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DEL
Los modelos más representativos de la exposición Cerro de los Santos
Por Irene Seco
SALA 2
Domingos de octubre, 2008
a las 12:30
Duración 30 minutos
Asistencia libre y gratuita
DAMA OFERENTE DEL CERRO DE LOS SANTOS
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MODELO DEL MES DE OCTUBRE
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DAMA OFERENTE DEL CERRO DE LOS SANTOS
Dos son las materias primas funda- de los zoelas, buenísimo para hacer redes
mentales de la indumentaria ibérica: el lino de caza: ése es un pueblo de Gallaecia y
y la lana. Los autores grecolatinos, como vive cerca del Océano”2.
Heródoto (7,165), Diodoro (11,1) o Avieno
(613)1, especifican que el atuendo ibérico Aunque la iconografía es parca a este
era mucho más elaborado y suntuoso respecto, los datos arqueológicos indican
que el de los pueblos celtíberos del inte- que, como señala Carmen Alfaro3, el cul-
rior, y hacen referencia a la excelente cali- tivo de las plantas de lino, su preparación
dad de los textiles de lino ibéricos. En y su hilado llenaban gran parte del tiempo
palabras de Plinio el Viejo: de las mujeres ibéricas. En los yacimien-
tos abundan las pesas de telar y los pesi-
“[…] Después de éstos, la Hispania llos de huso o fusayolas, y en algunos
Citerior tiene un lino blanquísimo, debido lugares, como por ejemplo la tumba 200
a las especiales propiedades de un de la necrópolis de El Cigarralejo, se han
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MODELO DEL MES DE OCTUBRE
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DAMA OFERENTE DEL CERRO DE LOS SANTOS
mal en la mayoría de los casos, algunos “Los tonos de color en las lanas son
ejemplos excepcionales, como la Dama muchos, hasta el punto de que incluso
de Baza, nos ofrecen una instantánea pri- faltan nombres para designar las que lla-
vilegiada del abundante uso del color en man “lanas naturales”, muy variadas.
la indumentaria ibérica. Hispania tiene las más notables ovejas de
vellón negro; […] Asia, las de vellón rojizo,
No hay tampoco que olvidar que a a las que llaman “eritreas”, y lo mismo la
veces los colores naturales de las propias Bética […] La de Histria y Liburnia, que es
materias primas se aprovechaban en las más bien pelo que lana, no es apropiada
prendas; es el caso, concretamente, de la para las prendas que se cardan, y tampo-
lana. Aunque todos los fragmentos texti- co la de Salacia, en Lusitania, apropiada
les ibéricos que se han hallado hasta la para el paño de cuadros”5.
Alforjas de la comarca zamorana de Sayago, confeccionadas con lana burda en su color natural,
pardo oscuro y crudo. Museo del Traje - CIPE, CE020011, primera mitad del siglo XX. (Foto: MT-
CIPE).
fecha son de lino, nos consta por autores Resulta interesante comprobar que la
como Plinio o Marcial que en esta época combinación de lana de color crudo y
se confeccionaban en la Península pren- lana oscura de oveja negra ha seguido
das de lana4, y destacaban de forma utilizándose en indumentaria popular
especial los mantos de lana oscura. prácticamente hasta nuestros días.
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DAMA OFERENTE DEL CERRO DE LOS SANTOS
Así, aunque las piezas son de distintos tan el vaso en la cadera. Dentro de este
momentos, lo único que podemos decir grupo podemos incluir además las cabe-
con certeza es que, como conjunto gene- zas masculinas de piedra, muy influidas
ral, pueden fecharse aproximadamente ya por corrientes helenístico-romanas.
entre el año 550 y el 100 a. C.
En segundo lugar, encontramos
Los materiales votivos del yacimiento pequeñas figuras humanas realizadas en
son variados, y pueden dividirse en distin- piedra, y en algunos casos en bronce.
tos grupos. En primer lugar, hay figuras Estas figurillas son extremadamente
humanas de gran tamaño esculpidas en esquemáticas y emplean un lenguaje for-
piedra, como la que aquí nos ocupa. Se mal muy geométrico, en el que predomi-
trata de figuras rígidas, generalmente de nan prismas y cilindros. Aun así, las vesti-
pie, que sujetan vasos de ofrenda. La mentas suelen estar indicadas, e incluso a
mayoría son femeninas y llevan el vaso a veces se tallan los tocados. Exvotos muy
la altura de la cintura, aunque hay también parecidos se han encontrado en otros
algunas esculturas masculinas, que suje- yacimientos ibéricos, como Torrebenzalá,
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DAMA OFERENTE DEL CERRO DE LOS SANTOS
Tras este panorama del yacimiento y cas superpuestas. Esta túnica concreta
sus materiales, pasemos ya a observar está plisada, pero sólo en la parte inferior,
cómo va vestida la escultura femenina y mantiene lisa la zona del tronco. No
objeto de nuestra charla, a la que el podemos saber cuál era la longitud de la
Museo Arqueológico Nacional ha dado el manga pues el manto oculta los brazos,
número 7599. pero sí podemos apreciar la morfología en
pico del escote. Tampoco la cintura
La talla, que mide 35 centímetros de queda a la vista, pues las manos y el vaso
altura, fue adquirida para el Museo en la de ofrendas están tallados a esa altura,
década de 1870, y perteneció original- pero es posible que una túnica de este
mente a la colección de Vicente Juan y modelo se ajustara con un cinturón. Las
Amat o bien a la de José Ignacio Miró, túnicas plisadas o de pliegues no son las
que incluía la mayor parte de los objetos más abundantes en la iconografía ibérica,
excavados en el santuario que habían en la que predominan las lisas; tampoco
quedado en poder de los propietarios del el escote de pico es excesivamente habi-
terreno. tual. Además, el tipo de plegado de nues-
tra pieza no es recto, sino diagonal; es lo
Antes de nada, hay que resaltar que las que María Luisa de la Bandera ha definido
esculturas de este tipo no aspiran a repro- como “túnica de bandas inclinadas”8.
ducir de forma rigurosa y naturalista los
elementos físicos mediante la talla de la Esta clase de túnica sólo se da, hasta
piedra, sino que su objetivo principal es donde sabemos, en la zona andaluza y en
servir como exvoto; como señala el propio Cerro de los Santos, aunque en
Mercedes Prada7, representan “la presen- otras regiones sí hay mantos con pliegues
cia del individuo frente a la divinidad, la
diagonales. Nuestra figura lleva, así pues,
ofrenda que ese individuo hace a su dios”.
una prenda habitual en la indumentaria
Por ello, la manera de esculpir las prendas
ibérica, pero con un modelo concreto que
es esquemática y está sujeta a convencio-
posiblemente fue bastante original en su
nalismos; aun así, se puede extraer mucha
momento. Se ha pensado que el escote
información de su análisis pausado.
de pico pudiera ser de tradición puramen-
La prenda que cubre el cuerpo de la te indígena; el plisado, por su parte,
dama oferente es probablemente una podría remontar sus raíces más antiguas
túnica, como suele ser habitual en la plás- al mundo oriental, aunque para los
tica ibérica y en la pintura vascular. A momentos que nos ocupan estaba tam-
veces se llevaba una, pero en otras oca- bién presente en el área griega. No hay
siones se colocaban dos y hasta tres túni- tampoco por qué asumir que este tipo de
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MODELO DEL MES DE OCTUBRE
acabado tuviera una sola fuente de origen por sus características puede producir
y una sola línea de expansión; sea como fácilmente pliegues como los que obser-
fuere, lo que es evidente es que el mundo vamos en la escultura.
ibérico utilizó distintos tipos de plegados,
siendo el de nuestra escultura uno de los Los mantos, con sus distintas varian-
menos usuales. tes, estuvieron extendidos por todo el
mundo ibérico. Los había cuadrangulares
La segunda prenda con la que se viste como éste, pero también semicirculares,
la pieza es un largo manto, que lleva colo- con capucha, y hasta con mangas. Los
cado sobre la cabeza y cae por los lados mantos más frecuentes en la zona del
hasta el borde inferior de la túnica. Como Cerro de los Santos van sujetos al talle o
ya ocurría con la túnica, el manto es otra bien son semicirculares y abiertos, aunque
de las piezas clave del traje femenino ibé- también los hay cuadrangulares como el
rico. A veces se lleva cerrado a la altura del que lleva nuestra escultura. El manto, por
pecho, y en otras ocasiones, como aquí, otra parte, fue prenda corriente en todo el
queda abierto, permitiendo así ver las Mediterráneo durante la época en que la
prendas que se visten debajo. No siempre cultura ibérica se desarrolló en la
se lleva echado sobre la cabeza, aunque Península; los griegos llevaban manto (el
es muy frecuente. De hecho, no está claro himation), pero también lo usaban los
en todas las ocasiones si se trata de man- etruscos, e incluso se empleaban en el
tos o de velos; hay autores que clasifican mundo púnico.
las prendas en función de su tamaño,
como María Luisa de la Bandera, y otros, De este modo, la estatua votiva que
según su presumible grosor, como estamos examinando lleva una túnica
Nicolini. En nuestro caso vemos una pieza relativamente poco frecuente en el
considerablemente grande, realizada con ambiente ibérico, y un manto de tipología
un tejido que no parece sutil, por lo que más habitual, que se inscribe además en
optaremos por calificarla como manto, modelos generales de indumentaria medi-
aunque no podamos descartar que se tra- terránea antigua.
tara de un velo grueso.
Es difícil precisar la forma en que esta
Un manto de este tipo tenía forma cua- escultura remataba la zona superior de la
drangular y se confeccionaba con una o cabeza, pues esa parte se ha perdido.
varias piezas de tejido. Aunque no se pue- Sabemos por otras representaciones que
den excluir otros materiales, es probable el peinado y los tocados poseían gran
que el textil preferido fuera el paño, que importancia dentro del atuendo ibérico,
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DAMA OFERENTE DEL CERRO DE LOS SANTOS
Gran dama oferente del Cerro de los Dama sedente del santuario del Cerro de los
Santos, adornada con profusión de arraca- Santos, tocada con una gran cofia semicircu-
das, anillos y collares. Museo Arqueológico lar. Museo Arqueológico Nacional. (Foto:
Nacional. (Foto: Ministerio de Cultura). Ministerio de Cultura).
así como la joyería, que en algunos casos Por último, como se ha dicho ya, el
era riquísima. Había quien llevaba el cabe- tocado era un elemento fundamental de la
llo corto, pero lo más habitual era llevarlo indumentaria ibérica; se han documenta-
largo, para recogerlo con trenzas, tirabu- do diademas, cofias, mitras altas y bajas,
zones o rodetes. Además de peinar sus y también turbantes. Es posible que nues-
propios cabellos, hay quien cree que las tra escultura estuviera tocada con una
damas ibéricas podían utilizar postizos, mitra o con un elemento tipo peineta que
tanto de pelo natural como de pasamane- levantara el manto; esta forma de cubrirse
ría. En el área geográfica en la que se es usual en toda la zona levantina, y está
puede inscribir el Cerro de los Santos, presente también en el interior, incluyendo
predominan los peinados con mechas en su área de difusión principal el yaci-
sobre la frente y la cara, los tirabuzones y
miento del Cerro de los Santos.
las trenzas, tanto solas como agrupadas.
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DAMA OFERENTE DEL CERRO DE LOS SANTOS
1 También Polibio (1, 17, 4), Tucídides (6, 2), 5 8, 73, 191. Traducción de Virgilio Bejarano en
Escilas (c3), Estrabón (3, 49) y el pseudo- Schulten, A. y Maluquer de Motes, J. (eds.) (1987):
Apolodoro (2, 1, 10). Fontes Hispaniae Antiquae VII, Barcelona.
2 19, 2, 9, 10. Traducción de Virgilio Bejarano en 6 Fontes Historiae Graecae III, 456; fragmento atri-
Schulten, A. y Maluquer de Motes, J. (eds.) (1987): buido a Éforo, historiador griego del siglo IV a. C.
Fontes Hispaniae Antiquae VII, Barcelona. 7 PRADA JUNQUERA (1979, 27).
8 BANDERA (1977, 265).
3 ALFARO GINER (1997, 206). 9 IZQUIERDO (2001, 299).
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BANDERA, M. L. de la (1977): “El atuendo femenino PRADA JUNQUERA, M. de (1979): “El vestido y los
ibérico (I)”, Habis 8, 253-297. adornos en el mundo ibérico. La indumentaria en los
exvotos ibéricos de “El Cigarralejo”. Primera parte: los
BANDERA, M. L. de la (1978): “El atuendo femenino exvotos femeninos”, Boletín de la Asociación de
ibérico (II)”, Habis 9, 401-440. Amigos de la Arqueología 11-12, 27-51.
CASTELO RUANO, R. (1993): “El templo situado en el PRADA JUNQUERA, M. de (1981): “El vestido y los
Cerro de los Santos, Montealegre del Castillo, adornos en el mundo ibérico. La indumentaria en los
Albacete”, Verdolay, 5, 79-87. exvotos ibéricos de “El Cigarralejo”. Segunda parte: los
exvotos masculinos”, Boletín de la Asociación de
CASTRO, Z. (1983-1984): “Notas sobre la problemática
Amigos de la Arqueología 13, 31-39.
del tejido en la Península Ibérica”, Kalathos 3-4, 95-110.
RAMALLO ASENSIO, S. F., NOGUERA CELDRÁN, J.
CHAPA, T. (1983): “Primeros resultados de las excava-
M. y BROTONS YAGÜE, F. (1998): “El Cerro de los
ciones en el Cerro de los Santos (Montealegre del
Santos y la monumentalización de los santuarios ibéri-
Castillo, Albacete). Campañas de 1977-1981”, VV. AA:
cos tardíos”, Revista de Estudios Ibéricos 3, 11-69.
Actas del XVI Congreso Nacional de Arqueología,
(Murcia, Cartagena, 1982), Zaragoza, 643-653.
RAFEL, N., BLASCO, N. y SALES, J. (1994): “Un taller
CHAPA, T. (1984): “El Cerro de los Santos (Albacete). ibérico de tratamiento del lino en el Coll del Moro de
Gandesa (Tarragona)”, Trabajos de Prehistoria 54.2,
Excavaciones de 1977 a 1981”, Al-Basit, 15, 109-126.
121-136.
COSGRAVE, B. (2005): Historia de la moda. Desde RUANO, E. (1987): La escultura humana de piedra en el
Egipto hasta nuestros días, Barcelona. mundo ibérico, vol. III, Madrid, 344-345, lám. XXXVI.
FERNÁNDEZ DE AVILÉS, A. (1966): Cerro de los Santos RUIZ, A. y MOLINOS, M. (1993): Los Iberos. Análisis
(Montealegre del Castillo, Albacete), Excavaciones arqueológico de un proceso histórico, Barcelona.
Arqueológicas en España 55, Madrid.
RUIZ BREMÓN, M. (1989): Los exvotos del santuario
IZQUIERDO, I. (2001): “La trama del tejido y el vestido
del Cerro de los Santos (Montealegre del Castillo,
femenino en la cultura ibérica”, Marín, M. (ed.): Tejer y Albacete), Albacete.
vestir: de la Antigüedad al Islam, Madrid, 287-311.
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DAMA OFERENTE DEL CERRO DE LOS SANTOS
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MODELO DEL MES DE OCTUBRE
En estas breves conferencias, que tendrán lugar en las salas de exposición, se analiza-
rá e interpretará un modelo de especial importancia entre los expuestos. A los asisten-
tes se les entregará gratuitamente un cuadernillo con el contenido de la conferencia.
SEPTIEMBRE: Interiores.
Mercedes Pasalodos Salgado.
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MUSEO DEL TRAJE. CIPE
Avda. Juan de Herrera, 2. Madrid, 28040
Teléfono: 915504700. Fax: 915446970
Departamento de difusión: [email protected]
http://museodeltraje.mcu.es
2008
s. XIV
DEL
Los modelos más representativos de la Exposición Por Amalia Descalzo
Domingos de enero
a las 12:30 horas
Duración 30 minutos
Asistencia libre y gratuita
AJUAR FUNERARIO DE DOÑA TERESA GIL
La vitrina Tesoros del Pasado muestra el ajuar funerario de Dña. Teresa Gil, infanta por-
tuguesa que pasó gran parte de su vida en Valladolid y fue fundadora del monasterio del
Sancti Spiritus el Real de Toro, Zamora. El ajuar, compuesto de camisa, brial, guantes y
velo, es excepcional. Hasta la fecha son las únicas piezas de indumentaria femenina del
siglo XIV que se conservan en España.
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MODELO DEL MES DE ENERO
Miniatura del "Decreto de Graciano". España, ca.1300 Jaqueta de Charles de Blois, ca. 1364.
Biblioteca Británica. Londres. Museo del Tejido y Artes Decorativas. Lyon.
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AJUAR FUNERARIO DE DOÑA TERESA GIL
En cuanto a la materia prima para realizar estos vestidos, tenemos que tener en
cuenta la importancia de las manufacturas sederas del sur de España, instauradas por
los árabes que habían llegado a nuestro país en el 711, provenientes del Califato de
Damasco, y que se establecieron en España, en un principio, como emirato dependien-
te de aquel. Estos árabes traen a España la industria del algodón y de la seda, que, junto
con el lino y la lana de gran calidad ya existentes en nuestro país, colocaron a este a la
cabeza de la industria textil europea. Los tejidos que se crean en España en este perío-
do responden a las características técnicas y decorativas de los que producían los per-
sas sasánidas, tejidos que llegaron a ser los más importantes del mundo en su momen-
to y los de más compleja ejecución. Es característica de ellos una decoración basada en
la figura humana y animal inscrita en dobles círculos perlados con líneas curvilíneas tra-
bajados con una perfecta ejecución. La evolución continúa durante todo el periodo que
abarca cronológicamente el Califato de Córdoba, los Reinos de Taifas y la etapa almo-
rávide. Cuando, llamados por los almorávides, llegan a España los almohades, pueblo
fundamentalista del norte de África, los tejidos hispanomusulmanes sufren un cambio
radical: desaparecen de los mismos toda figuración de seres vivos, los motivos vegeta-
les y florales y la línea curva de las composiciones. Además eliminan el uso de metales
preciosos, por considerarlo demasiado ostentoso, y sustituyen el oro por la seda amari-
lla, que crea la misma sensación visual. La decoración se basa en el concepto de horror
vacui y una compartimentación total de la superficie con líneas rectas que crean redes
cuadradas o rectangulares, cuyo interior se rellena completamente con motivos geomé-
tricos estrellados que se repiten indefinidamente; cambian sólo los colores de los ele-
mentos. Esta misma distribución espacial de la decoración se puede apreciar en las
lacerías que decoran las paredes de la Alhambra, en su cerámica, en sus botes de már-
fil y en las alfombras de este período.
Durante todo este período de la Edad Media, estos árabes trabajaron no sólo
en tejidos para uso propio sino también para encargos de cristianos que se lo podían
permitir. Una muestra de los más valiosos es la constituida por los que se conservan en
Las Huelgas1.
Camisa. En tafetán de lino en su color, es larga y con forma acampanada. Presenta una
abertura delantera hasta la altura del pecho, no lleva corte en la cintura, y cuerpo y falda
van cortados en una pieza. El vuelo se amplía con dos grandes nesgas cosidas en los
costados que parten de las sisas de las mangas, que son largas, con forma en la parte
interior y ceñidas al antebrazo con puños con pequeña abertura.
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MODELO DEL MES DE ENERO
Brial. En tafetán de seda de color azul, es largo, lleva cuello a la caja y abertura en el
delantero hasta la altura del pecho, no tiene costura en la cintura, y cuerpo y falda van
cortados en una pieza. El vuelo de la falda se amplía con grandes nesgas. La manga es
larga, con forma en la parte interior y se adapta al antebrazo hasta estrecharse en las
muñecas. Esta prenda está totalmente guateada con
fibras de relleno de lana y algodón y va forrada con
tafetán de lino en su color. Aprovechando la unión de
los tejidos para formar el guateado, mediante pespun-
tes, se han creado motivos decorativos en líneas ver-
ticales a lo largo de la prenda; en los puños de las
mangas esas costuras forman hojas. Las aberturas del
cuello y los puños se cierran con ojales y pequeños
botones del mismo tejido.
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AJUAR FUNERARIO DE DOÑA TERESA GIL
Velo (arriba) y detalle (abajo) del velo de Dña. Teresa Gil, 1307.
Monasterio de Sacti Spiritus el Real de Toro. Zamora.
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MODELO DEL MES DE ENERO
Desconocemos el alfayate o sastre que confeccionó el ajuar funerario de Dña. Teresa Gil.
Teniendo en cuenta que ella vivió en Valladolid hasta los últimos días de su vida, pode-
mos suponer que el artífice que lo realizó trabajara en esa ciudad. En cuanto al tejido de
seda, lo lógico es pensar que procediera de la industria sedera del sur del país. Respecto
a la fecha de ejecución, datamos las prendas en 1307, año en el que falleció y fue ente-
rrada la propietaria.
El personaje al que pertenecieron las prendas que aquí se exponen fue Dña. Teresa Gil.
Desconocemos el lugar y la fecha de su nacimiento, así como sus primeros años de
vida, pero la documentación que ha llegado hasta nosotros nos informa del origen por-
tugués de Dña. Teresa y de sus existencia en la segunda mitad del siglo XIII y la prime-
ra década del siglo XIV. Relacionada con la casa real de Portugal, en la época de D.
Dionis, y la de Castilla, en la época de D. Sancho IV y Fernando IV, ocupó un lugar des-
tacado entre la clase noble de aquel tiempo, y su situación privilegiada le permitió acu-
mular una gran hacienda.
Dña. Teresa vivió la mayor parte de su vida en Valladolid, como confirman varios
documentos reales. El primero data de septiembre de 1276, y en él el infante D. Sancho
(futuro Sancho IV) ordena a los alcaldes de Sabugal (Portugal) que acudan con los
"maravedis de la martiniega e con el portadgo e con los derechos de la nuestra villa en
nuestro término a donna Teresa Gil", como lo había de haber el rey su padre "et como
lo tenie d'él en tierra el infant don Pedro mío hermano". Años más tarde, en febrero de
1283, el infante D. Sancho vuelve a ordenar a los recaudadores de los pechos de la
merindad del infantazgo de Valladolid que acudan con los correspondientes pechos y
derechos reales de los lugares de Arroyo y Zaratán, a Dña. Teresa Gil, salvo moneda
forera. El último documento, datado en 1305, está realizado en Medina del Campo, y en
él es don Fernando IV el que ordena a los recaudadores remitir los pechos de Zaratán y
Arroyo a Dña. Teresa Gil, tal y como habían sido concedidos por su padre, lo que, al
parecer, no había sido respetado. En este mismo documento, el Rey refiere la interven-
ción de los reyes de Portugal D. Dionis y Dña. Isabel para interceder en favor de Dña.
Teresa2.
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AJUAR FUNERARIO DE DOÑA TERESA GIL
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MODELO DEL MES DE ENERO
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AJUAR FUNERARIO DE DOÑA TERESA GIL
Botonadura (detalle)
del brial de Dña. Teresa
Gil,1307. Monasterio de
Sancti Spiritus de Toro.
Zamora.
Otro aspecto que hemos de tener en cuenta en este brial es que va totalmen-
te guateado4 con fibras de relleno de lana y algodón y forrado con tafetán de lino en su
color. Forrar las prendas en invierno con pieles de diferentes clases es una práctica usual
en todo el período románico. En el siglo XIV son numerosas las referencias en los docu-
mentos de la época al hecho de forrar las prendas con algodón, lana e incluso plumas.
Esta práctica fue importante para conseguir prendas muy armadas que modelaran la
silueta de acuerdo a los ideales estéticos del momento. Prueba de ello fueron la jaque-
ta y el jubón, que aparecen por primera vez en la historia de la indumentaria en la segun-
da mitad del siglo XIV.
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PIEZA DEL MES DE ENERO
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AJUAR FUNERARIO DE DOÑA TERESA GIL
Como comentábamos antes, en el siglo XIV el modo de vestir era bastante semejante
en toda Europa. Durante la primera mitad los nombres de los vestidos y las tipologías
son en gran parte los mismos que estaban en uso en el siglo XIII.
Miniatura de la "Haggadah
Dorada". Barcelona, ca. 1320.
Biblioteca Británica. Londres.
Las piezas que componen el vestuario con el que fue enterrado Dña. Teresa Gil
son típicas de los guardarropas femeninos de las primeras décadas del siglo XIV. Sobre
el cuerpo desnudo, la primera prenda que se vestía era la camisa blanca y sobre ella,
una saya o brial, que durante este siglo, al igual que en el anterior, siguió siendo un ves-
tido rico, muy largo y sólo de mujer. Tan sólo el brial, por sobrepasar en altura la medi-
da de la usuaria y el lujoso tejido empleado en su confección, nos informa que pertene-
ció a una persona de posición social privilegiada. Efectivamente, la largura de la prenda
era privativa de un alto nivel social, subrayaba la dignidad del usuario y era propia, ade-
más, de los vestidos destinados a las ocasiones más protocolarias.
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PIEZA DEL MES DE ENERO
NOTAS:
1.- Debo estas líneas sobre los tejidos hispanomusulmanes a mi amiga y compañera Lucina Llorente, Historiadora
del Arte y especialista en tejidos, materiales y técnicas.
2.- Galindo Romero, Pascual. "Catálogo del Archivo del Monasterio de Sancti Spiritus de Toro" en Archivos Leoneses:
revista de estudios y documentación de los Reinos Hispano-Occidentales, enero-diciembre, 1976, nº 59-60, p-209.
3.- Archivo del Monasterio del Sancti Spiritus de Toro. Testamento de Dña. Teresa Gil. Doc. Nº 58.
4.- F. Castany Saladrigas, en su Diccionario de Tejidos, define la voz “guata” etimológicamente germánica, en alemán
watte, que significa forro. La guata es fibra cardada generalmente muy corta o incluso desperdicios engomada por las
dos caras a fin de inferirle una ligera consistencia que se utiliza como materia de relleno en ciertas confecciones.
5.- Esta información se la debo a mi amiga Cristina Partearroyo, especialista en tejidos hispanomusulmanes y direc-
tora del Museo Valencia de D. Juan.
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AJUAR FUNERARIO DE DOÑA TERESA GIL
BIBLIOGRAFÍA
Archivo del Monasterio del Sancti Spiritus de Toro. Testamento de Dña. Teresa Gil. Doc. Nº 58.
Bernis Madrazo, Carmen. Indumentaria medieval española, Madrid, Instituto Diego Velázquez, Consejo Superior de
Investigaciones Científicas, 1956.
Casas y Ruiz del Árbol, F. El Real Monasterio de Sancti Spiritu. Zamora, 1950.
Descalzo Lorenzo, Amalia. "El vestido entre 1170 y 1340 en el Panteón Real de las Huelgas" en Vestiduras Ricas. El
Monasterio de las Huelgas y su época 1170-1340. Madrid, Patrimonio Nacional, Palacio Real de Madrid, del 16 de
marzo al 19 de junio de 2005.
Galindo Romero, Pascual. "Catálogo del Archivo del Monasterio de Sancti Spiritus de Toro" en Archivos Leoneses:
revista de estudios y documentación de los Reinos Hispano-Occidentales, enero-diciembre, 1976, nº 59-60, p-209.
Scott, Margaret. Medieval Dress and Fashion. London, The British Library, [2007].
VV.AA. Medieval Clothing and Textiles. Edited by Robin Netherton, Gale R. Owen-Crocker. [Woodbridge]: The Boydell
Press, [2006]
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PIEZA DEL MES DE ENERO
En estas breves conferencias, que tendrán lugar en las salas de exposición, se analiza-
rá e interpretará un modelo de especial importancia entre los expuestos. A los asisten-
tes se les entregará gratuitamente un cuadernillo con el contenido de la conferencia.
SEPTIEMBRE: Interiores.
Mercedes Pasalodos Salgado.
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JUNIO
MODELO MES
DEL
2016
Corrección de estilo
Ana Guerrero
Maquetación
Amparo García
Ricas casacas bordadas con precisión y estrangeros…, escrita por Juan de Albayzeta1
delicadeza con multitud de colores, lujosas y publicada, en Zaragoza, en 1720.
chupas adornadas con hilos de plata, prendas Esta obra está considerada como
de formas definidas que marcan siluetas el último manual de sastrería de la serie de
rígidas, encorsetadas, nos reciben en la sala “tratados de geometría aplicada al oficio
“Ilustración y casticismo” y desde sus vitrinas de los sastres” que se inició en 1580 con la
nos recrean el modo de vestir de las clases publicación, en Madrid, del primer tratado
privilegiadas a lo largo del siglo XVIII. de sastrería conocido, escrito por Juan de
Frente a una de ellas, cuatro grandes Alcega. Estos manuales fueron editados
paneles nos presentan una serie de figuras, en España y difundidos por las principales
aparentemente geométricas, desplegadas ciudades europeas durante los siglos XVI y
sobre un plano rectangular, como un puzle XVII. La publicación de los tratados de sastrería
imposible. Los títulos nos remiten a términos está íntimamente ligada a la progresiva
de prendas, algunos de los cuales aún se implantación de las corrientes humanistas
siguen utilizando: “chupa y calzón de usar, llegadas a España durante el reinado de Carlos
lleva bbm, paño, ancho bb; casaca de muger, I, que contribuyeron a la sistematización de las
a flores, lleva Vm, ancho qqq.; calzón, ropilla y artes y oficios, con la aplicación de métodos
mangas a flores…”. científicos y técnicos.
Estas reproducciones pertenecen a ¿Qué significó la publicación de
la publicación conservada en la Biblioteca estos tratados en su momento?, ¿cuál es el
del Museo del Traje: Geometria y trazas valor histórico y documental actualmente?,
pertenecientes al oficio de sastres donde se ¿qué información nos proporcionan para el
contiene el modo, y orden de cortar todo estudio histórico de la indumentaria? Los
genero de vestidos españoles, y algunos autores afirman en el prólogo que uno de sus
3
MODELO DEL MES DE JUNIO
objetivos era facilitar la formación de oficiales promulgación del Decreto de Nueva Planta de
para el ejercicio del oficio y obtener el título los Reinos de Aragón y Valencia en 1707, por
de maestro. Esta afirmación nos permite los que Aragón perdía sus fueros y privilegios,
estudiar la regulación del trabajo del sastre dejaba de existir como Reino y se uniformaba
y proporciona la información precisa sobre con las leyes y gobierno de Castilla.
los exámenes a los que se sometían los La llegada de Felipe V y su instalación en
aspirantes. Madrid contribuyó a la progresiva introducción
A nivel técnico, estos tratados de las modas francesas en la corte española,
permitían conocer cómo disponer las piezas unas modas que, tras el reinado de Luis
que formaban el patrón de la prenda sobre XIV, se habían constituido como punto de
la tela para aprovechar al máximo el tejido. referencia en cuanto a elegancia y estilo.
Igualmente, solucionaba los problemas que Hasta entonces, la moda “a la española” había
tenían a la hora de pedir la cantidad de tela dominado con su estilo aparentemente sobrio
necesaria y justificar su uso ante el cliente. y rígido y había sido imitado en toda Europa. Su
Generalmente este aportaba la tela y el alto
tradicional traje masculino negro, compuesto
valor de los tejidos provocaba la desconfianza
de jubón, ropilla y calzones, adornado con la
sobre el uso que el sastre hacía de la misma.
golilla se mantiene sobre todo para los actos
También son destacables los consejos
oficiales y la sociedad española se resistió a
sobre cómo aplicar la medida adecuada para
la introducción de los cambios recién llegados
cada tipo de tejido y para cada prenda y los
de la corte francesa.
tratamientos previos, como el abatanado o el
tundido, antes de cortar la tela para evitar que
la prenda encogiera cuando era lavada.
Desde el punto de vista documental
estos tratados proporcionan una información
muy valiosa: la circulación de los mismos
entre los sastres favoreció la normalización de
la hechura de las prendas, ya que las siluetas
y los cortes perduran durante décadas. El
estudio cronológico de los manuales permite
trazar tanto la evolución de los trajes y los
tejidos empleados como la de la denominación
de cada prenda y la del uso de las mismas
desde el siglo XVI hasta el XVIII.
La obra del aragonés Juan de
Albayzeta se publica en 1720, cuando ya
llevaba veinte años en el trono Felipe V, el primer
rey Borbón en España. Los primeros años
de su reinado estuvieron condicionados por
la Guerra de Sucesión (1701-1713), durante
la cual la Corona de Aragón se posicionó
mayoritariamente a favor del Archiduque
Carlos de Habsburgo. Consecuencia del Fig. 3: Felipe V, 1701, por Hyacinthe Rigaud.
apoyo del reino aragonés al Archiduque fue la Palacio de Versalles
4
GEOMETRIA Y TRAZAS PERTENECIENTES AL OFICIO DE SASTRE POR JUAN DE ALBAYZETA (1720)
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MODELO DEL MES DE JUNIO
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GEOMETRIA Y TRAZAS PERTENECIENTES AL OFICIO DE SASTRE POR JUAN DE ALBAYZETA (1720)
Fig. 7: Cubierta, guardas y lomo del ejemplar de la Biblioteca del Museo del Traje, Madrid
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MODELO DEL MES DE JUNIO
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GEOMETRIA Y TRAZAS PERTENECIENTES AL OFICIO DE SASTRE POR JUAN DE ALBAYZETA (1720)
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MODELO DEL MES DE JUNIO
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GEOMETRIA Y TRAZAS PERTENECIENTES AL OFICIO DE SASTRE POR JUAN DE ALBAYZETA (1720)
que Dios sea bendito, y poniéndome un pedazo “Hay entre el obrador taller y tienda la misma
de paño en las manos, me preguntó: «Señor, diferencia sensible, que se halla entre el
¿habría en esto paño harto para hacerme una artífice y el operario. Todo trabajo, por mayor,
caperuza?». Yo, tanteando el paño, le respondí que requiere invectiva, inteligencia y reflexión
que sí; él debióse de imaginar, a lo que yo es sin duda arte, y se executa en el taller…
imagino, e imaginé bien, que sin duda yo le el dibuxante, el tintorero, el iluminador, &c.,
quería hurtar alguna parte del paño, fundándose tienen taller ahora, toda operación puramente
en su malicia y en la mala opinión de los sastres, mecánica, en que basta la práctica no es más
y replicóme que mirase si habría para dos. que oficio, y así el texedor, el sastre, el zapatero,
Adivinéle el pensamiento y díjele que sí, y él, &c. trabajan en tienda”.
caballero en su dañada y primera intención,
fue añadiendo caperuzas, y yo añadiendo síes, La tienda del artesano está abierta y
hasta que llegamos a cinco caperuzas, y ahora expuesta a la puerta de la calle, y el sastre debe
en este punto acaba de venir por ellas: yo se las permitir el paso de los “veedores” enviados por
doy, y no me quiere pagar la hechura, antes me el gremio para comprobar regularmente que
pide que le pague o vuelva su paño. los trabajos se realizan con géneros de calidad
—¿Es todo esto así, hermano? —preguntó
Sancho.
—Sí, señor —respondió el hombre—, pero
hágale vuestra merced que muestre las cinco
caperuzas que me ha hecho.
—De buena gana —respondió el sastre.
Y sacando encontinente la mano de bajo
del herreruelo mostró en ella cinco caperuzas
puestas en las cinco cabezas de los dedos de
la mano, y dijo:
—He aquí las cinco caperuzas que este buen
hombre me pide, y en Dios y en mi conciencia
que no me ha quedado nada del paño, y yo
daré la obra a vista de veedores del oficio”12.
De la botiga al taller
El trabajo del sastre se desarrolla hasta el siglo
XVIII en la botiga o tienda. En la Enciclopedia
Fig. 11: Real Cédula de S.M., por la cual se declara
Metódica (1794), bajo el término “Obrador, que no solo el oficio de sastre es honesto y honra-
taller”, leemos: do…, 1783. Museo del Traje, Madrid
11
MODELO DEL MES DE JUNIO
Fig. 13: Vara castellana, 1847. Museo del Traje, Madrid (MT002028)
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GEOMETRIA Y TRAZAS PERTENECIENTES AL OFICIO DE SASTRE POR JUAN DE ALBAYZETA (1720)
13
MODELO DEL MES DE JUNIO
Fig. 15: Casaca de mujer, 1740. Museo del Traje, Fig. 16: Chupa, 1720-1740. Museo del Traje,
Madrid (MT001018) Madrid (MT001052)
Fig. 17: Detalle de traza “Casaca de muger”, de Geo- Fig. 18: Detalle de traza “Chupa y calzón de usar”, de
metría y trazas… de Juan de Albayzeta, 1720. Geometría y trazas…de Juan de Albayzeta, 1720. Mu-
Museo del Traje, Madrid seo del Traje, Madrid
Casaca de seda labrada en su color, bordada Chupa en brocatel de sedas policromas que
en sedas polícromas y plata sobredorada. dibujan motivos florales. Es larga hasta las
Larga hasta la cadera, abierta por delante y rodillas y ajustada al torso. Tiene cuello a la caja
con pliegues laterales que parten de un botón y manga larga con forma en el codo. En los
forrados en la misma tela. La manga, de tres faldones delanteros lleva bolsillos con grandes
cuartos con vuelta de forma triangular. Las carteras con perfiles curvos y decoradas con
costuras van decoradas con un galón de hilos botones forrados con cordoncillo dorado
metálicos y un encaje de "puntos de España" entorchado. Se cierra en el delantero.
que recorre los perfiles delanteros. Es un bello ejemplo de las chupas de
La casaca, y la basquiña (falda), fue moda de la primera mitad del siglo XVIII. La
un vestido muy común entre las mujeres chupa era una prenda masculina que se
españolas de la primera mitad del siglo XVIII. vestía sobre la camisa y debajo de la casaca.
Juan de Albayceta, en su libro de patrones de Los faldones, largos y cortados rectos en los
1720, incluye patrones de casacas femeninas
bordes delanteros, son un rasgo estructural
similares a esta. Estas casacas se cerraban en
muy significativo del periodo cronológico
el delantero con una pieza triangular llamada
indicado, así como el tejido con el que se ha
peto. Las vueltas de manga con esta forma
confeccionado.
triangular son típicas de este momento.
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GEOMETRIA Y TRAZAS PERTENECIENTES AL OFICIO DE SASTRE POR JUAN DE ALBAYZETA (1720)
NOTAS
1 Albayzeta aparece en las fuentes consultadas de formas diversas: Albayceta, Albaiceta, Albaizeta. El registro
de autoridades del Catálogo Colectivo de Patrimonio Bibliográfico adopta la forma: Albayzeta, Juan de
2 Raccolta di figure eroiche militari, ed ecclesiastiche, padiglioni, paviglioni, emblemmi, e disegni : la maggior
parte miniati. Valencia: Grial; Venezia : Fondazione Querini Stampalia,[2004]. Reproducción facsímil del ms. CI.
VIII, cod. 1 (=944), del siglo XVI, de la Fondazione Querini Stampalia
3 Geometria y traça para el oficio de los sastres: para que sepan como an de cortar qualesquier generos de
ropas, assi de seda, como de paño, tela de oro y de plata, lanilla, y rajeta batanada, y de otra qualquier tela, assi
para hombres, como para mugeres, clerigos y frayles / compuesto y traçado por Diego el Freyle, natural de la
ciudad de Granada, y vezino de la ciudad de Seuilla, examinado del dicho officio. Sevilla, 1588
4 Llibre compost per Baltazar Segovia, natural y mestre de sastre de Perpinyà ... [Manuscrit] / y copiat per Joan
Romeu y Alvertí, sastre en Santa Christina de Aro ... 1805-1806. Barcelona, Biblioteca de Catalunya, ms. 876
És una còpia de la versió impresa; al f. 1: "Y imprès per Esteve Liberós, ab llicencia y privilegi en Barcelona lo
any 1617
5 Palau y Dulcet, A.: Manual del librero hispano-americano. Madrid, Julio Ollero, 1990; p. 506. Reprod. Facs. Ed.
de: Barcelona, 1923
6 Antonio, Nicolás, (1617-1684): Título: Bibliotheca hispana nova, Madrid, Ibarra, 1783; T. 1, p. 251
7 “La Dirección … acordó dar un voto de gracias a las señoritas Carmen Gutiérrez, Francisca Vela, Nieves de
Hoyos y Jacinta García Hernandez, por los trabajos de catalogación de objetos, libros y demás, desinteresada-
mente realizados por las citadas señoritas”
15
MODELO DEL MES DE JUNIO
Bibliografía
Encyclopedia metódica: fábricas, artes y oficios. Madrid, en la Imprenta de Sancha, 1794
<https://books.google.es/books/ucm?id=uDyBQJYDqbAC&hl=es&pg=PA531#v=onepage&
q&f=false> [24 de mayo de 2016].
MENDÍA TORRES, Felisa: “Libros españoles de sastrería de los siglos XVI a XVIII”, en
Revista bibliográfica y documental, 3, 1-4, (1949), pp. 93-141.
PUERTA, Ruth de la: Historia del Gremio de Sastres y Modistas de Valencia del siglo XIII
al siglo XX. Valencia, Ayuntamiento de Valencia, 1997.
PUERTA, Ruth de la: “Los tratados del arte del vestido en la España moderna”, en Archi-
vo de arte español, 293 (2001); pp. 45-65.
PUERTA, Ruth de la: La segunda piel: historia del traje en España: del siglo XVI al XIX.
Valencia, Conselleria de Cultura, Educació i Esport, 2006.
RUIZ DE ELVIRA SERRA, Isabel: “Presentación”, en ALCEGA, Juan de: Libro de geo-
metría práctica y traça, el cual trata de los tocante al officio de sastre. Valencia, 1993, pp. 7-17
16
GEOMETRIA Y TRAZAS PERTENECIENTES AL OFICIO DE SASTRE POR JUAN DE ALBAYZETA (1720)
Diccionarios
TERREROS Y PANDO, Esteban de: Diccionario castellano con las voces de ciencias y
arte. Madrid, Arco, 1987. Ed. facs. de la ed. de: Madrid: en la Imprenta de la Viuda de Ibarra,
1786.
Andujar, Martín de: Geometria y trazas pertenecientes al oficio de sastres: donde se con-
tiene el modo y orden de cortar todo genero de vestidos. Madrid, en la Imprenta del Reyno,
1640 < http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000178274&page=1 > [23 de mayo de 2016].
Alcega, Juan de: Libro de geometria, practica y traça: el qual trata de lo tocante al offi-
cio de sastre. Madrid, Casa de Guillermo Drouy, año de 1589 <http://bdh-rd.bne.es/viewer.
vm?id=0000022768> [23 de mayo de 2016].
Freyle, Diego: Geometria y traça para el oficio de los sastres: para que sepan como an de
cortar qualesquier generos de ropas. Sevilla, 1588.
17
MODELO DEL MES DE JUNIO
Domingos: 12:30 h.
Duración: 30 min.
Asistencia libre
ENERO
Ilustración de moda. (1934-35)
Paloma Calzadilla
FEBRERO
Traje de alcaldesa de Zamarramala
Mª Antonia Herradón
MARZO
Vestido camisa y spencer, (1800-10)
Beatriz Bermejo
ABRIL
Miniatura de la reina Enriqueta María de Inglaterra,
Escocia e Irlanda, Ca.1632
Concha Herranz
MAYO
Conjunto para hombre, de Antonio Alvarado, 1987
Juan Gutiérrez
JUNIO
Geometria y trazas pertenecientes al oficio de sastre por Juan de Albayzeta, (1720)
María Prego
SEPTIEMBRE Descubre más sobre la progra-
mación del Modelo del mes.
Albarca cántabra Si tienes un teléfono compa-
Ana Guerrero tible, descárgate un lector de
códigos QR.
OCTUBRE
Mantón de Manila, ca. 1870
Lucina Llorente
NOVIEMBRE
Polisón infantil
Elvira González
DICIEMBRE
Pieza por determinar
Fig. 19 (contracubierta) “Bandera del Reyno de Aragón” de Geometría y trazas…
de Juan de Albayzeta, 1720.
Museo del Traje, Madrid
MUSEO DEL TRAJE. CIPE
Avda. Juan de Herrera, 2. Madrid, 28040
Tel. 915504700 Fax. 915504704
Dpto. de Difusión: [email protected]
http://museodeltraje.mcu.es
MODELO DEL MES
OCTUBRE
DEPARTAMENTO
DE DIFUSIÓN
CICLO 2004
Los modelos más representativos de la exposición
1
DESCRIPCIÓN
Jubón femenino: corto hasta la cintura, con cuello de tirilla y sin mangas.
Se confecciona con cuatro paños: dos delanteros y dos espalda. Los delanteros,
con un pronunciado pico, se cierran por delante con veinticinco ojales que se
corresponden con el mismo número de
botones con el alma de madera y forrados
con un cordoncillo que forma un tejido en
ligamento tafetán. La espalda con costura en
el centro se interrumpe a la mitad y, a partir
de ahí, se ajusta al torso con nueve ojetes a
cada lado de los paños de espalda. El cuello
de tirilla remata en pequeñas piezas
rectangulares que recorren todo el perímetro
del cuello. Todo el perímetro del borde
inferior del jubón está recorrido por haldetas
trapezoidales. Un cordoncillo trenzado en
algodón de color marrón recorre el perímetro
de las haldetas y costuras del cuello. La
prenda está forrada en lino. El cuello, los
perfiles de los delanteros interiores y
haldetas del delantero están forradas en seda
del mismo color que el cordoncillo.
Abanillos
Collar
Faldillas
2
PROCEDENCIA
El jubón entró a formar parte de la colección del Museo del Traje en 1934
por donación de D. Eusebio Güell López, Vizconde de Güell.
DATACIÓN
El jubón es de seda con bastas flotantes por urdimbre de color gris que
dibujan una decoración en zig-zag y roleos. Va forrado en lino en su color a
excepción del cuello – collar y abaninos-, perfiles de los delanteros interiores y
haldetas –faldetas- del delantero, que van forradas en seda del mismo color que
el cordoncillo.
“Para cortar este jubón de seda para mujer será necesario doblar la seda
la mitad sobre la otra mitad, haziendo lomo por el un cabo y de la parte de
nuestra mano derecha se cortara la espalda deste jubón del lomo de la seda, y
luego sobre la espalda se cortará los quartos delanteros por las orillas, y se
cortarse an luego las mangas pie a cabeça. Los collares salen arrimados sobre el
cabeçon de la espalda, y de los medios salen faldillas, y abanillos, y los demas
adreços necessarios a este jubon. A se de advertir, que si le quisieren echar
trançado el collar en la espalda a este jubon, assentara mejor, y es cosa muy
usada entre officiales platicos, por causa que no haga arugas en la espalda, y lo
tienen por mejor. Por tanto el que le quisiere echar traçado, lo podra hazer, y
sacarle por la espalda un poco y tornarle a coser, y echarle por la costura la
guarnición, o pespunte que llevare por las demas costuras, y si este jubon fuere
pespunteado se cortara má largo que la medida lo que le pareciere que a de
encoger en el dicho pespunte”
3
Del mismo modo que recomienda Juan de Alcega, ha sido cortado el
jubón femenino que aquí se estudia. Los paños que forman los delanteros se
cortan en una pieza al igual que los de la espalda, pero incluyendo éstos el
cuello. Aparte se han cortado las otras piezas que completan el cuello –collar- y
las haldetas o faldillas como eran denominadas en la época. Cada una de las
piezas se han forrado por separado y unidas después entre sí con una costura
de repulgo.
4
Felipe III (1578-1621) fue hijo de Felipe II y de su cuarta esposa Ana de
Austria. Subió al trono a los veinte años de edad. En 1599 se casó con Margarita
de Austria, su prima con la que tuvo ocho
hijos de los cuales Felipe, heredó la corona.
Hombre débil y de escasa voluntad, amante
de la caza, el teatro y de las fiestas, confió la
dirección de los asuntos de estado a Francisco
de Sandoval y Rojas, Marqués de Denia y
Conde de Lerma. Durante su reinado la corte
se trasladó a Valladolid en 1601 y tuvo lugar
un suceso de trascendental importancia para
la economía española, como fue la expulsión
de los moriscos, por acuerdo del Consejo de
Estado en 1609.
El jubón era una de las prendas de hechura más difícil y más costosa. Ello
explica que existieran gremios especializados de juboneros, independientes de
los sastres.
6
“En cada uno de ellos se ponga un lienzo de lino de fuera nuevo desde
arriba fasta ayuso, e que dentro se ponga otro lienzo nuevo de arriba ayuso, de
lino o de estopa, como fuere demandado, e que en la falda de tal jubón e jubones
se ponga en cada uno tres lienzos”.
Sobre los otros jubones y sobre los jubones fornidos, estas mismas
ordenanzas disponen:
“Otrosí que los jubones nuevos que se ovieren de facer para hombres de
quince años e dende arriba, de paño de fustán o de otra cualquier cosa, que sea
jubón nuevo, que sea hecho con un luenzoi de parte de fuera nuevo, e que sea
desde arria fasta ayuso todos cuatro cuartos, e que dentro lieve otro lienzo de
estafo (sic) nuevo desde arriba fasta ayuso todos cuatro cuartos del dicho tal
jubón e jubones, así los cuartos traseros como los delanteros, e que si fuese
demandado jubón fornido que le sea echada su tela de algodón nuevo e no de otra
cosa alguna”.
“en el buen tiempo collar y puñetes eran de otro paño. Los collares ya
anchos y muy apartados y de muchos paños enforrados; ya justos, ya pegados y
solamente engrudados”.
En las primera décadas del siglo XVI la moda de los amplios escotes en la
indumentaria masculina, originada por la tendencia a alejarse del último estilo
7
gótico de cuellos cerrados y altos, influiría también en la hechura del jubón
adaptándose éste a los escotes cuadrados .
Una novedad que trajo el siglo XVI en la historia de esta prenda fueron
los jubones sencillos sin forro y los jubones de lienzo o de holanda, las dos telas
que se empleaban para hacer camisas –prenda interior-. Estos jubones sencillos
perdieron el carácter de prenda rígida y estirada que había sido el rasgo más
distintivo del jubón desde su aparición.
Los patrones que nos ofrece Juan de Alcega nos permite conocer la
hechura del jubón. En ellos se observa cómo los delanteros se curvan para
acoplarse al abombamiento del torso. Este corte se había acentuado en los
8
últimos años de la década de los sesenta; venía a ser la expresión de una de las
muchas influencias que el traje militar ejerció sobre el traje civil, al tratar éste de
reproducir la forma de la coraza. Para modelar el torso, según la silueta de
moda, el jubón siguió forrándose con varias entretelas como venía siendo
habitual. Por otro lado al observar los patrones que nos ofrece sobre el jubón
Francisco de la Rocha observamos como estructuralmente los delanteros cada
vez son menos curvos.
JUBÓN FEMENINO
9
10
BIBLIOGRAFÍA
PUERTA ESCRIBANO, Ruth de la. Los tratados del arte del vestido en la
España Moderna. Archivo Español de Arte. CSIC. Madrid, 2001; nº. 293; pp. 45-65.
11
DEPARTAMENTO
DE DIFUSIÓN
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MODELO DEL MES DE MARZO
ESTATUAS DE LOS III MARQUESES DE OAXACA
2
MODELO DEL MES DE OCTUBRE TUTÚ, 1981
y demas patrones el hacer a su costa tres mil ducados de renta, mil de ellos
cualesquier tumulos o bultos que quisie- para redención de cautivos (3). La Orden
ran hacer en la dha capilla mayor asi en el de la Merced fue fundada en 1218 por
medio della como en los nichos" y la cele- Pedro Nolasco, con el fin de redimir cau-
bración de las misas en sus memorias. En tivos cristianos que, por hallarse presos,
su testamento de 1618, establece que si corrían peligro de apostasía. Jaime I el
Conquistador otorgó a la nueva orden las
insignias de la Casa Real de Aragón.Los
mercedarios pronunciaban el voto de
"estar dispuestos a entregarse como
rehenes y dar la vida, si fuese necesario,
por el cautivo en peligro de perder su fe".
Las expediciones de rescate de cautivos
se financiaban con aportaciones de las
familias de los cautivos, donaciones, y
limosnas. Muchos eran los cristianos cap-
turados por piratas y vendidos como
esclavos..A lo largo de varios siglos, los
mercedarios lograron liberar a más de
Figura 2- Convento de Nuestra Señora de la Merced, 80.000 cautivos. Respecto al convento
Madrid
de la Merced, en 1809, durante la ocupa-
ella "no dexare echos los bultos y urnas" ción francesa, los frailes fueron expulsa-
se encargaría de ello uno de sus testa- dos y el edificio desvalijado por las tropas
mentarios. Margarita Estella sitúa la reali- de Napoleón. En 1814, con el regreso de
zación de las estatuas sepulcrales en Fernando VII, los frailes volvieron a ocu-
torno a 1635 (1). Se desconoce su autor, parlo. En 1836 fue desamortizado por
si bien la obra se relaciona con otras Mendizábal y el cenobio y su iglesia fue-
esculturas funerarias del primer tercio del ron demolidos al año siguiente. En su
siglo XVII de la región castellana. La sepul- lugar se abrió una plaza, inicialmente
tura de los marqueses se situaba dentro denominada del Progreso, hoy conocida
de un nicho, en el crucero de la iglesia (2). como de Tirso de Molina, en recuerdo del
Realizadas en alabastro, las estatuas de famoso literato. Las esculturas de los
los marqueses siguen el tipo de monu- Marqueses del Valle se trasladaron inicial-
mento funerario consagrado por los Leoni mente al Museo de la Trinidad y posterior-
en los sepulcros de Carlos V y Felipe II, mente al Museo Arqueológico Nacional.
acompañados por sus esposas, en El
Escorial. Presenta a los difuntos genufle- Los trajes de hombre y de mujer al uso
xos sobre ricos almohadones, con las cortesano
manos unidas, en actitud de oración, pro-
bablemente orientados hacia el altar A principios del siglo XVII existía un estilo
mayor, y vestidos con sus mejores galas. de vestir típicamente español, que influyó
Jerónimo de Quintana reseña que la en el traje de corte de media Europa. El
Marquesa del Valle dotó al convento con estilo español que se había formado a
3
ESTATUAS DE LOS III MARQUESES DE OAXACA
MODELO DEL MES DE MARZO
mediados del siglo XVI, evolucionó exage- traje femenino, el estilo de aparato inte-
rando sus rasgos más característicos, graba prendas como la saya entera, el
pero manteniendose en lo esencial duran- verdugado interior (proporcionaba rigidez
te los reinados de Felipe II (1556-1598) y a la falda), el cartón de pecho (alisaba el
Felipe III (1598-1621). Los tratados de torso) y el gran cuello de lechuguilla
sastrería españoles del Renacimiento y (inmovilizaba la cabeza). Los chapines
Barroco constituyen fuentes documenta- obligaban a las mujeres a desplazarse
les de primer orden para el estudio de la deslizándose. En la calle, las mujeres usa-
indumentaria de la época. Fueron creados ban mantos envolventes o mantillos de
con la finalidad de ser útiles a oficiales y menor tamaño. El tocado femenino cons-
aprendices de sastrería y economizar tituía un complemento obligado; sólo las
costes de producción; reseñaban el doncellas llevaban la cabeza descubierta,
modo de reducir paños y telas de un si bien solían ponerse en la misma algún
tamaño mayor a otro menor y proporcio- adorno.
naban patrones de vestidos. Citamos los
escritos por Juan de Alcega, Libro de La indumentaria de las estatuas sepulcra-
Geometría y Traça (Madrid, 1580,) y por les de los III Marqueses del Valle de
Francisco de la Rocha Burguen Oaxaca
Geometría y traça perteneciente al oficio
de sastres (Valencia, 1618). Otras fuentes Los marqueses perpetuaron su imagen
de gran valor las constituyen la pintura, la en su última morada con indumentaria
escultura, el dibujo y el grabado, así como propia del ámbito cortesano. Al analizar
los inventarios, testamentarías y cartas de sus trajes, evocaremos algunas de las
dote de la nobleza y realeza españolas, prendas utilizadas en el traje cortesano
además de los textos literarios, las des- del primer tercio del siglo XVII. Don
cripciones de grandes celebraciones y los Fernando Cortés, como el resto de la aris-
relatos de viajeros. tocracia hispana, adoptará los usos y
La moda española en esta época modos de vida de los monarcas reinan-
buscaba proporcionar a la figura apostura tes. Luce pelo corto, con leve copete en
y rigidez, inmovilizando la cabeza y dificul- su zona frontal, y patillas peinadas, inte-
tando el movimiento de los miembros. La rrumpidas hacia la mitad de sus orejas.
expresión "al uso cortesano" para desig- Los nobles llevaban el pelo corto desde
nar un modo de vestir se reitera en los que, en 1529, unos dolores de cabeza
textos del siglo XVII; en esta época, "ves- obligaran a Carlos V a cortarse el pelo,
tido" designaba el conjunto de prendas que llevaba largo, según era costumbre
que hacían juego, realizadas, por lo gene- en España. El rostro del Marqués posee
ral, de una misma tela y color; los inventa- una frente despejada y amplias cejas tra-
rios especifican las prendas que compo- bajadas, sobre sus arcos supraciliares,
nían los vestidos y cómo se combinaban. que cobijan una mirada de expresión
El conjunto más reiterado en el traje mas- ensimismada; nariz de perfil recto, hoy
culino era el formado por jubón, coleto o dañada por el transcurso del tiempo; luce
cuera, unas calzas o unos greguescos, una barba recortada lateralmente, que
ropilla y una capa o un herreruelo. En el finaliza en pronunciada perilla, caracterís-
4
MODELO DEL MES DE OCTUBRE TUTÚ, 1981
tica de las primeras décadas del siglo sión de sus armas le identifica como miles
XVII; ostenta un bigote bien peinado, de Christi, soldado de Cristo, paradigma de
puntas enhiestas (sabemos que los caba- la vida cristiana entendida como lucha
lleros las cubrían con "bigotera", funda permanente. La exaltación de la caballería
como combate por la fe de Cristo cobra
en este sepulcro una importancia esen-
cial, pues no olvidemos que la Orden de la
Merced se dedicaba al rescate de cauti-
vos.
El peto liso, ligeramente apuntado
en su parte central, deja paso, en la zona
del cuello, a una labor de guarnición de
cordoncillo desde la que emerge una gola
alta en la que el escultor ha simulado,
mediante trazos incisos, las placas metá-
licas de la misma. La armadura incorpora
hombreras realizadas con placas articula-
das dispuestas horizontalmente, bordea-
das por galones perimetrales. En la zona
superior de los hombros, líneas incisas
podrían indicar un trabajo de grabado del
metal, que recoge una franja ornada con
sinuosos roleos vegetales; en su hombro
derecho, sobre las placas horizontales, se
ha trabajado el rostro de un animal de
profunda simbología heroica y cristiana:
5
ESTATUAS DE LOS III MARQUESES DE OAXACA
MODELO DEL MES DE MARZO
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MODELO DEL MES DE OCTUBRE TUTÚ, 1981
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ESTATUAS DE LOS III MARQUESES DE OAXACA
MODELO DEL MES DE MARZO
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MODELO DEL MES DE OCTUBRE TUTÚ, 1981
bajado con lorzas a contrahilo; se anima zos curvilíneos que inscriben puntos. En
con brahones, hombreras formadas la escultura de la marquesa, genuflexa, el
mediante dobleces plegados que se sitú- escultor ha reproducido en la caída y dis-
an sobre los hombros y con una botona- posición de los pliegues finales de la falda
dura que recorre en hilera vertical la zona la forma de los verdugos que conforma-
central del cuerpo, desde el cuello hasta ban el verdugado interior. La saya entera
estuvo de moda en España desde antes
de mediar el siglo XVI hasta los años trein-
ta del siglo XVII.
Las mangas de la saya eran pren-
das que se confeccionaban de forma
independiente. La Marquesa del Valle luce
mangas de punta que, extendidas, con-
forman un triángulo de lados curvos; colo-
cadas sobre los hombros y brazos, que-
dan abiertas. El perímetro de su borde se
ha decorado con la misma labor que
ostenta la pieza central de la falda: una
cenefa de rosetas de pétalos geminados,
que alternan con motivos curvilíneos que
inscriben puntos. La idéntica decoración
en falda y mangas de punta, nos habla de
un traje confeccionado ex profeso, con
sus mangas haciendo juego. Las grandes
mangas de punta precisaban comple-
mentarse con unas manguillas, mangas
independientes que se colocaban bajo las
mangas de la saya, y que se ceñían a los
brazos; en el caso de la marquesa, las
mangas incorporan botonaduras, que
suponemos idénticas, aunque de menor
Figura 6- Mencía de la Cerda, III Marquesa del tamaño, a las que decoran el cuerpo de
Valle de Oaxaca
su saya. En el traje de corte se daba el
nombre de cinta o cintura a la pieza de
el pico. Era común que este tipo de boto- orfebrería que rodeaba la cintura por
naduras, como joyas fijadas a la indumen- detrás y bordeaba el cuerpo puntiagudo
taria, se realizasen con botones de oro o de la saya; podían realizarse con piedras
plata; podían labrarse en bajorrelieve, preciosas, perlas...Con toda probabilidad,
esmaltarse, o adornarse con piedras el escultor ha reproducido una de estas
menudas. La falda, en su parte delantera, piezas de joyería como adorno en la cin-
presenta un adorno de franjas verticales tura de la marquesa.
ornadas con rosetas o flores de pétalos Adorna su traje con cuello y puños
geminados, que alternan con ondas y tra- de lechuguilla característicos de la segun-
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ESTATUAS DE LOS III MARQUESES DE OAXACA
MODELO DEL MES DE MARZO
da década del siglo XVII: el cuello, más ajustan la cofia, incorporando una roseta
grueso, presenta menor número de aba- en su parte superior. El peinado con
nillos, pero de gran tamaño. En esta copete (con el pelo levantado sobre la
década, las lechuguillas femeninas osten- frente) estaba de moda al comenzar el
tarán abanillos más grandes y abiertos siglo XVII.
que los de los cuellos masculinos, como Completa el traje de la marquesa
comprobamos en la pareja de estatuas un gran manto sujeto por medio de dos
funerarias de los marqueses. Bajo el cue- cintas o cordones cosidos al mismo inte-
llo de lechuguilla apreciamos el alzacue- riormente (visibles desde la espalda de la
llos de bordes ligeramente dentados. Los figura), y que pasan por debajo de la
cuellos de lechuguilla femeninos ofrecían lechuguilla; estos cordones permitían a la
mayor variedad que los masculinos, pues dama retirar el manto de los hombros y de
podían incorporar randas, e ir montados
sobre arandelas de pergamino (forradas
con tela) y plata (con pequeños pinjantes).
Posteriormente, serían sustituidos por
valonas, cuellos levantados y abiertos en
abanico, que dejaban la garganta al des-
cubierto y que se elevaban con un arma-
zón de hilo metálico. Los puños femeni-
nos observaron una evolución idéntica a
la de los cuellos; desde mediados del
siglo XVI, caían plegados sobre las
Figura 7- Cofia o albanega de red
manos, ocultando las muñecas; en la
década de los años noventa, aumentaron
su tamaño; hacia 1600, formaban una la cabeza, para lucir la saya y el tocado. El
pequeña rueda perpendicular a las muñe- potente modelado reproduce el plegado
cas. vertical, así como los dos pliegues hori-
Doña Mencía se toca con una zontales de la espalda, practicados en la
cofia o albanega de red y se peina con confección de la prenda, con lo que se
pequeño copete. En la época, cofia evitaba que arrastrase por el suelo, pues
designaba un tocado de red, o un tocado su longitud oscilaba entre 1,68 y 1,96
de tela; podían confeccionarse con oro, metros; los grandes mantos envolventes
plata, sedas de colores, e incorporar per- cubrían la cabeza y sobrepasaban la esta-
las, granates, plumas de colores… La tura de sus portadoras. Existieron otros
cofia con que se toca la Marquesa del modelos confeccionados con sedas
Valle presenta un delicado entramado de extraordinariamente finas y transparentes,
círculos concéntricos sobre los que se conocidos como mantos de soplillo y
superpone una red de radios que emerge mantos de gloria.También se usaron man-
desde un punto central; en su banda de tos más pequeños, que recibieron los
mayor diámetro, presenta segmentos rec- nombres de mantillos, mantellinas o rebo-
tangulares que inscriben motivos orna- ciños. En la calle, el summum de la
mentales en aspa; dos rodetes o galones coquetería femenina consistía en ocultar
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MODELO DEL MES DE OCTUBRE TUTÚ, 1981
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ESTATUAS DE LOS III MARQUESES DE OAXACA
MODELO DEL MES DE MARZO
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MODELO DEL MES DE OCTUBRE TUTÚ, 1981
FEBRERO: Tutú
Carmen Pérez
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1
JUNIO
DEPARTAMENTO
DE DIFUSIÓN
CICLO 2004
Los modelos más representativos de la exposición
prendas con las que fue enterrada en 1235, comunes, por otra parte,
directamente sobre el
cuerpo. Se encuentra
situada en el centro de la
vitrina. Es de algodón,
abertura en el delantero.
separar las piernas. Se ajusta a la cintura con una cinta que se pasa
por ojetes.
La garnacha: prenda sin mangas, con
Garnacha
2. DATACIÓN
recuperación, al Centro de
Conservación y Restauración
de Bienes Culturales de
Valladolid, iniciándose en
el pellote de Fernando de la
FABRICACIÓN
Península por los árabes), lo que nos indica que se trata de un tejido
confección de tejidos.
8
Pellote
BIBLIOGRAFÍA
BERNIS MADRAZO, C. Indumentaria Medieval española. Consejo superior
DEPARTAMENTO
DE DIFUSIÓN
FEBRERO
Avda. Juan de Herrera, 2. Madrid, 28040.
Teléfono: 915504700. Fax: 915446970
Departamento de difusión: [email protected]
http://museodeltraje.mcu.es
MODELO MES
2007
CORSÉS DE
DEL
Los modelos más representativos de la exposición HIERRO
Por Amalia Descalzo
Lorenzo
SALA 1
Domingos de enero
a las 12:30 h.
Duración 30 minutos
Asistencia libre y
gratuita
CORSÉS DE HIERRO
Los corsés de hierro que expone el Museo del Traje en la vitrina Tesoros del pasado son
dos piezas de extraordinario interés histórico, artístico y social. Son escasos los ejemplos
que se conservan en otros museos del mundo, como el de Artes Decorativas de París; el
de Cluny, también en Francia; el de Stibbert en Florencia; la Wallace Collection, en
Londres. En total, no sobrepasan la decena, hasta el momento.
El hierro y el acero, asociado al vestido, ha sido el material elegido por los maestros
armeros para realizar esas prendas de indumentaria militar que han dado respuesta a las
necesidades de protección en los momentos de guerra, o como vestimenta de gala desti-
nada a la realeza y la nobleza europeas; pero también ha sido el elegido para realizar
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MODELO DEL MES DE FEBRERO
DESCRIPCIÓN
El más antiguo de los dos corsés expuestos es el situado a nuestra izquierda, según se
mira a la vitrina. Se realizó en Alemania en el siglo XVI, en hierro forjado, tiene forma cilín-
drica y presenta grandes escotaduras en el peto y sisas. En la base se abre para acoplar-
se a las caderas y se prolonga en el delantero en un pronunciado pico. Consta de cuatro
piezas: dos delanteras y dos para la espalda, remachadas éstas en el centro. Va provisto
de bisagras en los costados y se cierra en el delantero con tres trabillas de hierro regula-
bles en cinco agujeros. Está decorado con un calado de rombos y círculos, más esme-
rado en el delantero que en la espalda, y un elaborado motivo de follaje al agua fuerte que
recorre todo el borde perimetral exterior. Además, todo el corsé va ribeteado con un galón
de terciopelo.
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CORSÉS DE HIERRO
en hierro forjado. Tiene forma cónica, grandes escotaduras en las sisas y se prolonga en
el delantero en un pronunciado pico. Consta de tres piezas, una delantera y dos para la
espalda, que se unen entre sí por bisagras en los costados y se cierran en la espalda
mediante pestillos. El calado dibuja en la espalda motivos circulares y romboidales en su
mayor parte, y en el borde inferior, arquerías ampliamente caladas. En el delantero, el
busto se cubre con bandas paralelas y se ponen a cubierto los pechos tras rosetones
calados. Los agujeros de los perfiles servirían para fijar un tejido de terciopelo o de raso
a la pieza.
Se desconocen los nombres de los autores de estos dos corsés de hierro, pero su pro-
cedencia nos indica que provienen de talleres de gran calidad técnica y creativa, como
fueron los alemanes e italianos, especialmente los establecidos en Milán, durante todo el
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MODELO DEL MES DE FEBRERO
A lo largo de la historia del vestido y de la moda han existido prácticas que, con preten-
siones culturales y estéticas, han ocasionado profundas modificaciones corporales. Una
de ellas, en la cultura occidental, ha sido la de modelar el cuerpo femenino, y en ocasio-
nes también el masculino, con prendas de elaborada confección y rígidos materiales. Esta
intención modeladora que vemos aplicar por primera vez en prendas masculinas que sur-
gen en la segunda mitad del siglo XIV, como fueron la jaqueta y el jubón, se materializó
definitivamente en el siglo XVI en una prenda que identificaríamos posteriormente con el
nombre de corsé.
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CORSÉS DE HIERRO
Ernest Léoty, Le corset à travers les âges, escrito en 1893, se remontan a la Creta micé-
nica para explicar el origen del corsé, y hacen referencia a esas prendas que posterior-
mente en Grecia y Roma sujetaban el pecho femenino y que fueron conocidas con los
nombres de zona, strophium y mamillare. Aquellas prendas, con la función concreta de
soportar el pecho femenino, se pierden en la memoria colectiva hasta el siglo XVI. Ahora
tez establecido con el estilo gótico incipiente. Pero esa constante a lo largo de los años
se fue resolviendo bien con prendas ajustadas -como la jaqueta de Charles de Blois, del
siglo XIV, citada anteriormente- o bien “intentando engañar al ojo” con artefactos que
ahuecaban las faldas y con los que visualmente disminuía el contorno de la cintura.
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MODELO DEL MES DE FEBRERO
“cartón de pecho”.
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CORSÉS DE HIERRO
interiores forrados de cuero o armados con cartones y tablillas. Este corpiño que cubría
el torso femenino tenía la finalidad de conseguir un busto rígido, un talle reducido y una
pose erguida. Nada más elocuente que la definición, años más tarde, de Sebastián de
Covarrubias al hablar de las tablillas o el tablón:
“por el tiempo de la preñez la mujer ha de andar floxa en el vestido y no metida en
la pretina como las muy damas que no se contentan con esto, más aún se ponen
tablilla o tablón para andar derechas y con esto nacen los hijos corcobados” 1
Fig. 6. Pieza delantera armada con briznas Fig. 7. Corsé Pfalzgräfin Dorothea Sabina von
vegetales. Finales siglo XVI-principios siglo XVII. Neuberg. Bayerisches Nationalmuseum. Munich.
Museo Textil i d'Indumentaria. Barcelona.
Estos corpiños se vestían sobre la camisa interior femenina, y sobre ellos, el vesti-
do en uso en cada momento. Como ha señalado Carmen Bernis, “el estilo español ten-
derá a ocultar esas formas y a encerrar el cuerpo femenino en un rico estuche de duras
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MODELO DEL MES DE FEBRERO
y lisas superficies. Tal vez no fuese ajeno a esta tendencia el espíritu de la Contrarreforma,
corsé se han denominado estas prendas fuertemente armadas con ballenas -barbas de
ballena, hierro, o briznas vegetales- que han estado presentes en todos los guardarropas
femeninos hasta el siglo XX, reflejando en cada momento los gustos de la época y los dic-
tados de la moda.
Junto a estos corsés de moda,
cuya realización se debe a los maestros
sastres o cotilleros, han llegado hasta
nosotros unos cuantos ejemplares que tie-
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CORSÉS DE HIERRO
y el impulsor de la modernización en
sus prácticas, afirmaba hacer uso de
estos corsés de hierro para corregir el
Con razón Paré fue un detractor de los corsés de moda, a los que imputaba cau-
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MODELO DEL MES DE FEBRERO
Los corsés de hierro siguieron siendo recomendados en el siglo XVIII para corre-
gir las deformaciones de la columna vertebral, aunque fue más común utilizar, para paliar
este mal, los corsés de tela especializados para tal fin.
Ahora bien, resulta enigmático que Eleonora de Toledo4 tuviese dos corsés de
hierro en su guardarropa, sin tener, que se sepa, deformaciones físicas que la obligaran a
su uso. ¿Podrían también estos corsés de hierro cumplir otra función? Aquella que tan
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CORSÉS DE HIERRO
Fig. 12 . Ilustración de esqueletos femeninos sin corsé y con corsé, de Witkowsky. Tetoniana, 1898*.
Estos dos corsés de hierro se realizaron en los siglos XVI y XVII, dentro de los estilos
artisticos que denominamos renacentista y barroco respectivamente, que se pueden apli-
car a sendos corsés. El Renacimiento fue un fenómeno que afectó al arte y a la vida, y en
general a todas las manifestaciones de la civilización europea, en la que la curiosidad inte-
lectual y el valor del individuo, implícito en el pensamiento humanista, serían, junto con la
pasión por la cultura clásica, las premisas de idéntidad de este periodo histórico. En cuan-
to a moda se refiere, el siglo XVI ha sido una de las épocas que mayor importancia ha
concedido al vestido, y el estilo español se imitó en toda Europa.
En el siglo XVI Europa entró plenamente en lo que llamamos Edad Moderna. Fue
el siglo de la supremacía de España en Europa, a pesar de las poderosas, y rivales, Francia
e Inglaterra. En estas tres monarquías se fortalece la autoridad de los reyes frente a la
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MODELO DEL MES DE FEBRERO
de los nobles y en España se ve representada por los dos primeros monarcas de la casa
de Austria: Carlos I y Felipe II. Aunque Italia es en el siglo XVI el país más culto y rico de
Europa, estaba dividido en multiples estados, entre ellos los Estados Pontificios, gober-
nados por el Papa. Mientras tanto, en el centro de Europa subsiste un vestigio de la Edad
Media: el Sacro Imperio Romano Germano, que comprendía las actuales Alemania,
Austria, Países Bajos, parte de Hungría y Bohemia. En cuanto a la Europa oriental, había
río de Francia, que se afirmará durante el reinado de Luis XIV, el conocido como el Rey
Sol, a quien se debe la construcción del palacio de Versalles y la creación del traje mascu-
lino moderno, que unificaría el vestuario de las clases altas europeas hasta la Revolución
Francesa. Desde el punto de vista político triunfa el absolutismo en toda Europa y España
está representada por los monarcas Felipe III, Felipe IV y Carlos II, de la casa de Austria.
Fue un siglo bélico, en parte por cuestiones políticas y religiosas, que dieron lugar a la
Guerra de los Treinta Años, pero también fue un siglo brillante para la ciencia y el arte. Con
Galileo, Newton y Kepler nació la ciencia moderna y en España continuo el Siglo de Oro,
iniciado en el siglo XVI. Cervantes escribe El Quijote y el teatro desarrolla una etapa
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CORSÉS DE HIERRO
NOTAS
1 Bernis, Carmen, "La moda en la España de Felipe II a través del retrato de Corte" en el catálogo de la exposición
Alonso Sánchez Coello y el retrato en la corte de Felipe II. Madrid, Museo del Prado, junio-julio, 1990, pp. 66-111
3 Cotilla fue el nombre que en España le dieron a las prendas armadas con barbas de ballena "sobre la qual se vis-
ten las mugeres el jubón o la casaca, y trahen ajustado el cuerpo" en Diccionario de Autoridades, Madrid, 1726.1
4 Orsi Landini, R y Nicoli, B., Moda a Firfenze, 1540-1580. Lo stile di Eleonora di Toledo e la sua influenza, Edizioni
Polistampa, Firenza, 2005.
5 Veasé:- Butazzi, Grazietta, "Considerazioni sulla moda di influenza spagnola nella seconde metá del sedicesimo
secolo" en cat. exp. Velluti e Moda: tra XV e XVI secolo. Milano, Museo Poldi Pezzoli, 7 maggio-15 settembre, 1999.
pp. 37-45. - Roche, Daniel. La cultura des apparences. Une histoire du vêtement XVIe-XVIIe siècle.París, 1989. p. 124.
6 Squicciarino, N., El vestido habla: consideraciones psico-sociológicas sobre la indumentaria, Cátedra, Madrid,
1990, p. 80
* Estas imágenes ha sido tomadas del libro de Valerie Steele que citamos en la bibliografía.
BIBLIOGRAFÍA:
Arnold, Janet, Paterns of Fashion. The cut and construction of clothes for men and women 1560-1620. New Yorl,
Brama Book, 1985.
Bernis, Carmen, "La moda en la España de Felipe II a través del retrato de Corte" en el catálogo de la exposición
Alonso Sánchez Coello y el retrato en la corte de Felipe II. Madrid, Museo del Prado, junio-julio, 1990, pp. 66-111
Butazzi, Grazietta, "Considerazioni sulla moda di influenza spagnola nella seconde metá del sedicesimo secolo" en
cat. exp. Velluti e Moda: tra XV e XVI secolo. Milano, Museo Poldi Pezzoli, 7 maggio-15 settembre, 1999. pp. 37-45
Fontanel, Béatrice, Support and seduction: the history of corsets and bras. New York : Abrams, 2001
Orsi Landini, Roberta y Nicoli, Bruna, Moda a Firenze, 1540-1580. Lo stile di Eleonora di Toledo e la sua
influenza.Edizioni Polistampa, Firenze, 2005
Squicciarino, N., El vestido habla: consideraciones psico-sociológicas sobre la indumentaria, Cátedra, Madrid, 1990
Steele, Valerie, The corset. A cultural history, Yale University Press, New Haven &London, 2005.
Waugh, Norah, Corsets and Crinolines, New York : Routledge Theatre Arts Books, 1991.
13
MODELO DEL MES DE FEBRERO
En estas breves conferencias, que tendrán lugar en las salas de exposición, se analizará
e interpretará un modelo de especial importancia entre los expuestos. A los asistentes
se les entregará gratuitamente un cuadernillo con el contenido de la conferencia.
14
MUSEO DEL TRAJE. CIPE
Avda. Juan de Herrera, 2. Madrid, 28040
Teléfono: 915504700. Fax: 915504704
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MAYO
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MODELO MES Jubón
2011
DEL
Los modelos más representativos de la Exposición
encotillado
ca. 1660
Por: Elvira González
Sala: "Tiempos lejanos"
Domingos a las 12:30 horas
Duración 30 minutos
Asistencia libre y gratuita
1
MODELO DEL MES DE MAYO JUBÓN ENCOTILLADO, ca. 1660
que aquí esta asimilación sería muy paulatina, transformó en un complicado entramado de Jubón femenino, 1580-1620.
y mantendría durante mucho tiempo un estilo aros de madera, que originaban un aumento (MT001037)
propio. Muy expresivo de dicho relevo de poten- considerable de las dimensiones de las faldas, Jubón encotillado femenino, 1660.
cias será el año de 1660, en el que está fecha- ensanchadas por los lados, y que daba a la figu- (MT095516)
do este jubón, el mismo en que Carlos II es ra femenina un aspecto apaisado. Junto a él, Jubón escotado femenino, 1670-95.
coronado rey de Gran Bretaña y Luis XIV con- otros muchos más ligeros, de moda a partir del (MT001019)
trae matrimonio con María Teresa, hija de Felipe último tercio del siglo, como fueron el tontillo y
IV. las criades o chillonas.
Enmarcado en dicho contexto, el jubón Con todo este dispositivo de ropas tan
que nos ocupa responde a una tipología que armadas, curiosamente lo que se propició fue el
estuvo en uso a mediados del siglo XVII en toda abultamiento de las caderas, pero no de la cin-
Europa y que, en España, fue conocida con el tura de la dama, cuya esbeltez quedó plena-
nombre de jubon encotillado. Llamado así, pre- mente resaltada, subrayando la compostura de
cisamente, por la unión que se daba en una sola la persona y por consiguiente, muy acorde con
pieza de dos prendas hasta entonces indepen- el ideario de la belleza imperante entonces,
dientes: por un lado el jubón cuerpo que en como se advierte en El golfo de las sirenas de
el guardarropa femenino aparece como prenda Calderón de la Barca [1657], de donde son las
exterior que se vestía sobre la camisa- y por palabras del gracioso Alfeo:
otro, la cotilla, prenda interior sobre la que se
colocaba y adaptaba el jubón, caracterizada por
ser un cuerpo sin mangas y fuertemente emba- Como soy de talle airoso
llenado, que determinaba así el constreñimien- emballenado me veo
to, la forzada rigidez y tiesura tan característicos ya en mi no busques Al-feo
del torso femenino a lo largo de la Edad sino busques al hermoso6.
Moderna1.
La moda imperante en esta época se
caracterizó por ocultar o disimular las formas Por encima de la camisa interior y encima
naturales del cuerpo femenino, para lo que se de la cotilla, la mujer vestía el jubón o, sin coti-
valió de distintas prendas interiores extraordina- lla porque la llevaba incorporada, el jubón econ-
riamente ajustadas que determinaron la estruc- tillado. El jubón, como prenda de cuerpo y por
tura de las exteriores. Así, el torso quedó apre- tanto exterior- que vestía el busto, no sólo feme-
tado y alisado, primero con el cartón de pecho nino sino también masculino, tiene un origen
peto triangular que quedaba oculto2- y luego morisco medieval, aunque no fue hasta finales
con el justillo3 así como la ya mencionada, del siglo XV cuando se adoptó para uso corte- de la colección del Museo del Traje: el jubón con lar en este caso es que hoy en día quedan a la
cotilla. De las caderas hacia abajo, la silueta sano, primero en España, de donde pasó a las cuello de tirilla y sin mangas, fechado en 1580- vista, a lo largo de todo el perímetro del borde
quedó modelada igualmente por una serie de cortes europeas que lo fueron confeccionando 1620 (MT001037) y mucho más evidentemente inferior de los extremos de los costadillos del
armazones para ahuecar las faldas que se dis- en todas sus variantes, según la moda, hasta en el jubón español escotado con mangas, con delantero y de la parte posterior las numerosas
ponían sobre las enaguas, tales como el verdu- principios del siglo XVIII7. número de inventario MT001019, en uso entre ballenas que forraban su interior. Evidentemente,
gado español estructura rígida hecha de varillas Uno de los elementos distintivos del jubón 1670-1795, que por sus fechas más tardías en la época estarían ocultas, puesto que
cosidas con cintas que conferían a la falda o femenino en relación al masculino, es que ade- alcanza el mayor grado de estilización de la silue- muchos de los jubones femeninos estaban reco-
basquiña una forma acampanada. Fue adop- más de emplearse como prenda exterior (los ta y se prolonga con holgura sobre el abdomen rridos en su borde inferior por haldetas o faldillas
tado en las cortes francesa e inglesa, donde se hombres lo llevaban debajo de la ropilla) se pro- formando un pronunciado pico8. que caían sobre la basquiña, confeccionadas
elaboraron otras modalidades4. Desde los años longaba en pico en el talle, por lo que contribu- Dicha prolongación también se advierte, con la misma tela del jubón; o incluso, existieron
30 del siglo XVII, hace su aparición el guardain- ía a estilizar aún más la cintura. Este efecto se aunque de una forma más contenida, en el jubones con grandes faldones en onda por
fante5, de origen francés y que en España se puede apreciar en algunos jubones femeninos jubón encotillado. Pero, sin duda, lo más singu- delante, muy en boga desde 1640, como se
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MODELO DEL MES DE MAYO JUBÓN ENCOTILLADO, ca. 1660
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MODELO DEL MES DE MAYO JUBÓN ENCOTILLADO, ca. 1660
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MODELO DEL MES DE MAYO
BIBLIOGRAFÍA
BERNIS, Carmen: El traje y los tipos sociales en El Quijote. Ed. El Viso. Madrid, 2001.
DELEITO Y PIÑUELA, José: La mujer, la casa y la moda [en la España del Rey Poeta]. Madrid, 1954.
DESCALZO LORENZO, Amalia: Apuntes de moda desde la Prehistoria hasta época moderna, Indumenta,
2007, nº 0, Pág.86
KRAATZ, Anne: Lace: history and fashion. Ed. Thames and Hudson, Londres, 1989.
LEVEY, Santina M.: Lace: a History. Victoria and albert Museum. Ed. Maney, Londres, 1983.
PUERTA ESCRIBANO, Ruth de la: Los tratados del arte del vestido en la España Moderna, Archivo
Español de Arte, Madrid, 2001, nº 293. Pág. 45-65.
PUERTA ESCRIBANO, Ruth de la: La moda civil en la España del siglo XVII: inmovilismo e influencias
extranjeras, Ars Longa, nº 17, 2008. Pág. 67-80.
SOUSA CONGOSTO, Francisco de: Introducción a la historia de la indumentaria en España. Ed. Istmo,
Madrid, 2007.
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MODELO DEL MES. CICLO 2011
En estas breves conferencias, que tendrán lugar en las salas de exposición, se analizará
e interpretará un modelo de especial importancia entre los expuestos. A los asistentes
se les entregará gratuitamente un cuadernillo con el contenido de la conferencia.
2007
DEL
Los modelos más representativos de la Exposición Reyes Magos
Por Helena López de Hierro
SALA 1
Domingos de diciembre
a las 12:30 horas
Duración 30 minutos
Asistencia libre y gratuita
LA ADORACIÓN DE LOS REYES MAGOS
"Unos magos vinieron del Oriente", dice San Mateo en su Evangelio. Así comienza la his-
toria de los tres Reyes Magos y de su adoración al Niño Jesús. Una leyenda de múlti-
ples significados y formas de representación que ha evolucionado a lo largo del tiempo
hasta convertirse en uno de los temas iconográficos favoritos del arte cristiano.
1
MODELO DEL MES DE DICIEMBRE
El artista resuelve con maestría el que ha sido uno de los problemas clave en la
representación de la Adoración: cómo articular una composición en la que tres persona-
jes se postran ante otros dos sin que quede desequilibrada o en forma de friso. Así, con-
forma la escena en torno a dos figuras geométricas: el triángulo que forman la Virgen, el
Niño y Melchor, y la línea que crean las figuras de los otros dos Magos y San José.
Sólo uno de ellos adora al Niño y los otros dos están relegados a un segundo
plano, para crear esa sucesión de personajes que culmina en San José, figura que reco-
loca el rectángulo en el que se inscribe la escena.
Cuatro son los personajes vestidos y uno el desnudo. No es casualidad que el que no
lleva ropa sea el más importante: desnudas son la Verdad, la Bondad y el Bien renacen-
tistas, y todas esas virtudes las encarna el Niño. Niño que nace desnudo pero que, al
contrario que todos los demás, puede permanecer desnudo, ya que no tiene, por Niño
Dios, la vergüenza de la que participa el resto de la humanidad, caída en el pecado ori-
ginal. Para cubrir esa lacra los seres humanos se visten, y vestidos los representa el artis-
ta, dejando bien claro quién es la figura que participa de la divinidad: aquella que no tiene
ropa. Para cubrirlos, recurre a lo que le rodea, que es la indumentaria propia del momen-
to en el que realizó la pieza, la primera mitad del siglo XVI.
Así pues, a través de esta obra de arte podemos conocer las costumbres y
modas en el vestir de un momento en el que los reinos de Castilla y Aragón se abren a
Europa. En 1518 Carlos V entra en territorio español dispuesto a gobernar uno de los
reinos más extensos que se recuerdan y, al hacerlo, trae consigo estilos e influencias
extranjeras que, junto a las locales, acabarán configurando el "traje a la española" de los
Austrias.
La primera figura cubierta es la Madre, que sostiene sobre sus rodillas al Niño.
María es virgen; es decir, es doncella, pero está casada. Por eso, aunque cubre su cabeza
con el tocado propio de las mujeres recatadas y casadas -la toca-, éste no oculta todo su
pelo. La toca parece anudada, lo que, en los pañuelos de cabeza, indica la influencia de los
modelos italianos, cuyas mujeres, ya en el siglo XV, habían empleado este tipo de cubrición.
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LA ADORACIÓN DE LOS REYES MAGOS
María es modesta; no viste de forma atrevida. Además lleva ropas algo pasa-
das de moda: una larga saya le cubre el cuerpo y se ajusta a él debajo del pecho, como
hacían los vestidos ya a principios del siglo XVI, cuando la redondez de las formas se
oponía a la esbeltez del Gótico. Una redondez que, a pesar de la sencillez de su puesta
en escena, será vapuleada en la segunda mitad de la centuria, cuando se oprima el pecho
y se alargue el talle hasta que las mujeres se conviertan en auténticas figuras geométricas.
La ropa de la Virgen también sirve para resaltar su pureza. El rico tejido broca-
do del que está hecha su saya, en oro y plata, crea imágenes que aluden a su historia
personal. Aves que se enfrentan simbolizan la vida eterna a la que está destinada y cán-
taros de los que salen flores, probables azucenas, reflejan su virtud.
3
MODELO DEL MES DE DICIEMBRE
Hace frío y la Virgen se cubre. Y lo hace con una capa con capilla o capuchón
que cae sobre la espalda. La prenda que lleva María es, probablemente, un capuz, un
tipo de capa larga y cerrada que podía tener aberturas laterales para sacar las manos o
que, simplemente, se abría por delante. La variedad de capas y mantos en la Península
a principios del XVI es infinita, herencia directa de la Edad Media. Tanto, que las propias
fuentes de la época confunden los nombres de capuces, mantos y ropas para hablar de
distintos tipos de sobretodos, cuya variedad se convierte en una característica poco
menos que nacional.
Y como no sólo la Virgen tiene frío, Melchor cubre su largo sayo con un ropón
con mangas, nombre, el de “ropón”, que, junto con el de “ropa”, recibía un tipo de capa
abierta por delante con largas mangas por las que se sacaban los brazos. Melchor es
un rey y por lo tanto rico: el tejido de su ropón así lo demuestra; un suntuoso brocado
que alterna hilos de metal con ricos materiales. La ropa de Melchor es de grueso tejido
y, probablemente, estaba ribeteada en piel. Al fin y al cabo, Melchor es un rey anciano y
la vejez necesita calor.
Sin embargo, el mago Gaspar, más joven, sólo cubre su sayo con una capa
larga que, abierta por el lateral, deja al descubierto uno de sus hombros. Con este tipo
de prenda, fundamental en la moda española del siglo XVI, Carlos V participó en un tor-
neo que, en su honor, se hizo en Valladolid. La elección del modelo no fue casual: que-
ría dar muestra de su intención de "españolizarse" en uno de sus primeros actos públi-
cos. Según un cronista francés, la capa -que costó la friolera de 8.000 florines- era de
tejido brochado en oro y sus motivos se veían por igual en el anverso y el reverso de la
pieza; o sea, una maravilla. La de Gaspar es, desde luego, bastante más sencilla.
Como la juventud es atrevida, Baltasar no lleva capa a pesar del frío de enero.
Casi mejor, porque enseña una forma de vestir más moderna -de nuevo por la juventud
del rey- y muy usual en el segundo tercio del siglo. El mago lleva un sayo corto y no se
distingue muy bien si es sin mangas sobre jubón o de manga larga. Los sayos se irán
acortando a lo largo del siglo y muestran, de forma cada vez más atrevida, las piernas
del hombre, que se cubrían con calzas o "muslos" sobre borceguíes. En cualquier caso,
la manga se estrangula para crear una sucesión de globos acuchillados. A este tipo de
manga se la denominó "follada", en alusión a su forma de fuelle, y tiene un origen ale-
mán. Se documentan en España a partir de 1526, cuando las mangas, una de las partes
4
LA ADORACIÓN DE LOS REYES MAGOS
Los Magos en el siglo XVI son reyes y los reyes llevan siempre consigo el sím-
bolo de su poder sobre otros, que es la corona. Melchor la deja en el suelo, en señal de
respeto hacia el Niño; Gaspar y Baltasar, que todavía no le han adorado, la portan sobre
la cabeza. De que los Reyes son de Oriente no queda lugar a dudas: el soporte de la
corona es un turbante que recuerda el camino que han tenido que recorrer hasta llegar
a Belén para traer sus regalos. El oro de Melchor lo sujeta San José, que, detrás de la
Virgen, observa la escena. El Santo, como la Virgen, lleva ropas de años atrás; tanto,
que su aspecto recuerda en todo a figuras medievales, con ese manto anudado sobre
el hombro, que se denominó "caballeroso". Quizá en un deseo de emularle, éste será el
aspecto iconográfico con el que se representaría en el siglo siguiente al santo trabajador Isidro.
5
MODELO DEL MES DE DICIEMBRE
Mantos caballerosos en frontal de altar (detalle), finales del siglo XII. Museo Episcopal de Vic
Pero los Reyes Magos no siempre vistieron así, ni fueron siempre tres, ni de diferentes
edades y razas; ni siquiera se les consideró reyes hasta pasado mucho tiempo de su
adoración al Niño.
Los Magos son recibidos por Herodes, que quiere descubrir el paradero del
nuevo rey. Desconfiados, le dejan atrás, continúan hasta Belén y encuentran a la Madre
y al Niño, al que adoran postrándose y al que entregan presentes de oro, incienso y
mirra. Después, "avisados en sueños que no volvieran a ver a Herodes, se retiraron a su
país por otro camino" (Mateo, 2, 1-12).
6
LA ADORACIÓN DE LOS REYES MAGOS
"Unos magos que venían del Oriente", dice San Mateo, el único de los cuatro
evangelistas que menciona este suceso (San Lucas narrará la Adoración de los
Pastores). Ni dice reyes, ni tres, ni siquiera menciona sus nombres y, sin embargo, la
Adoración de los Magos ha sido una de las imágenes que más se han representado en
el arte cristiano.
Stephan Locher,
La adoración de los Magos,
Catedral de Colonia,
1440-1445
Los Magos vienen de Oriente, de donde sale el Sol. Oriente puede ser Persia
(encajaría así el culto a Zoroastro) o Arabia, lugar, éste último, de origen de las rutas de
caravanas que comerciaban con oro y perfumes.
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MODELO DEL MES DE DICIEMBRE
Los Magos astrólogos vieron una estrella que les guió hacia Belén, pero Lucas
cuenta cómo a los pastores se les apareció un ángel; es decir, que hubo dos maneras
de manifestar el nacimiento: al pueblo, por simple, de forma directa, y a los magos, por
eruditos, a través de un signo. Se refuerza así la teoría posterior de San Jerónimo, que
considera que los pastores sólo vieron en el Niño al Mesías Salvador, mientras que los
Magos supieron observar su verdadera naturaleza divina. Y por eso se arrodillaron.
El tema de la postración de los Magos hizo correr ríos de tinta al primer mundo
cristiano. Unos paganos son los primeros en adorar al Niño Dios y, ni más ni menos, de
Oriente, donde, según crónicas medievales, "la gente estaba sorda de tanto ruido que
hacía el sol al salir". Los cristianos de origen judío, que arrastraban de su primera religión
la idea de ser un pueblo elegido, no vieron con buenos ojos que unos extranjeros ado-
raran a su Dios. Los cristianos gentiles, sin embargo, aceptaron rápidamente el suceso
ya que prefiguraba su propia condición de extraño convertido. Lo que no dice San Mateo
es la forma en la que se postran, y, claro, había que buscarla. Durante los primeros años
del arte cristiano, los Magos, en fila, acudían con sus presentes ante la Virgen con el
Niño y no se arrodillaban, pero pronto se adoptó, y así lo representa la pieza que nos
ocupa, una manera oriental de sometimiento que pasa después a Roma y al mundo
medieval en los juramentos de fidelidad al rey: la proskynesis o postración, en la que el
postrado se arrodilla en señal de humillación y besa el pie como signo de respeto.
8
LA ADORACIÓN DE LOS REYES MAGOS
Los Magos, con el tiempo reyes, se humillan ante el Niño: el poder civil lo hace
ante el religioso. La Virgen entrega y muestra al Niño al igual que la Iglesia se ofrece ante
el poder político como su legitimadora. Al Niño se le otorga el título de Hijo de Dios, que
no es otro que uno de los que tenían los emperadores romanos, pero también el del
Mesías político que esperaban los judíos.
Desde luego, al Hijo de Dios no se le adora con las manos vacías. San José
sostiene entre sus manos el presente de Melchor, que es oro. Gaspar ofrece incienso y
Baltasar, mirra. Los Padres de la Iglesia dieron a estos regalos un significado trascenden-
tal: el oro reflejaba la condición de rey del Niño, dignificaba su realeza; el incienso se uti-
lizaba en algunos rituales religiosos y, por lo tanto, hablaba del carácter divino del
Mesías; y la mirra, que se empleaba en los embalsamamientos y para ungir cadáveres,
preconizaba la futura muerte y Pasión de Jesucristo. Pero, por otro lado, ¿no era la
Virgen pobre?, ¿no era el establo un lugar sucio y poco adecuado para un alumbramien-
to? Quizá el oro sólo pretendía ayudar económicamente a la familia. Quizá el incienso
sólo debía perfumar aquel lugar en el que olía a buey y asno. Quizá la mirra sólo servía
para alejar a los parásitos del Niño y de la Parturienta. Esta es la explicación, desde luego
prosaica, que dos santos, Beoda el Venerable y Bernardo de Claraval, en tiempos muy
alejados entre sí, el siglo VII y XII respectivamente, dieron a los regalos de los Magos.
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MODELO DEL MES DE DICIEMBRE
Tres son los regalos que se ofrecen y tres son los Magos que todos aceptamos
en la leyenda de la Adoración. Sin embargo, san Mateo no menciona el número de per-
sonas que acuden a Belén. Tras unos primeros siglos de confusión (las iglesias sirias y
aramea intentaron imponer el número de doce y en algunas pinturas paleocristianas sólo
aparecen dos), el papa León el Grande declaró oficialmente que los Magos eran tres. Al
fin y al cabo, si hubiesen sido más, tres regalos hubieran sabido a poco. El tres era un
número mucho más adecuado: tres personas hay en la Trinidad, tres eran los continen-
tes conocidos y tres las razas que descendían de uno de los patriarcas del Antiguo
Testamento, Noé.
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LA ADORACIÓN DE LOS REYES MAGOS
cada uno de ellos representaba una de las tres edades del hombre.
Con el tiempo, a cada edad se le atribuyó una raza, aunque todavía en la Edad
Media no estaba muy claro quién era quién. Incluso en el Concilio de Trento se planteó
añadir un cuarto Mago para sumar el continente americano a la representación. Sin
embargo, boicotear de esa manera la leyenda de los tres Magos no hubiese sido serio.
En uno de los libros del Antiguo Testamento (Salmo 72) se decía cómo los reyes de
Tarsis y Arabia pagarían a Dios tributos y le traerían presentes. Esos reyes, desconoci-
dos hasta entonces, tenían que ser los mismos que adoraron al Niño Jesús: a partir de
esa relación de ideas, los tres Magos se convirtieron en los tres Reyes Magos y los
gorros frigios con los que se les representaba, en coronas.
Pero, ¿qué fue de los Magos una vez que adoraron al Niño? Juan de Hildesheim escri-
bió en la segunda mitad del siglo XIV el Libro de los Reyes Magos y en él nos cuenta qué
es lo que sucedió. En primer lugar, a los Reyes no les fue tan fácil regresar a su tierra
como les había resultado llegar a Belén.
El mismo recorrido que habían hecho en trece días lo hicieron ahora en dos
años, y por todos aquellos lugares por los que pasaban hablaban de las maravillas del
Niño. Los Reyes se separaron y cada uno volvió a su tierra, donde llevaron vidas ejemplares.
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MODELO DEL MES DE DICIEMBRE
dieron a conocer la historia de los Magos y de su viaje a Judea. Tomás se reunió con
ellos y les explicó quién era el Niño, su Pasión y su significado. Poco después, los con-
sagró obispos y partió hacia el interior de Asia. Los Reyes aún vivieron unos años más
hasta que, en la fiesta de la Natividad, apareció sobre la ciudad en la que residían, ya los
tres juntos, una estrella que presagiaba su muerte. El primero en morir fue Melchor, des-
pués Baltasar -Hildesheim considera que éste es el rey de edad mediana- y, por último, Gaspar.
12
LA ADORACIÓN DE LOS REYES MAGOS
Cuenta el autor cómo, tras la muerte de los Magos, el país cayó en la herejía y
los Reyes fueron desenterrados y separados de su sepulcro por partidarios de uno u
otro. Años más tarde, Santa Helena, la madre del emperador Constantino, recuperó los
cuerpos y los llevó a Milán. La historia todavía se complica aún más: en 1144, cuando
la ciudad se rebela contra el emperador Federico I, el arzobispo Reinoldo se hace con el
sepulcro de los Reyes y los traslada a Colonia, donde todavía descansan, los tres jun-
tos en un relicario dorado, en la catedral de San Pedro. Por cierto que los personajes
ilustres que visitaban los restos de los Magos podían tocarlos con un tenedor de oro.
13
MODELO DEL MES DE DICIEMBRE
BIBLIOGRAFÍA
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LA ADORACIÓN DE LOS REYES MAGOS
En estas breves conferencias, que tendrán lugar en las salas de exposición, se analiza-
rá e interpretará un modelo de especial importancia entre los expuestos. A los asisten-
tes se les entregará gratuitamente un cuadernillo con el contenido de la conferencia.
15
MUSEO DEL TRAJE. CIPE
Avda. Juan de Herrera, 2. Madrid, 28040
Teléfono: 915504700. Fax: 915504704
Departamento de difusión: [email protected]
http://museodeltraje.mcu.es
SEPTIEMBRE
MODELO MES
DEL
2010
Los modelos más representativos de la exposición
Guantes del
siglo XVII
Por Elvira González
SALA: Tiempos lejanos
Domingos a las 12:30 horas
Duración 30 minutos
Asistencia libre y gratuita
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MODELO DEL MES DE SEPTIEMBRE TRAJE PASIEGO
vés de un patrón, sacaban de una pieza de piel las fourchettes, piezas en forma de horquilla o “v” que se advierte una largura excesivamente marcada no trabajaron solos sino que colaboraron estre-
partes integrantes del guante y posteriormente las configuraban los laterales interiores de los dedos, en la parte de los dedos, lo cual es una caracte- chamente, en más de una ocasión conm maes-
cosían. Aunque fueron publicados en 1764 y por y finalmente los gussets para insertar en la unión rística específica de la moda inglesa de principios tros bordadores, a los que contrataban. De hecho,
consiguiente recogen las prácticas del siglo XVIII, de los dedos. En este grabado también se inclu- del siglo XVII que nació, posiblemente, por la influen- gran parte de la producción inglesa de principios
algunos grabados del IV tomo de la Enciclopedia yen diversos acabados de guantes, con y sin puño, cia que ejerció la reina Elizabeth I, que siempre del siglo XVII se caracterizó, y se ha hecho céle-
de Diderot4 son muy ilustrativos al respecto. junto a los elementos integrantes de los mitones estuvo especialmente orgullosa de los dedos de bre, por sus lujosos guantes bordados. En este
En el primero se nos muestran las piezas para caballero. sus manos. Sea como fuere, este rasgo tan dis- sentido, la pareja del Museo del Traje es un intere-
que integraban un guante masculino antes de ser En suma, el maestro guantero, tanto si tintivo es un signo inequívoco de prestigio, poder sante ejemplo de la perfecta simbiosis entre estas
cosido y, en consecuencia, cómo se procedía en confeccionaba una pieza íntegramente con piel y distinción social. Efectivamente, con ello se pone dos disciplinas: la guantería y el bordado.
la operación del corte. Como se advierte, eran 6 o con otros materiales, era el que seleccionaba, en evidencia -entre otras cuestiones que luego Tipológicamente se han distinguido varios
piezas independientes: en primer lugar, la mano cortaba y supervisaba la costura del mismo siem- abordaremos- la denominada “espléndida inacti- estilos en función de la hechura y, sobre todo, la
propiamente dicha, donde palma y revés están pre de acuerdo con las medidas de las manos del vidad” del personaje que vistiera sus manos con decoración de los guantes de este período. Dentro
unidos; seguidamente el dedo pulgar, el quirk, que cliente. Los guantes que aquí nos ocupan presen- estos lujosos guantes y de la presencia de sirvien- de las distintas modalidades que se desarrollaron,
era una pieza que encajaba en la base del pul- tan una hechura muy alargada -35 cm de largo tes en su entorno, que serían los que realizarían fue precisamente en torno a 1610-1630 cuando
gar, y una banda de refuerzo que se situaba den- por 16 cm de ancho-, por lo que claramente nos todo el trabajo manual requerido, dejando a sus en Inglaterra imperó un tipo de guante caracteri-
tro de la muñeca. En el segundo grabado se apre- encontramos ante un par de guantes cuyo usua- patronos libres para mostrarse elegantes. zado por presentar unos grandes puños divididos
cia el resto de los componentes del guante: los rio original fue un hombre5. Además, en este caso, Los maestros guanteros más a la moda en seis lengüetas verticales, respecto a la muñe-
Enciclopedia de Diderot, Tomo IV, 1764. Algunas secciones de los guantes masculinos. A. BOSSE, La Galerie du Palais, ca. 1637.
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MODELO DEL MES DE SEPTIEMBRE TRAJE PASIEGO
ca, que remataban en borde recto y presenta- mental, con la aplicación de un rico bordado en de España” con aplicación de lentejuelas. mular el olor de la piel curtida, sino engalanar, si
ban unas aberturas en los bordes, con lo que se hilos metálicos y entorchados que dibujan unos Normalmente los guantes ingleses de este perí- cabe aún más, la pieza y aumentar su valor. El pro-
conseguía prevenir el aplastamiento o desgaste estilizados y elegantes motivos florales que inun- odo solían adornarse con gran riqueza y profusión pio Shakespeare, hijo de un guantero, en su obra
de las mangas y los puños de las camisas. Para dan a modo de horror vacui toda la superficie en de guarniciones que incluían, como en este caso, Much Ado about Nothing, hace declarar a uno de
engalanar y enriquecer precisamente estos puños, un juego de simetría armónico. En el puño, la zona no sólo bordados con hilos de seda o metal, deco- sus personajes femeninos, Hero: “estos guan-
se aplicaron unas bellas labores de bordado, como de la muñeca muestra un motivo central floral raciones figurativas, animales y flores, sino tam- tes, que el conde me envía, son un excelente per-
podemos apreciar en este ejemplar del Museo del enmarcado a modo de cartucho, e igual sucede bién aderezos de pedrería, piedras preciosas y per- fume”7. Por lo general, eran los maestros perfu-
Traje y también en otra pareja conservada en el con cada una de las seis lengüetas, que han sido las, lazos, lentejuelas, encajes, flecos, botonadu- mistas los que proporcionaban a los maestros
Fashion Museum de Bath, de esos mismos años.. tratadas como un pequeño bordado en sí mismo, ras… guanteros las mezclas de componentes olorosos
Los guantes del Museo del Traje han sido que muestra un motivo floral en su área central y Este tipo de guante, durante el siglo XVII, -como agua de milflores, agua de azahar, ámbar,
confeccionados con dos piezas independientes y dispone líneas divisorias en los bordes. Para pro- se convirtió en un auténtico artículo de lujo, no sólo almizcle, esencia de cedro…- para proceder a aro-
luego cosidas en la parte de la muñeca. En primer teger todo el bordado en el interior del puño, se ha por su compleja elaboración y riqueza decorativa matizar los guantes, aunque los guanteros de París
lugar, el guante propiamente dicho, realizado en utilizado un medio forro también de seda de color que los erigía en pequeñas obras de arte, sino tam- también eran descritos8 como “marchands-maî-
piel por el maestro guantero; y por otro, el puño y salmón que cubre la vuelta de las puntadas del bién por el alto coste que alcanzaban. En estre- tres-gantiers parfumeurs”.
sus distintas lengüetas en raso de seda, ejecuta- bordado. El rico despliegue ornamental se extien- cha consonancia con ello, se sitúa una práctica, De todo lo expresado, se colige que los
do por el maestro bordador. Precisamente el puño de también a la boca del puño del guante, median- muy común entonces, consistente en perfumar guantes de lujo constituyeron un privilegio de acce-
es la zona que va a recibir toda la atención orna- te una decoración perimetral de encaje de “punto los guantes6. Con ello no sólo se conseguía disi- so reservado a las clases más elevadas y pudien-
Detalle de guantes masculinos, ca.1630. Museo del Traje. CIPE, Madrid. Detalle de guantes masculinos, ca.1630. Museo del Traje. CIPE, Madrid.
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MODELO DEL MES DE SEPTIEMBRE TRAJE PASIEGO
tes. Sin embargo, conviene incidir en que el uso sentido más literal. Estos accesorios, en princi- dición de gran arraigo, como fue la de echar un
de los guantes no estuvo restringido a ninguna otra pio exclusivos del mundo masculino (hasta los guante al público durante la ceremonia de coro-
clase social, y a pesar de las prohibiciones que se siglos XI-XII, cuando las mujeres comenzaron a nación del rey, en señal de desafío contra todo
dictaron en relación a determinados tipos de acce- usarlos), también adquirieron una función eminen- aquel que pusiera en entredicho su derecho a ocu-
sorios en el vestir, de facto nunca fueron totalmen- temente simbólica. par el trono14.
te efectivas9. La única diferencia radica, realmen- Desde la Edad Media hasta finales del siglo Por lo que se desprende de los retratos15
te, en la calidad de los guantes: en el siglo XVII eran XVII, el acto de cubrirse las manos podía expresar y las etiquetas de corte de la época, contamos con
considerados los más distinguidos aquellos cuya respeto y devoción en el ámbito eclesiástico, pero algunos ejemplos de la manera en que se vestí-
“piel fuese originaria de España, que se cortaran también era un símbolo inequívoco de ostenta- an o portaban los guantes, así como de las oca-
en Francia y fuesen confeccionados, es decir, cosi- ción, estatus y poder12, especialmente en el caso siones en que se requería su uso y en las que
dos en Inglaterra”10. de la nobleza y la realeza. Pero no sólo eso, según “enfundar” un guante (o ir “enguantado”) era con-
De hecho, la generalización del uso de los las ocasiones, la entrega de un guante entre per- siderado una descortesía: “el que sirve no los ha
guantes que se empezó a operar a partir de la sonas fue un símbolo de derecho de la mayor de tener delante de su señor; ni vasallo, sea quien
Edad Media implicó un aumento de la demanda importancia: podía representar la firma de un con- fuere, delante de su rey”16. No siempre se lleva-
y el desarrollo de una artesanía especializada que trato legal, la compra de un bien inmueble, el sím- ban cubiertas las manos: los caballeros medieva-
derivaría en la creación de los primeros gremios bolo de una promesa inquebrantable, una recom- les, por ejemplo, llevaban el guante de su dama
de guanteros en Escocia y Francia primero y luego NICOLAES ELIASZ PICKENOY, Retrato de Johanna pensa por un servicio prestado o una manera de en el yelmo tanto durante la guerra como en los
en toda Europa. Desde entonces, existiría una nota- Le Maire, 1622-1625. Rijksmuseum de Ámsterdam. solicitar un favor, así como un signo de cortesía y torneos; pero también se podían portar en el cin-
ble diferencia en la producción guantera. Por un amistad. Incluso podía servir como sustituto de turón, o en el sombrero, como lo hizo en el siglo
lado, los realizados en lana, lino o piel sencilla de una persona ausente y permitía, por ejemplo, que XVI, George Clifford, Duque de Cumberland, con
cabritilla, perro o castor, confeccionados como un matrimonio pudiese concertarse por poderes13. el guante de diamantes de la reina Elizabeth I17.
accesorios de moda para vestir; y, por otro, los De hecho, fueron un regalo habitual entre los futu- En los retratos de aparato y en las esce-
realizados con una gran calidad y riqueza, que ros contrayentes, como los realizados para el com- nas de caza de la Edad Moderna, aparecen con
se erigieron en auténticos objetos de lujo y, por promiso entre Iohanna le Maire y Pieter van Son gran asiduidad como símbolos de majestad y
consiguiente ,de acceso reservado a las clases en 1622, en cuero blanco ricamente bordado, que poder18, y en ellos se aprecia la costumbre de lle-
más pudientes, como los conservados en el Museo se conservan en el Rijksmuseum de Amsterdam, var los guantes de piel cubriendo enteramente las
del Traje y, en general, la mayor parte de los ejem- y que también fueron inmortalizados por Nicolaes manos, como el retrato de Carlos I de Inglaterra
plares que han llegado hasta nosotros. Eliasz Pickenoy. de Daniel Mytens, 1631, en el que se empieza a
El guante también se podía lanzar o arro- evidencia la contención ornamental de la guan-
jar; significaba entonces un reto o desafío entre tería que imperaría a partir de la Guerra Civil ingle-
Función y uso de la pieza caballeros o ante uno mismo. Un buen ejemplo de sa, en 1642-48. Pero también, con harta frecuen-
esto es el Retrato de hombre de pié, Rembrandt, cia se nos mostrará al retratado con una sola mano
Desde que se tiene constancia histórica del empleo de 1637, de la Gemäldegalerie de Kassel. El per- vestida por un guante y el otro simplemente suje-
de los guantes en la Edad Antigua11, éstos han sonaje retratado es Andries de Graeff, que apare- to o apoyado en la palma, como en otro retrato,
cumplido una función eminentemente práctica, ce situado en una puerta y ante un par de guan- El rey Carlos I de caza de Van Dyck del Museo del
bien para resguardar las manos del frío, bien para tes en el suelo. En este caso, los guantes simbo- Louvre, ca. 1635, o el retrato del Infante don Carlos
el desempeño de determinadas actividades. Sin lizarían y se identificarían con el reto que acepta de de Velázquez del Museo del Prado, ca. 1626-
embargo, su uso no siempre ha ido parejo a una llegar a ser magistrado de la ciudad de Amberes. 27,donde el guante de la mano derecha, con una
REMBRANDT, Retrato de hombre de pie. c. 1637.
exclusiva función protectora de las manos, en el Gemäldegalerie de Kassel. En esta misma línea, Inglaterra contó con una tra- apostura singular, está sujeto por un dedil.
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MODELO DEL MES DE SEPTIEMBRE TRAJE PASIEGO
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MODELO DEL MES DE SEPTIEMBRE TRAJE PASIEGO
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MODELO DEL MES DE SEPTIEMBRE
14
ABRIL
MODELO MES
D EL
2016
Concha Herranz
Jefa del Departamento
de Colecciones del Museo del Traje.
Corrección de estilo
Ana Guerrero
Maquetación
Amparo García
Introducción
3
MODELO DEL MES DE ABRIL
rostro y caen sobre la frente en forma de fleco Queremos resaltar el valor que para la reina
denominado “garceta“2. Como complemento tendrían estas alhajas, por las que tiene una
del peinado, lleva un único adorno, un lazo clara predilección ya que las llevará siempre
doble posiblemente de seda azul sobre el lado puestas en los retratos oficiales como reina
izquierdo de la cabeza. consorte. Sabemos que en la historia de la jo-
yería estas perlas en forma de lágrima, o de
La reina poseía una piel blanca y un cutis muy pera de considerable tamaño y “oriente” o bri-
fino, lleva maquillaje de cejas finas muy marca- llo anacarado , fueron y son hoy muy aprecia-
das, labios coralinos y parece que muestra un das por su belleza y escasez, y es el caso de
pequeño lunar debajo del labio inferior, en el la famosa perla conocida como la Peregrina4,
lado izquierdo. Se trata, sin duda, de un lunar que en manos de la monarquía española se
pintado o postizo, no natural, cuyo uso for- convirtió en objeto de deseo por parte de to-
maba parte de la cosmética y de la moda in- das las cortes europeas de la época. De igual
formal; es el lunar conocido como “besucón”, manera eran admiradas las perlas regulares
por su proximidad a la boca3. de gran calibre.
Luce joyas, un aderezo de perlas que consta Y, como vestido, identificamos un cuerpo
de pendientes largos de dos cuerpos que se ajustado, emballenado y con hombreras, que
suspenden de sus lóbulos, cuatro perlas en parece confeccionado con tejido de seda bri-
el superior y una barroca de gran tamaño re- llante, tal vez raso de color amarillo, con dos
matada en perlita en el inferior; también una cortes verticales sobre el pecho, y mangas
gargantilla o “ahogadero” que rodea su cue- henchidas de copa muy voluminosa tipo glo-
llo, de perlas redondas, grandes y regulares. bo, como adorno, un vivo al borde que reco-
rre el escote trapezoidal de tejido transparente
de color blanco. Sobre el tejido, aplicaciones
de piezas de joyería que recorren el amplio
escote y perfilan su seno descubierto. Las
costuras de pecho son verticales y la copa
de sus amplias mangas, con una decoración
de salpicado de pequeñas piezas de joyería
que parecen esmeraldas con talla cuadrada
engastadas en boquilla cincelada, y también
enfilado de perlas redondas que componen
aplicaciones de una esmeralda central y cua-
tro perlas alrededor, tres grupos a cada lado
del escote. En el centro, porta una cruz que
cae sobre el pecho, con cuatro esmeraldas y
tres perlas redondas, símbolo que la identifica
como reina católica5.
Fig.2: Enriqueta María de Francia, por Van Dyck, Observamos al superponer cada placa de
ca.1636-1638. Museum of Art de San Diego, mica cómo se transforma la imagen oficial de
California
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MINIATURA DE LA REINA ENRIQUETA MARÍA DE INGLATERRA, ESCOCIA E IRLANDA, CA.1632
la reina Enriqueta María, pues de inmediato se gunas veces en posición ladeada, e incluso
produce un efecto inesperado, una auténtica con aplicación de piezas de joyería, como las
revolución en cuanto al mensaje recibido. Se cadenas y el alfiler de media luna.
ha convertido la miniatura ajustada al dictado
del retrato oficial, en un look desconocido has- Por ello, la pieza en su conjunto sugiere y
ta hoy. Será este juego de veintinueve planti- transmite imágenes más humanas, reales y
llas de mica el que nos brinde la oportunidad naturales de la reina, y nos permite, desde
de acceder a nuevas formas de presentación nuestra perspectiva actual, acercar el perso-
del personaje y adentrarnos en un universo naje a nuestro público y conocerlo en facetas
que plasma las diferentes mujeres que encie- hasta ahora desconocidas. La caja aloja en su
rra la personalidad de la reina. Son looks de la interior un amplio abanico de posibilidades de
misma mujer, imágenes intimistas y alejadas “ser y parecer” a través de este círculo má-
del oficialismo. Lo cierto es que actúan como gico, verdadero laboratorio de transformación
simulaciones o estudios de estilismo aplica- desde la imagen oficial a la imagen soñada y
dos a la reina, cuyo resultado evidencia dife- recreada.
rentes propuestas, todas ellas innovadoras, y
muy distantes de su aspecto habitual. En es- Es por lo que pensamos que pudiera tratarse
tas placas pintadas se insiste en los comple- de un homenaje a la persona, de un regalo de
mentos de cabeza, cuellos, bandas, echarpes un enamorado a su amada, y lanzamos la hi-
y cuerpos de los vestidos. En ellas aprecia- pótesis de que este objeto haya pertenecido a
mos diferentes tipologías de pequeños gorros, la corona inglesa y formara parte de los rega-
turbantes, capotas, cofias, tocas y prendidos, los que el propio rey Carlos I ofreció a su espo-
también sombreros de varios tamaños ador- sa, en ese afán de querer perpetuar las plura-
nados con largas y significativas plumas, al les mujeres que encierra el personaje. Desde
nuestra óptica es fácil percibir el sentimiento
que desprende este pequeño objeto que cabe
en una mano, y resulta fácil recibir e interpretar
sus mensajes, debido a que este complejo y
delicado objeto es capaz de irradiar la realidad
y el sentir de su época.
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MODELO DEL MES DE ABRIL
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MINIATURA DE LA REINA ENRIQUETA MARÍA DE INGLATERRA, ESCOCIA E IRLANDA, CA.1632
Fig.5: La superposición de la mica pintada transforma Fig.7: Imagen moderna y estival de la reina adornada
a la reina en una persuasiva mosquetera. con su muy estimado aderezo de perlas.
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MODELO DEL MES DE ABRIL
Fig.8: Un nuevo look, que sitúa a la reina en acontecimientos sociales, en fiestas o en actos culturales.
do, sepia y azul medio, a juego con una pren- nariz pero sin apoyar en el rostro. Lleva un
da tipo caftán. En la otra su peinado es una velo denominado “concha, caracolas” o con-
larga cabellera con turbante a la turca acam- ques, de tejido muy ligero y transparente, po-
panado y con adorno central de joyería, unas siblemente gasa de color negro, armado en el
cadenas y un alfiler con la media luna, similar borde con un aro metálico. La concha estuvo
al motivo del broche que luce en el escote, en muy de moda en Inglaterra aunque su uso fue
pico, del traje. general, nunca exclusivo de las viudas.
Misteriosa y oculta y ambivalente se muestra Además la vemos cubierta por una gran man-
la reina cubierta por el antifaz6 o máscara de tilla, quizás de terciopelo negro, que enmar-
color negro, complemento utilizado incansa- ca el rostro y cubre los hombros, dejando las
blemente en carnaval, en los bailes de dis- puntas delanteras muy próximas, apoyadas
fraces o de máscaras. Solían confeccionarse sobre el escote, aspecto que vimos en el siglo
en terciopelo, satén o paño, a veces en color XV, en el retrato de la reina Isabel la Católica.
blanco; y lleva también sobre el pelo un doble
lazo de seda color coral. Viste desde el cuello
un camisolín y un vestido color coral de escote
trapezoidal.
Incluso aparece velada y nos mira fijamente Fig.9: La reina, velada, y arropada por los tan
a través del tejido que le cubre hasta media apreciados tintes de color negro.
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MINIATURA DE LA REINA ENRIQUETA MARÍA DE INGLATERRA, ESCOCIA E IRLANDA, CA.1632
También se muestra transformada en una mu- que parece indicada para viaje, es pequeña y
jer holandesa, seria e inocente, con una cofia de color aceite, enmarca el rostro pero deja
vuelta de tejido fino de lino color blanco y co- ver sus rizos y sus “garcetas” o flequillo. Otra
locada retrasada y con vuelta para cubrir las tiene estructura de varillas, queda flotante, es
orejas y casi tocar los hombros. Va perfilada color grisáceo y tiene adorno de lazo en la
por puntilla de encaje de bolillos quizás de nuca de color azul. La reina aparece también
punto veneciano, dentado y calado. Rodea su cubierta con la capota negra de barboquejo
cuello una ancha “lechuguilla” de tejido de lino anudado, y queda encerrada y apenas mues-
fino, plegado y almidonado, y viste un cuerpo tra sus cejas, mientras luce un interesante
de tejido de lana negro, cerrado hasta el cuello cuello de encaje de bolillos, de grandes cala-
y con líneas de cierre y sisas de las anchas dos y perfil a picos, y un lazo negro sobre su
mangas, marcadas por gruesas costuras. escote. De gran tamaño es la capota de color
Fig.10: Complemento muy valorado es el prendido Fig.11: La reina bajo su capota negra nos traslada al
de plumas exóticas, la denomina Guirnalda. universo femenino del siglo XIX.
Algunas veces en sus looks cortesanos luce coral que enmarca el rostro y deja libre el fle-
sobre la cabeza una gran pluma de avestruz quillo y la melena, acompañada de un cuerpo
sobre el lado izquierdo, denominada Guirnal- ajustado del mismo tono.
da, tan larga que casi toca el hombro.
Apreciamos dos tipos de gorro: uno como Adquiere un aspecto elegante con las versio-
el de castor o fieltro negro encajado hasta la nes de los tocados, por ejemplo uno pequeño
nuca, que cubre el entrecejo y la ceja izquierda de ante o castor negro, ladeado y con copa
con una gran pluma negra; otro, de copa tron- pequeña y ala vuelta que cae sobre su ceja
cocónica color gris plomo con largo penacho derecha, ornado con exóticas plumas, quizás
diagonal de plumas blancas de garceta. de marabú, color rosado, acompañado por el
típico cuello blanco anudado con cordón y lar-
La capota está bastante representada. Una, gas borlas que caen sobre el escote; el cuerpo
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MODELO DEL MES DE ABRIL
es de color oro muy oscuro. Diferente es el pe- La reina y su liderazgo en la moda. Su ima-
queño tocado color coral, sobrepuesto, incli- gen a través de la pintura oficial de la corte
nado y encajado a media frente, a juego con el inglesa
tejido, que confecciona el cuerpo. Otro tocado
muy llamativo y original es asimétrico, caído Como reina, como personaje público, líder
hacia el lado derecho, con pequeña visera y e imagen de la Corona de Inglaterra durante
otras formas cruzadas, y como adorno tiene veinticuatro años, le tocó vivir un período con-
plumas de garceta en color crudo y coral; el vulso y una guerra civil, cuestiones religiosas
cuerpo es del mismo tono, cerrado y abotona- derivadas del apoyo real al Anglicanismo -ella
do, y con cuello blanco de líneas rectas. era católica- y luchas políticas entre monár-
quicos y parlamentaristas, además de sufrir la
Representados también están los prendidos ejecución en el patíbulo de su esposo, el rey.
de tejido a partir de una gran flor o escarapela,
de la que parten largas caídas de tejido hacia En la corte ella apuesta por una moda cómo-
los hombros. Así vemos a la reina con uno co- da, alegre y a la vez exquisita, bien diferente y
lor amarillo dorado a juego con el vestido de apartada de los dictados de la moda en otros
escote redondeado, y también con otro pren- países como España u Holanda. Su figura, su
dido color coral a juego con el vestido de es- silueta y su imagen ha quedado fijada a tra-
cote trapezoidal; este quizás sea el adecuado vés de la retina y la técnica de un magnífico
para practicar la equitación. retratista, Anton van Dyck (Amberes, 1599 -
Londres, 1641), discípulo de Rubens, pintor
Finalmente, resulta interesante verla ataviada de fama universal y representante de la pintu-
con la cofia blanca, indicada para la intimidad ra barroca flamenca. Él se estableció durante
del hogar: es de lino blanco con puntilla de un largo período en Inglaterra -desde 1632- al
encaje de bolillos y un gran lazo color coral en ser nombrado pintor de cámara del rey Carlos
el lado izquierdo de la cabeza, acompañada I, rey que se convertiría en el mayor mecenas
de ancho cuello redondeado color marfil y con de las artes y, por tanto, el mayor coleccio-
puntilla de encaje de bolillos. nista que haya ocupado el trono de Inglate-
rra. Precisamente es este año de 1632 es el
que nos sirve de referencia para fechar la caja,
dada la similitud de rasgos y características
de la miniatura con la obra de Van Dyck. La
idea que hoy tenemos de la fastuosa corte de
Carlos I, de su mujer Enriqueta María y de sus
hijos ha quedado fijada en los imperecederos
retratos de Van Dyck.
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MINIATURA DE LA REINA ENRIQUETA MARÍA DE INGLATERRA, ESCOCIA E IRLANDA, CA.1632
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MODELO DEL MES DE ABRIL
Enriqueta María de Francia (Palacio del Louvre, Fueron los años de la Revolución Inglesa, que
París, 25-11-1609, Colombes, 10-9-1669) fue desembocaría en el conflicto de 1630. Ella se
reina consorte de Inglaterra, Escocia e Irlanda alió con los cortesanos puritanos para evitar
tras su matrimonio con el rey Carlos I de Ingla- el acercamiento diplomático a España y tra-
terra, celebrado el día 13 de junio de 1625, tí- mó un complot para apoderarse de los parla-
tulo que disfrutó hasta que su esposo fue eje- mentarios. Reunió fondos para ayudar al rey
cutado el día 30 de enero de 1649. El retrato Carlos I y recurrió al papa y a su hermano el
se corresponde con las fechas de su reinado, rey francés, por lo que se ganó la cólera de
entre 1625 y 1649, aunque pensamos que se muchos ingleses. En agosto de 1642 comen-
podría datar hacia 1630. zó el conflicto bélico, la guerra civil, mientras
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MINIATURA DE LA REINA ENRIQUETA MARÍA DE INGLATERRA, ESCOCIA E IRLANDA, CA.1632
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MODELO DEL MES DE ABRIL
NOTAS
1 La presencia de marfil en el continente europeo se facilita y acrecienta con las nuevas rutas comerciales que
se desarrollan durante el siglo XVI (anteriormente y de forma exclusiva estaba restringido casi solamente al mar
Mediterráneo y al Índico, y en manos de los mercaderes árabes), como consecuencia directa de la conquista de
América por Cristóbal Colón en 1492, conquista en la que también intervinieron los portugueses, y que generó,
para la apropiación de las riquezas americanas, una masiva demanda de mano de obra capaz de llevar a cabo la
explotación económica de estas nuevas zonas del mundo. Para cubrir esta demanda, y desde finales del siglo XV,
los portugueses inician rutas comerciales a lo largo de la costa occidental africana, motivadas inicialmente por la
búsqueda de oro y más tarde para la obtención de otros productos como marfil, pieles, maderas y la mencionada
mano de obra que proporcionaban los esclavos. Poco a poco se desarrollaría lo que se ha denominado el comercio
triangular entre Europa, África y América, posible por los avances técnicos y científicos relacionados con la nave-
gación y la construcción naval. Así, y desde el siglo XVI al XIX, se produce un flujo de personas que atraviesan en
barcos negreros el océano Atlántico para ser vendidos a los colonos americanos.
2 Término referido a la garza blanca cuyas plumas de la cresta y del dorso fueron muy valoradas y cotizadas
para el adorno, especialmente de los sombreros. Esta ave esbelta de unos 55 centímetros de longitud y poco más
de 1 metro de envergadura tiene un plumaje completamente blanco, casi níveo. En la época de reproducción luce
a modo de fleco sobre la cabeza unas largas, delicadas, vaporosas y esponjadas plumas, que llegan a alcanzar
20 centímetros y más, tanto en los machos como en las hembras.
3 En la Antigua Roma ya se utilizaron los lunares como ornato, “esplenia lunata”; también en Al-Andalus en los
siglos XII y XIII; e incluso en la China de los siglos VII al X, con la dinastía Tang; igual que en la India, el denomina-
do Bindi colocado en el entrecejo. Y recordemos que en el cuento de La Cenicienta, de Perrault, las hermanastras
los compraban en las mercerías parisinas. Generalmente eran diminutos parches de tafetán de seda negra que
mujeres y hombres colocaban sobre su rostro por un mero placer estético, y se denominaban “moscas”, aunque
su colocación parece ser que no era tan arbitraria como en principio puede parecer, sino que podía convertirse en
un código social.
4 La Peregrina, dio lugar al adjetivo “peregrino”, que antiguamente significaba “raro, caprichoso, especial”, y es
el nombre que recibió una perla, de tamaño y forma inusual, considerada una de las más valiosas y legendarias
de la historia de Europa. Fue descubierta en aguas del archipiélago de las Perlas, en Panamá, en el siglo XVI, y
pasó a manos del rey Felipe II de España, para formar parte desde entonces del Joyel de los Austrias. Pocas joyas
arrastran una historia tan fascinante, y tan viajera desde que fuera descubierta por un esclavo hace más de 400
años. En el siglo XV las perlas se conocían como “margaritas”. La Peregrina, junto con el diamante El Estanque,
fueron lucidas por las sucesivas reinas que ocuparon el trono de España. La primera fue la británica María Tudor,
fugaz esposa de Felipe II, como vemos en su famoso retrato pintado por Antonio Moro (Museo del Prado). A su
fallecimiento, la perla volvió a España, y la vemos en el retrato de la reina Margarita de Austria-Estiria, esposa de
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MINIATURA DE LA REINA ENRIQUETA MARÍA DE INGLATERRA, ESCOCIA E IRLANDA, CA.1632
Felipe III de España en su retrato ecuestre realizado por Velázquez (Museo del Prado). La Peregrina permaneció
en España hasta 1808, cuando el rey invasor José Bonaparte ordenó que le entregasen las joyas de los Borbones
españoles, ya exiliados, y fue enviada por Bonaparte a su esposa Julia Clary, que residía en París. Se cree que
Bonaparte dispuso en su testamento la entrega de la perla al futuro Napoleón III, quien debió de venderla hacia
1848 por problemas económicos. Se la compró el Marqués de Abercorn, cuya esposa la lució en París, en un baile
en el Palacio de las Tullerías. El día 23 de enero de 1969 La Peregrina salió a subasta en la sala Parke Bennet de
Nueva York, como lote número 129, y la adquirió el actor Richard Burton por la extraordinaria cantidad de 37.000
dólares, como regalo a su amada Elizabeth Taylor, que entonces tenía 37 años. Después, y tras su fallecimiento,
el día 3 de septiembre de 2011, el diario español ABC anunció que las joyas de Elyzabeth Taylor, y entre ellas la
perla La Peregrina, serían exhibidas por la sala de subastas Christye´s y en varias capitales del mundo como paso
previo a su venta. Y tal como refirió el diario La Vanguardia el día 13 de diciembre de 2011, se subastó junto a las
restantes joyas de Taylor: La Peregrina alcanzó la cifra de nueve millones de euros.
5 Ya desde finales del siglo XV y durante la primera mitad del siglo XVI, las perlas formaron parte fundamental
de los joyeles reales, y estaban presentes también en la decoración de los vestidos, en los escotes, cierres, boto-
nes, herretes o puntas; y sobre los trajes podemos identificar abundantes perlas y aljófares junto a gemas como
esmeraldas, diamantes, rubíes, cristal de roca o vidrio montado sobre malla de oro.
6 El antifaz y la máscara fueron elementos prácticos y a la vez decorativos. Protegían del sol y de la intemperie
en las actividades al aire libre como la equitación, y eran indispensables para conservar la palidez de la cara, im-
puesta por la moda del momento. También se utilizaron para mantener el anonimato en momentos de necesidad,
tales como la asistencia a actos sociales con representación teatral, considerada asistencia impropia para un per-
sonaje cortesano. Así, el antifaz o la máscara entera tapaban el rostro y facilitaban el ocultamiento de la identidad
de las damas respetables.
Un ejemplo fundamental lo encontramos en el famoso grabado realizado por Wencesllaus Hollar, El invierno, que
forma la serie de Las cuatro estaciones, fechado entre 1640 y 1650, en el que el personaje viste antifaz, cuello y
manguito de pieles, capucha, faldas recogidas y zapato de tacón curvo, estilo Luis XV.
7 El Prado posee una sobresaliente colección de obras del maestro que muestran todas las fases de su pintura,
entre ellas el retrato del rey ya citado. Como el que podemos ver en el Museo del Prado, El rey Carlos I de caza
(1638), en el que muestra al rey a caballo, en medio de la naturaleza y alejado de la rígida etiqueta con la que hasta
ahora se habían realizado los retratos reales; un rey elegante, con una clara influencia de la pintura holandesa.
También el retrato que conserva el Museo del Louvre, Carlos I de Inglaterra en traje de caza, con un rey que ha
desmontado para un descanso, con pose altiva, aunque la escena roza un cierto carácter de intimidad.
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Bibliografía
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MINIATURA DE LA REINA ENRIQUETA MARÍA DE INGLATERRA, ESCOCIA E IRLANDA, CA.1632
En estas breves conferencias, que tienen lugar en las salas de exposición, se analizan e
interpreta un modelo de especial importancia entre los expuestos. A los asistentes se les
entrega gratuitamente un cuadernillo con el contenido de la conferencia.
Domingos: 12:30 h.
Duración: 30 min.
Asistencia libre
ENERO
Ilustración de moda (1934-35)
Paloma Calzadilla
FEBRERO
Traje de alcaldesa de Zamarramala
Mª Antonia Herradón
MARZO
Vestido camisa y spencer (1800-1810)
Beatriz Bermejo
ABRIL
Miniatura de la reina Enriqueta María de Inglaterra,
Escocia e Irlanda, Ca.1632
Concha Herranz
MAYO
Conjunto para hombre de Antonio Alvarado, 1987
Juan Gutiérrez
JUNIO
Geometria y traça ALBAIZETA
María Prego
SEPTIEMBRE Descubre más sobre la progra-
mación del Modelo del mes.
Abarca cántabra Si tienes un teléfono compa-
Ana Guerrero tible, descárgate un lector de
códigos QR.
OCTUBRE
Mantón de Manila, ca. 1870
Lucina Llorente
NOVIEMBRE
Polisón infantil
Elvira González
DICIEMBRE
Pieza por determinar
MUSEO DEL TRAJE. CIPE
Avda. Juan de Herrera, 2. Madrid, 28040
Tel. 915504700 Fax. 915504704
Dpto. de Difusión: [email protected]
http://museodeltraje.mcu.es
/MT113764/
GREGORIO MARTÍNEZ SIERRA:
300 AÑOS DE TRAJE
FORMAL MASCULINO
por PABLO PENA
1
1 2 3
razón de su uniformidad
2
elemento. En rigor, procede del traje militar del siglo
XVIII, pues en aquel tiempo las chaquetas civiles
carecían de cuellos.
2 Solapa Es en realidad una parte del delantero
que se vuelve hacia afuera generando el escote de la
chaqueta. La solapa se plancha lentamente para que
el tejido se dilate y se pliegue con plasticidad. La
línea oblicua del pliegue se denomina “quiebre” y
determina la holgura del escote.
3 Cran Es el ángulo que se forma entre la punta
de la solapa y la punta del cuello. En la foto se
5 4
distingue un cran abierto; las chaquetas más formales
suelen tenerlo cerrado.
4 Pinza y costadillo Pinza de pecho y costura de
costadillo reducen el tejido sobrante cuando el
caballero goza de vientre plano. Imprescindibles en
la confección a medida.
6 6
5 Cruce Se denomina así al cruce de los
delanteros, que puede ser sencillo o “a una fila”,
como el de la foto, o cruce a doble fila.
6 Bolsillo de tapeta Las buenas chaquetas suelen
incorporar una tapeta extraíble en los bolsillos de
cintura.
Ilustración: Bernard ROETZEL, 1999, El caballero. Manual de moda masculina clásica.
Colonia: Könemann.
EL BUEN TRAJE La meca de los trajes a medida se encuentra en Londres: la célebre calle Savile Row presume de
bastión occidental de la moda tradicional de caballero. Allí todavía se distingue entre patronista-cortador (cutter) y
sastre-confeccionista (taylor), y sirve de ejemplo a sastrerías de alta calidad de todo el mundo como la madrileña
López, Herbón y Cía., donde se dan cita clientes tan eximios como Plácido Domingo, Óscar de la Renta y nuestro rey
don Juan Carlos. El parroquiano que visite estos templos del vestir no debe acudir apresurado, porque las medidas han
de tomarse con esmero, y también será conveniente que elija un tejido que agrade a su tacto y a su vista, porque la
prenda final se mantendrá inalterada durante décadas sin pasar de moda, ya que no pasa de moda lo que no está de
moda.
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1
5
6
7 2
1 ESPIGA Así denominado por su dibujo que recuerda a las espigas y a las espinas de los peces.
Se emplea para vestir y sport, en trajes y abrigos.
2 PATA DE GALLO / HARRIS El tejido crea un dibujo de estrella de cuatro puntas a dos
colores. El Harris produce el mismo efecto, pero debe combinar tres colores.
3 PRÍNCIPE DE GALES O tejido de cuadros galés. El efecto del tejido pata de gallo se produce en
bandas entrecruzadas ortogonalmente.
4 FRANELA El tejido de lana básico de los trajes, elaborado en todo tipo de colores, gruesos y
calidades. Efecto liso.
5 RAYAS DIPLOMÁTICAS También llamado tenis. Rayas muy finas y siempre verticales para
sastrería de hombre y de mujer. Tejido característico de las películas de gángster.
6 OJO DE PERDIZ Efecto óptico como de pequeños ojos, elaborado frecuentemente mediante
la combinación de hijos negros y blancos.
7 TWEED Tejido grueso, generalmente con fibras de diversos colores, característico de las
chaquetas sport de invierno y de los trajes sastre de Chanel.
300 años de traje sastre masculino
antiguo régimen
CHUPA Y PELUCA. El traje formal de SOMBRERO DE TRES PICOS. FRAC, CUELLO-SOLAPA Y SOMBRERO DE
caballero nace en la Francia de Luis XIV Durante el siglo XVIII el COPA. La Revolución francesa enaltece a los
como reunión indeliberada de un chaleco se mantiene largo como sans-culottes (sin calzones), es decir, las gentes
sistema indumentario que se sostendrá la casaca, pero ambas piezas, comunes que en vez de vestir calzones y
durante más de 300 años: camisa blanca, aunque todavía puedan lucirse medias de seda, como los nobles, visten
corbata, chaqueta, chaleco y pantalón. en terciopelo y tejidos pantalones. El calzón queda, así, estigmatizado
Ya en estos momentos se exige que la preciosos, han perdido como estandarte del pensamiento conservador
camisa sea blanca y luzca pulcra, ornamentos y brillantez. Tal es y antidemocrático, un peso que terminará por
haciendo honor a quien la viste. La el camino que seguirá el traje sumirlo en el abandono hacia 1820. Se viste
chaqueta de amplios faldones se masculino contemporáneo: con prudencia porque corren tiempos
denomina en Francia justaucorps y en sobriedad. La gran peluca ha revolucionarios... Desde Inglaterra, el
España casaca; al chaleco, todavía tan cedido puesto a una más “hermoso Brummel”, el dandi que inspiró a
largo y ornamentado como la casaca, los pequeña y empolvada. Todavía varias generaciones de caballeros discretos,
españoles le dicen “chupa”. Los calzones pende la espada, símbolo viril y promociona un vestido similar al del petimetre
perviven desde los primeros días del nobiliario de la otrora del figurín ilustrado. La espada comienza a
Renacimiento y aguantarán hasta la beligerante aristocracia. La verse relegada por el bastón, enseña burguesa
Revolución. El tocado era una peluca corbata es una lazada y el frente a la aristocrática espada. El sombrero de
leonina. sombrero de tres picos. copa será el must del siglo XIX.
Dibujo de Bonnart, hacia 1674 Dibujo de Gravelot, 1730 Dibujo de La Mésangère, 1808
[email protected]
PABLO PENA Fernández de los Ríos, 32 28015-Madrid 914460968