InformeCCA Micro Nanoplasticos ES051119ac 003
InformeCCA Micro Nanoplasticos ES051119ac 003
InformeCCA Micro Nanoplasticos ES051119ac 003
Resumen
En los últimos años, varios estudios han detectado microplásticos en una amplia gama
de concentraciones en aguas marinas, aguas residuales, agua dulce, alimentos, aire y
agua potable, tanto en agua embotellada como del grifo. También se han detectado
en las heces de humanos.
Palabras clave
Microplásticos, nanoplásticos, alimentos, evaluación de riesgos.
Miembros del Comité Científico :Albert Bosch Navarro, Joaquim Castellà Espuny,
Mariano Domingo Álvarez, Rosaura Farré Rovira, Margarita Garriga Turón, Jesús
Gómez Catalán, Santiago Lavín González, Ma Teresa Dordal Culla, Abel Mariné Font,
Martí Nadal Lomas, José Juan Rodríguez Jerez, Jordi Salas-Salvadó, Vicente Sanchís
Almenar, Antonio Velarde Calvo i M. Carmen Vidal Carou (presidenta).
Grupo de trabajo: Jesús Gómez Catalán, Isabel Timoner Alonso, Victoria Castell
Garralda, Jordi Salas-Salvadó, Vicente Sanchís Almenar i Martí Nadal Lomas.
Resum
L’augment de residus de plàstics en el medi ambient, sobretot en mars i oceans,
i la presència de formes microscòpiques dels productes plàstics (micropartícules
i nanopartícules) ha generat, a part d’una preocupació mediambiental, una
inquietud des del punt de vista de la seguretat alimentària, ja que els microplàstics
i nanoplàstics podrien incorporar-se a la xarxa tròfica i, per tant, estar presents
en els aliments destinats a l’alimentació humana.
En els darrers anys, diversos estudis han detectat microplàstics en una àmplia
gamma de concentracions en aigües marines, aigües residuals, aigua dolça,
aliments, aire i aigua potable, tant en aigua embotellada com de l’aixeta. També
s’han detectat a la femta d’humans.
[2]
Paraules clau
Microplàstics, nanoplàstics, aliments, avaluació de riscs.
Microplastics and nanoplastics in the food chain.
Abstract
The increase of plastic waste in the environment, especially in seas and oceans, and
the presence of microscopic particles of plastic products (microparticles and
nanoparticles) has generated –apart from an environmental concern, a food safety
concern, as microplastics and nanoplastics could be incorporated in the food chain
and therefore be present in food intended for human consumption.
Microplastics and nanoplastics are microscopic particles of plastic products less than
5 mm long, coming from the fragmentation of macroplastics that largely find their
way into the aquatic environment and, due to their difficult degradation, remain the
environment for decades.
The present document reviews what are the current knowledge on the presence of
microplastics and nanoplastics in the food chain and their potential effects on human
health.
Keywords [3]
Edita:
Agencia Catalana de Seguridad Alimentaria (ACSA)
1a edición:
Barcelona, noviembre de 2019
[4]
Asesoramiento lingüístico:
Secció de Planificació Lingüística del Departament de Salut
URL:http://acsa.gencat.cat
Índice
En los últimos años, distintos estudios han detectado microplásticos en una gran
variedad de organismos del zooplancton y también en especies de niveles tróficos
superiores, tanto en invertebrados como vertebrados. Aparte del pescado y marisco,
también se han identificado otras vías de entrada de microplásticos en la cadena
alimentaria, como es el caso de la sal marina, la cerveza, la miel, el azúcar y el agua
del grifo (JRC, 2017; EFSA, 2016).
Dicha inquietud viene dada no solo por el efecto de las partículas de plástico como
tales, sino también por la presencia de aditivos y contaminantes químicos que pueden
liberarse de los microplásticos. La mayor parte de los microplásticos ingeridos se
eliminarán por vía fecal sin absorberse pero algunos estudios experimentales indican
que los microplásticos de menor tamaño presentes en los alimentos se pueden
absorber y transferir a los tejidos. En cualquier caso, se absorban o no, las partículas
pueden liberar aditivos y contaminantes que sí son fácilmente absorbidos y
transportados dentro del organismo. Entre los primeros, se encuentran los
[7]
1 European Food Safety Authority. Annual report of the Emerging Risks Exchange Network
2013. EFSA supporting publication. 2014: EN-682. 30 p. Disponible en:
https://www.efsa.europa.eu/en/supporting/pub/en-682
2 Register of qüestions [Internet]. EFSA. Disponible en:
http://registerofquestions.efsa.europa.eu/roqFrontend/questionLoader?question=EFSA-Q-
2015-00159
3 European Food Safety Authority. Presence of microplastics and nanoplastics in food, with
Fuente: ACSA.
Los microplásticos pueden ser ingeridos por muchos invertebrados marinos, dado
que su tamaño es parecido al de ciertos componentes del plancton (Browne et al.,
2008). Cole et al. (2013) demostraron que 13 taxones de zooplancton tenían la
capacidad de ingerir perlas de poliestireno de entre 1,7 y 30,6 µm, con una ingesta
que variaba según el estadio de desarrollo y el tamaño de las perlas. Del mismo
modo, se ha demostrado la ingesta de microesferas de poliestireno de 10 µm por
copépodos, cladóceros, rotíferos, poliquetos y sus larvas, bivalvos, equinodermos,
Las pruebas experimentales indican que los microplásticos poseen el potencial de ser
transferidos hacia niveles tróficos superiores. Farell y Nelson (2013) demostraron la
transferencia trófica entre mejillones y cangrejos. Murray y Cowie (2001)
evidenciaron la adquisición de microplásticos por cigalas (Nephrops norvegicus) a
[10]
través de su alimentación. Asimismo, se han hallado partículas de plástico en los
excrementos de leones marinos (Arctocephalus spp.) que se cree que las habían
ingerido a través del pescado que forma parte de su dieta (Eriksson y Burton, 2003).
Estudios recientes han documentado la transferencia trófica de microplásticos a la
naturaleza y en condiciones de laboratorio, lo que indica que los plásticos de tamaño
microscópico y nanoscópico pueden transferirse a diferentes redes alimentarias.
Estos hallazgos suscitan preocupaciones con respecto a la bioacumulación y
biomagnificación de los microplásticos, y pueden aumentar los riesgos y efectos
tóxicos en los depredadores (Barboza et al., 2018).
Los microplásticos de origen marino podrían incorporarse en alimentos de origen
[11]
3.Presencia en los alimentos
Con respecto al pescado, solo se dispone de datos sobre microplásticos del tracto
digestivo, que normalmente es una parte del animal que no se consume. Es probable
que la parte de microplásticos de la parte comestible del pescado sea insignificante
para la exposición de los consumidores. No pasa lo mismo con los bivalvos, que son
organismos filtradores, como los mejillones, ya que acumulan microplásticos en el
tubo digestivo y, a diferencia del pescado, se consumen enteros. Por lo tanto, según
la EFSA, su consumo representa un escenario conservador de la exposición dietética
a microplásticos de los productos del mar en general.
De entre los 535 peces recogidos en un estuario del golfo de México y sus afluentes,
el 8 % de los peces de agua dulce y el 10 % de los peces marinos tenían
[13]
microplásticos en el tubo intestinal (Phillips y Bonner, 2015). El porcentaje de
presencia de microplásticos ingeridos por pescados en ríos de áreas no urbanizadas
era inferior al de los pescados procedentes de un río urbanizado (29 %). El porcentaje
de presencia de microplásticos por hábitats (es decir, bentónico, pelágico) y
comunidades tróficas fue similar.
Los mejillones (Mytilus edulis) criados en el mar del Norte y los ostiones (Crassostrea
gigas) criados en el océano Atlántico muestran un contenido medio de 0,36 y
0,47 partículas/g, respectivamente (Van Cauwenberghe y Janssen, 2014). Después
de un período de depuración de tres días, el contenido de microplásticos disminuyó
a 0,24 y 0,35 partículas/g, respectivamente. La depuración provocó la eliminación de
todos (mejillones) o la mayoría (ostiones) de los microplásticos mayores, es decir,
de 25 mm de longitud; en los mejillones, los microplásticos más abundantes después
[14]
de la depuración del intestino eran las partículas de 5 a 10 µm, mientras que en los
ostiones las partículas más abundantes eran del tamaño de 11 a 15 µm (30 %) y de
16 a 20 µm (33 %).
Se desconoce cuál puede ser el efecto del tratamiento de los alimentos sobre el
contenido de microplásticos. En todo caso, es probable que los procesos industriales,
el envasado y los procesos culinarios contribuyan a un incremento de la presencia de
microplásticos generados durante dichos procesos. Por ejemplo, en el agua
embotellada se han hallado partículas de plástico aparentemente originadas en el
mismo envase (Toussaint et al., 2019).
[16]
4.Peligros para la salud humana de los microplásticos en
Se han propuesto mecanismos por los que los microplásticos podrían causar daños
como embolización vascular, respuestas inflamatorias asociadas a la acción de células
fagocíticas sobre las partículas o potenciación de la respuesta (auto)immunitaria en
biomoléculas adsorbidas en la superficie de las partículas. Estos tipos de efectos se
han podido demostrar con varios nanomateriales, con partículas atmosféricas y con
las partículas plásticas producidas por la abrasión de implantes (Wright y Kelly,
2017). Recientemente, estudios in vitro han demostrado que microplásticos y
nanoplásticos pueden producir citotoxicidad por mecanismos de estrés oxidativo
(Schirinzi et al., 2017). También se ha publicado un estudio in vivo en roedores
expuestos a micropartículas (5 y 20 µm) de poliestireno (Deng et al., 2017). Los
resultados indican que los microplásticos se acumulan en el hígado, riñón e intestino,
con una cinética de acumulación de tejidos y un patrón de distribución que depende
en gran medida del tamaño de las partículas de microplásticos. Además, el análisis
de múltiples biomarcadores bioquímicos y perfiles metabolómicos apunta que la
exposición produjo perturbaciones en el metabolismo energético y de los lípidos, así
como estrés oxidativo.
[19]
Los datos del estudio del BfR de 2019 (Stock et al., 2019) no evidenciaron lesiones
detectables histológicamente ni respuestas inflamatorias en los estudios in vivo con
ratones por la exposición a partículas de microplásticos de poliestireno.
Además de los aditivos, los microplásticos pueden liberar monómeros residuales que
no se hayan incorporado a la matriz polimérica, así como productos de degradación
que se hayan formado en la superficie por reacciones químicas o fotoquímicas
durante la estancia en el medio ambiente.
Los residuos plásticos son un material hidrofóbico con una superficie cargada y/o un
biofilm cargado, lo que implica que dicho material estará contaminado por productos
químicos como contaminantes orgánicos persistentes, plaguicidas y metales pesados.
Estos productos químicos se adsorben y se liberan del plástico, dependiendo de las
condiciones ambientales. Por lo tanto, el estado químico y los riesgos toxicológicos
del plástico contaminado difieren en el tiempo y el espacio durante el ciclo de vida
de una partícula de plástico en el medio. La concentración de contaminantes en el
[20]
plástico puede ser hasta un millón de veces superior a la del medio (Mato et al.,
2001), y actúa como potencial fuente y vector para dichas sustancias químicas.
Se ha demostrado que los contaminantes orgánicos como los PCB se trasladan del
plástico a organismos que viven en el sedimento (Teuten et al., 2007) y a los piojos
de aves marinas (Teuten et al., 2009). Existen estudios que demuestran la
transferencia de contaminantes orgánicos persistentes (COP); por ejemplo, dioxinas,
Los contaminantes inorgánicos, como los metales, también pueden ser adsorbidos
en los microplásticos del medio acuático. Los gránulos de plástico recogidos a lo largo
de las costas suroeste de Gran Bretaña contienen concentraciones de metal similares,
y en algunos casos superiores, a las de los sedimentos de estuarios locales (Holmes
et al., 2012).
La EFSA indica que los residuos plásticos pueden actuar como sustrato para distintas [21]
Para calcular la ración, considera los datos de Lucas et al. (1995), que
determinaron el tamaño de las raciones de mejillones consumidas por mujeres
voluntarias francesas cuando visitaban la cafetería de un gran centro
hospitalario (n = 21) y de un centro de investigación (n = 25). Los datos
[22]
pusieron de manifiesto que la ración media de mejillones era de 200 g sin
concha. Suponiendo que generalmente los hombres comen más que las
mujeres, se calcula que la ración media de un hombre adulto es de 225 g de
mejillones.
Con respecto a datos de presencia de microplásticos, el informe considera los
datos obtenidos en mejillones de China, que son los que contienen más
microplásticos, con un valor promedio de 4 partículas/g (Li et al., 2015). El
consumo de esta ración de 225 g supondría una ingesta de unas 900 partículas
de plástico, lo que según los cálculos explicados en el documento de la EFSA
representaría 7 µg de plástico.
Con respecto a la exposición a los COP adsorbidos en los microplásticos, los
microplásticos depositados en las playas son los que poseen las mayores
concentraciones (PCB hasta 2.750 ng/g y HAP hasta 24.000 ng/g), y en este
Faltan datos toxicológicos sobre los efectos de los microplásticos como tales
para evaluar el riesgo en el ser humano.
Existe falta de información sobre los efectos locales de los microplásticos en
el tubo digestivo o sobre la microbiota.
La información disponible sobre la absorción intestinal y la distribución de las
partículas de microplásticos en el organismo es muy limitada. La absorción es
menor para las partículas mayores y prácticamente nula por encima de
150 µm, pero no existe bastante información cuantitativa ni sobre los
mecanismos implicados, el efecto de su forma y composición. Prácticamente
no existe información disponible sobre el metabolismo y excreción.
Por el contrario, sí que se conoce bastante bien la toxicidad de buena parte de los
aditivos y de los contaminantes ambientales que pueden liberarse de las partículas
de microplásticos.
Por el contrario, si se acepta que los datos actualmente disponibles sobre la presencia
de microplásticos en los alimentos representan una aproximación razonable a la
realidad, las estimaciones indican que la exposición a aditivos y contaminantes
originada por la ingesta de microplásticos supone una contribución mucho menor con
respecto a la exposición alimentaria total.
Los posibles peligros asociados a los microplásticos son las partículas físicas en sí
mismas, los productos químicos asociados en los componentes plásticos o en
contaminantes que pueden ser transportados por las partículas y los posibles efectos [26]
Con los conocimientos actuales, sabemos que los seres humanos ingerimos
microplásticos. El tracto digestivo de los organismos marinos contiene las cantidades
mayores de microplásticos. No obstante, normalmente se descarta esta parte antes
de su consumo. Por lo tanto, es probable que la exposición humana a microplásticos
por consumo de pescado sea insignificante, dado que los microplásticos se
encuentran mayoritariamente en las branquias, hígado e intestinos del pescado,
órganos que normalmente no se consumen.
Por lo que se refiere al riesgo para la salud humana de los compuestos químicos
asociados a los componentes de los microplásticos o transportados por las partículas,
la EFSA estima que la ingesta de una ración de mejillones tendría un efecto no
significativo en la exposición a productos químicos ambientales que se pudieran
adsorber en la superficie del plástico como los PCB (aumento del <0,006 %), los HAP
(aumento de <0,004 %) y el bisfenol A (aumento del <2 %). Tampoco parece que
la ingesta de microplásticos conlleve una aportación significativa a la exposición a
sustancias componentes de los plásticos (monómeros, aditivos) con respecto a la
exposición que se produce por la presencia en alimentos de estos compuestos en
forma libre.
En cuanto al riesgo para la salud humana de los efectos asociados a las partículas en
sí mismas, aunque no exista suficiente información para sacar conclusiones
definitivas, los estudios sobre absorción indican que solo los microplásticos de menos
de 150 µm se pueden translocar a través del epitelio intestinal y superar la barrera
intestinal, provocando una exposición sistémica. No obstante, los datos disponibles
en estudios con roedores demuestran que la absorción de estos microplásticos en el
intestino es muy baja (< 0,3 %). Solo la fracción más pequeña (tamaño <1,5 µm)
puede penetrar profundamente en los órganos.
Por otra parte, se sabe muy poco sobre la distribución sistémica dentro del cuerpo y
faltan estudios sobre el efecto de los microplásticos en el ser humano. Las primeras
pruebas independientes sobre la ingesta oral de micropartículas efectuadas por el
BfR con varias partículas modelo no han mostrado indicios de daño en el tejido
[27]
intestinal. No obstante, a causa de los pocos estudios disponibles, el BfR señala que
todavía no se puede realizar una evaluación sinóptica del efecto del microplástico en
la barrera intestinal y posterior evaluación de riesgos.
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