Prehistoria

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Prehistoria

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Mapamundi de las migraciones de Homo sapiens, con el polo norte como centro. Los
patrones de migración están basados en estudios del ADN mitocondrial (matrilinear).
Los números representan miles de años. África es el punto de partida, leyéndose
desde la parte superior izquierda hasta América del Sur en el extremo derecho.

Estado social y tecnológico del mundo, hacia 1000 a. C.


Cazadores-recolectores
Pastores nómadas
Sociedades agrícolas simples
Sociedades agrícolas complejas/jefaturas
Estados
Deshabitado
La prehistoria (del latín præ-, «antes de», y de historia, «historia,
investigación, noticia», este último un préstamo del griego ιστορία) es, según la
definición tradicional, el período de tiempo transcurrido desde la aparición de los
primeros homininos, antecesores del Homo sapiens, hasta que tenemos constancia de
la existencia de documentos escritos,1 algo que ocurrió en primer lugar en el
Oriente Próximo hacia el 3300 a. C., y posteriormente en el resto del planeta.2 No
obstante, en su acepción clásica, se vincula con una prehistoria ligada a la
historia natural.

Según otros autores, la prehistoria terminaría en algunas regiones del mundo antes,
con la aparición de las sociedades complejas que dieron lugar a los primeros
estados y civilizaciones.

Según las nuevas interpretaciones de la ciencia histórica, la prehistoria es un


término carente de significado real en el sentido que fue entendido durante
generaciones. Si se considera a la Historia, tomando la definición de Marc Bloch,
como el «acontecer humano en el tiempo», todo es Historia existiendo el ser humano,
y la prehistoria podría, forzadamente, solo entenderse como el estudio de la vida
antes de la aparición del primer homínido en la tierra. Desde el punto de vista
cronológico, sus límites están lejos de ser claros, pues ni la llegada del ser
humano ni la invención de la escritura tienen lugar al mismo tiempo en todas las
zonas del planeta.

Por otra parte, hay quienes defienden una definición de esta fase o, al menos, su
separación de la Historia Antigua, en virtud de criterios económicos y sociales en
lugar de cronológicos, pues estos son más particularizadores (es decir, más
ideográficos) y aquellos, más generalizadores y por tanto, más susceptibles de
proporcionar una visión científica.

En ese sentido, el fin de la prehistoria y el inicio de la historia lo marcaría una


estructuración creciente de la sociedad que provocaría una modificación sustancial
del hábitat, su aglomeración en ciudades, una socialización avanzada, su
jerarquización, la aparición de estructuras administrativas, de la moneda y el
incremento de los intercambios comerciales de larga distancia. Así, no sería muy
correcto estudiar dentro del ámbito de la prehistoria sociedades de carácter
totalmente urbano como los incas y mexicas en América, el Imperio de Ghana y el
Gran Zimbabue en África o los jeméres en el sudeste asiático, que solamente son
identificados con este período por la ausencia de textos escritos que de ellos
tenemos3 (los mayas han entrado hace muy poco plenamente en la Historia al haberse
descifrado sus glifos, que tienen valor fonético, por lo que forman un sistema
completo de escritura).4

Se considera un campo académico o especialidad muy ligada a la Arqueología, la


Paleontología y la geología histórica.
Índice
1 Prehistoria, Historia y Arqueología
2 Prehistoria de África
2.1 África subsahariana
2.1.1 Paleolítico del África subsahariana
2.1.2 Edad de los Metales en el África subsahariana
2.2 Noroeste de África
2.2.1 Edad de Piedra en el norte de África
2.2.2 El metal y la entrada en la Historia del norte de África
3 Prehistoria de Oriente Próximo
3.1 Paleolítico en Oriente Próximo
3.2 Mesolítico en Oriente Próximo
3.3 Neolítico en Oriente Próximo
3.4 Edad de los Metales en Oriente Próximo
3.4.1 Edad del Cobre en Oriente Próximo
4 Prehistoria de Asia
4.1 Paleolítico asiático
4.2 Mesolítico asiático
4.3 Neolítico asiático
4.4 Edad de los Metales asiática
5 Prehistoria de Europa
5.1 Edad de Piedra europea
5.2 Edad de los Metales en Europa
5.2.1 Calcolítico europeo
5.2.2 Edad del Bronce en Europa
5.2.2.1 Bronce Antiguo en Europa
5.2.2.2 Bronce Medio en Europa
5.2.2.3 Bronce final en Europa
5.2.3 Edad del Hierro en Europa
5.2.3.1 Hallstatt
5.2.3.2 La Tène
5.2.3.3 La península ibérica durante la Edad del Hierro
6 Prehistoria de América
6.1 Periodo Lítico o Paleoíndio
6.2 Periodo Arcaico
6.2.1 Arcaico Temprano
6.2.2 Arcaico Tardío
6.3 Periodo Formativo
6.4 Umbral de la historia americana
7 Véase también
8 Referencias
9 Bibliografía
10 Enlaces externos
Prehistoria, Historia y Arqueología
Artículo principal: Historia y teoría de la Arqueología
Véase también: Arqueología
Desde el punto de vista más tradicional, se considera que la arqueología
prehistórica es una especialidad científica que estudia, por medio de la
excavación, los datos de este periodo de la Historia que ha precedido a la
invención de la escritura. Los restos arqueológicos son la principal fuente de
información y para estudiarlos se utilizan numerosas disciplinas auxiliares, como
la física nuclear (para efectuar dataciones absolutas), el análisis por
espectrómetro de masas (de componentes líticos, cerámicos o metálicos), la
geomorfología, la edafología, la tafonomía, la trazalogía (para las huellas de
uso), la paleontología, la paleobotánica, la estadística no paramétrica, la
etnografía, la paleoantropología, la topografía y el dibujo técnico, entre otras
muchas ciencias y técnicas. De manera que hay un gran número de personas que
consideran a la prehistoria como una especialidad dentro de la Historia, pero mucho
más tecnificada y pluridisciplinaria.

La metodología de base para la obtención de datos en la prehistoria es la


Arqueología, por lo que hasta hace muy poco Prehistoria y Arqueología eran
confundidas constantemente. En los ámbitos académicos de la Europa continental, la
prehistoria es una especialidad de la Historia, siendo habitual que haya
departamentos de Prehistoria dentro de las facultades de Historia y también es
normal que la financiación de las investigaciones corra a cargo de instituciones de
orientación humanística o la propia administración estatal. En cambio, en América y
las islas británicas, la Prehistoria está siendo supeditada a la Arqueología
(Arqueología procesual), la cual, a su vez, suele verse como una especialidad de la
Antropología, cuyo alcance, en cualquier caso, no se limita a las fases
preliterarias de la Historia, sino a cualquier periodo pretérito, aunque sea muy
reciente. Además, la organización de los departamentos de Arqueología anglosajones
suele ser diferente al asociarse a menudo a las Ciencias Naturales, incluyendo
laboratorios propios y sistemas de financiación ligados a organismos enfocados a
tales ciencias (en Estados Unidos, por ejemplo, la National Science Foundation y en
Gran Bretaña el Natural Environment Research Council) o fundaciones más
relacionadas con el sector privado.5

Los últimos estadios de la prehistoria, la protohistoria, englobarían, según


algunas interpretaciones, los periodos sin escritura de ciertas culturas
contemporáneas de los pueblos históricos, cuyos textos nos dan una información
adicional sobre estos grupos ágrafos, y según otras, aquellas sociedades en proceso
de formación de un estado, pero que no tienen escritura. Estas definiciones son
bastante limitadas, siendo la primera escasamente útil fuera del ámbito europeo.
Así, debido a la complejidad del concepto, este es poco usado y las culturas
protohistóricas suelen incluirse tanto en el estudio de la prehistoria como en los
primeros momentos de la Historia antigua.

Cronología prehistórica.png
Prehistoria de África
África es la cuna de la humanidad y es en la actualidad el continente en el que más
poblaciones siguen utilizando tecnologías prehistóricas. Resulta fácil concluir que
la prehistoria de África es la más larga y compleja de todo el globo.6 Pero esto no
siempre fue visto así, ya que durante el siglo XIX y hasta mediados del XX se
adjudicaba a Asia nuestro origen. Esta teoría era la consecuencia de que los
fósiles de homininos más antiguos con los que se contaba entonces procedían de
allí: el Hombre de Java y el de Pekín. Tal visión cambió radicalmente con los
trabajos realizados en el África austral y oriental, y publicados a partir de los
años cincuenta del siglo XX, que remontaron la antigüedad de los fósiles africanos
(de Australopithecus y Homo) a cuatro millones de años atrás.7

África subsahariana
En el África subsahariana nacieron y evolucionaron buena parte de las especies de
homininos antepasados nuestros. De allí salió Homo ergaster para colonizar Asia y
Europa, Homo antecessor hacia la península ibérica y, finalmente, Homo sapiens para
dominar todo el mundo.89 Posteriormente, el corazón del continente vio como
florecieron importantes culturas que fueron decayendo, unas por su propia dinámica
interna y, otras por la continua sangría provocada por la explotación colonial y/o
esclavista iniciada en tiempos de los cartagineses, y perpetuada por los romanos,
los árabes y los europeos (estos últimos a partir de la Edad Moderna).

Paleolítico del África subsahariana


En África subsahariana para el Paleolítico suele utilizarse la periodización
anglosajona, aunque ésta obvia toda la fase de desarrollo correspondiente al género
Australopithecus:
ESA (Early Stone Age o Edad de Piedra temprana) se refiere al periodo comprendido
desde la aparición del primer miembro del género Homo, hace más de dos millones y
medio de años, hasta hace unos 200 000. Se divide en dos etapas tecnológicas:
olduvayense o modo técnico 1 y achelense o modo técnico 2.

La garganta de Olduvai 2011.


La industria olduvayense es la más antigua del mundo. Aunque recibe su nombre del
yacimiento epónimo de Olduvai, en Tanzania, los hallazgos más antiguos aparecen más
al norte, en Etiopía, concretamente en la cuenca del río Omo, donde la
investigadora francesa Hélène Roche ha datado herramientas talladas en el arroyo de
Kada Gona (Afar), por medio del potasio-argón, en 2,6 millones de años de
antigüedad. La olduvayense es una industria compuesta, fundamentalmente, por cantos
tallados y lascas. Se atribuye normalmente al Homo habilis o al Homo rudolfensis,
aunque según ciertos investigadores las especies más inteligentes de
Australopithecus (por ejemplo el Australopithecus garhi) también pudieron elaborar
herramientas, lo cual plantea numerosas controversias.
La industria achelense apareció hace 1,5 millones de años, al parecer ligada a una
nueva especie humana, probablemente Homo ergaster,10 aunque existe un cierto hiato
evolutivo en cuanto a los fósiles de este periodo. El Achelense africano, sin duda
el originario, se caracteriza por el empleo del bifaz, el hendidor, el canto
tallado, la raedera, los denticulados y una serie de técnicas y métodos de talla
relativamente avanzados (método Levallois y sus variantes africanas, que son muchas
más que las europeas).
MSA (Middle Stone Age o Edad de la Piedra intermedia), es el periodo que va desde
hace 200 000 años hasta hace 30 000. Se desarrollaron industrias muy parecidas
entre ellas, para las que se han establecido numerosas variantes regionales
basadas, sobre todo, en la influencia de la materia prima local, que parece
condicionar la tecnología y la tipología lítica.
En el África oriental y austral (Pietersburg y Bambata) destaca el Stillbayense,
que se extiende por el sur de África hasta Rodesia y la zona oriental. Se
caracteriza por las raederas, las puntas triangulares, las puntas foliáceas
bifaciales y las lascas laminares. Otra industria propia de las llanuras de
Sudáfrica es el Fauresmithiense, que tiene un fuerte componente Levallois y piezas
de tradición achelense (bifaces, hendidores...), pero de pequeño tamaño. Las
industrias de África central son más arcaicas, como el Sangoense, que parece un
Achelense tardío. Es difícil atribuir grupos humanos a cada una de esas industrias;
quizás las más arcaicas correspondan a Homo rhodesiensis y las más evolucionadas a
los primeros Homo sapiens (tal vez a Homo sapiens idaltu u otra subespecie, cuyos
restos se documentan en los yacimientos de Border Cave y Klaisies River Mouth,
Sudáfrica, y en Herto, Etiopía).
LSA (Late Stone Age o Edad de Piedra tardía) es el último periodo del Paleolítico
del África subsahariana. Las industrias típicas del África oriental son núcleos
discoides, piezas foliáceas bifaciales y microlitos geométricos. En África central
tenemos el Lupembiense, cuyos artefactos más característicos son unos espesos picos
foliáceos finamente retocados. En el sur de África encontramos la cultura
aparentemente más sofisticada, el Wiltoniense, de características microlíticas y
laminares que fue extendiéndose hacia el norte y perduró hasta épocas históricas,
incorporando numerosas innovaciones (llegando incluso, a neolitizarse
parcialmente). Por último, en el Sahel hay industrias emparentadas con el periodo
anterior y con rasgos protoneolíticos, como ocurre con el Gumbiense de Etiopía (un
pueblo de pastores nómadas que conocían la cerámica). En muchos de estos lugares
tales tecnologías se mantuvieron sin apenas evolución hasta la expansión bantú o
hasta la colonización europea (por ejemplo, la cultura Gwisho).
Edad de los Metales en el África subsahariana

Escultura nigeriana del siglo XVI.


La metalurgia en la región subsahariana no pasó por las clásicas fases del Viejo
Mundo (cobre, bronce y hierro), apareciendo solo evidencias de fundición del hierro
y en unas fechas muy tempranas respecto a Europa. Hasta mediados de los años
setenta del siglo XX se relacionaba la expansión lingüística del grupo bantú por
África central y austral (a partir del siglo V a. C. y a costa de, sobre todo, las
lenguas joisanas) con la del metal. Pero los datos arqueológicos posteriores han
desmentido este modelo de tradición colonialista. Así, las dataciones más antiguas
relacionadas con artefactos férreos se sitúan hacia el 1800 a. C. en lo que
actualmente es el desierto de Níger. Sobre el 1300 a. C. para algunos puntos de
África oriental, el 900 a. C. en el área del Congo y el 500 a. C. en Zambia y
Zimbabue.11

El proceso lingüístico bantú está todavía lejos de ser bien comprendido y los
estudiosos sostienen diversas teorías acerca de su génesis y desarrollo.11 Puede
que los Nok de Nigeria, que vivían en los valles de los ríos Níger y Benué, y eran
capaces de fundir y forjar el hierro hace 2500 años estén relacionados con el
origen de los bantúes, aunque no hay pruebas.

Aunque la mayoría de los grandes reinos de África centro-occidental mantuvieron


fuertes lazos de dependencia comercial con las áreas islámicas, ya históricas, del
norte, sus fuentes narrativas siguieron estando basadas en las tradiciones orales.
Tenemos noticias de ellos gracias a los viajeros y misioneros musulmanes que
alcanzaron el centro del continente y dejaron constancia en sus escritos. Ese fue
el caso de un geógrafo que describió en el siglo VIII el Imperio de Ghana. Los
registros orales fueron puestos por escrito en árabe gracias a historiadores de
Tombuctú, que durante el siglo XVII recogieron tradiciones que se remontaban a los
siglos XIII-XIV, relacionadas con el Imperio de Malí. En cambio, del Imperio
Monomotapa, que floreció entre los siglos XI y XV gracias a los contactos
comerciales con los musulmanes asentados en la costa del Índico, no hay documentos
escritos hasta la llegada de los portugueses.12

Noroeste de África
El África mediterránea tuvo, durante la Edad de Piedra, una periodización
equivalente a la europea, Paleolítico y Neolítico. Después, la influencia de la
civilización egipcia y la llegada de colonizadores fenicios aceleraron el ritmo
evolutivo respecto a Europa.

Edad de Piedra en el norte de África


El Paleolítico inferior y medio están bien representados desde fechas muy
remotas.13 Así, hay numerosas evidencias del olduvayense y del achelense (más en el
Magreb que en la zona del Nilo), pudiéndose añadir a las industrias líticas
diversos tipos de restos humanos (la mandíbula de Ternifine, en Argelia, que podría
ser atribuida a Homo heidelbergensis o el cráneo de Jebel Irhoud, en Marruecos, de
aspecto neandertaloide). Durante este periodo existe similitud entre los grupos
norteafricanos y los de Europa occidental.
La cultura ateriense parece romper esa tendencia y separa la evolución técnico-
cultural (especialmente en la zona del Sáhara) de la de sus vecinos. Aunque es
similar al musteriense (modo técnico 3) en algunas de sus técnicas líticas, tiene
sus propias particularidades que lo diferencian de aquel, como serían la costumbre
de elaborar utensilios pedunculados o una cronología que no podría ubicarse en las
fases de la prehistoria europea (48 000 a. C.-30 000 a. C., aunque haya constancia
de su pervivencia durante al menos diez mil años más).

Punta pedunculada típica del Ateriense

Cráneo neandertaloide de Jebel Irhoud (Marruecos)

Cráneo tipo Mechta el-Arbi, con avulsión de incisivos.


La cultura iberomaurisiense es también exclusiva del norte de África, especialmente
de las costas magrebíes. Su prolongada cronología se solapa con el Ateriense y
parece abarcar el equivalente a todo el Paleolítico superior europeo, apreciándose
en él una clara evolución. Se trata de un complejo cultural con industria ósea bien
desarrollada y una industria lítica a base de hojas. Con el tiempo tendió a la
microlitización, primero laminar y luego geométrica, atestiguándose un temprano
empleo de la técnica del golpe de microburil. En cuanto a los restos humanos,
destacan los de Mechta el-Arbi (Argelia), de tipo cromañoide.
La cultura capsiense es otro grupo cultural de origen claramente magrebí.14 Sus
comienzos se sitúan hacia el 8000 a. C., dentro del Epipaleolítico local. Destaca
por la abundancia de materiales, entre los cuales se encuentran útiles laminares y
microlíticos (los hay foliáceos de bella factura), junto a las características
botellas fabricadas en huevos de avestruz y los abundantes concheros. La caza, la
recolección y el marisqueo debieron ser las fuentes principales de sustento. Hacia
el quinto milenio se convirtieron en semisedentarios, adoptando la ganadería
(complementada con una agricultura muy rudimentaria) y utilizando la cerámica. Por
todo ello, en esta fase final se habla de un Neolítico de tradición capsiense.

Principales yacimientos del Iberomaurisiense y del Capsiense en el Magreb.

Figurilla protodinástica de Maadi.


El Neolítico de la zona del Nilo es particularmente avanzado, con dos focos
principales situados respectivamente en el Delta (Merimdé), y en el alto Egipto (el
Badariense).15 Aunque ambas tienen sus propias particularidades y diferencias,
comparten ciertos rasgos que permiten sostener que existían relaciones entre ellas.
Tenían grandes asentamientos completamente sedentarios, cuya economía se basaba en
la agricultura y la ganadería. Sus cabañas, hechas con barro, ramas y cañas,
contienen hogares, silos para el grano e incluso inhumaciones en fosa con ajuar. La
cerámica es variada, mostrando modelos monocromos y otros pintados, y el resto de
la cultura material es muy rica: hay cuchillos de sílex con una talla primorosa
(tal vez ceremoniales), paletas de esquisto para la mezcla de pigmentos, productos
para la confección de tejidos, puntas de flecha, ornamentos en piedras
semipreciosas (a menudo importadas), estatuillas de animales y de personas, y (en
la etapa final) piezas de cobre. Estos grupos culturales se inscriben en el llamado
periodo predinástico de Egipto y son considerados como la etapa previa a la entrada
de Egipto en la Historia.
El metal y la entrada en la Historia del norte de África
El Nilo: La eclosión de la civilización egipcia se inició ya en el IV milenio a. C.
con el surgimiento de numerosas ciudades, los primeros jeroglíficos y la aparición
de dos grandes estados (el Alto y el Bajo Egipto) en el periodo llamado
Protodinástico. Estos estados acabaron siendo unificados por el primer faraón, el
rey Narmer, aproximadamente en el 3150 a. C. De este modo, la zona oriental de
África entró muy tempranamente en la Historia y, además, se convirtió en un foco de
irradiación cultural que no solo afectó al Mediterráneo, sino también a gran parte
del continente africano.

Paleta conmemorativa del primer faraón, Narmer

Cita sobre pueblos líbicos en la estela de Merenptah

Estela púnica de la diosa Tanit

Tumba del rey númida Masinisa

Líbico representado en una tumba egipcia.


El Magreb, en cambio es un caso muy diferente.16 Mientras que durante el segundo
milenio antes de nuestra era buena parte del Mediterráneo comenzaba a ser recorrido
por navegantes a la búsqueda de materias primas como el cobre y el oro, el Magreb
quedaba al margen de este flujo de contactos e intercambios económico-culturales.
La etnia bereber, de la que se desconoce su procedencia (aunque los estudiosos
creen que su lengua es de orígenes afroasiáticos), era predominante en la región.
La primera noticia de este grupo humano procede de textos egipcios datados en el
2300 a. C., donde se les denomina «téhménow»; posteriormente los citaron en el año
1227 a. C. cuando parece que atacaron el Delta, pero esta vez ya se les denominó
libou, es decir, libios. Desde entonces los textos clásicos se refirieron a los
indígenas del Magreb como pueblos líbicos. Sus restos funerarios se componen de
cistas bajo túmulo, dólmenes (mucho más tardíos que los del occidente europeo) y,
en los momentos finales, unos pequeños hipogeos llamados haouanets (por ejemplo,
los de Debbabsa, en Túnez).
Desde finales del segundo milenio a.C. se cree que los fenicios frecuentaban las
costas del Magreb, fundando las primeras factorías en torno al 1100 a. C. Éstas
fueron Útica (cerca de Bizerta) y Oea (en los alrededores de Trípoli), aunque la
más importante fue, sin duda, Cartago, en el 814 a. C. La influencia ejercida por
los cartagineses se plasmó en la aparición, a partir del siglo V a. C., de las
primeras monarquías indígenas en la propia Cirenaica (los colonos griegos hablan
del rey Battus, fundador de la dinastía de los Batíadas), en Ghana y en Numidia
(donde uno de sus reyes, Masinisa, se hizo legendario por sus cambios de bando en
la Tercera Guerra Púnica). Asimismo, los púnicos introdujeron también mejoras
agropecuarias, el hierro, el torno de alfarero, la acuñación de moneda y,
finalmente, propiciaron la invención de un tipo propio de escritura: el «alfabeto
líbico» o tifinagh, que, ha sobrevivido hasta la actualidad entre ciertas tribus de
tuaregs.

Inscripciones en alfabeto líbico de la cueva de Tafira (Argelia).


Prehistoria de Oriente Próximo
En nuestro ámbito se suelen usar indistintamente las expresiones "Oriente Medio" y
"Oriente Próximo" para designar a la región del Oriente más próxima a Europa, que
es sinónimo de Asia sudoccidental. En cualquier caso, desde el punto de vista
histórico, el Oriente Próximo es lo que se denomina una zona nuclear, la cual
irradió continuas innovaciones y cambios que influyeron decisivamente en el
desarrollo tecnológico y social de toda Eurasia.

Paleolítico en Oriente Próximo


El yacimiento de Mugharet et-Tabun (Israel), ofrece una secuencia casi completa de
este periodo: las industrias más antiguas son del achelense final (pertenecientes
al modo técnico 2), seguidas de niveles con típicas industrias musterienses (modo
3) y, ya en los superiores, piezas laminares auriñacienses (modo 4).

Paleolítico inferior: la presencia del ser humano en la zona está documentada en


Dmanisi (Georgia), con la aparición de unos restos denominados Homo georgicus,
relacionados con Homo erectus y Homo ergaster. Datados en 1,85-1,6 millones de años
de antigüedad, aparecieron acompañados de una cultura material muy tosca, de
tradición olduvayense (modo 1).
Los primeros bifaces se encontraron en Ubeidiya (Israel), junto a restos humanos
muy antiguos. El achelense típico de la zona comprendería desde hace algo más de
800 000 años hasta unos 150 000 años antes del presente (AP).

Cráneo de Dmanisi

Bifaz de Um Qatafa

Punta de El-Wad
Hojita Dufour

Paleolítico medio: es muy similar al de toda la cuenca mediterránea, ocupada en


aquella época por el Homo neanderthalensis, aunque los fósiles humanos conocidos en
la base de la secuencia temporal poseen rasgos casi idénticos a los primeros Homo
sapiens que aparecen en la MSA africana, con una antigüedad probada de unos 100 000
años. Han sido hallados en los yacimientos de Skhul y Qafzeh. En cambio, los
neandertales son, cronológicamente posteriores, datados alrededor de 60 000 años AP
en las cuevas de Amud y Kebara. Todo parece indicar que los humanos modernos
llegaron a Oriente Medio desde África antes de que los neandertales llegasen desde
Europa. Quizás se encontraron allí o puede que los primeros ya se hubieran ido. El
caso es que ambas especies de homininos compartían algunos rasgos culturales:
utilizaban la misma tecnología lítica, la musteriense, controlaban el fuego y
enterraban a sus muertos.17
Artículo principal: Domesticación del fuego
Paleolítico superior: parecen diferenciarse dos complejos tecnológico/estilísticos
paralelos, ambos con microlitos. Por un lado, estaría el Ahmariense, que se
caracteriza por una tecnología laminar formada por piezas de dorso y cuchillos,
aunque el fósil director es la punta de base retocada o punta de El-Wad. Por otro,
distinguiríamos el Auriñaciense levantino, procedente de Europa oriental y que se
caracteriza por grandes lascas y gruesas hojas que servirían de soporte para
raspadores, buriles y hojas con retoque escamoso; destacarían además las hojitas de
Dufour y la industria ósea.
Mesolítico en Oriente Próximo
Comenzó al finalizar la última glaciación. La caza y la recolección siguieron
siendo básicas para la supervivencia humana (se inventaron el arco y las flechas),
pero, en algunas regiones, los nómadas se fueron transformando en semisedentarios,
la caza se especializó en unas pocas especies, intensificándose, y la recolección
se convirtió en forrajeo organizado. Así surgieron los grupos mesolíticos más
significativos de la región: los natufienses, que vivían en pequeños poblados,
asociados a silos, y poseían diversas herramientas para cosechar y elaborar
cereales panificables.

Neolítico en Oriente Próximo

El Creciente Fértil.
Datado hacia el 8000 a. C. en la región denominada Creciente Fértil, es decir,
Mesopotamia (hoy en día Irak), regiones adyacentes de Turquía e Irán, así como
Canaán (actualmente Siria, Jordania, Israel y Palestina). Es una de las áreas
nucleares de la neolitización, considerada la más antigua. Allí se domesticaron
algunas de las especies de animales básicas para dar lugar a los inicios de la
ganadería y se comenzaron a cultivar ciertas plantas sin las cuales no
entenderíamos la agricultura. Además:

Se modificaron algunas herramientas, como las hachas pulimentadas.


Se recombinaron elementos conocidos para crear otros nuevos: la cerámica y los
tejidos.
Se fundaron los primeros poblados estables (sedentarización).
Por primera vez se produjeron alimentos y otros productos en mayor cantidad de la
necesaria, creando excedentes.
Se produjo un fuerte aumento demográfico que hizo que alguna aldea se convirtiera
en proto-ciudad: Jericó (Cisjordania).
Edad de los Metales en Oriente Próximo
Aunque en el Próximo Oriente el desarrollo de la metalurgia del bronce coincidió
con la aparición de documentos escritos y el nacimiento de las primeras
civilizaciones (dejando sin sentido que tratemos la Edad de los Metales como una
etapa prehistórica global), la fase calcolítica sigue siendo todavía prehistórica.
Edad del Cobre en Oriente Próximo

Estatua de Kurlil, procedente de las inmediaciones del templo de Ninhursag en El


Obeid (dinastías arcaicas).
El Calcolítico o Eneolítico es la Edad del Cobre (en griego cobre se dice Χαλκός =
khalkós). El cobre comenzó a ser utilizado durante el Neolítico en forma de objetos
martillados a partir de pepitas de metal nativo. Las primeras evidencias
corresponden a la cueva de Shanidar (montes Zagros, Irak), donde se hallaron
colgantes hechos con cuentas de cobre en niveles correspondientes al 9500 a. C., o
sea, del Neolítico inicial.18 Empezó a ser fundido en el sur de Anatolia y el
Kurdistán durante el VI milenio a. C. para realizar punzones, agujas y adornos,
mientras se seguían utilizando las mismas herramientas líticas (o de otros
materiales) del Neolítico, ya que los artefactos metálicos eran menos eficaces que
los de sílex u obsidiana.

En Mesopotamia la metalurgia del cobre (y del plomo) aparece en los complejos


culturales de Samarra (Irak) y Tell-Halaf (Siria), hacia mediados del VI milenio a.
C. En ambos se había empezado a practicar la agricultura de regadío y se elaboraron
cerámicas hechas a mano de alta calidad. Los grupos halafienses construyeron
santuarios, realizaron pequeñas esculturas y utilizaban sellos. En el sur
mesopotámico destacan el yacimiento de Eridu, donde se construyó un templo de
pequeño tamaño, y El Obeid, que nos ha legado cerámica hecha a torno, armas y
adornos de metal, así como templos monumentales que anticipaban los posteriores
zigurat.

Desde el 5000 a. C. en Ugarit (Siria) y desde el 4500 a. C. en Palestina y Biblos


(Líbano) comenzaron a manufacturarse pequeñas cantidades de objetos metálicos que
en el caso de Biblos no solo fueron de cobre sino también de oro y plata.

A pesar de que los fósiles directores de esta fase son los objetos de cobre
fundido, la metalurgia no es la principal innovación asociada con este período.
Complejos procesos como la intensificación de la producción, la especialización
artesanal o la estratificación social provocaron una serie de fenómenos que
desembocaron en la aparición de las primeras sociedades complejas o preestatales,
que se transformaron durante el Bronce antiguo en estados.

Véase también: Anexo:Períodos prehistóricos de Oriente Próximo


Prehistoria de Asia
Paleolítico asiático

Cráneo del denominado "Hombre de Pekín", un Homo erectus.


Paleolítico inferior: el primer humano documentado en Asia (exceptuando Oriente
Próximo, visto más arriba) es el Homo erectus, hallado en China occidental y Java
(Indonesia), con unas antigüedades respectivas de 1,7 y 1,3 millones de años AP.
Tradicionalmente se ha creído que más allá de la actual India sólo había artefactos
líticos pertenecientes al modo técnico 1, pero recientemente se han descubierto
bifaces (modo técnico 2) en Mongolia, Vietnam y una región china limítrofe con este
último país. Zhoukoudian, cerca de Pekín, es uno de los yacimientos clásicos, donde
se han encontrado abundantes restos de homininos, fauna, flora, industria lítica y
de uso del fuego.19
Paleolítico medio: en India, China y el Sudeste asiático se desarrollaron también
tecnologías líticas de lascas obtenidas mediante el método Levallois (modo técnico
3), aunque no serían propiamente musterienses y siguieron siendo utilizados
abundantemente los cantos tallados.20
Paleolítico superior: Homo sapiens desplazó al H. erectus en todo el continente.
Hay industrias líticas laminares, lascas y raspadores en el macizo de Altái (a
partir del 43 000 AP), China, India, Pakistán, Sri Lanka (desde el 33 000 AP),
Tailandia, Borneo (con pinturas rupestres), Corea y Japón (poblado a partir del 25
000-20 000 AP).21
Mesolítico asiático
Al este del Oriente Próximo los grupos epipaleolíticos/mesolíticos son poco
conocidos, aunque se han encontrado industrias microlíticas en India (Madrás y
Guyarat), en Tailandia, Indonesia, China, Manchuria, Mongolia, Corea y Japón.
Corresponden a grupos que practicaban la recolección, la caza, la pesca y el
marisqueo.22

Neolítico asiático
Tanto el Subcontinente indio como Asia Oriental y el Sudeste asiático son
considerados por la mayoría de los investigadores como áreas nucleares en la
neolitización.

Subcontinente indio: a principios del VII milenio a. C. comenzaron a formarse


aldeas estables de carácter agropecuario en el alto Indo, que, posteriormente, se
extendieron hacia el sur. Durante el VI milenio a. C. ocurrió algo similar en el
alto Ganges.
Asia oriental: a finales del VII milenio a. C. se desarrolló un núcleo neolítico
autóctono en el Amarillo alto, donde se cultivaba mijo y se domesticaron el cerdo y
el perro, mientras en la China meridional se comenzó a cultivar el arroz.
Sudeste asiático: en el VI milenio a. C. en el norte de Tailandia se domesticaron
los guisantes y las habas.23

Figurilla femenina correspondiente a la cultura del valle del Indo (hacia 2500-1900
a. C.).
Edad de los Metales asiática
La metalurgia del cobre está presente en la cultura urbana del valle del Indo (o de
Harappa), que se desarrolló independientemente de las civilizaciones del Creciente
Fértil entre 2700-1700 a. C. Harappa o Mohenjo-Daro fueron auténticas ciudades con
casas de adobe y ladrillo estandarizados, urbanismo reticular formando barrios, con
murallas y centros ceremoniales. El cobre sirvió inicialmente para producir bienes
de prestigio y después para fabricar herramientas y armas.24

En los valles de los ríos chinos Amarillo y Yangtsé se ha documentado la metalurgia


del cobre desde mediados del IV milenio a. C., pero no está claro si es autóctona o
importada de otras regiones asiáticas. En los grupos calcolíticos de Longshan se
aprecian las primeras formas protoestatales, que dieron lugar a la cultura de
Erlitou, muy relacionada con la primera dinastía conocida, la Xia y con la
generalización del uso del bronce. En Vietnam y Tailandia el cobre fundido se fecha
durante el III milenio a. C., pero su conocimiento es de clara influencia india y
china. El bronce aparece en Siam a principios del II milenio a. C.; posteriormente,
en Vietnam se elaborarán los sofisticados tambores de bronce Dong Son.252627

Prehistoria de Europa

Excavación del yacimiento de Gran Dolina en Atapuerca. En el nivel TD-10, que se


observa donde se encuentra el mayor grupo de excavadores, aparecieron herramientas
del Paleolítico medio. El nivel inferior, situado debajo de los andamios, es TD-6,
donde se han encontrado herramientas del Paleolítico inferior.
Artículo principal: Prehistoria de Europa
Durante toda su prehistoria, el continente europeo fue tributario de las
tradiciones culturales de África y Oriente Próximo. Si exceptuamos la cultura
musteriense y quizá la auriñaciense, así como el desarrollo del arte paleolítico,
el megalitismo, el vaso campaniforme o la cerámica cordada, buena parte de la
evolución registrada durante esta fase es el resultado de importaciones foráneas.
Solo el desarrollo de la cultura clásica grecorromana (ya histórica) puso a Europa
a la altura de las grandes civilizaciones de otros continentes.28

Edad de Piedra europea


La Edad de Piedra europea sigue dividiéndose en tres etapas, siguiendo las
propuestas de John Lubbock, que en 1865 separó el Paleolítico y el Neolítico. A
estas se unió posteriormente el Mesolítico/Epipaleolítico, gracias al
descubrimiento del tardenoisiense por Gabriel de Mortillet, realizado entre 1885 y
1897.29 La definición de las tres Edades de la Piedra fue precisada y enriquecida
por las propuestas de Henri Breuil en 1932. Desde entonces, aunque se hayan
revisado las referencias y muchos conceptos erróneos, esta división apenas ha
sufrido alteraciones relevantes.

El Paleolítico es el periodo más antiguo y largo de la historia europea, comenzando


hace aproximadamente un millón de años con la llegada de los primeros humanos: Homo
ergaster u Homo antecessor. Posteriormente aparecieron otros tipos característicos
del continente: Homo heidelbergensis y Homo neanderthalensis. Homo sapiens sapiens
llegó desde África hace unos 50 000 años. Paralelos a la evolución humana se
produjeron cambios culturales: durante el Paleolítico inferior la cultura dominante
en Europa fue el achelense y en el Paleolítico medio encontramos el musteriense,
propio del hombre de Neandertal, aunque quizá el Châtelperroniense sea un epígono
de este tipo humano. Con la llegada del hombre moderno30 se sucedieron el
auriñaciense, gravetiense, solutrense y magdaleniense (todos ellos pertenecientes
al modo técnico 4). Otros elementos importantes para comprender el Paleolítico son
las continuas oscilaciones climáticas denominadas glaciaciones, el predominio de
una economía de caza-recolección y el desarrollo del arte a partir de la llegada
del Homo sapiens.

Bifaz, el artefacto más típico del Achelense.

Proyectiles óseos del final del Paleolítico y del Epipaleolítico.

La punta de Tardenois es un microlito típico del Mesolítico.

Tumba mesolítica de Téviec


(Morbihan, Francia).
El Epipaleolítico/Mesolítico se refiere al periodo que transcurre desde el final
del último periodo glacial (hace unos 12 000 años) hasta el comienzo del Neolítico
(hace unos 5000 años). Actualmente se discrimina entre grupos epipaleolíticos
(aquellos que mantienen el modo de vida propio del Paleolítico, sin cambios
sustanciales, como ocurre con el Aziliense, por ejemplo) y grupos mesolíticos
(aquellos que muestran una tendencia propia a evolucionar hacia la sedentarización
y otros rasgos propios de lo que luego será el Neolítico, como podría ser el caso
del Tardenoisiense).

El Neolítico en Europa.
El Neolítico llegó a Europa en el sexto milenio a. C., procedente del Oriente
próximo y a través de la península balcánica y la cuenca Mediterránea, aunque hay
constancia ya en el VII milenio a. C. de cronoculturas protoneolíticas en los
Balcanes: se trata de pueblos acerámicos, con una agricultura rudimentaria e
itinerante, con ganadería y numerosas pervivencias mesolíticas (caza, pesca y
recolección, hábitats en cuevas, sin hachas pulimentadas, etc.). Aunque los
primeros poblados sedentarios son muy pequeños, pronto se desarrollaron yacimientos
como Sesklo o Nea Nikomedia, ambos sobre elevaciones del terreno, con murallas y
bastiones y, en su interior, construcciones rectangulares con un vestíbulo de
acceso, en las cuales se han hallado cerámicas pintadas y figurillas femeninas.
En el Mediterráneo occidental se cree que hubo una fase precerámica
fundamentalmente ganadera y relacionada con hábitats en cueva, previa a la
aparición de unos grupos de carácter agrícola y ganadero identificados
tradicionalmente por un elemento característico, la cerámica cardial. Estas típicas
cerámicas decoradas con impresiones de conchas de berberecho (Cardiidae) aparecen
tanto en la orilla africana como en la europea del Mediterráneo, desde Dalmacia a
la península ibérica (verde claro en el mapa).
La neolitización penetró hacia el centro de Europa durante el quinto milenio a. C.
y a través del Danubio; su fósil director es la llamada cerámica de bandas (pardo
claro en el mapa), cuya influencia se extendió desde lo que hoy es Hungría hasta
los actuales Países Bajos. La cerámica de bandas está decorada en frisos
superpuestos con motivos diversos, destacando los meandros, las volutas y las
formas angulosas. Los grupos que la utilizaban habitaban en poblados fortificados,
algunos de gran tamaño (hasta 40 hectáreas).

Molino neolítico de vaivén

Cerámica de bandas
(Neolítico Danubiano)

Hachas de piedra pulimentada

Poblado palafítico tipo Lagozza


Hacia el 4000 a. C. casi toda Europa estaba neolitizada. Por esas fechas empezaron
a aparecer en varias regiones atlánticas (desde Portugal a Dinamarca) y de manera
más o menos simultánea, unas estructuras colosales de carácter mayoritariamente
funerario (pero no únicamente), englobadas en un fenómeno denominado megalitismo.
Este nuevo fenómeno cultural sobrepasó el ámbito neolítico, perdurando durante el
Calcolítico y la Edad del Bronce, hasta el 1500 a. C. Hacia los momentos finales se
llegaron a construir algunos de los monumentos más impresionantes (como las últimas
fases de Stonehenge).
Los monumentos megalíticos han sido interpretados como centros simbólicos y/o
rituales de las poblaciones de su entorno, de las cuales se conocen muy pocos
datos: algunas cabañas dispersas de madera o piedra, acumulaciones de sílex, fosas
y hogares, son las evidencias halladas. La excepción la constituye el interesante
poblado de Skara Brae, en las islas Orcadas (Escocia). También se han encontrado en
el norte y noroeste de Europa ciertos recintos delimitados por fosos sucesivos,
terraplenes y empalizadas, denominados campos atrincherados, que funcionarían,
posiblemente, como espacios rituales complementarios de los megalitos.31

Menhir de
Saint-Macaire (Francia).

El dolmen de Axeitos, en Galicia.

Alineamiento de menhires en Carnac, Francia.


Los monumentos megalíticos son construcciones formadas por grandes piedras de hasta
varias toneladas de peso. Se podrían diferenciar cinco clases de monumentos:
Menhir: es una gran piedra puesta de pie que marcaría un lugar sagrado.
Alineamiento: es un conjunto de menhires puestos en fila.
Crómlech: es un conjunto de menhires puestos en círculo. Se supone que el
alineamiento y el crómlech eran una especie de templos al aire libre
Dolmen: Es un monumento complejo donde se enterraba a los miembros de la comunidad.
Constaba de un corredor o pasillo de entrada y de una cámara funeraria, ambos
construidos con grandes lajas de piedra. Todo ello cubierto por un montículo de
tierra y cascotes denominado túmulo. Todos los difuntos eran depositados en la
misma cámara funeraria, ya que se trataba de un lugar de enterramiento colectivo.
Junto a los cadáveres se colocaban ofrendas funerarias, como armas, comida y joyas,
entre otros elementos.
Trilito: Dos piedras paralelas y verticales, no muy separadas entre sí y una
horizontal puesta sobre ella.
Edad de los Metales en Europa
Calcolítico europeo
Artículo principal: Edad del Cobre
Hasta los años 70 del siglo XX los modelos difusionistas establecían que la
metalurgia llegó a Europa a través del Cáucaso y Anatolia en el cuarto milenio a.
C. Pero las dataciones de carbono-14 demostraron que la balcánica era casi un
milenio más antigua que la de sus supuestos inspiradores y, así, investigaciones
posteriores establecieron que, hacia el 4000 a. C., en la península balcánica había
surgido de manera autóctona una industria minero-metalúrgica del cobre asociada a
una rica orfebrería, en un entorno social que algunos autores han llegado a
denominar la primera civilización europea. Situados entre el Danubio y Tesalia, los
focos principales fueron Vinça, Gumelnitsa, Salcuta, Cucuteni y Tiszapolgar,
contemporáneos de los complejos neolíticos griegos. Los grupos balcánicos se
extendieron por la actual Serbia, Bulgaria, Rumania, Besarabia, Moldavia, Ucrania y
el resto de la cuenca de los Cárpatos.32

Figurilla cicládica de mármol

Cerámica de Cucuteni

Cuenco con decoración incisa de oculados de Los Millares

Puñalito de cobre del calcolítico hispano


Un segundo foco metalúrgico autóctono se sitúa al sur de la península ibérica, en
Los Millares (Almería, España) y Vila Nova (Portugal), desarrollándose a partir de
finales del cuarto milenio a. C. y a lo largo de todo el tercero. Ambos grupos
mantuvieron las tradiciones megalíticas funerarias, aunque su estructura social
fue, sin duda, mucho más compleja que durante el Neolítico final: los dólmenes
almerienses pasaron a ser sepulcros de corredor con cámara de falsa cúpula, es
decir, auténticos tholoi, y aparecieron impresionantes estructuras defensivas en
las dos zonas. También aquí, las tesis difusionistas relacionaban el aumento de la
complejidad social y tecnológica peninsular con la llegada de unos míticos
colonizadores orientales. Y, al igual que en los Balcanes, las dataciones de
Carbono 14 establecieron que los materiales occidentales son mucho más antiguos que
aquellos. Además, los ídolos oculados, la cerámica acanalada o pintada y las
coladas de cobre peninsulares tienen características propias, diferentes de los
supuestos modelos orientales. El modelo difusionista ha tenido que ser abandonado y
su lugar ha sido ocupado por otro, evolucionista y local.3334

También a finales del cuarto milenio a. C. comenzó a producirse un aumento de la


complejidad social en el ámbito del mar Egeo. Aunque los cambios que se produjeron
tienen un claro carácter interno,35 no es menos innegable el importante papel que
jugaron las redes de intercambio que conectaban el Egeo con Anatolia y Egipto.36
Estas transformaciones socio-económicas constituyen la base de las posteriores
culturas clásicas:

En Grecia continental (Heládico inicial) aparecieron los primeros edificios tipo


megaron en el interior de recintos amurallados concéntricos.
En las islas Cícladas (Cicládico inicial) se intensificó el comercio y se
construyeron potentes murallas.
En Creta (Minoico inicial) se configuraron Cnosos y Festos como centros
principales, pero sin estructuras defensivas.

Expansión del Vaso Campaniforme.


III milenio a. C.:
Hallazgos campaniformes centroeuropeos.

Vaso campaniforme ibérico (Tipo Ciempozuelos) del 2º milenio


La introducción del cobre en el resto de Europa está asociada a la extensión de dos
grandes fenómenos, claramente diferenciados, pero contemporáneos y, que a veces, se
solapan entre sí: el vaso campaniforme y la cerámica cordada.

El complejo del vaso campaniforme fue un fenómeno que afectó a prácticamente toda
la Europa prehistórica (salvo las zonas el este y los Balcanes), pero de un modo
desigual y manteniendo una gran diversidad. Supuso la expansión de la metalurgia
del cobre a las áreas marginales que no conocían todavía este metal. El objeto más
característico de este horizonte son los vasos de cerámica de forma acampanada, con
decoración incisa o impresa cuyos motivos varían en función de las peculiaridades
regionales.

Cuenco campaniforme tipo Ciempozuelos

Puñal de lengüeta de cobre

Brazal de arquero de piedra

Puntas de flecha tipo Palmela

La cronología del vaso campaniforme y su interpretación son controvertidas,


habiéndose generado al respecto (y haciéndolo todavía) abundante literatura. Los
últimos datos proporcionados por la revisión sistemática de las dataciones de
carbono-14 en campaniformes de toda Europa han permitido establecer que los más
antiguos serían los encontrados en el área del Bajo Tajo, en Portugal, con una
cronología que iría del 2900 al 2500 a. C.37 Según otros autores, su aparición se
situaría, en cambio, sobre el 2400 a. C., desapareciendo hacia el 1800 a. C.38

Las tumbas asociadas al horizonte campaniforme consisten en fosas individuales en


las que se depositaba el cadáver en posición contraída con un ajuar que suele
constar de la típica cerámica campaniforme y otros objetos no menos
característicos: puñales de lengüeta y leznas biapuntadas, brazaletes de arquero,
puntas de flecha tipo Palmela, adornos en oro de diversa entidad (diademas,
pendientes) y botones de hueso perforados en V; siempre en contextos funerarios
masculinos.39

Sección de un kurgán calcolítico

Interior de un kurgán calcolítico

Típica cerámica cordada

Hacha de combate de los kurganes


Los grupos de la cerámica cordada eran originarios, según unos, de las estepas
euroasiáticas y, según otros, de Centroeuropa. Están relacionados con las lenguas
indoeuropeas y se extendieron por toda la Europa central, nórdica y oriental
durante el tercer milenio a. C. Son también conocidos como Kurganes de las estepas,
del hacha de combate o de los sepulcros individuales. Sus características
principales serían:

Los enterramientos individuales, en una pequeña cámara funeraria semisubterránea en


forma de cabaña de madera cubierta por un túmulo (kurgan). El cadáver era colocado
en posición de decúbito supino, con las piernas dobladas y rociado con ocre rojo.
El ajuar característico suele incluir las denominadas cerámicas cordadas (decoradas
con impresiones de cuerdas), las h

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