El Verso Proyectivo - Olson
El Verso Proyectivo - Olson
El Verso Proyectivo - Olson
proyectivo
(Proyectil)
(Percusivo)
(Prospectivo)
vs.
El verso no-proyectivo
(O lo que un crítico francés llama verso "cerrado", aquel verso que la imprenta engendró y
que es más o menos lo que hemos tenido, en inglés & norteamericano, y tenemos todavía, a
pesar de la obra de Pound & Williams:
Que condujo a Keats, hace ya cien años, a verlo (lo de Wordsworth, lo de Milton) en la luz de
"Lo Sublime Egoístico"; y que persiste, aún ahora, como lo que pudiera llamarse el
alma-privada-exhibida-en-cualquier-paredón-público)
Quiero hacer dos cosas: primera tratar de demostrar lo que es el verso proyectivo
o ABIERTO, lo que comprende, en el acto de su composición, y lo que, a
diferencia del no-proyectivo, se lleva a cabo; y II, sugerir unas cuantas ideas
acerca de qué posición ante la realidad conduce al nacimiento de tal verso, qué
reacción causa esta posición, tanto en el poeta como en su lector. (La posición
comprende, por ejemplo, un cambio que va más allá, y es mayor que lo técnico,
y puede, al parecer, conducir a nuevas poéticas y a nuevos conceptos, a raíz de
los cuales podría surgir alguna especie de drama, digamos, o de épica.)
Ahora (3) el proceso de las cosas, ¿cómo se puede hacer que el principio moldee
de manera tal las energías para que la forma se logre? Y creo que esto puede
reducirse a una sola afirmación (remachada primero en mi cabeza por Edward
Dahlberg): UNA PERCEPCIÓN DEBE INMEDIATA Y DIRECTAMENTE CONDUCIR A OTRA
PERCEPCIÓN ULTERIOR. Esto significa exactamente lo que dice, es cuestión de,
en todos los puntos (aun, diría yo, tanto de nuestro manejo de la realidad
cotidiana como del trabajo diario), adelante con ello, en marcha, sigue el paso,
la velocidad, los nervios, su velocidad de ellos, las percepciones, las de ellos, los
actos, los de fracción de segundo, todo el asunto, muévetelo todo tan rápido
como puedas, ciudadano. Y si te la das de poeta, USA USA USA el proceso en todo
momento, ¡en cualquier poema siempre, siempre una percepción debe debe debe
MOVERSE, AL INSTANTE, HACIA OTRA!
Así es que en eso estamos, rápido, ahí está el dogma. Y su excusa, su utilidad, en
la práctica. Lo cual nos mete, o debiera meternos, dentro del mecanismo, ahora,
1950, de cómo se hace el verso proyectívo.
Es por sus sílabas que las palabras se yuxtaponen en belleza, por estas partículas
de sonido tan claramente como por el sentido de las palabras que ellas
componen. En cualquier caso dado, puesto que existe la elección de palabras, la
elección, si hay un hombre detrás, será, espontáneamente, la obediencia de su
oído a las sílabas. La finura y la práctica se encuentran, aquí, en lo mínimo y la
fuente del habla.
No haría ningún daño, como acto de corrección, para la prosa igual que para el
verso que hoy se escriben, si tanto el metro como la rima, y, en las palabras
cuantitativas, tanto el sentido como el sonido, ocuparan menor lugar en el
proscenio de la mente que la sílaba, si la sílaba, esa admirable criatura, tuviera
más licencia para llevar la dirección de la armonía. Con este aviso a los que
quieran ensayar: retroceder hasta aquí, a este lugar de los elementos y mínimos
del lenguaje, es emplear el habla donde es menos descuidada —y menos lógica—
Escuchar las sílabas debe ser tan constante y tan escrupulosa, la exigencia debe
ser tan completa, que la seguridad del oído se compra al más alto precio. (40
horas al día). Pues desde la raíz para afuera, desde todo el contorno, la sílaba
viene, las figuras de la danza:
"Is" viene de la raíz aria, as, respirar. "Not" equivale al sánscrito na, que
posiblemente tiene su origen en la raíz na, perderse, perecer. "Be" (ser) viene
debhu, crecer.
Digo que la sílaba es rey, y que es espontánea, de esta manera: el oído, el oído
que ha recogido, que ha escuchado, que está tan cerca de la mente que
pertenece a ella, que tiene la velocidad de la mente...
está cerca, en otra manera: la mente es hermana de este hermano, y es, por
estar tan cerca, la fuerza secadora, el incesto, el afilador...
es de la unión de la mente y el oído que nace la sílaba.
Pero la sílaba es sólo el primogénito del incesto del verso (siempre, aquei asunto
egipcio, ¡produce mellizos!). El otro hijo es la LÍNEA. Y juntas, estas dos, la sílaba
y la línea, forman un poema, forman esa cosa —cómo llamarla, el Jefe de todo, la
"Inteligencia Singular". Y la línea surge (lo juro) de la respiración, del respirar del
hombre que escribe, en el momento en que escribe, y es así, es aquí que, el
trabajo diario, el TRABAJO, entra, porque sólo el hombre, el que escribe, puede
dictar, en cada momento, a la línea, su métrica y su final —donde su respiración
ha de llegar, acabarse.
Lo malo de la mayoría de las obras, a mi parecer, desde el abandono de los versos
y estrofas tradicionales y de composiciones como el TROILUS de Chaucer o el
LEAR de S., es esto: los escritores contemporáneos aflojan JUSTAMENTE AQUí
DONDE NACE LA LÍNEA.
Permítaseme decirlo en palabras sencillas. Las dos mitades son:
"Said he:
to dream takes no effort
to think es easy
to act is more difficult
"Dijo él:
Soñar no necesita de esfuerzo
pensar es fácil
actuar es más difícil
Cada una de esas líneas marca a la vez un progreso en el avance, tanto del
significado como de la respiración hacia adelante, y luego un retroceso, sin otro
progreso o movimiento de ninguna clase fuera de la unidad de tiempo local
correspondiente a la idea.
Hay más que decir para que esta convención sea reconocida, especialmente con
el fin de que la revolución de donde ha surgido avance de manera tal que sea
posible publicar trabajos que compensen la reacción actualmente en marcha,
consistente en volver hacia las formas heredadas de cadencia y rima. Pero lo que
aquí quiero destacar, por el énfasis puesto en la máquina de escribir como la
grabadora personal e instantánea de la obra del poeta, es la naturaleza ya
proyectiva del verso tal como lo practican los hijos de Pound y Williams. Ya ellos
componen como si el verso fuera a leerse tal como se escribió, como si más que
el ojo su medida fuera el oído, como si los intervalos de su composición pudieran
apuntarse tan cuidadosamente que resultaran ser precisamente los de su
grabación. Porque el oído, que una vez tenía la carga de la memoria para avivarlo
(la rima y la cadencia eran sus ayudantes y sencillamente han sobrevivido en la
letra impresa después que terminó la necesidad oral) puede nuevamente, ahora
que el poeta tiene sus medios, ser el umbral del verso proyectivo.
II
Lo anterior nos trae a lo que prometí, el grado en que lo proyectivo implica una
posición ante la realidad exterior al poema tanto como una nueva posición ante
la realidad del poema mismo. Es cuestión del contenido de Homero o de Eurípides
o de Seami como distinto al contenido de los que pudiera llamar maestros más
"literarios". Desde el momento que el propósito proyectivo del acto del verso se
reconoce, el contenido cambia. Si el principio y el fin es la respiración, la voz en
su sentido más amplio, entonces el material del verso cambia. Tiene que hacerlo.
Empieza por el autor. La dimensión de su línea misma cambia, ni hablar del
cambio en su modo de concebir, del tema que buscará, de la escala en que
concibe el tratamiento de ese tema. Yo por mi parte expondría la diferencia por
una imagen física. No es un accidente que ambos, Pound y Williams, andaban
diversamente comprometidos en un movimiento que fue calificado como
"objetivismo". Pero esa palabra se empleaba entonces en una especie de querella
necesaria, creo, con el "subjetivismo". Ya es demasiado tarde para molestarse con
el último. Por lo demás se ha agotado hasta morirse muy excelentemente,
aunque todos nosotros nos veamos envueltos en sus agonías. Lo que a mí me
parece de una más válida formulación para uso actual es el "objetivismo", palabra
que ha de tomarse para significar la clase de relación de un hombre con la
experiencia que un poeta podría afirmar como la necesidad de que una línea o
una obra sea lo mismo que la madera, sea tan limpia como la madera al salir de
la mano de la naturaleza, para que sea labrada como la madera puede serlo
cuando un hombre la ha trabajado con la mano. Objetivismo es librarse de la
interferencia lírica del individuo como ego, del "sujeto" y su alma, esa peculiar
presunción por la que el hombre occidental se ha interpuesto él mismo entre lo
que él es como criatura de la naturaleza (con ciertas instrucciones que llevar a
cabo) y esas otras creaciones de la naturaleza que podemos, sin ninguna
derogación, llamar objetos. Por que un hombre es él mismo un objeto, sean
cuales fueren las ventajas que él crea tener, y entre más pueda reconocerse
como tal serán mayores sus ventajas, particularmente en el momento en que
alcanza una humilitas (sic) suficiente para que él sea útil.
La cosa se reduce a esto: el uso de un hombre, por él mismo y por lo tanto por
otros, depende de cómo conciba su relación con la naturaleza, esa fuerza a la
que debe su bastante pequeña existencia. Si se afloja casi nada hallará qué
cantar, más que a sí mismo, y cantará paradojas de la naturaleza valiéndose de
formas artificiales exteriores a él. Pero si permanece dentro de sí mismo, si se
queda contenido dentro de su naturaleza así como es partícipe de una fuerza
mayor, será también capaz de escuchar, y su oír a través de sí mismo le abrirá
secretos que los objetos comparten. Y por una ley inversa sus formas seguirán su
propio camino. Es en este sentido que el acto proyectivo, que es el acto del
artista en el más amplio campo de los objetos, conduce a dimensiones más
grandes que ese hombre. Porque el problema de un hombre, desde el momento
que asume el habla en toda su plenitud, es dar a su trabajo toda su seriedad, una
seriedad suficiente para hacer que la cosa que él hace trate de tomar su lugar
entre las cosas de la naturaleza. Esto no es fácil. La naturaleza obra por
reverencia, aun en sus destrucciones (las especies caen con estruendo). Pero la
respiración es la calificación especial del hombre como animal. El sonido es una
dimensión que él ha extendido. El lenguaje es uno de los actos que más lo
enorgullece. Y cuando un poeta descansa en ellos como están en él mismo (en su
fisiología, si les parece, pero la vida en él, con todo), entonces él, si decide
hablar desde estas raíces, trabaja en esa área donde la naturaleza le ha dado
tamaño, tamaño proyectivo.
Tamaño proyectivo es el que la tragedia Las troyanas posee, porque es capaz de
tenerse de pie —¿no es así?— como sus personajes, junto al Mar Egeo —y ni
Andrómaca ni el mar sufren disminución—. En una dimensión menos "heroica"
pero igualmente "natural" Seami saca adelante al Pescador y al Ángel
enHagoromo. Y Homero, el cual es un cliché tan aceptado sin examen que no
creo necesario insistir en qué escala las muchachas de Nausicaa lavan su
ropa.Tales obras, diría yo —y menciono éstas porque sencillamente sus
equivalentes están todavía por hacerse—, no podrían salir de hombres que
conciben el verso sin la total aplicación de la voz humana, sin tomar en cuenta de
dónde proceden las líneas, en el individuo que las escribe. Ni me parece
accidental que, en este punto final de la argumentación, haya citado como
ejemplos dos poetas dramáticos y uno épico. Porque arriesgaría la conjetura de
que, si el verso proyectivo se practica suficiente tiempo, es llevado adelante con
suficiente empeño por el derrotero que él mismo, a mi juicio, señala, el verso
podrá nuevamente aportar mucho más material que el que ha aportado en
nuestro lenguaje desde los isabelinos. Pero no podemos precipitarlo. Sólo
estamos en los principios, y si considero que los Cantos son de mayor significación
"dramática" que las piezas de Mr. Eliot, no es porque crea que han resuelto el
problema sino porque la metodología del verso en ellos señala un medio por el
cual, algún día, el problema de mayor contenido y de las formas mayores podrá
ser resuelto. Eliot, en realidad, es una prueba del peligro actual, la de ser
"demasiado fácil" en la práctica del verso tal como ha sido, frente a como debiera
ser practicado. No se discute, por ejemplo, que la línea de Eliot, desde "Prufrock"
en adelante, tiene fuerza de habla, es "dramática", es, de hecho, como línea,
entre las más notables desde Dryden. Supongo que en él proviene directamente
de lo de Browning, como pasa con muchas de las primeras cosas de Pound. En
todo caso la línea de Eliot tiene sus obvios precursores en los isabelinos,
especialmente en el soliloquio. Sin embargo el viejo Mister Eliot no es proyectivo.
Hasta podría argüirse (y esto lo digo cautelosamente, como todo lo que he dicho
de lo no-proyectivo, tomando en cuenta que cada uno de nosotros debe salvarse
por su propio camino y cuánto debe, por lo demás cada cual de nosotros a lo
no-proyectivo, y seguirá debiéndolo, mientras los dos sistemas vayan a la par)
que es porque Eliot ha seguido dentro de lo no-proyectívo que falla como
dramaturgo —que su raíz es sólo la mente, y una mente escolástica por añadidura
(ningún alto intelletto pese a sus aparentes claridades) —y que, en sus oíres ha
quedado allí donde están la oreja y la mente, únicamente ha ido de su fina oreja
hacia afuera, al contrario de como digo hará un poeta proyectivo, hacia abajo, a
través de las operaciones de su propia garganta, al lugar de donde viene la
respiración, donde la respiración tiene sus principios, de donde el drama tiene
que venir, de donde quiere la coincidencia todos los actos brotan.
Charles Olson
* Charles Olson ha desarrollado teorías sobre la poesía que forman, históricamente, el puente
entre los primeros líderes del movimiento moderno, como Pound y Williams, y los más
importantes innovadores de la generación actual. De allí que El verso proyectivo viene a ser el
manifiesto seminal de gran parte de los poetas jóvenes, tanto los ingleses como ios
norteamericanos, que escriben hoy día. Aunque fue publicado originalmente en Poetry New
York, N. 3, 7950, /a expresión densa y sumamente personal de Olson ha resistido la
traducción por mucho tiempo. Haravec lo publica por primera vez en idioma español en la
traducción de José Coronel Urtecho. (1967) Perú.
Ensayo Reproducido a su vez, en El poeta y su trabajo, Ed. Universidad Autónoma de Puebla,
1983, de donde fue extraido.