La Gestión Educativa.

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III.

La Gestión Educativa

Es preciso considerar un cambio de los valores en la cultura educativa:


Frente a una actitud defensiva, la apertura;
frente al aislamiento profesional, la comunidad;
frente al individualismo, la colaboración;
frente a la dependencia, la autonomía;
frente a la dirección externa, la autorregulación…
­—unesco

La gestión se caracteriza por una visión amplia de las posibilidades reales de una
organización para resolver alguna situación o para alcanzar un fin determinado.
Se define como el conjunto de acciones integradas para el logro de un objetivo a
cierto plazo; es la acción principal de la administración y eslabón intermedio entre
la planificación y los objetivos concretos que se pretenden alcanzar.

Mintzberg (1984) y Stoner (1996) asumen, respectivamente, el término


gestión como la disposición y la organización de los recursos de un individuo
o grupo para obtener los resultados esperados. Pudiera generalizarse como el arte
de anticipar participativamente el cambio, con el propósito de crear permanente-
mente estrategias que permitan garantizar el futuro deseado de una organización;
es una forma de alinear esfuerzos y recursos para alcanzar un fin determinado.

El concepto gestión tiene al menos tres grandes campos de significado y de


aplicación. El primero, se relaciona con la acción, donde la gestión es el hacer dili-
gente realizado por uno o más sujetos para obtener o lograr algo; es una forma de
proceder para conseguir un objetivo determinado por personas. Es decir, está en la
acción cotidiana de los sujetos, por lo que se usan términos comunes para designar
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al sujeto que hace gestión, como el gestor, ya sea como rol o función, y a la acción
misma de hacer la gestión: gestionar.

El segundo, es el campo de la investigación, donde la gestión trata del proceso


formal y sistemático para producir conocimiento sobre los fenómenos observables
en el campo de la acción, sea para describir, comprender o para explicar tales fenó-
menos. En este terreno, la gestión es un objeto de estudio de quienes se dedican
a conocer, lo que demanda la creación de conceptos y de categorías para analizarla.
Investigar sobre la gestión es distinguir las pautas y los procesos de acción de los
sujetos, a través de su descripción, de su análisis crítico y de su interpretación,
apoyados en teorías, hipótesis y supuestos.

Por efecto, se han generado términos especializados que clasifican las for-
mas de hacer y de actuar de los sujetos; de ahí surgen las nociones de gestión
democrática, gestión administrativa y gestión institucional, entre otras.

El tercer campo, es el de la innovación y el desarrollo, en éste se crean nuevas


pautas de gestión para la acción de los sujetos, con la intención de transformarla o me-
jorarla, es decir, para enriquecer la acción y para hacerla eficiente, porque utiliza mejor
los recursos disponibles; es eficaz, porque logra los propósitos y los fines perseguidos,
y pertinente, porque es adecuada al contexto y a las personas que la realizan.

Estas nuevas formas de actuación se pueden construir a partir de la reflexión


de los sujetos sobre su propia acción (lo que expresa autonomía y capacidad de
autotransformación); el diseño y la experimentación de formas renovadas de acción
basadas en el conocimiento producido por la investigación (lo que supone pro-
cesos de formación y aprendizaje); y la invención de nuevas formas de acción
sustentadas en la generación de herramientas de apoyo a la acción (lo que exige
la difusión y el desarrollo de competencias para su uso). Gracias al proceso de
innovación de la gestión, se han generado conceptos que detonan una actuación
distinta de los sujetos.

La gestión en el campo educativo se ha clasificado, para su estudio, en tres


categorías de acuerdo con el ámbito de su quehacer y con los niveles de concreción
en el sistema: institucional, escolar y pedagógica, las cuales se representan en el
gráfico siguiente:
Modelo de Gestión
Educativa Estratégica
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Gestión
Educativa
Sistema

Gestión
Institucional
Estructura
Gestión
Escolar
Comunidad
Educativa

Gestión
Pedagógica
Aula

La gestión educativa y sus niveles de concreción

La cristalización de las acciones en los distintos niveles de gestión perfila un modelo


de gestión educativa; se apuesta a enfocar su organización, su funcionamiento y
sus prácticas y sus relaciones hacia una perspectiva gestora de resultados educati-
vos; así, el papel de los actores escolares cobra especial relevancia porque centran
su atención en la generación de dinámicas internas de cambio, que parten de revisar
cómo hacen lo que hacen y qué resultados están obteniendo. La misma dinámica
de trabajo implica una preocupación de éstos por hacer mejor las cosas, pero no de
manera aislada, sino en conjunto con los demás miembros de la comunidad escolar.

Este enfoque supone la construcción de una cultura de colaboración entre


los actores quienes, basados en el convencimiento colectivo de su capacidad para
gestionar el cambio hacia la calidad educativa, según Hopkins & Reynolds (2006),
empeñan sus esfuerzos por hacer sostenible ese cambio al actuar de manera deli-
berada por la transformación de sus propias prácticas como condición para mejorar
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los aprendizajes de los alumnos; de acuerdo con Bolívar (1999), es preciso formar
comunidades que se preocupen por aprender a hacer mejor las cosas. Finalmente,
como lo señala Hopkins, hacer una buena escuela depende de cada escuela.

Las ideas fuerza de la gestión institucional, escolar y pedagógica sostienen


que, en contextos inciertos y en condiciones cambiantes, es preciso reinventar,
sistematizar y mejorar continuamente los objetivos, estrategias, prácticas y cultura
de las organizaciones educativas. Se propone que no sólo las escuelas públicas
mexicanas, sino la meso y la macro estructuras del sistema educativo nacional
adopten y adapten el mgee en el marco de la reorientación de sus fines, el esta-
blecimiento de una filosofía y nuevos propósitos, así como la focalización de
esfuerzos que privilegien la mejora de sus relaciones como organización y de sus
prácticas educativas.

1. Gestión institucional
Ésta se enfoca en la manera en que cada organización traduce lo establecido en
las políticas; se refiere a los subsistemas y a la forma en que agregan al contexto
general sus particularidades. En el campo educativo, establece las líneas de acción
de cada una de las instancias administrativas.

Desde esta categoría la orientación, la generación de proyectos, de progra-


mas y de su articulación efectiva, no se agota en la dimensión nacional; resulta
impostergable una visión panorámica del hecho educativo, de las interrelaciones
entre todos los actores, en todos los planos del sistema mismo. Es preciso plan-
tear las necesidades y apoyarlas en las competencias de las organizaciones, de las
personas y de los equipos en cada uno de los ámbitos: nacional, estatal, regional
y local, porque se han puesto en el centro de la transformación del sistema edu-
cativo objetivos desafiantes: calidad con equidad para todos, profesionalización
docente y consolidación de escuelas inteligentes; entre otros asuntos de suma
trascendencia; además, porque resulta fundamental posicionar los principios de
autonomía, corresponsabilidad, transparencia y de rendición de cuentas.

En general, la gestión de las instituciones educativas comprende acciones de


orden administrativo, gerencial, de política de personal, económico-presupuestales,
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Educativa Estratégica
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de planificación, de programación, de regulación y de orientación, entre otras. En
este orden de ideas, la gestión institucional es un proceso que ayuda a una buena
conducción de los proyectos y del conjunto de acciones relacionadas entre sí, que
emprenden las administraciones para promover y posibilitar la consecución de la
intencionalidad pedagógica en, con y para la acción educativa.

Dicha acción educativa se vincula con las formas de gobierno y de dirección,


con el resguardo y la puesta en práctica de mecanismos para lograr los objetivos
planteados en el sector educativo hacia la calidad; en este marco, el hacer se rela-
ciona con evaluar al sistema, a sus políticas, a su organización y a su rumbo, para
rediseñarlo y reorientarlo al cumplimiento cabal de su misión institucional. Este
tipo de gestión no sólo tiene que ser eficaz, sino adecuada a contextos y realidades
nacionales, debido a que debe movilizar a todos los elementos de la estructura
educativa; por lo que es necesario coordinar esfuerzos y convertir decisiones en
acciones cooperativas que permitan el logro de objetivos compartidos, los cuales
han de ser previamente concertados en un esquema de colaboración y de alianzas
intra e interinstitucionales efectivas.

De acuerdo con Cassasus (2000), lograr una gestión institucional educa-


tiva eficaz es uno de los grandes desafíos que deben enfrentar las estructuras
administrativas federales y estatales para abrir caminos y para facilitar vías de
desarrollo hacia un verdadero cambio educativo, desde y para las escuelas. Sobre
todo, si se entiende a la gestión como una herramienta para crecer en eficiencia, en
eficacia, en pertinencia y en relevancia, con la flexibilidad, la madurez y la apertura
suficientes ante las nuevas formas de hacer presentes en los microsistemas esco-
lares que, en poco tiempo, repercutirán en el macrosistema.

Numerosas acciones sistemáticas, que emergen en los centros y que están


dirigidas al logro de objetivos, avanzan con precisión y constancia hacia los fines
educativos, que no pueden hoy darse por alcanzados. Efectivamente, estos fines han
de estar presentes en cada decisión institucional que se tome, en cada priorización
y en cada procedimiento que se implemente en favor de una educación básica
de calidad.

Entonces, la gestión institucional educativa como medio y fin, que responde a


propósitos asumidos como fundamentales, que se convierte en una acción estratégica,
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que tiene como objeto promover el desarrollo de la educación, que se com-
promete con el logro de resultados de calidad y que incluye una cultura evaluativa
como instrumento clave para el fortalecimiento institucional, vale potencialmente,
en su contenido y en su máxima expresión, tanto para la escuela como para el
Sistema Educativo Nacional.

Al momento, hay mucho por recorrer en el ámbito de la gestión institucional;


es preciso señalar que quienes intervienen y lideran en espacios de decisión, han
de convertirse en gestores de la calidad, por lo que es primordial orientar la toma de
decisiones, la formulación de políticas y el planteamiento de estrategias inteligentes
para contribuir totalmente en el mejoramiento del logro educativo, independiente-
mente de la jerarquía que se tenga dentro del sistema.

2. Gestión escolar
La gestión escolar ha sido objeto de diversas conceptualizaciones que buscan
reconocer la complejidad y la multiplicidad de asuntos que la constituyen. Así, des-
de una perspectiva amplia del conjunto de procesos y de fenómenos que suceden
al interior de la escuela (sep, 2001), se entiende por gestión escolar:

El ámbito de la cultura organizacional, conformada por directivos, el equipo


docente, las normas, las instancias de decisión y los actores y factores que
están relacionados con la ‘forma’ peculiar de hacer las cosas en la escuela, el
entendimiento de sus objetivos e identidad como colectivo, la manera como
se logra estructurar el ambiente de aprendizaje y los nexos con la comuni-
dad donde se ubica (p. 17).

De acuerdo con Loera (2003), se entiende por gestión escolar el conjunto de la-
bores realizadas por los actores de la comunidad educativa (director, maestros, per-
sonal de apoyo, padres de familia y alumnos), vinculadas con la tarea fundamental que
le ha sido asignada a la escuela: generar las condiciones, los ambientes y procesos
necesarios para que los estudiantes aprendan conforme a los fines, objetivos y
propósitos de la educación básica.

Tapia (2003-1) señala: convertir a la escuela en una organización centrada en


lo pedagógico, abierta al aprendizaje y a la innovación; que abandone certidumbres
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y propicie acciones para atender lo complejo, lo específico y lo diverso; que sustituya
las prácticas que no le permiten crecer, que busque el asesoramiento y la orientación
profesionalizantes, que dedique esfuerzos colectivos en actividades enriquecedoras,
que concentre la energía de toda comunidad educativa en un plan integral hacia su
transformación sistémica, con una visión de conjunto y factible.

La Gestión estratégica procede del campo disciplinar de la administración


y de la organización escolar; parte de la crítica de los modelos (o modos) tradicionales
de administración escolar basada en teorías (Fayol) de división funcional del trabajo;
privilegia el trabajo en equipo, la apertura al aprendizaje y a la innovación; la cultura
organizacional cohesionada por visión de futuro; intervenciones sistémicas y estra-
tégicas e impulsa procesos de cambio cultural, para remover prácticas burocráticas.

Se basa en el diseño de estrategias de situaciones a reinventar para lograr los


objetivos e implica, también, el desarrollo de proyectos que estimulen la innova-
ción educativa. Se concreta a través de procesos de planificación estratégica que
permita diseñar, desarrollar y mantener proyectos de intervención, y asumir la com-
plejidad de los procesos organizacionales.

El enfoque estratégico de la gestión escolar consiste en las acciones que des-


pliega la institución para direccionar y planificar el desarrollo escolar, de acuerdo
con una visión y misión precisas, compartidas por todos los miembros de la co-
munidad escolar; considera la capacidad para definir la filosofía, los valores y los
objetivos de la institución, y para orientar las acciones de los distintos actores hacia
el logro de tales objetivos. Además, toma en cuenta la capacidad para proyectar la
institución a largo plazo y para desplegar los mecanismos que permitan alinear a los
actores escolares y los recursos para el logro de esa visión.

La gestión escolar adquiere sentido cuando entran en juego las experiencias,


las capacidades, las habilidades, las actitudes y los valores de los actores, para alinear
sus propósitos y dirigir su acción a través de la selección de estrategias y actividades
que les permitan asegurar el logro de los objetivos propuestos, para el cumplimien-
to de su misión y el alcance de la visión de la escuela a la que aspiran.
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3. Gestión pedagógica
Es en este nivel donde se concreta la gestión educativa en su conjunto, y está
relacionada con las formas en que el docente realiza los procesos de enseñanza,
cómo asume el currículo y lo traduce en una planeación didáctica, cómo lo evalúa y,
además, la manera de interactuar con sus alumnos y con los padres de familia para
garantizar el aprendizaje de los primeros.

La gestión pedagógica en América Latina es una disciplina de desarrollo re-


ciente, por ello su nivel de estructuración, al estar en un proceso de construcción,
la convierte en una disciplina innovadora con múltiples posibilidades de desarrollo,
cuyo objeto potencia consecuencias positivas en el sector educativo.

Rodríguez (2009) menciona que para Batista la gestión pedagógica es el


quehacer coordinado de acciones y de recursos para potenciar el proceso pedagógi-
co y didáctico que realizan los profesores en colectivo, para direccionar su práctica
al cumplimiento de los propósitos educativos. Entonces, la práctica docente
se convierte en una gestión para el aprendizaje.

Profundizar en el núcleo de la gestión pedagógica implica tratar asuntos


relevantes como la concreción de fines educativos, aplicación de enfoques curricu-
lares, estilos de enseñanza, así como formas y ritmos de aprendizaje; por lo cual, la
definición del concepto va más allá de pensar en las condiciones físicas y materiales
de las aulas; se centra en un nivel de especificidad que busca gestar una relación
efectiva entre la teoría y la práctica educativa.

La gestión pedagógica busca aplicar los principios generales de la misión edu-


cativa en un campo específico, como el aula y otros espacios de la educación formal
debidamente intencionada. Está determinada por el desarrollo de teorías de la educación
y de la gestión; no se trata sólo de una disciplina teórica, su contenido está influido,
además, por la cotidianidad de su práctica. De este modo, es una disciplina apli-
cada en un campo de acción en el cual interactúan los planos de la teoría, los de la
política y los de la praxis educativa.

La gestión pedagógica está ligada a la calidad de la enseñanza y su responsa-


bilidad reside principalmente en los docentes frente al grupo, para Zubiría (2006)
el concepto que cada maestro tiene sobre la enseñanza es el que determina sus
formas o estilos para enseñar, así como las alternativas que ofrece al alumno para
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Educativa Estratégica
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aprender. Para Harris (2002) y Hopkins (2000), el éxito escolar reside en lo que
sucede en el aula, de ahí que la forma en que se organizan las experiencias de
aprendizaje pueden marcar la diferencia en los resultados de los alumnos en rela-
ción con su desarrollo cognitivo y socioafectivo. Rodríguez (2009) coincide en
que, independientemente de las variables contextuales, las formas y los estilos
de enseñanza del profesor y su gestión en el aula son aspectos decisivos a conside-
rarse en el logro de los resultados, y se hacen evidentes en la planeación didáctica,
en la calidad de las producciones de los estudiantes y en la calidad de la autoeva-
luación de la práctica docente, entre otras.

Todo ello supone una capacidad de inventiva que le es característica al profe-


sorado y, además de manifestarse en una metodología, se refleja en la capacidad
de convertir las áreas de aprendizaje en espacios agradables, especiales para la
convivencia y óptimos para el desarrollo de competencias. Así, el clima de aula
determina, en gran medida, el impacto del desempeño docente y está ligado a las
relaciones interpersonales, las normas de convivencia, el trato entre compañeros de
grupo y la actitud colectiva frente a los aprendizajes; por lo tanto, el clima de aula
es un componente clave en el aseguramiento de resultados de la tarea pedagógica,
sin detrimento de otros factores asociados, como las tecnologías, los recursos
didácticos y la optimización del tiempo dedicado a la enseñanza.

Las formas de enseñanza de los docentes no pueden estar desligadas de los


estilos de aprendizaje de los alumnos, es necesario saber cómo aprenden y qué necesi-
tan para lograrlo, sin obviar las características y las condiciones que puedan estar en
favor o en contra. Por ello, es importante que a la planeación de aula le preceda un ejerci-
cio de evaluación de tales particularidades, con el fin de facilitar el proceso de enseñanza
con estrategias pensadas para beneficiar el logro de los propósitos curriculares, tarea
que debe estar, evidentemente, ligada a los objetivos y a la visión institucionales.

La perspectiva de la gestión pedagógica en el Modelo de Gestión Educativa


Estratégica (mgee) retoma estos planteamientos, pues se reconoce que sin una
gestión organizacional del colectivo, alineada en sus propósitos y orientada al ase-
guramiento del aprendizaje de todos los alumnos de la escuela, respecto de lo que
deben aprender, de los tiempos para lograrlo y en los ambientes o climas escolares
adecuados para hacerlo, será más difícil aún superar los rezagos y las deficiencias
en la formación de los estudiantes.
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Por ello, el mgee propone desarrollar liderazgos escolares que cohesionen y
den rumbo al colectivo escolar, a través del trabajo colegiado y de la incorporación
de los padres de familia y de actores en los asuntos educativos, para generar una
mayor corresponsabilidad por el aprendizaje de los estudiantes y el logro de los
propósitos educativos, donde la planeación y la evaluación permanente tengan
sentido para mejorar de manera continua las prácticas de los actores escolares
y sus relaciones.

4. Gestión educativa estratégica


La noción que subyace a la gestión estratégica constituye el hilo conductor del pro-
ceso de formación y desarrollo de competencias en educación. Se parte de la certeza
de que la gestión estratégica es una competencia en sí misma y al mismo tiempo una
metacompetencia porque involucra a varias en su aplicación.

El Instituto Internacional de Planeamiento de la Educación (iipe) de la unesco


(2000) señala que la gestión educativa es un conjunto de procesos teórico-
prácticos integrados y relacionados, tanto horizontal como verticalmente, dentro
del sistema educativo para atender y cumplir las demandas sociales realizadas a la
educación. Así, se entienden como gestión educativa, las acciones desplegadas por
los gestores que dirigen amplios espacios organizacionales de un todo que integra
conocimiento y acción, ética y eficacia, política y administración de procesos que
tienden al mejoramiento continuo de las prácticas educativas, a la exploración
y a la explotación de todas las posibilidades, y a la innovación permanente como
proceso sistemático.

La gestión educativa se establece como una política desde el sistema para el


sistema; marca las relaciones, articulaciones e intercambios entre currículos, pro-
gramas de apoyo y propuestas que aterrizan en la escuela. Contiene, por lo tanto, a
las tres categorías de gestión señaladas: institucional, escolar y pedagógica, ya que
en conjunto forman parte del sistema educativo. Para que una gestión educativa
sea estratégica, ha de concretarse a partir de ciclos de mejoramiento constante
de procesos y de resultados, que se desarrollan con la implementación de ejercicios de
planeación y de evaluación.
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Educativa Estratégica
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De acuerdo con Pozner (2000), la gestión educativa estratégica es una nueva
forma de comprender, de organizar y de conducir, tanto al sistema educativo como
a la organización escolar; pero esto sólo es así cuando el cálculo estratégico situa-
cional y transformacional se reconoce como uno de sus fundamentos y sólo
en la medida en que éste precede, preside y acompaña a la acción educativa de
modo tal que, en la labor cotidiana de la enseñanza, llega a ser un proceso práctico
generador de decisiones y de comunicaciones específicas.

Las principales características de la gestión educativa estratégica son:

a) Centralidad en lo pedagógico. Parte de la idea de que las escuelas son la


unidad clave de organización de los sistemas educativos consiste en la gene-
ración de aprendizajes para todos los alumnos.

b) Reconfiguración, nuevas competencias y profesionalización. Supone la


necesidad de que los diversos actores educativos posean los elementos in-
dispensables para la comprensión de nuevos procesos, de las oportunidades
y de las soluciones a la diversidad de situaciones.

c) Trabajo en equipo. Que proporcione a la institución escolar una visión


compartida acerca de hacia dónde se quiere ir y cuáles son las concepciones
y los principios educativos que se pretenden promover. También tiene que
ver con los procesos que faciliten la comprensión, la planificación, la acción
y la reflexión conjunta acerca de qué se quiere hacer y cómo, que para ser
efectivos deben desarrollarse de manera colegiada.

d) Apertura al aprendizaje y a la innovación. Ésta se basa en la capacidad


de los docentes de encontrar e implementar nuevas ideas para el logro de
sus objetivos educacionales; así como para romper inercias y barreras, fa-
voreciendo la definición de metas y priorizando la transformación integral.
Las organizaciones abiertas al aprendizaje son capaces de encarar y resolver
sistemáticamente situaciones adversas, generar nuevas aproximaciones,
aprender de la propia experiencia y de la de otros, y originar conocimiento
y trasladarlo a sus prácticas.
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e) Asesoramiento y orientación para la profesionalización. Consiste en
que existan espacios de reflexión para la formación permanente, para “pen-
sar el pensamiento”, repensar la acción, ampliar el poder epistémico y la
voz de los docentes; se trata de habilitar circuitos para identificar áreas de
oportunidad y para generar redes de intercambio de experiencias en un plan
de desarrollo profesional.
f) Culturas organizacionales cohesionadas por una visión de futuro.
Sugiere plantear escenarios múltiples ante situaciones diversas, a partir de
objetivos claros y consensos de altura para arribar a estadios superiores como
institución; donde los actores promuevan una organización inteligente, rica
en propuestas y creatividad que estimulen la participación, la responsabilidad
y el compromiso compartido.
g) Intervención sistémica y estratégica. Supone visualizar la situación edu-
cativa, elaborar la estrategia y articular acciones para lograr los objetivos
y las metas que se planteen; hacer de la planificación una herramienta de
autorregulación y gobierno, para potenciar las capacidades de todos
para una intervención con sentido.

Con este panorama, el Modelo de Gestión Educativa Estratégica centra su aten-


ción en la concurrencia de los actores en los distintos ámbitos, para la discusión
inteligente de las políticas institucionales y de las maneras de intervención, en
función de propósitos educativos amplios, como la renovación curricular, la pro-
fesionalización docente, la definición del perfil de egreso, el aseguramiento de
resultados, el abatimiento del rezago, entre otros factores asociados a la calidad.
Es por ello que la gestión educativa estratégica cobra un fuerte sentido en razón
de que los docentes la asuman como un modo regular de pensar y hacer, para plan-
tear acciones siempre en función de retos y perspectivas de largo alcance.

En este contexto, se requiere vislumbrar nuevos caminos, nuevos cómos para


la construcción de una gestión educativa estratégica capaz de abrir al sistema edu-
cativo y, en específico, a las escuelas, al aprendizaje permanente que genere
respuestas a los retos actuales. En este enfoque de transformación, es necesario
plantearse ¿cuáles son las oportunidades que se abren?, ¿cuáles son las limitaciones
a superar?, ¿qué alternativas de acción han de diseñarse para superar viejos esque-
mas y concepciones anquilosadas? y ¿cómo han de implementarse?
Modelo de Gestión
Educativa Estratégica
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Ante las situaciones prevalecientes ha de cuestionarse también, en un sentido
autocrítico, ¿qué puede aportar la gestión educativa estratégica en una etapa de
profundas transformaciones sociales, económicas y culturales?, ¿puede este para-
digma contribuir a alcanzar la calidad y la equidad en la educación?, ¿podrá propi-
ciar condiciones para la articulación de iniciativas e innovaciones que emergen y se
desarrollan en las escuelas? y ¿podrá movilizar, de alguna manera, esta perspectiva
al propio sistema educativo nacional? Los planteamientos son éstos y este es el
paradigma que se propone para buscar posibles respuestas, aportando componen-
tes clave que pongan en juego las capacidades de autogestión de los actores edu-
cativos en este proceso de búsqueda.

5. Las dimensiones de la gestión escolar:


categorías para el análisis de la realidad educativa
Una premisa fundamental en el proceso de cambio es entender lo que sucede al
interior de la escuela, para decidir qué acciones deben permanecer en ésta, cuáles
deben ser cambiadas, cuáles eliminadas y qué cosas nuevas se requiere hacer.
La dinámica escolar es compleja y resulta poco probable que se identifiquen los
elementos señalados si se intenta ver la totalidad de lo que sucede en ella, por lo
que es necesario analizarla por partes; una manera de hacerlo es “dividir” esa reali-
dad escolar en fragmentos, lo que permitirá observarla a detalle para emitir juicios
de valor y tomar decisiones claras.

Por ello, para aproximarnos a la realidad escolar y a sus formas de gestión


ésta se clasifica en dimensiones. Desde el punto de vista analítico, las dimensiones
son herramientas para observar, criticar e interpretar lo que sucede al interior de la
organización y del funcionamiento cotidiano de la escuela.

Las dimensiones de la gestión son el marco donde cobran vida, se relacionan


y resignifican, tanto los aspectos señalados en los Estándares de Gestión para la
Educación Básica, como los rasgos inherentes a los componentes del Modelo
de Gestión Educativa Estratégica. Es, precisamente, a través de estas “ventanas”
por donde se puede observar la dinámica, interactiva y vertiginosa de la realidad
educativa desde lo institucional, lo escolar y lo pedagógico.
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Las dimensiones para hacer el análisis de la gestión de la escuela son cuatro:
pedagógica curricular, organizativa, administrativa y de participación social.

A continuación, se describen los contenidos que caracterizan a cada dimen-


sión, mismos que sugieren reflexión y análisis para reconocer lo que sucede en la
dinámica cotidiana; los resultados de este ejercicio de evaluación permitirán identi-
ficar la situación actual de la escuela.

Dimensión Pedagógica Curricular


El contenido de esta dimensión (SEP, 2006):

[...] permitirá reflexionar acerca de los procesos sustantivos y fundamen-


tales del quehacer de la escuela y sus actores: la enseñanza y el aprendizaje.
Para ello, se requiere analizar en lo individual y en lo colectivo lo que
representan ambos conceptos, sus significados respecto de lo que se sabe
de ellos y del valor que tienen en sí mismos, dentro de lo educativo y lo
didáctico.

Se propone la revisión de los factores que se relacionan fuertemente con


ellos, como son la planeación, evaluación, clima de aula, uso del tiempo
destinado a la enseñanza y recursos de apoyo, entre los más importantes
(p.20).

Revisar y reflexionar acerca del proceso de enseñanza puede llevar a reconocer la


relación entre el significado y la práctica que ejerce cada docente. Las formas
o estilos para enseñar a los alumnos muestran el concepto que tiene cada profe-
sor acerca de lo que significa enseñar y determina las formas que se ofrecen a los
estudiantes para aprender. Los docentes son los responsables de crear las condi-
ciones que favorecen la construcción de aprendizajes en sus alumnos a partir del
conocimiento que tienen de ellos y de sus necesidades.

Las formas y estilos de enseñanza de cada maestro pueden apreciarse en su


planeación didáctica, en los cuadernos de los alumnos y en la autoevaluación de
la práctica docente; conviene revisarlos y reflexionar acerca de las oportunidades
que ofrece a los alumnos para aprender. En virtud de lo anterior, la mejora de los
aprendizajes de los estudiantes constituye en sí misma, el sentido y la perspectiva
Modelo de Gestión
Educativa Estratégica
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de la evaluación; en esta dimensión se requiere de la autoevaluación docente sobre
su hacer profesional, pues los resultados de sus alumnos son, en gran medida,
producto de su práctica cotidiana.
El profesor debe ser capaz de crear ambientes de aprendizaje exitosos que
emerjan de las capacidades y condiciones propias de la situación concreta de cada
comunidad educativa. Para ello, debe considerar los estilos de aprendizaje de los
alumnos, es decir, reconocer las formas con las cuales se desarrollan mejor y hacen
uso de herramientas cognitivas, como la observación, el razonamiento, el análisis,
y la síntesis, entre otras.
Además, debe tomar en cuenta las aptitudes y los ritmos de aprendizaje de
sus alumnos, es decir, reconocer sus capacidades en tiempo y forma para
desarrollar óptimamente las competencias comunicativas, de exploración y com-
prensión del mundo natural y social, de pensamiento matemático, de desarrollo
personal y para la convivencia; campos formativos que delinean el perfil de egreso
que se espera alcanzar en la educación básica nacional.
Tener conciencia de la diversidad de sus alumnos (sep, 2008) permite a los
maestros implementar alternativas pedagógicas dinámicas, flexibles, diferenciadas
y plurales. Ante las exigencias educativas actuales es preciso, como colegiado, pro-
fesionalizar las prácticas docentes para facilitar el desarrollo de competencias en
sus alumnos, que generen oportunidades para una mayor y mejor aplicación de los
aprendizajes adquiridos en el aula, en la escuela, en su comunidad y en el contexto
social próximo.
Para lograr lo anterior, el docente debe seleccionar las actividades didácticas
a implementar en el aula, lo cual permite que el profesor prevea el desarrollo de la
clase e identifique las modalidades de planeación más apropiadas. Para fortalecer el
hacer educativo, los docentes han de diseñar sus clases con actividades y recursos
didácticos que alienten procesos de aprendizaje significativos para sus alumnos; es
necesario conversar entre colegas para identificar y definir las estrategias de ense-
ñanza apropiadas para favorecer los aprendizajes. Al evaluar periódicamente a los
estudiantes, en lo individual como en lo grupal, se recupera el grado de avance de
los aprendizajes esperados;3 referentes sobre el desempeño y el nivel de logro de
las competencias básicas; estas “señales” permiten a los profesores retroalimentar
y orientar sus estrategias didácticas hacia las necesidades y los alcances de sus
alumnos.
Programa Escuelas de Calidad

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Toda metodología didáctica (proyectos de aula, centros de interés, secuen-
cias didácticas, prácticas escolares, unidades de trabajo, entre otras), para generar
buenas prácticas docentes y para detonar el desarrollo de competencias en los
estudiantes, debe considerar características como:

a) Las capacidades, estilos y ritmos de aprendizaje de los alumnos.


b) La selección y priorización de contenidos curriculares relevantes.
c) El contexto social e intercultural.
d) El clima escolar y el ambiente áulico.
e) La acción del profesor en su diario hacer.

Efectivamente, un factor fundamental es la acción docente, que hace la diferencia


entre el aprender o no; entre propiciar el desarrollo de competencias para la vida4
de sus estudiantes o no hacerlo. Su función es primordial (sep, 2009) para que los
alumnos logren un desempeño polifuncional en múltiples situaciones y, sobre todo,
enriquezcan la perspectiva de sí mismos y del mundo en que viven, como ciudadanos
y como seres humanos sensibles e inteligentes.

Cabe señalar que el Programa Escuelas de Calidad cuenta con una serie de
estándares que brindan un referente más preciso de lo que se debe observar en esta
dimensión, mismos que son publicados en las reglas de operación del Programa.

3
Aprendizajes esperados: Los aprendizajes esperados revelan conceptos, habilidades, capacidades y ac-
titudes; son enunciados que incluyen los contenidos básicos que el alumno debe aprender para acceder
a conocimientos cada vez más complejos en un contexto de aprendizaje. (Extracto del documento Edu-
cación Básica. Primaria. Plan de estudios 2009. Etapa de prueba, primera edición, sep, 2008.)
4
Competencia para la vida: Una competencia implica un saber hacer (habilidades) con saber (conocimiento),
así como la valoración de las consecuencias de ese hacer (valores y actitudes), puestos en juego para el logro
de propósitos en contextos y situaciones diversas. No basta con poseer conocimientos, es necesario “movili-
zarlos” y ponerlos de manifiesto en situaciones cotidianas y complejas, lo cual supone la capacidad de visualizar
un problema y, al mismo tiempo, poner en juego los conocimientos pertinentes para resolverlo, reestructurarlos
en función de la situación, así como extrapolar o prever lo que hace falta. (Extracto del documento Edu-
cación Básica. Primaria. Plan de estudios 2009. Etapa de prueba, primera edición, sep, 2008.)
Modelo de Gestión
Educativa Estratégica
71
En el siguiente cuadro podrán observarse estos parámetros:

ESTÁNDARES DE LA DIMENSIÓN PEDAGÓGICA CURRICULAR

1. Fomento al • Tiene la finalidad de actualizar permanentemente a los maestros para apoyarlos


perfeccionamiento en su desempeño pedagógico. Una escuela que deposita en el equipo docente
pedagógico una parte esencial de la apuesta por el aprendizaje de los alumnos, propicia la
formación entre pares y fomenta las innovaciones en la enseñanza.

• Representa una de las tareas más importantes del profesor en ellas se expresan
2. Planeación los objetivos de aprendizaje, las estrategias y los recursos para alcanzarlos. Los
profesores revisan constantemente, ante sus compañeros, los planes para sus
pedagógica
clases. Es una puesta en común que indica la disponibilidad para intercambiar
compartida observaciones y comentarios respecto de su perspectiva didáctica y sus criterios
de selección de contenidos.

• Para la escuela, el aprendizaje es el motivo central de su origen, pues se con-


3. Centralidad sidera que se alcanza, los alumnos tendrán un mejor desarrollo y operarán con
del aprendizaje más éxito dentro de la sociedad, serán individuos capaces de aprender a lo largo
de la vida y practicarán una convivencia social más equitativa.

• La escuela motiva a los alumnos a trazar su propia ruta de aprendizaje, y los


4. Compromiso maestros les muestran las posibilidades y las metas. La escuela dispone de
de aprender medios para que los docentes desarrollen actividades que propicien el com-
promiso de los alumnos con su propio aprendizaje, desarrollando habilidades de
disciplina y autocontrol.

• En la definición de contenidos y estrategias de enseñanza se toman en consi-


5. Equidad en las deración las necesidades y los retos que plantean las condiciones específicas de
oportunidades aprendizaje de los alumnos por su cultura, lengua, medio socioeconómico y ex-
de aprendizaje pectativas futuras. La escuela no distingue entre sus alumnos, ni por cuestiones
de género, cultura o lenguaje, raza, nivel socioeconómico de la familia, lugar de
residencia, forma de vestir o preferencias personales.
Programa Escuelas de Calidad

72

Dimensión Organizativa

Esta dimensión considera la interrelación del colectivo docente y de éste con los
padres de familia. En ella están presentes los valores y las actitudes que prevalecen
en los actores escolares. Los valores traducidos en actitudes son los sustentos que
le sirven a la organización escolar para tomar las decisiones que supone más con-
venientes al enfrentar diversas situaciones.

Las organizaciones profesionales que respalda su proceder en un código


de ética bien cimentado, se aseguran de colocar en el centro de las decisiones a
los beneficiarios del servicio y a la misión institucional para su cumplimiento, cuyo
núcleo central se relaciona con ellos. Un criterio fundamental es el que tiene que
ver con el logro educativo. Si todas las decisiones obedecen a este criterio, los
aprendizajes del alumnado mejorarán y sus resultados serán superiores a los que
actualmente logran, porque la organización buscará promover nuevos conocimien-
tos, mayor desarrollo de habilidades y mejores actitudes que favorezcan el propósi-
to fundamental de la escuela pública mexicana.

Se sabe que en las organizaciones donde las relaciones son hostiles, conflicti-
vas, inflexibles, indiferentes o distantes —no generalizables, pero sí prevalecientes—,
el ambiente de aula y escolar resulta poco favorable para la profesionalización del
personal y, en consecuencia, para la calidad de los aprendizajes de los estudiantes;
no se consigue la participación de todos los alumnos ni de los padres de familia
en las tareas de la escuela para su mejoramiento, por lo cual difícilmente se obtendrán
resultados satisfactorios.

Las organizaciones escolares que asumen profesionalmente la misión que les


ha sido encomendada y tienen su propia visión respecto de lo que quieren ob-
tener como resultados de calidad, se esfuerzan sistemáticamente por mejorar sus
procesos y resultados, siempre encuentran oportunidades de mejora, se organizan
para concentrarse en lo importante y buscan estrategias para impedir que lo urgente
se convierta en la prioridad, dan seguimiento sistemático a los acuerdos y asumen
compromisos de acción. Evalúan con periodicidad sus avances, modifican aquello
que no contribuye con lo esperado y utilizan la autoevaluación como herramienta
de mejora y sus indicadores como las evidencias de logro.
Modelo de Gestión
Educativa Estratégica
73
Por otra parte, en esta dimensión se considera también la asignación de
responsabilidades a los diferentes actores de la escuela: las comisiones docentes
(actos cívicos, seguridad e higiene, cooperativa o tienda escolar y guardias, entre
otras), así como la operación del Consejo Técnico Escolar.
Los estándares respectivos a esta dimensión son:

ESTÁNDARES DE LA DIMENSIÓN ORGANIZATIVA


• El director organiza a los maestros para orientarlos hacia la buena enseñanza
y a los alumnos para que aprendan. Genera acuerdos entre los integrantes de
6. Liderazgo la comunidad escolar, asegurándose de que se lleven a cabo y, por lo tanto, ganan-
efectivo do terreno en el logro de los objetivos planteados en tiempo y forma. Realiza
proyectos colectivos que reflejan un alto compromiso de los diversos actores
para llevar a cabo las estrategias decididas.

• Un clima escolar orientado a la promoción del aprendizaje supone la existencia


7. Clima de de la comunicación, cooperación, intercambio, integración y de valores como el
respeto, la tolerancia y la confianza entre los actores integrantes de la comunidad
confianza
escolar. En este sentido, la escuela se establece como una comunidad abierta a la
autocrítica y dispuesta para desarrollar acciones de aprendizaje organizacional.

• La responsabilidad es la manifestación objetiva del compromiso; no sólo está


8. Compromiso relacionada con el cumplimiento puntual de la normatividad, sino también con la
forma de asumir y aceptar los resultados obtenidos individual y colectivamente. El
de enseñar
compromiso y la responsabilidad pueden expresarse en varios aspectos, pero todos
importantes para que el proceso de enseñanza se ofrezca con mayor efectividad.

• El centro educativo como una organización abierta incorpora las perspectivas


9. Decisiones de toda la comunidad escolar para encontrar un camino más seguro y obtener
compartidas el apoyo necesario para conseguir las metas propuestas. En la escuela existe
un ambiente de libertad para expresar los puntos de vista de cada quien y
además se establecen los mecanismos para que esto suceda.

• Aunque la planeación institucional a través de proyectos o planes de mejora


ya es algo frecuente en la organización de las escuelas, de cualquier forma se
10. Planeación enfatiza la necesidad de que el centro educativo cuente con una determinada
institucional planeación a nivel de organización escolar, que le permita a todos tener siempre
presente el rumbo que se ha tomado con la finalidad de que los alumnos logren
un aprendizaje efectivo.

• Representa el mecanismo por el cual la escuela reconoce reflexivamente las


condiciones en las que se encuentra con la misión que le corresponde como
11. Autoevaluación parte del sistema educativo. También tiene la finalidad de cotejarse con los es-
tándares. Este proceso es importante en vista de que permite, a todos los actores
de la comunidad escolar, observar con transparencia los resultados y los avances
relacionados con el desarrollo de actividades orientadas al aprendizaje de los
alumnos.

(Continúa)
Programa Escuelas de Calidad

74

ESTÁNDARES DE LA DIMENSIÓN ORGANIZATIVA


• Al comunicar el desempeño, los integrantes de la escuela buscan obtener cono-
12. Comunicación cimiento sincero acerca de la efectividad de sus acciones y decisiones cotidianas,
del desempeño especialmente del nivel de aprendizaje. El director de la escuela es el primer
promotor de la rendición de cuentas de la escuela. Él promueve e implementa
los mecanismos adecuados para llevarla a cabo.

• Como comunidades de aprendizaje, las escuelas no se encuentran aisladas. No


13. Redes escolares representan ínsulas del sistema educativo ni de los acontecimientos relevantes
que existen en otros ámbitos. Por el contrario, aprenden al estar insertas en un
contexto de interacción constante.

• Constituye un foro idóneo para el trabajo académico que se realiza en la escuela.


14. Funcionamiento Las conversaciones entre todo el personal docente (maestros y director) se en-
efectivo del Consejo riquecen constantemente con el intercambio de ideas, experiencias y posiciones
Técnico Escolar respecto a la mejora del aprendizaje. En el cte se da el diálogo esperando reflexio-
(cte) nes generadas por acuerdos y desacuerdos entre los maestros. Lo que conlleva a
implementar modelos eficaces de enseñanza.

Dimensión Administrativa

El análisis de esta dimensión permite el reconocimiento del tipo de actividades


que desde la administración escolar favorecen o no los procesos de enseñanza
y de aprendizaje con el propósito de que puedan modificarse para mejorar los ren-
dimientos educativos de los alumnos, las prácticas docentes y de los directivos, así
como del personal de apoyo y asistencia.

Las acciones de la dimensión administrativa se refieren a la coordinación


permanente de recursos humanos, materiales, financieros y de tiempo, además de
garantizar acciones de seguridad e higiene y control de la información relativa a los
actores de la escuela, cumplimiento de la normatividad, así como la relación con la
supervisión escolar en sus funciones de enlace entre las normas y disposiciones de
la autoridad administrativa.

Los estándares respectivos a esta dimensión los podemos observar en el


siguiente cuadro:
Modelo de Gestión
Educativa Estratégica
75

ESTÁNDARES DE LA DIMENSIÓN ADMINISTRATIVA

• La escuela implementa acciones para garantizar el aprovechamiento de los


18. Optimización recursos humanos, técnicos, financieros y materiales en favor del aprendizaje de
de recursos los alumnos.

• La escuela es eficiente y eficaz en las acciones administrativas que garantizan


19. Control escolar el control de la información del centro escolar: boletas, incidencias, reportes,
becas, estadísticas, informes, etc., con el propósito de ofrecer un mejor servicio
educativo.

20. Infraestructura • La escuela se organiza para contar con instalaciones que reúnan las condiciones
físicas básicas para promover un ambiente favorable a la enseñanza y al aprendizaje.

Dimensión de Participación Social


Esta dimensión involucra la participación de los padres de familia y de otros miem-
bros de la comunidad donde se ubica la escuela. Mediante el análisis habrá que iden-
tificar la forma en que el colectivo, directivo y docentes, conocen, comprenden y
satisfacen las necesidades y demandas de los padres de familia, así como la forma en
que se integran y participan en las actividades del centro escolar, principalmente
en aquellas que desde el hogar pudieran favorecer los aprendizajes de los estudiantes.
También se consideran las relaciones que se establecen con el entorno social
e institucional, en las que participan los vecinos y las organizaciones de la comuni-
dad, barrio o colonia, así como los municipios y organizaciones civiles relacionadas
con la educación.
Conviene revisar las características de las relaciones que la escuela establece
con las familias para apoyar corresponsablemente la formación integral de sus hijos. Un
punto clave que puede favorecerlas es mantenerlos informados de los conocimientos,
debilidades o ausencias que manifiestan sus hijos al inicio del ciclo escolar, así como de lo
que los profesores se proponen lograr en relación con los aprendizajes de los alumnos
al término del ciclo escolar, y cómo la familia puede apoyar para que esto suceda.
Programa Escuelas de Calidad

76
Los estándares que vienen a puntualizar esta dimensión son los siguientes:

ESTÁNDARES DE LA DIMENSIÓN DE PARTICIPACIÓN SOCIAL


15. Funcionamiento • Se compone de representantes de los diversos grupos de la comunidad escolar:
efectivo del de alumnos, de maestros, de padres de familia, personas en general de la comuni-
Consejo Escolar de dad y el director. Sus propósitos también varían en relación con el cte, los cuales
Participación Social se orientan al apoyo y desarrollo de actividades de gestión que tienen que ver
(ceps) directamente con el aprendizaje de sus hijos en la escuela.

• La escuela incorpora a los padres de familia en diversas actividades que tienen


16. Participación conexión con el aprendizaje. Desde la escuela se convoca a los padres de familia
de los padres en la para que acudan a ella con múltiples motivos, como el de participar en las clases
escuela que se imparten a los hijos, participar en actividades creativas junto a ellos o en
talleres donde se les dan elementos para apoyar de mejor manera el aprendizaje.

• Cuando los padres de familia se incorporan de esta forma a la escuela, tienen


17. Apoyo al más posibilidades de brindar el apoyo que requieren sus hijos. El aprendizaje es más
aprendizaje en el significativo y eficaz cuando en el hogar los alumnos hay padres de familia capaces
hogar de continuar en parte con la tarea de enseñar. Además, la comunidad en general
apoya el desarrollo integral de los alumnos estimulando la permanencia en la
escuela y promoviendo valores y actitudes favorables a la vida escolar.

Las cuatro dimensiones son importantes por sí mismas, y al ser parte del todo
se encuentran interrelacionadas; si se quisiera dar un ordenamiento a las mismas,
la dimensión pedagógica curricular ocuparía un papel preponderante, porque es
preciso focalizar los quehaceres de todas las dimensiones en torno a los aspectos
académicos, referidos al enseñar y al aprender.
Modelo de Gestión
Educativa Estratégica
77
Es decir, resulta fundamental desarrollar nuevas formas de organización, de
administración y de participación social-comunitaria que apuntalen los procesos y
las prácticas orientados al aprendizaje y mejoramiento del logro educativo; la re-
visión de la información que aporta el análisis de los contenidos de las dimensiones
debe ser útil para reflexionar sobre lo que es necesario modificar o fortalecer, lo cual
es determinante para la toma de decisiones de los colectivos escolares, respecto
a sus prácticas y relaciones, considerando como criterio fundamental el desarrollo
formativo integral de todos sus alumnos.

Tomar decisiones acerca de lo que es necesario cambiar o fortalecer, a partir de


la información derivada del análisis de las dimensiones, implica la puesta en prác-
tica de los componentes del mgee: liderazgo, trabajo colaborativo, participación
activa y corresponsable de los padres de familia y tutores, planeación estratégica
y evaluación permanente.

6. Los Estándares de Gestión para la Educación Básica: puntos


de partida y llegada para la gestión educativa estratégica

Las dimensiones de la gestión escolar, al ser herramientas de análisis, permiten


identificar los procesos que se llevan a cabo al interior de la organización escolar
para identificar nuevas formas de iniciar o incrementar su mejora. En ese sentido,
los estándares educativos muestran con precisión los asuntos básicos que debiesen
trabajar en la escuela y en el aula, y también son referentes para realizar compara-
ciones entre estos y la dinámica escolar y áulica.

La propuesta de estándares, planteada desde el pec para la educación básica


surge a partir de construir el imaginario de la escuela a la que se aspira, ellos refieren
los asuntos básicos que deben estar presentes, sin que resulte limitativo, es decir,
una escuela que en su operación cotidiana se guía por los estándares podrá aspirar
a mejorar en todos los planos, pues la tan ambicionada calidad educativa no tiene
límites, siempre podrá mejorarse, porque es creada y recreada por las personas y en
ello no existe punto final.

Los estándares, al ser una referencia que permite comparar la situación de la


escuela, orientan sobre el contenido de la planeación escolar, de manera que,
Programa Escuelas de Calidad

78
al contrastar la dinámica escolar y áulica con los estándares, es posible identificar lo
que sí se está atendiendo y aquello que falta atender; de allí que aporta elementos
para tomar decisiones sobre lo que el colectivo se comprometerá a aprender
y hacer, para mejorar los procesos y resultados educativos.

En este caso, los estándares no son prescriptivos, sino referencias que sirven
de guía para dar rumbo a las acciones que emprende el colectivo, por lo que son
pautas para construir la visión de institución que se requiere tener en un futuro.

Un estándar puede ser entendido como un parámetro que sirve para reco-
nocer los asuntos clave necesarios de cambiar, ajustar o potenciar, para favorecer las
decisiones del colectivo a formular acciones para que en el mediano o largo plazo le
permita alcanzar a cada uno de ellos y estimulen su interés por seguir mejorando su
hacer cotidiano y desarrollar innovaciones. De acuerdo con Loera (2010):

En política educativa se entiende por estándar la descripción de caracterís-


ticas básicas o deseables como ideales o metas relativas a actores, especí-
ficamente maestros, directivos, personal de apoyo, padres de familia, estu-
diantes; insumos, como materiales didácticos, libros de texto, tecnología,
currículo, calendario, normas y reglas; procesos, como liderazgo, trabajo en
equipo, participación social, evaluación, planeación escolar y de aula, activi-
dades del Consejo Técnico, atención de conflictos, o de resultados, como ni-
veles de desempeño en exámenes estandarizados por los estudiantes, nivel
de satisfacción de expectativas, entre otras, que se establecen formalmente
como mínimo aceptable, como ejemplo de buena práctica o modelo por
costumbre, normas o por autoridades.

Los estándares para la gestión de escuelas de educación básica repre-


sentan los parámetros del quehacer educativo a escala escolar; se estable-
cen como guías sobre cómo y para qué la escuela se organiza para constituirse
en plataforma del aprendizaje de los alumnos. Los estándares pretenden ser
orientadores en las comunidades escolares, tanto en procesos de autoeva-
luación como en referentes para identificar grados de avance en la mejora
académica.

Para concretar en la práctica los estándares es necesario desglosarlos en aspectos


específicos, criterios operativos o indicadores.
Modelo de Gestión
Educativa Estratégica
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Los criterios operativos o indicadores de los estándares contribuyen a identifi-
car los niveles de avance o logro que tiene el colectivo escolar en su aplicación, por
ello pueden verse como elementos que contribuyen el seguimiento y evaluación,
al mostrar qué tanto la escuela está transformando su gestión y con ello su cultura
escolar para asegurar lo sustantivo: el aprendizaje y el logro educativo de todos los
estudiantes.

Los Estándares de Gestión para la Educación Básica cuentan con una des-
cripción que explica su significado, lo cual permite organizarlos en cada una de las
dimensiones de la gestión; cada estándar se desagrega en criterios operativos o
indicadores para orientar su aplicación.

Se pretende que al considerar los estándares como criterios de calidad para


la mejora continua, se establezcan relaciones colaborativas en el colectivo escolar
para acordar los compromisos y las metas que contribuirán al logro de resultados
satisfactorios.

El Modelo de Gestión Educativa Estratégica es abierto y flexible, referente


para impulsar procesos de transformación con visión prospectiva. La organización
escolar, a partir de sus resultados de autoevaluación, identifica los estándares
que habrá de alcanzar y los concreta en su misión y su visión, en sus objetivos y
en sus metas.

El resultado final del análisis comparativo, inicial, intermedio y final de la


institución, a través de los estándares y sus criterios operativos, es que desarrolle
capacidades autogestivas para que tome decisiones de manera informada y se con-
vierta en una organización que aprende de sus aciertos y errores en el camino hacia
la calidad.

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