Control Social
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Control Social
com
1. Resumen de la monografía
2. Origen y evolución histórica del término Control Social.
3. Análisis histórico de las posiciones teóricas fundamentales referidas al control social.
4. Las posiciones de la criminología positivista.
5. Las vertientes doctrinales de las teorías del proceso social.
6. Posiciones de la criminología crítica.
7. A modo de conclusiones
8. Citas y referencias
9. Bibliografía
RESUMEN DE LA MONOGRAFÍA
La monografía en cuestión contempla como hilo conductor una perspectiva histórica de valoración de
la categoría Control Social. Se inicia el trabajo profundizando en los antecedentes histórico-sociales
del término, la paternidad científica del mismo y las escuelas o corrientes que inicialmente lo
asumieron. Se analiza la multiplicidad de visiones con las que se ha incursionado en el tratamiento
científico del Control Social, prestándosele especial atención a la óptica de estudio de la Teoría del
Etiquetamiento o “Labelling approach” y a las posiciones de la Criminología Crítica.
PALABRAS CLAVES: Control Social, Teoría el Etiquetamiento, Criminología Crítica, Paradigma del
Control, Teorías del Proceso Social.
DESARROLLO
I- Origen y evolución histórica del término Control Social.
El uso originario1 del término Control Social se remonta a la segunda mitad del Siglo XIX en los EE.
UU.; encontrándose indisolublemente asociado a la impostergable necesidad de integrar en un mismo
marco social las grandes masas de inmigrantes que como fuerza de trabajo acudieron a la
convocatoria migratoria generada por el proceso de industrialización de la naciente potencia
norteamericana. La perentoria demanda organizativa de este cúmulo poblacional migratorio,
caracterizado por su variada cosmovisión cultural, religiosa, etc.; demandó la necesidad de localizar
vías sociológicas de integración que superarán estas diferencias culturales y que a partir del desarrollo
de normas comportamentales, garantizaran una convivencia social organizada.
A raíz de ello aparece el fenómeno del Control Social; la paternidad científica de la expresión Control
Social pertenece al sociólogo norteamericano EDWARD ROSS, 2 quién la utilizó por primera vez como
categoría enfocada a los problemas del orden y la organización societal, en la búsqueda de una
estabilidad social integrativa resultante de la aceptación de valores únicos y uniformadores de un
conglomerado humano disímil en sus raíces étnicas y culturales. La pretendida coincidencia axiológica
propugnada en la obra de ROSS alrededor del concepto de Control Social, motivó que su posición
científica fuese catalogada críticamente dentro del “monismo social”. 3
El sentido otorgado por ROSS a este nuevo concepto excluía de cierto modo los controles estatales,
tanto legales como políticos, los que en la práctica demostraron su inoperancia para construir la
necesaria armonía social. Desde esta perspectiva, la esencia controladora sería asumida por la
1
CITAS Y REFERENCIAS
* Este trabajo presenta la visión histórica correspondiente a la Tesis Doctoral sobre Control Social de
la criminalidad que desarrolla la autora.
?
Vid. BERGALLI, R., Relaciones entre Control Social y Globalización: fordismo y disciplina, post-
fordismo y control punitivo. 2000. Disponible en Word Wide Web: http://www.ub.es/penal/bergalli.htm.
(Consultado 15/04/2002). Párrafos 8-12; BERGALLI, R., ¿De cuál derecho y de qué control social se
habla?. 1998. Disponible en Word Wide Web: http://www.ub.es/penal/bergalli.htm. (Consultado
30/01/2002), párrafo 21.
sociedad a través de la interacción social persuasiva , de la cual se derivaba el modelamiento de la
conciencia individual a las necesidades de su entorno, produciéndose entonces un proceso de
asimilación e internalización individual de las normas culturales. Precisamente el enfoque monista de
este autor radicó en una identificación única de las “necesidades culturales”; concepción excluyente
basada en la conocida cultura del W.A.S.P. (white-anglosaxon-protestant), constitutiva a su vez de los
principios del “American way of life”.
La ulterior evolución4 de la categoría Control Social se asocia al desarrollo de la sociología académica
norteamericana y más concretamente a la influencia de la conocida “Escuela de Chicago”, 5 en el
marco de la cual autores tales como: PARK, MEAD, DEWEY, BURGESS, SHAW, etc., hacen
referencia a los procesos de interacción como base de la comunicación social, otorgándole a esta
última capacidad cohesionadora y estructuradora del consenso en las grandes urbes
estadounidenses. “Esta perspectiva se apoya en el pragmatismo de la psicología social de George H.
Mead y la filosofía política de John Dewey que les permitió distanciar en concepto de control social de
lo que el último llamaba control público, o sea de las estrategias de disciplina social que pudieran
surgir desde el Estado; por lo tanto, alejadas de las formas organizativas que el derecho estatal pueda
imponer”.6
La posición anterior sustentadora de la exclusión estatal del Control Social resultó superada por los
condicionamientos objetivos impuestos en ocasión de la imperiosa necesidad surgida de las
consecuencias de la Gran Depresión Económica de EE. UU. (1929-1930); motivo por el cual el Estado
Norteamericano comienza a asumir el papel de centralizador estratégico del control de la sociedad,
principalmente a través del Derecho como instrumento regulador por excelencia. Se produce así una
ruptura entre la teoría sociológica y la praxis del Control Social en la sociedad estadounidense. Dicha
reorientación práctica asigna al Estado la capacidad organizativa del conglomerado social; criterio que
se explica y consolida mediante la corriente estructural-funcionalista. 7
Los representantes de la corriente estructural-funcionalista que mayor trascendencia tuvieron en el
tema que nos ocupa fueron: DURKHEIN, PARSONS y MERTON. Todos los cuales de una u otra
forma coinciden en reconocerle a la organización estatal una alta cuota de representatividad en el
Control Social de la conducta desviada. El sociólogo francés EMILE DURKHEIM 8 se destaca en el
ámbito del estudio delictivo por su tesis sobre la normalidad de la criminalidad y el importante rol que
juega esta última en el mantenimiento de la cohesión y la solidaridad social; llegando a afirmar que el
delito representa un “factor de salud pública” por cuanto garantiza la movilidad y alternancia de la
generalidad de las normas sociales, incluidas las que promulga el Estado a través del Derecho. Uno
de los principales méritos científicos de este autor radica en la aportación del concepto de “anomia”,
entendido como la ausencia o carencia de efectividad de las normas sociales de todo tipo, aspecto
que a su modo de ver, genera una especial desorganización colectiva por la pérdida de la capacidad
reguladora del control social normativo.
Idéntica tónica funcionalista caracteriza la obra de TALCOTT PARSONS, 9 autor que siguiendo la línea
de DURKHEIM reconoce en este último la profundidad del tratamiento respecto a la naturaleza del
Control Social y a la significación de la conformidad moral. PARSONS enfoca el concepto de desde la
óptica psico-sociológica, estableciendo una relación congruente entre la desviación y la carencia de
control. Su principal trascendencia científica estriba en el profundo reconocimiento del Derecho como
manifestación del Control Social, destinado como toda variante controladora a garantizar el orden
social; cuestión con la que discrepa de la pretendida dicotomía o alejamiento entre la función de
control y la gestión estatal sostenida originariamente por los miembros de la Escuela de Chicago.
BERGALLI, reconocido estudioso de la evolución histórica en el uso del término Control Social, otorga
relevancia en este sentido a los aportes realizados por otro representante de la corriente estructural-
funcionalista, ROBERT MERTON,10 discípulo de PARSONS y continuador del concepto de anomia
7
GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, A., Manual... cit., pág. 509; en la que afirma que la corriente
estructural-funcionalista es “un conjunto relativamente homogéneo de construcciones doctrinales que
contemplan el crimen (conducta desviada) como fenómeno social, normal y funcional, cuya génesis y
etiología guarda estrecha relación con la estructura y grado de desarrollo del propio sistema social”.
8
Para la ampliación sobre la obra de DURKHEIM recomendamos: VARONA MARTÍNEZ, G.,op. cit.,
pág. 37; GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, A., Criminología... cit., pp. 193-195; GARCÍA-PABLOS DE
MOLINA, A., Manual... cit., pp. 510-515.
aportado por DURKHEIM. Las principales ideas teóricas de MERTON se derivan del estudio de la
sociedad norteamericana, a la que califica como una sociedad anómica. El objetivo central de su obra
se asienta en demostrar que algunas estructuras sociales son claramente criminógenas al propiciar
que las personas se decidan por el comportamiento desviado. Este autor “supo elaborar un concepto
sofisticado de control social que combinase su manifestación interna o individual con la institucional o
social”.11
Resumiendo críticamente la corriente funcionalista nos adscribimos a las posiciones de PAVARINI, 12
cuando expresa que si bien los funcionalistas anómicos explican la conducta desviada desde la
contradicción entre valores culturales y valores instrumentales, sin embargo, no clarifican cuales son
las razones esenciales que producen esta dicotomía. “En este sentido se ha hablado correctamente
de la teoría de la anomia como de una teoría de alcance medio, como de un modelo teórico suficiente
para dar fundamento sólo a algunas investigaciones empíricas limitadas y de un cierto tipo; las que
contemplan la criminalidad contra la propiedad por parte de las clases subalternas en una sociedad
como la estadounidense”.13 Otras posiciones críticas fueron asumidas por los principales teóricos del
control,14 quienes cuestionaron las posibilidades de confirmación empírica del enfoque estructural
funcionalista.
Extendiendo la valoración a la categoría central de nuestro debate, destacamos las posiciones de
BERGALLI,15 quién al someter a una radiografía crítica el uso del término Control Social expresa que
el origen sociológico del concepto no tuvo contenidos revolucionarios, solo naturaleza reformista
10
Respecto a este autor se debe profundizar en : BERGALLI, R., La violencia... cit., pág. 3; GARCÍA-
PABLOS DE MOLINA, A., Manual... cit., pág. 515-521; CID MOLINÉ, J. y LARRAURI PIJOAN, E.,.
Teorías criminológicas. Editorial Bosch, S. A. 2001. Barcelona, pp 126-132.
2
Autor proveniente de la Universidad de Stanford que usa por vez primera la categoría Control Social
en el año 1894 en algunos de sus artículos científicos y que en el año 1901 publica su obra titulada
“Social Control (Survey of the Foundations of Order)”. Cfr. VARONA MARTÍNEZ, G. (1998). La
mediación reparadora como estrategia de control social. Una perspectiva criminológica. Editorial
COMARES. Granada, pág. 34.
3
Vid. MELOSSI, D., El Estado del Control Social. Siglo XXI editores, S. A. México. 1992, pág. 150;
BERGALLI, R., La violencia del Sistema Penal. En Revista Peruana de Ciencias Penales. No. 5,
enero-junio de 1995. Lima. 1995, pág. 111. Este último autor expresa que “Se le reprocha a Ross, sin
embargo, ser partidario de un monismo social, asentado en la aceptación de valores uniformes
tendentes a la integración de los grandes flujos migratorios que formaron la sociedad de masas de los
estados Unidos”.
5
Fenómeno científico surgido en el Departamento de Sociología de la Universidad de Chicago,
caracterizado por su particular pragmatismo. En el contexto de la Escuela de Chicago eclosionaron
teorías sociológicas muy diversas, entre las que se encuentran las teorías subculturales, del
aprendizaje, de la reacción social, etc.; vid. GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, A., Criminología... cit., pp.
182-192.
6
BERGALLI, R., La violencia... cit., pág. 2.
4
En este sentido conviene profundizar el tema en: VARONA MARTÍNEZ, G.,op. cit., pp. 34-38;
GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, A., Manual de Criminología. Introducción y teorías de la criminalidad.
Editorial Espasa. Madrid. 1988. pp. 473-492; GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, A., Criminología. Una
introducción a sus fundamentos teóricos para juristas. Editora Tirant lo Blanch. Valencia. 1994, pp.
182-192; MELOSSI, D., op. cit., pp. 109-115; BERGALLI, R., Relaciones... cit., párrafos 13-18.
9
Para mayor información al respecto, vid. BERGALLI, R., Relaciones... cit., párrafos 17-18; MELOSSI,
D., op. cit., pág. 138; BERGALLI, R., La violencia... cit., pág. 3.
11
VARONA MARTÍNEZ, G.,op. cit., pág. 37
12
Vid. PAVARINI, M., Control y dominación. Teorías criminológicas burguesas y proyecto
hegemónico. Séptima edición en español,. Siglo XXI editores, S.A. 1999. México, pp. 108-118.
13
Op. cit., pág. 115.
14
Las principales posiciones de los Teóricos del Control serán analizadas en acápite posterior de esta
monografía. Vid. Infra, sub-acápite II.2.1.
concretada en una política de control enfocada apaliar o reducir los abusos sociales derivados del
desarrollo del capitalismo industrial. Siendo así, el Control Social contribuyó en sus inicios a
operaciones sociales cosméticas que hicieron soportable los fenómenos estructurales y residuales
(léase explotación, violencia, marginalidad, etc.) de la sociedad capitalista.
II- Análisis histórico de las posiciones teóricas fundamentales referidas al Control Social.
La historia del pensamiento criminológico en el Siglo XX se caracterizó por el tránsito evolutivo de
varios paradigmas criminológicos, los que sin solución de continuidad derivaron hacia las posiciones
científicas actuales. BARATTA16 reconoce tres estadíos criminológicos en el pasado siglo: la vieja
criminología positivista, la criminología liberal y la criminología crítica.
Tomando como hilo analítico conductor la categoría Control Social realizaremos un breve examen
abarcador de los tres modelos criminológicos explicativos mencionados, detallando con especial
referencia el “Labellig Approach” o Paradigma del Control, por su reconocida significación como punto
de engarce entre la Criminología Liberal y la Criminología Crítica y por su trascendencia definitoria
para el estudio del Control Social de la criminalidad.
16
Cfr. BARATTA, A., Criminología Crítica y crítica del Derecho Penal. Siglo XXI editores, S.A. 1986.
México. En todo el transcurso de la obre el autor realiza un magistral análisis del desarrollo histórico-
científico de la Criminología, apareciendo una resumida referencia histórica en las pp. 165-167.
17
En aras de la profundización en los postulados de la Escuela Positivista en Criminología
recomendamos los siguientes autores: BARATTA, A., op. cit., pp. 21-54; PAVARINI, M., op. cit., pp.43-
54; GONZÁLEZ ZORRILLA, C., La Criminología y su función: el momento actual del debate. Texto de
la conferencia dictada en el XLVI Curso Internacional de Criminología.1991. Barcelona, pp..3-5; CID
MOLINÉ, J. Y LARRAURI PIJOAN, E., op. cit., pp. 57-77; GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, A.,
Criminología... cit., pp. 66-67.
19
Cfr. GONZÁLEZ ZORRILLA, C., op. cit., pág. 4.
18
Vid. GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, A., Problemas y tendencias de la Moderna Criminología. En:
Cuadernos de Derecho Judicial. Volumen XXIX, Criminología. Editado por el Consejo General del
Poder Judicial.1994. Madrid, pp. 231-232.
desviación criminal como un mal y por tanto a la política criminal como legítima y necesaria reacción
de la sociedad para la tutela y la afirmación de los valores sobre los que se funda el consenso de la
mayoría”.21
23
Cfr. GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, A., Manual... cit., pp. 553-554; CID MOLINÉ, J. Y LARRAURI
PIJOAN, E., op. cit., pp. 177-179.
24
GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, A., Manual... cit., pág. 554.
25
PAVARINI, M., op. cit., pág. 121.
26
Las Teorías del Control Social aparecen en EE.UU. pretendiendo cubrir la laguna explicativa
producida por el estructural-funcionalismo; aunque desde el punto de vista socio-político las razones
de su surgimiento se ubican en la gran inconformidad social desatada dentro de la sociedad
norteamericana en los finales de los años 60 y en la década de los 70 del Siglo XX, a raíz de las
protestas masivas por la guerra de Vietnam, las luchas contra la segregación racial, el movimiento
hippie, etc. La primera obra de TRAVIS HIRSCHI, representante por excelencia de esta tendencia
teórica, se publicó en 1969 bajo el título de Causes of Delinquency. Al respecto cfr. CID MOLINÉ, J. Y
LARRAURI PIJOAN, E., op. cit., pp. 178-179.
forma expedita; lo que permite a los teóricos del control afirmar que, por decantación lógica, el
comportamiento más racional sería la comisión de crímenes para obtener los beneficios deseados.
Así pues, el centro del interés de las Teorías del Control Social radica en explicar los motivos que
dominan el comportamiento respetuoso de la Ley, responder al cuestionamiento de ¿por qué? no
todas las personas cometen delitos. A tales efectos desarrollan diversas posiciones doctrinales, cuyas
principales manifestaciones28 se pueden resumir de la siguiente manera:
1. La Teoría del arraigo social.
2. La Teoría de la conformidad diferencial.
3. La Teoría de la contención.
4. La Teoría del control interior.
5. La Teoría de la anticipación diferencial, etc.
A continuación desarrollaremos someramente los principales elementos constitutivos de las variantes
teóricas mencionadas.
La Teoría del arraigo social.
Conocida también como la teoría de los vínculos sociales fue desarrollada por HIRSCHI 29 partiendo
del criterio de que el control necesario para que el individuo no actúe delincuencialmente, radica en los
nexos que el mismo establece con la sociedad, lazos cuya ruptura significarían una sensible pérdida
para la persona. Cuando se carece de esos vínculos o los mismos se debilitan desaparece el arraigo
social que funciona como muro detentivo del actuar criminal. La necesidad de autopercibirse y ser
reconocido como integrante pleno y respetado de los diversos grupos sociales de pertenencia actúa
como elemento conductual controlador,30 según esta posición teórica.
La Teoría de la conformidad diferencial.
Los sustentadores de esta posición, BRIAR y PILIAVIN,31 apoyan su teoría en dos aspectos o
premisas fundamentales: la posibilidad de afectación del individuo por estímulos pasajeros y el
diferenciado grado de compromiso de la persona con los valores socialmente aceptados. El resultado
de la interacción de ambas variables siempre resultará diferente en dos seres humanos sometidos a
condiciones estimulantes análogas, partiendo de que esos individuos poseen grados no equivalentes
de conformidad con los valores sociales. “Lo que significaría que, en situaciones equiparables, una
persona con elevado grado de compromiso o conformidad hacia los valores convencionales es menos
probable que se involucre en comportamientos delictivos que otro individuo con inferior nivel de
conformismo”.32
La Teoría de la contención.
La peculiaridad doctrinal del segmento de los teóricos del control que nos ocupa, radica en la
valorización de los elementos de índole individual en el contexto de un enfoque de tendencia
sociológica. RECKLESS,33 reconocido como el autor principal de esta variante centra la atención en el
rol determinante que juegan las cualidades personales, las que en algunos casos funcionan como
factores inmunizantes dentro de un microambiente netamente delictivo; constituyendo los llamados
mecanismos de contención. Dichos mecanismos pueden poseer índole interna o externa; en el caso
de los primeros se refiere a los mecanismos subjetivos propios de la personalidad, tales como: buen
concepto, proyectos vitales bien definidos, adecuada tolerancia a la frustración, etc. En lo que
respecta a los mecanismos de contención externos se citan los relacionados con el control normativo
social, ejemplo: códigos morales sólidos, roles sociales bien estructurados, disciplina social
supervisada y efectiva.34
La Teoría del control interior.
29
Este autor desarrolla los elementos básicos de la Teoría del arraigo social en su obra “Causes of
Delinquency”, publicada en el año 1969 en Berkeley, EE:UU.
30
HIRSCHI sostiene la existencia de cuatro vínculos controladores del individuo que evitan su
comportamiento criminal: el apego hacia las personas, el compromiso con las personas, la
participación social y las creencias. Vid. Supra, nota 28.
31
Ambos autores son citados por GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, A., Manual... cit., pág. 572 y nota
107; afirmando que el núcleo de su teoría se desarrolló en la obra titulada “Delinquency, Situational
Inducements and Commitment to Conformity”.
32
GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, A., Manual... cit., pág. 572.
A los efectos de la teoría del control interior, el accionar delictivo aparece por la inconsistencia
controladora de los grupos primarios que no han conseguido, que sus miembros, internalicen las
reglas y roles necesarios; lo cual significa que el control social no ha derivado convenientemente en
control personal interno; entendido este último como la trascendencia funcional efectiva a la esfera
volitiva, de los valores y normas socialmente prevalentes. Para REISS, 35 sustentador de esta tesis, la
criminalidad aparece como derivación de la disfuncionalidad de controles sociales ineficientes y la
consecuente debilidad del control personal o interior.
La teoría de la anticipación diferencial.
Los razonamientos propios del enfoque de la anticipación diferencial presupone un trabajo intelectivo
detallado del individuo, en el que pondera los costes y beneficios que podría reportarle el delito. Esta
teoría “se formula por D. GLASER, quién trata de conciliar con ella la teoría del control social y los
conceptos básicos de la asociación diferencial. Su postulado es muy simple: la decisión de cometer o
no delito se halla determinada por las consecuencias que el autor anticipa”. 36 El núcleo duro del
análisis descansa en la inclinación ventajosa o desventajosa de las expectativas, grado de beneficio
que se relativiza a partir de la profundidad del contacto de cada persona con los modelos criminales.
Conclusivamente puede afirmarse que las Teorías del Control Social superan la visión
macrosociológica de la corriente estructural-funcionalista, valorando al Control Social desde una
posición dicotómica relacionada con el carácter externo o interno del control y prestándole especial
relevancia a la función de los grupos pequeños de pertenencia del individuo. En este sentido “las
teorías del control acostumbran a ser vista de forma errónea como teorías de las cuales se deriva una
demanda de mayor control penal. Sin embargo, ello es incorrecto, pues, (...), el énfasis de las teorías
del control reside en el control social, esto es, en aumentar el vínculo de la persona con las
instituciones sociales que es lo que (...) evitará que la persona realice delitos”. 37
Las teorías del Control Social son cuestionadas por diversas razones 38 entre las que se destaca su
renuncia a localizar el factor positivo que genera la comisión de delitos y consecuentemente
reconocen la existencia de un factor negativo provocador del acto criminal, a saber “presumen que la
ausencia de control basta para provocar inevitablemente, por sí sola, la realización de actos
delictivos”.39
20
Con este criterio se manifiesta BARATTA, A., op. cit., pág.231 y GONZÁLEZ ZORRILLA., C., op.
cit., pág. 5.
15
Cfr. BERGALLI, R., ¿De cuál... cit., párrafos 20-25, especialmente en el párrafo 22 donde se afirma
críticamente que el Control Social “jamás ha propuesto una solución a largo plazo para los problemas
de la alineación y la opresión, la marginalización y la explotación, el conflicto y la violencia”.
21
PAVARINI, M., op. cit., pág. 49.
22
Vid. Supra, acápite I; en el que se analiza los orígenes evolutivos del concepto de Control Social.
27
En este sentido se debe profundizar en: GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, A., Manual... cit., pp. 570-
571; CID MOLINÉ, J. Y LARRAURI PIJOAN, E., op. cit., pp. 177-181.
28
En aras de la profundización en las Teorías del Control Social recomendamos a GARCÍA-PABLOS
DE MOLINA, A., Tratado de Criminología. Editora tirant lo blanch. 1999. Valencia, pp. 761-771; CID
MOLINÉ, J. Y LARRAURI PIJOAN, E., op. cit., pp. 179-198.
33
Cfr. GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, A., Manual... cit., pág. 573, donde se afirma que la Teoría de la
contención fue desarrollada por RECKLESS en su obra “Containment Theory”, en The Sociology of
crime and delinquency”, 1970, Nueva York.
34
GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, A., Manual... cit., pp. 573-574.
35
Un análisis de las posiciones de este autor aparece en CID MOLINÉ, J. Y LARRAURI PIJOAN, E.,
op. cit., pág.180.
36
GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, A., Manual... cit., pág. 576.
37
CID MOLINÉ, J. Y LARRAURI PIJOAN, E., op. cit., pág.188.
40
la Teoría de la Reacción Social surgida en Norteamérica pretendía originariamente explicar solo los
procesos de criminalización y de desviación secundaria; sin embargo, sus proposiciones teóricas
trascendieron los objetivos iniciales, constituyéndose en una “revolución” de toda la teoría
criminológica. Al respecto cfr. MÉNDEZ LÓPEZ, M. B., La Criminología en los umbrales del Siglo XXI.
Tesis de Maestría en Criminología. Universidad de la Habana. 2001. pp. 31-34; GARCÍA-PABLOS DE
MOLINA, A., Manual... cit., pp. 581-583.
41
Una precisión sobre los postulados de estos autores aparece en CID MOLINÉ, J. Y LARRAURI
PIJOAN, E., op. cit., pp. 199-221 y en MÉNDEZ LÓPEZ, M. B., op. cit., pp. 31-32.
42
Los procesos de definición y selección son conocidos como procesos de criminalización y se
definen como los actos por los cuales “el poder político crea, sostiene y reitera sus principios fundados
en el sistema penal y dirigidos a un sector de la población determinado”. Vid. AA. VV. Diccionario de
Criminología. Editado por el Instituto de Criminología. Universidad Santiago de Cali. 1991. Cali, pág.
87.
CID MOLINÉ Y LARRAURI PIJOAN48 aseguran que el delito no se configura (a los efectos del Sistema
Penal) en el momento de la comisión del hecho, sino cuando ese actuar infractor es detectado e
interpretado como tal por el aparato de Justicia Criminal.
Para el “Labelling Approach” la selección de cuál individuo específico debe ser procesado
(etiquetamiento) no se rige por criterios técnico-jurídicos, sino según estereotipos criminales que se
estructuran en el imaginario de los operadores del Derecho Penal. “El mandato abstracto de la norma
se desvía sustancialmente al pasar por el tamiz de ciertos filtros altamente selectivos y
discriminatorios que actúan guiados por el criterio del estatus social del infractor”. 49 Por tanto, si en le
proceso definitorio de la criminalización primaria se escogen conductas, en la criminalización
secundaria se concretiza individualmente la secuencia selectiva, definiéndose a las personas
delincuentes.
Dentro de las posiciones del Paradigma de la Reacción Social se prestó especial atención a los
efectos criminógenos de la atribución del status de delincuente (criminalización secundaria),
racionalizándose que el etiquetamiento del individuo y su consecuente estigmatización producían un
fenómeno identificado como “desviación secundaria”, 50 consistente en la potenciación de la desviación
caracterizada porque la persona etiquetada rompe definitivamente su nexo con el orden social
normativo, reforzando su “fidelidad” a la desviación y produciendo un cambio de identidad o
“reconstrucción” adaptativa de la personalidad (ajuste de imagen), en la que el individuo asume
coherentemente las estereotipadas expectativas sociales que le asignan y se comporta de manera
correspondiente.51
En nuestras pretensiones de resumen parcial de los postulados que sobre el Control Social Penal
realiza el “labelling approach”, acudimos a la excelente síntesis que al respecto realiza GARCÍA-
PABLOS DE MOLINA,52 cuando afirma que este significativo paradigma ha destacado tres elementos
básicos del Control Social Penal: su comportamiento selectivo y discriminador, su función creadora de
la criminalidad y la secuela dañosa y estigmatizante que se deriva de la acción del Sistema Penal.
La necesaria valoración crítica53 que sobre los planteamientos del paradigma del Control realizaremos
a continuación descansará en dos momentos de análisis: los aportes o aciertos del Modelo y los
desaciertos e insuficiencias del mismo. En el primero de estos momentos; podemos apreciar que a
esta posición teórica se la reconoce el evidente dinamismo que proporcionó a los estudios
criminológicos, además de la complejización en la visión valorativa del fenómeno criminal, pues a
partir de sus postulados ya no resulta admisible el único y simplificador enfoque causalista clásico;
habida cuenta de la innegable (aunque no totalitaria) significación que debe reconocérsele a los
procesos de criminalización en la configuración de algunos sectores de la delincuencia.
Un acierto que merece relieve analítico lo constituye los estudios sobre los efectos estigmatizantes de
la acción del Sistema Penal; la atención cuestionadora dirigida al “impacto criminógeno de la propia
reacción social”54 contribuyó a generar conciencia respecto a la conveniencia del uso discreto y
ponderado del Derecho Penal, como recurso de última fila que se constituye en un remedio violento y
traumatizante en sí mismo.
La evaluación de los desaciertos del Modelo de la Reacción Social debe contemplar la evidencia de
que no nos encontramos ante una teoría de la criminalidad, sino ante un modelo de criminalización,
para el cual el crimen propiamente dicho parece no interesar; recordemos que el eje central de su
teoría gravita alrededor del efecto criminógeno y estigmatizador del Control Social Formal. Lo anterior
nuclea gran parte de los cuestionamientos críticos a este paradigma, al que se le achaca un vicio
metodológico consistente en un fundamentalismo antideterminista, 55 que soslaya la existencia de los
factores etiológicos del delito. Se parte así del razonamiento erróneo de que la criminalidad se
constituye únicamente por la interdependencia condicionante entre las agencias del Sistema Penal y
un sector de la sociedad.
43
GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, A., Manual... cit., pág. 584.
44
GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, A., Problemas... cit., pág. 322.
45
Para PAVARINI la criminalidad es “resultante de una doble selección: la operada por las
definiciones legales de criminalidad y la puesta en práctica por los aparatos del control social”. Cfr.
PAVARINI, M., op. cit., pág. 54.
54
GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, A., Manual... cit., pp. 604.
Muestra de severidad crítica hacia el “Labelling Approach” aparece en las valoraciones de
PAVARINI,56 quién sustenta que esta corriente pretendió ignorar la desviación como un fenómeno
social, visualizándola solo como un producto interactivo del control penal; posición explicativa que
invita en última instancia a una parálisis de política social solucionante de contradicciones socio-
económicas; propugnando solamente la reducción del control, lo que reclamaría una intensificación y
profundización de los mecanismos de valoración y limitación del “ius puniendi” y de acotación
funcional de las agencias que estructuran el Sistema Penal. Para el enfoque de la reacción social la
idealidad radica en reducir al mínimo la presencia del Control Social Formal y no en la búsqueda de la
racionalidad funcional del mismo.
Desde las posiciones de la Criminología Crítica aparece otro de los cuestionamientos al enfoque
encasillador, consistente en la crítica a la carencia de perspectiva política de este modelo de
criminalización, el que no se propuso explicar las razones políticas propiciatorias de que ciertas
conductas sean tipificadas legislativamente como delitos y otras no; además de dejar sin respuestas
interrogantes tales como: ¿qué intereses defienden las instituciones penales?, ¿por qué ciertos
sectores poblacionales poseen más altas cuotas de criminalización secundaria que otros?, etc.
Precisamente en el sub-acápite que continúa desarrollaremos los postulados de la corriente crítica con
respecto al Control Social.
46
Cfr. PAVARINI, M., op. cit., pág. 54.
47
Entendido como el derecho a penalizar que posee el Estado.
48
CID MOLINÉ, J. Y LARRAURI PIJOAN, E., op. cit., pág. 203.
49
GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, A., Problemas... cit., pág. 322.
50
Los principales autores asociados al Modelo de la Reacción Social (fundamentalmente BECKER y
LEMERT) hicieron hincapié en el fenómeno de la desviación secundaria, valorándolo como el
forjamiento de una nueva identidad en el desviado. Al respecto véase CID MOLINÉ, J. Y LARRAURI
PIJOAN, E., op. cit., pp. 205-209; MÉNDEZ LÓPEZ, M. B., op. cit., pp. 32-33.
51
El fenómeno de búsqueda de coherencia comportamental con la rotulación de delincuente se
conoce como la “profecía de autocumplimiento” o “self-fullfilling prophecy”; dicha categoría es
analizada por GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, A., Manual... cit., pp. 585-586, en la que hace especial
referencia a la obra de BECKER, H., Outsiders. Studies in the Sociology of Desviance, New York.
1963.
52
Al respecto, GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, A., Criminología... cit., pág. 69.
53
En este sentido, CID MOLINÉ, J. Y LARRAURI PIJOAN, E., op. cit., pp. 215-221; GARCÍA-PABLOS
DE MOLINA, A., Manual... cit., pp. 604-609.
55
Se interpreta como la posición radical del “labelling approach” que niega la génesis social del crimen
y pretende explicar su surgimiento solo como resultado de la interacción de categorías dicotómicas,
tales como: etiquetamiento-desviación, reacción social-desviación, etc.
56
Cfr. PAVARINI, M., op. cit., pp. 130-131, autor que asegura que la Teoría del Etiquetamiento
“afirmando que criminal es solo quién ha sufrido un proceso de criminalización” ha terminado “por
perder de vista que la acción desviada es en primer lugar expresión de un malestar social, de un
conflicto social”.
57
Movimiento criminológico paradigmático surgido en Europa y EE. UU. A principios de la década de
los años 70 del pasado siglo y marcado ideológicamente por el contexto socio-político convulso de esa
época. Derivado de las Teorías del Conflicto, se sustenta teóricamente en las posiciones conflictuales
del “Labelling Approach” y presenta una tendencia mayoritariamente marxista, con una fuerte
orientación crítica. Es conocida también como Nueva Criminología o Criminología de la Liberación. La
obra pionera de este movimiento es “La Nueva Criminología” de TAYLOR, WALTON Y YOUNG,
editada en 1973.
58
Para cualquier profundización de las bases teóricas del Paradigma Crítico recomendamos a
SANDOVAL HUERTAS, E., Sistema Penal y Criminología Crítica. Editorial TEMIS. 1985. Bogotá, pp.
1-8, 103-122; ANIYAR DE CASTRO, L., Notas para la discusión de un control social alternativo. En:
Lecturas Complementarias sobre Criminología. Compilación de la Dra. Margarita Viera. Editado por el
MES. 1988. La Habana, pp. 71-102; BARATTA, A., op. cit., pp. 165-178; CID MOLINÉ, J. Y
LARRAURI PIJOAN, E., op. cit., pp. 225-252; VIERA HERNÁNDEZ, M., Problemas Teóricos y
metodológicos del desarrollo de la Criminología Socialista. Editado por la Universidad de la Habana.
1989. La Habana, Tomos I, pág. 77-101, Tomo II, pp. 71-104.
El cuestionamiento al paradigma crítico basa sus formulaciones en “la excesiva carga especulativa”
que contiene su aparato teórico, en sus “desmedidas pretensiones generalizadoras” y en el “inevitable
déficit empírico de toda concepción macrosociológica”.68 GARCÍA-PABLOS DE MOLINA razona que el
método histórico-analítico usado por la Criminología Crítica genera una abstracción político-filosófica
no susceptible de verificación empírica,69 y consecuentemente una carencia de concreción de política
criminal viable. Desde otra óptica valorativa menos radical se reconoce que “el legado de la
criminología crítica es recordar que el delito, el sistema penal y las decisiones de política criminal, se
producen dentro de una estructura social, política y económica”. 70
A MODO DE CONCLUSIONES:
A modo de resumen puede apreciarse que la época primaria de desarrollo de la categoría Control
Social se caracterizó por tendencias oscilatorias opuestas en cuanto a estatalizar o no la función
59
BARATTA, A., op. cit., pág. 166.
60
BARATTA, A., op. cit., pág. 166.
61
GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, A., Manual... cit., pp. 635.
64
ANIYAR DE CASTRO, L., Notas... cit., pp. 72-73.
65
BUSTOS RAMÍREZ, J., op. cit., pág. 16.
66
En este sentido, BARATTA, A., op. cit., pp. 167-178.
67
Vid. BUSTOS RAMÍREZ, J., op. cit., pág. 18.
68
GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, A., Manual... cit., pp. 640.
69
GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, A., Criminología... cit., pp. 205.
70
Vid. CID MOLINÉ, J. y LARRAURI PIJOAN, E., op. cit., pág.249.
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controladora de la sociedad. En los comienzos sociológicos del concepto predominó la idea de la
completa separación entre el Control Social y la intervención estatal (ROSS y la Escuela de Chicago),
sin embargo, las condiciones económico-sociales de EE. UU. en la década de los años 30 del pasado
siglo compulsaron un cambio radical sobre la interpretación del Control Social en sus relaciones con el
aparato estatal, modificación caracterizada por el reconocimiento de la capacidad organizativa del
Estado a través del Derecho, este último entronizado así como elemento controlador por excelencia
(corriente estructural-funcionalista). A pesar de las tendencias divergentes antes expuestas, siempre
se la ha reconocido al Control Social su centralidad conceptual y operativa en la necesaria
consolidación del orden social.
Valorando conclusivamente lo referido a las posiciones teórico-criminológicas fundamentales que han
abordado el fenómeno del Control Social, podemos resumir que la Criminología Tradicional desde su
posición idílica de consensualidad social obvió el estudio del Control Social, sin embargo la
Criminología más liberal a través de la Teorías del Proceso Social y más concretamente mediante las
Teorías del Control Social trajo a colación este estudio en relación con los grupos controladores más
pequeños. Protagonismo innegable para el estudio del Control Social significó la corriente del
“labelling approach”, pues elevó a este fenómeno al rango de factor constitutivo de la criminalidad.
Como derivación politizada de la Teoría de la Reacción Social aparece el Modelo de la Criminología
Crítica que contextualiza históricamente la función controladora del Estado, dotándola de alta carga
ideológica y clasista.
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Criminología Socialista. Tomos I y II. Editado por la Universidad de la Habana. La Habana.
AUTORA:
Msc. Marta González Rodríguez
[email protected]
DATOS DE LA AUTORA:
Graduada de Licenciatura en Derecho en la Universidad de La Habana en el año 1982 y titulada de
Master en Pedagogía de la Educación Superior desde el año 2000. Se desempeña como Profesora de
Criminología y Derecho Penal en la Universidad Central de Las Villas, Cuba. Posee 21 años de
experiencia en la labor docente universitaria. Pertenece a la Sociedad Cubana de Ciencias
Penales de la Unión de Juristas de Cuba y a la Sociedad de Pedagogos de Cuba. Posee una vasta
experiencia en la investigación; ha desarrollando sus pesquisas en el área criminológica,
específicamente en la esfera microambiental delictiva, en el área de la Personalidad, en la Prevención
Criminal y Victimal, en el Control Social Formal e Informal del delito, en temas de Derecho Penal
Especial y en la Enseñanza del Derecho.