Tarea 3
Tarea 3
Tarea 3
La ética
La experiencia que adquiera la persona en la vida y a
través de la educación y la cultura se asocia al
fenómeno moral para valorar su grado sapiencial y lo
posiciona para hacer juicios de bondad moral; en una
reflexión doctrina íntima y social. El término ética
significa costumbre y, por ello, se ha definido con frecuencia la ética como la
doctrina de las costumbres. Para Aristóteles, éste término es tomado
primitivamente sólo en un sentido adjetivo; se trata de saber si una acción, una
cualidad, una virtud o un modo de ser son o no "éticos". Las virtudes éticas son
para Aristóteles aquellas que se desenvuelven en la práctica y que van
encaminadas a la consecución de un fin, en tanto que las dianética son las
virtudes propiamente intelectuales. A las primeras pertenecen las virtudes que
sirven para la realización del orden de la vida del Estado, la justicia, la amistad,
el valor, etc.
Por tal motivo, la historia de las ideas morales, o la descripción de los diversos
grupos de ideas morales, es asunto de que se ocupan disciplinas tales como la
sociología y la antropología.
Opinión personal
La historia de la ética resulta a veces de una amplitud considerable; pues, se
hace difícil con frecuencia, establecer una separación estricta entre los
sistemas morales, objetivo propio de la ética y el conjunto de normas y
actitudes de carácter moral predominantes en una sociedad o en una etapa
histórica dadas.
Nadie nace culto ni educado; la educación y la cultura son formas que se van
haciendo cada día, pues son valores que adquirimos y nos acompañan hasta la
muerte, en ese proceso se forma el hombre y elige su modo vida y de obrar
para el bien o para el mal.
Nada hay más difícil para la conciencia que distribuir propias y ajenas
responsabilidades. Dios está en nosotros y con el espíritu de justicia; pero
sólo Dios es infalible.
Se dice que el arte imita sólo la bella naturaleza, Hegel responde que elegir ya
no es imitar, la percepción de la imitación está en la exactitud, a Hegel,
tampoco le parece aceptable el sistema de los que ponen por objeto del arte la
expresión; puesto que el arte tiene por fin no representar la forma exterior de
las cosas, sino un principio interno y viviente, sobre todo las ideas, los
sentimientos, las pasiones y las situaciones del alma.