Jose Hijo de Jacob
Jose Hijo de Jacob
Jose Hijo de Jacob
EL SOÑADOR
Mimado de niño, José fue vendido como esclavo antes de gobernar al país.
"Ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios transformó ese mal en bien para lograr lo que
hoy estamos viendo: salvar la vida de mucha gente."
Génesis 50:20
José
OCUPACIÓN
José
ERA
PATRIARCAS Y PROFETAS
José
NIVEL
NIVEL 14
ESTRATEGIA
HISTORIA
PARTE 1 DE 8
SUEÑOS DE GRANDEZA
José creció siendo, claramente, el hijo favorito de su padre Jacob. Él era el primogénito de
Raquel, la esposa favorita de Jacob, que había fallecido dando a luz a su segundo hijo,
Benjamín. En una extravagante demostración de amor por José, Jacob le dio una túnica
especial de muchos colores. Los diez hermanastros de José odiaban que fuera el predilecto.
La mayoría eran hijos de Lea cuyo padre, Labán, había engañado a Jacob para que se casara
con ella. Lamentablemente, Jacob no amaba a Lea tanto como a su hermana, Raquel.
Pero lo que frustraba aún más a los hermanos de José eran sus sueños de grandeza. Una vez
el soñó que once manojos de trigo, cada uno representando a uno de sus hermanos, se
inclinaban ante su manojo. En otro sueño, que José les relató con todo detalle, el sol (que
representa a su padre), la luna (su madre) y once estrellas (no es necesario adivinar
quiénes), todos se inclinaban ante él.
Con su hermosa túnica, su trato preferencial y sus sueños de grandeza, José era el blanco
constante de sus hermanos.
PARTE 2 DE 8
CONSPIRACIÓN
Un día, Jacob envió a José a llevar suministros a sus hermanos que estaban lejos
pastoreando ovejas. Cuando los encontró, en un lugar llamado Dotán, la mayoría de sus
envidiosos hermanos querían matarlo y arrojar su cuerpo a una cisterna vacía.
Uno de los hermanos, Rubén, los instó a la moderación y sugirió que simplemente arrojaran
a José vivo a la cisterna. Rubén planeaba regresar más tarde en secreto para rescatar a su
hermano el soñador, y traerlo de regreso a su padre.
Los hermanos estuvieron de acuerdo y arrojaron a José a la cisterna, pero, antes de que
Rubén pudiera rescatar al muchacho, lo vendieron como esclavo a algunos mercaderes que
pasaban de camino a Egipto. Los hermanos decidieron teñir la túnica de José con la sangre
de una cabra, para "explicarle" a su padre, Jacob, la razón de la desaparición de su
hermano. Cuando Jacob vio la túnica, quedó totalmente devastado y se convenció de que su
hijo favorito había muerto.
Mientras tanto, José había pasado de ser un hijo mimado y privilegiado, a ser un esclavo
desvalido dirigiéndose a un país extranjero.
PARTE 3 DE 8
LA ESPOSA DE POTIFAR
Al llegar a Egipto, los mercaderes vendieron a José como esclavo a Potifar, el capitán de la
guardia del Faraón. José se esmeró mucho trabajando para Potifar y pronto fue ascendido a
mayordomo de toda la casa. José fue puesto a cargo de todo lo que Potifar poseía. Las cosas
estaban mejorando en la vida de José, pero un cierto miembro de la familia de Potifar
estaba a punto de deshacer todo su esfuerzo.
José era un hombre guapo y la esposa de su amo le había echado el ojo. De hecho, estaba
tan enamorada de él que intentó varias veces convencerlo de que se acostara con ella.
José se negó, diciendo que su amo le había confiado todo excepto a su esposa, y que
acostarse con ella sería pecar contra Dios.
Sin embargo, esta mujer seductora no se dio por vencida. Ella lo arrinconó un día y tomó su
manto cuando el intentaba huir. Con el manto en la mano, la esposa de Potifar le dijo a los
hombres de la casa que José había intentado violarla.
PARTE 4 DE 8
TEMPORADA EN PRISIÓN
Ante las afirmaciones descabelladas de su esposa, Potifar no tuvo más remedio que echar a
José en la cárcel. José era inocente de todo crimen y se comportó a la altura de las
circunstancias. Impresionó tanto al guardián de la prisión, que este puso a José a cargo de
los otros prisioneros.
Mientras estaba en prisión, José interpretó los sueños de otros dos presos: el copero del
Faraón y su panadero principal. El sueño que el copero tuvo, en el que servia al Faraón jugo
de uva recién exprimido, era una señal de que él sería restaurado a su puesto. José le dijo al
panadero que su sueño, en el que las aves se comían el pan de cestas destinadas al Faraón,
lamentablemente señalaba su inminente ejecución.
PARTE 5 DE 8
No fue sino hasta que el propio Faraón tuvo una pesadilla, dos años después, que el
olvidadizo copero se acordó de mencionar a José. Faraón soñó con siete vacas flacas que se
comían a siete gordas, y siete espigas marchitas que se comían a siete espigas gordas.
Cuando los sabios no pudieron interpretar el sueño de Faraón, el copero se acordó de José y
sugirió que lo consultaran.
José reveló al Faraón que su sueño anunciaba siete años de abundancia, justo antes de una
hambruna que también duraría siete años. El le sugirió al Faraón que considerara el futuro,
y que almacenara grano en preparación para la hambruna prevista siete años después.
La interpretación del sueño, combinada con el sabio consejo que recibió, causó una gran
impresión en el Faraón, quien decidió poner a José como segundo al mando en Egipto. José
supervisaría el almacenamiento de granos, en preparación para la gran hambruna que se
avecinaba. A sus treinta años de edad, José había ascendido a la segunda posición más
poderosa en la tierra.
PARTE 6 DE 8 8
Tal como José había predicho, hubieron siete años de abundancia y él supervisó la
recolección y el almacenamiento de los granos. Tan vasta fue la cantidad de grano
almacenado que les fue imposible mantener un registro preciso.
Pero los felices siete años de abundancia se acabaron cuando, de acuerdo con lo predicho,
la hambruna llegó a la tierra con una fuerza implacable. No solo hubo una hambruna en
Egipto, sino también en todos sus alrededores.
El Faraón ordenó a los egipcios a presentarse ante José para comprar grano de los
almacenes. Se corrió la voz de que había grano en Egipto y con el correr del tiempo un
hombre anciano, Jacob, envió a sus hijos a comprar grano.
Y así fue como muchos años después, José, ahora el gobernador de Egipto, se encontró cara
a cara con sus hermanos traicioneros. No lo reconocieron, pero se inclinaron ante él. José
fingió no reconocerlos.
PARTE 7 DE 8 8
El gobernador de Egipto decidió probar a sus hermanos. Les habló con dureza, exigiendo
saber de dónde habían venido y los acusó de ser espías. Aterrorizados, ellos insistieron que
eran hermanos, que su hermano menor estaba en casa y que un hermano "ya no estaba con
ellos." José les preguntó si su padre todavía vivía.
José hizo que sus hermanos fueran encarcelados durante tres días. Luego ordenó que un
hermano se quedara como rehén en prisión, hasta que los hermanos restantes regresaran con
su hermano menor.
Fue en este momento que los hermanos creyeron que estaban siendo castigados por la
manera desalmada en la que habían tratado a José tantos años antes. Simeón fue atado a la
vista de los demás hermanos, y luego fueron enviados a su casa con los sacos de grano.
Aunque no lo sabían, la plata con la que habían comprado el grano fue escondida en sus
costales.
Lleno de dolor, Jacob se dio cuenta de que debía permitir que Benjamín regresara a Egipto
con sus hermanos.
PARTE 8 DE 8
LA REUNIÓN
Cuando los hermanos regresaron a Egipto con Benjamín, José se sintió abrumado por la
emoción. Pero ocultó sus sentimientos e invitó a sus hermanos, incluido Simeón que había
sido liberado, a un banquete con él.
Esa noche, José ordenó que los burros de sus hermanos fueran cargados con todo el grano
que necesitaban, junto con la plata que habían traído con ellos (que era el doble de la
cantidad necesaria, para compensar por el último viaje). José también ordenó que su copa
de plata fuera escondida en el costal de Benjamín.
Tan pronto como los hermanos partieron de regreso a su casa, el mayordomo de José salió
tras de ellos, buscando la copa de plata. Cuando se descubrió que la copa estaba en el costal
de Benjamín, se le ordenó que permaneciera en Egipto como esclavo de José. Judá le rogó a
José que le permitiera ser su esclavo en lugar de Benjamín.
A esta altura, José ya no podía contener la emoción, entonces comenzó a llorar, diciéndoles
a sus hermanos quién era él en realidad. Él le aseguró a sus aterrorizados hermanos que no
les haría daño y, en su lugar, les dijo que trajeran a su padre a Egipto.
Antes de morir, Jacob pudo volver a ver al hijo que había perdido. José, un verdadero héroe
bíblico, salvó a su familia y reveló el inmenso poder del perdón.
José: 3 cosas que lo hicieron grande
Gustavo Bentos
Genesis 39–41
Share
Notes
Transcript
Veamos juntos esta mañana en la palabra de Dios 3 cosas que hicieron de Jose un hombre
grande y veamos si nosotros tenemos estas características en nuestras vidas
Consideremos entonces las tres cosas que hicieron de José un hombre grande.
3 Y amaba Israel a José más que a todos sus hijos, porque lo había tenido en su vejez; y le
hizo una túnica de diversos colores.
4 Y viendo sus hermanos que su padre lo amaba más que a todos sus hermanos, le
aborrecían, y no podían hablarle pacíficamente.
5 Y soñó José un sueño, y lo contó a sus hermanos; y ellos llegaron a aborrecerle más
todavía.
| Envidia
Hasta donde la envidia puede llegar en la vida de uno que traiciona hasta al propia familia.
Nos hace hacer cosas que jamas nos imaginamos que podríamos hacer.
Si bien nuestro sermón esta mañana se trata sobre las características que hicieron a José un
hombre grande.
Envidia: Sé sufre o se siente infeliz por no poseer lo que otra perdona posee. Pueden ser
cosas materiales, o relacionales como en el caso de José.
4 He visto asimismo que todo trabajo y toda excelencia de obras despierta la envidia del
hombre contra su prójimo. También esto es vanidad y aflicción de espíritu.
14 sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne.
Este joven quién paso de ser el consentido en una casa grande y poderosa a un don nadie. A
ni siquiera poder controlar su vida. Sino que Su amo decidía todo por él.
Pero aun dentro de estas circunstancias José se mantuvo firmes a sus convicciones sabiendo
en quien estaba su verdadera identidad y esta estaba en el Dios de su Padre Jacob.
José
¿Que diferencia con Cristo verdad? El lo hizo voluntariamente. La palabra nos enseña que
el vino a servir y no a ser servido () vino a dar su vida en rescate por mucho. Vino a hacerse
obediente hasta la muerte y muerte de cruz.
Y aunque sus hermanos lo abandonaron, los ismaelitas lo vendieron y fue tratado como un
caballo o cualquier animal, En la subasta..he aqui este hebreo, no habla egipcio pero
aprende rápido, cuanto me dan por el ??
Dios movió a este hombre Potifar a comprarlo, Dios estab cuidando de Jose aun en medio
de las pruebas
1 Llevado, pues, José a Egipto, Potifar oficial de Faraón, capitán de la guardia, varón
egipcio, lo compró de los ismaelitas que lo habían llevado allá.
2 Mas Jehová estaba con José, y fue varón próspero; y estaba en la casa de su amo el
egipcio.
3 Y vio su amo que Jehová estaba con él, y que todo lo que él hacía, Jehová lo hacía
prosperar en su mano.
4 Así halló José gracia en sus ojos, y le servía; y él le hizo mayordomo de su casa y entregó
en su poder todo lo que tenía.
5 Y aconteció que desde cuando le dio el encargo de su casa y de todo lo que tenía, Jehová
bendijo la casa del egipcio a causa de José, y la bendición de Jehová estaba sobre todo lo
que tenía, así en casa como en el campo.
6 Y dejó todo lo que tenía en mano de José, y con él no se preocupaba de cosa alguna sino
del pan que comía. Y era José de hermoso semblante y bella presencia.
9 Los patriarcas, movidos por envidia, vendieron a José para Egipto; pero Dios estaba con
él,
II. FUE UN HOMBRE DE SANTIDAD
Recordemos, José llego a casa de Potifar a los 17 asi que cunado sucede esto era un
muchacho todavía.
Este pasaje no se había escrito en la Biblia todavía pero el lo conocía muy bien |
22 Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con
los que de corazón limpio invocan al Señor.
Acoso sexual |
10 Hablando ella a José cada día, y no escuchándola él para acostarse al lado de ella, para
estar con ella,
9 No hay otro mayor que yo en esta casa, y ninguna cosa me ha reservado sino a ti, por
cuanto tú eres su mujer; ¿cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios?
El entendió que de cometer fornicación con la mujer de Potifar estaría, no solo fallándole a
su amo terrenal sino a su Dios celestial.
4 Contra ti, contra ti solo he pecado, Y he hecho lo malo delante de tus ojos; Para que seas
reconocido justo en tu palabra, Y tenido por puro en tu juicio.
Al final es eso lo que nos debe importar no solamente defraudar a las personas que
queremos sino también a Dios.
En lo personal creo que el corazón de Dios se duele cada vez que pecamos contra El.
Imagínese envió a su hijo para que tuviéramos una vida de victoria sobre el pecado y os
dejamos derrotar.
La decisión de pecar contra Dios es nuestra. La victoria nos fue dada y la capacidad de
decir NO la recibimos con la nueva vida que Cristo nos da. Esta nueva vida es para que
andemos en "novedad de vida" como dice Pablo. Que vivamos una vida SANTA para Dios.
B. Lo reconoció el copero.
Pero la Santidad no solo significa el vivir una vida apartada del pecado. Significa también
vivir apartado para Dios. José aun en las duras circunstancias en las que se encontraba vivía
de esta manera de manera que las demás personas lo podían reconocer.
En la cárcel "Dios estaba con José" y le dio gracia frente al encargado de la prisión a atal
punto que José estaba a cargo de los demás presos
Se acuerdan de cuando llegan el copero y el panadero del faraón a la cárcel donde estaba
José.
C. Lo reconoció el Faraón.
Cuando el copero ve la situación de los sueños del faraón que no pueden ser interpretados
se acuerda de José |HABÍAN PASADO 2 AÑOS | ¿que creen que pudo haber pensado
José?
La respuesta de Faraón
39 Y dijo Faraón a José: Pues que Dios te ha hecho saber todo esto, no hay entendido ni
sabio como tú.
41 Dijo además Faraón a José: He aquí yo te he puesto sobre toda la tierra de Egipto.
Reconoció Su santidad, que había sido separado por Dios par su servicio.
Es esta una de las caractericticas mas importantes que un hombre puede tener. SER
PERDONADOR
Vemos en la historia que cuando la predicción de los 7 años de hambre en la tierra, Los
hermanos descienden desde su tierra en busca de alimentos. Y al ver a sus hermanos y ver
su reacción podemos ver que ya los había perdonado.
Tenia la autoridad para cobrar venganza de sus hermanos pero no lo hizo.
14 Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro
Padre celestial;
15 mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará
vuestras ofensas.
23 Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo
contra ti,
24 deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y
entonces ven y presenta tu ofrenda.
13 soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra
otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.
C. José nos enseña que hay que perdonar para ver al padre.
El que no perdona vive atado pero el que perdona se libera de esta atadura.
CONCLUSION
Pero se hace más que con principios materiales, con los espirituales, como los que vivió
José.
Ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios lo cambió en bien para que sucediera como
vemos hoy, y se preservara la vida de mucha gente.
José el soñador
Muchos de nosotros estamos familiarizados con la historia de José, el hijo de Jacob. Él era
un joven que era amado por su padre, quien tenía un marcado favoritismo hacia él respecto
de sus hermanos. Parte del problema es que Jacob había tenido dos esposas. Él había
acordado con Labán trabajar siete años por Raquel, la mujer que él amaba. Pero al terminar
los siete años, Labán le dio como esposa a Lea, la hermana mayor de Raquel. A pesar de
eso, Jacob amaba a Raquel, por lo que trabajó otros siete años para poder casarse con ella
también. La Biblia nos cuenta que Lea tuvo muchos hijos, pero Raquel era estéril y no
podía concebir. Pero luego de un tiempo, Dios le dio la capacidad de concebir y tuvo un
hijo llamado José. Al ser el hijo de la mujer preferida de Jacob, José fue amado mucho más
que el resto de sus hijos. Esto causó gran envidia y resentimiento de parte del resto de los
hijos de Jacob, quienes planearon matar a José.
Además, José era un joven especial, porque tuvo varios sueños, donde él se veía en un lugar
de prominencia sobre sus hermanos y su familia. Esto generó aún más odio. Pero los
hermanos de José no fueron capaz de matarlo, gracias a la intervención de Rubén, el mayor
de todos. Pero cuando Rubén se fue, el resto de los hermanos lo vendieron a unos
traficantes de esclavos que se dirigían a Egipto. Los hermanos le mienten a Jacob, diciendo
que José fue asesinado por una bestia, sin saber nunca más nada de él.
Siervo de Potifar
Ya en Egipto, José es comprado por Potifar, el comandante de la guardia real. Se nos dice
que Dios estaba con José. Y José prosperaba en todo lo que hacía, demostrando tener
grandes dones como administrador. Por eso Potifar fue ascendiendo a José, hasta que llegó
a ser el administrador de todos los negocios de Potifar. Pero allí también tuvo problemas.
La mujer de Potifar se sintió atraída hacia José y le pidió que se acostara con ella. Esto lo
hacía cada día. Y a pesar de todo esto, José siempre se negó a pecar contra Dios y contra su
amo. Pero un día, la esposa de Potifar se abalanzó sobre él y lo tomó de su ropa, por lo que
José se la quitó y se fue corriendo de allí. Esto ocasionó que la esposa de Potifar lo acusara
de abuso sexual.
Se vé que Potifar conocía la lujuria de su esposa, porque el acoso sexual por parte de un
esclavo era penado con la muerte. Pero Potifar hizo que metieran a José en la cárcel donde
iban los presos políticos.
José en la cárcel
En la cárcel, el Señor seguía acompañando a José. A pesar de todas las injusticias que
sufrió en su vida, José siguió esforzándose en su trabajo y llamó la atención del
administrador de la cárcel, quien lo puso como supervisor de toda la cárcel. Luego de 15
años de que sus hermanos lo vendieran a los traficantes de esclavos, José se encontró con el
copero y el panadero de Faraón. Allí interpretó sus sueños y le pidió al copero que se
acordara del favor que le había hecho. Pero el copero no recordó a José.
Pero ocurrió que Faraón tuvo dos sueños. Estos son los famosos sueños de las vacas gordas
y las vacas flacas. Entonces el copero recordó a José y su habilidad para interpretar los
sueños. José es llamado por Faraón y luego interpreta los sueños. Además, aconseja a
Faraón acerca de un plan de ahorro de recursos para los años de gran escasez. Entonces
Faraón decide ponerlo como Primer Ministro de Egipto.
Los siete años de gran prosperidad y riqueza llegan, y el plan de José se pone en marcha.
Luego llegan los siete años de escasez. La escasez llegó también a la tierra de Canaán,
donde vivían Jacob y los hermanos de José. Los hermanos de José fueron a Egipto a
comprar comida y allí se reencontraron con José. Luego de algunos idas y vueltas, José se
reveló a ellos como su hermano y les los perdonó. Fue allí cuando les dijo:
“Ahora pues, no se entristezcan ni les pese el haberme vendido aquí. Pues para preservar
vidas me envió Dios delante de ustedes.”
“»Ahora pues, no fueron ustedes los que me enviaron aquí, sino Dios. El me ha puesto por
padre de Faraón y señor de toda su casa y gobernador sobre toda la tierra de Egipto.”
Entonces llegó el momento del reencuentro con Jacob, su padre. Todos los hijos de Israel
fueron a vivir a Egipto, y allí Israel murió. Cuando Israel murió, los hermanos de José
tuvieron miedo de él, porque pensaban que José se vengaría de ellos. Pero José les dijo:
No teman, ¿acaso estoy yo en lugar de Dios? Ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios lo
cambió en bien para que sucediera como vemos hoy, y se preservara la vida de mucha
gente. Ahora pues, no teman. Yo proveeré para ustedes y para sus hijos.” Y los consoló y
les habló cariñosamente.
Este es el pasaje que tenemos que estudiar juntos. Este pasaje tiene mucho para enseñarnos
acerca de los males de esta vida. Muchas personas creen que los males de esta vida no
tienen ningún sentido. Creemos que las cosas que pasan son accidentales. Incluso cuando
alguien nos hace daño, creemos que esa persona es la única responsable de lo que está
pasando.
¿Es esto así? ¿Nunca se preguntaron por qué les pasó tal o cual cosa en esta vida? ¿No es lo
primero que se nos viene a la cabeza? ¿Por qué a mi? ¿Por qué me pasa esto? ¿Por qué está
persona me lastimó? ¿Por qué me quedé sin trabajo? ¿Por qué? Y el hombre mundano no
tiene respuesta a estas preguntas. Pero nosotros los cristianos, ¿Tenemos alguna respuesta?
¿Tiene algún sentido el mal de este mundo? Al preguntarnos esto, nos embarcamos en lo
que en teología llamamos una “Teodicea”. La Teodicea es la defensa de Dios. Tratamos de
entender cómo puede Dios ser bueno, todopoderoso y aún así haber tanto mal en el mundo
¿Cuál es el rol de Dios en todo esto?
Hay muchas cosas que nosotros no podemos saber. Realmente sería imposible para
nosotros comprender todos los propósitos de Dios. Cuando Job pasó por las grandes
pruebas que pasó, nunca supo la razón por la cual tuvo que padecer. Pero Dios le dio una
respuesta mejor. Se reveló Él mismo a Job y le explicó que los planes de Dios son
demasiado grandes como para que Job los pueda entender. No le contestó el por qué, pero
le dio todo su amor y consuelo.
Ahora, sabiendo todo lo que pasó José. Imaginen lo que habrá sido para este niño mimado
haber contemplado la idea de que sus hermanos lo asesinen. Luego, imaginen lo que fue
para él ser vendido como esclavo por sus propios hermanos. Ser acusado injustamente de
acoso sexual. Ser encerrado en la cárcel ¿Creén que nunca se preguntó “por qué”? ¿Acaso
era todo un gran sin sentido? ¿Qué nos dice el texto bíblico? Evidentemente, José siguió
confiando en Dios. En definitiva, Dios estaba con él y lo bendecía. Y José mantuvo su
integridad, a pesar de ser tentado insistentemente por la esposa de Potifar. Pero así y todo,
las dudas habrán pasado por su cabeza ¿Se habría olvidado el Señor de él? ¿Qué pasó con
los sueños que el Señor le había dado?
Los problemas de José comenzaron cuando sus hermanos lo vendieron como esclavo. Pero
el capítulo 50 de Génesis y otros pasajes bíblicos nos enseñan que en realidad, no fueron
sus hermanos los que hicieron esto ¡Fue Dios mismo!
¿Recuerdan lo que les dijo José a sus hermanos cuando los vio luego de tanto tiempo?
Ahora pues, no fueron ustedes los que me enviaron aquí, sino Dios. Él me ha puesto por
padre de Faraón y señor de toda su casa y gobernador sobre toda la tierra de Egipto.
Lo envió para que se salvara mucha gente. Gracias a que José fue vendido como esclavo a
Egipto, los israelitas y los egipcios pudieron sobrevivir a la gran hambruna que vino sobre
la tierra. Por medio del sufrimiento de José, Dios cumplió su promesa a Abraham cuando le
dijo:
en por cierto que tus descendientes serán extranjeros en una tierra que no es suya, donde
serán esclavizados y oprimidos durante 400 años. Pero Yo también juzgaré a la nación a la
cual servirán, y después saldrán de allí con grandes riquezas. Tú irás a tus padres en paz, y
serás sepultado en buena vejez.
Por lo tanto, Dios estaba preparando todo el escenario para llevar a los israelitas a Egipto,
donde serían esclavizados y donde Él los liberaría con grandes maravillas, mostrando que
Él es Dios y que la salvación pertenece a Él.
Vemos que por medio del sufrimiento de José, los israelitas lograron sobrevivir y gracias a
esto, la descendencia de Abraham, de quien sería hijo el Salvador del mundo, se aseguró.
Dios aseguró la vida de Judá, de quien sería descendiente David, y luego Jesús, el Mesías.
Por lo tanto, Dios planificó todo esto para asegurar la salvación de todo el mundo, para la
gloria de su Santo Nombre.
Además, vemos que en este sufrimiento, al parecer injusto, José es el instrumento de Dios
para salvar a los israelitas. Dios nos muestra que el sufrimiento tiene propósitos redentores.
Y esto es una imagen de lo que sucedería mucho después.
Así como Dios salvó a los israelitas y los egipcios del hambre por medio del sufrimiento y
la glorificación de José, Dios también salvará a todos sus hijos por medio del sufrimiento y
la glorificación de Jesucristo.
Nosotros hermanos, somos también salvados y santificados por Dios por medio del
sufrimiento. Por medio del sufrimiento, “participamos de los sufrimientos de Cristo” (1
Pedro 4:13). Realmente muchas veces no entendemos por qué hemos de sufrir tanto. Pero
no tenemos un Dios indiferente a nuestro sufrimiento. Él sufrió la mayor de las injusticias
en carne propia, cuando lo condenaron injustamente a la cruz y cargó con todas nuestras
maldades.
Y nosotros también, al sufrir, somos instrumentos de salvación para otras personas que ven
nuestro sufrimiento por la causa de Cristo, manteniéndonos siempre fieles y por medio de
nuestro testimonio y nuestra predicación, las personas creen y se salvan. Por lo tanto, el
sufrimiento es una herramienta fundamental en las manos de Dios.
¿Cómo es que Dios envió a José a Egipto, si fueron sus hermanos los que lo vendieron?
Sabemos que Dios fue quien envió a José a Egipto. Esto pasó porque era su voluntad. Pero,
¿No fueron los hermanos de José quienes libremente decidieron vender a José? De hecho,
eso también es verdad. Es aquí cuando tenemos que dar lugar al misterio en nuestra mente.
El versículo dice “Ustedes pensaron en hacerme mal”. Ellos tuvieron una mala intención.
Dios, sin embargo, tuvo una buena intención. Tanto Dios, como los hermanos de José
“planificaron” la misma acción. Los hermanos de José para mal. Dios para el bien.
En esto vemos que a Dios nada se le escapa de las manos. Él es soberano y todo está bajo
su control. Incluso las decisiones de los hombres que, a pesar de que ellos las toman
libremente, también están bajo el control de Dios y responden a sus decretos divinos, para
que ninguno de sus planes jamás sea frustrado.
En la eternidad, cuando seamos totalmente glorificados, veremos que todos los sufrimientos
de esta vida habrán colaborado para nuestro bien. Esto es tal cual lo dice el apóstol Pablo en
Romanos 8:28: “Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para
bien, esto es, para los que son llamados conforme a Su propósito”.
Dios utiliza todos los sufrimientos de nuestra vida para el avance de nuestra santificación
hasta nuestra definitiva glorificación. Puede que no entendamos lo que pasa, pero Dios está
al control de todas las cosas. Quizás nos asuste la situación económica del país, pero
recordemos que Dios sigue reinando y que Él planificó todo esto para el bien de sus hijos.
Quizás nos atemorice la situación social y cultural de nuestro país, pero eso también lo
planificó el Señor. Todo está bajo su dominio.
EL CARÁCTER DE JOSÉ, BOSQUEJO, SERMÓN
1. Cuando pensamos en "los patriarcas", es probable que se nos venga a nuestra mente lo
siguiente:
a) Abraham, hombre de fe
Repasemos la vida de José y recordemos el maravilloso carácter mostrado por este hombre
de Dios. Empezamos con José como hijo en Canaán.
1. El que José informara a su padre la mala fama de sus hermanos no le ayudó sino que hizo
difícil su situación ante sus hermanos- Génesis 37: 2
2. El favoritismo de su padre ciertamente dolió a sus hermanos, pues Israel amaba más a
José que a todos sus hermanos - Génesis 37: 3-4
3. José le contó sus sueños a sus hermanos y, por causa de sus sueños, ellos llegaron a
aborrecerle más todavía - Génesis 37: 5-11
4. Eventualmente los hermanos de José lo vendieron como esclavo por treinta piezas de
plata, posteriormente fue vendido en Egipto donde lo vendieron a Potifar, oficial de faraón,
capitán de la guardia - Génesis 37: 12-36
a) José fue salvado inicialmente por Rubén que tenía la intención de liberarlo - Génesis 37:
21-22
b) Luego a José lo salvó de la muerte su hermano Judá, quien sugirió la esclavitud en lugar
de su muerte - Génesis 37: 26-27
1. Algunos niños se rebelan contra sus padres para obtener la aprobación de sus hermanos
2. José permaneció fiel a su padre, dispuesto a obedecer sus deseos - Génesis 37:13
(También puedes leer: A los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien)
Se podría pensar que el maltrato que recibió José de sus hermanos y la separación de su
tierra o país donde vivía, separación de sus parientes y familia, podrían producir amargura y
desesperanza en un hombre tan joven. El carácter de José sigue brillando aun estando como
esclavo en Egipto.
1. Bendecido por Dios, José halló gracia ante los ojos de Potifar - Génesis 39:1-6
2. José era de hermosa apariencia y, por tal razón, fue tentado por la esposa de Potifar -
Génesis 39:6b-20
c) La mujer de Potifar es rechazada por José, ella lo acusa con rencor injustamente. Esto
molesta a Potifar y como resultado, José es enviado a la cárcel.
1. Bendecido por Dios, José es favorecido por el guardián de la prisión - Génesis 39: 21-23
b) José fue prosperado por Dios en su nuevo papel en la cárcel, Dios estaba con él
2. José interpreta sueños, es olvidado por un tiempo, pero después es recordado -Génesis
40:1-41: 36
2) Los sueños que interpretó José fueron cumplidos, pero José fue olvidado - Génesis
40:20-23
2) José ofrece consejos sobre el cumplimiento de los sueños y qué se debe hacer en esa
situación - Génesis 41:33-36
José fue falsamente acusado, luego olvidado por el hombre. Muchos podrían preguntarse
"¿Por qué molestarse en ser ser justo? "Pero José mantuvo su integridad y no fue olvidado
por Dios. De la misma forma en que José encontró favor a los ojos de Potifar y el guardián
de la prisión, también gozó del favor de Faraón.
1. A la edad de treinta años, José es exaltado para gobernar Egipto - Génesis 41: 38-46
a) José demostró previsión durante los años de abundancia - Génesis 41: 47-49
b) José mostró astucia durante los años de hambruna - Génesis 41 :53-57; 47: 13-26
3. José estaba conscientes de las bendiciones de Dios - cf. Génesis 41: 50-52
2. José arregló para que vivieran en Gosén - Génesis 46:16-20, 28-34; 47: 1-12
a) Cuando José se les reveló por primera vez - Génesis 45: 4-8
1. José creyó que a pesar de todas las cosas negativas que le habían acontecido, Dios tenía
un plan y por eso todo lo encaminó a bien, para mantener con vida a mucho pueblo -
Génesis 50:20
2. José creyó que Dios cumpliría las promesas que le hizo a su pueblo - Génesis 50:24-25
CONCLUSIÓN
b) José fue un joven dedicado a servir a Dios y al hombre con honor y seriedad.
e) José fue capaz de ver el panorama general, las maravillosas obras de Dios en los asuntos
de hombres
2. Este noble carácter de José puede ser útil en todas las épocas de la vida
Que el carácter de José sirva para inspirarnos a desarrollar nuestra carácter también, que de
alguna manera nosotros también podemos ser un ejemplo para los creyentes en palabra, en
conducta, en amor, en espíritu, en fe, en pureza "(1 Timoteo 4:12 ). ¡Ciertamente este es el
caso del patriarca José!
José (Génesis 37:2-50:26)
Recordemos que junto con su llamado, Dios le dio a Abraham promesas fundamentales (Gn
12:2–3). Primero, Dios multiplicaría sus descendientes y serían una gran nación. Segundo,
Dios lo bendeciría. Tercero, Dios engrandecería el nombre de Abraham, lo que significaba
que él sería digno de su prestigio. Cuarto, Abraham sería una bendición. Esto último se
relaciona con las futuras generaciones de la familia de Abraham y además, con todas las
familias de la tierra. Dios bendeciría a aquellos que lo bendijeran y maldeciría a todos los
que lo maldijeran. El libro de Génesis relata el cumplimiento parcial de estas promesas por
medio de las líneas elegidas de descendientes de Abraham, en Isaac, Jacob y los hijos de
Jacob. Entre todos ellos, en José se cumple más directamente la promesa de Dios de
bendecir las naciones por medio de los descendientes de Abraham. Ciertamente, personas
de “todos los países” fueron sustentadas por el sistema alimenticio que administró José (Gn
41:57). José entendió está misión y articuló el propósito de su vida acorde con la intención
de Dios: “salvar la vida de mucha gente” (Gn 50:20 NVI).
Regresar al Índice
Desde una temprana edad, José creyó que Dios lo había destinado para ser grande. En sus
sueños, Dios le aseguró a José que tendría una posición de liderazgo sobre sus padres y
hermanos (Gn 37:5–11). Desde el punto de vista de José, estos sueños eran evidencia de
una bendición divina y no de su propia ambición. Sin embargo, desde el punto de vista de
sus hermanos, los sueños eran otra manifestación del privilegio injusto del que gozaba José
por ser el hijo favorito de su padre, Jacob (Gn 37:3–4). Estar seguros de tener cierto
derecho no nos exime de empatizar con quienes puedan tener una perspectiva diferente. Los
buenos líderes se esfuerzan por fomentar la cooperación en vez de la envidia. El incumplir
esto, llevó a que José tuviera grandes conflictos con sus hermanos. Después de conspirar
para asesinarlo inicialmente, sus hermanos se conformaron con venderlo a una caravana de
mercaderes que llevaban productos por Canaán hacia Egipto. Los mercaderes, a su vez,
vendieron a José a Potifar, el “capitán de la guardia” que era un “oficial de Faraón” en
Egipto (Gn 37:36).
El tiempo que trabajó para Potifar le dio a José un amplio rango de responsabilidades
fiduciarias. Al comienzo, José solo estaba “en” la casa de su amo. No sabemos qué función
tenía, pero cuando Potifar reconoció las aptitudes de José, lo promovió para que fuera su
mayordomo personal y “entregó en su mano todo lo que poseía” (Gn 39:4).
Este caso de acoso sexual se llevó a cabo en una relación de poder que desfavorecía a José.
Aunque ella creía que tenía el derecho y el poder de usar a José de esta manera, claramente
sus palabras y su trato no eran bien recibidos por parte de él. Por su trabajo, José debía estar
en casa donde ella estaba y no podía hablar del tema con Potifar sin interferir en su relación
matrimonial. Incluso después de su escape y arresto bajo cargos falsos, parece que José no
tuvo a dónde recurrir legalmente.
Los aspectos de este episodio tratan de cerca los problemas del acoso sexual en el lugar de
trabajo actualmente. Las personas tienen diferentes estándares de lo que son las palabras o
el contacto físico inapropiados, pero con frecuencia se deben considerar los caprichos de
aquellos en el poder. A menudo se espera que los trabajadores les reporten a sus superiores
los incidentes de acoso potencial, pero por lo general son reacios a hacerlo porque saben
que se arriesgan a la ofuscación y retaliación. Para agravar esto, aunque el acoso se puede
registrar, los trabajadores se podrían ver afectados por haber reportado la situación. La
piedad de José no lo rescató de ser acusado falsamente y del encarcelamiento. Si nos
encontramos a nosotros mismos en una situación similar, nuestra devoción no es garantía
de que podamos escapar ilesos. No obstante, José le dejó un testimonio educativo a la
esposa de Potifar y posiblemente a otros en la casa. Saber que pertenecemos al Señor y que
Él defiende al débil, ciertamente nos ayudará a enfrentar las situaciones difíciles sin darnos
por vencidos. Esta historia permite reconocer de forma realista que levantarse en contra del
acoso sexual en el lugar de trabajo puede tener consecuencias devastadoras. Aun así,
también es una historia de esperanza de que por la gracia de Dios, el bien puede triunfar
eventualmente. José también es un ejemplo para nosotros, de que incluso cuando somos
acusados falsamente y tratados incorrectamente, debemos seguir adelante con el trabajo que
Dios nos ha dado, permitiendo que Dios arregle la situación al final.
Regresar al Índice
La labor de José en la cárcel se caracterizó por la presencia del Señor, la confianza del jefe
de la cárcel y el ascenso de José al liderazgo (Gn 39:21-23). En la cárcel, José conoció dos
oficiales de Faraón que estaban bajo custodia, el jefe de los coperos y el jefe de los
panaderos. Muchos textos egipcios mencionan el rol de los coperos, quienes no solo
probaban el vino para corroborar su calidad y detectar si tenía veneno, sino que también
disfrutaban de cierta cercanía con aquellos que tenían poder político. Con frecuencia, ellos
se convertían en confidentes apreciados por sus consejos (ver Nehemías 2:1-4).[1]Así como
los jefes de los coperos, los jefes de los panaderos eran oficiales de confianza que tenían
acceso directo a las personas más poderosas del gobierno y es probable que sus tareas
fueran más allá de preparar los alimentos.[2] En la cárcel, José hizo el trabajo de interpretar
los sueños de estos individuos que tenían conexiones políticas.
Regresar al Índice
Pasaron dos años más antes de que José tuviera la oportunidad de liberarse de su miseria en
la cárcel. Faraón había comenzado a tener sueños perturbadores y el jefe de los coperos
recordó la habilidad del joven hebreo en la cárcel. Los sueños de Faraón acerca de vacas y
cañas con espigas confundieron a sus consejeros más hábiles. José testificó que Dios podía
dar las interpretaciones y que su rol era apenas el de intermediario de esa revelación (Gn
41:16). Ante Faraón, José no usó el nombre de Dios del pacto, que era exclusivo para su
pueblo. En vez de esto, se refirió consistentemente a Dios con el término más general de
Elohim. Al hacerlo, José evitó ofender de manera innecesaria, algo respaldado por el hecho
de que Faraón reconoció que Dios le reveló a José el significado de sus sueños (Gn 41:39).
En el lugar de trabajo, algunas veces los creyentes pueden darle el crédito a Dios de su
éxito de una forma superficial, lo que termina causando el rechazo de las personas. La
forma en la que José lo hizo impresionó a Faraón, lo que muestra que se le puede dar el
crédito públicamente a Dios de una forma convincente.
La presencia de Dios estaba con José de una forma tan evidente que Faraón lo promovió a
segundo al mando en Egipto, para que se encargara especialmente de los preparativos para
la hambruna que vendría (Gn 41:37-45). La palabra de Dios para Abraham estaba dando
fruto: “Bendeciré a los que te bendigan… Y en ti serán benditas todas las familias de la
tierra” (Gn 12:3). Como José, cuando confesamos nuestra propia incapacidad de cumplir
los retos que enfrentamos y cuando encontramos formas apropiadas de atribuirle el éxito a
Dios, forjamos una defensa poderosa en contra de orgullo que frecuentemente acompaña al
reconocimiento público.
El ascenso de José lo equipó con aspectos significativos del liderazgo: un anillo con el sello
del rey y un collar de oro, vestiduras finas apropiadas para su alto cargo, transporte oficial,
un nuevo nombre egipcio y una esposa egipcia de una familia de clase alta (Gn 41:41-45).
Si alguna vez tuvo la tentación de dejar atrás su herencia hebrea, fue esta. Dios nos ayuda a
enfrentar el fracaso y la derrota, aunque tal vez necesitemos más su ayuda cuando
enfrentamos el éxito. El texto presenta varias indicaciones de cómo José manejó su ascenso
de una manera piadosa y en parte, tuvo que ver con su preparación antes de que ocurriera.
Cuando estaba en casa de su padre, los sueños de liderazgo que le dio Dios convencieron a
José de que tenía un propósito decretado por Dios y un destino que nunca olvidó.
Básicamente, su naturaleza fue confiar en las personas y parece que no guardó ningún
resentimiento contra sus hermanos celosos y el copero olvidadizo. Antes de que Faraón lo
promoviera, José sabía que el Señor estaba con él y tenía evidencia tangible para probarlo.
Darle el crédito a Dios repetidamente no solo era lo correcto, sino que también le recordaba
al mismo José que sus habilidades vienen del Señor. José era cortés y humilde, y mostraba
que quería hacer lo que fuera necesario para ayudar a Faraón y a los egipcios. Incluso
cuando los egipcios carecían de riquezas y ganado, José se ganó su confianza y la del
mismo Faraón (Gn 41:55). Por el resto de su vida como administrador, José se dedicó a la
administración eficiente por el bien de otros.
Hasta aquí, la historia de José nos recuerda que en nuestro mundo caído, la respuesta de
Dios a nuestras oraciones no llegará necesariamente rápido. José tenía diecisiete años
cuando sus hermanos lo vendieron como esclavo (Gn 37:2) y finalmente fue libre de la
cautividad cuando tenía treinta años (Gn 41:46), trece largos años después.
Regresar al Índice
José crea infraestructura y una política de agricultura a largo plazo (Génesis 41:46-57)
Regresar al Índice
Inmediatamente, José procedió a hacer el trabajo para el que Faraón lo había designado. Su
interés principal era trabajar para beneficiar a otros, en vez de tomar ventaja personal de su
nueva posición en cabeza de la corte real. Él mantuvo su fe, dándole a sus hijos nombres
que honraban a Dios por la sanación de su dolor emocional y por hacerlo fecundo (Gn
41:51-52). Él reconoció que su sabiduría y discernimiento eran regalos de Dios, pero
también que todavía tenía mucho que aprender acerca de la tierra de Egipto, la agricultura
en particular. Como administrador principal, el trabajo de José afectó la vida de la nación
en casi todas las áreas prácticas. Su oficio habría requerido que aprendiera acerca de
legislación, comunicación, negociación, transporte, métodos seguros y eficientes de
almacenamiento de alimentos, construcción, elaboración de estrategias y estimación
económica y mantenimiento de registros, manejo de nómina, manejo de transacciones
mediante dinero y canjes, recursos humanos y adquisición de propiedades. Sus habilidades
extraordinarias respecto a su relación con Dios y las personas no funcionaban en campos
separados. El espíritu del éxito de José está en la integración efectiva de sus dones divinos
y competencias adquiridas. Para José, todo esto era un trabajo piadoso.
José fue descrito por Faraón como “prudente y sabio” (Gn 41:39) y estas características le
permitieron hacer el trabajo de planeación y administración estratégicas. Las palabras en
hebreo para sabio y sabiduría (hakham y hokhmah) denotan un alto nivel de perceptibilidad
mental, pero también se usan para un amplio rango de habilidades prácticas incluyendo el
trabajo con madera, piedras preciosas y metal (Éx 31:3-5; 35:31-33), confección (Éx 28:3;
35:26, 35), así como la administración (Dt 34:9; 2Cr 1:10) y justicia legal (1R 3:28). Estas
habilidades también se encuentran entre los no creyentes, pero los sabios en la Biblia
disfrutan de la bendición especial de Dios, quien quiere que Israel les muestre a las
naciones los caminos de Dios (Dt 4:6).
Como primer acto, “José… recorrió toda la tierra de Egipto” (Gn 41:46) en un viaje de
inspección. Él tenía que familiarizarse con las personas que manejaban la agricultura, las
zonas y las condiciones de los campos, los cultivos, los caminos y los medios de transporte.
Es inconcebible que José hubiera logrado todo esto por sí solo ya que habría tenido que
establecer y supervisar el entrenamiento de algo parecido a un Departamento de agricultura
y hacienda. Durante los siete años de cosecha abundante, José almacenó el grano en
distintas ciudades (Gn 41:48-49). Durante los siete años de escasez que siguieron, José
distribuyó el grano para los egipcios y otras personas que fueron afectadas por la extensa
hambruna. Se requería un talento excepcional para crear y administrar todo esto mientras
sobrevivía a las intrigas políticas de una monarquía absoluta.
Regresar al Índice
Cuando las personas se quedaron sin dinero, José permitió hacer trueques de ganado por
alimento. Este plan duró un año, durante el cual José recolectó caballos, ovejas, cabras,
ganado y asnos (Gn 47:15-17). Él habría tenido que determinar el valor de estos animales y
establecer un sistema equitativo para los intercambios. Cuando el alimento escasea, las
personas se preocupan especialmente por su supervivencia y la de sus seres amados. Por
esto, ofrecer el acceso a puntos de distribución de alimentos y tratar a las personas
imparcialmente se convirtieron en temas administrativos sumamente importantes.
Cuando ya no había más ganado para negociar, las personas se vendían a sí mismas como
esclavas voluntariamente y también le vendían sus tierras a Faraón (Gn 47:18-21). Desde la
perspectiva del liderazgo, debe haber sido horrible ser testigos de algo como esto. Aunque
José les permitía a las personas vender sus tierras y convertirse en esclavos, él no se
aprovechó de ellos en su estado de indefensión. José habría tenido que verificar que se les
diera el precio correcto a estas propiedades al intercambiarlas por semillas para plantar (Gn
47:23). Él aprobó una ley permanente que establecía que las personas le regresaran a
Faraón el veinte por ciento de la cosecha, lo que implicaba crear un sistema para monitorear
y hacer cumplir la ley, y establecer un departamento dedicado a administrar las ganancias.
En todo esto, José eximió a las familias sacerdotales de vender sus tierras, ya que Faraón
les suministraba una porción de alimentos para cubrir sus necesidades adecuadamente (Gn
47:22, 26). Manejar esta población especial habría implicado que tuvieran un sistema
distinto y más pequeño de distribución que estaba diseñado especialmente para ellos.
Afortunadamente, usando su habilidad y sabiduría dadas por Dios, José ayudó a Egipto a
atravesar la crisis agrícola. Al comienzo de los siete años de buenas cosechas, José
desarrolló un sistema de almacenamiento para guardar el grano que sería usado durante la
sequía. Cuando llegaron los siete años de sequía, “José abrió todos los graneros” y
proporcionó suficiente alimento para ayudar al pueblo egipcio a soportar la hambruna. Su
sabia estrategia e implementación efectiva del plan también permitieron que Egipto
abasteciera de grano al resto del mundo durante el tiempo de escasez (Gn 41:57). En este
caso, el cumplimiento de la promesa de que los descendientes de Abraham serían una
bendición para el mundo, no solo ocurrió para el beneficio de otras naciones sino incluso
por medio de la industria de una nación extranjera, Egipto.
De hecho, la bendición de Dios para el pueblo de Israel vino después de Su bendición para
los extranjeros y además, a través de esta. Dios no levantó a un israelita en la tierra de Israel
para que aportara lo necesario y así aliviar al pueblo durante la hambruna. En vez de eso,
Dios capacitó a José en su trabajo en el gobierno egipcio y por medio del mismo dio la
provisión para las necesidades del pueblo de Israel (Gn 47:11-12). No obstante, no
debemos idealizar a José. Al ser un oficial en una sociedad que en ocasiones era represiva,
él hizo parte de su estructura de poder y personalmente impuso la esclavitud para un gran
número de personas (Gn 47:21).
Regresar al Índice
El interés de Génesis por la administración de José durante la crisis alimentaria radica más
en su impacto sobre la familia de Israel, que en desarrollar principios para la administración
efectiva. Sin embargo, el liderazgo extraordinario de José puede servir como ejemplo para
los líderes actuales, y podemos encontrar algunas aplicaciones prácticas a partir de su
trabajo:
Familiarizarse tanto como sea posible con la situación general al comienzo de una labor.
Orar por discernimiento acerca del futuro para poder planear sabiamente.
Encomendarse a Dios primero y después esperar que Él dirija y afiance sus planes.
Reconocer con gratitud y de la manera apropiada los dones que Dios le ha dado.
Incluso si otros reconocen la presencia de Dios en su vida y los talentos especiales que
tiene, no publicarlos en un esfuerzo egoísta de ganarse el respeto de los demás.
Buscar de formas prácticas el bien para otros, sabiendo que usted debe ser una bendición en
donde Dios lo ha puesto.
Ser justo en todos sus negocios, especialmente cuando las circunstancias son desalentadoras
y profundamente problemáticas.
Aceptar el hecho de que Dios puede llevarle a cierto campo laboral bajo condiciones
extremadamente exigentes y esto no significa que ha ocurrido algo terrible o que usted esté
por fuera de la voluntad de Dios.
Aceptar el hecho de que algunas veces las personas deben escoger la que consideran mejor
entre dos situaciones desagradables pero inevitables.
Creer que lo que usted hace no solo beneficiará a aquellos que ve y conoce, sino que su
trabajo también tiene el potencial de afectar vidas por muchas generaciones. Dios es capaz
de hacer todo más abundantemente de lo que podemos pedir o imaginar (Ef 3:20).
Regresar al Índice
En medio de la crisis en Egipto, los hermanos de José llegaron desde Canaán con la
intención de comprar alimentos, ya que la hambruna también había afectado gravemente su
tierra. Ellos no reconocieron a José y él no les reveló quién era. Él trato a sus hermanos
mayormente con el lenguaje de los negocios. La palabra dinero (kesef) aparece veinte veces
en los capítulos 42 al 45 y la palabra grano (shever) aparece diecinueve veces. El comercio
con esta mercancía representa el marco en el que se llevaron a cabo las dinámicas
personales complejas.
Los métodos de José rayaron en el engaño. Él ocultó información importante, manipuló los
eventos de varias maneras y actuó como un detective que interroga con severidad. Él no
podía proceder con total transparencia y esperar que ellos le proporcionaran información
confiable. El concepto bíblico para esta táctica es la astucia. La astucia se puede usar para
el bien o para el mal. Por una parte, la serpiente era “más astuta que cualquiera de los
animales del campo” (Gn 3:1) y usó métodos astutos con propósitos desastrosamente
malvados (el uso consistente de La Biblia de las Américas de la palabra “astuto” deja claro
que se está traduciendo la misma palabra del hebreo. Esta palabra se usa en todas las
versiones en español). La palabra hebrea para astucia (ormah y sus análogas) también se
traduce como “cordura”, “prudencia” e “inteligente” (Prov. 12:23; 13:16; 14:8; 22:3;
27:12), lo que indica que el trabajo piadoso en contextos difíciles puede requerir precaución
y habilidad. Jesús mismo aconsejó a sus discípulos que fueran “astutos como serpientes e
inofensivos como las palomas” (Mt 10:16 NTV). La Biblia frecuentemente recomienda la
astucia en la búsqueda de propósitos buenos (Prov. 1:4; 8:5, 12).
La astucia de José tuvo el efecto previsto de probar la integridad de sus hermanos, quienes
regresaron el dinero que José había escondido en sus costales secretamente (Gn 43:20-21).
Después, él los probó de otra manera, tratando a Benjamín (el más joven) más
generosamente que a los demás, y ellos demostraron que habían aprendido a no caer en
enemistades entre ellos como lo hicieron cuando le vendieron como esclavo.
Sería superficial interpretar por las acciones de José que creer que estamos del lado de Dios
siempre es una justificación para el engaño. La larga carrera de José de labores y
sufrimiento al servicio de Dios, le dio un entendimiento mayor de la situación que la que
tenían sus hermanos. Aparentemente, la promesa de que Dios haría de ellos una gran nación
pendía de un hilo. José supo que no estaba en su poder salvarlos, pero él aprovechó su
autoridad y sabiduría, dadas por Dios, para servir y ayudar. Dos factores importantes
diferencian a José en este caso en que tomó la decisión de usar medios que de otra manera
no serían recomendables. Primero, él no ganaba nada para sí mismo con estas
maquinaciones. Él había recibido una bendición de Dios y sus acciones tenían el propósito
exclusivo de convertirse en una bendición para otros. Él pudo haberse aprovechado de la
situación desesperada de sus hermanos y exigirles con rencor una mayor suma de dinero,
sabiendo que ellos habrían dado todo por sobrevivir. En vez de eso, él usó su conocimiento
para salvarlos. Segundo, sus acciones eran necesarias para poder ofrecer las bendiciones. Si
hubiera tratado con sus hermanos más abiertamente, no habría podido probar si eran dignos
de confianza en el asunto.
Regresar al Índice
En el episodio final de las pruebas de José a sus hermanos, José le tendió una trampa a
Benjamín culpándolo por un crimen imaginario y reclamó que se quedara como esclavo.
Cuando exigió que los hermanos regresaran a casa a Isaac sin Benjamín (Gn 44:17), Judá se
levantó y habló en nombre del grupo. ¿Qué le dio la posición para asumir este rol? Él había
traicionado la confianza de su familia al casarse con una mujer de Canaán (Gn 38:2), había
criado a dos hijos tan malvados que el Señor les quitó la vida (Gn 38:7, 10), había tratado a
su nuera como una prostituta (Gn 38:24) y había concebido el plan para vender a su propio
hermano como esclavo (Gn 37:27). Sin embargo, la historia que Judá le contó a José
mostraba un hombre transformado. Él demostró una compasión inesperada al hablar de la
experiencia desgarradora que la familia había pasado por la hambruna, del amor profundo
de su padre por Benjamín y de la promesa que le hizo a su padre de traer a Benjamín de
regreso a casa, para que Jacob no muriera literalmente de dolor. Entonces, en una última
expresión de compasión, ¡Judá ofreció tomar el lugar de Benjamín! Él ofreció quedarse en
Egipto por el resto de su vida como esclavo del gobernador si el gobernador permitía que
Benjamín regresara a casa con su padre (Gn 44:33-34).
Al ver el cambio en la vida de Judá, José pudo bendecirlos como Dios había planeado. Él
les dijo toda la verdad: “Yo soy José” (Gn 45:3). Parece que José finalmente vio que sus
hermanos eran dignos de confianza. Nosotros mismos debemos andar con cuidado en
nuestro trato con aquellas personas que podrían aprovecharse y engañarnos, y ser tan
astutos como serpientes e indefensos como palomas, como Jesús les enseñó a Sus
discípulos (Mt 10:16). Como lo dijo un escritor, “para tener la confianza de otros, hay que
ser confiable”. Todo lo que José planeaba con las discusiones con sus hermanos terminó de
esta manera, permitiéndole entrar en una relación correcta con ellos. Él calmó a sus
hermanos aterrorizados apuntando al trabajo de Dios, que era el responsable de poner a
José a cargo de todo Egipto (Gn 45:8). Waltke explica la importancia de la interacción entre
José y sus hermanos:
Dios es más que capaz de bendecir al mundo por medio de personas profundamente
imperfectas, pero debemos estar dispuestos a arrepentirnos continuamente del mal que
hacemos y pedirle a Dios que nos transforme, aunque nunca seamos perfectamente
purificados de nuestros errores, debilidades y pecados en esta vida.
Contrario a los valores de las sociedades alrededor de Israel, la disposición de los líderes de
ofrecerse a sí mismos como sacrificio por los pecados de otros estaba diseñada como un
rasgo característico del liderazgo entre el pueblo de Dios. Este aspecto fue evidente en
Moisés cuando Israel pecó con el becerro de oro. Él oró, “¡Ay!, este pueblo ha cometido un
gran pecado: se ha hecho un dios de oro. Pero ahora, si es tu voluntad, perdona su pecado, y
si no, bórrame del libro que has escrito” (Éx 32:31-32). El mismo se manifestó en David
cuando vio al ángel del Señor hiriendo al pueblo. Él oró, “¿qué han hecho? Te ruego que tu
mano caiga sobre mí y sobre la casa de mi padre” (2S 24:17). Jesús, el León de la tribu de
Judá, lo demostró cuando dijo, “Por eso el Padre me ama, porque Yo doy Mi vida para
tomarla de nuevo. Nadie me la quita, sino que Yo la doy de Mi propia voluntad” (Jn 10:17-
18).
Regresar al Índice
José y Faraón les dieron generosamente a los hermanos de José “lo mejor de toda la tierra
de Egipto” (Gn 45:20) y les proveyeron para su regreso a Canaán y el transporte para la
familia. Sin embargo, este aparente final feliz tiene un lado oscuro. Dios le había prometido
a Abraham y sus descendientes la tierra de Canaán, no de Egipto. Tiempo después del
fallecimiento de José, la relación de Egipto con Israel pasó de la hospitalidad a la
hostilidad. Visto de esta manera, ¿cómo encaja la benevolencia de José con la familia en su
rol como mediador de las bendiciones de Dios para todas las familias de la tierra (Gn 12:3)?
José fue un hombre de visión que planeó para el futuro y realmente contribuyó la parte de
la bendición de Dios que se le había asignado. Sin embargo, Dios no le reveló que en el
futuro se levantaría un “nuevo rey que no había conocido a José” (Éx 1:8). Cada generación
debe permanecer fiel a Dios y recibir Sus bendiciones a su debido tiempo.
Desafortunadamente, los descendientes de José olvidaron las promesas de Dios y se
desviaron hacia la incredulidad. Aun así, Dios no olvidó Su promesa a Abraham, Isaac y
Jacob y sus descendientes. De entre ellos, Dios levantaría nuevos hombres y mujeres que
transmitieran las bendiciones que Dios había prometido.
Regresar al Índice
Las palabras de arrepentimiento de sus hermanos llevaron a José a uno de los mejores
puntos teológicos de su vida, y de hecho, de casi todo Génesis. Él les dijo que no tuvieran
miedo, porque él no tomaría represalias por su maltrato hacia él. Él les dijo, “Vosotros
pensasteis hacerme mal, pero Dios lo tornó en bien para que sucediera como vemos hoy, y
se preservara la vida de mucha gente. Ahora pues, no temáis; yo proveeré para vosotros y
para vuestros hijos” (Gn 50:20-21). José habla de “mucha gente”, lo que hace eco a la
promesa del pacto de Dios de bendecir a “todas las familias de la tierra” (Gn 12:3). Desde
nuestro punto de vista actual podemos ver que la bendición de Dios sobrepasó lo que José
habría podido pedir o imaginar (ver Ef 3:20).
El trabajo de Dios en José y por medio de él tuvo un valor real, práctico e importante, que
fue el de salvar vidas. Si alguna vez tenemos la impresión de que Dios nos quiere en
nuestro lugar de trabajo solamente para que hablemos a otros acerca de Él, o si tenemos la
impresión de que la única parte de nuestro trabajo que le interesa a Dios es el de establecer
relaciones, el trabajo de José dice lo contrario. Las cosas que hacemos en nuestro trabajo
son en sí mismas cruciales para Dios y para otras personas. En ocasiones, esto es así porque
nuestro trabajo es una pieza de un todo más grande y perdemos de vista el resultado del
trabajo. José adoptó una perspectiva más amplia en su trabajo y no se desanimó por los
altibajos inevitables que experimentó.
Esto no quiere decir que las relaciones en el trabajo no sean de gran importancia. A lo
mejor los cristianos tenemos el don especial de ofrecerles a otros el perdón en nuestros
lugares de trabajo. La forma en la que José consoló a sus hermanos es un modelo del
perdón. José siguió la instrucción de su padre de perdonar a sus hermanos y así los liberó
verbalmente de la culpa. Pero su perdón, como todo el perdón verdadero, no fue solo
verbal. José usó los vastos recursos de Egipto, que Dios había puesto bajo su control, para
ayudarlos económicamente y que pudieran prosperar. Él reconoció que no debía juzgar,
diciendo, “¿acaso estoy yo en el lugar de Dios?” (Gn 50:19). Él no usurpó el rol de Dios
como juez sino que les ayudó a sus hermanos a relacionarse con Dios, quien fue el que los
salvó.
La relación que José tenía con sus hermanos era tanto familiar como económica. No hay un
límite claro definido entre estas áreas, pero el perdón es apropiado para ambas. Tal vez nos
veamos tentados a pensar que nuestros valores religiosos más preciados están destinados
principalmente a funcionar en espacios religiosos, tales como la iglesia local. Es claro que
gran parte de nuestra vida laboral ocurre en el ámbito público y debemos respetar el hecho
de que otros no compartan nuestra fe cristiana. Sin embargo, dividir la vida en
compartimientos separados etiquetados como “sagrado” y “secular” es algo ajeno a la
cosmovisión de la Escritura. Por lo tanto, es correcto afirmar que el perdón es una práctica
correcta en el lugar de trabajo.
José se vio a sí mismo como un representante de Dios, que era un instrumento que realizaba
el trabajo de Dios con Su pueblo. Él sabía que la gente es capaz de causar un gran daño y
aceptó que algunas veces los peores enemigos de las personas son ellos mismos. Él conocía
las historias de la familia en las que la fe se mezclaba con duda, el servicio fiel con la auto-
conservación, la verdad con el engaño. Él también conocía las promesas que Dios le hizo a
Abraham, el compromiso de Dios de bendecir su familia y la sabiduría de Dios para
trabajar con Su pueblo mientras los purificaba por medio del fuego de la vida. Él no trató de
esconder los pecados de sus hermanos, sino que los asimiló en su reconocimiento del
trabajo enorme de Dios. Nuestra conciencia de la efectividad providencial e inevitable de
las promesas de Dios hace que nuestra labor sea provechosa, sin importar lo que nos cueste.
De las muchas lecciones acerca del trabajo en el libro de Génesis, esta se destaca en
particular, e incluso explica la redención misma, la crucifixión del Señor de la gloria (1Co
2:8-10). En los contextos de nuestros lugares de trabajo, nuestros valores y carácter salen a
la luz mientras tomamos decisiones que nos afectan a nosotros mismos y a aquellos a
nuestro alrededor. En Su sabio poder, Dios es capaz de trabajar con nuestra falta de fe,
ayudarnos a mejorar en lo que somos débiles y usar nuestros fracasos para alcanzar lo que
Él mismo ha preparado para nosotros los que lo amamos.
La actitud de José
Podemos aprender mucho del sentir que tuvo José.
La actitud de José
Podemos leer la historia en Génesis. Como José, el hijo más amado de su padre, fue
vendido como esclavo por sus hermanos envidiosos y llenos de amargura. Como fue
comprado en Egipto por Potifar, uno de los oficiales del Faraón. Como halló gracia ante los
ojos de Potifar y fue hecho mayordomo de su casa y de todo lo que tenía. Y como la esposa
de Potifar trató de hacerlo caer en tentación y pecar.
Fue una situación realmente difícil para José. No podía salir algo bueno de esto,
independiente de lo que hiciera. Pero él tenía una actitud de mente pura y noble. Ni hablar
de ceder ante ella. (Génesis 39,7-9) «¿Cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría
contra Dios?» No le importó cuáles fueran las consecuencias de sus acciones. Nada podía
hacerlo pecar contra su Dios.
¿Cuál es tu actitud cuando eres tentado? ¿Consideras como una alternativa ceder ante el
pecado? ¿Comparas los pros y los contras, y piensas en las consecuencias? O bien, ¿tienes
el mismo temor de Dios que tuvo José? ¿Prefieres enfrentar cualquier consecuencia en
lugar de pecar contra tu Dios?
Se trata de saber qué tan grave es el pecado. Si uno realmente ha entendido lo que Dios
piensa sobre el pecado – cuanto lo odia – entonces jamás sería para mí una opción pecar.
Dios es completamente santo, y quiere que todo en su creación también sea santo. El
pecado destruye todo. Antes del pecado había armonía entre Dios y la humanidad. El
pecado separa los hombres de Dios. (Isaías 59,2) Dios ama a las personas que Él creó, y
quiere bendecirlos. Pero no lo puede hacer cuando el pecado está en el medio.
Si uno realmente ha entendido lo que Dios piensa sobre el pecado – cuanto lo odia –
entonces jamás sería para mí una opción pecar.
Sí, Él es un Dios de amor, y no hay perdón para el pecado, pero piensa cuánto más puedes
alegrar a Dios cuando tienes la misma actitud decidida que tuvo José. «¿Cómo, pues, haría
yo este grande mal?» Elegir pecar cuando sabes mejor sobre esto, no es una pequeñez.
Esto significa ser obediente a la voz que escuchas, que te exhorta a dejar de hacer algo. Que
habla a tu corazón y te muestra cuando algo está fuera de la voluntad de Dios. Ya sea que
es algo «grande» como el adulterio, al cual fue tentado José, o algo que parece
relativamente inofensivo. Una pequeña mentira para salvar tu pellejo, por ejemplo. El
pecado es pecado para Dios, y lo odia, porque significa que has elegido hacer tu propia
voluntad y vivir por ti mismo. Esto es rechazar la voluntad de Dios, y es lo mismo que decir
que su voluntad no es perfecta; que hay otra opción viable.
Pero los que eligen el temor de Dios sobre el pecado, experimentan que absolutamente vale
la pena. No es fácil decir no al pecado. Tiene un costo. Pero nada que vale la pena es
barato. ¿Y el resultado? «Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un
cada vez más excelente y eterno peso de gloria.» (2 Corintios 4,17)
José recibió incluso autoridad allí donde fue encarcelado. Dios le dio el don de interpretar
los sueños, y por lo tanto se volvió indispensable para el faraón. ¡En un sorprendente giro
de los acontecimientos, llegó a ser el segundo al mando de todo Egipto! Y para coronarlo
todo, recibió a su padre y familia de vuelta. Esto no sucedió por casualidad. Dios cuida a
aquellos que tienen una actitud temerosa de Dios. Cuando uno le dice no a algo que sabe
está mal, y elige agradar a Dios a cambio, entonces también experimenta bendición así
como lo hizo José, por causa de su temor reverente. (Gálatas 6,9)
La actitud que tienes es según las decisiones que tomas. Decídete hoy que no quieres hacer
mal y pecar contra tu Dios. Puedes orar a Dios para que te enseñe a odiar el pecado tanto
como Él lo hace. Y se mantenga cerca de tu decisión. Dios fortalece a aquellos cuyos
corazones son totalmente para Él. «Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra,
para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con él.» (2 Crónicas
16,9) Y experimentarás que los deleites temporales del pecado o sus beneficios no se
comparan con la paz y bendición que recibes cuando eliges hacer el bien. (Romanos 2, 5-
10)
Experimentarás que los deleites temporales del pecado o sus beneficios no se comparan con
la paz y bendición que recibes cuando eliges hacer el bien.
El sentir de José fue odiar el pecado y vivir en el temor de Dios. Esto hizo que su vida fuera
bendecida por Dios. ¡Así también puede ser contigo! Es tu decisión. Ármate con la actitud
que prefieres morir antes de pecar, e irá bien contigo. Dios se encargará de ello.
Mensajes Cristianos
Predica de Hoy: Aprende de la vida de José
Introducción
David Edward, en unos de sus conferencias sobre la vida de José el declaro “la vida de José
puede ser resumida en tres vocablos: VENDIDO, ENCARCELADO, Y EXALTADO”.
Estas tres palabras forman el bosquejo de este capítulo.
Debido a que José era el hijo que tuvo Jacob en su vejes amo a José más que a sus otros
hijos. Le hizo un hermoso “abrigo de extremos” y de muchos colores. Era como una
indumentaria usada por los príncipes en los palacios de los reyes. En contraste con sus
hermanos vestían las túnicas cortas y los pantalones de pastores de oveja, vestiduras de
hombres del campo.
Todo esto combinado, hizo que los once hermanos se sintieran celosos de la posición
privilegiada de José. Sabemos lo que paso en la historia, los hermanos de José conspiraron
en matarlo pero Rubén sugirió meterlo en una cisterna, de esa manera fue que José fue
lanzado a una cisterna.
Mientras los hermanos de José discutían lo que iban hacer con él, una caravana de
mercaderes madianitas pasaron por donde ellos estaban: Judas dijo: “porque no vendemos a
José a los madianitas” ¡buena idea! Dijeron todos. José fue vendido a la esclavitud por
veinte piezas de plata (el mismo precio por el cual Judas traiciono a Jesús).
Introducción:
La juventud es una etapa especial y única de la vida. Es el momento para soñar, para
prepararse en la vida, para amar, para disfrutar, pero sobre todo es un etapa de mucho
cuidado, de donde depende prácticamente toda la vida. Vamos a estudiar algunos aspectos
de la vida de José que nos serán de aplicación a los jóvenes de hoy.
d. Unos hermanos que eran un mal ejemplo para él: (Génesis 37:2b) Tenían mala fama.
e. Un padre que no fue el mejor modelo: Había engañado a su propio padre siendo joven,
además del problema con cuatro mujeres.
c. José tenía sueños grandes: Dios tenía propósitos grandes con él y se lo había revelado.
d. Sus sueños fueron su aliciente en los momentos críticos: Cuando era burlado por sus
hermanos y cuando lo trataron de matar y al final lo vendieron para Egipto. (Génesis 37:17-
18 y 28).
a. Satanás trató de “dañar” la vida de José de muchas formas, quería dañarle su futuro.
c. Las dificultades no indican necesariamente que Dios no está presente, pero Dios estaba
formando a José.
d. Dios encaminó los problemas de José para cumplir sus sueños: (Génesis 50:15-21)
f. Prácticamente el menor de todos, pero toda su familia fue salvada y sustentada por él.
g. No deben esperar a ser viejos para ser maduros y actuar con sabiduría. Deben poner la
palabra de Dios como las reglas de su vida: (Salmo 119:9)
h. Solo con la palabra el joven podrá limpiar su vida de tanta suciedad que el mundo ofrece
como estilo de vida para el joven.
j. Los jóvenes pueden ser ejemplo para todos, no siempre deben ser los que andan en
problemas.
Conclusión:
La vida de José es un claro ejemplo de que los jóvenes pueden lograr grandes cosas siempre
para la Gloria de Dios. Cuando se habla de la familia de Jacob, se comienza hablando de
José; aquel joven victorioso (Génesis 37:2).