Tesis de Analisis de Fallas
Tesis de Analisis de Fallas
Tesis de Analisis de Fallas
TESIS
PRESENTA
DICIEMBRE, 2017
LA TESIS
ELABORADA POR
Vo. Bo.
DIRECTOR DE TITULACIÓN
____________________________________________________________
DR. GABRIEL CHÁVEZ CABELLO
ELABORADA POR
Vo. Bo.
ASESOR
_________________________________________________________________________
Dr. Franciso Medina Barrera Dr. Gabriel Chávez Cabello M.C Efraín Alva Niño
A Dios, por ser mi fortaleza en los momentos más difíciles, y siempre llenarme de tantas
bendiciones.
A mi papá Abraham Carmelo Ruiz Cifuentes y mi mamá Sonia Edith Cantú Garza, por
siempre estar ahí para mí y motivarme a dar lo mejor de mí.
A mi hermano Abraham Alejandro Ruiz Cantú, porque siempre he podido contar contigo
pase lo que pase, y sé que siempre podré.
A mi abuelito Braulio Cantú Garza y mi abuelita Juliana Garza Rodríguez, por ser un claro
ejemplo de que el trabajo duro y la humildad son fundamentales para lograr cosas grandes en la vida.
AGRADECIMIENTOS
Hay tantas personas a quienes agradecer por el apoyo que directa e indirectamente
me han brindado a lo largo de este tiempo que he estado dentro del Posgrado de esta gran
institución, que sería imposible mencionarlos a todos, sin embargo, es importante hacer
algunas menciones distintivas.
A mi director de tesis, el Dr. Gabriel Chávez Cabello, por su valiosa ayuda durante el
desarrollo de este trabajo. Su apoyo y conocimientos tanto en campo como en el aula de
clases fueron valiosas herramientas que sin duda facilitaron el camino a la meta.
Al Dr. Fernando Velasco Tapia y al Dr. Carlos Aguilar Madera quienes fueran Sub-
directores de posgrado durante mis primeros y últimos semestres de la maestría
respectivamente, y ayudaran en todos mis trámites. A mi comité de revisión, el Dr. Francisco
Medina Barrera y el MC. Efraín Alva Niño, por sus importantes aportes para mejorar los
resultados finales de mi proyecto.
A mis amigos y compañeros de posgrado, quienes han hecho de estos dos años una
gran experiencia: Jorge Merlo, Myriam, Julia, Xavi, Salvador, Simón (Coach), Jesús Salazar
(Chucho), Meme, Daniel (Panny), Dessire, Lenny, Sergio (Máquina), Adrián Salinas, Jorge
Salinas, César Ramírez, Carlos Castillejo Jovany, y Manuel Ligonio. De manera especial,
gracias a Roberto Pedraza y Luis Esteban Martínez, quienes fueran mi brigada de trabajo de
campo durante mis dos años de maestría.
i
Figura 1. 18 Plano que muestra las vías de acceso al área de estudio (SCT, 2006). La zona de estudio
se encuentra dentro del rectángulo color rojo. ......................................................................Página 27
Figura 2. 1 Modelo de evolución tectónica para el NE de México. Al oeste existe una mayor
influencia tectónica en la estratigrafía, mientras que al este la influencia es mayoritariamente eustática
(Goldhammer & Johnson, 2001 en Torres, 2011). ................................................................ Página 33
Figura 2. 2 Distribución de sectores del frente tectónico de la Sierra Madre Oriental: (1) San Pedro
del Gallo, (2) Huayacocotla, (3) Transversal de Parras, (4) Saliente de Monterrey, (5) Valles, (6)
Cuenca de Sabinas, (7) Región Zongolica, (8) Bloque de Coahuila. La nomenclatura para las ciudades
queda como sigue: (T) Tampico, (M) Monterrey, (To) Torreón, (V) Veracruz, (SLP) San Luis Potosí
(Eguiluz et al., 2000). ............................................................................................................ Página 36
Figura 2. 3 Imagen Landast tomada de Goldhamme & Johnson, 2001 que ilustra los principales
elementos tectónicos del Noreste de México. La nomenclatura de la imagen queda como sige: (M)
Ciudad de Monterrey, (S) Saltillo, (CB) Bloque de Coahuila, (SMO) cinturón plegado de la Sierra
Madre Oriental, (CFB) Cinturon plegado de Coahuila, (Pa) Cuenca de Parras, (Lp) Cuenca de la Popa,
(MV) Potrero Minas Viejas, (PG) Potrero García, (H) Cañón de la Huasteca, (SMF) Falla San
Marcos.. ................................................................................................................................ Página 37
Figura 2. 4 Mapa de terrenos tectónicos de México y el norte de Centro América. Abreviaciones:
(CUI)Cuicateco, (M)Mixteco, (T)Tarahumara, (Z)Zapoteco, (AB)Falla Agua Blanca, (SM)Falla San
Marcos, (TMVB) Cinturón Volcánico Trans-Mexicano (Sedlock, 1993). ........................... Página 40
Figura 2. 5 Mapa paleotectónico del Noreste de México. Las abreviaciones para las ciudades son:
(NL) Nuevo Laredo, (M) Monterrey, (S) Saltillo, (CV) Ciudad Victoria, y (TA) Tampico. Modificado
de Goldhammer et al. (1991). ............................................................................................... Página 42
Figura 2. 6 Configuración tectónica de México para el Triásico Tardío - Jurásico Temprano (Coney,
1983). .................................................................................................................................... Página 43
Figura 2. 7 Configuración tectónica de México para finales del Jurásico Medio y principios del
Jurásico Tardío. Durante este periodo de tiempo, un brazo del rift se separó durante el proceso
distensivo y ocurrió migración de un bloque hacia el oeste, separando África y Sudamérica de
Norteamérica, propiciando a su vez la apertura del Golfo de México (Modificado de Coney, 1983)..
............................................................................................................................................... Página 44
Figura 2. 8 Columna Cronoestratigráfica del NE de México. (Tomado de Jesús-Torres, 2011).
............................................................................................................................................... Página 46
Figura 2. 9 Mapa de la distribución de las masas continentales al inicio de la ruptura de Pangea. La
separación y deriva progresiva de América del Norte del resto de Laurasia dio como resultado la
subducción del piso oceánico bajo la margen occidental de América del norte, con consecuente
aparición de los primeros rasgos orogénicos a lo largo de la cordillera (modificado de Kious & Tilling,
1996) (en Valencia-Moreno & Ortega-Rivera, 2011). .......................................................... Página 49
Figura 2. 10 Mapas tectónicos simplificados del noreste del Pacífico entre 74 y 64 Ma. Las flechas
indican el movimiento relativo de las placas (modificado de Bunge & Grand, 2000) (en Valencia-
Moreno & Ortega-Rivera, 2011). .......................................................................................... Página 50
Figura 2. 11 Mapa de los principales rasgos orogénicos asociados al evento orogénico Laramide en
el suroeste de América del Norte y Norte y Sur de México. En color rojo se muestra la Sierra Madre
Oriental (English et al., 2003; modificado de Valencia-Moreno & Ortega-Rivera, 2011). .. Página 52
Figura 2. 12 Reconstrucción de los arcos magmáticos en México entre el Triasico Tardío y el
Mioceno Temprano: (a) arco triásico-jurasico; (b) arco cretácico; (c) arco Laramide; (d) arco
miocénico. MSM: Megacizalla Mojave-Sonora. Modificada de Valencia-Moreno, 1998 (en Valencia-
Moreno & Ortega-Rivera, 2011). .......................................................................................... Página 53
Figura 3. 1 Mapa de los principales anticlinales, cabalgaduras, y fallas de transcurrencia de la
Curvatura de Monterrey. El área se encuentra dividida en cinco grandes regiones de diferentes estilos
de plegamiento. MY-Monterrey; A-Allende; MS-Montemorelos y L-Linares (Modificado de Padilla
y Sánchez, 1985). .................................................................................................................. Página 59
ii
Figura 4. 1 Tipos de trampas en las cuales los mecanismos de plegamiento son dominantes. Las
trampas relacionadas a fallamiento son (A) Fault bend fold, (B) Fault propagation fold, (C) Fault drag
fold, (D) Fault drape fold (Biddle & Wielchowsky, 1994). .................................................. Página 62
Figura 4. 2 Tipos de trampas en las cuales los mecanismos de plegamiento son dominantes. Las
trampas no relacionadas a fallamiento son (A) Lit off, (B) Pliegues tipo Chevron/Kink, (C) Diapiro,
(D) Compactación diferencial (Biddle & Wielchowsky, 1994). ........................................... Página 62
Figura 4. 3 Tipos de trampas de hidrocarburos en los cuales el mecanismo de fallamiento normal es
dominante. (A) Falla normal tipo “Cierre de puerta” con participación del basamento, (B) Falla lístrica
sintética normal de despegue (Biddle & Wielchowsky, 1994). ............................................ Página 64
Figura 4. 4 Tipos de trampas de hidrocarburos en los cuales el mecanismo de fallamiento inverso es
dominante. (A) Trampas de tipo Fault-bend fold (izquierda), y trampa asociada a deformación dúctil
(derecha), (B) Falla de tipo “Strike slip” (Biddle & Wielchowsky, 1994). .......................... Página 65
Figura 4. 5 Sección sísmica interpretada de la cuenca petrolífera Ghadames, ubicada al Norte de
África. La sección muestra claramente la presencia de dos discordancias estratigráficas importantes:
Discordancia Alpina y la Discordancia Hercynian (Underdown y Redfern,
2008……………………………………………………………………….………….…….Página 66
Figura 4. 6 Trampas estratigráficas asociadas con discordancias. (A)Trampas que ocurren por debajo
de una discordancia, (B)Trampas que ocurren por encima de una discordancia (Biddle &
Wielchowsky, 1994). ............................................................................................................ Página 66
Figura 4. 7 Trampas estratigráficas secundarias. (A) Trampas creadas por una pérdida gradual de
porosidad/permeabilidad hacia el tope superior de la estructura por procesos de cementación, (B)
Trampas creadas por el aumento de la porosidad posterior a los procesos de la depositación (Biddle
& Wielchowsky, 1994). ........................................................................................................ Página 67
Figura 4. 8 Trampas combinadas. (A) Intersección de una falla con un margen de depositación de la
sección porosa y permeable, (B) Plegamiento de una depositación tipo pinchout (Biddle &
Wielchowsky, 1994). ............................................................................................................ Página 69
Figura 5. 1 Localización de las distintas estaciones (puntos rojos numerados) donde se realizaron los
levantamientos de datos estructurales (fracturas). En la esquina inferior derecha se muestra la
localización del municipio de Rayones, Nuevo León (Punto blanco/morado) (Imagen tomada de Bing
Maps.com) ............................................................................................................................ Página 71
Figura 5. 2 Red estereográfica de fracturas de la Formación Taraises para la estación 2 .... Página 71
Figura 5. 3 Fragmento de roca de la Formación Cupido con un alto contenido de material fósil,
principalmente rudistas. ........................................................................................................ Página 74
Figura 5. 4 Formación Tamaulipas Superior con presencia de estilolitas. ........................... Página 76
Figura 5. 5 Red estereográfica de fracturas de la Formación Tamaulipas Superior para la estación 1..
............................................................................................................................................... Página 76
Figura 5. 6 Formación Cuesta del Cura con una clara presencia de bandas de pedernal, así como la
clásica estratificación ondulante, de caliza estratificada con lutitas delgadas.. ..................... Página 77
Figura 5. 7 Red estereográfica de fracturas de la Formación Cuesta del Cura para la estación 3..
............................................................................................................................................... Página 78
Figura 5. 8 A) Manchones de óxido de hierro, B) Horizontes de lutita bituminosa.. ........... Página
79
Figura 5. 9 Red estereográfica de fracturas de la Formación Agua Nueva para la estación Página 79
Figura 5. 10 Red estereográfica de fracturas de la Formación Agua Nueva para la estación 6..
............................................................................................................................................... Página 80
Figura 5. 11 Red estereográfica de fracturas de la Formación Agua Nueva para la estación 7.
............................................................................................................................................... Página 80
Figura 5. 12 Horizonte bentonítico de la Formación San Felipe, mostrando su clásica coloración
verdosa .................................................................................................................................. Página 81
Figura 5. 13 Afloramiento de la Formación Méndez con una presencia muy marcada de fracturas de
cizalla (líneas punteadas rojas) y extensión (líneas punteadas verdes) ................................. Página 82
iii
Figura 5. 14 Red estereográfica de fracturas de la Formación Méndez para la estación 4. . Página 83
Figura 5. 15 Red estereográfica de fracturas de la Formación Méndez para la estación 8. . Página 83
Figura 5. 16 Red estereográfica de fracturas de la Formación Méndez para la estación 9. . Página 84
Figura 5. 17 Red estereográfica de fracturas de la Formación Méndez para la estación 10.Página 84
Figura 5. 18 Red estereográfica de fracturas de la Formación Méndez para la estación 11.Página 85
Figura 5. 19 Red estereográfica de fracturas de la Formación Méndez para la estación 12.Página 85
Figura 5. 20 Fracturas asociadas con pliegues. La proyección estereográfica muestra las
orientaciones del sistema de coordenadas, las líneas punteadas representan el rumbo y buzamiento de
la estructura en las zonas donde no hay horizontalización, y las fracturas se representan por las líneas
sólidas; A: ac y 0kl>a, B: bc y 0kl>b, C: hk0>a, D: bc y 0kl>a, E: h0l>c (Twiss & Moores, 1992)..
............................................................................................................................................... Página 86
Figura 5. 21 Mapa estructural de la Curvatura de Monterrey mostrando direcciones locales (flechas
negras) y regionales de esfuerzos (flechas en blanco) de deslizamiento por décollement (Modificado
de Padilla y Sánchez, 1985) .................................................................................................. Página 87
Figura 5. 22 Relación de esfuerzos principales en planos de falla y redes de Schmidt para Fallas
Normales, Fallas Laterales, y Fallas Inversas (Anderson, 1951) .......................................... Página 88
Figura 5. 23 Mapa general de las estructuras principales del área de estudio ...................... Página 90
Figura 5. 24 Secciones del área de estudio y sus abreviaturas: Ks-M: Formación Méndez, Ks-Sf:
Formación San Felipe, Ks – An: Formación Agua Nueva, Ks – Cc: Formación Cuesta del Cura, Ki
– Ts: Formación Tamaulipas Superior, Ki – Lp: Formación La Peña, Ki – Cu: Formación Cupido,
RE: Rocas Evaporíticas. ...................................................................................................... Página 95
Figura 6. 1 Mapa del área de estudio que muestra, con flechas en color rojo, la dirección principal de
la zona. La dirección de los esfuerzos coincide con la disposición geométrica de las estructuras en el
área. ....................................................................................................................................... Página 98
Figura 6. 2 Mapa regional de la Saliente de Monterrey; modificado de Padilla y Sánchez, 1985. Las
flechas en color rojo indican el comportamiento cinemático de las zonas de transferencia a un nivel
más regional. ......................................................................................................................... Página 99
Figura 7. 1 En el presente sexenio la producción ha caído alrededor de medio millón de barriles, la
sobreoferta mundial ha afectado notoriamente la producción en México ........................... Página 100
Figura 7. 2 Mapa que muestra la localización del área de KUMAZA en la provincia de la bahía de
Campeche (Mitra et al., 2006). ............................................................................................ Página 102
Figura 7. 3 Columna estratigráfica simplificada para el área de Ku-Maloob-Zaap, mostrando los
periodos de tiempo de los eventos tectónicos principales (Mitra et al., 2006) .................... Página 104
Figura 7. 4 Paleogeografía del Triásico Superior en el área del Golfo de México. La ubicación de los
horsts fué esquematizada por Salvador (1991c) con datos superfi ciales y de subsuelo. Las costas y
las fronterasdel país se muestran como referencia .............................................................. Página 106
Figura 7. 5 Paleogeografía del Jurásico Medio en el área del Golfo de México. En negro se muestra
la distribución actual de la sal depositada durante el Calloviano. La sal afl ora en el fondo marino en
dos masas, una septentrional y otra meridional, separadas por una franja sin sal. Las costas y las
fronteras del país se muestran como referencia ................................................................... Página 107
Figura 7. 6 Paleogeografía del Kimmeridgiano temprano. Para este tiempo la actividad de la Falla
Transformante Tamaulipas-Oaxaca ya había cesado su movimiento lateral y tanto el Macizo de
Chiapas como el Bloque Yucatán ocuparon desde entonces la posición que tienen hoy. Las costas y
las fronteras del país se muestran como referencia. ............................................................ Página 108
Figura 7. 7 Paleogeografía del Tithoniano superior. Nótese la gran extensión de las áreas de
plataformas someras, en donde ocurrió el depósito de rocas ricas en materia orgánica que constituyen
la principal roca generadora de hidrocarburos en el Golfo de México. Las costas y las fronteras del
país se muestran como referencia. ....................................................................................... Página 111
iv
Figura 7. 8 Paleogeografía del Barremiano. Note la longitud de las barreras de arrecifes que bordean
a las plataformas, así como la gran extensión de áreas con carbonatos de aguas someras. Las costas y
las fronteras del país se muestran como referencia ............................................................. Página 112
Figura 7. 9 Paleogeografía del Albiano-Cenomaniano. La sedimentación de clásticos prevaleció
sobre los carbonatos hasta el Aptiano tardío, tiempo en el que los altos de basamento que estuvieron
emergidos desde el Jurásico tardío fueron sumergidos bajo las aguas del mar. A partir de entonces la
sedimentación de carbonatos dominó nuevamente en toda la cuenca del Golfo de México. Las costas
y las fronteras del país se muestran como referencia .......................................................... Página 114
Figura 7. 10 Paleogeografía del Turoniano-Maestrichtiano. El aporte de sedimentos provenientes del
occidente y del sur se incrementó y cambió definitivamente el patrón de depósito de carbonatos a
clásticos. Esta condición se mantuvo hasta el Cenozoico. Las costas y las fronteras del país se
muestran como referencia ................................................................................................... Página 115
Figura 7. 11 Paleogeografía de inicios del Paleoceno, cuando se ha propuesto el impacto de un
meteorito en el área de Chicxulub. En este tiempo se depositó una brecha de carbonatos con una gran
extensión y espesores que alcanzan los 700 m. Las costas y las fronteras del país se muestran como
referencia ............................................................................................................................ Página 116
Figura 7. 12 Paleogeografía del Eoceno tardío cuando se inició el relleno de las cuencas de antepaís
de las sierras plegadas y cabalgadas del occidente del Golfo de México por sedimentos. Cuenca de
Parras-San Carlos (CPSC), Cuenca de Tampico-Misantla (CTM) y Cuenca de Veracruz (CV). Las
costas y las fronteras del país se muestran como referencia ............................................... Página 118
Figura 7. 13 Paleogeografía del Mioceno tardío, cuando ya se habían formado las Crestas Mexicanas
y los pliegues y fallas de la Cuenca de Veracruz, y de la Sierra de Chiapas-Reforma-Akal. De éstas
últimas estructuras, el tramo Reforma-Akal se conoce solamente en el subsuelo .............. Página 119
Figura 7.14 Paleogeografía del Pleistoceno Tardío. En este tiempo ya había ocurrido el
basculamiento hacia el norte de la cadena Sierra de Chiapas- Reforma-Akal por el desalojo de sal
calloviana y se habían formado las cuencas de (1) Comalcalco-Salina del istmo y (2) Macuspana. La
orientación de las estructuras extensionales, casi perpendicular a las compresionales. ...... Página 120
Figura 7. 15 Disposición estructural actual del campo Ku-Maloob-Zaap (PEMEX, 2010)
……………………………………………………………………………………………..Página 121
Figura 7. 16 Comparación de la evolución estructural entre Ku-Maloob-Zaap y Casillas, Nuevo León
............................................................................................................................................. Página 124
Figura 7.17 Secciones geológicaas de las estructuras de Ku, Maloob y Zaap. El tipo de pliegue que
puede apreciarse es el pliegue de despegue fallada. El inciso A) muestra un tren de pliegues de
despegue relacionados a falla clásico. ................................................................................. Página 125
Figura 7.18 Sección del área de estudio y sus abreviatras: Ks -M: Formación Méndez, Ks – Sf:
Formación San Felipe, Ks – An: Formación Agua Nueva, Ks – Cc: Formación Cuesta del Cura, Ki
– Ts: Formación Tamaulipas Superior, Ki – Lp: Formación La Peña, Ki – Cu: Formación Cupido,
RE: Rocas Evaporíticas.. .................................................................................................... Página 126
Tabla 5.1 Sistema de fracturas correspondiente a las diferentes unidades litológicas en el área de
estudio.. ................................................................................................................................. Página 73
Tabla 5.2 Dirección e inmersión de los esfuerzos principales de las familias de fracturas 1 y 2, así
como la unidad litológica a la cual corresponden ................................................................. Página 89
Tabla 7.1 Datos de producción del campo Ku-Maloob-Zaap en Miles de Barriles por Día (Mbd).
Tomado de la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH, 2017) ..................................... Página 103
v
RESUMEN
En el presente trabajo se caracterización una cadena de pliegues análogos a trampas
de hidrocarburos del Golfo de México, cerca de la localidad de Rayones, Nuevo León, dentro
del cinturón de pliegues y cabalgaduras de la Sierra Madre Oriental. El estudio de esta cadena
de pliegues es llevado a cabo mediante la generación e interpretación de un mapa geológico,
desarrollado a partir de diferentes campañas de exploración, así como un estudio preliminar
de los mapas ya existentes de la zona. El área presenta rocas sedimentarias con edades que
van desde el Oxfordiano hasta el Maastrichtiano, las cuales se vieron afectadas por el evento
orogénico Sevier-Laramide (80 Ma); esto generó un tren de sinclinales y anticlinales en el
área, los cuales, según las direcciones de paleoesfuerzos determinadas, predomina una
dirección NE del esfuerzo principal (σ1). Es posible encontrar en el área estructuras de tipo
sinclinal y anticlinal, las cuales se ven afectadas por la presencia de diferentes sistemas de
fallas laterales dextrales; se reconoce también la presencia de una cabalgadura principal que
recorre la zona con una orientación NW – SE. Se han cartografiado cuerpos de yesos, los
cuales sobreyacen a paquetes sedimentarios con edades Cretácico Superior, lo cual podría
sugerir un evento relacionado al ascenso de yesos en la zona. Mediante el desarrollo de
diferentes secciones geológicas, es posible visualizar el comportamiento de los cuerpos de
yesos y corroborar, de manera preliminar, que la estructura principal en la zona puede tratarse
de un pliegue nucleado por rocas evaporíticas, teniéndose entonces un sistema de
acortamiento sin estructuras preexistentes pero con la presencia de grandes paquetes de rocas
evaporíticas en profundidad. El comportamiento de los esfuerzos principales en la zona jugó
un papel importante, pues condicionó el comportamiento de los cuerpos evaporíticos, por lo
que se analizó un número importante de sistemas de fracturas empleando el programa
Stereonet, con el objetivo de determinar la dirección de paleoesfuerzos, y proponer un
modelo geológico que explique la evolución estructural de las estructuras geológicas
principales del área de estudio y su relación con los cuerpos evaporíticos que las cortan.
vi
ABSTRACT
In the present work, a chain of folds analogous to hydrocarbon traps in the Gulf of
Mexico was characterized near the town of Rayones, Nuevo Leon, within the Sierra Madre
Oriental fold and thrusts belt. The study of this structure was carried out through the
generation and interpretation of a geological map, developed from different exploration
campaigns, as well as a preliminary study of existing maps of the area. The area presents
sedimentary rocks with ages ranging from the Oxfordian to the Maastrichtian, which were
affected by the Sevier-Laramide orogenic event (80 My); this generated a train of synclines
and anticlines in the area, which, according to the determined paleo-stress directions,
predominates an NE direction of the main deformational stress (σ1). The area has synclinal
and anticlinal structures, which are affected by the presence of different lateral dextral fault
systems; the presence of a main reverse fault that crosses the area with a NW – SE orientation
it’s also been recognized. Gypsum bodies have been mapped, which overlay sedimentary
units with Upper Cretaceous ages, which could suggest an event related to the rise of gypsum
bodies in the area. By developing and analyzing different geological sections, it is possible
to visualize the behavior of the gypsum bodies and corroborate, in a preliminary way, that
the main structure in the area can be a fold nucleated by evaporite rocks, having then a system
of shortening without pre-existing structures but with the presence of large packages of
evaporitic rocks in depth. The behavior of the main deformational stresses in the area played
an important role since it conditioned the behavior of the evaporitic bodies, for which an
important number of fracture systems were analyzed using th Stereonet program, in order to
determine the direction of paleo-stress, and propose a geological model that explains the
structural evolution of the main geological structures of the study area and its relationship
with the evaporitic bodies that cut them.
vii
GENERALIDADES CAPÍTULO I
CAPITULO 1
1 GENERALIDADES
Los CPC se han formado en muchas áreas a través del tiempo geológico, y son reconocidos
como el modo más común en el cual se acomoda el acortamiento de la corteza. La comprensión
geométrica y cinemática de esta clase de estructuras dentro de los CPC es de gran importancia por
su impacto en la exploración y explotación de hidrocarburos en el mundo (Picha, 1996: Meneses-
Rocha y Yurewiks, 1999; Jia et al. 2006; Cooper, 2007), dado que el 14% de las reservas mundiales
están en este tipo de estructuras geológicas (Cooper, 2007 en Poblet & Lisle, 2011).
Los CPC son regiones clásicas de la mayoría de los cinturones orogénicos, los cuales están
controlados por una tectónica compresiva. Existen registros de la presencia de estas estructuras en
ambientes que son el resultado de la convergencia entre placas, zonas de subducción y de intraplaca
influenciadas por la convergencia de placas vecinas donde pueden llegar a actuar los
desplazamientos gravitacionales.
Realizar una síntesis de las principales características de un CPC es complejo, ya que las
condiciones bajo las cuales se generan varían de manera radical de una región a otra; sin embargo,
algunas características incluyen: los parámetros de la tectónica de placas bajo la cual se
desarrollaron; es decir, si el basamento está relacionado a la deformación o no, la estratigrafía,
1
GENERALIDADES CAPÍTULO I
Existen CPC cuya génesis se encuentra ligada a límites de placa oblicuos sujetos a
transpresión, donde todo el proceso de convergencia de la placa incluye componentes de
movimiento propios de una falla transformante (Poblet & Lisle, 2011).
Estos son uno de los tipos más conocidos de Cinturones Plegados y Cabalgados. Estos
cinturones poseen entre 10 y 1000 kilómetros de ancho (Figura 1.1), constituyendo la zona más
externa de los orógenos. Un buen ejemplo de CPC de antepaís son las Montañas Rocallosas en
Estados Unidos. Típicamente esta clase de CPC implican una cubierta sedimentaria no
metamorfizada, o bien, con bajo grado de metamorfismo, cuyo espesor disminuye hacía el
antepaís, depositado sobre un basamento metamórfico/ígneo que se inclina hacía el transpaís, que
constituye el margen pasivo continental.
Figura 1. 1 Sección geológica a través de un CPC de las Montañas Rocallosas (modificado de Price, 1981 en Poblet
& Lisle, 2011).
2
GENERALIDADES CAPÍTULO I
Algunos CPC pueden presentar cinturones de pizarras (Hobbs et al., 1976; Twiss &
Moores, 1992), que principalmente se componen de una serie monótona de sedimentos de aguas
profundas sin contenido fósil. La estructura de estos cinturones se caracteriza por ser angosta y
alargada, siguiendo un paralelismo conforme al cinturón orogénico. La estructura y estratigrafía
de un cinturón de pizarra son difíciles de reconstruir debido a la falta de fósiles e indicadores
estratigráficos, así como a la presencia de condiciones metamórficas de bajo grado (en Poblet &
Lisle, 2011).
Los prismas de acreción son el principal foco de deformación en las zonas de subducción;
aquí los paquetes de rocas son removidos mecánicamente de la placa oceánica en subducción y
acrecionados a la placa superior (Moore & Silver, 1987; von Huene & Scholl, 1991) (en Poblet &
Lisle,2011).
Estructuras como los prismas de acreción poseen una composición heterogénea en los
materiales que los conforman, por lo que la estructura resultante siempre será muy variable (Figura
1.2). La estructura del prisma, así como su geometría, están fuertemente controladas por el espesor
de la pila de sedimentos en subducción.
3
GENERALIDADES CAPÍTULO I
4
GENERALIDADES CAPÍTULO I
Estos CPC están controlados por la interacción de una gran cantidad de parámetros tales
como la anchura e inmersión del borde de la cuenca, la distribución, el grosor y la reología del
horizonte de despegue, la variación espacio/temporal de la carga de sedimentos, y la existencia de
barreras para el movimiento de deslizamiento.
Figura 1.3 Perfil sísmico del basamento a las afueras de la costa de Venezuela, deformado durante el Neógeno
por colapso gravitacional en un margen pasivo del Mesozoico (modificado de Di Croce, 1995) (en Poblet &
Lisle, 2011).
El estilo de deformación de los CPC puede clasificarse dentro de dos términos principales;
deformación de cobertura (thin skin), y la deformación del basamento (thick skin).
Cuando se habla de una deformación de cobertura (thin skin), nos referimos a aquella en la
cual solo la cubierta sedimentaria ubicada sobre un despegue basal se ve afectada, mientras que
para el caso de una deformación de basamento (thick skin), la deformación afecta primero al
basamento y después se propaga a la cubierta.
5
GENERALIDADES CAPÍTULO I
geométricos cuantitativos de pliegues relacionados con fallas para explicar esta relación; tal como
pliegues por doblez de falla, por propagación de falla y por despegue (Suppe, 1983; Suppe &
Medwedeff, 1984; Jamison, 1987; Chester & Chester, 1990; Erslev, 1991; Epard & Groshong,
1995; Torres-Ramos, 2011). Previo al desarrollo de hojas cabalgantes en deformación de
cobertura, estas deben experimentar una deformación inicial y posteriormente un despegue, el cual
puede lograrse únicamente a lo largo de un despegue basal en una capa de roca de baja resistencia
a la cizalla, que en el caso de pliegues de despegue puede ser móvil. La energía acumulada durante
la aplicación de esfuerzos orogénicos controla la deformación y el cambio de esfuerzos dentro de
la hoja de cabalgadura en movimiento y su antepaís (Yielding et al., 1981; Rockwell et al., 1988;
Phillip et al., 1992; Treiman, 1995); esta energía puede ser consumida ya sea: (1) con la
propagación de nuevas fallas; (2) la reactivación de fallas preexistentes; (3) gravedad opuesta; ó
(4) por deformación interna de la hoja de cabalgadura (Mitra & Boyer, 1986). Estos estilos
estructurales se desarrollan cuando arcos de islas son acrecionados a bordes continentales con
cuencas marinas marginales (Figura 1.3) y en cuencas foreland asociadas a arcos continentales
acortados
Figura 1. 4 Sección de un segmento del cinturón Foothills de las montañas Rocallosas en Canadá que enfatiza el
concepto de tectónica de piel delgada. Las líneas gruesas indican fallas (las flechas indican el movimiento relativo,
el transporte es hacia el antepaís). Las fallas no penetran bajo una falla de despegue que se ubica en el plan de
estratificación cerca de la base de la secuencia sedimentaria. (Modificado de Price, 1981; en Marshak & Woodward,
1988) (en Jesús-Torres, 2011).
6
GENERALIDADES CAPÍTULO I
Los pliegues por propagación de falla deberían de ser bastante raros, considerando la
probabilidad estadística de que la dirección del esfuerzo intersecte tanto a la inestabilidad de la
falla como a la del pliegue; sin embargo, existe el registro de varias de estas estructuras alrededor
del mundo. Los pliegues por propagación de falla se desarrollan por un mecanismo descrito por el
modelo de flexión-deslizante (Figura 1.5).
7
GENERALIDADES CAPÍTULO I
8
GENERALIDADES CAPÍTULO I
Las estructuras simples de pliegues por propagación de falla forman importantes trampas
estructurales (Mitra, 1990). Las trampas más importantes para esta clase de estructuras se localizan
en la cresta de los anticlinales mayores. Como un ejemplo de esto, se tiene al anticlinal del Valle
de Turner en Canadá, un importante productor de gas y aceite, el anticlinal Jaipur, otro productor
importante de hidrocarburos en la India.
Se pueden llegar a formar trampas secundarias dentro de las capas deslizadas de una falla
principal, y debajo de las rampas del bloque de piso de la falla. Este estilo de trampas se sabe que
coexisten en el cinturón plegado y fallado en Wyoming (Mitra, 1990).
A diferencia de los pliegues de propagación de falla, estos pliegues no están asociados con
una rampa en la falla, sino que se forman en relación con una falla paralela a las capas (Figura
1.7). Pueden generarse en la zona próxima a la terminación de un cabalgamiento, o bien en
cualquier otra zona a lo largo del cabalgamiento si se produce una disminución brusca en la
cantidad de desplazamiento a lo largo de este. Los pliegues despegados pueden estar limitados por
un despegue inferior, por uno superior o por ambos.
Figura 1. 7 Pliegue despegado teórico y pliegue despegado obtenido a partir de datos de campo (anticlinal de Mediano,
Pirineos). Las capas de Luteciense-Bartoniense corresponden a sedimentos sintectónicos depositados durante el
crecimiento del pliegue. El flanco frontal es cortado por una falla inversa (Poblet, 2004).
Los pliegues de despegue son comunes en paquetes de rocas caracterizados por variaciones
significantes en su competencia, así como el espesor de cada uno de los horizontes. El horizonte
de despegue es comúnmente una capa incompetente, que puede ser más o menos móvil. Ejemplos
9
GENERALIDADES CAPÍTULO I
de horizontes de despegues con poca movilidad son aquellos compuestos por carbonatos, mientras
que los que poseen gran movilidad tienen una composición mayoritariamente de rocas evaporíticas
o arcillosas.
También llamados pliegues de rampa-rellano (ramp-flat folds) (Rich, 1934) son aquellos
que se forman como resultado del movimiento de un bloque de falla a lo largo de una superficie
de falla no planar, lo cual causa la flexión del bloque de falla y por lo tanto la formación del pliegue
(Figura 1.9). Aunque por lo general se forman en el bloque superior de la falla, pueden
desarrollarse también en el bloque inferior o en ambos.
10
GENERALIDADES CAPÍTULO I
Figura 1. 9 Pliegue de flexión de falla teórico y pliegue de flexión de falla obtenido a partir de un perfil sísmico
(anticlinal de Lost Hill, Estados Unidos, modificado de Medwedeff, 1989).
Existen algunos ejemplos en el mundo que muestran claramente esta clase de estructuras,
proviniendo algunos de los Apalaches, el sur de los Alpes en Europa, la cordillera de Kirthar y
Sulaiman en Pakistán, los Pirineos, etc.
Dúplex
Figura 1. 10 Estructura dúplex (Mountain city window), en los Apalaches (Mitra & Boyer, 1986).
Las estructuras Dúplex pueden generarse tanto en el techo como en la base de una falla de
despegue dominante, la parte frontal de una rampa anticlinal, o en el núcleo de un anticlinal (Mitra,
1986). En cada uno de estos casos, la explicación para el desarrollo del Dúplex es diferente.
11
GENERALIDADES CAPÍTULO I
Los Dúplex poseen una geometría que varía considerablemente, esta se ve controlada por
la interacción de la capa inferior de despegue, la estructura dúplex y el techo de la falla.
Si cada falla en un sistema repite el tamaño y forma de la falla vecina, de manera que estas
se sobrepongan como tejas de un techo, y se encuentren buzando en una misma dirección,
tendremos un sistema de abanico imbricado. Este importante tipo especial de sistema de fallas fue
reconocido en 1883, cuando se definieron las estructuras schuppen como la repetición de los
estratos por una serie de fallas paralelas, equidistantes y superpuestas (Suess, 1904, p. 112).
Figura 1. 11 Sección cruzada de un abanico imbricado a dos niveles diferentes de erosión. Cada plano de falla
tiene una forma de media luna ascendente, y todas las curvas son asíntotas en un sentido descendente hacia una
falla basal en común.
12
GENERALIDADES CAPÍTULO I
Este tipo de deformación ocurre también en zonas externas pero en las que no se han
desarrollado cinturones de cabalgamiento o éstos no son de cobertura, sino que en estas zonas
externas la deformación involucra a toda la corteza, es decir incluyendo al basamento, en estos
casos las fallas atraviesan la corteza continental completa, a este estilo de deformación se le conoce
como deformación de piel gruesa o que involucra al basamento (thick skin); se genera por
acortamiento horizontal y crecimiento vertical debido a fallamiento de rocas de basamento. La
provincia Laramide en el oeste de EE.UU es uno de los ejemplos clásicos del mundo (Figura 1.12)
(Dan, 1986; Brown, 1988; Dickinson et al., 1988; Kulik & Schmidt, 1988), Los Alpes (Debelmas,
1989; Butler, 1992; Laubscher, 1992; Froitzheim et al., 1996; Kley & Eisbacher, 1999), Atlas
(Beauchamp et al., 1996; Ricou, 1996; Frizon De Lamonte et al., 1998).
Figura 1. 12 Sección de un segmento del cinturón Laramide de las Montañas Rocallosas en USA, que enfatiza el
concepto de tectónica de piel gruesa. Las líneas gruesas indican fallas (las flechas indican el movimiento relativo,
el transporte es indistinto). Las fallas penetran desde el basamento y cortan la cobertura superficial con alto ángulo
(modificado de Brown, 1988 en Nemcok et al., 2005) (en Jesus-Torres, 2011).
Una de las estructuras clásicas que se involucran en la deformación del basamento son los Graben
Invertidos, estos se originan por la transferencia de esfuerzos a través de fallas normales
preexistentes en el bloque de piso. Pueden generarse por inversión de fallas normales en
combinación con fallas de acomodo asociadas que experimentan reactivación y propagación, o por
inversión de fallas normales sin fallas asociadas (Nemcok et al., 2005).
Las estructuras invertidas están definidas por el desarrollo de secciones sedimentarias sin-
rift, post-rift y sin-inversión, siendo frecuente en la reactivación de fallas normales la propagación
de la falla principal dentro de sedimentos post-extensión y sin-inversión. La inversión es
13
GENERALIDADES CAPÍTULO I
controlada por la geometría de las fallas normales pre-existentes, ya que estas pueden ser lístricas,
planares o presentarse en arreglos de rampa/despegue o en dominó (Mcclay, 1995); por otro lado,
la inversión de la falla puede estar afectada por la dirección de acortamiento en relación a la
geometría del graben. Además, es importante señalar que no todas las fallas normales pre-
existentes son necesariamente invertidas al mismo tiempo, tampoco todas tienen que experimentar
inversión, ya que esto depende del tipo de esfuerzos que afecta a la litósfera (Gibbs, 1987).
Cuando existe una cubierta isotrópica, el plegamiento se genera por la ampliación del
flanco frontal hacia arriba desde la punta de la falla, y la inclinación de las capas hacia arriba es
progresivamente más suave (Withjack et al., 1990), mientras que una cubierta anisotrópica
mantiene constante tanto la amplitud como la inclinación del flanco frontal (Friedman et al., 1980).
El grado de acople entre el basamento y la cubierta controla la dirección de desplazamiento en la
cubierta sobre el bloque de techo del basamento.
14
GENERALIDADES CAPÍTULO I
15
GENERALIDADES CAPÍTULO I
Se pueden encontrar ejemplos de grabens en el Mar del Norte (e.g. Badley et al., 1989), el
norte de los Pirineos (Hayward & Graham, 1989), la provincia de Salta en el norte de Argentina
(Lowell, 1995), Australia (Davis, 1983), y Bolivia (Lowell, 1995).
Las localizaciones típicas de los grabens invertidos son en las zonas de antepaís orogénico
(e.g., Badley et al., 1989; Nalpas et al., 1995) o dentro del mismo evento orogénico (Hayward &
Graham, 1989; Roure et al., 1993; Nemcok et al., 2001). Las estructuras invertidas en el antepaís
orogénico pueden localizarse muy lejos del límite entre placas continentales, lo que genera un
control en el esfuerzo compresional.
Cuando la trayectoria del esfuerzo de una sección rocosa está sujeta a enterramiento, y los
esfuerzos tectónicos intersectan la inestabilidad de la falla antes que a la inestabilidad del
plegamiento, debido al decremento de la cohesión y a la fricción a lo largo de fallas preexistentes
en el basamento por debajo de la cobertura sedimentaria, la deformación resulta en un
levantamiento del basamento. Básicamente el control de esta estructura recae en el papel de los
desplazamientos impuestos a ángulos altos con respecto a la estratificación. Los patrones de
elongación y acortamiento de las capas asociadas con estas flexuras mayores, implican que los
levantamientos del basamento crean momentos de flexión importantes.
16
GENERALIDADES CAPÍTULO I
(Allmendinger et al., 1997), el basamento Ghadames en el norte de Argeliaia (Mitra & Leslie,
2003), y muchas más regiones en el mundo.
1.4.1 Fracturas
Para poder realizar una interpretación del origen de los sistemas de fracturas en las rocas,
es necesaria la aplicación conjunta de los conocimientos geológicos y los principios de mecánica
de rocas. Para adentrarse en el problema es conveniente asumir que las formas o patrones de
fracturamiento natural representan un estado local de esfuerzo, durante el tiempo en el que las
rocas fueron fracturadas.
En general, cualquier modelo físico o matemático que represente los campos del esfuerzo
y la deformación natural, pueden tener varios niveles de extrapolación que pueden ser usados como
modelo de distribución de fracturas (Handin & Hager, 1957; Hafner, 1951; Nelson, 2001).
Fracturas de cizalla
17
GENERALIDADES CAPÍTULO I
ángulo agudo entre las fracturas de cizalla conjugadas y este depende principalmente de (Figura
1.14):
Fracturas de extensión
Este tipo de fracturas son aquellas en las cuales las dos paredes de la roca agrietada se
mueven a cierta distancia una de la otra perpendicularmente a la superficie, en sentidos opuestos,
alejándose del plano de fractura, tal y como se representa en la Figura 1.14, donde el plano A
ejemplifica precisamente este tipo de fracturas. Este plano contiene a dos ejes principales de
esfuerzo σ1 y σ2; mientras que σ3 es perpendicular a la superficie de fractura.
18
GENERALIDADES CAPÍTULO I
Fracturas de tensión
Son similares a las fracturas de extensión porque en ambos casos las paredes se separan
perpendicularmente a una cierta distancia perpendicularmente al plano de fracturamiento.
Se debe tomar en cuenta que las fracturas de extensión se forman debido a una componente
mínima de esfuerzo principal, que es opuesto a la generación de las fracturas de tensión que se
forman por una componente mínima de esfuerzo tensional negativo.
Para cualquier estado de esfuerzo triaxial, pueden haber dos orientaciones de fractura de
cizalla y una orientación de fractura de extensión. El ángulo del esfuerzo principal mayor (σ1)
bisecta el ángulo agudo entre la fractura de cizalla. La fractura de extensión es normal ó
perpendicular a σ3, y la línea de intersección que definen las fracturas de cizalla es paralela a σ2
(Figura 1.14).
Así, se asume que los patrones de fracturamiento natural, reflejan la misma geometría con
respecto a las fracturas generadas al aplicar cargas sobre la misma litología en pruebas controladas
en laboratorio. Asumiendo que esto es correcto, la clasificación de las fracturas naturales puede
fundamentarse en el origen de las fuerzas que lo causan, basándose en los datos de laboratorio y
19
GENERALIDADES CAPÍTULO I
Figura 1. 15 Esquema que muestra una generalización de los principales tipos de fracturas relacionadas con el
plegamiento. En cada uno de los diferentes incisos se presenta una línea color rojo que muestra donde se
encuentra el esfuerzo principal σ1 (tomado de Stearms, 1968).
20
GENERALIDADES CAPÍTULO I
Por otro lado, las fracturas de cizalla se forman siempre en planos conjugados con ángulo
de 60˚ entre sí. Estas se representan mediante una nomenclatura utilizando las consonantes h, k, l,
que en un sistema de coordenadas ortogonal serían a,b y c, respectivamente. Se asigna un 0 al eje
paralelo a la línea definida por la intersección de los planos de fractura de cizalla y posteriormente,
se indica el eje contenido en el ángulo agudo (zona de máximo esfuerzo de compresión σ1) que
define el par conjugado de fracturas (Figura 1.16).
21
GENERALIDADES CAPÍTULO I
1.4.2 Fallamiento
Los diversos métodos de análisis de fallas se basan en diferentes modelos que tratan de
explicar las relaciones entre éstas y los esfuerzos. Tales modelos determinan las condiciones de
aplicabilidad y el tipo de resultados que ofrece cada método. Se pueden establecer cuatro
categorías que se presentan y definen a continuación.
22
GENERALIDADES CAPÍTULO I
Métodos geométricos-cinemáticos
El método de Arthaud (1969) parte de la base de que, eligiendo una escala adecuada, la
fracturación puede ser considerada como un elemento penetrativo y globalmente homogéneo. La
integración de desplazamientos a lo largo de discontinuidades muy numerosas permite definir un
modelo de deformación global discontinua, referido a tres ejes principales: X (máximo
alargamiento), Y (eje intermedio) y Z (máximo acortamiento). De acuerdo a este método, la estría
de cada falla es la proyección sobre su plano de uno de los ejes de la deformación global
discontinua, por lo cual el plano de movimiento M (plano perpendicular al plano de falla que
contiene la estría y el polo de la falla) contendrá al menos uno de los tres ejes X, Y o Z. De esta
forma, las intersecciones de los planos M de todas las fallas deben definir uno o dos de estos ejes.
El método de los Diedros Rectos (Pegoraro, 1972; Angelier & Mecheler, 1977) guarda
una cierta similitud con el procedimiento de cálculo de los mecanismos focales de terremotos.
Trazando un plano auxiliar perpendicular a la estría de deslizamiento, la región en torno a una falla
queda dividida en cuatro diedros rectos. El esfuerzo principal mayor σ1 queda contenido en los
diedros de compresión, y el menor σ3 en los de extensión. La superposición de los diedros de
extensión y de compresión de todas las fallas de una población definirá la orientación más probable
de σ3 y σ1, respectivamente.
23
GENERALIDADES CAPÍTULO I
1.4.3 Plegamiento
Aparecen en todas las escalas como estructuras aisladas o formando parte de un sistema de
plegamiento, y son el resultado de una deformación continua.
24
GENERALIDADES CAPÍTULO I
Dado que existen variaciones de curvatura según la orientación del corte efectuado, la
dificultad para el análisis de pliegues en tres dimensiones puede ser importante. La proyección
estereográfica ayuda a este análisis mediante el estudio de las orientaciones de los distintos
elementos determinantes en la descripción de los pliegues que, junto con su forma, van a definir
completamente el pliegue. Estos elementos son los siguientes:
La clasificación más usada en CPC es la de Ramsay (1967), en pliegues 1A, 1B, 1C, clase 2 y 3.
25
GENERALIDADES CAPÍTULO I
Existen dos accesos para llegar al área de estudio, el primero de ellos se encuentra al Norte
de la ciudad de Linares, N.L., tomando la Carretera Federal # 85 hasta el entronque con la carretera
Montemorelos – Rayones que conduce al municipio de Rayones, y una vez aquí, tomar el camino
a Casillas desde la cabecera municipal (Figura 1.18). El segundo acceso se encuentra tomando la
Carretera Federal 57D hacia el Sur, desde el municipio de Arteaga, Coahuila, hasta el entronque
con la Carretera a Los Lirios, donde se tomará esta ruta hasta topar con la intersección con la
carretera estatal 20, para posteriormente continuar sobre este camino hasta encontrar la desviación
hacia la Ruta Los Lirios, continuando derecho por esta ruta durante aproximadamente 50 km hasta
el poblado de Casillas.
Figura 1.18 Plano que muestra las vías de acceso al área de estudio (SCT, 2006). La zona de
estudio se encuentra dentro del rectángulo color rojo, y el negro muestra una ampliación.
26
GENERALIDADES CAPÍTULO I
Dentro del área correspondiente al poblado de Casillas, las estructuras con las que se
trabajó corresponden a la Sierra La Ventana, La Cebolla, y la Sierra El Mediodía.
La Sierra Madre Oriental (SMO), representa una de las provincias morfotectónicas más
importantes del país; su estudio es relevante para poder generar información en diferentes aspectos
de las ramas de las geociencias, pues aquí se han realizado estudios tanto geoquímicos (Alvarado-
Molina, 2004), como paleontológicos, isotópicos, estructurales, sedimentarios, petroleros,
geofísicos (Prado-Gómez, 1997), etc.
Petróleos Mexicanos (PEMEX), realizó una gran cantidad de estudios a lo largo y ancho
de la SMO, ya que mediante estos se pueden generar resultados que permitan comprender el
comportamiento de los yacimientos petroleros del Golfo de México. PEMEX realizó varias
cartografías geológicas, secciones geológicas estructurales, así como una diversidad de estudios
geofísicos y paleontológicos.
Varias tesis de maestría y doctorado han sido desarrolladas en la SMO, por parte de
instituciones educativas de alto prestigio a nivel nacional, como por ejemplo la Facultad de
Ciencias de la Tierra en Linares, Nuevo León, siendo tal el caso de Chávez-Cabello (1996),
Medina-Alemán (2001), Torres-Ramos (2004), Delgado-García (2005), Treviño-Hernández
27
GENERALIDADES CAPÍTULO I
(2007), Michalzik (1987), Götte (1990), Chapa-Guerrero (1993), Medina-Barrera (1996), Jasso-
Saldaña (2008) y Porras-Vázquez (2009), entre otros.
Algunos trabajos incluyen el análisis de los estilos estructurales de la SMO; dentro de este
rubro es posible encontrar publicaciones de Padilla y Sánchez (1985), Marrett & Aranda-García
(1999), Eguiluz et al. (2000). Estos trabajos permiten conocer con un mayor detalle la evolución
de la SMO.
1.7 HIPÓTESIS
28
GENERALIDADES CAPÍTULO I
1.8 OBJETIVOS
1.9 METODOLOGÍA
29
GENERALIDADES CAPÍTULO I
30
MARCO TECTÓNICO REGIONAL CAPÍTULO II
CAPITULO 2
2 MARCO TECTÓNICO REGIONAL
2.1 INTRODUCCIÓN
La mayor parte de México es una amalgama de terrenos adheridos al Sur de los Estados
Unidos. Según lo anterior, la evolución del país, hablando geológicamente, ha estado controlada
por la acreción de terrenos tectonoestratigráficos a través de límites transformantes o convergentes
en diferentes tiempos geológicos, siendo los terrenos consolidados al núcleo de México
principalmente por emplazamiento de magmas (Campa & Coney, 1983; Sedlock et al., 1993;
Ortega-Gutiérrez et al., 1994; Keppie, 2004).
La región Noreste de México reúne al este la provincia del Golfo de México y al oeste la
provincia del Pacífico. Estas provincias tectonoestratigráficas son subregiones de grandes
dimensiones que poseen, cada una de ellas, una evolución tectónica distintiva y diferentes entre sí,
dando como resultado que cada uno de estos tenga diferentes paquetes estratigráficos. Estas
provincias están caracterizadas por estilos estructurales únicos, así como diferentes basamentos
(de Cserna, 1989; Sedlock et al., 1993; Moran-Zenteno, 1994). Las diferencias en la estratigrafía
son muestra clara de la respuesta subregional a la interacción de las provincias tectónicas, los
cambios eustáticos en el nivel del mar, y los tipos y fuentes de sedimentos.
31
MARCO TECTÓNICO REGIONAL CAPÍTULO II
Una clara distinción se presenta para la provincia del Pacífico en comparación con la del
Golfo de México, en el hecho de que su estilo de evolución de basamento tuvo poco que ver con
la evolución tectónica del Golfo de México, siendo así que los patrones de relleno estratigráfico
son principalmente una función directa de tectonismo relacionado a la tectónica mesozoica del
Pacifico y el aporte de sedimentos. Durante el Mesozoico, en el margen del Pacífico de México
existió un complejo de arcos volcánicos-plutónicos (Tardy, 1977; Sarváis et al., 1982, 1986;
Araujo-Mendieta & Arenas-Partida, 1986; Sedlock et al., 1993).
Basados en ideas de Tardy (1977), de Cserna (1979, 1989), Limón (1989), Córdoba et al.
(1980), Dickinson (1981), Serváis et al. (1982, 1986), y Araujo-Mendieta & Arenas-Partida
(1986), Goldhammer & Johnson (2011) sintetizan el desarrollo tectónico de la provincia del
Pacífico y su relación con la provincia del Golfo de México (Figura 2.1).
Tras la creación de Pangea en el Paleozoico tardío, la provincia del Pacífico sufrió dos
ciclos tectónicos de apertura y cierre de tras-arco producidos por la subducción relacionada al
Pacífico. De acuerdo con este modelo, la primera fase de extensión tras-arco ocurrió en el Triásico
Tardío hasta el Jurásico Medio, formando así el surco de Chihuahua y el geosinclinal mexicano
del norte, al oeste del bloque de Coahuila. Al este del bloque de Coahuila la rotación en un sentido
anti-horario de Yucatán fuera del Golfo de México, resultó en una fase de rift de la provincia del
Golfo de México. En el Jurásico Tardío, ocurrió el cierre parcial e inversión de la preexistente
cuenca tras-arco. Se especula que este evento propicio el levantamiento del bloque de Coahuila.
32
MARCO TECTÓNICO REGIONAL CAPÍTULO II
33
MARCO TECTÓNICO REGIONAL CAPÍTULO II
En el Cretácico Temprano ocurrió la segunda fase de extensión tras-arco al oeste del bloque
de Coahuila. Al este del bloque de Coahuila, la provincia del Golfo de México se encontraba en
una transición a un margen pasivo por la desaceleración de la subsidencia. En el Cretácico Tardío,
la provincia del Pacífico se sometió a la fase Laramídica de cierre e inversión del Geosinclinal
Mexicano del Norte, y surco de Chihuahua, los cuales han sido sitios, desde Cretácico Temprano
al Cretácico Medio, donde ocurría depósitos de flysch. En el Cretácico Tardío, el levantamiento
del arco Alisitos coincidió con el levantamiento regional hacia el este y la deformación
contraccional que dio origen a la formación del Cinturón Plegado de la Sierra Madre Oriental (de
Cserna, 1989; Sedlock et al., 1993; Morán-Zenteno, 1994).
34
MARCO TECTÓNICO REGIONAL CAPÍTULO II
La Sierra Madre Oriental (SMO) corresponde a un rasgo orográfico formado por un macizo
montañoso situado al Noreste de la República Mexicana. Limitado hacia el Este por la Planicie
Costera del Golfo, hacia el Sur por la Faja Volcánica Transmexicana, al Oeste por el Altiplano
Mexicano y se extiende hacia el Norte hasta la frontera norte de México. La SMO es una unidad
fisiográfica con más de 800 Km de longitud y de 80 a 100 Km de amplitud, siendo el rasgo
tectónico más sobresaliente del NE de México.
Desde el punto de vista estructural la SMO consiste en una cadena de pliegues elongados,
con flancos de verticales a subverticales, con fallas y cabalgaduras en su mayoría con transporte
tectónico hacía el antepaís, aunque en ocasiones se presentan vergencias opuestas (Padilla &
Sánches, 1985). El rumbo de las estructuras a nivel regional presenta cambios en su dirección;
entre Parral, Chihuahua y Torreón, Coahuila, la orientación es NW-SE y cambia a WNW-ESE
entre Torreón y Saltillo Coahuila, NE-SW entre Saltillo y Monterrey, Nuevo León, y NNW-SSE
entre Monterrey y la región de Zongolica, Veracruz; así mismo, se distinguen variaciones en la
longitud de onda de sus pliegues y cambios en la amplitud de la cadena deformada.
35
MARCO TECTÓNICO REGIONAL CAPÍTULO II
El bloque de Coahuila está limitado al norte por la Falla de San Marcos de carácter inferido
lateral izquierdo (McKee et al., 1984, 1990), y al sur por el lineamiento Torreón-Monterrey
paralelo a una falla de corrimiento lateral a la Megacizalla Mojave-Sonora de Anderson y Schmidt
(1983). El bloque de Coahuila se caracteriza por poseer pliegues Laramídicos dómicos amplios
(anticlinales con doble inmersión). En los pliegues, los ejes muestran una orientación NW-SE
debido a que el bloque funciona como un indentor rígido para gran parte de la deformación
Laramide sobre los carbonatos Cretácicos (Figura 2.3; Imlay, 1936; Charleston, 1981;
Goldhammer, 1999). Cabe señalar que de acuerdo a Lehmann et al. (1999) el bloque de Coahuila
jugó un papel importante en la evolución estratigráfica y tectónica del NE de México. El bloque
36
MARCO TECTÓNICO REGIONAL CAPÍTULO II
permaneció emergido desde el Jurásico Tardío hasta, posiblemente, el Aptiano Tardío (Padilla &
Sánchez, 1986) cuando fue cubierto completamente por la transgresión marina del Mesozoico
Tardío.
Para esta estructura corresponde una zona de basamento somero con una orientación NNW
que se ubica en los estados de Nuevo León y Tamaulipas. Al este se encuentra limitado por la falla
lateral Tamaulipas-Chiapas, la cual permitió la migración hacia el Sur del Bloque de Yucatán en
el Jurásico Medio (Pindell & Dewey, 1982; Pindell, 1985; Wilson, 1990).
37
MARCO TECTÓNICO REGIONAL CAPÍTULO II
Sedlock, 1993; Dickinson & Lawton, 2001). Varios autores estiman el hecho de que este
basamento estuvo expuesto desde el Triásico Tardío al Tithoniano, tiempo en el que fue
transgredido por el mar (Padilla & Sánchez, 1986; Goldhammer, 1999).
38
MARCO TECTÓNICO REGIONAL CAPÍTULO II
El Arco Burro Salado fue progresivamente trasngredido por los mares del Cretácico y
totalmente cubierto antes del Maastrichtiano. Las estructuras presentes son anticlinales amplios y
suaves orientados NW-SE similares a los del Bloque de Coahuila. Los anticlinales más importantes
son el Burro, Peyotes y el Carmen (Murray, 1959).
El Arco Burro Salado es considerado, de acuerdo con Wilson (1990), la continuación hacia
el noroeste del Arco de Tamaulipas, localizado al sureste, con un ligero grado de desplazamiento
hacia la izquierda.
De acuerdo a Ye (1997), el cual es uno de los primeros que integró la información de las
cuencas de antepaís de la Sierra Madre Oriental, la Sierra Madre Oriental cuenta con tres diferentes
cuencas, que son: (1) Parras y La Popa, (2) Tampico-Mizantla, (3) Veracruz.
Las cuencas de antepaís, como la Cuenca de Parras y la Popa, presentan depósitos deltáicos
y de aguas someras del Cretácico Superior-Cenozoico (Grupo Difunta), los cuales fueron
deformados durante la Orogenia Larámide. En la Cuenca de Parras, la deformación es intensa
presentando pliegues apretados y alargados. La cuenca La Popa se caracteriza por la presencia de
domos y diapiros salinos que fueron producto tanto de deformación contraccional como por
procesos halocinéticos. Las Cuencas Tampico-Mizantla y Veracruz presenta depósitos de aguas
profundas y turbiditas del Cretácico Superior y Cenozoico. El desarrollo de estas cuatro cuencas
tiene relación directa con el origen de la Sierra Madre Oriental (Ye, 1997).
Existen varios modelos tectónicos que explican la creación de México; cada uno de estos
modelos, dependiendo del autor, dividen al país en una serie de terrenos tectonoestratigráficos
basándose en características tales como la composición litológica, eventos de deformación y
metamorfismo presente para asignarle a cada uno de ellos un origen tectónico diferente. Para
Sedlock et al. (1993), México se divide en 17 terrenos (Figura 2.4).
39
MARCO TECTÓNICO REGIONAL CAPÍTULO II
Figura 2. 4 Mapa de terrenos tectónicos de México y el norte de Centro América. Abreviaciones: (CUI)
Cuicateco, (M) Mixteco, (T) Tarahumara, (Z) Zapoteco, (AB) Falla Agua Blanca, (SM) Falla San Marcos,
(TMVB) Cinturón Volcánico Trans-Mexicano (Sedlock et al., 1993).
De acuerdo al modelo de Sedlock et al. (1993), el terreno que comprende al noreste del
país es el Coahuiltecano, el cual contiene rocas Paleozoicas con metamorfismo de bajo grado, así
como rocas de origen volcánico y sedimentos tipo flysch. Estas unidades podrían corresponder al
forearc y al arco respectivamente, que son originados por la colisión del supercontinente
Gondwana con Norte América en el Paleozoico tardío durante la orogenia Ouachita. Las rocas
Paleozoicas fueron cortadas por plutones Triásicos de composición Calcico-alcalinos y
superpuestos por rocas de plataforma con edades Cretácicas y Triásico Tardías. El terreno
Coahuiltecano es equivalente al terreno Coahuila propuesto por Coney & Campa (1987).
La evolución del Noreste de México se encuentra regida por varios eventos tectónicos
principales que corresponden a la Orogenia Ouachita-Marathon, el rifting y formación del Golfo
de México, así como la Orogenia Laramide.
40
MARCO TECTÓNICO REGIONAL CAPÍTULO II
Debido a la falta de información geológica directa del Golfo de México, muchos de los
diferentes autores que han estudiado el área coinciden, mediante interpretaciones con métodos
indirectos, que el origen del Golfo de México y el Atlántico ocurrió en las diferentes fases
relacionadas a la apertura del mar de Tethys durante el Triásico y Jurásico (Figura 2.6) (Van der
Voo et al., 1976). Durante esta época (hace 227 Ma) se interpreta que la placa Norteaméricana
comenzó a separarse de las placas de África y Sudamérica por un proceso de rifting durante la
disgregación de Pangea. La disgregación causó la apertura del mar de Tethys y dio origen a un
proto-óceano Atlántico y Golfo de México a partir del Jurásico (Van der Voo et al., 1976). Se
41
MARCO TECTÓNICO REGIONAL CAPÍTULO II
crearon grabens y medios grabens con un desarrollo extensional y transtensional a lo largo del
frente de los cinturones orógenicos Apalachianos y Aleganianos, alrededor de la periferia del
Golfo de México (Pindell y Dewey, 1982). Los grabens fueron colmatados con secuencias
terrígenas (Lecho rojos) continentales y material volcánico desde el Triásico Superior hasta el
Jurásico Inferior.
Figura 2. 5 Mapa paleotectónico del Noreste de México. Las abreviaciones para las
ciudades son: (NL) Nuevo Laredo, (M) Monterrey, (S) Saltillo, (CV) Ciudad Victoria, y
(TA) Tampico. El punto rojo muestra el área de estudio. Modificado de Goldhammer et al.
(1991).
42
MARCO TECTÓNICO REGIONAL CAPÍTULO II
Fue hasta el Jurásico Medio cuando un brazo del rift se separó durante el proceso distensivo
y ocurrió migración de un bloque hacia el oeste, separando África y Sudamérica de Norteamérica
(Figura 2.7). Durante esta separación el mecanismo que dio origen a la apertura del Golfo de
México fue el desprendimiento del bloque de Yucatán (Pindell, 2001a). Algunos autores coinciden
en explicar que se desprendió desde la margen noroccidental de la costa del Golfo de México en
los Estados Unidos y se trasladó con una tendencia hacia el sureste a su posición actual. Una de
las hipótesis indica que el movimiento del bloque de Yucatán tuvo en sus márgenes nororientales
y suroccidentales, movimientos de fallas transcurrentes, dando una curvatura con movimiento
43
MARCO TECTÓNICO REGIONAL CAPÍTULO II
contrario al de las manecillas del reloj con una rotación de 42.5° (Pilger, 1981; Meneses, 1990;
Salvador, 1991c).
44
MARCO TECTÓNICO REGIONAL CAPÍTULO II
A finales del Jurásico Medio, ocurrió una significante atenuación de la corteza continental,
produciendo levantamientos en el basamento, formando rifts en el norte del Golfo de México, con
dirección de la extensión orientada hacia el noroeste-sureste. Se interpreta que, hasta principios
del Jurásico Superior, hace 160 Ma, en el Oxfordiano Inferior, fue cuando la expansión cesó,
formándose márgenes pasivos y subsidencia en la parte central del Golfo de México (Salvador,
1991c).
Para la secuencia continental del Grupo Huizachal, compuesta por las Formaciones La
Boca y La Joya, sus zonas de aporte provienen de los sistemas de horst y las zonas de graben,
actuando como zonas de depósito de sedimentos. Esta secuencia se depositó en un ambiente
continental, controlado por movimientos verticales ejercidos a través del fallamiento normal entre
bloques, siendo distribuida de manera no uniforme y discordante sobre el basamento Paleozoico.
45
MARCO TECTÓNICO REGIONAL CAPÍTULO II
MAAS
46
MARCO TECTÓNICO REGIONAL CAPÍTULO II
Al comienzo del Jurásico Tardío la deposición estuvo controlada por los altos estructurales
y afectada por la subsidencia diferencial en conjunto con subsidencia tectónica. La depositación
se llevó a cabo mediante rampas que bordearon las masas expuestas, depositándose sedimentos
terrígenos en las áreas marginales (Formación La Gloria), cambiando lateralmente a caliza de
aguas someras (Formación Zuloaga y Novillo; Goldhammer, 1999), y evaporitas con carbonatos
de la Formación Olvido. Estas rampas o plataformas se ubicaron hacia el Sur de la Isla de Coahuila,
y hacia el Sur y Este del Arco Burro Salado (Padilla & Sánchez, 1986).
47
MARCO TECTÓNICO REGIONAL CAPÍTULO II
Formación Cupido. Hacia la parte exterior de este borde se acumularon carbonatos de aguas
profundas de la Formación Tamaulipas Inferior. Para el Norte, Noreste y Este de la Isla de Coahuila
se depositaron rocas clásticas de las Formaciones Pátula y La Mula. Estas rocas que bordearon la
Isla de Coahuila, cambian de facies a evaporitas marinas restringidas y carbonatos de la Formación
La Virgen (Goldhammer, 1999).
Para el Albiano- Cenomaniano, nuevamente se desarrolló una plataforma tipo rampa; ésta
controló el depósito de la Formación Aurora bordeando al parcialmente sumergido Bloque de
Coahuila, y el depósito de su equivalente de cuenca la Formación Tamaulipas Superior. Detrás de
la barrera arrecifal de la Formación Aurora que bordeaba el área de la Isla de Coahuila y el Arco
Burro Salado, la circulación restringida de agua permitió el depósito de sedimentos calcáreos,
evaporitas, y limos de las Formaciones Acatita y McKnight. Por otro lado, en el Golfo de Sabinas,
las Formaciones Tamaulipas Superior y Grupo Washita, se depositaron en un ambiente de aguas
profundas, mientras que para el Sur de la Isla de Coahuila se depositó la Formación Cuesta del
Cura, sobreyaciendo a la Formación Tamaulipas Superior (Padilla & Sánchez, 1986).
La orogenia Larámide fue propuesta por Dana (1896), quien identificó un evento de
formación de montañas contemporáneo a la acumulación de sedimentos de la Formación
Laramide, en la localidad del mismo nombre en Wyoming, Estados Unidos de América.
De acuerdo con las ideas más aceptadas, la subducción del piso oceánico debajo del margen
occidental de América del Norte empezó en el Triásico Medio-Tardío, como consecuencia de la
extensión intercontinental asociada al rompimiento de Pangea (Figura 2.9). Este escenario estaba
representado por la subducción de las grandes placas oceánicas Farallón y Kula por debajo de la
Placa Norteamericana. Este régimen tectónico perduró durante todo el Mesozoico y gran parte del
48
MARCO TECTÓNICO REGIONAL CAPÍTULO II
Cenozoico, a medida que el piso oceánico era consumido. Ambas placas, Kula y Farallón,
formaban un punto triple con la Placa Pacífico (Figura 2.10). La Placa Kula se encontraba al norte
de Farallón y tenía un movimiento relativo hacia el norte-noreste, con respecto a América del
Norte. Este proceso de subducción se extinguió aproximadamente a los 40 Ma debajo de Alaska,
el Oeste de Canadá y el noroeste de Estados Unidos (Valencia-Moreno & Ortega-Rivera, 2011).
49
MARCO TECTÓNICO REGIONAL CAPÍTULO II
La Placa Farallón se deslizaba debajo del oeste de los Estados Unidos y el oeste de México,
fragmentándose y reduciéndose progresivamente en las placas menores de Juan de Fuca, Rivera y
Cocos, a medida que la dorsal Pacífico-Farallón se aproximaba de manera oblicua a la trinchera.
Debido a esto, el régimen tectónico en el noreste de México y el suroeste de los Estados Unidos
cambio de un tipo Andino, relacionado a la convergencia de placas, a uno de tipo extensional-
transcurrente a lo largo del sistema de falla San Andrés y Golfo de California (Valencia-Moreno
& Ortega-Rivera, 2011).
50
MARCO TECTÓNICO REGIONAL CAPÍTULO II
De acuerdo con Coney & Reynolds (1977), la migración hacia el oriente del foco de la
actividad ígnea, y su tasa de migración relativa en el suroeste de América del Norte, está
evidenciada por datos geocronológicos que sugieren que entre el Cretácico Temprano y el
Cretácico Tardío (~140-80 Ma), la actividad magmática fue relativamente estática y cercana a la
paleotrinchera. Posteriormente, el magmatismo migró de forma más acelerada entre los ~80 y los
40 Ma, penetrando por más de 1000 km hacia el interior del continente, para después regresar más
rápidamente hacia la paleotrinchera en el Mioceno Temprano y Medio (Coney & Reynolds, 1977;
Damon et al., 1983a, b).
Primera fase de deformación: Desde finales del Cenomaniano hasta el Turoniano, Eguiluz
& Campa (1982) reconocieron cambios en las facies sedimentarias en el NE de México, al parecer
relacionadas con un levantamiento regional. El levantamiento en el Oeste disparó el inicio de un
décollement regional y despegue de la secuencia marina del Mesozoico Tardío, que aceleró la
regresión marinal regional en el NE de México. Esta primera fase de deformación representada
por el décollement, culminó con el cabalgamiento de la secuencia sedimentaria sobre altos de
basamento y generó transporte tectónico hacia el NE en Chihuahua, Norte en el sur de Coahuila,
hacia el Este -NE entre Monterrey y Teziutlán, Puebla, entre el Cretácico y Eoceno (Ye, 1997;
Ramirez-Peña y Chávez-Cabello, 2017).
51
MARCO TECTÓNICO REGIONAL CAPÍTULO II
52
MARCO TECTÓNICO REGIONAL CAPÍTULO II
Figura 2. 12 Reconstrucción de los arcos magmáticos en México entre el Triasico Tardío y el Mioceno
Temprano: (a) arco triásico-jurasico; (b) arco cretácico; (c) arco Laramide; (d) arco miocénico. MSM:
Megacizalla Mojave-Sonora. Modificada de Valencia-Moreno, 1998 (en Valencia-Moreno & Ortega-Rivera,
2011).
53
MARCO TECTÓNICO REGIONAL CAPÍTULO II
arco magmático relacionado con la subducción de la placa Farallón en el Norte de México, situado
en Coahuila en el Eoceno-Oligoceno, migrara hasta Baja California en el Mioceno (Clark et al.,
1982; Sawla y Smith, 1984), y dentro del mismo Mioceno (~12 Ma), comienza el evento
extensional en el Golfo de California para dar lugar a la fase de proto-Golfo (12-6 Ma; Lonsdale,
1991) con extensión ENE y por último la transferencia de Baja California a la placa del Pacífico a
partir de 6.5 Ma, con lo cual inció la fase transtensiva que actualmente continua con el movimiento
de la península de Baja California hacia el NNW junto con la placa del Pacífico, acompañado de
la instauración de pequeñas dorsales oceánicas dentro del Golfo de California a partir de 3.5 Ma
(Figura 2.12) (Lonsdale, 1991; Severinghaus & Atwater, 1990; Atwater & Stock, 1998).
Por otro lado, Zohu et al. (2006) propusieron que el anticlinorio Huizachal-Peregrina es
generado por inversión de fallas de basamento. Finalmente Ramirez-Peña y Chávez-Cabello
(2017) proponen que el bloque San Julián al NW de Zacatecas, experimentó exhumación durante
el Eoceno tardío - Oligoceno temprano.
54
ESTILOS DE DEFORMACIÓN CAPÍTULO III
CAPITULO 3
3 ESTILOS DE DEFORMACIÓN
3.1 INTRODUCCIÓN
La Sierra Madre Oriental (SMO) está compuesta principalmente por una gruesa secuencia
de rocas carbonatadas y terrígenas del Mesozoico, que fueron plegadas y cabalgadas por los
esfuerzos máximos de las Orogenias Sevier y Larámide entre el Cretácico superior y el Eoceno
tardío (Eguiluz de Antuñano et al., 2000; Padilla y Sánchez, 1985; Ramírez-Peña y Chávez-
Cabello, 2017). Tal y como se comentó en el capítulo II de este trabajo, la SMO posee 6 sectores
con estilos estructurales distintivos, los cuales son: San Pedro del Gallo, que corresponde al
extremo noreste de la cadena plegada; Sector Transversal de Parras, situado entre Jimulco y
Saltillo, Coahuila; Sector Saliente de Monterrey, se ubica desde el poniente de Monterrey hasta
Aramberri, Nuevo León; el Sector Valles localizado entre Cd. Victoria, Tamaulipas y Valles, San
Luis Potosi, y el Sector Huayacocotla, entre Tamazunchale y Tezuitlán, Puebla (Eguiluz de
Antuñano et al., 2000).
Los estudios del presente trabajo fueron realizados en el área concerniente al Sector de la
Saliente de Monterrey, por lo que el resto de los sectores estructurales de la SMO no serán
discutidos. Es importante mencionar que, dentro de la Saliente de Monterrey, existe una
subdivisión de estilos estructurales identificadas por Padilla y Sánchez en su trabajo de análisis
estructural de 1985.
Padilla y Sánchez, en su trabajo de 1985, definió cinco grandes áreas de diferentes estilos
de plegamiento en la Saliente de Monterrey: Área Norte, de pliegues simétricos, apretados, casi
siempre arqueados, cuyos planos axiales son casi verticales; Área Sur, de pliegues arqueados y
elongados, simétricos y asimétricos, la mayoría de ellos recostada, con planos axiales que buzan
de 85° a 60° hacia el sur y suroeste; Área de Basamento Somero, de largos pliegues casi
simétricos y de gran amplitud, que contienen numerosos pliegues secundarios, apretados,
simétricos y asimétricos; Área de Vergencia Opuesta, de pliegues apretados, elongados,
asimétricos, recostados y cuyos planos axiales buzan aproximadamente 50° al noreste; Área del
55
ESTILOS DE DEFORMACIÓN CAPÍTULO III
Este sector posee capas de yeso y anhidrita, las cuales son visibles en el área de Galeana,
Nuevo León; sin embargo, más hacia el NE, existe la presencia de capas de sal de más de 1000 m
de espesor (Humprey y Díaz, 1954). En ésta en particular, el estilo estructural es diferente,
caracterizándose por anticlinales bifurcados, disarmónicos, angostos y alargados, conteniendo en
su núcleo evaporitas (Humprey y Díaz, 1954) o domos salinos (Wall et al, 1961; Lawton y Giles,
1997).
El sector Saliente de Monterrey emerge del antepaís situado en la planicie del Golfo de
México, y rápidamente alcanza más de 2000 m de altura sobre el nivel del mar, es uno de los
sectores con mayor rugosidad; los pliegues forman un arco convexo al noreste, que va desde
Saltillo, Coahuila, hasta el sur de Aramberri, Nuevo León. Estructuralmente las rocas presentan
cizalla, posiblemente provocada por sepultamiento litostático, siendo también común la
estilolitización tectónica (Eguiluz de Antuñano et al., 2000).
Por otro lado, existen dos cabalgaduras bien definidas dentro de la Saliente entre Monterrey
y Aramberri, las cuales fueron definidas por Padilla y Sánchez (1985) como la Cabalgadura
Frontal, la cual se encuentra discontinuamente expuesta en el frente de la SMO, y la Cabalgadura
56
ESTILOS DE DEFORMACIÓN CAPÍTULO III
Secundaria, localizada generalmente en el flanco frontal del penúltimo pliegue regional localizado
hacia el frente tectónico entre estas mismas localidades (Chávez-Cabello et al., 2011).
La cabalgadura secundaria está bien expuesta en los cañones de Santa Rosa, Hualahuises,
Potosí y La Boca, entre Rayones y Linares, Nuevo León (Torres Ramos, 2011), mientras que la
cabalgadura frontal es emergente en el camino a Rayones, en el Cañón Santa Rosa y entre
Aramberri y Villa Hidalgo, Tamaulipas (Eguiluz de Antuñano et al., 2000), donde rocas del
Jurásico Superior y Cretácico Inferior se sobreponen a rocas del Cretácico Superior. De acuerdo a
Marrett y Aranda-García (1999), la cabalgadura frontal pudiera ser un pliegue de despegue roto
(break thrust fold), debido a que las geometrías observadas en el frente de la sierra no son
congruentes con los pliegues por doblez o por propagación de falla (en Chávez Cabello et al.,
2011).
57
ESTILOS DE DEFORMACIÓN CAPÍTULO III
con una vergencia general hacia el noreste. También se caracteriza esta área por la presencia de
numerosas fallas inversas y de transcurrencia, las cuales son más comunes en la parte oriental.
Comprende 32 antliclinaes mayores y varias cabalgaduras.
En esta área, las variaciones litológicas en las formaciones mesozoicas controlaron los
cambios de forma, longitud de onda y amplitud de los pliegues; sin embargo, no sólo las
variaciones litológicas influenciaron el sistema de pliegues, sino también los cambios de espesor
de las formaciones mesozoicas en distancias cortas. En la zona existe la presencia de una gruesa
secuencia de yesos, terrígenos y clásticos del Jurásico Superior, los cuales influyeron en las
variaciones de forma de los pliegues (Padilla y Sánchez, 1982).
Las extensas fallas de cabalgadura de la parte oriental del área sur no están íntimamente
relacionadas a variaciones estratigráficas, como en la parte noreste de la misma. Las fallas de
transcurrencia en el área sur están comúnmente asociadas con cabalgaduras. Al oeste de la parte
noroeste de la Cabalgadura Secundaria existen varias cabalgaduras de menor extensión que
parecen estar relacionadas entre sí. Por ejemplo, las cabalgaduras del extremo sureste del
Anticlinal de El Coahuilón, aquellas de los flancos noreste de los anticlinales de La Ventana y El
Mediodía y los dos Klippes situadas al oeste de estas fallas, probablemente sean parte de una sola
cabalgadura (Padilla y Sánchez, 1985).
Las extensas fallas de cabalgadura de la parte oriental del área sur no están tan íntimamente
relacionadas a variaciones estratigráficas, como en la parte noreste de la misma. La mayor de este
tipo de cabalgaduras es la Cabalgadura Frontal, la cual se extiende en la Sierra Madre Oriental
desde Monterrey, Nuevo León, hasta la vecindad con Ciudad Victoria, Tamaulipas, con una
extensión de más de 200 km (Padilla y Sánchez, 1985).
58
ESTILOS DE DEFORMACIÓN CAPÍTULO III
Las fallas de transcurrencia en el área sur están comúnmente asociadas con cabalgaduras.
Una de las mayores está localizada en el extremo sureste del Anticlinal de la Sierra Borrada. Otras
fallas de transcurrencia de menor magnitud se encuentran esparcidas a través del área sur, con
desplazamientos que varían de 200 m a aproximadamente 4 km, comúnmente se encuentran
desplazando tanto a pliegues como a fallas inversas y cabalgaduras. Las estructuras menores como
fallas normales, juntas y fracturas se encuentran diseminadas a través del área sur.
Figura 3. 1 Mapa de los principales anticlinales, cabalgaduras, y fallas de transcurrencia de la Curvatura de Monterrey.
El área se encuentra dividida en cinco grandes regiones de diferentes estilos de plegamiento. MY-Monterrey; A-
Allende; MS-Montemorelos y L-Linares (Modificado de Padilla y Sánchez, 1985).
59
ESTILOS DE DEFORMACIÓN CAPÍTULO IV
CAPITULO 4
4 ESTRUCTURAS FAVORABLES A LA ACUMULACIÓN DE
PETRÓLEO
4.1 INTRODUCCIÓN
Las trampas estructurales son creadas por eventos de deformación que ocurren durante o
posterior a la deposición de los sedimentos, generando geometrías (estructuras) que permiten la
acumulación de hidrocarburos. Las estructuras resultantes pueden estar dominadas por estructuras
tales como pliegues, fallas, cuerpos salinos, una combinación de las anteriores, etc.
60
ESTILOS DE DEFORMACIÓN CAPÍTULO IV
Existe una variedad de distintos tipos de trampas estructurales propuesta por varios autores,
cada uno basándose en características particulares para su clasificación (e.g Clapp,1929; Levorsen,
1967; North, 1985); sin embargo, las trampas estructurales más importantes son aquellas
relacionadas a plegamiento, y las asociadas a eventos de fallamiento.
Las trampas relacionadas a plegamiento pueden llegar a exhibir una amplia variedad de
geometrías, las cuales pueden ser modificadas por un número significante de eventos de
deformación posteriores a la depositación, o bien, durante la misma. Las trampas de hidrocarburos
relacionadas a plegamiento pueden dividirse en dos tipos diferentes, las que se asocian a
fallamiento, y las que se encuentran excentas de la presencia de fallas.
61
ESTILOS DE DEFORMACIÓN CAPÍTULO IV
(A) Pliegue por doblez de falla (B) Pliegue por propagación de falla
62
ESTILOS DE DEFORMACIÓN CAPÍTULO IV
Las fallas son extremadamente importantes para determinar la efectividad de una trampa,
ya que estas pueden servir como sello o puntos de fuga. Son capaces de actuar como sellos
laterales, en el techo o piso de la trampa, mediante la yuxtaposición de rocas impermeables con
rocas más permeables, pudiendo también darse el caso en el que el plano de falla funge como una
superficie sello al contener rocas impermeables. Las trampas estructurales relacionadas a
fallamiento pueden ser divididas en tres categorías según características como el tipo de separación
y el buzamiento (Dennis, 1967). Estas categorías son Fallas Normales, Fallas Inversas y Fallas
laterales.
Las trampas relacionadas a fallamiento normal son de las más comunes. Estas trampas
pueden presentarse con dos diferentes tipos de geometrías, las cuales se pueden dar dependiendo
de las configuraciones tectonoestratigráficas de la zona. Las fallas normales; por ejemplo, que
incluyen al basamento, ocurren en áreas de extensión de la corteza.
63
ESTILOS DE DEFORMACIÓN CAPÍTULO IV
pequeñas fallas sintéticas y antitéticas. Las trampas de fallas normales tipo “Keystone” son
comunes en zonas donde ocurren intrusiones salinas (North, 1985) (Figura 4.3).
Las fallas inversas pueden estar asociadas con eventos de despegue o bien, involucrar al
basamento en el fallamiento. Estas estructuras tienden a no producir trampas dominadas
exclusivamente por fallas, debido al plegamiento relacionado. Sin embargo, en la Figura 4.4A, se
puede apreciar como el buzamiento regional, sumado al fallamiento, puede producir una trampa
viable dominada por fallamiento inverso sin plegamiento, así como también, como un
desplazamiento menor del bloque de piso puede generar una trampa efectiva sellada por una
suprayacente falla inversa.
64
ESTILOS DE DEFORMACIÓN CAPÍTULO IV
Se han hecho varios esfuerzos para poder clasificar las trampas estratigráficas (e.g.,
Wilson, 1934; Levorsen, 1967); sin embargo, según Rittenhouse (1972), se pueden clasificar las
trampas estratigráficas en tres tipos diferentes: Primarias o trampas estratigráficas de depositación,
trampas estratigráficas asociadas con discordancias, y trampas estratigráficas secundarias.
Las trampas Primarias o Trampas Estratigráficas de Depositación son creadas por cambios
contemporáneos en la depositación (MacKenzie, 1972). Este tipo de trampas no están asociadas
con discordancias significativas. Se pueden tener dos tipos distintos de trampas Primarias o de
Depositación: las que se forman por cambios laterales en la depositación (e.g. cambios de facie),
y las generadas por el sepultamiento de relieves.
65
ESTILOS DE DEFORMACIÓN CAPÍTULO IV
Existe una relación muy importante entre las trampas estratigráficas y las discordancias (Figura
4.5), la cual ha sido reconocida desde hace ya mucho tiempo (e.g., Clapp, 1917; Levorsen, 1954;
Chenoweth, 1972; Rittenhouse, 1972). En 1972, Rittenhouse propuso que las trampas asociadas
con discordancias pueden clasificarse en dos categorías: las que se producen por debajo de una
discordancia y las situadas por encima de una discordancia (Figura 4.6).
Figura 4. 5 Sección sísmica interpretada de la cuenca petrolífera Ghadames, ubicada al Norte de África. La
sección muestra claramente la presencia de dos discordancias estratigráficas importantes: Discordancia Alpina
y la Discordancia Hercynian (Underdown y Redfern, 2008).
66
ESTILOS DE DEFORMACIÓN CAPÍTULO IV
Figura 4. 7 Trampas estratigráficas secundarias. (A) Trampas creadas por una pérdida gradual de
porosidad/permeabilidad hacia el tope superior de la estructura por procesos de cementación, (B) Trampas creadas
por el aumento de la porosidad posterior a los procesos de la depositación (Biddle & Wielchowsky, 1994).
67
ESTILOS DE DEFORMACIÓN CAPÍTULO IV
68
ESTILOS DE DEFORMACIÓN CAPÍTULO IV
Este tipo de trampas de hidrocarburos ocurren por la interacción entre el agua, y bien puede
ser aceite o gas. La dinámica para el desarrollo de estos reservorios se fundamenta principalmente
en el flujo del agua a través de la roca reservorio o roca de carga, el flujo de agua se encontrará
entonces con las partículas de agua o aceite, arrastrándolas a zonas propicias para su acumulación,
como por ejemplo las charnelas de los pliegues, y entonces, el mismo flujo del agua evitará la
movilización de las partículas de aceite o agua, generando así la trampa hidrodinámica.
Figura 4. 9 Trampa hidrodinámica de hidrocarburos. Las flechas azules indican el flujo del
agua en el reservorio (Modificado de Geologyin.com).
69
ESTILOS DE DEFORMACIÓN CAPÍTULO V
CAPITULO 5
5 ANÁLISIS ESTRUCTURAL
5.1 INTRODUCCIÓN
El entendimiento del complejo estructural que conforma un yacimiento de hidrocarburos
será siempre un factor de suma importancia, y esto se debe a que, gracias a esto, los geoscientíficos
pueden determinar las zonas de mayor concentración de aceite y/o gas, así como los parámetros
que rigen al fenómeno del flujo.
Para la presente zona de estudio, la complejidad es uno de los factores que salta a la vista
de manera inmediata, y esto es debido a que aquí se hacen presentes diferentes estructuras mayores
de deformación, como pliegues, cabalgaduras y fallas laterales que modifican la disposición de
estructuras simples preexistentes.
Se documentaron una cantidad importante de datos de fractura en cada una de las estaciones
establecidas en el área de estudio (Figura 5.1); las formaciones geológicas sobre las cuales se pudo
70
ESTILOS DE DEFORMACIÓN CAPÍTULO V
llevar a cabo la toma de datos son Formaciٕón Méndez, San Felipe, Agua Nueva, Cuesta del Cura,
Tamaulipas Superior, y Taraises.
Una característica particular que se destacó al momento de llevar a cabo el análisis de los
datos es la variación que se presente en los rumbos de las capas de estratificación, estando esto
íntimamente relacionado con la historia deformacional compleja de la zona.
71
ESTILOS DE DEFORMACIÓN CAPÍTULO V
Las principales familias de fracturas que se documentaron son de cizalla tipo h0l∢a, 0kl∢c (Figura
5.2). La estación correspondiente a las mediciones realizadas en esta formación es la siguiente: 2 (Ver tabla
5.1).
72
ESTILOS DE DEFORMACIÓN CAPÍTULO V
Estación hk0 < a hk0 < b h0l < a h0l < c 0kl < b 0kl < c ac bc ab
1 14 R 377703 E
2792542 N ✓ ✓
2 14 R 377394 E
2792333 N ✓ ✓
3 14 R 375865 E
2789684 N ✓
4 14 R 377731 E
2787315 N ✓ ✓
5 14 R 379630 E
2787123 N ✓
6 14 R 378772 E
2786291 N ✓
7 14 R 377987 E
2784888 N ✓
8 14 R 383791 E
2781180 N ✓
9 14 R 386947 E
2774693 N ✓ ✓
10 14 R 384871 E
2771528 N ✓ ✓
11 14 R 384942 E
2771066 N ✓
12 14 R 385329 E
2770963 N ✓ ✓
Tabla 5.1 Sistema de fracturas correspondiente a las diferentes unidades litológicas en el área de estudio.
En su descripción original, Imlay (1937) define la unidad como caliza de color gris oscuro,
formando capas con concreciones de pirita, y concreciones de pedernal gris claro. De manera
general, esta unidad está constituida de caliza gris (Córdoba, 1963; Enciso de la Vega, 1968;
Tristán-González y Torres-Hernández, 1994; Humphrey y Díaz, 2003), en algunas ocasiones negra
en la parte superior de la unidad (Barragán y Díaz-Otero, 2004). Dentro de la caliza se han llegado
a realizar reportes, donde se indica una presencia muy marcada de pedernal (Enciso de la Vega,
1968; Tristán-González y Torres-Hernández, 1994), así como también se han llegado a realizar
reporte de concreciones de pirita (Enciso de la Vega, 1968; Tristán-González y Torres-Hernández,
1994) y de marcasitas oxidadas (Tristán-González y Torres-Hernández, 1994). Estudios más
detallados como el realizado por Guzmán (1973), se refiere a tres tipos de facies, entre las que
están: facies de plataforma, constituida por wackestone y packstone de intraclastos, pellets y
73
ESTILOS DE DEFORMACIÓN CAPÍTULO V
miliólidos, dolomitizadas; facies de cuenca, representada por capas gruesas de mudstone con
estilolitos, pedernal y pirita; y facies marginal, determinado por arrecifes y bancos de rudistas y
corales. Personal de PEMEX (1988) la dividen en facies lagunar, arrecifal y de pre-arrecife.
74
ESTILOS DE DEFORMACIÓN CAPÍTULO V
Una de las primeras descripciones litológicas corresponde a la realizada por Belt (1925),
quien la describe como calizas compactas de grano fino, con una estratificación bien marcada. El
color predominante es gris y contiene un gran número de lentes y nódulos de pedernal de forma
irregular; mientras que el color del pedernal varía desde negro a blanco, y la diferencia con
respecto a la parte inferior lo indican en las variaciones de color de las calizas de blancas a crema,
en cuanto al pedernal está prácticamente ausente y el que se logra encontrar es de tonalidades
claras.
Las características que se pueden observar en el área de trabajo, para esta formación, es
que se compone de paquetes de calizas con espesores de medianos a gruesos, de colores grises,
con estilolitas bien definidas, y escasos nódulos de pedernal. De manera más particular, puede
diferenciarse por la presencia de foraminíferos planctónicos con globotruncanido (Figura 5.4).
Las familias de fracturas que se encontraron para esta formación son de cizalla
principalmente, y corresponden al tipo hk0∢a y h0l∢a (Figura 5.5). La estación correspondiente a
las mediciones realizadas en esta formación es: 1 (Ver tabla 5.1).
75
ESTILOS DE DEFORMACIÓN CAPÍTULO V
76
ESTILOS DE DEFORMACIÓN CAPÍTULO V
Imlay (1936) menciona que esta unidad se compone principalmente de capas delgadas de
calizas ondulosas y compactas de color gris oscuro a negro; incluye lutita gris y numerosos lentes
de pedernal, algunas capas de caliza son finamente laminadas con bandas grises y negras
intercaladas. De manera general esta unidad está constituida por caliza negra con estratificación
que varía de delgada a mediana (Rogers et al., 1957; Clemons y McLeroy, 1962; Ledezma-
Guerrero, 1967; Echanove-Echanove, 1986; Mitre-Salazar, 1989; Aranda-Gómez et al., 1993 en
Aranda-Gómez et al.,2000; Milán et al., 1993 en Dávalos-Álvarez, 2003; Barboza-Gudiño et al.,
2004), en algunas ocasiones la caliza se observa café grisácea, laminada y ondulada (Pérez-Rul,
1967). La Formación Cuesta del Cura en el poblado de Casillas presenta calizas con estratificación
ondulante intercalado con lutita de espesores delgados; presenta bandas y lentes de pedernal negro.
Se caracteriza por plegamiento disarmonico de tipo chevrón (Figura 5.6). Las familias de fracturas
que se encontraron para esta formación son de cizalla principalmente, y corresponden al tipo
hk0∢a (Figura 5.7). La estación correspondiente a las mediciones realizadas es: 3 (Ver tabla 5.1).
Figura 5. 6 Formación Cuesta del Cura con una clara presencia de bandas de
pedernal, así como la clásica estratificación ondulante, de caliza estratificada con
lutitas delgadas.
77
ESTILOS DE DEFORMACIÓN CAPÍTULO V
Stephenson (1922) describió que la Formación Agua Nueva en su localidad tipo consiste
de caliza con delgados horizontes de pedernal, intercalados con lutita carbonosa negra que contiene
abundantes Inoceramus labiatus. Por otra parte, Carillo-Bravo (1971) la describe como caliza
arcillosa finamente bandeada, caliza de grano fino a medio de color gris a negro, en capas de
espesor delgado a medio que alternan con estratos medianos a gruesos de lutita laminar de color
gris oscuro a negro, de intemperismo amarillento, ligeramente rojizo; una de sus características
principales es la presencia de lentes o láminas de pedernal negro.
De manera general, la Formación Agua Nueva, para el área de estudio presenta lutita
bituminosa con intercalación de margas, presentando también nódulos de pirita y/o hierro oxidado
(Figura 5.8), así como una fracturamiento laminar característico.
Las familias de fracturas que se encontraron son extensionales, destacando las familias bc,
y ac (Figura 5.9 a 5.1). Las estaciones correspondientes a las mediciones realizadas en esta
formación son: 5, 6 y 7 (Ver tabla 5.1).
78
ESTILOS DE DEFORMACIÓN CAPÍTULO V
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ESTILOS DE DEFORMACIÓN CAPÍTULO V
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ESTILOS DE DEFORMACIÓN CAPÍTULO V
Esta formación se caracteriza por poseer alternancia de caliza, lutitas grise, caliza arcillosa,
marga gris y verde (López-Ramos, 1979; Santiago-Carrasco et al., 2000), y lutitas bentónicas
(Padilla y Sánchez, 1978; PEMEX, 1988; Mendoza-Torres y García-González, 2010). De manera
particular, Muir (1936) describe que el miembro San Felipe inferior se caracteriza por estar
constituido en la base por caliza arcillosa de color gris oscuro, caliza gris verdoso y en la cima por
capas tobáceas de color lila, mientras que el miembro San Felipe superior está conformado por
una alternancia de caliza y lutita de color blanca a gris de facies calcáreas a facies arcillosas.
81
ESTILOS DE DEFORMACIÓN CAPÍTULO V
En la primera descripción hecha por Jeffreys (1910), menciona que esta unidad consiste en
un depósito uniforme de lutita gris-azul de varios metros de espesores, con borde interno arcilloso
a semi-margoso; toda la secuencia consiste de margas y algunas capas irregulares de arenisca y
caliza. Dumble (1915) describe a esta unidad como capas de lutita de color azul o negro con limo
y arcilla, su color intemperizado es café amarillo o blanco. De Golyer (1915) menciona que
consiste de capas que gradan hacia abajo a la Formación San Felipe y conforma una serie de lutita
gris a verde, marga y arcilla, escasamente contiene capas de arenisca y caliza.
En el área de estudio, esta formación está compuesta por arenisca de grano fino intercalado
con lutita calcáreas masivas; presenta coloraciones café-amarillos, y en algunos casos se aprecian
colores verdes. Posee altos niveles de fracturamiento y amplio desarrollo de foliación, exhibiendo
familias de fracturas de extensión, así como de cizallamiento (Figura 5.13).
82
ESTILOS DE DEFORMACIÓN CAPÍTULO V
Las estaciones correspondientes en las que se tomaron datos estructurales son: 4, 8, 9, 10,
11 y 12 (Ver tabla 5.1). Las principales familias de fracturas que se documentaron son de cizalla
tipo hk0∢a, h0l∢a, 0kl∢c, y de extensión bc, ac, ab (Figura 5.14 a 5.19). La presencia de estas
diferentes familias de fracturas permitió corroborar el régimen deformacional complejo de la zona.
83
ESTILOS DE DEFORMACIÓN CAPÍTULO V
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ESTILOS DE DEFORMACIÓN CAPÍTULO V
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ESTILOS DE DEFORMACIÓN CAPÍTULO V
Los sistemas de fracturas son un resultado claro del conjunto vectorial de esfuerzos que
participan en los eventos de deformación de un área en particular. Es posible que, dependiendo de
la magnitud de los esfuerzos, así como de la dirección en la que estos se están ejerciendo,
encontremos sistemas de fracturas con índices altos de homogeneidad, es decir, que la variación
en la presencia de las diferentes familias de fracturas (cizalla o extensión) sea mínima.
Twiss y Moores (1992), presentan un modelo general para la relación que existe entre las
estructuras plegadas y el desarrollo de las diferentes familias de fracturas (Figura 5.20); sin
embargo, cuando aunado al acortamiento tectónico que da lugar a los pliegues, sumamos diferentes
eventos de fallamiento, se tendrá como resultado sistemas intrínsecos y más complejos de
fracturamiento.
Figura 5. 20 Fracturas asociadas con pliegues. La proyección estereográfica muestra las orientaciones
del sistema de coordenadas, las líneas punteadas representan el rumbo y buzamiento de la estructura
en las zonas donde no hay horizontalización, y las fracturas se representan por las líneas sólidas; A:
ac y 0kl>a, B: bc y 0kl>b, C: hk0>a, D: bc y 0kl>a, E: h0l>c (Twiss & Moores, 1992).
86
ESTILOS DE DEFORMACIÓN CAPÍTULO V
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ESTILOS DE DEFORMACIÓN CAPÍTULO V
la falla con respecto a su vector de desplazamiento, ya que esta geometría curveada determinará
eventos locales de convergencia o de divergencia entre los bloques.
Figura 5. 22 Relación de esfuerzos principales en planos de falla y redes de Schmidt para Fallas
Normales, Fallas Laterales, y Fallas Inversas (Anderson, 1951).
Los esfuerzos que actuaron durante un tiempo geológico determinado y que, junto otros
parámetros, condicionaron el desarrollo de ciertas estructuras, se denominan paleo-esfuerzos, y el
estudio y comprensión de estos es de suma importancia, ya que permiten tener un panorama mucho
más amplio de la evolución tectónica de una zona en particular. Poder determinar el
comportamiento de estos paleo-esfuerzos es posible gracias a la relación que existe entre estos, y
el desarrollo de los sistemas de fracturas. Existen diferentes métodos que tratan de explicar de la
mejor manera posible la relación que estos dos parámetros guardan (Ver capítulo 1); sin embargo,
el método aquí empleado, es el modelo de fallas conjugadas de Anderson (Figura 5.22), y esto es
debido a la simplicidad del método, y su precisión en la obtención de los resultados. Mediante el
análisis de los datos de fracturas tomados en las diferentes estaciones que se presentan en este
capítulo, se determinaron las siguientes direcciones de esfuerzos (Tabla 5.2).
88
ESTILOS DE DEFORMACIÓN CAPÍTULO V
Una proyección del esfuerzo principal (σ1) sobre las diferentes estaciones de mediciones,
indica una dirección primaria NE, la cual coincide con los esfuerzos generados por el evento
orogénico Laramídico.
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ESTILOS DE DEFORMACIÓN CAPÍTULO V
El área de estudio presenta una estructura plegada y cabalgada compleja, la cual es afectada
no solamente por diferentes sistemas de fallamiento lateral, sino también por el ascenso de cuerpos
de rocas evaporíticas. Las estructuras principales se mencionan a continuación.
Una de las estructuras más relevantes en la zona es el anticlinal la Ventana. Esta estructura,
registrada en trabajos previos de cartografía del Servicio Geológico Mexicano como un anticlinal,
es en realidad el resultado de un evento de ascenso de cuerpos de rocas evaporíticas en la zona.
Esto queda evidenciado principalmente por la verticalidad de los estratos, los cuales, en
combinación con sistemas de fallamiento lateral, resultan en buzamientos que rondan valores entre
los 80 y 90 grados de inclinación, así como también cuerpos de yesos remanentes de ese flujo, los
cuales se encuentra en la parte NW y SE de esta estructura.
Esta estructura posee una amplitud aproximada de 2 km, la cual, en comparación con el
resto de las estructuras de la zona, muestra un estado de compresión mucho mayor.
90
ESTILOS DE DEFORMACIÓN CAPÍTULO V
Se propone que esta estructura esta nucleada por rocas evaporíticas, lo cual funciona como
una superficie de despegue, facilitando el desplazamiento y compactación del paquete
sedimentario por la Orogenia Larámide (Figura 5.24).
Aunque esta estructura cuenta solamente con uno de sus flancos dentro del área de estudio,
su entendimiento ayuda a la comprensión de la dinámica deformacional de la zona. Su origen se
remonta a los estadíos iniciales de deformación, es decir, aquellos en los cuales se tiene el
desarrollo de los anticlinales y sinclinales en la zona.
Estratigráficamente este anticlinal cuenta con la presencia de las Formaciones Méndez, San
Felipe, Agua Nueva, Cuesta del Cura, Tamaulipas Superior, La Peña y Cupido; esta última unidad
representa el paquete sedimentario de mayor potencia, ubicándose en las zonas de mayor elevación
de la estructura. Las unidades litológicas se encuentran dispuestas en una secuencia normal, y los
buzamientos, aunque no tan pronunciados como los de la Sierra La ventana, siguen teniendo
ángulos elevados, rondando los 70° y 75° (Figura 5.24).
91
ESTILOS DE DEFORMACIÓN CAPÍTULO V
En el estado deformado de la zona es posible definir una estructura plegada tipo sinclinal
denominada en este trabajo como Sinclinal Emilio Carranza. A pesar de que este sinclinal se
encuentra cubierto en su mayoría por cuerpos masivos de conglomerados, los datos estructurales
recolectados corroboran la presencia de esta estructura la cual posee en su núcleo paquetes
sedimentarios correspondientes a la Formación Méndez. El flanco SW de esta estructura; es decir,
en un corte paralelo al rumbo del pliegue, se puede observar que la secuencia sedimentaria se
encuentra invertida. Este pliegue se ve afectado por una extensa zona de fallamiento inverso
llamado Falla La Ventana – Mediodía. Esta cabalgadura pone en contacto paquetes sedimentarios
de edades correspondientes al Cretácico Superior (Formaciones Méndez, San Felipe, Agua Nueva
y Cuesta del Cura), con otros de edades del Cretácico Inferior (Formaciones Taraises y Cupido).
Este sinclinal posee una amplitud aproximada de 3.9 km. El flanco trasero de este pliegue
posee valores de buzamiento hacia el NE de 50°, mientras que a el flanco frontal le corresponden
valores de buzamiento que oscilan los 60° hacia el SW. El flanco trasero es cortado por la Falla a
Ventana – Mediodía y yuxtapone rocas de Cretácico Superior con rocas de edades
correspondientes al Cretácico Inferior (Figura 5.24).
Esta estructura afecta dos sierras relevantes, la Sierra La Ventana y Sierra El Mediodía (Figura
5.24).
92
ESTILOS DE DEFORMACIÓN CAPÍTULO V
Estas dos zonas de transferencia son: Zona de transferencia Casillas y Zona de transferencia
Rayones; el desarrollo de estas comenzó en la segunda etapa de deformación, cuando la
cabalgadura La Ventana – El Mediodía inicio su formación (Figura 5.23).
La Zona de transferencia Casillas se encuentra en la parte NW del área, cerca del poblado
de Casillas; delimita de manera clara la zona con mayor presencia de rocas evaporíticas de aquella
con menor cantidad.
93
ESTILOS DE DEFORMACIÓN CAPÍTULO V
posible observar cuerpos de yesos a lo largo de los planos de fallas laterales de la zona, lo que es
indicador de que estos habrían fluido a través de los planos de falla de la zona.
94
ESTILOS DE DEFORMACIÓN
Figura 5. 24 Secciones del área de estudio y sus abreviatras: Ks -M: Formación Méndez, Ks – Sf: Formación San Felipe, Ks – An: Formación
Agua Nueva, Ks – Cc: Formación Cuesta del Cura, Ki – Ts: Formación Tamaulipas Superior, Ki – Lp: Formación La Peña, Ki – Cu:
Formación Cupido, RE: Rocas Evaporíticas.
CAPÍTULO V
95
ANALOGOS DE TRAMPAS DE HIDROCARBUROS CAPÍTULO VII
CAPITULO 6
6.1 INTRODUCCIÓN
Una analogía es una representación utilizada con el objetivo de comprender información nueva, y
por lo general se constituye como una manera de establecer o hacer corresponder los elementos de una
nueva idea con los elementos de otra previamente desarrollada (Lawson, 1993). En términos generales, una
analogía puede definirse como la comparación entre dos dominios, uno más familiar y otro menos conocido,
los cuales comparten información de tipo relacional. Así Ruhl, 2003 señala que “una analogía es una
comparación de una cosa familiar con otra no familiar, con el objetivo de interpretar o aclarar una
característica compartida”. Para poder realizar una analogía geológica, más específicamente en la rama de
la geología estructural, se necesita de dos componentes primordiales que son a) una estructura previamente
conocida y bien documentada y b) una estructura no descrita previamente, cuyo comportamiento estructural
pueda ser, hasta cierto punto, equiparable con el inciso (a), y facilite así, su entendimiento.
Cuando estructuralmente se desea realizar una analogía, es necesario cuidar ciertos aspectos que
por ningún motivo deben pasar desapercibidos:
I. El Geólogo debe cuidar que tanto la estructura previamente conocida, así como aquella que
se está estudiando recientemente, se encuentren bajo un mismo régimen tectónico.
II. Aunque es algo obvio, es importante cuidar estar tratando ante el mismo tipo de estructuras,
es decir, realizar analogías de sinclinales con sinclinales, estructuras diapíricas con
estructuras diapíricas, etc.
III. Si algo se tiene entendido con certeza en las Geosciencias, es que la heterogeneidad se
encuentra presente en todos los procesos que a esta atañe, por lo que es prácticamente
imposible encontrar dos eventos completamente iguales de los cuales sea posible realizar
una comparación precisa al 100%.
IV. La escala de las estructuras es un factor también muy importante que se debe considerar,
ya que la dimensión de estas puede llegar a afectar su comportamiento, y por lo tanto el
estudio analógico.
V. Se necesita también la existencia de una analogía entre las rocas involucradas en la
deformación, así como una similitud en el porcentaje de acortamiento tectónico.
96
ANALOGOS DE TRAMPAS DE HIDROCARBUROS CAPÍTULO VII
En el caso de las estructuras aquí estudiadas, estas cumplen con cada uno de los factores
para considerarlas análogas, (1) partiendo primero del hecho de que se tiene una estructura
conocida que es Ku-Maloob-Zaap, y una menos conocida dentro del área de Casillas, Nuevo León;
(2) en segunda instancia, se sabe que se está lidiando con el mismo tipo de estructuras, es decir,
sistemas plegados y cabalgados, afectados por sistemas de fallamiento lateral derecho; (3) aunque
el comportamiento de los esfuerzos claramente no fue exactamente igual en ambas áreas, se sabe
que estas estuvieron sujetas a un mismo tipo de esfuerzos que son compresivos; (4) en cuanto a la
escala del estudio, en ambos casos se está tratando con una escala de tipo regional, y por último
en referencia a los dos factores adicionales aquí considerados, las rocas de ambas estructuras son
sedimentarias marinas y predominan las calcáreas para ambos casos y, finalmente, el porcentaje
de acortamiento tectónico oscila entre 30 y 40%.
La complejidad del área de estudio es evidente, y esto pudo constatarse dentro de las
primeras campañas de cartografía; esto está ligado principalmente a la presencia de los cuerpos de
rocas evaporíticas, que tal y como se ha explicado en capítulos previos, aportan un comportamiento
reológico variable a la zona, distinto al resto de las rocas en la zona que responden más de manera
frágil cuando su resistencia fue superada durante la aplicación de esfuerzos regionales; lo anterior
permitió la generación de sistemas de cabalgaduras y fallamientos laterales que fungen como
sistemas de transferencia, estos sistemas laterales de fallamiento son siempre tardíos a pliegues y
cabalgaduras, canalizan emplazamiento de evaporitas y afectan completamente a las estructuras
de la zona tanto de Casillas, así como a las de Ku-Maloob-Zaap en el Golfo de México.
Figura 6. 1 Mapa del área de estudio que muestra, con flechas en color rojo, la dirección principal de la zona. La dirección de los esfuerzos coincide con la
disposición geométrica de las estructuras en el área.
CAPÍTULO VII
98
ANALOGOS DE TRAMPAS DE HIDROCARBUROS CAPÍTULO VII
Si bien la mayoría de las direcciones de σ1 indicadas por las flechas rojas en la figura 6.1
tienen una dirección NE, existe una de estas que presenta un cambio muy notorio con respecto al
resto, y cuya orientación se presenta como NW; este cambio se debe a que precisamente sobre este
punto se encuentra unos de los sistemas de fallamiento lateral del área, que atiende a la zona de
transferencia Casillas.
En un marco tectónico mucho más regional, estas zonas de transferencia conformadas por
los sistemas de fallamiento lateral derecho, se proponen como el resultado de un evento de
transpresión con una zona de rampa lateral dentro de la Sierra Madre Oriental (Figura 6.2). Lo
anterior se fundamenta en cambios de facies entre las formaciones del Jurásico superior y el
Cretácico inferior.
Figura 6. 2 Mapa regional de la Saliente de Monterrey; modificado de Padilla y Sánchez, 1985. Las flechas en color
rojo indican el comportamiento cinemático de las zonas de transferencia a un nivel más regional.
99
DISCUSIÓN CAPÍTULO VII
CAPITULO 7
7 DISCUSIÓN
7.1 INTRODUCCIÓN
México a través del tiempo se ha llegado a consolidar como uno de los países con mayor
producción de hidrocarburos, y si bien su producción, que hoy en día ronda los 1,986,000,000
barriles por día (https://elpais.com/economia/2017/08/24/actualidad/1503530892_423947.html),
no alcanza cifras descomunales como la de los países árabes, los cuales producen alrededor de
11,730,000,000 barriles por día, esto le ha bastado para poder posicionarse dentro del grupo de los
11 principales países productores de hidrocarburos; y entonces, como todo gran país petrolero,
México enfrenta el reto constante de detener el retroceso en los niveles de producción como sea
posible; lo anterior debido a que la producción por primera vez en 40 años está por debajo de los
2MM de barriles diarios (Figura 7.1).
100
DISCUSIÓN CAPÍTULO VII
Para poder lograr el objetivo de detener el declive en los niveles de producción y de ser
posible sostenerla en al menos 2MMbd, la industria mexicana de los hidrocarburos debe valerse
de herramientas que le permitan entender con mayor precisión el comportamiento de los
Yacimientos Naturalmente Fracturados (YNF), que es de donde se extraen los mayores volúmenes
de hidrocarburos en México (Robles, 2010), y es aquí donde los proyectos de investigación
científica juegan un papel importante.
Desde este punto de vista, continuar con el estudio de análogos a las grandes trampas de
hidrocarburos en México es clave para aumentar el nivel de comprensión de estas, y poder así
ofrecer soluciones a los problemas que los yacimientos puedan presentar; uno de estos grandes
yacimientos petroleros en México es el complejo KU-MALOOB-ZAAP, el cual con una
producción diaria de 691,000 barriles representa una de las trampas más importantes del país, y
aunque existen ya diferentes estudios en diferentes ramas, como la estructural, geoquímica,
paleontológica, etc.; estos han sido en su mayoría a través de métodos indirectos debido a que es
una trampa que se encuentra en aguas profundas y es imposible hacer análisis de manera directa.
Es aquí donde el estudio de estructuras análogas en superficie cobra importancia, y se convierte
en una herramienta de gran peso para la industria de los hidrocarburos, puesto que es posible
generar nuevos datos que contribuyen a la comprensión del comportamiento de un yacimiento de
manera directa.
101
DISCUSIÓN CAPÍTULO VII
7.2 LOCALIZACIÓN
A través del tiempo, los campos en México que han dominado la producción histórica de
hidrocarburos han sido aquellos que se encuentran principalmente en zonas costa afuera. Campos
102
DISCUSIÓN CAPÍTULO VII
En el caso del campo Ku-Maloob-Zaap, el primer campo descubierto de este activo fue
Maloob en el año 1979 con el pozo Maloob-1; en 1980 se descubrió el campo Ku con el pozo Ha-
1A, y el campo Zaap fue descubierto en 1990 con el pozo Zaap-1. Es así que, desde su
descubrimiento este campo comenzó con una producción aproximada desde 1.25 MMbd hasta los
1.5 MMbd, y se mantuvo así hasta el año 1997, donde la producción comenzó a presentar un
declive, alcanzando en el año 2003 un rango de producción diario de entre 1 MMbd hasta 1.2
MMbd. Sin embargo, de acuerdo con cifras de la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH),
para los años 2005 y 2006 se alcanzaron valores críticos de producción con un total de 319.1 Mbd
y 394.2 Mbd respectivamente (Tabla 7.1). Del año 2007 hasta el 2017, los esfuerzos por aumentar
los niveles de producción, y recuperar aquellos valores iniciales de miles de barriles por día se
intensificaron, logrando alcanzar valores que rondan los 800 Mbd.
103
DISCUSIÓN CAPÍTULO VII
7.4 ESTRATIGRAFÍA
El Tithoniano se compone de caliza esquistosa, que constituyen las probables rocas fuentes
para la cuenca. Las unidades del Cretácico inferior y medio contienen dolomita y caliza esquistosa.
El Cretácico superior y Paleoceno inferior consiste de brechas derivadas de calizas dolomitizadas.
Estas unidades se encuentran cubiertas por lutitas del Paleoceno, las cuales proveen el sello al
reservorio. El Eoceno se compone de lutita calcárea y algunas calcarenitas, que podrían constituir
un segundo reservorio. El Oligoceno y Mioceno inferior al medio consisten de lutitas calcáreas,
104
DISCUSIÓN CAPÍTULO VII
mientras que el Mioceno superior y el Plioceno consisten de una intercalación de arenisca y lutita
(Mitra et al., 2006).
7.5 PALEOGEOGRAFÍA
La posición estratigráfica de los lechos rojos en el Golfo de México meridional sugiere que
su edad de depósito varía desde el Triásico Tardío hasta después del Calloviano, porque se les ha
descrito abajo, lateralmente equivalentes y arriba de la sal calloviana. Esto probablemente se debió
a un depósito contemporáneo de la sal en la cuenca, mientras que en los bordes de la misma se
depositaban lechos rojos.
105
DISCUSIÓN CAPÍTULO VII
Figura 7.4 Paleogeografía del Triásico Superior en el área del Golfo de México. La
ubicación de los horsts fué esquematizada por Salvador (1991c) con datos superfi
ciales y de subsuelo. Las costas y las fronterasdel país se muestran como referencia
(Mitra et al., 2006).
El avance transgresivo de las aguas del Pacífico hacia el oriente fue invadiendo el área del
actual Golfo de México para formar extensos cuerpos de aguas hipersalinas, con una circulación
sumamente restringida y, quizá también un clima de tipo desértico, lo que favoreció el depósito de
grandes volúmenes de evaporitas en la parte central del Golfo de México.
106
DISCUSIÓN CAPÍTULO VII
La evidencia con que se cuenta en la actualidad indica que toda la sal del Golfo de México
se depositó durante el Calloviano (164-159 Ma) (Salvador, 1991b), en una gran cuenca de miles
de kilómetros cuadrados, que hoy se encuentra dividida en dos partes, una al norte y otra al sur,
por una franja en donde no hay sal, de orientación aproximada este-oeste en la porción central del
Golfo (Figura 7.5).
Figura 7.5 Paleogeografía del Jurásico Medio en el área del Golfo de México. En negro
se muestra la distribución actual de la sal depositada durante el Calloviano. La sal afl
ora en el fondo marino en dos masas, una septentrional y otra meridional, separadas
por una franja sin sal. Las costas y las fronteras del país se muestran como referencia
(Mitra et al., 2006).
107
DISCUSIÓN CAPÍTULO VII
La masa de sal mayor se depositó primero en la parte central del Golfo de México, pero
posteriormente, a medida que la invasión por aguas marinas iba progresando, se desarrollaron en
sus bordes plataformas muy amplias en donde la circulación de las aguas era muy restringida, y
estaban limitadas hacia el mar por largas barras de oolitas, que se extendían por cientos de
kilómetros cuadrados alrededor del Golfo, condiciones que favorecieron el depósito de otras masas
de sal en las zonas lagunares que bordeaban la cuenca. En el sureste mexicano las barras de oolitas
jurásicas tienen una distribución extensa (Figura 7.6) y se han identificado claramente porque son
las rocas productoras de hidrocarburos en campos gigantes como Samaría y Sitio Grande
(Santiago-Acevedo y Mejía- Dautt, 1980).
Figura 7.6 Paleogeografía del Kimmeridgiano temprano. Para este tiempo la actividad
de la Falla Transformante Tamaulipas-Oaxaca ya había cesado su movimiento lateral
y tanto el Macizo de Chiapas como el Bloque Yucatán ocuparon desde entonces la
posición que tienen hoy. Las costas y las fronteras del país se muestran como
referencia (Mitra et al., 2006).
108
DISCUSIÓN CAPÍTULO VII
El movimiento del bloque de Yucatán hacia el sur se realizó a lo largo de dos sistemas de
fallas transformantes que han recibido diferentes nombres por diversos autores, quienes también
las han ubicado en sitios distintos.
El proceso tectónico de rifting que dio paso a la apertura del Golfo de México terminó al
fin del Calloviano, después de lo cual, durante el Oxfordiano, se desarrollaron amplias plataformas
de aguas someras a todo lo largo de los bordes del protogolfo de México, en las que se depositaron
grandes volúmenes de carbonatos, con extensas barras oolíticas en los bordes de plataforma
(Salvador, 1991c; Winker y Buffl er, 1988; Williams-Rojas y Hurley, 2001).
Este período se caracteriza por el depósito de clásticos en las zonas litorales, por la
abundancia de carbonatos en las plataformas y por el depósito de menores espesores de lutitas y
carbonatos con intercalaciones delgadas de calizas argiláceas en las zonas de cuenca.
Los bloques de basamento emergidos que formaban las paleoislas en el occidente del
protogolfo de México continuaban afectando la sedimentación de la región, siendo el mayor aporte
de clásticos los provenientes del área del Bloque Yucatán y del noroeste. Estas condiciones de
subsidencia lenta y continua prevalecieron durante todo el Kimmeridgiano (Salvador, 1987,
1991b, 1991c) (Figura 7.7).
109
DISCUSIÓN CAPÍTULO VII
En este periodo se depositaron en la cuenca lutitas muy ricas en materia orgánica, con
delgadas intercalaciones de carbonatos, que son la roca generadora de la mayoría de los inmensos
volúmenes de hidrocarburos que existen en el Golfo de México, especialmente en el sureste
mexicano (González y Holguín, 1992) (Figura 7.8).
La estabilidad tectónica fue tan grande que las rocas depositadas conservaron
características litológicas muy similares en toda la cuenca del Golfo de México; las islas que
bordeaban el occidente del Golfo todavía estaban emergidas y continuaban aportando sedimentos
clásticos a las zonas litorales, mientras que en las plataformas predominaba el depósito de calizas
arcillosas con abundantes concreciones fosforíticas ricas en fósiles, sobre todo en el noreste de
México.
Hacia fines del Tithoniano continuaba la gran invasión de los mares en el Golfo de México
y se inició la sumergencia de la porción meridional de Florida (Salvador, 1991b).
110
DISCUSIÓN CAPÍTULO VII
Figura 7.7 Paleogeografía del Tithoniano superior. Nótese la gran extensión de las
áreas de plataformas someras, en donde ocurrió el depósito de rocas ricas en materia
orgánica que constituyen la principal roca generadora de hidrocarburos en el Golfo de
México. Las costas y las fronteras del país se muestran como referencia (Mitra et al.,
2006).
111
DISCUSIÓN CAPÍTULO VII
Durante este tiempo el Archipiélago de Tamaulipas fue totalmente cubierto por los mares
y sólo quedaron emergidos los bloques altos de basamento de la Isla de Coahuila, el Macizo de
Chiapas y parte del Bloque Yucatán, en cuyos litorales continuó la sedimentación clástica. El
depósito de evaporitas continuó en extensas áreas de plataformas someras con circulación
restringida, como la Cuenca de Sabinas, la zona de postarrecife de la Plataforma de Valles-San
Luis Potosí y la parte occidental de la Plataforma de Yucatán, aunque la edad de estas evaporitas
aún está bajo discusión (Salvador, 1991b) (Figura 7.8).
Figura 7.8 Paleogeografía del Barremiano. Note la longitud de las barreras de arrecifes
que bordean a las plataformas, así como la gran extensión de áreas con carbonatos de
aguas someras. Las costas y las fronteras del país se muestran como referencia (Mitra
et al., 2006).
112
DISCUSIÓN CAPÍTULO VII
Por otro lado, las largas franjas de arrecifes que se habían venido desarrollando en los
bordes de los altos de basamento desde el Neocomiano, continuaron desarrollándose en el
occidente y oriente del Golfo de México, mientras que en el noreste de México se volvieron más
esporádicas a medida que los mares iban transgrediendo las paleoislas hasta cubrirlas totalmente a
fines del Aptiano. Después del Aptiano, durante el Albiano y el Cenomaniano, continuó la
subsidencia general del Golfo de México, a una velocidad aproximadamente constante en toda la
cuenca, lo que permitió que se desarrollaran otra vez, largas cadenas de arrecifes de barrera
ubicados aproximadamente arriba de las franjas arrecifales neocomianas, es decir,
aproximadamente sobre los bordes de los altos de basamento de las paleoislas de Coahuila y
Valles-San Luis Potosí y la Plataformas de Tuxpan y de Córdoba (Figura 7.9).
El Turoniano marca otro cambio importante en los patrones de sedimentación del Golfo de
México, porque termina el predominio del depósito de carbonatos. Este cambio fue más evidente
en las porciones occidental y noroccidental de la cuenca, pero no lo fue tanto en la parte meridional
de la misma, en donde la sedimentación de carbonatos continuó prácticamente invariable hasta el
término del Cretácico. Durante esta época, en las plataformas se depositaron capas delgadas de
calizas y lutitas (Formaciones Indidura y Guzmantla), mientras que en la cuenca se depositaban
calizas con abundantes nódulos y capas de pedernal (Formaciones Agua Nueva y Maltrata).
113
DISCUSIÓN CAPÍTULO VII
Con base a los afloramientos abundantes a lo largo de la Sierra Madre Oriental y a los datos
del subsuelo que existen en pozos en la Planicie Costera del Golfo, se infiere que durante el
Coniaciano y el Santoniano se incrementó la actividad volcánica en el occidente de México, lo
cual se reflejó en la sedimentación marina del Golfo de México, en donde continuó el depósito de
capas delgadas de calizas y lutitas, pero con abundantes horizontes intercalados de bentonita,
abarcando todas las plataformas del borde occidental y meridional del Golfo, mientras que en la
cuenca continuaba el depósito de carbonatos con bandas y nódulos de pedernal con delgadas
intercalaciones de bentonita (Salvador 1991b).
114
DISCUSIÓN CAPÍTULO VII
Más al sur, en las cercanías del Macizo de Chiapas se depositaban clásticos (Fm.
Angostura), mientras que en las zonas de la Sierra de Chiapas, la Cuenca de Veracruz y la
Plataforma de Córdoba, las lutitas y margas de la Formación Méndez cambiaban lateralmente a
facies carbonatadas de aguas someras (Prost y Aranda, 2001; Jennette et al., 2003)
115
DISCUSIÓN CAPÍTULO VII
116
DISCUSIÓN CAPÍTULO VII
A fines del Cretácico el aporte de sedimentos clásticos del noroeste y del occidente del
Golfo de México se incrementó notablemente durante las primeras pulsaciones de la Orogenia
Laramide, (de Cserna, 1989). La Era Cenozoica se inicia prácticamente con el evento tectónico
que dió origen a las cadenas plegadas y cabalgadas del occidente del Golfo de México, específi
camente las Sierras y Cuencas de Coahuila, la Sierra Madre Oriental y la Sierra de Zongolica,
desde el Paleoceno tardío hasta el Eoceno temprano (Padilla y Sánchez, 1982). La orogenia fue el
resultado de la convergencia de la Placa Farallón por debajo de la Placa Norteamericana, en la que
el fragmento de corteza oceánica que estaba en subducción tuvo un ángulo muy bajo, causando así
una deformación a mayor distancia de la zona de la trinchera y elevando una porción considerable
de la parte meridional de la Placa de Norteamérica. Esta condición tectónica favoreció el
incremento del aporte de grandes volúmenes de sedimentos clásticos después del fi n de la
orogenia, que empezaron a depositarse en las cuencas formadas en el antepaís de las cadenas
plegadas, que de norte a sur se conocen como las Cuencas de Parras-San Carlos (CPSC), de
Tampico-Misantla (CTM) y de Veracruz (CV) (de Cserna, 1989; Padilla y Sánchez, ibid) (Figura
7.12).
Así como durante el Cretácico la forma y el tamaño de la cuenca del Golfo de México
estuvieron determinados por las plataformas carbonatadas, a partir del Eoceno tardío la nueva
forma de la cuenca dependió totalmente del gran fl ujo de la sedimentación clástica. Se empezaron
a desarrollar grandes fallas lístricas normales asociadas a depocentros en las cuencas de antepaís.
Durante este tiempo se depositaron gruesos espesores de arenas fi nas en los talúdes del occidente
del Golfo de México, Planicie Costera del Golfo, al tiempo que los sedimentos más fi nos iban
rellenando las partes más profundas Goldhammer (1999).
117
DISCUSIÓN CAPÍTULO VII
Figura 7.12 Paleogeografía del Eoceno tardío cuando se inició el relleno de las
cuencas de antepaís de las sierras plegadas y cabalgadas del occidente del Golfo de
México por sedimentos. Cuenca de Parras-San Carlos (CPSC), Cuenca de Tampico-
Misantla (CTM) y Cuenca de Veracruz (CV). Las costas y las fronteras del país se
muestran como referencia (Mitra et al., 2006).
El origen de las Cuencas del Sureste está íntimamente ligado con la Sierra de Chiapas y
con la Cadena Plegada de Reforma-Akal. Según Santiago-Acevedo et al. (1984), a principios del
Paleógeno, el Macizo de Chiapas continuaba emergido en su parte sur , mientras que sobre las
rocas carbonatadas marinas (de plataforma en Chiapas y de cuenca en Campeche) de su parte norte,
se depositaban gruesas secuencias de clásticos con espesores que varían de 2,500 m en la zona de
Campeche, hasta cerca de 3,000 m en Chiapas.
118
DISCUSIÓN CAPÍTULO VII
Figura 7.13 Paleogeografía del Mioceno tardío, cuando ya se habían formado las
Crestas Mexicanas y los pliegues y fallas de la Cuenca de Veracruz, y de la Sierra de
Chiapas-Reforma-Akal. De éstas últimas estructuras, el tramo Reforma-Akal se
conoce solamente en el subsuelo (Mitra et al., 2006).
119
DISCUSIÓN CAPÍTULO VII
Hacia fines del Mioceno e inicios del Plioceno, después de la deformación compresiva del
Evento Chiapaneco, se inició el basculamiento hacia el norte de la Cadena de Chiapas-Reforma-
Akal, como una respuesta al desalojo de la sal calloviana en la misma dirección.
120
DISCUSIÓN CAPÍTULO VII
Las estructuras de Ku, Maloob y Maloob se formaron dentro del marco tectónico del
cinturón Chiapas – Tabasco y la sonda de Campeche. Santiago y Baro (1992) identificaron al
menos cinco diferentes episodios tectónicos para esta área; sin embargo los eventos claves que
controlaron el desarrollo de las estructuras son 1) un periodo de extensión durante el Jurásico hasta
el Cretácico temprano, resultando en un fallamiento normal de las unidades con edades del
Kimeridgiano, Titoniano, y el Cretácico inferior; 2) acortamiento durante el Mioceno, lo que
resultó en el desarrollo de trampas estructurales a partir de pliegues relacionados a fallas; y 3)
eventos extensivos durante el Plioceno hasta el Holoceno, resultando en la generación de fallas
lístricas normales (Mitra et al., 2006).
Durante un periodo de tiempo que comprendía del Jurásico al Cretácico temprano, tuvo
lugar un evento de fallamiento normal, el cual inicio en el Kimmeridgiano – Oxfordiano y finalizó
en el Cretácico temprano, afectando el área entera. Estos sistemas de fallamiento normal
típicamente desplazan parte de las unidades del Oxfordiano, Kimmeridgiano, Tithoniano y el
Cretácico inferior. Algunas de estas fallas fueron directamente invertidas a sistemas de fallas
inversos (Mitra, 1993), y otras tantas fueron reactivadas durante la fase extensional del Terciario
tardío al Holoceno, cortando a través de las unidades terciarias (Mitra et al., 2006).
Las estructuras Ku, Maloob y Zaap, así como el resto de las estructuras contraccionales se
formaron durante un periodo de compresión regional en el Mioceno. Todas las estructuras
alóctonas se forman arriba de una superficie de despegue mayor, que se interpreta como la base de
las unidades del Oxfordiano. Las estructuras se encuentran asociadas a una falla frontal principal,
conteniendo en algunos casos fallas secundarias y/o backthrusts. Se piensa que la localización de
las estructuras mayores fue controlada por la presencia de fallas normales preexistentes. Por lo
tanto, la orientación de las estructuras se encuentra parcialmente relacionada a los patrones de
esfuerzo regional durante el Mioceno, así como también presentan una relación parcial a la
121
DISCUSIÓN CAPÍTULO VII
La deformación compresiva fue una fase extensa que se originó en el Plioceno y continuo
hasta el Holoceno. Algunas de las fallas normales principales presentan una geometría lístrica, y
parecen aplanarse en una zona de despegue dentro de las unidades del Mioceno inferior, esto sin
desplazar a las unidades del Mesozoico y Paleógeno, esto resulta en la formación de estructuras
rol-lover con un espesor mucho mayor dentro del bloque de techo. Sin embargo, algunas de las
fallas normales preexistentes del Jurásico fueron reactivadas durante la fase extensional del
Terciario (Mitra et al., 2006).
La disposición estructural actual refleja cada uno de los eventos de deformación que la
zona ha sufrido a través del tiempo geológico. Hoy día el área de Ku-Maloob-Zaap se compone de
un sistema de fallas inversas que interactúan con una serie de fallas laterales con componente
derecha a través de las cuales existen espesores variables de sal que sellan las fallas y
compartamentalizan a las trampas y/o yacimientos petroleros en este complejo (Figura 7.15).
122
DISCUSIÓN CAPÍTULO VII
Los sistemas de fallamiento lateral derecho comienzan su evolución en una última etapa
de deformación, plegando primero a las diferentes estructuras regionales plegadas y a los propios
sistemas de cabalgaduras y después con el progreso de la deformación su segmentación; estas
fallas laterales derechas se propone que no solamente fueron una respuesta más a la necesidad de
acomodar la deformación, sino que funcionaban también como zonas de transferencia que
separaron, dentro del cinturón plegado y cabalgado de la Sierra Madre Oriental, áreas con mayor
acortamiento y transporte tectónico que otras, canalizando a su vez en algunos casos cuerpos de
rocas evaporíticas. Algo extraordinario por lo que se propone aquí como análogos es que este tipo
de emplazamiento evaporíticos de tipo reactivos a la deformación han sido reconocidos en
diferentes concentraciones a lo largo y ancho tanto del área de estudio como de Ku-Maloob-Zaap,
en el Bloque Akal de las cuencas del Sureste mexicano, generaron un comportamiento reológico
variado, por lo que es posible identificar estas fallas como límites entre zonas con altas
concentraciones de rocas evaporíticas y zonas con concentraciones menores.
123
DISCUSIÓN CAPÍTULO VII
delimitan zonas verticales de liberación de esfuerzos con presiones menores, por lo que las rocas
evaporíticas tienden a aprovechar estos planos y fluir a través de ellos. Es por eso por lo que es
posible encontrar cuerpos de rocas evaporíticas a lo largo de los planos de falla lateral
preferencialmente que sobre los tipos de cabalgaduras.
En las figuras 5.23 y 7.15 se presentan los mapas de las estructuras generales de Ku-
Maloob-Zaap y Casillas, Nuevo León en ambas imágenes es posible observar que las dos áreas
comparten el mismo tipo de estructuras que se han comentado en los párrafos anteriores; es decir,
los sistemas de pliegues, las cabalgaduras, y los sistemas de fallas laterales derechas.
La figura 7.16 esquematiza la evolución estructural tanto del área de Casillas como de Ku-
Maloob-Zaap. Se aprecia que en ambos casos se parte de un modelo plegado que posteriormente
es afectado por fallas inversas que evolucionan a cabalgamientos; la disposición geométrica de los
pliegues en este punto es distinta, pero la dinámica deformacional es la misma. Por último, las
estructuras son cortadas por un sistema de fallas laterales derechas que al final funcionan como
canales verticales para el emplazamiento de diapiros y paredes de sal.
124
DISCUSIÓN CAPÍTULO VII
Figure 7.17 Secciones geológicas de las estructuras de Ku, Maloob y Zaap. El tipo de pliegues que puede apreciarse
es el pliegue de despegue fallado. El inciso A) muestra un tren de pliegues de despegue relacionados a falla clásicos
Mitra et al, 2006 expone tres puntos principales por los cuales las estructuras de Ku-
Maloob-Zaap son consideradas como pliegues de despegue fallados: 1) Los pliegues se encuentran
nucleados por una unidad basal débil de sal, algo característico de los pliegues de despegue; los
pliegues de propagación de falla se desarrollan típicamente dentro de un paquete sedimentario más
homogéneo, 2) Las estructuras son relativamente redondas y no presentan una asimetría tan
marcada como lo harían los pliegues por propagación de falla, y por último 3) Las estructuras se
caracterizan por un desplazamiento del fallamiento relativamente pequeño en comparación a la
longitud de onda y amplitud de las estructuras.
Sometiendo una de las secciones del área de Casillas (Figura 7.18) al análisis que hace
Mitra et al, 2006 de los pliegues de Ku-Maloob-Zaap, es posible identificar algunas similitudes,
por ejemplo el hecho de que ambas estructuras se encuentran nucleadas por cuerpos de rocas
evaporíticas, y que en las primeras etapas de la deformación estas se comportaban como pliegues
de despegue favorecidas por el horizonte de rocas evaporíticas; sin embargo, a medida que el
125
DISCUSIÓN CAPÍTULO VII
Figura 7.18 Sección del área de estudio y sus abreviatras: Ks -M: Formación Méndez, Ks – Sf: Formación San Felipe,
Ks – An: Formación Agua Nueva, Ks – Cc: Formación Cuesta del Cura, Ki – Ts: Formación Tamaulipas Superior,
Ki – Lp: Formación La Peña, Ki – Cu: Formación Cupido, RE: Rocas Evaporíticas.
Entonces tomando en cuentas las diferencias y similitudes que es posible apreciar en las
dos secciones, se establece que ambas estructuras, es decir, tanto la del área de Casillas como Ku-
Maloob-Zaap, atienden a un tren de pliegues de despegue fallados, ya que ambos poseen un núcleo
de rocas evaporíticas, aunque en ambos casos el desplazamiento no es idéntico, siendo mayor en
Casillas.
126
ESTILOS DE DEFORMACIÓN CAPÍTULO VIII
CAPITULO 8
8 CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
127
ESTILOS DE DEFORMACIÓN CAPÍTULO VIII
fallamiento lateral ocurrió flujo o emplazamiento de rocas evaporíticas, que a su vez en campos
petroleros activos funcionan como sellos verticales en trampas de hidrocarburos, por lo que el área
de Casillas presenta una excelente oportunidad de comprender la estructura y evolución de este
tipo de trampas en los yacimientos de hidrocarburos activos en México.
Por último, es recomendable realizar el análisis de los espesores de las unidades litológicas,
para poder determinar de que manera afectó la movilización de las rocas evaporíticas la
estratigrafía de la zona, aún se desconoce si la zona pudo estar sujeta a ascenso de evaporitas previo
al acortamiento regional.
128
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Anexo II
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