Sentencia Previsional

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LA PLATA, 20 de junio de 2007.

VISTO:
La demanda interpuesta, su contestación, agregado el expediente
administrativo y los alegatos de ambas partes, de los que
RESULTA:
I. Nora Beatriz García, presenta demanda contencioso administrativa contra
la Provincia de Buenos Aires (I.P.S.) a fin de que se anule la resolución 497.724
del 5 de septiembre de 2002 mediante la cual se otorgó la prestación jubilatoria
por cierre de cómputos y la resolución aprobada por acta nº 2772 del 2 de junio de
2005 por la cual se desestimó el pedido de modificación de la fecha de cierre de
cómputos.
Solicita se condene al Instituto de Previsión Social a recepcionar y tramitar
la solicitud de jubilación ordinaria.
Relata la actora que el 22 de agosto de 2001 inició el tramite para la
obtención del beneficio jubilatorio formulando la opción del cierre de cómputos al
12 de diciembre de 2000, para lo cual solicitó se computasen servicios docentes
nacionales.
Destaca que a los dos años de haber presentado la solicitud y
encontrándose el expediente en el Departamento Correlación de Cargos, presentó
la renuncia al cierre de cómputos con fundamento en que habían transcurrido dos
años desde el inicio del trámite.
Considera que, sin desconocer el art. 72 del decreto ley 9650/80 que
establece la irrevocabilidad del pedido de cierre de cómputos, el hecho de que la
renuncia fue efectuada antes que se dictase la resolución y el tiempo transcurrido,
son circunstancias que deben ser evaluadas en el marco del principio que
establece la Constitución Provincial en el sentido de que ha de prevalecer la
interpretación más favorable al administrado.
Detalla que en su caso tal situación le ocasiona un perjuicio económico,
debido a que la prestación jubilatoria otorgada equivale a un setenta por ciento del
cargo base, mientras que si se tomase la fecha de dictado del acto administrativo
se lograría un haber jubilatorio en base al ochenta por ciento.
Así, entiende que fue afectado el derecho de propiedad por cuanto no
puede incorporar al cómputo los servicios prestados con posterioridad al cierre.
II. Corrido el traslado de ley, se presenta el Fiscal de Estado, y solicita que
la demanda sea rechazada en todas sus partes.
Expresa que la pretensión actora resulta claramente contraria a las
previsiones del ordenamiento jurídico ya que el art. 72 del dec. ley 9650 establece
que el afiliado que reuniere los requisitos para obtener el beneficio, podrá optar en
el momento de la solicitud para que el cómputo se cierre a esa fecha, aunque no
hubiere cesado en la actividad. Esta opción es irrevocable y los servicios
prestados entre la fecha de solicitud y la de cese no darán derecho a reajuste o
transformación alguna.
Señala que la citada previsión normativa no es caprichosa puesto que
tiende a evitar que los agentes opten por el cierre de cómputos para acceder a
una futura jubilación, y luego –obtenido el beneficio- intenten alterar dicho cierre
para agregar los servicios que se prestaron con posterioridad al mismo.
Agrega que conforme lo dijera la Suprema Corte de Justicia el sistema sólo
se aplica a quienes lo soliciten expresamente. Así pone de relieve que la actora
optó por cerrar el cómputo de sus servicios el 12 de diciembre de 2000,
consignando expresamente esta circunstancia en la planilla de certificación de su
foja de servicios.
De este modo entiende que ejercida la opción resulta irrelevante el posterior
intento de la actora de pretender dejar sin efecto la validez de sus propios actos,
en razón de que el cierre de cómputos es un acto unilateral que para su
perfeccionamiento no requiere de otra voluntad que la del afiliado previsional.
Manifiesta que el supuesto retardo del I.P.S. de ningún modo habilita a
desconocer la norma establecida en el art. 72 del decreto ley 9650. En este
sentido por una lado alega que del expediente no surgen más demoras que las
suscitadas para la incorporación de los servicios de la ANSeS y por otro que aún
cuando se hubiere verificado una demora del I.P.S. debería haber utilizado las
herramientas que el sistema le otorga para conjurarla.
Por estas razones considera que ningún derecho pudo nacer con
posterioridad al 12 de diciembre de 2000, por lo cual estima inatendibles los
agravios de la actora referidos a la violación del derecho de propiedad y de
proporcionalidad previsional.
III. De la documentación acompañada y de las actuaciones administrativas
surgen las siguientes constancias útiles para resolver la cuestión:
1.El 22 de agosto de 2001 la actora presentó la solicitud de cierre de
cómputos.
A tal fin acompañó un certificado emitido por la Dirección General del
Cultura y Educación del que resulta que en la Foja de Servicios Nº 181.271 de la
actora consta el cierre de cómputos a partir del 12 de diciembre de 2000 tomando
como cargo base el de Directora de 1ra. en el Jardín de Infantes nº 953 del
Distrito La Plata.
Asimismo acompaña una planilla de la citada Dirección en la que se solicitó
la certificación de servicios al 12 de diciembre de 2000 y en la que consta que esa
renuncia tiene carácter irrevocable y que los servicios desempeñados entre la
fecha de cierre de cómputos y la de cese no darán derecho a reajuste o
transformación alguna, según dispone el art. 62 bis del decreto ley 9650/80 (fs. 3,
5, 6 y 9 exp. adm. 2350-103376).
2. Posteriormente la actora, con fundamento en el tiempo transcurrido
desde la solicitud del beneficio por cierre de cómputo, presentó la renuncia al
beneficio solicitado. Si bien en las fotocopias acompañadas no se advierte sello
alguno, las demás constancias permiten presumir que ese escrito habría sido
presentado en mayo de 2002 (fs. 37 exp. adm. cit.).
3. El 5 de septiembre de 2002 por medio de la resolución 497.724 se
acordó el beneficio de jubilación ordinaria a Nora Beatriz García. En esta
resolución nada se dijo de la renuncia presentada (fs. 42 exp. adm. cit.).
4. El 26 de septiembre de 2002 presentó un recurso agraviándose de que
no fue computado un adicional por ruralidad y de que no fue tratada la renuncia al
cierre de cómputos (fs. 46 exp. adm. cit.).
5. El 2 de junio de 2005 por medio de la resolución aprobada por acta 2722
se hizo lugar al recurso de revocatoria interpuesto en relación a la bonificación y
se desestimó la pretensión de la modificación de la fecha del cierre de cómputos
(fs. 6 exp. jud.).
6. El 26 de enero de 2006 la Subsecretaria de Educación de la Dirección
General de Cultura y Educación dispuso aceptar a partir del primero de febrero de
2006 la renuncia para obtener los beneficios de jubilación de Nora Beatriz García
(fs. 69 exp. jud.).
CONSIDERANDO:
I. De la reseña efectuada surge que la cuestión a resolver es si resulta
admisible la renuncia, que efectúa la actora al cierre del cómputo de los servicios,
a fin de obtener el beneficio jubilatorio con el objeto de poder modificar la fecha de
tal cierre.
A los fines de dilucidar la cuestión que se ventila en autos debe acudirse, en
primer término, a la ley aplicable pues, como afirma Goñi Moreno, a los fines
previsionales ésta y no otra debe constituir la fuente directa de solución (conf.
Goñi Moreno, "Derecho de la Previsión Social", t. II, págs. 393 y 398; doct. causas
B. 54.661, "Casco", sent. del 7-XII-1999; B. 54.998, "Altube", sent. del 13-IX-2000).
Así, el artículo 71 del decreto ley 9650/80 prescribe que el Instituto de
Previsión Social no otorgará prestaciones jubilatorias hasta tanto no se acredite el
cese definitivo del agente en el desempeño de sus funciones.
No obstante conforme ese artículo se dará curso a las solicitudes de
reconocimientos de servicios en cualquier momento en que sean presentadas sin
exigir que se justifique la iniciación del trámite jubilatorio.
Por su parte el art. 72 establece que cuando el afiliado reuniere los
requisitos para obtener el beneficio, podrá optar, en el momento de la solicitud
para el cómputo se cierre a esa fecha, aunque no hubiere cesado en la actividad.
Además establece que esa opción es irrevocable y que los servicios
prestados entre la fecha de solicitud y la de cese no darán derecho a reajuste o
transformación alguna.
II. A fin de resolver la cuestión, debe señalarse que como lo ha sostenido
reiteradamente el Alto Tribunal nacional la primera regla de interpretación de las
leyes es dar pleno efecto a la intención del legislador ("Fallos", 302:973), y la
primera fuente para determinar esa voluntad es la letra de la ley ("Fallos",
299:167). Por lo demás, la inconsecuencia o falta de previsión del legislador no se
suponen ("Fallos", 306:721; 307:518), por lo cual las leyes deben interpretarse
conforme el sentido propio de las palabras, computando que los términos
empleados no son superfluos sino que han sido utilizados con algún propósito sea
de ampliar, limitar o corregir los conceptos ("Fallos", 200:165).
En definitiva, la primera fuente de exégesis de la ley es su letra y cuando
ésta no exige esfuerzo de interpretación debe ser aplicada directamente "con
prescindencia de consideraciones que excedan las circunstancias del caso
expresamente contemplado por la norma" ("Fallos", 320:61; 323:3139; SCBA doct.
causa B 64884 “Folino” sent. 6-VII-2005).
Conforme el esquema de los arts. 71 y 72 a fin de obtener una jubilación el
interesado debe en primer término haber cesado definitivamente en sus funciones;
sin embargo, si reuniese los requisitos para obtener el beneficio puede solicitarlo y
mantenerse en actividad pero cerrándose el cómputo de años de servicio a la
fecha de la petición.
Esa opción es irrevocable de modo que los años de servicio posteriores no
pueden ser usados para un reajuste o una transformación.
Es decir que la opción del cierre de cómputos es un derecho de los
beneficiarios que permite cristalizar los años de servicio prestados y determinar la
ley aplicable (art. 23) mientras se continúa en actividad. Sin embargo tal
posibilidad lo es bajo condiciones rigurosas.
Esta opción sólo puede ser ejercida por el beneficiario en determinada
oportunidad, al inicio del trámite, y condiciones, no se pueden tomar en cuenta los
años posteriores, y una vez formulada, en la medida que se cumplan los requisitos
legales, la propia administración no puede sustraerse.
III. El punto axial de la cuestión reside en la opción formulada. En este
sentido debe marcarse que en la certificación de servicios emitida por la Dirección
General de Cultura y Educación el 12 de diciembre de 2000, existe una leyenda
por la que se deja constancia que el que suscribe manifiesta reconocer el carácter
irrevocable de la renuncia y que los servicios desempeñados entre la fecha de
cierre de cómputo y la de cese no darán derecho a reajuste o transformación
alguna de conformidad lo establece el art. 62 bis, actual 72, del decreto ley 9650.
Esta certificación suscripta por la actora fue acompañada junto con el
formulario del I.P.S. relativo a la solicitud del cierre de cómputos, suscripto
también por ella.
Estando entonces acreditado que la demandante pidió el cierre del cómputo
de los servicios prestados y declaró conocer las consecuencias legales de tal
decisión, se advierte que se sometió voluntaria y deliberadamente al régimen de
excepción que prevé el art. 72 por lo cual no resultan atendibles sus agravios en
ese sentido.
Nada cambian la cuestión el tiempo transcurrido o bien que la renuncia se
haya efectuado antes del dictado de la resolución del IPS.
Porque si bien es cierto que no podía prever cuánto tiempo habría de
transcurrir desde que presentó la solicitud hasta que se le otorgase la jubilación,
no menos cierto es que una circunstancia que el propio art. 72 contempla, en tanto
expresamente dispone que los años de servicio comprendidos entre la fecha de
solicitud y la del cese no pueden ser utilizados, sin hacer distinciones respecto a
cuán prolongado pueda ser ese período.
En cuanto al hecho de que la renuncia al cierre de cómputos haya sido
efectuada con anterioridad al dictado de la resolución, debe señalarse que, como
ya se dijo antes, el pedido de cierre de cómputos es un derecho de los
beneficiarios que se ejerce bajo condiciones rigurosas de cuyos efectos, en la
medida que se cumplan los requisitos legales, la Administración no se puede
apartar.
De este modo, en tanto la decisión de la Administración nada podía
modificar, no resultan atendibles argumentos en ese sentido.
Es pertinente destacar que de acuerdo al art. 23 de la ley 9659 el cierre de
cómputo y el cese de actividades tienen por efecto determinar la ley aplicable, con
lo cual una modificación en el primero tendría eventualmente efectos sobre esta
cuestión que permitiría operar de acuerdo a la conveniencia en forma posterior.
Ante el claro texto de la norma, y a la luz de la jurisprudencia citada en
cuanto a la interpretación de la ley, cabe apuntar, entonces, que debe descartarse
la posibilidad de que se efectúe otra exégesis de esos artículos.
IV. Debe señalarse que ello tampoco resulta posible de acuerdo al criterio
que fluye del art. 39 inc. 3º de la Constitución de la Provincia y que impone que en
caso de duda debe estarse a favor del trabajador, toda vez que, tal cual lo ha
dicho la Suprema Corte, su aplicación exige que el marco normativo consienta dos
o más interpretaciones posibles, en cuyo caso, recién ha de prevalecer aquélla
que mejor favorezca el reconocimiento del derecho previsional que se pretende
(doctr. causa B. 54.789, "Levitán", res. de 21-XII-995 y posteriores; B 59560
“Bonessi de Chiorazzi” S 15-3-2006), cuestión que no se verifica en el caso de
autos. Máxime cuando como lo dijo esa Corte, las normas previsionales que
estructuran situaciones de excepción deben ser analizadas con un criterio estricto
y riguroso (conf. doct. causa B. 51.246, "Alegre", sent. de 23-IV-1992, reiterada en
B. 54.919, "Médico de Lacagnoli", sent. de 7-III-1995; B. 54.964, "Martínez
Varela", sent. de 19-III-1996 y B. 55.346, "Luzuriaga", sent. de 22-IV-1997; B
61402 “Pallardo” sent. 25-4-2007).
Por otro lado no se observa que la negativa a modificar la fecha de cierre de
cómputos conlleve un agravio al derecho de propiedad, por un lado, merced a la
renuncia a computar los servicios futuros que implicaba el formular la opción del
art. 72. Y por otro en razón de que la actora continuó percibiendo sus
emolumentos hasta el cese, cuestión que tuvo lugar el 26 de enero de 2006.
V. Por último y a mayor abundamiento, desde la perspectiva de la doctrina
de los actos propios en tanto promueve el cumplimiento del deber de coherencia
del comportamiento jurídicamente relevante (conf. Diez Picazo Ponce de León, "La
doctrina de los actos propios", Barcelona, 1963, p. 245), también debe ser
desestimada la pretensión actora.
Ello por cuanto a nadie debe permitírsele, en principio, hacer valer un
derecho en contradicción con su anterior conducta, cuando ella, interpretada
objetivamente según la ley, los usos o la buena fe, justifica la conclusión de que no
se hará valer el derecho cuando hacerlo contraría tales parámetros (v.
Enneccerus, "Tratado de derecho civil", 13ª ed., revisada por H. Nipperdey, Bs.
As., 1948, tº I, vol. II, p. 485; C.S.J.N., in re "Cadipsa S.A.", C.2238, XXXIII, sent.
16-V-2000; SCBA ”Acuerdos y Sentencias", 1988-III-335; 1990-IV-385; causas B.
56.703, "Juncal", sent. 2-IV-2000; B. 51.869, "Kissner", sent. 7-V-2003; B 56694
“Tissot” sent. del 18-V-2005).
Por tales razones, citas legales, jurisprudenciales y doctrinarias
corresponde rechazar la demanda promovida.
Por ello resuelvo dictar la siguiente
SENTENCIA:
I. Rechazar la demanda interpuesta.
II. Costas por su orden (art. 51 del C.C.A.). Regúlanse los honorarios
profesionales de la Dra. María Daniela Bidal (Tº XLV Fº 151, C.A.L.P., leg. Prev.
60636/9, CUIT e Ingresos Brutos Nº 27-23620654-3) en las suma de pesos (...),
con más el aporte legal (art. 12 inc. a) Ley 6716 t.o. Dto. 4771/95 y arts. 1, 9, 10,
16, 22, 28, 44, 54 y concs. del Decreto-Ley 8904/77).
Regístrese y notifíquese.

Francisco José Terrier


Juez
en lo Contencioso Administrativo nº 3
Depto. Judicial La Plata

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