La Alquimia - Fulcanelli
La Alquimia - Fulcanelli
La Alquimia - Fulcanelli
Respecto al título del presente artículo: LA ALQUIMIA SEGÚN FULCANELLI, debo decir
que lo he elegido por razón de que existen muchos autores que han escrito sobre
ALQUIMIA y que existen muchas interpretaciones sobre este saber oculto: desde la
simple Espagiria (aspecto químico) a interpretaciones basadas en el Tantrismo. Ante
ello, solo debo afirmar que, como siempre, el que más habla de la Alquimia es el
que menos sabe de ella. Yo voy a mantenerme en el Ar-Got y, como dicen las Sagradas
Escrituras, el que tenga oídos que oiga.
Primeramente, debo decir cuál es la personalidad que se esconde bajo el apodo de
Fulcanelli y su origen y relaciones secretas con ciertas Órdenes Esotéricas:
Nombre: Dubois
Escuelas: Hermandad de Heliópolis y Sociedad Alquímica de Francia
Libro Primero:
LA CÁBALA HERMÉTICA
El libro de Tiphaigne de la Roche lleva el título de "Amilec ou la graine d’hommes"
y se debe leer "Alquimia o la crema de AUM". Este tratado se relaciona con la
extracción del espíritu incluído en la Materia Prima o Virgen Filosófica, que tiene
el mismo signo que la Virgen Celeste: el monograma A.V.M. (Ave María).
Libro Segundo:
LA SALAMANDRA DE LISIEUX
"Juan respondió a todos, diciendo: os bautizo en agua, pero llegando está otro más
fuerte que yo, a quien no soy digno de soltarle la correa de las sandalias: Él os
bautizará en el Espíritu Santo y en fuego"
El cuerpo de este Ángel está cubierto por el Sello del Libro Abierto, ornado con la
Estrella Cabalística y la divisa en 7 palabras del Vitriol: VISITA INTERIORA
TERRAE, RECTIFICANDO INVENIES OCCULTUM LAPIDEM
Cuando gritó con poderosa voz como león que ruge. Cuando gritó hablaron los 7
truenos con sus propias voces.
Aprended que todos nuestros lavados son ígneos, que todas nuestras purificaciones
se hacen el fuego, por el fuego y con el fuego.
Y la estrella terrestre, antorcha oculta de nuestra Natividad, será la marca
probatoria de la feliz unión del cielo y la tierra.
El nombre griego del pez está formado por las siglas de esta frase: Jesús Cristo,
Hijo de Dios, Salvador: ICQUS. Se ve con frecuencia esta palabra grabada en las
catacumbas romanas, y figura, asimismo, en el mosaico de San Apolinar de Rávena,
colocado en lo alto de una cruz constelada, elevada sobre las palabras latinas
SALUS MUNDI, que presenta en la extremidad de los brazos las letras A y W.
Tal es el Graal, que contiene el vino eucarístico, licor de fuego espiritual, licor
vegetativo, vivo y vivificante introducido en las cosas materiales.
Pués, al igual que los Templarios, los Ofitas practicaban dos bautismos: uno, el de
agua, o exotérico; el otro, esotérico, el del espíritu o del fuego. San Justino y
San Ireneo lo llaman la iluminación. Es el bautismo de luz de los masones.
Sin embargo, el famoso mito del Graal tiene su origen en esta alegoría.
Nadie ignora que, en la antigua leyenda germánica, Titurel eleva un templo al Santo
Graal en Montsalvat, y confía su custodia a 12 caballeros templarios.
Los 12 custodios recuerdan los 12 signos del Zodíaco que recorre el Sol, arquetipo
del fuego vivo.
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LA ALQUIMIA SEGÚN FULCANELLI
El Graal es el más alto misterio de la Caballería mística y de la masonería. Es el
velo del Fuego Creador, el Deus absconditus en la palabra INRI, grabada sobre la
cabeza de Jesús en la Cruz. (IGNE NATURA RENOVATUR INTEGRA)
Y ese Dios Fuego, ese Dios Amor se encarna eternamente en cada ser, ya que todo en
el Universo, tiene su chispa vital. Es el Cordero Inmolado desde el comienzo del
mundo, que la Iglesia Católica ofrece a sus fieles bajo las especies de la
Eucaristía conservada en el copón como el Sacramento de Amor.
El Pan y el Vino del sacrificio místico es el espíritu o el fuego en la materia
que, por su unión, producen la vida. He aquí por qué los manuales iniciáticos
cristianos, llamados Evangelios, hacen decir alegóricamente a Cristo: Yo soy la
Vida, soy el Pan vivo; he venido a prender fuego en las cosas.
Esta creencia universal en la caída del primer hombre iba, además, acompañada de la
esperanza de un MEDIADOR, personaje extraordinario que debía llevar la salvación a
los hombres y reconciliarlos con Dios.
Adamus, nombre latino de Adán, significa hecho de tierra roja. Es el primer ser de
naturaleza, el único entre las criaturas humanas que ha sido dotado con las dos
naturalezas del andrógino.
Así está el gran símbolo de la Luz manifestada que se indica por la letra griega C.
La cruz de San Andrés es el número completo de la Obra, pues la Unidad, las Dos
naturalezas, los Tres principios y los Cuatro elementos dan la doble quintaesencia,
las dos V, fundidas en la cifra romana del número diez (X).
Es la traducción del fuego celeste o del fuego terrestre, del fuego potencial o
virtual que compone o disgrega, engendra o mata, vivifica o desorganiza. Hijo del
Sol que lo genera, servidor del hombre que lo libera, el fuego divino, caído,
decadente, aprisionado en la materia, determina su evolución y dirige su redención,
es Jesús en su Cruz, imagen de la irradiación ígnea, luminosa y espiritual
encarnada en todas las cosas. Es el Agnus Dei inmolado desde el comienzo del mundo
y es, también, el Agni, dios védico del fuego.
Quienes reciben así al espíritu celeste del fuego sagrado, que lo llevan en sí y
son marcados por su signo son los elegidos, discípulos de Elías e hijos de Helios,
modernos cruzados.
¿Cuántos saben más que el asno que vió nacer, en Belén, al humilde Niño Dios, que
lo transportó en triunfo a Jerusalén y que recibió, como recuerdo, del Rey de
Reyes, la magnífica Cruz Negra que lleva en el espinazo?
Se trata del crisol, matraz de tierra.
Las catedrales góticas tienen su fachada construída según las líneas esenciales del
símbolo alquímico del Espíritu, y su plano, calcado de la huella de la cruz
redentora.
Ella sola permite a quién posee su sentido, abrir la puerta del jardín cerrado de
las Hespérides y tomar sin miedo para su salvación, la Rosa del Adeptado.
Es, en primer lugar, la varilla que Mercurio lanza contra la culebra y la serpiente
(Rea y Júpiter), y a cuyo alrededor se enroscan originando el caduceo, emblema de
paz y reconciliación. La leyenda cuenta que el Caduceo lo obtuvo Mercurio a cambio
de una Lira.
Es el signo de la unión y de la concordia, que es preciso saber realizar entre el
fuego y el agua. Superpuestos los dos triángulos: el del Agua y el del Fuego, se
forma la Stella (Compo Stella), el sello de Salomón (Sol-Om-On), la unión del cielo
y de la tierra.
Ése es el ojo solar, que los egipcios llamaban Udjad. Figura también entre los
emblemas masónicos, rodeado de una gloria en el centro de un triángulo. Este
símbolo ofrece el mismo significado que la letra G, séptima del alfabeto, que
figura en medio del pentagrama flameante.
Y si Basilio Valentín da a éste el sobrenombre de Peregrinus es porque debe
atravesar 6 ciudades celestes antes de llegar a fijar su residencia en la séptima.
Por lo demás, basta con recordar que la palabra francesa FOU (loco) procede del
Latín Follis, soplillo para el fuego, para evocar la idea del soplador.
Por fin, el mercurio, llamado loco de la gran obra ve confirmado su significado en
la PRIMERA lámina del Tarot, llamada el loco o el alquimista.
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LA ALQUIMIA SEGÚN FULCANELLI
Y cuando Jesús salía del agua, Juan vió de pronto entreabrirse los cielos y
descender sobre él el Espíritu Santo en forma de paloma.
El misterio de la Palabra perdida o verbum dimissum, que nuestro Adepto lo ha
recibido de sus predecesores, nos lo transmite bajo el velo del símbolo.
(la letra H) también es el centro y el corazón de uno de los monogramas de Cristo:
IHS, abreviatura de Iesus Hominum Salvator. Igualmente, los masones medievales
empleaban este signo para designar las dos columnas del templo de Salomón: Jakin y
Bohas. Finalmente, es la indicación del primer peldaño de la escalera de los
Sabios, del conocimiento del agente hermético, promotor misterioso de las
transformaciones de la naturaleza mineral y la del secreto reencontrado de la
Palabra perdida
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