Urolitiasis
Urolitiasis
Urolitiasis
Resumen
Introducción
Los cuatro minerales que se encuentran con mayor frecuencia en los urolitos del perro
son el fosfato amónico magnésico (estruvita), el oxalato cálcico, el urato amónico y la
cistina (Osborne et al., 1995; Osborne et al., 1999b; Houston et al., 2004). Otros tipos
de urolitos menos frecuentes son el fosfato cálcico, los silicatos y ciertos medicamentos
y metabolitos de medicamentos.
El oxalato cálcico y la estruvita son los minerales predominantes en los cálculos renales
(nefrolitos) caninos (Ross et al., 1999). La incidencia de la urolitiasis y la composición
de los urolitos pueden estar influidas por diferentes factores como la raza, el sexo, la
edad, la dieta, anomalías anatómicas, infecciones urinarias, el pH de la orina y los
tratamientos farmacológicos (Ling, 1998). La identificación de estos factores de riesgo
es fundamental para un tratamiento y una prevención eficaces de la urolitiasis, que
suele presentar un alto índice de recurrencias. Esto ha llevado al empleo creciente del
tratamiento alimentario tanto para disolver como para prevenir la formación de los
urolitos, aunque algunos tipos de minerales son más fáciles de disolver que otros.
Diagnóstico
Diagnóstico diferencial
Análisis de orina
Puede haber cristaluria sin urolitiasis y urolitiasis sin cristaluria. Además, los cristales
no son necesariamente representativos del tipo de urolito, ya que pueden estar
influidos por una infección de bacterias ureasa positivas capaces de generar cristales
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de estruvita. Sin embargo, los cristales de urato amónico pueden ser un signo de shunt
portosistémico y los de cistina son patognomónicos de cistinuria. La presencia de
cristales depende del pH, la temperatura y la concentración de la orina. Las muestras
de orina deben analizarse en los treinta minutos siguientes a su recogida y no deben
guardarse en frigorífico.
Cultivo de orina
químicas cualitativas. Los urolitos pueden contener más de un tipo de mineral y en los
cálculos mixtos puede ser necesario realizar análisis capa por capa. Por ello, es
importante no romper los urolitos antes del análisis.
Estruvita
La estruvita (Mg NH4 PO4 6 H2O) es uno de los minerales más frecuentes en los
urolitos caninos (Figura 7). Es necesaria la sobresaturación de la orina con fosfato
amónico magnésico pero otros factores (ITU, orina alcalina, alimentación y
predisposición genética) pueden favorecer su formación. En el perro, la mayoría de los
cálculos de estruvita se asocian a ITU (Figura 8) por bacterias ureasa positivas como
especies de Staphylococcus (a menudo S. intermedius) o, más raramente, especies de
Proteus. La ureasa es una enzima que hidroliza la urea, lo que induce un aumento del
amonio, el fosfato y el carbonato y provoca una orina alcalina. Muchos urolitos de
estruvita contienen también pequeñas cantidades de otros minerales como fosfato
cálcico y, con menor frecuencia, urato amónico. Los urolitos de estruvita estériles son
raros en el perro; su etiopatogenia abarca factores alimentarios, metabólicos o
familiares, pero no la ureasa bacteriana (Osborne et al., 1995).
Oxalato cálcico
en seres humanos como en perros sensibles a este tipo de urolitiasis (Lulich et al.,
2000; Stevenson, 2002). Dicho factor conduce indirectamente a hiperoxaluria, ya que
aumenta la disponibilidad del oxalato para su absorción. La relación entre la absorción
intestinal de calcio y la de ácido oxálico tiene importancia clínica, ya que la reducción
de la concentración de calcio aumenta la absorción de oxalato, lo que mantiene o
aumenta el riesgo de formación de cálculos. La alimentación pueden desempeñar un
papel significativo en el desarrollo de estos urolitos (ver factores de riesgo)
(Lekcharoensuk et al., 2002a; 2002b).
Las enfermedades que aumentan la excreción urinaria de calcio y ácido oxálico tienen
una influencia menor. Se han descrito casos de urolitos de oxalato cálcico (Figura 9) y
de fosfato en perros con hiperparatiroidismo primario pero no en perros con
hipercalcemia paraneoplásica (Klausner et al., 1987; Lulich et al., 2000).
Urato
En los perros no Dálmatas, casi todo el urato formado a partir de la degradación de los
nucleótidos de purina es metabolizado por la uricasa hepática a alantoína, muy soluble,
que es excretada por los riñones. En los perros Dálmatas sólo se convierte a alantoína
el 30-40% del ácido úrico, lo que da lugar a un aumento de los niveles séricos y de la
excreción de urato (Bartges et al., 1999). Los urolitos resultantes están compuestos
generalmente por urato amónico. El mecanismo defectuoso del ácido úrico en los
perros Dálmatas conlleva, probablemente, alteraciones tanto en la ruta hepática como
en la renal, pero el mecanismo exacto no se conoce del todo. En estos perros, la
reducción de la excreción urinaria de inhibidores de la cristalización podría contribuir a
la formación de los cálculos (Carvalho et al., 2003) y es probable que la urolitiasis en
los Dálmatas se herede de forma autosómica recesiva (Sorenson & Ling, 1993),
aunque esto no explica el mayor riesgo de formación de cálculos en los machos.
Cualquier disfunción hepática grave puede predisponer al perro a una urolitiasis por
urato, pero existe una predisposición específica en los perros que presentan shunts
portosistémicos congénitos o adquiridos (Kruger et al., 1986, Bartges et al., 1999).
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Estos perros suelen desarrollar una cristaluria intermitente o cálculos de urato, o ambas
cosas. La disfunción hepática en ellos puede estar asociada con una reducción de la
conversión hepática de ácido úrico a alantoína y de la de amoníaco a urea, que
provoca hiperuricemia e hiperamoniemia, pero el mecanismo exacto no está claro.
Se sabe relativamente poco sobre la urolitiasis por urato en perros no Dálmatas sin
shunts portosistémicos, aunque se ha sugerido una predisposición familiar para el
Bulldog Inglés (Kruger et al., 1986, Bartges et al., 1994). Los factores dietéticos de
riesgo para la urolitiasis por urato son las dietas ricas en purinas (p. ej., dietas ricas en
vísceras) y un consumo de agua escaso. La acidez de la orina promueve la litogénesis
de urato, porque las purinas son menos solubles a pH ácido. Por tanto, una
alimentación que favorece la aciduria, como las dietas altas en proteínas, también
constituye un factor de riesgo para los perros predispuestos (Bartges et al., 1999).
Cistina
Estos urolitos aparecen en perros con cistinuria, una alteración genética del
metabolismo caracterizada por una reabsorción tubular proximal defectuosa de la
cistina y de otros aminoácidos. Los perros cistinúricos reabsorben una proporción
mucho menor de cistina, que es filtrada por el glomérulo, y algunos incluso presentan
una secreción neta de cistina (Casal et al., 1995). La cistinuria suele ser el único signo
detectable de su pérdida de aminoácidos, a menos que la ingesta de proteínas esté
muy restringida. La urolitiasis de cistina aparece porque este aminoácido sólo está
presente en cantidades muy pequeñas al pH normal de la orina, entre 5,5 y 7,0. No
todos los perros cistinúricos forman urolitos y los cálculos no suelen detectarse hasta la
madurez. Aparecen predominantemente en los machos y en la patogenia también
podrían intervenir otros factores indeterminados. La cistinuria canina es genéticamente
heterogénea y se ha detectado en más de 60 razas de perros con patrones variables
de aminoaciduria (Case et al., 1992, 1993; Osborne et al., 1999g; Henthorn et al.,
2000).
Otros urolitos
Los urolitos de fosfato cálcico suelen denominarse urolitos de apatita y las formas más
frecuentes son la hidroxiapatita y el carbonato de apatita. Aparecen normalmente como
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Los urolitos compuestos están formados por un núcleo de un tipo mineral y de una
cubierta de otro tipo de mineral. Se forman porque los factores que promueven la
precipitación de un tipo de urolito son consecutivos a factores previos que provocaron
la precipitación de otro tipo de mineral. Algunos tipos de minerales también pueden
funcionar como un nido para el depósito de otros; por ejemplo, todos los urolitos
predisponen a ITU que, a su vez, pueden desencadenar la precipitación secundaria de
estruvita.
Epidemiología
Etiología
algunas otras razas sugiere una posible base genética. Las causas congénitas pueden
predisponer a un individuo de forma directa (p. ej., cistinuria congénita) o indirecta (p.
ej., malformaciones urogenitales) a la formación de urolitos. Entre las alteraciones
adquiridas se encuentran las ITU por bacterias productoras de ureasa y problemas
metabólicos que provoquen un aumento de la excreción de minerales (p. ej.,
hipercalcemia). La administración de medicamentos puede ser un agravante en
algunos casos (Osborne et al., 1999f).
La urolitiasis tiende a afectar a las razas más pequeñas con mayor frecuencia que a las
grandes (Lulich et al., 2000). La predisposición de las razas más pequeñas puede estar
relacionada con su menor volumen de orina, menor número de micciones y, por tanto,
mayor concentración de minerales (Ling, 1998; Stevenson & Markwell, 2001). La
predisposición racial a tipos específicos de minerales sugiere una base genética y
suele estar correlacionada de forma significativa con el sexo (Tabla 3) (Stevenson,
2002). Se ha determinado el modo de herencia genética de la cistinuria en los perros
Terranova, en los que se ha demostrado que la enfermedad se transmite siguiendo un
patrón autosómico recesivo simple (Casal et al., 1995; Henthorn et al., 2000).
La mayoría de las formas de urolitiasis son más frecuentes en los machos, mientras
que la urolitiasis por estruvita tiene una elevada incidencia en las hembras,
probablemente a causa de su mayor sensibilidad a padecer ITU bacterianas.
La dieta puede influir en la composición de la orina, por lo que los factores alimentarios
desempeñan un papel significativo en el aumento del riesgo de urolitiasis, aunque éste
puede variar según ciertos tipos de minerales.
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Entorno
El patrón general de formación de urolitos varía según el país. Los factores que
predisponen al individuo a la deshidratación (p. ej., clima cálido, acceso restringido al
agua) o la retención de orina en la vejiga (modo de vida de interior) pueden aumentar la
probabilidad de formación de urolitos (Franti et al., 1999).
Administración de medicamentos
Influencias metabólicas
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Fisiopatología
Sobresaturación relativa
Nucleación
Una vez que la nucleación ha tenido lugar, el crecimiento del cristal puede producirse a
grados menores de sobresaturación. El crecimiento posterior del nido cristalino
depende entonces de la duración de su paso a través de las vías urinarias, del grado y
duración de la sobresaturación de la orina para cristaloides similares o para otros
cristaloides y de las propiedades de los cristales. Los mecanismos que conducen al
crecimiento del cristal aún no están claros y pueden consistir en el crecimiento en torno
a un nido o a un retículo matricial que podría verse facilitado por una ausencia de
inhibidores de la agregación cristalina (Osborne et al., 1995).
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Los urolitos pueden atravesar las distintas partes de las vías urinarias y/o ser
evacuados, experimentar disolución espontánea, volverse inactivos o seguir creciendo.
No todos los urolitos persistentes provocan signos clínicos.
Manejo nutricional
Estimulación de la diuresis
Sin embargo, estudios posteriores no han demostrado un efecto de la sal del alimento
sobre la excreción urinaria de calcio en el perro (Stevenson et al., 2003b). Estudios
epidemiológicos realizados en perros demostraron, además, que el aumento del sodio
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La mayor parte de los otros tipos de urolitos es menos sensible a una disolución
basada en la modificación del pH. Además, es aconsejable intentar conseguir un pH
urinario que evite la precipitación posterior y potencie la excreción de otros minerales
que podrían coprecipitar o actuar como inhibidores.
Los protocolos de disolución van dirigidos a disolver el urolito o a impedir que siga
creciendo mediante la reducción de la sobresaturación de la orina con sustancias
calculógenas.
Si es necesario
Esto suele requerir la extracción quirúrgica una vez que el paciente se ha estabilizado.
Los cálculos uretrales en los perros machos pueden migrar hacia la vejiga mediante
flujo retrógrado, antes de la cirugía o la disolución médica.
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Disolución médica
El tratamiento médico complementario está indicado cuando existe una ITU, el tipo de
urolito es poco sensible a las modificaciones de la alimentación o cuando el crecimiento
del cálculo continúa. Ciertos medicamentos actúan específicamente interrumpiendo las
vías metabólicas de la excreción de cristaloides, como, por ejemplo, el alopurinol en la
urolitiasis por purinas de los perros Dálmatas. Los medicamentos acidificantes o
alcalinizantes contribuyen a alterar el pH urinario.
Eliminación mecánica
La cirugía está indicada para aquellos tipos de cálculos que son poco o nada sensibles
a la disolución médica y que son demasiado grandes para ser evacuados a través de la
uretra o cuando están provocando una obstrucción urinaria. También es necesaria en
los perros con defectos anatómicos de las vías urinarias (p. ej., divertículos vesicales)
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Las dietas acidificantes son útiles para prevenir las urolitiasis por estruvita, pero deben
evitarse en los perros con urolitiasis por urato.
Tratar las enfermedades subyacentes que pueden potenciar las urolitiasis (p. ej.,
hiperparatiroidismo, síndrome de Cushing).
Disolución médica
Para los urolitos de estruvita inducidos por infecciones se necesita una combinación
adecuada de un tratamiento antimicrobiano y una dieta calculolítica. Los urolitos de
estruvita estériles no precisan antibióticos y pueden disolverse solamente con la dieta
calculolítica o con acidificantes de la orina (Osborne et al., 1999d; Rinkardt & Houston,
2004).
El tratamiento antibiótico debe basarse en los resultados del cultivo bacteriano y del
antibiograma de la orina obtenida por cistocentesis, y debe prolongarse hasta que ya
no se detecten urolitos en la radiografía, ya que pueden quedar bacterias viables en su
interior (Seaman & Bartges, 2001). La orina debe ser estéril en cultivos sucesivos y hay
que cambiar de antibiótico si la ITU persiste, según los resultados del antibiograma.
Este tipo de dietas está destinado a reducir las concentraciones de urea, fósforo y
magnesio en la orina (Lulich et al., 2000). Los alimentos calculolíticos comerciales
contienen cantidades moderadas de proteína (15-20% en una dieta de 4000 kcal/kg),
son muy digestivos, bajos en fibra (para reducir la pérdida de agua fecal) y contienen
niveles incrementados de NaCl. La restricción proteica reduce la cantidad de sustrato
(urea) disponible en la orina para las bacterias ureasa positivas. La eficacia de la dieta
ha quedado demostrada en estudios clínicos (Osborne et al., 1999d; Rinkardt &
Houston, 2004). Los regímenes calculolíticos deben administrarse al menos durante un
mes después de la extracción o la disolución de los urolitos de estruvita, porque aún
pueden quedar cálculos demasiado pequeños para su detección radiográfica. Entonces
se puede volver a dar al perro una alimentación normal.
por infección es de tres meses aproximadamente, aunque los signos clínicos suelen
resolverse en las dos primeras semanas, probablemente a causa del control de la ITU.
Los cálculos de estruvita estériles tienden a disolverse más deprisa, habitualmente en
unas cinco o seis semanas (Osborne et al., 1999d).
Tratamiento farmacológico
Las preparaciones de aminoácidos han resultado eficaces para disolver los nefrolitos
estériles de estruvita, aunque los resultados publicados se refieren únicamente a dos
perros; su eficacia se debe probablemente a la acidificación de la orina (Mishina et al.,
2000). No existen datos sobre su uso en perros con cálculos de estruvita inducidos por
infección.
El factor más importante en la prevención de la urolitiasis por estruvita inducida por una
infección es la resolución de la ITU subyacente y la prevención de la recidiva. El
tratamiento dietético preventivo es especialmente importante en los casos
excepcionales de perros con cálculos de estruvita estériles sin infección concomitante.
Sólo deben administrarse durante periodos prolongados las dietas diseñadas
específicamente para ello.
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Los urolitos de oxalato cálcico no responden a la disolución médica. Para los cálculos
sintomáticos es necesaria la eliminación mecánica y la instauración posterior de
protocolos médicos preventivos para evitar la recidiva. Los perros predispuestos a
urolitiasis por oxalato cálcico pueden beneficiarse también de una dieta preventiva.
Estos urolitos presentan una tasa elevada de recidivas, de hasta un 50% en los dos
años siguientes a la extracción inicial (Lulich et al., 1995; 1998). Por tanto, los
protocolos clínicos son fundamentales para reducir el riesgo de recidiva después de la
extracción, y la modificación de la alimentación reduce sensiblemente dicho riesgo en
los individuos afectados (Stevenson et al., 2004).
Modificaciones dietéticas
Diuresis
Sodio
2002a), en especial si la dieta es baja en cloruro sódico. Esto puede deberse al hecho
de que este tipo de alimentos no estimulan una diuresis adecuada, en especial en los
perros de razas pequeñas, en los que se ha demostrado que eliminan menores
cantidades de orina, con una frecuencia menor que los de razas grandes (Stevenson et
al., 2001).
La investigación han demostrado que la SSR de oxalato cálcico urinario y, por tanto, el
riesgo de formación de cálculos de oxalato cálcico puede reducirse significativamente si
se incrementa el contenido de sodio alimentario de 0,06g/100 kcal a 0,30 g/100 kcal
(Stevenson et al., 2003a).
Calcio y fósforo
Proteínas
PH urinario
Tratamiento farmacológico
El citrato potásico ha resultado útil en los seres humanos para evitar la urolitiasis
recurrente por oxalato cálcico, gracias a sus propiedades alcalinizantes y a su
capacidad de formar sales solubles con el calcio El citrato potásico oral incrementa el
pH urinario, lo que provoca un descenso de la reabsorción tubular del citrato,
aumentando así la excreción urinaria de citrato. Sin embargo, la administración oral de
hasta 150 mg/kgdía no provoca un aumento constante de la concentración urinaria de
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citrato en los perros sanos, aunque mantiene un pH urinario más elevado a lo largo del
día (Stevenson et al., 2000). No se han observado diferencias significativas entre los
complementos de citrato potásico wax-matrix o en polvo.
La hidroclorotiazida (2-4 mg/kg por vía oral, dos veces al día) reduce la excreción de
calcio en la orina, posiblemente al provocar una reducción leve del volumen cuyo
resultado es una mayor reabsorción tubular proximal de varios solutos, entre ellos el
calcio y el sodio (Lulich et al., 2000). Sus efectos hipo-calciúricos pueden contribuir a
reducir al máximo la recidiva de la formación de urolitos de oxalato cálcico, en especial
cuando se combina con una dieta para prevenir los cálculos (Lulich et al., 2001).
Sin embargo, se necesitan estudios clínicos a largo plazo para confirmar la seguridad y
eficacia de la administración prolongada; podría inducir hipopotasemia, hipercalcemia y
deshidratación.
Seguimiento
Dieta calculolítica
proteínas. Hay que evitar el pescado y las vísceras, que son ricos en purinas. Las
proteínas vegetales, los huevos y los productos lácteos son fuentes de proteína
alternativas con un contenido relativamente bajo en precursores de purina (Ling &
Sorenson, 1995). No se debe administrar ningún otro complemento alimenticio. Las
dietas restringidas en proteínas destinadas a reducir el ácido úrico pueden contener
cantidades de proteína insuficientes para mantener el crecimiento y la lactancia. Se han
diseñado dietas experimentales que pueden cumplir estos dos requisitos (Bijster et al.,
2001). Al igual que con todos los tipos de urolitos, la administración de alimentos
enlatados, la adición de agua o el aumento del contenido de sodio pueden ayudar a
incrementar el volumen de orina. Además, las dietas restringidas en proteínas
disminuyen la capacidad de concentración de la orina al reducir egradiente de
concentración medular a causa de la menor concentración de urea en la médula renal.
Alcalinización de la orina
Una orina alcalina contiene pequeñas cantidades de amoniaco e iones amonio, lo cual
disminuye el riesgo de urolitiasis por urato amónico. Las dietas restringidas en
proteínas tienen un efecto alcalinizante, pero podría ser necesaria la administración
adicional de agentes alcalinizantes de la orina (Lulich et al., 2000). El bicarbonato
sódico (25-50 mg/kg cada 12 horas) y el citrato potásico (50-150 mg/kg cada 12 horas)
son los más utilizados.
Seguimiento
Prevención
Perros Dálmatas
Otras razas
Se han descrito recidivas de urolitiasis por urato en el Bulldog Inglés y las medidas
preventivas que deben ponerse en práctica son las mismas que para los Dálmatas
(Bartges et al., 1999). Los perros alimentados a largo plazo con dietas restringidas en
proteínas (10%) pueden desarrollar una deficiencia de taurina que conduciría a una
cardiomiopatía dilatada. Por ello, los alimentos comerciales restringidos en proteínas se
enriquecen actualmente con taurina (Sanderson et al., 2001a).
Disolución médica
Dieta calculolítica
Alcalinización de la orina
El tiempo necesario para la disolución varía entre uno y tres meses. Los efectos
secundarios son relativamente raros; se han documentado agresividad, miopatía,
anemia o trombocitopenia, pero estos signos se resolvieron al interrumpir el tratamiento
(Osborne et al., 1999g; Hoppe & Denneberg, 2001). La D-penicilamina es un antiguo
medicamento que contiene tiol que se utilizó con cierta eficacia en el pasado, pero que
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Seguimiento
Prevención
Hay que ajustar la posología a fin de mantener un resultado negativo en las pruebas de
cianuro- nitroprusiato en los análisis de orina. La gravedad de la cistinuria disminuye
con la edad en algunos perros; por consiguiente, la dosis de 2-MPG puede reducirse o
incluso suspenderse (Hoppe & Denneberg, 2001).
Disolución médica
Los urolitos de fosfato cálcico rara vez se disuelven de forma espontánea después de
una paratiroidectomía como tratamiento del hiperparatiroidismo primario. Si los cálculos
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son clínicamente asintomáticos puede esperarse a que ocurra eso antes de considerar
la extracción quirúrgica o no quirúrgica. La disolución médica no es eficaz en la
acidosis tubular renal distal.
Urolitos idiopáticos
Prevención
Prevención
Las causas que inician y precipitan la urolitiasis por sílice no se conocen bien, por lo
que sólo se dispone de recomendaciones inespecíficas.
Los urolitos de sílice pueden aparecer en perros con pica (es decir, ingestión de tierra)
o en perros que consumen alimentos ricos en cereales con silicatos. Las
recomendaciones empíricas son cambiar a una alimentación con proteínas de alto valor
biológico y, si es posible, con cantidades reducidas de ingredientes vegetales no
nutritivos (Osborne et al., 1999a). Como ocurre con todos los urolitos, hay que
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Urolitos compuestos
Conclusión
El objetivo del manejo nutricional de las urolitiasis por oxalato cálcico es generar una
orina que tenga una saturación baja para el oxalato cálcico. En teoría, si la orina es
insaturada, no se formarán nuevos cristales; sin embargo, esto puede ser difícil de
conseguir en algunos pacientes. En la parte baja de la zona metaestable de
sobresaturación no se producirá una formación homogénea de cristales y la formación
heterogénea es poco probable. Por tanto, esto constituye un objetivo razonable que
deberá reducir el riesgo de recidiva.
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