Mono Medieva
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Mono Medieva
FILOSOFÍA CRISTIANA
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NOMBRE: SARANGO MORANTE, KRENS LAYONEL
Código: 16030170
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ÍNDICE
1.1.-PLANTEAMIENTO DE LA CUESTIÓN 1
BIBLIOGRAFIA 10
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1.-EL PROBLEMA DE LA RAZON Y LA FE:
1.1.-PLANTEAMIENTO DE LA CUESTIÓN
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El cristianismo, por otra parte, no puede admitir ni el pluralismo filosófico ante
la verdad, ni la limitación del entendimiento humano – postura no infrecuente
entre los filósofos -, puesto que la fe se funda en una verdad absoluta e
inmutable, la verdad revelada por Dios. De ahí que, para el cristianismo, los
problemas fundamentales de la filosofía ya están resueltos por la Revelación, lo
cual estrecha considerablemente el campo de la discusión filosófica, por una
parte, y hace que la teología ostente la primacía respecto de la teología, por la
B. Concordismo cristiano-filosófico
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La herejía del gnosticismo defendía que la salvación no viene de la fe, sino del
conocimiento. La fe sólo es un punto de partida que está llamado a ser superado por
la ciencia o “gnosis”. La especulación racional, por tanto, disuelve los misterios de la
fe, y el gnosticismo es el primer intento de racionalización total del cristianismo.
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Veamos primero qué entiende Agustín por filosofía. Filosofía es amor a la
sabiduría y esta es posesión y contemplación de la verdad. El filósofo se
esfuerza por encontrarla verdad, pero, como nos muestra la historia de la filosofía, no
encuentra el camino. Esta es la opinión de Agustín, apoyada por su propia
experiencia.
En primer lugar, religión y filosofía tienen la misma función existencial para el
hombre, ¡tienen la misma finalidad; a saber, alcanzar la verdad que conduce a la
felicidad del alma. Son dos vías que llevan a un mismo lugar:
“Sabed ante todo que los filósofos en general perseguían toda una
finalidad común; hubo entre ellos cinco partidos, cada uno con su particular
doctrina. La aspiración de todos ellos en sus estudios, búsquedas, disputas y
maneras de vida era llegar a la vida feliz. Esta era la única causa de su
filosofar, y juzgo que los filósofos van en esto de acuerdo con nosotros. Pues si os
pregunto la razón de creer en Cristo y por qué os hicisteis cristianos, me
responderéis todos unánimes en esta verdad: Por la Vida feliz”. Sermón, 150,
4.
Entre fe y razón existe una unión y una colaboración muy estrecha, que S. Agustín
formula en un aforismo célebre: “Intellige, ut credas. Crede ut intelligas”. Es decir,
en un principio, la razón ayuda al hombre a acceder a la fe; posteriormente, la fe
orienta e ilumina a la razón; a su vez, la razón contribuye ulteriormente al
esclarecimiento de los contenidos de la fe. “Pues ciertamente lo que ahora estoy
hablando lo hablo para que crean los que aún no creen. Y, sin embargo, si no
entienden lo que hablo, no pueden creer. Por lo tanto, en cierto modo es verdad lo
que él dice: “Entienda yo y creeré” ; también lo es lo que digo yo con el profeta:
“Más bien cree para entender. ¡Ambos decimos la verdad; pongámonos de acuerdo.
En consecuencia, entiende para creer, cree para entender.” Sermón 43, 9.
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De ahí su propuesta: creer para saber. La fe busca para que el entendimiento
pueda encontrar: “Así se han de buscar las realidades incomprensibles, y no crea
que no ha encontrado nada el que comprende la incomprensibilidad de lo que
busca, ¿A qué buscar, si comprende que es incomprensible lo que busca, sino
porque sabe que no ha de cejar en su empeño mientras adelanta en la búsqueda de
lo incomprensible, pues cada día se hace mejor el que busca tan gran bien,
encontrando lo que busca y buscando lo que encuentra? Se le busca para
que sea más dulce el hallazgo, se le encuentra para buscarle con más avidez [...]
Busca la fe, encuentra el entendimiento”. De Trinitate, XV, 2
Una razón de carácter teórico y otra de carácter cultural explican esta doctrina de S.
Agustín: Desde el punto de vista teórico, no cabe separar la razón y la fe, porque la
verdad es sólo una, la cristiana, y lo único importante es alcanzarla y esclarecerla por
cualquier medio. Por otra parte, la distinción entre el orden natural y el orden
sobrenatural es puro artificio, ya que el hombre real e histórico fue elevado al orden
sobrenatural. El hombre real, por último, está disminuido en sus facultades
racionales por el pecado original, y se hace absolutamente necesaria la ayuda de la fe
para que pueda alcanzar la verdad sin error. Desde el punto de vista cultural, la
postura de S. Agustín se explica por el influjo del neoplatonismo. Como ya sabemos,
el neoplatonismo desarrolla una filosofía de arriba abajo, desde Dios. Esta visión
teológica de la filosofía favorece, como es lógico, la visión teológica desde la fe que
propone S. Agustín. La doctrina de S. Agustín es asumida por la mayoría de los
pensadores medievales, que especulan siempre desde la fe sin preocuparse de hacer
una delimitación de campos. No conocían otra filosofía que la filosofía cristiana. Sin
duda alguna, es esto lo que da a la especulación medieval un aliento religioso y
místico, pero, en contrapartida, acusa el defecto de rigor racional.
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Para Santo Tomás, la distinción filosofía/teología descansa en la separación entre
orden natural y sobre- natural: el orden de conocimiento natural procede de la razón
humana, da lugar a la filosofía y tiene carácter demostrativo; el orden sobrenatural
procede de la revelación y de la fe y es un conocimiento oscuro; algunas de sus
verdades están al alcance de la razón, y otras la exceden. Ambos conocimientos
provienen, en último término, de Dios, por lo que entre ellos no puede haber
contradicción. Entre las dos esferas de conocimiento cabe la colaboración,
dando lugar a la teología: la revelación puede orientar a la razón y le permite evitar
errores; la razón le sirve a la fe para aclarar y defender los misterios de la revelación.
Algunas creencias nunca podrán ser demostradas por la razón y otras sí, como los
preámbulos de la fe (existencia de Dios e inmortalidad del alma). Habrá dos tipos de
teología: la racional o natural, que llega a Dios utilizando una capacidad ligada a la
naturaleza humana, la razón; y la teología cristiana o sobrenatural: su fundamento
es la doctrina revelada y la fe, pero usa también de la razón para conseguir un orden
científico y como arma dialéctica.
“La fe no está contra la razón, sino sobre la razón, y por tanto no se dice que se
niega a la razón como si se destruyese a la verdadera razón, sino que la cautiva en
obsequio de Cristo". Comentario a las Sentencias de Pedro Lombardo (In
III Sent., dist.23, q.2, art.4, ad-3)
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B. La razón y la fe se distinguen
"Sobre lo que creemos de Dios hay un doble orden de verdad. Hay ciertas verdades
acerca de Dios que sobrepasan la capacidad de la razón humana, como es, por
ejemplo, que Dios es uno y trino. Hay otras que pueden ser alcanzadas por la
razón natural, como la existencia y la unidad de Dios, etc., que incluso
demostraron los filósofos por la luz natural de la razón” Suma contra gentiles
Libro I cap. III
La fe, por una parte, contiene verdades que están más allá del poder de la razón: los
misterios. Pero, también contiene verdades que pertenecen al dominio de la razón:
verdades sobre el hombre, sobre la vida ética, sobre Dios, etc. Ahora bien, fe y razón
se distinguen porque son dos fuentes distintas de conocimiento. La fuente de la fe es
la autoridad divina, y la fuente de la filosofía, por su parte, es lo que el hombre
puede alcanzar por la reflexión racional. Por tanto, en lo que respecta al origen de
los respectivos conocimientos, se ha de defender una autonomía de la razón y una
autonomía de la fe.
"Ahora bien, los seres sensibles no contienen virtud suficiente para conducirnos a
ver en ellos lo que la esencia divina es, pues son efectos inadecuados a la virtud de
la causa, aunque llevan sin esfuerzo al conocimiento de que Dios existe y de otras
verdades semejantes pertenecientes al primer principio. Luego hay ciertas
verdades divinas accesibles a la razón humana, y otras que sobrepasan
absolutamente su capacidad". Suma contra gentiles Libro I cap. III.
No se puede defender, tal como hace el averroísmo, una doble verdad, ya que la
verdad es sólo una y Dios es la fuente de toda verdad, tanto de la sobrenatural, como
de la natural. Las contradicciones entre verdades de fe y verdades de razón son, por
fuerza, sólo aparentes. Estas provienen, o bien de los errores de la razón que
propone como cierto algo que no lo es, o bien de una deficiente interpretación
teológica que propone como verdades de fe doctrinas que no lo son. Aunque la
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citada verdad de la fe exceda la capacidad de la razón humana, no por eso las
verdades racionales son contrarias a las verdades de la fe.
1) Lo naturalmente innato en la razón es tan verdadero que no hay posibilidad de
pensar en su falsedad. Y menos aún es lícito creer que es falso lo que poseemos
por la fe, ya que ha sido confirmado de modo tan evidente por Dios. Luego,
puesto que solamente lo falso es contrario a lo verdadero, como claramente
prueban sus mismas definiciones, no es posible que los principios racionales
sean contrarios a la verdad de la fe.
2) Además, lo que infundido por el maestro en el alma del discípulo pertenece a la
ciencia del doctor, a no ser que enseñe con engaño., lo cual no es lícito afirmar
de Dios. Ahora bien, el conocimiento natural de los primeros principios ha sido
infundido por Dios en nosotros, ya que Él es autor de nuestra naturaleza.
Luego estos primeros principios están contenidos en la Sabiduría divina. Por
consiguiente, todo lo que sea contrario a ellos será también contrario a la
sabiduría divina. Esto no es posible en el caso de Dios. En consecuencia, las
verdades que poseemos por revelación divina no pueden ser contrarias al
conocimiento natural.
3) Además, nuestro entendimiento no puede alcanzar el conocimiento de la
verdad cuando está atenazado por razones contrarias. Si Dios nos infundiera
conocimientos contrarios entre sí, nuestro entendimiento se encontraría
impedido para la captación de la verdad. Lo cual no puede ser tratándose de
Dios.
4) No es posible que algo natural cambie y que permanezca su naturaleza. Ahora
bien, en un mismo sujeto no pueden coexistir opiniones contrarias acerca de
una misma cosa, luego Dios no infunde en el hombre una certeza o fe contraria
al conocimiento natural. “Suma contra gentiles Libro I cap. VII.”
D. La razón ayuda a la fe
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verdades cuando son atacadas por los filósofos.
E. La fe ayuda a la razón
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especulación en la Edad Media, entra en crisis con Guillermo de Ockham. Esta
separación constituye uno de los aspectos significativos del nuevo espíritu de la
Edad Moderna, representado por la Reforma Protestante. Lutero, de hecho, es
discípulo de Ockham, inaugurando un tipo de fe irracional (fideísmo) opuesto a la
mentalidad católica.
Ockham, consecuente con su tesis “nominalista”, niega que la razón pueda dar
afirmaciones seguras sobre Dios, sobre la inmortalidad del alma y sobre la ética, en
contraposición a lo defendido por la filosofía anterior. En consecuencia, la razón no
puede ayudar a la fe, ya que, sólo conoce con certeza las realidades sensibles
(agnosticismo metafísico). El mundo de la razón y el mundo de la fe se separan y no
tienen ninguna coincidencia.
La existencia de Dios, sus atributos, la inmortalidad del alma y el orden ético lo conocemos
únicamente porque así está revelado en la Biblia. Ockham defiende el voluntarismo divino: el
bien y el mal no son exigencias de la naturaleza humana, sino libres decretos de la voluntad
divina. En resumen: la razón adquiere plena autonomía en el campo de lo sensible, por una
parte, y la fe adquiere plena autonomía en el campo de lo suprasensible, por la otra. La
separación es, pues, total.
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BIBLIOGRAFIA
-F. Canals Vidal, “Sobre la esencia del conocimiento” Ed. PPU, 1987
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