Frank R Wilson La Mano - Compress
Frank R Wilson La Mano - Compress
Frank R Wilson La Mano - Compress
En este libro se hablaba del desarrollo anatómico del hombre y de las relaciones entre
movimiento percepción y aprendizaje.
Desde la biomecánica, la mano es una parte integrante del brazo, una terminación
especializada de una estructura articulada que, a modo de grúa, cuelga del hombro y
de la parte inferior del pecho.
Una convicción compartida es aceptar que los seres humanos tienen deseos básicos
de autonomía e inventiva. De autodefinición ( autopoiesis). Y los procesos, para su
logro suelen comenzar por una toma de conciencia de una resistencia activa a la
educación formal y la decisión de dedicar esfuerzo a esta resistencia. Luego, iniciado
el proceso de autoeducación, nunca se detiene. Las personas adquieren destreza y
clarividencia cuando se interesan verdaderamente por lo que están haciendo (por
hacer).
El pulgar largo permite tocar la punta de todos los demás dedos, con lo que se pueden
manipular objetos con precisión y sujetar piedras para golpear, excavar o lanzarlas.
Los seres humanos son los únicos que emplean estrategias de resolución de
problemas.
El lenguaje humano debe mucho a los animales. Las llamadas señalativas (de
animales y humanos). Y los ademanes corporales que expresan emociones e
intenciones.
Pero el lenguaje humano va más allá, utilizando códigos y símbolos cuya
correspondencia con objetos y hechos del mundo se han establecido por convenio.
Dumbar (Grooming, Gossip, and the evolution of language). Inteligencia social como
comprensión de la cooperación mutua. Para esto se necesita un cerebro grande.
Dumbar sostiene que hubo una especie de protolenguaje que fue social antes que
técnico. Luego el lenguaje se hizo técnico para manejar herramientas e información.
Las funciones del lenguaje implican que las relaciones entre la organización interna y
las características externas del mundo adoptan en el lenguaje una doble forma
dinámica: un evento externo como es una palabra o frase encaja con las
representaciones internas del significado de la locución y, el propio significado puede
adquirir más de una forma.
Chomsky se opone a Skinner (aprendizaje lingüístico benaviorista). El aprendizaje del
lenguaje se describe mediante la paradoja aparente del niño que ya sabe lo que tiene
que aprender. Chomsky recuerda que la estructura del lenguaje (interacción entre
semántica y sintaxis) sigue siendo un arcano igual que sus raíces comportamentales y
neurológicas.
Deacon (The symbolic species) defiende la tesis de que el habla humana es un órgano
natural del lenguaje y que la estructura subyacente puede explicarse en función de las
adaptaciones del tracto vocal que permitieron traducir las representaciones simbólicas
internas en vocalizaciones controladas.
Las estructuras lingüísticas (a cualquier nivel) son producto de poderosos procesos
evolutivos a múltiples niveles donde las tendencias mentales innatas constituyen solo
una sutil fuente de sesgo darwiniano. Nadie comprende todavía la función originaria
exacta del lenguaje.
Esta hipótesis se basa en entender que la mano fue algo mas que exploradora y
descubridora de las cosas en el mundo objetivo: también fue separadora,
conjuntadora, enumeradora, diseccionadora y ensambladora. La mano puede ser
amorosa, agresiva y juguetona. Incitadora del lenguaje humano.
El cerebro incorporó una nueva física, una manera nueva de registrar y representar el
comportamiento de objetos que se mueven y cambian bajo el control de la mano. Es
precisamente este sistema representacional (una sintaxis de causas y efectos, relatos
y experimentos) lo que encontramos en la organización del lenguaje humano.
Davies (What´s Bred in the Bone) Es tan seguro que la mano habla al cerebro como
que el cerebro habla a la mano.
*
El brazo está fuera del torso, suspendido solo por ligamentos esqueléticos y
musculares. La clavícula lo mantiene alejado y el omóplato lo sujeta estando él mismo
suelto, solo fijado muscularmente a la caja torácica.
Aunque las distinciones funcionales entre los sistemas visuales humanos dorsal y
ventral no están bien definidas, las conexiones del sistema ventral son tales que él
solo, podría permitir la explotación de la nueva capacidad de agarre que proporcionó la
introducción de la oposición ulnar en la mano homínida. En el sistema ventral, la
información sobre el color de los objetos y otras características superficiales tiene
acceso a las áreas lingüísticas de los lóbulos temporales, lo que Jeannerod ha
denominado “sistema de proceso semántico”, un canal de información relacionado con
la “manipulación, identificación o transformación de objetos” .
Es decir, el sistema ventral puede asistir en la integración a alto nivel de la visión con
las acciones motoras dependientes del reconocimiento (o “clasificación”) de
propiedades distintivas de objetos o, también, en la anticipación de movimientos
precisos de la mano y los dedos relacionados con la ejecución de tareas complejas en
el aspecto cognitivo.
*
Se aprende por tanteos y, sobre todo, se aprende de los errores cuando ya solo se
cometen en ocasiones. El aprendizaje con errores es el “doble” de bueno del que se
hace sin errores.
Cuando trabajes con un caballo, es tu mano la que ejerce el control, Los jinetes hablan
de personas que tienen las manos suaves.
Escribir y dibujar son habilidades que requieren el uso refinado de útiles pequeños
manipulados con un agarre de precisión.
Lanzar objetos se relaciona con la lateralización de todo el cuerpo.
Otra distinción importante entre ambas manos en una tarea compartida es que la
mano no dominante (por ejemplo, la que ajusta la posición del papel en la escritura)
“enmarca” el movimiento de la dominante: fija y limita el contexto ESPACIAL EN EL
CUAL TENDRÁ LUGAR EL MOVIMIENTO “HÁBIL”. Así, al coser, “como si fuera una
abrazadera, la mano postural (izquierda) asegura la estabilidad plástica, esto es,
produce situaciones estables sujetas a frecuentes alteraciones, gracias a las cuales se
consigue que la posición y la orientación de la tela se adecuen siempre a la acción de
la mano derecha”
En algún lugar del cerebro hay una regla que limita las complejidades potencialmente
inmanejables de cualquier tarea. La secuencia de movimientos (acciones) en una
tarea pasa a ser, siempre, la solución del problema.
Las fases de las tareas son: “el camino sentido” y “el proceder arquitectónico”. En el
proceder arquitectónico las cosas se hacen siguiendo la pauta que presta una
representación mental del problema resuelto. Luego se puede improvisar en la
resolución de tareas.
El cerebro posee la capacidad de generar reglas que tratan los nombres como si
fueran piedras y los verbos como si fueran palancas o poleas. En el lenguaje y en el
uso de herramientas, la ontogenia recapitula la filogenia (Haeckel).
Reynolds cree que la aparición del lenguaje y la inteligencia fue estimulado por las
interacciones de los grupos pequeños cooperativos que crearon el contexto dentro del
cual se perfeccionaron las convenciones lingüísticas.
Los polilitos pueden girar en el espacio. La edificación es un polipodo (no puede girar
en el espacio).
Armstrong, StoKe y Wilcox proponen una taxonomía del gesto: agresión; gestos
universales, gestos compartidos en una cultura; gestos ampliados en el habla (gestos
de los sordomudos).
Los signos gestuales. Los signos tienen una opacidad que los gestos no suelen tener.
Los signos están codificados. Los gestos son mas complejos y mas lentos.
El lenguaje abrevia el gesto y se basa en un sistema combinatorio discreto.
Solo porque existe una estructura profunda del lenguaje (Chomsky) podemos generar
y comprender una frase. Para producir el lenguaje el cerebro debe de cumplir, ante
todo, dos tareas: agrupar y etiquetar acontecimientos causalmente relacionados;
comparar señales, codificarlas, regenerarlas y manejarlas sin que pierda la
correspondencia original con los eventos internos y externos codificados.
Este proceso funda el “pensamiento interior” (Pinker) (desarrollo del niño. Pag 194 y
195)
El único punto adicional que quiero destacar de esta etapa. Cuando el nexo
pensamiento-lenguaje se está construyendo, es que en la mano también ocurre algo
muy importante.
Bellugi: El lenguaje de signos no es una lengua codificada. Parece una lengua. Hay
reglas para construir palabras y para hacer frases pero las reglas tienen que ver con el
espacio y la forma.
El cerebro tiene la facultad del lenguaje y a este no puede canalizarle por la boca,
puede hacerlo por las manos.
Stokoe indica que el lenguaje de gestos sígnicos tiene una estructura gramatical
(visuespacial) comparable a la del lenguaje hablado.
Hay movimientos hábiles que no son ni gestos ni signos. Son los gestos de las
habilidades artísticas (ejecución musical, danza, dibujo, etc.). Son habilidades
inteligentes que se vinculan con el lenguaje de las emociones.
Son habilidades que “asoman en la mano”
Oliver Sacks (Veo una voz) dice que los que se comunican mediante signos
desarrollan en el cerebro una mejora visuomotora y piensa que esa experiencia lleva a
lingüistizar el espacio o a espacializar el lenguaje.
*
“La música y el lenguaje tienen ciertos aspectos en común: ambos se utilizan de
manera expresiva y receptiva, ambos implican una actividad motora secuencial para
su producción, ambos están construidos con sonidos discretos perceptualmente
representables mediante una sistema de escritura... Puede hablarse de una gramática
musical en la mente del compositor, del ejecutante y del oyente, una gramática que
tiene ciertos paralelismos con la del lenguaje...Sin embargo, una frase y la música
difieren es aspectos importantes. Por ejemplo, una frase musical no lleva la misma
clase de información que una frase verbal: más que referirse a ideas u objetos
específicos, evoca sentimientos o emociones: modelos de tensión y relajación corporal
(J. Sergeaut).
Hacer algo con las manos es poner un pequeño mundo al que podemos enfrentarnos,
a diferencia del gran mundo, al que muchas veces no somos capaces de mirar cara a
cara.
Los actos creativos surgen también del impulso de alterar un estado interior o de
comunicar algo a los demás capaz de alterar su estado interior. Es absurdo imaginar
que podemos permanecer al margen de esta iniciativa y juzgar su éxito o su fracaso.
Sólo mediante la actividad creativa puede el individuo definir su propio conocimiento
del mundo y el lugar que ocupa en él, y todos los que desean hacerlo pueden hacerlo.
Sólo una curiosidad innata paralizada o un aislamiento miserable pueden sofocar la
creatividad.
*
No debe sorprendernos que el aprendizaje sea tan difícil de controlar y tan fácil de
orientar y de desorientar. Es cerebro, y mano, y ojo, y oído, y piel, y corazón; es el
individuo solo y el individuo en comunidad; es general y específico, grande y pequeño.
La interacción de cerebro y mano, y su colaboración creciente a lo largo de toda una
vida de relaciones sucesivas con toda clase de actividades (música, construcción,
juego, excursionismo, cocina, malabarismo, equitación, arte) no sólo significa, sino que
también prueba que lo que nosotros llamamos aprendizaje es el misterio
quintaesencial de la vida humana. Exige energía, pero produce más de la que
consume, Es enigmático y enzimático. Marca la fusión de lo que en nosotros es físico,
cognitivo, emocional y espiritual. Aprender es la herramienta principal que “entrena” la
compulsión de nuestra especie para sobrevivir en tanto que individuos y en tanto que
comunidad.
*
La cognición es una realización de todo el animal, no de un mecanismo interior a él y
al que sirve de vehículo. Por consiguiente, no hay nada semejante a una “inteligencia”
fuera del propio animal, como tampoco hay ninguna evolución de la inteligencia que no
sea la evolución de los animales con sus propias facultades de percepción y acción.
El cerebro no vive dentro de la cabeza, aunque ésta sea su hábitat formal. Se extiende
a todo el cuerpo y, con él, al mundo exterior. Puede decirse que el cerebro “termina”
en los nervios periféricos, que los nervios periféricos “terminan” en las uniones
neuromusculares, y así sucesivamente hasta llegar a los quarks. Pero el cerebro es
mano, y la mano es cerebro, y su interdependencia lo incluye todo, hasta los quarks.
Nos perdemos en los detalles. Vemos que los hemisferios derecho e izquierdo
responden a determinados retos de maneras distintas, que uno ejecuta una tarea más
deprisa, o mejor, o más fiablemente que el otro, y llegamos a la conclusión de que este
hemisferio está especializado en esa función. Estos descubrimientos son importantes
y (probablemente) útiles, pero no dejan de ser artefactos de las pruebas que
preparamos. Cuando el hemisferio izquierdo y el derecho unen sus fuerzas, nuestra
atención, o nuestra perspectiva, deben cambiar para tener en cuenta el nuevo
conjunto de consecuencias de esa combinación única. El lenguaje no consiste sólo en
palabras, semántica, sintaxis. Es también melodía y, a veces, danza. En el caso del
lenguaje de signos, por ejemplo, es una danza silenciosa de las manos. Es una vos,
un rostro, palabras entre líneas. Es un pequeño objeto tallado, un submarino, una silla,
un olor axilar, un peinado, un cántico, una fumata en la chimenea del Vaticano...
Seguramente la jaqueca es parte del precio que tenemos que pagar por esa facultad
divina que es soñar. Tal como he expuesto en este libro, la capacidad para imaginar –
para soñar- está fuertemente vinculada a la capacidad exclusivamente humana de
crear complejidad no sólo en nuestros pensamientos, sino también en todo lo que
hacemos con nuestras manos. La palabra latina rabere significa “soñar” y también
“enrabiar”, lo que me parece fascinante. La palabra francesa rever es todavía mejor,
ya que significa “soñar” y también, en sentido más figurado, desvariar. Es la capacidad
de ser poseído, de enloquecer por una idea o una posibilidad: el sonido de un motor, el
aspecto de la imagen deseada traducida en una serie de líneas dibujadas por nuestra
propia mano sobre un papel. Los seres humanos somos lo que somos no únicamente
a causa de nuestra irracionalidad. Por tanto, mi recomendación final va dirigida a los
nombradores oficiales de especies: nuestro nombre específico debería celebrar la
mano y su papel fundamental en nuestra vida reclamando la herencia del hombre
“hábil” de Leakey, Homo habilis, y también debería recordarnos que nuestra
racionalidad está alimentada por el inconsciente y animada por una curiosidad
juguetona. Esto nos deja con un nombre bastante largo: Homo habilis rabens ludens
sapiens, una denominación que, sin embargo, refleja mucho mejor que la oficial lo
esencial y más pintoresco del ser humano