Gastronomia Venezolana Jorge Parra
Gastronomia Venezolana Jorge Parra
Gastronomia Venezolana Jorge Parra
“GASTRONOMÍA VENEZOLANA”
Hacia 500 años antes de Cristo, las poblaciones indígenas que habitaban en Camay,
Estado Lara, manufacturaban y utilizaban ollas y recipientes de pequeño tamaño para
la preparación de sus alimentos. Esta característica es compartida también por los
pueblos que habitaban el sitio La Gruta, en el Medio Orinoco, hacia 650 años antes de
Cristo. En el primero de los casos, se trataba de poblaciones que ya habían
domesticado y cultivado el maíz, el cual procesaban utilizando manos y piedras de
moler. En el segundo, no hay hasta ahora evidencias directas ni indirectas del
procesamiento del maíz. Sin embargo, llama la atención la existencia en ambos de
una manera común de aproximarse a la preparación y el consumo de alimentos
utilizando recipientes de poco volumen que se prestan a formas de consumo individual
dentro del marco de la familia nuclear.
Ya alrededor del año 700 de la era, cada mujer o persona encargada de la cocina
disponía de un conjunto de ollas globulares para cocinar y almacenar agua, al mismo
tiempo que varias jofainas y cuencos para presentar la comida. Así mismo, cada fogón
tenía asociado un pequeño bol trípode, decorado con motivos geométricos pintados en
rojo, blanco y negro, el cual se empleaba, al parecer, durante la preparación misma de
los alimentos, para las ofrendas rituales de comida a los muertos u otras divinidades
que presidían la esfera de la vida social doméstica femenina. Ya durante los siglos 14
y 15 de la era cristiana, era común la utilización de pequeños budares de forma oval
con asas laterales que presentan en su superficie restos de masa de maíz calcinada.
Ello podría asociarse con la fabricación de arepas de maíz, cuya manufactura y
consumo tendría una antigüedad mínima de siete siglos.
En Caracas, en el convento de San Francisco, hacia finales del siglo XVI, encontramos
la presencia de grandes calderos de barro de forma cónica, empleados quizás para
cocer grandes volúmenes de alimentos, posiblemente carne de vacuno o de cerdo.
El mestizaje étnico no sólo se realizó a nivel biológico, sino también cultural. Los
elementos de la culinaria y la gastronomía aborigen fueron complementados con el
trigo y la avena, cultivos traídos de Europa, conjuntamente con el aceite de oliva, el
vino y los aguardientes, así como el queso y la mantequilla fabricados con técnicas
también introducidas desde Europa. Estos últimos alimentos parecen haber hecho,
desde entonces, una excelente combinación visual, gustativa y olfativa con las arepas
y las cachapas de tradición indígena.
Ya para el siglo XVI, el crecimiento de los rebaños de ganado en los llanos centrales
de Venezuela (Lombardi 1976) permitió que existiese una mayor oferta de carne de
vacuno para la culinaria caraqueña. De igual manera, el consumo del maíz parece
haber aumentado considerablemente, desplazando quizás a la yuca, la cual pasó al
parecer a convertirse en un alimento de “segunda clase”, más propio de las
comunidades rurales. A partir del siglo XVII, los platos y tazones fabricados en Puebla,
México, decorados con motivos geométricos o florales en Azul sobre Blanco,
comenzaron a ser introducidos, particularmente, en la mesa de los caraqueños ricos.
El auge de la producción del café, del cacao, de las melazas de caña de azúcar, la
exportación de cueros, huesos y sebo de ganado, así como de cecina o carne
salpresa en las plantaciones y hatos que se encontraban dentro del área de
conurbación de Caracas, creó finalmente un excedente de dinero en moneda en
manos de los mantuanos, que no existía cuando la región caraqueña tenía una
economía predominantemente autárquica.
Por otra parte, la adopción del maíz y la papa dentro de los sistemas agropecuarios
europeos permitió elevar el nivel de vida de las masas campesinas, asoladas por
hambrunas cíclicas, al liberar grandes excedentes de trigo que podían venderse a
mejor precio en las ciudades. Al mismo tiempo, el maíz no solamente mejoró la dieta
de los campesinos y las clases populares urbanas con alimentos nutritivos como la
polenta, sino que se utilizó como forraje para el ganado vacuno, los caballos, los
cerdos y las aves de corral, aumentando la producción de carne, leche y mantequilla.
De esta manera, desde finales del siglo XVII, los mantuanos caraqueños comenzaron
a tener la posibilidad de atesorar dinero y posiblemente de obtener créditos de los
capitalistas europeos, lo cual incidió, directamente, en el mejoramiento del nivel de
vida de la clase dominante. Mientras las clases populares conservaban su estilo de
vida habitual, tradicional, la clase mantuana comenzó a importar para su uso
elementos que cambiarían sus hábitos culinarios y gastronómicos. Por una parte, se
hacen más comunes en las cocinas los calderos y pailas de hierro, así como los
cuchillos de cocina. En la mesa, comienzan a aparecer vajillas de porcelana o
semiporcelana de origen francés, inglés u holandés, donde no sólo existen platos y
tazones, sino también escudillas de diferente uso, soperas, jarras, bandejas, etc.
Así mismo, se observa para el siglo XVIII, la presencia cada vez más numerosa de
copas, jarras y vasos de cristal tallado para agua, vino y licores. Todo ello denota un
cambio sustancial en la culinaria y las maneras de mesa: la culinaria se enriquece con
platos de diversa calidad, denota la existencia de cocidos, guisos, arroces, frituras,
cremas. Al mismo tiempo, posiblemente desde comienzos del siglo XVIII, se
introducen los cubiertos de mesa: cuchillos, tenedores de tres dientes, cucharas
soperas y cucharas pequeñas, con mango de madera o hueso
La evidencia arqueológica nos indica que para mediados del siglo XIX, las comidas
eran acompañadas con cervezas inglesas, tales como las de marca Patten , o vinos
franceses como el Chateau Laffitte, muy popular en la Caracas de la época,
observándose también el consumo de alimentos enlatados de procedencia extranjera.
Es a partir de este momento cuando la sociedad venezolana y en particular la
caraqueña comienzan a experimentar una clara diferenciación en clases sociales.
No fue sino a partir de la década de los cincuenta del siglo XX, cuando la clase media,
particularmente la caraqueña, comenzó a insertarse en un proceso de modernización y
cosmopolitización de su culinaria, su gastronomía y sus maneras de mesa, influida por
la intensa ola inmigratoria llegada de Europa. Las clases populares han variado
también su gastronomía y su culinaria: los bajos ingresos y los índices de pobreza
crítica han alejado a las familias de la culinaria tradicional criolla, derivándola hacia un
consumo masivo de alimentos de producción industrial, donde sobresalen la pasta, la
harina pan, los embutidos, etc. dentro de una concepción alimenticia totalmente
utilitaria y de supervivencia.
Conocedores del fuego, los indígenas, habían aprendido a cocer sus alimentos
colocando a su calor sobre parrillas de madera o planchas de barro cocido (budares o
aripas), y aún enterrándolos envueltos en hojas para encender encima sus hogueras
(barbacoa). Según algunos cronistas fabricaban a mano vasijas de arcilla (…)
Era breve el repertorio de sus recetas, pero no simple como tiende a pensarse. El
casabe y el cachiri; la arepa y la chicha ilustran esa característica. El primero,
elaborado a partir de la yuca (Manihot esculenta cranz), tubérculo que en su estado
natural contiene un mortífero ácido cianhídrico, implica cuidadosos procedimientos de
elaboración, que van desde pelarlo, rallar su pulpa y exprimirla para sacarle el jugo
venenoso (Yare), hasta formar con la harina obtenida (catibía) grandes tortas de un
espesor aproximado de medio centímetro, cociéndolas en plancha de barro circulares
Pero los españoles no llegaron solos a este continente, traían en sus embarcaciones
esclavos provenientes de África, estas personas venían con costumbres muy
parecidas a la de los aborígenes americanos, con estilos sencillos de vida.
Consumían muy poca sal y como especias usaban en abundancia la pimienta (piper
guineense) y el jengibre. El predominio vegetal se extendía incluso hasta las grasas
cuyos dos exponentes principales eran el aceite de palma (elaris guineensis) y una
margarina vegetal proveniente de la planta llamada Karité (butyrospermun parkii), aún
cuando en menor escala usaban también el sésamo.
En cuanto sus utensilios de comida podemos destacar que usaban lo que se les llama
hoy en día en Venezuela como “pilones” es decir morteros hechos de madera, también
usaban ollas de barro cocido, cuchillos cuyo material eta el hierro cucharas y
recipientes de madera.
La región central posee gran diversidad alimenticia por estar en el centro de las zonas
productivas y por la carencia de regiones agropecuarias importantes, se caracteriza
por el consumo de pollo, carne, pescados guisados o asados, arroz, pasta, ensaladas
y mucha influencia de gastronomías internacionales. Tendencia española, italiana,
francesa, portuguesa y otras de influencia europea.
Al estar conformado por las principales ciudades de Venezuela en cuanto a producción
tiene la mayor variedad de alimentos y gracias a esto su alimentación es una de las
más variadas en todo el país.
CARABOBO
El Estado Carabobo tiene una cocina con muchos componentes comunes al resto
de Venezuela como: cachapas, empanadas, arepas y hallacas. Aparte de eso, tiene
algunas particularidades, como son:
• Funche (torta hecha de harina de maíz que se usa como acompañante en las
comidas, sustituto de la arepa).
• Arepas de anís: son arepitas dulces preparadas a base de papelón con limón y
anís. Se realizan fritas y son un exquisito plato que las familias venezolanas
disfrutan
• Mala rabia (torta de plátano muy maduro, acompañado de arroz con coco).
• Torta de pan
• Conservas de coco.
ARAGUA
• Sancocho
• Albóndigas
• Sopa del gato: es una sopa preparada a base de un pescado se acompaña con
verduras y especies. El ñame de palo es un ingrediente esencial en este plato
tradicional.
CARACAS
Gran parte de los españoles que arribaron al país se instalaron en la zona de La
Candelaria, por lo cual es allí donde se concentran los mejores restaurantes
españoles. Debido a la influencia migratoria caracas cuenta con amplia cultura
gastronómica y se pueden encontrar platos de cada región del país combinadas con
comidas de otros países.
• Guarapo de papelón
• Asado negro criollo
• Ensalada de gallina
• Chicha
• Tizana
• Pabellón criollo
• Arepa de maíz
• Sancocho de gallina
MIRANDA
• El casabe
• Conservas de coco.
YARACUY
• Los “bollitos rellenos o pelones” (rellenos con carne o sin relleno alguno”,
• El “chigüire desmechado”
• “Pescado seco desmechado”
• La guarapita
VARGAS
• Sancocho de pescado.
• Conservas de Coco
• La fosforera.
• Guarapita
• Tostones playeros