Crisis Hipertensiva

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Crisis hipertensiva

Integrantes:
● Julio César Cano Contreras
● Elton Emiliano Díaz Ramos
● José Eduardo Pérez Pérez
● Laura Anaid Cruz Duran.
● Mirna García

La hipertensión arterial (HTA) es junto al tabaquismo y la dislipemia, uno de los tres


principales factores de riesgo cardiovascular para ocasionar cardiopatía isquémica e ictus.
En México, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de Medio Camino
2016, realizada por el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) y la Secretaría de Salud,
uno de cada cuatro adultos padece hipertensión arterial, es decir, 25.5 por ciento de la
población, de los cuales aproximadamente el 40 por ciento ignora que tiene esta
enfermedad, y ello repercute en su condición de salud; y cerca del 60 por ciento que conoce
el diagnóstico, solamente la mitad están controlados.
Se define la crisis hipertensiva (CH) como aquella elevación aguda de la presión arterial
(PA) que puede producir lesiones en órganos diana. Arbitrariamente se han establecido
cifras de PA sistólica ≥ 180-210 mmHg y PA diastólica ≥ 110-120 mmHg (que varían en
función del documento de consenso consultado)
Dentro del concepto de CH, cabe diferenciar cuatro situaciones que precisan un abordaje
distinto:
• Emergencia hipertensiva (EH): elevación aguda de la PA que se acompaña de
alteraciones orgánicas graves (fundamentalmente a nivel cardíaco, cerebral o renal).
Suponen un riesgo de lesión irreversible, amenazan la vida del paciente y requieren un
descenso precoz de las cifras de PA en el plazo de pocas horas con la administración de
tratamiento endovenoso a nivel hospitalario. Entre las EH se incluye la eclampsia.
• Urgencia hipertensiva (UH): elevación aguda de la PA en un paciente asintomático o con
síntomas inespecíficos que no implica una afectación grave de órganos diana y que, por
tanto, no supone un riesgo vital inmediato. Permite un tratamiento menos inmediato (horas-
días) con medicación oral y un abordaje inicial extrahospitalario.

Evaluación inicial
La evaluación inicial del paciente con crisis hipertensiva está encaminada a confirmar la
elevación de la presión arterial y a descartar la existencia de lesión en órgano diana, para
poder diferenciar las urgencias de las emergencias hipertensivas.
Tras la historia clínica inicial, se
debe realizar una adecuada
exploración física buscando signos
de lesión en órganos diana (fondo
de ojo, exploración neurológica,
soplos, asimetría de pulsos,
auscultación cardiopulmonar). En
la mayoría de las urgencias
hipertensivas no será necesario
realizar exploraciones
complementarias.

MANEJO DE LAS EMERGENCIAS HIPERTENSIVAS

El objetivo general del tratamiento de las emergencias hipertensivas es la reducción


rápida y parcial (no la corrección completa) de la PA hasta un nivel considerado seguro,
debido a que su normalización brusca puede inducir serios accidentes isquémicos
cerebrales o coronarios, particularmente en pacientes cuyos mecanismos de
autorregulación vascular están ya adaptados a la hipertensión crónica o en ancianos o
pacientes con factores de riesgo para aterosclerosis.

Por ello, la mayoría de los autores sugieren como objetivo inmediato reducir la PAD en un
10-15% o a 110 mmHg, aproximadamente, en un periodo de 30-60 minutos, o reducir la PA
media (PAM) no más de un 20% en un plazo de minutos a horas, con precaución de
continuar el descenso en las horas subsecuentes.
Los fármacos empleados para el tratamiento de la emergencia
hipertensiva deben satisfacer los siguientes criterios:

1. Posibilidad de administración intravenosa

2. Comienzo rápido de acción

3. Semivida corta que permita un uso flexible

4. Fácil dosificación
FÁRMACOS EMPLEADOS EN EL TRATAMIENTO DE LAS EMERGENCIAS
HIPERTENSIVAS
Labetalol:
a. Bolo:
10-20 mg hasta 80 mg cada 10 minutos. Comienzo de acción en tres a cinco minutos.
Duración de tres a seis horas.
b. Infusión:

0.5-2 mg por minuto


c. Dilución:

10 ampollas de 200 mg en 200 ml de solución salina, resulta 1mg por ml


Nitroglicerina:
d. Intravenosa: 5 μg/min, pudiéndose aumentar hasta un máximo de 100 μg/min. Su
comienzo de acción es en 1-3 minutos, y la duración, de 5-15 minutos.
Hidralazina:
Ampollas de 20 mg. y la eclampsia.
Hipertensión del embarazo dosis de 20 mg (una ampolla) por vía intramuscular.
Eclampsia se administra por vía i.v . a 0,5-1 mg/min, para lo cual diluimos una ampolla en
100 ml de suero fisiológico y lo perfundimos a un ritmo de 50-100 gotas/min, o sea, en 20-
40 min.
Se utiliza en bolo intravenoso en dosis de 10 a 20 mg, o por vía intramuscular en dosis
de 10 a 50 mg
Nitroprusiato sódico
El Nitroprusiato sódico es un potente vasodilatador administrado por vía parenteral que se
utiliza en el tratamiento de emergencias hipertensivas, así como en la insuficiencia cardiaca.
Dilata los vasos arteriales y venosos, lo que reduce la resistencia vascular periférica y el
retorno venoso, disminuyendo tanto la poscarga como la precarga. Su acción ocurre como
resultado de la activación de la guanilil cinasa, aumentando el cGMP, relajando así el
musculo liso vascular.
El nitroprusiato reduce de forma rápida la presión arterial y sus efectos desaparecen de 1
a 10 minutos después de su interrupción. Se administra por infusión intravenosa, debe
prepararse en antes de cada administración puesto que es sensible a la luz. La dosificación
típicamente comienza a 0.5 mcg/kg/min y puede aumentarse hasta 10 mcg/kg/min según
sea necesario.
La toxicidad más grave de este medicamento está relacionada con la acumulación de
cianuro; acidosis metabólica, arritmias, hipotensión excesiva y muerte son las
complicaciones más graves. La administración de tiosulfato de sodio como donante de
azufre facilita el metabolismo del cianuro, y deberá administrarse cuando las dosis de
nitroprusiato estén entre 4-10 mcg/kg/min.
Nicardipino
El nicardipino es un calcioantagonista dihidropiridínico de segunda generación, con una alta
selectividad vascular y una fuerte actividad vasodilatadora arterial cerebral y coronaria. Los
bloqueadores de los canales de calcio tienen una eficacia bien documentada en la
hipertensión y las taquirritmias supraventriculares, además de la angina. Son agentes
activos por vía oral o intravenosa, y se caracterizan por un alto efecto en el primer paso.
La dosis es independiente del peso del paciente, con una infusión inicial de 5 mg/h,
incrementando 2,5 mg/h, cada 5minutos hasta un máximo de 15 mg/h, hasta que se
consigue la reducción de la PA deseada.
Los efectos tóxicos más importantes por los bloqueadores de los canales de calcio son
extensiones directas de su acción terapéutica: la inhibición excesiva de la afluencia de
calcio puede causar depresión cardiaca grave, bradicardia, bloqueo auriculoventricular,
paro cardiaco e insuficiencia cardiaca.
Clevidipino
El clevidipino es un calcioantagonista dihidropiridínico de tercera generación, desarrollado
para situaciones en las que es preciso un estrecho control de la PA. Está formulado solo
para uso intravenoso con una dosis de inicio de 4 ml/h por perfusión. La dosis del
medicamento se ajusta para conseguir la reducción deseada de la PA. En la mayoría de los
pacientes se consigue la respuesta terapéutica deseada a dosis de 8-12 ml/h. La dosis
máxima recomendada es de 64 ml/h
Enalaprilato
El enalaprilato es una preparación intravenosa de la forma activa del enalapril, inhibidor de
la enzima convertidora de angiotensina. Estos fármacos reducen la presión sanguínea
principalmente al disminuir la resistencia vascular periférica. Las concentraciones máximas
del enalaprilato aparecen pasadas 4 horas, además de que tiene una semivida de 11 horas
en promedio. La dosis inicial habitual es de 1,25 mg por vía intravenosa.

Esmolol
Agente bloqueante β-adrenérgico cardioselectivo, de acción ultracorta. (inicio de la acción
en 60 segundos, con una duración del efecto de 10-30 minutos).
El metabolismo del esmolol consiste en una rápida hidrólisis por esterasas de los eritocitos.
También es conocido como el “β-bloqueante ideal” por éstas propiedades.
Vía intravenosa 500 µg/kg en 1 minuto, seguida de una infusión de 50 a 100 µg/kg/min
como mantenimiento por 5 minutos. A partir de la obtención del efecto deseado se reduce
progresivamente el ritmo de la infusión cada 5-10 minutos. Y no se deben superar 300
µg/kg/min.

Fenoldopam
El fenoldopam es un vasodilatador periférico que actúa en los receptores periféricos de
dopamina-1. Se metaboliza rápidamente en el hígado mediante conjugación, sin
participación del citocromo P-450. Comienza a actuar a los 5 minutos de su administración,
y la respuesta máxima se obtiene a los 15 minutos. Es un vasodilatador arterial y renal,
provocando natriuresis.
Se administa via intravenosa 0.1 a 1.6 µg/Kg/min.
Urapidilo
El urapidilo es un antagonista de los receptores α1-adrenérgicos periféricos, así como
agonista central de los receptores de 5-hidroxitriptamina 1A serotoninérgicos.
Contraindicado en la estenosis aórtica.
Disminuye tanto la precarga como la poscarga cardiacas, e induce una vasodilatación
selectiva pulmonar y renal.
Su administración es vía intravenosa con dósis inicial de 2 mg/kg/min y una dosisi de
mantenimiento de 9 a 30 mg/kg/h.

Fentolamina
La fentolamina es un antagonista de los receptores α-adrenérgicos, con efecto dilatador
arterial y venoso, de rápido inicio de acción (2 minutos) y corta duración de efectos (10 a
15 minutos). Se administra en bolo intravenoso, con un comienzo de acción inmediato, en
dosis de 5 a 10 mg/10-15 minutos hasta dosis máx. 30 mg.
La fentolamina es la droga de primera elección en pacientes con crisis hipertensivas
asociadas a feocromocitoma, interacción IMAO-tiramina (inhibidores de la
monoaminooxidasa), rebote de clonidina o consumo de cocaína.

CONCLUSIONES

El objetivo general del tratamiento de las emergencias hipertensivas es la reducción rápida


y parcial de la PA hasta un nivel considerado seguro, debido a que su normalización brusca
puede inducir serios accidentes isquémicos cerebrales o coronarios, particularmente en
pacientes cuyos mecanismos de autorregulación vascular están ya adaptados a la
hipertensión crónica o en ancianos o pacientes con factores de riesgo para aterosclerosis.
Es labor fundamental del médico, que se encuentra delante de un paciente con cifras de
presión arterial desproporcionadamente elevadas, distinguir entre una emergencia
hipertensiva y una urgencia hipertensiva, ya que si bien es obvio que el tratamiento de las
emergencias hipertensivas comporta un beneficio para la salud del paciente ya observable
a corto plazo, el tratamiento de ciertas formas de urgencia hipertensiva aún no ha
demostrado su utilidad sobre la disminución de eventos cardiovasculares ligados a la
hipertensión arterial que es en esencia el objetivo final que perseguimos en el tratamiento
de nuestros hipertensos.
BIBLIOGRAFÍA
1. Santamaría, R., Redondo, M., Valle, C. & Aljama P. . (2009). Urgencias y
emergencias hipertensivas: Tratamiento. NefroPlus , 2, pp.25-35.
2. Martínez, J., Doménech, M., Morales, A. & Coca, A. . (2016). Crisis
hipertensiva: urgencia y emergencia hipertensiva. Medwave , 16, pp.1-15.
3. Caballero I. Crisis Hipertensivas. Sociedad Española de de Medicina de
Familia y Comunitaria.

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