María Barnard. Eros Liberado. Poesía Erótica.

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EROS

LIBERADO
Sonetos libres, Eróticos

María Barnard

VERSOTERAPIA
EROS LIBERADO

María Barnard

EROS LIBERADO
Maria de los Dolores Posada y Barnard.
Derechos reservados.
D.R. @ Primera Edición 14 de marzo de 2018.
Segunda edición: Marzo 2021.
No. De Registro ante Indautor:
03 2018 041211220400 14
Revisión: Fernando Rioja, María Barnard, Musa Peregrina,
Carlos Eduardo Lamas Cardoso.
Diseño general: VERSOTERAPIA.

Queda rigurosamente prohibida, sin autorización escrita del titular de los Derechos de
autor, bajo las sanciones establecidas por las leyes, la reproducción, total o parcial de
esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendiendo la reprografía, el
tratamiento informático, así como la distribución de ejemplares mediante alquiler o
préstamos públicos.
Impreso en México/Printed in México por VERSOTERAPIA ®.

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EROS LIBERADO

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Ciudad de México.

A todos aquellos que mi nombre


ha tatuado su cuerpo la lectura
de este libro.

María Barnard

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EROS LIBERADO

María Barnard

Agradecimientos:

A mis padres:
Salvador Posada Abascal y
Dolores Barnard Barriovero

Especialmente a:
José Negrete

A mi hija:
Giovanna Paola Hernández Posada

A mi nieto:
Juan Leonardo Solari Hernández

Y a mis hermanos:
Jesús Salvador
José Eduardo
Marisol
Víctor Manuel
Alejandro Xavier
José Antonio
Elizabeth del Pilar
María Fernanda

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Prologuista Víctor Manuel Posada Barnard.

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EROS LIBERADO

María Barnard

PRÓLOGO

Las imágenes poéticas de María Barnard,


acarician los cuerpos con el ritmo
pausado de las palabras que eternizan lo
que fue pero también lo que es, lo que
quiso ser y será. Su poesía re-significa la
unión de la mujer con el hombre y le da
orden y legitimidad en el mundo estrecho
de lo posible. Hace eco en la piel
construyendo nuevas realidades en el
horizonte de los deseos proscritos. María
Barnard es poeta creadora de nuevas
realidades, de nuevos mundos posibles
para aquellos quienes sin importar el
lugar que los definen abren los sentidos
del cuerpo, descubren lo inesperado y
vuelan cual saeta hacia el encuentro con
lo imaginable.

Víctor Manuel Posada Barnard.

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NOSTALGIA

Perturbada
Me disfracé de instinto,
desnudé la piel ante la luna,
me vestí en la demencia
sumergida en el deseo
bajo la seda de tu cuerpo,
mordí mis labios
y la noche quedó muda.

07 de octubre 2020

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María Barnard

Regalo de amistad para María Barnard


OJOS COLOR DEL TIEMPO

Querida amiga: Ésta noche quiero confesarte


que describir aquellos laberintos por donde se
interna tu poesía nómada, me resulta
indescifrable, tanto, como lo es el azul profundo
de tu misteriosa mirada. En ella existen círculos
abiertos que nunca logró cerrar el tiempo, que
yacen en lejanas tierras, allí, en donde tus
versos escarban en la arena caliente del Sáhara
y se funden con el territorio sagrado de la
imaginación que la literatura posee, y sólo
comparte con unos cuantos, con quienes se
atreven a ser ellos mismo y dan alas a su
pensamiento infinito. Sé, que en tus alforjas
guardas recuerdos y motivos suficientes, para
acampar en ese lejano lugar y fundar tu propia
aldea de metáforas. Enarbolando la bandera del
erotismo, enfrentas toda lucha con tus visiones
poéticas enraizadas en fantasías, en sueños que
te conducen hasta el final del túnel, en donde
segura estás que te espera él, un ser que has
dibujado entre las sombras de la noche, del que
visualizas el contorno de su silueta, al que
olfateas su rastro y te abrigas de su piel que te
proporciona un mágico bienestar, un placebo
quizá, un elixir que anhela tu carne, en éste

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EROS LIBERADO

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confinamiento cruel, en ésta soledad


avasallante y que a ratos pareciera perpetuarse
por entre las rendijas de un futuro incierto. Tus
historias revelan luchas abstractas, apasionados
gemidos, apacibles despertares, ensoñadores
dilemas. Tu pluma cabalga y conquista, asume
poderosamente su lugar, escolta, pastorea la
caravana con destino al medio oriente de tu
mirada sin tiempo, la mirada de una mujer
enamorada del amor, poseedora de la furia de
un toro de lidia entrando al ruedo, bajo el
turbante de los años que cubre tus labios
guardianes de las voces que te acompañan
desde otras vidas, mucho antes, quizá desde el
día en el que nació la vida misma. Tú… la de los
ojos color del tiempo… siempre tú.

Oralia Lombera Reyes.


“Musa Peregrina”

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DESENCANTO

Labro tu letra sobre tu alta frente


y cincelo tu nombre y la lujuria
bajo la grave sombra de tu rostro,
biselados tus labios de orfebría.

Tu mano viril duerme entre mis senos,


la bragante bravura y tu mirada
esclava y meretriz de tus decires,
la insomne y torturante de tu lengua.

Acaricia la sacra intimidad,


mis muslos perturbantes de ti aviesos,
eres tú, lacerante de mi carne.

Toma de mí veneno de mis labios


enderramando vino de tu boca
a mis más y mejores desconciertos.

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ENIGMAS

Desde ti la luz ebria de tus ojos


será frío tu manto los maitines,
los coros que al amanecer te cubren
presagiando tus sueños perturbantes.

Esos sueños de ti desclarecidos,


suave abruman la piel de entre mis senos
y es tu mano caricia de mi dorso
hasta la media noche tus falanges.

Entre ahí la metáfora nos hiere,


la carne llana líbica fenece,
lubricie de tu cuerpo cuando mata.

Más allá de tus mórbidos deseos,


eres tú del saúz sabiduría
como yo, entre la rosa, tus enigmas.

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EROS LIBERADO

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LA VANIDAD DEL MUNDO

Nunca muerte quien embriagante vida


de tus labios el áspid tus venenos
omo miel derramando entre mis letras,
tersura y jazmín y hálito tu boca.

El esplendor, el ámbar de tus ojos


sobre el azul iridio de los míos,
un ocaso de sol y de horizonte
profana la fragilidad del tiempo.

Bésame entre los cantos y las aves,


en el amanecer y la lontana,
bésame despiadado que yo muero.

Mírame a mí, tu cuerpo que me ciñe,


ásgame a ti, tus manos a mis senos
que soy de ti, la vanidad del mundo.

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EROS LIBERADO

María Barnard

MI EPITAFIO

Esta que fue y ahora soy de ti,


amante a tus labios abrevando
embriagante derramas a mi boca
la sierpe vana con la que yo escribo.

Si de mis manos tinta verso falso,


así mismo será la de tu gloria
sobre la mujer, tu incesante vida
que ha sido la que dio su propia muerte.

Muerte que tú le has dado, la mirada,


sombra la noche desde tu retrato
enmarcando tu rostro venerable.

Vida, por la que viviré yo muerta,


tú, pincelado en oro, cierto posas
porque detrás de ti estará mi muerte.

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HAMBRUNA DE TI

Hoy en ti, la llanura que te ciñe


galanura y silueta son tus sellos,
un esplendor de media noche y luz,
tu faz de perla despiadadamente.

En mí tornas tus labios murmurantes,


un gélido candor a mí perturbas,
dame tu verso álgido y palabra
a mi oído por ti bragándose ebrio.

La sierpe de tus labios a mi boca,


un deleite de mirra soportando
la ansiedad que de mí te desacierta.

Tu vertiente y osada propiedad


de tus ojos a mí tu desmesura,
la desafiante hambruna de mi sexo.

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TU NOMBRE

Labro tu nombre ausente a tu presencia,


espíritu lejano y cercanía,
tu mirada insondable ante nosotros,
el perfil vasto de entre tus palabras.

La voz viril y opuesta a tus mandatos


fue un hábito de ti sabiduría,
esa hábil contención de la escritura,
tu verso y letra tu recuerdo lumbra.

Mortales somos caminando vamos


en este mundo sórdido y complejo
donde la falsa máscara sonríe.

Porque fue mía la escritura vana,


eres memoria de los desencuentros,
tu premio el recordar la muerte mía.

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JURAMENTO

En la sabia mentira de tu rostro,


la asignatura mala de los tiempos,
es tu boca la aurora de mis labios,
la castigada luz entre mis ojos.

Una luz deshaciéndose en el aire


de cristal transformando de su piedra,
crisólito mirar de tu mirada
como lontana y breve lejanía.

Es la nostalgia quien a ti amaron


por sobre toda vanidad del mundo,
porque serás aquí lo más amado.

Porque serás aquí lo que dijere:


serás mentira y la verdad sea dicha
serás mío, y te juro, y nadie más.

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María Barnard

DESEO

La fragante lisura de tu boca,


se prohíbe fugaz de entre mis labios
desde tu porte y gallardía aleve
como un sol que se yergue por la noche.

Son tus ojos zafir de entre mis ojos


como una sombra desvaneciéndose,
como la llaga sangra entre la seda
es tu mirada insomne y demencial.

La lujuria de mí hacia ti perturba,


torrente ensordeciéndose a tu lengua,
seducida humedad de tu palabra.

Vanidad mortal, luz de los veneros,


la que te ciñe de la carne y cuerpo,
yo, la segunda piel de tus deseos.

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ÁSGAME

Tu cuerpo cordillera acariciante,


un paisaje lejano hacia el oriente,
árabe de tus ojos, Taj Mahal
de tu cuerpo desmesurado y mudo.

Eres tú, harem de las mujeres sordas


escuchando la sed de tus murmuros.
Tus labios, sedosía entre los míos,
tu lengua perturbándose y aviesa.

Sobre lascivos senos en tus manos,


ásgame el dorso desde entre mis muslos,
dame de mí tu labisal instinto.

Urge de mí la seda y alabastro


que sesgando a mí ciñe y me atormenta,
veladura incesante de tu carne.

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EROS LIBERADO

María Barnard

TU SIERPE

El aura que te lumbra es el secreto,


es una sombra y soledad desierta
donde los blancos mantos son mis alas,
aleve en ascendiéndose inmortales.

Tú y la presencia de la ira mueren


en esta carne bajo tu recuerdo,
en esta que también perdiste ahora
será gloria pero será mi muerte.

Embelecido cuerpo y tu memoria


de lo que nunca ha sido y sucedió.
¡Ay de mí, de tu cuerpo y de tus ojos!

¡Ay, de mí, de tu boca y lengua brava


que ciñen de mis labios a los tuyos!
La sierpe y el veneno de tu sexo.

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TU VERTIENTE

Tatuó de tu cuerpo mi lascivia


sobre las cicatrices de tu espalda
que en vanidad se yergue tu filoso
puntuar contra mis hábiles falanges.

Alargada la mano hasta tu torso


acaricio el marfil, piel de tu carne,
aléjome de ti desde tus muslos,
un mirar fijo tu mirada y ojos.

Eres vertiente, la ansiedad impura


en esta meretriz que a ti idolatra,
esta que soy muriente de tus labios.

Ésta que fui, insánia de tu vida


perturbante memoria de mi alcoba,
esa obscenidad noble de mi carne.

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TU INSANA GALANURA

Ostentas tú de mí, tu paraíso,


eres como un paisaje lumbre y oro,
una desilusión amante y breve,
un capricho de mi carnal deseo.

La galanura brava de tu boca


sobre la levedad entre mis labios,
tu veneno y el mío entrelazados
mordiendo los aviesos de tu carne.

Ven a mí, perturbado en tu vertiente,


bregando miserable mis instintos,
el hambre lúbrica de los infiernos.

El ave infame que se eleva al cielo


de entre tus muslos ávidos fragantes
desde los míos virgios e impolutos.

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FLOR DE NOCHE

Eres como una flor de entre la noche


como sol que se yergue tras la sombra,
un aroma jazmín por incitante
de mis labios por ti desfallecidos.

Tus manos cariciantes como la hoja,


ciñen mi dorso y la avidez lisura,
tu ágil rostro dormece entre mis brazos,
fornicie en la locura de tu boca.

Tu ágil rostro si fronda de los vientos


surcando la mirada al cuerpo mío,
buscan la piel desnuda de mis senos.

La sierpe de tus labios a mi dorso


a lo largo mordiendo media luna
entre mis manos mías tu largura.

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LA PIEDAD DE TUS FALANGES

Y después de tus labios pervicientes,


fue tu boca rubí de la ambrosía
y de la envergadura que te ciñe,
marfil en la hondanura de mi lengua.

Son tus muslos coraza indumentaria,


guerrero y armadura pretendida,
estampa vigorosa, viril arnés
que entre la fama y gloria te sepulta.

Ay de ti, tu hermosura y tus talantes,


la catadura de tu dorso y pierna,
largura de tu carne entre mis senos.

Ay de mí, presurosa de tus manos


biselando la piel que me enferma,
esa extraña piedad de tus falanges.

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TU MIRADA

La inasible verdad de tu boca


exhala el veneno de tu lengua,
un veneno vertido a mi piel
recorriendo salaz hasta mi carne.

Hiriendo lentamente de mi espalda


la mentira de ti a mis oídos
de tu mano desliz entre mi dorso,
grávida sensación de tus falanges.

Un mudo cariciante de tu mano


recreando avidez entre mis senos,
deseo embelesado de mis muslos.

Ven a mí deletreando tus elogios


que tuya soy amada y desalobre
a la mar insinuando perversiones.

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TUS LABIOS

En el amenazante áspid, rumor


de tus muslos, laúd habitándose
en mí, exuberante de tu hombría
desde mis ávidas tentaciones.

Allí vertiéndose desmesurada


de tu carne perturbadora y hereje,
a mí que soy la meretriz del vicio
de todos tus deseos inarrables.

El acaricio lascivante y vano


de tus falanges sobre mis aureolas
transmutan vicio ardura y tu deseo.

Son tus labios bravura y desconcierto,


lubricie y vino lubricando boca,
a esta mía discreta y disoluta.

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LA IDEA DE POSEERTE

Del viaje a tu mirada la locura


que desde a mi habita insomne el sueño,
sueño lascivo desde entre tu daga,
la daga que lacera hiere y mata.

Mátame a mí que soy tu fuero y forja,


soy el envés de tu envestida en celo,
la fuente arábiga de tus deseos,
perturbándose en ti la bragatura.

Ásgame obscena y miserable a ti,


de tu lengua y bajeza palabrante,
yo, victoriosa y meretriz ramera.

Harem mundana de tus perversiones,


el sagrado tatuaje de tu cuerpo
entre la vana idea de poseerte.

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EL HÁBITO DE MUERTE

Tu lábil erección de entre mis senos,


una memoria extravagante y breve,
la ebriedad seductora y tus instintos
que es de mí, la vulgar tiara del sexo.

Entre la seda de tus mantos ámbar


de tus ojos la voz virtuosa y cruel
cuan deshonesta yo, ante tu mirada
lascivia entre mis labios y los tuyos.

Es el veneno sierpe de tu lengua,


una lengua al vaivén atragantada
perniciéndose al hábito de muerte.

Ay de mí, la veladura de tu carne


como la cera extinta desfallece
al tiempo tu mirada insomne y fría.

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María Barnard

TUS FALANGES

El prólogo de tu entrepierna extiende


una suave y lozana languidez
entre mis manos hábiles de carne
y de la ansia y caricia de mis labios.

La escena seminal de mi barbarie,


y tú, de palidez y solariego,
lacerando mi piel vasta y lasciva
bajo el suplicio agudo de tus manos.

Ven a mí, acabado de lujuria,


agotado y deseoso de mi sexo,
soy de ti meretriz de breve solio.

Soy a ti fiel imagen de tus ojos,


la insinuante verdad de tu mentira,
la infortunada infiel de tus augurios.

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María Barnard

EL BRAGADO DE TU CUERPO

En la escritura de tus labios,


la liviandad ubicua de tu boca,
murmuros a mi cuerpo y bastardía,
la mordedura lábil de tu lengua.

Esa breve e incitante de tus manos


sobre el suave veneno de mis senos
como un viñedo derramando a tí,
lubricie mirada a tus misterios.

Tu daga amenazante hasta mi boca,


la empuñadura de marfil que embiste
el filo de oro con la que tú te enfundas.

Soy, yo, la de bragando hasta tu cuerpo,


signatura corrupta de mi piel,
suturas pervirtiéndome la boca.

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TU MORDEDURA

El precario vestido que te ciñe,


sedosía plegada a tu piel de ámbar
desde un sudor a sándalo y viñedo
que yo bebo bragada ante tus pies.

Frontal la mordedura entre tus muslos


como una ave surcando tu paisaje
sesgando la textura de tu torso
a mis ojos tu vértigo estatuario.

Como efigie de ti labra una diosa


la margen de tu perturbado cuerpo,
ansiosa y pervertida a tu palabra.

Toma de mí y lacera de mis senos,


labra de mí, tus labios el velamen,
órname a ti, tu faz y carnatura.

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María Barnard

CARNICIE Y DAGA

Ebria de tus ojos, preámbulo tu carne


obscena, la mirada y la ternura
de tus manos la falange en la corva
última de mi pervertida espalda.

Muriente estoy entre la desmesura


perviciente largura de tu dorso,
de Goliardo tu voz y de taberna,
tu lengua sabe antigua su madera.

Embriagada de hostal y de mujer


a la forja, del fuego así se templa,
hermosura algidez de entre tu acero.

Hiéreme a mí, tu piel lasciva y vasta,


hunde bregando de hombre deslizando,
tú árabe desnudez, carnicie y daga.

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María Barnard

NOCTURNO

La palidez nocturna de tus muslos


bajo la luz desnuda y tu mirada,
preámbulo lábil de nuestro exceso,
una presura vasta hasta mis labios.

Mi boca sediciosa y encarnada


a tu carne inasible y perturbante,
tus manos deshonestas, ternecidas
ante mis senos sobre tu alto rostro.

Envilecida de lascivia tu lengua


palabrante, - yo soy el vicio tenue,
lasitud, embriagándome tu piel.

Fuérzame ávido breve de mi cuerpo,


cíñeme, entre la dagadura y tallo
imprégname del áspid, tu veneno.

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María Barnard

MI BARBARIE

El sueño sigiloso que te duerme,


la imagen de tu efigie inmarcesible
como el arte dibuja la memoria
como asga la memoria tu recuerdo.

La humedad de tus labios, yo deseo,


y bramando a mi carne, tú te ciñes,
y abrigas a tus ojos a mis senos,
y tu boca caricia mis aureolas.

Despierta tu mirada y el paisaje


es tuyo, cíñeme soez tu dorso,
es mío, y embriagándote la lengua.

Sorbe de mí barbarie y desmesura,


los fieros desenfrenos que me asolan
estos muslos que a ti desasosiegan.

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María Barnard

TU ROSTRO AYER

El cantar mudo y obsceno de mis noches


son bastardos enigmas de mis ojos,
el amargo jerez de entre tu boca
que son a mí, la sangre de mis labios.

Un fragor aromado de tu piel,


un zafio olor a mirra y a mis senos
desbordándose a ti, hasta tus ojos,
y yo, ausente de tu barbarie y sexo.

Urdo de ti, el bastardo velamen


que de ti infama y viste seda y carne
de mis manos y gloria que te brasan.

Vuelve tu rostro ayer desde tu fama,


el pasado viril que te señala,
y el hoy, estremecido a tu palabra.

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EROS LIBERADO

María Barnard

GALÓPAME

El cianuro caricio de tu piel,


un deleite sabor uvar y boca,
un amargo sabor sauz y sexo
derramando frontal de entre mis labios.

El sauce perfil y la dagatura


que guardado celoso de tus muslos,
cabálgame la noche a tu rienda
asgándome la crin de tu horizonte.

Galópame a mis hombros tus ofensas,


tú, soldado de artífice y lujuria,
tus manos lacerantes a mi espalda.

Tu boca de mi carne habitándome


de tu lengua bramando su lascivia,
el áspid escupiendo de mi carne.

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EROS LIBERADO

María Barnard

INJURIA

En plenitud el mástil sobre el río,


tu carne a mí, mordiente la hermosura,
el tenso largo, dorso lascivante
de entre tus muslos proa de entre mis
labios.

Dame obsceno y murmuros a mi oído,


la gallarda bajeza tus palabras,
soy de la hambruna hembría de tu mesa,
Taj Mahal cortesía de tu boca.

Soy de ti la antigua piedra, y labra


la faz y efigie a todas tus rameras,
el harem donde a ti, desasosiega.

Éste cuerpo y tus manos biselando


en mis senos falanges esculpiendo
esta brama de ti en la desmesura.

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EROS LIBERADO

María Barnard

LA HAMBRUNA

Un gemido en la sordidez y lengua


abrazante codicia de mi cuerpo,
ese ávido artificio y tu palabra,
tu voz hereje y dócil a mi carne.

Sobre mi boca y senos en estremezo


en la árabe mirada poseída,
la tersura y caricia de tu daga
entre mi boca y lengua palabrante.

La herejía escultura de tu cuerpo


bisel y disoluta entre mis manos,
un arte de Murano contemplarte.

En la desnudez fría de alabastro, ovar


dominio desde tu entrepierna, será la
hambruna estéril despreciarte.

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EROS LIBERADO

María Barnard

SE YERGUE

El jadeo insinuado de tu nombre,


galante vanidad que a ti te adorna,
el lustre de tu ayer y de tu historia,
es a mí la voraz de tu presencia.

La fragua de tus labios incitantes


forjando de tu boca de mi lengua,
ésta daga bisel de entre mis labios
ebrios de ti, bajeza de mi nombre.

Yo, liviandad de ti, yo tu forzáira,


la más ávida y disoluta amante
del fiero cabalgar de entre tus muslos.

Una suerte de péndulo se yergue,


el velamen de sacro incrustándose
entre mis senos, lengua hasta tu sierpe.

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EROS LIBERADO

María Barnard

TU OBSCENA MIRADA

El sándalo tus labios tus instintos


de amenaza a mi carne esclava y suave,
mis muslos, un laúd desde tus manos,
el cabalgando en ti, de tu caoba.

Larga vertiéndose a placer y ociosa


a mí insaciable nombre de forzáira,
rásgame hiriente el hombro, brutéceme
con el vaho aromado y tu bajeza.

Obscena tu mirada y vicio breves,


el furor mórbido de tus rameras
habitando en la sombra de tus ojos.

La lustre piel y mora de mis muslos,


tu árabe boca, ajuar de las mujeres,
el árabe languir de la entrepierna.

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EROS LIBERADO

María Barnard

TU ROSTRO

Rubí y largura entre tu filo y daga,


tu arma ostenta penetrar la herida
de ésta tu presurosa mujer llana,
lasciva soy, tu impertinente esclava.

Desde tu fornicante hablar y lengua


desde tus muslos marfilados, carne,
entre mi boca rasa y miserable,
deslizando de entre de mis senos breves.

Perturbando el profundo de mi boca,


ansiosa de apresar tu filo y daga,
mis manos ebrias desde tu entrepierna.

Mi vulgar rostro piadoso a tu frente,


maldicie de tu sierpe entre mi carne,
veneno feneciente hasta mi boca.

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EROS LIBERADO

María Barnard

PIEDAD

Tu vértice encarnado entre mis senos,


una sierpe arrastrándose a mi cuerpo,
un río que abrevándose a la mar,
un mar abriéndose a tu espalda.

Unas manos trastornan de tus muslos,


unos muslos aviesos a tu carne,
una boca que muerde lacerante,
caricia de una lengua abrasadora.

Tu torso de llanura insoportable,


aleva media luna de tu cuerpo,
es un lauro y tu sexo prominente.

Es la proa dosura de mis labios,


es ávida piedad de entre mi boca,
es infierno, es el limbo entre la nada.

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EROS LIBERADO

María Barnard

CABALGAR

El cristal de tu daga y baccarat,


lúcido de tu carne y tu simiente
de mi boca, a mis labios, a mi lengua,
es el uvar y vino de tu sangre.

Amargo y silente desde mi rostro,


asgando de mis manos de mis muslos,
de extravagancia tu medida al palmo
sostenida y viril desde tu sexo.

Cabalga tu lascivia y brevedad


sobre este dorso que por ti bramando,
la ebriedad incesante de tu nombre.

Ándame el artificio de tu daga


traspasa a mí, el acero iridiscente
en la carne imprudente de mi nombre.

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EROS LIBERADO

María Barnard

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EROS LIBERADO

María Barnard

A GALOPE

Seducida de tu mirada breve,


la memoria infamante de tu cuerpo,
la tersura viril encarnándose,
la hambruna y avidez entre mis labios.

Yo apresando de ti largura y lengua


ante el envés y dorso de tu espalda
como la garra humedeciendo, sangra
como afilar tu boca a mis entrañas.

Como ese perturbar de tu memoria,


el cincel de tu nombre entre mis labios
en la demencia hostil y cortesana.

Urdiendo de mis manos el galope


mundano de la brida de tu fuete,
el látigo en que tú, entre mí, laceras.

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EROS LIBERADO

María Barnard

EL LABRIEGO

El laberinto de tu pensamiento
es lujuria nacida en ti y tus labios,
una vasta prolongación y carne
cercano al vértice desde mi boca.

La sabia tentación de entre tus manos,


caricia hasta el confín desde mi espalda,
arrogante falange deslizando
hasta insondable vórtice y muslo.

Abre de mi ansiada de lubricie


y artificio abisal de tus palabras
por la parlura lengua humedeciendo.

Corrompes vilecido mis entrañas,


el languir de mi boca y tu espesura,
labriegas hondo, tierra de mi sexo.

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EROS LIBERADO

María Barnard

TU LARGURA

Tus manos mirra y sándalo insaciables


es el vaho aromado de tus labios
sobre la lengua y ámbar de mi boca,
sabes a ese frescor lánguido y breve.

Desierto seducido a la lujuria


de mis noches al trote cabalgando,
tu cuerpo en desmesura y continente,
tus manos a mis hombros lacerantes.

Tus ojos penetrando hasta mis ojos,


la insomne acariciante de tu daga,
al cuello de tu esclava vanidosa.

Irguiéndose mi mano hasta mi rostro,


profundo deslizando de tu acero
encarnando a mi lengua tu largura.

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EROS LIBERADO

María Barnard

TU CORDAZA

El jade de tus ojos Baccarat,


un siniestro cristal a mi vasallas,
un solar turco mío tu esmeralda,
la faz de moro en la memoria y mundo.

El Alhambra de tu cuerpo y sus jardines.


tu carne mordedura de mis labios,
tus muslos una fuente erguida bebo
espesa tu simiente hasta mi lengua.

Tú Andalucía, ajuar despojándome,


un velamen sedoso que me cubre
ante el acero de la fría daga.

Sostenida viril de tus falanges,


la cordaza que ciñe tu cintura
erecta aprisionada de mi lengua.

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EROS LIBERADO

María Barnard

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EROS LIBERADO

María Barnard

FUEGO EN LA PIEL

Lienzo tejido
sobre la luz hiriente de la luna
luz urdida ante la noche,
desmesura entre mis senos,
fósforo en la piel,
deseando lubricidad y
despojo a mi lascivia.

55
EROS LIBERADO

María Barnard

DEMONIO PALABRANTE

Iridiscente umbral de tu mirada


es un haz que demonia mis insanos
e incesantes deseos brutecidos
a la sobria tensión de tus excesos.

Es el agua profunda de tus ojos,


un mirar lábil de mis senos,
el hábil de tu lengua humedeciendo
esa sierpe veneno de tus muslos.

Es presagio la punta de mi lengua,


es la suerte encontrada entre mis labios
mordiente la espesura de tu carne.

Es la fragua un demonio palabrante,


tuya de ti la meretriz ramera
atada a ti a la vera de tu lengua.

56
EROS LIBERADO

María Barnard

PERENNE PIEDAD

Biselas erguido y voraz mi carne,


descubres al posar de tus falanges,
el vicio de mi piel, gemido y voz,
ásgame tuya de bondad y noche.

Prueba de mí, velamen entre incienso


y mirra desbragándose mi boca,
humedeciendo seminal mis labios,
la tortura viril de tu entrepierna.

Soy silente al martirio de mi cuerpo,


de instinto perturbada y paraíso,
la vanidad es tuya insoportable.

Soy perenne piedad de la tragedia,


la sombra infame al derramar la noche
la cierta comprensión de entre tu ojos.

57
EROS LIBERADO

María Barnard

MI ROSTRO

La religiosa ofrenda tu mirada


semeja un dios y levedad tu cuerpo,
una sombra trasluz y baccarat,
una visión temida y crisolito.

Es tu boca taberna y amasiato,


son tus labios bragados en el vino
penetrando tu lengua mi veneno,
la tragedia infamante de los hombres.

Ostentas tú de las mujeres boca,


besar sus labios vanidad y muerte,
dejarlas sin recuerdo en tu memoria.

Son tus alas el dorso leve y piel,


la infame envergadura sostenida
al margen de mi rostro envilecido.

58
EROS LIBERADO

María Barnard

EL UVAR

Vestigio de tu piel sobre mis labios,


la sabia antigüedad de tu caoba
larga mi lengua abstrusa que se arrastra
desde dentro de tu entrepierna.

Bebo hondo el río la sed de tu simiente,


yo, de tus amasiatos la más pura
de tu obscena mirada la más pía
y de la copula yo, la más ávida.

Tu sierpe a mis labios mordedura


entre mis senos lascivantes fríos
al calor deshonesto y palabrante

de tus más pervertidos desaciertos,


el uvar de tus muslos, el racimo
a mis manos marfil entre mi boca.

59
EROS LIBERADO

María Barnard

LA MEDIA LUNA

El deseo bastardo y mis sentidos


labran duro tu abdomen a tu daga
biselando a tus ojos esculpiendo
absorto a mí, tu filo acero y boca.

Soy murmuro a tu oído deshonesto,


tus palabras lascivas a mis labios
es lujuria es trote perturbante
a mis senos aviesos dormecidos.

Ay de mí, tu daga fornicante


desde mi piel asgándome tus muslos
a mi dorso forzando tus falanges.

Urge la carne lábrame en tus manos,


caricia el monto de la media luna
de entre tu rostro y lengua palabrante.

60
EROS LIBERADO

María Barnard

TU LENGUA

El templo virginario que te ciñe


entre mi seno y boca bragándose,
espesura a mis labios labrándote,
una daga y marfil entre mis manos.

Y tus ojos muriéndose a mis ojos


y tu rostro de arabés avieso e insano
a mi espléndido cuerpo de ramera,
a tu cuerpo ensamblado de virtudes.

Ven a mí, desestríame la espalda,


descoyúntame el dorso tus falanges,
dame de ti bramando tus palabras.

Húndete a mí, en la carne sosegada


ábreme en ti, pertúrbame sedosa
en las frías tensiones de palabra.

61
EROS LIBERADO

María Barnard

INSTINTOS

El harem habitado del oriente,


el Eunuco Sudán servil a tu hembra
con la piel de la noche tras su espalda,
un aroma de incienso mandrágora.

Cubren mis senos, largas sus falanges


de afeite mis cabellos de esmeralda,
de África sus caricias de artificio,
el árabe andaluz su lengua.

¡Oh amado! eres dueño e inmensidad,


te alumbra del oasis, tus turquesas,
yo, la más y peor de las mujeres,

la ordinaria intención de tus instintos,


el vulgo palabrante de tu lengua
y tu daga introducta entre mi boca.

62
EROS LIBERADO

María Barnard

LASCIVIA

El tatuaje viril ciñe a tu sierpe,


un cisne alado al margen de mi boca,
un verde turco el ave se avizora,
un canto endeble y oráculo se avecina.

El languir de mi lengua de tu carne,


deseo galopante de entre tu arco,
el bramando rugir de tu garganta,
el freno de tu brida hasta mis labios

continuos de lascivia te laceran


la extensa piel, extrema tu largura
ante la mano diestra que la ciñe

ante el prego de ti, arrodillada


a tu imagen explícita vencida,
a mi estampa de impuber suplicante.

63
EROS LIBERADO

María Barnard

TU VENENO

A la medida de tu plectro breve,


desafío la sensación y boca,
hiero el tatuaje de tu voz gimiendo
como una ave volando ebria la noche.

Posee indolente tu veneno y carne,


un veneno que emana de tu sangre
a la sutura de mi lengua, hilvana,
asgándome de ti liviana y muda.

Y tu mirada feneciente obscena


a mis ojos lascivos perturbados
a tu deseo innato de barbarie.

Ven a mí, otórgame tus labios tibios


ofréndame tu larga lengua y sierpe
de tu púber abismo a mí sufriente.

64
EROS LIBERADO

María Barnard

TU DAGA

Tu larga noche de Sodoma tiento,


tu fausta frente de soberbia errante,
tus labios y la voz de tu memoria,
corceles al galope de tu canto.

De albatros son tus ojos desde el aire,


majestad y principio de la historia,
tu presencia perenne y fin del tiempo
son a mis ojos de esmeralda Libia.

Es a mi boca el vidrio de tu daga,


la sedente ansiedad de la serpiente
ante el ave volando inoportuna...

El albatros que surca vanidades,


bramando a mí la sodomía y sexo,
el embeleso de tu carne erguida.

65
EROS LIBERADO

María Barnard

TU CANTO

Enhebrándose mudo el pensamiento


contemplo ansiosa acariciar tu piel
como el ámbar atrapa el oro turco,
como el árbol la savia de tus ríos.

Tus ojos negros, árabes desiertos


a mis ojos de tundra iridiscente,
a tu cuerpo viril bragando sierpe
tu envergadura entre mi boca bebo.

De tu copa la sangre de mis venas,


el vino que a mis labios tu derramas,
de taberna tu voz y de Goliardo.

Tu verso largo y canto golondrino,


la gitana obsesión de entre mis manos,
osadía profunda en la garganta.

66
EROS LIBERADO

María Barnard

ACASO TU NOMBRE

La avidez de tu abdomen sacrilegio,


es el moro y lamento de tus siervas,
es maldicie y lujuria de tu tacto,
un arrebato insano y perturbante.

Allí está escrito en árabe tu nombre,


el nombre y los enigmas de tu mundo,
mi lengua lame de tu punta piel
labrando entre las sedas de tu carne,

ilícitos deseos descarnados,


un mordicio mi boca codiciando
el duro baccarat, vidrio y tu daga

sobre mis altos senos iricentes,


el látigo de tu áspid prisionero
carnándose en mis muslos fornicantes.

67
EROS LIBERADO

María Barnard

MORO ANDALUZ

Cabalgo en la fortuna y tus falanges


a la ebriedad y noche palaciega
de tu álgido anular de brioso temple,
asgándome profundo la entre pierna.

La aurora de tu mano sigilosa


tatúa en mí tu nombre de barbarie
moro de Sandaluz, a ti humillada
al sepulto poder de entre tu espada.

Fecunda en mí tu cuarzo iridiscente,


la turca efigie y la airada carne
bragándose de ti, tu albor y muerte,

ábreme a mi presura de tu sexo,


yérguete dentro, pulsa, labra y estoca,
la vasta envergadura de tu cuerpo.

68
EROS LIBERADO

María Barnard

CONTRADICCIÓN

El artificio de tu pie lacera


la seda de la carne de mis senos,
un caricio en la oblicua terquedad,
perfectura tu andar sobre mi cuerpo.

La media luna y larga de tu pie


declinado sobre mis labios breve,
el fragor de la mirra y de tu sándalo,
el aroma de Siria y Capadocia.

El arabés de fuerza y tiranía


sobre los embelesos de mi cuerpo,
yo, la esclava y ramera, la andaluza,

la blanca herida sobre de tus muslos


y tú de mí, la ansiosa y erguida carne
prisionera de mis satisfacciones.

69
EROS LIBERADO

María Barnard

LA TURQUÍA DE TUS OJOS

La silenciosa flor de la Turquía,


solaz semeja orfebre tu mirada
un símbolo y arábigo engalana
la luz inerte y fría de tus ojos.

La seda de tus manos son el sándalo


aroma nazarí, habano y sexo,
la tersura tu piel, mi lengua bebe
a tu dorso mi boca rasgándose.

El péndulo se mece presuroso


a la vastedad de mi boca grave,
tu hombría que profunda de mi lengua,

el río unduoso, sierpe perturbando


la codicia del hombre a ti perenne,
a tu simiente ávida en mis labios.

70
EROS LIBERADO

María Barnard

TUS OJOS

La gitanía de tus ojos viven


tras la noche andaluz y Sacramonte,
la bisutera lampa y tus mujeres,
el primo valerino y el cante jondo.

La soberna Nazarí y la Alhambra,


tu cuerpo y la serpiente de tu baile
es agonía que arrastra al polvo,
es la muerte revoloteando al cuerpo.

Es de alabastro la carne ebria muy mía


envestida de seda transparente,
los ágiles cordax de entre mis senos.

Tus faustos labios ahora embrutecidos


sobre los torvos muslos en tu boca
ante el frío inasible de tu muerte.

71
EROS LIBERADO

María Barnard

OBSCENA

El incierto vestigio y tu mirada


crea en mí una obsesión enajenante,
un tenue acariciante lo siniestro
de tus ojos más negros que la noche,

y tu piel ávida entre el desprestigio


de mis manos aviesas a tu tacto,
de mis labios tu faz, tu envergadura,
la estocada lubricie ante mi lengua.

Pero soy de ti obscena de mi cuerpo,


y acaricio el contorno de mi rostro
encendida la carne de mi boca.

Es un deseo tuyo perturbado


gimiendo va la sierpe y su veneno
al fondo hundiéndose inasible daga.

72
EROS LIBERADO

María Barnard

73
EROS LIBERADO

María Barnard

CODICIA

Tus ojos sórdidos color del alba


desnudan mi carne desgarrando
a mis senos espléndidos la aurora,
a tus labios la mordedura breve.

Y tus manos marfil, asgan mi dorso


hasta el deseo de mi muslo carne,
hasta la desmemoria a mí te ciñes,
tu lengua pervertida de serpiente.

Desde mi espalda erguida ante tu rostro


hincas tus labios fin de mi cintura,
enhiesta el arma proa y penetrante.

Dame de ti latente de tu sexo,


ofrece a mí el ajuar de tu codicia
gimiendo en ti la sierpe y su veneno.

74
EROS LIBERADO

María Barnard

INASIBLE DAGA

Obsesa a ti, y a tu lengua sabor vino,


derramase a mis labios el amargo
olor piel de tus muslos cariciantes
a mi boca esmeralda pervertida.

De mis labios opresos a mi hambruna


en delirio, a tus ojos perturbantes
bramando a trote la yegua que montas,
ágil y diestra, soberana brida.

Y a la crin cabellera que me anida,


la bastarda piedad entre tus manos,
los aviesos rigores de lujuria.

Yo, entre la más impura del deseo,


tú, la virilidad ante mis ojos
al fondo hundiéndose inasible espada.

75
EROS LIBERADO

María Barnard

TU LARGA ESPERA

Mi lápida entre las piedras, un paisaje


de murmurios así entre el mármol
resquebrajándose los tiempos breves
ante tu nombre biselado incierto.

Tu desde la memoria acariciante


a mi cuerpo entre tu mano lúdica,
a mi dorso desde mis muslos suaves,
a tu beso en mis senos de tus labios.

Eres sombra y trasluz, tu sombra espesa,


y el probar de mi lengua tu simiente,
el tósigo, la vera y tu entrepierna.

Dame tu sierpe en alborada y ciñe


la larga espera y vacilante tacto
de mi garganta derramando muerte.

76
EROS LIBERADO

María Barnard

PIÉLAGO

Labrando tus deseos a mis muslos,


ansío tus caricias represoras,
al curvar de mi espalda media luna
humedecen mis labios tus falanges.

Ciñe tu mano el baile mi cintura


desde tus ojos la lascivia breve,
a mi carne tersura y vandalismo,
tu sexo de codicia prominente.

Abre a mí estertores de tu cuerpo,


son las imprecaciones de tu daga,
la vastedad y nombre, y tu entrepierna.

Bebe desde mis senos a tu boca


el auro piélago para tus noches,
el verso andante de tus emociones.

77
EROS LIBERADO

María Barnard

PHALLUS

Fornicante tu daga a media noche,


mis labios urden suavidad de phallus,
ciñendo entre mi boca tu largura,
mi lengua obsta el arma que tu portas.

Tu estocada y tu envergadura enhiesta,


el horadar entre mis senos breves,
el caballar a mí, en ti, de bramando
de tu piel pretendida perversión.

Es presagio y lascivia, arnés y cuerpo


biselando mis muslos, anatemas
de Alighieri, tus manos perturbando

el hondanar del lago de mi carne,


la insomne hipnosis de tu languidez,
muere inasible nuestra propia muerte.

78
EROS LIBERADO

María Barnard

SIN PIEDAD

Obscena de tu piel la mirra y aroma


emanando desde tus hombros hiere
a mis bastardas sensaciones vastas,
a la insinuante propiedad tu carne.

Mis labios deslizando hasta tu dorso


mordiendo la tersura de tu piel
desde mi boca aviesa, tu ramera
asgando de tu muslo la textura,

la seda fría de los alabastros,


el fragor estatuario de tu sangre,
el velamen barbarie y la entrepierna

a mi boca tu daga la estocada


lubrica lo profundo de mi lengua,
el infamante infierno su piedad.

79
EROS LIBERADO

María Barnard

PRESAGIO

Esmeralda natura de tu voz,


cuando el hálito acariciante sobre
mi piel urde sensible y obscenidad,
jugando oscilante desde mis senos.

Tus manos gráfian el tatuaje lívido,


gimiendo yo, el acorde tus falanges,
presa de ti embriagando el arpa al tacto
deleznas de mi aureola hasta tus labios.

La tiranía de tus manos abren


la tesitura de mi cuerpo lábil
al contraste artificio de la carne.

Ante el presagio árabe y tus ojos,


son tus muslos preludio ante mi boca
lúbrica ante tu daga entre mis labios.

80
EROS LIBERADO

María Barnard

PAISAJE

El arrebato insano de tus ojos,


un sortilegio, gitanía breve,
un brillo acusa tu mirada sorda
un beso mudo de tu boca ciega.

Es tu rostro la hartura de los tiempos,


es tu cuerpo palabra entre mis labios,
es tu boca la desmesura fría
ante mi lengua lívida tus muslos.

A tu espalda navego el mar cantábrico,


una loa y mesura tu piel tersa,
mi lengua arrastra lúdica tu torso.

Vuelves a ti y el paisaje de tu sexo,


el mástil entre irguiéndose a mi boca
el naufragio en el fondo de mi cuerpo.

81
EROS LIBERADO

María Barnard

DESMESURA

Burlada a los placeres de tu nombre,


busco ansiosa en la sombra de tus ojos
una señal que el ámbar atesora,
tu mirada hermosura de hombre cábrio.

A este cuerpo y mujer envilecida


de tus manos y boca satinadas,
esa seda, el ajuar que a ti te lustra,
el alabastro que te ciñe y nombra.

Empotrada tu carne ante tu dorso,


viril se posa entre mis labios quietos,
ungido a mí desde mi rostro avieso.

Entre tus muslos asga desmesura,


el largo de tu cuerpo perversiones,
entre mi lengua la simiente y sexo.

82
EROS LIBERADO

María Barnard

HAMBRUNA

Tú, avieso hombre aromado de la mirra,


el sándalo y los labios de mujeres,
eres de ellas con tu tiranía,
despojo de mi cuerpo tus pasiones.

El legado sutil de tu plegaria,


rumores sentenciando malabares,
el umbral extasiándose a tu piel,
mi cuerpo corrompiéndose a tus ojos.

Mírame a mí, inocente en tus insomnios,


irguiéndome ágil sobre de tus carnes,
sumisa tu falange entre mi boca.

Tú, y la barbarie que te nombra breve,


dame la carnatura que te empotra,
tú, de mi cuerpo, de mi boca y sexo.

83
EROS LIBERADO

María Barnard

MORDEDURA

Guardas silencio en el ocaso cierto,


un trasluz a tus ojos, el aceite,
aromados tú y yo, de mirra y sándalo,
tu mirada y la noche de Artemisa.

La visión y el hachís, tus pensamientos,


una locura ágil sobre mi cuerpo,
el veneno y absenta de tu torso,
mordedura entre mí para esta noche.

El vértigo rumor de tu llanura,


desde el Apocalipsis de tus muslos,
a mi boca desenfrenada y breve.

Tú, la barbarie de tu sexo imploro,


yo, entre la desmesura de mis senos,
y la noche ataviada de geranios.

84
EROS LIBERADO

María Barnard

EL ARPA

El tañer del acorde y violoncello,


de tu boca el arpegio de estridente,
la obscenidad de tus palabras brutas
a ésta carne insolente de lujuria.

El arpa de tus manos, la barbarie,


el alabastro de mi piel y seda,
de entre mis senos a tu boca aviesa
ofrecen lúbricas a mí, insaciable

a éste mi cuerpo de árabe y gitana,


ajuar de lino y siete noches muerta
ante tus labios presos a mis muslos.

De tus instintos mórbidos jadeantes,


una ilusión a veces desacierta
al sonoro gemir de las entrañas.

85
EROS LIBERADO

María Barnard

AMBROSÍA

Callada entre la sombra de la noche,


un rumor en el aire mis deseos,
el obsceno mirar desde tus ojos
al borde de mis muslos tu mirada.

Mírame aquí el ingrávido artificio


de mi cuerpo, una soez liviandad
aleve de mis senos a tu boca,
la lengua opresa de mi carne breve.

La palabra y tu voz, la extravagancia,


la desmesura de tus muslos vastos,
un precipicio insano bragándose

la espesura ambrosía ante mi lengua,


brama, oh, a lo largo tu saeta
mi boca la garganta se atraviesa.

86
EROS LIBERADO

María Barnard

CORTESANA

La infiel largura de tu lengua insana


es veneno y aroma, mirra y sándalo,
irguiéndose a mis senos a tu boca
estremecida de hambre sexo y muerte.

Ven a mí, en desmesura y labrándome


la carne restregándose a tu cuerpo,
el infamante sacro de tu talle,
la sierpe travesada entre mis senos.

Derrama a mí barbarie tu simiente


entre mis labios espesura toda,
la largura y deseo que me oprime.

Yo de ti cortesana, la insaciable
en tu carne sedente inexorable
en brama de tu sexo entre mis piernas.

87
EROS LIBERADO

María Barnard

SÁNDALO

La vanidad del tiempo entre tus manos


es un prodigio de alabastro cierto,
una sedente alegoría breve,
extravagándose a tus ojos negros.

Mírame incólume y en desasosiego,


estos senos a ti entre desmesura,
a la lúbrica saciedad insomne
de tu boca ávida desde mi carne.

Rasga la piel arábiga y honesta,


a tus manos hieráticas labrando,
esta sed de veneno bragándose

a tu cuerpo de sándalo y lujuria


extravagante, hiere de tu daga
la estocada final de entre mi sexo.

88
EROS LIBERADO

María Barnard

INFAMANTE

El cantar del jilguero es tu voz


a mi oído un murmuro y levedad:
“Eres tú la insaciable meretriz
a mi boca la desmesura grave”.

Tus manos a mis hombros, tu lujuria


mórbida a mí seduces mis hambrunas
de carne a la embriaguez de vino y sexo
de tu largura fausta a mi infamante.

Profunda daga hiere entre mis labios


la sangre aviesa alarga de mi lengua
de la sierpe unduosa de mi boca.

Arrastrada a mi seno envergadura,


insolente a mi dorso y bastardía,
el filo con que matas y conquistas.

89
EROS LIBERADO

María Barnard

90
EROS LIBERADO

María Barnard

BRAGADURA

La presencia desnuda de mis senos


ante el ámbar sereno de tus labios,
un manjar de hilo y seda presuroso
a tu lengua de sierpe lacerante.

Un perturbado penetrar tus manos,


un saciar tus falanges invocando
inasible la prenda más endeble
ante los artificios falaciegos.

De tu nombre, estremésome sedienta ante


la envergadura que tu ostentas
y sostienes en súplica constante,

el primigio deseo de tu hombría,


dame incesante de la bragadura
que te ciñe, te adorna y apacienta.

91
EROS LIBERADO

María Barnard

LA BRIDA QUE TE CIÑE

Poseerte es a mí como el rubí


atado entre mis senos, insinuando
un deseo rasgar de entre la carne
vanidosa que encarnas a mi cuerpo.

Poseerte es a ti como el veneno


que tu bebes ansioso de tus labios,
la cicuta embriagante como el vino
enderramando hasta mi lengua insana.

Estremecida al tacto de tus ojos,


confiésome, oh, abrupta a tu excelencia
y a la disertación de tus instintos
decretados.

Ven, soy la miserable,


la brida que te ciñe la crin árabe
que se yergue al galope de tu lomo.

92
EROS LIBERADO

María Barnard

EL FARDO

La desolada quietud cuando duermes


evoca de tu sueño la memoria,
tu plenitud y carne de alabastro,
lisura cariciante de los sándalos.

Tu presencia es el fuego del ámbar,


el sabor de tus labios el ajenjo,
ese urdir insaciable de mi lengua,
la sierpe tóxica de mis instintos.

Es tu cuerpo rubí desde mis ojos,


es tu torso codicie de mis manos,
son tus muslos la carne y veladura.

El fardo sostenido de mi mano


un demonio bragándose a mi boca,
un ángel que se huye en desbandada.

93
EROS LIBERADO

María Barnard

TU BARBARIE

La nocturna visión de entre la noche,


una imagen aviesa perturbándose
a mis ojos saciando de tu cuerpo
de mármol y Carrara, despreciable.

La piel de árabe desborda breve


a mi boca de seda satinada,
el sesgo de tu dorso la caricia,
la jauría a tus muslos socavando
mis labios cortesanos a tu carne.

Soy a ti, la lujuria de tu látigo


espléndido creciente, tu largura,
la barbarie y el nombre de tu sexo.

¡Oh! tú árabe iniciante, bebe a mí


las copas de murano de mis senos.

94
EROS LIBERADO

María Barnard

DE PROFUNDIS

Yo, vestida de seda y oro luz,


el ajuar de esmeralda verde mar,
un manto de mis senos cariciando
como un lienzo que cede a la otredad.

Un paisaje abismal desde tus ojos,


el estatuario de tu rostro breve,
hierático a mi faz de diosa insomne
a tus cantos maitines de la noche.

Yo el artificio de mi carne viva


a tus deseos de barbarie y muerte,
a tus murmuros de la gloria eterna.

Tú, desde la piedad virtuoso orando:


memento mori de profundis mío
entre tu boca el vino perturbando.

95
EROS LIBERADO

María Barnard

ABSURDA TENTACIÓN

Los versos palabrantes de tu lengua


ostenta del deseo su lisura,
tu boca derramando vino Sirio
a mis labios humedecidos, dame.

Eres tú la poesía de mis ojos,


un embeleso breve y procaz mío
a tu cuerpo y barbarie de lujuria
de entre tu carne aviesa y lontananza.

Eres de mí absurda tentación


del sexo impronunciable a mis sentidos,
la más baja altivez del cuerpo amargo,

la sana solidez de tu pasado,


la desmesura mórbida del ego,
la falicie y largura, tu entrepierna.

96
EROS LIBERADO

María Barnard

LA HETÁIRA

De ansiada y galantía es tu lengua,


una caricia inerte habitada
entre mis senos un mordisco grave,
nacido mórbido de los peores

instintos de tu carne biselada,


mírame, estoy aquí deseosamente
ante el fardo marfil de entre tus muslos,
a mi boca alabastro ceniciento.

Eres gitano de la Alhambra y noche


moro insaciable de tus perversiones
a mis instintos ávidos loables.

Has de mí tus deseos de lubricie


y daga de arrastrándose a mi rostro
la servidumbre sana de la hetáira.

97
EROS LIBERADO

María Barnard

ERES TÚ

La perturbada piel que a ti te viste


es un lienzo el tatuaje de tu carne
inscrito en letra arábiga tu nombre,
¡Oh, magnifico errante de Damasco!

Tus ojos son la desmesura sol,


el oro y tú y el ámbar tu mirada,
yo el sacrilegio de la imagen pura
ante tu porte insano erigiéndose

a mis labios la anchura de tu sexo,


eres tú la avaricia de los cuerpos,
la insolente verdad de tu pasado.

Eres tú manto y seda entre mis senos,


el fardo que lacera interminable
entre mi boca y lengua deslizando.

98
EROS LIBERADO

María Barnard

HOMBRE ANDALUZ

Luciente anda la Andalucía el moro


a la gitana luz de tu mirada,
incesante mujer a ti te baila
al son entre tu bragatura breve.

Soy de tus muslos hambre a ti perenne,


estremecida bebo tu espesura,
derramando a mis labios tu bajeza,
de los hombres aviesos sus principios.

Soy de ti, los instintos y barbarie,


de Bretaña la zorra, andaluz bebe
a tu nombre y significado puro.

La piedad de tu boca y profecía


a mis labios el brío-envergadura
estremece la piel en desalmada.

99
EROS LIBERADO

María Barnard

EL TURBANTE

El lúcido turbante de seda y oro,


emblema de tu rostro y galanura,
plenilunio la faz de luna y noche,
la sangre del rubí sobre tu frente.

Es la corona de esmeralda y Yemen,


es la Almería y sortilegio vano,
es a mi tacto desde tus cabellos,
es a mi lengua, seda de tus ojos.

Mírame a mí, turbando tu mirada,


esta que soy de ti la mala amante,
la estéril de la alcoba, tu forzáira.

Tú, la victoria de entre las mujeres,


yo, la más breve y hábil de palabras,
la elegante ebriedad de tus rameras.

100
EROS LIBERADO

María Barnard

DESEOSA DE TI

La noche con su luz de invierno


murmuró a mi oído;
deja que tus entrañas devoren
hambrientas el sudor de tu duelo,
fue entonces cuando de ti embriagada
volví a encender de lujuria tu sombra,
apresurada al desnudo desplegué mis alas
y descalcé mi locura de éste frío infernal
que indiferente en mi desvelo quema,
y en mi innegable fantasmagoría
sobre tu cuerpo inerte sentí tu carne viva
y con un suspiro me bebí tu aliento,
mudo y ciego.
febrero 2021

101
EROS LIBERADO

María Barnard

Admiro la nobleza del espíritu entre la cordura de


los años y la libertad sin tiempo de tu corazón
indescifrable, y escucho a ciegas el aullido ebrio del
lobo alfa apareándose entre la yerba ante mi
eminente pesar que ensambla los pedazos de mis
huesos rotos frente a tu inigualable fuerza de
equilibrio, sabiduría y serenidad que te hacen
exquisitamente un humano irresistible e inteligente
frente al vestigio de una mirada a la más bella
especie nocturna de monte.
María Barnard
14/02/2021

102
EROS LIBERADO

María Barnard

MEMORIA

En el silencio de mi alcoba,
perturbada de lascivia,
ebria de placeres y del
vino de tu piel,
acaricio mis senos
bajo la memoria de tus ojos,
y mis alas de sombra inexorable
entre tu rostro árabe
sobre mi cuerpo,
niega el vestigio de tu nombre
en esta noche en que el vaho
de tu recuerdo resurge
entre mis labios.
Marzo 2021.

103
EROS LIBERADO

María Barnard

ÍNDICE

AGRADECIMIENTOS: 7
PRÓLOGO 9
OJOS COLOR DEL TIEMPO 13
DESENCANTO 16
ENIGMAS 17
LA VANIDAD DEL MUNDO 18
MI EPITAFIO 19
HAMBRUNA DE TI 20
TU NOMBRE 21
JURAMENTO 22
DESEO 23
ÁSGAME 24
TU SIERPE 25
TU VERTIENTE 26
TU INSANA GALANURA 27
FLOR DE NOCHE 28
LA PIEDAD DE TUS FALANGES 29
TU MIRADA 30
TUS LABIOS 31
LA IDEA DE POSEERTE 32

104
EROS LIBERADO

María Barnard

EL HÁBITO DE MUERTE 33
TUS FALANGES 34
EL BRAGADO DE TU CUERPO 35
TU MORDEDURA 36
CARNICIE Y DAGA 37
NOCTURNO 38
MI BARBARIE 39
TU ROSTRO AYER 40
GALÓPAME 41
INJURIA 42
LA HAMBRUNA 43
SE YERGUE 44
TU OBSCENA MIRADA 45
TU ROSTRO 46
PIEDAD 47
CABALGAR 48
A GALOPE 50
EL LABRIEGO 51
TU LARGURA 52
TU CORDAZA 53
FUEGO EN LA PIEL 55
DEMONIO PALABRANTE 56

105
EROS LIBERADO

María Barnard

PERENNE PIEDAD 57
MI ROSTRO 58
EL UVAR 59
LA MEDIA LUNA 60
TU LENGUA 61
INSTINTOS 62
LASCIVIA 63
TU VENENO 64
TU DAGA 65
TU CANTO 66
ACASO TU NOMBRE 67
MORO ANDALUZ 68
CONTRADICCIÓN 69
LA TURQUÍA DE TUS OJOS 70
TUS OJOS 71
OBSCENA 72
CODICIA 74
INASIBLE DAGA 75
TU LARGA ESPERA 76
PIÉLAGO 77
PHALLUS 78
SIN PIEDAD 79

106
EROS LIBERADO

María Barnard

PRESAGIO 80
PAISAJE 81
DESMESURA 82
HAMBRUNA 83
MORDEDURA 84
EL ARPA 85
AMBROSÍA 86
CORTESANA 87
SÁNDALO 88
INFAMANTE 89
BRAGADURA 91
LA BRIDA QUE TE CIÑE 92
EL FARDO 93
TU BARBARIE 94
DE PROFUNDIS 95
ABSURDA TENTACIÓN 96
LA HETÁIRA 97
ERES TÚ 98
HOMBRE ANDALUZ 99
EL TURBANTE 100
DESEOSA DE TI 101
MEMORIA 103

107
EROS LIBERADO

María Barnard

EROS LIBERADO, de María de los Dolores Posada y Barnard.


Se terminó de imprimir en los talleres de
VERSOTERAPIA
Ciudad de México
Celular 2288 35 19 62
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Marzo 14 del 2021.

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