Jurisprudencia Onp
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° 1417-2005-AA/TC
LIMA
MANUEL ANICAMA HERNÁNDEZ
En Lima, a los 8 días del mes julio de 2005, el Tribunal Constitucional, en sesión de
Pleno Jurisdiccional, con la asistencia de los señores Magistrados Alva Orlandini,
Presidente; Bardelli Lartirigoyen, Vicepresidente; Gonzales Ojeda, García Toma,
Vergara Gotelli y Landa Arroyo, pronuncia la siguiente sentencia
ASUNTO
ANTECEDENTES
El Décimo Cuarto Juzgado Civil de Lima, con fecha 8 de enero de 2003, declaró
fundada la demanda en el extremo en que se solicita la validez de las aportaciones
efectuadas en los años 1964 y 1965, ordenando su reconocimiento y la verificación del
periodo de aportaciones de 1973 a 1992, respecto del cual no se ha emitido
pronunciamiento administrativo.
FUNDAMENTOS
1. 5. Así, por ejemplo, con relación al derecho a la verdad el Tribunal Constitucional
ha sostenido que
“[n]uestra Constitución Política reconoce, en su artículo 3º, una
`enumeración abierta´ de derechos fundamentales que, sin estar en el
texto de la Constitución, surgen de la dignidad del hombre, o en los
principios de soberanía del pueblo, del Estado democrático de derecho o
de la forma republicana de gobierno.
Así, el derecho a la verdad, aunque no tiene un reconocimiento expreso en
nuestro texto constitucional, es un derecho plenamente protegido,
derivado (...) de la obligación estatal de proteger los derechos
fundamentales y de la tutela jurisdiccional. (...) [E]l Tribunal
Constitucional considera que, en una medida razonablemente posible y
en casos especiales y novísimos, deben desarrollarse los derechos
constitucionales implícitos, permitiendo así una mejor garantía y respeto
a los derechos del hombre, pues ello contribuirá a fortalecer la
democracia y el Estado, tal como lo ordena la Constitución vigente.
2. 6. Por su parte, los derechos fundamentales, como objetivo de autonomía moral,
sirven para
“designar los derechos humanos positivizados a nivel interno, en tanto
que la fórmula derechos humanos es la más usual en el plano de las
declaraciones y convenciones internacionales” (Pérez Luño, Antonio.
Derechos Humanos. Estado de Derecho y Constitución. 4ta. ed. Madrid:
Tecnos, 1991, p 31)
1. 7. A lo cual cabe agregar que, según la Cuarta Disposición Final y Transitoria de la
Constitución, los derechos fundamentales reconocidos en la Constitución, deben ser
interpretados de conformidad con los tratados sobre derechos humanos ratificados
por el Perú.
13. De esta manera, la distinta eficacia que presentan los derechos fundamentales
entre sí, no sólo reposa en cuestiones teóricas de carácter histórico, sino que
estas diferencias revisten significativas repercusiones prácticas. En tal sentido,
cabe distinguir los derechos de preceptividad inmediata o autoaplicativos, de
aquellos otros denominados prestacionales, de preceptividad diferida,
progresivos o programáticos (STC 0011-2002-AI, Fundamento 9).
14. Si bien los DESC son derechos fundamentales, tienen la naturaleza propia de un
derecho público subjetivo, antes que la de un derecho de aplicación directa. Lo cual
no significa que sean “creación” del legislador. En tanto derechos fundamentales,
son derechos de la persona reconocidos por el Estado y no otorgados por éste.
En esa perspectiva, entre los deberes del Estado previstos en el artículo 44º de la
Constitución, no sólo se encuentra el garantizar la plena vigencia de los derechos
fundamentales, sino también
“promover el bienestar general que se fundamenta en la justicia y en el
desarrollo integral y equilibrado de la Nación”.
1. 16. Por ello, si bien es cierto que la efectividad de los DESC requiere la actuación
del Estado a través del establecimiento de servicios públicos, así como de la
sociedad mediante la contribución de impuestos, ya que toda política social necesita
de una ejecución presupuestal, también lo es que estos derivan en obligaciones
concretas por cumplir, por lo que los Estados deben adoptar medidas constantes y
eficaces para lograr progresivamente la plena efectividad de los mismos en igualdad
de condiciones para la totalidad de la población.
1. 17. Los DESC cumplen efectos positivos, vinculando al Estado y a los particulares
en la promoción de las condiciones para su cabal eficacia. Asimismo, generan
efectos negativos, al proscribir toda conducta gubernamental o particular que niegue
u obstaculice su goce y ejercicio.
De esta forma cabe distinguir entre las disposiciones de derecho fundamental, las
normas de derecho fundamental y las posiciones de derecho fundamental.
1. 24. Las disposiciones de derecho fundamental son los enunciados lingüísticos de la
Constitución que reconocen los derechos fundamentales de la persona. Las normas
de derecho fundamental son los sentidos interpretativos atribuibles a esas
disposiciones. Mientras que las posiciones de derecho fundamental, son las
exigencias concretas que al amparo de un determinado sentido interpretativo
válidamente atribuible a una disposición de derecho fundamental, se buscan hacer
valer frente a una determinada persona o entidad.
Por ello, cabe afirmar que las posiciones de derecho fundamental, son los derechos
fundamentales en sentido estricto, pues son los concretos atributos que la persona
humana ostenta al amparo de las normas (sentidos interpretativos) válidas derivadas
directamente de las disposiciones contenidas en la Constitución que reconocen
derechos.
1. 26. Estas atributos que, como se ha dicho, vinculan a todas las personas y que, por
tanto, pueden ser exigidas al sujeto pasivo, se presentan en una relación jurídica
sustancial, susceptibles de ser proyectadas en una relación jurídica procesal en
forma de pretensiones al interior de los procesos constitucionales de la libertad (sea
el amparo, el hábeas corpus o el hábeas data).
1. 27. Así las cosas, la estimación en un proceso constitucional de las pretensiones que
pretendan hacerse valer en reclamo de la aplicación de una determinada disposición
que reconozca un derecho fundamental, se encuentran condicionadas, cuando
menos, a las siguientes exigencias:
a) a) A que dicha pretensión sea válida, o, dicho de otro modo, a que sea
consecuencia de un sentido interpretativo (norma) que sea válidamente atribuible
a la disposición constitucional que reconoce un derecho.
b) b) A que en los casos de pretensiones válidas, éstas deriven directamente del
contenido esencial de un derecho protegido por una disposición constitucional.
En otras palabras, una demanda planteada en un proceso constitucional de la
libertad, resultará procedente toda vez que la protección de la esfera subjetiva
que se aduzca violada pertenezca al contenido esencial del derecho fundamental
o tenga una relación directa con él. Y, contrario sensu, resultará improcedente
cuando la titularidad subjetiva afectada tenga su origen en la ley o, en general, en
disposiciones infraconstitucionales.
Sin embargo, es preciso tener presente que prima facie las posiciones jurídicas
que se deriven válidamente de la ley y no directamente del contenido esencial de
un derecho fundamental, no son susceptibles de ser estimadas en el proceso de
amparo constitucional, pues ello implicaría pretender otorgar protección
mediante los procesos constitucionales a derechos que carecen de un sustento
constitucional directo, lo que conllevaría su desnaturalización.
Y si bien la distinción concreta entre aquello regulado por la ley que forma parte
de la delimitación del contenido directamente protegido por un derecho
fundamental y aquello que carece de relevancia constitucional directa no es una
tarea sencilla, los criterios de interpretación que sirvan a tal cometido deberán
encontrarse inspirados, en última instancia, en el principio-derecho de dignidad
humana, pues, como ha señalado Ingo Von Münch, si bien resulta sumamente
difícil determinar de modo satisfactorio qué es la dignidad humana,
“manifiestamente sí es posible fijar cuándo se la está vulnerando” (Von
Münch, Ingo. La dignidad del hombre en el derecho constitucional. En:
Revista Española de Derecho Constitucional. Madrid: Centro de
Estudios Constitucionales. Año 2, Nro. 5, mayo – agosto, 1982, pág. 21).
La seguridad social
“es un sistema institucionalizado de prestaciones individualizadas, basado en
la prevención del riesgo y en la redistribución de recursos, con el único
propósito de coadyuvar en la calidad y el proyecto de vida de la
comunidad. Es de reconocerse el fuerte contenido axiológico de la
seguridad social, cuyo principio de solidaridad genera que los aportes de
los trabajadores activos sirvan de sustento a los retirados mediante los
cobros mensuales de las pensiones” (STC 0011-2002-AI, Fundamento
14).
1. 35. Así las cosas, cuando el inciso 20) del artículo 37º del CPConst. establece que el
amparo procede en defensa del derecho a la pensión, ello no supone que todos los
derechos subjetivos que se deduzcan de las disposiciones contenidas en el régimen
legal relacionado al sistema previsional público o privado, habilitan un
pronunciamiento sobre el fondo en un proceso de amparo, pues un razonamiento en
ese sentido apuntaría a una virtual identidad entre derecho legal y derecho
constitucional de configuración legal, lo que a todas luces resulta inaceptable.
1. 37. En base a dicha premisa, sobre la base de los alcances del derecho fundamental a
la pensión como derecho de configuración legal y de lo expuesto a propósito del
contenido esencial y la estructura de los derechos fundamentales, este Colegiado
procede a delimitar los lineamientos jurídicos que permitirán ubicar las pretensiones
que, por pertenecer al contenido esencial dicho derecho fundamental o estar
directamente relacionadas a él, merecen protección a través del proceso de amparo:
c) c) Por otra parte, dado que, como quedó dicho, el derecho fundamental a la
pensión tiene una estrecha relación con el derecho a una vida acorde con el
principio-derecho de dignidad, es decir, con la trascendencia vital propia de una
dimensión sustancial de la vida, antes que una dimensión meramente existencial
o formal, forman parte de su contenido esencial aquellas pretensiones mediante
las cuales se busque preservar el derecho concreto a un `mínimo vital´, es decir,
“aquella porción de ingresos indispensable e insustituible para atender
las necesidades básicas y permitir así una subsistencia digna de la
persona y de su familia; sin un ingreso adecuado a ese mínimo no es
posible asumir los gastos más elementales (...) en forma tal que su
ausencia atenta en forma grave y directa contra la dignidad humana.”
(Cfr. Corte Constitucional colombiana. Sala Quinta de Revisión.
Sentencia T-1001 del 9 de diciembre de 1999. M.P. José Gregorio
Hernández Galindo).
Por ello, tomando como referente objetivo que el monto más alto de lo que en
nuestro ordenamiento previsional es denominado “pensión mínima”, asciende a
S/. 415,00 (Disposición Transitoria de la Ley N.º 27617 e inciso 1 de la Cuarta
Disposición Transitoria de la Ley N.º 28449), el Tribunal Constitucional
considera que, prima facie, cualquier persona que sea titular de una prestación
que sea igual o superior a dicho monto, deberá acudir a la vía judicial ordinaria
a efectos de dilucidar en dicha sede los cuestionamientos existentes en relación
a la suma específica de la prestación que le corresponde, a menos que, a pesar
de percibir una pensión o renta superior, por las objetivas circunstancias del
caso, resulte urgente su verificación a efectos de evitar consecuencias
irreparables (vg. los supuestos acreditados de graves estados de salud).
d) d) Asimismo, aún cuando, prima facie, las pensiones de viudez, orfandad y
ascendientes, no forman parte del contenido esencial del derecho fundamental a
la pensión, en la medida de que el acceso a las prestaciones pensionarias sí lo
es, son susceptibles de protección a través del amparo los supuestos en los que
se deniegue el otorgamiento de una pensión de sobrevivencia, a pesar de
cumplir con los requisitos legales para obtenerla.
b) b) En cuanto a las aportaciones de los asegurados obligatorios, los artículos 11°
y 70° del Decreto Ley N.° 19990 establecen, respectivamente, que “Los
empleadores (...) están obligados a retener las aportaciones de los trabajadores
asegurados obligatorios (...)”, y que “Para los asegurados obligatorios son
períodos de aportación los meses, semanas o días en que presten, o hayan
prestado servicios que generen la obligación de abonar las aportaciones a que se
refieren los artículos 7º al 13º, aún cuando el empleador (...) no hubiese efectuado
el pago de las aportaciones”. Más aún, el artículo 13° de esta norma dispone que
la emplazada se encuentra obligada a iniciar el procedimiento coactivo si el
empleador no cumple con efectuar el abono de las aportaciones indicadas. A
mayor abundamiento, el inciso d), artículo 7.° de la Resolución Suprema N.º 306-
2001-EF, Reglamento de Organización y Funciones de la Oficina de
Normalización Previsional (ONP), dispone que la emplazada debe “Efectuar la
verificación, liquidación y fiscalización de derechos pensionarios que sean
necesarias para garantizar su otorgamiento con arreglo a Ley”.
42.1. Edad
1) 1) Copia de su Documento Nacional de Identidad, con el cual se constata que
nació el 16 de junio de 1945, y que, por tanto, cumplió la edad requerida para la
pensión reclamada el 16 de junio de 2000.
En tal sentido, ha acreditado que reúne todos los requisitos legales exigidos para la
percepción de la pensión de jubilación adelantada por reducción de personal
reclamada, y consiguientemente, que se ha desconocido arbitrariamente el derecho
constitucional a la pensión que le asiste, por lo que la demandada debe reconocer su
derecho a la pensión de jubilación y disponer su percepción desde la fecha en que se
verifica el agravio constitucional, es decir, en la fecha de la apertura del expediente
N.º 01300311802 en el que consta la solicitud de la pensión denegada.
7. Precedente vinculante
1. 44. Es evidente que con relación al derecho fundamental a la pensión reconocido en
el artículo 11º de la Constitución, en la jurisprudencia de este Tribunal ha existido
un criterio de procedibilidad más flexible que aquel desarrollado en el Fundamento
37 supra. Ello, en su momento, se encontraba plenamente justificado en aras de
proyectar desde la jurisprudencia de este Colegiado las pautas de interpretación que
permitan convertir al sistema de seguridad social, y, concretamente, al derecho
fundamental a la pensión, en uno plenamente identificado con los principios
constitucionales que lo informan (dignidad, igualdad y solidaridad).
1. 46. El Tribunal Constitucional considera que dicho cometido ha sido cubierto con la
abundante jurisprudencia emitida en materia pensionaria, motivo por el cual
considera pertinente, a partir de la presente sentencia, restringir los criterios de
procedibibilidad en dicha materia sobre la base de pautas bastante más identificadas
con la naturaleza de urgencia del proceso de amparo.
1. 47. En tal sentido, este Tribunal advierte que los criterios jurídicos contenidos en el
Fundamento 37 supra para determinar la procedencia de demandas de amparo en
materia pensionaria, a partir de la determinación del contenido esencial del derecho
fundamental a la pensión, reconocido en el artículo 11º de la Constitución,
constituyen precedente vinculante, de conformidad con lo dispuesto en el artículo
VII del Título Preliminar del CPConst.
El artículo III del Título preliminar del CPConst. establece la obligación del juez
constitucional de
“adecuar la exigencia de las formalidades previstas en éste Código al
logro de los fines de los procesos constitucionales”,
por lo que goza de cierto grado de autonomía para establecer determinadas reglas
procesales o interpretar las ya estipuladas, cuando se trate de efectivizar los fines de
los procesos constitucionales.
1. 49. El precedente sentado es de vinculación inmediata, motivo por el cual a partir del
día siguiente de la publicación de la presente sentencia en el diario oficial El
Peruano, toda demanda de amparo que sea presentada o que se encuentre en trámite
y cuya pretensión no verse sobre el contenido constitucional directamente protegido
por el derecho fundamental a la pensión (Fundamento 37 supra), debe ser declarada
improcedente.
8. Vía jurisdiccional ordinaria para la dilucidación de asuntos previsionales que no
versen sobre el contenido directamente protegido por el derecho fundamental a
la pensión
1. 50. No obstante, en atención a su función de ordenación, el Tribunal Constitucional
no puede limitarse a precisar los criterios que procedibilidad del amparo
constitucional en materia pensionaria, sino que, a su vez, debe determinar la vía
judicial en las que deban ventilarse la pretensiones sobre dicha materia que por no
gozar de protección constitucional directa, no son susceptibles de revisarse en sede
constitucional. Asimismo, debe determinar las reglas necesarias para encausar las
demandas de amparo en trámite cuya improcedencia debe ser declarada tras la
publicación de la presente sentencia en el diario oficial El Peruano.
1. 51. La vía idónea para dilucidar los asuntos pensionarios que no versen sobre el
contenido directamente protegido por el derecho fundamental a la pensión, es el
proceso contencioso administrativo. En efecto, en tanto que es la Administración
Pública la encargada de efectuar el otorgamiento de las pensiones específicas una
vez cumplidos los requisitos previstos en la ley, es el proceso contencioso
administrativo la vía orientada a solicitar la nulidad de los actos administrativos que
se consideren contrarios a los derechos subjetivos que a pesar de encontrarse
relacionados con materia previsional, sin embargo, no derivan directamente del
contenido constitucionalmente protegido por el derecho fundamental a la pensión.
Así lo estipula el artículo 1º de la Ley N.º 27584.
“La acción contencioso administrativa prevista en el Artículo 148 de
la Constitución Política tiene por finalidad el control jurídico por el
Poder Judicial de las actuaciones de la administración pública sujetas
al derecho administrativo y la efectiva tutela de los derechos e
intereses de los administrados. (...)”
1. 52. Por ende, en los supuestos en los que se pretenda la estimación en juicio de
pretensiones que no se encuentren relacionadas con el contenido directamente
protegido por el derecho fundamental a la pensión, los justiciables deberán acudir el
proceso contencioso administrativo a efectos de dilucidar el asunto controvertido.
En tal perspectiva, el artículo 3º de la Ley N.º 27584 establece, de conformidad con
el principio de exclusividad, lo siguiente:
“las actuaciones de la administración pública sólo pueden ser
impugnadas en el proceso contencioso administrativo, salvo en los
casos en que se pueda recurrir a los procesos constitucionales”,
es decir, salvo en los casos en los que la actuación (u omisión) de la Administración
Pública genere la afectación del contenido directamente protegido por un derecho
constitucional.
1. 53. De conformidad con los artículos 8º y 9º de la Ley N.º 27584 es competente para
conocer la demanda el Juez Especializado en lo Contencioso Administrativo (o el
Juez Civil o Mixto en los lugares en que no exista Juez Especializado en lo
Contencioso Administrativo), del lugar del domicilio del demandado o del lugar
donde se produjo la actuación impugnable, a elección del demandante.
Una vez que el Juez competente del proceso contencioso administrativo se avoque al
conocimiento de la causa, deberá entenderse presentada y admitida la demanda
contencioso administrativa, y, en aplicación del principio de suplencia previsto en el
inciso 4) del artículo 2º de la Ley N.º 27584, se otorgará al demandante un plazo
razonable a efectos de que adecúe su demanda conforme a las reglas previstas para la
etapa postulatoria del proceso contencioso administrativo. Transcurrido dicho plazo
sin que el demandante realice la respectiva adecuación, procederá el archivo del
proceso.
Estas reglas son dictadas en virtud del principio de autonomía procesal del Tribunal
Constitucional al que se ha hecho alusión en el Fundamento 48 supra.
1. 55. Por otra parte, en aplicación del principio pro actione que impone al Juez
interpretar los requisitos de admisibilidad de las demandas en el sentido que más
favorezca el derecho de acceso a la jurisdicción, en los supuestos en los que en el
expediente de amparo obre escrito en el que la Administración contradiga la
pretensión del recurrente, el Juez del contencioso administrativo, no podrá exigir el
agotamiento de la vía administrativa.
1. 56. Por el contrario, los expedientes de amparo en los que no sea posible verificar si
la Administración se ha o no ratificado en torno a la supuesta validez del acto
considerado atentatorio de los derechos previsionales que no configuran el
contenido directamente protegido por el derecho fundamental a la pensión, no serán
remitidos al Juez del contencioso administrativo, pues dado que en estos supuestos
es plenamente exigible el agotamiento de la vía administrativa prevista en el artículo
18º de la Ley N.º 27584, los recurrentes deberán agotarla para encontrarse
habilitados a presentar la demanda contencioso administrativa.
1. 57. En todo caso, es deber del Juez del contencioso administrativo, aplicar el
principio de favorecimiento del proceso, previsto en el inciso 3) del artículo 2º de la
Ley N.º 27584, conforme al cual:
“Principio de favorecimiento del proceso.- El Juez no podrá rechazar
liminarmente la demanda en aquellos casos en los que por falta de
precisión del marco legal exista incertidumbre respecto del agotamiento
de la vía previa.
Asimismo, en caso de que el Juez tenga cualquier otra duda razonable
sobre la procedencia o no de la demanda, deberá preferir darle trámite a
la misma.”
1. 58. Por otra parte, dado que en los asuntos previsionales, es la Administración o, en
su caso, la entidad en la que prestó servicios el ex trabajador, las que se encuentran
en mayor capacidad de proveer al Juez de los medios probatorios que coadyuven a
formar convicción en relación con el asunto controvertido, el hecho de que el
recurrente no haya presentado los medios probatorios suficientes que permitan
acreditar su pretensión, en principio, no puede considerarse como motivo suficiente
para desestimar la demanda. En tales circunstancias, es obligación del Juez recabar
de oficio los medios probatorios que juzque pertinentes; máxime si el artículo 22º de
la Ley N.º 27584, establece que:
“Al admitir a trámite la demanda el Juez ordenará a la entidad
administrativa que remita el expediente relacionado con la actuación
impugnable.
Si la entidad no cumple con remitir el expediente administrativo el
órgano jurisdiccional podrá prescindir del mismo o en su caso reiterar el
pedido bajo apercibimiento de poner el hecho en conocimiento del
Ministerio Público para el inicio del proceso penal correspondiente (...).
El incumplimiento de lo ordenado a la entidad administrativa no
suspende la tramitación del proceso, debiendo el juez en este caso aplicar
al momento de resolver lo dispuesto en el Artículo 282 del Código
Procesal Civil.”
HA RESUELTO
3. 3. Ordena que la entidad demandada cumpla con reconocer la pensión de jubilación
adelantada por reducción de personal que corresponde al demandante, y abone las
pensiones devengadas, reintegros e intereses legales correspondientes, conforme a
los Fundamentos 40 a 43 supra.
4. 4. Declarar que los criterios de procedibilidad de las demandas de amparo que
versen sobre materia pensionaria, previstos en el Fundamento 37 supra, constituyen
precedente vinculante inmediato, de conformidad con el artículo VII del Título
Preliminar del CPConst.; motivo por el cual, a partir del día siguiente de la
publicación de la presente sentencia en el diario oficial El Peruano, toda demanda
de amparo que sea presentada o que se encuentre en trámite y cuya pretensión no
verse sobre el contenido constitucional directamente protegido por el derecho
fundamental a la pensión, debe ser declarada improcedente.
5. 5. Declarar que las reglas procesales de aplicación a las demandas de amparo que a
la fecha de publicación de esta sentencia se encuentren en trámite, previstas en los
Fundamentos 54 a 58 supra, resultan vinculantes tanto para los Jueces que conocen
los procesos de amparo, como para los Jueces que resulten competentes para
conocer las demandas contencioso administrativas.
Publíquese y notifíquese.
SS.
ALVA ORLANDINI
BARDELLI LARTIRIGOYEN
GONZALES OJEDA
GARCÍA TOMA
VERGARA GOTELLI
LANDA ARROYO
El proceso constitucional
Los procesos constitucionales se desarrollan con arreglo a los principios de dirección judicial del proceso,
economía, inmediación y socialización procesales; y que el Juez tiene el deber de impulsar de oficio el
presente proceso, así como el deber de adecuar la exigencia de las formalidades previstas en el código al
logro de los fines de los procesos constitucionales.
ONP
FUNDAMENTOS
1. El artículo 10[1] de la Constitución Política del Estado recoge la tesis del derecho a la
pensión como un derecho fundamental en la perspectiva de una garantía de la seguridad
social[2]. A través del mismo, se configura una exigencia de actuación positiva del
Estado, en tanto el mismo tiene el deber de protección del acceso justo a la pensión en
defensa del orden público constitucional.
“c) (…), forman parte de su contenido esencial aquellas pretensiones mediante las
cuales se busque preservar el derecho concreto a un mínimo vital”. “En tal sentido, en
los supuestos en los que se pretenda ventilar en sede constitucional pretensiones
relacionadas no con el reconocimiento de la pensión que debe conceder el sistema
provisional público o privado, sino con un específico monto, ello sólo será procedente
cuando se encuentre comprometido el derecho al mínimo vital.
(…) la pensión mínima regulada por la Ley N.º 23908 debe aplicarse a aquellos
asegurados que hubiesen alcanzado el punto de contingencia hasta el 18 de diciembre
de 1992 (día anterior a la vigencia del Decreto Ley N.º 25967), con las limitaciones que
estableció su artículo 3º, y solo hasta la fecha de su derogación tácita por el Decreto
Ley N.º 25967
LA SEGURIDAD SOCIAL
Por ello, este Tribunal, prospectivamente, ha señalado en el fundamento 14 de la STC N.º 001-
2002-AA/TC que la seguridad social (dentro de cuyo concepto se entenderá incluido el servicio
previsional de salud y pensiones) es un sistema institucionalizado de prestaciones individualizadas,
basado en la prevención del riesgo y en la distribución de recursos, con el único propósito de
coadyuvar en la calidad y el proyecto de vida de la comunidad. Su condición de sistema
institucionalizado, imprescindible para la defensa y el desarrollo de diversos principios y derechos
fundamentales, permite reconocer a la seguridad social como una garantía institucional.
En el marco del derecho universal y progresivo a la seguridad social, este Tribunal considera que las
disposiciones legales que regulan el Seguro de Vida del Personal de la Policía Nacional y las
Fuerzas Armadas han sido dictadas con el propósito de cumplir con la obligación que tiene el
Estado de velar contra los riesgos que, en el ejercicio de sus funciones, comprometen la vida y la
seguridad de este sector de la población, ya que solo se contaba con una legislación sobre
principios (Decreto Ley N.° 19846), pero se carecía de un sistema de seguros que permitiese
superar el desequilibrio económico familiar generado para la ocurrencia de los riesgos de
fallecimiento o invalidez a consecuencia del servicio.
El beneficio económico del seguro de vida se agota con el pago único de una prestación económica
indemnizatoria, generada a partir de un invalidez adquirida a consecuencia del servicio policial o
militar, diferenciándose claramente de la pensión, prestación económica que se caracteriza por
pagos periódicos y vitalicios. No obstante ello, el seguro de vida se identifica como una prestación
dineraria comprendida en el sistema de seguridad social previsto para el personal de la Policía
Nacional y las Fuerzas Armadas, que, como se ha dicho, ha sido creado en cumplimiento de la
obligación estatal de ampliar y mejorar la cobertura de la seguridad social de este sector de la
población, en atención a las condiciones especiales de riesgo en que prestan servicios al Estado.