La Armadura de Dios
La Armadura de Dios
La Armadura de Dios
La Biblia revela que existen batallas espirituales invisibles. Un ejemplo es la que Juan
presenció en una visión de los tiempos del fin: “hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y
sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; pero no
prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. Y fue lanzado fuera el gran dragón,
la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue
arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él” (Apocalipsis 12:7-9).
Aunque todo esto sucede tras bambalinas en el mundo espiritual, tiene serias
repercusiones en el mundo físico. Satanás y sus demonios son invisibles y grandes maestros
del camuflaje. Han convencido a muchos de que el diablo no existe mientras él los influye
llenándolos de malos pensamientos sin que siquiera lo noten.
Es por esto que Pablo nos aconseja: “tomad toda la armadura de Dios, para que podáis
resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes” (Efesios 6:13).
¿Qué quiere decir con “estar firmes”? Que, con la ayuda de Dios, seremos capaces de
resistir, no darnos por vencidos y no ceder ni un solo centímetro del territorio de Dios.
Diapositivas
La verdad de Dios debe rodearnos como un cinturón. Es el antídoto infalible de las mentiras
y el engaño de Satanás, y, si realmente queremos estar preparados para la batalla, debemos
ser un reflejo de honestidad y verdad como lo es nuestro Creador.
El cinto de la verdad.
Cristo y su palabra es la verdad.
«Yo soy la verdad» (Juan 14:6). De manera que Cristo está en ti, esto establecerá que la
verdad este en ti. El cinto de la verdad es nuestra defensa y protección frente al arma
notable de satanás que es el engaño. “…cuando satanás habla mentira de igual forma
incluye en sus mentiras a los creyentes; porque es su esencia, él es mentiroso, y el padre de
mentiras” (Juan 8:44).
Ante tanto engaño, mentiras y falsas doctrinas la única verdad siempre lo encontraremos
en la biblia que no cambia su esencia del mensaje de Cristo como el único salvador y
mediador ante Dios y los hombres.
El cinto de la verdad (que resguarda en su lugar las demás partes de la armadura) está bajo
incesante ataque. La mentira es uno de los problemas sociales que encontramos como
número uno. Resulta terrible que la mayoría de las personas terminen por mentir tan solo
para protegerse.
Si te llega un pensamiento a la mente que no esté en unión con la verdad de Dios,
deséchalo. Si se te ofrece la oportunidad de decir o hacer algo que te pone en conflicto con
la verdad, deséchalo. Adopta una sencilla regla de vida: Si es la verdad, estoy con ella; si no
es la verdad, no cuentes conmigo.
Cuando te vestiste de Cristo con la salvación, fuiste justificado ante nuestro Dios Santo
(Romanos 5:1).
No es tu justicia, sino la de Cristo
(1 Corintios 1:30; Filipenses 3:8,9). Ponerse la coraza de justicia es tu defensa contra el
acusador de los hermanos.
Sin justicia quedamos expuestos a los ataques de Satanás. Vestirnos de ella significa recibir
el perdón de pecados por medio del arrepentimiento y hacer la voluntad de Dios. En Salmos
119:172, vemos que los mandamientos de Dios son justicia; por lo tanto, “ser justo” es
obedecer las leyes de amor de Dios.
Isaías 59:17 también revela que Dios mismo usa la justicia como coraza —probablemente
ésta haya sido una de las escrituras en las que Pablo se inspiró. Por otro lado, el capítulo
comienza diciendo que “vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro
Dios” (v. 2). La iniquidad es lo opuesto a la justicia. Cuando pecamos y no nos arrepentimos,
nos quitamos la coraza de justicia y quedamos expuestos a otros ataques de Satanás.
Puede que los zapatos no sean la pieza más interesante de una armadura, pero sí son muy
importantes
El calzado de paz es la protección contra las maquinaciones divisivas del diablo cuando
actúas como pacificador entre los creyentes (Romanos 14:19).
Los pacificadores son expertos en reunir a las personas. Los pacificadores avivan la
comunión y poseen un ministerio de reconciliación. Conciben que la comunión y la unidad
en el cuerpo de Cristo se fundan en una afinidad común. Los verdaderos creyentes son hijos
de Dios y eso es preciso para reunirnos en paz.
Es necesario llevar el evangelio a toda criatura y expandir por todo el mundo, es apremiante
la tierra gime a consecuencia de tanta maldad hay que apresuramos ya que la maldad se ha
multiplicado los tiempos se han acortado y la venida del Señor será pronto.
El objeto de nuestra fe es Dios y su palabra. Mientras mejor conoces y tienes intimidad con
Dios y estudias su Palabra, más fe tendrás (Romanos 10:17).
La fe nos protege en muchos sentidos. ¡Fue como un campo de fuerza para Daniel en el foso
de los leones y protegió a Sadrac, Mesac y Abed-nego del fuego de la hoguera! La fe no sólo
es un escudo contra los peligros y tentaciones espirituales, también nos resguarda de
peligros físicos.
Tampoco es sólo para protección personal. Los soldados romanos tenían una estrategia en
que unían todos sus escudos para protegerse en conjunto. Si nosotros hacemos lo mismo —
fortalecernos unos a otros en fe, apoyo y servicio— sin duda seremos capaces de superar
cualquier desafío.
la espada del Espíritu puede ayudarnos a vencer a nuestros enemigos, incluyendo al más
letal de todos: nuestra innata debilidad humana. Como dice Hebreos 4:12, “la palabra de
Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el
alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las
intenciones del corazón”.
¿Recuerda cómo Cristo venció a Satanás con la Palabra de Dios (Mateo 4:1-10)? Jesús citó la
Biblia en tres ocasiones usando escrituras que se aplicaban a la situación, le decían qué
hacer y fortalecían su determinación. Eso es exactamente lo que debemos hacer.
También es importante recordar que nuestra espada no se afilará sola. Debemos afilarla
constantemente estudiando las Escrituras con dedicación.
“…Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con
toda perseverancia y súplica por todos los santos; y por mí, a fin de que al abrir mi boca me
sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio, por el cual soy
Orar nos recuerda que estamos en guerra, de dónde proviene nuestra fuerza y protección, y
le recuerda a Dios que estamos comprometidos a seguirlo como soldados fieles y
obedientes. La oración y el estudio de la Biblia son nuestras armas más poderosas para
combatir a Satanás.
Cuando nos pongamos toda la armadura de Dios, estaremos preparados para resistir los
ataques de Satanás, con sus dardos de orgullo, envidia, deseos malsanos, rebeldía,
desánimo, desagrado, duda, división, o cualquier otra de sus trampas.
Recuerde, estamos en guerra. Debemos estar alerta a los ataques de Satanás y ponernos
toda la armadura de Dios.