a la redonda uno podía ver la brillante estructura de color de
blanco. El hijo de Herodes, Felipe, para darle más honor dedicó la ciudad al dios, y la llamó
Cesarea, y para darse honor a si mismo, la llamó “de Filipo”.c
Así encontramos a Jesús en medio de los templos dedicados a Baal, cerca de la cueva donde
supuestamente el dios Pan nació, y probablemente en la vista del templo dedicado al
hombre que ellos creían que era un dios. Ahora, un hombre humilde, hijo de un carpintero
con sus seguidores de poca educación, hace dos preguntas que lo ponen en contra de los
grandes de la época, las preguntas son ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del
Hombre? Y “Y vosotros, ¿Quién decís que soy yo?
¿Quién es Jesús? Quiero que examinemos juntos las respuestas dadas a cada pregunta.
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Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.
“Tú eres el Cristo”. No solamente un Cristo sino el Cristo.
“El Cristo” significa “el ungido”. En el antiguo testamento, Dios ungía al sumo sacerdote, al rey
y a algunos profetas. El significado era para mostrar la aprobación de Dios.
Jesús es el sumo sacerdote, el rey y el profeta al mismo tiempo.
Pedro le dijo “el Hijo del Dios viviente”. No solamente un hijo de Dios sino el Hijo de Dios. Él
era parte de la Deidad.
También tenga en cuenta, un Dios “viviente” en contraste y en oposición a todos los dioses
falsos de la gente alrededor de él.
La Bendición al Fiel
Mateo 16:17
Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo
reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.
El Padre le había revelado esta verdad. ¿Cómo? Por el testimonio dado por el Padre.
Las palabras de Jesús, eran las de su Padre
Las obras y los milagros de Jesús, eran los de su Padre.
El Padre había hablado desde el Cielo en la hora de su bautismo también.
Cualquier otra respuesta es una respuesta de hombres, esta es la única respuesta dada por
Dios. Él nos ha proporcionado evidencia, en abundancia.
Nosotros tenemos la misma evidencia que ellos. Nosotros podemos creer en Jesucristo con
una fe bien fuerte.
La Confesión de Fe
Esto es más que una respuesta esencial; es un llamamiento para hacer un compromiso.
Vayan conmigo a Mateo 10:32-33 – Jesús nos llama a hacer una confesión.
A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré
delante de mi Padre que está en los cielos. Y a cualquiera que me niegue delante de los
hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos.
La confesión es necesaria cuando vamos a hacernos cristianos. Debemos a confesar que
Jesús es el Hijo de Dios. Hechos 8:37
Pero, lo debemos a confesar todos los días de nuestras vidas.
Todos los cristianos van a tener muchas oportunidades a confesar Jesucristo.
Si Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, debemos a vivir bajo sus preceptos. Debemos oír sus
palabras. Debemos a entregar nuestras vidas a Él.
Cuando Jesús nos dice, “El que creyere y fuere bautizado, será salvo”, si Jesús es el Cristo, el
Hijo de Dios, lo obedecemos. Marcos 16:16
Cuando Jesús nos dice, “Si, alguno quiere venir en pos de mi, niéguese a sí mismo, y tome su
cruz, y sígame.” si Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, lo seguimos. Mateo 16:24
Cuando Jesús nos dice, “Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e
hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo.” si
Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, lo seguimos. Lucas 16:26
Cuando Jesús nos dice, “Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa
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de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera.” si
Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, lo seguimos. Mateo 19:9
El Fundamento de la Iglesia
Volvamos a Mateo 16:18
Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas
del Hades no prevalecerán contra ella.
La iglesia es construida sobre la base de este hecho. Todo se derrumba (o, se cae) si no es
la verdad: nuestro propósito, esperanza, oraciones, bendiciones, acciones y comunión.
La iglesia de Cristo debe vivir bajo sus preceptos, oír sus palabras, entregar nuestras vidas
a El.
Jesús tiene el derecho a gobernar su iglesia.
¿Por que? Porque Jesús es el Hijo de Dios. Por eso, es la cabeza de la iglesia. Efesios
1:22-23
Algunas iglesias reclaman a respetar a Cristo pero:
Ellas permiten que las mujeres predican. Esto no está de acuerdo con la voluntad de la
cabeza. I Timoteo 2:12
o, algunas no comen la cena del Señor cada primer día de la semana. Esto no está de
acuerdo con la verdad de Jesús. Hechos 20:7
o, en una iglesia en Alabama, acerca de mi casa, ellos aceptan los homosexuales en sus
pecados. Pero, Jesús no los aceptó, así, jamás. Jesús demandó que se arrepintieran. I
Corintios 6:9-10
Si Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, su iglesia debe a escuchar a El solamente.
Muchas gracias por su fina atención y por su buena disposición para escuchar la palabra de
Dios. Qué Dios les bendiga.
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