Dignidad

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El concepto de dignidad humana y su importancia para el derecho penal. Observaciones a propésito de la nueva regulacién de la explotacién y la trata de personas en el Cédigo Penal peruano * Guillermo Silva Olivares** Universidad de Chile SUMARIO: 1. Introduccién /2. Hacia un concepto secular y moderno de dig- nidad/ 3. Sobre la funcién e importancia de la dignidad en el derecho penal /4. 4. Respuestas a las preguntas del ptiblico. 1. Introduccién Recientemente, a finales del mes de marzo del presente afio, se promulgé en Pert la Ley N° 31.146 que, en lo que aqui interesa, modifica el Cédigo Penal en lo referente a la tipificacién de los delitos de trata de personas y de distintas formas explotacién, calificandolos como delitos contra la dignidad humana. Esta reubicacién clasificatoria viene a apoyar una hipétesis que desde hace al- gin tiempo se ha venido desarrollando respecto de cual serfa el objeto y/o la razén de proteccién de los delitos de trata de personas y de explotacién, a saber, la dignidad humana. Semejante tesis podemos encontrarla ya, por ejem- plo, en el Acuerdo Plenario N° 06-2019/CJ-116 adoptado hace menos de dos afios, en septiembre de 2019, por la Corte Suprema de Justicia de la Reptiblica del Pert. Ahi el maximo tribunal abord6 el fendmeno de la trata de personas, comprometiéndose con la tesis segtin la cual el bien jurfdico protegido por la respectiva norma de comportamiento “trasciende a la libertad personal. Con la trata de personas se afecta la dignidad de la persona colocada o mantenida en una situacién de vulnera- *E] presente es una transcripcién de la conferencia virtual Hevada a cabo en el TI Congreso Internacional Multidisciplinario de Derecho y el IV Encuentro Macrorregional de Estudiantes de derecho, organizado por Amachag Escuela Juridica del 12 al 24 de julio del 2021. ‘Magister en Derecho Penal, ademés es profesora adjunta interina de D Universidad de Buenos Aires, Es vicepresidenta de la Asociacin Argentina de Profe de Derecho Penal. Fue directora general de Capacitacién y Escuela del Ministerio Pablico Fiscal de la Na~ cién. Actualmente se desempefia como funcionaria del Ministerio piblica Fiscal de Argentina. echo Penal. Pose Guillermo Silva Olivares bilidad y degradacién permanentes. E] desarraigo y la consolidacién de la situacién de vulnerabilidad de la victima afectan las cualidades fundamen- tales o inherentes a la persona; esto es, no se la respeta por su condicion de tal; se la instrumenta[liza]] como un objeto al servicio de otros; se destru- ye o limita esencialmente su autodeterminacién y con ello su proyecto de vida, y se la coloca en un plano de completa desigualdad. En resumen, el bien jurfdico protegido comprende los atributos de la dignidad de la per- sona; esto es, respeto de su condicién intrinseca de persona; inmanencia trascendente, autonomfa moral e igualdad” (fj. 19°, p. 9). Ciertamente, la mencién expresa de la dignidad como interés de relevancia juridico penal no es algo exclusivo de la regulacién de este pafs. Otro ejemplo ha mencionar es la tipificacién, en el art. 510 n° 2 (a) del Cédigo Penal espafiol, de las conductas que lesionen Ja dignidad de las personas “mediante acciones que entrafien humillacién, menosprecio o descrédito”, por referencia a carac- terfsticas de las victimas que pueden constituir objetivos de discriminacién (su pertenencia a ciertos grupos, su orientacién sexual, etc.), en un sentido similar alo que hace el Cédigo Penal aleman en su § 130 (1.2 y 2.1.c). Incluso en la ti- pificacién de la clasica injuria simple, el legislador espafiol (art. 208 CP) vincula el objeto de la lesién con la dignidad personal. E] Cédigo Penal colombiano parece ir incluso més all4, al declarar en su artfculo primero que el “derecho penal tendra como fundamento el respeto a la dignidad humana”. Mucho podria especularse respecto de las razones de esta tendencia, que pa- rece ir al alza. La gran influencia que adquirié, luego de la segunda guerra mundial, el discurso de los derechos humanos y el también creciente impacto del derecho internacional de los derechos humanos en las regulaciones penales nacionales, ofrecen un contexto idéneo para el protagonismo del concepto de dignidad. Recordemos la importancia que este desempefia en la Ley Fudamen- tal alemana de la post-guerra: su articulo primero establece como piedra fun- damental la “intangible o inviolable” dignidad humana, cuyo reconocimiento parece encapsular una reaccién simbélica a Jas distintas instancias de deshu- manizacién que tuvieron lugar en la segunda guerra mundial, a la que preci- samente ese pais dio origen. La propia Constitucién Politica del Perti puede mencionarse dentro de estos ejemplos al hacer mencién expresa en su articulo primero al respeto de la dignidad como fin supremo de la sociedad y del Estado. En materia propiamente jurfdico-penal, la dignidad humana puede funcionar tanto como una razén para limitar el ejercicio del poder punitivo estatal, tanto como una raz6n para justificar una norma de comportamiento jurfdico penal- mente reforzada. Con otras palabras: como un principio limitativo y como un bien juridico o criterio de criminalizacién. Dentro de la primera funcién, las El concepto de dignidad humana y su importancia para el derecho penal ... reglas apelan generalmente a la dignidad del imputado o del condenado. Como ejemplo de ellas podemos citar el articulo 58 n° 8 del CP peruano, que establece ciertas reglas de conducta para el caso de la suspensién de la pena: solo podran imponerse deberes adecuados a la rehabilitacién social del condenado, siempre que no atenten contra su dignidad. Ahora bien, en esta contribucién me cen- traré en la segunda funcién o uso: la justificacién de tipos penales mediante el recurso a la dignidad como bien juridico protegido 0 como razén de proteccién, no reducible a otros bienes jurfdicos como la libertad o formas especificas de autonomia. Aqui, en materia de las razones que podemos esgrimir para crimi- nalizar leg{timamente ciertos tipos o clases de acciones, interesa especialmente la dignidad de la victima del delito. Ejemplos de ello son precisamente los delitos de trata de personas y las diversas variantes de explotacién (sexual y laboral, entre otras) y de précticas de esclavitud 0 andlogas a la esclavitud. El objetivo de esta contribucién es simplemente aportar algunas herramientas para reflexionar sobre la manera en que puede recepcionarse el concepto de dignidad humana en el debate sobre la criminalizaci6n de ciertos tipos o clases de acciones y sobre la justificacién e interpretacién de tipos penales. 2. Hacia un concepto secular y moderno de dignidad El contexto que ha sido brevemente mencionado ha servido no solamente para la inclusin del concepto de dignidad en diversos cuerpos normativos, sino que también para la proliferacién de la discusién tedrica y filoséfica sobre la mejor manera de entender su significado. En términos de la historia de las ideas, la concepcién mis influyente para la comprensién de la dignidad en el continente europeo de post-guerra es la de Immanuel Kant. En sus obras La Fundamenta- cién de la Metafisica de las Costumbres y en la Metafisica de las Costumbres, Kant vincula la condicién o cualidad moral de toda persona de ser un fin en sf mismo es decir, un ser con autonomia capaz de vincularse a s{ mismo a reglas y de hacerse responsable~ con la posesién de un valor intrinseco absoluto que nosotros conocemos como “dignidad”. A diferencia de las cosas —objetos del derecho real que poseen un valor meramente relativo e instrumental los seres que detentan dignidad pueden y deben exigirse respeto reciproco precisamente por su condici6n de agentes morales, auténomos. Por la vinculacién de la digni- dad con la autonomfa, por el potencial igualitario de la idea segtin la cual toda persona posee dignidad y a ella se debe respeto, los postulados kantianos como ningtin otro anterior abren la puerta a una comprensién secular y moderna de la dignidad humana, que bien puede encontrarse (si bien a veces solo en la superficie) en la interpretacién doctrinal y jurisprudencial de varios textos legales actualmente vigentes. En efecto, es dificil sobreestimar a este respecto la importancia de la obra de Kant. Por ejemplo, en alusién al menos superficial Guillermo Silva Olivares a.una de las formulas del imperativo categérico kantiano, el Tribunal Consti- tucional Federal aleman ha hecho uso de la nocién de instrumentalizacién u objetualizacién para definir qué ha de entenderse por violacién a la dignidad: si se ha tratado a una persona no ya como un fin en sf mismo, como portador de un valor intrinseco absoluto, sino como un mero instrumento o como un mero objeto de intereses ajenos, entonces estarfamos frente a una violacién de la dignidad. No me referiré aqui a los problemas que semejante concepcién de filosofia mo- ral puede arrojar a la hora de ser incorporada a la doctrina jurfdico constitu- cional. Por de pronto me bastara mencionar solo algunos aspectos de la teoria moral kantiana para dar cuenta de una de las maneras de comprender, en el discurso filoséfico (que tiene posterior traduccién al discurso jurfdico), el con- cepto de dignidad: se trata de un valor (intrinseco, absoluto) o de una caracte- ristica positivamente valorada de los seres humanos. Aquello que se reconoce como digno de respeto “no es la posicién que un individuo ocupa dentro de una sociedad particular, ni tampoco el estatus general de los seres humanos como ciudadanos del mundo, sino la funcién legisladora de la moralidad, que es algo que las personas exhiben de manera inalienable: la dignidad es algo que posee- mos en virtud de la humanidad que reconocemos en nosotros mismos” (Rosen, Michael. Dignity. Its History and Meaning, 2012, pp. 26 s.). Ahora bien, no debe pasarse por alto una cuestién que resulta fundamental y es que todo valor es atribuido. No se trata de una propiedad natural, sino normativa, y por tanto se vuelve extrafio explicar en qué sentido ella es intrinseca y absoluta. En con- secuencia, buena parte de la discusién filoséfica actual gira en torno a la com- prensién de la dignidad no ya como un valor, sino como un estatus normativo cuya atribucién busca configurar un parémetro de igualdad entre individuos empiricamente diferentes. Somos nosotros, en tanto seres racionales, quienes nos atribuimos recfprocramente dignidad; nos atribuimos una cierta autori- dad normativa, una capacidad de autogobernarnos, de hacernos responsables a nosotros mismos y de seguir reglas autoimpuestas. Esta lectura, al menos en términos bastante generales, empalma con un entendimiento relativamente contempordneo en clave igualitarista de la dignidad como estatus, como el que ha sido célebramente defendido por Jeremy Waldron. E] término “dignidad” exhibe una ambigiiedad semantica significativa, pues también entendemos bajo él una determinada posicién o rango social, o el he- cho de que un individuo o colectivo detente una cierta autoridad. Piensen us- tedes, por ejemplo, la época en la que la realeza, la nobleza y posteriormente la aristocracia gozaban de una especial dignidad, una posicién de prestigio 0 de rango mis elevado que justificaba su dominio social, politico y econémico respecto del resto menos privilegiado. Una teorfa igualitaria de la dignidad El concepto de dignidad humana y su importancia para el derecho penal ... como estatus normativo sostiene que, en la actualidad, este concepto ha de utilizarse para dar cuenta de la “igualdad de rango” de todo ser humano; o, en términos algo mas metaforicos, de una nueva forma de tftulo de nobleza que puedo hacer valer frente a mis pares y frente al Estado y que ha sido concedido a todos y todas por el solo hecho de ser personas. De esta manera, la teorfa de Waldron se muestra a favor de una resignificacién del concepto de dignidad: una nocién actual de la dignidad humana involucrarfa una “equiparacién hacia arriba”, igualadora, de un cierto tipo de autoridad que debe ser reconocida en todas las personas y que a ellas les concede la potestad de hacer valer el respeto que merecen (Waldron, Jeremy. “Dignity, Rank and Rights”. The Tanner Lectu- res on Human Values, 2009, pp. 209 ss.). Ciertamente, entender la dignidad como un estatus no es la (nica via posible. En los tiltimos ha tomado fuerza una posicién que concibe la dignidad humana como una especie de actitud o postura general de vida, como una configura- cién abarcadora de un gran conjunto de disposiciones, emociones y acciones 0 incluso como un ideal de vida . Aqui la dignidad no es ya concebida como un estatus o caracterfstica de todo individuo, sino mas bien como una caracte- ristica de su comportamiento, de su forma de vivir: llevar adelante una “vida digna” (p. ej. Steinfath, Holmer. “Menschenwiirde zwischen universalistischer Moral und spezifischen Lebensideal", en VV.AA. Menschenwiirde, 2017, p. 280). Lo que ha motivado estas formas de comprender la dignidad, es la supuesta escasa capacidad que tendrian las concepciones centradas en las condiciones normativas de las personas de identificar la dignidad con contenidos concretos, como por ejemplo entregar criterios que permitan identificar cuando estamos frente a violaciones de la dignidad. A continuacién me centraré en la recep que podrfan encontrar en terreno jurfdico —y especialmente en materia jurfdico penal~ estas ideas sobre la dignidad y en especial su comprensién como un estatus recfprocamente atribuido. 3. Sobre la funcién e importancia de la dignidad en el derecho penal El paso desde una comprensién filoséfico-conceptual de la dignidad hacia su recepcién por el derecho, y en especial por el derecho penal en tanto objeto de proteccién o raz6n de criminalizacién, enfrenta varios desafios. El primero es metodolégico: se ha sostenido que partir de un concepto de dignidad propio de Ja filosofia de la moral poco aportaria y generaria dificultades a la hora de su traduccién al derecho, que se encarga de regular comportamientos externos y distribuir esferas de libertad. Si nos enfocamos en el hecho de que la dignidad es un valor o estatus que toda persona posee al modo de una cualidad innata y que no puede perder, sostiene esta posicién critica, entonces el hecho de su Guillermo Silva Olivares lesion adquirirfa un aire paradojal. Ademés, dada su vaguedad, poco se ganarfa con este concepto para determinar qué tipos de accién en concreto ponen efec- tivamente en entredicho la dignidad humana. Es en este sentido que la influyente profesora alemana Tatjana Hérnle sostiene que un correcto tratamiento de la dignidad como bien jurfdico debe cambiar el foco desde la pregunta por las caracteristicas morales de las personas (0 qué son los seres humanos) hacia la pregunta de cémo debemos tratarnos recfpro- camente, o mas precisamente, como no debemos tratarnos recfprocamente, qué formas de trato resultan inaceptables (Hérnle, Tatjana. “Criminalizing Beha- viour to Protect Human Dignity”, Crim Law and Philos, 2012, p. 313). Por lo tanto, a su juicio, deberfa reemplazarse la perspectiva que busca desentrafiar y encontrar los rasgos propios de la dignidad en el interior de cada persona, como una cualidad innata, por un andlisis de las relaciones entre personas o de la dignidad como un concepto relacional (ibfd.). Consecuentemente, Hérnle propone un camino centrado en los derechos de las personas: habria que iden- tificar un interés compartido por los seres humanos en no ser sujetos a un trato severamente humillante o degradante. Aqui estarfa el quid de un derecho a la dignidad, funcional a la teorfa de la criminalizacién. Hérnle busca enfatizar for- mas de trato que no resultan aceptables bajo ningtin punto de vista en socieda- des occidentales contempordneas. Y de acuerdo a ella, conductas que importen una severa humillacién a otras personas deben ser declaradas como lesivas de la dignidad humana. En qué consista la dignidad, moralmente hablando, poco aportarfa al debate. Me permito ahora evaluar criticamente estos planteamientos. En primer lu- gar, creo que es un error creer que la dignidad como estatus se refiere a una “cualidad innata” y no a relaciones entre personas, asi como también es un error creer que una consecuencia de esta concepcidn es el entendimiento de la dignidad como algo que no puede ser lesionado. La fragilidad de esta autoridad normativa viene dada por un hecho que no es suficientemente enfatizado por quienes encuentran sus rafces en la filosofia moral kantiana: semejante autori- dad es un estatus recfprocamente atribuido. No se trata de cualidades innatas cuasi-naturales sino de un entramado de reglas y estandares normativos sobre un delicado equilibrio social. Por lo mismo, la nocién de “lesién” 0 “vulnera- cién” de la dignidad no puede ser equivalente (reducible) a, por ejemplo, una lesién corporal, pues la salud o la integridad fisica son propiedades naturales. La dignidad es una propiedad normativa, y por lo tanto el lenguaje figurativo de una “falta de reconocimiento” o una “puesta en duda” resulta apropiado y suficiente para dar cuenta de instancias de su lesién o vulneracién. En segundo lugar, qué hemos de entender por un “trato severamente humi- El concepto de dignidad humana y su importancia para el derecho penal ... Iante” no es algo que resulte transparente, pues depende de un conjunto de ignificados normativos, pautas culturales, etc. Por ejemplo, probablemente Hérnle dirfa que ciertas realizaciones del tipo delictivo de la discriminacién del art. $23 del Cédigo Penal peruano serian contrarias a la dignidad por consti- tuir una forma de trato consistente en una humillacién severa, pero otras no. Ella utilizaria un ejemplo como el siguiente: si una persona afirma que X es un delincuente solo por pertenecer a un determinado grupo minoritario, por ejemplo, se tratarfa solo de un insulto que no alcanza a poner en entredicho la dignidad de la victima (quizds se trate de una mera injuria), a diferencia de si X califica a algiin miembro de un grupo minoritario como una “basura que debe ser exterminada de la faz de la tierra” (ibfd., p. 318). En este titimo caso sf pare- cerfa que estamos frente a una humillacién severa, y para determinar ello Hor- nle hace uso de otra férmula acufiada por el Tribunal Constitucional Federal aleman de acuerdo con la cual la dignidad humana es vulnerada si la cualidad de la humanidad del sujeto es negada en principio o fundamentalmente. Lo interesante de esta exploracién es que la misma autora parece terminar recurriendo precisamente a una formula interpretativa entregada por una com- prensién filoséfica-moral de la dignidad: de otra manera, :qué se entiende por cualidad de humanidad, o por negacién fundamental de la condicién de ser hu- mano? Aquf volvemos, entonces, al punto de partida: aquello que resulta nega do es identificado, por ejemplo, con un determinado estatus normativo compar- tido por toda persona. Me parece, en consecuencia, que si bien la sugerencia de Hérnle es sensata —enfocarse en las formas de trato— ella se apura demasiado en echar por la borda la importancia de contar con una aproximacién filosfico conceptual a la nocién de dignidad, pues es precisamente esta la que aporta algunos criterios o herramientas interpretativas para determinar aquello que constituye un trato severamente humillante frente a otras formas de trato simi- ares, pero que no resultan lesivas de la dignidad. Creo que la mejor estrategia es no perder de vista que cuando hablamos de la justificacién de las normas de comportamiento, no estamos parados en un terreno propia y puramente juridi- co (y también debe considerarse que mucho del debate filoséfico-moral no trata sobre un discurso pre-juridico, sino que recoge criticamente y reflexiona sobre problemas propios del derecho). Si volvemos a la idea de dignidad como estatus, podemos encontrar algunos argumentos adicionales de interés e intentar con ellos dar contenido algunas formas concretas de vulneraci6n a la dignidad. Por ejemplo, Waldron diferen- cia dos tipos de estatus: lo que él llama estatus-tipo o sortal y estatus-condi- cién. La minorfa de edad y el rol social de ser un juez o jueza de la Reptblica son ejemplos de este tiltimo: estos estatus nacen de condiciones en Jas cuales contingentemente se puede estar, pero nada dicen respecto de la personalidad subyacente de quientes los detentan (Waldron, op. cit., p. 243). Por el contra- Guillermo Silva Olivares rio, los estatus-sortales categorizan a los sujetos de acuerdo al tipo de persona que son. Un ejemplo de ellos es la esclavitud basada en condiciones raciales, pues la condicién de esclavo o de esclava depende de lo que se cree es un tipo especial de ser humano negativamente valorado. Y es esto Ultimo lo que niega una version igualitaria de la dignidad como estatus a la Waldron. Volveremos a esto en un rato. Para muchos de los defensores de la idea de la dignidad como estatus, aquello que debe ser respetado es —volviendo a Kant~ un tipo especial de autoridad normativa; es la autoridad de ser uno mismo un sujeto normativo capaz de adoptar compromisos y de auto-vincularse a normas, de detentar estatuses normativos y de hacerse a uno mismo responsable y de poder exigir de otros el respeto a mi autoridad (Brandom, Robert. 4 Spirit of Trust, 2019, p. 271). Como Peter Schaber ha enfatizado, a quien se le reconoce esta dignidad, esta autoridad normativa, no solamente se le atribuye un conjunto de derechos sino también un conjunto de competencias normativas. En el uso de estas compe- tencias normativas, la persona cuenta con la capacidad de cambiar el mundo normativo: por ejemplo, el tocamiento por parte de un sujeto de los genitales de otro cuenta como una accién prohibida, pero si el sujeto presta su consenti- miento valido hace uso de las competencias normativas atribuidas a su persona y cambia el estatus de esa accién, pasando ahora a considerarse o ser evaluada como permitida. Vinculando estos aspectos de la concepcién de la dignidad como estatus, po- driamos formular algunas hipétesis. Un tipo de vulneracién a la dignidad de relevancia para el derecho penal —un trato “severamente humillante’— podria encontrarse en la negacién de la autoridad normativa de otras personas, especf- ficamente en el uso de sus competencias normativas por referencia a un deter- minado estatus tipo o sortal, al tipo de persona que es aquel cuya autoridad no se reconoce ni respeta y respecto del cual se ejerce, en consecuencia, una cierta forma de dominacién normativa: el autor de la accién lesiva no solamente nie- ga derechos (de defensa) de la victima interfiriendo en sus esferas de libertad, sino también niega la validez de su ejercicio de competencias normativas por referencia al tipo de persona que es. Ocupando analégica y algo holgadamente una terminologia propia de la filosofia politica, esto tiltimo no tiene tanto que ver con una concepcién del derecho basado en la nocién de libertad como no interferencia (mas cercano al andlisis de Hérnle), sino con nociones de libertad como no-dominacién. Puede ser sensato tener en a la vista este tipo de consideraciones a la hora de preguntarnos por el injusto complejo y especifico de los delitos que se justifi- can especialmente por atentar contra la dignidad. Creo que algo de esta estruc- El concepto de dignidad humana y su importancia para el derecho penal ... tura esta detras de la idea de que delitos sistematicamente disimiles, como la discriminacién (como delito auténomo pero también la agravante por discri- minacién), la violacién o abusos sexuales, el feminicidio, la trata de personas y los tratos crueles y degradantes cometidos por poderes estatales en contra de condenados, por poner algunos ejemplos, lesionan la dignidad de sus victimas o alguna otra propiedad normativa que debe protegerse en razén de su dignidad. Precisamente el ejemplo que sirvié de estimulo a esta presentacién —Ia trata de personas~ nos puede servir como ejemplo paradigmatico para poner a prueba alguna de estas herramientas. F] injusto por la retencién de una persona que se encuentra en contexto de explotacién o ad portas de verse inmersa en tal situacién de explotacién, no se reduce al propio del secuestro o de la coaccién. Quien retiene a otro contra su voluntad con el fin de someterlo a formas de explotacién sexual similares a la esclavitud, por ejemplo, niega radicalmente su autoridad normativa, sometiendo a la victima a una forma de dominacién o sometimiento propia de la explotacién. La explotacién ofrece un contexto que permite reinterpretar aquello que resulta vulnerado no ya como una forma de libertad de desplazamiento o general, sino como un tipo de libertad respecto de la dominacién de otros. Si tomamos en cuenta el componente sexual de la explotacién en el ejemplo, habria que agregar, ademas, el hecho factico de que las victimas de este tipo de delitos son mayormente elegidas por referencia a su género o situacién de especial vulnerabilidad. El recurso a la dignidad como estatus en los términos aqui analizados enfatiza una dimensién del injusto que no puede reducirse a la vulneracién de la autonomfa y de la libertad general como no interferencia (o a alguna propiedad que se protege en razon de ellas). En el injusto de este delito se unen el quebrantamiento sistematico de la volun- tad y consentimiento de la victima (es decir, del ejercicio de sus competencias normativas y su propia autoridad normativa), el sometimiento duradero a la voluntad de otro (es decir, el establecimiento de una relacién de dominacién) y eventualmente la instanciacién y reproduccién perpetuacién simbélica de relaciones sociales asimétricas de poder (p. ej. al tener en cuenta el componente de género involucrado en los casos de explotacién sexual). El fundamento jurfdico ntimero 19 del Acuerdo Plenario de la Corte Suprema, citado al comienzo de esta presentacién, ofrece una preocupacién respecto de varios aspectos de la dignidad como estatus que han salido a la palestra: el res peto de su condicién de persona y a su autonom{a moral aquf fueron entendidos como estatus social y recfprocamente atribuidos, que dotan al individuo de una autoridad normativa cuyo respeto no se reduce a derechos de defensa sino tam- bién al ejercicio de competencias normativas; y la igualdad se ha incluido por medio de la referencia al fuerte componente igualitario de la nocién secular de dignidad como estatus. A mi juicio, puede celebrarse la inclusién de un nuevo Guillermo Silva Olivares titulo al Cédigo Penal peruano que estimule la discusién sobre el injusto de algunos delitos contrarios a la dignidad, pero yo dejaria abierta la invitacion a reflexionar sobre otros tipos delictivos, dispersos en la parte especial, respecto de los cuales el recurso a la dignidad también pueda servir para aclarar sus contenidos de injusto. 4. Respuestas a las preguntas del piblico 4.1 En el caso de la imputacién de un delito, la dignidad de quién se ve mas afectada, gla de la victima o la del preso? Habria que distinguir, en los términos aqui expuestas, las dos funciones de dig- nidad en materia penal, siendo relevante aqui la primera: un limite al ejercicio del ius puniendi, como el poder de someter a los ciudadanos a castigos penales por parte del Estado; un ejercicio abusivo de este poder se daria, por ejemplo, en aquellos casos en donde se impongan castigos crueles o degradantes, ade- més de casos de condiciones penitenciarias humillantes hacia los condenados. Es ahf donde se tiene la importancia de nocién de dignidad para buscar la proteccién de aquellas personas que fueron condenadas. Ciertamente también podrian reconocerse instancias de realizacién de diversos tipos delictivos justi- ficados en razén de la dignidad de los condenados, que aqui pasan a ser las vic- timas. Ello dependeria de los tipos delictivos. Por ello, resulta necesario dar un contenido especifico al concepto de dignidad 0 bien como criterio limitativo, en donde interesa especialmente la dignidad de los condenados, o bien como raz6n de criminalizacién, en donde la dignidad de las futuras victimas es la relevante. 4.2, En su experiencia como abogado, ¢ha notado que los funciona- rios publicos transgredan la dignidad humana? Sf se puede encontrar una vulneracién diaria y lamentablemente cotidiana de la dignidad del condenado en materia de condiciones carcelarias; por ello es ur- gente mejorarlas, ya que hasta donde se puede observar— pueden identificarse casos de violaciones a la dignidad humana como estatus que nos atribuimos reciprocamente como personas y no solo como ciudadanos. Por ejemplo, en el caso de la Constitucién Politica de Chile, su articulo 17 priva de la ciudadania a los condenados con penas mayores a 3 afios y 1 dfa; es decir, se les extrae su condicién de ciudadano y, por lo tanto, se dan ciertas pistas de cémo el sistema penitenciario tratara al condenado. Esto es un aspecto clave y simbélico que se debe mejorar en el sistema, porque es ahf donde se generan muy graves vulne- raciones a la dignidad humana de parte del Estado. El concepto de dignidad humana y su importancia para el derecho penal ... 4.3. Siendo la igualdad uno de los principios de la dignidad humana y percibiendo en el escenario nacional que la discriminacién es uno de los pilares que rigen la conducta social, ello incluso dentro de los penales, ¢cémo se podria erradicar o disminuir la discrimina- cién dentro de estos a través del derecho penal? Siguiendo dentro del ejemplo, las acciones de los servidores penitenciarios po- drian ser significativas, importando ciertas conductas discriminatorias, aparte de eventuales conductas discriminatorias de los internos. Las medidas que se pueden tomar para evitar ello radican en, por ejemplo, el desarrollo y adopcién de distintos lineamientos institucionales, como programas de entrenamiento en derechos humanos especializados en formas de tratos no discriminatorios y en respeto de la dignidad de los internos. Ademas de ello, ha de internali- zarse en la cultura de los carceleros el concepto de la dignidad de los internos también y cémo ello deberfa reconocerse en el trato diario y en las condiciones carcelarias. Se puede evidenciar que ciertamente se requiere de una mejora en los presidios, tanto en cuestiones que van desde los beneficios intrapenitencia- rios en la forma de trato como un cambio de cultura institucional en la forma de llevar a cabo la ejecucién penitenciaria. 4.4, Tenemos en cuenta que en Chile no existe la legislacién peni- tenciaria, por lo que su regulacién se encuentra mediante un de- creto de la autoridad penitenciaria, dependiente del Ministerio de Justicia ¢Cémo hacen para medir las cosas (situaciones, aconteci- mientos, vulneraciones) dentro de las carceles? Durante mucho tiempo este problema se ha intentado solventar con la dicta- cién de una nueva ley de reglamentos penitenciarios, pues generalmente esta materia ha sido regulada en mi pats por medio de decretos leyes y reglamentos que provenfan del Ejecutivo. Siempre ha persistido este problema de legalidad y, aunque se ha intentado mejorar, se ha prolongado. Por otro lado, sobre la manera en cémo se llevan a cabo registros 0 cémo se permite entrar a los recintos penitenciarios para solucionar posibles vulnera- ciones a derechos humanos, se tienen varias vias institucionales; por ejemplo, los jueces de garantfa tienen la posibilidad, derecho y deber de asistir a los centros penitenciarios para comprobar la situacién carcelaria. Ademias, existen distintas maneras en las que los reclusos pueden asistir a la justicia a través de recursos constitucionales, como cuando existen casos de violacién a los de- rechos fundamentales. E] trabajo de organizaciones no gubernamentales y de la academia ha sido clave en dar visibilidad y generar conocimiento respecto de lo que se vive en las carceles. Esto no quiere decir que el control se haya venido Ilevando de la mejor forma; por ello, se requiere urgentemente de un sistema judicial de control de pena, sobre todo de control de pena privativa de la libertad. Adicionalmente a ello, incluso se ha abogado por la creacién de una judicatura especial, cosa que no existe en Chile.

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