Los Mitos de La Flexibilidad Laboral Carlos Fortin

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Los mitos en torno a la flexibilidad laboral: el debate

internacional reciente
Carlos Fortín
Fundación Chile 21 e Instituto de Estudios del
Desarrollo, Universidad de Sussex, Reino Unido

La flexibilidad laboral en el debate nacional

La necesidad de flexibilizar el mercado laboral chileno es desde hace ya bastante tiempo una
suerte de mantra en el discurso del empresariado nacional, los políticos de derecha y los economistas
ortodoxos. Dos eventos en los últimos meses han hecho que este llamado adquiera aún más
insistencia. Por un lado, la crisis financiera comienza a tener impacto visible en la economía chilena,
con aumento significativo del desempleo; por otro, los partidos de la Concertación han demandado al
gobierno la adopción de iniciativas legales para fortalecer la negociación laboral colectiva y estimular la
sindicalización.

La respuesta a estos dos eventos de los grupos arriba citados ha sido expresada por el diario El
Mercurio. Con respecto a la crisis el 20 de marzo pasado ese diario editorializó en los siguientes
términos:

Ahora ha golpeado una nueva crisis y otra vez asistimos a una elevación del desempleo. Es difícil predecir hasta
qué niveles se empinará esa tasa, pero dada la experiencia de la última década, cabe augurar que se recuperará
muy lentamente, a menos que los dirigentes políticos se atrevan a seguir la recomendación y predicción de las
voces técnicas y decidan promover en Chile mercados laborales más flexibles ... Como ocurre en otras naciones,
una política de esta naturaleza seguramente será resistida por los grupos de interés habitual, pero para crear más
y mejor empleo en plazos breves no parece haber mejor política que la creación de mercados laborales flexibles.1

Y el 1º de marzo el diario se había referido críticamente a las propuestas de la Concertación


sobre reformas laborales sugiriendo que ellas “elevarían el costo de contratación, llevando a los
empleadores a elegir tecnologías más intensivas en capital. Como éstas, además, son proclives al
trabajo calificado, su consecuencia sería una menor demanda por trabajo y una mayor desigualdad
salarial”.2

El argumento implícito en estos planteamientos es que la remoción de distorsiones y rigideces


en el mercado laboral –en particular, reglamentaciones e instituciones que dificultan la baja de los
salarios, protegen el empleo u otorgan niveles elevados de beneficios de desempleo- es una condición
necesaria para maximizar la tasa de ocupación, minimizar la tasa de desocupación, y en general
estimular la actividad económica y la productividad.

1 “Mercados laborales más flexibles”, El Mercurio, viernes 20 de marzo de 2009, p. A 3


2 “Reformas laborales contraproducentes”, El Mercurio, domingo 01 de marzo de 2009, p. A 3

1
Esta tesis ha sido durante un largo tiempo considerada por la mayoría de los especialistas
como prácticamente irrefutable: incluso un crítico de la tesis escribió en 2004 que “el punto de vista de
que la desregulación es la única solución al problema de la desocupación es ampliamente aceptado
entre los economistas”3. Sin embargo, en la última década un conjunto de investigaciones empíricas
referidas a los países de la OCDE ha arrojado serias dudas acerca de su validez.

Estos trabajos no han demostrado que los mercados laborales inflexibles sean necesariamente
más eficientes; pero sí han comprobado que la evidencia empírica para los países industrializados es
ambigua; que dependiendo de otras variables, la ausencia de flexibilidad puede no influir negativamente
sobre los niveles de empleo, y en algunos casos puede incluso tener efectos positivos. Su importancia
por consiguiente reside en relativizar las afirmaciones sobre el tema, sugiriendo así que la persistencia
de las pretensiones absolutas originales de la tesis se aproxima más a la mitología que al análisis
científico.

¿De dónde viene la tesis de la flexibilidad laboral?

La base teórica de la tesis es el modelo de demanda-oferta que supone mercados


perfectamente competitivos. Del lado de la demanda, salarios mínimos altos y negociación colectiva
hacen subir los salarios y comprimen la estructura salarial, reduciendo diferenciales y excluyendo a los
trabajadores no calificados del mercado en razón de su alto costo. Igualmente, al aumentar el costo de
despedir trabajadores, la protección del empleo hace a las firmas reticentes a contratar nuevos
trabajadores con contratos indefinidos, en detrimento de los postulantes con desventajas laborales. Del
lado de la oferta, el apoyo al ingreso familiar tiende a reducir el incentivo para que los miembros de la
familia tomen los trabajos disponibles4.

La tesis de la flexibilidad laboral recibió un apoyo que parecía decisivo con los resultados de un
conjunto de investigaciones empíricas de comienzos de los años noventa. El momento culminante de
este trabajo fue el Estudio del Empleo1994 de la OCDE5, un detallado análisis comparativo de los
mercados laborales en los países miembros que pareció demostrar de manera categórica la
superioridad de los mercados laborales flexibles. El Estudio comparó el desempeño de la economía de
los Estados Unidos y de los países de Europa en términos de la creación de puestos de trabajo, y
concluyó que el hecho de que la tasa de creación de empleo fuera más alta en la economía de EE.UU.
era debido a su mayor flexibilidad.

3 Howell, David R., “Introduction”, en David R. Howell (ed.), Fighting Unemployment: The Limits of Free Market Orthodoxy,
Oxford University Press, 2004, p.6 (traducción del autor; salvo indicación en contrario, todas las traducciones del inglés son
de èl).
4 Ver Gregg, Paul y Alan Manning, “Labour Market Regulations and Unemployment”, en Snower, Dennis, J. y Guilllermo de la

Dehesa, eds. Unemployment Policy: Government Options for the Labour Martket, Cambridge University Press, 1997.
5 Organization for Economic Cooperation and Development (OECD), The OECD Jobs Study: Facts, Analysis, Strategies,

Paris, 1994.

2
Las recetas de políticas para flexibilizar el mercado laboral

El Estudio propuso una “Estrategia del Empleo” para maximizar la creación de plazas laborales,
condensada posteriormente en un decálogo de recomendaciones de políticas, conocido como los “Diez
Mandamientos” 6, en un trabajo de seguimiento que examinó la implementación de la Estrategia en los
países miembros. Las recomendaciones referidas específicamente a la flexibilidad laboral son:

- Periodo de trabajo: aumentar la flexibilidad del período de trabajo –tanto de corto plazo como
de vida- escogido voluntariamente por trabajadores y empleadores
- Costos salariales y laborales: hacer los costos salariales y laborales más flexibles por la vía de
remover las restricciones que impiden que los salarios reflejen los niveles de habilidades
individuales, en particular de los trabajadores más jóvenes
- Legislación de protección del empleo: reformar las disposiciones sobre seguridad del empleo
que inhiben la expansión del empleo en el sector privado
- Beneficios de seguridad social: reformar los sistemas de beneficios de desempleo y conexos –
y su interacción con el sistema tributario- de manera que las metas fundamentales de la
sociedad en materia de equidad puedan alcanzarse de manera que incida mucho menos en el
funcionamiento eficiente de los mercados laborales7.

Esta receta fue rápidamente adoptada por las instituciones financieras internacionales –el
Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial- y pasó a ser la ortodoxia en el tema. El FMI en su
documento sobre perspectivas de la economía mundial de 1999 identificó cómo áreas cruciales para ser
reformadas en los países de la OCDE “el marco de negociación salarial, la severidad de varios tipos de
reglamentaciones del mercado laboral (legislación sobre protección del empleo, flexibilidad en la
organización del trabajo), y la generosidad en la mantención del ingreso en los sistemas de subsidio de
desempleo y de bienestar”8.

La crítica a la tesis de la flexibilidad laboral: disipando mitos


La critica teórica

Como es bien sabido, los supuestos teóricos generales que subyacen al enfoque de la
flexibilidad laboral fueron fuertemente cuestionados en los años setenta y ochenta con la emergencia de
la teoría de mercados con información imperfecta asociada al nombre de Joseph Stiglitz9. La crítica
teórica se extendió en los años noventa al análisis específico de los mercados laborales. Los trabajos

6 Howell, David R., op.cit. nota 3 arriba, p.18


7 Organization for Economic Cooperation and Development (OECD), Implementing the OCED Jobs Strategy: Member
Countries’ Experience, Paris, 1997, cuadro 3.51. Hay otra recomendación relativa a políticas activas en el mercado laboral
que no incluyo por ser menos pertinente al debate chileno
8 International Monetary Fund, World Economic Outlook, Washington D.C., 1999
9 Stiglitz, Joseph E. “Information and Economic Analysis.” en Michael Parkin and A. R. Nobay, eds., Current Economic

Problems. Cambridge University Press, 1975; Stiglitz, Joseph E. “Information and Economic Analysis: A Perspective.”
Economic Journal 95, supplement: Conference Papers (1985): 21–41. Stiglitz ha resumido la trayectoria intelectual y las
implicaciones de la economía de la información en su conferencia de aceptación del Premio Nobel, Information and the
Change in the Paradigm in Economics, Stockholm, Prize Lecture, December 8, 2001.

3
de ese período demostraron que en mercados laborales que no son perfectamente competitivos, la
operación irrestricta de las fuerzas del mercado puede generar diferencias salariales excesivas que
resulten inaceptables desde el punto de vista de normas sociales de equidad universalmente asumidas
en la sociedad respectiva; y que en esas condiciones hay ganancias potenciales en la introducción de
instituciones que promuevan estructuras de salarios rígidas y comprimidas10.

Más generalmente, el argumento es que la noción de un mercado laboral irrestricto ignora el


hecho de que, como todos los mercados, éste no puede funcionar si no está basado en un conjunto de
instituciones que generen normas comunes, reflejen los intereses de los participantes y guíen la
conducta social. En las palabras del Director del Instituto Internacional de Estudios Laborales de la
Oficina Internacional del Trabajo: “el mercado laboral es en realidad una institución social, que no
solamente apoya al trabajo y a la producción, sino que tiene impacto sobre la representación, la
integración social y las metas personales de sus participantes”11.

La evidencia empírica: cuatro mitos revelados

Menos conocida es tal vez la importante revisión que ha sufrido en los últimos diez años la
fundamentación empírica de la tesis de la flexibilidad laboral. Un conjunto de trabajos ha vuelto a
examinar los datos de los países industrializados y ha llegado a la conclusión de que, en algunos
aspectos cruciales, el mensaje original analítico y de políticas de la OCDE, el FMI y el Banco Mundial, -
que la flexibilidad es, categóricamente y sin reservas, una condición necesaria para el funcionamiento
eficiente de los mercados laborales- es simplemente erróneo. Particularmente importante es aquí el
hecho de que la propia OCDE ha llevado a cabo parte de esta revisión, y en un documento de 2004 que
examina la implementación de la Estrategia12 ha reconocido públicamente que sus afirmaciones
originales absolutas en esta materia no calzan con la evidencia empírica.

1. La evidencia no demuestra que la protección del empleo afecte negativamente a la


ocupación

La investigación reciente ha mostrado que no hay una relación clara e inequívoca entre las dos
variables. El informe de la OCDE Perspectivas del Empleo 2004 reconoce este hecho y dice lo siguiente
al respecto:

La evidencia sobre el papel jugado por la LPE [legislación de protección del empleo] en las tasas agregadas de
ocupación y desocupación no es concluyente tanto en los estudios teóricos como empíricos... los numerosos
estudios sobre el tema llegan a conclusiones contradictorias y sus metodologías han sido cuestionadas. Algunos
estudios... sugieren la posibilidad de una relación negativa entre una LPE estricta y la tasa de ocupación de los
jóvenes y de las mujeres en plena edad, pero una relación positiva con las tasas de ocupación de otros grupos13.

10 Agell, Jonas, ‘On the Benefits from Rigid Labour Markets: Norms, Market Failures and Social Insurance’, The Economic
Journal, February 1999.
11 Rodgers, Gerry, Labour Market Flexibility and Decent Work, Presentation at UNDESA Development Forum on productive

employment and decent work, UN, New York, 8-9 May 2006, p. 2.
12 Organization for Economic Cooperation and Development (OECD), Employment Outlook,, Paris, 2004.
13 Ibid., pp. 63, 81.

4
La conclusión general –la inexistencia de relación inequívoca a nivel global- ha sido confirmada
por un número de otras investigaciones. Baker y sus colegas realizaron en 2002 un análisis crítico de
prácticamente la totalidad de los estudios comparativos multivariados inter-países disponibles para las
economías de la OCDE, incluidos los realizados por la OCDE misma, y un meta-análisis de los datos de
esos estudios. Su análisis de los estudios existentes descubrió un gran número de problemas
metodológicos y de medición que hacen que las conclusiones no sean estadísticamente robustas. Su
propio análisis de los datos originales, que intentó superar esas limitaciones, concluyó que la legislación
de protección del empleo no tiene efecto sistemático alguno sobre la desocupación14. Baker y sus
colegas han confirmado y refinado esta conclusión –así como las otras mencionadas más abajo- en
trabajos posteriores, el más reciente de los cuales es de 200715.

Incluso la reserva introducida por la OCDE acerca de los efectos de la protección sobre la
distribución del empleo –el hecho de que podría afectar negativamente el empleo de los jóvenes y las
mujeres- ha sido cuestionada. Schmitt y Wadsworth en 2002 examinaron esta hipótesis utilizando dos
metodologías: por un lado compararon el desempeño del mercado laboral más flexible de los Estados
Unidos y el Reino Unido con los menos flexibles de Europa continental a fines de los años noventa con
respecto a los grupos marginales, y por otro compararon el mercado laboral en el Reino Unido en los
años ochenta –un período “rígido”- y en los noventa -un período “flexible”- para establecer, nuevamente,
si en el segundo el desempeño de los grupos marginales fue mejor. La conclusión fue la siguiente:

Tomados en conjunto, los datos internacionales para fines de los noventa y los datos del Reino Unido en los
ochenta y los noventa proporcionan un apoyo notablemente pequeño a la fe de la OCDE en los beneficios de la
flexibilidad del mercado laboral. A pesar de los grandes elogios de la OCDE a la flexibles economías
norteamericana y británica, los trabajadores jóvenes y los menos educados no tenían mejores resultados en
términos absolutos y relativos en esas economías al final de loa años noventa que los que tenían trabajadores
similares en economías mucho menos flexibles. De hecho, en términos relativos las perspectivas de estos grupos
marginales eran a menudo substancialmente peores en los Estados Unidos y especialmente en el Reino Unido16.

2. La evidencia no demuestra que la inflexibilidad salarial afecte negativamente a la


ocupación

El informe Perspectivas del Empleo 2004 de la OCDE no analiza en detalle la cuestión de la


relación entre la flexibilidad salarial y la ocupación, pero se refiere a ella al introducir la temática del
impacto de las estructuras institucionales para la fijación de salarios. Su evaluación es positiva respecto
de la existencia de una relación, pero apunta claramente a las dificultades de emitir juicios categóricos

14 Baker, Dean, Andrew Glyn, David R.Howell y John Schmitt, “Labor market institutions and unemployment: Assessment of
the cross-country evidence”, en David R. Howell, ed, Fighting unemployment: The limits of free market orthodoxy, Oxford
University Press, 2005.
15 Baker, Dean, Andrew Glyn, David Howell, y John Schmitt, Unemployment and Labor Market Institutions:The Failure of the

Empirical Case for Deregulation, Geneva and New York, International Labor Organization and the Centre for Economic Policy
Analysis at the New School University, September 2004; Howell, David R., Dean Baker, Andrew Glyn y John Schmitt, “Are
Protective Labor Market Institutions at the Root of Unemployment? A Critical Review of the Evidence”, Capitalism and
Society, Volume 2, Issue 1, 2007.
16 Schmitt, John y Jonathan Wadsworth, Is the OECD Jobs Strategy Behind US and British Employment and Unemployment

Success in the 1990s? New York, Centre for Economic Policy Analysis, Working Paper 2002-06, (April 2002), p. 24.

5
sobre ella. Luego de decir que “la teoría económica suministra bases sólidas para creer que las
instituciones fijadoras de salarios que traten de fijar los salarios agregados un nivel demasiado alto
respecto de la productividad van a elevar el desempleo de equilibrio” agrega que “aunque este marco
teórico concita una amplia aceptación entre los investigadores, las opiniones varían acerca de qué
configuraciones institucionales son las que probablemente van a producir presión para subir
excesivamente el salario agregado, o cuán importante es el papel que las demandas salariales
excesivas han jugado en debilitar el desempeño en materia de empleo17.

Y en las conclusiones consigna que, aunque el estudio ha confirmado la plausibilidad del


diagnóstico de que salarios agregados excesivamente altos o compresión salarial han sido
impedimentos para un desempeño laboral satisfactorio en los países de la OCDE, “[s]in embargo esta
evidencia es, en conjunto, un tanto frágil, y subraya la complejidad de las instituciones que fijan salarios
en los países de la OCDE y de sus implicaciones para el desempeño económico”18.

A su vez, Gerry Rodgers, Director del Instituto Internacional de Estudios Laborales resume la
investigación académica sobre el punto diciendo: “sobre flexibilidad salarial, la evidencia de que haya un
efecto adverso del salario mínimo sobre el empleo es también débil. Obviamente, hay algún nivel de
salario mínimo que va a tener ese efecto, pero dentro de márgenes razonables el efecto parece ser
modesto”19.

3. La evidencia no demuestra que la existencia de negociación colectiva afecte


negativamente a la ocupación; hay alguna evidencia de puede afectarla positivamente

El tema es analizado en detalle en el informe de Perspectivas del Empleo de la OCDE. El


informe resume su propia evidencia empírica de la manera siguiente:

Ninguna asociación robusta es evidente entre los indicadores de negociación salarial desarrollados en este
capitulo y la tasa de crecimiento de los salarios agregados u otros resultados no salariales, incluyendo las tasas de
desocupación. Esto es coherente con los resultados obtenidos usando la versión previa de los indicadores de la
OCDE sobre la organización de la negociación colectiva... [Ello] puede ser una indicación de que mecanismos
institucionales muy diferentes pueden, sin embargo, ser capaces de obtener niveles similares de desempeño
macroeconómico... el impacto de la organización de negociación colectiva en el desempeño del mercado laboral
parece depender de otros factores institucionales y de políticas, y es necesario clarificar esas interacciones para
poder para poder ofrecer consejos de políticas confiables20.

17 OECD, Employment Outlook 2004, op.cit., nota 12 arriba, p. 132 (cursivas del autor).
18 Ibid. p. 165.
19 Rodgers, Gerry, op.cit., nota 11 arriba, p. 4.
20 OECD, Employment Outlook 2004, op.cit., nota 12 arriba, pp 130, 165. Las cursivas están en el original. El informe agrega,

sin embargo, que este “hallazgo negativo” no excluye que otros análisis más refinados puedan encontrar esos efectos, por
ejemplo a través de la identificación de efectos de interacción entre la organización de la negociación salarial y otras políticas
(tales como protección del empleo) o de maneras en que diferentes formas de negociación salarial afectan la dinámica del
ajuste del mercado laboral a los shocks.

6
Un gran número de otras investigaciones ha confirmado este resultado “negativo”21.
Sorprendentemente, algunas de ellas han descubierto que la existencia de negociación colectiva puede
tener un efecto positivo sobre el empleo. El Banco Mundial publicó en 2003 un detallado estudio del
“estado-del-arte” de la literatura económica sobre sindicatos y negociación colectiva y su impacto macro
y micro económico, que abarcó mas de mil estudios22. En el comunicado de prensa con que el libro fue
lanzado, titulado “Economías Tienen Mejor Desempeño en Mercados Laborales Coordinados”, el Banco
resume el mensaje central del libro de la siguiente manera:

Aquellos países con altas tasas de coordinación de las negociaciones colectivas tienden a ser relacionados con un
menor desempleo, menos persistente, una menor desigualdad salarial, y un menor número de huelgas y de menos
duración que aquellos que no cuentan con una coordinación. Específicamente, la coordinación entre empleadores
tiende a generar una tasa más baja de desempleo. A la inversa, los sindicatos fragmentados y la existencia de
diversas confederaciones laborales son a menudo asociados con mayor inflación y desempleo23.

La explicación –importante para extraer lecciones de política- es que el establecimiento de


diálogos estructurados entre los trabajadores organizados y los empleadores a nivel nacional puede
contribuir a soluciones equilibradas, en parte porque que pueden tomar en consideración el contexto
macroeconómico, lo que no es en general posible en negociaciones locales y fragmentadas.

4. La evidencia no demuestra una relación clara entre niveles altos de beneficios de


desempleo y la desocupación

Con respecto a esta variable los trabajos recientes han encontrado un grado mayor de apoyo
en la evidencia econométrica para la tesis de que beneficios de desempleo generosos están
correlacionados con la desocupación. Un trabajo publicado en 2007 examinó estudios de regresión
inter-países que miden la generosidad de los beneficios en términos de la tasa de reemplazo –el
porcentaje del salario que se le conserva al trabajador despedido- y la duración del beneficio; su
conclusión es que existen correlaciones positivas estadísticamente significativas y robustas entre estas
variables y el nivel de desocupación24.

Las cuestiones cruciales aquí, sin embargo, son la dirección de la causalidad presente en esta
correlación, y su importancia para efectos de influir sobre las tasas de desocupación. Con respecto a la
primera, el análisis reciente ha enfatizado la posibilidad de que la causalidad vaya del aumento de la
desocupación a la mejora de los beneficios, más que al revés. Al respecto, el mismo estudio señala lo
siguiente:

Los responsables de políticas probablemente van a hacer los beneficios más generosos en la medida que aumenta
la tasa de desempleo: en tiempos de dificultades, con una declinación en el empleo o la tasa de creación de
empleo, los contribuyentes podrían razonablemente querer dar a trabajadores desocupados tiempo y apoyo

21 Ver Freeman, Richard B., Labour Market Institutions without Blinders: The Debate over Flexibility.
and Labour Market Performance, Washington D.C., National Bureau of Economic Research, NBER Working Paper Series,
Working Paper 11286, April 2005; Baker y otros, op.cit. notas 14 y 15 arriba.
22 Aidt, Toke y Zafiris Tzannatos, Unions and Collective Bargaining: Economic Effects in a Global Environment, Washington

D.C., the World Bank Group, 2003.


23 Grupo del Banco Mundial, Economías Tienen Mejor Desempeño en Mercados Laborales Coordinados, Comunicado de

prensa Nº:2003/211/S, 12 de febrero de 2003. Original en castellano).


24 Howell, Baker, Glyn y Schmitt, op.cit., nota 15 arriba, pp. 33 ss.

7
adicionales para buscar para el trabajo apropiado, mejorando de tal modo la calidad de la adecuación entre los
trabajadores y los trabajos. Beneficios más generosos reducirían los efectos dañinos de la pérdida de ingresos
sobre trabajadores y sus familias y ayudarían a sostener demanda agregada durante los periodos de baja
actividad económica. Los costos sociales, psicológicos y de salud del desempleo están bien establecidos y puede
haber poco duda que muchos trabajadores elegirían tener un empleo por sobre vivir del seguro de desempleo, al
margen de cuán generoso sea este último25.

Los autores realizan un análisis de los datos de la OCDE usando el test de causalidad de
Granger que demuestra que es la tasa de desempleo la que causa un aumento de los beneficios, y no a
la inversa26.

La evidencia para países que no están en la OCDE

Todos los estudios mencionados hasta aquí se refieren a los países de la OCDE, es decir a las
economías más desarrolladas del mundo. Son muy pocos los estudios que se enfocan en los países en
desarrollo, debido principalmente a la ausencia de datos confiables para un suficiente número de países
que permita un tratamiento econométrico.
Hay, sin embargo, algunos esfuerzos, y uno reciente por un lado corrobora los hallazgos de los estudios
mencionados arriba para la OCDE y por otro los extiende a 57 países fuera de la OCDE. La conclusión
general del estudio es la siguiente:

...los países en el extremo de la gama de flexibilidad no resultaron ser siempre las estrellas en términos de una
variedad de resultados de mercado laboral y macroeconómicos. Esto es verdad dentro y fuera de la OCDE, así
como tomando los dos grupos juntos. La superioridad global del grupo más flexible dentro de la OCDE, el
anglosajón... con respecto al resto de los modelos dentro de la OCDE, no pudo ser confirmada. ...Los mercados de
trabajo globalmente más flexibles... tienen los resultados peores en casi todos los indicadores de desocupación y
de pobreza... la alta incidencia de desocupación, pobreza, desigualdad y trabajo informal al lado del crecimiento
bajo [en estos países] cuestiona el supuesto simple de que la ausencia de protección legal para de los
trabajadores por sí misma produce prosperidad27.

El último mito: la inflexibilidad laboral en Chile

La discusión precedente ha identificado cuatro mitos acerca de la relación entre la flexibilidad


laboral y los niveles de ocupación y desocupación que subyacen al discurso ortodoxo y empresarial
chileno, y cuya eliminación debilita grandemente ese discurso. Hay, sin embargo, todavía otro supuesto,
esencial para el argumento de los que demandan mayor flexibilidad laboral; es, evidentemente el
supuesto de que en Chile no existe flexibilidad laboral, o por menos no existe en suficiente medida. Y
este supuesto resulta, también, ser un mito.

Desde el año 1998 la Heritage Foundation, un think thank conservador de los Estados Unidos
basado en Washington D.C., conjuntamente con el Wall Street Journal, publica anualmente un Índice de

25 Ibid., p. 34.
26 Ibid., pp. 39-40.
27 Abu Sharkh, Miriam, Are there optimal global configurations of labour market flexibility and security?: Tackling the

"flexicurity" oxymoron, Stanford University's Centre on Democracy, Development and the Rule of Law, 2008 .

8
Libertad Económica en 169 países del mundo, uno de cuyos componentes es la libertad laboral. Chile
es uno de los países incluidos. En este índice el mercado laboral chileno ha sido consistentemente
calificado como razonablemente flexible, y ciertamente como el más flexible dentro de América Latina.

La reacción de los economistas ortodoxos a estos hallazgos ha sido el tratar de encontrar


defectos técnicos en el índice. Sin embargo, el más valiente de esos esfuerzos, publicado por Harald
Beyer del Centro de Estudios Públicos en enero de 2008, se limita a cuestionar aspectos relativamente
menores del cálculo de la incidencia del salario mínimo, que por sí solos no pueden explicar el que
Chile aparezca como una economía laboralmente flexible. De hecho, la argumentación central de Beyer
es circular: da por supuesto que una baja tasa de ocupación y/o una alta incidencia de contratos a plazo
fijo o por menos de 12 meses son necesariamente resultantes de la inflexibilidad laboral. Puesto que
estos fenómenos se dan en Chile, Beyer concluye que el mercado laboral chileno es inflexible28. La
posibilidad de que estos fenómenos sean resultantes de otras variables se excluye por definición.

Pero no es solamente el Índice de Libertad Económica de la Heritage Foundation el que define


a Chile con un país de alta flexibilidad laboral. Otro instituto conservador, el Fraser Institute de Canadá,
acaba de publicar su propio Índice de Libertad en el Mundo, que cubre 141 países, incluido Chile. La
contraparte del Fraser Institute en Chile es el Instituto Libertad y Desarrollo y el Índice fue comentado
elogiosamente por José Piñera en artículo en El Mercurio en marzo recién pasado29.

Como muestra el cuadro adjunto, de acuerdo a este índice Chile es el séptimo país más
laboralmente flexible del mundo, más flexible que todos los países de la OCDE excepto Estados Unidos
e Islandia30. Es evidentemente muy difícil sostener que, en términos comparativos internacionales,
Chile no sea un país con un mercado laboral razonablemente flexible.

¿Qué se puede concluir de todo esto?

La flexibilidad laboral se presenta como una demanda técnica, cuyo objetivo es eliminar
distorsiones en el mercado de trabajo y que estaría fundada en bases teóricas y empíricas sólidas. En
realidad, la flexibilidad laboral tiene que ver con elementos cruciales en el consenso social que sirve de
base a la organización de la producción y del trabajo. El salario mínimo, la protección del empleo, la
negociación colectiva y los seguros de desempleo son instrumentos construidos a través de complejos,
difíciles y largos procesos de conflicto y de cooperación social y política, y cuya alteración o eliminación
no sólo generaría dificultades y penurias a los trabajadores afectados y sus familias sino que podría
erosionar el pacto social mismo que subyace a la economía laboral en una sociedad democrática. Antes
de dar esos pasos, por consiguiente, es esencial asegurarse que la fundamentación analítica de las
propuestas sea efectivamente sólida.

28Beyer, Harald, “¿Un país con elevada flexibilidad laboral?”, El Mercurio, domingo 20 de enero de 2008.
29Piñera, José, “Culpable de creer en Chile”, El Mercurio, miércoles 25 de marzo de 2009.
30 Gwartney, James D. y Robert Lawson; con Seth Norton, Economic Freedom of the World, 2008 Annual Report,

Vancouver, B.C., Fraser Institute, Economic Freedom Network, 2008. El índice incluye un componente referido al servicio
militar obligatorio que podría distorsionar los resultados; aún eliminando ese elemento Chile resulta ser el undécimo país
más flexible del mundo, detrás sólo de Dinamarca, Suiza, EE.UU. e Islandia dentro de la OCDE.

9
El recuento anterior de la investigación reciente sobre el tema muestra que existen graves
dudas acerca de la solidez empírica de los fundamentos de las propuestas de flexibilidad laboral en las
cuatro áreas indicadas. En el caso de la negociación colectiva, la investigación reciente ha ido más
lejos, y ha sugerido que ella puede ser un elemento positivo respecto de la ocupación y más
generalmente respecto de las posibilidades de encontrar respuestas consensuadas a los desafíos de la
crisis. En verdad el diálogo colectivo de nivel nacional puede contribuir significativamente a generar
consenso sobre otros aspectos de la flexibilidad laboral que no afectan tan profundamente los derechos
de los trabajadores, tales como por ejemplo el establecimiento del banco de horas31.

En resumen, la evidencia internacional indica la necesidad de máxima cautela en materia de


cambios a los mecanismos de salarios mínimos, de protección al empleo y de beneficios de desempleo;
y por la inversa sugiere la conveniencia de un reforzamiento de la negociación colectiva y del papel de
los sindicatos organizados en la formulación de políticas para el mercado laboral.

31 Esta propuesta figura en una lista de 8 medidas concretas para flexibilizar el mercado laboral comisionada por El Mercurio
a un grupo de abogados laboralistas en un esfuerzo por “aterrizar” el tema de la flexibilidad. Ocho propuestas para flexibilizar
el mercado laboral en tiempos de crisis, El Mercurio, martes 24 de febrero de 2009, p. B 6. Aunque la viabilidad política de
algunas de ellas parece problemática, todas ellas y más podrían ser objeto de análisis a través de mecanismos de diálogo
colectivo.

10
INDICE DE FLEXIBILIDAD LABORAL
POSICIÓN PAÍS ÍNDICE
1 Uganda 8.41
2 Estado Unidos 8.29
3 Hong Kong 8.15
4 Fiji 8.12
5 Islandia 8.10
6 Etiopía 8.05
7 Chile 7.94
8 Nueva Zelandia 7.75
9 Dinamarca 7.71
10 Japón 7.50
11 Suiza 7.50
14 Reino Unido 7.42
17 Canada 7.22
18 Australia 7.06
25 República Eslovaca 6.69
33 Luxemburgo 6.63
42 Irlanda 6.45
52 Países Bajos 6.37
55 República Checa 6.07
58 Italia 5.95
64 Hungría 5.89
67 Francia 5.65
69 México 5.65
77 Polonia 5.61
81 Noruega 5.22
87 Bélgica 5.14
80 España 5.13
100 Portugal 4.89
191 Corea del Sur 4.68
103 Austria 4.57
108 Suecia 4.51
109 Finlandia 4.34
121 Grecia 4.32
122 Alemania 3.99
123 Turquía 3.13
Fuente: Fraser Institute, Canada, Economic Freedom of the World 2008 Annual Report
10 = máxima flexibilidad; 1 = mínima flexibilidad

11

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