Encuentros Cuaresmales 2022

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PRESENTACIÓN

Con la presente propuesta de Encuentros Cuaresmales 2022,


que llevan por título general “por una Iglesia sinodal en nuestra
diócesis”, queremos darle continuidad al proceso sinodal en
nuestra diócesis de Colima, en comunión con la Iglesia universal.
Dicho proceso tuvo un momento particularmente significativo
con la primera consultación hecha el miércoles de ceniza.

La Cuaresma es un tiempo de gracia que la Iglesia ha


dispuesto, a manera de camino, para que juntos nos preparemos
a celebrar la Pascua del Señor en nuestras vidas. Durante los
cuarenta días de este camino cuaresmal escuchamos en la liturgia
la Palabra de Dios que nos llama a la conversión. Pues bien, la
convocación del sínodo que el Papa Francisco ha hecho a todo el
Pueblo de Dios pretende dar cauce a la reforma de las estructuras
eclesiales para que se conformen cada vez más al Evangelio del
Reino de Dios, tal desafío supone una conversión de nuestras
mentes y actitudes, para reconocer que caminar juntos es
“precisamente el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer
milenio”1.

La línea temática. Desde esta clave eclesial proponemos la


temática de los cinco encuentros cuaresmales, los tres primeros
pretenden ayudarnos a redescubrir el ser de la Iglesia, guiados
por la Palabra de Dios y en la senda de renovación eclesial del
Concilio Vaticano II; los dos últimos su quehacer en el camino
sinodal, de modo que nos dispongamos a escuchar la voz del
Espíritu, porque “para caminar juntos es necesario que nos
dejemos educar por el Espíritu en un proceso de conversión sin
el cual no será posible la reforma de la que Iglesia misma, en
cuanto institución humana y terrena, tiene siempre necesidad” 2.

1
FRANCISCO, Discurso para la Conmemoración del 50º aniversario de la institución
del Sínodo de los Obispos (17 de octubre de 2015).
2
DP 9 (UR n. 6; cf. EG, n. 26).
II
El Sínodo es un evento del Espíritu, un kayros, y requiere de
nosotros una respuesta comprometida para que en comunión
participemos de la misión evangelizadora de la Iglesia. Y como el
Espíritu Santo «sopla donde quiere: oyes su voz, pero no sabes
de dónde viene ni a dónde va» (Jn 3,8), proponemos estos
encuentros con contenidos que son perfectibles, y que pueden
adaptarse y enriquecerse conforme a la realidad, las
aportaciones, los procesos y la creatividad de cada comunidad o
de cada nivel de Iglesia.

Por el Equipo Diocesano de Pastoral

Pbro. Álvaro Guerrero Cortés

III
ENCUENTROS CUARESMALES 2022
“Por una Iglesia Sinodal en nuestra Diócesis”

Objetivo General: Descubrir el proceso sinodal como un evento


suscitado por el Espíritu Santo, para que, con alegría y esperanza
nos abramos a la escucha y al diálogo, que nos involucre en la
vivencia de la comunión, la participación y la misión.

Indicaciones Generales

Tener preparado en el lugar de los encuentros los siguientes


elementos:

1. Una mesita al centro con un mantel blanco, flores, un cirio


pascual y un crucifijo, en el suelo dejaremos un espacio
suficiente partiendo de la mesita para ir trazando un
camino con los diferentes signos de cada encuentro tal y
como se proponen a continuación:

1er encuentro: colocar huellas de diferentes tamaños para


significar un pueblo en el cual todos caminan juntos.

2do encuentro: dibujar en una cartulina una silueta del


cuerpo de Cristo, pero formado con imágenes de
personas.

3er encuentro: dibujar imagen o silueta de una Iglesia


incompleta en su construcción.

4to encuentro: la colocación del logo del sínodo 2021-


2023.
5to encuentro: la colocación del logo de la diócesis y el
nombre de la parroquia, la capilla, barrio o sector, y una
casa.
IV
Un cartelón con el título del encuentro del día en turno y
otro permanente con la frase “Sinodalidad significa
caminar juntos”.

2. El lugar de nuestra reunión debe estar bien aseado, de


preferencia Amplio y dispuesto con lo necesario para
realizarse allí un encuentro comunitario.

3. Se deben seguir las medidas sanitarias para evitar


cualquier contagio (uso obligatorio de cubrebocas,
alcohol-gel al ingresar, y una distancia de 1.5 m entre cada
silla).

4. Invitamos a quienes vayan a coordinar los encuentros a


que prepararen con tiempo los elementos necesarios y
vaya contemplando los pasos de nuestro encuentro. A
partir del segundo encuentro podrá delegar algunas
comisiones con el grupo.

5. Prever con la comunidad y el consejo de pastoral la fecha


de la Eucaristía Sinodal, distribuir comisiones y hacer
invitación no sólo a quienes han participado sino hacer
partícipes a toda la comunidad parroquial.

V
VI
Por una Iglesia Sinodal en nuestra Diócesis

I. Objetivo

Contemplar que en el misterio trinitario de Dios está el origen de


la Iglesia, para asumir que, por el Bautismo, todos somos Pueblo
de Dios y vivamos la comunión trinitaria.

II. Notas pedagógicas


Son tres los aspectos que quieren ser presentados y valorados en
este primer encuentro:
1. Partiendo de la Palabra de Dios se busca redescubrir el
origen de la Iglesia en el misterio trinitario de Dios,
comunión perfecta en intercambio eterno de amor.
2. Los que hemos sido bautizados y creemos en Dios, somos
convocados por el Señor a formar parte de la Iglesia
Pueblo de Dios, en auténtica igualdad de dignidad.
3. Caminar juntos, en comunión, es lo que mejor expresa la
esencia de la Iglesia como Pueblo de Dios peregrino y
misionero.

Nota: Recordar que tenemos para nuestros encuentros una


mesita con un mantel blanco, un crucifijo, un cirio y la Sagrada
Escritura. Un camino trazado donde se irán colocando los signos
de los encuentros, para este primer encuentro preparamos:
huellas de diferentes tamaños para significar un pueblo en el cual
todos caminan juntos.

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Por una Iglesia Sinodal en nuestra Diócesis
III. Ambientación
Motivación: Buenas tardes/noches, nos da mucho gusto
recibirlos, sean todos bienvenidos. Queremos que en estos
encuentros cuaresmales nos sintamos en confianza, como en
familia, porque de hecho lo somos, pues por el Bautismo somos
el Pueblo de Dios, eso es la Iglesia. Por eso vamos a iniciar
nuestro encuentro presentándonos, diremos nuestro nombre, de
dónde venimos y cómo nos sentimos en el presente momento.

Nota: Si no se conocen, cada uno de los participantes dirá su


nombre, la colonia o barrio en que vive, pero en cualquier caso
compartirá cómo se siente en el presente momento al inicio de
esta semana de encuentros cuaresmales. Otra opción para abrir
al diálogo y favorecer un ambiente de confianza en el grupo es
tener un recipiente con preguntas suficientes de acuerdo con la
cantidad de participantes, cada uno saca una papeletea y
responde a la pregunta que le tocó. Puede servir cualquier otra
dinámica que “rompa el hielo” y genere confianza.

IV. Oración Inicial


Motivación: En este momento de oración vamos a iniciar
pidiendo a Dios por cada uno de nosotros, que por el bautismo
somos Iglesia, Pueblo de Dios. Les invito a decir a una sola voz
el título de nuestro tema: “Somos Pueblo de Dios en camino”. En
nuestra oración vamos a pedir por los miembros del Pueblo de
Dios: laicos, consagrados y ordenados.

Nota: Para este momento hay que elaborar en una


cartulina un rompecabezas de cuatro piezas de
distinto color. El grupo es distribuido en tres
equipos y a cada equipo se le entregará una pieza
con los títulos “Laicos”, “Consagrados”,
“Ordenados”, el moderador se queda con la que
dice “Bautismo”, que utilizará en la parte del juzgar.

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Por una Iglesia Sinodal en nuestra Diócesis
Se deja un tiempo suficiente para que cada equipo elabore una
oración de petición por los laicos, los consagrados y los
ordenados, al terminar dicen “somos Pueblo de Dios en camino”
para indicar que han terminado.

Cuando los tres equipos terminen su oración nos reunimos todos


para expresar a Dios nuestra petición en voz alta a la que todos
nos uniremos respondiendo: “Somos Pueblo de Dios en camino”,
e iremos poniendo en un lugar visible cada una de las piezas de
nuestro rompecabezas. Terminamos nuestro momento de
oración haciendo un canto al Espíritu Santo (ver anexo).

Al terminar, el coordinador hará ver al grupo que el


rompecabezas está incompleto: ¿Qué pieza falta, que es
elemento común y da unidad a toda vocación para
descubrirnos Pueblo de Dios?

V. Ver
Motivación: Los miembros del Pueblo de Dios estamos unidos
por el Bautismo (cf. DP 12), allí está la raíz de nuestra dignidad
de hijos de Dios, de nuestra igualdad como hermanos en Cristo
y de nuestra misión de anunciar el Evangelio. Antes de
profundizar más en esto veamos cómo lo estamos viviendo en
nuestra comunidad:

Nota: Para la siguiente actividad se le dará una papeleta con las


siguientes preguntas a cada uno de los tres equipos. Se les invita
a nombrar un moderador que anime el diálogo entre los
integrantes y un secretario que tome nota de las respuestas para
compartirlas en plenario.

3
Por una Iglesia Sinodal en nuestra Diócesis
Preguntas para el trabajo en grupos

 ¿Cuáles son las consecuencias de afirmar que por el


Bautismo somos miembros del Pueblo de Dios que es la
Iglesia?
 ¿Por qué entonces muchos bautizados viven alejados de
la Iglesia?
 Socialmente hablando, ¿cómo se ve a la Iglesia?
 ¿Qué dificultades encontramos para descubrir el origen
divino de la Iglesia?
 El Bautismo nos llama a caminar juntos como Iglesia
Pueblo de Dios, ¿hemos caminado juntos compartiendo
las dificultades y gozos del camino?

Terminamos el momento del compartir grupal animando a que


los secretarios nos compartan las respuestas a sus preguntas.

VI. Juzgar
Motivación: Ahora, bajo la luz de la Palabra de Dios vamos a
redescubrir que la Iglesia, a pesar de las apariencias, es Pueblo
de Dios, para ello vamos a buscar en nuestras biblias el pasaje de
la primera carta de Pedro, capítulo 2, versículos del 9 al 10 (1 Pe
2,9-10).

Nota: Se da un tiempo considerable para que cada uno lea


personalmente el texto, una o dos veces, después el animador lo
leerá en voz alta.

Reflexión

1. Pueblo de Dios. El apóstol Pedro escribe a un grupo de


personas que por la fe en Cristo y el nuevo nacimiento por
el Bautismo forman una comunidad a la que llama Pueblo

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Por una Iglesia Sinodal en nuestra Diócesis
de Dios. Pedro aplica a este nuevo Pueblo de Dios los
títulos que exaltaban la dignidad del pueblo de Israel: raza
elegida, sacerdocio real, nación santa, pues estos títulos
encuentran su cumplimiento en la comunidad cristiana,
pero gracias a que este pueblo ha sido adquirido por la
muerte y resurrección de Jesús, de quien recibe la misión
de proclamar las maravillas del que los llamó de las
tinieblas a su maravillosa luz.

2. Origen trinitario. La Iglesia no es nunca una mera


institución humana, porque siendo Pueblo de Dios tiene
su origen en un designio nacido del corazón del Padre
desde la creación del mundo, la preparó en las etapas del
Antiguo Testamento, fue fundada y realizada por las
palabras y las obras de Jesucristo, especialmente por su
muerte en Cruz y su Resurrección, fue manifestada por la
acción del Espíritu Santo, y llegará a su perfección en la
gloria del cielo como asamblea de todos los redimidos de
la tierra (cf. Ap 14,4).

3. Características. En medio de todos los pueblos de la tierra


existe un pueblo que no es como ningún otro. Este Pueblo
no se somete a nadie, sólo a Dios. Debe ser como la sal,
que da sabor; como la levadura, que fermenta la masa;
como la luz, que aleja las oscuridades (cf. Mt 5, 13-16).
Su ley es el mandamiento nuevo: amar como Cristo nos
amó (cf. Jn 13, 34). Es un germen muy seguro de unidad,
de esperanza y de salvación para toda la humanidad
(LG 9).

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Por una Iglesia Sinodal en nuestra Diócesis
4. Bautismo. Dios quiere la Iglesia porque no nos quiere
salvar individualmente, sino juntos. Dios mismo es
misterio de comunión en el amor y según el modelo de
Dios trinitario, el ser humano está hecho para la relación,
el compartir y el amor. Por el "nacimiento de arriba", "del
agua y del Espíritu" (Jn 3, 3-5), que recibimos en el
Bautismo, participamos en la comunión trinitaria de Dios
y formamos parte de la Iglesia Pueblo de Dios. Si la
comunión trinitaria en la que hemos sido sumergidos en
el Bautismo es el origen y el modelo de la Iglesia, entonces
el Pueblo de Dios manifiesta y realiza en concreto su ser
comunión en el caminar juntos, reuniéndose en asamblea
y participando de la misión evangelizadora. El Bautismo
está en la base de nuestra vocación cristiana y por él existe
entre nosotros una auténtica igualdad en cuanto a la
dignidad y a la misión común, por la cual, estamos
llamados todos a participar activamente en la vida de la
Iglesia (cf. Vademécum, 1.2).

Nota: En este punto de la reflexión se coloca la pieza faltante del


rompecabezas: Bautismo.

5. En camino. En la Iglesia somos Pueblo de Dios que


recorremos juntos, como compañeros de viaje, el camino
que Jesucristo nos señala, él mismo se ha presentado
como “el camino, la verdad y la vida” (Jn 14,6).
Definitivamente el caminar juntos es la forma más eficaz
de manifestar y poner en práctica la esencia de la Iglesia
como Pueblo de Dios peregrino y misionero. Finalmente,
es importante considerar que todos los seres humanos
están llamados a formar parte del nuevo Pueblo de Dios
(cf. LG, 13), por eso el “caminar juntos” se realiza de dos
maneras: en primer lugar, caminamos juntos como Pueblo

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Por una Iglesia Sinodal en nuestra Diócesis
de Dios; en segundo lugar, caminamos juntos como
Pueblo de Dios, pero con toda la familia humana (cf. DP
15 ), siempre en un clima de sentirnos Pueblo de Dios que
avanza y se acompaña, que se anima, que se guia y que
está atento a los que se quedan para que juntos lleguemos
a la santidad, asumiendo nuestra responsabilidad
bautismal de ser signo y presencia de Dios en el mundo y
la Iglesia.

VII. Actuar
Motivación: Si todos en el Pueblo de Dios compartimos una
dignidad y una vocación común a través del Bautismo, entonces
todos estamos llamados a participar activamente en la vida de la
Iglesia. La misión de la Iglesia requiere que todo el Pueblo de
Dios (laicos, consagrados y ordenados) estemos en camino, cada
uno desempeñando su rol y unidos unos a otros.

Nota: Según las circunstancias del grupo, las preguntas pueden


hacerse nuevamente por equipos o directamente al grupo.

 ¿Cómo se realiza en la Iglesia este “caminar juntos”?


 ¿Qué pasos nos invita a dar el Espíritu para crecer en
nuestro “caminar juntos”?
 En nuestra Iglesia local, ¿quiénes son los que “caminan
juntos”?
 Cuando escuchamos hablar de la Iglesia, ¿a quiénes
consideramos como parte de ella? ¿quién nos pide
caminar juntos?
 ¿Quiénes son los compañeros de viaje, considerando
también a los están fuera del perímetro eclesial?
 ¿Qué personas o grupos son dejados al margen?

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Por una Iglesia Sinodal en nuestra Diócesis
VIII. Celebrar

Motivación: Para este momento cantaremos: “Pueblo de reyes”


(Lucien Deiss). Este canto nos ayudará a sentirnos Pueblo de Dios
que camina en comunión alegre y esperanzadora con Cristo y la
Iglesia, por ello, cantemos juntos y hagamos oración esta
melodía sintiendo y haciendo nuestras sus palabras.

IX. Evaluar
Motivación: Queremos terminar haciendo unas preguntas en
general a todo el grupo y buscando respuestas espontáneas, su
participación es importante para corregir y mejorar los siguientes
encuentros.

 ¿Qué descubrí o redescubrí en este encuentro?


 ¿Hay algo que particularmente me haya sorprendido?
 ¿Qué nos llevamos de nuevo?
 ¿Qué pensamientos, emociones o sentimientos se
suscitaron en nosotros?

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Por una Iglesia Sinodal en nuestra Diócesis

I. Objetivo
Anunciar que la Iglesia es sacramento de Jesucristo al servicio del
Reino de Dios en el mundo, para asumir que, asociados a Cristo
por el Bautismo, todos somos miembros de su Cuerpo y vivamos
los valores del Evangelio.

II. Notas pedagógicas

Son tres los aspectos que quieren ser presentados y valorados en


este segundo encuentro:

1. A la luz de la Palabra de Dios se quiere redescubrir a la Iglesia


como signo visible de la presencia de Jesucristo en el mundo
mediante el servicio.
2. Los que hemos sido bautizados y creemos en Dios,
conformamos la Iglesia Cuerpo de Cristo.
3. Caminar juntos, requiere la participación de todos los
miembros del Cuerpo de Cristo.

Material: Biblia, Hojas blancas, lápices o bolígrafos, cartulina,


cinta adhesiva, bolsa de plástico, bocina si se requiere.

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Por una Iglesia Sinodal en nuestra Diócesis
Nota: Seguimos conservando el altar: una mesita con un
mantel blanco, un crucifijo, un cirio y la Sagrada Escritura.
Al camino trazado con los signos de los encuentros
pasados le añadimos el signo de este encuentro: dibujar
en una cartulina una silueta del cuerpo de Cristo, pero
formado con imágenes de personas.

III. Ambientación

Motivación: El día de ayer tuvimos nuestro primer encuentro:


¿sobre qué platicamos?, ¿qué nos quedó claro?, ¿qué
aprendimos?

Nota: Con el siguiente juego, llamado “el ama de casa”,


queremos continuar fomentando la integración los
participantes y un ambiente de confianza.

1. Se forma un círculo con sillas; 2. a cada silla se le da el nombre


de un objeto de cocina; 3. cada participante ocupa la silla y recibe
su nombre; 4. luego el moderador dirá “el ama de casa pasó
revisando y vio que faltaba -x objeto de cocina-”; 5. la persona
que posea el nombre de ese objeto contestará: “-x objeto- no
hace falta, hace falta -x objeto-”, y así sucesivamente; 6. si se
equivoca alguien pasará al lado izquierdo del moderador,
rotando así todos los puestos.

IV. Oración inicial

Motivación: Después de haber jugado vamos a disponernos


para iniciar nuestro encuentro en la presencia de Dios.

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Por una Iglesia Sinodal en nuestra Diócesis
Nota: Para este momento se necesitará una cartulina con
el Cuerpo de Cristo dibujado en ella (o en otro material,
según la creatividad de los animadores). Luego, cada
participante escribirá su nombre en un trozo de papel.
Para disponer el momento se invita al grupo a hacer la
señal de la cruz. Después se pasa a poner el nombre en el
Cuerpo de Cristo.

Oración: Señor, mira complacido a tu pueblo y derrama sobre él


los dones de tu Espíritu, para que crezca sin cesar en el amor a la
verdad y busque, en la doctrina y en la práctica, la perfecta
unidad de los cristianos. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.

V. Ver

Motivación: Sentados vamos a escuchar atentamente esta breve


parábola que nos ayudará a situarnos en la experiencia del día de
hoy:
“Quita un eslabón y la cadena se romperá. Saca del juego a un
jugador y el partido probablemente se perderá. Elimina el
microchip de la computadora abordo de tu automóvil, y éste
dejará de funcionar”.

Motivación: Si aplicamos esto al ámbito de Iglesia Pueblo de


Dios sobre la que reflexionamos ayer, ¿quiénes serían los
eslabones, los jugadores y los microchips?, ¿cuál es la lección que
podemos aprender de esta parábola aplicada a la Iglesia? Que
todos esos componentes son necesarios y que nos necesitamos
unos a otros.

Otras preguntas para abrir el diálogo:


 ¿Nos sentimos verdaderamente miembros de la Iglesia?
 ¿Qué participación hemos tenido o estamos teniendo en ella?
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Por una Iglesia Sinodal en nuestra Diócesis
 ¿Qué nos impide, a otros o a nosotros, participar en ella?,
¿qué obstáculos o barreras hemos encontrado o encuentran
los demás para hacerlo?

Nota: Esta parte del encuentro que parte de la realidad se


puede hacer siguiendo la dinámica del encuentro anterior:
tres equipos para fomentar la participación de todos a través
de un moderador, y con la participación de un secretario se
compartan las respuestas en plenario.

VI. Juzgar
Motivación: Ahora, iluminaremos nuestra realidad con la luz de
la Palabra de Dios, para redescubrir que la Iglesia es el Cuerpo de
Cristo del que nosotros somos miembros importantes. Vamos a
buscar en nuestras biblias el pasaje de la primera carta del
apóstol san Pablo a los corintios, capítulo 12, versículos del 12 al
30 (1Cor 12,12-30).

Nota: Se da un tiempo considerable para que cada uno


lea personalmente el texto, una o dos veces, después el
animador lo leerá en voz alta.

Reflexión
1. Cuerpo de Cristo. El apóstol san Pablo escribe a la
comunidad cristiana de Corinto que corre el riesgo de caer en
la división, por eso los exhorta a la unidad tomando la imagen
de la sociedad como cuerpo organizado, bastante común en
la cultura griega, sin embargo, Pablo la aplica creativamente
a la comunidad eclesial. Esta imagen expresa que los
creyentes que responden a la Palabra de Dios y se hacen
miembros del Cuerpo de Cristo, quedan estrechamente
unidos a Él: Por el Bautismo por nos unimos a la muerte y a la
Resurrección de Cristo (cf. Rm 6, 4-5; 1Co 12, 13), y por la

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Por una Iglesia Sinodal en nuestra Diócesis
Eucaristía "compartimos realmente el Cuerpo del Señor, que
nos eleva hasta la comunión con él y entre nosotros" (LG 7).

2. Cristo es la cabeza. Mediante los sacramentos del Bautismo


y la Eucaristía se establece una unión tan fuerte entre Cristo y
nosotros como la unión entre los miembros de un cuerpo
humano, pero en la Iglesia Cristo es la cabeza y nosotros
somos su cuerpo. Jesús habla de esta comunión íntima entre
Él y nosotros: “Permanezcan en mí, como yo en ustedes”
(Jn 15, 4-5), permanecer en Cristo es posible cuando vivimos
el mandamiento que nos ha dejado (cf. Jn 15, 12). Cristo "es
la Cabeza del Cuerpo que es la Iglesia" (Col 1, 18), por tanto,
Cristo y la Iglesia son el "Cristo total". La Iglesia es una con
Cristo.

3. Unidad en la diversidad de miembros. La unidad del cuerpo


no anula la diversidad de los miembros, así en la Iglesia
Cuerpo de Cristo cada miembro tiene un rol único que
desempeñar. Los miembros del Cuerpo de Cristo reciben el
Espíritu Santo con el Bautismo y la Confirmación, y poseen
distintos dones para la renovación y la edificación de la Iglesia
(cf. Ef 4,7), porque a imagen de Cristo, el verdadero poder es
el servicio. Por eso, si todos formamos un solo Cuerpo en
Cristo debemos ocuparnos unos de otros, especialmente de
los que están tristes, pobres y que parecen menos útiles a los
ojos del mundo, luchando contra todo aquello que impide el
verdadero desarrollo del ser humano según el plan de Dios,
porque "si un miembro sufre, todos sufren con él; y si un
miembro es honrado, se alegran con él todos los miembros”
(1Cor 12,26).

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Por una Iglesia Sinodal en nuestra Diócesis
4. Caminar juntos. Si juntos formamos el Cuerpo de Cristo
debemos dejar a un lado el espejismo de la autosuficiencia, y
aprender unos de otros, caminar juntos y estar al servicio de
los demás. Podemos construir puentes más allá de los muros
que a veces amenazan con separarnos: edad, género, riqueza,
habilidades diferentes, distintos niveles de educación, etc.,
porque la unidad del Cuerpo místico vence todas las
divisiones humanas: "En efecto, todos los bautizados en Cristo
se han revestido de Cristo: ya no hay judío ni griego; ni
esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, ya que todos son uno en
Cristo Jesús" (Ga 3, 27-28).

5. Participación. Todos nosotros, quienes hemos sido


bautizados y creemos en Dios, somos convocados por el
Señor, y juntos somos la Iglesia (=los convocados), y aunque
algunos, por voluntad de Cristo, han sido llamados a ser
pastores para servir a los demás, existe una auténtica igualdad
entre todos en cuanto a la dignidad y a la misión común para
la edificación del Cuerpo de Cristo (cf. LG 32). En una Iglesia
de participación toda la comunidad está llamada a rezar,
analizar, dialogar, discernir y aconsejar para tomar decisiones
pastorales que correspondan lo más posible a la voluntad de
Dios (Cf. Vademécum, 1.4), de modo que “crezcamos en todo
hasta aquel que es la cabeza, Cristo, de quien todo el cuerpo
recibe trabazón y cohesión por la colaboración de los
ligamentos, según la actividad propia de cada miembro, para
el crecimiento y edificación en el amor” (Ef 4,15-16),

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Por una Iglesia Sinodal en nuestra Diócesis
VII. Actuar

Motivación: Ahora vamos a realizar un dibujo, en el que se


reflexionaremos ser miembros del Cuerpo de Cristo. Al terminar,
compartiremos lo que significa para cada uno de nosotros ser
miembro del Cuerpo de Cristo y el compromiso a realizar en
adelante.

Nota: Para este momento, se va invitar a la gente a que,


en una hoja blanca, dibujen lo que significa para ellos ser
miembros del Cuerpo de Cristo y el servicio al que se
comprometen a prestar después de este encuentro.

VIII. Celebrar

Motivación: Ahora nos disponemos a cerrar nuestro momento


de reflexión haciendo un canto como oración para que nos siga
recordando que somos miembros de un solo Cuerpo que busca
llevar la Buena Noticia a los que se encuentran alejados y
desconsolados (El canto podría ser “Iglesia peregrina”, de
Cesáreo Gabaráin).

IX. Evaluar
Motivación: Queremos terminar haciendo unas preguntas en
general a todo el grupo y buscando respuestas espontáneas, su
participación es importante para corregir y mejorar los siguientes
encuentros.

 ¿Qué descubrí o redescubrí en este encuentro?


 ¿Hay algo que particularmente me haya sorprendido?
 ¿Qué nos llevamos de nuevo?
 ¿Qué pensamientos, emociones o sentimientos se suscitaron
en nosotros?

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Por una Iglesia Sinodal en nuestra Diócesis

I. Objetivo
Darse cuenta de la acción del Espíritu Santo que construye a la
Iglesia otorgándole dones y carismas, para asumir que, en cuanto
bautizados, todos somos servidores, impulsados por el Espíritu
Santo, en orden a la misión.

II. Notas pedagógicas

Son tres los aspectos que quieren ser presentados y valorados en


este primer encuentro:

1. Descubrir o redescubrir a la Iglesia como comunidad viva:


animada y habitada por la presencia del Espíritu Santo.
2. Sobre la roca de Cristo y por nuestro Bautismo estamos
llamados a edificar la Iglesia con los dones y carismas que el
Espíritu Santo concede para bien de la comunidad.
3. Caminar juntos es permitirle al Espíritu Santo que nos
impulse con valentía y creatividad a la misión.

Material: Biblia, hojas de color rojo con forma de ladrillo, lápices


o bolígrafos, cartulina en forma de iglesia, cinta adhesiva, bocina
si se requiere para los cantos.

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Por una Iglesia Sinodal en nuestra Diócesis
III. Ambientación

Motivación: Bienvenidos, este es ya nuestro tercer encuentro


cuaresmal, vamos a la mitad de nuestro itinerario en el que
hemos venido redescubriendo a la Iglesia. Veamos los signos que
nos han venido acompañando y observemos atentamente el
signo de este encuentro: ¿qué observamos?, ¿qué le hace falta a
esta Iglesia para estar completa?, ¿qué significa eso?

Nota: Seguimos conservando el altar: una mesita con un


mantel blanco, un crucifijo, un cirio y la Sagrada Escritura.
Al camino trazado con los signos de los encuentros
pasados le añadimos el signo de este encuentro: la
imagen-silueta de una iglesia incompleta en su
construcción.

IV. Oración inicial

Nota: A cada participante se le entrega un papel de color


en forma de ladrillo con un fragmento de la secuencia de
Pentecostés, y cada uno, siguiendo el orden, lo lee para
hacer juntos la oración.

Iniciamos nuestro tercer encuentro en el nombre del Padre, del


Hijo + y del Espíritu Santo.

Ven, Espíritu divino,


manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre;
don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.

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Por una Iglesia Sinodal en nuestra Diócesis
Ven, dulce huésped del
alma, Riega la tierra en sequía,
descanso de nuestro sana el corazón enfermo,
esfuerzo, lava las manchas,
tregua en el duro trabajo, infunde calor de vida en el
brisa en las horas de fuego, hielo,
gozo que enjuga las doma el espíritu indómito,
lágrimas guía al que tuerce el
y reconforta en los duelos. sendero.

Entra hasta el fondo del Reparte tus siete dones,


alma, según la fe de tus siervos;
divina luz, y enriquécenos. por tu bondad y tu gracia,
Mira el vacío del hombre, dale al esfuerzo su mérito;
si tú le faltas por dentro; salva al que busca salvarse
mira el poder del pecado, y danos tu gozo eterno.
cuando no envías tu aliento. Amén.

Oración: Oh Dios que iluminaste los corazones de tus fieles con


la luz del Espíritu Santo, concédenos que guiados por este mismo
Espíritu sintamos con rectitud y gocemos siempre de tu consuelo.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

V. Ver
Motivación: Para el tema de este tercer encuentro vamos a
tomar como punto de partida un hecho de vida referido a San
Francisco de Asís.

Nota: es muy importante que se haga una lectura atenta,


pausada, bien declamada, para que nos pueda iluminar
esta experiencia, se puede sacar copias para los
participantes.

18
Por una Iglesia Sinodal en nuestra Diócesis
Corría el año 1205. San Francisco recorría los montes en
oración pidiendo a Dios le hiciera conocer su voluntad. Un día
se acercó a la antigua iglesia de San Damián y, estando en
oración, escuchó una voz que salía de la imagen del Cristo
crucificado: «Francisco, ¿no ves que mi casa se derrumba? Anda,
pues, y reconstrúyela». Francisco, con gran temblor y estupor,
contestó: «De muy buena gana lo haré, Señor».

Entendió que se le hablaba de aquella iglesia de San Damián,


que, por su antigüedad, amenazaba inminente ruina. Lleno de
entusiasmo comenzó las tareas de reparación, reconstrucción y
renovación. Al cabo de dos años la iglesia de San Damián quedó
restaurada. Sin embargo, seguían resonando en su corazón las
palabras venidas del Cristo crucificado: «Francisco, ¿no ves que
mi casa se derrumba? Anda, pues, y reconstrúyela». Entonces
comprendió que Dios no le hablaba de una restauración material
sino espiritual, y se dedicó a vivir el Evangelio en toda su
radicalidad.

Nota: Es muy importante que entendamos el sentido que


se le da al verbo “reconstruir” y la importancia que tiene la
oración como experiencia de profunda escucha del
Espíritu que lo llamó a reconstruir la Iglesia. Después de
estos énfasis se puede continuar. Los siguientes elementos
nos ayudan a ubicar el texto que hemos escuchado, el
animador creativamente tome lo importante y anime a
ubicar nuestra realidad.

En su época la Iglesia tenía graves problemas y era necesaria una


renovación. Francisco no culpo a nadie, ni acusó a los clérigos
que vivían opulentamente, ni pretendió hacer un grupo
sectario de elegidos, simplemente quiso vivir con radicalidad
el Evangelio en el seno de la Iglesia. Esto bastó para llamar la
atención de otros que quisieron vivir como él, en esa simpleza y
19
Por una Iglesia Sinodal en nuestra Diócesis
pureza de espíritu evangélico. Y así, Francisco de Asís, contribuyó
a la restauración de la Iglesia, dándole un gran aliento espiritual
con un impacto tan grande que ha llegado hasta nuestros días.

En toda estructura, cada elemento es importante, por más


pequeño que sea forma parte de todo un conjunto en el que la
suma de los elementos resulta armoniosa, por lo tanto, nosotros
como miembros de la Iglesia tenemos que ser conscientes de que
estamos llamados a colaborar en ella para hacer visible el Reino
de Dios. San Francisco de Asís es un claro ejemplo del
cristiano que toma consciencia de vivir su vocación específica
que lo lleva a la santidad. Tomando de ejemplo a este Santo,
sintámonos llamados a aportar nuestro dones y carismas
personales suscitados por el Espíritu Santo para colaborar y
servir, siendo piedras vivas en la Iglesia Templo del Espíritu
Santo.

Hoy como ayer la Iglesia atraviesa por dificultades, Dios nos pide
que pongamos manos a la obra y la restauremos, ¿cómo puedo
hacerlo?, ¿cómo podemos hacerlo?

Nota: Se puede dejar un momento en silencio para que


cada participante se sienta interpelado, como Francisco de
Asís, después se pueden hacer tres grupos para que
respondan a la pregunta en sentido comunitario. Para
concluir esta parte del tema podemos compartir las
respuestas en plenario.

20
Por una Iglesia Sinodal en nuestra Diócesis
VI. Juzgar

Motivación: Como san Francisco de Asís, también nosotros nos


disponernos para escuchar en la Sagrada Escritura la Palabra de
Dios. Vamos a buscar en nuestras biblias el pasaje de la primera
carta de Pedro, capítulo 2, versículos del 1 al 5 (1Pe 2,1-5).

Nota: Se da un tiempo considerable para que cada uno


lea personalmente el texto, una o dos veces, después el
animador lo leerá en voz alta.

Reflexión

1. Jesús es la piedra viva. Nuevamente recurrimos a la primera


carta de san Pedro, pero en esta ocasión para contemplar a la
Iglesia como templo espiritual. El pasaje afirma que los
miembros de la comunidad cristiana se han despojado de
toda maldad, y los invita a alimentarse de la “leche espiritual”,
ya que se han decidido por Cristo, pues han experimentado
“qué bueno es el Señor”. A continuación, se identifica a Jesús
con una imagen llena de referencias bíblicas: la piedra de
construcción que descartada por los constructores se
convirtió en la piedra clave para la construcción del edificio,
una clara alusión a la muerte y resurrección de Jesús.

2. La Iglesia es el nuevo Templo de Dios. Sobre la piedra viva


que es Jesucristo se invita a los cristianos a participar de la
construcción como si fueran “piedras vivas” para edificación
del “templo espiritual”, es decir, no se trata de un templo
material, como el que los judíos tenían en Jerusalén, sino de
un templo nuevo que no está sujeto a un lugar determinado,
sino que se hace presente donde hombres y mujeres se
reúnen y actúan en el nombre del Señor Jesús (cf. Mt 18,20),

21
Por una Iglesia Sinodal en nuestra Diócesis
es decir, este templo lo construyen las personas mismas,
reunidas por el bautismo en una comunidad sacerdotal. Decir
que la Iglesia es Templo del Espíritu Santo construido con
piedras vivas es afirmar que en ella habita Dios.

3. El Espíritu Santo en la vida de la Iglesia. San Agustín afirma


que “lo que nuestro espíritu, es decir, nuestra alma, es para
nuestros miembros, eso mismo es el Espíritu Santo para los
miembros de Cristo, para el Cuerpo de Cristo que es la
Iglesia”. Esto significa que es el Espíritu Santo el que da vida
a la Iglesia: habita en la palabra de la Sagrada Escritura, está
presente en los sacramentos, y algo que es muy importante,
hace posible que en lo más íntimo de nosotros habite Dios.
San Pablo nos dice: “¿No saben que son santuario de Dios y
que el Espíritu Santo habita en ustedes?” (1Co 3,14).

4. Reconstruir con dones y carismas. La misión de “reconstruir


la Iglesia” que Dios hizo a San Francisco de Asís, nos la hace
ahora a nosotros. No estamos solos, ni contamos solo con
nuestras propias fuerzas, sino que el Espíritu Santo nos
acompaña, y nos concede dones o carismas (=gracias o
favores especiales, talentos) mediante los cuales todos los
bautizados quedan "preparados y dispuestos a asumir
diversas tareas o ministerios que contribuyen a renovar y
construir más y más la Iglesia" (LG 12), pues esto nos hace que
la comunidad dinamice, por la acción del Espíritu, una vida
que transforma la sociedad con el testimonio y la entrega de
sus miembros.

5. Misión. La Iglesia existe para evangelizar, nuestra misión es


testimoniar el amor de Dios en medio de toda la familia
humana, especialmente con aquellos que viven en las
periferias espirituales, sociales, económicas, políticas,

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Por una Iglesia Sinodal en nuestra Diócesis
geográficas y existenciales de nuestro mundo. El Espíritu
Santo construye la Iglesia y la impulsa, recordándole su
misión, llamando hombres y mujeres a su servicio
introduciéndolos más profundamente con el Dios trino (cf.
Vademécum, 1.4), para que se convierta en una gran sinfonía
de voces que, en comunión y guiadas por el maestro de la
sinfonía, el Espíritu Santo, avanzan sinodalmente en una
alegría bautismal que es testimonio que impacta y transforma
al mundo por medio del anuncio gozoso del Evangelio.

VII. Actuar

Motivación: Estamos contentos por hacer juntos este camino en


el vamos descubriendo quién es la Iglesia, quiénes somos
nosotros por el Bautismo, y cuál es la misión que Dios nos confía.

Nota: En este momento se le pide a cada participante


tomar la hoja con forma de ladrillo desde la cual hizo la
oración, y se les invita a escribir en el reverso los dones o
carismas que reconoce tener y que puede poner al servicio
de la Iglesia y de la familia humana, así como la misión a
la que se ve impulsado. Conforme vayan terminando
pasan a pegar su ladrillo en la silueta de la iglesia.

VIII. Celebrar

Motivación: Identificarme como piedra viva en la edificación de


la Iglesia es motivo de gran alegría, puedo darme cuenta de que
como bautizado tengo grandes cosas que aportar. Hay un canto
que puede ayudarnos a asimilar lo que hemos visto, “A edificar la
Iglesia” (Ver Anexo).

IX. Evaluar

23
Por una Iglesia Sinodal en nuestra Diócesis
Motivación: Con el tema de hoy cerramos un bloque de nuestros
encuentros cuaresmales, el día de mañana comenzaremos a
profundizar en la experiencia de caminar juntos, en sinodalidad.
Antes de eso queremos recoger las experiencias de los tres
encuentros hasta ahora realizados.

Nota: La evaluación se podría hacer con tres grupos, cada


uno de los cuales sintetiza uno de los tres encuentros ya
realizados, la síntesis la compartirán en plenario con tres
afirmaciones que expresen qué es lo que se ha
descubierto de la Iglesia, qué se ha descubierto de nuestra
identidad cristiana, y qué invitación nos queda de cada
encuentro.

24
Por una Iglesia Sinodal en nuestra Diócesis

I. Objetivo
Reconocer la sinodalidad como dimensión esencial y estructural
de la Iglesia, para que, como discípulos de Jesús por el bautismo,
hagamos camino juntos y posibilitemos la sinodalidad como
estilo de vida en la Iglesia.

II. Notas pedagógicas

Son cuatro los aspectos que quieren ser presentados y valorados


en este encuentro:

1. Definir lo que significa el concepto sinodalidad, que es una


verbalización d la palabra Sínodo, que significa caminar
juntos, por ello, la sinodalidad es la acción de caminar juntos.

2. ¿Quiénes hacemos este camino juntos? Todos los bautizados,


que formamos parte de la Iglesia que es el Pueblo de Dios,
que como un Cuerpo está formado por diferentes servicios y
ministerios, que animados por el Espíritu construyen la Iglesia
como sacramento de salvación en el mundo.

3. La sinodalidad implica, una escucha y discernimiento, de los


miembros de la Iglesia, pero también de las personas y
realidades fuera de ella, pues vamos todos en la misma barca.
25
Por una Iglesia Sinodal en nuestra Diócesis
4. El proceso sinodal que vive la Iglesia debe cultivar en nosotros
como Iglesia una virtud, la de la escucha atenta, que debe
arraigarse en la vida eclesial en todos los niveles.

Nota: Recordar que tenemos para nuestros encuentros


una mesita con un mantel blanco, un crucifijo, un cirio y la
Sagrada Escritura. Un camino trazado donde se irán
colocando los signos de los encuentros, para este primer
encuentro preparamos: el logo del Sínodo de los Obispos
2021-2023 que está en el título de este tema.

III. Ambientación

Motivación: Buenas tardes/noches, nos da mucho gusto


recibirlos, sean todos bienvenidos. Nos encontramos en este
cuarto día de nuestros encuentros cuaresmales, ya el día de ayer
cerrábamos un bloque que nos mostraba las tres imágenes de la
Iglesia que nos evocan a la Trinidad, pero, la Iglesia como Pueblo
de Dios camina en la unidad, avanzan todos sus miembros.
Por ello, antes de iniciar nuestro tema, vamos a ver que tanto nos
hemos ido conociendo estos días que hemos “caminado juntos”
y avanzado en nuestros encuentros.

Nota: Se le reparte a cada participante media hoja blanca


y una lapicera, se les pedirá que en la parte superior
coloquen su nombre. Posteriormente, les pedimos se
coloquen en círculo viéndose unos a otros, luego pasarán
su hoja a la derecha y el que la reciba escribirá una
cualidad (no importa si se repiten) que ha visto estos días
en la persona que es dueña de la hoja. Cuando llegue al
dueño dejamos un momento para que lean las cualidades
que han visto en él/ella.

26
Por una Iglesia Sinodal en nuestra Diócesis
Animador: Vemos que en estos días de preparación para la
Pascua nos hemos ido conociendo un poco más, quizá algunos
ya se conocen, pero otros apenas se están viendo, por ello, al leer
esta papeleta con las cualidades ¿qué experimentas?

IV. Oración Inicial

Motivación: En este momento de oración vamos a iniciar


pidiendo a Dios por cada uno de nosotros, que por el bautismo
somos Iglesia, Pueblo de Dios. Les invito a decir a una sola voz el
título de nuestro tema: “Somos Pueblo de Dios en camino”.

En nuestra oración vamos a pedir por los miembros del Pueblo


de Dios: laicos, consagrados y ordenados.

Pongámonos en presencia del Señor pidiendo la disposición


necesaria para participar de este cuarto encuentro haciendo la
oración que el Papa ha propuesto para orar por el proceso
sinodal:

Nota: se necesitará una hoja con la oración del


Papa para cada asistente; se invitará a recitarla
todos juntos y al final cantar un canto al Espíritu
Santo que sea conocido por las personas, (puede
venir también en la hoja, o si es popular y conocido,
solo entonarlo).

Ven, Espíritu Santo. Tú que suscitas lenguas nuevas y pones en


los labios palabras de vida, líbranos de convertirnos en una
Iglesia de museo, hermosa pero muda, con mucho pasado y poco
futuro. Ven en medio nuestro, para que en la experiencia sinodal
no nos dejemos abrumar por el desencanto, no diluyamos la
profecía, no terminemos por reducirlo todo a discusiones

27
Por una Iglesia Sinodal en nuestra Diócesis
estériles. Ven, Espíritu de amor, dispón nuestros corazones a la
escucha. Ven, Espíritu de santidad, renueva al santo Pueblo de
Dios. Ven, Espíritu creador, renueva la faz de la tierra. Amen.

V. Ver

Motivación: Hemos ido entrando en la dinámica de conocer el


ser de nuestra Iglesia, nuestra pertenencia a ella, por medio del
bautismo, así como la experiencia de ser convocados y enviados
para anunciar la Buena Noticia de la salvación en medio del
mundo. El primer día meditábamos quienes formamos el Pueblo
de Dios, pero hay momentos en los que este pueblo parece no
avanzar, pues encuentra obstáculos que se lo impiden y en otros
momentos encuentra motivaciones que lo impulsan a avanzar.

Nota: Hay que tener preparado el siguiente material para


formar equipos, pueden ser el mismo número que se han
ido trabajando en los días anteriores. Hay que tener
plasmados dos pares de pies en los que se pueda escribir,
unos de color rojo y otros de color azul, así como
plumones para escribir sobre los pies.

Vamos a hacer un ejercicio de escucha y participación, se nos han


dado dos pares de huellas, en uno de ellos, los de color rojo,
vamos a escribir acciones que nos impiden caminar juntos como
comunidad eclesial y en los azules vamos a escribir acciones que
nos facilitan caminar juntos, por ello, hagamos un ejercicio de
escuchar todas las opiniones de quienes estamos en el
encuentro.

Nota: El coordinador procure animar a que se


escuchen todas las voces y se toque realidades que
vive nuestra comunidad.

28
Por una Iglesia Sinodal en nuestra Diócesis
Terminamos con un plenario y colocamos las huellas en el
camino mientras cantamos “Camina Dios de los pobres”. (Ver
Anexo).
(https://www.youtube.com/watch?v=wDAMwAV4w_U) .

VI. Juzgar

Motivación: Esta realidad de avance y retroceso nos pide poner


atención para actuar en una clave de acompañarnos en el
camino, es Jesús quien siempre sale al encuentro en los
momentos en los que las situaciones nos hacen querer regresar
a lo anterior, por ello, dejemos que el evangelio de san Lucas en
el capítulo 24, versículos 13 al 35 (Lc 24,13-35), ilumine este
caminar que nuestra Iglesia vive.

Nota: Se da un tiempo considerable para que cada uno


lea personalmente el texto, una o dos veces, después el
animador lo leerá en voz alta.

Reflexión

1. De camino a Emaús. El evangelista san Lucas nos presenta


una experiencia pos-pascual, es el encuentro del camino.
Jesús Resucitado se aparece a dos discípulos que
experimentan desánimo porque creen que Jesús permanece
muerto, sin embargo, es el mismo Jesús quien camina junto
a ellos, hace una experiencia de escucha y discernimiento, y
les abre la mente y el corazón para comprender su Pascua, lo
que hace brotar una experiencia renovada de vida en
comunidad.

2. La comunidad es importante. Los dos discípulos


experimentan el gozo de haberse encontrado con el

29
Por una Iglesia Sinodal en nuestra Diócesis
Resucitado a lo largo del camino. Se habían alejado de la
comunidad, pero el encuentro con Jesús que llega a su
culmen mientras comparten la mesa les da fuerza para
reemprender el camino de regreso, no obstante, la oscuridad
de la noche. Al llegar a donde el resto de la comunidad se
convierten en testigos de que, en Jesús, Dios camina con su
pueblo, aun en medio de las dificultades.

3. Sinodalidad. Con esta imagen del camino de Emaús


iluminamos la experiencia que está viviendo la Iglesia
Universal, pues “la Iglesia de Dios es convocada en Sínodo por
el Papa Francisco” (DP 1, Vademécum 1.4). La palabra sínodo
es de origen griego y significa “caminar juntos” (Syn = juntos
y Hodós = camino), indica el camino que recorren juntos los
miembros del Pueblo de Dios, pues el Señor Jesús se presenta
a sí mismo como «el camino, la verdad y la vida» (Jn 14,6),
incluso nosotros los cristianos, sus seguidores, en nuestro
origen fuimos llamados «los discípulos del Camino» (cfr.
Hch 9,2; 19,9.23; 22,4; 24,14.22). Este caminar juntos se hace
experiencia activa como una manera de ser Iglesia, pues la
Iglesia es sinodal en su naturaleza, es un pueblo donde todos
los bautizados estamos llamados a caminar juntos,
convocados por el Padre, acompañados por Jesús e
impulsados por la fuerza del Espíritu.

4. La sinodalidad es escucharnos. En el texto del camino de


Emaús hay una escucha atenta y recíproca: de Jesús a los
discípulos y de ellos a Jesús, pues la experiencia de caminar
juntos (en sinodalidad) pide esta escucha atenta de todos los
miembros del Pueblo de Dios al Espíritu Santo para descubrir
qué es lo que dice a la Iglesia, y luego escucharnos unos a
otros, sin que nadie quede excluido, por eso hay que tener
cuidado de escuchar a los miembros que ordinariamente no

30
Por una Iglesia Sinodal en nuestra Diócesis
son escuchados. La finalidad de este proceso es avanzar hacia
una Iglesia que dé más fruto al servicio de la llegada del Reino.

5. La sinodalidad implica discernir. En el texto del camino de


Emaús hay un discernimiento de lo escuchado por parte de
los discípulos, «¿no estaba ardiendo nuestro corazón dentro
de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba
las Escrituras» (Lc 24,32), porque la sinodalidad no es una
mera escucha de voces que se quedan en el aire, sino que
supone generar dinámicas relacionales que configuran la
identidad de ser Iglesia en salida, a la luz del Espíritu Santo
que nos hace conscientes de los retos a los que nos
enfrentamos en las realidades que vivimos, haciéndonos
capaces de salir y anunciar a Aquel que ha Resucitado.

6. La sinodalidad es soñar juntos. La sinodalidad es el estilo


del ser de la Iglesia, y nos invita a soñar juntos, pastores y
comunidad, con docilidad y creatividad misionera
poniéndonos en «disponibilidad al Espíritu, tanto a nivel
personal como pastoral, para desarrollar una praxis sinodal
que comunique la alegría del Evangelio y responda a los
signos de nuestro tiempo» (Papa Francisco), haciendo que la
finalidad del Sínodo de caminar juntos se convierta en una
gran sinfonía de voces que, en comunión y guiadas por el
maestro de la sinfonía, el Espíritu Santo, avanzan
sinodalmente en una alegría bautismal que es testimonio que
impacta y transforma al mundo.

VII. Actuar

Motivación: Lo que el Señor pide, en cierto sentido, ya está todo


contenido en la palabra “Sínodo”, pues el gran reto que se nos
presenta en este nuevo milenio es de caminar juntos , en Sínodo,

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Por una Iglesia Sinodal en nuestra Diócesis
pues esta palabra tiene un sentido muy profundo, no es una
simple palabra de moda en el lenguaje pastoral de este tiempo,
sino que, ir en sinodalidad «es el gran desafío que tenemos ante
nosotros en el milenio que comienza, si es que queremos ser
fieles al designio de Dios y responder también a las profundas
esperanzas del mundo».

Nota: Prever una papeleta con un recuadro, puede ser


media hoja blanca, que diga “Yo aportaré a la sinodalidad
… “para cada participante.

La sinodalidad implica un caminar juntos dejando que el Espíritu


suscite, por medio de la participación activa, una novedad
trasformadora en la vida de la Iglesia. Pensaríamos que es algo
que le toca sólo a los que están dentro de la Iglesia, pero es una
tarea que implica a todo bautizado, que, como los discípulos,
anda por los caminos del mundo. Por esto les invito a colocar en
la papeleta que se les dio que podrías aportar tú desde tu
vocación laical, tu actividad diaria o profesión, tu presencia como
cristiano en el mundo, para que la Iglesia sea sinodal, es decir,
que caminemos juntos soñando en la Iglesia que Dios espera
para este tercer milenio.

VIII. Celebrar
Motivación: Hemos descubierto que, en la Iglesias, todos los
bautizados, estamos llamados a caminar juntos, sin embargo,
muchas veces nos pasa como a los discípulos vamos por el
camino separados de la comunidad sin esperanza y con
desilusión, pero Jesús siempre sabrá salirnos al encuentro para
que hagamos encontrándolo seamos misioneros con aquellos
que no lo conocen. Por ello, retomando el texto que nos ha
iluminado vamos a cantar juntos “La calzada de Emaús” para
terminar nuestro encuentro de este día.
32
Por una Iglesia Sinodal en nuestra Diócesis
IX. Evaluar

Motivación: Queremos terminar haciendo unas preguntas en


general a todo el grupo y buscando respuestas espontáneas.

 ¿Qué descubrí o redescubrí en este encuentro?


 ¿Qué pensamientos, emociones o sentimientos se suscitaron
en nosotros?

AVISO: Si se ve conveniente pedir para el día de mañana que


cada uno llevemos algo para compartir al finalizar nuestro
encuentro.

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Por una Iglesia Sinodal en nuestra Diócesis

I. Objetivo
Descubrir el proceso sinodal como un evento suscitado por el
Espíritu Santo, para que, con alegría y esperanza nos abramos a
la escucha y al diálogo, que nos involucre en la vivencia de la
comunión, la participación y la misión.

II. Notas pedagógicas


Son tres los aspectos que quieren ser presentados y valorados en
este primer encuentro:

1. Se presentarán y explicarán los tres pilares de la


sinodalidad: participación, comunión y misión.

2. Se presentarán y asumirán las actitudes que pide una


Iglesia sinodal.

3. Se responderá a la cuestión fundamental y preguntas


derivadas en vistas de continuar con el proceso sinodal.

Material: Mostrar el logo de la Diócesis de Colima según la


creatividad de quienes coordinan, así como el nombre de la
parroquia con algunos signos que la identifiquen, incluso algún
signo que identifique al barrio o sector en donde se realizan los
encuentros, la oración inicial impresa o proyectada, papeletas
con cada una de las letras de las palabras SÍNODO,
PARTICIPACIÓN, COMUNIÓN y MISIÓN.
34
Por una Iglesia Sinodal en nuestra Diócesis
III. Ambientación

Motivación: Buenas tardes, bienvenidos a nuestro quinto y


último encuentro de esta semana. Ayer aprendimos que la
sinodalidad es caminar juntos, y que eso es lo que mejor realiza
y manifiesta a la Iglesia como Pueblo de Dios peregrino y
misionero. Ahora vamos a descubrir lo que la sinodalidad pide de
nuestra comunidad y de cada uno de nosotros.

IV. Oración inicial

Motivación: El Sínodo es un evento del Espíritu y requiere de


nosotros una respuesta comprometida para que en comunión
participemos de la misión evangelizadora de la Iglesia. En este
proceso se nos invita a escucharnos los unos a los otros y todos
al Espíritu Santo, para que sea Él quien nos conduzca. Con la
siguiente oración invocamos al Espíritu Santo para que suscite un
nuevo Pentecostés en nuestra Iglesia, al mismo tiempo que nos
comprometemos a ser dóciles a sus mociones o sugerencias.

Tomaremos la oración Ad summus Sancte Spiritus, atribuida a


san Isidoro de Sevilla y que ha animado Concilios y Sínodos, esta
al iniciar nuestro folleto.

V. Ver

Motivación: Para irnos adentrando en el encuentro de hoy


vamos a realizar una dinámica que lleva por nombre “Letras
sueltas”.

Nota: Para esta dinámica se elaboran papeletas con cada


una de las letras de las palabras SÍNODO, PARTICIPACIÓN,
COMUNIÓN y MISIÓN. Se forman equipos y a cada uno

35
Por una Iglesia Sinodal en nuestra Diócesis
se le entregan las papeletas con las letras de cada una de
las palabras (prever según el número de asistentes al
grupo). Quien anima mencionará una de las palabras,
ganará el equipo que forme la palabra mencionada en el
menor tiempo, así se hará para cada una de las palabras.
Al terminar se continúa con la presentación de estas tres
dimensiones de la sinodalidad.

Los pilares vitales de una Iglesia sinodal son la comunión, la


participación y la misión. Veamos en qué consiste cada una de
estas tres dimensiones y descubramos como es que están
profundamente interrelacionadas.

 Comunión: “Dios quiere que todos los hombres se salven”


(1Tm 2,4). La voluntad de Dios es buena, Él reúne la
diversidad de los distintos pueblos en una misma fe, y esto
lo ha hecho posible mediante la alianza que ofrece a su
pueblo en Jesucristo. En el primer tema hemos
descubierto que la comunión que compartimos encuentra
sus raíces más profundas en el amor y en la unidad de la
Trinidad.

 Participación: El Sínodo es una llamada a la participación


de todos los que pertenecemos al Pueblo de Dios, es decir,
laicos, consagrados y ordenados, para que todos nos
comprometamos en el ejercicio de la escucha profunda y
respetuosa de los demás, y juntos escuchar al Espíritu
Santo. Todos hemos recibido dones del Espíritu Santo, por
lo tanto, todos estamos cualificados para servirnos
recíprocamente. En una Iglesia sinodal, toda la
comunidad, en la rica diversidad de sus miembros, está
llamada a rezar, escuchar, analizar, dialogar, discernir y
aconsejar para tomar decisiones pastorales que

36
Por una Iglesia Sinodal en nuestra Diócesis
correspondan lo más posible a la voluntad de Dios. Hay
que hacer esfuerzos genuinos para asegurar la inclusión
de los que están en los márgenes o se sienten excluidos.

 Misión: La Iglesia existe para evangelizar. No debemos


caer en la trampa de concentrarnos en nosotros mismos.
Nuestra misión es testimoniar el amor de Dios en medio
de toda la familia humana, testimoniar mejor el Evangelio,
especialmente con aquellos que viven en las periferias
espirituales, sociales, económicas, políticas, geográficas y
existenciales de nuestro mundo, para ser levadura al
servicio de la llegada del Reino de Dios.

VI. Juzgar

Motivación: Partiendo de un pasaje de la Biblia, veamos un


ejemplo de proceso sinodal en la Iglesia primitiva. Vamos a
buscar en nuestras biblias el pasaje de Hechos de los Apóstoles,
capítulo seis, versículos del uno al siete (Hch 6,1-7).

Nota: Se da un tiempo considerable para que cada uno lea


personalmente el texto, una o dos veces, después el animador lo
leerá en voz alta.

Reflexión

1. La comunidad. Por primera vez el libro de los Hechos


designa con el nombre de discípulos a los miembros de la
comunidad, eso significa que todos quedan igualados al
grupo de los seguidores de Jesús que los evangelios
designan con el mismo nombre. En el mismo libro
encontramos tres pasajes que nos muestran lo que ahora
podríamos llamar el estilo de vida sinodal en las primeras

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Por una Iglesia Sinodal en nuestra Diócesis
comunidades cristianas: Hch 2,42-47; 4,32-35; 5,12-16. En
el presente pasaje vemos que la comunidad está viva,
crece, y el ingreso de nuevos miembros va planteando
nuevos desafíos.

2. La convocación. En este pasaje se presenta un conflicto


entre los cristianos que hablan arameo y aquellos que
hablan griego, estos últimos se quejan porque sus viudas
son desatendidas en la caridad. Ante el conflicto, “los Doce
convocaron la asamblea de los discípulos”. El conflicto no
viene negado, ni siquiera subestimado, es real y afecta a
la comunidad, algo tiene que hacerse al respecto. Los
Doce presentan entonces una propuesta a la comunidad
que se encuentra reunida en asamblea, le dicen: “Por
tanto, hermanos, busquen de entre ustedes a siete
hombres, de buena fama, llenos de Espíritu y de saber, y
los pondremos al frente de esta tarea”.

3. La participación. Aunque son los Doce quienes plantean


la propuesta y establecen los criterios, la comunidad de
los discípulos reunida en asamblea toma parte activa en el
proceso: acepta la propuesta de los Doce y se involucra en
ella, es la comunidad la que discierne y elige a los siete,
que provienen de la parte perjudicada, pues los siete
nombres son de origen griego, “y los presentaron a los
apóstoles y, habiendo hecho oración, les impusieron las
manos”.

4. La sinodalidad. El pasaje nos enseña que la Iglesia, guiada


por el Espíritu, es capaz de crear nuevos ministerios ante
nuevas necesidades, a pesar de los conflictos, pues si se
tiene “un único corazón y mente” (Hch 4,32) es posible
llegar a una resolución. Por otra parte, observemos que los

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Por una Iglesia Sinodal en nuestra Diócesis
Doce no colocan delegados suyos, por eso no eligen otros
doce, ni toman exclusivamente una decisión que influirá
en toda la comunidad, sino que: han escuchado el
malestar de la comunidad, han presentado una propuesta,
establecen criterios y ratifican a los elegidos; pero nótese
que no se trata tampoco de un proceso democrático,
porque ni se vota, ni se presentan candidatos, ni hay
partidos. Y, sin embargo, se da una participación real de
todos.

5. La misión. Lucas nos transmite dos mensajes. Primero:


que la unidad de la Iglesia que estaba naciendo no se
rompió ante un grave conflicto, sino que como fruto de la
unidad en el Espíritu surgió la diversidad de ministerios.
Segundo: que el Espíritu Santo no es monopolio de
ningún grupo cristiano ni de la jerarquía, sino que actúa
donde quiere. De hecho, comienza a actuar de un modo
sorprendente en la comunidad de los cristianos de cultura
griega que serán los que lleven el Evangelio más allá de
las estrechas fronteras geográficas y culturales del
judaísmo (Felipe y Pablo pertenecen a este grupo).

6. Una triple tarea. Hemos visto que la sinodalidad implica


la presencia del Espíritu Santo en la toma de decisiones,
pues no es un simple escuchar sino una experiencia más
profunda pues de todos se puede aprender algo (Papa
Francisco), es de esta experiencia que brota de la realidad
que, se eligen los siete diáconos, pues el Espíritu Santo
suscita los servicios y ministerios según la necesidad
comunitaria, por ello, nuestra Diócesis está llamada, en
todos los niveles de Iglesia (Diocesano, Decanal,
Parroquial, Región o Centro, familia) a ser signo de
comunión que transforma estructuras y mentalidades para

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Por una Iglesia Sinodal en nuestra Diócesis
apasionarnos por el Reino viviendo en participación que
brota y hace experiencia alegre desde nuestra dignidad
bautismal que nos hace signos proféticos en la comunidad
y así soñar juntos en que nuestra Iglesia tenga un rostro
de Iglesia en salida misionera llevando la Buena Nueva a
cada rincón de nuestra Diócesis a través de todos
nosotros, miembros del Pueblo de Dios.

VII. Actuar

Motivación: La sinodalidad es el modo de ser de la Iglesia, toda


ella en sus miembros, estructuras y mentalidad debe abrirse a lo
que el Espíritu suscita y expresa en la voz de su Pueblo y
discernido con el oído fiel del pastor, es por ello, que estos días
que nos han concientizado en nuestra participación dentro del
proceso sinodal que vivimos como Iglesia, debemos generar un
compromiso cuaresmal que nos lleve a la conversión personal y
eclesial, les invito a que nos juntemos en equipos de dos
personas para compartir la siguiente pregunta.

¿Cómo podemos integrar a más personas en este proceso


sinodal, superando la dispersión que provocó la pandemia, para
que en nuestra diócesis avancemos hacia un Sínodo Diocesano
que deje huella de rostro nuevo de Iglesia?

Después de un tiempo prudente se invita a la comunidad a


responder a esta invitación de continuidad, para formar entre
nosotros un espacio de comunidad (Por ejemplo: Grupo de
Catequesis de Adultos, Círculo Bíblico, Servicio que la comunidad
necesite).

40
Por una Iglesia Sinodal en nuestra Diócesis
VIII. Celebrar

Motivación: Realizar un círculo alrededor de los signos de cada


tema, donde se entone el canto “Alma misionera”, como una
invitación a involucrarnos en la misión de la Iglesia.

IX. Evaluar

Motivación: Con el tema de hoy hemos terminado nuestros


encuentros cuaresmales, les proponemos que cerremos esta
experiencia con la celebración de la Eucaristía el día de mañana,
para encontrarnos con el resto de nuestros hermanos que
también vivieron estos encuentros.

 ¿Qué hemos descubierto y asimilado a partir de estos


encuentros cuaresmales?
 ¿Qué se despertó en nosotros?

Nota: Se puede concluir la secuencia de los cinco días con una


convivencia. La evaluación podría generarse durante la
convivencia en un ambiente de libertad y espontaneidad que
genere diálogo, sin forzar nada.

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Por una Iglesia Sinodal en nuestra Diócesis
Pautas para realizar la Eucaristía Sinodal

Como cierre de nuestros encuentros


cuaresmales proponemos que, en
cada Parroquia, Rectoría o Centro
Misión se realice en el fin de semana,
según las circunstancias pastorales, la
Eucaristía Sinodal de cierre de
Encuentros, que tendrá como línea
agradecer a Dios el don del
encuentro, pedirle la gracia de la conversión y la exhortación del
responsable de la Comunidad (Párroco o Rector) como signo de
unidad y vivencia sinodal. Para ello, proponemos los siguientes
elementos:

 Que sea una Eucaristía Solemne, donde puedan estar


presentes, además de las pequeñas comunidades que han
participado en los encuentros, los agentes de pastoral de
todos los ministerios, servicios o movimientos que hay en
la comunidad, cada uno llevando un signo que haga
referencia a su aporte dentro de la comunidad.

 Si es en sábado podemos tomar el esquema “Por un


Concilio o Sínodo Diocesano” para la eucología y para
la Liturgia de la Palabra (Leccionario III). Si fuese en
domingo, se toma todo propio del Tiempo de Cuaresma.

 En la homilía, además de retomar las lecturas


proclamadas y el sentido de la intención de la Eucaristía,
haga el responsable de la comunidad (Párroco o Rector),
un breve recorrido de los temas haciendo énfasis en el
tema de la sinodalidad y la implicación de este modo de
ser Iglesia en la comunidad parroquial.

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 La oración de los fieles sea preparada por los agentes de


pastoral, retomando las diversas realidades que han
logrado descubrir en sus comunidades a través de la
escucha suscitada estos días.

 Al finalizar la Eucaristía, posterior a la Oración después de


la Comunión, invitar a presentar la respuesta a la
pregunta e invitación del actuar del tema quinto, como
fruto de la semana de encuentros cuaresmales.

 Se puede concluir con un compartir la mesa y la vida con


una pequeña convivencia, para ello, avisar a quienes
participan.

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Te cantamos,
I. Espíritu de Dios oh hijo de la Virgen María,
te alabamos,
Espíritu de Dios, llena mi oh Cristo nuestro hermano,
vida, llena mi alma, llena mi nuestro Salvador.
ser (2).
III. Iglesia Peregrina
Lléname, lléname, con tu
presencia
Todos unidos formando un
lléname, lléname,
solo cuerpo, un pueblo que en
Con tu poder, lléname,
la Pascua nació.
lléname, con tu bondad.
Miembros de Cristo en sangre
redimidos, Iglesia peregrina
II. Pueblo de Reyes de Dios.

Pueblo de reyes, SOMOS EN LA TIERRA


asamblea santa, SEMILLA DE OTRO REINO,
pueblo sacerdotal, SOMOS TESTIMONIO DE
Pueblo de Dios AMOR; PAZ PARA LAS
bendice a tu Señor. GUERRAS Y LUZ ENTRE LAS
SOMBRAS, IGLESIA
Te cantamos, PEREGRINA DE DIOS.
oh Hijo amado del Padre,
te alabamos, eterna Palabra,
salida de Dios.
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Vive en nosotros la fuerza del IV. A edificar la Iglesia
Espíritu, que el Hijo desde el
Padre envió. Él nos empuja, A edificar la iglesia (3) del
nos guía y alimenta, Iglesia Señor,
peregrina de Dios. hermano ven ayúdame,
hermana ven ayúdame,
Rugen tormentas y a veces a edificar la Iglesia del
nuestra barca parece que ha Señor.
perdido el timón. Mientras
con miedo, no tienes Yo soy la Iglesia, tú eres la
confianza, Iglesia peregrina de Iglesia,
Dios. somos la Iglesia del Señor,
hermano ven ayúdame…
Una esperanza nos llena de
alegría, presencia que el señor V. Camina Dios de los
prometió. Vamos cantando, él pobres
viene con nosotros, Iglesia
peregrina de Dios. CAMINA DIOS DE LOS
POBRES, CAMINA EN
Todos nacidos en un solo NUESTRO ANDAR, SE
Bautismo, unidos en la misma NUESTRO FIEL
comunión. Todos viviendo en COMPAÑERO EN
una misma casa, Iglesia NUESTRO DIARIO
peregrina de Dios. LUCHAR.

Todos prendidos en una Venimos con esperanza


misma suerte, ligados a la a ofrecerte nuestra vida,
misma salvación. Somos un sabemos que Tú nos amas
cuerpo y Cristo es la cabeza, y a caminar nos convidas.
Iglesia peregrina de Dios.
Imágenes tuyas somos,
Tú nos has dado tu aliento;
Jesús nos muestra el camino
Y unidos todos iremos.
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Sabemos que hemos fallado Por eso me vuelvo triste
tu amor nos ayudará A mi aldea de Emaús.
a transformar nuestra vida
y a nuestra comunidad. POR LA CALZADA DE
EMAÚS
Queremos seguir tus pasos UN PEREGRINO IBA
comunicando tu amor CONMIGO
con un nuevo compromiso NO LE CONOCÍ AL
de vida y liberación. CAMINAR
AHORA SÍ, EN LA
Estamos todos reunidos FRACCIÓN DEL PAN.
venimos a celebrar
lo que has hecho con Van tres días que se ha
nosotros en tu generosidad. muerto
Y se acaba mi esperanza
Dicen que algunas mujeres
Al sepulcro fueron de alba.

Pedro, Juan y algunos otros


Hoy también allá buscaron
Mas se acaba mi confianza
No encontraron a Jesús
Por eso me vuelvo triste
VI. El Peregrino de Emaús
A mi aldea de Emaús.

¿Qué llevabas conversando? Oh, tardíos corazones


Me dijiste, buen amigo Que ignoráis a los profetas
Y me detuve asombrado En la ley ya se anunció
A la vera del camino. Que el Mesías padeciera
¿No sabes lo que ha pasado Y por llegar a su gloria
Ayer en Jerusalén? Escogiera la aflicción
De Jesús de Nazareth
A quien clavaron en cruz En la tarde de aquel día

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Yo sentí que con Jesús VII. Alma Misionera
Nuestro corazón ardía
A la vista de Emaús Señor toma mi vida nueva
antes de la espera
Hizo seña de seguir desgaste años en mí.
Más allá de nuestra aldea Estoy dispuesto a lo que
Y la luz del Sol poniente quieras no importa lo que
Pareció que se muriera. sea tu llámame a servir.

Quédate, forastero LLÉVAME DONDE LOS


Ponte a la mesa y bendice HOMBRES NECESITEN TUS
Que al destello de tu luz PALABRAS, NECESITEN
En la bendición del pan MIS GANAS DE VIVIR,
Mis ojos conocerán DONDE FALTE LA
Al amigo de Emaús. ESPERANZA, DONDE
FALTE LA ALEGRÍA,
SIMPLEMENTE POR NO
SABER DE TI.

Te doy mi corazón sincero


para gritar sin miedo
lo hermoso que es tu amor.
Señor tengo alma misionera
condúceme a la tierra
que tenga sed de ti.

Y así en marcha iré cantando,


por pueblos predicando
tu grandeza Señor.

Tendré mis manos sin


cansancio tu historia entre
mis labios mi fuerza en la
oración.
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Por una Iglesia Sinodal en nuestra Diócesis
VIII. Juntos cantando la ternura a nuestro lado
alegría siempre va
Si los peligros nos acechan
JUNTOS CANTANDO LA
por doquier,
ALEGRÍA DE VERNOS
nuestro amigo Jesús nos
UNIDOS EN LA FE Y EL
salvará.
AMOR; JUNTOS
SINTIENDO EN NUESTRAS
IX. Un pueblo de camina
VIDAS LA ALEGRE
PRESENCIA DEL SEÑOR.
UN PUEBLO QUE CAMINA
POR EL MUNDO
Somos la Iglesia peregrina
GRITANDO VEN SEÑOR,
que Él fundó, somos un
UN PUEBLO QUE BUSCA
pueblo que camina sin
EN ESTA VIDA
cesar. Entre cansancios y
LA GRAN LIBERACIÓN.
esperanzas hacia Dios;
nuestro amigo Jesús nos
Los pobres siempre esperan
llevará.
el amanecer
de un día más justo y sin
Hay una fe que nos alumbra
opresión,
con su luz, una esperanza
los pobres hemos puesto
que empapó nuestro
la esperanza en ti,
esperar. Aunque la noche
Libertador.
nos envuelva en su
inquietud, nuestro amigo
Jesús nos guiará.

Es el Señor, nos acompaña


al caminar, con su ternura a
nuestro lado siempre va . Si
los peligros nos acechan por
doquier, nuestro amigo
Jesús nos salvará con su

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Por una Iglesia Sinodal en nuestra Diócesis
Salvaste nuestra vida de la IGLESIA SENCILLA,
esclavitud SEMILLA DEL REINO,
esclavos de la ley sirviendo IGLESIA BONITA,
en el temor, CORAZÓN DEL PUEBLO.
nosotros hemos puesto (2)
la esperanza en ti Dios del
amor. En tus pasos va la esperanza
de las barriadas de la ciudad
El mundo por la guerra y en los campos muy de
sangra sin razón mañana
familias destrozadas buscan
tu voz es signo de despertar.
un hogar,
el mundo tiene puesta
Eres eco de los profetas,
su esperanza en ti, Dios de
eres reflejo del Salvador
la paz.
eres árbol que a diario florea
X. Iglesia sencilla porque tu retoño es la
herencia de Dios.
Como nace la flor más bella
muy lentamente en la
oscuridad
hoy renace de nuevo la
Iglesia
toda engalanada de
fraternidad.

El dolor de los oprimidos XI. Signo de Esperanza


le está doliendo en el Queremos ser una Iglesia
corazón servidora del Señor,
y recobra su fuerza de siglos Jesús, el Dios hecho
para conquistar nuestra hombre, el profeta, el
liberación. servidor; una Iglesia de
testigos, con mártires donde
son protagonistas los
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pobres y hombre nuevo el hombre y lo abraza en su
pecador. perdón, que consuela y que
SIGNO DE ESPERANZA, acompaña, que agranda su
CAUSA DE ALEGRÍA, corazón, a medida de la
CON SANTA MARÍA gente que sufre la situación.
Y UN JESÚS PASCUAL.
LA GENTE SE SIENTE Queremos ser una iglesia
SIENDO SERVIDORA samaritana y cordial: que
QUE ES organiza la esperanza y la
TRANSFORMADORA solidaridad. Donde el Espíritu
DE LA SOCIEDAD. Santo “padre de los pobres”
va suscitando los servicios
Queremos ser una Iglesia según la necesidad.
de veras comunidad,
fraterna porque la gente Queremos ser una iglesia
comparte fe y realidad; que muestra el amor de Dios:
con sencillez y alegría que sale a encontrar al
aprende a participar hombre y lo abraza en su
como hacían los cristianos perdón. Que consuela y
con Pedro, Santiago y Juan. acompaña, que agranda su
corazón, a medida de la
Queremos ser una Iglesia gente que sufre la situación.
que está siempre en oración,
que alumbra toda su vida Queremos ser una iglesia en
con la Palabra de Dios; estado de misión, que se
que celebra como pueblo abre, sale y propone al
la Nueva Alianza de Dios mundo el reino de Dios.
en la fiesta de la vida Que transforma desde
que es la Cena del Señor. adentro sociedad y corazón,
y planta comunidades
Queremos ser una Iglesia donde se da conversión.
que muestra el amor de Dios
que sabe encontrar al

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