Francisco Sierra - Entrevista Cualitativa
Francisco Sierra - Entrevista Cualitativa
Francisco Sierra - Entrevista Cualitativa
Introducción
Por entrevista definimos, habitualmente, una conversaci6n verbal entre dos o más
seres humanos (entrevistador y entrevistado), cuya finalidad es lo que en verdad le
otorga tal carácter. Es decir, en un sentido amplio, la entrevista es una conversaci6n
que establecen un interrogador y un interrogado para un prop6sito expreso. “La
entrevista es un intercambio verbal, que nos ayuda a reunir los datos durante un
encuentro, de carácter privado y cordial, donde una persona se dirige a otra y cuenta
su historia, da su versi6n de los hechos y responde a preguntas relacionadas con un
problema específico.”6 Luego, se trata en cierto modo de una forma de comunicación
interpersonal orientada a la obtención de información sobre un objetivo, definido. Existe
de antemano un objetivo o finalidad preestablecida por los interlocutores a través de un
acuerdo mutuo. El consenso que se establece en todo contrato comunicativo favorece
investigador debe ser capaz de discernir claramente cada una de ellas en relación a las pautas y utilidades que ofrecen
respectivamente, según los objetivos y el tema objeto del trabajo de investigación.
6
Charles Nahourn, La entrevista psicológica, Editorial Kapelusz, Buenos Aires, 1985, p. 7.
4
una disposición del sujeto entrevistado a responder al rol que le asigna el investigador.
Como ninguna otra técnica, la entrevista, por esta misma razón, es capaz de
aproximarse a la intimidad de la conducta social de los sujetos.
Junto a los actores, otros elementos que integran todo proceso de comunicación
son el canal, el código y el mensaje, en un contexto determinado social e
7
Leonor Arfuch, La entrevista, una invención dialógica, Editorial Paidós, Barcelona, 1995, p. 47.
5
históricamente. Por lo que se refiere al canal, en la entrevista tendremos en cuenta el
análisis fisiológico come, herramienta fundamental en la cornunicaci6n primaria. En
relación al código, desarrollaremos un análisis lingüístico o semiótico. Y respecto al
contexto, centraremos nuestro estudio en las leyes de la proxémica.
Estos factores de la comudcaci6n como sistema necesitan una fundamentación
básicamente psicosociológica, más que lingüística o estrictamente social. Sobre todo si
concebimos a la comunicación como un proceso que, en el caso de la interacción
personal, pone en juego una serie de elementos psicológicos y de códigos sociales
aprendidos, a partir de los cuales obtendremos la información deseada.
Por lo tanto, tomando en cuenta los elementos que integran todo proceso de
comunicación primaria, es decir, entendiendo a la entrevista como un sistema
8
Daphne Keats, La entrevista perfecta, Editorial Pax, México, 1992, p. 12.
6
conversacional cerrado, los factores y las barreras de la comunicación humana que
intervienen como variables en el desempeño de la interacci6n verbal, dependerán
básicamente de los siguientes elementos:
9
Mauro Rodríguez Estrada, Leonora del Campo y Raquenel Treviño, La entrevista productiva y creativa, McGraw Hill,
México, 1991, p. 64.
7
entrevista." 10 La atención y renegociación constante de dicho contrato es
fundamental para mantener el canal de la comunicación abierto. Si el contrato es
modificado, y el entrevistado no se ve satisfechas las expectativas iniciales en el
proceso de comunicación, el clima no será psicológicamente propicio para
mantener una buena interacción conversacional. Igualmente, la existencia de
una doble agenda por parte del entrevistado hace inviable el acceso, a
informac16n fidedigna. Todos aquellos elementos que no contribuyan a un
equilibrio psicológico benigno pueden bloquear negativamente la comunicación.
Luego, la atención del entrevistador hacia tales aspectos es crucial para el buen
desarrollo de la entrevista.
3. Barreras del contexto. Por último, hay que tomar en cuenta las barreras físicas
que configuran el entorno y la situación de la entrevista. Por ejemplo, la excesiva
distancia entre los interlocutores o la incomodidad del mobiliario en el que se
desarrolla la entrevista pueden romper el clima psicológico de concentración
comunicativa, generando pérdidas de información entre entrevistador y
entrevistado por el efecto no deseado de la distracción. "El conocimiento del
contexto puede prevenir que afloren algunos problemas; por otro lado, es claro
que también se pueden manipular deliberadamente los efectos del contexto. Sea
intencional o no, su influencia sobre el curso de una entrevista puede ser
considerable."11 Es práctica habitual el recomendar a los entrevistadores que
utilicen espacios acogedores, silenciosos, mínimamente íntimos y, hasta cierto
punto, familiares para el entrevistado, a fin de favorecer un ambiente de
confianza durante la conversación. Con frecuencia, el propio terreno, si es el
domicilio particular del entrevistado, suele resultar un lugar productivo para el
desarrollo de la entrevista. Si el cometido, en cambio, es el control social del
entrevistado, como en el caso por ejemplo de las entrevistas laborales, la
disposición física del contexto se organiza para el ejercicio del poder discursivo
del entrevistador sobre el sujeto hablante.
10
Ibid, p. 6.5.
11
Keats, op. cit., p. 17.
8
De esta manera, el análisis de la comunicación no verbal favorece la perspectiva
totalizadora que necesita la percepción de los intercambios personalizados. La
información de tipo indicial es con frecuencia más significativa que el lenguaje
expresado referencialmente, pues es al nivel de los indicios y las señales como el
sujeto administra inconscientemente la interacción personal (nivel abductivo). Los
códigos no verbales son utilizados espontáneamente por los interlocutores para lograr
un tipo de relación aceptable. Si la verbalización se sitúa en un grado de consciencia
que reduce la conversación a un nuevo intercambio informativo, la observación de los
sentimientos y emociones subjetivos muestran, en cambio, un contenido manifiesto de
verdad que trasciende la positividad de la palabra. En la medida en que usamos tanto
signos verbales como no verbales, nuestras actitudes y emociones se expresan más
fácilmente, de manera natural, a través del comportamiento no verbalizado, pues
condensa el nivel de lo más directamente subjetivo y no racionalizado por la
abstracción verbal de la palabra. Los códigos presenciales son, en este sentido, los
más eficientes en las funciones connotativa y emotiva, que revelan la profundidad de
toda relación íntima a nivel subjetivo.
En el caso concreto de la entrevista, el lenguaje silencioso, el cuerpo y, en
general, los códigos presenciales, son los elementos más decisivos para que el en-
trevistador controle la comunicación. "Así, inferimos la naturaleza de la relación afectiva
de señales tales como la expresión facial, la mirada, la postura del cuerpo y los gestos.
El tipo de relación afectiva que se desarrolla está fuertemente ligado a la manera como
el entrevistador y el entrevistado interpretan las señales no verbales emitidas por el
otro."12
Según Argyle, dentro de la comunicación no verbal pueden distinguirse diez
tipos de códigos:
1. El contacto físico. Este código, junto con el de proximidad, marca las diferencias
entre distintos grupos y culturas, tal y como lo analiza Hall. Por eso, “a quién
tocamos, dónde y cuándo lo hacemos puede transmitir mensajes importantes
acerca de nuestras relaciones.”13
2. La proximidad. El entrevistador debe conocer los rasgos distintivos en la relación
humana que crean distancias afectivas significativamente diferentes. Así, una
distancia menor de un metro es íntima, y más de dos metros y medio
semipública. Mientras que las distancias de la clase media tienden a ser
ligeramente mayores en su forma de relacionarse que las correspondientes a las
clases trabajadoras. Por lo tanto, para el buen desempeño de la entrevista,
conviene tener en cuenta las normas tácitas de la proxemia en la contemplación
de las distancias culturales, guardando una distancia menor o aproximada al
metro, con el fin de que el entrevistador pueda generar un clima de relativa
intimidad con el entrevistado.
3. La orientación. Dependiendo del ángulo de nuestro cuerpo con relación a otros,
estamos generando hacia las personas un sentimiento de confianza o, por el
contrario, de hostilidad. Es común recomendar, por ejemplo, que en las
entrevistas ambos interlocutores -emisor y receptor- mantengan una visión total
de su campo. Aunque, por ejemplo, en entrevistas de trabajo, la orientación cara
a cara incrementa la tensión y ansiedad en el entrevistado. Como
recomendación, es conveniente adecuar nuestra orientación corporal al contexto
12
Ibid., p. 14.
13
John Fiske, Introducción al estudio de la comunicación, Editorial Norma, N16xico, 1984, p. 57.
9
global de la entrevista, con el fin de manejar pertinentemente los distintos niveles
de intimidad o agresión.
4. La apariencia. Lógicamente, cabe pensar que si el principal propósito de la
interacción verbal es obtener información del entrevistado, entonces debe
evitarse cualquier comportamiento y apariencia que distraigan al interlocutor de
este fin. Por lo tanto, en este código presencial hay que tomar en cuenta dos
tipos de variables:
14
Ibid., p.59.
10
espacio físico en el que se desenvuelve la entrevista no facilita la comodidad del
entrevistado, éste tendrá que adoptar una postura no agradable, que
condicionará el tipo y modulación de su discurso; por ejemplo, utilizando sus
turnos de palabra mediante alocuciones breves. Luego, la postura puede
favorecer el dominio del espacio por el entrevistado o, en su defecto, la
adaptación dependiente al mismo, mediante una disposición a la defensiva.
9. El contacto visual. EI contacto visual garantiza la comunicación verbalizada.
Indica una relación afiliativa, a la vez que expresa un deseo auténtico de
retroalimentación en la medida en que se presta atención al modo en que
reacciona nuestro interlocutor. Sin embargo, este tipo de código no
siempre implica una voluntad expresa de favorecer la retroalimentación. Por
ejemplo, en las entrevistas de negocios, el dominio se ejerce sobre el hablante
sosteniendo la mirada del otro, directamente hasta que baje la vista a modo de
sumisión. El contacto visual en la entrevista de investigación debe propiciar, por
el contrario, el diálogo conversacional con el entrevistado, para que éste vea
interés y cierta empatía de parte del entrevistador hacia el significado y
trascendencia de lo que se está diciendo. Un error habitual en algunos
entrevistadores es fijar su mirada sobre las anotaciones de campo, sin prestar
atenci6n a la necesidad de reflejo que demanda el entrevistado respecto a su
discurso. Además de los movimientos e inclinaciones de cabeza, el hablante
necesita la mirada atenta del otro para poder proseguir con orden y motivación el
hilo de su razonamiento. Luego, la memoria, la inferencia y el don de palabra
son habilidades personales que debe poseer todo buen entrevistador. Volvemos
a repetir que en este tipo de técnica cualitativa el investigador es un artífice, crea
su propio método a partir de su imaginación sociológica, no es para nada
metodista.
10. Los aspectos no verbales de la palabra. Por último, deben tomarse en cuenta los
elementos no verbales de la palabra, puesto que ellos son indicativos del origen
y la calidad cultural del hablante. Estos elementos son clasificados dentro de los
llamados códigos prosódicos y códigos paradigmáticos. Incluyen aspectos come,
la entonación, el volumen, los errores de pronunciación, el acento e incluso la
velocidad de habla, siendo en general de interés para el entrevistador en la
medida en que nos ofrece información sobre el carácter de nuestro interlocutor,
hasta el punto de ser útil, en ocasiones, para acomodar una mejor conversación
durante el desarrollo de la interacción verbal.
Como se puede inferir, todos y cada uno de estos códigos son de significativa
importancia para el correcto desempeño durante el trabajo de campo de la entrevista.
Es más, estos códigos y su adecuado manejo constituyen el núcleo central de la
técnica de entrevista, en la medida en que el conocimiento de los actores sociales
depende de una mayor aproximación a su radical diferencia como sujetos, siendo los
elementos connotativos y/o afectivos de la comunicación los que nos proporcionan un
tipo de información más fiable en torno al modo de pensar y sentir que tiene el
entrevistado. Las interpretaciones que puede inferir el entrevistador sobre los rasgos
aparentes que muestra en un primer momento el entrevistado, pueden ser útiles para
aventurar hipótesis y conjeturas que ayuden en la observación del desarrollo de la
entrevista. De hecho, la actividad central del entrevistador consiste en estar atento a las
contradicciones entre el nivel de lo conscientemente racional y la intencionalidad latente
del discurso que revelan los elementos no verbales. El entrevistador debe adquirir
11
destreza y un amplio conocimiento sobre los modos complementarios de la
comunicación intensiva no verbal para percibir, en el sentido correcto, las señales que
constantemente esta generando el entrevistado. La comprensión atenta de la
congruencia de los gestos es el primer punto de referencia para llegar a descubrir la
actitud de una persona. El problema es que esta complementariedad entre el habla y
los significados no verbales no se caracteriza precisamente por su clara obviedad. Aún,
siendo el factor mas genuinamente auténtico de la personalidad de un individuo, el
gesto es más opaco que revelador.
Los códigos de la comunicación no verbal indican una percepción más
hologramática de los actores sociales. Y, en esa medida, interesa tornarlos en cuenta
como herramientas fundamentales del trabajo de campo cuando se aplique esta
técnica. Ya que, lo que está en juego en el buen desarrollo de la conversación, es
precisamente la posibilidad de mantener el precario equilibrio de este tipo de
interacción. Como explica Keats, la situaci6n de la entrevista no está estática sino
dinámica y puede llegar a resultados variados. Así, como el que responde y el
entrevistador reaccionan a las preguntas y respuestas de cada quien, ocurren cambios
en las estructuras cognoscitivas, en motivación, en actitudes y en relaciones afectivas.
El manejo de las realidades psicofisiológicas dentro del contexto social determinado de
la entrevista resulta altamente confrontativo para el individuo, aportando, a través de la
tensi6n del habla, la imagen del verdadero yo. Sólo identificando las señales de
comunicaci6n no verbal pueden percibirse tales cambios en beneficio de nuevos
reequilibrios comunicativos. De ahí la importancia que adquieren estos elementos en el
dominio general de la entrevista como técnica de investigación.
15
Keats, Op. cit., p. 74.
12
caso de la entrevista en profundidad. Por otra parte, crea distancias entre el emisor y el
receptor, el entrevistado se sentirá objeto de una interrogación, al no ser reconocido en
su radical diferencia subjetiva por el interlocutor. Todo sujeto necesita ser reconocido y
aceptado por los otros. Si el hablante no se posiciona en su punto de vista y mantiene
distancias poco confiables para el entrevistado, la ausencia de empatía provocará en él
un comportamiento a la defensiva, que obstaculizará toda posible comunicación.
Dominará entonces la lógica de la doble agenda. A tal fin, es conveniente que el
entrevistador recurra de manera constante en la entrevista a la técnica del reflejo.
Toda entrevista se fundamenta en dos principios básicos: el arte de hablar y el
arte de escuchar. El respeto al sistema y estructura de turnos hace factible el buen
entendimiento en la conversación. La aportación de la psicoterapia rogeriana ha
contribuido justamente a perfeccionar el arte de saber escuchar. El entrevistador, más
que saber preguntar debe saber comprender lo que dice el entrevistado. Mediante la
técnica del reflejo, considerada en psicología un nivel de percepción, el entrevistador
puede garantizar un buen nivel de retroalimentaci6n, facilitando el cumplimiento de
varios fines:
• Ayuda a convencer al entrevistado del buen interés del entrevistador hacia sus
necesidades.
• El hecho de recibir rebotado el problema o la situación origen de la entrevista,
ayuda a reducir su importancia, o inmediatez, racionalizando el discurso del
hablante.
• Garantiza la retroalimentación del proceso comunicativo.
16
Alejandro Acevedo y Alba Florencia L6pez, E1 proceso de la entrevista. Conceptos y modelos, Editorial Limusa, México,
1988, p.
13
Dialéctica del habla. Bases psicológicas de la conversación
20
Rodríguez et al, Op. cit., p. 56.
16
La entrevista cualitativa
21
Arfuch, Op. cit., p. 54.
17
anécdota, la fluctuación de la memoria, la entrevista nos acerca a la vida de los otros,
sus creencias, su filosofía personal, sus sentimientos, sus miedos."22 La entrevista
cualitativa es pues una narración conversacional creada conjuntamente por el
entrevistador y el entrevistado, que contiene un conjunto interrelacionado de
estructuras que la definen como objeto de estudio. De ahí que todo dispositivo técnico,
desplegado en el trabajo de campo por el investigador, se oriente a mantener abierta la
comunicación interpersonal cercada; permanentemente por la amenaza de la
interrupción del diálogo en su incompletud y sus limitaciones fragmentarias. Es decir,
como la conversación, la entrevista cualitativa es fruto del azar y la necesidad. Ésta, es
su principal virtud, a la vez que su más importante limitación. Pues, como hemos visto,
el carácter inconcluso y abierto, y la variedad de historias que narra, con mayores o
menores detalles, definen a la entrevista abierta como un arte basado en la
competencia conversacional. La herramienta de productividad investigadora es el
propio sujeto de la investigación en proceso. La materia prima será la palabra como
vehículo de experiencia personalizada. Y el fundamento de la validez, la autenticidad
de la voz.
Delimitación conceptual
La entrevista abierta, por tanto, no se sitúa en el campo puro de la conducta -el orden
del hacer-, ni en el lugar puro de lo lingüístico -el orden del decir-, sino en un campo
intermedio en el que encuentra pleno reconocimiento metodológico: algo así como el
decir del hacer, basado fundamentalmente en que el hecho de hablar con los
interlocutores de lo que hacen y lo que son.25
25
Ibid., p. 227.
20
duración, o sea, reiterada hasta la profundización suficiente; por otro, un cuestionario
rápido. Por una parte, las personas implicadas, entrevistador y entrevistado, tienen una
importancia capital, así como la naturaleza psicoafectiva de la conversación; por otra,
es la respuesta y no la persona la que tiene importancia primordial. Por una parte, una
extrema dificultad para interpretar la entrevista y para explotar sus resultados; por la
otra, la posibilidad de establecer una muestra representativa y de tratar
estadísticamente los resultados.26
Como mencionamos al principio, la entrevista abierta debe su actual difusi6n entre las
disciplinas sociales al tradicional uso que de ella se ha hecho por parte de la
antropología. El trabajo etnográfico es el lugar privilegiado de los estudios culturales,
siendo la entrevista herramienta fundamental para el desarrollo de toda estrategia de
observaci6n participante.
EI investigador que integra la entrevista cualitativa en su trabajo de observación
etnográfica utiliza habitualmente esta t6cnica como recurso para configurar el contexto
de observación. En la etnografía, la entrevista es un instrumento de interacción que
opera como centro organizador del trabajo etnográfico, facilitando el contacto y
conocimiento de los miembros de la comunidad. De hecho, a partir de las entrevistas
realizadas, el investigador organiza sus estrategias posteriores a desarrollar en el
trabajo de campo. Así pues, la entrevista opera aquí como una técnica auxiliar
complementaria en el trabajo de campo de la observación participante.
Etnografía Entrevista
23
La conversación como arqueología personal
Lo simple es extraordinario
29
Ibid., p. 195.
30
Ibid., p. 196.
25
individual abierta tiende a resultar muy productiva para el estudio de casos típicos o
extremos, en los que la actitud de ciertos individuos encarna, en toda su riqueza, el
modelo ideal de una determinada actitud. De manera especial, la entrevista cualitativa
permite conocer con mayor exactitud las relaciones del sujeto con los modelos
culturales de personalidad, proyectados hacia el grupo de pertenencia o el otro
generalizado como super ego. Cuando el objetivo de la investigación es de índole
pragmática, es decir, cuando se intenta conocer el modo de actuaci6n de los actores en
relación a su sistema de representación social como sujetos inmersos en la praxis
social, la entrevista ilustra adecuadamente los puntos de conexión concretos entre
comportamiento individual y objeto de investigación. Este seria el caso de las
entrevistas en profundidad. En otras ocasiones, cuando la entrevista busca recuperar
testimonios de sobrevivientes a determinados acontecimientos (por ejemplo, el
recuerdo de la matanza de Tlatelolco), la técnica se orienta en un sentido temático
mucho más enfocado.
En general, la utilización pertinente de la entrevista cualitativa en la investigación
social se fundamenta en tres principios esenciales:
26
3. El análisis de la interacción entre constituciones psicológicas personales y
conductas sociales específicas. Por ejemplo, en el estudio de la desviación
social. La entrevista interviene aquí para intentar rastrear las huellas de las
marcas sociales que clasifican al individuo como sujeto anómalo, dando voz y
captando expresivamente la personalidad del sujeto desviado.
4. Por último, es común la utilización de la entrevista en profundidad como técnica
complementaria en los estudios cuantitativos, a modo de prospección de los
campos semánticos que identifican lingüísticamente a cada uno de los grupos
sociales objeto de la investigación. Al operar al nivel de las hablas individuales,
la entrevista en profundidad capta con toda la intención el vocabulario y las
modalidades expresivas, así como los discursos arquetípicos necesarios para
una correcta elaboración del código de preguntas y posibles respuestas que
estructuren a posteriori el cuestionario.
31
Ibid., p. 173.
27
4. Luego, en consecuencia, las entrevistas tienden a producir frecuentemente
falsificaciones, engaños, distorsiones exageradas y fugas temáticas en el
intercambio verbal que se establece durante la conversaci6n de la entrevista.
5. En la medida que la pereepci6n social del investigador está mediada por la
verbalización del entrevistado, no se dan las condiciones para conocer mejor el
contexto discursivo, global a partir del cual se pueden comprender muchas de
las perspectivas del objeto de estudio.
6. El entrevistador probablemente no comprenda el lenguaje de su interlocutor al
desconocer el contexto vivencial. O tal vez los entrevistados no sean capaces de
expresar muchas cosas importantes que s61o una detenida observaci6n nos
puede proporcionar. Como la encuesta de opinión, la entrevista cualitativa parte
de la verosimilitud del habla individual.
7. Sin embargo, las personas dicen y hacen cosas diferentes en distintas
situaciones. No debe darse por sentado que lo que una persona dice en la
entrevista es lo que esa persona cree o dice en otras situaciones. La razón,
independientemente de su objetividad o expresión, siempre es contextual. Se
trata de una razón situada. El habla que verbaliza el sujeto de la entrevista es
una trama discursiva de un ser devenido en un tiempo y un espacio irrepetible: el
de la entrevista.
28
Las estrategias de diseño
La investigación con entrevista abierta, como sucede en general con los estudios
cualitativos, exige un diseño flexible a construir posteriormente en el trabajo de campo.
Esta última, es la fase que determina el proceso de producción y captación de
información. Antes de llevar a efecto la realización de la entrevista, el investigador debe
prever la adopción de una serie de disposiciones que configuren un ambiente físico
agradable. Aunque la importancia de estas disposiciones sea ciertamente relativa. En
última instancia, la entrevista va a depender de las habilidades exhibidas en el trabajo
de campo. Luego, el protocolo de gabinete es una estrategia de configuración del
campo cultural que abre el objeto de estudio más que cerrarlo. En esta fase el
investigador debe tomar en consideración los elementos que se describen a
continuación.
32
Téngase en cuenta que la selección del entrevistado no se ajusta a los criterios de la muestra sociodemográfica, según la
lógica de proporcionalidad/representatividad estadística. Más bien, debe responder a la naturaleza de la muestra discursiva,
como sucede en el proceso de selección muestral que desarrolla la técnica de grupos de discusión.
29
En la estrategia de diseño, es más que recomendable un especial cuidado en el
proceso de captación de los informantes. El entrevistado no debe apreciar la
discontinuidad característica de toda experiencia de laboratorio (laborare), aunque
cosifique finalmente, en la clausura del análisis interpretativo, la originalidad de su
habla como sujeto. En esto consiste la trampa de la doble agenda. El acceso a los
entrevistados a través de las redes sociales que configuran su contexto de acción,
garantiza a priori una disponibilidad discursiva para la disciplina de la interacción
conversacional. El entrevistado mostrará, por otra parte, una voluntad cooperativa de la
que normalmente carecería si se le sometiera por azar de la muestra al interrogatorio
del cuestionario. Esta es la ventaja de partida que el entrevistador podrá explotar más
tarde en la propia situación de entrevista. Luego, en cierta forma, la estrategia de
diseño en la entrevista cualitativa es un juego de captaci6n en red. La búsqueda
reticular facilitará nuestro acercamiento al entrevistado.
30
del objetivo de investigación sin truncar, predisponiendo al entrevistado, el
sentido temático de la conversación.
• El anonimato. Si se cae en el error, poco habitual afortunadamente, de publicar
datos del entrevistado que le identifiquen personalmente, el investigador puede
incurrir en graves perjuicios que, en ocasiones, incluso pueden derivar en
consecuencias legales. Una de las reglas de oro del investigador es garantizar el
anonimato del entrevistado con el fin de salvaguardar a la persona de todo
peligro de integridad física, del desprestigio personal o la deshonra, o
simplemente para cuidar su imagen como individuo. El investigador debe aclarar
oportunamente al entrevistado que la información proporcionada será siempre
objeto de trato confidencial. Salvo por autorización expresa del entrevistado, los
datos finales que den lugar al informe deben aparecer referidos con seudónimos
o sobrenombres, cumpliendo siempre el respeto al anonimato en caso de duda.
• La logística. A la hora de fijar el horario y lugar de la cita en la que se desarrolle
la entrevista, el investigador siempre debe mostrar una disponibilidad absoluta
para amoldar su agenda a los tiempos del entrevistado. En el caso de las
historias de vida, es recomendable que los encuentros se fijen con una cierta
periodicidad, respetando la celebración de sesiones con unos intervalos no
mayor a una semana de manera regular, pues mAs de ese tiempo hace difícil la
motivación y continuidad del entrevistado en su involucran-dento con la
construcci6n discursiva. En cuanto al horario, como norma, el diseño debe
contemplar que la cita se celebre en el tiempo de ocio del entrevistado.
Volvemos a insistir en los fundamentos de la lógica del placer. Un sujeto que
dispone de tiempo de trabajo para el desarrollo de la investigación no va a
favorecer el conocimiento de su persona como sujeto, pues el habla está
mediada por la razón productiva, no libidinal, del espacio-taller. Por otra parte,
además, es muy probable que la conversación sea interrumpida por los
requerimientos propios de sus responsabilidades laborales. Sin olvidar que tal
contexto presiona en el habla del entrevistado coartando la libertad de palabra,
de manera que sus intervenciones quedan estructuradas en breves y casi
monosilábicos turnos de interacci6n verbal. El espacio-taller no es un espacio de
libertad que favorezca la relajaci6n del entrevistado. Todo individuo se reconoce
idealmente como sujeto únicamente en el tiempo que dispone para si. El tiempo
para los otros, el tiempo que organiza el capital, es tiempo enajenado de la libre
disposición del sujeto. Por lo tanto, no es un tiempo propicio para profundizar en
las construcciones inconscientes del entrevistado. Por tanto, tiempo y lugar
deben ser objeto de una convocatoria ociosa para favorecer la conversaci6n
amable. En este sentido, puede ser pertinente celebrar la sesi6n en el domicilio
del entrevistado, pues además de ser un espacio doméstico de reproducci6n
social, y no de producción, constituye un territorio de dominio del interlocutor que
hace más fácil la creación del clima de la entrevista. El contexto espacial y
situacional de la conversaci6n exige un ambiente familiar, mínimamente íntimo,
que haga sentir cómodo al entrevistado para que este dispuesto a conversar sin
tensiones y de manera relajada. Por ello, el local de reuni6n debe ser controlable
por ambos actores de la comunicaci6n. No conviene que sea muy grande ni muy
reducido. La distribución del mobiliario físico, si puede ser diseñado por el
entrevistador -cosa poco frecuente-, debe ajustarse a la situación dialógica de
ambos interlocutores. Es recomendable que el entrevistador y el entrevistado no
31
tengan ningún obstáculo que limite la observaci6n de los movimientos y
actitudes de su interlocutor.
No vamos a detallar aquí pormenorizadamente la configuraci6n de estos
espacios ni el tiempo en el que es conveniente celebrar la cita de la entrevista,
remitiéndonos para ello a la abundante bibliografía existente que se adjunta al
final de este artículo. No obstante, sí cabria apuntar que en ningún caso el
espacio debe ser un espacio productivo ni tampoco territorio o dominio particular
del investigador.
• La devolución de la información. Es práctica frecuente de algunos investigadores
ofrecer a los entrevistados la posibilidad de leer y comentar la transcripción de
las entrevistas e incluso el borrador de un futuro, libro o artículo que se derive
del trabajo realizado junto con el protagonista de la información. Este
compromiso, habitual en el proceso de investigación con historias de vida, es a
elecci6n del investigador en el caso de la entrevista en profundidad. Por ejemplo,
la práctica dominante en los estudios de mercado rara vez considera este
aspecto. No sucede así tampoco con las investigaciones de vocación más
académica. Nuestra experiencia, a este respecto, es que la devolución del
discurso ya ordenado es más que fructífera para el investigador, pues ayuda a
confrontar sus intuiciones y análisis, el marco de interpretaci6n, con el
discurso -consciente- del entrevistado. Ahora bien, hay que procurar impedir que
el entrevistado tenga la última palabra sobre el contenido de las entrevistas.
Consultar su valoración de las transcripciones y los principios de análisis que
aplicará posteriormente el investigador garantiza una comprensión mas ajustada
del tema objeto de estudio, aportando al estudioso elementos inicialmente no
identificados en la estructura narrativa.
Por último, cabe indicar respecto al primer contacto con el entrevistado
que es conveniente evitar cualquier intermediaci6n interesada. La remuneración
del entrevistado puede llevar a éste a fabricar idealmente sus discursos al fin de
responder a las expectativas del investigador, a quien puede identificar con la
fuente donante del estímulo monetario. Toda mediaci6n interesada puede
sesgar los discursos. La experiencia de estandarización de los grupos de
discusi6n demuestra que el habla y los discursos pueden ser territorializados
tópicamente por la lógica del estereotipo redundante. Si acaso se puede ofrecer
un estimulo al entrevistado, es en forma de participaci6n en futuros derechos de
autoría o a través de menciones honoríficas. Nunca en forma monetaria.
GUÍA DE LA ENTREVISTA
Previo al encuentro con el interlocutor, se debe elaborar una guía de entrevista, como
herramienta de trabajo reflexivo para la ordenaci6n de los temas posibles que pueden
aparecer en la conversaci6n. La guía de la entrevista no es un protocolo estructurado
de preguntas. Se trata más bien de una lista de tópicos temáticos y áreas generales,
objeto necesario de interacci6n verbal que el entrevistador sistematiza con dos
cometidos principales: reflexionar sobre el modo de flexión del habla que manifestará el
entrevistado y, de paso, organizar los temas sobre los que se harán preguntas en la
entrevista. Por lo tanto, la elaboración de esta guía sólo busca apoyar al entrevistador
en el recordatorio de los principales asuntos que deben ser cuestionados frente al
interlocutor. La guía de la entrevista es especialmente útil para que en el inicio de la
32
conversaci6n el entrevistado se ajuste al plan temático que el investigador espera. Este
trabajo forma parte del ejercicio de conocimiento previo que el investigador siempre
debe disponer sobre el sujeto al que va a entrevistar. La guía temática dependerá
directamente del grado de conocimiento que el entrevistador tenga acerca de su
informante. Por otra parte, en una investigación interdisciplinaria en equipo, la guía
asegura que todos los investigadores aborden en sus entrevistas los mismos temas
generales, independientemente de la profundidad y el enfoque de los mismos. Por
supuesto, el contenido de esta gula puede ser modificado sobre la marcha del proceso
de investigación, una vez conocidos los primeros resultados de las entrevistas
aplicadas a algunos sujetos. Como recomendación general, es preferible que, aunque
la gula se lleve anotada por escrito, el investigador tenga más o menos memorizado su
contenido. Pues, la consulta directa durante el transcurso de la interacción verbal
puede ir en detrimento de la observación y el reflejo que demanda el entrevistado
durante sus turnos de palabra. La atención del entrevistador sobre el hablante debe ser
total. De esta manera, la guía de la entrevista debe ser mejor escrita en nuestra
memoria que sobre un cuaderno de notas. La guía de la entrevista debe concebirse,
por tanto, más bien como un guión interno.
La entrevista es por definición, como hemos visto, un acto de interacci6n personal entre
dos sujetos -entrevistador y entrevistado-, en el cual se efectúa un intercambio de
comunicación cruzada, a través de la cual, el entrevistador busca transmitir a su
interlocutor interés, confianza, familiaridad, motivación y garantía de identificación para
que el entrevistado devuelva, a cambio, información personal en forma de descripción,
interpretación y/o afirmación evaluativa.
De la relación que mantengamos con el entrevistado dependerá la cantidad y,
sobre todo, la calidad de la información accesible al análisis. El diseño flexible que
mencionábamos al principio tiene en la planificación de la situación de entrevista su
principal cometido. El diseño de la situación es fundamental para conseguir un marco
adecuado, similar al de cualquier conversación banal. La entrevista es ante todo una
puesta en escena que simula la naturalidad del diálogo. Esta situación creada por el
analista, es además una situación totalmente novedosa para el entrevistado. En este
sentido, aunque el escenario suele ser normal, del orden de la vida diaria (casa,
cafetería, sala pública, etcétera.), la conversaci6n íntima, sin embargo, introduce una
cierta peculiaridad al encuentro, en la medida que el sujeto entrevistado tiene que
enfrentarse a una persona extraña que además se encuentra a solas con él.
En este sentido, el control de la situación de la entrevista exige una mirada
holística del entrevistador sobre el contexto global en el que se desenvuelve la
interacción conversacional. En consecuencia, el manejo de la entrevista implica
conocer:
33
• Los factores generales de índole cognitivo o emocional que están implícitos
durante el desarrollo de la conversación.
EL CONTRATO COMUNICATIVO
COMIENZO DE LA ENTREVISTA
El inicio de la, entrevista debe plantearse siguiendo la lógica del embudo, también
aplicable a la, entrevista con encuesta. En ésta, el investigador debe formular
preguntas generales, siendo cuidadoso de no forzar respuestas significativas al
principio, ya que si se realizan preguntas directivas iniciándose la conversación, el
entrevistado se puede crear la, falsa idea de responder directamente según un
esquema lineal de interacci6n (E-R). Hay que procurar, por el contrario, que el
entrevistado rompa el hielo y comience a hablar desde el principio, que lleve la voz
cantante, hablando de sus perspectivas y experiencias sin ninguna estructura fija de
conversación. Al principio es común que el nerviosismo se apodere del entrevistado,
por lo tanto el investigador deberá iniciar lentamente la conversación para favorecer así
el progresivo esparcimiento narrativo del informante. El investigador debe aprovechar
este momento para establecer rapport con el entrevistado, familiarizándose con su
persona. No está de mis el iniciar la entrevista con un cálido apretón de manos y una
conversación afable que reduzca todas las tensiones normales provocadas por la
situaci6n especial de la entrevista.
Posteriormente, es importante que la primera pregunta que efectúe el
entrevistador sea una pregunta abierta que facilite la descripción narrativa del entrevis-
tado. Puede ser, por ejemplo, la, solicitud de una descripci6n sobre determinados
acontecimientos o experiencias concretas de su vida, pues una pregunta básicamente
descriptiva de este tipo garantiza casi siempre que el entrevistado inicie la conversación
sin estructurar sus respuestas. En la primera fase de la interacción verbal conviene que
las preguntas no sean directas ni de confrontación. Deben ser preguntas abiertas de
carácter informativo y, eso sí, en ningún caso sesgadas.
LA GRABADORA
EL DESARROLLO
36
Por lo que se refiere a las preguntas, es recomendable que el
entrevistador efectúe preguntas más bien extensas, nunca preguntas demasiado
específicas. Las preguntas, si son hábilmente formuladas en el momento y forma
oportunas, pueden orientar hacia sus metas el buen desarrollo de la entrevista.
Deben efectuarse de tal forma que más que obligar al entrevistado a elaborar
sus respuestas condicionadas generen en él un afán espontáneo por
comunicarse coloquial y libremente. Por lo general, las preguntas han de ser
muy claras, con lenguaje común y diríase que hasta coloquial. Sólo se utilizarán
preguntas cerradas cuando se busquen clarificar datos o aspectos concretos de
lo dicho hasta entonces por el entrevistado. En cualquier caso, las preguntas
deberán estar formuladas de acuerdo con el nivel de información y
conocimientos del entrevistado. Si el lenguaje, el contenido de la pregunta o el
momento de su formulación no están adecuados a las expectativas del
informante, el entrevistador puede provocar desconfianza o frustración en el
entrevistado.
• El arte de escuchar. Por otro lado, el investigador ha de saber auscultar en el
sentido del discurso del entrevistado, interpretando, a partir de la semántica, las
vivencias, las actitudes, la dirección que toman las reacciones psíquicas e
incluso los contextos de narración. "La efectividad en escuchar de un
entrevistador consiste en la atención prestada a las palabras que se dicen, a la
concentración en la conducta del sujeto, en la percepción clara de lo enfocado y
en la asimilación y análisis de lo que se ha percibido".36 Del nivel de atención
que el entrevistador logre transmitir al hablante dependerá la informaci6n que
éste le proporcione. Por lo tanto, el entrevistador debe desarrollar sus
habilidades de atención y concentración perceptivas, siendo capaz incluso de
leer entre líneas. Además de dominar el arte de la pregunta y saber escuchar, el
entrevistador debe ser un agudo observador de la conducta humana.
36
Acevedo/López, Op. cit, p. 84.
37
Un elemento a tomar en cuenta en el desarrollo de la entrevista es el
funcionamiento de los turnos que organiza las interacciones verbales. "Los turnos
regulan los cambios de locutor, la duración de la emisión, la distribución de los
participantes, continuidad/discontinuidad en el uso de la palabra y, por supuesto, las
transgresiones."37
Ahora bien, toda comunicación es un juego de estrategias y movimientos de
guerra. La guerra es el principio de toda comunicación. La potencia es una frontera en
la medida en que hace inviable el proyecto de la comunicación. En esta lógica entran
en juego los resabios de disputa del espacio verbal al otro, la interrupción de la palabra,
el intencionado intento de desviar la pregunta, la inquisición agresiva, etcétera.
Por lo general, resulta conveniente favorecer el cambio de voz a partir de la
natural conclusión de la respuesta o de la intervención del interlocutor, orientando el
rumbo de la entrevista como consentimiento mutuo. Como táctica dominante, el
entrevistador debe procurar dejar en suspenso su palabra en el intercambio de turnos
para facilitar el obligado protagonismo de la representación en escena por el
entrevistado.
LAS PAUTAS
37
Arfuch, Op. cit., p. 43.
38
juicios negativos sobre el entrevistado, independientemente de las afirmaciones
que realice. Suele ocurrir, por ejemplo, que el entrevistador se confunda en la
entrevista por tratar de ver intenciones en vez de percibir las conductas del
entre-vistado. El primer principio que compromete al entrevistador es el respeto
a la individualidad del entrevistado. En este sentido, el mejor modo de evitar la
apariencia sojuzgadora, que siempre está presente como trasfondo en la
investigación, consiste en tratar de aceptar a los actores sociales como son, sin
emitir juicios de valor, ni mentalmente. Hay que tomar la iniciativa de tranquilizar
al interlocutor en cuanto a que, desde nuestro punto de vista, todo en ella esta
correcto como persona. Sobre todo d espu6s de revelarnos algo perturbador o
desacreditante, conviene que el entrevistador d6 muestras de simpatía y
comprensión tolerante. En la situación y desarrollo de la entrevista, hay que ser
especialmente sensibles sobre los efectos de nuestras palabras y expresiones
no verbales respecto al entrevistado.
d) Por lo tanto, el entrevistador debe promover relaciones favorables durante el
desarrollo de la entrevista, pues de ello dependerá la recolección de información.
e) El entrevistador debe procurar no interrumpir el discurso, aunque en ocasiones
sea vago e impreciso, o poco informativo.
f) Una vez que el entrevistado llegue al núcleo temático objeto de la investigación
conviene reforzar gestualmente la intensidad de la comunicación, manteniendo
suspendido el clima conversacional de revelación intima.
g) Como exigencia permanente, debe mantenerse alerta la atención. El
entrevistador debe manifestar un sincero interés en lo que el entrevistado cuenta
o reflexiona. Una característica del entrevistador es justamente la pasión por la
curiosidad y el conocimiento de los otros.
h) El investigador debe captar durante el desarrollo de la entrevista las posibles
deformaciones eventuales, así como los relatos distorsionantes que puede
ofrecer el interlocutor. Para tal fin se instrumentan controles cruzados que
verifiquen la información, comprobando la coherencia del discurso hablado por el
informante. En ocasiones, por ejemplo cuando se utiliza la entrevista cualitativa
en el trabajo de historias de vida, el entrevistador puede incluso confrontar
directamente al entrevistado con sus contradicciones discursivas.
i) En cualquier caso, la norma general de debido cumplimiento es el
mantenimiento de la motivación del entrevistado durante toda la conversación.
La mejor fórmula a tal fin es contemplar el criterio de relacionarse con el sujeto
como persona y no como fuente de información. No es prudente, por ejemplo,
que mantengamos un total hermetismo evitando manifestar a cualquier precio
nuestros propios sentimientos. La percepción de la doble agenda por el
entrevistado genera distancias y recelos mutuos en la interacción. Por ello, el
entrevistador debe comprometerse con el entrevistado más allá de la relación
investigadora, pues la relación emocional o afectiva es condición sine qua non
que requiere toda comunicación interpersonal. Por eso coincidimos con algunos
autores cuando señalan que existe un lugar entre la revelación simpática y el
total mutismo en el que el entrevistador debe tratar de mantener el punto medio
en la conversación como pauta contextual de la entrevista. De ello dependerá el
desarrollo y mayor o menor desempeño competente en el trabajo de campo.
39
EL TIEMPO
38
Galindo, Op. cit., p. 156.
40
entrevista, así como el trasfondo que permanece presente, a nivel simbólico, en el
desarrollo de la conversaci6n, aparentemente inocua. Luego, el entrevistador debe
formarse para descifrar el manejo de la imagen del entrevistado, distinguiendo entre la
conducta manifiesta y la intencionalidad latente.
El entrevistador debe ser consciente que cumple una función reveladora de
poder. Aunque consiga romper la norma y llegue a dialogar simétricamente en
condiciones de igualdad con el entrevistado, finalmente es él quien ha definido y
formulado la situación de la entrevista. Sólo el investigador puede intercambiar
funciones como facilitador, amigo, confesor o representante inquisitorial, en la
comunicación íntima que se establece con la entrevista. De hecho, esta función
presupone una, serie de habilidades o competencias comunicativas necesarias que
autores como Garfinkel han planteado con todo detalle en la formulación del concepto
nuclear que estructura la conversación.
Entre las funciones principales que orientan su trabajo sobre el terreno destaca
el saber plantear con claridad las preguntas y el recuperar, en el momento, aquellos
temas de interés para la investigación. Es él quien debe hacer avanzar el diálogo, quien
debe resumir y glosar con comentarios a modo de resumen lo dicho en cada una de las
fases de la entrevista. Es el entrevistador quien tiene el poder del silencio y la
interrupción, quien regula el tiempo y puntúa las intervenciones y/o los turnos de
palabra del entrevistado.
No obstante, el investigador no controla la mayoría de las variables ni los
principales elementos que intervienen en el desarrollo de la técnica de la entrevista. La
relación con el entrevistado y la interacción verbal de la entrevista no dependen en
exclusiva de él sino más bien de la voluntad de su interlocutor, que condiciona el lugar
de desarrollo en el que se ha de celebrar el encuentro, el momento concreto e incluso
el tipo de tono en el que habrá de desenvolverse la conversación. El vestuario, los
gestos, los modelos de comportamiento y el lenguaje, entre otras variables, pueden ser
controlados por el entrevistador, quien deberá ajustarlos a la realidad del entrevistado.
Ya que el entrevistador debe procurar siempre adaptarse al entrevistado, según su
perfil, status social, diferencia étnica, edad, género y carácter. La fisonomía, la
apariencia personal y el modo de presentarse ante el entrevistado siempre influyen de
manera indirecta sobre el desarrollo de las conversaciones. En este sentido, el valor
potencial de la entrevista dependerá en buena medida de la capacidad de control que
ejerza el entrevistador sobre sus propias actitudes. Pocos investigadores, sin embargo,
tienen la habilidad social para establecer interacciones cálidas y comprensivas que
favorezcan buenos vínculos en sus redes de relaciones cotidianas.
A modo de recomendación, el investigador es quien debe conseguir la
familiaridad suficiente respecto al estilo de vida de los entrevistados, su subcultura, sus
costumbres étnicas, así como el conocimiento de algunas categorías sociales, que
afectarán sin duda a la deseable armonía que busca el entrevistador en el encuentro.
El entrevistador debe orientar también el éxito de la entrevista garantizando una relativa
empatía. Empatizar es asumir la personalidad del otro. E1 investigador debe mostrar al
entrevistado una disponibilidad absoluta en la aceptación de su personalidad. El éxito
de la entrevista depende en buena medida del tacto y la sensibilidad mostrado por el
entrevistador hacia el entrevistado. En su calidad de sujeto en proceso, debe buscar,
desde el principio, una relación de cordialidad con su interlocutor, mostrándose en todo
momento cálido y accesible en sus intervenciones. "El entrevistador, en el momento de
actuar, tiene que manifestarse, con relación a si mismo, abstraído, distanciado de todo
41
aquello que pueda significarles contaminar el encuentro con apreciaciones proyectivas,
y debe mantenerse involucrado en el intercambio para lograr una auténtica reciprocidad
y, con ello, obtener datos confiables, exentos de especulaciones innecesarias." 39
Como, pauta de comportamiento, debe asumir el papel que conviene a la situación al
momento de la entrevista, de cara, sobre todo, al entrevistado que esta frente a
nosotros como interlocutor. Por un lado, el entrevistador debe mostrar un amplio
dominio de las normas de urbanidad. Como analista, ha de tener perfecto conocimiento
sobre las costumbres y usos sociales dominantes en la comunidad, con el fin de poder
valorar en sus justos términos la conducta apropiada con el entrevistado. Por otra
parte, la naturaleza de la interacción conversacional le exige una profunda capacidad
analítica para interpretar adecuadamente, de manera sistemática, las conjeturas que
presenta la narraci6n del entrevistado. En este sentido, debe ser un hábil
descodificador de discursos, además de poder transmitir eficazmente sus mensajes.
Según Taylor y Bogdan, los entrevistadores deben ser simpáticos, pero no tratar
con condescendencia a la otra persona. "Deben saber cuándo indagar, pero
mantenerse alejados de las heridas abiertas. Deben ser amistosos, pero no como quien
sólo trata de congraciarse." 40 El entrevistador debe comportarse siempre con la
adecuada cortesía, sin caer en la adulación. La introducción a la entrevista requiere
necesariamente una gran experiencia humana de su parte. En este sentido, la posición,
el rol que ocupa, es la figura característica del interrogador socrático, siguiendo el
modelo psicoanalítico en cierto modo. El entrevistador está allí para ayudar a la
exteriorización de la memoria y el habla individual: Su función es la de facilitador del
sentido común del entrevistado. A tal fin, deberá mostrarse como alguien que no está
totalmente seguro de las preguntas que quiere hacer. El entrevistador debe ser un
auténtico idiota, puesto que apenas tiene que hablar y cuando lo haga, sólo debe
hacerlo en función de la previa autorización indicada del entrevistado. Luego, la función
del técnico de la entrevista es la de un observador inquieto y más bien curioso, siempre
dispuesto a aprender de su interlocutor.
A pesar de las transacciones existentes y de los intentos más o menos vagos de los
investigadores, el discurso y la vida son difícilmente reductibles a un mismo patrón
significante. La representación final de la vida en el discurso es un ejercicio asintótico
de búsqueda de varias y complejas divergencias y múltiples interpretaciones cruzadas:
39
Acevedo/López, Op. cit., p. 21.
40
Taylor/Bogdan, Op. cit., p. 123.
41
Arfuch, Op. cit., p. 12.
42
del relato se reconoce y acepta como una verdad fragmentaria. Por lo que, el análisis
de la entrevista debe intentar traducir de manera verosímil lo que los entrevistados
expresan y perciben de si mismos y de su entorno. La objetividad científica de la
técnica reside, paradójicamente, en la puesta en escena y en el encuentro radical de
subjetividades. El análisis se sustenta por tanto en la interpretación y la reinterpretación
de lo que dice el entrevistado, del modo en que lo dice, así como lo que nos dice en
sus interacciones kin6sicas y sus expresiones de comunicación no verbal.
La condición de autorreferencia y la mediación de la puesta en escena del yo
determinan los límites de la entrevista abierta para conocer el sentido real de las
prácticas sociales. Lo cual, nos interesa sobremanera en el análisis. No tanto el relato
de acontecimientos ni la articulación temporal de recuerdos, sino el significado social
atribuido al relato de vida del entrevistado.
Como en el grupo de discusión, el problema del análisis del discurso nos sitúa
ante el dilema de la fundamentación del habla. No sabemos si el entrevistado habla de
lo social, o lo social hace hablar, a través del discurso, al entrevistado como un
sujeto/sujetado. Esto es, ¿el producto final de lo registrado en la entrevista es
construcción personal o la entrevista construye, por el contrario, al informante?
Sabemos que los discursos, junto con los hechos que producen los actores
sociales con su accionar, configuran por igual la realidad fenoménica. Ambos -lenguaje
y acción-, se reclaman mutuamente la comprensión totalizante de lo real concreto.
Aunque pertenecen a esferas o dimensiones de la realidad social bastante diferentes,
llegando incluso en ocasiones a diverger tanto en la producción de la vida cotidiana
como en su desconstrucción y en el análisis explicativo. Los discursos, como los
hechos, son articulaciones complejas de estructuración lingüística que, en última
instancia, dependen de la materialidad de los procesos de acción social que promueven
los sujetos. Por eso, en la entrevista no sólo hay que comprender la cultura simbólica
del entrevistado sino también, y sobre todo, el contexto social de referencia. El análisis
no debe ser sólo lingüístico, no debe reducirse a las estructuras y correlaciones del
lenguaje que manifiesta el sujeto en el texto de la entrevista. Además, el investigador
debe incluir una perspectiva psicoanalítica, que reduzca el sentido del discurso a una
sobredeterminación del deseo, y una perspectiva sociológica que ubique los roles y
sobredeterminaciones estructurales como configuración de la megamáquina del capital.
Por todos los medios hay que procurar evitar caer en una especie de
pansemiologismo, que reduzca los procesos sociales a la única matriz estructurante del
código lingüístico. Por ello, el análisis debe poner en relación el discurso ideológico con
la dialéctica social, el texto con el con-texto. La principal virtud de la entrevista
cualitativa no está ni en la oralidad ni en la escritura, sino en ambas. Es su carácter
auténtico revelador de una voz, lo que exige superar los límites del análisis textualista
en favor de la materialidad corp6rea de la palabra. El objetivo último del recurso de la
entrevista en la investigación social es dar cuenta de los procesos sociales (con-texto)
a través del análisis de casos arquetípicos o ejemplificadores desde lo real concreto
como totalidad. Conviene por tanto tomar en consideración las siguientes
recomendaciones:
43
2. Hay que tomar en cuenta que el texto en el que se inscriben los discursos del
entrevistado y que será objeto del análisis del investigador, es producto de una
situación extraordinaria, generada por la mediación especial de una situación de
entrevista que condiciona la comunicación interpersonal del entrevistado según
los fines propios del proceso de investigación. La entrevista es una experiencia
vicaria. No sólo porque el entrevistador porta consigo una historia de valores y
motivaciones particulares que estructuran ideológicamente la forma de modular
la interacción, sino también porque la entrevista es una situación única, sometida
a la imprevisibilidad de las especiales circunstancias en que se desarrolla la
interacción conversacional. La inexactitud de la entrevista como forma de
comunicación interpersonal ambigua e incompleta define por tanto a esta técnica
como una experiencia fundamentalmente volitiva.
3. La nueva lingüística y la moderna teoría estática de la recepción destacan el
carácter polifónico del lenguaje. Las cargas polisémicas del lenguaje y las
ambivalencias semánticas estructuran un campo textual harto complejo para el
análisis. El investigador, en consecuencia con estos principios teóricos, debe
prestar atención a las diferentes voces que atraviesan y traman pluralmente el
discurso del entrevistado. En el análisis hay que ver el significado y cómo se
concatenan, según una lógica intertextual del juego y el placer materialista de la
banalidad, cada una de las voces que hablan al sujeto a través de enunciados
propios. La heterogeneidad discursiva recomienda la consideración de los
diálogos e intercambios simbólico-discursivos que capte los trazos, las huellas y
materiales de otros textos compartidos por el entrevistado, en la apropiación
lingüística que efectúa a través de sus redes sociales.
4. El interés del investigador no ha de centrarse en el plano de la verdad sino en el
de las verosimilitudes. Si el entrevistado define de manera distorsionada, por
medio de una lectura aberrante, la representación de sí mismo y del conjunto
social, esto es lo que particularmente nos interesa. Son los enunciados que
suelen expresar la autenticidad de la voz los que constituyen el objeto principal
de la interpretaci6n del analista. Las creencias, los dichos populares, las
fórmulas estereotipadas del sentido común o los prejuicios y opiniones
personales constituyen el material esencial del trabajo analítico.
5. Una técnica muy útil para ello consiste en relacionar, por asociaci6n, los hechos
y los argumentos o razones que defiende el entrevistado, para así profundizar
mejor en las percepciones de lo social que estructura su comportamiento como
sujeto.
6. Otro procedimiento muy usual, es el análisis semántico que busca establecer
cadenas asociativas de significantes y campos semánticos en el proceso de
construcción del sentido que, en toda su intensidad, ha manifestado el
interlocutor durante la entrevista.
44
conversación. El análisis conversacional garantiza al investigador ir más allá del
enfoque lingüístico semiotizante. El objeto preferencial de estudio será por lo tanto la
creatividad relativamente indeterminada del habla. La teoría cibernética de la
conversación nos dice que los sistemas de retroalimentación verbal siempre están
abiertos al contexto. La gente utiliza el contexto social en acto para producir e
interpretar lo que está diciendo y cómo está siendo percibido su mensaje por el
interlocutor. Por lo que hay que tomar en cuenta en el análisis de la entrevista ese aquí
y ahora que representa la situación única de la entrevista.
42
Schwartz/Jacobs, Op. cit., pp. 426-442.
45
su extensi6n e intensidad, las densidades complejas que intentan expresar una
experiencia, una opinión o, simplemente, un pensamiento.
El envés del máximo caos es el orden, del mismo modo que la segunda ley de la
termodinámica necesita de la lógica de la neguentropía para conservar la coherencia y
el subsistir de la vida social. Un sistema que, como indica Ibáñez, necesariamente debe
ser inconsciente a la reflexión total de la investigación y el conocimiento. Así, la norma
socialmente dominante se reinstaura sobre la represión y rechazo de la conducta
desviada, toda vez que vuelve a ella, para expiar su sentido, la pena que lo aqueja.
En la cultura de masas -la cultura burguesa, queremos decir-, la vuelta al ideal
bienhechor de lo juicioso y lo deseable -que no deseado- se asienta y fortalece sobre la
paradójica negación afirmativa del pecado original, el homo homini lupus iusnaturalista
de una pulsión animal reconocida y a la vez olvidada por mor de un cierto prurito de
46
cultura civilizada. En concreto, el subgénero de los reality shows representa la historia
de vida del buen samaritano burgués, el movimiento de eterno retorno al código cultural
instituido, a la norma simbólica aceptada, previo paso por el purgatorio tras su quiebra.
Presentación, nudo y desenlace de un círculo perfecto en el núcleo mismo del
sistema social, los programas de reality shows nos representa, en forma de movimiento
pendular, el regocijante espectáculo de las mitologías paradójicas en la derrota del
homo normalis. Como nos enseña Foucault, la virtud pública en el orden burgués es
sintomático de la voluntad normalizadora del nuevo Estado a través de sus métodos
científicos de vigilar y castigar la tendencia del sujeto a los vicios privados. El modelo
panóptico de la cárcel, el hospital y la escuela están siempre dispuestos a la vista
pública para enseñanza e ilustración de la mirada, ya sea la del policía, el médico o el
educador. Pues lo público, la pura abstracción -que en la etapa más desarrollada del
capitalismo alcanza, como dice Marx, niveles extremos en su absoluta independencia
de la realidad-, actúa de auténtico censor racionalista. La expiación de la culpa del
pasado, la reforma de la conducta pecaminosa sólo se logra congraciándose con el
padre, aceptando sumisamente el orden de cosas existentes y el compromiso fiel con
la norma balo promesa de actuar con buena fe en el futuro.
El reconocimiento de errores pasados desnudando el alma ante el auditorio
merece el perdón del padre, porque el sujeto comparece en público completamente
rendido y desarmado. La confesión psicoanalítica, religiosa y social, representa una
garantía de sometimiento rechazo del pecado o la conducta desviada, así como un
compromiso con la norma dominante en la picota de la plaza pública a través de la
pantalla. La imagen de la derrota del sujeto, desmontado en sus sentires e intimidad
reificada de la vida privada, provoca risa y en verdad un auténtico miedo a la ruptura de
la normalidad confortable. La mirada opulenta, al comparecerse de las miserias y el mal
ajeno, busca siempre su reconocimiento para restaurar, a través de la platea, el orden
lógico de su vida cotidiana. El equilibrio cultural de una sociedad mágicamente reificada
por el consumo cosificante, necesita permanentemente la imagen distorsionada de su
norma con el fin de alumbrar nuevas leyes.
El equipo de investigadores que nos lanzamos al estudio de este proceso
regulador de la nueva cultura de los reality shows, coincidíamos en destacar la
importancia de un género televisivo como éste con poco tiempo de permanencia en la
oferta audiovisual de las principales cadenas españolas, en el marco general de
transición de la sociedad española del europeísmo encantado de un bienestar
modernizador al alcance de la mano (liberalización económica de los 80), a la
disneylandia decadente de un imaginario resignado a la muerte a carcajadas (Carlos
Fuentes). El interés de este estudio, coordinado por el profesor Ángel de Lucas43, era
conocer la visión de los públicos españoles acerca de este género, procedente de
Estados Unidos, para comprender la función cultural y el sentido que adquiría este tipo
de programas tal y como eran percibidos por las mentalidades de una población, que
en estas fechas (1993-1994) experimentaba un proceso de reacomodo al contexto real
43
Aprovecho la ocasión para difundir por primera vez algunos avances de este estudio, cabe agradecer al profesor Ángel de
Lucas su sabia orientación y estímulo como asesor tutorial de este proyecto de investigación a lo largo del trabajo realizado
para el posgrado “Praxis de la sociología del consumo. Teoría y técnica de la investigación de mercados” (Facultad de
Ciencias Políticas y Sociología, Universidad Complutense de Madrid). Los créditos del trabajo inicial deben ser adjudicados
con todo merecimiento a mis compañeros Natalia (socióloga) y Roberto Seco (economista), que desde el primer momento
compartieron con el autor del artículo su experiencia y tenacidad en el trabajo de campo para la realización final del
proyecto. Compartir con ellos, casi un año, la aventura compleja e imprevisible de la investigación, fue todo un hallazgo. Y,
lo más importante, también un aprendizaje.
47
de la dura crisis econ6rnica en la que se acabaron los sueños de oro de una cultura de
la abundancia.
Para la consecución del estudio se diseñaron inicialmente cuatro grupos de discusión,
mediante la identificación de tres tipos de públicos. Un grupo de muestra para señoras
con una edad comprendida entre los 45 y los 65 años, amas de casa y nivel
socioeconómico bajo (clase obrera), supuestamente representantes del perfil
dominante en los ratings de audiencia de este tipo de programas. Otro grupo mixto de
jóvenes con edades comprendidas entre los 30 y 45 años, preferentemente de nivel
socioeconómico medio, profesionales activos y, en cierta medida, así se pensó en el
diseño, portadores de un discurso abanderado en contra de los programas reality
shows. También se buscó un tercer grupo de estudiantes universitarios con edades
entre los 18 y 25 años, con participación mixta hombres/mujeres (en el estudio no se
consideró la variable género como determinante aunque posteriormente en la
transcripción de los grupos se descubrieron aspectos interesantes que pudieron dar pie
a nuevas observaciones). Y, por último, un tercer grupo mixto de ejecutivos medios,
con alto nivel socioeconómico, y edades comprendidas entre los 30 y 50 años,
habitualmente poco o nada conocedores de este tipo de programas, por su bajo
consumo de televisión en su tiempo de ocio.
Básicamente, toda la investigación habría de centrarse en lo que encontráramos
durante la etapa de trabajo de campo. La ausencia de investigaciones sobre este
nuevo género de programas, así como la carencia de estudios históricos que
contextualizarán el marco de referencia a la hora de abordar el estudio, obligó al equipo
de investigaci6n a centrar casi todo el trabajo en la fase de producci6n de datos por los
informantes, a modo, prácticamente, de estudio exploratorio. De ahí, quizás también la
motivación inicial y el interés que nos animó a investigar este campo emergente de la
comunicaci6n televisiva en España. La realización del análisis del primer y segundo
grupo pudo efectuarse sin ningún problema, descubriendo en el dos tipos elementales
del discurso: el de la televisión educativa, que calificamos como discurso de la fracción
cultural (FC), constituida en portavoz del discurso socialmente mejor reconocido, y el
discurso soterrado del placer, identificado por la autocensura consciente que ejerce el
discurso social sobre el contenido de este tipo de programas, muy criticados
negativamente por las élites sociales defensoras de una cultura ilustrada, racionalista e
informacional. Resultó curioso observar cómo el público real de los reality shows, me
refiero a las amas de casa, ocultaban su interés por este tipo de programas falseando
la autenticidad de sus argumentos con continuas justificaciones. Aún manifestando una
fuerte conciencia de clase y un perfecto conocimiento del lugar que ocupan
culturalmente en la estructura social, las participantes en el grupo amas de casa
autocensuraron en todo momento sus verdaderas preferencias a fin de defender su
status social de toda critica o posible burla derivada de la presión social que ejerce el
discurso dominante de las élites. Igualmente, fue contradictorio el grupo de los
profesionales o cuadros medios que, aunque poseedores de un superior capital
cultural, ocupan posiciones socioeconómicas cercanas a la clase trabajadora. Si bien
todos rechazaron ver la televisión con frecuencia, finalmente la mayoría de una u otra
manera (porque lo ven los chicos.... suelo hacer zapping... no hay otra cosa en la TV a
esas horas...) veía, o alguna vez observó, programas reality shows. Sin embargo, no
podían por menos expresar sus sentimientos de rubor, vergüenza, cierto pudor o
incluso risa. Aunque, estas manifestaciones, más que rechazo dejaron ver la
contradicción de un grupo culturista, pero sin embargo consumidor ocasional de
programas considerados de baja calidad. Aunque es un discurso racionalizado, la risa
48
expresó en todo momento el sentimiento de culpa arriba mencionado. Por lo que se
refiere al grupo de estudiantes universitarios, dominó el discurso disidente, de crítica
global a la televisión como medio. Tanto este grupo como el de los jóvenes
profesionales coincidieron en identificarse como consumidores de televisión para una
inmensa minoría, tal y como se define el canal público de televisión cultural (La 2).
Ambos coincidieron, también, en asignar una función integradora a este tipo de
programas como terapia para la soledad y las carencias normales en la vida
cotidiana -de su mierda de vida- de los sectores socialmente peor valorados por la
sociedad.
Sin embargo, para completar la investigación faltaba capturar las percepciones
de la clase dominante, propietaria de un capital cultural elevado, pero también, a
diferencia de los cuadros medios, poseedora de un gran capital económico. Quizás la
falta de experiencia y la poca reflexión del grupo en el diseño inicial del proyecto obvió
las características sociales de este tipo de actores sociales. La posición socialmente
dominante de este último grupo identificado, hizo inviable la auscultación mediante la
técnica de grupos de discusión. En primer lugar, por ser éste un grupo no accesible a la
mirada del investigador. Y, por otra parte, su análisis fue inviable, por constituir un
grupo no dispuesto a reconocerse bajo ningún concepto como tal, pues prima una
fuerte afirmación del yo como dominio.
En tales condiciones, la investigación sólo se podía concluir manejando en el
trabajo de campo la entrevista enfocada. Ello favorecería, por un lado, el acceso a un
sujeto modelo que hablara sobre el tema de investigación. Y, por otra parte, reforzaría
justamente el aspecto no contemplado inicialmente en el diseño del proyecto: el
carácter dominante de esta clase portadora de los valores racionales del orden y la ley.
Saber qué opinión merece al sector dominante de la sociedad tales programas podía
clarificar algunas de las contradicciones descubiertas en las trayectorias de encuentro
con los diferentes sectores de la población investigados.
Luego, la entrevista operó aquí como técnica auxiliar no exploratoria de la
técnica de grupos de discusión, jugando un papel central en la elaboración de las
informaciones objeto de análisis. De hecho, la entrevista suele ser muy útil cuando se
realizan investigaciones cualitativas con grupos de discusión, pues complementa la
parte de análisis para aquellos individuos poco representativos de la sociedad, con los
que no conviene realizar sesión de grupo, como es el caso. Otra posibilidad, ya
apuntada, vendrá a ser el uso auxiliar exploratorio de la técnica de la entrevista para un
mejor conocimiento de las formas de expresión arquetípicas de los grupos sociales,
objeto potencial de la aplicación de encuesta.
En nuestro estudio, pudimos comprobar que el acceso a determinados sujetos
sólo es factible por mediación de la entrevista. Los modelos extremos de la pirámide
social tienen un sentido de la individualidad muy marcado. No interactúan en grupo, y
sus discursos tienen una fuerte consistencia personal. La persona entrevistada para el
estudio de los reality shows estableció desde un principio su dominio absoluto de la
situación. Hasta el punto que incluso él mismo determinó la cita y la conclusión de la
sesión. Suele suceder, como apuntan Martín Santos e Ibáñez, que los sectores
dominantes de la sociedad sean reacios a ser encuestados, dada su posición
privilegiada como observadores del orden panóptico en que se organiza lo social.
Acceder a un cuestionamiento como investigadores suele ser harto complejo, casi tarea
imposible. Los miembros del equipo de investigación fuimos conscientes, en la
evaluación final, de lo anómalo de la situaci6n a que había dado lugar la entrevista. No
sólo el sujeto entrevistado fijó de principio a fin el desarrollo de la sesión, sino que
49
además controló, con todas las herramientas, la interacción conversacional, invirtiendo
prácticamente los roles habituales de la entrevista. El manejo de la comunicación no
verbal, de la psicología humana, del habla y su intencionalidad fue en todos los
sentidos muy superior a las destrezas competenciales de la entrevistadora. Es algo
común en un gran empresario formarse en las técnicas kinésicas y de la proxémia para
el buen éxito y la obtención de los logros deseados en las negociaciones. Por lo tanto,
en todo momento el sujeto supo construir, a lo largo de la entrevista, un potente habla
narrativo, que desbordó ampliamente toda posibilidad de acceso profundo a su
personalidad. Resultando la conversación tiempo de trabajo en la construcción del
relato, dada su nula naturalidad, ante un experto entrevistador que en todo momento
sabe manejar hábilmente la lógica de la doble agenda.
La transcripción y el análisis de la entrevista confirmó, no obstante, algunas
intuiciones previas obtenidas en la interpretación de los cuatro grupos aplicados,
pudiendo llegar a la conclusión sobre cómo el dominio de un tipo de racionalidad
instrumental dominante, hegemónica socialmente, marginaba toda calidez de la
racionalidad subjetiva al ámbito privado de los espacios de reproducción social. El
espacio público debía ser un espacio para la producción. El voyeurismo está prohibido,
pues la mirada sólo es función privilegiada de los observadores situados en la pirámide
social. El consumo hedonista de una educación sentimental, como la ofrecida por los
reality shows, quiebra así la norma del orden y la ley, al reforzar la subjetividad
sujetada en el ámbito público de la producción. La racionalidad instrumental acaba
cediendo terreno ante la compulsión de las racionalidades subjetivas. Por ello, el
dominio de la fracción cultural es recuerdo de la marca que nos une a la megamáquina
del capital como simulación. Concluimos, por tanto y citando a Negri, que: "desde el
punto de vista de los procesos de subjetivización, la alternativa se resuelve con
celeridad: para vivir debemos comunicar, para comunicar debemos liberarnos del
control de la comunicación. El tema revolucionario, que es el mismo que el de los
procesos de subjetivizaci6n, es la toma de posesión de la comunicación como ámbito
creativo de la multitud de las singularidades: es, por consiguiente, la afirmación
ontológica de la comunicación liberada. La comunicación se convierte en horizonte
humano en la que es el contexto de un proceso de liberación". 44 El mundo,
afortunadamente, se ha convertido en un caos.
BIBLIOGRAFÍA COMENTADA
44
Antonio Negri, Meditando sobre la vida: autorreflexión entre dos guerras, Anthropos, número 144, Barcelona, 1993, p.
50
ALONSO, Luis Enrique, "Sujeto y discurso. El lugar de la entrevista abierta en las prácticas de
la sociología cualitativa", en Juan Manuel Delgado y Juan Gutiérrez (coords.), Métodos
y técnicas cualitativas de investigación en ciencias sociales, Editorial Síntesis, Madrid,
1994, pp. 225-240. El artículo del profesor Luis Enrique Alonso, convenientemente
citado en nuestro trabajo, como habrá comprobado el lector, merece ser objeto de
consulta, por tener la virtud de haber sabido sintetizar en detalle los principales
problemas y el sentido metodológico de la técnica de entrevista abierta en el trabajo de
campo de la investigación social cualitativa. Perteneciente al grupo de investigadores de
la Escuela Cualitativa de Madrid, Enrique Alonso muestra en su artículo los roles
opuestos a considerar en el análisis de los discursos individuales a través de la
entrevista cualitativa. Asimismo, no sólo delimita los campos básicos de aplicación de
esta técnica, sino que además sitúa algunas fuentes teóricas de necesaria referencia
para un estudio más detallado de la entrevista en profundidad. Su perspectiva
críticamente fenomenológica define a la entrevista abierta como una representación de
escenarios entre ambos interlocutores. Es por ello que identifica el papel del analista
como un reconstructor del sentido ausente en el texto. La entrevista se concibe así,
sobre todo, como una forma de conocimiento convivencial.
AUSTIN, J. L., Cómo hacer cosas con palabras, Editorial Paidós, Buenos Aires, 1971. La obra
de Austin es una de las piedras angulares en el estudio de los actos de habla, jurito con
las aportaciones de conversacionistas como Harvey Sacks. La fundamentación de la
entrevista cualitativa en la dialéctica del habla que estructura el diálogo de toda
conversación, necesita una sólida reflexión en tomo a la filosofía del lenguaje por parte
de los investigadores. Esta obra, junto con el trabajo de J. Searle, Actos de habla, es un
enfoque posmoderno de interesantes derivaciones para un análisis conversacional de
las relaciones sociales.
BINGHAM, W. V. y B. V. Moore, Cómo entrevistar, Rialp, Madrid, 1973. Con este texto,
además del libro de Charles Nahoum, el lector puede adquirir un conocimiento general
sobre la entrevista clínica y los principios básicos de la entrevista psicológica, que son
utilizados por el investigador en el encuentro con el entrevistado para la realización de
los estudios sociales.
BLANCHET, A. et al, Técnicas de investigación en ciencias sociales, Narcea, Madrid, 1989.
Amplio manual de las técnicas que utiliza la investigación en ciencias sociales; merece
la pena rescatar las unidades temáticas dedicadas a la encuesta y a la entrevista no
estructurada, comparativamente, para sintetizar los principales aspectos metodológicos
que han de ser aplicados por el investigador en el desarrollo de sus investigaciones.
Este texto, julito con el monográfico dedicado a la entrevista y aún no editado al
castellano (Blanchet et al, L’entretien dans les sciences sociales, Dunod-Bordas, París,
1985) ofrecen una visión completa y exhaustiva de lo que es en realidad la entrevista
abierta, así como sus posibilidades de investigación social.
FRASER, Ronald, "La formación del entrevistador", en Historia y fuente oral, numero 3,
Barcelona, 1990, pp. 129-150. La revista catalana Historia y fuente oral junto con
Historia social de la UNED de Valencia, han sido, hasta la fecha, las principales
publicaciones en lengua castellana dirigidas a la divulgación y el debate teórico de la
nueva historiográfica posmoderna, desde que, en España, un joven grupo de
historiadores, inspirados entre otros por Fontana, iniciara nuevas vías ya apuntadas en
sus investigaciones por el malogrado E. Thompson. El artículo que aquí se reseña,
aunque muy enfocado al trabajo de campo de la historia de vida, es quizás el ensayo
más reflexivo de cuantos trabajos se han dedicado a profundizar en las habilidades y
capacitación de los investigadores especializados en la técnica de la entrevista abierta
aplicada a las ciencias sociales. El historiador Ronald Fraser, autor, entre otros trabajos,
de Recuérdalo y recuérdalo a otros, célebre texto de obligada referencia en cualquier
51
bibliografía sobre historias de vida, aporta en este pequeño artículo algunas
recomendaciones y una importante sistematización de las cualidades y los elementos
que deben reunir los entrevistadores en su formación humanista como investigadores
en cuanto prerrequisitos imprescindibles para un profundo y complejo estudio de las
representaciones culturales de los actores sociales.
52
tener los fundamentos mínimos de la teoría y la técnica de la entrevista. Además de
ofrecer los antecedentes de lo que hoy es la entrevista cualitativa en investigación.
BIBLIOGRAFÍA GENERAL
53
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56