Ciudadano Kane" (Citizen Kane, 1941) - Estructura y Montaje

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CIUDADANO KANE” (CITIZEN KANE, 1941).

ESTRUCTURA Y MONTAJE Y
LOS DOS MISTERIOS (Sólo uno de ellos resuelto)

"Ciudadano Kane" (Citizen Kane, 1941) con guión de Herman Mankiewicz y Orson
Welles, dirección de Orson Welles y montaje de Robert Wise.

Los dos misterios en dos de las secuencias más conocidas:

- 1. Al observar el “story-board” original de la secuencia inicial de la muerte de Charles


Foster Kane que Robert L. Carringer recupera en su libro “Cómo se hizo Ciudadano
Kane”, publicado en 1987, no puede verse precisamente el plano más importante de la
secuencia, el primerísimo primer plano de los labios de Kane pronunciando la palabra
“rosebud”. De hecho, leyendo el guión original –cuya página aportamos- se infiere que
la anciana voz de Kane (KANE’S OLD OLD VOICE, según el guión) monta sobre el
paisaje nevado. El storyboard por tanto reproduce exactamente el guión, lo que conduce
a considerar que este plano fundamental en la narración se añadió más tarde, en una fase
muy cercana al rodaje. Parece haber sido una incorporación de última hora.
- 2. Sobre la mezcla de músicas de la secuencia de los desayunos entre Kane y su esposa
Emily, que es la primera secuencia del flash-back del personaje de Leland, amigo
íntimo de Kane hasta que se pelean (minutos 50 a 52), puede remarcarse el siguiente
enigma: en la versión original, la música de acompañamiento de Bernard Hermann
subraya con creciente dramatismo el deterioro progresivo del matrimonio. Pero en la
versión española doblada por alguna razón la música de fondo es otra y no subraya
melodramáticamente sino que, mucho más suave y frívola, más contrapuntística, crea
una distancia entre los personajes y el drama que viven. La pregunta es obvia: ¿por qué
–y con qué derecho- se ha cambiado la música original? La segunda pregunta: ¿de
dónde ha salido esta nueva música y quién es el autor? ¿Hasta este punto llega la osadía
de los dobladores? ¿Se debió a algún problema técnico? La reflexión que se deduce del
cambio conduce a la siguiente reflexión: acostumbrados por desgracia a la versión
doblada parecía un acierto la composición de una música que no subrayara la atmósfera
dramática, porque intelectualizaba la escena, convirtiendo al espectador en analista
distante de los hechos. La versión original resulta en definitiva –sorprendentemente-
más convencional. (No tenemos respuestas para este asunto insólito que no se ha
valorado nunca convenientemente).

ESTRUCTURA, MONTAJE Y CLASICISMO DE “CIUDADANO KANE”

“Ciudadano Kane” es una de las películas más importantes de la historia del cine a
causa de su atrevida estructura de flash-backs, de la aportación de una secuencia de
falso reportaje (idea que el mismo Welles ya había ensayado poco antes en la radio con
la retransmisión de la adaptación de “La guerra de los mundos” de H.G. Wells y
reutiliza en Fraude, de 1973), de la filmación con objetivos de gran profundidad de
campo que tienden a reducir la fragmentación en beneficio del plano secuencia, dentro
de un registro de montaje invisible, y de otros recursos originales narrativos y formales
como la secuencia inicial de la muerte, vanguardista en la resolución, la de la
conversación de los periodistas a quienes no se ve el rostro que culmina con la decisión
de encontrar el significado de la palabra “rosebud” o la de los desayunos del matrimonio
Kane, resuelta a base de elipsis temporales respetando un mismo espacio y un mismo
instante, el del desayuno.
La película mantiene su modernidad a pesar del paso del tiempo y es ejemplo de la
voluntad de escapar del cine académico precisamente cuando este domina el panorama
con mayor energía. La estructura general del largometraje no responde a los tres actos
clásicos, aunque se busca presentar la historia de Charles Foster Kane en un ciclo de
“crecimiento, poder y caída”, o más sintéticamente “ascensión y caída”, a través de las
entrevistas que dan paso a los flash-backs, astutamente ordenados para que el ciclo se
haga comprensible y no se tenga que pasar de la infancia a la caída y volver después al
momento de gloria. El “puzzle” es solo aparente.

Numerosas secuencias de esta película no son académicas en cuanto a realización y


montaje pero sí por lo que toca a la estructura. La secuencia inicial, por ejemplo, que
presenta la muerte del protagonista e introduce la enigmática palabra, “rosebud”, que
generará la búsqueda posterior que sólo será satisfecha en el último plano del film,
contiene una microestructura de planteamiento, nudo, clímax y anticlímax. En el
planteamiento -de ritmo lento- se presenta en la noche el inaccesible y abandonado
castillo de Xanadú gracias a una serie de encadenados que respetan un punto de luz
siempre en el mismo lugar del encuadre. Este punto de luz, la ventana, va creciendo a
medida que nos acercamos al castillo. El nudo -de ritmo rápido y transiciones por corte-
se inicia una vez se muestra el interior de la estancia, de la que nunca se ofrece
claramente la unidad espacial. Así como el exterior se ha presentado con gran lujo de
detalles, el interior de la casa es un enigma, incidiendo en el retrato que se lleva a
término de Kane: un hombre de quien se conocerán sus actos pero apenas los motivos
de esos actos. En este interior se juega con la descontextualización espacial al engañar
al espectador presentando primero una casa nevada que en realidad está, como se
descubre gracias a un rápido travelling de retroceso, dentro de una bola de vidrio, y
después al escamotear el rostro del moribundo que descansa en el catafalco. Acto
seguido, el “planting” fundamental de la historia: unos labios dicen la palabra “rosebud”
(Kane continúa solo en su habitación, sólo puede haberle oído la enfermera que entra
cuando más tarde oye la rotura de la bola de vidrio). El encuadre sólo recoge los labios
del personaje, no se puede por tanto enfatizar más la importancia de esta palabra.
Después se produce el clímax -de ritmo muy rápido-, es decir, la muerte del personaje,
que se da a entender con la mano que pierde fuerza y la ruptura de la bola de vidrio (no
se oye el efecto de sonido de la ruptura pero sí un equivalente efecto musical). La
anónima enfermera, vista a través de un fragmento de vidrio roto -detalle que está a tono
con la voluntad de enrarecer la atmósfera de la secuencia-, entra en la estancia. Esta
entrada (el efecto de sonido de la puerta abriéndose tampoco existe), está fragmentada
en dos planos, el segundo repitiendo parte de la acción del primero. En el anticlímax -de
ritmo lento- la enfermera cubre el cuerpo del cadáver. Todos los recursos formales -falta
de unidad espacial, carencia de efectos de sonido, dobles acciones- alejan la propuesta
de lo que se considera académico. No obstante, la experimentación está reservada a lo
más formal, porque la idea de muerte, base de la secuencia, no se escapa de un solo
plano y en eso Orson Welles sí es clásico. La muerte preside los dos minutos y medio
de la secuencia y se repite en cada una de las partes: la noche, el abandono de Xanadú,
la luz de la ventana que se apaga (hecho que por cierto no contiene una justificación
narrativa), la soledad absoluta del enfermo, la mano que pierde la fuerza, la bola que se
rompe y la enfermera que cubre el cuerpo en el catafalco.

Desenlace. La investigación ha fracasado, el enigma no se ha resuelto y así se acepta


por los personajes. Pero la cámara inicia un travelling entre las miles de pertenencias
amontonadas del fallecido hasta llegar a un humilde trineo, que es echado a una hoguera
a la voz de “Throw that junk” (arrojad esa basura). El espectador sí que conocerá la
verdad, “Rosebud” es el trineo, por tanto la infancia perdida de Kane. La narración
podría cerrarse con el trineo quemándose y el fundido a negro (de hecho, en la memoria
del espectador ese es el último plano) pero aún queda algo más, el edificio de Xanadú
desde el exterior con la columna de humo negro sobre el cielo, el cartel de la entrada
con el “No trespassing”, como en el arranque del film y el “The end” sobre plano
general con Xanadú y la columna de humo. Se trata de un epílogo para no cerrar con el
clímax del fuego sobre el trineo, que es un desenlace algo esperanzador al remitir a la
infancia como paraíso perdido sincrónico al ofrecimiento de la solución en exclusiva al
espectador. Los tres planos posteriores reinciden en el hermetismo del protagonista.
Aún así, el efecto positivo de la niñez como máximo tesoro persiste en este bloque de
desenlace.

El “clasicismo” de Ciudadano Kane

Puede sorprender hablar de clasicismo en un film tan alejado de él como este. Sin
embargo, desde el guión vale la pena recordar que estamos ante una propuesta de
ascensión y caída de un personaje, argumento universal de diversos films de género,
desde películas de gangsters hasta sagas familiares. No hay que olvidar tampoco que el
timón de la acción viene dado por la voluntad de resolución de un enigma, el
significado de “rosebud”, y la resolución de enigmas es el motivo principal de cualquier
film clásico y de género, y ese enigma no se resuelve hasta el mismo final, lo que es otra
característica del clasicismo. Finalmente, cabe recordar también que Ciudadano Kane
puede encuadrarse en los films que se constituyen en herencia de la tragedia griega: la
muerte del personaje está anunciada desde la primera secuencia, y esa muerte casi
inhumana en soledad como castigo de los dioses se produce porque el protagonista ha
desafiado los códigos morales establecidos, desde propiciar la destrucción de su propia
familia hasta el desafío prometeico de intentar construir un paraíso.

BIBLIOGRAFÍA DE ESTE ARTÍCULO:


- “El montaje cinematográfico. Del guión a la pantalla” de Joan Marimón. Edicions Ub.
Barcelona, 2014.
- “Muertes creativas en el cine” de Joan Marimón. Edicions Ub. Barcelona, 2018.
- “Diccionario del guión audiovisual” de Jesús Ramos y Joan Marimón. Ed. Océano.
Barcelona, 2003. (El esquema de “Ciudadano Kane” se publicó por primera vez en este
diccionario)

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