Tesis Paludismo
Tesis Paludismo
Tesis Paludismo
La Habana, Cuba
2011
68
REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA SALUD
INSTITUTO DE MEDICINA TROPICAL “PEDRO KOURÍ”
FUNDACIÓN VENEZOLANA PARA LA INVESTIGACIÓN
MULTIDISCIPLINARIA
La Habana, Cuba
2011
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AGRADECIMIENTOS
A los pobladores del Municipio Cajigal del estado Sucre, a sus Cazadores de Malaria y a
todos los Trabajadores de Salud quienes hicieron un aporte especial, con su disposición,
alegría y entusiasmo, para la construcción de esta tesis. Muy especialmente gracias al colega
y amigo Dr. Néstor Rubio Pulgar, Médico Jefe del Municipio Sanitario, por su apoyo
permanente, como un reconocimiento menor a la dedicación y mística con las cuales cuida la
salud de la población de Cajigal.
A mis colegas malariólogos, quienes con el mayor interés por ayudarme, en la certeza de
hacer aportes al país, confiaron en mi propuesta y con gestos de solidaridad y
profesionalismo, decidieron acompañarme al campo, con todas sus implicaciones: Dr.
Nunzio N. Pizzo y Dr. José Luis Cáceres, así como al Prof. MSc. Eliezer Sojo Milano y la
Dra. Luisa León. Muchas gracias a los amigos sucrenses Sociólogos Leticia Rondón, Carlos
González, y Moraima Jiménez, quienes hicieron lo propio, por un trabajo de gran
aprendizaje y calidad. Igualmente muchas gracias a mi estadístico, el MSc. Jesús Gómez.
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A los doctores María Naranjo y Pedro Luis Castellanos, por su atenta revisión crítica de mis
materiales y sus valiosas recomendaciones.
A mi editora, la Dra. María Dora Feliciangeli de Piñero, por sus valiosas observaciones sobre
mi escritura, así como por su interés en difundir mi trabajo. La dedicación que brinda desde
el Boletín de Malariología y Salud Ambiental, a la difusión de la investigación de
enfermedades metaxénicas y postergadas en Venezuela y América, es notable.
Al doctor Jorge Arias, por su amistad y a los colegas Dr. Darío González y Dr. Jesús Valero,
por su oportuno apoyo. Igualmente, al Dr. Israel García-Ávila, por su gran amabilidad, con su
cariño y generosa amistad, me hizo sentir siempre en casa.
A mis amigos, quienes generosamente han compartido su tiempo con esta meta, Sra. Haydée
Mirelles, Antropólogo América Perdomo y Profesor Andrés Carrizales.
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DEDICATORIA
A la memoria de Beni, quien siempre asumió mis proyectos como suyos y a quien siempre
llevo conmigo.
A mi querida Escuela de Malariología, en este Año Centenario del natalicio del Dr. Arnoldo
Gabaldon y Año Centenario del descubrimiento del Trypanosoma cruzi por el Dr. Carlos
Chagas.
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ABREVIATURAS
6
SÍNTESIS
incidencia desde 2004 y es un área con transmisión predominante a Plasmodium vivax. Para
cohorte de pacientes se siguió durante seis meses, para determinar el patrón de recurrencias
que consultan por malaria presentan al menos una recurrencia antes de los tres meses de
para enfermar por malaria y sus niveles de conocimiento pueden facilitar estrategias de
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TABLA DE CONTENIDOS
Pág.
1. INTRODUCCIÓN 1
1.1 Justificación 5
1.3 Objetivos 6
2. REVISIÓN DE LA LITERATURA 10
2.1 Antecedentes 10
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2.3.2 Factores del hospedador 40
3. MATERIALES Y MÉTODOS 48
4. RESULTADOS 65
6
4.4 Recurrencias parasitarias a Plasmodium vivax 71
5. DISCUSIÓN 82
6. CONCLUSIONES 102
7. RECOMENDACIONES 103
ANEXOS
Yaguaraparo, 2004.
6
epidemiológico. Yaguaraparo, 2004.
antecedente malárico.
Anexo F-Tabla 8. Prevalencia y antecedente malárico según década del último 189
Anexo F-Tabla 10. Distribución por edad y sexo del grupo de estudio. 191
6
2004-2005.
Anexo F-Tabla 11. Ocupación principal declarada por los participantes en el 191
Anexo F-Tabla 13. Año y mes del último episodio malárico, según declaración 192
Anexo F-Tabla 14. Orden de declaración de los síntomas al momento del 193
2005.
Anexo F-Tabla 15. Opinión de los participantes sobre problemas de salud más 195
Anexo F-Tabla 16. Opinión sobre si el paludismo es evitable, molestias por 196
Anexo F-Tabla 17. Diagnóstico de paludismo por los participantes, según 197
Anexo F-Tabla 18. Conocimientos sobre cura del paludismo y su causa, según 198
Anexo F-Tabla 19. Conocimientos sobre cómo se puede evitar el paludismo, 199
6
por corte epidemiológico. Yaguaraparo, 2004.
Anexo F-Tabla 20. Primera acción ante la fiebre, por corte epidemiológico. 200
Yaguaraparo, 2004.
Anexo F-Tabla 21. Prácticas: declaración de uso de mosquitero y acciones para 200
6
1
INTRODUCCIÓN
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1. INTRODUCCIÓN
África sub-Sahariana, oeste de Asia, las Américas, el Caribe, Nueva Guinea, Vanuatu, Islas
2008 unos 3 200 millones de personas vivían en zonas con riesgo de transmisión, en 109
ocurren entre 350 y 500 millones de casos clínicos, la mayoría causados por Plasmodium
falciparum y P. vivax. (WHO, 2008a; WHO y UNICEF, 2005). Alrededor de 60% de esos
casos y más de 80% de las muertes ocurren en África (Organización Mundial de la Salud-
OMS, 2007).
Las características de transmisión y enfermedad por malaria son muy variables entre
regiones, incluso dentro de un mismo país, como resultante de condiciones ecológicas que
factores socioeconómicos (WHO y UNICEF, 2005). A nivel mundial, las poblaciones más
pobres están expuestas al mayor riesgo y la enfermedad perpetúa su condición (WHO, 2008a;
Breman, Alilio y Mills, 2004; Nájera y Hempel, 1996). Movimientos humanos asociados a la
explotación de minas de oro y bosques provocan epidemias. Los países afectados emplean
6
cloroquina sigue siendo eficaz para el tratamiento de la malaria vivax en la mayor parte de la
Venezuela se ubica al norte de América del Sur, frente al Mar Caribe. Sobre 916 445
centro-norte del país (Instituto Nacional de Estadísticas, INE, 2003), no endémica de malaria.
autónomas y unidades epidemiológicas básicas. El clima es tropical con una estación seca
En el año 2009, Venezuela registró 35 828 casos autóctonos y 728 importados. Durante el
lapso 1996-2008 la endemia tiende al ascenso, reportando entre 2003 y 2008, más de 30 000
casos anuales, con valor máximo de 45 000 en el año 2004. La fórmula parasitaria a
Plasmodium en 2009 fue 75,4% para P. vivax; 21,6% P. falciparum; 2,9% infecciones
área endémica representa 23% del país con altitud por debajo de 600 metros sobre el nivel
distribución de las áreas de riesgo malárico (MPPS, 2010) permite conservar tres focos
principales al Occidente, Sur y Oriente (donde se ubica el estado Sucre) del país. No existe
diferencia de género para enfermar por malaria, pero la incidencia es mayor en el grupo
masculino (64%) y los menores de 30 años de edad (65%), patrón documentado para el
6
En Venezuela, pese al éxito del programa con uso del rociamiento residual, se considera que
la malaria en área fronteriza, los movimientos poblacionales dentro del país, de grupos
mineras (Aché, 1998; Sucre, 1996; MSAS, 1975 y 1971), lo cual traduce problemas sociales,
pública. Durante el período 1998-2007, se ubicó entre el primer y el tercer lugar nacional,
aportando en el lapso 1999-2003 entre 30% y 40% de los casos, con dos grandes episodios
epidémicos en los años 2000 y 2002, durante los cuales alcanzó a registrar 56% de los casos
del país (Anexo A). Sin embargo, desde 2003 y hasta 2007 Sucre se mantuvo en tercer lugar,
con menos de 20% de la casuística nacional, (Cáceres, 2008; Cáceres y col., 2005) y en 2004
su aporte fue de 10%, para ocupar el quinto lugar durante 2008. Este descenso, sin embargo,
espacialmente los 15 municipios del estado. En 2003, un año antes de realizar el presente
estudio, la Incidencia Parasitaria Anual o IPA del estado (por un mil habitantes) se estimó en
6
6,1, mientras en 2007 fue de 1,8 (MPPS, 2010; Ministerio de Salud y Desarrollo Social,
MSDS, 2004).
A diferencia de los focos Occidental y Sur, donde la enfermedad ha sido endémica, la malaria
se consideró erradicada de Sucre en 1965, con base en el control químico del vector y
quimioterapia. Sin embargo, desde 1983 reaparece y ha persistido, pese a los esfuerzos
realizados para su control. Se ha pensado que factores sociales y económicos juegan un papel
factores se asocian a infección por malaria en Yaguaraparo?, la cual se sistematizó con las
6
1.1 Justificación
Las características que describe el estado Sucre reflejan su gran potencial malarígeno
(Cáceres y Sojo-Milano, 2001), explicado por la ecología local, con criaderos importantes y
epidemiología. Esto significa que la consideración de sus elementos básicos (vector, parásito,
conocer la magnitud real del problema epidemiológico, medir la morbilidad con el empleo de
técnicas diagnósticas que complementen las de rutina, e identificar factores de riesgo para
enfermar por malaria. Estos, que a su vez pueden ser ambientales (geográficos, ecológicos,
como estrategia en su diseño en forma integrada, se planteó esta investigación, para conocer
6
El presente trabajo tuvo, por tanto, justificación teórica, práctica, social e institucional: sus
Oriental, proporcionan bases para mejorar los sistemas de vigilancia en malaria y orientar el
Se planteó como
económicos y culturales.
1.3 Objetivos
espectro clínico-epidemiológico.
6
1.4 Aportes científicos. Importancia teórica y práctica
El estudio realiza aportes de importancia científica y social, así como teórica y práctica para
serología como técnica de diagnóstico, deben mencionarse los realizados por Velásquez y
Pérez (1994) en el extremo occidental del estado Sucre y de Viloria, Rattia y Vaccari en el
occidente y centro-sur (1999). Salvo por ellos y, durante los años 2000, por las notables
descripciones de Cáceres (2008, 2004) y Cáceres y col. (2005) con base en la casuística, no
El estudio hace un aporte de gran riqueza e interés epidemiológico, para el segundo foco
6
(Wipasa y col., 2010; Cerutti y col., 2007; Morais y col., 2006). El trabajo realizado
representa uno de los escasos estudios en América del Sur que enfoca el análisis de situación
momento, lo cual no sólo llena un vacío de conocimiento, sino que propone la sistemática,
estudio responde las preguntas sobre las características y el estado de la transmisión local y
señala, para su valoración dentro de la política antimalárica venezolana, cuáles serían los
La valoración de las representaciones sociales, como factor que puede influir en el desarrollo
del programa antimalárico a niveles locales, no tiene antecedentes en el área, a la escala del
igualmente original que puede servir de referencia para desarrollar trabajos de comunicación,
educación, información y participación en malaria con la población del estado Sucre oriental.
Sus resultados ya han servido como referencia para desarrollar actividades promotoras de
salud, como el Taller TODOS SOMOS UNO Para Construir un Sistema Comunitario de
para reconocerse como vigilantes locales de salud, tomando la malaria como modelo.
6
en Cajigal y Yaguaraparo), no existen publicadas referencias nacionales, sobre proporción de
Yaguaraparo aproxima el tema, al explorar la malaria recurrente. Para poder realizar este
componente, fue necesario diseñar antes un Protocolo, útil y práctico para su transferencia al
disponibles en la rutina, puede retomarse con mucho rigor y simplicidad, para fortalecer el
olvidado, en el curso de las reformas del programa nacional. Con el estudio de recurrencias
situación malárica y permiten seguir en el tiempo, los efectos de las medidas de control en la
problema tanto para la población como para las autoridades sanitarias, un problema que
6
2
REVISIÓN DE LA LITERATURA
6
2. REVISIÓN DE LA LITERATURA
2.1 Antecedentes
Más de tres décadas después del cese de la erradicación como estrategia global, la
eliminación de la malaria figura como una opción para países que en los últimos años han
descrito áreas con transmisión moderada a baja (WHO, 2008b). Durante el lapso 2000-2007,
entre 109 países endémicos, 29 mostraron alrededor de 50% de reducción del número de
casos y muertes por malaria (WHO, 2008a). Por ello, durante los años 2000, varios autores
incidencia, se emplearon las técnicas microscopía, PCR, IFI y ELISA. La edad promedio de
la muestra fue 35,1 años, mayoría de sexo masculino (78,5%), habitantes de áreas rurales
(64,6%), 35,4% agricultores y 12,3% estudiantes, sin historia importante de viajes recientes.
Se trabajó con dos grupos, uno de 65 pacientes (de un total de 70 casos registrados en tres
pacientes, 95% presentaba su primer episodio de malaria, 51/65 tuvo microscopía positiva y
negativos); por ELISA, 50% resultó seropositivo para malaria. En el grupo de la población
general, todas las gotas gruesas fueron negativas; IFI informó proporciones de IgM/IgG para
6
P. vivax de 56,5%/13,5%. ELISA registró una prevalencia entre 6,3% y 25,4% para las
variedades de P. vivax. En este grupo, la PCR dio positiva para P. vivax en 1,3%, P. malariae
y col., 2007). Los autores informaron una correlación positiva, estadísticamente significativa,
entre el tiempo de residencia en el área endémica y los niveles de anticuerpos IgG para P.
vivax.
ELISA, en una muestra de 45-59 personas por localidad. La prevalencia y los niveles de IgG
IgG en los expuestos entre menos de 1 mes y 20 años variaron entre 59% y 95%. La
seropositividad fue mayor en las áreas de mayor prevalencia parasitaria, especialmente entre
los autores que estos altos niveles de anticuerpos IgG (subclases 1 y 3) entre individuos que
Demostraron que la inmunidad humoral a P. vivax puede mantenerse aun en ausencia de re-
en Brasil, para conocer la seroprevalencia malárica en dos áreas con baja endemicidad,
empleando microscopía, PCR, IFI y ELISA, sobre 318 personas, con IFI se obtuvo para P.
vivax una seroprevalencia de IgM de 0,94% e IgG variable entre 32% y 49%, mientras con
6
Un estudio de prevalencia realizado en dos islas del archipiélago Vanuatu, Oceanía (donde la
empleando ELISA sobre muestras hemáticas tomadas en papel de filtro, en una población de
1 766 personas, se obtuvo que la seroprevalencia para P. falciparum varió entre 9,4% y
16,6% y la de P. vivax, entre 12,6% y 15%. Los resultados serológicos permitieron distinguir
entre las áreas donde predominaban las especies parasitarias y concluir que la
focos residuales, brindando información valiosa a los programas de control, cuando las tasas
por microscopía durante las estaciones seca (0/1 178) ni lluviosa (0/1 128). Los niveles de
seropositividad para P. falciparum y P. vivax fueron de 17,9% (179/1 001) y 19,3% (202/1
044). Concluyeron los autores que los marcadores serológicos ayudan a detectar variaciones
En China, para valorar la situación de transmisión actual y crear una línea de base
transmisión, en una extensa área de baja endemicidad (IPA menor de 1 por mil), sobre 24
6
localidades, en 3 613 personas. Aplicaron gota gruesa e IFI (positivos desde 1:20). La
seropositivo en todas las localidades. En todos los momentos del estudio, la gota gruesa fue
negativa. Los valores reportados de seroprevalencia general fueron muy bajos en los dos
Esta serie de trabajos (de prevalencia, de base poblacional, que consideran la estacionalidad,
microscopía puede no ser informativa en absoluto, respecto a los niveles de transmisión local,
puede ser muy variable en estos escenarios, tanto para valores generales como para las
los resultados de trabajos en áreas de baja transmisión de África y Asia, muestran niveles de
Para obtener evidencias de calidad de la memoria inmune para malaria, en un área de muy
6
P. falciparum o P. vivax, reveló que las respuestas de anticuerpos y células B de memoria a
cual los investigadores concluyeron que infecciones infrecuentes de malaria eran capaces de
inducir una respuesta humoral de por vida (Wipasa y col., 2010). Estos niveles son variables,
ELISA, otro estudio de seroprevalencia de base poblacional determinó una frecuencia de IgG
personas parasitadas (n=94) nivel que, después del tratamiento con cloroquina (n=74), se
redujo a 51,3% (Mehrizi y col., 2009). En esta serie de trabajos se observa igualmente la
relativa a las recaídas (White, 2002). El sexo femenino, alta parasitemia comparada con la
inicial, sintomatología dentro de cortos periodos de días respecto al cuadro inicial y el uso de
dosis de primaquina más bajas de lo indicado, se han descrito como factores de riesgo
asociados a las recaídas (Duarte y col., 2001). En un área no endémica de Brasil, Sao Paulo,
entre los casos que recibieron primaquina a razón de 15 miligramos diarios durante dos
semanas, la tasa de recaídas varió entre 7,5 y 24,5%. Como la mayoría de las recaídas ocurrió
menos de tres meses después de finalizado el tratamiento, los autores sugirieron una
selección por una cepa tropical del P. vivax (Boulos y col., 1991). También en Brasil, fuera
6
col., 2000). En Colombia, 1,5% de los casos de malaria a P. vivax recayeron entre 49 y 166
días después de recibir primaquina, a razón de 15 miligramos diarios, por catorce días (Arias
latente breve y sucesivas, a corto plazo (antes de los 3 meses o en el lapso entre 3 y 6 meses),
subespecie Plasmodium vivax vivax propia del trópico. Para los años 1960, se asociaba a
cepas tropicales tipo Chesson un patrón de recidiva calificado como corto, de 8 a 10 semanas
(Pérez, 2004). Las frecuencias registradas para las recaídas varían desde 11% en la India
hasta 51% en Afganistán, con valores intermedios de 30% en Indonesia (WHO, 2006). Las
de los 4 años siguientes a la infección primaria (Baird y Rieckmann, 2003; White, 2002;
Duarte y col., 2001). La primaquina, eficaz contra los gametocitos de todas las especies de
Plasmodium que causan infecciones humanas y con acción moderada ante las formas
disponible actualmente como tratamiento estándar para erradicar los hipnozoítos en hígado y
prevenir las recaídas por P. vivax y P. ovale. Su dosis óptima difiere según el área geográfica,
transmisión, se determinó que los menores de 16 años y sexo masculino presentaban más
6
mes previo, determinó un incremento en el riesgo de malaria individual, de 1,14 y 1,34 veces,
malaria entre aldeas refleja el nivel comunitario de reservorios, como un buen predictor del
base poblacional, en un foco residual de malaria en México, el riesgo para infección malárica
asintomáticos. Se asociaron con riesgo de malaria: nacer fuera de la localidad (OR 3,16),
pobre conocimiento de cómo se transmite y trata la malaria (OR 2,26), vegetación alrededor
de la casa con cobertura de 60% (OR 20,43), casas construidas con materiales perecederos
(OR 2,85), no usar mosquitero (OR 2,39), usar mosquiteros con agujeros (OR 13,93), viajes
fuera de la localidad de residencia (OR 9,16) y casos previos de malaria en la vivienda (OR
estudio de casos y controles, de base poblacional, fueron factores protectores para desarrollar
malaria clínica: habitar una vivienda rociada en los últimos 6 meses, vivir a más de 100
factores de riesgo aleros abiertos en el cuarto (OR 1,82) (Guthmann y col., 2001).
La malaria es una enfermedad transmitida por un mosquito del género Anopheles y causada
principalmente por cuatro especies de parásitos del género Plasmodium (P. vivax, P.
falciparum, P. malariae y P. ovale) (Figtree y col., 2010; Doolan, Dobaño y Baird, 2009;
6
Sabbatani, Fiorino y Manfredi, 2009; Van den Eede y col., 2009; Centers for Disease Control
and Prevention, CDC, 2008; Cox-Singh y col., 2008; Luchavez y col., 2008; Ng y col.,
2008).
Brevemente, el mosquito inocula esporozoítos, formas infectantes que pasan del torrente
6-15 días (CDC, 2008) en forma de esquizontes, que al madurar liberan merozoítos, las
eritrocitarios maduran hacia esquizontes y de estos, una forma reinvadirá cíclicamente a los
eritrocitos y otra se diferenciará sexualmente en gametocitos. Estas últimas son las formas
infectantes para el mosquito, hospedador principal (OPS/OMS, 1988). Pasados unos 10-18
días, los parásitos se encuentran como esporozoítos en las glándulas salivales del mosquito.
Cuando éste toma una comida sanguínea al picar a otra persona, inocula el parásito en su
saliva, y así lleva la enfermedad de una persona a otra, actuando como un vector (Doolan,
Dobaño y Baird, 2009; CDC, 2008). Los mosquitos se infectan en tanto haya gametocitos en
la sangre de los reservorios. Esto varía con la especie y cepa del parásito y con la respuesta al
infección para los mosquitos por más de 3 años con P. malariae, de 1 a 2 años con P. vivax y
(OPS/OMS, 1988).
A continuación, la revisión que se presenta, según los objetivos y la temática del estudio,
6
del enfoque de riesgo, que fueron importantes para el diseño del estudio y orientaron la
El diagnóstico precoz y preciso es crítico para el manejo efectivo de la malaria, cuyo impacto
en la sangre del paciente. Sus implicaciones guardan relación, ampliamente, con la diferente
parasitemia diagnosticada por una determinada técnica. La malaria es una emergencia médica
El diagnóstico clínico es el método más económico y más empleado, así como la base para la
incluyendo hallazgos al examen físico. Los primeros síntomas de malaria son muy
general, también, mareo, diarrea, náusea y prurito (Mwangi y col., 2005; OPS/OMS, 1988).
6
Este es el cuadro típico de malaria no complicada y es usual en residentes de áreas
prácticamente imposible diferenciar los cuadros clínicos por especie, si no se hacen estudios
observa en las etapas incipientes de otras enfermedades microbianas (OPS/OMS, 1988), por
2008). Se han creado algoritmos para facilitar el diagnóstico clínico (Perkins y col., 1997;
Weber y col., 1997), pero han mostrado poca especificidad y sólo en áreas de alta
Meya y col., 2007). Por lo tanto, la precisión del diagnóstico de la malaria se basa en la
incluir la malaria entre los diagnósticos diferenciales de cuadros febriles (Sojo-Milano y col.,
2007a) y los microscopistas pueden disminuir la habilidad para identificar los parásitos
6
(Tangpukdee y col., 2009). Estas posibilidades dan cabida a factores de riesgo estructurales o
inocula los esporozoítos y termina cuando aparecen los síntomas. En la malaria contraída en
forma natural este período varía de 7 a 30 días, hasta 8 meses (OPS/OMS, 1988; CDC,
variaciones en la duración del período de incubación, se cree que por su polimorfismo, con
inyecta el mosquito (OPS-OMS, 1988). El Período Subpatente inicia cuando los esporozoítos
son inoculados por el mosquito y transcurre hasta que los primeros merozoítos hepáticos
invaden los eritrocitos, iniciando la esquizogonia sanguínea; los pocos eritrocitos parasitados
esporozoítos, hasta que los parásitos invaden suficiente número de eritrocitos para llegar a ser
Plasmodium, en promedio, 8 a 12 días para P. vivax, hasta de 16 días en las otras especies.
coincide con el tiempo en que los parásitos se observan en la sangre periférica. Los
1988).
6
En el ataque agudo, el período prodrómico se observa en pocos pacientes, varios días antes
cefalea ocasional, mialgias, náuseas, vómitos, astenia, fatiga, anorexia y fiebre ligera. El
ataque agudo propiamente dicho se caracteriza por un conjunto de paroxismos febriles que
presentan cuatro períodos sucesivos de frío, calor, sudor y apirexia. En la mayoría de los
hasta 2 horas. El período de calor dura 2 a 6 horas e inicia cuando termina el escalofrío. La
cefalea se hace más intensa y pueden persistir las náuseas y vómitos; hay sed y puede haber
cefalea, sed y malestar, para experimentar sensación de alivio y tranquilidad; cuando esta
etapa termina, el paciente está cansado y débil. Este paroxismo dura en total de 6 a 12 horas,
y todas las fases pudieran no manifestarse, llevando al error diagnóstico, debido a varias
población predominante de parásitos, la fiebre será intermitente y los paroxismos serán los
las infecciones por P. falciparum, P. vivax y P. ovale y cada 72 horas cuando se trate de P.
malariae. Una de las características de la fiebre malárica son esos paroxismos a intervalos
definidos, incluso a la misma hora del día. La fiebre se describe como el primer síntoma más
frecuente, seguido de cefalea, mialgia, náusea, vómito, escalofríos, sudor y diarrea (OPS-
posible que tanto la parasitemia patente como el conjunto de paroxismos febriles se repitan
semanas o meses después del ataque original. Así, puede existir un período de latencia
6
parasitaria con microscopía negativa y/o de latencia clínica, durante la cual el enfermo no
han estado tomando profilaxis pueden mostrar un cuadro clínico atípico y un período de
Las Formas Clínicas de malaria se distinguen en leves, moderadas, graves y de urgencia. Esta
semiinmunes, quienes ya han tenido varios episodios de malaria, o en personas con buena
respuesta inmediata del sistema inmune; la fiebre no es muy alta, los síntomas generales son
discretos, la parasitemia es baja (menor de 0,1%), con anemia leve y hematocrito normal. La
paroxismo febril con períodos de frío, calor, sudor y apirexia; la temperatura es alta, con
aumentos en las crisis, los síntomas generales son más intensos, la parasitemia varía entre
0,1% y 0,5% y hay anemia moderada. Las Formas Graves y de Urgencia, con raras
La parasitemia oscila entre 2% y 30% o más y el paciente puede tener una reducción de 50%
La malaria, como otras enfermedades infecciosas, puede comportarse como una infección
como una infección incompleta, (que supera el umbral clínico, pero no lo hace de una forma
6
típica), como una infección aparente (sintomática) o, incluso, como infección hiperaguda
fulminante, de rápida evolución que produce la muerte, posibilidades todas que varían con las
especies plasmodiales y el estatus del hospedador. Las formas incompletas o subclínicas y las
inaparentes, cerca de cuyo espacio se ubican los portadores, tienen gran significado
epidemiológico pues aunque se ubican en la mitad y base del témpano de hielo, invisibles al
(OPS/OMS, 1988). Cuando una parasitemia reaparece después del tratamiento, puede tratarse
hepáticos latentes (Baird, 2004). Cuando los parásitos alcanzan niveles por encima del
(vivax u ovale). Se desconoce el mecanismo que produce las recaídas, pero factores tales
aparición. Las recaídas son menos severas y de más corta duración que los ataques primarios.
6
Entre los ataques primarios y las subsiguientes recrudescencias o recidivas, no hay
entre una recrudescencia, una recaída y una reinfección, cuando el enfermo permanece en
La definición de caso ha sido objeto de muchos estudios, teniendo como asidero una relación
Mundial de la Salud define caso de malaria con base en la presencia de fiebre o historia de
mientras la fiebre es el síntoma signo cardinal que guía la vigilancia, tanto como la
de métodos disponibles (Tangpukdee y col., 2009; Murray y col., 2003), actualmente algunos
representan, aún con limitaciones, las dos técnicas con mayores posibilidades en el control de
la malaria (Gillet y col., 2009; Wongsrichanalai y col., 2007). Sin embargo, la selección de la
mezcla de los colorantes azul de metileno y eosina y desde entonces el examen microscópico
6
de láminas teñidas con Giemsa ha sido el estándar de oro del diagnóstico de malaria
(Fleisher, 2004). Entre los métodos alternativos a la microscopía, creados en los pasados 50
inmunocromatográfico el más significativo, base de las PDR disponibles hoy. Los métodos
moleculares fueron introducidos en los años 1980-1990. En esas décadas emergieron también
métodos para detectar parásitos maláricos por tinción fluorescente (por ejemplo, el análisis de
puede presentar menor sensibilidad que las técnicas moleculares) (Tangpukdee y col., 2009;
marco del control de la malaria, por su simplicidad, bajo costo, su capacidad para diferenciar
incrementa con bajas densidades parasitarias (Maguire y col., 2006; McKenzie y col., 2003),
un error que se reduce con una mayor experiencia del microscopista y aumentando el tiempo
y los campos microscópicos a examinar (Trape, 1985; Dowling y Shute, 1966). El número
6
recomendado de campos a ser leidos en la gota gruesa antes de diagnosticarla negativa, varía
Las pruebas de diagnóstico rápido (PDR) proporcionan resultados en 2-10 minutos (CDC,
pruebas para distinguir las especies maláricas y las variaciones en su fabricación (WHO,
proteína 2-rica en histidina (HRP-2) es el antígeno malárico más usado, específico para P.
(pLDH), para detección de Plasmodium spp. (todas las especies). Hay cintas que integran la
HRP-2 con la pDHL. La prueba específica para P. vivax es nueva y requiere evaluaciones
adicionales (Wongsrichanalai y col., 2007), llamada FK70, detecta la enzima específica DHL
puede agregar valor a la microscopía, con densidades mayores de 500 parásitos por
microlitro (Gillet y col., 2009). Incluso se ha desarrollado una PDR para detectar P. knowlesi
(Tangpukdee y col., 2009). La pDHL se considera más apropiada para monitoreo del
tratamiento; sin embargo, los gametocitos también producen pDHL y la prueba puede seguir
HRP-2 post-tratamiento podría representar una ventaja para detectar parasitemias bajas y
fluctuantes en la malaria crónica (Bell, Wilson y Martin, 2005). Para ser una herramienta útil
de diagnóstico, las PDR deben alcanzar una sensibilidad mayor de 95%, algo que la mayoría
de las pruebas ha alcanzado sólo para P. falciparum. (Wongsrichanalai y col., 2007). Pueden
6
ser útiles en la pesquisa de febriles que retornan de áreas endémicas (Marx y col., 2005),
microscópico, tales como brotes o con grupos bajo exposición ocupacional (WHO, 2004).
Diferentes estudios de campo han demostrado que los métodos moleculares detectan hasta
ocho veces más infecciones a Plasmodium spp. que la microscopía y que las infecciones
mixtas pueden llegar a representar hasta un tercio de ellas. Las herramientas de diagnóstico
especializados. Además de su utilidad para identificar especies cuando las densidades son
muy bajas, en las infecciones mixtas o cuando las muestras se han deteriorado, detectan
La PCR realiza la amplificación específica de una región seleccionada del genoma del
Plasmodium. Es una técnica altamente específica y sensible (su umbral de detección es 1-10
y col., 2006; Kain y col., 1993). Las dificultades para la recolección y traslado de las
muestras desde el campo se han superado empleando papel de filtro, a partir del cual se
6
pasada. La primera prueba empleada para ello fue la inmunofluorescencia. La técnica
Inmunofluorescencia Indirecta (IFI) se basa en que los anticuerpos homólogos en el suero del
fluorescente, si los parásitos toman un color verde manzana, la reacción resulta positiva
(CDC, 2010). Se consideran positivos títulos mayores de 1:20 y niveles menores son
infección reciente (Chotivanich, Silamut y Day, 2007). La técnica IFI ha mostrado niveles de
(ELISA), así como una sensibilidad de 100%, comparada con la gota gruesa y extendido
teñido con Giemsa (She y col., 2007). Es una prueba confiable y reproducible (Duo-Quan y
col., 2009), las muestras para serología pueden colectarse en papel de filtro con sangre
obtenida por punción capilar y las pruebas realizarse después, del eluido del papel de filtro en
6
2.2.5 Seroepidemiología de la malaria
Al inicio de los años 1960s, en muchos lugares del mundo, se ensayaron pruebas
Entre los muchos factores que pueden afectar la respuesta inmune individual están: la edad,
del espectro de la respuesta humoral con anticuerpos. Igual importancia tiene la sensibilidad
de la prueba empleada para medir la respuesta. Esta sensibilidad depende de las especies y el
fluoresceína y la eficiencia del sistema microscópico. Entre las desventajas de las pruebas
importancia epidemiológica actual (Draper, Voller y Carpenter, 1972). Con las encuestas
serológicas (al igual que con la esplenometría), se estima la prevalencia de periodo, es decir,
particularmente cierto para los datos serológicos. Puede observarse discrepancia entre los
anticuerpos y las tasas parasitarias debido al amplio uso de bajas dosis de antimaláricos que
6
deprimen la parasitemia a niveles submicroscópicos, pero insuficientes para prevenir el
suero los anticuerpos antimaláricos después de la infección malárica? (Voller, 1971). Los
anticuerpos aparecen después de la primera semana de infección y pueden persistir por años
(Lim y col., 2004). La IgG persiste en el organismo por largo tiempo, sin embargo, IgM
desaparece en los 2-3 meses que siguen al tratamiento antimalárico (Lim y col., 2004; Park y
col., 2001). Los anticuerpos antimaláricos pueden ser no detectables por IFI, particularmente
congénitos pueden persistir hasta por un año, por lo cual a este grupo de edad se le excluye
se incrementen principalmente los niveles de IgM, IgG e IgA. Niveles cambiantes de las
con la elevación considerable de IgG e IgM (Cohen y Butcher, 1972). Los anticuerpos IgG e
IgM permanecen por largos períodos en la circulación del huésped infectado. Pese a tener
poca correlación con el cuadro clínico, la detección de estos anticuerpos puede ayudar en el
IgG e IgM y suele ser más eficaz cuando ambas fracciones están presentes La protección
inmune primaria es de tipo IgM, luego aparece el tipo IgG, mientras en la respuesta inmune
6
secundaria los anticuerpos predominantes son de tipo IgG. Así, en malaria, la fracción
detectable en primer lugar es la IgM, luego la IgG y la IgM y, después de un par de meses,
solo la fracción IgG (Soe y col., 2004; Voller, 1971). La infección crónica en humanos
Butcher, 1972).
patente, se elevan a altos títulos alcanzando un pico entre una o dos semanas, después de lo
cual declinan lentamente por varios meses. La detección de anticuerpos puede hacerse aun
incluso mayores en infecciones por P. vivax (Voller, 1971). Según otros autores, los títulos
positivos para P. vivax pueden persistir menos de 3 años y tal vez algo más para P.
falciparum. Una serie de factores puede afectar esta persistencia: el nivel inicial de respuesta
Se sabe que el nivel de respuesta, su alcance y mantenimiento se asocia directamente con las
parasitemias persistentes y que existe un efecto de aumento, bien por las recaídas o las
reinfecciones. Por lo tanto, en áreas donde el tratamiento precoz es posible y donde es menos
probable la reinfección, los títulos iniciales pueden ser menores y pueden disminuir
relativamente rápido. La longevidad de los títulos está influida así por las condiciones
6
1975). Estudios sobre infecciones prolongadas de P. vivax han confirmado esto y han
señalado que durante las recaídas, la respuesta inmune es más rápida y amplificada, seguida
1981; Voller, 1971). Cuando el sistema inmune se ha estimulado con reinoculación del
antígeno, se observa que los títulos se elevan más rápidamente y a niveles más altos, en
individuos semiinmunes que en los no inmunes (Voller, 1971). En estudios realizados con
voluntarios fuera de área endémica con infección inducida a P. vivax, se observó que los
valores pico en la prueba IFI ocurrieron entre 11 y 20 días, para caer a niveles muy bajos de
títulos (1/10) a los 2 meses y hasta los 8 meses. Entre quienes presentaron recaídas, la media
de los títulos se elevó a niveles mayores que los obtenidos en la infección primaria y estos
títulos permanecieron elevados después de 120 días, comparados con aquellos vistos en
quienes sólo presentaron la infección primaria. (Collins, Lunde y Skinner, 1975). La cura
radical altera el cuadro serológico y lleva a un declinar más rápido de los niveles de
señalado que títulos entre 1/256 y 1/4096 indican parasitemia patente en los dos meses
anteriores (Voller, 1971). Algunos autores señalan que los títulos más bajos indicativos de
El resultado de una prueba serológica tiene valor predictivo, que es la probabilidad de que
cuando la prueba sea positiva, la infección esté presente o lo haya estado. La validez de
será el valor predictivo del resultado positivo y a menor prevalencia, mayor será el valor
6
serológica es muy importante, y está definida como la obtención de resultados concordantes
adquieren tras prolongados períodos de exposición a la infección. En esas zonas, las personas
de mayor edad tienen un alto grado de inmunidad y la malaria clínica es poco frecuente. Los
recién nacidos suelen estar protegidos durante los primeros meses de vida por los anticuerpos
menudo guarda relación con períodos de latencia parasitaria en la sangre periférica. Esta
áreas donde las cepas de parásitos tienden a producir recaídas, la presencia de estos
Las preguntas que los estudios seroepidemiológicos tratan de responder son tres: 1) ¿Hay
endémicos o no. Las pruebas serológicas para malaria pueden emplearse para (Ray, 1985): 1)
es o ha sido endémica: (i) detección del nivel de endemicidad malárica. (Draper, Voller y
6
Carpenter, 1972). La curva del perfil serológico (puntos del porcentaje de seropositividad
contra los diferentes grupos de edad) puede determinar el estatus serológico del área. Áreas
con alto nivel de transmisión muestran anticuerpos en niños de 1-5 años de edad (incluye al
grupo centinela, de 2 a 4 años de edad), mientras en áreas sin transmisión activa, este grupo
será 100% seronegativo. En áreas con alto IPA todos los grupos de edad se encuentran
igualmente afectados, con una alta seroprevalencia en el grupo centinela (Ray, 1985). Los
su tasa de incremento en los niños, son indicadores del grado de experiencia malárica de la
población y es muy probable que esta determine el desarrollo de inmunidad efectiva. Los
títulos de IFI muestran una buena correlación, al menos durante la niñez, con la tasa
de focos por transmisión persistente o renovada. (iii) también se evalúa el efecto de medidas
Chwatt, 1968), evaluar reducciones de la transmisión (Cook y col., 2010; Voller y col., 1980;
6
col., 2009; Corran y col., 2008; Corran y col., 2007; Drakeley y col., 2005) y en escenarios
Contempla el tratamiento de cura radical para P. vivax recomendado por la OMS: combina
cloroquina (CQ) a razón de 25 mg de base por kilo de peso corporal distribuidos en 3 días y
primaquina (PQ), 0,25 mg de base por kilo de peso corporal, por día, durante 14 días. La
epidemiológica, se asocia a una condición relacionada con la salud (Last, 1995). Algunos
factores de riesgo se pueden modificar, como los relacionados con conductas y algunos
ambientales, como las condiciones de la vivienda, por ejemplo. Otros, como la edad, el
puedan modificarse, conocerlos permite identificar ciertos individuos o grupos humanos, que
(Bruce Chwatt, 1986), estos elementos son el hospedador humano (como reservorio/portador
6
o receptor/susceptible). El agente, puede ser el parásito (agente de infección) o el vector
y económico) que rodea al hospedador y al agente, proporciona el marco para las actividades
humanas y tanto para la dispersión como para la proliferación de los vectores (Gilles y
Severa Muerte (Koram, 1993; Hayes, Marsh y Snow, 1992). Los factores de riesgo operan
curso benigno, usualmente no severas; la severidad puede ser un problema donde existe
asintomática/infección moderada.
Factores de riesgo para malaria son las variables que determinan el incremento y la magnitud
Los factores de riesgo para malaria se pueden clasificar en factores ecológicos, geográficos,
6
entomológicos, sociales, económicos, demográficos y aspectos relacionados con la estructura
Aunque se hará una breve referencia a cada uno de ellos, por la vasta literatura, las siguientes
humano, hacia los cuales se orientó el sistema de variables para el estudio realizado en
Yaguaraparo.
El clima influye sobre el hospedador, el parásito y las poblaciones del vector, para el cual
existen niveles críticos de temperatura y humedad (Gilles y Warrell, 1993; Miller y Warrell,
1990). La transmisión malárica puede mostrar un patrón estacional asociado con las
precipitaciones (Lindsay y col., 1993), por el incremento de los criaderos, aunque algunos
estaciones (Mmbando y col., 2009). El clima también influye en el terreno, el tipo de suelo,
uso de la tierra ((Lindsay y Birley, 1996) y en los cuerpos de agua vinculados con actividades
humanas (Mouchet y Blanchy, 1995; Service, 1991) y los ritmos a los cuales las personas
realizan ciertas actividades (Gilles y Warrell, 1993; Service, 1991). Para Venezuela, se ha
observado que los casos de malaria aumentan significativamente un año después de ocurrido
y preferencias alimentarias de los vectores. Una alta densidad animal podría reducir la
antropofilia de los vectores y la endemicidad (Service, 1991). Sin embargo, bajo ciertas
condiciones, una barrera animal podría no proteger a las personas de ser picadas en sus casas
e incluso incrementaría las posibilidades de sufrir picaduras (Schultz, 1989; Sota y Mogi,
6
1989; Kirnowordoyo y Supalin, 1986). También se ha establecido que el riesgo parece estar
respecto a los asentamientos humanos (Hewitt y col., 1994; Shultz, 1989). Con respecto a la
presencia de pequeños animales domésticos, algunos autores han encontrado efectos sobre la
puede aumentar la frecuencia de picadura de los mosquitos sobre el hombre (Service, 1991).
haber sido erradicada de la costa; An. aquasalis desplazó a An. darlingi como vector local
Sucre.
En el extremo occidental del estado Sucre se han descrito como factores de riesgo ambiental:
altitudes por debajo de 50 metros sobre el nivel del mar, pendientes por debajo de 10%,
asentamientos humanos como factores de riesgo para malaria. Emplearon registros históricos
6
desplazamientos humanos, han diseminado Plasmodium spp., vectores, y poblaciones
ingreso, se reconocen generalmente como factores de riesgo para infección por malaria en
América, Asia y África (Koram y col, 1995a; Butraporn y col., 1986; Banguero, 1984).
Otros autores señalan que los determinantes socioeconómicos no son factores de riesgo para
la malaria severa, en Gambia (Koram y col., 1995b) y Gabón (Luckner y col., 1998).
Koram y col., 1995a; Adiamah y col., 1993; Gamage-Mendis y col., 1991). En otros casos,
puede ser reforzado por la ubicación de la casa y vivir en casas próximas a los criaderos del
Gunawardena y col., 1998; van-der-Hoek y col., 1998; Thompson y col., 1997; Butraporn y
col., 1986; Hyma, Ramesh y Chakrapani, 1983). También en Sri Lanka se ha descrito una
6
encontrado que los niños que viven en casas con aleros cerrados (espacios entre techo y
pared) experimentan menos ataques de malaria (Lindsay y Snow, 1988). La distribución del
describen como un rasgo protector en Honiara, Islas Salomón (Bell y col., 1997). También en
el Sudán rural se describen menos episodios de malaria en viviendas con tres o más
habitaciones y más episodios en viviendas con más de cinco personas (el-Samani, Willet y
Ware, 1987), lo cual asoma el hacinamiento como un buen predictor del riesgo malárico
Edad, género y procedencia. Los niños son generalmente el grupo más vulnerable ante la
malaria, con un grado de susceptibilidad más alto que los adultos (Gilles y Warrell, 1993;
Yeneneh y col., 1993), mientras en áreas de malaria inestable, todos los grupos se consideran
Chiapas, México, haber nacido fuera de la localidad de residencia se detectó como factor de
riesgo para la infección por P. vivax, con una Razón de Productos Cruzados (OR) de 11,67
Entre los factores adquiridos se encuentra el estatus nutricional. Entre los factores innatos
asociados con susceptibilidad reducida, están los polimorfismos genéticos de los glóbulos
6
rojos, por ejemplo, HbS (hemoglobina S o falciforme, en anemia drepanocítica), Factor
(Marsh, 1993). Por ejemplo, se requiere la presencia de los determinantes Duffy (Fya o Fyb o
ambos) en la superficie del glóbulo rojo para que éste pueda ser invadido por los merozoítos
población africana y americana de piel negra, y le confiere a este grupo humano, resistencia
innata a la infección por P. vivax, no así a la infección por las otras especies plasmodiales
(Luxemburger y col., 1997; Mlay y col., 1994, Reuben, 1993), siendo las primigrávidas un
Actividades ocupacionales. Los adultos tienen alto riesgo para contraer malaria, debido a las
actividades que realizan en ciertos ambientes, por razones laborales (Lansang y col., 1997;
Camargo y col., 1996 y 1994; Luxemburger y col., 1996; Reuben, 1993; Singer y Sawyer,
1992; Fungladda y col., 1992; Banguero, 1984), donde el riesgo ocupacional puede afectar a
económico, tradicional o ilegal (Singhanetra-Renard, 1986) o las más simples, como mirar
Movimientos poblacionales. La malaria puede ser adquirida por individuos que pasan
temporadas en áreas endémicas (Zoller y col., 2009; Sevilla-Casas, 1993; Arasu, 1992;
Squarcione y col., 1991; Butraporn y col., 1986; Rajagopalan, Jambulingam y Sabesan, 1986;
Sawyer, 1986). Viajar a áreas rurales con altos niveles de transmisión (Koram y col., 1995b;
Randriantsimaniry, 1995; Ng’andu y col., 1989; Fungladda y col., 1987; Sornmani y col.,
6
1983) así como también haber estado en los lugares de residencia y de trabajo, durante las
dos semanas previas al inicio de la enfermedad (Fungladda y col., 1987), e historia de haber
tenido malaria en el último año (Ng’andu y col., 1989), han sido factores asociados en forma
significativa con la infección malárica. En Tailandia, los viajeros tienen un riesgo 7,8 veces
mayor de infectarse por malaria que aquellos que permanecen en sus áreas de residencia.
(Aramrattana, 1993).
algún nivel de educación (Gazin y col., 1994; Butraporn y col., 1986) y entre aquellas con un
razonable ingreso familiar anual (Carme y col., 1994; Butraporn y col., 1986). El alfabetismo
1993). Sin embargo, otros estudios en áreas con transmisión estacional en Gambia, no han
encontrado asociación entre el riesgo malárico y el nivel general de educación de los padres
grupos se relaciona también con la conciencia cultural, el conocimiento y las actitudes que
factores de riesgo conductuales resultan de las relaciones complejas que las personas
Entre pobladores de áreas con terrenos de poca altitud, con marismas o pantanos, con alta
prevalencia malárica (Malawi rural), se investigó sobre los puntos de vista acerca del nivel,
seriedad, control y predicción del riesgo malárico, así como también sobre la aceptación de
las medidas de prevención y control por parte de las personas. Este grupo humano consideró
6
que la malaria era impredecible e incontrolable y no mostró conductas positivas en relación
con las medidas de prevención. Los factores sociales, más que las percepciones personales de
para prevenir y controlar la enfermedad (Ager, 1992). En Gambia, los hijos de madres con
transmisión de la malaria, así como del rociamiento de insecticidas, se han descrito como
medidas de precaución en el área endémica (Castilla y Sawyer, 1993). Otros autores han
(Bell y col., 1997). En un área de alta endemicidad de Brasil, sólo 13% (8/61) sabía que la
Guatemala y Uganda, más de 90% de los pacientes sabía que los mosquitos transmitían
malaria (Klein y col., 1995) y 93% de los residentes respondió que la picadura de un
mosquito que hubiese picado a un paciente infectado podría causar la enfermedad (Njama y
col., 2003; Ruebush, Weller y Klein, 1992). Se registraron resultados menores, pero
En Etiopía, donde 85% de las mujeres reconoció uno o más de los síntomas comunes de la
geográfica al servicio de salud. En este grupo, sólo 23% de las mujeres creía que la
6
determinante para ir en busca del tratamiento (Yeneneh y col., 1993). Un estudio sobre las
señaló que tanto el diagnóstico como el tratamiento de la enfermedad febril eran afectados
por la temporada que las personas pensaban que era, por cuáles enfermedades pensaban ellas
que eran las más comunes en cada estación y también por su percepción de cuán abundantes
eran los mosquitos (Winch y col., 1994). La población tailandesa migrante ha mostrado tener
un conocimiento moderado (40%) acerca de la malaria, con un porcentaje aun menor (20%)
contra la malaria (Butraporn y col., 1995). En Chiapas, México, no usar los servicios de salud
(OR 4,69), nunca usar mosquiteros (OR 3,98) y tener pobre conocimiento de la transmisión
para infección por P. vivax (Danis-Lozano y col., 1999). Se reporta el efecto protector del uso
Las cuatro especies más comunes de Plasmodium humano describen un número de cepas con
grados de resistencia a las drogas antimaláricas que se han descrito para determinadas cepas
resistencia a la cloroquina incrementa hasta cinco veces el riesgo de muerte por malaria entre
6
de las recaídas. Definidas como una manifestación repetida de infección debida a la
recaídas son característicos de una línea o aislado particular del parásito involucrado.
una o dos semanas, los parásitos de origen tropical tienden a causar recaídas a intervalos de
uno o dos meses, por períodos de hasta un año o más prolongados. Los parásitos de las áreas
después de 5 a 8 meses. Estos casos no recibieron tratamiento con primaquina para realizar
cura radical de la infección a P. vivax (Mason, 1975). Las recaídas pueden ocurrir de una a
cuatro veces después de recibir el tratamiento de cura radical (Dua y Sharma, 2001;
Los hábitos de picadura y reposo de los anofelinos definen parcialmente su eficacia vectorial.
El nivel de susceptibilidad que los mosquitos exhiben ante los insecticidas representa un
control, relativos al vector, pueden interferir con los programas de control (ter-Kuile y col.,
6
1995; Sornmani, 1992). An. aquasalis colectados picando en casas de Santa Fe y Guayana en
prefiere alimentarse sobre animales (4,5-52%) en comparación con seres humanos (1,1%) o
ratas (0%) (Flores-Mendoza y col., 1996). En Guyana se encontró alta preferencia por
Fleming, 1986).
empleada, se señala como factor de riesgo para malaria (Maiga y Brinkmann, 1987). En el
6
artesunato/mefloquina para tratar P. falciparum. Recomendaron los autores promover el
búsqueda activa de casos (Lawpoolsri y col., 2010). En el campo de los servicios de salud,
factores de riesgo.
6
3
MATERIALES Y MÉTODOS
6
3. MATERIALES Y MÉTODOS
El Municipio Cajigal del estado Sucre tiene un área de 389 kilómetros cuadrados donde
tiene su principal concentración humana en el poblado capital homónimo, con los principales
sectores en el casco y 28 localidades en los alrededores, con una población de 5 432 y 4 774
personas, respectivamente, resultados concordantes con las proyecciones del INE (INE,
2001a).
parroquia Yaguaraparo, donde la fórmula parasitaria a P. vivax varió entre 99,7% y 100%
6
3.2 Diseño de la investigación
2004 y junio de 2005 (6 meses), se realizó el estudio anidado de una cohorte con 53 enfermos
2004, según criterios de inclusión y exclusión establecidos en el protocolo diseñado para este
fin) y seguimiento (diario durante el tratamiento, quincenal los primeros tres meses, mensual
población (11 000 habitantes), prevalencia esperada (60%), peor valor aceptado (50%), con
tamaño mínimo de muestra de 113,75 o 114 individuos por corte. La frecuencia esperada de
6
la prevalencia en la población de Yaguaraparo se estimó a partir de la observación de las
seleccionados al azar, empleando tablas de números aleatorios sucesivas en cada corte. Este
tamaño de la población determinó que la probabilidad que tuvo cada individuo censado en la
Parroquia, por corte, de ser seleccionado por el azar para participar en el estudio fuese 0,01
(n/N=114/11 000).
La Encuesta de Prevalencia (Anexo D), para registrar los valores de las variables, se
familiar, antigüedad del último episodio malárico, consumo actual de antimaláricos y estado
menores, personas con salario, ocupación del jefe de familia, tipo de vivienda, número de
6
pobreza, se aplicó el método de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI), el cual utiliza cinco
indicadores que reflejan el nivel de insatisfacción de las necesidades básicas humanas (INE,
2001b). Son: 1) niños en edad escolar (7-12 años) que no asisten a la escuela, 2)
hacinamiento crítico, cuando hay más de tres personas por cuarto para dormir, 3) viviendas
hogares con más de tres personas por persona ocupada, cuyo jefe de hogar no haya alcanzado
una escolaridad de tres grados o tres años. Se derivan tres estratos: Hogares con Necesidades
Básicas Satisfechas (NBS) o “no pobres”, no presentan ninguno de los indicadores descritos;
Hogares con Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI), u “hogares pobres”, cuando presenten
al menos uno de los cinco indicadores y Hogares en “pobreza extrema” si presentan dos o
abiertas y cerradas acerca de malaria como problema de salud percibido, conocimientos sobre
personal, uso y opinión sobre los servicios locales de salud. Para estructurar este apartado, se
habían realizado, entre octubre de 2003 y enero de 2004, entrevistas a informantes claves y
del municipio), identificados por una sectorización geográfica con referencia en los centros
6
y prevención de la malaria, para decidir cómo y cuáles preguntas elaborar. La información
derivada de estas técnicas, permitió definir, construir y ajustarlas, resolver su formato abierto
instrumento Encuesta de Prevalencia. Las técnicas citadas permitieron listar las alternativas
en el caso de las preguntas cerradas y, por su lado, las preguntas abiertas permitieron
forma, se obtuvo un instrumento integral, para alcanzar los objetivos del estudio, que
ayudaría a lograr una visita eficaz, una conversación fluida, y evitó que se dispensara un trato
y un estudio piloto (n=20), lo cual ayudó a hacer más claras las preguntas y a identificar el
uso local de la palabra “paludismo”, en lugar de “malaria”. El estudio piloto (n=20) sirvió
toma de las muestras hemáticas y de distribución del tiempo para ubicación y encuesta de los
del proyecto. Cada visita (sin incluir el tiempo para ubicación de la vivienda y el
6
participante) consumió, en promedio, treinta minutos, para las preguntas y la toma de
muestras biológicas. El máximo rendimiento fue de 15 encuestas por día (lugares más
Panamericana de la Salud (RAVREDA, 2003; WHO, 2003; OPS, 1998) para estudios
sintomatología entre contactos, efectos secundarios, fecha del último episodio malárico,
distancia entre ese último episodio y el actual, síntomas de inicio o del día de reclutamiento,
tratamiento, lote del medicamento). Entre septiembre y diciembre de 2004, se reclutaron los
participantes, con apoyo en el sistema rutinario de vigilancia, que detectaba a los parasitados
6
edad, quienes confirmaron permanencia en el área en los próximos seis meses, estado de
gota gruesa y extendido y al llenado de la Ficha. Ese mismo día se iniciaba el tratamiento,
que supervisaba un miembro del equipo del estudio, quien observaba e interrogaba, durante
durante 14 días), empleando medicamentos del mismo lote, para tratar toda la cohorte,
supervisando el consumo y efectos de cada una de las dosis, por 14 días. El seguimiento,
estructurado para 6 meses continuos, se desarrolló entre septiembre de 2004 y junio de 2005.
Iniciaba con el tratamiento supervisado e incluía encuentros los Días 7, 14, 28, 42, 56, 70, 84,
112, 140 y 168 (es decir, contacto diario durante el tratamiento inicial, quincenal los primeros
tres meses y mensual, los últimos), para verificar el estado de salud y hacer toma de la
de citas o visitas que aceptaba variaciones de hasta dos días, más o menos, respecto al fijado
por el protocolo. Se indicó al participante consultar ante cualquier signo o síntoma, aunque
del paciente a un lugar fuera del alcance del seguimiento, mudanza, por ejemplo; se
consideró abandono cuando el paciente rehusó continuar con el seguimiento. En estos casos,
el Registro de Febriles y Casos del centro de salud permitió conocer si consultaron para toma
de lámina posteriormente, una vez fuera del estudio. Se estableció un Plan de Supervisión
Diario y Semanal, hasta la conclusión. El protocolo incluyó así la apertura de una carpeta por
6
participante (Anexo E), donde junto a las Fichas de Reclutamiento y Seguimiento, se
registraba el uso de Tablas Individuales de Tratamiento, para registro del consumo diario y
fijar las fechas de futuros encuentros, complementado con Tarjeta de Citas, para facilitar al
participante recordar los encuentros, Cuaderno de Citas para control del volumen y ritmo de
trabajo de los seguidores y Cuaderno de Laboratorio, para control de las láminas examinadas
por participante. El equipo local estuvo conformado por dos médicos, dos cazadores de
pinchazo con una lanceta desechable ultrafina, previa asepsia del pulpejo del dedo anular
haciendo lectura de no menos de 100 campos microscópicos, luego de teñir con Giemsa,
Diagnóstico de Malaria. En este, las láminas fueron sometidas a una segunda lectura, por
por cada 200 o 500 glóbulos blancos, asumiendo una media de 8 000 células blancas por
6
3.5.2 Inmunofluorescencia Indirecta
IFI. Desde el área de punción, las gotas de sangre impregnaron las tiras de papel. Luego de
individuales y se agruparon en sobres de papel dentro de un envase plástico con silica gel,
Los Teques. Esta prueba se realizó de acuerdo a métodos estándares (Duo-Quan, 2010; Pérez
y Bolivar, 1989; Collins y Skinner, 1972;). Se utilizó antígeno preparado con sangre
infectada con P. vivax, de un paciente de Yaguaraparo. Los ensayos de IFI fueron realizados
sobre láminas sensibilizadas con antígeno purificado de P. vivax, las cuales fueron secadas y
almacenadas a -70°C hasta su uso. Las muestras fueron eluidas de los papeles de filtro, las
cuales sirvieron para la estimación de los anticuerpos. Tanto las muestras como los controles
fueron diluidas 1:40 e incubadas en una cámara húmeda a 37°C por 30 minutos. Tras realizar
3 lavados en solución fosfato tamponada (PBS) a pH 7,2, las láminas fueron tratadas con
0,2% e incubadas en cámara húmeda a 37°C por 30 minutos, seguidos de 3 lavados en PBS
pH 7,2. Por último, sobre las láminas fueron colocados cubreobjetos, a los cuales se les puso
fluorescencia. Se consideraron positivas las muestras con títulos iguales o mayores a 1/90. En
6
el procesamiento, se utilizó el anti-IgGAM, pero para identificar los isotipos de Ig, se utilizó
El diagnóstico por PCR fue realizado como ha sido descrito (Snounou y col., 1993), por
presencia del parásito (género Plasmodium) y la especie del mismo. En la primera ronda de
de PCR se utilizó el juego diagnóstico PCR Master Mix Promega® que contiene los
reactivos para la reacción: Taq ADN polimerasa 50U/mL, dNTP’s 400 µM, MgCl 3mM y el
tampón de reacción TRIS HCl a pH 8,4. Los oligonucleótidos empleados para el sistema de
para la PCR fue preparada en un volumen final de 25 µL, tanto para la primera amplificación
rPLU5/6 más 2 µL de ADN purificado. Para la segunda ronda de PCR los oligonucleótidos
amplificación. En ciertos casos, cuando el producto de la primera ronda de PCR mostró una
amplificación y a partir de ésta se tomó 1 µL como molde de ADN para la segunda ronda de
amplificación, para evitar bandas difusas por exceso de producto amplificado. Antes de
6
analizar las muestras se verificó la especificidad de la PCR anidada usando cepas autóctonas
que fueron previamente diagnosticadas por microscopía como positivas para P.vivax, P.
desnaturalización a 95ºC por 5 min., 2) hibridación a 58ºC por 2 min., 3) extensión a 72ºC
por 2 min. y 4) desnaturalización a 94ºC por 1 min., repitiendo este perfil de temperaturas por
PCR los perfiles de temperatura fueron los mismos, con la variante de que los pasos 1 al 4 se
repiten por 30 ciclos. Los diferentes fragmentos de ADN amplificados por PCR fueron
(Tris-Acetato-EDTA) 1X. Antes de colocar las muestras en el gel, éstas fueron mezcladas
sacarosa a 40%). Luego de la corrida, los geles fueron teñidos en una solución de bromuro de
AAAACCAAATATATT-3'), rFAL2(5'-ACACAATGAACTCAATCATGACTACCCGT C-
6
rOVA1 (5'ATCTCTTTTGATTTTTTAGTATTGGAGA-3') y rOVA2 (5'-AAAAGGACA
CATTAATTGTAT CCTAATG-3').
coordinador del trabajo, el mismo día. La tasa de prevalencia (P) se obtuvo al relacionar
la prevalencia resultante del tamaño de la muestra). Se emplearon los programas Excel para
consenso de expertos, se fijó el nivel de asociación con una RP igual o mayor de 2. Se planeó
realizar el análisis multivariado con las variables que mostraran este nivel de asociación,
igual a 1,3. La variable de salida fue la seropositividad y se definieron los riesgos para cada
interpretación de los hallazgos. Los cortes transversales repetidos tienen mayor sensibilidad
que los cortes únicos (aunque menor que la de los estudios de cohorte), para detectar cambios
y una mayor precisión para asignar las observaciones a períodos relacionados con las
estaciones del año (Molineaux, 1981), como se exploró en Yaguaraparo. Al interpretar las
6
tanto la duración del periodo de incubación como el efecto amplificador de las recaídas. Para
la proporción de seropositivos entre dos cortes, puede afirmarse que hubo transmisión en el
transmisión. Esto requiere asumir la tasa espontánea a la cual los seropositivos pasan a ser
(Molineaux, 1981).
encuestada hizo de cada aspecto explorado. Posteriormente, sobre la base de datos, mediante
6
Favorable/No Favorable a los objetivos programáticos. Al operacionalizar algunas variables,
participante combinó la fiebre con frío y dolor de cabeza o dolor en el cuerpo; “formas
estancadas; “primera acción ante la fiebre colabora con el sistema de vigilancia” si declaraba
“prácticas eficaces para combatir la plaga” el uso del ventilador y humos repelentes.
“favorables” en: Bajo nivel, menor de 50%, Buen nivel, entre 50% y 75% y nivel Óptimo,
Microsoft® Office Excel 2003 y se analizó con EpiInfo 6 versión 6.04. El análisis
univariado, con medidas de tendencia central, dispersión y posición, así como el uso de
proporciones. Las variables dicotómicas se compararon con las pruebas de Chi cuadrado o la
suburbano, con la mayor concentración de población y mayor acceso a los servicios públicos
6
Cazador de malaria: figura característica del equipo de salud en el Municipio Cajigal,
Grupo centinela: grupo con edades entre 2 y 4 años, en el cual los valores de seroprevalencia
muestran anticuerpos en niños de 2-4 años de edad, mientras en áreas sin transmisión activa,
este grupo será 100% seronegativo. Excluye la medición de anticuerpos congénitos del
Infección por malaria: Reporte de serología con título de anticuerpos igual o mayor de 1/90,
Infección actual: Individuo con PCR positiva o gota gruesa positiva o seropositivo a IgM.
6
identificò los criterios mayores y la literatura contribuyó a reflejar los criterios menores. En
cuadro muy sugestivo de malaria en esta área endémica: a) al menos un criterio mayor ó b) la
Síntomas o cuadros no sugestivos: sofoco, congestión nasal, dolor de garganta, tos, gripe,
de 1948 según la Asamblea General de las Naciones Unidas y las normas éticas de la
Mundial. Obtuvo aprobación del Comité de Ética de la Escuela de Malariología “Dr. Arnoldo
Yaguaraparo y ante las autoridades de Salud (FUNDASALUD) y gobierno del estado Sucre,
oportuno, según la pauta nacional vigente. La frecuencia de no respuesta por renuencia fue,
6
4
RESULTADOS
6
4. RESULTADOS
Durante tres cortes sucesivos se recolectaron 372 muestras de sangre en una población con
edades comprendidas entre 2 meses y 97 años, donde aquellos con 2 y más años totalizaron
367 individuos. La prevalencia general por IFI fue 60,8% (IC95%=55,5-65,7), por PCR,
9,9% (IC95%=7,2-13,6) y por gota gruesa y extendido, 3,2% (IC95%=1,8-5,7). Los valores
significativas entre los cortes epidemiológicos. La prevalencia según PCR mostró un ascenso
significativo durante el II y el III corte (p 0,0001 entre cortes I y II; p 0,003 entre cortes I y
III). Los valores según gota gruesa presentaron variaciones no significativas hacia el
6
4.1.1 Perfil serológico poblacional
La seroprevalencia general de 60,8% se distribuyó con valores mayores de 50,0% para todos
83,6), se observó en los grupos de 5-14 años y 35-44 años, respectivamente. La apariencia
entre los menores (2 a 14 años) y los mayores de15 años (Figura 1).
100
80
Seroprevalencia
20
0
2-4 5-14 15-24 25-34 35-4445 y más
Edad (años)
Por fracción o tipo de inmunoglobulina, la prevalencia fue 6,7% para IgM (IC95%=4,5-9,9),
23,1% (IC95%=18,9-27,8) para IgM+IgG, y 31,1% (IC95%=26,8-36,5) para IgG (Tabla 2).
significativas para ningún grupo de edad, ni para el grupo en general. Las variaciones de
prevalencia de IgM+IgG entre los cortes II y III (ascenso) y I y III (ascenso) resultaron
para esta categoría. Respecto a IgG, sus variaciones entre los cortes II y III (descenso) y I y
68
Tabla 2. Seroprevalencia general, por edad, tipo de inmunoglobulina y corte epidemiológico. Yaguaraparo, 2004.
Grupos de edad
Cortes 0-1 2-4 5 - 14 15 - 24 25 – 34 35 – 44 45 y más Total (*)
N Total 5 (4) 33 (21) 104 (59) 74 (48) 40 (23) 37 (26) 79 (46) 367 (223)
Examinados I 4 (3) 8 (5) 40 (27) 18 (11) 14 (6) 11 (6) 28 ( 15) 119 (70)
(positivos) II 1 (1) 14 (10) 39 (23) 26 (14) 12 (9) 10 (8) 23 (11) 124 (75)
III 0 (0) 11 (6) 25 (9) 30 (23) 14 (8) 16 (12) 28 (20) 124 (78)
Total 0 6,1 3,8 9,5 7,5 2,7 10,1 6,7
IgM I 0 12,5 5,0 11,1 0 0 10,7 6,5
II 0 7,1 5,1 15,4 8,3 0 17,4 9,6
III 0 0 0 3,3 14,3 6,3 3,6 4,0
S Total 20,0 30,3 20,2 24,3 17,5 24,3 24,1 23,1
e I 25,0 12,5 17,5 22,2 21,4 18,2 14,3 17,6
r IgM+IgG II 0 28,6 20,5 19,2 16,7 40,0 8,7 20,0
o III 0 45,5 24,0 30,0 14,3 18,8 46,4 30,6
p (b) p 0,003 (b) p 0,05
r (c) p 0,008 (c) p 0,01
e Total 60,0 27,3 32,7 31,1 32,5 43,2 24,1 31,1
v I 50,0 37,5 45,0 27,7 21,4 36,4 28,6 34,5
a IgG II 100 35,7 33,3 19,2 50,0 40,0 21,7 30,6
l III 0 9,1 12,0 43,3 28,6 50,0 31,2 28,2
e (b) p 0,05 (b) p 0,05
n (c)p 0,005
c 80,0 63,6 56,7 64,9 57,5 70,2 58,2 60,8
Total
i 29,9 – 98,9 45,1 – 79,0 46,7 – 66,3 52,8 – 75,3 41,0 – 72,6 52,8 – 83,6 46,6 – 69,1 55,5 – 65,7
(c)p 0,012
(*) Excluye los 5 participantes de 0-1 año de edad. Diferencias estadísticamente significativas entre los cortes I y II (a); II y III (b) y I y III (c).
68
de 15-24 años la variación entre los cortes II y III (ascenso) también fue estadísticamente
grupo de 2 a 4 años, identificado como grupo centinela. Por cortes, la seroprevalencia de este
significativa entre las prevalencias por corte en este grupo (Tabla 2; Anexo F-Tabla 3).
63,6), en un patrón que se mantuvo así para los tres cortes epidemiológicos. Globalmente,
esta diferencia no fue estadísticamente significativa (Chi²= 3,31 y p=0,068) (Anexo F-Tabla
4).
bimodal durante los cortes epidemiológicos y para el año 2004. La mayor frecuencia de
títulos elevados se observó durante el III corte (Figura 2). En el grupo de 2 a 9 años de edad,
68
40
35
30
25
Frecuencia
20
15
10
5
0
categoría asintomático, reunió aquellas personas que refirieron síntomas no sugestivos y los
asintomáticos propiamente dichos. Según la microscopía, que sólo detectó P. vivax, 75,0%
(9/12) de los parasitados estaba asintomático, mientras según la PCR, esta frecuencia fue de
mixtas (5,4%). Esto determinó una razón sintomático: asintomático de 1:3 para microscopía
y de 1:6 para PCR (Tabla 3). Al agrupar los resultados de ambas pruebas, esta razón fue 1:1
6
Tabla 3. Frecuencia de personas con síntomas y asintomáticas para malaria, según
prueba de laboratorio. Yaguaraparo, 2004.
Frecuencia absoluta
Síntomas
Resultado Síntomas
No Asintomáticos Total
Sugestivos Sugestivos
Gota Gruesa Positivo 3 0 9 12
Negativo 36 28 296 360
PCR P. vivax 5 0 26 31
P. falciparum 0 0 4 4
I. mixta 0 0 2 2
Negativo 34 28 273 335
IgM Positivo 1 3 20 24
Negativo 38 25 285 348
IgM+IgG Positivo 9 5 70 84
Negativo 30 23 235 288
Total 39 28 305 372
Sintomáticos Asintomáticos
Condición Síntomas Síntomas no
diagnóstica sugestivos sugestivos Asintomáticos Total
(n=39) (n=28) (n=305) (N=372)
GG(+) y PCR(+) 1 0 1 2
GG(+) y PCR(–) 2 0 8 10
GG(–) y PCR(+) 4 0 31 35
Subtotal 7 0 40 47
(%) (14,9) (85,1)
IgM * 1 3 18 22
IgM+IgG * 7 5 59 71
Subtotal 8 8 77 93
(%) (8,6) (8,6) (82,8)
15 8 117 140
Total
(10,7%) (89,3%)
GG= Microscopía o gota gruesa. (*) Con GG (–) y PCR (–)
6
Entre los individuos con microscopía y/o PCR positivas, la fracción IgM se registró sólo en
los asintomáticos. La mayor proporción fue de IgG, la cual también predominó en este grupo,
donde igualmente se observò que la proporción de serología negativa fue más alta (Tabla 5).
en el grupo que refirió tener antecedentes (66,0%; 246/372). En quienes negaron haber tenido
décadas de 1980, 1990 y 2000. La mayor prevalencia de IgM se observó en el grupo con
antecedentes en los años 1990 (21,1%; IC95%=6,9-46,1), seguida por aquellos sin
observó en aquellos con antecedentes en los años 1980 (33,3%; IC95%=1,8-87,4), aunque se
detectó en todos los grupos, al igual que la IgG, en cuya distribución, con pocas variaciones,
6
la mayor prevalencia (33,3%; IC95%=1,8-87,4) se determinó en aquellos con antecedentes
La distribución de títulos recíprocos para los grupos (con y sin antecedentes, ver Anexo F-
Tabla 9) permitió graficar dos curvas (Anexo F-Figura 5) donde aparentemente los títulos
menores eran más frecuentes en personas sin antecedentes y los más altos, en las personas
parásito malárico, según seroprevalencia (Tabla 6) sólo mostró asociación para los factores
haber pernoctado fuera de la localidad en los últimos 15 días (RP de 1,98 para
seropositividad a IgM) y antecedente familiar de malaria (RP de 2,62 para IgM), pero no
fueron estadísticamente significativos: el limite inferior del intervalo de confianza estuvo por
Entre las variables ambientales, se obtuvo respecto a la variable pobreza, una RP de 1,48 para
seropositividad a IgM; habitar en una vivienda con más de seis personas, una RP de 1,75 para
IgM; habitar en un rancho campesino, RP de 1,82 para IgM y habitar en un hogar con
hacinamiento crítico, RP de 1,95 para IgM, todos valores aproximados a 2. Sólo una variable
6
Tabla 6. Factores individuales explorados por asociación con la seroprevalencia.
Yaguaraparo, 2004.
Razón de Prevalencia
Factor (Condición de riesgo) Positivos Chi² p
IC95%
Sexo (Masculino) S 0,87 (0,74-1,03) 2,36 0,124
IgM 1,15 (0,53-2,50) 0,02 0,886
IgM,G 0,77 (0,52-1,12) 1,58 0,208
IgG 0,91 (0,68-1,23) 0,26 0,608
Lugar de nacimiento S 0,96 (0,82-1,13) 0,14 0,705
(Dentro del IgM 1,39 (0,61-3,16) 0,33 0,567
Municipio) IgM,G 0,62 (0,43-0,90) 5.82 0,015
IgG 1,17 (0,86-1,59) 0,76 0,383
Tiempo de S 0,99 (0,82-1,20) 0,00 0,962
residencia (Menos de IgM 0,46 (0,14-1,50) 1,18 0,276
5 años) IgM,G 1,07 (0,70-1,65) 0,03 0,866
IgG 1,05 (0,74-1,48) 0,02 0,893
Nivel Educativo S 1,02 (0,80-1,30) 0,00 0,987
(Analfabeta) IgM 0,69 (0,16-2,89) 0,03 1,000*
IgM,G 1,12 (0,65-1,91) 0,04 0,835
IgG 0,99 (0,63-1,55) 0,01 0,912
Ocupación S 0,91(0,74-1,14) 0,50 0,479
(Agricultor, al aire libre) IgM 1,34 (0,55-3,25) 0,14 0,596*
IgM,G 0,48 (0,25-0,92) 5,07 0,024
IgG 1,19 (0,84-1,68) 0,68 0,408
Religión S 1,17 (0,96-1,43) 1,60 0,205
(Evangélica/Adventista) IgM 1,20 (0,43-3,37) 0,00 0,761*
IgM,G 1,52 (0,97-2,38) 2,54 0,110
IgG 0,94 (0,61-1,46) 0,01 0,909
Pernocta fuera de la localidad S 0,96 (0,72-1,29) 0,01 0,927
en los últimos 15 días (Si) IgM 1,98 (0,72-5,46) 0,91 0,258
IgM,G 0,37 (0,12-1,10) 3,26 0,071
IgG 1,23 (0,78-1,94) 0,42 0,514
Antecedente malárico (Si) S 1,00 (0,84-1,18) 0,01 0,930
IgM 1,03 (0,45-2,34) 0,02 0,876
IgM,G 1,03 (0,69-1,53) 0,00 0,994
IgG 0,97 (0,71-1,32) 0,01 0,920
Ultimo episodio malárico S 1,16 (0,82-1,65) 0,51 0,473
(últimos 5 años) IgM 0,42 (0,14-1,21) 1,48 0,115
IgM,G 1,42 (0,62-3,28) 0,40 0,528
IgG 1,40 (0,71-2,74) 0,66 0,418
Antecedente familiar S 1,25 (0,90-1,73) 1,68 0,195
de malaria (Si) IgM 2,62(0,36-18,89) 0,44 0,491
IgM,G 1,08 (0,57-2,07) 0,00 0,966
IgG 1,23 (0,71-2,15) 0,34 0,559
S=Serología positiva AntiGAM. (*) Exacto de Fisher.
6
Tabla 7. Factores socio-ambientales explorados por asociación con la
seroprevalencia. Yaguaraparo, 2004.
Razón de Prevalencia
Factor (Condición de riesgo) Chi² p
IC95%
Ubicación (Casco) S 0,86 (0,73-1,01) 2,93 0,086
IgM 0,80 (0,37-1,73) 0,13 0,717
IgM,G 1,09 (0,75-1,59) 0,10 0,755
IgG 0,74 (0,55-1,00) 3,39 0,065
Personas por S 1,11 (0,94-1,80) 1,24 0,265
vivienda (más de 6) IgM 1,75 (0,80-3,83) 1,44 0,230
IgM,G 1,03 (0,71-1,50) 0,00 0,971
IgG 1,05 (0,78-1,42) 0,05 0,818
Hacinamiento crítico S 1,15 (0,97-1,35) 2,32 0,127
IgM 1,95 (0,85-4,44) 1,99 0,158
IgM,G 1,24 (0,85-1,81) 0,95 0,329
IgG 0,97 (0,72-1,31) 0,00 0,947
Hogar con S 1,05 (0,88-1,26) 0,17 0,681
alta dependencia económica IgM 2,39 (1,11-5,16) 4,12 0,042
IgM,G 1,13 (0,75-1,71) 0,19 0,664
IgG 0,80 (0,55-1,15) 1,22 0,269
Pobreza (Pobreza+pobreza crítica) S 1,18 (0,97-1,45) 2,72 0,099
IgM 1,48 (0,57-3,86) 0,33 0,536
IgM,G 1,33 (0,84-2,11) 1,25 0,263
IgG 1,05 (0,75-1,47) 0.02 0,885
Tipo de vivienda (rancho campesino) S 1,03 (0,85-1,25) 0,03 0,859
IgM 1,82 (0,81-4,10) 1,42 0,232
IgM,G 1,14 (0,73-1,76) 0,17 0,675
IgG 0,83 (0,56-1,23) 0.64 0,424
Aleros abiertos S 0,85 (0,69-1,05) 1,44 0,229
IgM 0,94 (0,29-3,03) 0,05 1,000*
IgM,G 1,28 (0,66-2,47) 0,31 0,574
IgG 0,06 (0,46-0,95) 3,60 0,057
Anexo (usado como cocina) S 0,96 (0,80-1,14) 0,15 0,700
IgM 1,13 (0,50-2,56) 0,00 0,954
IgM,G 0,96 (0,63-1,44) 0,01 0,933
IgG 0,91 (0,65-1,27) 0,18 0,670
Vegetación en torno a la S 0,99 (0,84-1,17) 0,00 0,991
vivienda (>50%) IgM 1,06 (0,49-2,30) 0,00 0,951
IgM,G 0,72 (0,49-1,06) 2,41 0,120
IgG 0,90 (0,90-1,64) 1,37 0,241
No tener animales S 0,93 (0,75-1,15) 0,36 0,548
IgM 0,79 (0,28-2,24) 0,03 0,796
IgM,G 0,72 (0,42-1,23) 1,16 0,382
IgG 1,12 (0,78-1,59) 0,21 0,647
Animales S 0,94( 0,77-1,16) 0,20 0,657
a más de 50 metros de la vivienda IgM 0,74 (0,26-2,10) 0,10 0,752
IgM,G 0,74 (0,44-1,24) 1,05 0,304
IgG 1,15 (0,82-1,62) 0,42 0,518
S=Serología positiva AntiGAM. (*) Exacto de Fisher.
6
asociados y factores de riesgo, se seleccionaron en una primera etapa aquellas variables con
la RP mayor de 1,3. Este análisis arrojó, después de tres etapas, una RP de 2,27 para la
(IC95%=1,08-5,92) para quienes habitaban un hogar con alta dependencia económica único
Aspectos individuales. La edad de los participantes osciló entre 8 y 58 años, con una mediana
(Anexo F-Tabla 10). Según sexo, la frecuencia de recurrencias fue 53,8% (7/13; IC95%=
40,1- 67,5) para el sexo femenino. Predominaron las ocupaciones en ambientes cerrados, con
estudiantes y amas de casa en primer lugar. Estos representaron 35,8% cada grupo (19/53,
Tabla 12). Las fechas de último episodio malárico variaron entre marzo de 1986 y octubre de
6
2004. Quienes declararon antecedente entre 2000 y 2003, no presentaron recurrencias. La
mayor frecuencia de pacientes con antecedentes refirió el último episodio en el mismo año
2004 (47,4%), grupo donde ocurrió la mayor proporción de recurrencias de la serie (62,5%).
El grupo con antecedentes reunió 8 de las 13 personas que presentaron recurrencias: 1 con
El tiempo diferencial entre el último episodio de malaria y el episodio actual (al momento de
reclutamiento) varió entre 1 mes y más de 36 meses (año 1986). Se registraron diferencias
registraron recurrencias (n=14); en los casos con más de 36 meses (n=12) se registraron 3
recurrencias.
En 47 de los 53 pacientes (88,7%) la fiebre formó parte del cortejo sintomático el Día 0 y fue
declarada como el signo/síntoma más frecuente, con 51,0%, en primer lugar (27/53), seguida
de dolor de cabeza (15/53; 28,0%), dolor en diferentes áreas del cuerpo (6/53; 11,0%) y
escalofríos (3/53; 6,0%) (Anexo F-Tabla 14). En la cohorte, 90,5% (48/53) declaró haber
presentado fiebre en las últimas 24 horas respecto al momento de consultar y ser reclutado,
mientras 83,0% (44/53) afirmó haber presentado fiebre durante los siete días anteriores a su
consulta. Sólo 20,7% (11/53) negó fechas de fiebre en este lapso. La diferencia de días entre
esta fecha de fiebre más pretérita y la del reclutamiento estableció que la población del
estudio decidió consultar, en promedio, con 3 días (DS de 1,5) de diferencia, desde la
6
aparición de la fiebre por primera vez. Para este valor la moda fue de 2 días, obteniéndose
para la serie un valor máximo de 9 y mínimo de 1 día, prácticamente, considerando que sólo
entre la fecha de la última fiebre y la fecha del reclutamiento (equivalente a cuando los
menos de un día, observada en 30,7% de los participantes con fiebre (16/52), pues sólo un
participantes negaron fechas de fiebre en los últimos 7 días y se excluyeron de este análisis.
En 83,3% de los participantes (35/42) el comienzo del malestar coincidió con la presencia de
malestar y aunque aquella apareció antes, consideraron que su malestar sólo comenzó hasta
dos días después. Escasamente en 11,9% (5/42) no hubo coincidencia entre la fiebre y el
sexo masculino y de 1,85 el haber consultado tres o más días después de presentar la fiebre,
estadísticamente significativos.
estómago (17,6%; 3/17): dos el Día 7 y uno el Día 14; dolor abdominal (3/17): dos el Día 0 y
6
uno el Día 7 y vómitos (3/17): tres el Día 0. En ningún momento la cohorte refirió episodios
estos síntomas se presentaron el Día 0 en dos casos (vómitos, referidos al momento del
recurrencia el Día 28 y el Día 74. Un tercer caso recurrente el Día 56, refirió náuseas el D0 y
dolor abdominal el Día 7. El caso con única recurrencia en el día 141 coincidió con el inicio
de un embarazo, por lo cual a esta paciente sólo se administró cloroquina en esta ocasión.
declaración de síntomas durante la primera recurrencia; las frecuencias para dolor de cabeza,
síntomas declarados fueron dolor lumbar, escalofríos y dolor de huesos. En este grupo sólo
6
Aspectos parasitológicos. Patrón de recurrencia y densidad. Seis personas no completaron el
seguimiento: dos cumplieron tratamiento, pero se mudaron para el Día 28; tres se ausentaron
desde el Día 28 y una manifestó renuencia al seguimiento desde el Día 7. Observados por el
en el lapso de los 6 meses de observación. Del total, 88,7% (47/53) completó el seguimiento
76.9%(10/13) en número de una; 7,7% (1/13) dos y 15,4% (2/13) hasta tres. La mayor
proporción de primeros episodios, 84,6% (11/13), se presentó entre los Días 54 y 80,
ocurriendo 36,4% (4/11) entre los Días 54 y 56 y 63,6% (7/11) entre los Días 70 y 80. Las
características básicas de persona, tiempo y lugar de los pacientes con parasitemia recurrente,
6
En la cohorte (n=53), el intervalo de densidad parasitaria el Día 0 fue 36 a 22 950 parásitos
por microlitro, con mediana de 4 320 e intervalo intercuartil Q1-Q3 de 1 035 - 7 920. En el
grupo que presentó recurrencias, el intervalo de densidad parasitaria el Día 0 estuvo entre 120
y 15 300 (mediana de 3 435; intervalo intercuartil de 1 605 – 8 618), variando a niveles entre
24 y 10 530 parásitos por microlitro, el día de la primera recurrencia, con mediana de 1 350 e
avanzaron los días de seguimiento, con intervalo de 97,9% a 43,9%, entre los días 28 y 141,
respectivamente (Tabla 10). La Figura 3 muestra tres líneas, siendo la central la proporción
no se pudo obtener porque la curva no cayó hasta el 50% de probabilidad (Figura 3).
6
100
95
90
85
80
75
70
65
60
55
50
0 30
60 90 120 150 180
Dias de seguimiento
bajo seguimiento. Estas proporciones, reflejan la situación sólo con la primera recurrencia, es
versus sin antecedente) expuso que los valores Observados/Esperados en el grupo con
antecedentes fue 8/9,8 y en el grupo sin antecedentes, 5/3,2; el Chi cuadrado alcanzó un
valor de 1,33 (1 grado de libertad) y la p=0,2482. Esto permitió concluir una diferencia no
6
significativa entre las curvas y que, en otras palabras, en esta serie, tener antecedente
malárico no fue una condición que tuviera influencia significativa en el tiempo para la
comparar las curvas con base en las densidades parasitarias (por debajo o igual al valor
segunda y tercera recurrencia, para la serie de estudio fue de 1,2 recurrencias por cien días-
persona observada. La mayor densidad de recurrencia se observó en el período entre los días
seroprevalencia
tener tiempo de residencia equivalente a su edad en años, prácticamente en cien por ciento de
los casos. Predominó el nivel de instrucción primario (53,3%) seguido en importancia por el
6
nivel medio (27,6%), el superior (2,4%) y el técnico (1,8%). El analfabetismo general
ascendió a 13,2%. Sesenta y seis por ciento de los encuestados declaró tener antecedentes
maláricos y entre ellos, 85,4% refirió último episodio entre 2001 y 2004, 2,4% en el año
2000, 9,3% entre 1991 y 1999, 1,6% entre 1984 y 1989, 0,8% antes de 1950 y 0,4% no
precisó.
Percepciones. 90,6% afirmó que existían problemas de salud en su comunidad, para todos los
cortes: 92,7% en el I corte, 84,8% en el II y 94,4% en el III corte. Con una proporción mayor
de 80% la población incluyó paludismo como problema de salud importante en una serie que
fue: paludismo (80,3%), malaria (2,6%), fiebre (5,3%) gripe (5,0%) y diarreas (1,5%). Otras
alusiones fueron diversas y representaron menos de 1%. En los tres cortes, malaria ocupó el
primer lugar en importancia, siendo más alta su frecuencia en el I corte (88,8%) que en el II y
III (83% y 77,1% respectivamente) (AnexoF-Tabla 15). Con un nivel óptimo, 78,8% opinó
que el paludismo se puede evitar, aunque 14,2% dijo que no y 7% declaró no saber (Tabla
consumido. De este grupo, 40,9% declaró efectos colaterales (Anexo F-Tabla 16).
Una proporción baja de 42,2% consideró que el insecticida aplicado por las autoridades de
salud resultaba eficaz y una proporción de 57,8% opinó que los servicios de salud locales
sabe usted cuando alguien tiene paludismo? (para establecer nivel de conocimientos sobre el
6
diagnóstico clínico de la malaria), los participantes, como primera mención, dijeron fiebre en
51,8% (33,3% fiebre + 18,5% fiebre con frío), seguido de 10,5% para frío, 9,7% dolor de
cabeza y 5,6% para escalofrío. Sólo 0,8% (3 personas) declaró no saber (Anexo F-Tabla 17).
Tabla 12. Dimensiones del sistema de valores sobre malaria. Yaguaraparo, 2004.
%
Dimensión sobre la población encuestada Calidad
Sí No
Cura. Al preguntar qué curaba el paludismo, los participantes en mayoría señalaron las
desparasitación representó un importante 23,9%. Sólo 1,3% declaró no saber y 0,3% opinó
que las pastillas no funcionaban, pero no especificó su elección (Anexo F-Tabla 18).
Causa. 69,9% señaló al zancudo/mosquito/plaga como causa del paludismo, así como 6,7%
(25/372) mencionó que se debía a un parásito; 8,1% (30/372) declaró no saber y el restante
6
Prevención. ¿Cómo se evita el paludismo? Evitando aguas estancadas (22,6%), casas y
Prácticas. Al preguntar sobre la primera acción personal ante la aparición de fiebre, 54,3%
cazador de malaria, quien se encarga de la toma de láminas dentro del sistema de vigilancia
local. Una proporción de 35,8% declaró que tomaba algo en su casa, refiriéndose a
automedicarse con fórmulas químicas o preparados caseros (AnexoF-Tabla 20). Sólo 11,8%
de los encuestados afirmó usar mosquitero. En la población, 61,3% realiza prácticas eficaces
con insecticidas caseros y similares, para combatir la plaga. Un alto 91,2% declaró hacer uso
Experiencias con antimaláricos. Los efectos colaterales declarados con mayor frecuencia
fueron mareo y prurito, seguidos de los de la esfera gastrointestinal, tales como dolor de
6
5
DISCUSIÓN
6
5. DISCUSIÓN
col., 2007, Osborn y col., 2004; Berti, Zimmerman y Amarista, 1993a y 1993b; Cáceres y
Zimmerman, 1993; Delgado y col., 1998; Grillet, Montañez y Berti, 1998; Maldonado, Finol
y Navarro, 1997; Molina y col., 1997; Rangel y col., 1998), o introduce herramientas como
los sistemas de información geográfica (Barrera y col., 1998), incluyendo aspectos físico-
ambientales donde se superpone casuística histórica. Estos valiosos estudios, soslayan, sin
reciente y del sistema de valores influido por lo cultural, social, económico y político. Las
referencias que buscan integrar aspectos estructurales y humanos son bastante recientes
6
permitieran realizar aportes prácticos con implicaciones para la promoción de la salud y la
menor de mil casos anuales. En función de esto, ¿fue pertinente la investigación, el estudio
de la situación?, ¿por qué medir prevalencia malárica en Yaguaraparo, un lugar conocido por
prevalencia parasitaria se afecta más por las variaciones estacionales, por el consumo de
intensidad de transmisión (Bousema y col., 2010; Stewart y col., 2009; Hay, Smith y Snow,
acerca de la trasmisión, especialmente cuando las tasas parasitarias son bajas (Cook y col.,
6
En este sentido, el estudio en Yaguaraparo, combinando técnicas parasitológicas, serológicas
varió alrededor de 60%, lo cual proporcionó una acertada idea de la frecuencia del contacto
de la población con el parásito malárico. Debe destacarse que no hubo diferencias entre los
estabilidad de la transmisión local, así como un nivel similar de exposición o contacto con el
Yaguaraparo indicó esto, mientras los niveles de las fracciones de anticuerpos variables entre
corroborada por una prevalencia parasitaria de 11% en el grupo de 2 a 9 años de edad (WHO,
2008b).
de baja a moderada transmisión de Brasil, donde detectaron valores entre 59% y 95%
(Morais y col., 2006). Sin embargo, en otras áreas con baja transmisión, estos niveles de
seroprevalencia pueden ser menores, como los reportados también en Brasil, de 49% (Curado
y col., 2006), en Somalia, de 19% (Bousema y col., 2010) y en Vanuatu, de 15% (Cook y
col., 2010). Para el estado Sucre existe el reporte de una seroprevalencia de 50%, informada
6
en Santa Fe, area costera del occidente del estado (Velásquez y Pérez, 1994). Estudios
posteriores realizados también en Santa Fe y Tavera Acosta (sur de Sucre, area agrícola,
otras áreas, para P. vivax, introduce la interrogante de la temporalidad o por cuánto tiempo
las áreas donde se registran estos niveles de seroprevalencia, han tenido una situación de baja
transmisión. Es posible que esto explique los diferentes niveles de seroprevalencia que
reportan los países. Es posible igualmente, que una respuesta parcial se pueda aproximar al
áreas donde la transmisión ha sido consistentemente baja por muchos años, se registra
una seropositividad uniforme de la misma (Cook y col., 2010). En este sentido, aunque el
observó una caída en la seroprevalencia en el grupo de 45 y más años de edad, lo cual limitó
que la tendencia de la seroprevalencia en la parroquia fuera hacia al ascenso con la edad. Por
6
otra parte, un perfil seropoblacional sin mayores diferencias entre los grupos de edad puede
observarse también en áreas donde ha habido epidemias y donde todos los grupos de
respuesta serológica en 2004 pudiera estar reflejando uno de los dos grandes episodios
respecto al año del último episodio malárico, se obtuvo en quienes lo reportaron en el año
2002. Es importante tomar en cuenta que la experiencia de contacto con el parásito depende
igualmente del vector y en este sentido, algunos autores señalan que en áreas con baja
través de las áreas habitadas (Lawpoolsri y col., 2010), lo cual puede contribuir a explicar la
componente, como son las recaídas, también pudieran afectar la forma del perfil
64% obtenida por el grupo centinela, de 2 a 4 años de edad. Los valores de seroprevalencia
col., 2009). Está documentado que en áreas sin transmisión activa este grupo de 2 a 4 años,
sería 100% seronegativo, así como que en áreas con alta IPA todos los grupos de edad se
encuentran igualmente afectados, con una alta seroprevalencia en el grupo centinela (Ray,
6
sumada a su prevalencia de IgM podría estar señalando la mejor aproximación a la magnitud
fuente de indicadores de los niveles de transmisión y hasta del efecto de las medidas de
control (Cook y col., 2010). Para otros autores, sin embargo, este aspecto tan importante de la
reacciones cruzadas con antígenos de otros agentes infecciosos, por lo cual proponen que este
sesgo que se tendría con IFI, se minimizaría empleando ELISA para detección de anticuerpos
La prevalencia de parasitemia por microscopía, de 3,2 % para todo el estudio, varió entre
2,4% y 4,9%, con lo cual se aproximaron a las cifras de 2,0% y hasta 5,6% descritas para el
estado Sucre, en estudios no comunitarios (Rodulfo y col., 2007; Zerpa y col., 2008). En
mayor incidencia. Por otra parte, la prevalencia de parasitemia por PCR fue tres veces mayor
que la prevalencia por microscopía, lo cual es una relación que ha sido descrita por otros
con PCR negativa (prevalencia de 4,9% contra 2,4%, en el I corte), hallazgo similar al de
autores en Venezuela, con muestras procedentes de los estados Sucre y Amazonas, donde
fue negativa en 4% de los pacientes con gota gruesa positiva (Kain y col., 1993). Una posible
explicación para esto sería la presencia de una variante de los genes del RNA de Plasmodium
inhibidor de la PCR (Cerutti y col., 2007). Esto se considera como un sesgo, aunque la PCR
6
anidada sea el estándar de oro para la identificación de especies (Steenkeste y col., 2009).
También en Yaguaraparo, 35 muestras negativas por microscopía fueron positivas por PCR,
similar al mismo estudio tailandés donde 10 muestras positivas por PCR fueron negativas por
microscopía (Kain y col., 1993), lo cual podría explicarse por parasitemias subpatentes. Las
gotas gruesas pueden detectar aproximadamente 10-20 parásitos por microlitro, pero el
umbral de detección es a menudo más alto en los servicios locales típicos (WHO, 1988).
El conjunto de los resultados de laboratorio conduce a valorar qué significan desde el punto
parasitaria fluctúa a ritmo diario e incluso horario, como respuesta a la fiebre, a los
cambios antigénicos y otros eventos. Estas densidades pueden fluctuar desde niveles no
detectables hasta unidades de mil en cuestión de horas y pueden hacerlo irregularmente o con
distribución de los perfiles dinámicos de infección en una población estarán relacionados con
sólo una décima parte de la población encuestada presentó síntomas y esta proporción fue
levemente mayor entre quienes presentaron positividad por microscopía y PCR; la razón
sintomático:asintomático varió tanto como entre 1:3 y 1:8; el espectro serológico en los
parasitados sugirió que estos (sintomáticos o asintomáticos) tenderían a ser captados por el
después del inicio del ciclo eritrocítico. Adicionalmente, la seroprevalencia fue tan alta entre
quienes declararon tener antecedente malárico como entre quienes negaron tenerlo. Este
6
conjunto señala la importancia que pueden tener los reservorios asintomáticos, en el
incidencia de los cuadros clínicos (Hay, Smith y Snow, 2008). Se ha reportado que la malaria
asintomática es cuatro a cinco veces más prevalente que la malaria sintomática en áreas
endémicas, así como más frecuente en adultos (Alves y col., 2002; Coleman y col., 2002). Se
considera que en áreas de alto riesgo, donde la transmisión se ha reducido mucho, llegan a
Esto podría explicar el perfil de Yaguaraparo. Por otra parte, la inmunidad natural protege
ha llamado desde los años 1920 “premunición” la cual puede ser adquirida después de años
encuestada y sólo 15% de los parasitados estaban sintomáticos; además, casi 60% de los
esta población, según la cual hasta un 89% de los parasitados dejaría de ser detectado por la
vigilancia de rutina. Por lo cual, como alternativa, mirar la incidencia de cuadros clínicos
resultaría poco útil o de limitada utilidad en Yaguaraparo. Para esta parroquia se presenta el
6
ser afectado clínicamente, no deja de ser infectante para los mosquitos (Coleman y col.,
2004) y por tanto representa un tipo de reservorio que perpetúa la infección en la comunidad
(Lawpoolsri y col., 2010; Schneider y col., 2007; Babiker, Schneider y Reece, 2008; Alves y
se considera más probable en zonas con alta o moderada transmisión de malaria, donde las
personas estarían expuestas a varias infecciones por año y eventualmente tendrían inmunidad
adquirida. Pero en áreas donde la transmisión es de baja intensidad, donde en general las
personas están expuestas a menos de una infección por año, las probabilidades de desarrollar
los casos asintomáticos (Osorio, Todd y Bradley, 2004). En Yaguaraparo, donde se detectó
que los pobladores otorgan valor profiláctico al medicamento antimalárico, así como una
se ubica hacia el limite inferior (11%), por lo cual es importante considerar la transición y
estos elementos.
Al significado clínico y epidemiológico de las parasitemias subpatentes (por debajo del límite
resultar seropositivos que los individuos sin parasitemia, las infecciones subpatentes son más
frecuentes que las infecciones patentes, aún a niveles bajos de transmisión, siendo probable
6
que iguales niveles de asintomáticos estén presentes en encuestas de prevalencia (Stewart y
col., 2009). En Yaguaraparo fue llamativo que la seroprevalencia entre quienes negaron tener
antecedentes de malaria fuese tan alta como entre quienes afirmaron tenerlos. Algunos
autores han señalado que en las infecciones crónicas, las densidades parasitarias
submicroscópicas pueden fluctuar en el tiempo, permaneciendo incluso a muy bajo nivel por
varios meses, y generando una respuesta inmune, de manera que altos niveles de anticuerpos
parasitarias submicroscópicas. Esto indica que muy bajas parasitemias pueden mantener la
respuesta inmune (Shekalaghe y col., 2009) y presentaría una explicación para la situación
descrita en la parroquia, donde la prevalencia de las fracciones de anticuerpos fue mayor para
IgG y menor para IgM. Se ha señalado que a mayor frecuencia de episodios, la tasa de
detección de IgG (contra P. vivax) se incrementa, así como sus títulos. La persistencia de IgG
refleja la actividad de memoria del sistema inmune, y se considera un buen indicador para el
monitoreo de exposición a malaria (Park y col., 2008), traduciendo contacto con el parásito.
de febriles, casos y recaídas, así como observar o estratificar la historia malárica de las
comunidades, tanto como incorporar técnicas de diagnóstico más sensibles, como la PCR.
Aunque esto pudiera no ser la primera opción en el marco programático, sobre todo por el
6
costo, las gerencias tendrían que considerar y orientar puntualmente, con criterio
sólo 50% de los parasitados que detecta la PCR y señaló que este porcentaje disminuye en
lectura de campos microscópicos por muestra, una decisión cuyo costo-beneficio merecería
calidad del diagnóstico de rutina, combinarlo con técnicas más sensibles y sumar los aportes
El estudio del espectro clínico se completó al aproximar el patrón local de recaídas a través
Yaguaraparo una frecuencia de recurrencia alrededor de 28%, que se presentaría con mayor
6
tratamiento antimalárico durante 14 días, en forma adecuada, suficiente y supervisada. Este
resultado fue similar al obtenido en Rondonia, Brasil (Katsuragawa y col., 2010), donde se
realizar el estudio en áreas no endémicas, en pacientes tratados con la terapia estándar, se han
índice global de 24,5% (n=1 347 pacientes); en seguimiento que realizaron durante los
primeros 3, de 3 a 6 meses y por más de 6 meses, las proporciones de recaídas fueron 51%,
44% y 5%, respectivamente. También en Brasil (Duarte y col., 2001) se describe una
frecuencia de recaídas de 14%, entre los días 33 y 137 después del inicio del tratamiento, en
observado una frecuencia de aparentes recaídas de 6,5% (2/31), todas más allá de 60 días. En
Colombia (Arias y Corredor, 1989), se han reportado 11 recaídas que ocurrieron en el lapso
En resumen, los niveles de recurrencias tipo recaídas pueden ser altamente variables entre los
países y aun dentro del mismo país, y debe tomarse en cuenta la diferencia que se introduce
cuando se realizan fuera del área endémica, para descartar la reinfección. En este sentido, el
diseño del estudio realizado en Yaguaraparo se refiere a recurrencias parasitarias, pues antes
de diferenciar recaída de reinfección (que no fue objetivo del estudio), se consideró una
prioridad comprender qué ocurría durante el seguimiento de los casos dentro del área,
aproximar un patrón de recaídas, como recurrencias, y revisar las condiciones para la calidad
6
precisamente representa una actividad altamente recomendada en áreas con descenso de la
asociada a alta endemicidad, al ocurrir antes de los tres meses de iniciado el tratamiento. Esto
establece una referencia para tomar decisiones prácticas, tales como estrechar la vigilancia
sobre los casos tratados en un lapso mínimo de tres meses, del total de 12 a 18 meses que se
con el paciente tratado que ha salido del área endémica, como ejemplifican los resultados de
¿Significan los resultados del estudio de recurrencias, que existen problemas de eficacia de
los antimaláricos en uso en Yaguaraparo? Lo más indicado sería responder esto con base en
los resultados de un estudio de eficacia. El protocolo más recomendado para ello contempla
estudio de esa duración, la frecuencia de recurrencias habría sido de 2,1%. Por otra parte,
autores han indicado que la ocurrencia de recaídas después de recibir primaquina se asumiría
como el indicador más confiable de resistencia (Collins y Jefferey, 1996), señalar fallas en la
6
evolución de la respuesta a nivel local (White, 2002; Baird y Rieckmann, 2003). A este
(indicativo de infección aguda) a una variable estructural denominada “hogar con alta
dependencia económica”, indicador empleado para medir pobreza. Aunque se observó débil
o con el antecedente malárico. Aunque a nivel mundial las poblaciones más pobres están
pocos estudios señalan una asociación directa entre malaria y pobreza. En Yaguaraparo, el
riesgo quedó establecido para el indicador habitar en un hogar con alta dependencia
concuerdan con estudios similares realizados en Sucre, donde se asoció el riesgo de infección
un estudio de prevalencia informó que el bajo nivel socioeconómico estaba asociado a alta
comprenderse mejor para fortalecer las intervenciones hacia la calidad, el acceso y el uso de
servicios eficaces de prevención y atención de la salud (WHO, 2005; Breman, Alilio y Mills,
El estado Sucre se ubica como el tercer estado más pobre de Venezuela, en situación de alta
pobreza, con 42,4% de hogares en pobreza y 14,1% en pobreza extrema, cuando los valores
respectivos para Venezuela corresponden a 33,8% y 10,2% (INE, 2001b) según el método de
6
NBI. Este utiliza variables que se refieren a condiciones de vida, más que a nivel de ingresos
económicos, por lo cual indica pobreza estructural y se le ha tipificado como pobreza crónica
de riesgo intermedio para malaria, cuyas características, en una especie de balance positivo-
para la salud se reúne que la población asignó una calidad baja al servicio de control
antimaláricos sin estar enfermos, lo cual quedó indicado por la importancia que más de un
30% de los encuestados otorgó al tratamiento antimalárico como medida preventiva, cuando
malaria no era evitable y sólo cerca de la mitad manifestó que su primera acción ante la
fiebre era ir a hacerse tomar una muestra hemática. Esto crea un conjunto que debilita las
6
acciones de control, basadas en uso de medicamentos, control vectorial y vigilancia de
como la actitud de hacer uso de los servicios locales de salud, fueron muy positivos y
agrupa como un conjunto interactivo que refleja tanto riesgos para la salud, como elementos
que pudieran ser, al mismo tiempo, altamente favorables para apoyar y adecuar estrategias
El conocimiento sobre los síntomas de malaria es por lo general alto en zonas de malaria
inestable o estacional donde los individuos reconocen sus manifestaciones clínicas (De Waal,
síntoma cardinal de la vigilancia de rutina dentro del municipio. Este hallazgo es similar al
observado en Perú (Ventosilla y col., 2005) y Etiopía (Leggese y col., 2007) y distinto de los
bajos niveles de conocimiento “correcto”, de 3,2% reportados para China en un área de baja
remedios caseros, en combinación con el tratamiento del sector salud, situación similar a la
referida en otros estudios, donde la población indígena y campesina colombiana, aún con
preparadas con corteza de árboles, antes de acudir al hospital (Pineda y Agudelo, 2005),
práctica también reportada en Etiopía (Adera, 2003) y Guatemala (Klein y col.,1995). A este
6
respecto, las características de la muestra entrevistada en Yaguaraparo podrían atribuirse al
control del mosquito adulto y preadulto, denotaron confusión en relación con la dinámica de
transmisión, con mensajes cruzados sobre control del dengue. Insistir en formas de explicar
observado en Etiopía, donde la población consideró que la malaria sería evitable con
garantía del tiempo y el interés que las poblaciones dediquen a ellas (Pineda y Agudelo,
2005), lo cual indica que es factible, localmente, describir distintos niveles de disociación
¿Cuáles son o han sido las causas del aparente descenso de la transmisión en Yaguaraparo?
(Cáceres, 2008), aunque faltaría contar con una evaluación entomológica del área que
sustentara adecuadamente cualquier conclusión. Por otra parte, se describen áreas donde la
6
y col., 2008). En todo caso, al reconocer el carácter multifactorial de estas causas aún no
infección. Por esto, la tesis en Yaguaraparo plantea, más allá de una repetición del estudio, la
incorporación de sus métodos al sistema, para optimizar la vigilancia, lo cual realmente sería
los puntos que los gerentes del programa enfrentan es cómo justificar el mantenimiento de la
búsqueda activa de casos, por lo cual en algunas regiones se trabaja con búsqueda pasiva y
detecta un tercio de las infecciones maláricas, dejando muchos casos asintomáticos sin
identificar (Branch y col., 2005). Esto se puede subsanar con la investigación operativa,
requiere que se tome una decisión que ayude a una vigilancia efectiva. La selección de sitios
centinela, la encuesta en escolares, o desde centros de salud (Satoguina y col., 2009) son
enfoques alternativos, cuya utilidad, para integrarse al sistema de vigilancia, debe valorarse
6
transmisión, a mediano y largo plazo. Este es un enfoque compartido por otros autores (Kim
y col., 2010; Satoguina y col., 2009; Stewart y col., 2009; Corran y col., 2007, Drakeley y
col., 2005). La serología se considera una medida robusta y cuya sensibilidad se conserva en
áreas de muy baja transmisión (Cook y col., 2010) o con transmisión en descenso. Es
importante explicar a los gerentes de salud que, en determinadas áreas geográficas, los
sin memoria inmunológica ocurriría a más bajas densidades parasitarias. Este escenario,
PDR que permitan mantener una muy alta sensibilidad diagnóstica con bajos umbrales de
serológica a partir de muestras tomadas con PDR (Williams y col., 2009). En todo caso, el
uso de las PDR debe decidirse con cuidado, particularmente considerando sus limitaciones
salud pública que representa, particularmente para las poblaciones menos privilegiadas del
podría representar un foco modelo para ello. Sin embargo, las acciones que se acometan
6
implican evaluar las condiciones operativas del programa de control, para realizar un
monitoreo adecuado, lo cual se traduce en un sistema de vigilancia sólido, que debe ajustarse
malariométricos emplear para cuantificar los niveles de transmisión y establecer las bases de
la estratificación del riesgo epidemiológico (Hay, Smith y Snow, 2008). Por esto, se torna
imperioso atender las decisiones que se tomen respecto a cuáles técnicas serán la base de un
diagnóstico malárico preciso, tanto para la vigilancia como para el manejo de casos, algo
lo cual no sólo permitiría conocer la magnitud del problema, sino garantizar la limitación del
Los diferentes ámbitos donde la malaria se presenta y los diferentes grupos humanos
permitió establecer una referencia para conocer su dinámica, desde su magnitud como
del componente humano que ameritan mayor atención dentro de la dinámica de la malaria
local, así como distinguir los valores que afectan las relaciones entre los pobladores de esta
área endémica entre sí y con el sistema de salud. Todo un conjunto con impacto en el sistema
importa cómo las personas pueden usar la información para la toma de decisiones, algo que
6
6
CONCLUSIONES
6
6. CONCLUSIONES
mesoendémico.
sin antecedentes maláricos y más de 80% entre aquellos con parasitemia. Ésto explica
activa.
5. Una tercera parte de los pacientes que consultan con malaria sintomática presentarán
al menos una recurrencia parasitaria, ocho a diez semanas después de haber recibido
para proteger su salud y para apoyar las acciones de vigilancia y control programático
local.
6
7
RECOMENDACIONES
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7. RECOMENDACIONES
1. Comunicar los resultados obtenidos en este trabajo a las autoridades sanitarias locales
3. Retomar el uso del diagnóstico serológico para delimitar áreas de transmisión y focos
6
8
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
6
8. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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RASGOS CURRICULARES
DE LA AUTORA
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RASGOS CURRICULARES DE LA AUTORA
PUBLICACIONES Y ACTIVIDADES TÉCNICO-CIENTÍFICAS Y ACADÉMICAS
RELACIONADOS CON EL TEMA DE TESIS
PUBLICACIONES
PRESENTACIONES EN CONGRESOS
RESUMENES Y PONENCIAS EN OTROS EVENTOS
MONOGRAFÍAS
CARGOS DESEMPEÑADOS Y EXPERIENCIA PROFESIONAL
ASISTENCIA Y PARTICIPACIÓN EN REUNIONES TÉCNICAS
CONSULTORÍAS
PROMOCIÓN Y FOMENTO CIENTÍFICO
DISTINCIONES, RECONOCIMIENTOS, PREMIOS
PARTICIPACIÓN EN EVENTOS-FORMACIÓN CONTÍNUA
PUBLICACIONES
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Indias, Colombia. Agosto 20-25. Abstracts Volume 2, p.55.
Tami A, Quigley M, Sojo-Milano, MV, Webber R, Campos E, Warhurst DC. (2000). Malaria has
a different impact on two sympatric ethnic groups of the Venezuelan Amazon. XVth International
Congress for Tropical Medicine & Malaria. Cartagena de Indias, Colombia. Agosto 20-25. Abstracts
Volume 2, p.147.
Tami A, Grundmann H, Sojo MV, Cavanagh DR, McBride JS, Warhurst DC. (1998). Plasmodium
falciparum displays restricted genetic and antigenic diversity among indigenous populations of the
Venezuelan Amazon. 2nd European Congress on Tropical Medicine. 4th Residential Meeting of the
Royal Society of Tropical Medicine and Hygiene. Simposio Protozoan Molecular/Cell Biology.
Liverpool, Reino Unido, Septiembre 14 al 18.
Sojo M, Pizzo N, Urdaneta L, Carrillo S, Perdomo A, Farías J, Rojas J, Polo H, Moreno J,
Bastardo B. (1993). Ponente del tema Estudio de algunas características ecoepidemiológicas de
Anopheles aquasalis en el área centro-oriental del Estado Sucre. Municipio Tavera Acosta.
Venezuela 1992. V Congreso Latinoamericano y XIII Venezolano de Entomología. Libro de
Resúmenes: Pág. 176. Porlamar, Estado Nueva-Esparta, Venezuela. Julio 4 al 8.
RESUMENES Y PONENCIAS
(RESULTADOS DE LA TESIS)
Sojo Milano M, Pérez-Rodríguez A, Cáceres JL, Pérez H, Colman L, Urdaneta-Márquez L,
Chiarello A, Escobar F (2009). Trabajo Libre Modalidad Póster titulado “Seroprevalencia de
malaria en la Parroquia Yaguaraparo, Sucre, Región endémica del oriente de Venezuela”.
XXVIII Jornadas de Parasitología José Witremundo Torrealba. A los 100 años del
Descubrimiento de la Enfermedad de Chagas. Sanare, estado Lara, 4 de julio.
6
Modalidad Póster titulado “Epidemiología de casos repetidores de Malaria en Amazonas, Venezuela
6
2007”. XIV Jornadas Científicas “Dr. Arnoldo Gabaldon”. Maracay, Venezuela, 10 al 14 de
diciembre.
Sojo-Milano M, Cáceres JL, Sojo-Milano E. (2007). Trabajo Libre Modalidad Poster titulado
“Valoración de la calidad del diagnóstico malárico en el municipio Cajigal. Jornadas Científicas
“Dr. Arnoldo Gabaldon”. Maracay, Venezuela, 10 al14 de diciembre.
Delgado N, Grillet ME, Rangel Y, Navarro JC, Arrivillaga J, Molina D, Berti J, Rubio Y, Sojo-
Milano M, Cáceres JL, Osborn F. (2007). Diseño de un sistema de Vigilancia y Control de la Malaria
en el contexto de la descentralización de los Servicios de Salud, Municipio Cajigal, estado Sucre.
Ponencia presentada por la Dra. Delgado, en representación del Grupo de Investigación en Malaria
(GIM) en el Simposio Internacional de Malaria. Situación, Avances y Perspectivas, celebrado en
Caracas, Universidad Simón Bolívar, del 16 al 19 de julio de 2007. Patrocinada además por
FONACIT, RELAB y la Organización Panamericana de la Salud. Resúmenes recopilados en la
Revista Investigación Clínica 48 (Suplemento 1): 19-20.
Sojo Milano M. (2006). Disertación sobre el tema El Sistema de Vigilancia-Programa Nacional
de Control de la Malaria: La Encuesta Malárica. Reunión Conjunta de Directores de Salud
Ambiental y Jefes de Servicio de Endemias Rurales. Maracay, 26 y 27 de octubre. Dirección General
de Salud Ambiental del Ministerio de Salud.
Sojo Milano M. (2005). Ponencia Programa de Control de la Malaria en Venezuela, durante la
Reunión Técnica de Malaria. Caracas, 3 y 4 de noviembre. Ministerio de Salud de Venezuela,
Organización Panamericana de la Salud y Ministerio de Ciencia y Tecnología.
Tami A, Sojo-Milano M, Muñoz, MdC, Grundmann H, Hahn A, Campos E, Bernardo Ñ, Silva, J,
Silva L. (2005). Risk and Vulnerability in the Venezuelan Amazon: a need for multidisciplinarity. 4th
Uniting Streams Symposium: “Health in Transition”. Wageningen International Conference Centre,
9th June.
Sojo Milano M, García P. (2004). Impacto Sanitario por la Apertura Minera. Malaria y Minería.
Situación Actual en Venezuela. Mesa Salud, Ambiente y Desarrollo del II Simposio Ambiente y
Desarrollo. Jornadas Investigación de la Facultad de Ingeniería JIFI 2004-UCV. 29 de noviembre al 3
de diciembre. Universidad Central de Venezuela.
Cáceres JL, Sojo Milano M. (2001). Situación actual de la malaria en Venezuela. XXVII
Jornadas Venezolanas de Microbiología “Dr. José Vicente Scorza”. Conferencia presentada dentro
del Simposio MALARIA. Trujillo, Estado Trujillo, Venezuela, 4 al 6 de noviembre.
Sojo Milano M, García P, Rojas J, Cáceres JL. (2001). Persistencia de la malaria en el Estado
Sucre: ¿Reintroducción o Reemergencia? Análisis epidemiológico del período 1950-2000. IV
Jornadas de Divulgación Científica “Dr. Witremundo Torrealba”. Maracay, Estado Aragua.
Venezuela. Octubre.
Sojo Milano M (2000). Ponente del tema Una propuesta para el estudio de malaria reemergente
en Venezuela. Jornada Seminario de Integración. Instituto de Altos Estudios de Salud Pública “Dr.
Arnoldo Gabaldon” del MSDS. Maracay, Estado Aragua, Venezuela. Octubre 26.
Rojas J, Mazzarri M, Sojo M, García Y. (1999). Evaluación de la efectividad del biolarvicida
Bacillus sphaericus cepa 2362 sobre larvas de Anopheles nuneztovari en condiciones de laboratorio y
semi-campo, Mérida, Venezuela. I Simposio Internacional de Vigilancia y Lucha Antivectorial.
Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí. Varadero, Cuba. Septiembre 8 al 10.
Tami A, Adagu IS, Sojo-Milano MV, Webber R, Warhurst DC (1999). High prevalence of
Plasmodium falciparum drug-resistant strains in the Venezuelan Amazon: implications for malaria
control. Berlín, Alemania. Marzo 21 al 24. En Clinical Microbiology and Infection, 5 (Supp.3):59.
6
Tami A, Grundmann H, Sojo MV, Cavanagh DR, McBride JS, Warhurst DC (1998). Limited
genetic and antigenic diversity of Plasmodium falciparum in relatively isolated communities of the
6
Venezuelan Amazon. British Society for Parasitology, 10th Malaria Meeting. Edimburgo, Reino
Unido, Septiembre 21 al 23. Pag.39.
Tami-Hirsh A, Sojo-Milano MV, Adagu IS, Snounou G, Duraisingh MT, Warhurst DC (1997).
Homogeneous Pfmdr1 and restricted P. Falciparum diversity in relation to Chloroquine resistance in
the Yanomami and Yekwana communities of the Venezuelan Amazon. Meeting of the Royal Society of
Tropical Medicine and Hygiene at Manson House. Research in progress: Short presentations. En:
Transactions of the Royal Society of Tropical medicine and Hygiene 91:504. Londres, Reino Unido.
Sojo M, Monsalve, L (1997). Ponente del tema Situación actual del Programa de Erradicación de
la Malaria en el Estado Yaracuy. I Encuentro Tecnico-Científico Yaracuy ´97 (CONICIT). San
Felipe, Estado Yaracuy, Venezuela. Agosto 28-29. En: Libro de Resumenes del mismo evento, p32.
Sojo M (1995). Paludismo, Dengue y Toma de Gota Gruesa. Ponente y Facilitador de Trabajos
Prácticos en el I Taller de Promotores Sanitarios Indígenas del Eje Carretero Norte. Comunidad
Limón de Parhueña, Estado Amazonas, Venezuela. Agosto 10 al 13.
Perdomo A, Pizzo N, Sojo M (1995). Ponente del tema Algunos aspectos epidemiológicos
vinculados a la transmisión de la malaria en el área centro-oriental del Estado Sucre, Municipio
Tavera Acosta, Venezuela 1992. Sociedad Venezolana de Salud Pública. XLII Asamblea General
Ordinaria y Jornadas Cientificas “Dr. Ricardo Emilio Pérez”. Libro del Evento: pag.135-136. San
Felipe, Estado Yaracuy, Venezuela, Julio 25 al 28. y XLIV Convención Anual de AsoVAC. Acta
Científica Venezolana. Vol.45 (Supp1). Pag. 250. Coro, Estado Falcon, Venezuela. Noviembre 13 al
18.
Rojas J, Sojo M, Azuaje D (1995). Comportamiento hematofágico del Anopheles nuneztovari y
determinación de hembras peligrosas en el área malárica del estado Mérida. Instituto Pedro Kourí I
Simposio Internacional de Control Biologico de Vectores de Importancia Médica y Veterinaria. Libro
del Evento: pag. 18. La Habana, Cuba, Abril 17 al 19.
MONOGRAFIAS
En el Ministerio del Poder Popular para la Salud de Venezuela, Dirección General de Salud
Ambiental y Dirección de Epidemiología Ambiental:
6
Julio 2009: Facilitadora del Taller Guía para la Construcción del Sistema de Vigilancia de la
Dirección General de Salud Ambiental. 20 de julio al 20 de Agosto. Dirección General de Salud
Ambiental del Ministerio de Salud de Venezuela. Maracay, Venezuela.
Abril –Agosto 2009 : Coordinadora Nacional del Programa de Prevención y Control de la
Enfermedad de Chagas // Abril 2008 al presente: Médico de Salud Pública III
Junio a Septiembre de 2007: Coordinadora del diseño y elaboración de los Programas de
Vigilancia Epidemiológica. Dirección General de Salud Ambiental del Ministerio de Salud de
Venezuela. Maracay, Venezuela.
Noviembre 2005: Médico de Salud Pública II // Mayo 2005 a Mayo 2006: Coordinadora de la
Red Amazónica de Vigilancia de la Resistencia y Evaluación de Drogas Antimaláricas en
Venezuela (RAVREDA) como figura de enlace técnico-administrativo con la Organización Mundial
de la Salud // Mayo 2005 al presente (Maracay, Estado Aragua): Coordinadora de Investigaciones
sobre Malaria en Venezuela // Enero 2002 al presente: Médico Malariólogo Supervisor Nacional
de los Programas de la Dirección General de Salud Ambiental y Contraloría Sanitaria.
Enero a Diciembre de 2001 (Maracay, Estado Aragua): Investigador Docente del Instituto de
Altos Estudios de Salud Pública “Dr Arnoldo Gabaldon”
Diciembre 1997 a Enero 2001 (Maracay, Estado Aragua): Médico Malariólogo de la Dirección
de Endemias Rurales (DER) // Junio 1994 a Diciembre 1997: Médico Malariólogo del Servicio de
Endemias Rurales en los Estados Amazonas, Sucre, Delta Amacuro y Yaracuy// Enero a Diciembre
de 1991: Médico Rural del Servicio de Endemias Rurales, Estado Portuguesa.
Experiencia docente:
Año 2009. Diseñadora y Facilitadora del Taller Guía para la Construcción del Sistema
de Vigilancia de la Dirección General de Salud Ambiental.
Años 2004, 2008 y 2009. Docente invitada para dictado de Metodología de la Investigación
para las cohortes de la Especialidad en Epidemiología y Epidemiología de Enfermedades
Metaxénicas. Instituto de Altos Estudios Dr. Arnoldo Gabaldon.
Años 2008 y 2009. Diseñadora y Facilitadora de las Asignaturas Seminario de
Investigación I y Seminario de Investigación II y Seminario de Investigación III en el Programa de
Postgrado (Cohortes I y II ) de la Maestría en Epidemiología de Enfermedades Metaxénicas.
Universidad de Carabobo, Núcleo Aragua. Maracay.
Año 2007. Facilitadora del VII Curso Medio de Gerencia en Salud Pública Universidad
de Carabobo, Maracay// Facilitadora del Curso-Taller Metodología de la Investigación para la
Formulación de Proyectos sobre Malaria. Por PAMAFRO y Ministerio de Salud de Venezuela.
San Cristóbal, Estado Táchira
Años 2005 y 2006. Asesora de la asignatura Metodología de la Investigación en el Curso
de Formación de Técnicos Superiores Universitarios en Estadística de Salud, Universidad de los
Andes (ULA), para el Departamento de Medicina Preventiva y Social de la Facultad de Medicina-
Programa de profesionalización TSUES-Sede Valencia.
Año 2003. Facilitadora en el evento Taller Control Biológico de Vectores de Importancia
Médica. Fundación Venezolana para la Investigación Multidisciplinaria (FUNINVEST) e Instituto
de Medicina Tropical Dr. Pedro Kourí. Maracay.
Años 2001 y 2002. Profesora de Inglés e Inglés Instrumental. Niveles Básico e Intermedio.
Escuelas de Medicina, Bioanálisis y Enfermería atendidas por el Departamento de Idiomas de la
Universidad de Carabobo y en el Centro de Investigaciones en Nutrición (CEINUT). Naguanagua.
Años 1994 a 1998 y 2000 a 2001. Docente del Postgrado de Epidemiología de Enfermedades
6
Metaxénicas y Saneamiento Ambiental, de la Escuela de Malariología y Saneamiento Ambiental
6
“Dr. Arnoldo Gabaldon”, dictado de las Asignaturas Parasitología y Microbiología II; Epidemiología
II. Maracay.
Años 1993 a 1998. Docente en el Curso de Educación Sanitaria y en el Curso de Formación
de Inspectores de Salud Pública. Escuela de Malariología y Saneamiento Ambiental “Dr. Arnoldo
Gabaldon”, dictando Biología Sanitaria, Epidemiología de la Malaria y Epidemiología de la
Enfermedad de Chagas.
Años 1993 a 1998. Docente en el Curso Básico de Malaria para Médicos en Pasantía Rural..
Escuela de Malariología y Saneamiento Ambiental “Dr. Arnoldo Gabaldon”, dictando Epidemiología.
Asesora Metodológica en investigación.
Años 1998, 2002, 2004, 2005, 2007 y 2008: Jurado Evaluador de Trabajos Especiales de
Grado (Pregrado, Espoecialidad y Maestría) para la Universidad de Carabobo, la Universidad de los
Andes y el Instituto de Altos Estudios en Salud Dr. Arnoldo Gabaldon.
Años 2001 al presente: Arbitraje de Revistas nacionales e internacionales. Boletín de
Malariología y Saneamiento Ambiental. Revista Comunidad y Salud, de la Universidad de Carabobo.
Revista Peruana de Parasitología.
Periodos 1993 a 1998; 2000, 2002 y 2004 al presente: Docente invitada de la Escuela de
Malariología y Saneamiento Ambiental “Dr. Arnoldo Gabaldon”, luego Instituto de Altos Estudios de
Salud Pública “Dr. Arnoldo Gabaldon”, actual Instituto de Altos Estudios de Salud “Dr. Arnoldo
Gabaldon”.
Años 1997 al presente: Tutoría y Asesoría de Trabajos Especiales de Grado en el area de
Postgrados de Salud Pública, con énfasis en enfermedades metaxénicas, calidad de servicios de salud
y epidemiología clínica.
6
Ambiental-“Saude e Ambiente: vamos cuidar da gente!” Ministerio da Saúde do Brasil. Secretaria
de Vigilancia en Saude. 20 de Agosto. Participante.
6
2008, Caracas: “VII Foro Andino de Vigilancia Epidemiológica y Salud en las Fronteras” y
“V Reunión Conjunta de Redes Subregionales de Vigilancia de Enfermedades Infecciosa
Emergentes y Reemergentes”. Ministerio del Poder Popular para la Salud de Venezuela,
Organización Panamericana de la Salud y Organismo Andino de Salud-Convenio Hipólito Unanue.
Caracas, Distrito Federal. Abril 1 al 3. Participante.
2006, Maracay: Presentación y Revisión del Modelo mexicano de tratamiento focalizado para
el Control de la Malaria con énfasis en la eliminación y modificación de hábitats y criaderos de
anofelinos con participación comunitaria (EMHCA´s). Organismo Andino de Salud-Convenio
Hipolito Unanue (ORAS-CONHU)-PAMAFRO y Dirección General de Salud Ambiental del
Ministerio de Salud. Maracay, Estado Aragua. Octubre 23 al 25. Observador.
2005, Caracas: Reunión Técnica de Malaria. Caracas, 3 y 4 de noviembre. Ministerio de
Salud de Venezuela, Organización Panamericana de la Salud y Ministerio de Ciencia y Tecnología.
Ponente del tema “Programa de Control de la Malaria”. Reunión Técnica de Malaria. Caracas, 3 y 4
de noviembre. Ministerio de Salud de Venezuela, Organización Panamericana de la Salud y
Ministerio de Ciencia y Tecnología. Coordinadora de esta Reunión Técnica de Malaria. Caracas, 3 y
4 de noviembre.
2005, Caracas: Participante Taller de Adherencia al Tratamiento Antimalárico. Reunión
Internacional Diseño de Protocolos para Estudios de Adherencia a los Tratamientos
Antimaláricos en las Américas. Evaluación de métodos de abordaje y estudio del problema
adherencia. 17 al 19 abril. Organización Panamericana de la Salud/
CONSULTORIAS
Internacionales
Marzo a Julio 2010. Asesora de OPS/OMS para el Programa Regional de Malaria,
Oficina Regional de Washington, DC. Funciones de Coordinadora del Proyecto RAVREDA o Red
Amazónica para la Vigilancia de la Resistencia de Drogas Antimaláricas, a los países de la cuenca
amazónica, Brasil, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Guyana y Surinam.
Julio a Octubre 2009. Asesora de OPS/OMS para el Programa Regional de Malaria,
Oficina Regional de Washington, DC. Asesoría en el Proyecto RAVREDA o Red Amazónica para la
Vigilancia de la Resistencia de Drogas Antimaláricas, a los países de la cuenca amazónica, Brasil,
Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Guyana y Surinam.
Febrero a Julio 2007. Asesora de PAMAFRO (Proyecto “Control de la Malaria en las Zonas
Fronterizas de la Región Andina: Un Enfoque Comunitario”) sobre el Trabajo de Investigación
Operativa para el Programa Antimalárico de Venezuela para el desarrollo de trabajos en los estados
fronterizos de Zulia, Táchira y Amazonas.
6
experiencia en el manejo del Sistema Convencional de Vigilancia dentro del Programa Nacional de
6
Control de la Malaria. Evento promocionado por PAMAFRO facilitado por CIMDER de la Facultad
de Salud de la Universidad del Valle, Colombia.
2005, Tumeremo, Estado Bolívar. Dentro de la Coordinación de RAVREDA, Coordinadora
del Curso de Adiestramiento en Diagnóstico Microscópico y Tratamiento de la Malaria para 11
participantes guyaneses.
2004. Yaguaraparo, Estado Sucre. Coordinadora General del “I Taller de Integración
Comunitaria TODOS SOMOS UNO”. FUNINVEST y Municipio Sanitario Cajigal.
2003. Maracay, Estado Aragua. Miembro del Comité Organizador del evento Taller
Control Biológico de Vectores de Importancia Médica. Patrocinadores: Fundación Venezolana
para la Investigación Multidisciplinaria (FUNINVEST) e Instituto de Medicina Tropical Dr. Pedro
Kourí. // Valencia, Estado Carabobo. Directora. Registro legal de la creación de la Fundación
Venezolana para la Investigación Multidisciplinaria (FUNINVEST). Fundación privada, para
promoción y fomento científico, sin fines de lucro.
2002. Maracay, Estado Aragua. Coordinadora General del evento II Jornadas de
Metodología e Investigación. Patrocinadores: Fundación Venezolana para la Investigación
Multidisciplinaria (FUNINVEST) e Instituto Universitario Carlos Soublette // Miembro del Comité
Organizador del evento I Jornadas de Metodología e Investigación. Patrocinador: Instituto
Universitario Carlos Soublette // 2002. Valencia, Estado Carabobo. Miembro del Comité
Organizador del evento Simposio Investigación y Desarrollo Humano. Patrocinadores: Zona
Educativa del Estado Carabobo y Unidad Educativa “Manuel Felipe de Tovar”.
2001. Maracay, Estado Aragua. Coordinadora General del evento Curso-Taller de
Epidemiología Ambiental. Patrocinadores: Instituto de Altos Estudios de Salud Pública “Dr.
Arnoldo Gabaldon”, Oficina Sanitaria Panamericana y FUNDACITE-Aragua. Informe Técnico y
Financiero presentado a FUNDACITE- Aragua.
1995. Puerto Ayacucho, Estado Amazonas. Miembro del Comité Organizador del evento
Curso Microscopía Diagnóstica en Zonas Indígenas del Amazonas. Patrocinadores: Ministerio de
Sanidad y Asistencia Social y Dirección Regional de Salud del Estado Amazonas. Facilitador
internacional al frente del Programa Control de Enfermedades Diarreicas (PROCED), de Ecuador.
– Octubre2010-
6
ANEXOS
6
ANEXO A.
Tabla 1. Resumen Epidemiológico de la Malaria en la Parroquia Yaguaraparo, municipio Cajigal, estado Sucre. Años 1998-
2007
Año
INDICADOR 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 TOTAL
Lugar de Sucre en la 2° 2° 1° 1° 1° 3° 3° 3° 3° 3° 2°
incidencia nacional
% de casos del país 25 32 41 39 56 17 10 11 7 4 21
Casos Estado Sucre 5421 6910 12255 9150 16746 5266 4746 4894 2503 1544 69435
Casos Municipio Cajigal 1956 1852 2212 2011 5686 1539 1099 879 701 523 18458
Casos Parroquia Yaguaraparo 1362 1056 1358 1001 3234 1173 706 580 489 407 11366
P. vivax 1360 1056 1356 999 3232 1169 706 579 489 407 11353
Especie P. falciparum 1 - 2 2 - - - - - - 5
Parasitaria P. malariae - - - - - - - - - - 0
Inf. Mixta 1 - - - 2 4 - 1 - - 8
Grupo < 15 409 372 461 335 1113 362 237 190 172 101 3752
Etario 15-64 900 643 836 621 1989 779 442 375 303 287 7175
> 65 53 41 61 45 132 32 27 15 14 19 439
Género Masculino 771 590 761 557 1768 617 386 328 266 227 6271
Femenino 591 466 597 444 1466 556 320 252 223 180 5095
Clasificación Introducido 1362 1056 1358 1001 3234 1173 706 580 489 407 11366
Fuente: Unidad de Estadisticas de la Dirección General de Salud Ambiental
6
ANEXO B.
6
ANEXO C.
450
400
350
300
Mediana de Incidencia 1997-
250
200
150
100
50
0
E F M A M J J A S O N D
Meses
CAJIGAL YAGUARAPARO
Casos de malaria e Incidencia Parasitaria Mensual por 10000. Parroquia Yaguaraparo, 2004.
35
30
25
20
15
Casos / IPAx 10
10
5
0
Ene Feb Mar Abr May Jun Jul Ago Sep Oct Nov Dic
Casos 23 32 14 10 10 17 12 20 18 18 14 10
IPAx10 000 2 5 3 3 4 8 6 12 12 14 12 9
Meses
6
ANEXO D.
ENCUESTA DE PREVALENCIA
CASA CODIGO. CASA NUMERO
RESPONDE LA ENCUESTA
1.LOCALIDAD
2.NOMBRE COMPLETO
3.FECHA DE NACIMIENTO 4.SEXO
5.LUGAR DE NACIMIENTO
6.DIRECCIÓN DE HABITACIÓN
6
MALARIA, QUE ES LO QUE PRIMERO QUE
SE DEBE HACER?
22.HA TOMADO EL MEDICAMENTO SI NO
CONTRA LA MALARIA?
CUAL ES LA CAUSA DE LA MALARIA?
23.COMO SE PUEDE EVITAR LA MALARIA?
24.USA UD. MOSQUITERO? SI NO
25.ALGUIEN EN CASA USA MOSQUITERO? SI NO
26.QUE HACE UD. PARA COMBATIR LAS
PLAGAS?
27.A QUE DISTANCIA DE SU CASA
LE QUEDA EL CENTRO DE SALUD
MÁS
CERCANO?
28.PIENSAS QUE LOS SERVICIOS DE SALUD
DE TU PARROQUIA
VIVIENDA
1.LOCALIDAD 2. LATITUD
3. LONGITUD 4. ALTITUD
MUESTRAS TOMADAS
MUESTRAS FECHA DE LA TOMA
32. GOTA GRUESA Y EXTENDIDO
33. SEROLOGIA
OBSERVADOR
FECHA HORA: Desde Hasta
6
Consentimiento Informado
(Durante cada visita, los encuestadores se identificarán apropiadamente, explicarán el
propósito de su visita y solicitarán el consentimiento informado de los residentes o sujetos a
ser incluidos en el estudio. Se le informará que la participación es voluntaria y que toda la
información recolectada tiene carácter confidencial).
Confirmo que se me ha informado lo siguiente:
Los procedimientos para tomar mi muestra de sangre no son riesgosos, son asépticos e inocuos. La
lanceta a ser empleada es ultrafina y desechable. Si resulto con parásitos del paludismo en la sangre,
se me informará a la brevedad y se me dará el tratamiento adecuado. Después de ello, seré vigilado(a)
con toma sucesiva de muestra de sangre, para vigilar la efectividad del tratamiento, y luego cada mes,
durante un mínimo de 6 meses y un máximo de 12 meses, a partir de haberse detectado el parásito en
mi sangre. Este seguimiento lo hará un trabajador del equipo de salud de Yaguaraparo. Conozco mi
derecho a negarme a participar, y puedo retirarme del estudio en cualquier momento.
Fecha Localidad
6
ANEXO E.
Objetivos
1. Diseñar un protocolo para seguimiento de la respuesta terapéutica a antimaláricos en un
área con transmisión a Plasmodium vivax. Municipio Cajigal, Estado Sucre, Venezuela.
Marco de aplicación
El Municipio Cajigal, cuya capital es Yaguaraparo, es uno de los 15 municipios del estado
Sucre, entidad que mantiene la transmisión malárica en el foco Oriental de Venezuela. La red
asistencial municipal, para atender a aproximadamente 20.000 habitantes, se organiza en
nueve establecimientos de salud distribuidos en las tres Parroquias en 1 Hospital Tipo
ubicado en Yaguaraparo Capital, Ambulatorios (Yaguaraparo), Ambulatorios (Libertad) y
Ambulatorios (El Paujil). De estos establecimientos FF funcionan como Puestos de
Notificación y Diagnóstico para Malaria. En el Municipio la máxima autoridad sanitaria está
representada por el Médico Jefe del Municipio Sanitario, quien es el jefe de los programas de
salud. Existen a su cargo, XXmédicos, bioanalistas, YY enfermeras licenciadas, ZZ
enfermeras auxiliares, CC auxiliares de medicina simplificada, YYmicroscopistas para
malaria, TT promotores de salud, JJ cazadores de malaria y atienden la vigilancia además TT
Inspectores de salud pública y YY Visitadores Rurales. Todos estos recursos participan en la
actividad básica de vigilancia de malaria, y hacen la tarea estratégica de toma de láminas a
6
todo febril. El control vectorial, centralizado en la ciudad de Carúpano, por el Servicio de
Endemias Rurales, donde se compila la información epidemiologica para rendir al nivel
regional, en la ciudad de Cumaná, se ubica a una hora de distancia de Yaguaraparo Capital,
para completar las actividades antimaláricas.
Dentro del Municipio Cajigal, el transporte público es escaso y estrategias informales cubren
la necesidad de desplazamiento de los habitantes desde los extremos del Municipio hacia
Yaguaraparo Capital, centro de servicios generales. La mayor parte de la población emplea
camiones precariamente acondicionados para el traslado de varias personas y que cubren las
rutas en horas definidas que permitan recorrer las distancias bajo la luz del día, o bien,
vehículos que comparten hasta cinco personas. Para el año 200X empezó a funcionar un ruta
popular patrocinada por el gobierno municipal, la Alcaldía.
6
acceso, quienes al no contar con la facilidad de acercarse a Yaguaraparo a solicitar
atención, se estarían excluyendo del estudio por esta circunstancia. Véase que esta
exclusión correspondería al momento del desarrollo del estudio piloto, cuya
población blanco seria aquella que consultara al Hospital de Yaguaraparo.
El personal implicado en la recepción del febril o vigilancia en los
establecimientos de salud debe estar informado de que se esta efectuando el estudio y
conocer la responsabilidad correspondiente al Microscopista y al Coordinador Local.
En el caso de Cajigal, esto representaba el Puesto de Notificación y Diagnostico en el
Hospital de Yaguaraparo, los Cazadores de Malaria, los Visitadores Rurales, las
Auxiliares de Medicina Simplificada y los Promotores de Salud que colaboran
rutinariamente con esta actividad.
Evaluación del rendimiento semanal del Reclutamiento. Considerando los
criterios de exclusión, al asumir que solo 50% de los pacientes infectados detectados
por el Hospital de Yaguaraparo seria elegible para el reclutamiento, se necesitaría una
frecuencia de 20 a 24 personas infectadas por semana, que acudieran al Hospital. La
importancia de esta estimación radica en que fijado el tamaño de la muestra en n=90,
seria importante mantener el ritmo de reclutamiento durante todas las semanas y
contar con la referencia para evaluar el rendimiento. En el caso de Cajigal, los
momentos de máxima transmisión, esperados entre las semanas 35 y 37, podrían
presentar variaciones. Por ello se recomendó, para el periodo de Reclutamiento,
incluir sábados y domingos, a modo de salvar la posibilidad de un bajo rendimiento
semanal.
Relación nivel de Reclutamiento y capacidad de Seguimiento. Para completar la
n=90, con 9 semanas de Reclutamiento (podía variar de 7 a 9 semanas), seria
necesario enrolar un mínimo de 10 participantes por semana. Si bien cuanto mayor
fuese el numero de reclutados por día, mejor seria el proceso, se previo la
inconveniencia de que fuese mayor de 8 o 10 por día, al considerar que en la actividad
de Seguimiento (fuese mediante cita o visita, algo a acordar entre Seguidor y
Participante), concretar el encuentro podía llegar a ocupar una hora de trabajo,
considerando 8 horas de trabajo diario por Seguidor. También, los Participantes, aun
siendo reclutados el mismo día, podían vivir en sitios distantes entre si, lo cual
demandaría la necesidad de contar con muchos Seguidores y aumentar la logística.
No debe hacerse publicidad de la realización del estudio, de manera que no se
altere el ritmo normal de demanda de atención por el Hospital, determinada por la
disposición de la población para acudir a tomarse una lamina. De otra forma, se
introducirían sesgos.
6
Tabla 1. Cuestionario y Criterios para Inclusión
Cuestionario para la Inclusión de los Pacientes
EL/LA PARTICIPANTE SI NO
1. Presenta otras enfermedades febriles comunes como virosis de las vías
respiratorias superiores (resfriado común), influenza (gripe), otitis media,
amigdalitis, neumonía, abscesos, dengue o sarampión.
2. Presenta malas condiciones generales, con debilidad extrema, señales de peligro
(incapacidad para beber, lactar, vómitos repetidos mas de dos veces en las 24 horas
anteriores, convulsiones actuales o en las ultimas 24 horas, alteraciones del nivel
de conciencia, no poder sostenerse sentado o de pie)
3. Presenta enfermedad concomitante, aguda o crónica, tal como diabetes, artritis
reumatoidea, lupus eritematoso sistémico, VIH/SIDA, cardiacas, renales,
hepáticas, respiratorias, TBC, desnutrición severa, recibe fármacos que deprimen
la medula osea.
4.Tiene antecedentes de hipersensibilidad/alergia a los medicamentos
antimalaricos en uso.
5.Esta embarazada/Prueba de embarazo positiva
6.Presenta infección malárica mixta
7. Presenta señales de malaria grave
La respuesta positiva a alguna de estas afirmaciones, EXCLUYE al paciente de participar en el estudio.
Criterios de Inclusión
EL/LA PARTICIPANTE SI NO
1. Es residente permanente en el Municipio Cajigal, Parroquias Yaguaraparo, El
Paujil o Libertad.
2. Se le ha diagnosticado monoinfeccion a Plasmodium vivax
3. Tiene 6 meses de edad cumplidos o es mayor de 6 meses
4. Presenta fiebre (temperatura axilar mayor de 37,5 grados centigrados) y/o
antecedente de fiebre en las 48 horas anteriores, en ausencia de otra causa obvia de
fiebre.
5. Disposición positiva del paciente/su representante a participar en un
seguimiento de su estado de salud durante un ano
6. Consentimiento Informado firmado por el paciente en todos los casos, o por su
representante, en caso de los menores de 18 anos. Asentimiento del nino, cuando
cuente 8 anos de edad en adelante.
El paciente debe reunir TODOS estos criterios de inclusión para participar en el estudio.
El llenado de la Ficha Individual de Ingreso será exhaustivo, como corresponde al trabajo con
todo Instrumento de Recolección de Información. Igualmente, su forma se adaptará al verbo
local. El uso de este modelo puede requerir validación previa o apoyo en estudios previos.
Por ejemplo, la población de Cajigal emplea mas la palabra paludismo que malaria y el ítem
A-10 se reforzaba sistemáticamente con la forma Cuando fue la ultima vez que tuvo
paludismo?
6
Tabla 2. Ficha Individual de Ingreso
6
Se hará toma de muestras de sangre (gota gruesa y extendido, hemoglobina y
hematocrito, serología, PCR) y de orina.
A cada Participante se le entregará una Tarjeta de Citas, para que recuerde la Fecha
del próximo control, del próximo encuentro. El Seguidor responsable abrirá su
registro en un Cuaderno de Citas estilo agenda e iniciará el llenado del Calendario
Individual de Seguimiento.
Nombre Codigo
Dia Fecha Dia Fecha Dia Fecha
D0 D84 D196
D7 D98 D224
D14 D112 D252
D28 D126 D280
D42 D140 D308
D56 D154 D336
D70 D168
6
visitas diarias es un máximo ya exigente, si su dedicación no es exclusiva para el
estudio. Como una opción, si un participante no se ubica el día indicado en el
Calendario de Seguimiento, es posible hacer el control con una variación de hasta +/-
2 días. En la ficha debe anotarse la fecha precisa del control y puede comentarse la
causa de la prórroga. Esto permitirá tomar previsiones operativas, si corresponde. Con
variaciones mayores de 2 días, el paciente debe salir del estudio.
Nombre: Código
En el Calendario Individual de Seguimiento, las celdas sombreadas denotan que esa muestra
debe tomarse ese día. El Calendario, diseñado para trabajar durante doce meses, incluye el
renglón Otro Día, para cualquier otro día donde se sospeche de malaria, pero no se demuestre
parasitemia y el renglón Parasitemia Recurrente, cuando se sospeche malaria y se demuestre
parasitemia. Estos renglones de Otro Día permiten el contacto y registro en días diferentes a
los propuestos por el diseño, precisamente para dar cabida a las posibles variaciones.
Toma de Muestras
Usando guantes, previa asepsia y antisepsia del área, se procederá a pinchar el pulpejo del
dedo anular izquierdo del Participante y tomar las muestras de sangre requeridas ese Día.
Gota Gruesa y Extendido (GGyE): Se tomará una gota para el extendido (que ocupará
aproximadamente 2/3 de la lámina y tres gotas para la gota gruesa. Inmediatamente después
6
de la toma, la lámina podrá colocarse en posición horizontal en el Laminero de Cartón, para
favorecer su secado. La lámina debe estar seca para su identificación y empleando un lápiz
de grafito se escribirá sobre un extremo del extendido, el Código y el Día de seguimiento y se
colocará en el portaláminas, para su traslado al Laboratorio.
001
D0
R-
La GGyE debe llevarse inmediatamente al Laboratorio para su coloración y diagnóstico,
mismo que deberá conocer el Responsable del Reclutamiento/Seguimiento dentro de las 24
horas siguientes a la toma. El diagnóstico se efectuará en la lectura de 100 campos y el
microscopista leerá 300 campos antes de diagnosticar una lámina como negativa. Los
resultados serán registrados en el Cuaderno de Laboratorio-Columna GGyE. Las láminas se
almacenarán en los lamineros de plástico o madera, para someterse a una segunda lectura por
el Microscopista de Oro, en el Laboratorio de Referencia Nacional para Malaria, en Maracay.
Deben almacenarse por fecha, inicialmente. Luego de la primera y segunda lectura, deben
agruparse por paciente. En la segunda lectura se registrará adicionalmente el nivel de
parasitemia.
Serología: Las tiras de papel de filtro se manipularán con guantes, tocando la cartulina y no
la tira. Usando un lápiz de grafito, las mismas se identificarán con el Código, el Día de
Seguimiento y la Fecha. Luego procederá a tomarse la muestra con 1 o 2 gotas de sangre.
R-001/D0 30-08-04
Cada tira se dejará secar en posición vertical en el tubo de ensayo limpio destinado para ello.
Una vez totalmente secas, se guaradarán en su bolsa individual con cierre hermético y se
almacenarán en la nevera. <los tubos deben limpiarse con alcohol y estar bien limpios y
secos para usarse en el próximo caso. Las muestras se procesarán empleando la técnica de
anticuerpos fluorescentes, en el IVIC.
Tarjeta FTA para PCR: Las tarjetas se manipularán con guantes y usando un marcador de
tinta permanente, se identificará el círculo a ser usado con el Código y Día de Seguimiento.
6
Debe evitarse que la tarjeta entre en contacto con cualquier superficie y debe secarse
totalmente, en posición vertical. Ya totalmente secas, se guardarán en el sobre de papel
destinado para tal fin. Mientras llegan a la nevera, en el envase donde se guarden estas
muestras se agregarán bolsitas de silica gel.
R-001 D0 R-002 D0
R-003 D0 R-004 D0
Tratamiento
Durante el Reclutamiento, una vez finalizada la toma de las muestras, se dará inicio al
tratamiento, el cual se administrará en forma supervisada, en presencia. Esta
condición ampliará parcialmente la certeza para plantear si una parasitemia recurrente
se trata de una recaída o no, respecto a persistencia de la infección por
incumplimiento del tratamiento. Si se observa intolerancia al medicamento o su
cumplimiento no es regular (hay Participantes que durante el proceso de seguimiento
se niegan a continuar), aunque se cumpla el protocolo en el seguimiento, ya existirá la
participación de otros factores que estén determinando la parasitemia recurrente.
La dosis del tratamiento depende del peso corporal. Se pesará al paciente en una
balanza de calibración exacta y el peso se aproximará al kilogramo más cercano, para
proceder a calcular las dosis y su distribución. Los cálculos realizados por un
miembro del equipo deben ser confirmados por el Asistente Médico o el Supervisor
Local.
Es ideal observar al paciente un mínimo de 30 minutos después de recibir cada dosis,
para evaluar la retención de los medicamentos. Si el paciente vomita dentro del plazo
6
de los 30 minutos después de tomar los medicamentos, el tratamiento debe repetirse
6
en la misma dosis y se observará al paciente otros 30 minutos. Niños y adultos con
vómitos persistentes se tratarán con la alternativa terapéutica disponible y se
excluirán del estudio.
Si se requiere tratamiento de apoyo, se administará acetaminofen para temperaturas
mayores de 39 grados centigrados y se instruirá a los padres de menores, sobre el
uso de medios físicos.
Los medicamentos serán los proporcionados por el Ministerio de Salud y se registrará
el lote de procedencia (Hoja de Tratamiento).
La Tabla de Tratamiento, reproducida para cuatro oportunidades de tratamiento
(Tratamiento 1, Tratamiento 2, Tratamiento 3, Tratamiento 4), debidamente
identificada con el nombre y el código del Participante, indicará Días de Tratamiento,
Fecha de cada día, cantidad de Cloroquina administrada cada día correspondiente y
cantidad de Primaquina administrada cada día correspondiente. Igualmente se
registrarán las fechas de inicio y finalización de cada droga, el total de tabletas o
comprimidos, a cuál lote pertenecía cada droga y quien fue el responsable de la
administración de este tratamiento supervisado o en presencia.
Las especificaciones de la Tabla de Tratamiento (en combinación con las Fichas de
Reclutamiento y Seguimiento) permiten realizar control y evaluación de la calidad de la
prescripción, y una observación puntual de la calidad del medicamento, factores que podrían
influir en una eventual recurrencia de la parasitemia. El evaluador podrá calcular la dosis de
cada droga, por contar con la información sobre el peso del Participante, con lo cual el
estudio podrá establecer niveles de concordancia.
6
Se recomienda hacer cierre del encuentro con el Participante enunciando la fecha de
la próxima cita. En este momento se fijara el acuerdo sobre si se tratará de una visita
que deba realizar el Seguidor a la residencia del Participante o si este acudirá al centro
de salud. En el medio rural, los medios de transporte son limitados, tanto la ubicación
de la residencia del Participante como su actividad económica determinan finalmente
los términos y el lugar de encuentro.
Seguimiento
Durante el Seguimiento, cada contacto debe iniciarse con el llenado de la Ficha
Individual de Seguimiento y finalizar con la toma de la(s) muestra(s).
La Ficha Individual de Seguimiento debe llenarse exhaustivamente, incluyendo el uso
de guiones donde no haya información para reportar, de manera que no quede duda de
que se interrogó el ítem o se consideró la omisión de la toma de muestra, por no
corresponderse con el Día de Seguimiento. Esta Ficha deberá ser llenada cada día en
el cual ocurra un contacto con el Participante, trátese de los indicados en el
Calendario Individual de Seguimiento, de los días ordinarios (D0, D7, etc.), de Otro
Día o de días con Parasitemia Recurrente.
CODIGO
LOGO INSTITUCIONAL D- FECHA / /
3.Nombre del Participante Completo, todos los nombres y apellidos.
11.Ha tenido fiebre en las ultimas 24 horas? Si Fecha / / . No
15.Cuales síntomas ha presentado entre este Síntoma Fecha
contacto y el anterior (fiebre, vomitos, nauseas,
diarrea, picazon, erupcion, molestias en el
estomago, otros…) (Todos, tal como son expresados,
en las propias palabras del Participante)
6
El Seguidor Responsable debe verificar con anterioridad el Día del Seguimiento (D7,
D14, D28…) correspondiente, para realizar adecuadamente la toma de muestras
asignadas a ese Día, según el Protocolo.
El Seguidor debe verificar, en cada ocasión, que ha llenado todos los campos de la
Ficha Individual de Seguimiento.
Como última acción, antes de despedirse, el Seguidor debe observar y verificar la
Fecha del próximo encuentro en el Calendario Individual de Seguimiento, y la
asentará en su Cuaderno de Citas y en la Tarjeta de Citas que actualiza al participante.
El Seguidor debe prestar atención a eventualidades en el entorno del Participante que
puedan introducir variaciones en el próximo contacto (días de asueto, feriados, etc.).
En cada encuentro se le debe decir al Participante que no dude en consultar al médico
ante cualquier malestar y que informe a su Seguidor, de esta novedad. Esto podrá
representar información para la vigilancia del renglón Otro Día.
El Seguidor debe revisar al día siguiente de la toma hemática, el Cuaderno de
Laboratorio-GGyE, para conocer el resultado y asentarlo en la Ficha.
Comentarios finales
Contar con un coordinador médico que realice y supervise el reclutamiento, puede ahorrar abandonos del
protocolo y evitar variaciones entre observadores.
Es importante, entre el recurso local, habilitar un microscopista para trabajar exclusivamente en el estudio de
seguimiento, así como contar con dos personas para realizar el seguimiento propiamente dicho, con al menos un
vehículo a su disposición para ello. Esto permitirá asignar diez personas por semana por Seguidor.
Un caso de deserción se define como una paciente que se pierde del Seguimiento a pesar de
cumplir todos los criterios de inclusión y no presentar criterios de exclusión. Es importante
diferenciar entre las pérdidas por exclusión y las pérdidas por abandono del estudio.
Son exclusiones, pero no deserciones, por ejemplo, el traslado del paciente a un lugar fuera
del alcance del seguimiento activo. Si una Participante se embaraza durante el proceso de
Seguimiento, esto se convierte en una exclusión, por ejemplo. De esta manera, la aparición o
desarrollo de algún criterio de exclusión (ver Tablas ), son exclusiones o criterios para retirar
a los Participantes del estudio.
Se considera abandono del estudio cualquier Participante que rehuse continuar dentro del
estudio, particularmente durante los primeros 6 meses del Seguimiento, o que pierda más de
un control. El punto de revocación del Consentimiento es muy importante, por lo cual el
acuerdo de participación debe hacerse en los términos más diáfanos, para fomentar la
participación del paciente, por convicción, durante los 12 meses siguientes al Reclutamiento.
SUPERVISION
Diaria, durante las semanas de Reclutamiento, por el Supervisor Local. Posteriormente, dos
veces por semana, por el mismo Supervisor. Debe haber estrecha comunicación en el Equipo
Local: el Supervisor verificará el trabajo y las necesidades del Coordinador Local, el médico
6
Asistente de Investigación, el Microscopista y el Bioanalista.
6
Semanalmente (Día Miércoles, para tener el espacio de días hábiles para resolver
necesidades), el Coordinador Local compilará la información que se genere en las tres
parroquias municipales. El Coordinador Local se entrevistará una vez a la semana con los
Responsables del Seguimiento, en este ejemplo, ubicados por Parroquia. Quincenalmente, los
Supervisores se reunirán con el Equipo Local y se comentará el mantenimiento de aspectos
técnicos y logísticos que garantizan la integridad y uniformidad de los procedimientos.
Cada responsable debe elaborar un Resumen de sus actividades que deberá ser Semanal,
durante el Reclutamiento y cada 2 semanas, durante el Seguimiento, tomando como guía los
Instrumentos y Cuadernos que le corresponde llevar durante el estudio. Este Resumen se
entregará al Coordinador Local y éste a su vez los entregará al Supervisor Local. Será
material de apoyo del Equipo durante las reuniones periódicas.
Cada momento de Supervisión debe garantizar una comunicación óptima con el Equipo, que
permita reforzar y reconocer la buena conducción de las tareas asignadas, corregir posibles
errores y discutir preguntas y dudas.
Supervisar Momento(s)
o ¿El equipo de investigación tiene una buena comunicación con el personal R
del establecimiento que capta los pacientes febriles? ¿Cómo se captan los S
febriles? ¿Se anotan los febriles en el Cuaderno de Febriles y Casos con
base en las Novedades Diarias? Estas interrogantes están vinculadas
estratégicamente al momento del diseño, a la factibilidad del estudio,
analizada antes de iniciar cualquier actividad del mismo. Luego, es
necesario verificar su calidad durante todo el proceso.
o Se están siguiendo correctamente los criterios de inclusión/exclusión del R
Protocolo según el Cuestionario para la Inclusión de los Pacientes?
o ¿Cuáles son las causas de exclusión más frecuentes o, las causas de R
renuencia a participar?
o ¿Se anota la dirección de los Pacientes en forma detallada? R
o ¿Cuál es el porcentaje de pacientes a contactar mediante visita en su R
domicilio?
o ¿Las Fichas de los Participantes tienen todos los campos llenos? R, S
o ¿Se están tomando todas las muestras necesarias, siguiendo el Protocolo? R, S
o ¿Quién toma y dónde se toman las láminas? ¿Son muestras de buena R
calidad, en cuanto a tamaño, grosor y tinción? S
o ¿Es correcto el diagnóstico por especie que informa el Microscopista? R, S
o ¿Las muestras, son correctamente identificadas y conservadas? R, S
o ¿Se está haciendo manipulación adecuada y cuidadosa de las muestras para R
estudios moleculares y de serología? S
o ¿Se está pesando a los pacientes y calculando correctamente la dosis de R
medicamento? S
o ¿Se está administrando correctamente a los pacientes la dosis del R
6
antimalárico? S
o ¿Todas las dosis del medicamento son supervisadas por un miembro del R
Equipo? S
o ¿Se llena adecuadamente el Cuaderno de Citas? Durante el proceso de R
Seguimiento, determinó el Equipo algún otro sistema más práctico o S
adaptado al contexto, para programar los encuentros?
o ¿Se entregó a cada Participante su Tarjeta de Citas? ¿Se llena la Tarjeta de R
Citas en cada encuentro? S
o Cuáles son las observaciones realizadas por el Seguidor durante los S
contactos?
o ¿Cuáles causas de abandono se detectan durante el periodo de Seguimiento? S
o ¿Las existencias son las adecuadas para garantizar los materiales R
necesarios? S
o ¿Se llena el Cuaderno de Gastos, puntual y adecuadamente? S
o ¿Se requieren mayores fondos en la Caja Chica o Cuenta del Proyecto? S
CONSIDERACIONES ETICAS
El Equipo de investigación debe manejar que los riesgos para el participante están
relacionados con el momento de proceder a pinchar el dedo, cuando el paciente puede
experimentar aprensión o temor. El respeto, la paciencia, la consideración y la simpatía del
Seguidor puede establecer una diferencia importante para el paciente y para el éxito del
proceso. Eventualmente, la zona del pinchazo podría infectarse. También los pacientes
pueden experimentar los efectos colaterales de los medicamentos. El Supervisor Local y el
Asistente Médico vigilarán la aparición de estos eventos.
Los efectos colaterales más comunes de la Cloroquina son náuseas, dolor de cabeza, visión
borrosa y prurito que causa trastornos del sueño. La hipersensibilidad severa es muy rara,
menor de 1 persona por 10.000. El principal efecto tóxico de la Primaquina es su acción
hemolítica sobre los eritrocitos humanos, especialmente en sujetos con deficiencia de
Glucosa-6-Fosfato-deshidrogenasa.
Es importante mencionar los beneficios para los Participantes, expresados a través de que
recibirán vigilancia estrecha de su estado general de salud durante un año y su aporte
redundará en el mejor conocimiento de la malaria a escala local
6
AJUSTES NECESARIOS PARA TRANSFERENCIA DEL MODELO AL
SISTEMA CONVENCIONAL DE VIGILANCIA DEL PROGRAMA DE
CONTROL DE LA MALARIA EN VENEZUELA.
Dentro del sistema oficial de vigilancia de malaria en Venezuela, desde su instalación inicial,
ha existido el seguimiento de casos de malaria, como otra tarea que, de forma importante,
completa la atención de estos casos. Se ha hecho incluso diferenciación entre seguimiento y
control, empleándose el primer término para el seguimiento de casos a Plasmodium vivax y el
segundo, para seguimiento de casos a P. falciparum. Adaptando lineamientos de la
Organización Mundial de la Salud, el Programa Nacional de Control de la Malaria estableció
una duración del seguimiento en doce meses para P. vivax y un mes para P. falciparum. En
ambos casos, al concluir el tratamiento, se toman muestras hemáticas de control, para iniciar
de esta forma el seguimiento. De esta manera, en caso de una infección a P. falciparum se
procede a tomar muestras en los días 4, 7, 14 y 28, con lo cual se cierra el seguimiento. En
caso de una infección por P. vivax, se procede a tomar muestras a mitad del tratamiento, el
día 7 y luego, los días 14 y 28, para, a partir de allí, tomar una lámina de control a ritmo
mensual hasta completar doce meses.
Seguimiento de Casos
Visitador Sector
Localidad Parroquia Municipio Estado
Pacientes parasitados del mes de
No. Nombre y Día Día Día Mes Mes Mes Mes Mes Mes Mes Mes Mes Mes Mes
Apellido 7 14 28 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12
1
2
En carpetas, los vigilantes directos de los casos deben tener tantos formatos como parasitados
agrupados por mes de ocurrencia de su infección haya.
El estudio llama la atención sobre la necesidad de hacer, a nivel local, control de calidad de
los procesos de prescripción adecuada, tanto como de la verificación de que el tratamiento ha
sido consumido íntegramente. En otras palabras, la administración del tratamiento en
presencia, se convierte en una estrategia de política de salud que debe adaptarse a los
contextos y permanecer donde se requiera por razones culturales o circunstanciales.
6
Adicionalmente, que el trabajador de salud invierta realmente media hora en observar la
tolerancia a los antimaláricos representa una importante inversión que puede ser altamente
costo-efectiva. Considérese que esto no es una práctica estática, se habla del trabajador de
salud a cargo de un área donde conoce a la población y ésta le conoce. Esto significará,
ulteriormente, poder garantizar al sistema de vigilancia que se clasifica un caso como recaída
con base en que el tratamiento ha sido ingerido completamente y sin problemas que
interfieran su dosificación y absorción. Esto se suma a la necesidad epidemiológica de
mantener un sistema de vigilancia epidemiológica en análisis permanente, así como de
vigilancia y control entomológicos, que permitan, en campo, aseverar con bastante certeza,
que el evento se trata muy probablemente de una recaída, en ese momento y en ese lugar. De
esta manera, con las herramientas mínimas, se podría delimitar la ocurrencia de la recaída
como un evento susceptible de investigación más profunda, sofisticada y relativamente
onerosa. Es decir, la suma de estos elementos permitiría a los gerentes de salud valorar la
necesidad de ubicar investigaciones puntuales que podrían llevar a la toma de decisiones en
torno a la eficacia local de los esquemas de uso de la Primaquina.
C. CUADERNO DE CITAS
D. CONSENTIMIENTO INFORMADO
6
A. REGISTRO DE FEBRILES Y CASOS (Con apoyo en las Novedades Diarias)
SEXO
M/F
B. CUADERNO DE LABORATORIO-GOTA GRUESA Y
EXTENDIDO, HEMOGLOBINA/HEMATOCRITO
Se tomará una hoja de Cuaderno, una para cada participante, identificada con su nombre
completo y Código. De esta manera:
6
C. CUADERNO DE CITAS
SEPTIEMBRE 7/Lunes
SEPTIEMBRE 8 / Martes
SEPTIEMBRE 14 / Martes
6
C. CONSENTIMIENTO INFORMADO
Si Ud. Acepta participar o acepta que su hijo(a) o representado (a) participe, se le incorporará a un grupo que
vamos a tener bajo vigilancia por espacio de un año, en determinadas fechas. Le haremos preguntas sobre su
estado de salud y necesitamos tomar unas muestras de sangre y de orina. La muestra de sangre la obtendremos
mediante un pinchazo en el pulpejo del dedo anular izquierdo. Los resultados de la Gota Gruesa le serán
entregados tan pronto el Microscopista de Yaguaraparo determine el diagnóstico. Los resultados obtenidos en
los papeles especiales, a ser procesados en Caracas, le serán informados meses después, al igual que los
resultados del examen de orina, el que se hace para vigilar si Ud./su hijo/representado está eliminando
medicamento antimalárico por la orina.
El seguimiento consiste en una serie de encuentros o entrevistas a ritmo quincenal por los primeros 6 meses y
mensual en los restantes 6 meses. En ese seguimiento se le preguntará por su estado de salud y se le tomarán
muestras de sangre y de orina, siguiendo los mismos procedimientos, con lo cual se vigilará estrechamente su
estado de salud. Su participación es completamente voluntaria. Cuando tenga dudas, siéntase en libertad de
hacer preguntas. Su participación es importante. Cuando desee retirarse del estudio/retirar a su
hijo/representado, lo puede hacer, sin que eso afecte la calidad de la atención de salud que le brinda el
Municipio Sanitario.
El procedimiento no es riesgoso. Ud. o su hijo/representado pueden sentir temor o leve dolor, por el pinchazo
del dedo. La cuidadosa limpieza del mismo, antes del pinchazo con la lanceta estéril y desechable evitarán que
el área se infecte. La Cloroquina puede provocarle náuseas, vómitos, diarrea, erupciones y picazón. Aunque el
malestar sea leve, será bueno que nos informe en todo caso. Toda la información que nos proporcione tiene
carácter confidencial y sus nombres se mantendrán en el anonimato, porque se le asignará un código individual.
Gracias por su colaboración.
APELLIDOS
(Participante)
(Representante)
(Testigo)
(Testigo)
6
MODELO DE ORGANIZACIÓN DE LA CARPETA DE CADA PARTICIPANTE
FICHA S SEGUIMIENTO
HOJA DE TRATAMIENTO
R-
CALENDARIO INDIVIDUAL
FICHA DE INGRESO
HOJA DE TRATAMIENTO
CALENDARIO INDIVIDUAL R-001 NOMBRE APELLIDO
R-001 NOMBRE APELLIDOS
Tto1 Tto2
FECHA FECHA
6
Bibliografía
Organización Panamericana de la Salud/Oficina Sanitaria Panamericana, Oficina Regional de
la Organización Mundial de la Salud (1998). Evaluación de la eficacia terapéuticas de los
medicamentos para el tratamiento del paludismo por Plasmodium falciparum sin
complicaciones en las Américas. Documento adaptado por un grupo de expertos reunidos en
Manaus, Brasil. 1 al 5 de marzo de 1998.[OPS/HCP/HCT/113/98]. Original:Inglés.
World Health Organization (2003). Assessment and monitoring of antimalarial drug efficacy
for the treatment of uncomplicated falciparum malaria. Geneva. WHO/CDS/CSR/RMB/Doc
ref no].
6
ANEXOS DEL PROTOCOLO
A. RECURSOS NECESARIOS
C. ALGORITMO
6
A. RECURSOS NECESARIOS
Rubro Item Cantidad
Vehiculo
LOGISTICA Nevera
Archivador
Maletín de campo
Carpetas de fibra tamaño oficio
Papel bond tamaño oficio
PAPELERIA Lápices de grafito
Marcadores indelebles
Fichas de cartulina para Tarjetas de Citas
Cuadernos de Citas, de Laboratorio, de Gastos, Registro de Febriles
Vasitos desechables de ---cc
Kit Pruebas de embarazo
Algodón
LABORATORIO Alcohol
Guantes desechables
Laminas portaobjetos
Lancetas desechables ultrafinas
Lamineros de cartón, de madera
Metanol
Colorante Giemsa
Aceite de Inmersión
Papel de filtro Whatmann
Cartulina blanca
Bolsitas de cierre hermético
Tubos de ensayo
Bases de anime para dar soporte a tubos de ensayo
Envase plástico con tapa para almacenar muestras de serología
Tubos capilares heparinizados
Plastilina de laboratorio
Heglobinómetro ó Centrífuga
Tarjetas FTA para PCR
Sobres de papel
Envase plástico con tapa para almacenar muestras para PCR
Buffer purificador PCR
Tubos Eppendorf
Azida sódica
Papel parafilm en tiras
Bolsas plásticas para reunir muestras de orina
Cloroquina
MEDICAMENTOS Primaquina
Acetaminofen
Dimehidrinato
Termómetros digitales
Balanza
VARIOS Papel absorbente (campo para colocar materiales al tomar las muestras)
Almohadilla para huellas digitales
Silica gel
Cava de anime para traslado de las muestras
Caramelos
Bolsas para desechos
Esquematizar: Material/Existencia/Necesidad/Costo Unitario/Total
6
B. COMPOSICION DEL EQUIPO DE TRABAJO
RESPONSABLES TAREAS
Supervisor Local Verificación del cumplimiento del
Protocolo en todos sus componentes
Dirección de Reuniones Semanales,
Quincenales
Redacción de Resúmenes Periódicos
Administrador de Recursos
Médico Asistente Local Administración del Cuestionario de
Inclusión de los Pacientes
Consentimiento Informado/Asentimiento
Aplicación de Ficha Individual de
Ingreso
Toma de muestras en el Reclutamiento
Control de la calidad de Reclutamiento y
Seguimiento
Asignación de Tarjetas de Citas
Seguimiento dentro del área de estudio
Cuaderno de Febriles y Casos
Seguidores Seguimientos
Administración del Tratamiento en
presencia-Manejo de Hoja de
Tratamiento
Toma de muestras de Seguimiento
Informes Semanales
6
C. ALGORITMO.
FEMENINO MASCULINO
Prueba de Embarazo Negativa
FICHA DE INGRESO
MEDICIONES
TOMA DE MUESTRAS
INICIO DEL TRATAMIENTO
6
ANEXO F.
Primer corte
100
80
60
40
0- 1 2- 4 5- 14 15- 24 25- 34 35- 4445 y más
20
Segundo Corte
0
100
80
60
40
20
Tercer Corte
100
80
60
40
20
0
IgMIgM+IgGIgG
6
ANEXO F.
80
70
60
Seroprevalencia
50
40
30
20
10
0
70
60
50
Prevalencia
40
30
20
10
IgMIgM+IgGIgG
6
ANEXO F.
Tabla 2. Seroprevalencia por grupos de edad, sexo y corte epidemiológico. Yaguaraparo, 2004.
Grupo I Corte II Corte III Corte Total
de edad POSITIVOS Exam P POSITIVOS Exam P POSITIVOS Exam P POSITIVOS Exa P
(años)
M F Tot M F Tot M F Tot M F Tot m
10 - 14 11 6 17 25 68 6 8 14 23 60,9 3 3 6 15 40 20 17 37 63 58,7
20 – 24 0 4 4 6 66,7 2 1 3 10 30 3 5 8 9 88,9 5 10 15 25 60
25 – 29 0 1 1 5 20 0 2 2 4 50 2 3 5 10 50 2 6 8 19 42,1
50 – 54 0 0 0 3 0 0 0 0 2 0 1 3 4 6 66,7 1 3 4 11 36,4
55 – 59 1 1 2 5 40 0 1 1 3 33,3 0 2 2 2 100 1 4 5 10 50
60- 64 2 2 4 5 80 0 0 0 0 0 2 1 3 6 50 4 3 7 11 63,6
65 y más 2 4 6 8 75 2 3 5 12 41,7 3 4 7 10 70 7 11 18 30 60
Total 32 41 73 123 59,3 38 38 76 125 60,8 37 41 78 124 62,9 107 12 227 372 61
6
ANEXO F.
Tabla 3. Prevalencia malárica en menores de un ano y en el grupo centinela, por corte epidemiológico y seropositividad por tipo de
6
ANEXO F.
Tabla 4. Prevalencia malárica según lugar de residencia y nivel educativo en la Parroquia
Yaguaraparo. 2004.
I Corte II Corte III Corte Total
Pos Ex P Pos Ex P Pos Ex P Pos Ex P
Ubicac. Masc% T IC95 Masc% T IC95 Masc% T IC95 Masc T IC95
IC95 IC95 IC95 %
IC95
Casco 38,2 34 63 54 47,1 34 64 53,1 42,5 40 64 62,5 42,6 108 191 56.5
22,7- 41,0- 30,2- 40,3- 27,4- 49,5- 33,2- 49,2-
56,4 66,4 64,6 65,5 58,9 74,0 52,5 63,6
Alred 48,7 39 60 65 52,4 42 61 68,8 52,6 38 60 63,3 51,3 119 181 65,7
32,7- 51,5- 36,6- 55,6- 36,0- 49,8- 41,9- 58,3-
64,9 76,5 67,7 79,8 68,7 75,1 60,5 72,5
Total 43,8 73 123 59,3 50 76 125 60,8 47,4 78 124 62,9 47,1 227 372 61
32,4- 50,1- 38,4- 51,6- 36,1- 53,7- 40,5- 55,8-
55,9 68,0 61,6 69,3 58,9 71,3 53,8 65,9
6
ANEXO F
Titulos recíprocos
Ig /
Cortes 90 180 360 720 1440 2880 5760 Total
IgG n (%)
I 15 5 21 22 3 - - 66
(22,7) (7,5) (32) (33,3) 4,5) (100)
II 8 20 18 - 12 6 - 64
(12,5) (31,3) (28) (18,8) (9,4) (100)
III 4 6 18 - 26 12 6 72
(5,6) (8,3) (25) (36,1) (16,7) (8,3) (100)
Total 27 31 57 22 41 18 6 202
(13,4) (15,3) (28,2) (10,9) (20,3) (8,9) (3) (100)
p I-II 0,126 0,0006 0,645 sign0,000 0,011 0,033 0
p II-III 0,154 0,0006 0,68 0 0,024 0,21 0,051
p I - III 0,003 0,869 0,374 sign0,000 sign0,000 0,0005 0,047
IgGAM n (%)
I 10 7 22 26 8 - - 73
(13,7) (9,6) (30,1) (35,6) (11) (100)
II 10 20 20 - 18 8 - 76
(13,2) (26,3) (26,3) (23,7) (10,5) (100)
III 5 7 18 - 29 13 6 78
(6,4) (9) (23,1) (37,1) (16,7) (7,7) (100)
Total 25 34 60 26 55 21 6 227
(11) (15) (26,4) (11,5) (24,2) (9,3) (2,6) (100)
6
ANEXO F.
6
Tabla 7. Prevalencia según año de último episodio malárico declarado por los
participantes (antecedente personal), en cada corte epidemiológico.
Yaguaraparo, 2004
Año I Corte II Corte III Corte Total
último P P Po P P
Pos Exa Pos Exa s Exa Pos Exa
episodio % % % %
2004 5 9 55,5 8 15 53,3 17 25 68 30 49 61,2
2003 27 43 62,8 14 30 46,7 13 17 76,5 54 90 60
2002 9 13 69,2 13 16 81,3 12 17 70,6 34 46 73,9
2001 3 6 50,0 5 7 71,4 5 12 41,6 13 25 52
2000 2 2 100 0 2 - 1 2 50 3 6 50
1999 0 - - 1 2 50 4 6 66,7 5 8 62,5
1998 0 1 - 1 2 50 2 2 100 3 5 60
1997 0 - - 1 1 100 0 - - 1 1 100
1996 0 1 - 0 - - 0 1 - 0 2 -
1995 0 - - 0 1 - 0 - - 0 1 -
1994 0 1 - 0 - - 0 - - 0 1 -
1993 1 1 100 0 - - 0 - - 1 1 100
1992 1 2 50,0 0 - - 0 - - 1 2 50
1991 1 1 100 1 1 100 0 - - 2 2 100
1989 0 - - 0 - - 1 1 100 1 1 100
1988 0 - - 1 1 100 0 1 - 1 2 50
1984 0 - - 0 1 - 0 - - 0 1 -
1945 0 - - 0 1 - 0 - - 0 1 -
1935 0 - - 0 1 - 0 - - 0 1 -
Noprecis 0 - - 1 1 100 0 - - 1 1 100
Negaron 24 43 55,8 30 43 69,8 23 40 57,5 77 126 61,1
Total 73 123 59,3 76 125 60,8 78 124 62,9 227 372 61,0
6
ANEXO F
Tabla 8. Prevalencia y antecedente malárico según década del ultimo episodio, referida por
los participantes. Yaguaraparo, 2004.
Prevalencia
Año de
último P
Pos Ex Ig % Ig % Ig %
episodio IC95
M IC95 M IC95 G IC95
malárico
G
11 5,1 53 24,5 32,4
62
2004*-2000 134 216 (2,7 – 9,2) (19,1 – 70 (26,3 –
55,2-68,5
30,9) 39,1)
4 21,1 3 15,8 31,6
68
1999 – 1991 13 19 (6,9 – (4,2 – 6 (13,6 –
43,5-86,4
46,1) 40,5) 56,5)
0 0 1 33,3 33,3
66,7
1989 -1988 2 3 (1,8 – 1 (1,8 –
12,5-98,2
87,4) 87,4)
0 0 0 0 100
100 1
No precisa 1 1 (5,5 –
5,5-100
100)
9 7,1 29 23,0 30,9
61
Negaron 77 126 (3,5 – (16,2 – 39 (23,2 –
51,9-69,5
13,5) 31,5) 39,9)
24 6,5 86 23,1 31,5
61
Total 227 372ª (4,2 – 9,6) (18,9 – 117 (26,8 –
55,8-65,9
27,8) 36,5)
( *) 2004: enero a octubre. Refirieron antecedente: 150/239=62,7 (IC95=56,3-68,8)
( ª )Se omiten los valores de P=0, en 7 participantes examinados en quienes no se detectaron
anticuerpos (1994-1996; 1984; 1945; 1935);
6
.
ANEXO F
Tabla 9. Títulos recíprocos para inmunoglobulinas G y totales distribuidos según
antecedente malárico. Yaguaraparo, 2004.
Titulos recíprocos
Antecedente 90 180 360 720 1440 2880 5760 Total
IgG n (%)
Sí 18 12 37 18 31 14 3 133
(13,5) (9,0) (27,8) (13,5) (23,3) (10,5) (2,3) (99,9)
No 9 19 20 4 10 4 3 69
(13,0) (27,5) (29,0) (5,8) (14,5) (5,8) (4,3) (99,9)
Total 27 31 57 22 41 18 6 202
(13,4) (15,3) (28,2) (10,9) (20,3) (8,9) (3,0) (100)
IgGAM n (%)
Sí 18 18 39 21 38 14 2 150
(12) (12) (26) (14) (25,3) (9,3) (1,3) (99,9)
No 8 16 21 5 17 7 3 77
(10,3) (20,8) (27,3) (6,5) (22,1) (9,1) (3,9) (100)
Total 26 34 60 26 55 21 5 227
(11,4) (15,0) (26,4) (11,5) (24,2) (9,3) (2,2) (100)
35
30
25
20
Frecuencia
15
10
5
0
6
ANEXO F.
Tabla 10. Distribución por edad y sexo del grupo de estudio. Frecuencia de
recurrencias parasitarias por grupos de edad. Municipio Cajigal, 2004-2005.
Grupo
de Masculino Femenino Total Porcentaje Recurrencias
Edad
5a9 - 3 3 5,7 No
10 a 14 4 2 6 11,3 2
15 a 19 5 5 10 18,9 2
20 a 24 3 3 6 11,3 1
25 a 29 2 3 5 9,5 2
30 a 34 2 4 6 11,3 2
35 a 39 2 5 7 13,3 No
40 a 44 - 2 2 3,8 1
45 a 49 - 4 4 7,5 1
50 a 54 2 - 2 3,8 2
55 a 59 - 2 2 3,8 No
Total 20 33 53 99,9 13
6
ANEXO F.
Antecedente Recurrencias
N
malárico n % (IC 95%)
Sí 38 8 21,1 (9,9 – 32,3)
No 15 5 33,3 (20,4 - 46,2)
Total 53 13 24,5 (12,7 – 36,3)
Tabla 13. Año y mes del último episodio malárico, según declaración de los participantes
con antecedentes. Frecuencia de recurrencias parasitarias. Municipio Cajigal, 2004-
2005.
Meses Total
Con
Años E F M A M J J A S O N D episodios Recurrencias
maláricos parasitarias
anteriores*
1986 1 1 No
1990 1 1
1994 1 2 No
1995 1 No
1997 2 No
1998 1 4 2
2000 1 1 No
2002 1 1 1 4 No
2003 1 1 1 1 4 No
2004 2 1 3 2 3 6 1 18 5
Total 1 2 3 4 - 4 5 6 - 3 - 1 38 8
6
ANEXO F.
Tabla 14. Orden de declaración de los síntomas al momento del
reclutamiento. Frecuencia en número y porcentaje. Municipio Cajigal, 2004-
2005.
Frecuencia de
Orden de declaración de los Síntomas iniciales
declaración
Primero Segundo Tercero Cuarto Quinto N %
Fiebre 9 17,0
Fiebre Dolor de cabeza 3 5,6
Fiebre Dolor de cabeza Escalofríos 3 5,6
Fiebre Escalofríos 1 1,8
Fiebre Mareos Vómitos 1 1,8
Fiebre Dolor abdominal 1 1,8
Fiebre Dolor de cabeza Frío Dolor muscular 1 1,8
Fiebre Dolor de cabeza Debilidad 1 1,8
Fiebre Dolor de cabeza Dolor abdominal 1 1,8
Fiebre Dolor de cabeza Dolor de huesos Mareos 1 1,8
Fiebre Dolor de cabeza Vómitos 1 1,8
Fiebre Dolor de cuerpo Dolor de cabeza 1 1,8
Fiebre Dolor de huesos Dolor de cabeza 1 1,8
Fiebre Escalofríos Dolor de huesos 1 1,8
Fiebre Vómitos Dolor de cabeza 1 1,8
Dolor de cabeza 2 3,7
Dolor de cabeza Fiebre 2 3,7
Dolor de cabeza Dolor de huesos Fiebre 2 3,7
Dolor de cabeza Fiebre Escalofríos 1 1,8
Dolor de cabeza Fiebre Escalofríos Dolor de huesos 1 1,8
Dolor de cabeza Fiebre Escalofríos Temblores Dolor muscular 1 1,8
Dolor de cabeza Fiebre Frío 1 1,8
Dolor de cabeza Fiebre Mareos Escalofríos 1 1,8
Dolor de cabeza Fiebre Temblor Dolor muscular 1 1,8
Dolor de cabeza Vómitos Dolor de huesos Fiebre 1 1,8
Dolor de cabeza Dolor muscular Fiebre Náuseas Temblor 1 1,8
Dolor de cabeza Escalofríos Fiebre 1 1,8
Escalofríos Dolor de cabeza Dolor de huesos Fiebre 1 1,8
Escalofríos Dolor de piernas Dolor de cabeza 1 1,8
Escalofríos Fiebre 1 1,8
Dolor de cintura Dolor de cabeza Fiebre 1 1,8
Dolor de cuerpo Frío 1 1,8
Dolor de huesos Dolor de cabeza Fiebre Escalofríos 1 1,8
Dolor de huesos Fiebre Malestar general 1 1,8
Dolor en piernas 1 1,8
Dolor en piernas Dolor de brazos Fiebre 1 1,8
Mareo Frío Fiebre Dolor de cabeza Dolor lumbar 1 1,8
Vómitos 1 1,8
Total 53 100
6
ANEXO F.
85
80
75
70
65
60
55
50
0 30 60 90 120 150 180
Días de
seguimiento
6
ANEXO F.
Tabla 15. Opinión de los participantes sobre problemas de salud más importantes
en la comunidad, por corte epidemiológico. Yaguaraparo, 2004.
Todos los cortes - Mención
Problemas de Primera Segunda Tercera
Total %
salud
N % N % N %
Paludismo 273 80,2 11 6,2 6 9,2 290 49,8
Malaria 9 2,6 1 1,5 10 1,7
Fiebre 18 5,3 27 15,3 12 18,5 57 9,8
Fiebre con frío - - 1 0,6 1 0,2
Gripe 17 5,0 46 25,9 13 20 76 13,1
Diarrea 5 1,5 27 15,3 7 10,8 39 6,7
Virosis 3 0,9 14 7,9 3 4,6 20 3,4
Asma 2 0,6 5 2,8 1 1,5 8 1,4
Hepatitis 1 0,3 5 2,8 1 1,5 7 1,2
Dolor de cabeza 3 1,7 3 4,6 6 1,0
Palometa 5 2,8 1 1,5 6 1,0
Vómitos 4 2,3 2 3,1 6 1,0
ETS 1 0,3 2 1,1 2 3,1 5 0,9
Hipertensión 3 1,7 2 3,1 5 0,9
Aguas negras/sucias 3 0,9 1 1,5 4 0,7
Dolor de estómago 4 6,2 4 0,7
Dengue 3 1,7 3 0,5
Desnutrición 2 1,1 1 1,5 3 0,5
Alergia 1 0,3 1 0,6 2 0,3
Diabetes 1 0,3 1 0,6 2 0,3
Anemia 2 1,1 2 0,3
Cólera 2 1,1 2 0,3
Enf de piel 2 1,1 2 0,3
Neumonía 2 1,1 2 0,3
Conjuntivitis 1 0,6 1 1,5 2 0,3
Dolores 2 3,1 2 0,3
Electricidad 1 0,3 1 0,2
Asfixia 1 0,3 1 0,2
Embarazo 1 0,3 1 0,2
Parasitosis 1 0,3 1 0,2
Tontera 1 0,3 1 0,2
Tos 1 0,3 1 0,2
Fatiga 1 0,6 1 0,2
Parasitosis 1 0,6 1 0,2
Drogas 1 0,6 1 0,2
Hemiplejía 1 0,6 1 0,2
SIDA 1 0,6 1 0,2
Cancer 1 0,6 1 0,2
Colesterol 1 0,6 1 0,2
Urticaria 1 0,6 1 0,2
Bronquitis 1 1,5 1 0,2
Insumos hospit 1 1,5 1 0,2
Total referencias 340 100 177 100 65 100 582 100
6
ANEXO F.
6
ANEXO F
6
ANEXO F.
6
ANEXO F.
Tabla 19. Conocimientos sobre cómo se puede evitar el paludismo, por corte
epidemiológico. Yaguaraparo, 2004.
Todos los cortes - Mención
Se evita Primera Segunda Tercera Total %
N % N % N %
Fumigando 62 21,5 31 28,4 3 21,4 96 23,4
Evitando aguas estancadas 93 32,3 93 22,6
Con el tratamiento 63 21,9 5 4,6 3 21,4 71 17,3
Casa y ambiente limpios 18 6,3 37 33,9 3 21,4 58 14,1
Evitando basuras 13 4,5 14 12,8 27 6,6
Usando mosquitero 12 4,2 3 2,7 2 14,3 17 4,1
Con remedios caseros 6 2,1 5 4,6 11 2,7
Protegiendo las ventanas 3 1 6 5,5 2 14,3 11 2,7
Educando a la gente 2 0,7 5 4,6 7 1,7
Limpiando 4 1,4 4 0,9
Abatizando 1 0,3 1 7,1 2 0,5
Eliminando mosquitos 2 0,7 2 0,5
Eliminando la plaga 2 0,7 2 0,5
Eliminando“esos”animales 1 0,3 1 0,2
Haciendo estudios 2 0,7 2 0,5
Yéndose del lugar 1 0,3 1 0,2
Matando la larva 1 0,3 1 0,2
Tapando depósitos de agua 1 0,3 1 0,2
Evitando la plaga 1 0,3 1 0,2
Limpiando zanjas 1 0,9 1 0,2
Evitando los mosquitos 1 0,9 1 0,2
Usando repelentes 1 0,9 1 0,2
Otras 6* - 6* -
Total referencias¹ 288 100 109* 100 14 100 411* 100
(1) 78 participantes distribuidos en los tres cortes para la primera mención, declararon no saber,
representando 21% (78/372); (*)No se incluyen en la tabla: “antes de nacer ya daba paludismo”, “buscar
de qué proviene y solución”, “en la laguna se cría parásito”, “evitar que paren moscas en agua”, “si no te
atiendes te mueres” “que no pique la plaga”.; Un solo participante declaró como cuarta mención “usando
ropa larga”
6
ANEXO F.
Tabla 20. Primera acción ante la fiebre, por corte epidemiológico. Yaguaraparo,
2004.
I Corte II Corte III Corte
Acción Total %
N % N % N %
Va a sacarse la sangre/a
71 57,7 74 59,2 57 46,0 202 54,3
tomarse la lámina
Espera/Busca al Cazador 3 2,4 3 2,4 - - 6 1,6
Se toma algo
(medicamento/casero)
34 27,6 43 34,4 56 45,2 133 35,8
Otro 15 12,2 5 4,0 11 8,9 31 8,3
Total 123 100 125 100 124 100 372 100
6
ANEXO F.
6
ANEXO F.
Tabla 23. Frecuencia de molestias declaradas por consumo de antimaláricos, por corte
epidemiológico. Yaguaraparo, 2004.
Todos los cortes - Mención
Molestias Primera Segunda Tercera Total %
N % N % N %
Mareo 38 25,5 12 13,8 4 11,4 54 19,9
Dolor estómago 18 12,1 6 6,9 1 2,9 25 19,9
Picazón 32 21,5 3 3,4 2 5,7 37 13,7
Insomnio 9 6,0 16 18,4 6 17,1 31 11,4
Vómitos 14 9,4 11 12,6 4 11,4 29 10,7
Perdida apetito 4 2,7 11 12,6 5 14,3 20 7,4
Acidez 10 6,7 1 1,1 1 2,9 12 4,4
Náusea 3 2,0 7 8,0 10 3,7
Dolor cabeza 2 1,3 6 6,9 1 2,9 9 3,3
Malestar 4 2,7 3 3,4 1 2,9 8 2,9
Debilidad 1 0,7 4 4,6 2 5,7 7 2,6
Gastritis 3 2,0 3 1,1
Amarillez 1 0,7 1 1,1 1 2,9 3 1,1
Fiebre 1 0,7 2 2,3 3 1,1
Sueño 1 0,7 1 1,1 1 2,9 3 1,1
Puyas en manos 1 0,7 1 1,1 2 0,7
Hipotensión 1 0,7 1 2,9 2 0,7
Alergia 1 0,7 1 2,9 2 0,7
Palpitaciones 1 1,1 1 2,9 2 0,7
Dermatitis 1 0,7 1 0,4
Fiebre con frío 1 0,7 1 0,4
Diarrea 1 0,7 1 0,4
Disminuye conciencia 1 0,7 1 0,4
Distens abdominal 1 0,7 1 0,4
Escalofríos 1 1,1 1 0,4
Ardor ojos 1 2,9 1 0,4
Intranquilidad 1 2,9 1 0,4
Visión borrosa 1 2,9 1 0,4
Total 149 100 87 100 35 100 271 100
6
6