Advocaciones Marianas

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LAS ADVOCACIONES MARIANAS

CENTRO DE ESTUDIOS MARIANOS

 INTRODUCCIÓN
 BASES DE ANTROPOLOGÍA SOCIAL, HISTÓRICA Y TEOLÓGICA
 INCULTURACIÓN
 MATERNIDAD ESPIRITUAL INCULTURADA DE MARÍA
 LAS DIVERSAS ADVOCACIONES EN EL MUNDO Y EN LATINO
AMÉRICA
 ESTUDIO COMPARATIVO DE ALGUNAS ADVOCACIONES
IMPORTANTES

INTRODUCCIÓN

La devoción popular o también dicha religiosidad popular está presente en el


culto litúrgico y en los sacramentales de la Iglesia donde se fusionan fe cristiana,
valores humanos, cultura antropología e historia de los pueblos, además del sentido
espiritual personal de cada creyente. (Juan Pablo II, Catecismo de la Iglesia Católica,
C.E.C. nn. 1674-1675-1676). Es bueno recordar brevemente que a Dios se le rende
culto de latría o adoración, a la Virgen se le rinde culto de hiperdulía o veneración, a
San José de protodulía y a los santos de dulía. Esquemáticamente los elementos del
culto a María se pueden definir de: Veneración porque se reconoce la excelencia de la
madre de Dios, amor amar a Cristo es amar a María y amar a María es amar la Iglesia de
Cristo, invocación se invoca como intercesora, imitación de las virtudes. (Padre Antonio
Larocca SMC, Folleto de formación mariológica y mariana del C.E.M., Piedad popular,
Evangelización y María, Servicio Mariano de Comunicación noviembre 2008, 1-2)
La importancia de la devoción mariana siempre ha sido clara en la vida de la
Iglesia:“No olviden nuestros sacerdotes y fieles que en el Santo Sacrificio de la Misa,
en la Comunión frecuente y diaria, como en la devoción a María Santísima, Madre y
Reina del continente americano, encontrarán el secreto de la fecundidad para la labor
apostólica”.(Iª Conferencia General del Episcopado Latino Americano C.E.L.A.M., Río
de Janeiro Brasil, Declaración, 4 de agosto del 1955)
Por esto el tema de las advocaciones marianas concentra de manera interesante
todo el estudio de la mariología con la práctica pastoral, porque es una realidad dentro
de la historia de la salvación que no se puede ocultar y testimonia la fe cristiana de los
pueblos del mundo. Los agentes de pastoral deben profundizar en esta realidad
antropológica religiosa para poder evangelizar desde allí de manera más excelente y
llevar al pueblo creyente hacia una fe cristiana cada vez más profunda y bien formada.
Respecto a la realidad latinoamericana y venezolana es evidente la presencia de
diversas devociones marianas a lo ancho de la geografía y relacionadas a diferentes
advocaciones de la Virgen María. (Concilio Plenario de Venezuela Documento n. 16,
La Iglesia ante las sectas y otros movimientos religiosos, C.E.V. Caracas 2006, n.112)
La palabra “advocación” provine del latín advocare, y hace referencia a la
invocación y al mismo tiempo al hecho de dirigirse hacia un objeto específico que en la
práctica histórica, varía de forma pero en el fondo es la misma esencia. Esto ocurre con
la imagen de la Virgen María, quien es diferente en cada región pero que es la misma
Virgen María, la Madre de Jesucristo y de la Iglesia, y cuando el fiel se dirige con amor
a esa imagen específica, se está dirigiendo en realidad a la Virgen María que vive en el
reino de Dios. El amor que experimenta es el mismo amor a María y todos los
creyentes, aunque amen a diversas advocaciones viven un único amor a Dios y a María,
y están unidos en ese amor. (Padre Javier Alson SMC, Folleto de formación mariológica
y mariana del C.E.M., María en la liturgia de la Iglesia y en las devociones marianas,
Servicio Mariano de Comunicación noviembre 2008, 17-34)
Si logramos profundizar esta realidad podremos trabajar en la evangelización
logrando un efecto similar en cada lugar y al mismo tiempo respetando la idiosincrasia y
el sentimiento popular religioso de cada lugar.

BASES DE ANTROPOLOGÍA CRISTIANA


El ser humano, ha sido creado a imagen y semejanza de Dios (Gn 1,26-27) por
lo cual desea todo bien para identificarse con Dios el Bien Absoluto: "Éste es el alegre
anuncio de la fe: sólo hay una fuente buena, el Creador. Y por esto vivir es un bien, es
una cosa buena ser un hombre, una mujer, es buena la vida", (Benedicto XVI,
Audiencia General miércoles 3 de diciembre 2008, Ciudad del Vaticano).
Pero a causa de la experiencia por la desobediencia del pecado descubre una
tendencia a concentrar todo en sí mismo; es un homo sapiens, que tiene conciencia y
desea hacer que todas las cosas formen parte de su conciencia. “Ante esto, está el
misterio del mal, pero la fe afirma que éste "no viene de la fuente del mismo ser, no es
igualmente originario", sino que procede "de una libertad creada, de una libertad
abusada”, (Benedicto XVI....,).
La Biblia nos narra en el Génesis el trabajo de la creación de parte de Dios,
donde percibimos el despertar humano a la sabiduría, ligado con el deseo de poseerla
completamente, cuando come de la fruta prohibida por Dios que le va a permitir
conocer el bien y el mal (Gn 2,17. 3,5) y más adelante Dios decide cerrarle el árbol de la
vida para que no llegue a ser como nosotros, (Gn 3,22) es decir, inmortal.
Queda en el ser humano esa tendencia a apropiarse de las cosas, del
conocimiento, de las personas, con el íntimo deseo en el fondo de asegurarse la vida
para siempre. Podríamos hablar del homo concentrador, es decir, el ser humano no
solamente es un ser consciente, poseedor de una alma racional, como diría Santo
Tomás, sino que es un ser que tiende a asegurarse la vida por medio de la posesión
primero del conocimiento pero además de todo lo que está alrededor.
Por otra parte el ser humano se ve dramáticamente sometido a la tendencia
contraria, está condenado a morir, y lo peor es que lo sabe, y no puede evitarlo,
solamente posponerlo. El libro del Génesis plantea este drama cuando impide al hombre
entrar de nuevo en el jardín del Edén donde está el árbol de la vida (Gn 3,24) y además
cuando queda sometido al duro esfuerzo para conseguir el pan (Gn 3,19). Este castigo
que recibe la primera pareja humana y se transmite como herencia a toda la humanidad
es para asegurarle al hombre que no es Dios, por más que tenga conocimiento del bien y
el mal, no puede ser inmortal, por lo tanto no es Dios. La tentación del demonio serán
como dioses, (Gn 3,5) queda desenmascarada y el ser humano recibe la primera
promesa de salvación, el Protoevangelio, en Génesis 3,15: “enemistad pondré entre ti y
la mujer entre tu descendencia y la suya, ella te aplastará la cabeza mientras tú le
asechas el talón” (Gn 3,15). “Al no ser original, el mal puede ser superado. Por eso la
criatura, el hombre, es curable. Las visiones dualistas, también el monismo del
evolucionismo, no pueden decir que el hombre sea curable; pero si el mal procede solo
de una fuente subordinada, es cierto que el hombre puede curarse". (Benedicto XVI...,)
Así Dios ayudó al ser humano a no caer definitivamente en las manos del
demonio y perderse para siempre. El castigo de la muerte no es en sí un castigo sino una
pedagogía, una enseñanza profunda, un discernimiento desde el Espíritu de Dios que le
iba a ayudar al ser humano a saber de verdad que no era Dios, por lo tanto a liberarse de
la trampa mortal del demonio, y al mismo tiempo que le iba a ayudar al ser humano a
buscar la salvación fuera de sí mismo y no en sí mismo, lo cual sería el error más grave
para el ser humano a nivel espiritual. :“El segundo gran misterio de luz del cristianismo
es que el hombre no sólo se puede curar, está curado de hecho. Dios ha introducido la
curación. Ha entrado personalmente en la historia. A la permanente fuente del mal ha
opuesto una fuente de puro bien. Cristo crucificado y resucitado, nuevo Adán, opone al
río sucio del mal un río de luz".(Benedicto XVI...,).
Cuando el Génesis habla del futuro Salvador, Mesías, aquel descendiente de la
mujer que iba a pisar la cabeza de la serpiente, está enseñando a Adán y Eva que Dios
mismo va a realizar la salvación, por medio de Alguien especial, profetizado desde el
comienzo, alguien capaz de vencer las insidias del demonio en las cuales cayeron
nuestros primeros padres y que nos marcó a todos para siempre.
Desde ese momento se plantea para el ser humano y para los pueblos que surgen
de estos primeros pobladores de la tierra, un contraste espiritual inacabado, que lo va a
someter a una tensión constante a lo largo de la historia y que va a significar un
poderoso estímulo para buscar la verdad, la salvación, la estabilidad, la seguridad, pero
que aún así, nunca logra superar, por más que avance en sus conocimientos científicos,
técnicos, humanos, antropológicos, sociales, etc.
La cuestión queda planteada en los términos siguientes: el ser humano se siente
inseguro y necesita salvarse a nivel espiritual, pero descubre que no puede hacerlo por sí
mismo y por lo tanto debe confiar en alguien para lograrlo. Esta enseñanza profunda del
sufrimiento y la muerte lleva al hombre a la claridad de que necesita alguien fuera de sí
mismo para salvarse. Pero queda de todas maneras la tendencia a concentrar las cosas, a
saber, a conocer, a poseer los mecanismos sutiles de la realidad para asegurarse al
máximo todas las cosas. Es una lucha constante entre la fe y la conciencia racional.
Socialmente, y en la medida que se vive en capas de población más sencillas,
más ligadas a la vida simple, cotidiana y elemental, lo que llamamos la capa basal del
pueblo, la conciencia es una conciencia comunitaria más que individual. Por eso es
posible desarrollar la fe en una advocación específica, que representa un valor común
para todo un pueblo, por estar inscrita dentro de su historia precisa, dentro de
acontecimientos que ocurrieron y tienen que ver con la búsqueda de la salvación
espiritual y general como pueblo.
En todas las sociedades tenemos una constante producción de personas nuevas
desde los caseríos y pueblos pequeños, desde el seno de cada familia también. Estos
hijos más adelante se irán diferenciando y si estudian y se preparan serán futuros
profesionales y se diferenciarán de las capas más basales. Así la sociedad se va
desarrollando de diversas maneras pero en general el pueblo más sencillo en cuanto a su
nivel social es el que mantiene por una parte la conciencia social más que individual y
por la otra lo que llamamos la religiosidad popular, donde entra también la devoción
mariana a las diversas advocaciones marianas también de alguna manera.
Cuando los pueblos se hacen más sofisticados o las familias también, es más
común que pierdan la fuerza de la devoción, incluso pueden llegar más fácilmente a
perder la fe, porque en la realidad concreta no se sienten amenazados por casi nada en
su vida, han resuelto los problemas sociales, de salud; tienen una conciencia basada en
el conocimiento científico y muchas veces filosóficamente se han adherido a formas de
pensar que están en contra de la fe.
Este desarrollo histórico social muestra la tensión entre las dos tendencias que
luchan en lo íntimo del ser humano. Al final amplios sectores de las sociedades que han
tenido una profunda fe la van perdiendo, y se van dejando llevar sutilmente por esa
autosuficiencia del saber, del tener todo controlado, dominado por el conocimiento, la
técnica, la economía.
Pero la realidad sigue allí, el drama sigue vivo, fresco; se nota en los contrastes
desgarradores que vemos en el mundo y en las sociedades, las diferencias de calidad de
vida entre los seres humanos, las clases y los países; las leyes que van avanzando y
niegan el valor sagrado de la vida, el crecimiento de la violencia, de las guerras, de las
tensiones humanas, sociales, entre pueblos y países e internacionales. Definitivamente
la cosa no está resuelta; la salvación no está solamente en las manos del hombre.
La conciencia de la necesidad de Dios se mantiene en las personas que buscan la
fe, que luchan por la fe en Dios. El ser humano acepta su dependencia de Dios y se va
sometiendo a su plan, a su manera de sacarlo del problema en que vive. La vida, la
muerte, el sufrimiento, el mal, se descubren de otra manera, se aceptan de otra manera,
y el ser humano se va reconciliando con el principio de su existencia, con el origen de
su raza. El ser humano va poco a poco aceptando a Aquel que está fuera de sí mismo
para salvarse a sí mismo. Así se va rompiendo el círculo maldito, la tendencia
egocéntrica, la raíz del pecado, que consiste en el cerrarse en sí mismo para salvarse, sin
Dios y sin nadie, y al fin quedar solo, infernalmente solo. La antropología cristiana con
sus valores de justicia, de verdad, de dignidad para el hombre redimido por Cristo
(C.E.L.A.M., Santo Domingo n. 152) ayuda al ser a redescubrir sus potencialidades y su
apertura hacia Dios (C.E.L.A.M., Documento de Santo Domingo n. 264.), se incultura
en la evangelización y se manifiesta en el ejercicio de piedad de fe viva en los creyentes
de cada lugar: “... la conciencia de la dignidad personal y de fraternidad solidaria, la
conciencia de pecado y de necesidad de expiación, la capacidad de expresar la fe en un
lenguaje total que supera los racionalismos, canto, imágenes, gesto, color, danza,...”.
(C.E.L.A.M., Documento de Puebla n. 545).
La piedad popular que acompaña la liturgia cristiana desde el comienzo de la
vida de la Iglesia, vive y trasmite una síntesis de estos valores antropológicos cristianos,
expresándolos en la celebración de la fe y en culto a Cristo, al misterio trinitario, a la
Virgen y a los santos. En especial los pueblos asumen de esa manera el amor y la
devoción a María, bajo sus diversas advocaciones. Es una parte del proceso de la
historia salvífica para esos pueblos; es la manera como van recuperando el camino
perdido, como van obedeciendo a Dios, saliendo de la presunción de salvarse a sí
mismos y entrando en la manera que Dios quiere, aceptando al Otro que está fuera de
mí, por lo que tengo que abrirme y aceptar esa ayuda, ser humilde y responder,
agradecer, amar, en pocas palabras, salir de sí mismo para llegar a otro. Ese acto es
salvífico en sí mismo; es el acto de amar, de darse a sí mismo. Pero está basado en el
acto de Amor de Cristo, que se entregó a sí mismo en la Cruz y rompió el anillo maldito
que nos tenía encerrados, para liberarnos a poder amar nosotros, salir de nosotros
mismos y vencer la soledad infernal.
En la medida que los pueblos se van cerrando en sí mismos, en su propio placer
y pecado, en su violencia, en su autocomplacencia, en esa misma medida van ampliando
el infierno en su ambiente. En la medida que los pueblos aceptan la presencia de Dios,
su intervención, sus leyes, su Palabra, sus enseñanzas, en esa medida van trayendo el
paraíso a la tierra. La devoción a María, en sus diversas advocaciones, es una de las
maneras sencillas que tiene el pueblo para mantenerse concretamente en la apertura a la
fe, por lo tanto, para purificarse constantemente de la tendencia a cerrase y endiosarse a
sí mismo. La devoción a María en sus diversas advocaciones no es algo superficial y
banal; es algo profundo y con implicaciones absolutamente trascendentales para los
pueblos y las personas que al mismo tiempo entre a ser parte de su historia, cultura y
acontecimiento de salvación para cada uno y para todos.
LA INCULTURACIÓN
Una definición del concepto de inculturación se encuentra en la Carta Encíclica
Slavorum Apostoli, de Juan Pablo II del 2 de junio del 1985: “La inculturación es la
encarnación del evangelio en las culturas autóctonas y, a la vez, la introducción de
éstas en la vida de la Iglesia.”. (SA n. 21) La presencia de la figura femenina de María
se relaciona con los contenidos evangélicos y se expresa con los términos culturales. Por
eso se le puede entender como el encuentro entre palabra, cultura y situación humana.
San Pablo intentó realizar una inculturación en el areópago de Atenas, cfr. Hechos 17,
19-34, y adaptó la predicación de la revelación a la realidad de la búsqueda de la verdad
de los griegos. Toda inculturación es parte de un proceso evangelizador que implica una
purificación (Documentos del Concilio Vaticano II: Lumen Gentium, nn. 13, 17;
Gaudium et Spes, nn. 2, 58) y un proceso permanente (EN n. 20).
Podemos entender mejor ahora lo que es la inculturación de María en los
diversos pueblos de la tierra. María se adapta a cada lugar en su lenguaje, su raza, su
vestidura; en todo, menos en el pecado. Ella hace entender lo que quiere transmitir en el
lenguaje y mentalidad de cada pueblo donde interviene.
Inculturación significa entrar en la cultura, in culturare, ponerse dentro de la
cultura de un pueblo. La cultura no es cualquier cosa; es el ambiente propio donde se
vive, se comunica, se expresa todo un pueblo; abarca todos los aspectos de la vida
humana, hasta la forma de comer, de relacionarse entre personas, como familia, etc. Se
puede definir como el itinerario de un pueblo hacia los planes salvíficos de Dios Amor
manifestados en Cristo.
El proceso social de los pueblos se mantiene dentro de esa cultura y evoluciona
dentro de ella. Lo trascendental penetra las culturas y las va llevando a la plenitud de la
gracia, sin perder su propia personalidad cultural. Los pueblos reconocen en el fondo
esa salvación propuesta desde fuera de ellos mismos, que viene de lo alto, pero al
mismo tiempo la adoptan de tal manera que se transforma en una identidad cultural
antropológica social religiosa propia de ellos. De esa manera la fe queda dentro del
dinamismo de los pueblos y su búsqueda de la salvación verdadera como un elemento
fundamental que les va ayudando a lo largo de su historia a ir hacia Dios y convertir esa
historia en historia de la salvación, de la redención y no simplemente en su historia del
mundo, en el fondo ya envenenada por la serpiente desde el comienzo.
El ejemplo del pueblo azteca, que cada día sacrificaba al sol seres humanos y les
ofrecía el corazón palpitante para que siguiera la vida. La virgen María, que en esta
advocación se llama Guadalupe, les dice en su idioma que ya no hagan ese sacrificio,
que ella le va a ofrecer a Dios el corazón de su Hijo y que con esa ofrenda ya es
suficiente para satisfacer a Dios. Después de esto los aztecas dejaron de realizar estos
sacrificios humanos. La Virgen María entró de tal manera en la identidad del pueblo
mexicano que incluso se dice comúnmente que antes de mexicano es guadalupano y
sabemos lo que implica para ellos ser mexicanos, su fuerte cultura e identidad como
pueblo y país. (Juan Pablo II, Documento Post-Sinodal, Ecclesia in America, Ciudad de
México 1999, n. 11)
La Virgen María habló en Nahualt, el idioma del indio Juan Diego, ahora San
Juan Diego, y sus rasgos son mestizos, como la mezcla que iba a ser el pueblo
mexicano, anunciando así la unión de los pueblos en un pueblo futuro donde el Dios
verdadero iba a estar presente en la cultura de ese pueblo.
Lo mismo podemos decir de la Coromoto, aunque con menos detalles
históricos, sin embargo la Virgen se aparece y motiva a los indígenas, hablándoles
seguramente en su propio lenguaje, para que vayan donde los blancos, el otro pueblo, a
recibir algo que los iba a salvar, agua en la cabeza (bautismo) para ir al cielo. Entrar en
la fe, en la revelación de Dios a todos los pueblos, ser no solamente pueblo natural,
humano, sino pueblo de Dios en Venezuela caminando hacia la casa del Padre.
Adoptando dentro de su cultura el elemento de la fe; la conciencia de que hay Alguien,
fuera de mí, del cual me va a llegar la salvación. (Conferencia Episcopal Venezolana,
Carta Pastoral por los 350 años de las apariciones de Nuestra Señora de Coromoto,
C.E.V. Caracas 2003)
El drama se sigue viviendo, entre la tendencia a permanecer en sí mismo,
autosuficiente, y el descubrir la verdad profunda de la gracia; quien va a vencer el mal
es el Mesías, quien dio su vida en la cruz para salvar a todos los pueblos a todas las
culturas, incluso la venezolana. El drama se nota concretamente en la historia del
cacique Coromoto, quien rechaza la fe en Dios, pero al final de su vida una serpiente lo
muerde y antes de morir pide ser bautizado e invita a todos a hacer lo mismo. Cuando
llega el momento final, de enfrentarse a esa realidad radical en la cual tenemos que
reconocer que no somos dioses, el Cacique reacciona, o saca afuera algo que ya iba
madurando desde hacía muchos años, y llega a confiar en aquel mensaje de la Bella
Señora para salvarse, entregándose a alguien fuera de sí mismo y recibiendo la gracia de
Cristo.
Este aspecto del cacique Coromoto tiene un significado importante para la
antropología del venezolano, hay que profundizar para descubrir cómo la gente está
rechazando la fe y al mismo tiempo la está buscando, un pueblo en el fondo fuerte
aunque parezca suave; que aparentemente está aceptando las cosas de Dios pero en el
fondo se rebela a ellas, pero no lo demuestra mucho.
El descubrir finamente el proceso de inculturación en Venezuela nos va a ayudar
a la evangelización con María, puesto que ella está inscrita en el comienzo de nuestra
historia de salvación como pueblo y esto debe tener un significado profundo e
importante, ella de hecho, es la Patrona Nacional, bajo la advocación de Nuestra Señora
de Coromoto.
Los pueblos amerindios tienen una antropología con tendencia hacia lo
matriarcal, esto es evidente en Venezuela, se han hallado muchas veces en diversos
lugares de Venezuela las estatuillas de deidades femeninas, lo cual implica una
estructura antropológica donde la mujer es el centro de la familia, lo femenino es lo
máximo de la sociedad. Las familias giran alrededor de la madre; lo que ella diga es casi
sagrado. Mientras que el padre tiene un menor importancia en este tipo de antropología
social.(Conferencia Episcopal Venezolana, Concilio Plenario de Venezuela
Documento:”Iglesia y Familia: presente y futuro”, C.E.V. Caracas 2006, parte Iº: el
Ver. nn. 5-11)
La inculturación de lo mariano tiene por lo tanto una importancia fundamental;
está ligado a lo profundo de las raíces de nuestro pueblo, a sus raíces ancestrales, no
solamente las raíces que vinieron de Europa, sino también y sobre todo las que
provienen de aquí, de las culturas indígenas autóctonas, mayoritariamente matriarcales,
además de las africanas que se les unieron, que también son muchas veces matriarcales.
El libro del Génesis nos narra el comienzo de la historia de salvación con la
figura de una pareja, Adán y Eva, y apunta a la figura de un nuevo Adán, Cristo, el
Mesías que pisará la cabeza del demonio, pero además a una mujer que estará unida a
él, porque habla de “tu descendencia”, por lo cual se refiere también, en lenguaje
bíblico escatológico, a la figura de María, la Nueva Eva, la Madre del Mesías.
La inculturación de María representa algo central y fundamental en la historia de
salvación de nuestros pueblos, que está ligado a su origen bíblico y donde la figura
femenina está ayudando en la obra de la redención, la nueva creación, al nuevo Adán en
el nacimiento, el crecimiento y la maduración de la Iglesia hacia su pleroma definitivo.

MATERNIDAD ESPIRITUAL INCULTURADA DE MARÍA


Las bases bíblicas de la maternidad espiritual de María están fundamentalmente
puestas en Juan 19,25ss: Madre, he ahí a tu hijo,.. He ahí a tu madre,… y desde ese
momento la acogió en su casa…(Cf. Jn 19,25ss). Además de las Bodas de Caná, cuando
María interviene y al final, después de haber visto la primera señal milagrosa de Jesús:
Los discípulos comenzaron a creer (Cf. Jn 2,11).
El hecho de que sea Juan el evangelista quien describe estas escenas con
elementos tan significativos y simbólicos sugiere una experiencia personal del discípulo
amado con la madre, fue él en definitiva quien recibió a María en su casa una vez que
ella quedó sola, sin su marido José y sin su único Hijo Jesús. La presencia de María en
Pentecostés también sugiere que estuvo conviviendo en la primera comunidad cristiana,
en la Iglesia original, con los demás discípulos y apóstoles (Cf. Hch 1,14). Además la
exclamación de Isabel al recibir a María en el evangelio de Lucas: ¿y cómo es que la
Madre de mi Señor venga a mi? (Lc 1,43) reafirma la gran estima que María recibió en
la primera Iglesia, de tal manera que recibió ya un título elaborado teológicamente, que
no se le da a cualquier persona: “la madre del Señor”.
La encarnación del Verbo de Dios (Cf Jn 1,14) en una persona humana implicó
que ese Verbo hecho hombre tuviese una madre, y un padre adoptivo. Las relaciones
entre madre e hijo son las más fuertes que podamos encontrar en la realidad humana,
desde el instante de la concepción hasta la separación por la muerte de alguno; incluso
después de esa separación se mantiene un especial vínculo afectivo, espiritual, una
memoria viva de esa relación. Si observamos a las madres de cualquier cultura
encontraremos esta realidad profunda e irrenunciable, la relación madre-hijo que es
fruto de la relación esponsal del padre y de la madre.
La antropología humana está hecha de esa manera y el Hijo de Dios también se
sometió a ella. Las madres judías también son madres, como las demás, y María fue una
madre excelente, deberíamos decir, la mejor madre del mundo. En el mundo judío no se
podía legalmente ser madre sin estar casada y sin estar virgen. Por lo cual cuando
hablamos de mujer, dentro de esa cultura y en el cristianismo naciente, se entiende
antropológicamente y culturalmente la mujer como virgen, esposa y madre y del
hombre como esposo y padre responsable. La relación de fidelidad, procreación, y
educación de la prole para los esposos es fundamental según la ley y los profetas:
“La diferencia vital está orientada a la comunión, y es vivida serenamente tal
como expresa el tema de la desnudez: "Estaban ambos desnudos, el hombre y su mujer,
pero no se avergonzaban uno del otro" (Gn 2, 25). De este modo, el cuerpo humano,
marcado por el sello de la masculinidad o la femineidad, "desde ''el principio'' tiene un
carácter nupcial, lo que quiere decir que es capaz de expresar el amor con que el
hombre-persona se hace don, verificando así el profundo sentido del propio ser y del
propio existir".(7) Comentando estos versículos del Génesis, el Santo Padre continúa:
"En esta peculiaridad suya, el cuerpo es la expresión del espíritu y está llamado, en el
misterio mismo de la creación, a existir en la comunión de las personas ''a imagen de
Dios”.(CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Carta a los Obispos de
la Iglesia Católica sobre la colaboración del hombre y la mujer en la Iglesia y el
Mundo, Roma 31 de mayo del 2004, n. 6)
A partir de este modelo original recuperado por la gracia de Cristo Redentor, que
se despliega en la realidad sacramental cristiana del matrimonio, se configura la
comprensión verdadera y auténtica de la madre vista como fuente de las relaciones
interpersonales en el plan de salvación traído por la descendencia de la mujer Gn 3, 15.
La devoción a María, como virgen esposa y madre, se alimenta espiritualmente y
pastoralmente de este modelo de santidad de su vida personal, matrimonial y familiar
unida a San José y el Niño. (Sagrada Familia), que recuerda y plasma el misterio
trinitario del Padre Hijo y Espíritu Santo en la realidad humana:
“La igual dignidad de las personas se realiza como complementariedad física,
psicológica y ontológica, dando lugar a una armónica "unidualidad" relacional, que
sólo el pecado y las ''estructuras de pecado'' inscritas en la cultura han hecho
potencialmente conflictivas. La antropología bíblica sugiere afrontar desde un punto de
vista relacional, no competitivo ni de revancha, los problemas que a nivel público o
privado suponen la diferencia de sexos.”. (CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA
DE LA FE, Carta a los Obispos de la Iglesia Católica sobre la colaboración del
hombre y la mujer en la Iglesia y el Mundo, Roma 31 de mayo del 2004, n. 8)
Pero cuando el estado de relación psicológica entre madre e hijo es vivido de
forma inmadura, posesiva, o se encuentra perturbado por una desequilibrada vida
familiar, como en el caso de la paternidad irresponsable, puede llegar a estar afectado el
núcleo afectivo de la personalidad y crearse una codependencia entre las personas: es
decir las relaciones morales de los miembros de la familia no se realizan armónicamente
con Cristo entre la conjugalidad, la paternidad y la maternidad, la filiación y la
fraternidad.(Conferencia Episcopal Venezolana, Concilio Plenario de Venezuela
Documento:”Iglesia y Familia: presente y futuro”, C.E.V. Caracas 2006, parte Iº: el
Ver. nn. 5-11)
Esta situación fue tipificada por el fundador del psicoanálisis Sigmund Freud
con la descripción del complejo de Edipo y por eso algunos autores afirman que la
devoción a la Virgen puede ser entendido como un proceso de sublimación de la
femeninidad y la sexualidad de la figura de la madre a partir de este complejo (Voz:
Culto en Stefano de Fiores y Salvatore Meo, Nuevo Diccionario de Mariología, Ed.
Paulinas Madrid 1988, 535). También Freud afirma que se generó el paso de la religión
del Padre en el judaísmo a la religión del Hijo en el cristianismo quedando lo femenino
relegado y de esa contradicción se ha dado la búsqueda en la devoción mariana de una
compensación. (Voz: Trinidad en Stefano de Fiores y Salvatore Meo, Nuevo
Diccionario de Mariología, Ed. Paulinas Madrid 1988,1910ss).
Dentro de la normalidad este vínculo se mantiene de una manera única e
irrepetible para cada relación específica que maduramente conlleva a la realidad de la
aceptación afectiva del padre como esposo de la madre y posteriormente a la
vinculación filial equilibrada con la madre y el culto a la Virgen María se fundamenta
en una auténtica veneración desde la fe y desde una vida moral y espiritual de la familia
fundamentada en el misterio trinitario. (Conferencia Episcopal Venezolana, Concilio
Plenario de Venezuela Documento:”Iglesia y Familia: presente y futuro”, C.E.V.
Caracas 2006, IIº parte: El juzgar: nn. 37-39)
Al morir Jesús en la cruz, María fue sometida a una tensión desgarradora; la
misma tensión profunda y universal que está presente en las personas y en los pueblos,
entre la búsqueda del bien y a la vez el aferramiento al egoísmo, al pecado; entre la vida
y la muerte, entre la salvación espiritual y la muerte espiritual, se concentró totalmente
en la cruz de Cristo. María tuvo que escoger entre el apego y afecto natural maternal por
su Hijo y el sacrificio de éste por obediencia al Padre para redimirnos a toda la
humanidad. En ese preciso momento, donde su Hijo está colgando de la cruz,
crucificado, éste le pide, le exige, le deja como herencia, el mandato: Mujer, allí está tu
hijo (Jn 19,26). María tiene que dejar ir a su Hijo y en su lugar poner al discípulo
amado, que nos representa a todos los discípulos y que representa a toda la humanidad,
a todas las personas que han existido y existirán.
El mismo amor visceral de María por su Hijo unigénito es trasladado a nosotros
en el parto de la cruz. La maternidad espiritual de María nació en el parto de la cruz; no
fue decidida simplemente en una discusión intelectual alrededor de una mesa. De esta
manera María se convierte en nuestra madre espiritual, la madre de la Iglesia. Podemos
decir, la nueva madre de los vivientes, de los que viven en Cristo, la nueva creación,
donde el pecado ya no domina y donde la muerte ha sido vencida.
Esta maternidad de María atraviesa todas las fronteras entre los pueblos y
culturas; ella, como buena discípula de Dios, obediente, cumple a cabalidad el nuevo
mandato, así como cumplió siempre las cosas que Dios le sugería y le pedía. Ella se
lanza a través de la historia humana a conquistar para Cristo a todos los pueblos a todas
las razas de la tierra, puesto que ella es la madre de todos, por mandato de Dios.
Los pueblos de la tierra, ya previamente avisados en su subconsciente colectivo,
como afirma San Ireneo, las semillas del Verbo, esa pre-revelación presente en todos los
pueblos, en todas las culturas de la tierra, teniendo una inclinación general hacia esa
aceptación de los femenino, la madre tierra, las deidades femeninas, reciben al final a la
madre de Cristo en ese sitio especial que Dios ha creado y que le pertenece a ella. En la
medida que la revelación se desarrolla a lo largo de la historia, se va aclarando este
lugar de María, quien mantiene una especial unión de todas las gentes mediante su amor
maternal, y en esto refleja el amor misericordioso de Dios, el rostro materno de Dios.
(Juan Pablo II, Ecclesia in America..., n. 11)
Los hijos también deben adoptar a la madre, y podemos asumir que Juan, el
discípulo amado, adoptó a María como su madre de la manera más filial y más profunda
que se pueda imaginar; por ser la madre de su Señor y Mesías, y por ser ella lo que es,
tan buena, amorosa y humilde, la llena de gracia; por su rol especial en la Iglesia
primitiva.
Los pueblos adoptan de manera profunda y visceral a esta madre celestial, y le
dan en cierta manera su propia imagen, la hacen suya. Cada pueblo tiene a su Virgen,
vestida de alguna manera específica, en una pose, sentada, de pie, sobre una columna;
existen miles de posibilidades, de advocaciones diferentes, todas son reflejo de la
adopción que le han hecho los diferentes pueblos de la tierra a la madre de Jesús,
nuestra madre espiritual. Incluso la raza cambia en estas imágenes según sea el
continente, ya sea asiática, sea negra, sea blanca, sea india; María se hace toda para
todos.
La relación madre-hijo se expresa aquí de esta manera profunda y visceral; cada
hijo tiene una relación única, original e inclonable con su madre; los pueblos, que tienen
una conciencia más bien colectiva que individual, desarrollan ese amor particular por
medio de las devociones específicas de cada lugar. Esto da una identidad socio-religiosa
que se transmite de generación en generación y forma parte de la cultura de ese pueblo;
se refleja en sus valores morales, en su manera de convivir, en sus sentimientos y
expectativas ante la vida; además se refleja sobre todo en su apertura a la fe cristiana,
porque donde está la madre allí está el Hijo.
Podemos encontrar de esta manera diversas advocaciones, diversas imágenes de
la Virgen María a lo largo y ancho de toda la historia y geografía humanas. Aquí se
cumple la profecía del Magníficat: desde ahora me llamarán bienaventurada todas las
generaciones. (Lc 1,48). Así como la Madre adoptó a los hijos; los hijos también
adoptan a la madre y la hacen suya, a su imagen como pueblos y razas.
Este fenómeno ocurre prácticamente únicamente con la Virgen María, y refleja
la profunda e irrenunciable realidad de su maternidad espiritual. Si hablamos del Padre,
nunca lo veremos inculturado, quizás lo veremos interpretado de diversas maneras en
las distintas religiones, pero no inculturado. Si hablamos del Hijo, a veces lo
encontramos de otro color, pero es realmente nada; él es el Cristo. Se puede ver en
ciertas formas especiales como el Cristo de la Divina misericordia, el Corazón de Jesús,
pero más que inculturación es un fenómeno histórico salvífico y se difunde por toda la
Iglesia de esa misma forma, sin cambiar en los diversos lugares. El Espíritu Santo es
siempre el mismo, se representa como paloma, como fuego, a veces como agua, pero no
es una inculturación en el sentido que venimos hablando; es más bien una simbología
universal cristiana. Los santos también pueden ser objeto de devoción en el mundo, pero
se figuran de una manera común, con su hábito, o con algún símbolo específico que los
define, como es el caso de los patronos de alguna cosa, de los mártires. San Pablo con la
espada, de la palabra, San Pedro con las llaves, etc. Se puede encontrar una cierta
inculturación en algunos patronos de los pueblos, pero es muy poco en relación a la
realidad mariana.
Esta realidad que se constata de manera objetiva a lo largo y ancho de toda la
tierra expresa la realidad profunda subyacente de la maternidad espiritual universal de
María; una maternidad inculturada a lo largo de la historia y geografía humanas, que ha
sido adoptada en las diversas culturas humanas y que a su vez las ha marcado y definido
de alguna manera, ha veces de una manera muy significativa. (Juan Pablo II, Carta
Encíclica Redemptoris Mater, n. 48)
En la realidad eclesial podemos encontrar que allí donde hay una fuerte
devoción y amor a María, sea en la advocación que sea, la Iglesia se mantiene fuerte, la
fe sigue viva, las vocaciones siguen surgiendo, las familias siguen queriendo ser
cristianas, las sociedades mantienen la fe y la cultura de Cristo.

LAS DIVERSAS ADVOCACIONES EN EL MUNDO Y EN LATINO AMÉRICA


Durante la historia de la Iglesia se han ido acumulando una cantidad enorme de
diversas advocaciones marianas, el ejemplo de la Virgen del Pilar, aparición que ocurrió
en España en el tiempo de los apóstoles, cuando María posiblemente estaba viva
todavía, hasta las manifestaciones y apariciones actuales, pasando por la Guadalupe,
Coromoto, Lourdes, Fátima, Aparecida, Luján, entre miles de otras advocaciones.
El motivo o el origen de cada advocación varía en cada una de ellas; siempre se
trata de hechos extraordinarios, milagrosos, donde el pueblo de Dios, la Iglesia en su
conjunto, reconoce la intervención de la Madre de Jesús en su favor. Después el pueblo
se encarga de “encarnar”, hacer suya, esta realidad, esta intervención especial de la
Virgen y se va creando la advocación correspondiente hasta consolidarse
definitivamente en un título, en una forma específica; como por ejemplo “la Virgen del
Pilar” en Zaragoza, España; “Nuestra Señora de Aparecida” en Brasil, porque una
estatua se apareció en el río, primero el cuerpo y luego la cabeza; después de esto
pudieron pescar peces abundantes y solventar un grave problema; la Virgen de
Guadalupe, quien era nombrada de una manera parecida a ese título y en español quedó
como Guadalupe, una aparición extraordinaria que dejó el más extraordinario de los
cuadros sobre María, no pintado por manos humanas. La Coromoto, cuyo nombre
adoptó por el nombre del cacique Coromoto, un nombre que no se va a hallar en
ninguna otra parte del mundo y define esta advocación de María. La Virgen de Fátima,
por el lugar en Portugal donde se apareció a los pastorcitos, y que luego fue definida
como imagen de bulto con sus características propias, así como la de Lourdes, con las
manos juntas en señal de oración.
En general cada intervención de María tiene que ver con una realidad histórica
precisa, con una necesidad particular del pueblo de Dios, lo cual una vez más demuestra
la labor maternal de María, que se tomó muy en serio el mandato de su Hijo en la cruz.
Por ejemplo para el pueblo mexicano del comienzo del mestizaje, entre españoles y
aztecas, además de otras etnias menores, había una situación muy complicada; tanto así
que el obispo Zumáraga escribió una carta al Papa donde le expresaba su imposibilidad
de evangelizar, y que sin una intervención especial de Dios las cosas iban a ser un
desastre. Esto sucede al comienzo del siglo XVI, realmente temprano en el proceso que
ocurre en América con la llegada de los europeos. Al poco tiempo sucede lo de la
Guadalupe, los indios adoptan a la Madre de Cristo como su propia madre; ellos tenían
la Tonantzin, que era como una diosa femenina y asimilan María a esta presencia
femenina de su cultura religiosa, pero María es la madre de Jesús, y no es una diosa, sin
embargo participa del misterio de Dios y de la acción de Dios en la humanidad. Ella les
hace sentir que ya no es necesario sacrificios humanos y se da un proceso de
evangelización profundo, donde incluso la Iglesia mexicana tiene mártires canonizados
desde los primeros siglos, donde han surgido tantas congregaciones autóctonas de
mujeres y también de varones; donde todavía hoy en día hay una gran cantidad de
vocaciones al sacerdocio.
La advocación guadalupana ha sido adoptada profundamente por los mexicanos;
ella sigue trascendiendo fronteras, además de patrona de México ha sido nombrada
emperatriz de América y de las Filipinas. El cuadro de la Virgen es tan extraordinario
que incluso los estudios de científicos de la Nasa han descubierto cosas en él que
asombran cada vez más a la humanidad.
La intervención coromotana tiene aspectos históricos parecidos a la Guadalupe,
en una época de primera evangelización de nuevos pueblos indígenas, la Virgen
interviene directamente para invitar a entrar en la Iglesia de su Hijo. El resultado no se
ha medido en forma específica pero podemos asumir que tuvo una influencia espiritual
de comunión de los pueblos, para que se diese el mestizaje y naciera el futuro pueblo de
Dios en Venezuela, un pueblo mestizo, como toda Latino América, en mayor o menor
grado, un nuevo pueblo, fruto de varios pueblos, pero pueblo de la fe, pueblo de Dios.
El proceso de evangelización de Venezuela no fue fácil; las crónicas narran que muchos
misioneros capuchinos fueron martirizados por los indígenas, de manera que al final se
vieron obligados a penetrar hacia ellos escoltados con los guardias españoles. Al mismo
tiempo los españoles para poder implementar el proceso de fundación de pueblos a su
forma occidental se apoyaron en los religiosos y de esa forma se les hacía más fácil
establecerse con los indígenas. En la zona de Cumaná se establecían principios de
poblaciones pero los indígenas huían y no pocas veces volvían de noche a atacar y
destruir esos campamentos, lo cual implicaba recomenzar todo de nuevo. La realidad
antropológica y social de nuestros antepasados indígenas era diferente que en Perú o en
México; aquí no habían grandes civilizaciones con ciudades y pirámides de piedra. Al
atacar y vencer el centro de estas civilizaciones se sometía a toda la nación. En
Venezuela eran más bien tribus seminómadas, de mucha diversidad incluso de lengua.
Algunas de ellas mansas, como los Achaguas, que vivían cerca de los ríos, pero algunas
sumamente bravas, como los Caribes. Unas de las tribus eran incluso caníbales y
cazaban a los indígenas de otras tribus; tanto así que hubo tribus que se acercaban a los
españoles para fundar con ellos poblados y a la vez ser protegidos de los indígenas más
agresivos.
En la época cerca de las apariciones coromotanas, alrededor del año 1652,
Venezuela todavía estaba en un proceso de fundación, cuando se desplazaba la gente
desde Caracas, eran también atacados por tribus resistentes al proceso de colonización,
como es el caso de la zona de Nirgua. Los capuchinos fueron instalándose en diversos
lugares del país y en Guanare Fray José de Nájera fue quien recibió a los indígenas que
habían recibido la aparición de la Virgen María. Sin embargo estos indígenas huyeron
después a la selva; el proceso de evangelización era muy difícil a veces. Al final el
cacique es mordido por la serpiente y pide el bautismo; esto es un signo de la lucha
espiritual y de la aceptación final de Cristo, lo cual no es fácil para nadie, pero muestra
la idiosincrasia del país, sus raíces culturales, su lucha por la fe. Aunque no podemos
medir bien los efectos de la Coromoto, sin embargo podemos inferir que tuvo un efecto
parecido a la Guadalupe, porque la época de sus apariciones coincide con un aumento
de la evangelización en Venezuela. De todas maneras la Coromoto influenció la
evangelización de Venezuela y lo sigue haciendo hoy en día; fue decretada Patrona
Nacional entre otras posibilidades por ser una aparición y no simplemente una devoción
particular, y muestra una vez más lo extraordinario de la maternidad espiritual de María
inculturada en los pueblos de la tierra.
Como estos ejemplos podemos encontrar en cada advocación mariana una
historia subyacente, que tiene un gran significado para cada pueblo y nación que la
practica; incluso en sus procesos de independencia nacional. Vamos a mostrar algunos
ejemplos de advocaciones marianas en América.

“NUESTRA SEÑORA DE LUJÁN” ARGENTINA


En 1630, el hacendado Antonio Farías Saa, portugués, radicado en Sumampa
(Santiago del Estero), quiso tener una imagen en su casa, para construirle una ermita. Le
escribió a un amigo de Brasil pidiéndole que le mandara una imagen de bulto, de la
Inmaculada Concepción de María. El amigo lo complació y en lugar de mandarle una le
envió dos: La Inmaculada y otra que tenía el niño Dios en brazos. En sendos paquetes,
llegaron a Buenos Aires, hacia el mes de mayo, era el año de 1630. Pocos días después
fueron enviados a Sumampa en una carreta, que integraba una caravana. El primer día
los caravaneros acamparon en el lugar llamado “Paso Morales”, sobre el río de las
Conchas.
Al día siguiente llegaron a las orillas del río Luján y se instalaron en un paraje
llamado “La estancia de Rosendo”. Al otro día, cuando quisieron cruzar el río, la carreta
que llevaba los dos paquetes no pudo ser removida; se unieron otras yuntas, se descargó
la mercancía, pero todo fue en vano.
Alguien se fijó en los dos cajoncitos y el carretero explicó que eran dos
Virgencitas. Retiraron un cajoncito y la carreta no se movió, volvieron a colocarlo y
bajaron el otro, entonces probaron a reanudar el viaje y los bueyes caminaron sin
dificultad. Cuando abrieron el cajoncito contemplaron la hermosa imagen de la
Inmaculada. Los viajeros comprendieron que la Virgen quería quedarse en ese lugar y la
llevaron a la casa de Don Rosendo. Colocada en el mejor lugar, los vecinos comenzaron
a rendirle culto. Ese fue el primer santuario de la Virgen de Luján, donde permaneció
desde 1630 a 1674. Su fiesta se celebra el 15 de noviembre. Pío XI en 1930 la nombró
Patrona de Argentina, Paraguay y Uruguay.

“NUESTRA SEÑORA LA APARECIDA” BRASIL


Esta imagen se venera cerca de la Ciudad de Sao Paulo. Su nombre se debe al
modo como fue encontrada: en octubre de 1717, viajaba de Sao Paulo hacia Minas-
Geráis, el gobernador de estas provincias Don Pedro de Almeida, conde de Assumar.
Con el deseo de ofrecer algo de lo mejor al distinguido huésped, la autoridad
civil de Guaratingueta, dio orden a los pescadores del Río de Paiba, que llevaran mucho
pescado al banquete, tres de estos pescadores trabajaron todo un día y no lograron
pescar nada. Haciendo un último intento, en la red salió un cuerpecito sin cabeza. Joao
Alves, uno de los pescadores lanzó de nuevo la red y pescó la cabecita. Era la estatua de
la Inmaculada. Después de esto siguieron pescando y recogieron infinidad de peces.
Llegados a casa colocaron la estatuilla en un altar improvisado y la llamaron La Virgen
Aparecida.
El fervor y piedad del pueblo le transformó la capilla en santuario, donde fue
coronada el 8 de septiembre de 1904. Anualmente acuden 8 millones de peregrinos para
postrarse a los pies de la Virgen y depositar en ella sus penas, sus alegrías, sus deseos,
sus esperanzas y agradecerle por algún favor concedido. La Aparecida es el centro de la
religiosidad mariana en Brasil. Es pequeña, mide 35 cms más o menos, rostro de tez
negra, como el de los Afro-latinoamericanos, descendientes de los esclavos negros
traídos a este país por los conquistadores.

“NUESTRA SEÑORA DE LA CARIDAD DEL COBRE” CUBA


La imagen de la Virgen que se venera en este país tuvo su origen en las minas de
Santiago el 1º de abril de 1687. Dos indígenas Juan y Rodrigo de Hoyos y acompañados
por un esclavo, niño de 10 años, llamado Juan Moreno, se dirigían a buscar sal en el mar
para salar las carnes que ellos vendían; de pronto vieron un objeto blanco que flotaba en
el mar, pensaron que era una niña, constataron con gran alegría que se trataba de una
escultura de la Virgen María con el niño Jesús en brazos. Flotaba sobre una tablita en la
cual se leía: “Yo soy la Virgen de la Caridad”. El júbilo de los tres indígenas aumentó y
cogiendo sólo un poco de sal fueron a comunicar a Miguel Galán, mayoral de el Hato de
Berajagua, que habían encontrado a la Virgen de la Caridad.
El 8 de septiembre es el día en que celebra la Iglesia de Cuba la festividad de la
Virgen de la Caridad del Cobre. La coronación canónica se llevó a cabo el 20 de
diciembre de 1936.

“NUESTRA SEÑORA DE LOS ÁNGELES” COSTA RICA


La devoción a María tuvo características especiales durante el siglo XVII en
Costa Rica. A finales del Siglo XVII, la devoción mariana del país, se consolidó y se
encontró en la advocación a Nuestra Señora de los Ángeles. La Negrita, la Virgen
Mulata, encontrada en una región llamada La Puebla de los Pardos, por la humilde
mulata. En tiempo de la colonia había la costumbre, en casi toda América Latina, de
separar a los blancos de los mulatos.
La imagen de la Negrita como la llaman cariñosamente los costarricenses no es
bonita, está tallada en piedra de color plomo, viste túnica y usa tosco manto que la cubre
casi totalmente, desde los hombros hasta los talones formando pliegues; la cabeza
adornada con buques, rostro redondo, ojos rasgados, nariz y boca pequeñas, con el niño
en brazos. La Virgen Negrita fue coronada como Reina de los Ángeles, el 25 de abril de
1926, por Monseñor Rafael Otón Castro. Cuatro templos ha levantado la piedad popular
a su amada madre hasta llegar a la actual basílica cuyo fundamento fue la piedra donde
fue hallada la Virgen Negrita que rompería para siempre la discriminación social.

“NUESTRA SEÑORA DE SUYAPA” HONDURAS


Gracias a los evangelizadores, María se hace presente en Honduras
acompañándolos en el anuncio de la Buena Nueva. Un sábado del mes de febrero de
1747 fue encontrada, al azar por un humilde labrador cuando se disponía a trabajar en
las tierras de las montañas del Pilinguin, en donde cultivaban maíz.
Un día bajaban de su trabajo dos hijos de la señora Colindres, la noche los
sorprendió, por lo que decidieron pasar la noche en un lugar llamado “Quebrada del
Pilinguín” y que a la sazón no tenía agua. La noche era muy obscura y los jóvenes se
acomodaron para dormir. Uno de ellos sintió que algo le molestaba el costado por donde
descansaba y creyendo que sería un fragmento de tronco de árbol o alguna piedra, tomó
el objeto y lo arrojó lejos de él. Tan pronto como intentó dormirse de nuevo sintió otra
vez el mismo estorbo y palpando advirtió que era el mismo objeto que había tirado, lo
recogió y lo metió en su mochila. Al despuntar la aurora los jóvenes prosiguieron su
camino a casa de su madre. Y ¡cuál sería el asombro de todos ellos al ver que el
importuno objeto era una pequeña estatua de la Santísima Virgen María. Desde el
acontecimiento, la imagen permaneció en casa de la familia Colindres por más de 20
años.

“NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO” GUATEMALA


En 1529 llegaron los frailes dominicanos a Guatemala. El 1º de noviembre se
creó la primera Cofradía del Rosario, por inspiración y deseo del Obispo Don Francisco
Marroquín, quien se inscribió como primer cofrade. El acta levantada fue firmada por el
Obispo, el Licenciado Juan Núñez de Landecho, gobernador y presidente de la real
audiencia y el Dr. Mejía oidor. Se acordó hacer una procesión de la catedral a la iglesia
de Santo Domingo, el día de la Anunciación. Todavía no estaba instituida la fiesta del
Rosario. La devoción a la Virgen del Rosario se propagó por toda la República.
La estatua es de plata, incluyendo vestido y peana, mide 2m. de altura, lleva en
sus brazos al niño Jesús dormido. El artista es desconocido, asimismo la fecha en que se
inició la obra, pero en diciembre de 1593 ya estaba concluida.
La Virgen del Rosario fue proclamada Patrona el 19 de febrero de 1651 en La
Antigua, ciudad capital. Ese día se determinó celebrar su fiesta el domingo más cercano
al 19 de febrero de cada año. Al erigirse la nueva capital (Guatemala) en 1776, se
trasladó su fiesta al mes de octubre. En 1778 se construyeron la Iglesia y el Convento de
Santo Domingo en la nueva ciudad de Guatemala, a donde se llevó la querida imagen.
En 1821 los caudillos de la Independencia prometieron luchar por la Independencia de
la patria. En 1934 el Papa Pío XI concedió el permiso para su coronación que se efectuó
en el atrio de la catedral, con gran entusiasmo del pueblo. María ha estado presente en
este país desde los orígenes de la Evangelización. El mes de octubre ésta dedicado al
Rosario, llegan en este mes numerosas peregrinaciones del interior del país.

“LA VIRGEN DE LOS TREINTA Y TRES” URUGUAY


Uruguay es tierra de libertad, gracias a la presencia de María en el largo y difícil
proceso de liberación. En el siglo XVIII los Jesuitas, supuestamente, trajeron a las
tierras uruguayas una imagen de la Inmaculada de la que han sido fervientes devotos.
Alrededor de su misión corría un río llamado el Arroyo de la Virgen. La primitiva
Capilla del Pintado, construída en 1779 en las cercanías del arroyo, fue dedicada a la
Reina de los Ángeles, bajo la advocación de Nuestra Señora de Luján por voluntad del
donante, Antonio Díaz.
Con el pasar del tiempo “La Banda Oriental de Uruguay, cayó bajo el dominio de
Brasil. Muchos de los orientales emigraron a Buenos Aires, Argentina. Desde ahí tres
Tenientes de Artigas organizaron juntamente con otros treinta valientes patriotas, una
campaña: La campaña de los treinta y tres, enarbolando la bandera tricolor con el lema
“Libertad o muerte”. Acto seguido instalaron un gobierno provisorio y fueron a la
Iglesia de los jesuitas para implorar de la Virgen ayuda y protección, en tan ardua tarea
de liberación. El 25 de agosto de 1825 la asamblea, presidida por el Sacerdote Juan
Francisco Larrobla, declaró y proclamó la Independencia Nacional.
La Virgen es pequeña, mide 36 cms. Tallada de madera. De estilo barroco,
reproduce el modelo de las vírgenes de Murillo: abundancia de ropas, amplitud de
pliegues y movimiento, manto suntuoso, belleza en rostro y manos. Con ángeles y la
media luna a sus pies. Es de procedencia paraguaya, fue labrada en madera hacia el año
de 1756 por manos indígenas. Su festividad se celebra el segundo domingo de
noviembre con una peregrinación nacional.

“LA INMACULADA CONCEPCIÓN” ESTADOS UNIDOS Y CANADÁ


El 28 de mayo de 1792, el Ilustrísimo John Carroll, el primer Obispo
Norteamericano, seleccionó a la Virgen María como la Patrona de la Diócesis de
Baltimore, la cual en aquel momento comprendía todos los Estados Unidos. El 13 de
mayo de 1846, diecinueve obispos se reunieron en Baltimore y le pidieron a la Santa
Sede que proclamara a la Virgen María como Patrona de los Estados Unidos de
Norteamérica bajo el nombre de la Inmaculada Concepción. Dicha solicitud fue
aprobada en 1847 por el Papa Pío IX.
Los católicos de los Estados Unidos quisieron levantar un grandioso santuario a
María. El sueño de la basílica en honor a la Virgen María, no se hizo realidad sino hasta
el año 1914; y fue el Obispo Thomas Shahan, que ese momento era el rector de la
Universidad Católica de América, quien con la entusiasta aprobación del Papa San Pío
X, interesó a la jerarquía católica y al pueblo de los Estados Unidos para construir esta
iglesia en la capital de la nación. Desde 1714 la patrona de Canadá es “Our Lady of
Cape” (Ntra. Sra. de la Capa).
En Ontario, Jim Singer ha tenido mas de 100 apariciones; el nació en Croacia.
En Marmara, Toronto, miles de filipinos y canadienses se agrupan, porque hay muchas
visiones y milagros.En Montreal, a Georgette Faniel le dice Jesús que “mis manos están
clavadas en la Cruz por sacerdotes consagrados”: Georgette . En Ottawa, Steve tiene
apariciones en la Iglesia de Santa María.

“NUESTRA SEÑORA DE LOS MILAGROS DE CAACUPÉ”


PARAGUAY
La Virgen de los Milagros de Caacupé es la Inmaculada. Es una imagen de
bulto, tallada en madera, de rostro ovalado, ojos azules, pelo dorado; su túnica es blanca
y el manto azul, tiene las manos juntas apoyadas sobre el pecho.
Su historia narra que un indígena guaraní fue perseguido por otros indígenas que
iban a darle muerte. El perseguido se escondió detrás de un tronco de árbol, y prometió
a la Virgen de la Inmaculada, venerada por los misioneros franciscanos, que le haría una
reproducción en la madera del mismo tronco. Sucedió el milagro y el dicho indígena
hizo dos estatuas. La más grande se destinó a la iglesia de Tabatí y la otra quiso tenerla
en su casa. Esta es la que se venera en Caacupé (que quiere decir detrás de los montes).
Alrededor de 1600, el río Tapaycuá se desbordó en forma nunca vista. El Padre
Bolaños, evangelizador de ese lugar, levantó su cruz de misionero y ordenó a las aguas
volver a su cauce. Así fue. Entre las aguas corrientes que arrastraban toda clase de
objetos, uno de los indígenas llamado José, vio un paquete tubular flotar sobre las
aguas. Se arrojó sobre ellas y rescató el bulto, luego descubrió que era la imagen de la
Virgen. La fiesta de la Virgen de los Milagros de Caacupé se celebra el día 8 de
diciembre. Ese día llegan al Santuario peregrinos de todos los puntos del país. Todo
Paraguay se reúne durante el novenario, la fiesta y la octava.

“VIRGEN DE LA PAZ” SAN MIGUEL, EL SALVADOR


En la catedral de San Miguel en el Salvador se venera la Virgen de la Paz. No es
conocido su origen. Algunos relatos pueblerinos narran que unos mercaderes
encontraron una caja de madera en las riberas del Pacífico, arrojada quizá por las aguas.
Los mercaderes trataron de abrirla, pero les fue imposible, porque estaba fuertemente
sellada. Desistieron del intento y la dejaron pues pesaba demasiado. Poco después otros
mercaderes vieron la caja y pensando que algo útil contendría, cargaron la caja sobre un
burro y la llevaron a la ciudad.
En aquella época, trasladar cargas de mercancía era peligroso, a causa de los
asaltantes que merodeaban por los caminos, de modo que el camino les resultó largo y
penoso a nuestros mercaderes. Por fin llegaron a la ciudad el 21 de noviembre de 1682.
Querían acudir a la autoridad civil para enterarla del hallazgo, pero el burro se paró en
la plaza principal, precisamente frente a la antigua iglesia parroquial donde está
actualmente la catedral. De inmediato se dedicaron a tratar de abrirla. Logrado el
intento, ¡oh maravilla! Entre varios envoltorios de papel estaba una hermosa imagen de
la Virgen con el niño Jesús en brazos.
En base a este acontecimiento los lugareños comenzaron a venerar a la Virgen,
bajo la advocación de la Virgen de la Paz, Patrona de los habitantes de la Perla Oriental.
La imagen fue coronada el 21 de noviembre de 1921, entre el desbordante regocijo de
los salvadoreños, su festividad abarca del 14 al 30 de noviembre, cada año.

“LA VIRGEN DE COPACABANA” BOLIVIA


Francisco Tito Yupanqui, descendiente Inca, desde niño mostró gran amor a la
Virgen y deseaba que la Virgen de la Candelaria ocupara el mejor sitio de la Capilla de
Copacabana y una cofradía para honrarla. Yupanqui aunque tenía inclinación natural
por la pintura y la escultura, carecía, sin embargo de la ciencia propia de estas artes,
logró hacer una imagen de la Virgen en arcilla y fue colocada a un lado del altar, pero al
llegar otro párroco, la retiró del altar por considerarla de mal gusto, entonces Yupanqui
recibió clases de escultura y pintura y comenzó a trabajar en la imagen de la Candelaria
y junto con el Gobernador, a quien le encanto la imagen, acordaron solicitar
autorización para fundar una Cofradía, pero al Obispo tampoco le gustó la imagen,
nuevamente humillado Francisco acudió a la Virgen con oración y ayuno, después de
tres meses de retocado y corrección, la imagen quedó terminada y resultó que la imagen
además de ser hermosa, inspiraba devoción. Yupanqui, al oír tal cosa se alegró
sobremanera y no se cansaba de dar gracias a Dios. Esta historia es parte de la tradición
de los quechuas y aymaras.
La fiesta litúrgica mariana la celebran el 2 de febrero, día de la Candelaria de
Copacabana, a cada peregrino que llega le ponen el manto de la Virgen sobre los
hombros, como símbolo de protección. Celebran novenarios, entonan alabanzas, recitan
y cantan la “Salve”. En esta fiesta, los peregrinos llegan con anterioridad y pernoctan en
las afueras del santuario. Fue entronizada el 2 de febrero de 1583, en una pobre iglesia.
En 1589 los padres agustinos se encargan de la evangelización en Copacabana. En 1605
se construyó un nuevo templo y fue consagrado por Monseñor La Santa y Ortega, quien
autorizó la coronación pontificia, que tuvo lugar el 15 de abril de ese año.

“LA VIRGEN DEL CARMEN” MAIPÚ, CHILE


Desde la época de las Cruzadas, María fue venerada en el Monte Carmelo. Sus
devotos consideran al profeta Elías como el inspirador de sus vidas. La simbólica
interpretación de la nube anunciadora de la lluvia (1 Re 18-43) constituye la base del
culto a María en el Monte Carmelo.
El Escapulario. San Simón Stok (siglo XII), a quien se le considera fundador de
la Orden Carmelita, pidió a la Virgen una señal de que ella quería ser protectora de los
Carmelitas. En sueños la Virgen le mostró el escapulario de la Orden y le dijo que sería
prenda de salvación para quien muriera con él.
Cuando la lucha por la independencia, J. F. de San Martín (1817) proclamó a la
Virgen Patrona del Ejercito Libertador de Los Andes y le entregó su bastón de mando.
Los luchadores prometieron construirle un templo en el lugar de la victoria. Este templo
sería la parroquia de Maipú que después se transformó en Santuario, en este Santuario la
Virgen, será la iluminadora de la historia personal de cada chileno. En 1968 la Virgen
hizo un recorrido por todo el país, esto despertó un amor más intenso a María y todos
querían recibirla. Este Santuario recuerda la historia de la patria y la de Jesús, Señor de
la historia y de su acción constante para que todos los pueblos latinoamericanos se unan
en un solo pueblo como dignos hijos del Padre.

“SANTA MARÍA LA ANTIGUA” PANAMÁ


Santa María La Antigua, es una pintura mural aproximadamente del año 1400.
Presenta un ángel que le sirve de peana y otros dos que le están ciñendo una corona
imperial. Se la considera copia de un original desconocido de la escuela Italo-Bizantina.
Se pintó en un muro de la Mezquita de Sevilla (España), al convertirse en Catedral
Antigua de Sevilla.
Al edificarse la Catedral actual, terminada en 1587, dicho muro fue trasladado a
ella, venerándose en la capilla que para su culto costeó el Cardenal Hurtado de
Mendoza. La imagen es de una estatura mayor que la normal. Lleva un manto blanco
guarnecido de oro; con la mano derecha muestra una rosa, y con el brazo izquierdo
sostiene al Niño Jesús que está en ademán de bendecir con la diestra, mientras que con
la otra mano ampara a un pajarillo. Desde tiempos remotos la devoción a Santa María
La Antigua ha sido general en España.
La fiesta de Santa María La Antigua se celebra el 15 de agosto día de la
Asunción de María en cuerpo y alma a los cielos, y aniversario de la fundación de
Panamá. El 15 de Agosto de 1996 se entroniza oficialmente la efigie en alto relieve de
Santa María La Antigua en la Catedral Metropolitana, donada por el Sr. Pedro Chávez.
Fue bendecida por el Arzobispo José Dimas Cedeño Delgado y aclama con aplausos por
el pueblo fiel que participaba de la Santa Eucaristía en la Fiesta de la Asunción.

“NUESTRA SEÑORA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE EL VIEJO”


PATRONA DE NICARAGUA
Muy cerca de la costa del Pacífico, en el Departamento de Chinandega, se
encuentra el pequeño poblado de “El Viejo”, que se formó alrededor de una misión
franciscana de los primeros tiempos coloniales. En este pueblo del extremo occidental
de Nicaragua se encuentra el Santuario de Nuestra Señora bajo el título de la
Inmaculada Concepción de El Viejo.
Algunos relatos cuentan el origen de la imagen de manera un poco diferente;
dice que Cepeda, por su avanzada edad, se trasladó a la misión franciscana en búsqueda
de un clima más sano. Asentado allí, hizo colocar la Virgen Inmaculada en una
habitación de su casa transformada en oratorio. Cautivados por la hermosa expresión de
su rostro los vecinos del pueblo comenzaron a visitar la imagen. Ante ella se reunían
para rezar el rosario, novenas, oraciones marianas y poco a poco se fue organizando un
culto semi-público que duró varios años.
Algún tiempo después, don Rodrigo recibió órdenes de trasladarse al Perú y
quiso llevar consigo la imagen de la Inmaculada, pero su partida se aplazó una y otra
vez debido a las inclemencias del tiempo y a otros muchos inconvenientes. Él vio en
esto una señal de que Dios le pedía renunciar a su tan querida imagen, para dejarla entre
aquellas gentes que tanto la amaban. Sea cierto un relato u otro, lo importante es que la
Virgen se quedó en el corazón de Nicaragua para siempre.
“NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE” PATRONA DE MÉXICO
Y EMPERATRIZ DE TODA AMÉRICA Y LAS FILIPINAS
El 12 de diciembre es la fiesta mariana de México y de América, porque hablar
de la Virgen de Guadalupe es hablar de la presencia de María en México y en toda
América Latina, desde la llegada de los primeros misioneros españoles, como «Estrella
de la evangelización». Su patrocinio se extendió también a Filipinas, aunque
posteriormente otras advocaciones marianas polarizaron el fervor mariano filipino. No
puede extenderse el catolicismo mexicano y latinoamericano sin la continua alusión a
Santa María de Guadalupe, desde su primera aparición al indio San Juan Diego, el 9 de
diciembre de 1531. El acontecimiento guadalupano ha sido calificado por Juan Pablo II
como “ejemplo de evangelización perfectamente inculturada”, en pleno siglo XVI. La
literatura guadalupana es inmensa, como inmensa es la muchedumbre que cada día
acude al santuario-basílica de Guadalupe, el que más millones de peregrinos recibe cada
año: unos siete. Pero, entre todas las historias destaca la llamada Nícan Mopobua, relato
de 1545, escrito en el idioma náhualt, pero con caracteres latinos, por el indígena
Antonio Valeriano. Hasta el año 1926 no se publicó este texto básico, joya de la
literatura mexicana.
El 31 de julio de 2002 el indio Juan Diego fue canonizado por el Papa Juan
Pablo II. El Papa en la homilía, manifestó su gozo por haber llegado a Guadalupe para
proclamar la santidad de Juan Diego Cuauhtlatoatzin, el indio sencillo y humilde que
contempló el rostro dulce y sereno de la Virgen del Tepeyac, tan querido por los
pueblos de México.

“NUESTRA SEÑORA DE ALTAGRACIA” SANTO DOMINGO


En la República Dominicana hay tres imágenes de la Virgen María muy
veneradas. Nuestra Señora de las Aguas Santas en Boya, Nuestra Señora de la
Merced, en su santuario de Cerro Santo, pero la que ha dado nombre y espiritualidad
mariana a esta país es Nuestra Señora de Altagracia, tiene su santuario en la Ciudad de
Higüey.
El origen de esta imagen es: Residía en Higüey una noble familia cristiana. El
jefe de la familia salió de su casa y su hija le pidió encarecidamente le buscara una
imagen de la Virgen de la Altagracia que había visto en sueños. El buen padre deseoso
de complacerla hizo cuanto pudo sin poder encontrar la Virgen solicitada, deprimido
regresa a su casa cuando en la posada del camino se encuentra con un peregrino y le
cuenta entre otras cosas, la pena que sentía por no haber encontrado la imagen, entonces
el peregrino tomando un rollo le dice: llévele esta imagen, como no quiso nada, el señor
pensó regalarle algo, pero el peregrino se había marchado. Al llegar a la casa entregó el
lienzo a su hija, la chica al ver la imagen cae de rodillas y dice: “!Ave María, llena de
Gracia¡”, esta es la imagen que vi en mi sueño, ella será aquí alabada y bendecida y nos
dispensará grandes favores, La imagen fue bendecida por el párroco y desde ese
momento comenzó a ser visitada por el pueblo y sus alrededores; le pedían ayuda y
siempre la Virgen escucha sus súplicas.

“NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO” LIMA, PERÚ


Esta imagen se venera en Lima, desde tiempos de la conquista, se cree que
Francisco Pizarro la llevó, cuando fundó Lima, el 6 de Enero de 1535. Le construyó una
ermita en el llano y los indígenas quisieron quemarla, pero una fuerza misteriosa se los
impidió. Es la imagen más antigua de Perú y estaba en poder de los frailes dominicos.
En 1541 la pusieron a la vista pública y formaron una Cofradía. Desde entonces la
Madre de Dios ha obrado infinidad de milagros, bajo esta advocación. Dos santos
peruanos: Santa Rosa de Lima y San Martín de Porres tuvieron con María y su Hijo,
intimas conversaciones a través de esta advocación.
Junto a estas primicias de la evangelización se suman incontables hombres y
mujeres que enriquecen la vida de la Iglesia con formas nuevas de vivir la santidad. La
Virgen María es presentada al pueblo de Dios como modelo de santidad (LG 53-64).
Mientras peregrinamos, María es la educadora de la fe, cuida que el Evangelio
nos penetre, conforme nuestra vida diaria y produzca frutos de santidad que consiste en
dejar que Dios actúe en nuestra vida, cuando afirma “Ha hecho en mí maravillas el
Poderoso” (Lc 1,49) por eso el origen y sustancia de toda santidad consiste en dejarse
amar completamente por Dios, este amor nos planifica, nos humaniza, nos santifica,
partiendo de esta experiencia seremos transmisores más eficaces de la nueva
evangelización y estaremos construyendo de norte a sur, de este a oeste la gran
civilización del amor.

“DIVINA PASTORA DE SANTA ROSA” BARQUISIMETO (VENEZUELA)


Al correr del siglo XVIII, unos reverendos padres capuchinos dieron unas
Misiones que “produjeron maravillosos efectos”. Sabido como es que la devoción a la
Madre de Dios en su título especial de los ejercicios espirituales que predicaron,
implantaron en esta comarca el culto a la Virgen María, en su dulcísima advocación de
Pastora de las almas. Tiempo después el cura rector de la iglesia de la Inmaculada
Concepción de Barquisimeto, deseando una imagen de la Divina Pastora, encargó su
escultura y al mismo tiempo el párroco de Santa Rosa, pedía una imagen de la
Inmaculada Concepción para las celebraciones del 8 de diciembre, por providencial
equivocación el cajón que contenía la imagen de la Divina Pastora fue dirigido a Santa
Rosa y el de la Inmaculada Concepción fue al Vicario de la ciudad. Cuando el cura de
Santa Rosa abrió el cajón se encontró con la Divina Pastora y por ser esta la que había
pedido el Vicario de Barquisimeto volvió a clavarlo y quiso devolverlo, pero no
pudieron levantarlo del suelo, por más esfuerzos que hicieron el cajón se había vuelto
muy pesado. El Vicario enterado del hecho, dijo que la Divina Pastora manifestaba a las
claras su voluntad era permanecer en Santa Rosa y que se quedará allí y se le rindiese
culto y veneración, como convenía a la Madre de Dios y Pastora de las almas.
Fue poco tiempo después del año 1736 cuando la imagen de la Divina Pastora
llegó providencialmente a Santa Rosa. La fiesta de la Divina Pastora se celebró con gran
solemnidad, desde el primer año de su entronización en la Iglesia de Santa Rosa, el 8 de
septiembre.

“NUESTRA SEÑORA DEL QUINCHE” ECUADOR


La Virgen María ha sido la evangelizadora de todos los pueblos de Ecuador. Su
historia religiosa y los innumerables santuarios esparcidos a lo largo y ancho del país,
testifican esta verdad. Con ocasión del IV Congreso Nacional Mariano, recibieron un
homenaje especial las imágenes de la Virgen María en su advocación del Quinche y del
Cisne.
En 1586, el escultor español Diego de Robles; regaló esta escultura a los
indígenas Oyacochi, quienes le construyeron una iglesia de madera del bosque. Muchos
favores concedió la Virgen en estas tierras, donde se le llamaba el “Angel custodio del
bosque”, protectora de sus hogares.
El jefe de la tribu estaba muy triste porque su esposa no podía tener hijos.
Acudió a la Virgen para implorar su benevolencia a favor de su esposa. Al poco tiempo
esta dio a luz a unos gemelos. El jefe convoco a la tribu para celebrar el hecho. La gente
se reunió y hubo mucha fiesta. La embriaguez reinante hizo que se olvidaran de los
favores que la Virgen les había concedido. Sacaron la cabeza de un oso, la que en el
pasado habían adorado y comenzaron a rendirle culto.
Poco después murieron los niños, la imagen les fue quitada y llevada a Quinche,
donde la Virgen comenzó a derramar gracias sobre quienes la invocaban. Su devoción
se extendió por todas partes. Su fiesta se determinó para el 21 de noviembre, festival de
la presentación de María. La Virgen es llevada en hombros de los devotos, visita
numerosos pueblos, que la celebran con flores, plegarias e himnos.
La imagen es de madera de cedro, de 62 cms. Vestido de brocado, tejido con
hilos de oro y plata. El rostro es moreno y gracioso. La Virgen lleva cetro y corona de
oro. El niño también ciñe corona. Tiene una mano levantada en actitud de bendecir, y la
otra sostiene un globo coronado por la cruz. La Virgen sostiene con la mano derecha el
cetro, y con la izquierda sostiene al niño. La peana y la media luna en la que descansan
sus pies son de plata labrada. La coronación de Nuestra Señora de la Presentación del
Quinche, Patrona de los ecuatorianos, se hizo en 1943 en Quito, con gran solemnidad.

“NUESTRA SEÑORA DE COROMOTO” PATRONA DE VENEZUELA


Juan Fernández de León, ciudadano portugués, desembarcó un día en las costas
venezolanas en 1564 y fue comisionado para fundar una o dos ciudades en la extensa
zona entre Barquisimeto y los límites de Nueva Granada, ya que no había ninguna
población en ella. El 3 de noviembre de 1591, fundó la ciudad del Espíritu Santo del
Valle de San Juan, junto a las riberas del Guanaguanare. A mediados del siglo
diecisiete, la nueva ciudad de Guanaguanare (Guanare) es trasladada al sitio que ahora
ocupa, allí vivía una pequeña tribu, llamada Los Cospes, que al llegar los nuevos
habitantes estos huyeron a la selva, donde permanecieron ignorados hasta que intervino
la Virgen María llamándoles a la conversión al cristianismo.
Un día cuando el cacique de los Cospes iba con su mujer a cultivar el conuco y
al atravesar la quebrada, una hermosa Señora caminaba sobre las aguas, les salió al
paso, les sonríe con amor y le dice en su propia lengua, al cacique que: fuera a dónde
estaban los blancos, para que le echasen agua sobre la cabeza y así ir al cielo. La
Señora transmitió este mensaje con tanta dulzura y amor que el cacique se dispuso a
obedecerla. Cierto día en este mismo año 1652, el hacendado Juan Sánchez pasaba por
la zona y el cacique coromoto sale al encuentro y le manifiesta lo sucedido y este
sorprendido pero alegre les promete que volvería y efectivamente Juan regrese a la
aldea y emprende la marcha con ellos, capitaneados por el cacique. Estos indígenas se
establecen en la Villa del Espíritu Santo de Guanaguanare, reciben con agrado las tierras
para su cultivo y la enseñanza que les imparte Juan Sánchez y todo iba desarrollándose
con mucha paz y tranquilidad y los indios iban recibiendo el bautismo y haciéndose
cristianos. El cacique, sin embargo, quien al principio recibía la enseñanza cristiana, se
fue disgustando y empezó a añorar la libertad de los bosques y no quiso recibir las aguas
bautismales. El 8 de septiembre por la tarde Juan reunió a los indios para un acto
religioso en honor a la Virgen María, pero el cacique se refugió en su rancho, lleno de
ira y de pronto la “Bella Señora” resplandeciente e irradiando rayos de luz, se aparece
en la puerta del rancho y el cacique le gritó: ¿Por qué me persigues así? Por ti dejé mis
conucos y he venido aquí a pasar trabajo, pero el cacique no pudo aguantar la mirada
sonriente y dulce de la “Bella Mujer”, se paró violentamente y tomó el arco y amenazó
a la Señora, pero ella entró en la choza y le dejó su gran recuerdo amoroso: en la mano
cerrada depositó su imagen. El indio quedó mudo de terror, cuando al abrir su mano
apareció la diminuta estampa de la Señora con el niño, la cual resplandecía luminosa, el
cacique más enojado aún, le dice: “ahí te voy a quemar” y envuelve la imagencita en
una hoja y la esconde en el techo de paja de la choza.
Juan Sánchez al enterarse de esto fue a buscar la imagen, la tomó sin que el
cacique supiera y reconoció en ella la imagen de la Virgen María con el bendito niño
Jesús y la colocó en un altar y fue a informar al párroco de la Villa, pero el sacerdote no
dio crédito a lo referido por el español. El domingo 9 de septiembre, decidió el cacique
la huida a los montes y los indios de la tribu se fueron con él. Al penetrar en el bosque
una culebra venenosa picó al cacique, viendo mortalmente herido y reconociendo en
ello un castigo de Dios por la conducta que había tenido con la Señora, se arrepintió
sinceramente y pidió a grandes gritos que le administraran el santo bautismo. Por
especial providencia de Dios, iba pasando un buen cristiano y le administró el santo
bautismo. El cacique recomendó a sus indios que regresaran con los blancos y a pesar
de sus atroces dolores murió en paz con Dios y con el ardiente deseo de contemplar en
el cielo a la “Hermosa Señora. Después de la muerte del cacique, los indios coromotos,
siguiendo sus recomendaciones y atraídos por el amor a la “Hermosa Señora” regresan a
su poblado, esta fue la primera Misión establecida en el país.
El 1º de Mayo de 1942, el Episcopado Venezolano decretó y proclamó a Nuestra
Señora de Coromoto por Patrona oficial de Venezuela.

“NUESTRA SEÑORA DE LA CHIQUINQUIRÁ” COLOMBIA


En el año de 1555, entre los primeros conquistadores, llegó Don Antonio de
Santana, con el cargo de encomendero de Boyacá, Colombia. Era muy devoto de la
Virgen, por lo cual mandó construir una capilla en su casa. En Tunja, por medio de Fray
Andrés de Jadraque, encargó a Don Alfonso de Narváez que hiciera una imagen de la
Virgen del Rosario.
Como la tela era más ancha que la larga, colocó a la derecha de la Virgen a san
Antonio, santo del encomendero y a la izquierda a san Andrés, patrono del Fraile que lo
contrató para hacer la pintura de la Virgen. La tela es de algodón, tejido por los
indígenas, y con pinturas elaboradas por ellos mezcla de barro de diferentes colores con
zumo de hierbas y de flores. La Virgen se encuentra de pie sobre una media luna. Lleva
sobre la cabeza una tela blanca que cae por los lados, recogiéndose sobre el pecho en
bien marcados dobleces. La túnica es rosa; el manto azul celeste cubre sus hombros,
baja por debajo del brazo derecho y llega hasta el izquierdo que sostiene al niño, medio
desnudo, y pasando un tanto por debajo de los pies de éste la mano de la Virgen parece
sostenido con las orillas delicadamente caídas, expresión que da la apariencia de
caminar. Un rosario le cuelga del dedo meñique de la mano izquierda a la Virgen, y en
su mano derecha tiene un cetro que se apoya sobre la rodilla del niño, que sostiene un
pequeño rosario en su manita izquierda y cogido con los dedos pulgar e índice de la
derecha un pajarito multicolor, que parece quedar sobre el pecho de la Virgen. La
Imagen fue venerada en la capilla de Don Antonio, pero en 1565 ya estaba bastante
deteriorada y fue arrinconada. Su coronación se hizo el 28 de junio de 1919.

“NUESTRA SEÑORA DE LA PROVIDENCIA”


PUERTO RICO
Esta advocación tuvo su origen en Italia y se difundió por toda Europa, de
España pasó a Puerto Rico. La imagen representa a la Virgen, sentada con el niño Dios
sobre las rodillas; teniendo amorosamente una de sus manos entre las suyas. En 1969,
todos los obispos de la isla , fervorosos devotos de la Virgen pidieron al Papa Paulo VI
en nombre del pueblo que nombrara oficialmente a Nuestra Señora de la Providencia
patrona de Puerto Rico y dio su consentimiento el 19 de noviembre del mismo año, La
fiesta patronal del 2 de enero pasó a ser el 19 de noviembre, aniversario del
descubrimiento de la isla. El 5 de noviembre del mismo año, se celebró la coronación
canónica, aunque la alegría se haya mezclado con lágrimas. La madrugada del mismo
día, manos sacrílegas prendieron fuego a la imagen, pero no fue destruida, nada mas
quedó bastante deteriorada; después restaurada. Impulsado por el Espíritu el Cardenal
Aponte dirigió palabras de aliento y esperanza a la asamblea... “Pero el fósforo que
encendió las llamas destructivas de nuestra patrona, sólo ha servido para encender aún
más la devoción y el amor de los puertorriqueños hacia ella...”

ESTUDIO COMPARATIVO DE ALGUNAS ADVOCACIONES


IMPORTANTES
Venezuela es la tierra de la Virgen como la bautizaron en el pasado. Diferentes
advocaciones marianas llenan el corazón de los creyentes a lo largo del territorio:
Coromoto, Divina Pastora, Chiquinquirá, Virgen del Valle, Nuestra Sra. De la
Consolación, Nuestra. Sra. del Rial, Auxiliadora, Nuestra Sra. Del Carmen, Del
Socorro, Inmaculada entre otras. (Concilio Plenario de Venezuela Documento n. 16, La
Iglesia ante las sectas y otros movimientos religiosos, C.E.V. Caracas 2006, n.112) Es
de vital importancia no abandonar, ni superficializar estas distintas devociones, que en
sí se sostienen del mismo culto de la Iglesia a María. Es importante trabajar con ellas
catequizarlas, teologizarlas y espiritualizarlas para lograr una verdadera pastoral
mariana, parroquial, diocesana, nacional y continental.
En esta sección del ensayo vamos ha realizar un ejercicio de profundización teológica
como un ejemplo para todos aquellos que desean conocer más a María y poder
evangelizar con ella. Tomando dos advocaciones conocidas y queridas por nosotros
iremos haciendo un estudio comparativo teológico y sacaremos a la luz muchos detalles
útiles a partir de su iconografía, contexto histórico y mensaje. Este ejercicio se puede
extender a todas las advocaciones.

COMPARACIÓN ENTRE LA COROMOTO Y LA GUADALUPE


La Virgen de Coromoto se aparece a unos indígenas, así mismo la Guadalupe.
Ambos pueblos autóctonos de América, en una época de evangelización pero también
de conquista, de lucha por imponer culturas y creencias. (Antonio Larocca SMC, “La
maternidad espiritual de María: acontecimiento. Permanencia, actualización de su
presencia.” Tesis Doctoral I.M.R.I. en Dayton OH, 2007, 134-141)
El resultado es la ayuda a la evangelización, a la creación de un nuevo pueblo de
la fe, mezcla de los pueblos que se encontraron en América. La cultura emergente es
cristiana católica, pero con características especiales, mexicana y venezolana,
latinoamericana. Una nueva mentalidad y cultura, mezcla de las dos anteriores. Un
idioma común para toda Latinoamérica, una fe común, unos valores comunes, pero con
sus diferencias.
La Guadalupe lleva el Niño dentro, está embarazada; el signo del trébol de
cuatro hojas en su vestido indica el lugar donde se encuentra la divinidad para la cultura
azteca, allí está Jesús, en el seno de María. La Coromoto tiene el Niño en sus piernas, lo
sostiene con el brazo. El Niño tiene el mundo en sus manos, indica la realeza de Jesús
respecto al mundo.
El manto de la Guadalupe es azul y representa el cielo, tiene en su vestido las
constelaciones estelares, que indican el día y la hora exacta de las apariciones. La
Coromoto tiene un manto rojo, está sentada en un trono, es reina junto con su Hijo.
Según otra interpretación no se trata de un trono sino de las formas de la caña con las
que construían las paredes de las chozas, ella estaría en la puerta de la choza del indio.
El mensaje de la Coromoto es simple y profundo: vayan a bautizarse donde los
blancos (capuchinos), aunque hubo varias apariciones de la Coromoto según la
tradición, se conserva este recuerdo solamente. La Guadalupe tuvo una historia escrita
desde temprano, en idioma Nahualt, que indica los varios diálogos y sucesos de estas
apariciones. En general muestra claramente el sentido de la maternidad espiritual: ¿no
estoy yo aquí que soy tu madre? (Nican Mopohua) También indica la identidad de
María, aunque no dice su nombre: yo soy la madre del Dios por quien se vive (Nican
Mopohua). El misterio de la Maternidad Divina y la Maternidad Espiritual de María se
expresan claramente aquí.
La Virgen de Guadalupe se aparece a un indio ya cristiano, ya creyente en Dios,
mientras que la Coromoto se aparece a una tribu no cristiana, para invitarlos a entrar y
formar parte de la Iglesia. Aquí vemos la figura de María como primera evangelizadora,
reveladora del misterio divino a pueblos nuevos que formarán parte de la Iglesia, el
pueblo de Dios formado por todos los pueblos de la tierra que habían sido dispersados
por el pecado. María se revela como madre de todos los hombres y al mismo tiempo
como madre de la Iglesia, su promotora más activa.
En ambas apariciones se percibe el trabajo de María, en obediencia a su Hijo en
la cruz, ser preocupada madre de sus discípulos, madre de la Iglesia, formadora de
Iglesia, el lugar donde todos tendrán su espacio “para que puedan ir al cielo”
(Coromoto), lugar donde no existe el mal, donde todas las personas, independiente de su
raza tendrán la plenitud de su existencia y de su sentido como seres humanos.
María va a la raíz de las cosas y quiere llevar a los pueblos hasta el paraíso que
se perdió en Adán y Eva, superando las divisiones humanas e históricas y yendo al
meollo de la salvación. Lo que está en juego es la dignificación plena del ser humano;
las varias culturas son de admirar pero al mismo tiempo esconden aspectos que no son
de Dios y hay que evangelizar. Todos los pueblos están sometidos a las
transformaciones de la historia, a las mutuas influencias, luchas y conquistas, pero la
tensión escatológica es la más profunda de todas y todos en algún momento deben
enfrentarla, es lo que muestra la historia de la Coromoto, al final el cacique busca a Dios
y se bautiza, porque ha llegado al fin de su vida y él lo sabe. En la Guadalupe el indio
Juan Diego vive por años y muere santamente, cuidando la capilla donde está la tilma
con la imagen. Juan Pablo II lo canonizó.
Respecto a la figura de ambas apariciones, la Guadalupe es el tipo de Virgen del
Apocalipsis, un motivo común medieval, donde la Virgen aparece con los signos de la
mujer de Apocalipsis 12, vestida de sol, con la luna a sus pies y estrellas en derredor. La
Coromoto por su parte es también un motivo común en las imágenes medievales, en un
trono con su Hijo el rey o príncipe del mundo, sentada como reina, sede de la sabiduría,
de la realeza divina. En la iconografía oriental encontramos diversas pinturas de la
Virgen que muestran facetas espirituales como la Virgen del Consuelo, Perpetuo
Socorro, Virgen de la Misericordia, etc. Podemos entender estas diversas facetas en las
varias representaciones de María, incluso en las advocaciones que encontramos en
Latino América. Que tienen una influencia europea y de Oriente.
Las dos advocaciones fueron nombradas patronas de sus respectivos países, pero
la Guadalupe tomó una relevancia mucho mayor y entró en la identidad del mexicano de
manera amplia y profunda mientras que la Coromoto se ha mantenido en general en un
perfil más bien bajo o medio, según las épocas. La Guadalupe se apareció en el centro
de la ciudad de México, que fue un virreinato de España, tuvo una influencia enorme
durante siglos, mientras que la Coromoto se apareció en una provincia periférica
Venezuela, y en medio de una selva, un poblado pequeño que se formó desde el
comienzo de las apariciones pero que nunca tuvo una gran relevancia. Fue el Hermano
Nectario María, de La Salle, quien reanimó la Coromoto y se fue dando el proceso para
patrona de Venezuela en el siglo XX. La fuerza guadalupana ha trascendido los límites
internacionales y es conocida en el mundo entero mientras que la Coromoto, siendo una
de las pocas apariciones aprobadas a nivel mundial es desconocida por casi todos y ni
siquiera en Venezuela tiene una fuerza considerable, aunque de manera general difusa
está debajo de la fuerza de toda la devoción mariana del pueblo venezolano y quien la
va descubriendo adquiere un don que es para todos los habitantes de esta tierra.
Por otra parte la Coromoto tiene un potencial misionero enorme, ella se aparece
a un pueblo todavía no cristiano, además se aparece a la familia y en su hogar, lo cual
invita y motiva profundamente a la misión, a la evangelización de la familia, a las
visitas de hogares, a las misiones populares, a ir por el mundo entero a realizar una
primera evangelización y una renovación de la evangelización en los pueblos
descristianizados. La Virgen de Guadalupe por su parte da una tendencia hacia estar con
María, contemplando su rostro, su presencia en la tilma de Juan Diego; la maternidad
espiritual, y por ser la imagen más extraordinaria a nivel mundial de tal tamaño y
expresión, no pintada por manos humanas, y por el ardor guadalupano de los mexicanos
y su constante estudio histórico, científico teológico, tiene tendencia a irse imponiendo
en cierta manera como una referencia mundial.

CONCLUSIÓN
En resumen toda cultura religiosa que se relacione con Dios y la creación se
expresa en manifestaciones características del pueblo creyente. El cristianismo se
manifiesta en la devoción popular con todos los elementos que lo caracterizan: fiestas,
imágenes, reliquias, santuarios, peregrinaciones, procesiones, danzas, plegarias,
novenas, artículos religiosos, velas, ofrendas entre otros. Estos elementos se ordenan a
su vez a los valores fundamentales del ser humano a la luz del misterio de la
Encarnación-Redención en las diferentes ocasiones celebrativas a lo largo del año
litúrgico. (Esquerda Bifét, Diccionario de la Evangelización, B.A.C. Madrid 2003, 629-
632) A su vez estos valores cristianos se encarnan es decir se inculturizan en la realidad
de cada pueblo y cultura y la evangelizan: la búsqueda de Dios, que solo los sencillos
pueden entender, la capacidad de la autodonación y el sacrificio en la defensa de la fe,
valoración de quien es Dios: Padre, providente y misericordioso presente y constante en
su amor que generan el sentido de la verdadera devoción con una fe paciente,
acogedora, entregada hasta la cruz en las realidades del día a día. (Juan Pablo II,
Evangelii Nuntiandi n. 48).
“La auténtica piedad popular basada en la Palabra de Dios, contiene valores
evangelizadores que ayudan a profundizar la fe del Pueblo.”. (C.E.L.A.M. Documento
de Puebla, n. 935). La piedad popular debe ser discernida, renovada continuamente y
formada es decir actualizada a las directrices de la doctrina católica. Eso implica un
continuo acompañamiento pastoral y un itinerario catequético-litúrgico apropiado. (Juan
Pablo II, Evangelii Nuntiandi n. 48 y Catequesis Tradendae n. 54). La piedad popular
mariana es en definitiva: auténtica, necesaria y evangelizadora y se fundamenta en esa
presencia de María, continua, maternal, solícita e intercesora, que el Pueblo de Dios
experimenta continuamente y a la cual se dirige en todas sus necesidades alegrías y
sufrimientos y que a su vez motiva el camino de cooperación de todo cristiano a la obra
de la redención. (Padre Javier Alson Harán SMC, La cooperación de María y de la
Iglesia en perspectiva ecuménica, Tesis Doctoral, I.M.R.I., Dayton OH, 2007, 59-61) El
descuido de su importancia abriría una brecha en el ser ontológico de la persona y de los
pueblos y dejaría abierta la posibilidad y la tentación a sustitutos de diferente índole y
sobre todo abriría una brecha a la problemática de las sectas evangélicas, esotéricas y de
todo tipo:
“Si la Iglesia no reinterpreta la religión del pueblo latinoamericano, se
producirá un vacío que lo ocuparán las sectas, los mesianismos políticos secularizados,
el consumismo que produce hastío y la indiferencia o el pansexualismo pagano.
Nuevamente la Iglesia se enfrenta con el problema: lo que no asume en Cristo, no es
redimido y se constituye en un ídolo nuevo con malicia vieja” (C.E.L.A.M. Documento
de la IIIº Conferencia Episcopal Latino Americana, de Puebla 1979, n.469)

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