Caritas Christi Cuaderno 1
Caritas Christi Cuaderno 1
Caritas Christi Cuaderno 1
caritas christi
en la vida cotidiana
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Adviento - Navidad
La fragua en la vida cotidiana - CARITAS CHRISTI
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2013
CUADERNOS
2 Al encuentro de Cristo
1. Al encuentro de Jess
(Adviento-Navidad)
2. Consagrados a Dios y a los dems
(Tiempo Ordinario I)
3. Pobres de hecho y de espritu
(Cuaresma)
4. Buscadores de la voluntad del Padre
(Pascua)
5. Castos por el Reino de los cielos
(Tiempo Ordinario II)
6. Hasta que Cristo quien viva en nosotros
(Tiempo Ordinario III)
7. En comunin para que el mundo crea
(Tiempo Ordinario IV)
8. Transformados por la Eucarista
(Tiempo Ordinario V)
9. Urgidos por el amor de Cristo
(Tiempo Ordinario VI)
contenidos
Introduccin > 4
Reflexin > 7
2.1. Y vosotros, quin decs que soy yo?
2.2. Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre
2.3. Hemos encontrado al Mesas
- La accin misteriosa del Espritu Santo
- El acercamiento histrico-crtico
- La necesidad de buscar y esperar
- Los signos reveladores
- La actitud comprometida
Sugerencias
para el encuentro
comunitario > 17
2. Reflexin
Ests abriendo
el primer cuaderno de una nueva etapa en el camino de La Fragua en la Vida Cotidiana. Hemos llegado al tercer
ao y, con l, al ncleo Caritas Christi, que se centra
en nuestro proceso de configuracin con Jesucristo. Ese es precisamente el ttulo del Captulo VI de
nuestras Constituciones, que tendremos ocasin
de meditar en el Cuaderno 6. Este ao unimos en
un mismo cuaderno de trabajo el Adviento y la
Navidad, la promesa y su cumplimiento, la espera
y el encuentro. La experiencia de aos anteriores
aconseja unir estos dos tiempos litrgicos de corta
duracin y estrechamente ligados entre s. En las
pginas 2 y 3 de cada cuaderno podrs ir viendo
los objetivos y el plan de la etapa Caritas Christi.
Es el mapa que te ayudar a situarte a lo largo del
camino.
La tumba de san Antonio Mara Claret en el
templo de Vic est protegida por una claraboya
4 Al encuentro de Cristo
6 Al encuentro de Cristo
2. Reflexin
1.1. Y vosotros, quin decs que soy yo?
(Mc 8,27)
Empezamos la etapa Caritas Christi dirigiendo
nuestros ojos a Jess: Oculi nostri ad Dominum Jesum (Nuestros ojos estn puestos en el Seor Jess). l, a su vez, nos mira y nos cuestiona: Y vosotros, quin decs que soy yo?. La pregunta que
Jess dirige a sus primeros discpulos en Cesarea
de Felipe sigue siendo actual y reversible. Nosotros
queremos saber quin es Jess y l nos pregunta
quines somos, en realidad, nosotros. Hablar sobre l es hablar sobre nosotros. Su identidad aclara
la nuestra porque l es el Hombre por antonomasia: Ecce homo (cf. Jn 19,5).
Sublimidad y simplicidad, grandeza y humildad, santidad y cercana al hombre
pecador, elevacin y ocultamiento, comunin intensa con Dios y atencin diligente al hombre, ternura e indignacin proftica, comprensin para la fragilidad
humana y exigencias sin lmites, realismo dramtico y sereno optimismo, gravedad y candor, conocimiento de la maldad innata en el corazn humano y confianza en sus posibilidades de conversin, capacidad de dominar a los hombres y las
cosas e impotencia silenciosa ante sus jueces... Todo en l parece regirse por el
hilo de la paradoja, para despus unificarse con armoniosa espontaneidad en su
persona, tan autntica y simple, que parece uno de tantos. Ninguna figura humana
conocida por la historia y la literatura de todos los tiempos se puede comparar
con el hombre de los evangelios. Antes aun de que nos provoque con su pregunta: Quin decs que soy yo? (Mt 16,15), nosotros mismos ya nos lo estamos
preguntando: pero... quin es ste? (Francesco Duci).
Tres siglos de investigacin crtica acerca de Jess de Nazaret nos han ayudado a purificar una
visin demasiado ingenua de su persona y mensaje, pero quiz tambin han erosiando un tanto
nuestra experiencia de fe en l. Detrs de cada
confesin hay un programa de vida. Cada nombre
que le aplicamos indica un camino. Al nombre de
Jess de Nazaret se han ido asociando a lo largo de
la historia todos los adjetivos imaginables: profeta,
predicador, sanador, sabio, maestro, judo marginal, mago, revolucionario, lder carismtico, hippie, mito. Cada poca se siente en la necesidad y,
a veces, obligacin de releer de nuevo su vida,
ya sea para intentar reconstruirla con los mtodos
histrico-crticos, para levantar acta de la imposibilidad de tal empresa o para disear una silueta
elemental. Aunque no siempre estemos enterados
de las ltimas novedades, acabamos acusando su
8 Al encuentro de Cristo
2. Recuerda ahora los libros que has ledo sobre Jess. Seala tres que te hayan impactado especialmente.
Por qu? Qu encontraste en ellos? Qu aportaron a
tu relacin con Jess?
3. Jess tiene hoy el rostro de las personas que estn en los mrgenes del camino. Una cancin presenta as la Navidad de la vida cotidiana:
Cristo nace cada da
en la cara del obrero cansado,
en el rostro de los nios que ren jugando,
en cada anciano que tenemos al lado.
Cristo nace cada da,
y por mucho que queramos matarlo,
nacer da tras da, minuto a minuto,
en cada hombre que quiere aceptarlo.
En qu rostros de tu entorno descubres hoy la presencia viva de Jess?
10 Al encuentro de Cristo
a un nio envuelto en paales. Ms an, nos gustara estar ya con l y poder decir como Andrs a su
hermano Pedro: Hemos encontrado al Mesas (Jn
1,41). O como Felipe a Natanael: Hemos encontrado aquel de quien escribi Moiss en el libro de la
ley, y del que hablaron tambin los profetas: Jess,
el hijo de Jos, el de Nazaret (Jn 1,45). Es tambin
la experiencia de Mara Magdalena cuando, despus de su encuentro con el Resucitado, anuncia
a los discpulos: He visto al Seor (Jn 20,18). En
todos estos casos no se trata de comunicar algo de
odas, sino el fruto de una experiencia: hemos encontrado, he visto.
El encuentro con Jesucristo es un proceso complejo pero, a la vez, sencillo para los que tienen
un corazn humilde (cf. Lc 10,21) en el que intervienen varios factores que estn ntimamente relacionados entre s. Puedes ir meditando cada uno
de ellos a lo largo de las semanas del Adviento y
la Navidad. Aunque no guardan una relacin directa con los ncleos de la liturgia, constituyen como
etapas de un itinerario de encuentro con Jesucristo, que van desde la bsqueda-espera (Adviento) al
reconocimiento-adoracin (Navidad).
1) La accin del Espritu Santo y de la Virgen Mara
No es posible que una persona de cualquier
edad, espacio, tiempo o condicin se encuentre
con el Resucitado con alguien, por tanto, que no
existe ya bajo condiciones espacio-temporales si
no es mediante la accin del Espritu Santo. Solo
el Espritu puede trascender las coordenadas espacio-tiempo y hacernos presente al Resucitado.
Este es el mensaje del cuarto evangelio, escrito a
finales del siglo I para creyentes a distancia; es
decir, personas que no conocieron fsicamente a
Jess. En l aparece el Espritu Santo como aquel
que ir recordando a lo largo de la historia lo que
Jess ha dicho (cf. Jn 14,26) y conducir al creyente
hacia la verdad plena (cf. Jn 16,12-13). No es una
persona al margen de Jess, porque toma de lo
suyo y lo interpreta (Jn 16,15).
Pablo se sita en una perspectiva semejante:
Nadie puede decir Jess es Seor si no es movido por el Espritu Santo (1 Cor 12,3b). La primera
carta de Pedro transmite un mensaje que parece
escrito para quienes hoy nos debatimos entre la fe
y la duda, el compromiso y el cansancio: Todava
no lo habis visto, pero lo amis; sin verlo creis
en l y os alegris con un gozo inefable y radiante;
as alcanzaris la salvacin, que es el objetivo de
vuestra fe (1 Pe 1,8-9). Cuando examinas tu experiencia de relacin con Jess, eres consciente
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12 Al encuentro de Cristo
2) El acercamiento histrico-crtico
Cmo distinguir una verdadera experiencia
del Espritu y de encuentro con Mara? Para evitar
confundir la experiencia espiritual o mariana con
un simple fenmeno psquico y para no incurrir en
reduccionismos de tipo iluminista o fidesta es necesario un acercamiento crtico al Jess de la historia. El Cristo de la fe es el Jess de la historia. Por
mucho que cierta crtica contempornea quiera
seccionar ambas dimensiones no puede ir contra
la fe de la iglesia, la experiencia de los msticos y
seguramente tu propia experiencia personal.
Como sabemos, la historiografa actual ha renunciado a escribir una biografa (en el sentido tcnico) de Jess de Nazaret, pero puede enunciar conclusiones valiosas sobre sus hechos y dichos hasta
dibujar una silueta histricamente acreditada y humanamente extraordinaria, capaz de fundar y dar
solidez a un autntico encuentro interpersonal. En
este sentido, la teologa kerigmtica super los reduccionismos de la teologa liberal y de la teologa
dialctica. No hay que olvidar que, desde el punto
de vista teolgico, la fe cristiana es una fe que acoge la revelacin de Dios en la historia. A travs de
hechos histricos (y no por introspecciones psquicas o prcticas mgicas), el hombre, esencialmente
histrico, puede comprender la palabra que Dios
le dirige. La produccin bibliogrfica actual es tan
ingente que resulta imposible resumirla en pocas
lneas. En la pgina web de la Fragua encontrars
algunos documentos que pueden ayudarte a profundizar esta dimensin.
El Adviento y la Navidad, por otra parte, son
tiempos propicios para meditar que la Palabra se
ha hecho carne (Jn 1,18), que Dios se ha hecho
hombre, que ha entrado en nuestra historia (Cur
Deus homo). Cualquier gnosticismo, antiguo o moderno, burdo o sutil, cualquier intento de disolver
el misterio de la encarnacin de Dios en mito se
estrella frente al hecho desnudo de un nio acostado en un pesebre (Lc 2,16).
En medio de la sombra y de la herida
me preguntan si creo en ti. Y digo
que tengo todo cuando estoy contigo:
el sol, la luz, la paz, el bien, la vida.
Sin ti, el sol es luz descolorida.
Sin ti, la paz es cruel castigo.
Sin ti, no hay bien ni corazn amigo.
Sin ti, la vida es muerte repetida.
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Al hablar en estos trminos pudiera dar la impresin de que se elimina la gratuidad del encuentro,
de que la fe en Jess fuera la coronacin de nuestra
bsqueda. En realidad, todo encuentro es siempre
una experiencia de gracia, un acontecimiento inaudito, una semilla que Alguien siembra en nuestro
campo y que crece sin que sepamos cmo. Pero Jess mismo se encarg de explicar, en relacin con la
eficacia de la palabra, que, aunque sta sea poderosa, el fruto no solo depende de ella sino tambin de
la diversa calidad del terreno (cf. Mc 4,3-20). No es
lo mismo ser borde del camino (cf. Mc 4,15), terreno pedregoso (cf. Mc 4,16-17), cardo (cf. Mc
4,18-19) o tierra buena (cf. Mc 4,20). Qu tipo
de terreno eres t?
La liturgia del tiempo de Adviento te invita a
preparar el camino del Seor. Es la oportunidad
para que te preguntes si tu corazn sigue, en realidad, buscndolo o, por el contrario, te has acostumbrado a l y ya nada te sorprende. Quiz, en medio
de tus dificultades y dudas, hayas vivido la misma
experiencia de Mara Magdalena: Se han llevado a
mi Seor y no s dnde lo han puesto (Jn 20,13).
Esta sensacin se acrecienta en aquellos lugares en
los que se vive una cultura del da despus, como
si el asunto de Jess fuera una pgina ya leda del
libro de la historia y no mereceriera ms atencin.
El ao pasado, al comienzo de la etapa Patris Mei,
pudiste meditar sobre la bsqueda de Dios. Este
ao la mirada se dirige al Jess que viene, que llama
a tu puerta: Mira que estoy llamando a la puerta.
Si alguno oye mi voz y abre la puerta, enytrar en su
casa y cenar con l y l conmigo (Ap 3,20). Ests
dispuesto a abrirle o prefieres decir, como el poeta: Maana le abriremos para lo mismo responder
maana?
Qu tengo yo, que mi amistad procuras?
Qu inters se te sigue, Jess mo,
que a mi puerta, cubierto de roco,
pasas las noches del invierno oscuras?
Oh, cunto fueron mis entraas duras,
pues no te abr! Qu extrao desvaro,
si de mi ingratitud el hielo fro
sec las llagas de tus plantas puras!
Cuntas veces el ngel me deca:
Alma, asmate ahora a la ventana,
vers con cunto amor llamar porfa!
Y cuntas, hermosura soberana,
Maana le abriremos, responda,
para lo mismo responder maana!
14 Al encuentro de Cristo
15
16 Al encuentro de Cristo
gen de un corazn renovado, cambian el mundo. No te preguntes demasiado dnde encontrar a Jess
hoy. l te lo ha dicho con claridad. Ponte en camino.
Puesto que el cristianismo no es simplemente una doctrina sino el seguimiento de una persona, no
se puede descubrir su entraa sin comprometerse. Solo se puede conocer a Jess ... siguindolo. La vida
basada en el evangelio va aclarando los motivos de la fe y nos dispone para la aceptacin responsable de
la gracia. Creer que solo debemos cambiar cuando hayamos descubierto completamente a Jess significa
desconocer las leyes del crecimiento cristiano.
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18 Al encuentro de Cristo
El Adviento comienza con una promesa (Llegan das en que cumplir la promesa que
hice a la casa de Israel y a la casa de Jud) y un anuncio (Vern al hijo del hombre venir en una nube con gran poder y gloria). El cosmos y la historia se conmueven ante
la llegada del Hijo del hombre. Todo entra en ebullicin. Nada queda como estaba. La
venida del Hijo, en medio del caos, significa nuestra liberacin. Qu hacer ante ese
da? Vigilar y orar. Son los dos verbos del Adviento. Ya no vale la dulce tranquilidad
de la rutina. Hay que estar despiertos y mirar a Dios.
Is 2, 1-5
Sal 121
Mt 8,5-11
Isaas nos recuerda que la historia no avanza hacia el desastre final sino hacia el don
divino de la paz universal. Jess se admira de la fe de un pagano, una fe que no ha encontrado entre los creyentes de Israel, su pueblo. En qu consiste esta admirable
fe del centurin?: en el reconocimiento de su pequeez (No soy digno de que entres
en mi casa) y en su confianza absoluta en el poder sanador de Jess (Da una orden y
mi siervo quedar curado). Es posible una fe as en un contexto cultural o personal
de autosuficiencia y de sospecha y desconfianza?
Is 11,1-10
Sal 71
Lc 10,21-24
Del rbol seco de Jes surgir un brote de vida. Jess es ese brote revestido con los
dones del Espritu: sabidura, inteligencia, consejo, fortaleza, etc. Jess est brotando
constantemente en todos los pueblos y culturas. l renueva lo caduco. Pero no todos
perciben su novedad: solo los pequeos, los que, curados de su autosuficiencia,
permiten que Dios les revele quin es Jess. Nunca es tarde para pedir el don de la
infancia espiritual y poder ver las cosas con los ojos del nio.
Is 25,6-10
Sal 22
Mt 15,29-37
El futuro es un banquete para celebrar la victoria de Dios sobre todos los poderes
que afligen al ser humano, incluida la muerte: Eliminar la muerte para siempre.
La multiplicacin de los panes es un signo y una anticipacin de ese banquete final al
que todos estn convocados y en el que sobra alimento para todos. Si no fuera por
esta luz que proviene de la Palabra, cmo podramos seguir acogiendo este regalo y
luchando para que sea posible?
Is 26,1-6
Sal 117
Mt 7,21.24-27
Is 29,17-24
Sal 26
Mt 9,27-31
Isaas nos recuerda que el da del Seor significar una transformacin radical de
todo: la naturaleza y la historia. Son los humildes los principales destinatarios del
cambio operado por Dios. Esa es precisamente la experiencia que tienen los dos ciegos que se acercan a Jess. En el relato evanglico no se acenta lo que sucedi sino,
sobre todo, las razones de fondo: la autoridad de Jess y la fe de los ciegos. Creemos
que Jess pueda seguir haciendo obras de transformacin hoy?
Gn 3,9-15.20
Sal 97
Ef 1,3-6.11-12
Lc 1,26-38
19
Bar 5,1-9
Sal 125
Filip 1,4-6.8-11
Lc 3,1-6
Lucas introduce a Juan Bautista en la historia: En el ao quince del reinado del emperador Tiberio. Y pone de relieve que su anuncio no es una iniciativa personal, sino
que la Palabra de Dios vino sobre l. La accin transcurre en dos escenarios: el
desierto (lugar de encuentro con la Palabra) y el ro Jordn (lugar en el que entrega la
Palabra a los dems y los invita a la conversin). La segunda semana de Adviento comienza con la invitacin de Juan el Bautista a preparar el camino del Seor. Cmo
puedes elevar los valles y abajar los montes y colinas de tu vida para que llegue el
Seor?
Is 35,1-10
Sal 84
Lc 5,17-26
Isaas nos ofrece un verdadero himno a la alegra lleno de fuerza potica. La venida
de Dios, a travs de la via sacra, pone en danza la creacin entera y transforma el
mundo de los humanos. Es la misma alegra del paraltico del evangelio, no solo por
haber recobrado la movilidad sino, sobre todo, por haber experimentado en su corazn el perdn de Dios. Llama la atencin la fe de los amigos que hacen lo imposible
por acercar el paraltico a Jess. El resultado final no es solo el perdn y la curacin
sino el hecho de que todos regresan a la vida cotidiana dando gloria a Dios.
Is 40,1-11
Sal 95,1-3.10-14
Mt 18,12-14
A la alegra de ayer sucede el consuelo de hoy. Isaas anuncia que los desterrados
regresarn a la patria. Entonces se revelar la gloria de Dios y todos la vern llenos
de alegra. Es la misma alegra que experimenta el pastor cuando encuentra la oveja
perdida. En medio de las pruebas de la vida, el Adviento nos recuerda que Dios nos
sigue buscando para consolarnos y hacernos ver su rostro. De esta manera, cada uno
de nosotros podemos ser principio-consolacin para todas las personas que se encuentran desorientadas y deprimidas en el camino de la vida.
Is 40,25-31
Sal 102
Mt 11,28-30
La experiencia de Dios, tanto para los jvenes como para los ancianos, es la fuerza
que nos mantiene vivos, que nos da alas como de guila para caminar en la vida sin
agotarnos. Es Jess quien nos introduce en esta experiencia. Para todos los cansados
y agobiados, l es el verdadero descanso. Con l, el camino del evangelio se hace
posible. Su compaa es anti-estrs, liberadora. Lo experimentas as en medio de las
tensiones de la vida? Sientes a Jess como la fuerza que te permite superar el cansancio y vivir con decisin tu vocacin misionera?
Is 41,13-20
Sal 144
Mt 11,11-15
Aunque a veces nos sintamos como un gusano, el profeta nos invita a no temer porque el Seor se hace cargo de nuestras miserias y nos redime. Juan el Bautista habla
de Jess y Jess habla de Juan, el ms grande entre los nacidos de mujer. Pero los
que se hacen pequeos y entran en la dinmica del Reino superan la grandeza del
Precursor. Hacerse pequeo, decrecer, aceptar ser un gusano ... nos permite experimentar de otro modo la paternidad de Dios y situarnos ante los dems de hermano a
hermano. No es esta la llamada que vivimos hoy, sobre todo en aquellos contextos
en los que estamos aprendiendo a vivir la espiritualidad de las minoras?
Is 48,17-19
Sal 1
Mt 11,16-19
Cmo hubiera sido nuestra vida si hubiramos prestado atencin al Seor? El profeta Isaas nos invita a ser conscientes de todo lo que perdemos cuando queremos
caminar por nuestra cuenta. Y lo mismo hace Jess cuando nos invita a interpretar
el tiempo presente. Perdidos en luchas ideolgicas o en intereses personales o de
grupo, no sabemos percibir los signos del Seor que est en medio de nosotros, se
sienta a nuestras mesas y, sobre todo, es amigo de los ltimos de la sociedad. El Adviento es una terapia que nos descontamina de prejuicios, modas y hasta de nuestras
propias opciones.
Ecclo 48,1-4.9-11
Sal 79
Mt 17,10-13
20 Al encuentro de Cristo
Sof 3,14-18
Sal (Is 12,2-6)
Filip 4,4-7
Lc 3,10-18
El tercer domingo de Adviento es siempre una cita con la alegra. A ella nos invita
el profeta Sofonas (Regocjate, hija de Sin) y el apstol Pablo (Estad siempre
alegres en el Seor). El don de la alegra surge cuando hacemos lo que tenemos
que hacer: repartir con el que no tiene y no exigir ms de lo establecido. Esto solo es
posible para los que son bautizados con el Espritu y el fuego que Jess trae y Juan el
Bautista anuncia. Cabe imaginar hoy una evangelizacin creble si no es a travs de
hombres que arden en caridad y, por tanto, viven y transmiten la alegra de Jess?
Gn 49,2.8-10
Sal 71
Mt 1,1-17
Comienza la recta final hacia la Navidad. Las palabras que el moribundo Jacob dirige
a sus doce hijos, y en especial a Jud, anuncian la venida de aquel a quien todos los
pueblos obedecern. Ese es tambin el mensaje de la artificiosa genealoga elaborada
por Mateo al comienzo de su evangelio. Toda la historia del pueblo de Jud apunta al
acontecimiento central: Jacob engendr a Jos, el esposo de Mara, de la cual naci
Jess, llamado Cristo. Jess no es un extraterrestre. Est enraizado en la historia del
pueblo de Israel. Es un ser humano que participa de nuestra humanidad.
Jr 23,5-8
Sal 71
Mt 1,18-24
Jeremas nos presenta dos orculos: el anuncio de un rey sabio que ser un autntico
pastor para el pueblo y el final del exilio y la vuelta a la tierra. Para Mateo, Jess ser
ese rey sabio y justo que salvar al pueblo de sus pecados. El anuncio de su nacimiento afecta a otros dos seres justos: Mara y Jos. El evangelio de hoy es una presentacin de la vocacin de Jos. Como Mara, tambin l hace lo que le haba ordenado el ngel del Seor. Jos es el smbolo de todos los que se extraan, sienten
miedo ante los designios de Dios, pero acaban findose plenamente de su palabra.
Jc 13,2-7.24-25a
Sal 70
Lc 1,5-25
Is 7,10-14
Sal 23
Lc 1,26-38
El hijo anunciado por Isaas al rey Acaz es un signo del Hijo anunciado a Mara por el
arcngel Gabriel. La liturgia del Adviento nos presenta por segunda vez la vocacin
de Mara. Es la aurora del mayor acontecimiento de la historia humana: la encarnacin del Hijo de Dios. De esta manera se cumplen todas las profecas. En el relato se
concentran algunos de los ttulos del nio que va a nacer: Jess, hijo del Altsimo, hijo
de David, Rey eterno, Santo, Hijo de Dios. El s de Mara, en su humana debilidad, cambia el curso de la historia e inaugura todos los ses que los seres humanos somos
inivtados a dar a las llamadas de Dios.
Cant 2,8-14
Sal 32
Lc 1,39-45
1 Sam 1,24-28
Sal (1 Sam 2,1-7)
Lc 1,46-56
Hoy es el da del Magnificat, cntico mariano lleno de reminiscencias veterotestamentrias, que recitamos cada da en la oracin de la tarde. Es un canto en tres tiempos:
alabanza a Dios por lo que ha hecho en Mara, reconocimiento de la fuerza de Dios
que da la vuelta a las situaciones humanas y recuerdo de la fidelidad de Dios que
siempre cumple sus promesas en favor del pueblo. Este canto, en boca de Mara, es
tambin el canto de todos los que creen en un Dios que es fuente de sentido y alegra
y quiere un mundo hecho a la medida de los pobres, no de los poderosos.
21
Miq 5,1-4
Sal 79
Heb 10,5-10
Lc 1,39-45
2 Sam 7,1-5.8b-12.14.16
Sal 88,2-5.27.29
Lc 1,67-79
La verdadera casa del Seor no es el templo de piedra que David quiere construir,
sino el seno de una joven virgen que ha credo en la Palabra de Dios. Como el Magnificat, tambin el cntico del Benedictus est tejido de recuerdos bblicos. En la primera
parte, se delinea la larga historia de la salvacin; en la segunda, se habla de Juan,
el profeta del Altsimo, llamado a preparar el camino del Seor. El cntico aclama a
Cristo, sol que nace de lo alto. Todo est preparado para que l llegue a iluminar la
tierra. Y t?
Is 52,7-10
Sal 97
Heb 19 1-6
Jn 1,1-18
Hoy es Navidad. Jess es el Fuego hecho forma, la Palabra hecha carne, Dios hecho
hombre. En el yunque del seno de Mara se ha forjado la flecha que porta el fuego de
la nica novedad que merece tal nombre: Dios no se ha olvidado de sus hijos. Est
aqu. Ha llegado. Nada ser igual en adelante. La gracia y la verdad se han reconciliado en un pequeo nio. No se trata solo de una buena noticia. Es la proclamacin
de un acontecimiento que se cumple hoy, en ti, en la Iglesia y en el mundo: Cristo ha
nacido. No es ni un juego ni una representacin ni un sentimiento infantil. Es el da
del renacimiento universal.
Mircoles 26 de diciembre de 2012. Fiesta de san Esteban, protomrtir (Cal CMF, 475-479)
Creer en Jesucristo, la Palabra hecha carne, es dar la vida. El dicono Esteban lo hace
repitiendo a la letra la muerte de Jess. Nacer es empezar a morir. Pero morir es
nacer definitivamente. La liturgia de la Navidad empareja ambas realidades. Jess lo
advierte a sus seguidores de todos los tiempos: Os odiarn por causa de mi nombre,
pero quien persevere hasta el fin se salvar. El estupor y la alegra de la Navidad se
complementan con el coraje y la resistencia.
Jueves 27 de diciembre de 2012. Fiesta de san Juan, apstol y evangelista (Cal CMF, 481-486)
1Jn 1, 1-4
Sal 96
Jn 20, 2-8
La cadena de la fe est hecha de testigos y de amigos. Aqu no hay lugar para los funcionarios. El apstol Juan es, ante todo, un amigo. Y lo que cuenta es el fruto de una
relacin: Lo que hemos odo, visto y tocado. El evangelio describe la carrera de la
fe. Ante la noticia de que Cristo ha resucitado, Pedro y Juan se ponen en camino. Ambos quieren ver al Seor. Juan, ms veloz, cede el primer puesto a Pedro, responsable
de la comunidad. Lo que le sucede al entrar en el sepulcro cabe en dos verbos: vio y
crey. Escuchar la noticia, ponerse en camino, ver y creer. Estos son los cuatro verbos
de todo verdadero creyente.
1Jn 1, 5-2, 2
Sal 123
Mt 2, 13-18
1Jn 2, 3-11.
Sal 95
Lc 2, 22-35
22 Al encuentro de Cristo
Conocer es amar. Amar al hermano significa vivir en el misterio de la luz. Lucas ofrece
la escena de la presentacin del nio Jess en el templo de Jerusaln. Ms all del
rito, se anuncia su misin: ser un Mesas sufriente y el Salvador de todos los pueblos.
Para Mara, el ofrecimiento de su hijo en el templo preanuncia el ofrecimiento definitivo en el Calvario. Ella, junto con Jos, participar del sufrimiento y del triunfo. La
liturgia navidea no se abandona a sentimientos vacos. Ilumina el misterio de la vida
desde la trayectoria del pequeo nio de Beln.
1 Sam 1,20-22.24-28
Sal 83
1 Jn 3,1-2.21-24
Lc 2,41-52
No hay en la familia de Nazaret nada de previsible. Todo rompe los esquemas. El nio
no es dcil (se escapa) y los padres no son felices (estn angustiados). Pero todo
tiene un revs y un nexo. Todos buscan: los padres buscan a su hijo Jess y el adolescente inquieto busca estar en los asuntos de Padre. Quienes buscan acaban encontrndose entre ellos y, sobre todo, encuentran el centro que los aglutina. La vuelta
a Nazaret inaugura un nuevo estilo de familia, basado en la bsqueda continua de la
voluntad de Dios. El adulto Jess lo recordar siempre: Quines son mi Padre y mis
hermanos? Los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen. Cabe imaginar una
familia ms revolucionaria?
1Jn 2, 18-21
Sal 95
Jn 1, 1-18
Num 6, 22-27
Sal 66
Gal 4, 4-7
Lc 2, 16-21
Cmo entender quin es el hijo sin fijarnos en la Madre? La liturgia lo hace en el primer da del ao 2013, a los ocho das de la fiesta de la Natividad. Cuando el Concilio de
feso (431) llama a Mara la Madre de Dios no solo explica quin es Jess en realidad
y qu relacin tiene con su madre sino que nos recuerda que, por la fe, Mara sigue
engendrando a Dios en cada uno de nosotros. La que supo guardar estas cosas en
el corazn ha recibido tambin la misin de drnoslas: Estrella y camino, prodigio de
amor; de tu mano, Madre, hallamos a Dios.
1Jn 2, 22-28
Sal 97
Jn 1, 19-28
1Jn 2, 29-3, 6
Sal 97
Jn 1, 29-34
1Jn 3, 7-10
Sal 97
Jn 1, 35-42
El testimonio de Juan Bautista sobre Jess (He ah el Cordero de Dios) provoca que
algunos de sus discpulos lo sigan. Es el primer eslabn de una cadena de encuentros
e invitaciones al seguimiento. El encuentro con Jess se articula en tres momentos:
deseo (Qu buscis?), pregunta (Dnde vives?) y llamada-invitacin: Venid y lo veris. Tambin hoy somos invitados a compartir nuestra experiencia del Mesas con
otros. La iglesia es la historia de una larga cadena de llamadas y encuentros.
1Jn 3, 11-21
Sal 99
Jn 1, 43-51
La Navidad se hace creble cuando, tras la experiencia de encuentro con Jess, amamos su presencia escondida en todos los seres humanos. En el evangelio de Juan,
la secuencia de nuevas llamadas y testimonios sirve para revelar la identidad ms
profunda de Jess. l es aquel de quien han escrito Moiss y los profetas, Jess,
el hijo de Jos, de Nazaret, Maestro, Hijo de Dios, Rey de Israel, Hijo del hombre. La
cristologa no es otra cosa que la historia de las confesiones de aquellos que en el
encuentro con Jess han sido transformados por l.
23
Domingo 6 de enero de 2013. Solemnidad de la Epifana del Seor (Cal CMF, 21-26)
Is 60,1-6
Sal 71
Ef 3, 2-3a. 5-6
Mt 2, 1-12
1Jn 3, 22 - 4,6
Sal 2
Mt 4, 12-17.23-25
1Jn 4,7-10
Sal 71
Mc 6,34-44
Jess aparece hoy como el buen pastor que tiene compasin de su pueblo porque ve
a la muchedumbre como ovejas sin pastor. Primero rene a la gente (comunidad),
la instruye (palabra) y le da de comer (eucarista). En esta tarea implica tambin a sus
discpulos (iglesia). Detrs de este relato se descubre la marcha del antiguo pueblo
por el desierto y la estructura de la celebracin eucarstica de la iglesia. Jess da a
cada uno lo que necesita. Las sobras, smbolo de la abundancia mesinica, no se desperdician: se recogen.
1Jn 4,11-18
Sal 71
Mc 6,45-52
Que Dios sea amor tiene consecuencias prcticas para nuestra vida en comunidad. El
evangelio nos habla de Jess y los discpulos que van en barca a la otra orilla del lago.
Durante la noche, Jess conecta con el Padre (a travs de la oracin) y con los discpulos (a travs de su dominio del viento). En su relato Marcos subraya que Jess no
es un fantasma, sino Alguien que siempre responde a las necesidades de las personas
(el que domina el viento es el mismo que dio de comer a la multitud) y de quien no
debemos tener miedo.
1Jn 4,19-5,4
Sal 71
Lc 4,14-22a
1Jn 5,5-13
Sal 147
Lc 5,12-16
El arma para vencer al mundo es la fe en Jess, el Hijo, el nico que puede darnos la
vida. Esta es la experiencia del leproso en el evangelio. Su curacin es un signo de la
llegada del Mesas. Jess, sanndonos de nuestras enfermedades, nos reintegra a la
comunidad. Lucas pone de relieve que el mismo Jess que cura es el que se retira a
lugares solitarios huyendo de la fama. Accin y soledad son siempre los dos polos de
todo misionero.
1Jn 5,14-21
Sal 149
Jn 3,22-30
24 Al encuentro de Cristo
A los temas desarrollados en los das anteriores, la carta de Juan aade hoy el de la
oracin confiada. El Hijo escucha todo lo que le pidamos. El evangelio aclara la diferencia entre el ministerio de Juan el Bautista y el de Jess. Juan es el amigo del esposo, que se alegra de que el esposo crezca y l disminuya. Pero el verdadero Mesas,
al que Juan prepara el camino, es Jess. Un misionero nunca olvida que su tarea es
facilitar y acompaar el encuentro directo con el Seor, nunca suplantarlo.
Is 40,1-5.9-11
Sal 103
Tit 2,11-14; 3,4-7
Lc 3, 15-16
El Jordn marca un antes y un despus. Como el viejo pueblo, tambin Jess cruza
esta lnea divisoria entre su vida escondida y su vida pblica, entre su largo tiempo
de formacin estable y su breve tiempo de predicacin itinerante, entre ser hijo del
carpintero y de su esposa Mara y tomar conciencia plena de su condicin de Hijo
en quien el Padre se complace. Penetra en el agua como un pecador, solidario con
todos los hombres limitados, y sale como el Ungido, lleno de Espritu, para realizar su
misin. Qu ha pasado? Quin es ste? Ahora no hay estrellas como en la Epifana.
Ahora el testigo de la investidura filial y proftica es la paloma del Espritu. El mundo
necesita recordar esta historia para saber que puede fiarse del Nazareno. No es uno
ms de la lista de salvadores penltimos, tantos! Es el Hijo amado. No hay nada mejor
que el Padre, el dueo de la inmensa via del mundo, pueda enviarnos. Solo cabe una
actitud: escucharlo.
adaptar fiestas paganas al calendario litrgico, especialmente cuando acababan de experimentar la persecucin. Es posible, no obstante, que con el transcurso del tiempo la fiesta
cristiana fuera asimilando la fiesta pagana.
Otra explicacin ms plausible hace depender la fecha
del nacimiento de Jess de la fecha de su encarnacin, que
a su vez se relacionaba con la fecha de su muerte. En un tratado annimo sobre solsticios y equinoccios se afirma que
nuestro Seor fue concebido el 8 de las kalendas de Abril
en el mes de marzo (25 de marzo), que es el da de la pasin
del Seor y de su concepcin, pues fue concebido el mismo da que muri (B. Botte, Les Origenes de la Nol et de
lEpiphanie, Louvain 1932, l. 230-33). En la tradicin oriental,
apoyndose en otro calendario, la pasin y la encarnacin
del Seor se celebraban el 6 de abril, fecha que concuerda
con la celebracin de la Navidad el 6 de enero. La relacin
entre pasin y encarnacin es una idea que est en consonancia con la mentalidad antigua y medieval, que admiraba
la perfeccin del universo como un todo, donde las grandes
intervenciones de Dios estaban vinculadas entre s. Se trata
de una concepcin que tambin encuentra sus races en el
judasmo, donde creacin y salvacin se relacionaban con el
mes de Nisn. El arte cristiano ha reflejado esta misma idea a
lo largo de la historia al pintar en la Anunciacin de la Virgen
al nio Jess descendiendo del cielo con una cruz. As pues,
es posible que los cristianos vincularan la redencin obrada
por Cristo con su concepcin, y sta determinara la fecha del
nacimiento. Lo ms decisivo fue la relacin existente entre
la creacin y la cruz, entre la creacin y la concepcin de Cristo (J. Ratzinger, El espritu de la liturgia, 131).
25
La Palabra
se hizo carne
(Jn 1,14)
26 Al encuentro de Cristo
27
Anexo 5: Para m la vida es Cristo, y una ganancia el morir (San Juan Crisstomo)
Muchas son las olas que nos ponen en peligro, y una gran
tempestad nos amenaza: sin embargo, no tememos ser sumergidos porque permanecemos de pie sobre la roca. Aun
cuando el mar se desate, no romper esta roca; aunque se
levanten las olas, nada podrn contra la barca de Jess. Decidme, qu podemos temer? La muerte? Para m la vida
es Cristo, y una ganancia el morir. El destierro? Del Seor
es la tierra y cuanto la llena. La confiscacin de los bienes?
Sin nada vinimos al mundo, y sin nada nos iremos de l. Yo
me ro de todo lo que es temible en este mundo y de sus
bienes. No temo la muerte ni envidio las riquezas. No tengo
deseos de vivir, si no es para vuestro bien espiritual. Por eso,
os hablo de lo que sucede ahora exhortando vuestra caridad
a la confianza.
No has odo aquella palabra del Seor: Donde dos o tres
estn reunidos en mi nombre, all estoy yo en medio ellos? Y,
all donde un pueblo numeroso est reunido por los lazos de
la caridad, no estar presente el Seor? Me ha garantizado
su proteccin, no es en mis fuerzas que me apoyo. Tengo en
mis manos su palabra escrita. ste es mi bculo, sta es mi
seguridad, ste es mi puerto tranquilo. Aunque se turbe el
mundo entero, yo leo esta palabra escrita que llevo conmigo,
porque ella es mi muro y mi defensa. Qu es lo que ella
me dice? Yo estoy con otros todos los das, hasta el fin del
mundo.
28 Al encuentro de Cristo
Mediterrneamente luminosa,
escancio en mi palabra cada cosa,
vaso de luz y agua de verdad.
Si el Verbo se hace carne verdadera,
no creo en la palabra que adultera.
Yo hago profesin de claridad.
29
30 Al encuentro de Cristo
Escucha de la Palabra
Verbum Domini.
Como conclusin de las lecturas de la Sagrada Escritura, la expresin Verbum
Domini Palabra de Dios nos recuerda la importancia de lo que sale de la
boca de Dios. Nos lo hace sentir no como un texto lejano, sino que por ser
inspirado, es palabra viva con la cual Dios nos interpela: nos encontramos en
el contexto de un verdadero dilogo de Dios con su pueblo.
La liturgia de la Palabra es una parte constitutiva de la Eucarista. Nos recogemos en asamblea litrgica para escuchar lo que el Seor quiere decirnos:
a todos y a cada uno. l habla aqu y ahora, a nosotros que lo escuchamos con
fe, creyendo que l solo tiene palabras de vida eterna,
que su palabra es lmpara para nuestros pasos.
Participar en la Eucarista quiere decir escuchar al Seor con el fin de
poner en prctica cuanto nos manifiesta, nos pide, desea de nuestra vida.
El fruto de la escucha de Dios que nos habla cuando en la Iglesia se leen las
Sagradas Escrituras (cf. SC, 7) madura en el vivir cotidiano.
La actitud de escucha es el principio de la vida espiritual. Creer en Cristo es
escuchar su palabra y ponerla en prctica. Es docilidad a la voz del Espritu
Santo, el Maestro interior que nos gua a la verdad completa, no solamente a
la verdad del conocer sino tambin a la verdad del practicar.
Para escuchar al Seor en la liturgia de la Palabra, es necesario tener afinado el odo del corazn. A ello nos prepara la lectura personal de las Sagradas
Escrituras. Y a fin de que lo que se ha escuchado en la celebracin eucarstica
no desaparezca de la mente y del corazn al terminar, es necesario encontrar
modos para extender la escucha de Dios,
que nos hace llegar su voz de mil maneras
a travs de las circunstancias de la vida cotidiana.
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misioneros claretianos
32 Al encuentro de Cristo