Cinco Soles

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Cinco soles: la memoria del tiempo andino

Carlos Mamani

La creación del mundo en la memoria pakajaqi, y tomando en cuenta que el centro de


la creación, se encuentra en su territorio, según fue informado Pedro Mercado de
Peñaloza (1585-1589/1885: 337-338) por la averiguación que hizo con los propios
Pacaxa. Unos dijeron que habían salido de la laguna de Chucuito, lago Titikaka, y
otros que habían venido del lado de Carangas. La primera versión, de la salida de la
gente pakajaqi del lago Titikaka, refiere un paqari, creación. Juan de Betanzos (1551:
11) amplifica aún más la relación, señalando que Contiti Viracocha, habiendo salido
del lago Titikaka, creó la tierra y el cielo. La tierra en ese primer tiempo fue dejada en
oscuras, para poblarla hizo también a las primeras gentes del tiempo de la oscuridad.
Pero como esas primeras gentes no supieron servir a su creador, Qhuntiti enojado
volvió a salir del agua, entonces esa primera gente y su gobernante quedaron
convertidos en piedra.
Qhuntiti Wiraxucha “el cual dicen haber sacado consigo cierto número de gente del cual
número no se acuerdan”, saliendo fue junto con su gente a un sitio aledaño al lago
conocido hoy como Tiwanaku, fue allí donde hizo el sol, la luna, las estrellas y el día, y
mandó al sol que “anduviese por el curso que anda”.
Creado el sol y el día, acabó el tiempo de las primeras gentes de la oscuridad. Habiendo
creado el sol, la luna, las estrellas y el día Qhuntiti Wiraxucha en Tiwanaku “hizo de
piedra cierta gente y manera de dechado de la gente que despues había de producir...”.
Esa gente hecha de piedra estaba conformada en su mayor parte por muchas mujeres
preñadas y “otras paridas” con sus niños y un principal por gobernador, que los apartaba
para luego hacer otra “provincia de gente”, “ansí hizo toda la gente de Perú y de sus
provincias allí en Tiaguanaco”. Cuando acabó con la creación mandó a sus asistentes,
salvo dos que quedaron con él, que partiesen para dar curso al paqari.
A los dos les dijo que “mirasen” aquellos bultos y los nombres que les había dado
“señalándoles y diciéndoles estos se llamaran los tales y saldrán de tal fuente en tal
provincia” (Juan de Betanzos 1551: 11).
Ordenó Qhun T’ici “y ansí como como yo aquí los tengo pintados y hechos de piedra
ansi han de salir de las fuentes y ríos y cuevas y cerros en las provincia que ansi os he
dicho y nombrado”. Los dos que quedaron con él recibieron como encargo “ireis luego
todos vosotros por esta parte señalándoles hacia donde el sol sale dividiéndólos a cada
uno por si y señalando el derecho que había de llevar”.
Qhuntici Wiraxucha hizo la gente de piedra los pintó de colores, según después sería la
vestimenta de cada una de las provincias, y mandó a dicha gente que saliesen de tal
fuente, río, cerro o cueva.
Luego marcharon los wiraxucha (asistentes) a los lugares elegidos donde en alta voz
ordenaban “fulanos salid e poblad esta tierra que está desierta porque ansi lo manda el
Contiti Viracocha que hizo el mundo” (Juan de Betanzos 1551: 11), así fueron saliendo
de fuentes, ríos, cerros y cuevas.
En esta historia de la creación recogida por Betanzos apreciamos dos tiempos: uno que
corresponde a la oscuridad y otro a la luz, al sol. Una primera de creación del mundo y
otra segunda que ordena, corrige dicha creación, como fue el establecer el curso de los
astros, la alternancia de la noche y el día y el establecimiento de la ley e incluso la
identidad de las gentes creadas, cada nación con su correspondiente gobernante.
En la tradición oral, en las relaciones recogidas por los cronistas del período colonial,
nos encontramos con más tiempos, que coinciden por otro lado con una relación que la
gente allegada a la Coya Mama Ocllo, esposa de Tupa Inka Yupanki, conservaba en un
templo que ésta tenía en la fortaleza de Sacsayhuaman.
Dichas relaciones transcritas por los primeros indígenas ladinizados y las informaciones
recopiladas por los cronistas españoles dan cuenta de cinco edades. Con la lectura de la
Relación de antigüedades deste Reyno del Pirú por don Joan Santa Cruz Pachacuti, que
transcribe en español las “noticias antiquisimos y las historias, barbarismo y fábulas del
tiempo de la gentilidad” que él escuchó siendo niño hemos ejercitado la división de la
historia en la forma que sigue:
1.Ccallac pacha (qallaq pacha). El tiempo del principio, del origen. Qalla tiene una doble
significación: comienzo y prueba/ensayo y está referido a un punto en el tiempo que sirve
de matriz. Así en la institucionalidad aymara Qallapa, pueblo de Pakajaqi, es conocido
como Awki Marka y Qalla, el ayllu mayor de Caquiaviri, es la cabeza de los demás ayllus
que conforman dicha marka. Corresponde en la relación de Betanzos al tiempo primero en
que había salido de la Laguna del Collao Contiti Viracocha e “hizo el cielo y la tierra” y
luego dejó todo en oscuras, y también había hecho a la gente del tiempo de la oscuridad.
Sin duda este es el primer tiempo en la tradición oral que aún se conserva en el Altiplano,
donde refieren que los chullpa, la gente de la oscuridad vivía con solo la luz de luna, que
para ellos la noche era día y el día noche. Sin embargo vino el anuncio de que un día el sol
vendría y que su luz quemaría a la gente de la noche, así todos ellos hicieron sus casas con
vista al Oriente, sin embargo el sol vino de oriente y los quemó. Antes de que salga el sol
la gente esperaba “awqa sunkharaniw jutani” vendrá el guerrero barbado, en relación a los
rayos solares.
2. Tutay pacha. El tiempo de la oscuridad (tutayachacha), del que no se tiene
memoria, “En los tiempos antiguos dicen ser la tierra e provincias de Piru oscura y
que en ella no había lumbre ni día y que había en este tiempo cierta gente en ella la
cual tenía cierto señor que la mandaba y a quien ella era sujeta del nombre de esta
gente y del señor que la mandaba que no se acuerdan” (Betanzos 1987: 11). Tuta es un
estado de oscuridad absoluta, cual es el significado de tuta ch’amaka, también laqhi.
Así se entiende que de ese tiempo los antiguos no se acuerden más allá de la
referencia al tiempo.
3. Purun pacha “y como cada uno cogieron lugares baldíos para sus beviendas y
moradas”, es el tiempo de la inocencia, de la pureza, el primero que corresponde a la
cultura, de apropiación de los espacios territoriales, la industria. Es también el tiempo
de las migraciones, en ese tiempo las naciones que luego conformaron el
Tawantinsuyu “benieron de hazia arriba de Potosí” en un estado de guerra tribal
“tomando los lugares, quitándose cada uno de las compañías en los lugares baldíos”
(Joan de Santa Cruz Pachacuti Yamqui 1879:235).
4. Awqa pacha.
Santa Cruz Pachacuti rememora que “cadal día abía gran falta de tierras y lugares, y
como no abían, cadal día abian guerras y discordias que todos en general se ocupavan
hazer fortalezas y assi cadal día an abido encuentros y batallas sin aber la paz en este
tiempo combates y guerras injustos, que los unos y los otros estavan jamás seguros,
sin alcansar quietud” (Pachacuti Yamqui 1879: 235). De este tiempo dice, Pedro
Cieza de León, que "En el Perú no hablan otra cosa los Indios sino dezir que los vnos
vinieron de vna parte y los otros de otra, y con guerras y contiendas los vnos se hazían
señores de las tierras de los otros, y bien parece ser verdad, y la gran antigüedad desta
gente, por las señales de los campos que labrauan ser tantos" (Pedro de Cieza de León
1553/1986: 303). Este mismo es la explicación acerca de la abundante existencia de
chullpares, en Pacajes, incluso sostienen que todavía se pueden apreciar las qallpas
(chacras) de los chullpas y que en prueba de su numeroso poblamiento las parcelas
son de extensión reducida en comparación a las actuales.

Esta sucesión de pachas es una periodización aymara que concibe a la gente, a los
qullas, en un proceso de crecimiento. El tiempo awqa es equiparado a la juventud,
cuando los pueblos buscan medir sus fuerzas y para ello acuden a la guerra como
medio.
"Antes que los ingas reinassen: quentan muchos indios destos collas, que ouo en su
prouincia dos grandes señores: el vno tenía por nombre Zapana y el otro Cari; y que
estos conquistaron muchos pucares que son sus fortalezas. Y vno de ellos entró a la
laguna de Titicaca; y que halló en ysla mayor que tiene aquel palude gentes blancas, y
que tenían baruas: con los cuales peleó de la manera que los pudo matar a todos. Y
mas dizen que passado esto tuuieron grandes batallas con los Canas y con los
Canchez. Y al fin de auer hecho notables cosas estos dos tyranos o señores que se
auían levantado en el Collao, boluieron las armas contra sí: dándose guerra el vno al
otro procurando el amistad y fauor de Viracoche Inga, que en aquellos tiempos
reynaua en el Cuzco: el cual trato la paz en Chucuyto con cari: y tuuo tales mañas que
sin guerra se hizo señor de muchas gentes destos Collas" (Pedro de Cieza de León
1553/1986: 274). Los nombres usados por los dos jefes son emblemáticos Zapana,
alude a la condición y privilegio de ser el único, que luego veremos usado por el Inka
que se titula también Sapa, mientras que Qhari significa hombre, varón.
Indudablemente que estos nombres son títulos ostentados para perseverar e imponerse
sobre los demás.
El desarrollo que luego fue alcanzado con el Tawantinsuyu, no se debe entender como
el resultado de la conquista y el beneficio de las enseñanzas que traen los incas, sino
de un estado general.
Es una visión sesgada desde el cuzco colonial, que considera a los incas como los
agentes de la institucionalización de gobierno y orden políticos. "Por las relaciones
que los indios nos dan se entiende que antiguamente no tuuieron el orden en las cosas:
ni la pulicía que después que los ingas los señorearon y agora tienen" (Pedro de Cieza
de León 1553/1986: 299). Un testimonio de aquellos tiempos, signados por una
guerra permanente, son las fortalezas de Urunquta, cerca de la ciudad de Sucre, Pirapi
y Jach’a Phaza en Pacajes.
“Concuerdan vnos y notros que sus antecesores biuían con poca orden, antes que los
ingas los señoreasen: y que por lo alto de los cerros tenían sus pueblos fuertes: de
donde se dauan guerra” (Cieza 274).

5. Inka pacha. En la visión Qulla de la historia andina, durante el tiempo de las


guerras apareció Tunupa, que favoreció a un cacique llamado Apo Tampo, del que fue
descendiente Manco Capac, el primer inka (Pachacuti Yamqui 1879: 237-241). Fue
Manco Capac, casado con su hermana Ypa Mama Uaco 1 que “assi comensó poner
leyes morales para el buen gobierno de su gente, conquistándoles a los ynobedientes
muchas provincias y naciones del Tawantinsuyu”, no todos fueron absorbidos con
violencia sino que también “Benieron ellos mismos de sus bellas gracias con presente
ricas” (Pachacuti Yamqui 1993:f9, p197). Bellas gracias, vemos cuánto de valor tenía
en la política la calidad de bella persona alcanzada por los gobernantes qulla.
En la visión inca recogida por los cronistas se dice que antes había un gran desorden,
que la gente era de tan poca razón y entendimiento, muy bestiales, que comían carne

1
. Ipa Mama en la estructura de parentesco aymaras es la hermana del padre, la madre por línea paterna.
humana y tomaban a sus hijas y madres por mujeres (Cieza de león, Primera parte:
123)
Antes de ser parte del Tawantinsuyu el Collao fue disputado por dos grandes señores:
Zapana y Cari, quienes en un tiempo fueron aliados conquistando los pueblos
asentados en el contorno del lago Titikaka, para luego entrar en guerra con los Canas
y Canches. Habiendo realizado sus conquistas de manera conjunta Cari y Zapana se
hicieron guerra entre ambos. En tiempos de Viracocha Inga, Cari hizo paz y alianza
en Chuchito con los reyes del Cuzco (Cieza 274). Un aspecto de la política inca que
hace diferencia con la época anterior fue el uso de la política en reemplazo de la
guerra “Tuuieron grandes mañas, para sin guerra hazer de los enemigos amigos”
(Cieza de León, primera parte: 124-125).

El fin del quinto sol

“Decían los indios que asistían en el templo de Mama Ocllo unos cuentos
y fabulosas (cosas) notables: que desde la creación del mundo hasta este
tiempo habían pasado cuatro soles sin éste que al presente nos alumbra. El
primero se perdió por agua, el segundo cayendo el cielo sobre la tierra y
que entonces mató a los gigantes que había y que los huesos que los
españoles han hallado cavando en diferentes partes son dellos, por cuya
medida y proporción parecen haber sido aquellos hombre de estatura de
más de veinte palmos. El tercer sol dicen que faltó por fuego. El cuarto que
por aire. Deste quinto sol tenían gran cuenta y lo tenían pintado y señalado
en el templo de Curicancha y puesto en sus quipos hasta el año de 1554”
(Murua 1614: 90-91)

Es el texto de la relación recogida por Martín de Murua, que da cuenta de una historia
que los asistentes del templo, en Sacsayhuman, de Mama Uqllu referían sobre cinco
edades en que se dividía la historia del mundo. Mama Uqllu Qhuya, llamada tambien
Tocta Cuca, era la esposa de Tupa Inka Yupanqui, quien en homenaje a la hermosura,
sabiduría (gran consejo), prudencia de la qhuya hizo construir en la fortaleza del Cuzco,
Sacsayhuaman, un templo cuya entrada tenía el arte de una boca de serpiente, desde la
que por pasadizos subterráneos (chinkana) se llegaba a la casa del Sol Qurikancha.

Cinco edades, phisqa pacha, son los períodos de la historia del Tawantinsuyu, que
concuerda con la tradición oral andina y con las recopilaciones de otros cronistas, y
tiene la particularidad de designar sol a cada uno de los tiempos. Los que tienen término
y fin con cataclismos: el primer sol acabó con el agua (hunu pahacuti), el segundo
“cayendo el cielo sobre la tierra”. El tercero que “faltó por el fuego”, historia con que
desde niños somos educados. El cuarto “que por aire”? y finalmente el quinto, que
corresponde al tiempo de los inkas, lo “tenían pintado y señalado” en el templo de
Qurikancha, contabilizado además en los kipus hasta el año de 1554.

El quinto sol acabó al producirse la invasión española. El tiempo que devino a la


invasión corresponderá a un nuevo sol?, que en este caso sería el sexto. Ciertamente que
no el tiempo solar es precedido por la oscuridad, lo vivido desde entonces en el
Tawantinsuyu o Los Andes ha correspondido a la noche. Un nuevo sol corresponde a un
nuevo orden, así se aprecia en la segunda creación que Qhun T’ici Wiraxhucha
establece leyes: el curso de los astros, las leyes y gobierno de la nueva gente.

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