Guía de Tomate 2022
Guía de Tomate 2022
Guía de Tomate 2022
AÑO 2022
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Negro y Mar del Plata, lo que posibilita contar con producción nacional de tomate casi
todo el año. Si bien es cultivado en todos los cinturones verdes, existen también zonas
especializadas. La región andina (Cuyo) es la zona de producción de tomate para
industria más importante, y con este destino también se produce en el Alto Valle de
Río Negro y en el NOA (Salta y Jujuy). Para consumo en fresco, las zonas más
importantes son el NOA (Salta, Jujuy, Santiago del Estero y Tucumán), el NEA
(Corrientes), Buenos Aires (La Plata, Berazategui, Florencio Varela y Mar del Plata), el
Alto Valle de Río Negro y también Cuyo (Mendoza y San Juan) (Cuadro 2). En
Argentina se cultivan aproximadamente 17.000 ha de tomate (10.500 para mercado
fresco y 6.500 para industria). Se producen en el país aproximadamente 1.000.000 de
t de las cuales 650.000 t son comercializadas para tomate en fresco (MCBA, año).
País Producción (tn) Superficie (ha)
China 62.869.502 1.086.771
India 19.007.000 781.000
Turquía 12.841.990 181.488
Estados Unidos 10.858.990 110.760
Egipto 6.751.856 173.276
Italia 5.252.690 91.410
Irán (República Islámica) 5.248.904 121.203
España 5.000.560 56.940
México 4.271.914 87.917
Brasil 3.917.967 54.537
Argentina 658.106 16.828
Chile 1.050.626 15.202
Cuadro 1: Países importantes (ranking 10) (se incluye Argentina y Chile para su
comparación) en la producción de tomate mundial (Faostat 2019).
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2. Material Vegetal
2.1. Ubicación taxonómica
Pertenece a la familia de las Solanáceas, y su nombre científico es Solanum
lycopersicon L. Su denominación anterior (Lycopersicum esculentum Mill.) es aún
ampliamente utilizada.
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El porte de la planta es erecto en los primeros estadios, pero a cierta altura se torna
decumbente. Algunas variedades bajo determinadas condiciones ambientales pueden
alcanzar gran tamaño o altura, pero el tallo no se lignifica. El sistema radicular principal
es pivotante y profundo, puede llegar hasta 1,20 m de profundidad y está provisto de
un número elevado de raíces secundarias. También tiene la capacidad de formar
raíces adventicias, que pueden surgir del tallo en contacto con el suelo, pero también
de la parte aérea del tallo.
El tallo es un eje circular (Fig 1), a veces algo anguloso, de 1,5 a 3 cm de diámetro,
sobre el cual se van insertando las hojas, los tallos secundarios o brotes (Fig 2), y las
inflorescencias. Toda la epidermis es pubescente, por la presencia de distintos tipos
de tricomas de tipo glandulares y no glandulares, característica típica del tomate. La
densidad de esta pubescencia depende de la variedad y les otorga resistencia
diferencial frente a artrópodos.
Fig 1: Vista del tallo principal de un tomate indeterminado (izq) y Fig 2: Brote de una
yema axilar de una hoja.
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Según el patrón de crecimiento de cada cultivar, este tallo puede alcanzar varios
metros o tener una altura limitada.
Las hojas son compuestas, imparipinnadas, con 7 a 9 folíolos peciolados, con borde
dentado, con o sin foliólulos. Generalmente son grandes, pueden alcanzar una
longitud de 50 cm, recubiertas también de tricomas.
Las flores son perfectas (Fig 4 y 5), regulares e hipóginas, pentámeras, con corola
amarilla, y sépalos verdes. Los estambres están soldados formando un cono estaminal
de apertura longitudinal de forma introrsa, que rodea al gineceo (al estilo), y el ovario
es bilocular o plurilocular. La polinización es principalmente autógama, pero puede
presentar distintas situaciones o porcentajes de alogamia. La fecundación se ve
favorecida por la polinización entomófila que realizan principalmente abejorros.
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inflorescencias muy ramificadas. Los horticultores llaman a estas inflorescencias
“corona”. La flor se une al eje de la inflorescencia por medio de un pedicelo articulado
que contiene una zona de abscisión, que se diferencia por un engrosamiento con un
pequeño surco. Esta es una característica varietal, ya que en algunas variedades el
pedicelo permanece en el fruto y en otras no.
El fruto es el órgano comestible, es de tipo baya, bilocular o plurilocular, que puede
tener diferentes colores, formas y tamaños. El peso puede ser de pocos gramos a 400
g o inclusive más. El color más generalizado es el rojo y la forma globosa o
redondeada en los tomates para consumo en fresco, y alargada en los destinados a la
industria. Está constituido por el pericarpio, el tejido placentario y las semillas unidas a
la placenta y contenidas en una masa gelatinosa, más o menos densa, que
constituyen el contenido locular. Las semillas son redondeadas, ligeramente
reniformes, generalmente abundantes, de 50 a 200 por fruto, pubescentes, de color
ocráceo. Mantienen el poder germinativo durante 3 a 4 años. Un gramo de semilla
puede contener entre 300 y 400 semillas, dependiendo de la variedad.
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Crecimiento
indeterminado
Crecimiento
determinado
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- Var. commune o vulgare Bailey, de hojas grades, frutos con numerosos lóculos lisos
o poco asurcados
- Var. cerasiforme Hort., de hojas pequeñas, frutos globulares de pequeño tamaño,
con pocos lóculos. A esta variedad pertenecen los tomates conocidos como cherry
- Var. pyriforme Hort., de frutos aperados, normalmente dos lóculos
- Var. validum Bailey, de porte erecto, compacto y desarrollo bajo
- Var. grandifolium Bailey, de hojas anchas y planas, con pocos folíolos (normalmente
5), enteros, poco hendidos y un escaso número de folíolos secundarios
La variedad cerasiforme sería la más primitiva de donde derivan los demás tipos y
variedades conocidas.
Una clasificación de la gran cantidad de tipos varietales que tiene esta especie es por
el destino o uso. Pocos productos hortícolas permiten la diversidad de usos que
permite el tomate. Se puede servir crudo, cocido, estofado, encurtido, seco, en polvo,
en jugo, en salsa, otras cocciones o como combinación de otros alimentos.
Se produce tomate para industria y tomate para consumo en fresco. La industria del
tomate es mundialmente muy amplia y diversa; en Argentina se realiza la producción
de tomate industria para tomate pelado, cubeteado, concentrado o puré, y son
cultivares casi en su totalidad de tipo pera o perita (alargados), determinados, de
producción concentrada, y alto porcentaje de sólidos solubles.
Existe gran cantidad de cultivares de tipo híbrido. Durante las últimas décadas se ha
desarrollado la obtención y utilización de híbridos, los cuales manifiestan heterosis,
que se traduce en un mayor vigor de planta, producciones más altas y mayor
porcentaje de frutos establecidos, precocidad, mejora de la firmeza, además de
resistencia a distintas enfermedades bióticas y abióticas.
En Argentina para destino en fresco, la diversificación es mayor, pero también limitada
a cultivares redondos, pera o perita (de forma oblonga), tipo cocktel, cherrys y en rama
en mucha menor proporción.
Por la configuración genética, los cultivares se pueden clasificar como cultivares de
polinización abierta (variedades) o híbridos.
La clasificación más útil de los tipos utilizados en Argentina es por la forma, tamaño,
color y disposición del fruto en el racimo.
• Tipo redondos: frutos redondeados (globosos, achatados, lisos o más o menos
acostillados). Multiloculares. Pueden pesar de 150 a más de 300 g. Pueden
mantener o no el pedúnculo después de cosechados.
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De forma redonda también son los conocidos como “larga vida” también, en los
que los genes rin y nor son causantes de la mayor duración en estante o
góndola, en los cuales se ve retrasada la maduración.
• Tipo pera o perita (oblongos o piriformes): frutos alargados, generalmente
biloculares, pericarpio más firme, con menor contenido locular, menos jugoso.
• Tipo cocktail: frutos medianos, redondeados o piriformes, de alrededor de 50 g.
• Tipo cherrys: frutos pequeños, redondeados o piriformes, de 30 g a menos
• También hay cultivares que maduran “en racimo”, llamadas “tomates racimo” o
“tomates en rama”, que pueden ser tomates grandes redondos, medianos,
cocktail o cherrys. Los preferidos son los que el racimo tiene forma de “espina
de pescado”, donde los tomates se disponen a lo largo de un eje hacia cada
lado.
En cuanto a colores, el que predomina es el rojo, pero existen cultivares de muchos
colores (marrones, violáceos, rosados, amarillos, blancos, verdes, naranjas,
jaspeados) en todas sus formas.
Además, hace ya décadas, hay desarrollo de plantas de tomates injertados. El injerto
es la combinación de un brote de una planta que se denomina “variedad de injerto” o
“copa”, y otra que provee la raíz y base del tallo, que es provista por una planta que se
denomina “patrón”, “portainjerto” o “pie”. Esta técnica consiste en unir dos porciones
de tejido vegetal, de manera que crezcan y desarrollen como una sola planta,
generándose en la combinación estiónica una interacción que puede afectar tanto el
crecimiento diferencial de algún o algunos órganos, como así también la productividad.
Generalmente, se usan pies de injerto con mayor desarrollo radicular con un cultivar
para la “copa” con los atributos que se quiera buscar para fruto a cosechar. Los
injertos pueden ser interespecíficos (Solanum lycopersicum x Solanum hirsutum, S.
lycopersicum x S. pimpinellifolium), o intraespecíficos (Solanum lycopersicum). En
Argentina también se ha usado como pie de injerto la variedad silvestre Solanum
sisymbriifolium (Lam), con diversos resultados. La técnica más difundida en tomate es
de empalme oblicuo, y lo realizan las propias plantineras comerciales que dominan la
técnica y cuentan con sitios acondicionados para llevar a cabo esta labor. En tomate
se han usado portainjertos tolerantes o resistentes con resultados efectivos para evitar
marchitamientos por Verticillum dahliae, Fusarium oxysporum, Perinochaeta
lycopersici, y nematodos. No se ha difundido más aún en nuestra zona, porque
requieren una mayor inversión, ya que las plantas son más caras y se requiere un
manejo diferencial (alargar el ciclo del cultivo, por ejemplo) que a veces el productor no
está dispuesto a hacer. Las plantas de tomate injertadas se caracterizan por ser más
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vigorosas que las de pie franco, ya que el sistema radicular es mucho más
desarrollado, y así aumenta la capacidad de absorción de agua y nutrientes, y hay
mayor concentración de citocininas, que son los causantes del aumento de la tasa de
crecimiento.
3.1. Germinación-emergencia
La semilla del tomate carece de latencia o dormancia, con requerimientos de oxígeno
y de agua en un 75 % de capacidad de campo, y temperaturas templadas, con
óptimas entre 20 y 25 ºC, con extremos negativos de 5 a 35 ºC. La luz no afecta a este
proceso, y puede germinar en oscuridad. La emergencia se produce cuando se han
acumulado unas 93 unidades de calor (con temperatura de base sobre 6 ºC).
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3.2. Etapa vegetativa (emergencia - antesis)
Cuando los cotiledones están totalmente expandidos aparecen las hojas verdaderas,
que ya están diferenciadas en el embrión. Durante esta etapa, la temperatura óptima
es de 25 º C para el crecimiento de las hojas, y de 15 para el ápice, y la tasa de
emisión de hojas está influida principalmente por la temperatura, pero también influye
la luminosidad. Las temperaturas diurnas óptimas varían entre 20 º C a 27 º C y las
nocturnas de 13 º C a 20 º C. Con bajas temperaturas nocturnas, los entrenudos son
más cortos. La aparición de hojas se produce cada 2 o 3 días y, según el cultivar de
que se trate y de las condiciones ambientales, luego de 7 a 12 hojas, aparece la
primera flor. La inducción a floración no es afectada especialmente por el fotoperiodo,
pero sí por la temperatura y la radiación. El factor más influyente es la temperatura, en
forma de sumatoria térmica o grados día, pero la interacción con la luminosidad
también es importante.
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Los factores que afectan el establecimiento del fruto son principalmente de tipo
ambiental, y relacionados a reguladores de crecimiento.
Los procesos complejos que deben sucederse en forma exitosa, para el
establecimiento del fruto son: polinización, la germinación de los granos de polen, el
crecimiento del tubo polínico, la fertilización, y finalmente, la iniciación de la formación
fruto. Los factores que afectan algunos de estos procesos individualmente, son las
temperaturas extremas, la luminosidad, la humedad relativa, la falta de viento, las
condiciones nutricionales desequilibradas, y el stress hídrico.
La esporogénesis se ve muy afectada por las temperaturas. Con temperaturas
inferiores a 10 ºC, hay muy poca producción de granos de polen (en forma general, ya
que existen adaptaciones varietales para climas más fríos). Con temperaturas
templadas (18 - 25 ºC) los granos de polen formados retienen su viabilidad de 2 a 5
días después de antesis. A temperaturas mayores a 35 ºC, estos se esterilizan. Con
temperaturas menores a 5 ºC o mayores a 37,5 ºC, se limita la germinación de los
mismos. El estigma permanece receptivo de 16-18 horas a 6 días. Una vez que el
grano de polen alcanza al estigma, permanece inactivo varias horas y luego se
desarrolla el tubo polínico. Las altas temperaturas o la baja luminosidad, producen
longistilia (alargamiento del estigma, con lo cual este está por encima del tubo polínico
y los granos de polen no pueden penetrar por él, y no se produce la fertilización). Con
baja humedad relativa (menor del 70 %) hay mala germinación de los granos de polen,
pero con alta humedad relativa, se produce aglutinación de los mismos, que no se
separan y no pueden ponerse en contacto con el estigma. La aplicación exógena de
hormonas auxínicas promueve un mayor establecimiento del fruto a través de una
fecundación más eficaz en el ovario cuando las temperaturas se encuentran por
encima o por debajo de las óptimas requeridas.
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desarrollo, y el crecimiento se produce por el aumento de tamaño de las células ya
formadas. Finalmente hay un período de crecimiento lento, de otras 2 semanas, en el
que el aumento de peso no es importante, pero se producen las transformaciones
metabólicas que conllevarán a la maduración del fruto. El tamaño final del fruto
dependerá del número de carpelos en el ovario, del número de semillas, de la posición
del fruto, del número de racimo y de las condiciones ambientales y nutricionales
durante el crecimiento vegetativo.
5. Técnica de cultivo
En Argentina el tomate que se consume en fresco se cultiva tanto al aire libre como en
invernaderos. Pero en el Cinturón Hortícola de La Plata y alrededores se produce casi
exclusivamente en invernadero. Actualmente el cultivo de tomate a escala comercial
se inicia por almácigo y transplante, por la alta tecnología utilizada en las zonas de
producción del mismo, por el costo de la semilla, para amortizar mejor el alto costo del
cultivo, y además, para lograr precocidad.
El tiempo en que germinan las semillas de esta especie, es la más rápida de los
cultivos de esta familia, y la tasa de crecimiento de la plántula también es más rápida
que los otros cultivos de esta familia (pimiento y berenjena), por lo tanto, el ciclo del
plantín es más corto. Puede tardar desde un mes con las condiciones más favorables
hasta 50 días aproximadamente, en meses más fríos.
Las épocas de plantación al aire libre están sujetas a las condiciones ambientales
propicias, y a la capacidad de realizar protecciones temporarias y/o calefaccionar de
ser necesario, en forma eficiente. Además, va a depender del riesgo que el productor
quiera asumir por los posibles daños por frío y/o heladas (o calor) que se pueden
provocar en la época de plantación seleccionada.
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Existe un rango de posibles fechas de plantación ya que es un cultivo que se implanta
en muchas zonas de país, tanto al aire libre como en invernadero. Según la zona,
desde el norte al sur de Argentina (desde Salta a Mar del Plata) se planta desde la
primavera hasta el invierno, según las condiciones de cada zona en particular.
En el cultivo para consumo en fresco, se maneja esta especie con distintos tipos de
conducción, tutorados, y podas de formación, para evitar caídas o quiebres de la
planta o sus ramificaciones laterales, mantenerla en forma vertical y permitir suficiente
ventilación, aumentar la capacidad fotosintética activa, y mejorar el acceso a la planta
para realizar las diversas labores culturales necesarias por parte de los operarios.
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principalmente en el grosor de cada tallo, de la capacidad de emisión de los brotes
secundarios y también de su grosor y vigor, y del tamaño de los frutos. Por ejemplo,
tomates tipo cherry, tomates injertados, o alguna variedad específica más vigorosa,
permiten conducciones a mayor cantidad de guías (Fig 9).
En zonas húmedas o para cultivo para consumo en fresco, como se trata de una
planta de porte decumbente después de la antesis, es necesario realizar un tutorado.
El tutorado se trata de un sistema de sostén de la planta a fin de mantenerla en forma
vertical y que pueda captar la mayor energía solar incidente, ya que las hojas son de
gran tamaño y se sombrean unas con otras. Además, se mantiene la planta y los
frutos más sanos y limpios, alejados del suelo y de la humedad (Fig 10, 11, 12). Los
sistemas de tutorado difieren en los cultivos al aire libre, y también entre las diferentes
zonas, y en invernadero.
En cultivos al aire libre, se usan espalderas verticales (postes con alambres) o
barracas en forma de carpa (unidas de a dos en forma triangular) con cañas, sobre
estructuras de alambres, y en invernaderos se realizan estructuras de postes con
alambrados a lo largo del invernadero, sobre cada línea de plantación del tomate,
donde se ubican verticalmente las plantas tutoradas con cintas plásticas planas, que
se atan desde la base de la planta, hasta el alambre de la estructura del tutorado.
Pueden o no engancharse al alambre con ganchos especiales a este fin (Fig 10, 11,
12 y 13).
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Fig 10 y 11: Vista de la estructura de alambres postes y cañas, usadas para el
tutorado del tomate (izq.). Cultivo de tomate plantado con mulching, con plantación en
hilera simple y conducción a dos guías de tipo bifilar. Planta deshojada en los dos
tercios medios.
La planta de tomate, desde antesis, o antes de que se produzca esta, emite brotes
desde las yemas axilares de las hojas (Fig 2). Para mantener una planta a un solo
tallo, se requiere la extracción de estos (labor llamada “desbrote”) en forma
permanente (es ideal realizarla en forma semanal), desde la plantación hasta el fin del
cultivo, a fin de limitar los destinos de los fotoasimilados que se van generando.
Otras prácticas necesarias son el deshojado que se realiza a fin de eliminar hojas
senescentes o con patógenos. Se pueden ir eliminando las hojas cuando los frutos
hayan adquirido el tamaño final (Fig 11, 12 y 14).
Para cultivos de ciclos largos, que pueden alcanzar un mayor largo de tallo que la
altura existente entre el suelo y el alambre del tutorado (entre 1,5 y 2 m), se realiza
una práctica conocida como “descolgado”, “recostado” o “acostado” de la planta.
La labor consiste en desatar el hilo que tutora a la planta del alambre superior, y
moverlo hacia un costado, de manera de inclinar la planta y aumentar así su altura o
longitud tutorada. El tallo en su parte basal debe estar deshojado para poder mover
mejor la planta. En algunas regiones se apoya la planta en forma horizontal sobre
estructuras metálicas para evitar el contacto del tallo sobre el suelo. La técnica tiene
diferentes variantes (Fig 12, 13 y 14).
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Fig 12, 13 y 14: Vista de plantas de tomate recostadas sobre el lomo, arriba en estado
del ciclo menos avanzado (comenzando a inclinarse), (13) percha con la que suele
sujetarse la planta en otros países, y (14, abajo) proceso de recostado o bajado de la
planta, más avanzado. Se observan las plantas deshojadas en la base del tallo,
recostado ya sobre el lomo.
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últimos frutos que se espera cosechar. Se realiza tanto tiempo antes como se estima
que demandará la terminación de esos frutos finales (Fig 15).
También se realiza el “capado” cuando se quiere finalizar el cultivo o madurar los
frutos existentes por cualquier otro motivo, no sólo porque se avecine clima adverso.
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método de conservación del producto tanto en el establecimiento como en el
transporte (refrigerado o no) y en el destino comercial, el tiempo de conservación, y
además las consideraciones comerciales tales como precios, oferta y demanda.
7.3. Calidad
Los componentes de calidad más importantes que se han resaltado por parte de los
consumidores, son aspectos que hacen al sabor (sabor, aroma, sensación en la boca
al masticar), aspectos visuales como color, forma, daños o defectos; estructura:
firmeza, porcentaje de líquidos y forma interna. Las décadas anteriores se
caracterizaron por la búsqueda de un tomate firme, que tuviera una duración
postcosecha larga (tanto en estante o góndola, como en la cocina o frutera), ya que las
variedades antiguas tradicionales (Marmande, Platense, entre otras) tenían el
problema de la baja firmeza y una rápida maduración y ablandamiento. Así surgieron
tomates demasiado firmes, duros, prácticamente sin jugo, y con poco sabor.
Actualmente, la firmeza es valorada, pero también existe la búsqueda de tomate con
sabor, o “con sabor a tomate”, como dice la gente y las campañas en torno a la
difusión de estos tomates con más sabor y menos difundidos comercialmente (por
ejemplo, el tomate RAF en España, o el Platense en Argentina).
El sabor del tomate lo conforma la relación entre la acidez y el dulzor propio de este
fruto, constituido por ácidos orgánicos (cítrico, málico y ascórbico), y azúcares
reductores (glucosa, fructosa -la más importante- y sacarosa, aunque esta última es
despreciable). Además, contiene aminoácidos, sales, vitaminas, y componentes
aromáticos volátiles, que, si bien son más de 400, 16 contribuyen significativamente al
sabor perceptible, y son los responsables también del sabor en la boca. El porcentaje
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de materia seca es bajo, de 5 a 7,5 %. Este último está conformado por pectinas y
celulosa, entre otros compuestos. Además de los compuestos relacionados al sabor, la
textura del fruto es muy importante para el degustador, en relación al porcentaje de
jugo, la firmeza (firme, pero no harinosa, crujiente, pero ni duro ni blando) y el color de
la porción carnosa del fruto – pericarpio, y la piel (grosor). El pericarpio contiene
menos azúcares reductores y menos ácidos orgánicos que la porción locular. Los
minerales importantes de este fruto son el fósforo y el potasio. Es de alto contenido
vitamínico, contiene vitamina A, C, y en menor proporción K y E. Medio tomate diario
aporta un 20 % de vitamina A (β-caroteno) y un 40 % de vitamina C (ácido ascórbico).
Además, es considerado un alimento nutraceútico, por el alto contenido de licopeno
que contiene, ya que a este pigmento se le atribuye la prevención del cáncer de
próstata, colon y recto, y de enfermedades cardiovasculares.
Estas características, si bien son de carácter genético, están muy relacionadas a los
factores precosecha del proceso productivo, como las características del suelo, las
condiciones ambientales imperantes (temperatura, luz, humedad relativa), agua.
El tomate se trata de un fruto climatérico, lo que implica que luego de cosechado, la
emisión de etileno permite la maduración postcosecha.
Existen muchas escalas de colores que indican diferentes estados de madurez.
Adversidades bióticas
El tomate es afectado por numerosas enfermedades de origen biótico, por lo cual se
citarán sólo las más relevantes en nuestro país (Para mayor información consultar
http://www.agro.unlp.edu.ar/cursos/course/view.php?id=137)
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Phytophthora infestans
Septoria lycopersici
Oidiopsis, ceniza o polvillo. Leveillula taurica y Erysiphe spp.
Podredumbres de cuello: Sclerotinia spp.
Moho de la hoja (Cladosporium fulvum)
Alternaria alternata
Alternaria solani
Stemphylium solani
Pyrenochaeta lycopersici
Virosis
Virus del bronceado del tomate (TSWV). Tospovirus transmitido por trips.
Virus Y de la patata (PVY).
Plagas
Moscas blancas: Trialeurodes vaporariorum y Bemisia tabaci
Polilla del tomate: Tuta absoluta.
Trips. Frankliniella occidentalis, F. schultzei y Trips tabaci.
Pulgones: Aphis gossypii y Myzus persicae.
Acaro del bronceado: Aculops lycopersici.
Minador (Liriomyza trifolii Burg): Díptero.
Arañuela roja común (Tetranychus urticae)
Otros lepidópteros.
Nematodes: Meloidogyne spp. y Nacobbus spp.
9. Bibliografía
- 1992: Maroto, J. V. Horticultura Herbácea especial. Capítulo Tomate, pág. 335 a
371. 3º Edición.
- 1995: Nuez, F. Editor. Mundiprensa. “El cultivo del tomate”. Capítulos: Anatomía y
fisiología de la planta Pág. 45 a 87. Tipos varietales, pág.44 a 12. Manejo del
cultivo con suelo, pág. 189 a 225. Manejo del cultivo extensivo para industria. P.
255 a 301. Plagas y enfermedades, pág. 385 a 563.
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- 1995. “Cultivos bajo invernaderos: tomate, pimiento, frutilla y apio”. Pilatti, RA,
Favaro, JC. Universidad Nacional del Litoral.
- Guía para el Exportador Hortícola – Provincia de Corrientes.
- 2007. Material de Postgrado Cultivos de Frutos, Universidad Nacional del Litoral,
Santa Fé, Esperanza.
- 2011: Manual de Buenas Prácticas Agrícolas en la cadena de Tomate, INTA-FAO-
Ministerio de Agricultura Ganadería y Pesca, On line en:
http://64.76.123.202/SAGPYA/economias_regionales/fao.php#4 (Consulta Año
2013)
- Dogliotti, S.? Bases fisiológicas del crecimiento y desarrollo del cultivo de tomate.
Material de apoyo al módulo hortícola, Universidad de la República, Facultad de
Agronomía, ROU. P. 18.
- 2012. Aula Virtual FCAyF Cursos Optativos Taller Optativo Tomate y Pimiento
- 2018. FAO, estadísticas. FOSTAT.
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