01 Clasesde Discipulado
01 Clasesde Discipulado
01 Clasesde Discipulado
Sirviendo Juntos:
Estar cumpliendo activamente con los compromisos adquiridos en las Clases de Comunión.
El curso cuenta con un total de 10 clases, así que no se puede tener acumuladas más de 2
faltas durante el curso.
Aún cuando las faltas fueran justificadas, si se acumulan más de 3 faltas, no se podrá
acreditar el nivel, ya que no se cubriría el aprovechamiento mínimo del curso.
La puntualidad es muy importante en esta clase, así que sólo se tendrán 10 minutos de
tolerancia, después de los cuales se tomará como un retardo, y después de veinte minutos,
se tomará como falta, aunque si asiste a la clase aunque llegue tarde, se tomará más en
cuenta que si no asistiera.
Tres retardos constituyen una falta, y más de dos faltas son motivo para no acreditar el curso.
El interés, disposición, comprensión y desarrollo del alumno durante la clase será tomado
muy en cuenta por el maestro y es un requisito para acreditar.
En cada clase el alumno deberá traer consigo su Biblia y el presente manual, para el
desarrollo de cada lección.
La última lección, es la clase de pacto, que será impartida por el Director de Discipulado de
nuestra congregación. Dicha clase es muy importante, si no se asiste a ella, no se podrá
acreditar el nivel.
INDICE
Clases de Discipulado
4 – Dios es mi Padre.
5 – Jesús es mi salvador.
10 – La Iglesia, mi familia.
11 – Yo celebraré.
13 – Él dijo “íd”.
17 – Los cielos.
18 – El llamado.
21 – Anexo.
BIENVENIDOS
CLASES DE DICIPULADO
DESCUBRIENDO LA MADUREZ ESPIRITUAL
Descubra el
Beneficio de
crecer en Cristo
PACTO DE Comprometido
MADUREZ con la
Madurez
de Cl
ses ción Dis ases d
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Discipulado
Cr e cipu l e
Descubra el
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C or a Descubra el privilegio
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Ad do re to z de compartir de Cristo
C ri ca co o
Comprometido Comprometido
Adorar a Cristo con el PACTO DE
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PACTO DE
ADORACIÓN Adoración
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Cristo
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Descubra el INTEGRESE a la
Comprometido Comprometido
privilegio de
Servir a Cristo con el
Ministerio
Ministerio Comunión con la
familia de Dios y
afirme su fe y su
PACTO DE Membresía decisión por seguir
MINISTERIO a Cristo PACTO DE
MEMBRESIA
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Comprometido Mi Taller de
Descubra la experiencia de
con las Restauración
Descubra su tener una renovación personal
importante misión Misiones Espiritual
en la presencia de Jesús
E va
en Cristo n ge e Fe
liz e od
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PACTO DE
MISIONES Conversión
(Consolidación)
Bienvenido a su
Nueva Vida
En el Principio
Génesis 1
Esta clase es el inicio del tercer nivel de las 6 clases básicas del Centro Familiar Cristiano Ríos de Agua
Viva. Como éstas clases son en secuencia, primero debe tomar las clases de: ―Comunión, y
Evangelismo‖ antes de tomar ésta.
“..Que ustedes puedan ser cristianos maduros y puedan cumplir la voluntad de Dios”.
Colosenses 4:12 Paráfrasis
“Para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina,.... sino que
siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo”.
Efesios 4:14-15
1
EL ENFOQUE DE ESTA CLASE:
Una vez reconocidos nuestros fundamentos doctrinales. Nos enfocaremos en los ―cuatro hábitos
básicos‖ que cada cristiano debe desarrollar para poder alcanzar madurez espiritual. Sabemos que esta
clase le. . .
Equipará con las habilidades necesarias para empezar los hábitos básicos.
“Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento pleno del Hijo de Dios, a la condición
de un hombre maduro, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”.
Efesios 4:13 (Lbla)
“Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conforme a la imagen de
su Hijo”.
Romanos 8:29
“...Antes ofrecían ustedes los miembros de su cuerpo para servir a la impureza, que lleva más y más a la
maldad; ofrézcanlos ahora para servir a la justicia que lleva a la santidad”.
Romanos 6.19 NVI.
INTRODUCCIÓN
¿Qué es la Doctrina Cristiana?
La doctrina cristiana es un resumen organizado de lo que enseña la Biblia.
Una definición funcional de teología es: Fe que busca entendimiento.
―Somos crueles con nosotros mismos cuando tratamos de vivir en este mundo sin conocer al Dios cuyo
mundo es de Él y quien El lo dirige. El mundo se vuelve un lugar extraño, doloroso, decepcionante cuando
no conocemos a Dios.‖
J.I. Packer
“Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.”
Génesis 1:27
2. Dios lo considera la cosa más importante para hacer.
“Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se
alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que
yo soy Jehová...” Jeremías 9:23-24
“Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a
Dios.” Pedro 3:18
―Conocer a Dios te hará sabio; Conocer a Dios te abrirá los ojos; Conocer a Dios te dará esperanza;
Conocer a Dios te ayudará a enfrentar la vida.‖
Kay Warren
“Si esto enseñas a los hermanos, serás buen ministro de Jesucristo, nutrido con las palabras de la fe y de
la buena doctrina que has seguido.” 1ª Timoteo 4:6
“Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a
enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis
necesidad de leche, y no de alimento sólido. Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la
palabra de justicia, porque es niño; pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez...”
Hebreos 5:12-14a
“Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia, que tiene poder para
sobreedificaros...” Hechos 20:32a
C. Porque compartir la doctrina (verdades acerca de Dios) es una expresión de mi servicio a Cristo.
“Si esto enseñas a los hermanos, serás buen ministro de Jesucristo...” 1ªTimoteo 4:6a
“[Sé] Retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseñada, para que también pueda exhortar con sana
enseñanza y convencer a los que contradicen.” Tito 1.9
“Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él; arraigados y
sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de
gracias. Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los
hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo.” Colosenses 2:6-8
“Pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los
sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.” Hebreos 5:14
3
¿Cómo podemos equiparnos a nosotros y a nuestros hijos para sobrevivir en una cultura que se
desintegra?
Por medio de la VERDAD firmemente creída, claramente enseñada y consistentemente vivida.
1. Tiempos de PROBLEMAS.
2. Tiempos de TENTACIÓN.
3. Tiempos de TRANSICIÓN.
4. Tiempos de TENSIÓN.
1. ESTUDIAR LA VERDAD
“Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que
usa bien la palabra de verdad.” 2ª Timoteo 2:15
4
Conocer la verdad te permite un mejor USO de la verdad
2. VIVIR LA VERDAD
3. DEFENDER LA VERDAD
“...Sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar
defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en
vosotros...” 1ª Pedro 3:15
“Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia...pero no tengo amor, nada soy.”
1ª Corintios 13:2
Señales de advertencia:
El conocimiento lleva a una intolerancia hacia otros; el crecimiento en conocimiento lleva a un crecimiento
en orgullo.
“Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aun más y más en ciencia y en todo conocimiento, para
que aprobéis lo mejor.” Filipenses 1.9-10
Señales de advertencia: El conocimiento permanece teórico; una persona o grupo se vuelve mi fuente
exclusiva de conocimiento.
“Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.” 2ª Pedro 3:18
5
Fundamentos Bíblicos Para Nuevos Creyentes.
CAPÍTULO UNO
¿Qué es el pecado?
En el principio cuando Dios creó el universo, todo lo que Dios hizo era bueno (Génesis 1). Todas las cosas
fueron diseñadas por Dios para operar de acuerdo con las leyes que Él había establecido.
El tercer capítulo de Génesis registra la historia del primer hombre y la primera mujer, y cómo ellos
quebrantaron la ley de Dios con resultados desastrosos. En ese momento. La creación perfecta diseñada
por Dios se echó a perder, y aunque todavía hay muestras de la gloria de su Diseñador, nunca ha vuelto a
ser igual. El dolor y la tristeza, el sufrimiento y la muerte, todos vinieron a ser parte del existir de este
mundo.
Desde ese momento, todo ser humano que ha nacido en este mundo, con la excepción de Jesucristo, ha
mostrado con sus acciones una tendencia innata a rebelarse contra la ley de Dios. Esto es lo que significa
―el pecado‖.
El pecar no es solamente cometer un pequeño error, o quebrantar una regla arbitraria puesta por la
sociedad. El pecar es ir directamente contra el mismo fundamento sobre el cual el universo es fundó, es ir
contra la naturaleza misma de Dios.
El pecado se puede definir sencillamente como ―el hacer lo que nos plazca‖ Isaías 53.6. Esto suena
bastante inocente, hasta que nos damos cuenta que es un rechazo a la autoridad de Dios sobre su
creación. Cuando pecamos, nosotros nos rebelamos contra Aquel que creó nuestra vida y la sostiene.
Ahora reclamamos para nosotros mismos el derecho de determinar cómo manejar las cosas. En efecto,
tratamos de quitar a Dios de su trono y tomar su lugar.
El pecado radica en el orgullo y egoísmo. Estas cosas son primeramente condiciones interiores.
Eventualmente, esas condiciones se convierten en acciones externas. El origen de nuestro problema está
localizado dentro de nosotros mismos, en lo que somos, no solamente en lo que hagamos Mateo 5.21-22,
27-28.
Dios nos creó para tener comunión con Él, relacionarnos con él y conocerlo. Sin embargo, con el pecado
vino la separación de Dios, porque nuestra rebelión nos apartó de Él. Por el pecado el espíritu del hombre
(esa parte que se relaciona y comunica con Dios) está muerto, y la humanidad ha perdido la conciencia de
Dios. En este estado de muerte espiritual sin Cristo, no podemos ver, conocer, ni agradar a Dios.
6
El pecado es engañador; nos engañamos pensando que hallaremos libertad en rechazar la ley de Dios, y
en hacernos nuestro propio amo. De hecho, el pecado nos lleva a la esclavitud, porque nos encontramos
esclavos del pecado mismo Juan 8.34. Estamos atrapados en un cautiverio del cual no podemos escapar.
Así el estado natural de la humanidad pecadora es infeliz: hay culpabilidad, muerte espiritual y esclavitud al
pecado.
¿Qué podemos hacer para ser salvos del pecado y de sus resultados?
¿Cómo puede alguien, que está perdido, encontrar el camino correcto? ¿Cómo puede un esclavo liberarse
a sí mismo? ¿Cómo puede un hombre muerto resucitarse a sí mismo la vida?
Nosotros no podemos hacer nada para salvarnos. No hay nada que podemos hacer para quitar la culpa de
nuestro pecado. No podemos deshacer los pecados que hemos cometido; lo hecho, hecho está, y el
pasado no se puede cambiar. Así aunque nunca cometiéramos otro pecado en el futuro, los pecados del
pasado se quedarían para condenarnos.
Lo peor de esto es que el problema va más profundo que los pecados en sí. Recuerde también que el
pecado es primeramente una condición interna, un problema que aflige nuestra propia naturaleza. Esta
enfermedad en el corazón necesita ser curada. Esto está más allá de nuestra capacidad. Necesitamos
ayuda.
¿Qué es la gracia?
Somos salvos por la gracia de Dios. Esto quiere decir que Dios lo hace todo. No somos salvos porque lo
merezcamos, ni porque seamos dignos de salvación, ni porque hayamos hecho algo para ganar esa
salvación. No hay nada en nosotros que merezca la salvación que Dios nos ofrece; es un regalo gratis que
fluye a nosotros del amor inconmensurable de Dios. Nuestro esfuerzo para ser bueno, o hacer bien, no
agrega nada a lo que Cristo ya hizo. Él es el Salvador, y sólo Él puede salvar Efesios 2.8-9.
Arrepentirse: Para poder recibir la salvación en Cristo, primeramente tenemos que reconocer nuestra
necesidad de ser salvos. Esto significa confesar y rechazar nuestra condición pecadora para buscar el
perdón de Dios.
Creer: Debemos creer que este perdón es nuestro por Cristo, y confiar sólo en Él para salvarnos.
Someterse: Tenemos que poner nuestras vidas en las manos de Él, porque solamente así nos puede
salvar. Jesús es Salvador y Señor.
7
Se lleva solamente un momento de oración para clamar el Nombre del Señor y recibir la salvación que es
nuestra en Cristo Romanos 10.9-13.
Somos Justificados Romanos 3.23-26. Esto significa que somos declarados inocentes ante los ojos
de Dios. Cristo ha tomado nuestros pecados sobre sí mismo, y en cambio nos ha revestido de su
justicia 2ª Corintios 5.21. Todos nuestros pecados son quitados y perdonados Salmo 103.12. y ahora
estamos delante de Dios sin culpa.
Somos Regenerados Efesios2.1; 2ª Corintios 5.17. Nuestro espíritu que estaba muerto por el
pecado, recibe un nuevo nacimiento por el Espíritu Santo de Dios Juan 3.3-8. Comenzamos a vivir
espiritualmente, y nuestra comunión es restaurada. El corazón, que estaba enfermo del pecado, está
limpio y hecho nuevo. Estamos unidos con Cristo, y se nos Ha dado una vida nueva, la vida de Él en
nosotros.
Somos Adoptados a la familia de Dios Romanos 8.14-17. Con nuestro nacimiento nuevo,
renacemos a la familia de Dios. Él nos recibe, y nos considera sus hijos. Tenemos una nueva relación
con Dios, y verdaderamente lo podemos llamar ―Padre‖. Su Espíritu Santo viene a morar en nosotros, y
nos sella como posesión Efesios 1.13-14. cuán grande es la gracia de Dios, que va más allá de
justificar y limpiarnos, para hacernos sus propios hijos 1Juan 3.1.
TRABAJE EN CASA:
Lea Efesios 2.1-10 y en una hoja aparte entregue contestado el siguiente cuestionario.
8
CAPÍTULO DOS.
DIOS ES MI PADRE.
Ahora que tú eres miembro de la familia de Dios, necesitas conocer a Dios y la relación que tienes con Él.
El estudio de Dios se llama Teología. Mucha gente cree que la teología es un tema difícil e inútil, y que sólo
los eruditos o seminaristas lo deben estudiar.
El estudio referente a Dios pudiera ser difícil, porque – ¿cómo puede el hombre mortal esperar entender a
Dios? Es imposible que nosotros con la inteligencia humana pretendamos conocer a Dios. Pero Dios no
nos ha dejado en la oscuridad; Él nos ha mostrado cómo es Él, porque Él quiere que lo conozcamos.
El estudio de Dios no es algo que nos aburre. ¿Qué podría ser más emocionante que entender algo de
Aquel quien nos creó a nosotros y al mundo donde vivimos? La razón por la cual mucha gente lleva una
vida sin rumbo y vacía es porque no conocen a Dios, la Fuente de la vida, y por lo tanto no saben en que
consiste la vida. Si no conocemos a Dios, no podemos conocernos a nosotros mismos ni el propósito de
nuestra existencia.
¿Irrazonable? Al contrario. La teología es esencial, porque es esencial conocer a Dios.
La Creación - Podemos conocer algo acerca de Dios por medio del universo que Él hizo. Esto se
llama la revelación general. El universo da testimonio de la sabiduría, el poder y la gloria de Dios, su
Creador Salmo 19.1-4; Romanos 1.20. La mente testifica de su inteligencia, y la conciencia da testimonio
de su justicia. Cada vez que abrimos los ojos, vemos su obra; cada vez que respiramos, recordamos su
fidelidad en sostener nuestra vida.
La Escritura – El conocimiento que recibimos de Dios por medio de a creación es limitado, pero Dios
nos ha dado algo adicional, la revelación especial de sí mismo en la Biblia. Por medio del Espíritu Santo,
Dios inspiró a los autores de las Escrituras para que archivaran sus palabras y obras, dándonos así una
imagen más completa de su persona 2ª Timoteo 3.16.
La Biblia registra el trato de Dios con el hombre, las verdades que los hombres santos han aprendido
de Él y acerca de Él y los mensajes pronunciados directamente de Dios a nosotros. En todo esto Dios nos
dice como es.
Visitaciones Especiales – La Biblia nos relata como Dios a veces aparecía a los hombres en sueños,
en visiones y en otras experiencias extraordinarias. Muchas veces estos eventos poderosos cambiaban la
vida de la persona Isaías 6.1-8. Dios todavía se muestra de esta manera, a la hora y en el lugar que Él
escoja.
Jesucristo – La más amplia y completa revelación de Dios se encuentra en Jesucristo Hebreos 1.1-3.
Jesucristo se llama el Verbo porque es la expresión perfecta de lo que Dios nos revela a nosotros de sí
mismo Juan 1.1. En Cristo, Dios mismo tomó la forma humana para que nosotros pudiéramos contemplar
al Dios invisible Juan 1.4; Colosenses 1.15. En Cristo Dios hablaba con voz humana y se veía, se oía, y
se tocaba por manos humanas 1ª Juan 1.1-2. Si queremos ver a Dios, solamente necesitamos mirar a
Jesús Juan 14.7-10.
El Espíritu Santo – El más directo e íntimo conocimiento de Dios, viene del Espíritu Santo que mora
en nosotros. Por medio del Espíritu Santo, Dios se acerca a nosotros, y se nos hace conocer dentro del
corazón Juan 15.15-23. ¡Qué precioso privilegio conocer a Dios de una manera tan cerca y tan íntima!
Este único y solo Dios existe en tres Personas; Él es una Trinidad. Reconocemos que para nosotros esto
es difícil de entender, pero no podemos esperar poder comprender a Dios.
Las tres Personas de la Trinidad son una en substancia, naturaleza y propósito. Han existido por toda la
eternidad en un estado de perfecta armonía y amor. Su personalidad y relación so el fundamento y modelo
para nuestra personalidad y relaciones humanas. No hay tres dioses, o tres partes de Dios, más un solo
Dios en tres Personas.
Dios el Hijo ha existido eternamente en una relación amable y sumisa con Dios el Padre Juan 1.1. Dios el
Hijo se encarnó en Jesucristo hombre, verdaderamente divino y completamente humano. Él vivió en
perfecta obediencia con Dios el Padre, y hacía milagros por medio del Poder del Espíritu Santo, y ahora
reina como Rey sobre todo. De su trono a la diestra del Padre derrama al Espíritu Santo sobre su pueblo
Hechos 2.32, 33.
Dios el Espíritu Santo está trabajando ahora en el mundo convenciendo a la gente de pecado Juan 16.8 y
acercándolos nuevamente al Padre a través de su Hijo. Él aplica al corazón la salvación comprada por el
Hijo, y da nueva vida a los que creen en Cristo. El Espíritu Santo mora dentro de los creyentes llenándolos
con el poder y el amor de Dios Romanos 5.5, 8.11.
El Padre es Dios arriba de nosotros; el Hijo es Dios al lado de nosotros, y el Espíritu Santo es Dios dentro
de nosotros.
¿Cómo es Dios?
Dios es Eterno. Las primeras palabras de la Biblia son; ―En el principio Dios…‖ Génesis 1.1. Al
principio del universo, antes de que hubiera algo más, Dios ya existía Salmo 90.2. Todo lo que vemos en el
mundo depende de algo o de alguien que le dio existencia. Dios sin embargo, no depende de nadie
Hechos 17.25. Solo Él es independiente y no creado. Él era, es, y siempre será Apocalipsis 4.8. Dios es el
gran YO SOY Éxodo 3.14, el Auto-existente, y la Realidad principal al lado del cual el universo es débil e
insignificante.
Dios es Infinito. Dios es espíritu, significa que no se limita a un cuerpo material Juan 4.24. Es infinito
en Presencia (Omnipresente), significa que no es limitado a un solo lugar Jeremías 23.24, Salmo 139.7-10.
Es infinito en Conocimiento (Omnisciente); es decir, para Él no hay nada oculto ni desconocido. Es infinito
en Poder (Omnipotente), y nada es demasiado difícil para Él Jeremías 32.27.
Dios es Soberano. Dios hizo el universo de la nada Génesis 1.1. El universo no es una manifestación
ni una parte de Dios, sino una creación separada que depende de Dios para seguir existiendo. Dios
gobierna su creación, y nada está fuera de su control. No lo creó para dejarlo a funcionar por sí mismo. Él
determina el curso de la historia, y aunque delega una medida de libertad a sus criaturas, mantiene el
control final sobre todo lo que acontezca Salmo 135.6. Aunque no se cumple siempre su voluntad, puede
cambiar aún la desobediencia del hombre y de los ángeles para servir sus planes. Sus propósitos no se
pueden frustrar Daniel 4.35.
10
Dios es Personal. Dios no es solamente una ―fuerza‖ que penetra y da energía al universo que
podemos manipular o usar para nuestros propósitos. No es una ―influencia‖ indefinida, sino una Persona
que piensa, siente, habla, planea y actúa. No es menos personal que nosotros, sino aún más Salmo 94.7-
10
Su carácter y voluntad son precisos; se puede complacer u ofender, conocer o ignorar, obedecer o
desobedecer, amar o aborrecer.
Dios es Santo. Isaías 6.3. La santidad envuelve la perfección, la pureza, la majestad, y la gloria. Dios
es perfecto en justicia, y puro e incontaminado de cualquier forma de maldad. Es supremo en valor y
mérito. Vive en luz accesible 1ª Timoteo 6.16. y es la fuente y el modelo de toda bondad y verdad. Sus
juicios están de acuerdo con su perfecta justicia. No hay nadie como Él en el cielo ni en la tierra.
Dios es Amor. 1ª Juan 4.8. El corazón de Dios es un corazón de amor. Cada caso de amor humano
que experimentamos o vemos – el amor de una madre por su hijo, el amor entre esposo y esposa, el amor
que une a dos personas en amistad – todo esto es una débil imitación del amor que se desborda del
corazón de Dios. El amor de Dios es suficientemente abundante para cubrir al más vil pecador y redimirlo
para sí mismo. El amor de Dios se mide por la profundidad de su sacrificio por nosotros en la cruz del
Calvario Juan 3.16. ¿Quién puede entender tal amor como este? ¿Quién lo puede rechazar?
___
TRABAJE EN CASA:
1. Lea Jeremías 10.1-16. ¿Cuál es la diferencia entre el Dios verdadero y los falsos dioses hechos
por el hombre?
2. Lea Jeremías 9.23-24. ¿Qué es más valioso que la sabiduría, el poder y la riqueza?
11
CAPITULO TRES.
JESÚS ES MI SALVADOR.
¿Quién es Jesucristo?
Jesucristo es único. Es distinto a cualquier otra persona que ha existido.
Su nacimiento fue único. Jesús fue la única persona que nació de una virgen; Él no fue engendrado
por ningún hombre, sino por Dios mismo Lucas 1.26-35.
Su Vida fue única. Jesús es la única persona que ha vivido sin cometer ningún pecado 1ª Pedro 2.22.
Vivió una vida de amor y perfecta justicia; aún sus enemigos no le podían acusar de nada Marcos 14.55.
Sus palabras eran únicas. Juan 7.46. Aunque sin educación formal y de una familia poco conocida en
un pequeño pueblo, debatió y contradijo a los más eruditos de su época Lucas 20.26, 40. Aquellos que
le escuchaban hablar reconocían una sabiduría singular y una autoridad de voz. Mateo 7.28-29. Aunque
no escribió ningún libro la Biblia que registra sus palabras, ha sido reproducida en mayor número de
idiomas y se ha vendido más copias que cualquier otro libro escrito. Sus palabras han resistido la prueba
del tiempo. Han cambiado las vidas de individuos y han guiado civilizaciones enteras durante casi 2000
años.
Sus hechos eran únicos. Jesús hizo cosas que ningún hombre, ni antes ni después de Él, hubo hecho
Juan 21.25. Él hizo toda clase de milagros, mostrando su poder sobre las enfermedades Mateo 4.23.
sobre Satanás y los demonios Lucas 11.14, sobre las fuerzas de la naturaleza Marcos 4.14, y aún
sobre la misma muerte Juan 11.43-44.
Su muerte fue única. Jesús era perfectamente justo, y así era la única persona cuya muerte fue
verdaderamente evitable e inmerecida. Aunque no tenía que morir, Jesús escogió el sufrimiento de una
muerte vergonzosa y torturante en la cruz. Murió en nuestro lugar. Su muerte hizo cambios en los cielos
Marcos 15.33, en la tierra Marcos 15.38, y en el corazón del hombre Marcos 15.39.
Su resurrección fue única. Jesús no se quedó muerto; se levantó de la tumba al tercer día. Sólo Él
venció la muerte rompiendo sus ataduras y afirmando su autoridad sobre ella. ¡Él vive por toda la
eternidad¡
Su lugar en la historia es único. Nadie Jamás ha tenido una mayor influencia en el curso de la historia;
ningún hombre ha inspirado tantos hechos de heroísmo, misericordia y devoción. Su nacimiento traza la
línea demarcadora de la historia, porque después de su venida nada ha sido igual. ¿Quién es este
hombre que se llama Jesús, único en tantas maneras?
I. JESUCRISTO ES DIOS.
El cristianismo es la única religión cuyo fundador no solamente pretendía mostrar el camino hacia Dios,
sino que aún reclamaba ser Dios. En verdad, es el único hombre que podría tener tal pretensión y ser
creído. Solamente su divinidad puede explicar todo lo que es singular acerca de Él.
Antes de su nacimiento en Belén, Jesús, el Hijo de Dios, existía eternamente con el Padre en el cielo Juan
1.1-2. Su nacimiento de María marco su entrada al mundo como humano; no marcó el principio de su
existencia.
12
Su vida no tuvo principio, porque nunca hubo tiempo cuando existía. Antes que el mundo fuera creado,
antes del tiempo mismo, desde toda la eternidad el Hijo de Dios estaba presente.
Cristo no solamente existía antes que el mundo fuera hecho, sino que fue por medio de Él que el mundo
vino a existir Juan 1.3. Cristo es la eterna Palabra de Dios por la cual la creación fue ordenada a existir. Él
es el creador y también Sustentador de todas las cosas Colosenses 1.16-17.
Jesús profesó una relación especial con Dios el Padre, una unión que solamente podría indicar que Él
también era divino Juan 10.30. Reclamó para sí mismo la autoridad para perdonar pecados Marcos 2.5, y
aceptó la adoración que solo Dios merece Juan 10.38. A causa de estas cosas se murió como blasfemador
Juan 19.7. Rehusó salvarse a sí mismo cuando admitió que era más que un hombre Lucas 22.70.
Los discípulos del Jesús reconocieron la divinidad del Señor, y le ofrecieron su adoración Lucas 24.52 y
obediencia. Entregaron sus cuerpos en sacrificio vivo para que el mundo conociera a Dios. Desde
entonces, millones de cristianos han creído sus testimonios, y han llegado a reconocer por sí mismos que
Jesús es Dios Juan 20.31.
Tal vez la encarnación es el milagro más increíble que se puede imaginar. Dios realmente se hizo hombre,
y caminó en la tierra que había creado Juan 1.14. El Creador entró a su creación, y se hizo parte de ella.
Esto no era pretensión ni una simulación. Dios no solamente se disfrazó de hombre. Verdaderamente entró
y experimentó la vida humana Hebreos 2.17. Nació al mundo como un infante impotente, y creció de niño a
adulto. Se reía, y lloraba, trabajaba, se cansaba, y descansaba. Él sentía todo el rango de emociones que
cualquier otro ser humano pudiera experimentar: la tristeza y el gozo, el temor y la frustración, el amor y el
enojo.
Como hombre, Jesús experimentó todo lo que tú y yo experimentamos en esta vida. Aunque nunca pecó,
sufrió las consecuencias de los pecados de otros. Conoció la desilusión, el rechazo y la traición.
Confrontaba todas las tentaciones que nosotros confrontamos, y aun grado mayor, porque resistió hasta el
fin Hebreos 4.15.
Como hombre verdadero, Jesús sufrió una muerte literal. La cruz en la cual fue colgado, tenía astillas
reales. Los clavos materiales traspasaron su carne, y lo sostuvieron allí. La sangre verdadera brotó de sus
venas y goteó la tierra. Jesús vivió como hombre, y murió como hombre.
Por medio del hombre el pecado entró al mundo trayendo la muerte; y por medio de otro Hombre el pecado
fue vencido por la justicia, y la muerte fue reemplazada por la vida Romanos 4.16-17. ¿Quién fue este
hombre? El hombre que era Dios; el Dios que era hombre; Dios-hombre, Jesucristo.
El ángel que apareció a María, y le anunció el nacimiento de su niño, le dijo que llamara a su Hijo, ―Jesús‖
Lucas 1.31. El nombre significa ―El Señor Salva‖, y Jesús iba a salvar la humanidad de la destrucción del
pecado. A Jesús también se le dio el título de ―Cristo‖ que quiere decir ―El Ungido‖. Los profetas habían
profetizado su venida, y Dios lo iba a ungir para dar salvación a su pueblo.
Este fue el propósito de la venida de Jesús al mundo. Por esta razón nació, vivió, murió, y resucitó de la
tumba. Por esta razón lleva a cabo aún ahora el ministerio de intercesión delante del Padre en el cielo
Hebreos 7.25. Se le dio la tarea de salvar una humanidad perdida, y la cumplió Juan 19.30. Jesús es la
puerta abierta para que cualquiera sea salvo del pecado y vuelva a Dios. Él es el Salvador.
Si rechazamos a Jesús, rechazamos cualquier esperanza de la salvación, porque fuera de Él no hay
salvación. Él es el Salvador, y no hay otro Hebreos 4.12. Hay un solo mediador, un solo eslabón entre el
hombre y Dios, Jesucristo, Dios-hombre 1ª Timoteo 2.5. Hay un solo camino por el cual los perdidos
puedan volver a Dios Juan 14.6. Tenemos que volver a Dios por el camino que Él ha provisto, o
simplemente no podemos volver.
13
IV. JESUCRISTO ES REY.
Algunos contemplan a Jesús solamente como el carpintero manso y humilde de Nazaret, que predicó del
amor a los enemigos, y que no puso resistencia a los que lo arrestaron, y lo ejecutaron. Jesús es
verdaderamente el Cordero de Dios, quien, sumiso a la voluntad de Dios, se ofreció a sí mismo como
sacrificio por el pecado. Pero por su obediencia, a Jesús le fue dado el más alto lugar de autoridad, y un
nombre que es sobre todo nombre Filipenses 2.9. Ahora es el Cordero sobre el Trono que Reina sobre
todo Apocalipsis 5.6.
Jesús no solamente se llama el Cordero, sino también el León Apocalipsis 5.5. En poder y majestad
conquistará a todos sus enemigos. En realidad ya están vencidos. Cuando Cristo regrese en poder y gloria,
todos se inclinarán, y reconocerán que El es Señor Filipenses 2.10-11. Será el Juez y Gobernador de
todas las naciones Apocalipsis 19.15, y reinará como Rey de Reyes para siempre Apocalipsis 11.15.
Aunque todavía no se reconoce universalmente como Rey, aún ahora a Jesús se le ha dado toda la
autoridad en el cielo y en la tierra Mateo 28.18. Todos aquellos que ahora lo resisten, en vano lo hacen.
Ellos continúan solamente por la gracia de Dios, mientras el Señor, con paciencia les da tiempo para
arrepentirse. Dios usa la resistencia de ellos para sus propios propósitos. Todos tienen que someterse a su
voluntad, con o sin la voluntad de ellos.
Jesús es Señor de todo el mundo y de toda la vida. Es Señor, no solamente de la iglesia, sino de toda
institución, gobierno o individuo. Él reina, no solamente sobre las partes espirituales de nuestra vida, sino
sobre cada área de ella: nuestro hogar, trabajo, tiempo, dinero, comunidad y nación.
No hay nada que no esté bajo la autoridad de Jesús; no hay nada que no se someta a su Señorío.
Tenemos que anhelar hacer su voluntad en todas las cosas, y aspirar establecerla en todas las áreas de la
vida y en todas las partes del mundo. ¡Jesús es Señor de Todo!
¡El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la
gloria y la alabanza! Apocalipsis 5.12.
TRABAJE EN CASA:
Lea Juan 1.1-18 y en una hoja aparte entregue contestado el siguiente cuestionario.
14
CAPÍTULO CUATRO.
Cuando ponemos nuestra fe en Cristo, Él nos perdona de los pecados haciéndonos parte de su familia,
esto es sólo el comienzo de lo que Dios quiere hacer en nuestra vida. Recibir a Cristo es solamente el
primer paso en nuestro caminar con Dios. Él quiere que vayamos mucho más allá con Él.
El plan glorioso que Dios tiene para la vida abarca nuestro pasado, presente y futuro Romanos 8.29-30:
La justificación: Por medio de la muerte de Jesucristo en la cruz, los pecados del pasado son perdonados,
y somos justificados (declarados justos) ante los ojos de Dios.
La santificación: Ahora mismo, Dios está operando en nuestra santificación, haciéndonos más y más
como Cristo.
Es importante que reconozcamos cuál es el propósito de Dios para que podamos cooperar con Él, y no
impedir lo que Él quiere cumplir en nuestra vida. Él propósito de Dios es hacernos a la imagen de Cristo;
Todo lo que Él permita, o que acontezca en nuestra vida, tiene esto como propósito.
Al reconocer lo que Dios está haciendo, debemos entregarnos totalmente al cumplimiento de este
propósito. No podemos solamente sentarnos y esperar; tenemos que enfocar nuestros deseos y consagrar
nuestras energías para alcanzar la meta que Dios quiere para nosotros Filipenses 3.12-14.
Después de entregarnos a Cristo ¿debemos seguir viviendo como antes? ¿Seguiremos pecando contra
Dios, cuando ya nos ha perdonado? Romanos 6.1. ¡Claro que No! Dios tiene mejores cosas para
nosotros. Él quiere nada menos que la santidad para su pueblo; quiere vidas que reflejen su justicia y que
lo glorifiquen Mateo 5.48, Hebreos 12.14.
Sin embargo, hay un problema que impide éste propósito de Dios para nosotros; el problema está dentro de
nosotros. Aunque nuestros pecados ya sean perdonados, el pecador quien los cometió todavía está
presente. La fuente de nuestro problema de pecado está dentro de nosotros Mateo 15.18-19.
Cuando nacemos de nuevo, el Espíritu de Dios nos da vida nueva, pero los malos hábitos, las actitudes y
las maneras de pensar se quedan. Por lo tanto un conflicto entre la vida vieja y la nueva se levanta Gálatas
5.17. Hay una lucha dentro de nosotros cuando la naturaleza vieja y la nueva batallan para dominar la vida.
¿Viviremos para Dios o para nosotros mismos?
Dios no quería que siguiéramos viviendo en un estado continuo de conflicto en cuanto al pecado. Su plan
no era que viviéramos en derrota, sino que tuviéramos victoria sobre el pecado que vive dentro de nosotros.
Dios trató este problema al mismo tiempo y de la misma manera que trató el problema de la necesidad de
perdón: a través de la muerte de Cristo en la cruz.
15
Cuando Cristo fue crucificado, murió en nuestro lugar. Esto no solamente significa que murió como nuestro
substituto, llevando sobre sí el castigo de nuestros pecados, sino que también murió como nuestro
representante padeciendo la muerte por nosotros. Su muerte es la nuestra.
Dios ha dictado la sentencia contra nosotros como pecadores: la sentencia es la de muerte Romanos 3.23.
Dios llevó a cabo esta sentencia cuando Cristo fue crucificado. Cuando ponemos nuestra fe en Cristo, nos
unimos a Él; así su muerte en la cruz es también la nuestra Romanos 6.3. El pecador era yo y usted
también; ese pecador, que es la fuente de todos los problemas del pecado de nuestra vida, ya se ha
muerto.
El método de Dios para tratar el ser pecaminoso no es fortalecernos para poder resistir el pecado, sino es
hacernos morir para que el pecado no nos tenga más en su poder Romanos 6.6-7. Nuestra libertad del
pecado viene en la forma de muerte. En Cristo morimos al pecado para poder vivir para Dios Romanos
6.8-11.
Encontramos la liberación del poder del pecado de la misma manera que encontramos el perdón: a través
de la fe en Cristo. Creemos que la muerte de Cristo pagó el castigo por nuestros pecados, y de esta
manera fuimos perdonados; creemos que en Cristo nuestra naturaleza pecaminosa se murió, y así morimos
nosotros al pecado.
En ambos casos aceptamos lo que Cristo ha hecho, y lo contamos como una realidad, no solamente para
la humanidad en general, sino también personalmente para nosotros Romanos 8.11. Como la salvación es
un acto de gracia, así también es la muerte al pecado.
El problema con esto es que la mayoría de nosotros no queremos morir. Antes de poder recibir el perdón
de Cristo, teníamos que estar dispuestos a confesar nuestros pecados. De la misma manera, antes de
poder ser liberados del poder del pecado en nuestra vida, tenemos que estar de acuerdo con la muerte de
nuestro viejo ser pecaminoso. Debemos morir para que Cristo viva en nosotros Gálatas 2.20.
¿Qué significa entregarnos a la muerte? Significa no guardar ningún pecado, sino dejar ir todo lo
pecaminoso y permitir que todo deseo carnal en nosotros muera. Quiere decir no seguir manejando nuestra
propia vida, sino quitarnos a nosotros del trono para que Cristo reine.
No podemos esperar estar libres del poder del pecado mientras insistamos en mantener el control de
nuestra vida. Si tratamos de ser nuestro propio amo, nos encontraremos esclavos del pecado Juan 8.34
Podemos encontrar libertad el pecado solamente al ofrecernos a Dios como esclavos Romanos 6.16. Una
definición para la palabra santificar en el Nuevo Testamento es: ―apartarse‖. Si nos consagramos a Dios, y
si nos apartamos para su servicio, no estaremos más disponibles para ser instrumentos del pecado
Romanos 6.13.
La santificación tiene dos aspectos: uno negativo y otro positivo. Es decir un ―no‖ al pecado, y un ―si‖ a
Dios. Ambos aspectos son esenciales. No podemos servir a Dios si no dejamos el pecado; no podemos ser
libres del pecado si no le permitimos a Dios que sea nuestro nuevo amo. Pero si estamos dispuestos, la
muerte de Cristo al pecado viene a ser nuestra muerte, y su vida también llega a ser la nuestra Romanos
6.8-10.
La santificación no es una perfección absoluta. Nunca alcanzaremos el momento en esta vida donde no
podemos pecar. Nunca podremos estar fuera del alcance de la tentación, pero debemos siempre estar
vigilantes para no caer en el pecado. Todavía podemos escoger someternos al poder del pecado; aun
podemos decirle ―sí‖.
Al contrario, no es cierto que mientras vivamos tengamos que pecar. Dios nos ha provisto un medio de
liberación a través de la muerte de Cristo por nosotros y su vida en nosotros. Podemos vivir en victoria
sobre el pecado; podemos decirle ―no‖ al pecado.
16
¿La santificación es una sola experiencia o un proceso largo?
¡Incluye las dos cosas! La obra de Dios está en nosotros, esta nos transforma hacia la imagen de Cristo, y
luego continúa durante toda la vida. La santificación ocurre y se cumple en cuatro etapas:
Si pecamos no es el fin. No hemos perdido nuestra salvación. Cristo continúa orando por nosotros 1ª Juan
2.1. Pero el pecado rompe nuestra comunión con Dios, y nos pone en peligro de dejar el camino y en
desviarnos de Dios otra vez. Hay que confesar inmediatamente el pecado para que nuestra relación con
Dios pueda ser restaurada. No debemos dejar que nuestro pecado nos aleje de Dios por la vergüenza o el
temor; el pecado más bien debe empujarnos más hacia Él para recibir el perdón y la limpieza 1ª Juan 1.9.
El pecado es algo serio. Nunca debe tomársele a la ligera, porque puede destruir el alma. Pero no debemos
desesperarnos, porque la gracia de Dios es mayor que nuestro pecado Romanos 5.20-21. Si volvemos a
Él con arrepentimiento y con fe, Él nos restaurará.
La vida santificada está descrita en forma clara y sencilla en Gálatas 2.20: ―Con Cristo estoy juntamente
crucificado, y ya no vivo yo, más Cristo vive en mí, y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo
de Dios, el cual me amó y se entregó a Sí mismo por mí‖. La vida santificada es una vida cambiada; yo
cambio mi vida pecaminosa por la vida santa de Cristo; yo muero en Cristo; y Cristo vive en mí. Gracias a
Dios que Él ha provisto una salida del pecado por medio de Jesucristo nuestro Señor Romanos 7.25.
TRABAJE EN CASA:
Lea Juan 15.1-11 y en una hoja aparte entregue contestado el siguiente cuestionario.
17
CAPITULO CINCO.
Posiblemente el Espíritu Santo sea la Persona menos entendida de la Trinidad. No es solamente una
fuerza vaga impersonal o una influencia, sino una Persona que habla Hechos 10.19, escucha Juan 16.13,
y actúa Juan 16.14. Se le puede mentir Hechos 5.3, contristar Efesios 4.30, y blasfemar Mateo 12.31. El
Espíritu Santo no es solo una emanación de Dios; es Dios en unión coigual con Dios el Padre y Dios el Hijo.
La era presente es preeminentemente la era del ministerio del Espíritu Santo. Como Jesús ascendió a la
diestra de su Padre y físicamente no caminó más en la tierra, el Espíritu Santo es el miembro de la Trinidad
con quien tenemos el contacto más directo.
Si Dios el Padre es Dios trascendental que mora en el más alto cielo sobre toda la creación. Entonces el
Espíritu Santo es Dios inmanente, presente en todo lugar en medio de la creación. Si Jesús es Emmanuel,
Dios con nosotros, entonces el Espíritu Santo es el Consolador, Dios en nosotros.
El Espíritu Santo es el agente divino que lleva a cabo la voluntad de Padre en su trato con los creyentes.
Su actividad empieza aún antes de la conversión, cuando convence al pecador de su culpa, y lo acerca a
Cristo Juan 16.8. También el Espíritu Santo es quien regenera al pecador arrepentido, despertando al
espíritu muerto que hay en él y dándole nueva vida Juan 3.5-6. Luego el Espíritu Santo hace su residencia
dentro del creyente Romanos 8.9, y allí mora. Su presencia es un sello de posesión que lo marca como
propiedad de Dios 2ª Corintios 1.22.
Desde entonces es el Espíritu Santo que nos dirigirá, y nos dará poder en cada paso de nuestra vida
cristiana. Es imposible sobrevaluar su actividad dentro de nosotros o a nuestro favor. Jesús dijo que el
Espíritu Santo tomará su lugar, haciéndose para los creyentes todo lo que Jesús fue para sus doce
discípulos Juan 14.16.
Jesús llama al Espíritu Santo Consolador. Es un término que también se traduce ―Consejero‖, o ―Ayudador‖
Juan 14.16, 26. Esto indica Alguien que estará con nosotros todo el tiempo, y de quién podemos depender
completamente.
La lista de las actividades del Espíritu Santo es infinita. Nos guía a la verdad y nos revela las cosas de Dios
y de Cristo Juan 16.13-15. Nos dirige a hacer la voluntad de Dios Gálatas 5.18. Habla con nosotros y a
través de nosotros Hechos 10.19; Marcos 13.11. Llena nuestro corazón con el amor de Dios Romanos
5.5. Él nos da poder Hechos 1.8. Nos inspira 2ª Pedro 1.21. Ora por nosotros Romanos 8.26, y nos otorga
dones espirituales 1ª Corintios 12.7. El Espíritu Santo es nuestro Maestro, Guía, Fortaleza, Compañero, y
aún más.
En todo esto es importante notar que el Espíritu Santo nunca trata de llamarse la atención a sí mismo Juan
16.13. El propósito de todo su ministerio es de testificar de Cristo y glorificarlo Juan 16.14. El Espíritu Santo
inspiró las Escrituras cuyo tema es Cristo. Aún como Cristo anheló glorificar a su Padre durante su
ministerio Juan 17.4, así también el Espíritu Santo quiere glorificar a Cristo. En todo lo que hace, señala a
Jesús y lo exalta. Donde el Espíritu Santo actúa, Jesús es glorificado.
Antes de ascender al cielo después de su resurrección, Jesús les dijo a sus discípulos que esperaran en
Jerusalén para recibir el regalo prometido por su Padre Hechos 1.4-5, el Espíritu Santo quien los
bautizaría. El día de Pentecostés, diez días después de la ascensión de Jesús, unos 120 creyentes
estaban reunidos para orar cuando recibieron el regalo prometido: el Espíritu Santo descendió y los bautizó
Hechos 2.1-4.
18
Pedro predicó a la multitud que se había reunido para ver lo que estaba pasando. Les dijo claramente que
la promesa no era limitada a cierto grupo ni a cierto tiempo, sino que era para todos aquellos que pusieran
su fe en Cristo Hechos 2.38-39. También hoy día el bautismo en el Espíritu Santo es para nosotros.
¿Qué es el bautismo en el Espíritu Santo? Esta experiencia se compara al bautismo en agua Hechos 1.5,
que significa sumergirse o cubrirse. Si somos cristianos, el Espíritu Santo ya mora en nosotros, pero el
bautismo en el Espíritu Santo significa recibirlo en una medida abundante aún más. Nos rendimos
totalmente al Espíritu Santo, y Él manifiesta su poder en nosotros.
La imagen del bautismo también implica una unción, semejante a la de los sacerdotes y profetas del
Antiguo Testamento, o al bautismo de Jesús al inicio de su ministerio. Ser ungido significa ser escogido y
comisionado para servir a Dios.
Jesús dijo que el bautismo del Espíritu Santo nos daría poder para ser testigos Hechos 1.8. El Nuevo
Testamento nos enseña que todos los creyentes son sacerdotes apartados para Dios 1ª Pedro 2.9 y
dotados para servirle 1ª Corintios 12.7. Así el bautismo en Espíritu Santo es parte de la unción que nos
aparta y nos equipa para el ministerio.
Cuando los 120 creyentes recibieron el bautismo en el Espíritu Santo el día de Pentecostés, varias señales
y manifestaciones acompañaron el evento: un sonido como de un viento recio, una visión de lenguas de
fuego, expresiones de alabanza a Dios en lenguas desconocidas a los que hablaban Hechos 2.1-4. Cosas
similares acontecieron en otras ocasiones cuando la gente recibía este bautismo en el Espíritu, aunque no
todas las señales estaban siempre presentes Hechos 8.14-17; 10.44-46; 19.1-6.
Aunque las reacciones de la gente que recibe el bautismo en el Espíritu pueden variar, la evidencia inicial
en la mayoría de los casos es ―hablar en lenguas‖, es decir, el Espíritu Santo da las palabras para hablar en
una lengua que no conocemos, y alabar a Dios sin saber lo que estamos diciendo. Sin embargo, la
manifestación más importante de la Llenura del Espíritu Santo es lo que sigue: una vida entregada a Dios,
dirigida y apoderada por su Espíritu para ser testigos poderosos y efectivos Hechos 1.8.
Como cualquier otra experiencia en la vida cristiana, el bautismo en el Espíritu Santo viene por gracia a
través de la fe. Debemos creer en la promesa que Dios nos ha dado y entender que la promesa es para
nosotros Hechos 2.39.
La base para el derramamiento del Espíritu Santo es la exaltación de Cristo Hechos 2.33. Como Cristo
murió y resucitó, podemos ser salvos y santificados. Cristo ha sido exaltado a la diestra de Dios, y por eso
podemos recibir el bautismo en el Espíritu Santo. Recibimos el bautismo del Espíritu Santo, no por algo que
ganamos ni merecemos, sino porque es una señal de la glorificación de Cristo.
Como creemos en la exaltación de Cristo y la promesa del Padre, solamente tenemos que pedir a Cristo
este bautismo. A veces se derrama esta bendición aún antes de que se lo pidamos Hechos 10.44-45.
Otras veces el don se recibe a través de la imposición de manos Hechos 8.17. Se nos anima a pedir con
fe, porque estamos seguros que Dios quiere darnos este regalo Lucas 11.13.
Es más probable que recibamos el bautismo en el Espíritu Santo cuando estamos adorando a Dios con el
corazón y con la boca. El Espíritu Santo siempre se manifestará en una atmósfera de alabanza Hechos
2.11; 10.46. Esto es natural, porque el ministerio del Espíritu Santo es exaltar a Cristo. Así debemos
enfocar nuestra atención en Cristo, y no en nosotros mismos ni en cualquier manifestación particular del
bautismo como es el hablar en lenguas.
En fin, debemos perseverar en buscar este regalo Lucas 11.8-10. No nos desanimemos si hay un retraso
en recibir el bautismo en el Espíritu Santo. Si hay algún obstáculo en la vida, nuestra fe o entendimiento,
Dios nos lo revelará. Él es fiel, y recompensará a aquellos que le buscan a Él y sus dones Hebreos 11.6.
El Espíritu Santo da diferentes dones a los creyentes para edificar a la iglesia 1ª Corintos 12.7. Estos
dones incluyen dones de ministerio y de manifestación.
19
Los dones de manifestación (según 1ª Corintios 12.7-10) incluyen:
Los dones de ministerio, no obstante, se dan por un término largo, para ser ejercitado continuamente en el
ministerio de la persona. La expresión, ―dones de ministerio‖, incluye los dones que equipan y los que
ministran al cuerpo de la iglesia. Los dones de ministerio que equipan, realmente, son personas dotadas
que Dios ha dado a la iglesia para preparar a los creyentes para la obra del ministerio Efesios 4.11-16.
Cada creyente también hace un papel en el funcionamiento del cuerpo. Este rol se determina por el don de
ministerio que el individuo tenga. Ciertas actividades son esenciales dentro de la iglesia –la adoración, la
enseñanza, la evangelización, etc. La forma que estas funciones se manifiestan en cualquier iglesia se
deben especificar hasta cierto límite, de acuerdo con los dones espirituales de los equipadores y de las
personas que ellos están equipando.
Hay varias cosas importantes para recordar acerca de los dones del Espíritu Santo:
1. Los dones del Espíritu Santo son para la edificación de la iglesia, no para exaltar individuos 1ª
Corintios 12.7.
2. Los dones no son señales de santidad ni de madurez espiritual 1ª Corintios 1.7; 3.1.
3. El ejercicio de los dones está bajo el control de la persona dotada, la cual es responsable de usarlos
en obediencia a Dios 1ª Corintios 14.32-33. Nosotros no somos infalibles, y podemos mal usar los
dones. Por lo tanto, nuestro ejercicio de ellos estará sujeto a juicio de aquellos que tienen autoridad
1ª Corintios 14.29.
4. Los dones siempre se deben ejercitar con amor 1ª Corintios 13.1-2.
Tal vez el ministerio más importante del Espíritu Santo es el de sembrar el carácter de Cristo en su pueblo.
La presencia del Espíritu Santo en nuestra vida se ve más claramente por el fruto que se demuestra por
medio de nuestras actitudes y acciones.
El Espíritu Santo es el Espíritu de Cristo, y un cristiano lleno del Espíritu es un cristiano como Cristo.
El amor, el gozo, la paz, la paciencia, la caridad, la bondad, la fidelidad, la mansedumbre, el dominio propio,
estos componen el fruto de la actividad del Espíritu en nuestra vida Gálatas 5.22-23. Distintos de los dones
20
del Espíritu, que varían de creyente a creyente, todas estas cualidades del Espíritu deben encontrarse en
cada cristiano.
¡Que el Señor nos llene de su Espíritu para que Cristo sea formado y exaltado en nosotros!
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TRABAJE EN CASA:
Lea Juan 14.15-27 y en una hoja aparte entregue contestado el siguiente cuestionario.
21
CAPITULO SEIS
¿Qué es la Biblia?
La Biblia es la máxima autoridad para los cristianos, porque es la Palabra de Dios. No hay persona, ni
gobierno, ni organización, incluyendo la misma iglesia, cuya autoridad sobrepase la de la Biblia. Esto
significa que lo que dice la Biblia es la respuesta final a cualquier cuestión de doctrina o de práctica sobre lo
que se cree o lo que se haga. Cada individuo e institución tiene que someterse a la autoridad de las
Escrituras.
La Biblia es la autoridad suprema porque es inspirada por Dios. Es la comunicación escrita de Dios para el
hombre. Esto significa que la Biblia es infalible; puesto que Dios es el Autor. Es completamente digna de
confianza, y todo lo que afirma es verdad. Podemos tener completa confianza en la Biblia, y somos
llamados a obedecerla completamente.
Aparte de las tablas de piedra dadas a Moisés en el Monte Sinaí Éxodo 3.18, Dios no escribió directamente
la Biblia. Al contrario, se nos dice que ―los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el
Espíritu Santo‖ 2ª Pedro 1.21. Dios utilizó a los hombres para escribir su Palabra para nosotros.
La Biblia fue escrita por algunos 40 hombres diferentes durante un periodo aproximado de 1600 años, sin
embargo, los 66 libros se unen para presentar una consistente y completa revelación de Dios. Se dice que
las Escrituras tienen el soplo de Dios 2ª Timoteo 3.16, que significa que Dios por medio del Espíritu Santo,
dirigió al hombre a escribir lo que Él quería que escribiera. No significa que Dios dictaba las palabras como
un ejecutivo se lo haría a su secretaria, o que usaba a los escritores mecánicamente como una máquina de
escribir; no, Él no lo hizo así. Él permitió que los escritores dijeran lo que querían decir, y lo expresaran con
sus propias palabras según su estilo de escribir.
No obstante, la Soberanía de Dios sobre estos hombres creados y dirigidos por Él, e inspirados por el
Espíritu dentro de ellos, aseguró que lo que ellos escribieron fue la verdadera Palabra de Dios.
Tenemos muchas buenas razones para creer en la autoridad e inspiración de las Escrituras.
1. La Biblia reclama su autoridad divina. Una y otra vez, los profetas cuyas palabras están archivadas,
declaraban que estaban dando la ―Palabra de Dios‖. Muchas veces pagaron con su vida este privilegio.
2. Los apóstoles de Cristo testificaron de la autoridad e inspiración de la Biblia Romanos 15.4; 2ª
Timoteo 3.16; 2ª Pedro 1.21.
3. Jesucristo, el Hijo de Dios, testificaba de la verdad infalible y eterna de las Escrituras como la Palabra
escrita de Dios Juan 10.35; 17.17; Mateo 4.4; 5.17.
4. La cantidad de profecías registradas en las Escrituras que se han cumplido, testifican de Dios como
Autor divino.
5. Los descubrimientos arqueológicos continúan afirmando las descripciones bíblicas de la vida y de la
historia antigua.
6. La iglesia a través de su historia ha afirmado siempre que la Biblia es la Palabra inspirada por Dios, y
sobre ella los santos a través de las edades han basado su vida.
7. El mensaje unificado de las Escrituras, con su sabiduría permanente y su belleza sublime, señala una
Fuente más allá de los hombres diversos, y a veces hombres indoctos, que lo escribieron.
22
8. La Biblia misma prueba ser la Palabra de Dios a través de nuestra propia experiencia. La leemos, y
nos revela los secretos del corazón como solo Dios lo puede hacer; obedecemos la Biblia; y nos
damos cuenta que Dios cumple las promesas en ella registradas.
La Biblia que usamos hoy se ha traducido de los idiomas originales en que fue escrita, es decir, del hebreo
y griego. No tenemos ahora las obras originales caligrafiadas por los escritores bíblicos, pero sí poseemos
literalmente miles de copias escritas a mano que datan desde el primer siglo después de Cristo. Es de
estas copias, juntamente con otras traducciones primitivas de las Escrituras, de donde viene nuestra Biblia.
La han traducido hombres eruditos quienes son expertos en la historia y en los idiomas de la antigüedad.
Podemos tener confianza completa que nuestra Biblia es exactamente lo que Dios quiere que tengamos –
su Palabra para nosotros.
En el siglo decimosexto, durante el tiempo de la Gran Reforma, se hicieron comunes las traducciones a los
idiomas europeos. Fue durante esa época cuando apareció la Versión Casiodoro de Reina (1569). Esta fue
revisada por Cipriano de Valera en 1602, y se conoce como la Versión Reina Valera. Las palabras de los
idiomas vivos de hoy cambian su significado y su forma de escribirse, y con el tiempo las mejores versiones
necesitan revisión, la versión Reina Valera, es la más usada por el pueblo hispanoamericano evangélico, y
fue revisada en 1862, 1909 y 1960 consecutivamente.
En el siglo veinte, se han publicado versiones nuevas que utilizan un español más moderno y conocido, y
que hacen uso de manuscritos recientemente descubiertos (como los rollos del mar muerto). Estos
descubrimientos fueron desconocidos en el tiempo de la Versión Reina Valera.
¿Cuál versión debe usar usted? Algunas personas prefieren la versión Reina Valera. Algunos prefieren las
versiones nuevas, como la Nueva Versión Internacional, porque son precisas y fáciles de entender. Léalas,
ore, y decida por sí mismo.
El Antiguo Testamento contiene las Escrituras que Jesús y sus contemporáneos judíos utilizaban, e
incluye:
1. Los libros históricos. Registran los eventos del hombre primitivo, de la nación de Israel el pueblo
escogido de Dios, y revelan las leyes de Dios (desde Génesis hasta Ester).
2. Los libros de la sabiduría. (sapiensales) y de poesía expresan verdades que tienen que ver con las
experiencias del hombre en relación con Dios y el mundo (desde Job hasta los Cantares).
3. Los libros de profecía. Éstos archivan los mensajes de hombres llamados por Dios a proclamar su
palabra a un pueblo que muchas veces le dio la espalda (desde Isaías hasta Malaquías).
El Nuevo Testamento contiene las Escrituras escritas por los apóstoles, o sus asociados, inmediatamente
después del tiempo de Jesús, e incluyen:
1. Los cuatro evangelios los cuales registran las palabras y hechos de Jesús (desde Mateo hasta Juan).
2. La historia de la formación y crecimiento de la iglesia primitiva (los Hechos).
3. Las cartas escritas a las iglesias e individuos las cuales explican la fe cristiana y describen la vida
cristiana (Romanos hasta Judas).
4. La visión final que se le dio al apóstol Juan acerca de la futura victoria de Cristo y su pueblo sobre
Satanás y todos los otros enemigos (el Apocalipsis)
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¿Cuál es el mensaje de la Biblia?
La Biblia trata los temas más importantes que confrontamos. Es la Palabra de Dios acerca de Él mismo, del
mundo que Él creó, del hombre, de Cristo, y de la salvación. La Biblia no nos dice todo lo que nos gustaría
saber, pero sí nos dice todo lo que necesitamos saber acerca de nuestra relación con Dios y de nuestra
vida con Él.
Como la Biblia es la Palabra de Dios escrita, Jesucristo es la Palabra Viva Juan 1. Así desde el Génesis
hasta el Apocalipsis, el tema central de la Biblia es Cristo Lucas 24.27. Cristo es el vínculo que conecta
todos los diferentes libros de la Biblia, y Él es la clave para entender todo lo que contiene.
El Antiguo Testamento señala adelante hacia Cristo; predice su venida; describe su Reino, e ilustra la
Salvación que trae. En contraste, el Nuevo Testamento completa al Antiguo revelando a Jesucristo como el
cumplimiento de todos los propósitos de Dios.
Aunque podemos aprender algo acerca de Dios por medio del mundo que Él hizo Romanos 1.20. sin la
revelación especial de su Persona y por su Palabra, no podríamos saber nada de la salvación que Cristo
nos ha provisto. Para que nosotros conozcamos a Dios, Dios mismo tiene que revelarse a nosotros, y Él se
ha revelado por medio de la Biblia. Si deseamos conocer a Cristo, quien es la Palabra Viva, podemos
aprender de Él en las Escrituras, las cuales son la Palabra escrita.
La Biblia nos dice quien es Cristo, quienes somos nosotros en Cristo, y que es lo que Dios espera de
nosotros. La Biblia está llena de promesas y amonestaciones que son esenciales para nuestro bienestar
como cristianos 2ª Timoteo 3.16; 1ª Pedro 2.2. Nos ayuda a resistir la tentación Lucas 4.1-12, y nos
guarda del pecado Salmo 119.9-11. Nos manda a ser transformados por medio de la renovación de
nuestro entendimiento Romanos 12.2, y la mente se renueva en la medida que estudiemos las Escrituras.
De esa manera empezamos a perder la perspectiva mundana, comenzamos a ver las cosas como Dios las
mira, y a pensar con la mente de Cristo 1ª Corintios 2.16.
El cristiano que desea que Dios le hable individual y personalmente, va a la Biblia, porque el Espíritu de
Dios puede iluminar un versículo o pasaje escrito hace miles de años y aplicarlo a nuestra situación actual.
Por cierto muchas veces el Espíritu Santo nos dirige por medio de Escrituras que ya hemos leído en el
pasado Juan 14.26.
Hay muchas maneras diferentes de estudiar la Biblia. Una buena manera es escoger un tema específico
tales como el amor o la gracia, y con la ayuda de concordancias, u otras referencias, estudiar lo que la
Biblia dice referente al tema. Otra manera es estudiar la vida de personajes relevantes tales como David o
Pablo.
Posiblemente, el mejor método de estudio Bíblico para principiantes es leer un libro completo a la vez, para
seguir lo que el autor dice desde el principio hasta el fin. Lo importante es empezar y hacer del estudio
Bíblico un hábito consistente.
Hay algunos principios que se deben recordar, y que le pueden ayudar en cualquier método de estudio que
escoja.
Es mejor estudiar la Biblia diariamente, si embargo, habrá días que tendrá tiempo de leer solamente
unos versos.
Es mejor leer despacio, cuidadosamente, y con oración, alerta a lo que Dios quiere enseñarle.
Escriba las preguntas que tenga y las lecciones que aprenda.
Memorice los versículos que tienen significado o importancia especial para hacerlos parte de su vida.
Estudie sistemáticamente con un plan para cubrir la Biblia entera.
24
Estudie a solas, y también en grupo, para beneficiarse el entendimiento de otros sin hacerse
dependiente de ellos.
Acérquese a la Biblia con una actitud de humildad, dispuesto a recibir y a obedecer lo que Dios le
muestre.
No se sorprenda o se desanime cuando encuentre algo que no entienda. No puede esperar entender
todo lo que hay en la Biblia de inmediato, y ni aun después de muchos años; pero su entendimiento irá
aumentando más y más a medida que estudie. Habrá mucho que pueda aprender rápidamente. La regla
es que nunca permita que algo que no entienda obscurezca lo que ya está claro.
Siempre ponga en práctica lo que lee; los hacedores de la Palabra son los que de verdad la entienden
y experimentan sus bendiciones Santiago 1.22.
Pídale al Espíritu Santo que le dé discernimiento en cuanto a su Palabra. Dichosos somos porque
tenemos al Autor de las Escrituras, al Espíritu de Dios mismo, presente con nosotros para ayudarnos a
entenderlas. No sea negligente de pedir su ayuda. Pronto verá que la vida misma se encuentra en ―cada
palabra que sale de la boca de Dios‖ Mateo 4.4.
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TRABAJE EN CASA:
Lea 2ª Timoteo 3.14-17 y en una hoja aparte entregue contestado el siguiente cuestionario.
25
CAPÍTULO SIETE.
¿Qué es la oración?
Seguramente la oración es la más sublime y misteriosa actividad en que una persona puede involucrase. A
través de la oración, hacemos contacto con el infinito y Supremo Ser que creó y sostiene todo el universo.
Sin embargo, al mismo tiempo, nada puede ser más sencillo que la oración, porque el orar es solamente
hablar y escuchar –cosas que hacemos todos los días-. La oración es implemente conversar con Dios.
Dios es un Dios que habla. No es una deidad silenciosa; su naturaleza es comunicarse. Dios nos ha hecho
de tal manera que compartimos con Él esta habilidad de conversar. Nos ha dado no solamente una boca
para hablar y unos oídos para oír, sino también una extraordinaria capacidad para expresar nuestros
pensamientos y sentimientos por medio del lenguaje.
Ciertamente Dios conoce nuestros más profundos pensamientos y sentidos, aún sin que nosotros lo
expresemos con palabras. Sin embargo, Dios desea la clase de relación que viene solamente con nuestra
participación activa. Dios quiere que hablemos con Él. ¡Realmente escucha las palabras que le decimos!
A la verdad, el orar no es solamente hablar con Dios; es también escucharle. Aunque dios no habla a
menudo con voz audible, muchas veces habla directamente desde su Espíritu al nuestro. La voz de Dios
puede venir a nosotros en la forma de pensamientos implantados en la mente, una dirección hacia un curso
de acción, o simplemente una iluminación que nos hace ver las cosas que no hemos visto anteriormente.
Pero escuchar la voz de Dios requiere concentración de parte nuestra, un volver concientemente de
nuestra atención hacia Él.
De la misma manera que una persona puede dominar una conversación sin permitir que la otra sea
escuchada, podemos nosotros también llenar nuestras oraciones con pensamientos y deseos propios tanto
así que no escuchamos lo que Dios está diciendo. Requiere de nosotros un esfuerzo disciplinado para
darle a Dios una oportunidad de hablar. Tenemos que anhelar oírle. Pero si le escuchamos, podemos estar
seguros que Dios hablará, porque es su deseo comunicarse con nosotros. Eso les lo que hace posible la
oración.
La Petición.
Muchas veces pensamos que la oración es pedir algo de Dios. Esto se llama petición. No es la única clase
de oración, pero sí es una de importancia. Dios nos anima a llevarle a Él lo que queremos, y esto incluye
las necesidades básicas de la vida. Mateo 6.11.
Además, la Biblia está llena de ejemplos de personas que le hicieron peticiones a Dios, y las recibieron.
Jesús nos dice claramente que pidamos y recibamos para que nuestro gozo sea cumplido Juan 16.24.
Dios se complace en dar a sus hijos. Igual como un padre terrenal, Dios a veces tiene una buena razón
para negar las peticiones que sus hijos le hacen. Él sabe lo que es mejor para nosotros, y también se fija en
lo que motiva nuestras peticiones Santiago 4.3. Pero nosotros nunca debemos vacilar en presentar
nuestras necesidades y deseos a nuestro Padre, porque Él se deleita en dárnoslas.
La Alabanza.
La segunda clase de oración es la alabanza. La alabanza es darle gloria a Dios con las voces, diciéndole
de nuestro amor, y dándole gracias por todo lo que ha hecho por nosotros. La alabanza exalta a Dios y
también levanta la propia alma. El pueblo de Dios es un pueblo de alabanza.
La Confesión.
Confesar significa permitir que el Espíritu de dios nos convenza de pecados y responder con contrición y
arrepentimiento. Esto requiere que nos humillemos ante Dios, y que estemos dispuestos a confrontar el mal
que hemos hecho. El pecado destruye nuestra relación con dios, pero ―si confesamos nuestros pecados, Él
es fiel y justo para perdonarnos, y limpiarnos de toda maldad‖. 1ª Juan 1.9.
26
La Intercesión.
La intercesión quiere decir orar a Dios en favor de otros. La intercesión es un ministerio sumamente
importante ya que está abierto a cualquier hijo de Dios. Nuestro Padre se complace cuando, sin egoísmo
oramos por otras personas, no hay nada más importante que interceder por otra persona ante Dios.
La Comunión.
Finalmente hay lo que llamamos comunión, la cual es como un niño quien abre su corazón a su padre. Es
así como nosotros compartimos con Dios nuestros sentimientos, nuestros pensamientos, y nuestros
sueños. Tales momentos de oración desarrollan y enriquecen nuestra relación con Dios, y nos acercan más
a Él.
Tiempo de oración. Debemos separar diariamente un tiempo específico para orar, tal vez 10 a 15
minutos al comienzo, y después más tiempo a la medida que vamos adelantando. Muchos cristianos
siguen el padrón de Jesús, y convierten la oración en la primera prioridad de la mañana. Esto es para
empezar el día acercándose a Dios.
Pero sea en la mañana, en la tarde o en la noche, escoja un tiempo que se adapte a su horario, y
manténgalo. Como con cualquier otro programa, las interrupciones y los ajustes tendrán que hacerse
algunas veces. No se desanime. Lo importante es desarrollar un hábito de orar diariamente.
La oración en grupo. Nuestras oraciones toman fuerza cuando nos unimos en oración con otros Mateo
18.19-20. Debemos participar en los servicios regulares de oración, y unirnos con otros que se
congregan para orar por un avivamiento u otras necesidades especiales.
La oración espontánea. Hay situaciones dadas que reclaman oración inmediata. Puede ser oración por
un enfermo, cualquier emergencia, y hasta una expresión de agradecimiento por un hermoso día.
Debemos estar preparados para orar a cualquier hora y en cualquier lugar.
La oración continua. Las Escrituras nos dicen que debemos orar ―sin cesar‖ 1ª Tesalonicenses 5.17.
Esto involucra aprender a mantener una continua conciencia de la presencia de Dios, un corazón que
le busca y un oído atento a su voz.
Dios nos insta a orar Isaías 55.6; Mateo 6.9; Lucas 18.1; 1ª Tesalonicenses 5.17
La oración es necesaria para nuestra salud espiritual. Aumenta y enriquece nuestro conocimiento de
Dios y de nuestra relación con Él. Es una fuente de poder para testificar y vivir en santidad.
27
La Biblia está llena de promesas para los que buscan al Señor en oración Jeremías 33.3; Mateo 7.7-
11. Las bendiciones del cielo están abiertas para los que oran.
Dios nos ama y quiere pasar tiempo con nosotros. Nuestro amor por Él debe motivarnos a buscarlo y
pasar tiempo con Él.
¡Qué gran privilegio es poder conversar con el Creador del universo en cuya mente hay todo
conocimiento y en cuya mente hay todo conocimiento y en cuyas manos hay todo poder!
A continuación hay una lista breve de ayudas y obstáculos relacionados con nuestras oraciones:
o La fe. Mateo 21.21-22. Nuestras oraciones son más efectivas cuando miramos quién es Dios, y a la
vez estamos seguros en el amor y en el poder de nuestro Padre.
Nuestra fe aumenta, no por tratar de creer, sino por meditar en Dios, en quién es Él, y en lo que Él ha
hecho.
o La sinceridad. Hebreos 4.13. Es esencial que nosotros estemos totalmente abiertos y honestos a Dios.
No vale la pena fingir a Él, porque pretender solamente impide que él supla nuestra verdadera
necesidad.
o La justicia. Santiago 5.16. No podemos vivir de cualquier manera que nos plazca, menospreciando a
Dios y su ley, y más tarde esperar que Dios nos responda cuando queremos algo de Él.
o La humildad. Salmo 131.1-2. Dios escucha a aquellos que se dan cuenta de la necesidad que tienen
de Él.
o La persistencia. Lucas 11.5-10. ¡No se rinda! La promesa existe para aquellos que perseveran. Dios a
veces dice ―no‖, pero no debemos rendirnos hasta que Él responda.
Obstáculos a la oración.
o La incredulidad. Mateo 13.58. Nuestra incredulidad nos hace seguir preocupándonos e impide que
dejemos los problemas con Dios. Esto puede estorbar que recibamos la respuesta de Dios, o aún no
reconocerla cuando venga.
o La hipocresía. Mateo 6.5-8. La oración que solo busca aparentar como ―espiritual‖, logrará nada más
que eso.
o El orgullo. Lucas 18.9-14. La oración que se enfoca solamente en nosotros mismos, no puede lograr
nada de Dios.
o El pecado. Salmo 66.18. Un pecado no confesado o un corazón no arrepentido, edifica una barrera
que bloquea la vía de oración.
o El egoísmo. Santiago 4.3. ¿Cuáles son los motivos que están detrás de nuestras oraciones?
o Las relaciones rotas. 1ª Pedro 3.7. La manera que tratamos a otros puede afectar grandemente la
manera como Dios nos trata a nosotros.
No es posible enfatizar demasiado la importancia de la oración. Permítale a Jesús que Él sea el ejemplo: Él
necesitaba pasar mucho tiempo orando ¿Cuánto más nosotros? ¡Nada puede hacerse sin oración; con
oración todo es posible!
28
TRABAJE EN CASA:
1. ¿Cómo describiría usted la actitud de David para orar al llegar ante Dios?
29
CAPÍTULO OCHO
LA IGLESIA, MI FAMILIA.
¿Qué es la iglesia?
La palabra iglesia en el Nuevo Testamento significa ―los llamados de afuera‖, es decir, los que Dios ha
llamado para ser sus hijos fuera del mundo. Cuando alguien pone su fe en Cristo para ser salvo, tal
persona viene a ser miembro de la familia de Dios. La iglesia se compone de todos los hijos de Dios
alrededor del mundo de toda nación, toda raza y toda lengua Apocalipsis 7.9.
Como hijos de Dios nuestro Padre, todos los cristianos somos hermanos y hermanas. Todos estamos
unidos por nuestra fe en Cristo, y el mismo Espíritu Santo mora dentro de cada uno de nosotros Efesios
4.4-6. Como miembros de la misma familia, es natural amarnos los unos a los otros, y así este amor prueba
que pertenecemos a Cristo Juan 13.35.
El pueblo de Israel construyó un pueblo para Dios. Ellos querían tener la presencia de Dios con ellos,
aunque realmente no era posible que Dios viviera en una casa de madera y piedra 1° Reyes 8.27. Dios
todavía quiere tener una morada con el hombre, y está edificando su propio templo. La iglesia es el templo
de Dios – una casa no hecha con manos humanas, un lugar donde Dios mismo quiere morar Efesios 2.19-
22.
A veces llamamos al edificio donde adoramos a Dios ―la iglesia‖ pero esto realmente no es correcto. La
iglesia se hace de personas, no de ladrillos y mezcla. Nosotros todos somos ―piedras vivas‖ 1ª Pedro2.5
edificadas una al lado de la otra para formar la casa de Dios. Jesucristo es la piedra angular. ¡Qué glorioso
llamamiento es ser parte del templo donde Dios vive!
Cuando el Hijo de Dios se hizo hombre, caminaba en la tierra con un cuerpo humano así como el resto de
nosotros. Cuando ascendió al cielo después de su resurrección, envió a su Espíritu Santo para que su
presencia permaneciera aquí en la tierra. Pero también mantuvo una presencia física aquí: ahora la iglesia
es el cuerpo de Cristo en la tierra, y es habitada por su Espíritu Santo.
Tal como el cuerpo físico se hace de partes diferentes con varias funciones diferentes, así también el
cuerpo de Cristo en la tierra se compone de muchas diferentes personas con diferentes roles y habilidades
1ª Corintios 12.14-20. Como miembros de la iglesia, tenemos diferentes tareas de acuerdo al lugar donde
Dios nos ha asignado en ese cuerpo, pero todos trabajamos juntos. Cada miembro tiene su lugar, todos
son necesarios, y ninguno se deja afuera. Solamente juntos podemos nosotros desempeñar nuestro papel
como el cuerpo de Cristo, y llevar a cabo su voluntad aquí en la tierra.
Cuando Jesús vivió y ministró en la tierra, nunca tomó una esposa. Pero derramó su sangre, y sacrificó su
vida para limpiar y santificar un pueblo que llegaría a ser su novia Efesios 5.25-27. La iglesia se llama la
novia de Cristo, porque nos ama y quiere unirse con nosotros en una íntima relación que dé fruto para Él.
Como la novia de Cristo, la iglesia es llamada a ser pura y santa. Es preciso permanecer fieles a Él, y
nunca permitir que las cosas de este mundo nos roben nuestro amor. Como Cristo nos amó suprema y
sacrificadamente, nosotros le devolvemos nuestro amor, y esperamos fielmente el día cuando regrese para
llevarnos con Él. Apocalipsis 19.7.
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¿Existe más de una iglesia?
Hay solamente una iglesia verdadera, un organismo espiritual divinamente creado, que incluye a cada
creyente en Cristo a través del mundo. Los nombres de los miembros de la iglesia de Dios están escritos en
el libro de la vida, sean en el registro de una organización eclesiástica o no. La unión de la iglesia no es
organizacional, sino espiritual.
La iglesia de Dios se hace de muchas iglesias locales. Además, estas iglesia locales muchas veces se
componen de grandes grupos de iglesias, o denominaciones, para ayudarse mutuamente, y para cooperar
y trabajar más efectivamente. Tales denominaciones exigen responsabilidad, y dan dirección para asegurar
que las iglesias se mantengan Bíblicas en su doctrina y práctica.
Muchas denominaciones se formaron para proteger ciertas verdades que se descuidaban en esa época.
Otras empezaron en tiempos de avivamiento cuando Dios hacía algo que todas las iglesias del día no
estaban dispuestas a recibir.
Las denominaciones hacen un papel importante en unir y supervisar las iglesias de Dios, y merecen
respeto y lealtad por el trabajo que hacen. Nunca es la voluntad de Dios que sean fuentes de división, ni
que entre su pueblo exista la competencia y la crítica. Dios se complace y se glorifica cuando los cristianos
trabajan y conviven juntos, cruzando las líneas Denominacionales. Así testifican de su unión en Cristo.
La iglesia tiene libertad para seleccionar y nombrar otros oficiales y líderes como sea necesario. Pero todo
liderazgo en la iglesia de Dios debe ser un liderazgo de servicio 1ª Pedro 5.1-3. Aunque Dios les da
autoridad a los que cuidan su pueblo, esa autoridad se ejercita siempre con amor siguiendo el ejemplo de
Cristo Juan 13.13-17.
31
2. La iglesia ministra a los creyentes en Cristo.
La iglesia es llamada a edificar. Los miembros del cuerpo deben usar sus dones para servir y edificarse,
para que todo el cuerpo crezca hacia lo que debe ser en Cristo Efesios 4.11-13. Este crecimiento se lleva a
cabo a través de varias clases de ministerio Hechos 2.42.
- La oración: Los miembros de la iglesia se reúnen para orar, intercediendo a favor de las necesidades de
cada uno y encontrar fortaleza en la oración unida.
- La predicación: La iglesia se reúne para escuchar la proclamación y explicación de la Palabra de Dios,
esperando que su verdad penetre y transforme los corazones.
- El compañerismo: La iglesia participa de la Cena del Señor, proclama su unión en Cristo, demuestra su
vida espiritual por la animación de los unos a los otros, soporta sus cargas mutuamente,
comparte con los necesitados, sencillamente se ama.
- La iglesia local necesita su ministerio. La iglesia no está completa sin usted. Los dones que Dios le ha
dado son para ayudar a sus compañeros cristianos 1ª Corintios 14.26. Tal vez usted pensará que no hay
nada que pueda hacer, pero Dios lo conoce mejor; Él no tiene miembros inútiles en su cuerpo. 1ª
Corintios 12.27.
- La iglesia local necesita sus oraciones. El liderazgo de la iglesia y el resto de sus compañeros creyentes
necesitan sus oraciones. Usted necesita orar por ellos y también orar con ellos.
- La iglesia local necesita su apoyo financiero. La tarea que Dios ha dado a su iglesia requiere los recursos
de su pueblo. Si la iglesia local va a hacer su parte de adorar al Señor, ministrar a los creyentes, y
evangelizar a los perdidos aquí y en el extranjero, usted debe contribuir con su parte.
El señor nos insta a comprometernos a la iglesia local Hebreos 10.25. Nuestra fidelidad al cuerpo de Cristo
es fidelidad a Él.
32
TRABAJE EN CASA:
33
CAPITULO NUEVE.
YO CELEBRARE.
34
¿Por qué debemos adorar a Dios?
Primeramente esto significa que la adoración tiene que ver con el corazón. La realidad interna es muco más
importante que la expresión externa. La verdadera adoración se origina en lo profundo del espíritu, y luego
se expresa en palabras o acciones.
Pero adorar a Dios en espíritu, significa también permitir que nuestra adoración sea dirigida por el Espíritu
Santo. Como el Espíritu Santo debe ser nuestra guía en todas las cosas Juan 16.13, así que nos guiará en
la adoración. El Espíritu Santo nos ayuda en nuestras debilidades Romanos 8.26, y como la meta de su
ministerio es exaltar y glorificar a Cristo, esto quiere decir que Él va a inspirar y dirigir nuestra adoración.
En lo individual, el Espíritu Santo nos revela la realidad de quién es Dios y de lo que ha hecho por nosotros
1ª Corintios 2.9-10. Esto nos hace responder con alabanza y agradecimiento.
Además, el Espíritu Santo nos ayuda a expresar lo que hay en el corazón. Él nos puede guiar a gritar, a
cantar, a reír, a llorar, o a danzar. También nos puede dar palabras que van más allá de nuestro
entendimiento, y son para expresar más claramente lo que hay en el corazón 1ª Corintios 14.15.
En o corporativo, la adoración Pentecostal anhela permitir que el Espíritu Santo dirija la alabanza de toda la
congregación. Podemos pensar de la congregación como una orquesta con sus miembros actuando como
los músicos. El Espíritu Santo inspira a cada músico a tocar una melodía de alabanza, pero el Espíritu
Santo también trata de orquestar las melodías individuales en una sinfonía armoniosa de alabanza a Dios.
Cuando nosotros permitimos que el Espíritu Santo dirija nuestra adoración, el resultado será una hermosa
unidad armoniosa que nos da un sabor semejante a la misma adoración celestial.
35
Los adoradores pentecostales no son espectadores, sino participantes en la adoración. Los líderes
pentecostales de adoración anhelan la participación del Espíritu Santo en todo, desde la selección de los
cantos, hasta el orden del culto o el recibir de la ofrenda. La adoración Pentecostal da lugar para que las
personas ministren en el servicio con canto, profecía, testimonios, así mismo como en dar o interpretar
mensajes en lenguas 1ª Corintios 14.26. Al mismo tiempo, cada individuo debe someterse a los líderes
que son responsables de mantener el orden del culto 1ª Corintios 14.32, 33, 40. Siempre debe existir un
equilibrio entre la libertad y el orden, porque todo se hace por el bien de la iglesia y para la gloria de Dios.
Esto significa primeramente que nuestra adoración debe ser sincera y sin hipocresía, para que lo que salga
de los labios sea igual a lo que hay en el corazón. Debemos abrir el corazón a Dios sin esconder nada ni
pretender ser lo que no somos, sino ir a Él tal como somos.
Adorar a Dios en verdad también significa adorarlo como se ha revelado en la Biblia. Debemos adorar a
Dios con el entendimiento verdadero de quién es Él, no con una idea falsa de Él que venga de nuestra
propia imaginación.
Finalmente, adorad a Dios en verdad significa acercarse a Él a través de Jesucristo, quién es la Verdad y el
único camino hacia el Padre Juan 14.6. Tenemos acceso a Dios solamente por medio de Jesucristo;
nuestra oraciones, cantos, y alabanza -- debemos ofrecer todo lo que le damos a Dios en el nombre del
Señor.
¿Qué es la adoración?
1. La adoración comienza cuando reconocemos quién es Dios y lo que ha hecho por nosotros.
2. Esto nos insta a responder con agradecimiento y alabanza, y entonces empezamos a glorificar a
Dios por su grandeza y por su bondad para nosotros.
3. La adoración culmina en consagración, porque ofrecemos a Dios no solamente nuestra alabanza,
sino también nos ofrecemos a nosotros mismos. La adoración empieza en el corazón, pero no se
concluye hasta que ofrezcamos nuestra vida entera a Dios como sacrificio vivo Romanos 12.1-2.
La vida se da a Dios para que Él la transforme y la utilice para sus propósitos. Dios quiere que lo que ha
empezado en el santuario continúe en todas las áreas de la vida, hasta que todo lo que seamos y todo lo
que hagamos, sea una ofrenda de alabanza para Él Colosenses 3.17. Para el pueblo de Dios, la alabanza
es una manera de vivir.
TRABAJE EN CASA:
36
CAPITULO DIEZ.
¿Qué es la mayordomía?
El mundo entero y todo lo que haya en él, le pertenece a Dios Salmo 24.1. Esto incluye usted y yo y todo lo
que poseamos. Nuestro dinero, hogares, familias, tiempo y el cuerpo, y hasta la propia vida – todo fue
creado por Dios, y legítimamente le pertenece a Él.
Dios ha puesto estas pertenencias en nuestras manos para que las usemos y las administremos.
Solamente las poseemos temporalmente, y salen de nuestras manos cuando morimos. Pero mientras
vivamos, somos mayordomos de Dios, los siervos que Él ha encargado de su propiedad. Somos
responsables de administrar con sabiduría lo que Dios nos ha dado para su gloria Lucas 19.13.
¿Qué quiere decir esto? Significa que administramos todos nuestros recursos y posesiones con el
conocimiento de que un día daremos cuenta a Dios de nuestra mayordomía Mateo 18.23. Esto se aplica a
todo lo que tengamos: como mayordomos de nuestro tiempo, lo debemos usar productivamente y no
malgastarlo; como mayordomos del cuerpo, tratamos de mantenerlo saludable y no abusarlo; como
mayordomos de la tierra, tomemos un buen cuidado del ambiente, y no desperdiciemos nuestros recursos
naturales.
El concepto de mayordomía se aplica con fuerza especial a nuestras finanzas. La Biblia tiene bastante que
decir acerca de la actitud apropiada hacia el dinero y su uso. Sabemos que tenemos que darle cuenta a
Dios de nuestro manejo del dinero, tener cuidado de ser honestos en todos nuestros tratos financieros, y
evitar el malgasto y la extravagancia. Tratemos de ser generosos al compartir con aquellos que tienen
menos. Queremos que nuestra manera de ganar y usar el dinero complazca a Dios.
Algunas personas creen que Dios bendice a los que merecen más, y que la riqueza es una señal de la
santidad. Otros consideran que la riqueza es una indicación del egoísmo, y por lo tanto el pueblo de Dios
debe tomar un lugar entre los pobres. Ambas actitudes son erróneas. No hay virtud en la pobreza ni en la
riqueza. Lo que tenemos no es lo más importante, sino cómo lo adquirimos, y lo que hacemos con él.
La riqueza puede ser el resultado de mucho trabajo y ahorro, mientras que la pobreza muchas veces es el
resultado de la pereza y la extravagancia Proverbios 10.4. Pero todo en este mundo no es perfectamente
correcto. La riqueza se puede obtener por medio de la explotación de otros o por la deshonestidad, y la
pobreza puede ser el resultado de la adversidad o la injusticia. No podemos juzgar la condición moral o
espiritual de una persona simplemente por su cuenta bancaria.
Ciertamente todo lo que poseemos procede de Dios Santiago 1.17, y debemos estar agradecidos de lo que
tenemos, sea poquito o mucho 1ª Timoteo 6.8. Los que tienen una abundancia deben agradecer a Dios por
sus bendiciones.
Pero una mayor riqueza conlleva mayor responsabilidad Lucas 12.48; si tenemos mucho, por lo mucho
tenemos que dar cuenta a Dios. Además, la riqueza también trae tentación 1ª Timoteo 6.9; Jesús
reconoció la influencia de la riqueza sobre nosotros, y nos advirtió severamente para que no permitiéramos
que ella dañara nuestra relación con Dios Mateo 6.24.
Sin embargo, los ricos tienen una gran oportunidad de ser canales de Dios para bendecir a otros. Debemos
recordar que nuestra meta de adquirir riqueza no es para averiguar cuánto podemos acumular para
nosotros mismos Lucas 12.20, sino para poder compartir con aquellos que tienen necesidad y para
avanzar el reino de Dios Efesios 4.28.
37
¿Qué es diezmar?
Diezmar es la práctica de dar a Dios un diez por ciento (10%) de nuestras entradas. Abraham es la primera
persona mencionada en las Escrituras que diezmaba, y después Jacob también diezmó. Estos hombres
ofrecieron a Dios un diezmo de lo que habían recibido para reconocer a Él quien había provisto todas las
cosas. Esto también constituyó un acto de agradecimiento al Señor Génesis 14.20; 28.22.
Cuando Moisés presentó las leyes de Dios al pueblo de Israel, el diezmo fue establecido como una
práctica obligatoria Levítico 27.30. Dios reclamó para sí un diezmo de la productividad de cada terreno
cultivado y de cada rebaño, ordenó que los israelitas se lo devolvieran a Él. No diezmar a Dios lo que le
correspondía era considerado robar a Dios Malaquías 2.8-9.
Aunque ya no estamos bajo la ley de Moisés que ordenaba el diezmo, hay abundantes razones para que
continuemos esta práctica:
1. Nuestra razón de diezmar es la misma de Abraham y de la nación de Israel: reconocer que todo lo
que tenemos ha venido de la mano de Dios. Al devolverle a Dios nuestro diezmo, le expresamos
gratitud por lo que hemos recibido, y mostramos fe que Dios continuará supliendo nuestras
necesidades.
2. Jesús aprobó el diezmo. Aunque criticaba a los fariseos por muchas cosas, encomendó su práctica
de diezmar Lucas 11.42.
3. El diezmar trae bendiciones. La promesa de Dios de bendecir a los que diezman todavía está
vigente Malaquías 2.10.
4. Ya que hemos recibido tanto más por el Nuevo Pacto Hebreos 8.6 ¿Cómo podemos dar menos de
lo que ellos daban bajo el Antiguo Pacto?
El diezmo no se puede dar directamente a Dios, y por eso se da a sus representantes – los que ministran
en su nombre. En el Antiguo Testamento, llevaban el diezmo al templo, al lugar de adoración, y lo
compartían entre los sacerdotes y los otros que trabajaban en el templo. Debemos continuar esta práctica
de llevar nuestro diezmo a la iglesia local donde adoramos a Dios.
Hay muchas organizaciones, piadosas y beneficiosas, que son dignas de nuestro sostén financiero. Pero
nuestra obligación principal pertenece a la iglesia local de la cual somos parte. Dios quiere que le demos
ayuda financiera a los que nos den alimento espiritual 1ª Corintios 9.13-14. Hay que dar diezmo a la iglesia
local para sostener allí al pastor y los otros ministros.
La iglesia local se compone de individuos comprometidos con Cristo y entregados el uno al otro, que
adoran a Dios, y que ministran entre sí según sus necesidades. Una parte importante de este compromiso
es la parte financiera. La iglesia local necesita nuestro sostén; ella no tiene otra fuente de entradas
financieras. Verdaderamente no podemos pretender ser parte de la iglesia si le negamos nuestro sostén
financiero.
Debemos considerar al diezmo como un mínimo en nuestra contribución. Es cierto que no podemos dar lo
que no tenemos, pero la mayoría de los cristianos de naciones desarrolladas pueden, y deben, dar más.
Debemos dar según lo que Dios nos ha dado, y de acuerdo con la gratitud que sentimos en el corazón 2ª
Corintios 8.12. Nuestras ofrendas deben ser acciones que muestran nuestro amor para con Dios.
38
Aparte del diezmo podemos dar las ofrendas en el lugar donde queramos, pero debemos estar seguros que
se utilicen sabiamente y para una causa digna. Muchas veces la iglesia local tiene necesidades especiales
o proyectos, y posiblemente habrá otros ministerios con los cuales nos gustaría contribuir. Las Escrituras
específicamente nos mencionan dos áreas del ministerio a las cuales cada creyente (e iglesia) debe dar:
1. Las Misiones – Cristo le comisionó a la iglesia que llevara su Palabra a todas las naciones Mateo
28.19, y los que no van tienen la obligación de sostener a los que sí van Romanos 10.14-15. La
tarea de las misiones mundiales es responsabilidad de cada creyente. Y ¿de cuál manera mejor
podemos utilizar nuestro dinero que usarlo para extender el evangelio?
2. Los pobres – Repetidamente la Biblia exhorta a los que tienen que compartan con los que no tienen
Levítico 19.10; 1ª Juan 3.17. Dios promete volver a pagar a los que dan al pobre Proverbios
19.17, porque ve lo que les damos a los pobres como regalos para Él mismo Mateo 25.40. Nunca
debemos olvidar nuestra responsabilidad para con los pobres, porque es solo por la gracia de Dios
que nosotros mismos no estamos entre ellos.
No debemos conformarnos con el dar solamente de lo que nos sobra. Si lo que damos no es sacrificio, vale
muy poco 2º Samuel 24.24. Sin embargo, nunca sufriremos por lo que damos, porque mientras más
damos, más recibiremos Lucas 6.38. Siempre debemos recordar que el dar no es una carga, sino una
oportunidad; podemos invertir nuestro dinero en edificar el reino de Dios y cosechar recompensas eternas
de lo que damos en esta vida Mateo 6.19-21.
A los ojos de Dios, la cantidad que damos no es tan importante como el por qué. A Dios le interesa la
actitud con la que damos, y mira más el corazón que el palto donde depositamos nuestra ofrenda.
Jesús enfatizó que nunca deberíamos ofrendar para impresionar a otros, y por eso recomendó que
ofrendáramos anónimamente Mateo 6.2-4. Tampoco debemos dar de mala gana o con reservaciones,
como si no quisiéramos participar 2ª Corintios 6.7.
El dar debe ser natural para nosotros, porque como cristianos hemos recibido abundantemente Mateo 10.8.
El pueblo de Dios es generoso, porque Dios es generoso.
Dios quiere que demos alegremente y con gozo de un corazón que reboza. Damos porque amamos a Dios
y a nuestros hermanos. Tal como los hebreos de antigüedad traían regalos al templo para adorar a Dios,
nuestras ofrendas deben ser una parte integral de nuestra adoración. Nunca debemos olvidar: el dar es
adorar.
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TRABAJE EN CASA:
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CAPÍTULO ONCE
ÉL DIJO ―ID‖
Después que Jesús resucitó, y antes de ascender al cielo, les dio el siguiente mandato a sus discípulos:
―…Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas
las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;
enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con
vosotros todos los días, hasta el fin del mundo‖. Mateo 28:18-20
Esto se llama ―la gran Comisión‖. Con estas palabras Cristo comisionó a sus seguidores con la tarea de
llevar el evangelio a todo el mundo, bautizando, enseñando y haciendo discípulos de los que creyeran.
Desde entonces la iglesia ha tomado estas instrucciones como su mandato para seguir adelante.
Jesús les dio a sus once discípulos la gran Comisión. Pero es evidente que no quiso decir que solamente
estos once hombres llevaran el evangelio al mundo entero. No es así, nosotros también somos sus
discípulos, y la carga de evangelizar a los perdidos es también nuestra responsabilidad.
La palabra evangelizar quiere decir:‖dar la buena nueva‖. El evangelio es la buena nueva de: la venida de
Cristo, su muerte por nosotros, su resurrección y el perdón que Él ofrece. Dios no ha escrito el mensaje de
salvación en letras grandes en el cielo, ni tampoco se les ha dado a los ángeles la tarea de comunicarlo a la
humanidad perdida. Dios ha ordenado que el mensaje de salvación se extienda por medio de los que lo
han experimentado.
El evangelizar no es solamente para los predicadores profesionales. Todos los que han recibido salvación
en Cristo tienen el privilegio y la responsabilidad de compartir el evangelio. Todos nosotros impartimos el
evangelio de diferentes maneras; nuestras habilidades y oportunidades son diferentes. Pero ya sea que
evangelicemos a grades multitudes o a individuos, sea en el hablar, el escribir, el cantar, o el repartir
tratados, a todos nosotros podemos hallar una manera de compartir la buena nueva.
El evangelio no es solamente para los domingos; hoy es el día de salvación 2ª Corintios 6.2. Siempre
debemos estar preparados para compartir el evangelio con los que nos rodean 1ª Pedro 3.15, ya sea en el
hogar, en el trabajo, o dondequiera que nos encontremos. Esto no quiere decir que nos hagamos
ofensivos en predicar a cualquier persona, sino que aprovechemos las oportunidades que se nos
presenten, y que hablemos voluntariamente a las personas que muestren interés 2ª Corintios 4.5-6.
Debemos aprender a actuar y hablar con sabiduría sin arriesgar la verdad del evangelio. Es menester,
también, tener cuidado de que nosotros mismos no seamos piedra de tropiezo para otros.
Las Escrituras dicen que somos embajadores de Cristo 2ª Corintios 5.20. Un embajador es una persona
que representa a otro -- y hablando y actuando a su favor. Dios nos ha hecho sus embajadores, y nos ha
entregado el mensaje que quiere que el mundo oiga. Debemos decirle a las persona que Dios las ama, y
que por medio de Cristo Él ha abierto paso para que las relaciones quebrantadas sean restauradas con Él.
Nosotros debemos alcanzarlos para Dios, instándoles a que regresen a Dios, quien los ama más de lo que
ellos puedan imaginarse.
Jesús dijo también que seamos sus testigos hechos 1.8. Un testigo es alguien que tiene conocimiento
personal de algo que puede compartir con los que no lo tienen. El testigo tiene que decir lo que ha visto y
oído Hechos 4.20. De igual manera debemos decirles a otros lo que Cristo ha hecho por nosotros, y cómo
personalmente hemos experimentado su amor y gracia en la vida.
40
Del mismo modo que Juan el Bautista testificó Juan 1.7, nosotros también testificamos sobre quién es
Jesús – el único Salvador y Señor resucitado.
Jesús también dijo que sus seguidores son la luz del mundo Mateo 5.14. Jesús vino al mundo como la Luz
que brilla con justicia y gloria mostrándole al mundo cómo es Dios Hebreos 1.2. Él volvió al cielo, pero nos
ha dejado la tarea de continuar este trabajo. Vamos a mostrarle al mundo cómo es Cristo por medio de lo
que hagamos y hablemos. Nuestras actitudes y acciones deben mostrar algo de la santidad y amor a Dios
Mateo 5.16. De esta manera hacemos brillar la luz de la gloria de Dios en la oscuridad de este mundo
perverso Filipenses 2.15.
Finalmente, Jesús llamó a sus seguidores la sal de la tierra Mateo 5.13. El mundo donde vivimos está bajo
el juicio de Dios Juan 3.19, y va rumbo a la destrucción 2ª Pedro 3.10.Pero tal y como la sal sirve para
conservar la carne y el pescado de la descomposición, así nuestra influencia puede refrenar lo malo del
mundo, y detener el juicio de Dios Génesis 18.26.
Sin embargo, para ser efectivos en extender la misericordia de Dios y en preservar al mundo para el juicio,
es menester tener cuidado de no perder nuestra distinción como cristianos Mateo 5.13b. Soos el valor del
mundo solamente si vivimos de una manera diferente de él.
Hemos visto que la gran Comisión se ha dado a toda la iglesia, y que el evangelismo es la responsabilidad
de todos. Esta responsabilidad tiene tres niveles:
1. Las personas que conocemos… Como individuos debemos testificar a nuestra familia, amigos,
compañeros de trabajo, y conocidos. A veces es difícil hablar con ellos, pero posiblemente tenemos
más influencia por quienes somos para ellos que por lo que nosotros le digamos.
2. Nuestra comunidad… Como parte de la iglesia local, debemos involucrarnos en alcanzar nuestra
comunidad o ciudad. Cada iglesia local debe ser un faro que brilla la luz del mensaje del evangelio y
que resplandece con la gloria de Cristo en medio de las tinieblas que nos rodean. Cada iglesia local
debe dar prioridad a multiplicar los creyentes, a orar, y a alcanzar a los perdidos en su área más
cercana. Debemos unirnos con otros líderes y hacer nuestra parte para ayudar con avivamientos,
cruzadas, visitación, y programas especiales que hagan de nuestra iglesia un lugar donde la gente
pueda encontrar a Dios.
41
3. El mundo… No hay raza, nación ni tribu que no deba oír el mensaje de salvación. El evangelio de
Cristo es para todos, y Dios quiere que este evangelio sea predicado en todo el mundo Mateo
24.14. Desde su comienzo, la iglesia ha enviado mensajeros para llevar el evangelio a las tierras
donde no se ha conocido Hechos 13.3. A través de los siglos estos misioneros han dejado sus
hogares, han sufrido privaciones, y aún han arriesgado las vidas para anunciar al mundo el mensaje
de Cristo.
Pero las misiones no son solamente la responsabilidad de los misioneros. La tarea es demasiado
grande para unos pocos. Llevar el evangelio al mundo entero es la responsabilidad de toda la iglesia, y
cada uno de nosotros tiene un papel para hacer y un trabajo para desarrollar Romanos 10.14-16. Nos toca
a nosotros averiguar cuál es el papel que el Señor quiere que hagamos: ¿Quiere que vayamos? ¿Desea
que intercedamos en oración por los perdidos y por los que van a ministrar? ¿Quiere que demos de
nuestras finanzas para que otros vayan?
Cada cristiano debe ser un testigo de Cristo. Cada creyente debe ayudar a su iglesia local con la tarea de
evangelizar la comunidad. Es menester que cada cristiano se involucre en misiones mundiales. Poquito o
mucho, todos podemos hacer algo para ayudar a cumplir la gran Comisión.
¿Qué hará usted?
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TRABAJE EN CASA:
42
CAPITULO DOCE.
Así como estamos tan seguros que Jesús vino la primera vez hace casi 2,000 años, un día regresará otra
vez. Su segunda venida es tan cierta como la primera.
¿Cómo sabemos que Jesús vendrá otra vez? Él mismo prometió regresar Mateo 26.64. Muchas veces
habló con sus discípulos acerca de su regreso, y les urgía a estar preparados para aquel día Mateo 24.42,
los apóstoles enseñaron que regresaría Hechos 3.19-21, y los ángeles reafirmaron su promesa Hechos
1.11. El regreso de Cristo es un tema sobresaliente de todo el Nuevo Testamento. Ha sido la esperanza
gloriosa de todos los creyentes desde los primeros días de la iglesia hasta el presente Tito 2.13.
La segunda venida de Cristo será semejante a la primera, porque Jesús volverá corporalmente, no
solamente en un sentido espiritual o simbólico Hechos 1.11. Regresará a la tierra con el mismo cuerpo
glorificado y resucitado con el cual ascendió al cielo.
Sin embargo, la segunda venida de Cristo será diferente de la primera en algunos aspectos:
Jesús vino la primera vez para empezar el proceso de la redención; vendrá por segunda vez para
completarla Romanos 8.23.
Jesús vino la primera vez para traer salvación; vendrá por segunda vez para traer juicio Hechos
17.31.
Jesús vino la primera vez como el Cordero callado que no resistió a sus enemigos; vendrá por
segunda vez como el León conquistador que los destruye con el aliento de su boca 2ª Tesalonicenses
2.8.
Jesús vino la primera vez con humildad y mansedumbre con su gloria escondida de la vista humana;
vendrá la próxima vez con esplendor glorioso, y su gloria resplandecerá como el mismo sol Lucas
21.27. En la Biblia la segunda venida se llama ―el desvelo‖ o ― la revelación‖ de Cristo, porque
entonces se verá tal como es 1ª Juan 3.2.
Nadie sabe cuando Jesús volverá Mateo 24.36. Jesús indicó una y otra vez que su regreso sería una
sorpresa Mateo 24.24. A pesar de eso, la gente ha persistido en tratar de predecir lo que Jesús dijo que no
se ha podido conocer. A través de los años. Muchos han dicho que regresaría en esta u otra fecha,
siempre se han equivocado. Es difícil decir quiénes son más tontos, los que hacen las predicciones o los
que creen en ellas.
Es vano tratar de adivinar la fecha del regreso de Cristo. Dios ocultó esta información de nosotros con un
propósito: quiere que estemos preparados todo el tiempo Lucas 12.40.
Ciertamente la venida de Jesús será una sorpresa para los que no lo conocen, y por lo tanto, ellos no o
esperan. No debe ser una sorpresa para nosotros. Esto no es porque conocemos la fecha de su regreso,
sino porque estamos siempre vigilando y esperándolo 1ª Tesalonicenses 5.4-6. Debemos estar listos
cuando quiera que Él venga.
43
El pueblo de Dios espera un reino donde la justicia y la paz sean realidades Isaías 42.1; queremos un
hogar permanente donde podamos compartir con nuestros amados más allá del alcance de la muerte cruel
Hebreos 13.14; deseamos reemplazar estos cuerpos dolorosos y decadentes por un cuerpo glorificado,
semejante al de Cristo Filipenses 3.20-21; esperamos ver con los propios ojos a Aquel que se dio a sí
mismo por nosotros 1ª Pedro 1.8. Cuando Cristo el Rey vuelva, todas nuestras esperanzas serán
cumplidas.
El regreso de Cristo también nos enseña a poseer ligeramente las cosas que tenemos aquí y a valorarlas
de una manera diferente de lo que las valora el mundo. Sabemos que nuestra estancia aquí es temporal, y
que en cualquier día los reinos de este mundo podrían ser reemplazados por el glorioso reino de Cristo.
Por lo tanto les damos más prioridad a las cosas eternas que no se ven, y resistimos las tentaciones de las
baratijas llamativas y temporales de este mundo 2ª Corintios 4.18. Podemos apreciar los regalos que Dios
nos da aquí, pero sabemos que no poseeremos nuestro tesoro verdadero hasta que Cristo regrese Mateo
6.19-21.
Algunos han entendido que no tenemos que hacer más que sentarnos y esperar el inminente regreso de
Cristo, sin embargo la segunda venida de Cristo no da lugar a la pereza 2ª Tesalonicenses 3.6. Tampoco
debemos permitir que la curiosidad nos haga pasar todo el tiempo tratando de averiguar el programa de
eventos del porvenir. Sin embargo, el saber que nuestro Señor puede regresar cualquier día, debe
impulsarnos a trabajar más que nunca por Él, de tal manera que podamos cumplir tanto como sea posible
antes de que nuestra oportunidad se termine Lucas 19.13.
El entendimiento que Cristo pueda regresar mañana no significa que dejemos de hacer planes para el
futuro. Considerándolo todo, podrían pasar otros 1,000 años antes de su regreso. Por lo tanto debemos
vivir prudentemente, esperándolo hoy, pero planeando por si acaso Él se tarde en venir. Lo importante es
ser fiel y obediente para que cuando venga nos encuentre haciendo nuestra tarea asignada Lucas 12.38.
Finalmente, el regreso de Cristo nos anima a vivir santa y devotamente 2ª Pedro 3.11. Anhelamos vivir
justamente y sin represión, porque queremos que el Señor esté complacido con nosotros cuando venga 2ª
Timoteo 4.8.
El Arrebatamiento de la Iglesia. En el tiempo del fin, Cristo vendrá por su novia. La iglesia será
levantada (arrebatada) para unirse con Él 1ª Tesalonicenses 4.16. Los cristianos que hayan muerto se
resucitarán con nuevos cuerpos glorificados, y los creyentes que viven se transformarán sin morir. Todo
esto acontecerá en un segundo de tiempo mientras somos transformados de lo mortal a lo inmortal, y
pasamos de la corrupción a la gloria 1ª Corintios 15.51-53.
La Gran Tribulación. En este tiempo, Dios no va a restringir la anarquía, que aún hoy causa tanta
destrucción en el mundo. Un caudillo fuerte se levantará, y se pondrá en el lugar de Dios. unirá tras él
las fuerzas de la maldad, ambas humanas y demoníacas 2ª Tesalonicenses 2.3-12. Perseguirán el
pueblo de Dios, y muchos serán martirizados o perderán su fe Mateo 24.9-11. En este tiempo, Dios
comenzará a derramar su ira sobre este mundo rebelde Apocalipsis 16.11.
44
La Victoria de Cristo y el Reino Milenario. Jesús vendrá a la tierra con sus santos y con las huestes
celestiales, y pondrá fin a la rebelión del hombre y de los demonios Apocalipsis 19.11-21. Sus
enemigos serán destruidos, y Satanás será atado por 1.000 años Apocalipsis 20.2. Durante este
tiempo Cristo establecerá su reino en la tierra, y reinará con sus santos en perfecta justicia
Apocalipsis 20.4. Entonces veremos lo que debe ser la vida en la tierra, porque para ese entonces
habrá paz entre los hombres, entre las naciones, y aún entre los animales Isaías 11.1-9.
El Juicio Final. Al final del reinado de los 1.000 años, Satanás estará suelto para organizar una
rebelión final contra Cristo, pero él y todos los que lo siguen, serán derrotados y destruidos
Apocalipsis 20. 7-10. Luego los incrédulos muertos serán levantados para hacer frente al juicio ante el
trono de Dios. Todos serán juzgados de acuerdo con lo que han hecho, y sufrirán el castigo que
merecen en el infierno Apocalipsis 20.11-15.
El Nuevo Cielo y la Nueva Tierra. Entonces Dios renovará el cielo y la tierra; todo dolor, toda tristeza y
toda destrucción causadas por el pecado terminarán Apocalipsis 21.1-4. Viviremos siempre con
Cristo, disfrutando la gloria de la nueva creación de Dios, la confraternidad de nuestros hermanos y
hermanas en Cristo, y sobre todo, la presencia de Dios en medio nuestro Apocalipsis 22.3-5. No
podemos ni siquiera soñar de lo que Dios tiene guardado para nosotros, pero tendremos toda la
eternidad para llegar a comprenderlo 1ª Corintios 2.9.
Amén, sí, ven Señor Jesús.
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TRABAJE EN CASA:
45
CAPÍTULO TRECE
Un sacramento es una ceremonia que simboliza y sella la experiencia de una realidad espiritual. Jesús
instituyó dos sacramentos (también llamados ―ordenanzas‖, porque fueron ordenadas por Cristo), que se
han practicado por la iglesia desde su comienzo: el bautismo en agua y la santa cena. Estos sacramentos
tienen un lugar importante en la vida de cada creyente.
El bautismo en agua es el sacramento de entrada a la vida cristiana. Diferente a la santa cena, que se
celebra repetidamente, el bautismo es una ceremonia que se hace una sola vez, y que nunca necesita
repetirse. Simboliza la entrada al reino de Dios, nuestro nuevo nacimiento a su familia.
El bautismo en agua no es un medio de salvación, porque no salva a nadie. Somos salvos por medio de la
fe en Cristo Efesios 2.8-9, y sin esta fe, el bautismo es una ceremonia vacía que no hace nada más que
mojar a la persona. Recuerde, la salvación es una experiencia espiritual, no una experiencia física. Sin
embargo, no debemos menospreciar la importancia del bautismo como un sello y símbolo de lo que
acontece a nosotros cuando somos salvos.
El bautismo en agua es una experiencia muerte/vida. Es decir, significa ambos la muerte del viejo ser y la
nueva vida que hemos recibido en Cristo. Ser sumergido bajo el agua significa la muerte de todo lo que
éramos sin Cristo; la vieja vida, edificada alrededor de mi mismo y de lo que yo quería, está muerta y
enterrada Romanos 6.4. Cuando nos sometemos a la inmersión, simbólicamente dejamos ir nuestra vieja
vida, juntamente con todo el pecado que la acosaba, reconociendo que es digna de muerte y que se debe
dejar atrás.
Pero gracias a Dios que el bautismo no termina allí. Después de la muerte viene la resurrección Romanos
6.5. El ser levantado del agua significa el nacimiento de nuestra nueva vida en Cristo. Dejamos atrás la
vieja vida para tomar la nueva. Desde ahora en adelante estamos muertos al pecado, pero vivos para Dios
Romanos 6. 10.
Afirmamos nuestra unión con Cristo con el bautismo. Somos unidos con Cristo en su muerte, y por lo tanto
morimos al pecado; somos unidos con Él en su resurrección, y así vivimos una nueva vida para con Dios
Romanos 6.11. A través del bautismo nos identificamos con Cristo, declarando nuestra fe en su muerte y
resurrección, y afirmando estas cosas en nuestra propia vida.
El bautismo no es para los infantes, más bien es para los que entienden lo que quiere decir pecar,
arrepentirse del pecado, y encontrar perdón a través de Cristo. Una persona debe ser bautizada por su
propia voluntad afirmando así su decisión de darle a Cristo su vida.
46
El bautismo no es para los que de una manera u otra sean ―dignos‖, o que hayan alcanzado cierto grado de
madurez. El bautismo es una señal de fe y compromiso; debe ser uno de nuestros primeros pasos de
obediencia como cristianos y realizado tan pronto como podamos entender y asentir con lo que estamos
haciendo Hechos 2.41.
¡Todos los que creen en Cristo se deben bautizar!
El sacramento de la cena del Señor, o santa cena, fue instituido por Jesús la noche antes de su crucifixión.
Al compartir con sus discípulos, les habló de su muerte que se aproximaba, y usó el pan y el vino para
simbolizar la vida que estaba ofreciendo como un sacrificio por ellos. En recibir el pan y el vino, sus
discípulos simbólicamente recibieron el sacrificio y la vida que Él dio Mateo 26.26-28.
Al seguir repitiendo esta ceremonia de pan y vino, recordamos esa noche y los eventos santos y horribles
del día siguiente 1ª Corintios 11.26. A través de la cena del Señor proclamamos y conmemoramos el
sacrificio de Cristo, y afirmamos nuestra participación en el.
Observar esta cena juntos, también nos hace recordar nuestra continua necesidad de la gracia de Dios.
Nos avisa del cuerpo de Cristo, su iglesia aquí en la tierra, del cual somos parte. Al ―discernir el cuerpo‖ de
Cristo nos damos cuenta que somos una parte vital del cuerpo, y que necesitamos todas las otras partes
para funcionar con integridad 1ª Corintios 12.12-18.
El pan simboliza el cuerpo de Cristo 1ª Corintios 11.23-24. Jesús dijo que Él era el ―Pan de Vida‖, que
descendió del cielo para darnos vida Juan 6.48-51. Sin Cristo, estamos muertos espiritualmente, separados
de Dios quien es la única fuente de vida. Dios nos ofrece su propia vida gloriosa y eterna para vivificarnos,
y recibimos esta vida por medio de Cristo.
Participar del pan de la santa cena indica que recibimos la vida de Dios que descendió a la tierra en el
cuerpo de Cristo ofreciéndonos vida por medio de Él. Comer el pan es el símbolo perfecto de nuestra
dependencia de Cristo para nuestra vida. El cuerpo necesita alimento todos los días, y así también nuestro
espíritu. Repetimos la santa cena regularmente para simbolizar el hecho de que nuestro espíritu debe
nutrirse continuamente de la vida de Cristo. Nos sostenemos espiritualmente cuando alimentamos el alma
con Cristo, porque Él es nuestra vida.
Siempre al comer del pan, recuerde que la vida de Cristo le es dada a usted. Jesús murió no solamente por
el mundo, sino también por usted personalmente. Él le ofrece su vida; recíbala.
El vino simboliza la sangre de Cristo que nos purifica del pecado 1ª Juan 1.7. En el Antiguo Testamento, el
pueblo de Israel celebraba la fiesta de la pascua para conmemorar el día que fueron salvos del juicio de
Dios y liberados de la esclavitud de Egipto Éxodo 12. Mandaron al pueblo que pusiera la sangre del
cordero en los postes de las puertas para protegerse del ángel de la muerte.
Jesús es el Cordeo de Dios, cuya sangre aplicada en el corazón nos salva del juicio de Dios en cuanto a
nuestros pecados, y nos libra de la esclavitud al pecado. Cuando tomamos de la copa, mostramos que
hemos recibido la provisión que Dios ha hecho para salvarnos de nuestros pecados por medio de la sangre
preciosa que Cristo derramó para nuestra redención.
La sangre de Cristo selló el nuevo pacto que Él vino para establecer entre Dios y el hombre Lucas 22.20.
Este es el pacto de gracia, bajo el cual Dios nos redime y nos purifica para sí mismo Hebreos 8.7-12.
Cuando tomamos de la copa, renovamos este pacto con Dios, indicando que hemos recibido la oferta
divina de salvación, y que hemos entregado nuestra vida a Él. La cena del Señor es un recordatorio
periódico y una renovación de nuestra relación de pacto con Dios.
47
Siempre que tome de la copa, recuerde que Jesús vertió su sangre, no solamente por el mundo, sino por
usted. Si ha recibido la oferta de la gracia de Dios, muestre que ha entregado su vida a Él.
Cuando participamos de la Cena del Señor, siempre debemos hacerlo reverentemente, bien concientes del
significado de lo que estamos haciendo 1ª Corintios 11.27-28. Nunca debemos tomar livianamente los
elementos que simbolizan el cuerpo y la sangre de nuestro Señor. Debemos examinar el corazón antes de
comer y beber, confesando nuestros pecados a Dios para recibir perdón y limpieza. Además, debemos
reconocer y afirmar nuestra unión con el cuerpo de Cristo en la iglesia local y alrededor del mundo, porque
compartimos todos juntos de la vida de Cristo.
Sea que participemos todos de una sola hogaza de pan o de una hostia individual, sea que todos tomemos
de un solo vaso o de una copa particular, los elementos específicos que usamos no son tan importantes
como la actitud del corazón. Los elementos son solamente símbolos materiales de una realidad espiritual, y
no contienen ningún elemento mágico. Pero mezclados con fe, estos símbolos nos comunican lo que el
cuerpo y la sangre de Cristo proveen: su propia vida.
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TRABAJE EN CASA:
48
CAPÍTULO CATORCE
A. CAMBIO DE AUTORIDAD
Hemos sido librados del dominio de Satanás (de su autoridad o control). Ahora estamos bajo una autoridad
completamente nueva — la del Señor Jesús.
A medida que un creyente comienza a crecer en su nueva vida en el Señor, él descubre muy pronto que la
única manera de disfrutar la vida en el Reino de Dios es mediante unas buenas RELACIONES CON
JESUS (Ef. 1:17; Fil. 3:10). En el mismo comienzo de nuestra nueva vida con Dios, estas relaciones toman
dos formas distintas:
1. La De Salvador
Esta es la primera relación que comenzamos a tener con Jesús. No podemos conocer a Dios como Padre y
Amigo hasta que primero hayamos tenido una revelación de Jesús como Salvador — Aquél que murió por
nosotros y nos rescató del reino de Satanás. Jesús nos salvó:
"Y aunque era Hijo ... vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen‖ (He. 5:8, 9).
Lea también Hebreos 2:10 y 2ª Timoteo 1:10.
2. La De Señor
Cuando conocemos a Jesús como Salvador, entramos al Reino de Dios, pero ahí no es donde nuestras
relaciones con El terminan.
Una vez dentro de Su Reino, esas relaciones comienzan a tomar cambios dramáticos. Ahora le conocemos
no sólo como Salvador, mas también como Señor — ¡NUESTRO Señor! El es REY en Su Reino (Col. 2:6).
―Por tanto, os hago saber que nadie que hable por el Espíritu de Dios llama anatema a Jesús; y nadie
puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo‖ (1ª Co. l2:3). Lea también Juan 13:13; Romanos
1:4; 1ª Corintios 8:6 y 2ª Corintios 4:5.
Cuando entramos al Reino de Luz, podemos disfrutar de las cosas para las cuales fuimos creados — para
unas relaciones amorosas y recíprocas con el Señor. Debido a esto, cuando Jesús vino a ser Señor de
nuestras vidas, descubrimos que Su control en nuestras vidas nos saca del caos del pecado y nos lleva al
plano del orden y la paz divina. Lea Colosenses 2:9,10; 1ª Corintios 8:6.
B. EL CIUDADANO MODELO
―Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús...‖ (Fil. 2:5).
Jesús, aunque Rey del Reino, se hizo siervo. Es el ejemplo de lo que debe ser el verdadero ciudadano de
Su Reino.
"Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, he
lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a los otros. Porque ejemplo os he
dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis‖ (Jn. 13:13-15). Lea también Juan 13:2-17;
Mateo 20:26-28 y Lucas 22:27.
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C. VASALLOS (SUBDITOS) DEL REY
Como miembros del Reino de Cristo, entramos en unas relaciones con él equivalentes a las de Maestro y
siervos (Mt 6:24).
Jesús vino a cumplir la voluntad de Su Padre (He. 10:5-9). En Su vida día por día, El exhibió cuál es el
estilo de vida del Reino: el vivir para agradar a Dios (Ef. 5:8-10). Es vital que tengamos ese mismo corazón
de sirviente que El tuvo.
A muchos cristianos no les agrada el concepto de ser siervos porque al parecer les hace inferiores a los
demás. No obstante, en la Biblia encontramos cuatro paradojas interesantes:
―....ni aún me tuve por digno de venir a ti; pero di la palabra, y mi siervo será sano. Porque también yo soy
hombre puesto bajo autoridad, y tengo soldados bajo mis órdenes; y digo a éste: Ve, y va; y, al otro: Ven, y
viene; y a mi siervo: Haz esto, y, lo hace" (Lc. 7:7, 8). Debido a que el Centurión estaba bajo autoridad, él
podía ejercer autoridad, y prontamente se sometió a la autoridad de Jesús. Lea también los versículos
1-10; Santiago 4:7.
El estilo de vida del Reino de Dios es una actitud de SUMISION y OBEDIENCIA A DIOS (Lea Mateo 12:50;
Efesios 6:6; Hebreos 13:21; 1ª Juan 2:17; 1ª Tesalonicenses 4:1). Nosotros nos sometemos a la voluntad
de Dios — NO con renuencia — por temor u obligación — sino más bien:
a. Por todo lo que Dios ha hecho por nosotros (Ro 12:1; Ef. 4:1; Tito 3:4-7).
b. Porque al hacer tal cosa, encontramos satisfacción (Sal. 40:8).
c. Por amor (Jn 14:15; 1 Jn. 5:3).
En Mateo 21:43, Jesús dijo que el Reino pertenecía a los que "produjeran sus frutos". El fruto del Reino es
explicado en un número de pasajes bíblicos:
Nuestra responsabilidad como ciudadanos del Reino de Dios es vivir como el pueblo que somos
actualmente (1ª P 2:11).
―Nosotros oramos también para que vuestras vidas externas, que es vista de los hombres, pueda traer
crédito al nombre de vuestro Maestro, y para que pueda causar gozo en Su corazón" (Col. 1:10 Phillips).
Lea también 2:6; Efesios 4:1; 6:8-10.
MI DECISION
Entiendo, después del estudio acerca de la vida en el Reino, que debo someter mi vida al servicio de
los demás, exactamente como lo hizo Jesús. Hago la decisión de ser un sirviente dispuesto y feliz
de Cristo y los demás.
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CAPÍTULO QUINCE
LOS CIELOS
"...Dios está en el cielo, y tú sobre la tierra; mas tú, teme a Dios" (Ec. 5:2,7).
A. ¿QUE ES EL CIELO?
El cielo es un lugar más allá de cualquier cosa que podamos imaginar o concebir (1ª Co. 2:9; 13:12). El
cielo es como un lugar de santidad, lleno de gloria y sin fin. Pero aunque la Biblia no describe todos los
detalles del cómo es el cielo, sí nos da algunos detalles respecto a su naturaleza. Estos son:
El Libro de Apocalipsis describe la Nueva Jerusalén, la cual desciende del Cielo, como un lugar donde no
hay:
a. Noche (22:5)
b. Maldición (22:3)
c. Dolor (21:4)
d. Llanto, ni dolor (21:4)
e. Muerte (21:4)
Esto es así debido a que la naturaleza del Cielo es un producto de la naturaleza de Dios. Siendo que el
Cielo es la plena manifestación de Su presencia, lo que es Dios, el Cielo es como un lugar de santidad,
lleno de gloria y sin final.
Como creyentes, ahora vivimos nuestras vidas en unas relaciones especiales con el Cielo debido a que:
1. Pertenecemos Allá
"Sino que os habéis acercado al monte de Sión, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la
compañía de muchos millares de ángeles, a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los
cielos.....‖ (He 12:22, 23).
53
7. Tenemos Nuestro Tesoro Allá
"...nos hizo renacer para una esperanza viva... para una herencia incorruptible, incontaminada e
inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros..." (1ª P. 1:3,4). Lea también Mateo 6:19-21.
"...pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante,
prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús" (Fil. 3:13,14).
Jesús Mismo, antes de ascender al Cielo, hizo una promesa especial a cada creyente:
"No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas
moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a Preparar lugar Para vosotros. Y si me
fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros
también estéis" (Jn. 14:1-3).
Lea también Juan 17:24.
MI DECISION
Hoy decido poner mis afectos en las cosas del Cielo, no en las de la tierra. Entiendo que mi vida
sobre este mundo es temporal; así que, viviré siguiendo ciertas prioridades preestablecidas por
esta verdad. Compartiré con los demás las buenas nuevas acerca de este maravilloso y eterno
hogar el cual Jesús fue a preparar para todos los que creen en Su nombre.
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CAPÍTULO DIECISÉIS
LLAMADO DE DIOS
Dios tiene un plan para la vida de cada, creyente en el Señor Jesucristo. Su llamado no sólo envuelve un
propósito maravilloso para nosotros a través de toda la eternidad, sino que también tenemos una expresión
de ese llamamiento sobre la tierra al presente.
"Quien nos salvó y LLAMO con llamamiento santo... según el propósito suyo y la gracia... " (2ª Ti. 1:9).
"Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo. Por precio fuisteis Cristo... Y
sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que CONFORMEA
SU PROPOSITO SON LLAMADOS" (Ro 8:17,28).
Lea también los versículos 29, 30.
"Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios" (Ro 1: l).
Al describir su propio ministerio, el apóstol Pablo expone un ejemplo del llamamiento que viene sobre
CADA creyente. Este tiene tres aspectos:
―Porque el que en el Señor fue llamado siendo esclavo liberto es del Señor; así mismo el que fue llamado
siendo libre, esclavo es de Cristo. Por precio fuisteis comprados.....‖ (1ª Co. 7:22,23).
Lea también 1ª Co. 6:19-20.
Cuando Pablo se llama a sí mismo esclavo de Jesucristo, está señalando hacia un significado aún más
profundo. Según la costumbre de su época, si un esclavo llegaba al tiempo en que debería ser puesto en
libertad, pero debido a su amor hacia su amo escogía no aceptar su libertad, entonces recibía una marca
en su oreja – la cual era horadada. Esa era la señal de que seguiría siendo un ―esclavo por amor‖ a su amo
de por vida (Ex. 21:5,6; Dt. 15:16-17). El apóstol Pablo, por su propia selección, se declaró a sí mismo un
esclavo por amor al Señor Jesús.
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2. El Llamado Especial — ―Llamado A Ser Un Apóstol‖.
Así como el apóstol pablo tuvo un llamado especial sobre su vida, de igual manera cada creyente en
particular. Pablo fue llamado para ser un apóstol, pero existen muchos llamamientos en el cuerpo de Cristo.
Lea Romanos 12.3-8; Efesios 4:7-16. La parte especial que Dios tiene para que nosotros la
desempeñemos será revelada a cada uno a medida que buscamos su voluntad en oración sincera.
Nos movemos hacia el interior de nuestro llamamiento particular y especial únicamente a medida que nos
probamos a nosotros mismos en el asunto de ser ―esclavos por amor‖, ya que primero tenemos que
aprender a someternos completamente a la autoridad de Cristo antes de que podamos ser enviados por Él.
Lea Mateo 28:18,19.
MI DECISION
Ahora que entiendo que Dios ha tenido un plan para mi vida aun desde antes de la fundación del
mundo, hago la total entrega de mi ser a dicho plan a fin de seguir al Señor durante toda la
trayectoria. Enseñaré a otros también acerca del llamado de Dios para sus vidas.
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