Derecho Público
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Derecho Público
- Los Cabildos
- La Real Hacienda,
- El Real Consulado
- La Real Audiencia
Carmen Rodríguez.
Mervin Villegas
Jeimarilen Ruiz.
Los reyes de España determinaron que los territorios americanos recién
descubiertos, y luego asegurados por los conquistadores españoles, eran
patrimonio de la Corona de Castilla, lo cual fue ratificado por el Papa gracias a la
promesa de evangelizar en la religión cristiana a sus habitantes.
Una vez alcanzada la paz en gran parte del territorio americano, era imperativo
otorgar un ordenamiento político y jurídico bajo el cual se organizara la vida de la
población de los territorios americanos.
En principio no tenía una sede física fija, sino que se trasladaba de un lugar a
otro con el Rey y su Corte hasta que Felipe II convirtió a Madrid en la residencia
real y el Consejo de Indias se instaló en unas salas del Palacio del Alcázar. Los
miembros del Consejo deliberaban sobre los asuntos de su competencia y sus
decisiones eran elevadas al Rey para su ratificación.
La primera institución que tuvo competencia sobre los asuntos de América fue la
Casa de Contratación de Indias, establecida por decreto real en 1503 en Sevilla,
para fomentar y regular el comercio y la navegación con el Nuevo Mundo. Su
denominación oficial era Casa y Audiencia de Indias.
Al principio, en el siglo XVI, los miembros del Cabildo eran elegidos cada año
entre los vecinos que habían participado en la fundación de la ciudad. Con el
tiempo, los cargos del Cabildo dejaron de ser electos y se hicieron venales: se
adquirían por compra; sin embargo, se mantuvo el privilegio concedido a los
fundadores de la ciudad, porque sólo sus descendientes podían ser designados
miembros del Cabildo.
Los Cabildos tenían además una gran importancia para los vecinos de sus
ciudades: tenían la facultad de dirigirse directamente al Rey para solicitar alguna
medida de su competencia o para quejarse de alguna disposición que los
afectase y solicitar su modificación. Las reuniones del Cabildo eran presididas
por el gobernador de la provincia en los casos de la ciudad capital de ésta, como
era el de Caracas; sin embargo, tenía voz en ellas, pero no voto. El poder e
importancia del Cabildo de Caracas fue tal que, en algunas ocasiones, se
enfrentaron al gobernador y hasta lograron destituirlo y gobernar en su lugar
mientras el Rey nombraba su sucesor.
Las reales audiencias estaban integradas por un presidente (que podía ser el
virrey, el gobernador o un oidor decano), cuatro oidores o jueces, relatores y un
fiscal. También formaban parte de ellas otros funcionarios con menores
responsabilidades, como el teniente del gran canciller, el alguacil mayor, los
escribanos, receptores y procuradores.
En Caracas se creó una Real Audiencia en 1786, casi al final del período
colonial. Al año siguiente se instituyó la del Cuzco, que fue la decimotercera y
última de las audiencias americanas.
Sus principales funcionarios eran los tesoreros, contadores y los revisores. Éstos
dependían de la Real Audiencia y debían rendir fianza y presentar un inventario
acerca de todas sus posesiones para así evitar un enriquecimiento indebido.
Esta política financiera estaba regulada por una Junta de Real Hacienda, la cual
estaba formada por el gobernador, los oficiales reales, el fiscal de la Real
Audiencia y un oidor de la misma.
Las cuentas de esta institución debían remitirse cada cierto tiempo a sus dos
organismos superiores: Consejo de Indias y Casa de Contratación.
En la segunda mitad del siglo XVIII, como parte de las llamadas reformas
borbónicas, se crearon las Intendencias, que centralizaron en sus respectivas
jurisdicciones la recaudación de impuestos antes confiada a la Real Hacienda.
El Real Consulado: Fue una institución creada para intervenir en los asuntos
relacionado con el tráfico comercial, marítimo y terrestre, así como en la
reglamentación y fomento de las actividades vinculadas con la producción
agrícola y ganadera. Actuaba como tribunal judicial en asuntos mercantiles y
como junta de fomento de la economía.
El cabildo, finalmente, era la instancia a través de las cuales los blancos criollos
deliberaban sobre los asuntos políticos y económicos cotidianos, los de sus
respectivas ciudades. Esa instancia será fundamental en los sucesos de 1810,
que dieron inicio a la revolución de Independencia, cuando, invadida España por
las tropas de Napoleón y depuesto el rey Fernando VII, se disolvieron las
restantes instituciones coloniales quedando sólo en pie los cabildos de cada
ciudad, que debieron encargarse del gobierno en esa emergencia.