U4 - González López - Guttman - Machismo

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UNIDAD 4 - PSICOLOGIA DE LA

VIOLENCIA Y VICTIMOLOGÍA
González López, Gloria, & Gutman,
Aspectos teóricos de la violencia masculina Matthew. (2007). Machismo. En Estudios
sobre la violencia masculina (pp. 15-19).
México D.F.: Hombres por la Equidad.
Machismo1
Gloria González-López / Matthew C. Gutmann

Los machos no nacen; se hacen. Por la misma razón, el término machismo


se refiere a un concepto que ha sido inventado y no a un rasgo cultural primor-
dial de un grupo de gente en particular. En los Estados Unidos, el machismo
fue “descubierto” por los científicos sociales y las feministas del mismo modo
que el Nuevo Mundo fue “descubierto” por los europeos cinco siglos antes:
los académicos norteamericanos y las feministas se dieron cuenta que existía la
opresión de género en México y el resto de América Latina y anunciaron que
era un rasgo cultural particular entre los hombres de habla hispana.

Aunque algunos creen que el machismo tiene raíces muy antiguas comu-
nes en todas las culturas “latinas” desde los tiempos de los romanos, otros
argumentan que es una ideología que se originó en Andalucía, España, y fue
llevada a través del Océano Atlántico durante la Conquista Española. Incluso
hay una teoría opuesta que dice que el machismo era indígena en el hemisferio
occidental antes de la llegada de Colón. De hecho, el término machismo tiene
una historia muy corta que data sólo de unas décadas en el siglo XX.

Esto no significa que lo que las académicas y los académicos de ahora iden-
tifican como sexismo sea nuevo en Las Américas, o que la inequidad basada en
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la sexualidad y la diferencia de género –reconocidos ahora bajo las rúbricas de
homofobia y misoginia– sean de creación reciente. Pero, al igual que la expre-
sión sexismo, el término machismo es nuevo.

Tal vez el aspecto más complicado de la idea de machismo se deriva más


del hecho de que hasta hace relativamente poco tiempo el término ha sido usado

1.- Este trabajo fue publicado originalmente en inglés en el “New Dictionary, of the history of ideas”
editado por Maryanne Cline Horowitz (Editora en Jefe), Volumen 4 “Maquiavelismo a Frenología” por
Charles Scribner’s Sons, 2005.
Estudios sobre la Violencia Masculina

más ampliamente en los Estados Unidos que en muchas partes del mundo
de habla hispana. Aunque en otros lugares del mundo, macho siempre ha teni-
do una connotación negativa cuando se refiere a humanos –se originó de un
término que designa al par masculino de una especie animal (siendo hembra
el femenino)– en América Latina el término ha tenido una historia algo dife-
rente. Solamente en los 90’s el término se puso de moda más extensamente
en América Latina; antes era mayormente utilizado para referirse a formas de
masculinidad culturalmente determinadas por las y los intelectuales y activis-
tas involucrados en examinar y luchar contra regímenes opresivos basados en
ideas y relaciones de sistemas de género/sexualidad en artículos de revistas,
estudios de ciencias sociales y crítica feminista de la opresión de las mujeres y
los hombres gay.

Etiquetar al sexismo extremo a una u otra cultura es un callejón sin salida


en el mejor de los casos, y un subterfugio racista en el peor. En la sociedad
estadounidense contemporánea la mística del machismo es regularmente em-
pleada para implicar que, de alguna manera, los hombres que hablan español,
y especialmente los hombres heterosexuales de habla hispana, son más pro-
clives que los hombres de otros contextos culturales hacia el uso y práctica de
lenguaje, acciones y relaciones sexistas. Esto es en gran parte resultado de la
academia norteamericana, incluyendo a antropólogas/os y sociólogas/os, que
han ido a México y otras partes de América Latina para estudiar cuestiones de
familia, y género/sexualidad y que a través de sus proyectos de investigación
16 han desarrollado interpretaciones y paradigmas consistentes con las nociones
hegemónicas de los estudios que se identifican como “study down” (literal-
mente, “estudiar a quienes están localizados abajo” en la estructura de poder)
–esto es, estudiar poblaciones que han sido marginadas u oprimidas (opuesto
a “study up” o estudiar a “quienes estan localizados arrriba” en la misma es-
tructura social; esto es, estudiar a las clases dominantes)– y encontrar errores
políticos, sociales y culturales entre los otros que están oprimidos.
Aspectos teóricos de la violencia masculina

En Latinoamérica, el término macho usualmente debe ser distinguido del


de machismo. Macho tiene significados diferentes en diferentes circunstancias
sociales: algunas veces se refiere simplemente al par masculino de las especies,
ya sea planta o animal. En otros contextos culturales el “ser macho” puede
tener connotaciones contradictorias: para generaciones de personas mayores
esto puede referirse a algo positivo que los hombres deben emular, de modo
que el hombre macho es el que es responsable del bienestar económico de su
familia; mientras que para las generaciones más jóvenes el ser macho puede
referirse a conductas socialmente estigmatizadas como pegarle a la esposa, y
de este modo, para diferenciarse a sí mismos de este tipo de prácticas estigma-
tizadas, muchos hombres de estas generaciones jóvenes pueden no referirse a
sí mismos como machos.

El término marianismo fue creado, en un estilo casi bíblico, a la imagen del


machismo; no era bueno que el macho estuviera solo, así que en 1973 una aca-
démica norteamericana inventó el marianismo. El Marianismo ha hecho daño a
nuestro entendimiento de las relaciones entre géneros e inequidades entre mu-
jeres latinoamericanas e hispanas en los Estados Unidos, similar al daño hecho
por el machismo entre los hombres latinoamericanos y latinos que radican en
Estados Unidos. Ahora desacreditado, el marianismo fue originalmente un in-
tento para examinar las identidades y relaciones de género de las mujeres den-
tro del contexto de la inequidad, al desarrollar un modelo basado en un icono
religioso (María), la expresión más pura de la sumisión y la autoridad espiritual.
Esta noción de las mujeres latinoamericanas está basada en un esencialismo 17
culturalista que ha hecho más que regar ideas mal informadas: en última ins-
tancia promueve inequidad de género. Tanto el marianismo como el machismo
han creado arquetipos de cliché, representaciones ficticias y caricaturizadas
de mujeres y hombres de origen latinoamericano. Si un hombre mexicano,
por ejemplo, es abusivo y agresivo, es etiquetado como macho. Si una mujer
mexicana calladamente soporta esta relación abusiva, su conducta es automá-
ticamente examinada dentro del paradigma del marianismo. Pero si un hombre
Estudios sobre la Violencia Masculina

blanco y una mujer blanca (léase, de origen anglosajón) muestran conductas


similares, rara vez son analizados de este modo tan simplista y autoritario.

Lo que es más, frecuentemente estos rasgos de machismo y marianismo


se asocian en particular con hombres y mujeres de clase trabajadora, como si
aquellos que están en los estratos medios y altos fueran demasiado sofisticados
para que sus vidas fueran capturadas en tan crudas agrupaciones académicas.
Como categoría teórica, el machismo y el marianismo no son solamente cultu-
ralmente chovinistas sino también elitistas. El paradigma machismo-marianismo
representa una expresión de una extendida mentalidad intelectual colonial en
las ciencias sociales y conductuales, que hasta ahora y por mucho tiempo, ha
permanecido como dominante y sin ser cuestionada.

Como una idea contemporánea, el machismo ha entrado desde entonces


al discurso popular, incluyendo las poblaciones de latinos/as en América Lati-
na, los Estados Unidos, y en otros lugares. Claro está que en el siglo XXI, las
culturas latinas están comúnmente definidas desde adentro como inherente-
mente machas. En tanto el machismo se ha convertido en un aspecto crítico de
las políticas de identidad de los latinos/as, aun entonces, al igual que en este
caso, la característica cultural en cuestión ha sido un juego negativo de ideas y
prácticas.

La etimología de la idea de machismo tiene entonces sus raíces en las pre-


18 ocupaciones políticas y sociales de finales del siglo XX. El origen del término
se encuentra en textos, especialmente periodísticos, de ciencias sociales y aná-
lisis feministas de hombres mexicanos y latinos en general en este periodo. La
popularización del machismo como un epíteto para hombres de habla hispana
coincidió con el auge de la segunda ola del feminismo y, después, de las políti-
cas de identidad cultural en donde supuestamente los rasgos culturales inmu-
tables están ligados, como si fueran genéticos, a los hombres con un ancestro
geográfico o de clase.
Aspectos teóricos de la violencia masculina

Los orígenes del término dan una indicación de su futuro como idea: en
tanto que las ideologías hegemónicas y las maneras de construir conocimiento
sobre América Latina y los latinos que radican en los Estados Unidos perma-
nezcan sin cuestionamiento alguno, incluyendo aquellas que miran las relacio-
nes de género e inequidades, será posible el continuar empleando al machismo
en un patrón estereotipado y como una etiqueta conveniente para interacciones
sociales complejas. Si, por otro lado, la idea de machismo y su más problemático
posible opuesto, el marianismo, son reconocidas y rechazadas como paradigmas
anticuados inventados para explicar y enseñar sobre inequidad de género en las
sociedades latinoamericanas y de latinos/as en los Estados Unidos, entonces
la idea de machismo será de corta duración. El machismo a modo de taquigrafía
para explicar el sexismo puede estar de moda entre el periodismo, las ciencias
sociales, el feminismo y lo popular por una variedad de razones, incluyendo
el deseo bien intencionado de criticar la inequidad de género y la opresión. El
empleo continuo de este rutinario término puede solamente reflejar la persis-
tencia de un modelo elitista y racista para entender las inequidades de género
entre mujeres y hombres de origen latinoamericano.

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Estudios sobre la Violencia Masculina

Bibliografía
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