Cartas
Cartas
Cartas
planas donde mejor se refleja el instinto de prolongación, digámoslo así, del individuo
hacia la humanidad. Quizás porque el instinto de agradar es más imperioso en las
mujeres, hasta convertirse en arte lo que disimula, y porque adiestradas en este arte al
espejo, trasladan al papel su habilidad, sean las cartas de las mujeres superiores a las
de los hombres.
Pero...¡tantas las cartas, ¡ay!, que sin querer murieron! Cada carta es producción
independiente, que con alguna certidumbre revela el espíritu de quien la logró.
¡Cuantas cartas, Dios mío, en esta vida, debiéndose escribir no se han escrito! A veces
llegan cartas que nos dan la vida, que nos dan la calma.
Recuerdo cada letra, cada acento, cada silaba e incluso cada coma que contiene una a
una tus cartas. No puedo dejar de leerlas cada noche antes de acostarme y ya me las se
de memoria pero las que no puedo olvidar nunca fueron las ultimas que recibí...
“ ¡Posible es, Dios mío, que cuando yo me creía libre ya del dominio del amor,
cuando me persuadía haberle conocido, cuando me lisonjeaba de experta y
desilusionada haya caído como una victima débil e indefensa en las garras de hierro
de una pasión desconocida inmensa y cruel!...¡Posible es, Kevin, que yo ame ahora
con el corazón de una niña de 13 años!...¿qué es esto que por mí pasa?,¿qué es esto
que siento?...dímelo, porque yo no lo sé. Es nuevo para mí, te lo juro. Y yo he amado
antes que a ti, he amado, o lo he creído así, sin embargo, nunca, nunca he sentido lo
que siento ahora. ¿Esto es amor? No, hay algo más, no es amor solamente. Es el
infierno, que se ha venido a mi corazón.
Siempre tuya
Magnolia”
Ese día por fin supe como te llamabas “Magnolia”, el solo pronunciar tu nombre me
embriaga un olor suave a flores, y es que no puedo pensar en otra cosa mientras
conduzco por esta carretera tan desierta. No se porque que es lo que estoy haciendo,
pero lo cierto es que no puedo vivir si tus cartas, tengo que saber el porque has dejado
de escribirme, porque no tengo noticias tuyas. No te conozco, no se como eres, pero me
he enamorado de ti como un tonto, por algunas de tus cartas se que has estado en más
de uno de los conciertos que los chicos y yo hemos realizado a lo largo de este ultimo
año. ¿Dónde estarías situada mientas yo continuaba con el espectáculo? Rubia,
morena, pelirroja; alta, baja; gorda delgada; poco importa el físico, me he enamorado
de ti por lo que verdaderamente siente tu corazón, es imposible no amarte como te amo
y todo gracias a unas cartas que me enviaste. Hasta los chicos me decían que era una
locura, pero es mi locura y quiero hacerla realidad contigo a tu lado, hablo solo
mientas mis ojos están fijos en la carretera y mis pensamientos están en tus cartas...
“Tu debes comprender lo horrible de mis sufrimientos. Te adoro con toda la fuerza de
mi alma , te idolatro, te quiero como nunca he querido, como nunca volveré a querer
en la vida; pienso en ti a todas horas y te sueño todas las noches; y después de amarte
tanto como te amo, de adorarte tanto como te adoro, no puedo estar un momento solo
contigo, no puedo decirte una palabra cariñosa ni oír de tus labios una sola palabra
de ternura, porque te vigilan constantemente. Sólo dos veces he tenido la inmensa
dicha de estar a tu lado por unos minutos, que ha pasado como el relámpago, y quizá
nunca vuelva a ser tan dichosa.
Eternamente tuya
Magnolia”
Busco y busco en mis recuerdos, en los momentos que he estado con fans mientras
firmaba y me hacia alguna que otra foto, pero no se como eres, será el mismo destino
que juega conmigo haciendo que te quiera como te quiero y que te ame como te amo,
para que ese sea el único sentimiento sincero, es bien dicho que se quiere de corazón y
ese es el modo en que yo quiero y amo, por tus palabras y no por como eres
físicamente, pero que podemos hacer con eso, somos humanos y eso no se puede evitar,
cuando sentimos, sentimos y padecemos en todos los sentidos, no veo el momento de
llegar a mi destino, pero es que las ganas me matan y las horas se me hacen eternas...
“Hace algunos días pensaba que lo amaba, pero desde que le he visto nuevamente,
siento que lo amo aún mil veces más. Desde que lo conozco, lo he adorado cada día
más que el anterior, lo cual prueba que la máxima de La Bruyère, “el amor viene
todo de un golpe”, es falsa. Cada cosa, en la naturaleza tiene su propia forma de
crecimiento. Ah! Yo le ruego: déjeme ver algunos de sus defectos; sea menos bello,
menos gracioso, menos tierno y, sobre todo, menos bueno; nunca sea celoso, nunca
solloce; sus lagrimas me privan de la razón, queman mi sangre.
¿Quién serás? ¿Dónde estarás ahora? ¿En que estarás pensado? Daría todo lo que
fuera por saber que aún piensas en mi, que me sigues amando como el primer día y o
sin saber quien eras ya te amaba y ahora te amo más que a mi vida. Por fin, un lugar
donde puedo para un par de horas, para asearme y cambiarme de ropa, hasta que
pueda llegar a mi destino definitivo.
Ya tengo una habitación para poder asearme un poco y aunque no duerma y descanse,
se que la ducha me hará muy bien, pero descansar lo que se dice descansar, no puedo,
tus cartas me viene a la mente y no puedo dejar de pensar en ellas y de citarlas, porque
todas esas palabras me hacen ver una silueta que no tiene rostro y mientras me ducho
las recito lentamente y despacio mi amada Magnolia...
“Tu imagen me persigue las veinticuatro horas de día. Me levanto con tu fotografía
entre los dedos y me duermo (es un decir) contemplándola. Ahora me obsesionan las
zonas difusas de tu cuerpo: el hoyuelo donde tu garganta concluye, tu torso, tus
hombros, tu espalda. A veces te acaricio con los ojos con tal insistencia que llego a
percibir una sensación táctil. Entonces se hacen notorios los más insignificantes
accidentes de tu piel: los poros, el breve y brillante bello negro. A la noche, claro está,
me asaltan sueños libidinosos. ¡Esa cadenita mínima que rodea tu cuello! Anoche, en
mi duermevela, lo desataba morosa y amorosamente es un juego erótico elemental.
¡Qué turbación, mi amor! ¿Es posible, mi amor, que sigas despertando en mi el
erotismo sin tenerte a mi lado?¿Qué extraño bebedizo me has dado para seguir
ardiendo en mi pecho estos deseos incontenibles?
Cuando recibí esa penúltima carta, me arme de valor para enviarte una yo a ti, pero no
sabia donde enviártela ya que siempre el matasellos era distinto en todas y cada una de
las que recibí, solo una pista que me hizo tener esperanzas, ¿pero donde buscar?
¿dónde encontrarte y decirte todo lo que siento?. Pero lo peor llego cuando ya tenia mi
carta escrita para ti cuando recibí la ultima despidiéndote de mi...
“Ante todo, quiero asegurarte que mis sentimientos hacia ti siguen siendo tan fuertes
como siempre. Continuo estremeciéndome cada vez que te veo, como el primer día.
Me hace falta tu calor, tu ternura, tu compañía. Te necesito y te recuerdo,
especialmente en estos momentos de desesperación en que solo tu puedes sostenerme
fuerte entre tus brazos hasta que cese el temor, acariciándome y mimándome. Pero
nunca sucederá...
Sin embargo, recuerdo también esos dos únicos momentos en los que te tuve a mi
lado por una simple fotografía. Te escribo con el más angustioso temor que haya
sentido en mi vida. Me horroriza la idea de perderte para siempre ¿como perderte si
no te tengo? Pero, nada puedo hacer...Sé honesto ¿No crees que esto no llega a
ningún lado?
Perdóname si alguna vez te hice daño. Por mi parte, también te disculpo...Sólo que
tratare de borrar, con todas mis fuerzas, tu recuerdo. Me resultará muy difícil, y creo
que a ti también ya que no recibirás más cartas mías; pero créeme es lo mejor que
podemos hacer por el bien de los dos.
No queda entre nosotros otra palabra que el adiós, ni otro recurso que la despedida.
Te deseo buena suerte, y que puedas ser feliz con la mujer que te mereces.
Adiós para siempre,
Magnolia”
Aquella carta me hizo reaccionar y hoy por fin llego el momento de decirte lo que siente
mi corazón.
(Horas más tarde llego a su destino, frente a él una casita humilde apartada de todos y
de todos, rodeada de árboles en mitad de un frondoso bosque y junto a un lago en
cuyas orillas se podían ver los abetos que se alzaban ofreciendo un paisaje precioso,
como si de una postal se tratase. De la chimenea salía el humo de lo que antes eran
troncos de leña, esos que dan al quemarse calor en un día de frío. Pensaba mucho si
llamar a la puerta o simplemente observarla, pero no, decidió echar al buzón aquella
carta que escribió una vez y que esperaba que ella leyese tan pronto la tomase en sus
manos.
Bajo del coche con mucho cuidado, no sin antes haber tomado la carta que tenia en la
guantera del mismo, camino decidido y cuando por fin tenia el buzón al lado...)
- No, mejor no –miraba hacia la casa- igual se piensa que es una broma de mal
gusto y no quiero que piense eso –ponía la carta en el buzón y luego la volvía a
coger, estaba indeciso, pero el ruido de un motor de coche lo hizo reaccionar y
en un reflejo corrió a su coche dejando la carta dentro del buzón a la suerte del
destino, ya no había marcha atrás.
(Busco un sitio donde hospedarse, el pueblo más cercano estaba a tan solo unos veinte
minutos de donde vivía ella. Él deshacía su equipaje, al menos lo poco que había traído
ya que no sabia si el destino decidiría que ese era su lugar o por el contrario debería
alejarse de allí, ¿para que poner más ropa?. Ella abría el buzón y tomaba entre sus
manos una carta sin remite, miro a su alrededor buscando a la persona que la había
dejado allí, pero no hallo a nadie, así que entro en la casa mientras abría el sobre con
sumo cuidado...)
“ Amor:
Cuan dulce es para mi llamarte amor: quimérico, espontáneo, de corazón. Pero
saberte así, amor, ¡cuánto duele!, ¡cuánto cuesta! Saberte así, tan mía en mi
vivencia, y, sin embargo tan lejos de la realidad, provoca en mí un mundo inestable,
pero real de sentimientos...
Amor que duele cuando te impones tú a la realidad. Amor cuando presides cada acto
de mi vida. Amor que vive cuando todo se olvida, cuando sólo queda pensar en ti,
cuando te haces pasión y comprendo que es amor...TU...la mayor parte de mi vida.
Cuan egoístas se hacen mis antojos, cuanto más vigente estás en mi existencia. Pero
lo más importante es tu amor como el aliento de mis días. Por eso te llamo verdad, te
llamo vida...te llamo AMOR.
Kevin
PD: te esperare mañana al amanecer frente al lago, en el embarcadero, si no vienes
entenderé que ya no me amas y marchare como he venido, solo y sin tu amor.”
(No sabia que hacer, eso parecía más una broma que una cita ¿pero como saber si era
cierto que él estaría allí esperándola? Solo había una forma de saberlo, acudiendo al
embarcadero. La noche se hizo interminable, ella no podía dormir, se quedo mirando el
embarcadero, como la luna bañaba el agua con su plateada luz y él por el contrario lo
único que miraba era la luna, se preguntaba si ella la estaría viendo igual que él.
Seria cosa del destino pero faltaban pocas horas para que amaneciese, así que se
levanto, se aseo y se puso sus vaquero junto con una camiseta y su acostumbrada
chaqueta, tomo las llaves de su coche y regreso al lugar donde estuvo hacia escasas
horas. Acelero su paso ya que decido atravesar el bosque a pie, le encantaba respirar
el aire puro de la mañana de un nuevo día de un día especial para todos los
enamorados 14 de febrero San Valentín. Su rostro se puso triste al ver que en el
embarcadero no había nadie aún, sus manos en los bolsillos justo cuando empezaba a
amanecer, miraba el agua y poco a poco el sol le fue dando la mayor sorpresa de su
vida, tras él la mujer a la que amaba más que su vida le sonreía llena de felicidad. Fue
entonces cuando la vio por primera vez: su pelo largo y rizado descansaba ligeramente
a un lado de su cara, de ojos grandes y con una sonrisa preciosa, ella era su musa, su
diosa del amor, su Magnolia.
Se tomaron de las manos, se miraron a los ojos y no dijeron nada, un beso sello lo que
era un amor mágico y de ensueño, tan solo se separaron para solo una sola frase la
primera que se dirían apartir de ese 14 de San Valentín...)