Escuela de Frankfurt

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Tema 2. La Escuela de Frankfurt.

La idea más importante que aporta a la escuela de Frankfurt Walter Benjamin es ver el arte
como un producto cultural que pierde su aura y a la vez se reproduce, por lo que sirve como
antecedente para las ideas postmodernas y es por esto que se verá más adelante en el curso.

Sufren las consecuencias del periodo de entre guerras y la segunda guerra mundial. Recibe su
nombre del Instituto de Investigación Social y La Escuela Crítica. Se funda en 1923 y sus ideas
marxistas hacen que sean un tanto repudiados y se unen en un Instituto de Investigación Social
que se crea en Frankfurt. A partir de 1933 se refugian en EE.UU, París y Londres y publican una
revista (cuyo editor principal es Horkheimer) que reúne a gran parte de estos teóricos a pesar
de la distancia. Su objetivo era renovar el pensamiento, con lo que se enfrentan a muchas
trabas del orden establecido por aquel entonces.

Entre los autores que trataremos estarán Theodor Adorno, Herbert Marcuse, Max Horkheimer
y Erich Fromm. Tratan de resolver los problemas del capitalismo avanzado, de la cultura
contemporánea y de la degradación del socialismo. A ellos les interesa la cultura como ese
ente abstracto estructural que se podía analizar. Sin embargo, al tratarse de una teoría crítica
también se enfrentan a las ideas marxistas, a sus propias ideas. Entienden que el socialismo
que debía haber bebido de las ideas de Marx se ha traducido en otro tipo de sistema político
ideológico que también es totalitarista y por eso se enfrentan a la revolución soviética. Tienen
una profunda aversión a todo sistema totalitario y cerrado, por lo que gran parte de su obra la
dedican a criticar como el sistema capitalista y cultural ha conseguido generar una serie de
ideas y estructuras que consigue defenderse a sí mismo, ser hermético y opresor en el que el
individuo tenga poca libertad para la rebeldía.

Lo que analizan es lo que para ellos es una “segunda naturaleza”, es decir, esa construcción
social o cultural del mundo en el que vivimos. Esto tiene relación con la fenomenología, pero el
análisis de esta escuela es más macrosociológico, se trata de una perspectiva más amplia y con
intención crítica de desvelar como se ha construido el mundo en el que las libertades han
quedado subsumidas en un sistema que cercena nuestra capacidad de actuar. Al partir de
ideas psicosociológicas intentan evaluar la dinámica y el comportamiento cultural de manera
similar a como se comporta un individuo. Esto les sirve para analizar como internalizamos la
sociedad y nos comportamos como tales, aunque ese punto de vista no está demasiado
trabajado desde el punto de vista de la socialización.

También (y esto será otra de las críticas que recibe La Escuela de Frankfurt) se centran en
cuestiones que tienen que ver con la superestructura. Ponen el foco en el análisis de esos
elementos intangibles que nos hacen comportarnos de manera diferente a como nos gustaría
hacer. Cuando lo hacen desde esa perspectiva cultural no muestran intereses económicos, es
decir, hay una percepción de que el sistema capitalista domina el sistema cultural, pero no hay
un análisis económico de cómo eso se traduce en unos comportamientos micro y
macroeconómicos determinados.

Entre las influencias de la Escuela de Frankfurt destacan tres principales: la cosificación de


Marx, es decir, los hombres nos hemos convertido en una parte del sistema, objetos para el
sistema, ya que hemos pasado a ser objetos que poseen objetos; la teoría psicoanalítica de
Freud, tanto el super yo, como la represión que es de gran importancia para entender porque
respetamos las normas de unos entes superiores y la sublimación, el sobredimensionar el valor
de algunas cuestiones para actuar de una manera determinada; y las influencias de Max
Weber, especialmente la “jaula de hierro”, la burocratización y el racionalismo, concebir el
mundo con unas premisas que hacen ser funcional pero que hacen que en ocasiones
perdamos de vista el objetivo. Se hablará en la Escuela de Frankfurt de la irracionalidad de la
racionalidad o de la irracionalidad de la racionalidad formal, del hecho de que el hombre es
capaz de generar guerras para lograr la paz, de estar inmerso en una dinámica laboral
esclavizadora para poder tener la libertad de elección… para ellos esto es el signo del mundo
en el que vivimos, las cosas se han vuelto irracionales pero al mismo tiempo quedan envueltas
en la racionalidad y la justificación perdiendo de los objetivos que guiaban a la sociedad.

Por todo ello es una teoría pesimista y de autentificación. Además, esto se da en todas
direcciones y atacan a todas las ramas de la realidad, incluso a la “industria del conocimiento”,
es decir, a las universidades. Se podría decir que, como ellos quedan expulsados de las
instituciones de las que trabajaban, tienen que fundar sus propias instituciones con un
mecenas que les da una gran financiación. Dicen que las universidades promueven un tipo de
pensamiento que van en la misma dirección del sistema y que de tanto ser autónomas, se han
convertido en entes que orbitan alrededor de las ideas fundamentales del sistema. En este
sentido, su propuesta metodológica es la fuente de la triangulación metodológica pura, es la
encuesta y las entrevistas en profundidad de manera complementaria, aunque adolece de
rigurosidad.

Principales obras.

La obra fundacional de la Escuela de Frankfurt es “Teoría tradicional y teoría crítica” publicada


en 1937, en la que la voz principal es la de Horkheimer. La importancia que tiene es establecer
los pilares de cual va a ser la escuela crítica. En este caso se puede decir que lo fundamental en
esta obra es que se enfrenta al sistema teórico previo y sobre todo el sistema previo que había
recibido gran atención en el ámbito académico y social. Lo que quieren a partir de aquí es
plantear una nueva teoría social en la cual las premisa fundamental no fueran solo la
categorización, la utilización de un sistema metodológico positivista (cuantitativo) y
funcionalista, sino que además debe aportar y generar pensamiento crítico. Este pensamiento
crítico debe llegar a la sociedad a la que se dirige para que tenga un efecto reactivo, al fin y al
cabo es una teoría más práctica.

Hay una línea de investigación que se abre entonces en la que elaboran una serie de estudios
sobre como se desarrolla la autoridad, la libertad y la jerarquía en la sociedad actual (“Estudios
sobre autoridad y familia” de Horkheimer y Fromm y “La personalidad autoritaria” de Adorno).
Son interesantes porque se proponen estudiar el fundamento de una jerarquía social y de una
tolerancia hacia la autoridad, el mando y el despotismo. Aunque son obras diferenciadas,
pretenden indagar en como se genera esa personalidad autoritaria, en la que tienen
influencias de Freud de las características psicosociales más allá de la ideología, pero que ellos
llevan al ámbito cultural, es decir, cómo se genera un tipo de personalidad que respeta y tolera
lo autoritario. Se financian estos estudios a raíz del antisemitismo que empieza a crecer en
Estados Unidos en los años 50, por lo que su preocupación es por qué la gente tolera una serie
de ideas que, en lugar de promulgar la libertad y la igualdad, promulga por la jerarquía y la
limitación de las libertades. Lo que les interesa es evaluar un tipo de procesos culturales por
los cuales la gente se socializa. Otra de las aportaciones a la teoría sociológica sería el cómo
utilizan las escalas de actitud para crear lo que ellos llaman la escala de fascismo.

Otra de las obras destacables es “El miedo a la libertad” de Adorno, Marcuse y Fromm. Aquí
hay un interés por, no solamente estudiar la autoridad o el proceso cultural y sociopsicológico,
sino también les interesa cómo ese dominio o autoridad fomenta que los individuos no
desarrollen la libertad. En el proceso de socialización e internalización, los individuos han
asumido tanto las constricciones sociales que hace que no necesitemos líderes o autoridades.
Ya no hace falta el autoritarismo despótico, sino que los hombres ya crean unas constricciones
a su propio comportamiento, es decir, es un paso más del totalitarismo que se puede poner
cara, sino que los propios hombres mantienen el sistema sin ser conscientes de la constricción
que se ejerce sobre ellos. Ven al movimiento proletario con escepticismo y crítica porque ven
que el marxismo ha sido distorsionado y aplicado de una manera en la que la revolución y el
proletariado ya no son lo que se había entendido. Es decir, el propio sistema ha hecho (incluso
en el socialismo) que el proletariado ya no persiga las ideas fundamentales de la revolución,
sino que forme parte de un sistema y esté coaccionado. Esto se aplica sobre todo en occidente
en un entorno en el que la gente es muy manipulable, hace lo que se le dice a través de la
publicidad y a través de todo lo que les rodea y no necesitan que se les sanciones y que se
establezcan límites a su comportamiento. Se vuelve de nuevo a poner la lupa sobre el fascismo
y analizarlo a partir de la mentalidad.

Una de las obras más complejas es la de “La dialéctica de la ilustración” de Adorno y


Horkheimer. Esta obra sitúa a la Escuela de Frankfurt en una posición pesimista culturalmente,
aunque abre una pequeña ventana de esperanza, ya que se puede observar una intención de
generar una contrapartida a la situación que describen. En esta obra se destaca la
identificación entre un sistema cultural y capitalista, es decir, la modernidad ha dejado de ser
aquello que pensábamos que nos iba a favorecer con un mejor desarrollo, un estilo de vida
más agradable, la satisfacción de nuestras necesidades… para convertirse en un sistema que
está vinculado al capitalismo. Con lo cual, los propósitos de la ilustración se han perdido,
quedando subsumidos por un sistema económico que no favorece el desarrollo cultural. El
lema de igualdad, fraternidad y libertad no ha sido alcanzado e incluso lo hemos perdido de
vista. En esta obra se recogen dos ideas de Weber: la razón sustancial o instrumental y le dan
un nuevo tono. En el mundo de hoy, la razón instrumental (racional y práctica que se acaba
desvinculando de la moral) se ha impuesto a la razón sustancial (de acuerdo a valores,
vinculada a una ética, religión…) con la burocratización y la racionalización y hemos perdido de
vista los valores del bien, solidaridad… El sistema tan perfeccionado e incuestionable desde el
punto de vista práctico ha ganado presencia, dando lugar a un sistema cerrado y opresivo. Con
ello retrotraen la “La jaula de hierro” que describiría un mundo de dominación, donde todo se
debe a un cálculo que puede dilucidar qué es mejor, pero se ha perdido el pensamiento crítico
y la intención de mejorar en cuestiones abstractas que eran las cuestiones de la ilustración.
Estas cuestiones se han perdido por la represión, no solo de las sanciones derivadas de normas
del sistema burocrático, sino también la represión que suscita el vivir en una constante rutina e
internaliza y entiende que eso es lo que debe hacer sin plantearse otra cosa diferente.

La otra obra fundamental de La Escuela de Frankfurt es “El hombre unidimensional” de


Herbert Marcuse. Es una obra en la que se analiza el desarrollo cultural, industrial y
tecnológico de occidente. Su mayor crítica es que no tiene propuestas de mejora, sino que se
limita a dibujar un mundo truculento en el que estamos perdidos. El propósito fundamental de
la obra es investigar sobre la manipulación de las mentes. La primera de las críticas que vierte
Marcuse es a la tecnología, a la racionalidad, ya que se ha convertido en un elemento muy
racional que nos controla muy bien porque su origen parte de esa racionalidad formal, es una
tecnología muy práctica que nos atrapa. Por ejemplo, el televisor es un entretenimiento de
muy bajo coste, pero a la vez que satisface, cosifica a los hombres de dos maneras: primero
porque les transmite un mensaje concreto a través de la publicidad sobre qué hacer o qué
valores tener y segundo porque el hombre trabaja (se esclaviza) para poder poseer un
televisor, con lo que el televisor acaba poseyéndote por guiar tus acciones. Esto ultimo quiere
decir que nos convertimos en seres programados, en seres unidimensionales que actúan de la
misma manera porque reciben el mismo tipo de mensajes. Lo que hace es actualizar el
concepto de alienación, es decir, partiendo del concepto primitivo marxista, lo traslada a una
realidad social y económica muy diferente que se basa en tener un condicionante en la jornada
de trabajo y otro en el ocio.

Lo que viene a decir es que este hombre una vez programado, unidimensionado deja de tener
espontaneidad y sentido crítico, solo tienen capaz de desarrollar una serie de ideas
prefabricadas, cuestiones que recogen de los medios de comunicación, sobre todo de la
publicidad y que son opiniones que no pertenecen a su autonomía e individualidad. Se trata de
reproducciones de cosas que ya existen y que se han lanzado para que nosotros continuemos
reproduciéndolas. El habla de un mundo de cotidianidad, con el trabajo y el ocio que están
unidos en el sistema. Somos empleados y producimos dinero que luego se destina a un tiempo
de ocio que está preseleccionado y nos empuja a actuar de una manera determinada. Ese ocio
se nos da para sentirnos satisfechos y ese consumo está previsto para que no nos rebelemos.
Ese ocio está previsto para continuar retroalimentando el ciclo de esclavitud.

La tecnología se ha convertido en algo muy eficaz, pero es una necesidad creada por el sistema
capitalista. Marcuse no va en contra de la tecnología, sino del uso que se le está dando.
Marcuse dice que puede haber necesidades reales que están más dirigidas a cuestiones
biológicas y de supervivencia, pero existen también necesidades creadas que han sido
dispuestas por el sistema capitalista y que nos obligan a tener unas obligaciones para cubrir
esas necesidades. En este sistema es donde tiene gran presencia tanto la superestructura
como el superyó, al fin y al cabo el superyó aludiría más a un sistema complejo de represiones
y sublimación que nos hace actuar de una manera determinada y la superestructura (desde
una perspectiva marxista) aludiría más o menos a lo mismo, solo que desde una dimensión
más económica y cultura. Lo importante para Marcuse es la introyección, que sería la
socialización a través de la propaganda de los valores del status quo. En el mundo actual lo que
ha dejado de tener presencia son los valores éticos y morales que tienen que ver con el bien
común y la colectividad. Los valores que se han inyectado son más relacionados con la
agresividad, competitividad… beneficios para el sistema, pues mientras nos peleamos y hay
agresividad, intentamos mejorar para que gane el sistema y al mismo tiempo nada cambia. Las
evoluciones lo que hacen es cubrir al sistema de un nuevo barniz, pero todo se mantiene igual.

Otra cuestión que tiene que ver con la rebeldía es que el sistema nos propone las opciones de
rebeldía para luego incorporarlas, es decir, incluso esas puertas que parece que quedan
abiertas son dispuestas por el sistema para luego apropiarse de ellas. Esto ocurre tanto en
partidos políticos, como en productos sociales, como en modas…

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