Como Hace Formato de Una Demanda Facil

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SIGNIFICACIÓN GRAMATICAL

Se suele denominar "demanda" tanto a la petición que se dirige a un órgano jurisdiccional en el que
se le solicita su intervención para resolver la controversia que se plantea como al escrito o
formulación verbal que se hacen en relación con la citada petición.

Demanda es sinónimo de petición, de solicitud, de súplica, de exigencia, de reclamación, desde el


punto de vista de su significación forense pero, en realidad tiene un significado muy específico, casi
único. En efecto, no toda petición es una demanda pues, hay peticiones dirigidas a órganos
jurisdiccionales que no entrañan la existencia de una situación de controversia, por ejemplo,
cuando se formula una petición de intervención en la materia de jurisdicción voluntaria.

No toda demanda es una reclamación o una exigencia pues, hay reclamaciones y exigencias que
se formulan de manera extrajudicial. Es cierto que la demanda lleva inmersa una reclamación o
una exigencia pero, las reclamaciones y las exigencias pueden tener un carácter menos formal
menos trascendente que el que corresponde a una demanda.

A la demanda puede considerársele una súplica solamente bajo la perspectiva de la relación de


parte que la formula y juez a la que se dirige pero, respecto del demandado ya no es una súplica
sino que respecto de él constituye una exigencia su¡ generis en la que, el órgano jurisdiccional es
el intermediario pero, la demanda va impregnada de una actitud enérgica, propia de la reclamación
formal que se ha instaurado ante un juzgador.

Para nosotros, el empleo del vocablo "demanda" alude al acto procesal de una persona física o
moral, denominada actor o demandante, en virtud del cual, en forma escrita o verbal, solicita la
intervención del órgano estatal jurisdiccional o del órgano arbitral jurisdiccional para que intervenga
en un proceso controvertido que se dirige a otra persona física o moral, denominada demandado o
reo, para forzar a esta última persona a las prestaciones que se reclaman.

CONCEPTOS DOCTRINALES

En la Curia Filípica Mexicana' se expresa que la demanda "es el pedimento que el actor hace ante
el juez, reclamando alguna cosa o solicitando que se le declare algún derecho contra la persona a
que se dirige".
El sencillo concepto trascrito tiene varias virtudes:

a) Comprende los tres sujetos necesarios en la demanda: el actor, el juez y la persona contra quien
se dirige la demanda;

b) Habla de pedimento, expresión que tiene la virtud de no contener el requisito de que se haga por
escrito dado que la demanda puede formularse verbalmente;

c) Utiliza el vocablo "reclamando", que es una expresión apropiada pues, en la demanda, hemos
dicho, no se desenvuelve una petición que se caracterice por la suavidad de solicitud, sino que
entraña una actitud de energía en cuanto que, se acude al órgano jurisdiccional para forzar la
voluntad del demandado.

No aceptamos del todo el concepto de demanda examinado por ser un tanto vaga y no muy jurídica
la frase "alguna cosa".

Por otra parte, es necesario determinar que si mencionamos el fin de condena o de declaración,
también tendríamos que mencionar otras finalidades como la constitución o la extensión de algún
derecho o de una obligación.

Con sabor arcaico, en el siglo pasado, el partidista español Joaquín Jaumar y Carrera' define la
demanda como el "escrito con el cual el actor propone y reclama ante un tribunal lo que pretende".

En este concepto, se excluiría la demanda verbal y desde esa época y en la actualidad, es factible
que una demanda se plantee en forma no escrita. Por tanto, es incompleta la definición en este
aspecto. Por otra parte, se omite determinar que lo que se pretende está dirigido a un destinatario
que no se menciona y que es el demandado pues, si se carece de éste no se tratará de una
demanda, sino de una simple solicitud.

El también práctico del derecho, Zúñiga empieza por señalar el ambiente de mayor energía que el
actor se ve forzado a suscitar al haber resultado infructuosos sus esfuerzos anteriores ante el
demandado para obtener sus pretensiones. Sobre el particular, indica:

"Guando el que tiene un derecho que reclamar no ha podido obtenerlo por medios amistosos en el
acto preliminar de la conciliación, no queda otro recurso que acudir judicialmente a hacer uso de su
acción ante el juzgado o tribunal competente, proponiendo para ello la oportuna demanda."
Podríamos considerar que, en un medio de buena fe y con sujetos que se apegaran a sus deberes
morales, la demanda sería la consecuencia indeseada de un agotamiento previo de intentos
fallidos tendientes al cumplimiento de las obligaciones del demandado pero, es de señalarse que,
hay actores que precipitan una demanda para obtener ventajas adicionales a sus pretensiones y
prestaciones a que tienen derecho. Por supuesto que, esto no implica conculcación a alguna norma
jurídica ni abuso del derecho pues, no es presupuesto para instaurar una demanda que
previamente se agoten los medios extrajudiciales necesarios para pedir del demandado el
cumplimiento de los deberes a su cargo. En todo caso podría pensarse en la infracción de deberes
morales.

Es de señalarse que, en otras ocasiones, ante la falta de cumplimiento del demandado a sus
deberes, no pueden intentarse medios extrajudiciales para no prevenir al demandado de que ya
interviene un abogado, lo que pudiera en ciertos casos conducir a una provocación de la
insolvencia. En esta hipótesis la estrategia profesional aconsejará la discreción frente al
demandado. También habrá supuestos en que el actor ha esperado pacientemente al demandado
para que éste cumpla voluntariamente con los deberes a su cargo y, cuando se lleve el asunto al
abogado, sea preciso demandar de inmediato para evitar la prescripción de la acción.

Naturalmente que, desde el punto de vista de la Ética Profesional, es recomendable que el


abogado agote, si el asunto lo permite, la vía prejudicial extrajudicial que tiende a la solución
armónica de una controversia, antes de llevarla a los tribunales. Es frecuente que, en la demanda
se aluda al hecho de que se agotaron previamente todas las gestiones extrajudiciales tendientes a
obtener el cumplimiento de las obligaciones del demandado.

El mismo autor, Zúñiga propone como concepto de la demanda: "petición que se hace al juez para
que mande dar, pagar, o hacer alguna cosa o declare un derecho, o lo que es lo mismo, el medio
material y práctico de poner en ejercicio una acción".

El concepto es un tanto omiso en cuanto a que no determina qué persona física o jurídica formula
la petición y tampoco indica a qué sujeto se dirige el fin último de la petición. Desde otro ángulo, el
enunciado enumerativo de prestaciones que se pretenden también da lugar a omisiones pues, no
se comprendería la constitución o la extinción de algún derecho u obligación y tampoco se incluye
la posibilidad de que se reclame una abstención o un deber de tolerar.
En cambio, nos parece un acierto que se apunte a la demanda como un medio material y práctico
de poner en ejercicio una acción. En efecto, a través de la demanda se ejercita el derecho de
acción por el demandante o actor, por lo que, es un medio de ejercitar el derecho de acción. Es
también un acierto no exigir que la demanda se haga por escrito.

El autor clásico moderno del Derecho Procesal Civil Giuseppe Chiovenda,' sobre la demanda
apunta que es "el acto con que el actor pide que sea declarada la existencia de una voluntad
concreta de la ley que le garantiza un bien o la inexistencia de una voluntad concreta de ley que
garantiza un bien al demandado, con las eventuales disposiciones consiguientes".

Caben las siguientes observaciones alrededor del concepto trascrito:

a) La ley no es la única fuente de derecho que puede invocar el demandado come apoyo a sus
pretensiones. Estas pueden derivar de un contrato, de un convenio, de una sentencia dictada en un
proceso anterior, de un testamento, de un reglamento, de una jurisprudencia, etc.;

b) Admite las críticas que ya se han formulado al concepto de acción de Chiovenda y que ya
hemos hecho en el capítulo relativo al derecho de acción. Efectivamente, conforme al concepto de
demanda que nos proporciona Chiovenda, la demanda es el acto en el que se ejercita la acción
pues a eso equivale su concepto de demanda, dado que, reitera su concepto de acción;

c) En el concepto trascrito no se precisa la intervención de cada sujeto dentro de la demanda. Esto


es corregido en un concepto que de la demanda nos proporciona después el mismo Chiovenda:

"Es el acto con que la parte (actor), afirmando la existencia de una voluntad concreta de la ley que
le garantiza un bien, declara la voluntad de que la ley sea actuada frente a otra (demandado) e
invoca para este fin la autoridad del órgano jurisdiccional."

Lo son aplicables a este segundo concepto las mismas observaciones anteriores, con la salvedad
de que ya precisa la intervención de los sujetos que involucra la demanda.

En concepto de Kisch e la demanda es "una petición fundada del demandante al tribunal para que
éste emita un fallo contra el demandado".
Respecto a este punto de vista, podríamos observar:

a) La demanda ha de ser fundada pero, ello no es un elemento de esencia de la demanda pues,


puede haber demandas que no reúnan el requisito de estar fundadas.

El fallo es un acontecimiento pretendido en la demanda formalmente pero, en ocasiones, el actor


sabe que el asunto no llegará hasta sentencia pues, el demandado cumplirá al recibir el
emplazamiento para contestar la demanda. Por otra parte, también ha de tomarse en cuenta que,
el fallo no es suficiente para que el actor se dé por satisfecho ya que, después del fallo, todavía
falta la secuela de actos tendientes a la ejecución forzada ante la falta de cumplimiento voluntario
del fallo y eso también debe pretender el actor desde su demanda pues, a él no le interesa tanto el
fallo como el cumplimiento forzado de la conducta debida de aquel que ha incumplido en sus
deberes.

El mismo autor nos da un concepto más elaborado de la demanda:

"Es un acto del actor con doble destinatario. En primer lugar se dirige al tribunal, ya que de él se
solicita una determinada sentencia; de otra parte, al adversario, en cuanto contra de él se persigue
la resolución que en el asunto concreto debe ser tomada la demanda es entablada por el actor,
ante el tribunal contra el demandado."

Es correcto precisar la intervención de los tres sujetos destacados en el concepto que antecede
pero, son operantes respecto a este segundo concepto las observaciones antes precisadas.

El procesalista argentino Ricardo Raimundin manifiesta: "Como acto jurídico procesal, la demanda
presupone una manifestación de voluntad y constituye, una de las formas de ejercitar la acción... es
el acto procesal del actor en el que solicita el pronunciamiento de la sentencia definitiva que ponga
fin al litigio."

Es verdad que la demanda lleva consigo la emisión de voluntad del actor como también es certero
determinar que una forma de ejercitar la acción pues, entraña la manera de ejercitar la acción, es la
forma externa que se produce al iniciarse el ejercicio del derecho de acción.
Por supuesto que la demanda es un acto procesal que realiza el actor y también es acertado
apuntar que en la demanda se solicita el pronunciamiento de una sentencia.

No obstante que estamos de acuerdo con los aciertos anotados, no hemos de adherirnos al
concepto trascrito a virtud de que se deja de asentar enfáticamente la presencia de los sujetos
inmersos en toda demanda: actor, demandado y juzgador.

El relevante procesalista español Jaime Guaspe señala: "La demanda es, por lo tanto, el acto típico
y ordinario de iniciación procesal o, dicho con más extensión, aquella declaración de voluntad de
una parte por la cual ésta solicita que se dé vida a un proceso y que comience su tramitación."

Aceptamos del concepto que antecede en cuanto a que la demanda constituye el acto inicial en el
proceso pero, resulta incompleto dado que no alude expresamente a los otros sujetos que están
vinculados con la demanda, como son el juez y la contraparte.

El maestro José Becerra Bautista' define la demanda como "el escrito inicial con que el actor,
basado en un interés legítimo, pide la intervención de los órganos jurisdiccionales para la actuación
de una norma substantiva a un caso concreto".

Respecto al concepto trascrito, nos permitimos formular las siguientes observaciones:

a) La demanda sí es un acto inicial dentro del proceso pero, no es "el escrito inicial" pues, así se
excluye a la demanda verbal, misma que está admitida en la materia de amparo, en la materia
laboral y dentro de la materia civil, está permitida la demanda por comparecencia personal, en los
juicios de orden familiar (artículo 943 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito
Federal) ;

b) No se pide la intervención de varios órganos jurisdiccionales; se solicita sólo la intervención del


órgano jurisdiccional ante el que se presenta la demanda;

c) No se menciona a la persona del demandado, ni tampoco la existencia de una situación


controvertida, por lo que, pudiera estimarse que es demanda la solicitud por la que se inicia un
proceso de jurisdicción voluntaria y esa petición no suele denominarse demanda en sentido propio;

d) Al caso concreto le son aplicables tanto las normas jurídicas sustantivas como las normas
jurídicas procesales y no sólo una norma sustantiva.
El maestro Rafael de Pina nos proporciona el siguiente concepto de demanda: "Acto procesal -
verbal o escrito- ordinariamente inicial del proceso en el que se plantea al juez una cuestión (o
varias no incompatibles entre sí) para que la resuelva, previos los trámites legalmente establecidos,
dictando la sentencia que proceda, según lo alegado y probado."

Este concepto tiene la, virtud de marcar expresamente la doble forma que puede adoptar la
demanda: verbal o escrita.

En segundo término, constituye también un acierto determinar que, la demanda es un acto procesal
pues ese es el género que le corresponde.

En tercer lugar, otro punto aceptable en el concepto anterior deriva de que se le da el carácter de
acto "ordinariamente inicial". Se tiene razón por el maestro De Pina pues, no siempre es la acción
el acto inicial pues, a veces el proceso se inicia de oficio y otras veces, hay actos procesales
anteriores al proceso como son los medios preparatorios o las providencias cautelares.

En cambio, no coincidimos en los siguientes puntos:

a) No se mencionan los sujetos que deben mencionarse en la demanda, como son el actor y el
demandado. Únicamente se cita al juez.

No se menciona que la cuestión planteada ha de ser una cuestión controvertida por lo que, podría
confundirse la demanda con la solicitud en un procedimiento de jurisdicción voluntaria.

No se menciona el derecho de acción y la demanda es el medio mediante el cual se ejercita el


derecho de acción.

d) Se menciona la sentencia y estimamos que, aunque la demanda pretenda la sentencia, se trata


de actos diferentes y hay procesos en los que existe la demanda y no se llega a sentencia pues, la
demanda puede ser desechada por el juzgador y sin embargo hubo demanda. No es un elemento
de esencia de la demanda y por tanto, no es tampoco un elemento de definición.

e) Se habla de lo alegado y probado. Puede suceder que haya demanda y no alegatos ni pruebas,
por lo que tampoco es elemento esencial, ni de definición la mención de estas etapas procesales.

Somos concientes de lo arduo que resulta definir pero, es preciso que hagamos el intento
respectivo, por lo que conceptuamos a la demanda de la siguiente manera:
La demanda es el acto jurídico procesal, verbal o escrito, por el cual una persona física o moral,
denominada actor, acude ante un órgano jurisdiccional a ejercitar su derecho de acción en contra
de otra persona física o moral, denominada demandado o reo, con el objeto de reclamar las
prestaciones que se enuncian.

Procedemos a explicar los elementos del concepto en la siguiente forma:

a) Decimos que se trata de un acto jurídico procesal. Con ello queremos decir que se trata de un
acto en el que hay una manifestación de voluntad hecha con la intención lícita de producir
consecuencias jurídicas. Al expresar que es un acto jurídico, le distinguimos del acto material y del
hecho jurídico. No basta con decir que es un acto pues, es un acto jurídico y no un acto meramente
material.

b) Le atribuimos el carácter de procesal pues, se desarrolla en el proceso como un acto inicial,


ordinariamente o normalmente, pero, si el acto inicial es otro, de cualquier manera, se produce
dentro del proceso.

Hemos considerado pertinente incluir la forma en que puede producirse la demanda, dado que hay
quien al definir la demanda le da el carácter de un escrito. Por ello, determinamos que la demanda
puede ser verbal o escrita.

d) Incluimos en el concepto la presencia de los sujetos que tienen injerencia necesaria en la


demanda pues, sin estos sujetos, el acto jurídico será una

solicitud y no una demanda.

e) Sabernos que la demanda es el medio a través del cual se ejercita el derecho de acción. Están
íntimamente vinculadas la acción y la demanda.

La demanda es el instrumento idóneo para ejercitar el derecho de acción y la acción es la parte


central de la demanda pues, es la que le da su principal contenido. Por supuesto que puede haber
varias acciones como también puede haber varios actores o varios demandados. De la misma
manera, puede suceder que varios órganos jurisdiccionales tengan injerencia con motivo de la
demanda, en diversas instancias pero, tales situaciones no las incluimos en la definición de
demanda por ser acontecimientos contingentes y no necesarios.
f) Citamos "órgano jurisdiccional" pues, no lo queremos denominar juez pues puede ser un tribunal
o puede ser un árbitro, o un juez, o una junta de conciliación y arbitraje, o un tribunal de arbitraje. El
órgano jurisdiccional es el que tiene a su cargo el desempeño de la función jurisdiccional desde el
punto de vista material, aunque desde el punto de vista formal pertenezca al Poder Ejecutivo o al
Poder Legislativo, como ya hemos visto con anterioridad.

REQUISITOS DE LA DEMANDA

En el antiguo Derecho Romano,` en el sistema de las acciones de la ley, las partes tenían que
apegarse a rigurosas solemnidades para intentar su acción. Las palabras que pronunciaban debían
serlo con gran precisión y el error más pequeño podía conducir a la pérdida del proceso. Los ritos
solemnes fueron obra de los pontífices y de los patricios. A juicio de Eugene Petit, la ignorancia de
las formalidades del procedimiento fue, una de las "grandes causas que mantuvieron a la plebe
bajo la denominación del patriciado".

Los ritos solemnes estaban limitados a ciertos días en que podían desarrollarse que eran los días
fastos pero, excepcionalmente podía actuarse en un día nefasto, verbigracia, para reclamar la
"pignoris copio". Por otra parte, el procedimiento no podían usarlo más que los ciudadanos y no los
peregrinos.

En el sistema, de las acciones de la ley, el proceso se inicia con un acto cuyo objeto es llevar a las
partes ante el magistrado: la "in jus vocatio", mediante la cual el demandante o actor ordena a su
adversario seguirle "in jus" diciendo: "In jus sequere" o "In jus te voco". El demandado ha de
obedecer y acudir a la reunión, o dar un "viudex" que garantice su presencia en día fijado. De lo
contrario, el actor toma testigos y puede obligarle por viva fuerza y conducirlo a pesar de su
resistencia. El domicilio es para el demandado un asilo inviolable.

A continuación, nos dice Eugene Petit: "Llegadas las partes delante del magistrado, y después de
haber expuesto el asunto, tienen que cumplir el rito de la acción de la ley que se aplica al proceso.
Más tarde se procede a la designación de un juez, lo cual, al principio, se hacía inmediatamente.
Pero una ley "Pinaria" de fecha desconocida fijó un término de treinta días, al final del cual las
partes debían volver `in jus' para recibir un juez." A continuación todo el procedimiento se realizaba
oralmente pero, debían sujetarse a los ritos que correspondían a cada acción, de los vocablos
solemnes Eugene Petit hace una detallada relación pero, debía determinarse el objeto del litigio.

Acerca del exagerado formalismo nos indica Eugene Petit que tal rigorismo había hecho odiosas
las acciones de la ley pues, aunque los ritos se habían divulgado, las partes corrían el peligro de
perder su proceso por el más ligero error. De allí que, antes del fin de la República, y al principio
del Imperio, vinieron las disposiciones legislativas a limitar la aplicación de las acciones de la ley y
hacer un nuevo procedimiento llamado formulario u ordinario: el procedimiento de derecho común.
Con el tiempo, las acciones de la ley fueron reemplazadas por el procedimiento formulario, llamado
así porque el magistrado redacta y entrega a las partes una fórmula; es decir, una especie de
instrucción escrita que indica al juez la cuestión a resolver, dándole el poder de juzgar.

En el procedimiento formulario, la instancia se organizaba mediante la comparecencia de las dos


partes. Estando presentes éstas o sus representantes, el demandante expone su pretensión y
designa sobre el edicto la acción que quiere ejercitar, pidiendo que le sea entregada la fórmula.
Con ello se abren los debates en seguida, pudiendo ocurrir que no baste un día o que el
demandado pida un término, transcurrido el cual, retorna el demandado y el proceso continúa.

En ocasiones, no se seguía el procedimiento ante el magistrado para que éste mandara el asunto a
un juez, sino que se planteaba el desarrollo del proceso ante el propio magistrado. A éste se le
llamaba procedimiento extraordinario. En éste, el magistrado, en lugar de enviar a las partes
delante del juez, decidía él mismo la disputa. Estos procedimientos extraordinarios se multiplicaron
hacia el final de la época clásica sobre todo en las provincias. Se proliferó el sistema de la
"denuntiatio litis" que era una notificación escrita al demandado, dirigida por el demandante, en la
que se contenía una notificación escrita del objeto de la demanda y del día fijado para comparecer.
Esta fórmula se permitió desde Marco Aurelio. Después de Constantino la "denuntiatio litis" dejó de
ser un acto privado, y un oficial público la redactaba haciéndola llegar al demandado. Este
procedimiento, muy usado en el siglo v, fue suprimido por Justiniano y reemplazado por el "libellus
conventionis", que era una verdadera citación, escrito por el magistrado a requerimiento del
demandante. Sus pretensiones están allí sumariamente expuestas y es transmitida por un "viator" o
ejecutor al demandado.

En la antigua legislación española, encontraremos algunos antecedentes de la demanda en el


Fuero juzgo y en las Siete Partidas. En el Libro II, Título II del Fuero juzgo" se establecen reglas
que regulan el inicio de los pleitos pero, no hay una determinación precisa de los requisitos que han
de llenar las demandas de los que fungen como actores y que sor: quienes inician el procedimiento
contencioso.

Diferente ocurre en las Siete Partidas," una de cuyas leyes determina que toda demanda, para que
se entienda hecha legalmente, debe comprender cinco cosas:

1o. El nombre del juez ante quien se hace; 2o. El actor que la hace; 3o. El del reo contra quien se
dirige; 4o. La cosa, cuantía o hecho sobre que se interpone; 5o. La razón o derecho con que se
entabla.

Tradicionalmente, los jurisconsultos han recogido el enunciado de los elementos que debe tener
una demanda en un dístico, enunciado en el idioma latín, y que reza:"

"Quia, quid, coram quo, quo jure petatur et a quo, ordine confectus quisque libellus habet."

Que, significa quien y alude al nombre del actor; Quid, significa lo que, por tanto, hace referencia al
objeto de la demanda, lo que el actor pide;

Coram quo, significa ante quien, por lo que apunta el requisito de señalar el órgano jurisdiccional
ante quien se acude a instaurar la demanda; Et a quo, significa de quien, por lo que alude al
demandado o reo, dado que es contra el demandado contra quien se dirige la demanda;

Del dístico latino transcrito la Curia Filipica Mexicana 1' indica: "Para que un escrito de demanda
sea bien formado debe contener estas tres partes sustanciales: 1o. Hecho, 2o. Derecho, y 31
Conclusión o pedimento."

En los mismos términos se produce el gran partidista de Derecho Procesal Civil del siglo pasado
Manuel de la Peña y Peña quien opina que son tres las partes esenciales de toda demanda:
"hechos, derecho y conclusión o pedimento".

Sugiere que en la relación del hecho deben guardarse tres cosas principales: claridad, precisión y
exactitud o buena fe. Manifiesta: "El hecho, pues, debe referirse de tal modo que fácilmente pueda
entenderse por cualquiera: debe por lo mismo evitarse todo cuanto pudiera ocasionar alguna
confusión. . ." En su concepto, la precisión produce la claridad "y por esto deben evitarse las
digresiones inútiles, los pasajes inconducentes y aun aquellas palabras que no significando
conceptos particulares y diversos, se oponen tanto a la naturalidad y sencillez que de suyo exige la
narración histórica de los sucesos que por primera vez se presentan. Mas al recomendarse en las
demandas la precisión, no se entienda que ha de observarse tal laconismo que por él fuera
imposible o difícil comprender la materia toda del pleito".

El estudioso español de la Práctica Forense 19 puntualiza los elementos que ha de llenar una
demanda en la siguiente forma:

"1. Sucinta exposición de los hechos y fundamentos legales.

"2. Numerándose unos y otros.

"3. Fijándose con precisión lo que se pide.

"4. Determinando la clase de acción que se ejercita y la persona contra quien se propone."

Opina este autor que jurar y protestar lo necesario, resulta superfluo, asimismo anota que, al final
de la demanda se pueden salvar los defectos que tenga la demanda pero, no los defectos graves.

El practicista español del siglo pasado Lucas Gómez y Negro " se pronunciaba por la claridad en
los escritos judiciales, entre ellos, la demanda que debería emplear términos fáciles de entender.

Sobre la misma claridad, el procesalista mexicano Demetrio Sed¡," al sugerir reglas esenciales para
formular una buena demanda, expresa: " en ella debe buscarse más que la concisión, la claridad, y
para ello, claramente debe fijarse.

La persona del actor, si la acción la ejercita en su propio derecho o como representante legal o
legítimo de otro, expresando el lugar y señas de su domicilio; 2°. La persona del demandado o
demandada, con la designación de sus nombres y calidades y domicilio si es conocido; 3°
Designación del tribunal ante quien se interpone la demanda; 4° Exposición de los hechos sobre
los cuales descansa la cuestión; 5° Los fundamentos de derecho y doctrinas jurídicas, conforme a
la jurisprudencia de los tribunales que se juzguen pertinentes al caso, y 6° La parte petitoria en la
que se fije con precisión la suma o la cosa que se reclame. También debe determinarse la clase de
acción que se ejercita".
En la Curia Filípica Mexicana," al hacerse referencia al contenido de la demanda, se hace un
enunciado detallado de requisitos que, por su interés, conviene transcribir:

"El hecho, pues, debe referirse de tal modo que fácilmente pueda entenderse por cualquiera; debe
por lo mismo evitarse todo cuanto pudiere ocasionar alguna confusión. Si el hecho sobre el que
estriba la demanda se compone de otros hechos o sucesos subalternos, será muy oportuno, y aún
necesario para la mayor claridad, referirlos todos por el orden cronológico en que se verificaren,
porque este enlace y curso sucesivo de tales hechos darán una idea cabal de todo el negocio y del
motivo o punto del pleito.

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