Dominicos
Dominicos
Dominicos
celebraciones y oración
diálogo y comunidad
estudios y reflexión 5
Los Estudios en la Orden Dominicana
por Carlos Josaphat OP
Frei Carlos Josaphat Pinto de Oliveira es hijo de la Provincia Frei Bartolomeu de Las Casas de
Brasil. Es Maestro en Sagrada Teología, enseñó durante muchos años en la Universidad de Fribur-
go, Suiza, y en la Escola Dominicana de Teologia de Brasil. (Traducción de Julián Riquelme)
“In dulcedine societatis quaerere veritatem”. En un texto de del estudio como parte integrante de una institu-
carácter polémico, Alberto Magno definió con estas ción esencialmente volcada hacia apostolado (2).
palabras su ideal de vida dominicana, que podríamos En este trabajo, pretendemos destacar esta
parafrasear así: En la suave armonía de una comunidad primera intención creadora, que está en la base
fraterna, buscar la verdad con un estudio constante (1). de la Orden Dominicana, y después hacer un
El gran Doctor expresaba, en pleno siglo XIII, seguimiento de las vicisitudes de la vida intelec-
una experiencia que Santo Domingo inauguró, tual en las diferentes etapas de la historia de los
unos cincuenta años antes, y que su Orden debía Predicadores y de la Iglesia. Desearíamos con-
prolongar en el transcurso de los siglos. El carácter cluir subrayando algunas constantes de este pro-
más original de esa vida religiosa fue la inserción ceso histórico.
Orientación inicial
La necesidad del estudio, no como una obligación enviados a Paris para establecer el famoso conven-
de simple derecho positivo, sino como una exigen- to de Saint-Jacques, en 1217, por tanto, sólo un
cia vital, es absolutamente esencial a la Orden de año después de la aprobación de la Orden por
Predicadores. Ella es afirmada desde la primera Honorio III. Además, la finalidad de esta funda-
hora por el Fundador, y es recordada constante- ción es explicada así por uno de los participantes
mente por todos los textos constitucionales y por del equipo, fray Juan de España, cuando declara
todas las autoridades a través de los siglos (3). más tarde en el proceso de canonización de Santo
Aceptada esta ley vital y esta inspiración primera Domingo: Él envió a sus frailes a París “para estu-
(que sería innecesario exponer y documentar), diar, predicar y fundar una comunidad” (5).
pasamos a describir las principales realizaciones y En el 1220 y en el 1221, el Papa Honorio III se
las modalidades típicas, en las cuales ella se concre- refiere a los dominicos de París como religiosos dedi-
tiza a través de la historia intelectual de la Orden. cados al estudio de la “Sacra Página”, de la Sagrada
Desde el inicio, bajo el impulso de Santo Do- Teología (6). Igualmente, en Bolonia, vemos a los
mingo, continuado por sus sucesores y por los primeros dominicos entregados al estudio, pues fue-
Capítulos Generales, el estudio dominicano ad- ron enviados a esta ciudad universitaria con la misma
quiere un aspecto técnico y un carácter sistemático. finalidad (7). Estos frailes, entonces enviados a las
Una primera expresión de esta índole sistemática Universidades, no son simples estudiantes, sino pre-
es el hecho de que los primeros dominicos partici- dicadores activos. El hecho es realmente significativo
paron en la escuela de un maestro en Sagrada Es- de una concepción del estudio como parte integrante
critura, con el fin de capacitarse para la predicación de la vida de los religiosos ya formados, y de una
del Evangelio (4). A continuación, el mismo Santo visión del estudio en contacto, diríamos hoy en diá-
Domingo realiza las primeras fundaciones de su logo, con la gran institución universitaria. No se trata
Orden en ciudades universitarias. Cinco frailes son sólo de una lectura edificante de la Biblia, ni tampoco
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de la meditación de tipo monástico, para alimentar la se consagraran al estudio de manera constante y
piedad personal o comunitaria. Es la investigación y ordenada (8). Jamás la Orden renunció a esta idea
la reflexión allí donde los problemas doctrinales de la original de que el convento debe tener al respon-
época se presentan en toda su crudeza; el predicador sable suyo para los estudios (lector) y debe tener su
estudia en el ambiente en que se da el encuentro de ritmo de cursos para el perfeccionamiento intelec-
las disciplinas religiosas y profanas. No se resguarda, tual de los religiosos, sea cual fueren las modalida-
detrás de las paredes del claustro, sino que se prepara des de realización de este curriculum escolar y sea
para las luchas del espíritu en el mismo medio, abier- cuales fueren las vicisitudes históricas de este pro-
to y agitado, donde confluyen las diferentes tenden- grama (9).
cias y corrientes culturales. La orientación inicial del estudio dominicano
Sin duda, formados en las universidades y desde aparece con estas características esenciales: es un
temprano teniendo en ellas sus profesores, los estudio organizado, metódico, institucional, en
primeros dominicos pudieron hacer de los propios contacto con el medio universitario y abierto a la
conventos otras tantas escuelas, en que los frailes problemática de la actualidad.
Los primeros pasos
Desde el primer momento, la Orden de Santo través de los siglos XIII y XIV, para gran utili-
Domingo tiene consciencia de su especial misión dad de profesores y estudiantes (12).
doctrinal y de que el estudio es el medio insusti- En una perspectiva que hoy llamaríamos “positi-
tuible para su realización. El gran teólogo y Maes- va” y “pastoral”, trabajó con dedicación San Rai-
tro de la Orden, Cayetano, expresará una convic- mundo de Peñafort (elegido Maestro de la Orden
ción enraizada profundamente en los hechos his- en 1238). Por mandato del Papa Gregorio IX, com-
tóricos, al declarar en el Capítulo General de piló las Decretales, y compuso, para ayuda de los
1513: “Que otros se alegren de sus prerrogativas; en cuan- confesores, una Suma casuística o De Penitentia (13).
to a nosotros, si no nos distinguimos por la Sagrada Doc- En la primera infancia de la Orden Dominica-
trina, nuestra Orden ya no tiene más razón de ser” (10). na, esta orientación bíblica y positiva se alía con
Sin embargo, este ideal bien preciso, de estar al cierta desconfianza hacia las novedades filosóficas.
servicio del Evangelio y de la Iglesia, mediante un Las Constituciones primitivas prohíben el estudio
trabajo intelectual incansable, se realiza con gran de las obras paganas y de los filósofos: “In libris
flexibilidad y no excluye penosas oscilaciones en gentilium et philosophorum non studeant etsi ad horam
momentos de crises culturales. inspiciant” (14). Nótese que en la misma época el
Las primeras décadas de la historia dominica- Papa Gregorio IX establecía para la Universidad de
na ya suministran algunos ejemplos bastante París, normas muy rigorosas en el sentido de una
significativos. Así Santo Domingo exhorta a sus estricta fidelidad a la Tradición teológica, prohi-
frailes “a estudiar constantemente el Nuevo y el Anti- biéndole el estudio y la enseñanza de Aristóteles,
guo Testamento” y a “estar siempre ocupados en la lectu- como también el recurrir a un vocabulario teológi-
ra, en la predicación y en la oración” (11). La Sagrada co, diferente del lenguaje bíblico (15). Estamos en
Escritura es el primer objeto, diríamos el manual 1228-1229. Sin embargo, doce años después, San
o la cartilla de base, para estos predicadores en Alberto inicia el trabajo sistemático, que Santo
constante actividad de reflexión sobre la Palabra Tomás llevará a cabo: interpretar, adaptar y rectifi-
de Dios. Por lo demás, el primer trabajo, al que car al “Filósofo”, haciendo de su Metafísica y de su
se entregan colegialmente los dominicos, es la Ética el instrumento conceptual para la elabora-
corrección del texto bíblico. Esta actividad de ción teológica de los datos de la Fe. La misma
revisión de la Vulgata Latina, prescrita por el fidelidad a la ortodoxia, que inspiró la desconfian-
Capítulo General de 1236, se prolongará durante za y la prohibición de Aristóteles, conducirá a su
veinte años. El Maestro y después Cardenal Hu- utilización cada vez más firme y consciente.
go de San Caro irá más lejos: emprenderá la revi- No obstante, antes de alcanzar esta madurez,
sión de la Vulgata de San Jerónimo, confrontán- la joven escuela dominicana da otro ejemplo de
dola con los textos hebreo y griego. La iniciativa profunda adhesión a la fe y de perfecta docilidad,
del mismo Hugo de San Caro y la colaboración pero también de una búsqueda todavía vacilante
de muchos frailes permitirán la creación de las en el nivel de la ciencia teológica. En 1241, la
“concordancias bíblicas”, labor paciente a la que Universidad de París condena una serie de erro-
se consagraron los dominicos de Saint-Jacques a res, comenzando por la negación de la visión
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beatífica (16). Los Capítulos de la Orden Domini- dejándonos dos “cuodlibetos”, uno anterior y
cana, en 1243 y 1244 prescriben a los frailes que otro posterior a la condenación de 1241, siendo
borren de sus “cuadernos” tales doctrinas “perni- precisamente el segundo la refutación del prime-
ciosas” y se abstengan de novedades (17). Todo ro. Nos inclinamos a pensar que el mal paso de la
indica que algunos maestros dominicos habían incipiente escuela de Saint Jacques impresionó al
enseñado la imposibilidad de la visión inmediata joven Tomás de Aquino, que hacía su noviciado y
de Dios, dejándose llevar por el deseo poco segu- sus primeros estudios en el momento en que las
ro de integrar en su construcción teológica algu- autoridades de la Orden exigían las retractaciones
nos datos de la tradición oriental introducidos de los Maestros y las correcciones de los cuader-
recientemente en Occidente. nos escolares. La insistencia de Santo Tomás en la
Entre estos maestros se encontraban Hugo de posibilidad de la visión beatífica, en el deseo “na-
San Caro y Guerric de St. Quentin. Este último se tural” de ver a Dios, encuentra en este contexto
retractó humildemente de su primera enseñanza, histórico y cultural su primera explicación (18).
Genios y carismas
En las tres primeras décadas de su existencia, la Or- Conocemos mejor las etapas de la vida de Santo
den Dominicana irradia la agradable impresión de Tomás. Ellas pueden servirnos de punto de referen-
una infatigable labor intelectual, inspirada y sustenta- cia. Tomás viene a la Orden como “joven universi-
da por un amor muy fuerte. Se observa una extraor- tario”, atraído por fray Juan de San Julián, profesor
dinaria variedad de iniciativas. Se cultivan los talentos. en Nápoles hacia 1240. La existencia y la calidad del
Se crea un ambiente de estu- equipo dominicano de Nápo-
dio. Se forman equipos y en- les son decisivas para la vo-
cuentran instrumentos de cación de Santo Tomás. En
trabajo. Esta red de conven- este ambiente de vida y pre-
tos, donde se ora, se estudia y dicación evangélica y de aper-
se predica, está preparada para tura al Aristotelismo, el joven
recibir los dos regalos supre- universitario experimenta por
mos: los genios y los carismas. anticipado lo que será su
Los dos grandes doctores, San nueva existencia. Y desde
Alberto y Santo Tomás, po- que heroicamente consigue
drán dedicarse, in dulcedine ser novicio dominicano, vivir
societatis, a la tarea para la cual para él será tan sólo “quaerere
fueron destinados por el bien veritatem”: en un clima de
de la Iglesia: quaerere veritatem profunda oración, estudiar y
(19). No entra en la perspecti- enseñar. Él será sencillamen-
va de este artículo ni cabe te un alumno y un maestro,
dentro de sus límites analizar que se traslada según las exi-
la elaboración de la Teología, iniciada por San Alber- gencias de los programas escolares. Estudia en París
to y realizada por Santo Tomás. En esta reflexión y en Colonia de 1245 a 1252. Siendo Bachiller en
sobre las instituciones y su vitalidad, intentaremos Teología, por recomendación de su Maestro San
destacar el papel de la comunidad religiosa en la pre- Alberto, pasa a enseñar en París de 1252 a 1255.
paración de esta síntesis y en su difusión. Precozmente Maestro en Teología, se dedica a co-
Como por instinto, estos dos santos buscaron la mentar la Sagrada Escritura, las “autoridades” tradi-
Orden Dominicana, que no les llamaba la atención cionales y a Aristóteles, al mismo tiempo en que
por el prestigio ni tampoco por poseer antiguos inaugura los caminos de la Teología con sus
monasterios. Les fascinaba la audacia evangélica y el “Disputationes”, de 1259 a 1268. De nuevo en Pa-
gusto por el estudio. Y esto se lo ofrecía la Familia rís: 1269-1272. Regresa a Nápoles, donde iniciar a
de Santo Domingo. También ella pronto los reco- su vida universitaria y dominicana; y allí terminará
noció, anticipándoles un voto de confianza, que les su carrera: 1272-1274.
permitiese una relectura más audaz de la Tradición y Guillermo de Tocco informa sobre el impacto
una utilización plena de todo aquel material filosófi- causado por la originalidad serena y audaz del
co que las Constituciones de 1228 habían prohibido joven Maestro Tomás de Aquino. Con mucho
como “libri gentilium et philosophorum” (20). gusto el biógrafo se complace en la repetición de
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las palabras “nuevo”, “nueva”, “novedad”: “Con El fenómeno se repetirá siempre en la historia
su enseñanza suscitaba nuevos problemas y encon- intelectual de la Orden y de la Iglesia: la fidelidad a
traba un método nuevo y claro para resolverlos, la Tradición en un Vitoria, un Lagrange, un Chenu,
aduciendo argumentos nuevos y sus soluciones. dará la misma impresión de una tranquila renova-
Escuchándolo enseñar así cosas nuevas y con nue- ción revolucionaria.
vas razones resolver las dudas, nadie podría dudar Santo Tomás no sólo defenderá, contra los
que Dios lo hubiese iluminado con los esplendo- “impugnantes” y los “retrahentes”, el ideal dominicano
res de una nueva luz. Porque desde temprano po- de consagración al estudio y a la enseñanza de la
seía un juicio tan seguro que no dudaba en ense- Verdad divina, sino aun como teólogo, exaltará
ñar y en escribir las nuevas doctrinas, que Dios se este tipo de vida como la más perfecta expresión
dignara inspirarle de manera tan nueva” (21). del Evangelio (22).
Organización de los estudios
Si la Orden Dominicana manifiesta una extraordi- a la ciudad, salvo gran necesidad” (N° 48). No olvidar que
naria fecundidad de Maestros y centros de estu- en ese tiempo los conventos tenían muchas obliga-
dios, si los talentos en ella florecen y los genios ciones de Misas de sufragio o de otras intenciones, lo
pueden germinar e irradiar la Ciencia Sagrada a cual producía cierta tensión entre los oficios de la
través de los siglos, se debe a que, desde el primer Iglesia y los deberes del estudio constante y del minis-
momento, la organización de los estudios constitu- terio de la Palabra. “Los priores, visitadores y Maestros de
yó una preocupación dominante para Santo Do- estudiantes han de velar para que ellos se apliquen constante e
mingo, para sus sucesores y para las autoridades de diligentemente a los trabajos escolares” (N° 52-54) (24).
los diferentes niveles de gobierno. Desde 1220 y Además del esfuerzo por promover efectivamen-
1221, bajo el impulso del proprio Fundador, se te un clima de estudios para los jóvenes en formación
bosqueja una legislación sobre los estudios absolu- y para todos los religiosos, merece especial atención
tamente original. Ella formará parte de las Consti- el cuidado constante por adaptar el contenido de los
tuciones de 1228. Y en adelante, cada Capítulo estudios a las necesidades de la Iglesia y a las exigen-
General se esfuerza en legislar sobre los estudios, cias de la misión apostólica de la Orden en cada épo-
que se desarrollan con una rapidez sorprendente, ca histórica (25). Ya hemos podido constatar que las
acompañando la aparición de los conventos. Constituciones primitivas y los primeros Capítulos
En el Capítulo de Valenciennes en 1259, tene- Generales orientaban los estudios de los Predicado-
mos un conjunto de prescripciones: las famosas res hacia la Sagrada Escritura, hacia las disciplinas
“Ordenaciones de los cinco Maestros”. Entre estos se eclesiásticas, como el Derecho Canónico y la admi-
encontraban Santo Tomás de Aquino, San Alberto nistración de los sacramentos, principalmente de la
Magno y el Bienaventurado Pedro de Tarantasia, Penitencia. Antes de San Alberto y de Santo Tomás,
que es el futuro Papa Inocencio V (23). La presen- la discreción, e incluso la desconfianza, frente a la
cia de los grandes pioneros de la Teología en estas Filosofía y las novedades doctrinales, es bastante
asambleas deliberativas tiene una gran importancia acentuada (26). A partir de estos dos grandes docto-
para hacer progresar las instituciones, beneficiando res, que merecen la total confianza de la Iglesia y de
con las luces de sus genios a todo el conjunto de la la Orden, ésta se ve dotada de una síntesis teológica,
comunidad. Es notable el carácter de realismo que que no es impuesta en los tres primeros siglos, sino
predomina en esas determinaciones de los cinco que es abrazada espontáneamente, por la mayor parte
“Maestros”. Se reconoce allí la marca de la expe- de los Frailes Predicadores (27).
riencia y de la reflexión de varones buscadores de Al final del siglo XIII, particularmente con oca-
la verdad y conocedores de las fallas y flaquezas sión de las condenaciones de algunas tesis tomistas
eventuales, de un sistema educativo. por el obispo de París y por el arzobispo de Cantua-
Retengamos, por ejemplo, las determinaciones ria (28), la Orden se ve en la necesidad de defender
siguientes: Es indispensable primero que nada pro- los escritos “del Venerable Padre Fray Tomás de
porcionar a los profesores y a los alumnos tiempo y Aquino” (Capítulo de Milán, en 1278) (29). Varios
ambiente favorable para los estudios. Manda entonces Capítulos Generales piden que se siga la doctrina de
el Capítulo: “que los lectores (= profesores) no sean ocupados Santo Tomás. Toda una pléyade de Maestros domí-
en funciones o trabajos que les impidan dar sus cursos” (N° nicos se empeña en seguir y profundizar, con más o
39). “Que en la hora de los cursos los frailes no sean ocupados menos éxito, las grandes líneas de la síntesis de S.
en la celebración de Misas o cosas de este género, ni tengan que ir Tomás, a fines del siglo XIII y en la primera mitad
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del siglo XIV. Son bien conocidos los nombres de mo consigue imponerse, gracias a los grandes Maes-
los primeros “tomistas”: Juan Quidort, Hervé tros como Capreolo, en un clima polémico de anti-
Nedélec, Hanibaldo de Hanibaldis, Tomás de Sutton. nominalismo, anti-neoplatonismo y anti-escotismo.
La canonización de Santo Tomás, en 1323, des- Tratando de sintetizar las grandes líneas de esta
tacó, aún más, su autoridad, intensificando el mo- evolución doctrinal, diríamos que Santo Tomás
vimiento de unificación doctrinal de la Orden en conquista a su Orden y a los medios universitarios
torno a la Teología de este Maestro. Sin embargo, de los siglos XIII al XV, en virtud del valor de su
no se establece una uniformidad absoluta. Corrien- síntesis doctrinal, y después de un debate con las
tes neoplatónicas encuentran seguidores entre los diferentes corrientes que disputaban las preferen-
domínicos del siglo XIV. Entre ellos, cabe mencio- cias de los Maestros y de los Centros de Estudios.
nar al Maestro Eckhart, cuya mística tuvo gran re- Las autoridades de Orden e incluso de Iglesia no
percusión en Alemania. El nominalismo hizo tam- permanecían indiferentes ante la influencia crecien-
bién sus infiltraciones en la Orden de Predicadores, te de quien, ya en el siglo XIV, se lo reconocía
a tal punto que se puede constatar, al final del siglo como el “Doctor Común” (31). Ellas incentivaban
XIV, que el tomismo experimentó más bien una este progreso del tomismo con aprobaciones y
regresión que un progreso en el mundo del pensa- exhortaciones y aún con intervenciones más efica-
miento de entonces (30). En el siglo XV, el tomis- ces, cuando era necesario.
Sistema escolar
Recordemos algunos datos para poder bosquejar éstos están los Studia Generalia o Supremos, abiertos a
una imagen concreta del sistema de formación do- los estudiantes de toda la Orden. El número era de
minicana desde el siglo XIII y su evolución en los cinco en 1248: París, Bolonia, Oxford, Montpellier y
siglos siguientes. Después de las dudas del comien- Colonia. Al comienzo del siglo XIV, se tomó la deci-
zo, se constata al final del siglo XIII que los estu- sión de multiplicar esos Studia Generalia, en la propor-
dios de las “artes liberales” se generalizan. El joven ción de 15 para 18 provincias.
novicio debe aprender, si aún no la ha estudiado, “la Desde los inicios, surge el principio de la especia-
gramática”: lo que equivale a nuestros estudios clási- lización por lo menos en lo que concierne a las len-
cos; e iniciar durante tres años, en un Studium Artium guas (hebreo, árabe y griego). En este contexto, es
o Logicale. Al comienzo del siglo XIV, esos Studia se conocido el Studium Arabicum en Barcelona (a partir
multiplican, sostenidos por un cierto grupo de con- por lo menos de 1259). Los Studia Linguarum se mul-
ventos: en la Provincia de Tolosa, por ejemplo, tres tiplican en el siglo XIV. Ellos pretenden proporcio-
conventos sustentaban el Studium. Después de esta nar una preparación adecuada para los estudios bíbli-
formación en las “artes liberales”, donde predomi- cos, junto con el apostolado entre árabes y judíos.
naba la Lógica, el estudiante domínico se consagra- Con estos últimos, es verdad, se trata casi siempre de
ba, del mismo modo, a la Filosofía, en un Studium controversias y disputas bastante vehementes.
Naturalium. Ahí el futuro Predicador asimila la Filo- Este sistema escolar se amplía notablemente en
sofía Natural, aprendiendo los Tratados Cosmológi- el siglo XVI, bajo la inspiración de las controversias
cos, Psicológicos y Metafísicos de Aristóteles. y mediante la integración de la civilización humanís-
Ha llegado entonces el momento de los estudios tica. Entonces, el sistema escolar dominicano es
teológicos. Estos pueden efectuarse durante tres años enriquecido con la enseñanza sistemática de la
en la escuela del propio convento. La Orden dispone, “Controversia”, de la “Teología positiva”, de la
en el siglo XIV de los Studia Bibliae et Sententiarum, “Historia Eclesiástica”; sin embargo, su estructura
junto con los Studia Moralis Philosophiae para las cien- básica continúa siendo, después del Curriculum Philo-
cias morales y políticas, según las grandes líneas de la sophicum, el Cursus Theologicus, constituido, en general,
Ética Aristotélica. Para la formación de los Lectores, por un Comentario Magistral de la Suma Teológica,
se constituyen los Studia solemnia, que corresponden a y un Cursus Biblicus, que consiste en una lectura más
lo que hoy son los Studia Provincialia. Por encima de o menos técnica de la Sagrada Escritura (32).
Los Teólogos y el Nuevo Mundo
El siglo XVI resplandece como una época de reno- religiosos como la Orden Dominicana, la Reforma
vación universitaria. Después de las crisis que sacu- católica se anuncia con la aparición o el resurgimien-
dieron las instituciones eclesiásticas, golpeando al to de centros importantes de estudios, de piedad y
proprio papado y extendiéndose a los organismos de expansión misionera. Desde el punto de vista
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que aquí nos preocupa, verificamos tal florecimien- Como símbolo de esta actitud, citemos un nom-
to de los estudios teológicos, particularmente en la bre entre todos simpático: Francisco de Vitoria. El
Orden Dominicana, que se puede hablar con razón Maestro Vitoria es un hombre-síntesis. Él es un dis-
de una “Segunda Escolástica” (33). El convento de cípulo de Saint-Jacques, a donde viene a estudiar y a
Saint-Jacques en París se convierte en el centro de enseñar en el momento de la segunda renovación de
una renovación, que se irradia más allá del territorio este centro universitario (de 1510 a 1523). Superando
francés (34). Lo mismo sucede en Italia donde bri- las polémicas puramente escolares, y formado bajo la
llan los grandes comentadores Cayetano y Silvestre influencia de las corrientes doctrinales más vastas de
de Ferrara. La Península Ibérica sobresale por el la Europa de entonces, Vitoria llevó a Salamanca el
número y por el vigor de sus pensadores en medio gusto por el estudio riguroso, la sensibilidad de un
de este renacimiento filosófico y teológico. humanismo comprensivo y la interrogación audaz de
Los Maestros de la Escuela Dominicana parecen las cuestiones aún inéditas. Él será como el Sócrates
caracterizarse por dos grandes tendencias. La prime- para una escuela tomista, desde donde saldrá una
ra es una estricta fidelidad a Santo Tomás, la cual se pléyade de teólogos de primer valor. Domingo de
convierte en casi una ortodoxia sistematizada; se Soto, Melchor Cano, Martín de Ledesma, Domingo
forma una “escuela to- Báñez, Tomás de Le-
mista” que cristaliza sus mos, para citar sólo los
posiciones polemizando mayores entre los gran-
con otras Escuelas de des. Centenas de alum-
Teología Católica. A nos, probablemente mil,
veces el apegarse mate- acudían a las clases de
rialmente a Santo To- Vitoria. Según el testi-
más, impide la percep- monio de Melchor
ción de ciertos hechos Cano, nadie lo igualaba
dogmáticos importantes, en la capacidad y en el
como el progreso del gusto por enseñar.
sensus fidei y la apertura Adopta la Suma Teológica
creciente del magisterio de Santo Tomás como
de la Iglesia en relación a la Inmaculada Concepción. texto para comentar. Dicta su clase, dando a esa mul-
Por otra parte, los debates teológicos en torno a los titud de estudiantes el tiempo para copiarle los cursos
problemas de la gracia y de la libertad, limitan los casi con las mismas palabras. Sin embargo, el Regente
horizontes de la reflexión teológica. Comentarios de Estudios de Salamanca nos interesa particular-
predominantemente defensivos de la síntesis tomista, mente bajo un aspecto: aún hoy, la Teología y la Filo-
construidos en la perspectiva anti-nominalista o anti- sofía Social no consiguen explorar de manera exhaus-
escotista, compendios elaborados en el clima de po- tiva y prolongar con la audacia conveniente las gran-
lémicas restringidas, conservaban sin duda una pre- des intuiciones de Vitoria en el terreno del Derecho
ciosa herencia doctrinal; pero también marcaban la Internacional. La doctrina de Vitoria, particularmente
cristalización de posiciones y una incapacidad de su manera franca y valiente de encarar la teología
apertura a los problemas nuevos, que surgían en la misionera, que un Bartolomé de Las Casas llevará a
relación entre evangelización y culturas. ejecución con energía y heroísmo, parecen simbolizar
En realidad, se descubría entonces el Nuevo para nosotros la característica primera de la actitud
Mundo. Y la antigua Europa podía ver intelec- dominicana: fidelidad inquebrantable, que sabe basar-
tualmente un mundo nuevo. El mérito de los se en los datos de la Tradición, para estudiar los pro-
pensadores españoles precisamente fue de abrir- blemas de la Iglesia y del mundo de hoy.
se a estos amplios y nuevos problemas, dando Con la gracia que le es propia, Juan de Santo To-
así una segunda característica al tomismo del más merecería que fuera destacado de modo especial.
siglo XVI. Además de la fidelidad a la Summa Desgraciadamente la “Segunda Escolástica” no se
Theologica, que ellos comentan e ilustran, saben prolongará de forma homogénea y duradera.
imitar al santo Doctor en aquella audacia que La crisis revolucionaria golpeará a las instituciones
Guillermo de Tocco exaltaba: abordar las “cues- eclesiásticas al final del siglo XVIII y al comienzo del
tiones nuevas”, con “nuevos argumentos” y bajo siglo XIX. Las Órdenes religiosas y las instituciones
una “nueva luz”. La Teología camina con el de enseñanza, como las Universidades católicas, se-
pueblo de Dios en marcha. rán desmanteladas por la Revolución Francesa y
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otros conflictos que la seguirán. Antes de esta tem- restauración de la Escolástica, particularmente del
pestad, discípulos de Santo Tomás, de los cuales Tomismo, bajo el impulso de León XIII, la vuelta a
Billuart es el prototipo, habrán encapsulado el to- los comentadores, el recurso a los compiladores y la
mismo en síntesis, que los manuales divulgarán de utilización de los manuales aparecieron como la acti-
forma tan clara como insípida. En el momento de la tud más espontánea, casi como la solución más fácil.
Restauración y Renovación
La restauración de la Orden Dominicana en Fran- de ser nosotros mismos, completamente dominicos antes de
cia, gracias a la iniciativa de Lacordaire, significó no empeñarnos en propagar y perpetuar la familia por un nuevo
un simple restablecimiento de lo que existía antes de nacimiento. Ahora bien, no nos basta, para ser completamente
la revolución, sino una vuelta a las fuentes. Es visi- dominicos, conocer y practicar la disciplina de la Orden. Es
ble el empeño por revivir la intención primera de la necesario además que seamos iniciados en la ciencia de la cual
obra de Santo Domingo, dentro de un fervor a ve- ella es depositaria y que ella recibió del Doctor más perfecta-
ces romántico y de una sensibilidad a menudo inge- mente realizado, que Dios dio a su Iglesia. La doctrina de
nua para las aspiraciones y a los gustos de nuestro Santo Tomás de Aquino es la savia que corre por las venas de
tiempo. Según los restauradores del siglo XIX, esta la Orden y le conserva la poderosa originalidad. Quien no ha
vuelta a las fuentes era tanto más delicada cuanto la estudiado a fondo puede ser un dominico de corazón; pero no lo
Tradición dominicana era compleja, extendiéndose será nunca por la inteligencia” (36).
por varios siglos y comprendiendo prácticas y com- El segundo documento es la relación presentada
portamientos a veces heterogéneos. por Lacordaire al término de su cargo de prior pro-
Sin embargo la gran inspiración era reencontrar vincial. Ahí manifiesta la visión, que tenía la joven
una Orden apostólica, animada por el espíritu de Provincia de Francia, sobre la importancia y la misión
oración y consagrada al estudio. Este ideal se reveló de Santo Tomás: “Nuestros estudios, aunque aún no han
fecundo, a pesar de los equívocos accidentales, los alcanzado todo su desarrollo, ya vencieron las primeras dificul-
dolorosos desentendimientos, las discusiones sin fin tades de un centro que resurge. Santo Tomás es el astro que los
sobre observancias o instituciones (35). La genera- ilumina, como siempre aconteció, enseñado con convicción, pero
ción actual debe adaptar, ajustar o reajustar muchas sin esa idolatría supersticiosa que no permite injertar nada
cosas para que esta inspiración primera se exprese fuera de él, y que haría de su letra un límite, mientras que ella
de forma adecuada en nuestros días. En lo tocante es un fuego vivificante” (37).
al capítulo de los estudios y de la vida intelectual Historiadores, como Walz, tienen razón al
destaquemos algunos hechos más significativos en señalar que la “sabiduría tomista” se transmitió
este movimiento restaurador de Lacordaire. sin solución de continuidad, a través de algunas
Éste nos dejó dos documentos que testimonian Provincias, que han mantenido sus organizaciones
su actitud respecto a los estudios y a la misión intelec- y sus actividades intelectuales durante los siglos
tual de la Orden. El primero es su carta al Maestro XVIII y XIX. Se puede citar, por ejemplo, algu-
dela Orden, en el momento en que el pequeño equi- nos nombres entre los que influyeron en la reno-
po de los futuros restauradores concluye su novicia- vación de la escolástica, esbozada bajo el pontifi-
do. Lacordaire pide entonces al Maestro de la Orden cado de Pío IX y manifestada plenamente bajo el
el permiso para ir a Roma y allí consagrarse a la pro- impulso de León XIII (38). Sin embargo, la Filo-
fundización doctrinal, y a la seria formación teológi- sofía y la Teología, después de las sistematizacio-
ca, a fin de ser domínico “no sólo de corazón, sino también nes de Gaudin y de Billuart, no encuentran una
de inteligencia”. Este texto merece ser leído, pues ex- expresión original, durante el siglo XVIII y la
presa bien lo que “el Abate Lacordaire” espera recibir primera mitad del siglo XIX.
para ser un auténtico fraile predicador. Después de La restauración aparece así como una “vuelta al
exponer al Maestro de la Orden “el resultado de sus tomismo”, en el sentido de una lectura del texto de la
reflexiones durante el noviciado”, esto es, el reconocimien- Suma Teológica y de un reencuentro con las síntesis de
to de la solidez de la vocación dominicana del pe- los siglos XVII y XVIII. Al final del siglo XIX y
queño grupo, y después de recordar la urgencia de las comienzo del siglo XX, se intensifica este retorno a
tareas apostólicas y “el gran número de eclesiásticos y de Santo Tomás, pero con una ampliación de perspecti-
laicos que solicitan su admisión a nuestra vocación”, Lacor- vas y una mejor información positiva. Se lee a Santo
daire aborda el tema central de su carta: “Pero estas Tomás, situándolo en su contexto histórico doctrinal;
consideraciones deberían ceder en nuestro espíritu a la necesidad a través de la comparación de sus obras, se acompaña
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la elaboración de su pensamiento y se destacan sus los dos Maestros del siglo XVI serán insertados en la
etapas más importantes. Al mismo tiempo, se realiza Edición Leonina de la Suma Teológica y de la Suma
un contacto con los comentadores más autorizados, contra Gentiles. Juan de Santo Tomás goza de una es-
Cayetano y Silvestre de Ferrara. Los Comentarios de tima muy particular entre los tomistas del siglo XX.
Conclusiones
Al terminar esta reflexión, intentamos sintetizar xión. Teniendo a la vista particularmente la reali-
las grandes líneas y lo que nos parece ser la dad latino-americana y la etapa pos-conciliar, nos
orientación de la vida intelectual dominicana a inclinamos a pensar que un gran esfuerzo debe ser
través de la historia. hecho en el sentido de la creación de instituciones
El gran principio animador y orientador de la vida e instrumentos del quehacer teológico, siguiendo el
dominicana es sin duda la vida en común, diríamos humilde y audaz deseo de imitar a los pioneros de
una vida de comunión, en la oración y el estudio, en las épocas de renovación, la joven escuela domini-
vistas al apostolado. Hoy, si consideramos la evolu- cana de Saint-Jacques en los siglos XIII y XVI,
ción de la Iglesia, desde el siglo XIII hasta nuestros Vitoria y el equipo de Salamanca, Lagrange y la
días, se puede decir que el ideal del estudio en vista Escuela Bíblica de Jerusalén, Gardeil, Chenu y el
del apostolado se generalizó, penetró en la estructura Saulchoir, para citar sólo algunos ejemplos (39).
de los Institutos religiosos y en las costumbres del Destaquemos todavía una tercera característica
clero diocesano. La característica de la Orden aquí emparentada con la precedente. Desde el inicio,
será sobre todo, una cuestión de intensidad, de cali- Santo Domingo encamina a sus hijos a las Universi-
dad y de sistematización orgánica de los estudios. La dades; y en todas las etapas de la presencia actuante
primera nota de esta organización es la continuidad de la Orden en la Iglesia y en el Mundo, ella desa-
de los estudios en la vida de cada predicador y en la rrolló su organización de estudios en comunión con
estructura de cada convento. En toda la historia de la el cultivo superior de las ciencias en los medios
Orden, se percibe esta insistencia: todo convento es universitarios. Observamos que desde temprano, el
una escuela, y el domínico formado ha de estudiar y estudio dominicano se diferencia del estudio mo-
enseñar siempre. No se trata sólo de una reflexión nástico, no mirando sólo a la edificación espiritual,
lúcida, sino contextualizada, sobre los problemas sino tratando de ser útil al prójimo e insertarse en el
apostólicos; de algunas “quaestiones disputatae” en diálogo con el esquema de vida del pueblo. La rela-
torno a uno u otro aspecto más complicado de la ción con las Universidades, bajo variadas formas,
Pastoral. Sean cuales fueren las vicisitudes históricas, sugeridas por las circunstancias de tiempo y lugar:
el convento dominicano deberá encontrar su estilo este es el ideal estimulante para una teología viva.
comunitario de reflexión y de investigación, dotado Esta no puede tener la pretensión de preservarse de
de cierta calidad técnica y capaz de servir a la Iglesia las corrientes actuales del pensamiento y de las ma-
en el breve y en el largo plazo. Habrá y debe haber, nifestaciones modernas de la civilización; o querer
en la Orden, conventos especializados para la forma- estructurarse fuera de esas corrientes, para después
ción de novicios y de estudiantes. Pero, la distinción volver al contacto con ellas e iniciar el diálogo. Una
entre conventos de estudio y conventos de ministerio cosmología, una antropología, una filosofía del arte
es excesivamente un equívoco verbal. Toda casa o de la técnica, elaboradas dentro de la mentalidad
dominicana, consagrada al ministerio, ha de estar pre-científica, a partir del sentido común y de la
inexorablemente consagrada al estudio. experiencia vulgar, constituirán un instrumento
Una segunda conclusión del análisis, incluso inadecuado para una teología realmente presente y
sumario, de la historia de la vida intelectual domi- actuante en la era tecnológica.
nicana es la búsqueda de una fidelidad profunda a En perfecta consonancia con el Evangelio y
la Iglesia y de un empeño por ser útil a corto y a con las mejores aspiraciones de nuestro tiempo, la
largo plazo. De ahí la magnitud universal de los Iglesia manifiesta hoy mayor confianza en la Inte-
estudios, la tentativa constante de los pioneros en ligencia humana, exalta y practica el diálogo,
las diferentes disciplinas positivas, sobre todo bí- desea y promueve el contacto con las culturas o
blicas, al lado de una reflexión filosófica y teológi- esquemas de vida de los pueblos, estimula la in-
ca, que busca prolongar los principios y la doctrina vestigación y la reflexión teológica, con gran am-
de S. Tomás. En los días de hoy, no faltan ejem- plitud de visión y notable apertura de espíritu. La
plos de grandes centros de investigación y refle- Orden Dominicana, que sirvió a la Iglesia en
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tiempos más difíciles y en condiciones menos veritatem. “En la suave armonía de una comunidad
favorables, ha de sentirse plenamente a gusto en fraterna”, juntos deberíamos “buscar la verdad”
esta etapa de renovación y de libertad, para con- con un estudio constante al servicio del Evange-
sagrarse a su misión: In dulcedine societatis quaerere lio, de la Iglesia y de la humanidad.
Notas
Para indicar las fuentes, se utilizan las siguientes abreviaturas: 1220; ver en M.-H. VICAIRE, Saint Dominique de Caleruega, d'après les
Charlutarium… = DENIFLE=CHATELAIN, Charlutariam documents du XIIIe siècle, París, 1955, p. 115 y 175.
Universitatis Parisiensis, 4 vol., Paris, 1889-1897. 10 Citado en la Ratio Studiorum Fr. Ord. Praed., Roma 1965, p.
DOUAIS = C. DOUAIS, Essai sur l´organisation des études 13.
dans l´Ordre des Frères Prêcheus au treizième et quatorzième 11 Testimonios de Fr. Juan de España y de Fr. Rodolfo en el
siècles (1216-1342), Paris – Toulouse, 1884. Proc. De canonización, n. 29 y 32; MOPH, t. XVI, pp. 147 ss.
FERET = H. M. FERET, OP, Vie intellectuelle et scolaire 174 ss.
dans l´Ordre des Frères Prêcheurs, en Archives d´Histoire 12 Condensación histórica de estos hechos, en WALZ, pp.
Dominicaine, Ed. du Cerf, Paris, 1946, pp. 5-37. 226 ss. Ver también: C. SPICQ, op. Esquisse d'une histoire
MOPH = Monumenta Ordinis Fratrum Praedicatorum de l'exégese latine au Moyen Age, Bibliot. Thomiste, 26, París,
Historica, Roma, 1896 ss. 1944, pp. 167 ss.; 174 ss.
WALZ – A. WALZ, Compendium historiae Ordinis
13 WALZ, p. 227.
Praedicatorum, Roma, 1948.
14 Const. Prim., Dist. II, c. 28, §1; según el P. Vicaire estas
1 S. ALBERTI MAGNI, Comment. In VIII lib. Polit. Aristote- prescripciones concernientes al P. Maestro de Estudiantes
lis, Op. Omnia, Ed. A. BORGNET, vol. 8, pp. 802-804. Se datarían de 1220; cfr. Op. Cit. en la nota 9, p. 177.
trata de una Nota final explicativa, en que San Alberto 15 GREGÓRIO IX, Carta “Ab Aegyptiis” a los Teólogos Pari-
expresa su indignación frente a los detractores. Semejantes sienses, el 17 de Julio de 1228; Chartularium, I, n. 59, pp. 114-
desahogos no son una excepción en la tristeza de San Alber- 116. Parcialmente reproducido en Denzinger-Rahner, Ench.
to. Su iniciativa de “hacer comprensibles las doctrinas aris- Symbolorum, n°. 442-443.
totélicas a los latinos” no era bien vista incluso al interior de
16 Texto en Chartularium, I. n. 128, pp. 170 ss.
la Orden. “Quidam qui nesciunt, omnibus modis volunt impugnare
usum philosophiae et máxime in Praedicatoribus, ubi nullus eis 17 “Errores condemnatos per Magistros Parisienses fratres omnes abra-
resistit - tamquam bruta animalia blasfemantes in iis quae igno- dant de quaternis”. Cap. Gen. 1243, Chartularium, n. 130, p. 173;
rant...” In Epist. Dyon, Ed. Borgnet, t. 14, p. 910. cfr. Cap. Gen. 1244, ibidem, nota.
2 El tema es bastante común em los historiadores de la Or- 18 Una serie de estudios se han consagrado al tema. Destaca-
den Dominicana; así P. MANDONNET, La crise scolaire au mos los siguientes, en los cuales se pueden encontrar las refe-
debut du XIIIe siecle et la fondation de l'Ordre des Fréres-Prêcheures, rencias bibliográficas deseables: H.-F. DONDAINE, op.:
en Rev. d'Hist. Eccl. XV (1914), pp. 34-49; retomado en Hugues de S. Cher et la condamnation de 1241, RSPT, XXXIII
Saint-Dominique, Desclée, Paris 1937, t. II, pp. 83-100. Buena (1949), pp. 170-174; H.-F. DONDAINE, op. B. G. GUYOT,
síntesis del carácter “universitario” de la Orden Dominicana op.: Guerric de Saint-Quentin et la condamnation de 1241, RSPT,
en: V. D. CARRO, op., Santo Domingo de Guzmán, Fundador de XLIV (1960), pp. 225-242; P. M. de CONTENSON, op.: La
la primera Orden Universitaria, Apostólica y Misionera, en La Cien- théologie de la vision de Dieu au début du XIIIe siècle, RSPT, XLVI
cia Tomista, LXXI (1946), pp. 5-81; 282-329. (1962), pp. 409-444.
3 Se puede encontrar este conjunto de orientaciones y su apli- 19 Cfr. nota 1.
cación en la historia primitiva de la Orden, en DOUAIS, pp. 1- 20 Sobre el contexto histórico y el clima espiritual de estos
51. De A. DUVAL, op., tenemos un trabajo excepcional: acontecimentos, particularmente de la entrada de S. Tomás en
“L'étude dans la législation religieuse de S. Dominique” en Mélanges la Orden de Predicadores, ver P. MANDONNET, op. E.T.,
Chenu, Ed. du Cerf, 1966. El Padre Duval orientó en parte mi XXIX (1924), pp. 370 ss.; 375 ss. (“Qui a attiré Thomas dans
investigación. l'Ordre des Prêcheurs?” “Pourquoi Saint Thomas est-il entré
4 El episodio es narrado por Thierry d'Apolda, Libellus de vita et chez les Prêcheurs?”).
obitu et miraculis S. Dominici et de Ordine quem instituit, n. 64, y 21 G. de TOCCO, Vida de Santo Tomás, cap. 15. (Traducimos
comentado por FERRET, p. 8. el texto según la edición de PRÜMMER).
5 Acta canonizationis S. Dominici, n. 26; en MOPH, t. XVI, pp. 22 Ver, por ejemplo: S. Theol., q. 84. 4-6.
143-144. 23 Texto en MOPH, t. III, pp. 99-101; ver igualmente Chartula-
6 Chartularium, I, 101. rium, n. 365, pp. 385 ss. y notas.
7 Según Jacques de Vitry, citado por FERRET, p. 10, nota 4. 24 Ver comentario de estos textos en FERET, pp. 18 ss.
Sobre el testimonio de J. de Vitry, ver P. MANDONNET, op. 25 Según M.H. VICAIRE, op. “Las dispensas” concedidas a
cit., en la nota 2, t. I, pp. 231-247. los “Estudiantes” en el c. XIX, de la dist. II de las Constituciones
8 Cfr. DOUAIS, pp. 38 ss. primitivas datarían de 1220; cfr. Saint Dominique... (citado nota
9 Las Constitutiones Fr. S. Ord. Praedicatorum de 1968 ordenaban 9), p. 178.
en su número 275: “Nullus conventus constituatur seu inauguretur sine 26 Ver MOPH, t. III, p. 174.
Priore, Lectore et Syndico própriis.” Era un vestigio de las Constitu- 27 En MOPH, t. IV, pp. 12-24; t. VIII, pp. 119-120. Las cartas
ciones primitivas que mandaban “Conventus... sine Priore et Lectore non de los Maestros de la Orden Sixto FABRO en 1587 (MOPH, t.
adittatur”. Este texto (Dist. II c. 23) se remonta sin duda al año X, pp. 265-267) y Antonio CLOCHE en 1687 (Arch. Ord.
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Praed. V. 2) retoman y comentan las orientaciones de los Caps. VITORIA introducen casi simultáneamente la Suma Teológica
que rigieron la vida intelectual de la Orden en los primeros em las Universidades de París, Colonia, Padua y Salamanca.
siglos de su existencia. La Ordinatio Studiorum de A. CLOCHE El Capítulo General de Milán de 1505 apoya esta implanta-
tendrá una importancia decisiva; cfr. nota 42. ción tomista, obra de los grandes profesores dominicanos.
28 Cfr. Chartularium, I, 486; WALZ, p. 23. Cfr. Texto en MOPH, t. IX, p. 39.
29 MOPH, t. III, p. 109. 34 El Padre M.-D. CHENU, op. cit., estudia la doble renovación
30 Sobre la doctrina del Maestro Eckhart y su comparación con intelectual de la cual el Convento de St.-Jacques es el centro, en:
el tomismo, ver el estudio profundo y matizado de V. Le Couvent de Saint-Jacques et les deux Renaissances du XIIIe. et du
LOSSKY, Theologie negative et Connaissance de Dieu chez Maitre XVIe. siècles, Cahiers Saint-Jacques, N° 26. Parcialmente publica-
Eckhart, Vrin, París, 1960. Sobre el nominalismo que predomi- do en L'humanisme et la réforme du Collège de Saint-Jacques à Paris -
na en las Universidades em los siglos XIV y XV, consultar los Arch. d'Hist. Dominicaine, Cerf, París, 1946, pp. 130-154.
diferentes estudios de Paul VIGNAUX: artículo Nominalisme 35 Para una visión de conjunto de este tema delicado, ver
em el D.T.C., t. XI, col. 733 y ss.; Nominalisme au XIVe. siècle, WALZ, § 92, pp. 530 y ss.
París, 1948. Al comienzo del siglo XVI, el tomismo triunfa 36 Esta carta de Lacordaire al Maestro de la Orden se encuen-
gracias a los grandes Maestros que hacen de la Suma Teológica el tra en la Correspondance du R.P. Lacordaire et de Madame Swetchine,
texto de base en sus clases. Ver infra nota 33. 9. Éd., Didier et Cie, París, 1880, pp. 215-217. Ella está fecha-
31 Sobre el título “Doctor Común”, universalmente conferido da el 4 de febrero de 1840.
a Santo Tomás en el siglo XIV, ver J. J. BERTHIER, S. Tomás 37 El texto de esta relación está publicado íntegralmente por
Aquinas “Doctor Communis” Ecclesiae, Roma, 1914. primera vez por A. DUVAL, op. En Archivum Fratrum Praedicato-
32 Para esta visión de conjunto de los estudios dominicanos, rum, XXXI (1961) pp. 326-344; citación en la página 335.
nos inspiramos principalmente en una Nota aún inédita de M. 38 Cfr. WALZ, § 112, pp. 613 y ss.
H. VICAIRE, op. 39 Véase la interesante recolección de datos históricos realizada
33 Cfr. C. GIACON, La Seconda Scolástica, Milán, 1950. P. por A. GARDEIL, op., Soixante-Dix Ans d'Études et d'Exodes, en
CROKAERT, C. KOELLIN, A. BECCARI, CAYETANO y L'Année Dominicaine, 1910, pp. 58-85. Citamos la página 64 (nota).
TESTIMONIO se puede adquirir en las oficinas de CONFERRE: Erasmo Escala 2180, Santiago
Teléfonos: 226 72 83 37 - 226 72 31 79 – Contacto: [email protected]
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