Cucos y Bombachas

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BRAGAS, CUCOS, BOMBACHAS Y OTRAS


INTIMIDADES DEL IDIOMA
Daniel Samper Pizano

E
n los tiempos que corren, no es extraño oír en Colombia un diálogo como el siguiente:
—¿Y qué? ¿Venís a parrandear con Diana o te foqueas? Palabra que la rumba va a ser un cacharro.
—No sé. Horita mismo estoy mamado, pero reconozco que me solla la sardina.
—Esa es una disculpa chimba. Venite con nosotros y le echás el cuento, no seas calceto.
—¿Y quién responde si me da materile y dice nanay cucas? Vos no, claro. Estás como intenso hoy, ¿verdad?
—Esperá, esperá, no te pongás bejuco conmigo que yo solo estoy proponiendo. Si querés, te largás a que te pechi-
che tu mamá y a otra cosa, mariposa.
—Está bien, me decidí. Voy, me pongo la pinta y arrancamos.
—Ahí está, man. Y si la sardina no te da ni la hora, la caés a alguna cuchibarbi. Para ponerla celosa, fijate.
—Pues no es mala idea, porque la pelada es un bollo pero se pone rejuda. A lo mejor acabo hasta de tinieblo
del bagre.
—Pa’luego es tarde...

Resulta difícil entender exactamente lo que comentan los Echar el cuento: declararse.
dos amigos, o llaves, o parceros, a menos que uno tenga a Calceto: incumplido, faltón.
mano a un adolescente colombiano. Dar materile: poner término, finalizar.
O, por lo menos, un glosario ad hoc, como puede ser Nanay cucas: negativa enfática.
el Diccionario de colombiano actual que publicó en 2005 el Intenso: insistente, reiterativo.
escritor Francisco Celis. Allí aparecen registrados casi Bejuco: enfadado.
todos los términos extraños de este diálogo que solo tie- Pechichar: mimar.
ne sentido entre jóvenes colombianos al despuntar el si- Ponerse la pinta: usar ropa elegante.
glo XXI: Man: hombre.
Cuchibarbi: señora pasada de años que se viste como
Foquear: dormirse. una muchacha y se maquilla en exceso.
Cacharro: algo divertido. Pelada: chica.
Mamado: cansado. Bollo: persona muy atractiva.
Sollar: enloquecer. Rejuda: mujer difícil.
Sardina: chica joven. Tinieblo: amante secreto.
Chimba: falsa. Bagre: mujer fea y un poco mayor.

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MEDIOS DE COMUNICACIÓN E INTERNET


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BRAGAS, CUCOS, BOMBACHAS Y OTRAS INTIMIDADES DEL IDIOMA

Si tenemos en cuenta que cada uno de los veintidós paí- A lo mejor dentro de dos generaciones estas palabras
ses con importante población hispanohablante tiene sus habrán ido a parar al baúl del desuso, como ocurre ahora
propios grupos juveniles, y que la comunicación de cada con muchas que hace un siglo eran términos habituales
grupo funciona en torno a un código léxico tan hermético de agricultores y campesinos. A lo mejor, también —¿por
y caprichoso como el que propongo de ejemplo, es posible qué no?—, algunas de ellas ocuparán lustrosa poltrona
sacar una conclusión inmediata y fácil: el castellano está en el diccionario mayor. Así ha acontecido con otras que en
condenado a dividirse sin remedio. su momento no eran más que modismo callejero.
Cuando estos jóvenes crezcan, les será imposible en- Un hecho inevitable, producto de la variedad del es-
tenderse con otros que hablan, en teoría, su misma len- pañol, es que determinados objetos reciban nombres di-
gua, pero que son incapaces de descifrar lo que sus veci- versos en países distintos. Ejemplo curioso es el de la en-
nos conversan. cantadora prenda íntima femenina que en buena parte de
Esta conclusión, sin embargo, es chimba. Siempre, y América se conoce con el prosaico nombre de ‘calzones’.
en todas las lenguas, ha habido modismos, germanías, len- Argentina los llama ‘bombachas’; Venezuela, ‘pantaletas’;
guajes juveniles de código cerrado. Y, sin embargo, ningu- Colombia, ‘cucos’; España, ‘bragas’. Si se pretende con-
no de ellos ha conspirado seriamente contra la unidad del servar la unidad del idioma, hay solo dos posibilidades.
idioma. Más tardarán en crecer los muchachos que hoy Una es aprender las distintas denominaciones de la pren-
hablan de cuchibarbis y tinieblas que sus hijos en desarro- da, tarea que no resulta ni ingrata ni difícil. Es la que yo
llar nuevas jergas que derogan las anteriores o bien incor- escogí. La otra, a la que parece empujarnos la cruel reali-
poran, limpian, fijan y dan esplendor a algunas de las pala- dad, consiste en unificar el nombre acudiendo, si es pre-
bras que usaron las generaciones anteriores. ciso, a un término extranjero. La palabra ‘panty’ se perfi-
Así se forman las lenguas. Piensen ustedes en el sus- la como posible koiné para designar en todos nuestros
tantivo ‘bacán’ (persona espléndida) y el adjetivo ‘bacano’ países a la inquietante pieza.
(estupendo). Hace un siglo nacieron en el léxico lunfardo El Diccionario de la Real Academia ya se atrevió en su
de los bajos fondos de Buenos Aires; hace setenta años última edición (2001) a incluir y definir ‘panty’ en sus pági-
los cantaba en sus tangos el argentino Carlos Gardel; hoy nas, con la advertencia, eso sí, de que se trata de una voz
están incorporados al Diccionario de la Real Academia Es- inglesa. Cuatro años más tarde, el Diccionario panhispá-
pañola y forman parte del vocabulario de muchos chicos nico de dudas avanza un paso más. Incorpora ‘panti’, con i
que ignoran quién fue Gardel. latina; la da por buena —aunque con leves diferencias de
Los léxicos especiales no son un obstáculo realmente significado— tanto en España como en América; señala
serio para la integración lingüística: chispean, en cambio, que su plural es ‘pantis’ y, en clara desautorización al
como signos de vitalidad de un idioma. Cada lugar y cada DRAE, recomienda evitar la forma ‘panty’. No aparecen,
generación forja su propio glosario. en cambio, ‘bragas’, ‘calzones’, ‘cucos’ ni ‘pantaletas’. Solo
Actualmente en Colombia se llama ‘gomelo’ al mucha- las bombachas hacen una triunfal y solitaria aparición en
cho educadito y de buena familia; es el mismo personaje el Panhispánico.
que los padres llamaron ‘cocacolo’ y los abuelos, ‘glaxo’. ¿Dinamitan la solidez universal del español las jergas
A mediados del siglo XX no existía en el país el narcotráfi- peculiares, como aquella que se representa en el diálogo
co. Era imposible, pues, que se hubieran creado términos inicial de esta nota? ¿El empleo de sinónimos locales
que hoy alimentan la lengua cotidiana, como ‘traqueto’ como los que designan la prenda íntima femenina nos
(narcotraficante de poca monta, violento y exhibicionis- condenará a no entendernos? Personalmente no lo creo.
ta), ‘raspachín’ (trabajador que participa en los meneste- Muchos textos del Siglo de Oro revelan la existencia de
res más rudimentarios del procesamiento de cocaína), germanías consolidadas que al final desaparecieron, no
‘periquero’ (consumidor de cocaína) o ‘jíbaro’ (vendedor sin antes legar algunas palabras a la corriente universal
callejero de droga). del idioma. Estas aguas son más poderosas que las de los

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MEDIOS DE COMUNICACIÓN E INTERNET

arroyos que en ellas tributan, las subsumen y se enrique- Ahora, confidencialmente, si algún día se impusiera
cen con su aportación. Y, en cuanto a los términos diver- una improbable democracia semántica por Internet —una
sos para un mismo objeto, en caso de que fuera impor- democracia que sometiera a votaciones electrónicas la
tante hallar una palabra que abarque una diversidad de adopción universal de ciertos términos—, ¿cuál elegiría
sinónimos —por tratarse de un producto comerciable y usted entre los ya usados para nombrar la prenda de ma-
anunciable en amplios mercados, por ejemplo—, apare- rras? Mi voto va por ‘cucos’. ■
cerá esa palabra, aun si es necesario adaptarla de otra
lengua. De lo contrario, seguirá siendo tema de charlas
amenas entre vecinos y de asombro divertido entre ciuda- Daniel Samper Pizano es redactor del periódico colombia-
danos de la misma lengua. no El Tiempo.

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