CCPR C 81 Add.4-ES
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UNIDAS CCP
Pacto Internacional Distr.
GENERAL
de Derechos Civiles
CCPR/C/81/Add.4
y Políticos 24 de agosto de 1994
ESPAÑOL
Original: INGLES
Adición
INDICE
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INTRODUCCION . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 - 8 4
GE.94-18793 (S)
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Anexos
I. Abreviaturas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 227
III. Ratificación del Pacto por el Senado de los Estados Unidos . 233
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INTRODUCCION
"Los Estados Unidos entienden que este Pacto será aplicado por el
Gobierno federal en la medida en que tenga atribuciones legislativas y
judiciales en las materias de que se trata; en los demás casos será
aplicado por las administraciones estatales y locales; en la medida en
que las administraciones estatales y locales tengan atribuciones sobre
esas materias, el Gobierno federal tomará las medidas adecuadas según
el sistema federal para que las autoridades competentes de las
administraciones estatales o locales puedan tomar las medidas procedentes
para el cumplimiento del Pacto."
12. Los Estados Unidos comprenden diversas zonas insulares, cada una de las
cuales es única en su género y forma parte integrante de la familia política
de los Estados Unidos. Las personas nacidas en esas zonas son ciudadanos de
los Estados Unidos (nacionales de los Estados Unidos en el caso de Samoa
Americana). Los residentes locales, incluidos los ciudadanos de los Estados
Unidos nacidos en otros lugares que se hayan trasladado a esas zonas, eligen
su propio gobierno local y se rigen por las leyes locales que aprueban ellos
mismos. Son libres de trasladarse a otras partes de los Estados Unidos y
gozan de la protección de la libertad individual que la Declaración de
Derechos garantiza a todos los estadounidenses. Guam, las islas Vírgenes,
Samoa Americana y Puerto Rico están representados en la Cámara de
Representantes de los Estados Unidos por sendos delegados elegidos. Además
del derecho a votar sobre la aprobación definitiva de un proyecto de ley o
una resolución, el delegado de cada zona insular goza de los mismos
privilegios y ejerce las mismas facultades que un miembro del Congreso de
cualquiera de los Estados.
13. Los Estados Unidos consideran a Guam, las islas Vírgenes de los Estados
Unidos y Samoa Americana territorios "no autónomos" a los efectos del
Artículo 73 de la Carta de las Naciones Unidas. Aunque de hecho esas zonas
tienen gobierno propio a nivel local, como se describe a continuación, aún no
han concluido el proceso de libre determinación. En cambio, los Estados de
Alaska y Hawai, así como el Estado Libre Asociado de Puerto Rico, que antes
eran territorios "no autónomos" a los efectos del Artículo 73, han ejercido
su derecho de libre determinación y han establecido las condiciones de su
relación con el resto de los Estados Unidos. Análogamente, el Commonwealth
de las islas Marianas septentrionales, los Estados Federados de Micronesia y
la República de las Islas Marshall, que antes formaban parte del territorio
en fideicomiso de las islas del Pacífico, han concluido su proceso de libre
determinación.
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14. El Estado Libre Asociado de Puerto Rico. Puerto Rico, la más grande y
poblada de las zonas insulares de los Estados Unidos, pasó a estar bajo la
soberanía de los Estados Unidos en 1899, tras la guerra hispanoestadounidense.
Entre 1900 y 1950 el Congreso gobernó Puerto Rico mediante leyes orgánicas.
En 1950, el Congreso promulgó una ley que autorizaba a Puerto Rico a organizar
su propio gobierno y a aprobar una constitución. Puerto Rico así lo hizo y su
Constitución entró en vigor el 25 de julio de 1952, fecha en que Puerto Rico
adquirió la condición de Estado Libre Asociado de los Estados Unidos. Desde
entonces, la relación entre Puerto Rico y los Estados Unidos ha sido objeto de
un continuo debate. Recientemente, el pueblo de Puerto Rico expresó sus
opiniones en un referéndum en noviembre de 1993; la opción de mantener el
acuerdo de libre asociación recibió la mayoría de los votos, aunque casi el
mismo número de votantes se pronunció a favor de la estadidad. En cambio, una
pequeña minoría de aproximadamente el 5% optó por la independencia.
15. Guam. Guam pasó a estar bajo la soberanía de los Estados Unidos en 1899,
tras la guerra hispanoestadounidense y, salvo en el período de ocupación
durante la segunda guerra mundial, hasta 1950 fue administrado por la marina.
En 1950 el Congreso promulgó la Ley orgánica de Guam, que estableció un
gobierno civil para Guam (48 U.S.C. §§ 1421-1425). La Ley orgánica comprende
una declaración de derechos que contiene las mismas garantías de libertad
individual enunciadas en la Constitución y otorga la ciudadanía
estadounidense al pueblo de Guam. Desde 1968, el poder ejecutivo de Guam,
integrado por el Gobernador y el Vicegobernador, es elegido por votación
popular. El poder legislativo recae en una legislatura unicameral
cuyos 21 miembros son elegidos cada dos años. El poder judicial reside en
los tribunales de Guam y el tribunal de distrito de los Estados Unidos
para Guam.
16. Las islas Vírgenes de los Estados Unidos. Las islas Vírgenes de los
Estados Unidos fueron adquiridas a Dinamarca en 1916. Se gobiernan de
acuerdo con una Ley orgánica que el Congreso promulgó en 1936 y revisó
en 1954. Tanto la Ley orgánica original como la Ley orgánica revisada
comprendían una declaración de derechos que enunciaban las mismas garantías
de los derechos individuales que la Constitución de los Estados Unidos.
Desde 1927 el pueblo de las islas Vírgenes tiene la ciudadanía americana.
A partir de 1968 el Gobernador y el Vicegobernador son elegidos por votación
popular. El poder legislativo corresponde a una legislatura unicameral
compuesta de 15 senadores elegidos cada dos años. El poder judicial reside
en un sistema de tribunales locales y en el tribunal de distrito de los
Estados Unidos para las islas Vírgenes.
18. Los residentes de Samoa Americana son nacionales de los Estados Unidos.
Es "nacional de los Estados Unidos" 1) todo el que sea ciudadano de los
Estados Unidos o 2) quien, no siendo ciudadano de los Estados Unidos, deba
lealtad permanente a los Estados Unidos (Ley de inmigración y naturalización,
§ 101 a) (22), 8 U.S.C. § 1101 a) (22)). Sólo los habitantes de Samoa
Americana y de la isla Swains son nacionales que no poseen la ciudadanía.
Un nacional de los Estados Unidos no es un extranjero. "El término
extranjero designa a todo el que no es ciudadano ni nacional de los
Estados Unidos" (Ley de inmigración y naturalización, § 101 a) (3), 8 U.S.C.
§ 1101 a) (3)). Un nacional no ciudadano que adquiera la residencia en
cualquiera de los Estados y reúne los requisitos exigidos puede convertirse
en ciudadano (Ley de inmigración y naturalización, § 325, 8 U.S.C. § 1436).
26. Introducción. Los Estados Unidos son la patria de una gran variedad de
personas o grupos indígenas a quienes, pese a su diversidad étnica, cultural
y lingüística, se suele denominar indígenas americanos. Muchos están
organizados en tribus, algunas de las cuales han obtenido el reconocimiento
oficial del Gobierno federal, mientras que otras no. A los efectos del
presente informe, el término también designa a los grupos que tienen
reconocida una condición jurídica especial, como los indígenas de Alaska y de
Hawai. La expresión "indígenas de Alaska" comprende a los inuit (también
llamados esquimales), los indios y los habitantes de las islas Aleutianas.
Los indígenas de Hawai no son una tribu o un grupo indio organizado
federalmente reconocido. El estilo de vida de los indígenas americanos varía
ampliamente, desde los que practican en gran medida la cultura tradicional
(más de 100.000 indígenas americanos hablan su idioma nativo) hasta los que
han asimilado en todo o en buena parte la modernidad urbana.
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28. Del total de tribus indígenas, 542 están reconocidas a nivel federal,
incluidas 223 aldeas y tribus regionales de Alaska. En el presente informe
el término "tribu" hace relación a los mecanismos políticos e institucionales
de las autoridades tribales que ejercen jurisdicción sobre la reserva u otras
tierras tribales. Los miembros de la tribu, como individuos, son ciudadanos
de los Estados Unidos con los mismos derechos que los demás ciudadanos y
pueden vivir donde prefieran. Sin embargo, en el ámbito de la jurisdicción
tribal, la propia tribu es generalmente la autoridad gobernante y no un
gobierno estatal o local. Las tribus gozan de considerable autonomía,
incluso con respecto al Gobierno federal. Las tribus reconocidas a nivel
federal tienen derecho a participar en determinados programas financiados y
administrados por la Oficina de Asuntos de los Indios del Departamento del
Interior. Desde 1978, 150 grupos han notificado a la Oficina de Asuntos de
los Indios su intención de solicitar reconocimiento federal. Hasta mediados
de 1994, 73 grupos habían presentado cartas de intención de presentar la
respectiva petición; 26 peticiones estaban incompletas; 9 peticiones estaban
siendo examinadas activamente y 5 pronto lo serían; 7 requerían una ley;
y 30 habían sido resueltas (9 reconocidas como tribus; 13 desestimadas;
5 resueltas por ley; y 3 resueltas de otra forma).
30. Con arreglo al derecho de los Estados Unidos, las tribus indígenas son
comunidades políticas distintas e independientes que conservan todos los
aspectos de su soberanía que no les han sido retirados en virtud de un
tratado o ley o como resultado de su condición jurídica. Véase United States
v. Wheeler, 435 U.S. 313 (1978); Washington v. Confederated Tribes of the
Colville Indian Reservation, 447 U.S. 134 (1980). Quizás el principio
fundamental del derecho que rige la relación entre los Estados Unidos y las
tribus indígenas es el principio de que los poderes conferidos a las tribus
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Doc. Nº 1, 33d Cong., 2d Sess. 225 (1854)). Con frecuencia, las tribus se
opusieron tenazmente a su confinamiento en las reservas, lo que provocó una
serie de conflictos militares que se prolongaron a lo largo del decenio
de 1870.
39. Ahora bien, a finales del decenio de 1940, la política federal volvió a
cambiar, cuando en determinados informes del Congreso y el poder ejecutivo se
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41. Hacia 1970 la política nacional volvió a cambiar, esta vez en pro de la
libre determinación de las tribus. La nueva política tomó forma por primera
vez en un mensaje que el Presidente Nixon dirigió al Congreso en 1970.
El mensaje exhortaba a rechazar los extremos que representaban la terminación
del control federal y la dependencia excesiva de las tribus respecto del
Gobierno federal. En su mensaje Nixon decía que había llegado la hora de
cortar tajantemente con el pasado y crear las condiciones para una nueva era
en que los indios determinasen su propio futuro con leyes y decisiones
propias, y proponía una nueva política de libre determinación para reforzar
el sentido de autonomía del indio sin poner en peligro su sentido comunitario
(H. Doc. 91-363, 91st Cong., 2d Sess. 1-3 (1970)). Esa nueva política quedó
plasmada en la Ley de libre determinación de los indios, que se examina más
adelante.
43. En cuanto a su condición legal, las tribus son reconocidas como grupos
únicos que poseen atributos de soberanía tanto sobre sus miembros como sobre
su territorio (United States v. Mazurie, 419 U.S. 544, 557 (1974)).
La soberanía que conservan las tribus tiene carácter único y limitado.
En suma, las tribus siguen teniendo los atributos de soberanía que no se les
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46. El Tribunal Supremo ha sostenido que los tribunales tribales son el foro
adecuado para sustanciar los litigios civiles en materia de reservas en que
intervienen ciudadanos indígenas y no indígenas (Fisher v. District Court,
424 U.S. 382 (1976)). La autoridad tribal sobre las actividades que realicen
en las reservas los no indígenas es un componente importante de la soberanía
tribal, por lo que se presume que la jurisdicción civil sobre dichas
actividades reside en los tribunales tribales, a menos que esté positivamente
limitada por tratados o leyes federales específicos (Iowa Mutual Ins. Co. v.
LaPlante, 480 U.S. 9, 18 (1987)).
55. Los Estados Unidos también tienen una relación fiduciaria más general con
la población indígena (United States v. Mitchell, 463 U.S. 206, 225 (1983),
(Mitchell II)), que da origen al deber fundamental de tratar equitativamente
con todos los indios (Morton v. Ruiz, 415 U.S. 199, 236 (1974)).
La obligación fiduciaria es una norma estricta que se aplica a todos los
departamentos del Gobierno que se ocupan de los indios y no sólo a los que
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57. Antes del decenio de 1930, las políticas federales tuvieron por efecto la
reducción de los territorios indígenas. Como se ha indicado anteriormente,
entre 1887 y 1934 las posesiones indígenas se redujeron de 138 millones de
acres (unos 55 millones de ha) a 48 millones de acres (unos 19 millones
de ha). Sin embargo, la Ley de reorganización de los indios de 1934 contenía
disposiciones destinadas a estabilizar la superficie de los territorios
indios. Más recientemente, en 1983, el Congreso promulgó la ley de
consolidación de las tierras indias, para ayudar a las tribus a hacer frente
a la política de adjudicación (25 U.S.C. §§ 2201-11). La ley autoriza a las
tribus a establecer zonas de consolidación de tierras en que las tribus
reciben asistencia para adquirir o canjear tierras con miras a consolidar sus
posesiones. La ley prevé asimismo que las parcelas muy pequeñas de tierras
adjudicadas que estén en posesión de particulares no se transmitirán a sus
herederos, sino que retornarán a la tribu a la muerte de esas personas.
En Hodel v. Irving, 481 U.S. 704 (1987), se consideró que esta última
disposición de la ley violaba los derechos constitucionales de los
propietarios indígenas de tierras. La ley ha sido modificada para anular ese
fallo, pero las impugnaciones constitucionales de la ley modificada aún no
han sido resueltas por los tribunales.
59. Las acciones posesorias o por daños y perjuicios en que estén en juego
derechos posesorios tribales pueden ser iniciadas por la propia tribu o por
el Gobierno federal en nombre de la tribu. En las demandas se alegará
fundamentalmente que i) la tribu afectada tiene un derecho territorial
superior sobre las tierras en cuestión, es decir, un título indígena o
reconocido; ii) la Ley de no intercambio dispone que ninguna cesión de
tierras tribales será válida si no ha sido aprobada por el Gobierno federal;
iii) con posterioridad a la promulgación de la Ley, determinadas tierras
tribales fueron cedidas a terceros sin la aprobación específica del Gobierno;
iv) las cesiones se hicieron en violación de la Ley, por lo que no tienen
valor; y v) la tribu afectada tiene derecho, pese al tiempo transcurrido, a
que se le restituyan las tierras o se le reparen los perjuicios causados por
los ocupantes ilegales (Oneida County, supra).
60. En los casos en que se solicitó al Gobierno federal que iniciase una
acción en nombre de la tribu y éste no aceptó hacerlo, los tribunales
decidieron ordenar la iniciación de una acción posesoria basándose en la
teoría de que el fideicomiso federal sobre las tierras indígenas creado por
las restricciones legales a la enajenación impone la obligación positiva de
amparar los derechos posesorios de los indios. En las acciones posesorias
entabladas directamente por la tribu, ésta puede hacer valer todas las
condiciones, reivindicaciones y defensas de que habría dispuesto si la acción
hubiese sido iniciada por el Gobierno federal (Joint Tribal Council of the
Passamaquoddy Tribe v. Morton, 528 F.2d 370 (1st Cir. 1975)).
61. Demandas de los indios contra los Estados Unidos en defensa de sus
derechos territoriales. El grueso de las tierras indígenas de lo que hoy son
los Estados Unidos salió del dominio indígena antes de 1890 por haberse
cedido en virtud de un tratado o habérselas apropiado el Gobierno federal.
El derecho de los indígenas a obtener una indemnización o a recuperar esas
tierras difiere de sus derechos contra terceros.
62. El derecho de los indígenas a la tierra deriva del hecho de que las
diversas tribus ocupaban las tierras y ejercían su soberanía en ellas en la
época en que fueron ocupadas por los blancos. Ese derecho no depende del
reconocimiento oficial del dominio indígena y otorga a las tribus el derecho
a ocupar y poseer la tierra. El dominio indígena otorga a una tribu el
derecho a defender contra terceros su posesión de la tierra, a menos que el
Congreso suprima específicamente ese derecho.
63. El Congreso puede reconocer o revocar derechos indígenas. Una vez que
esos derechos son reconocidos por el Congreso, la tribu tiene un título que
no puede revocarse sin una medida clara y específica del Congreso consagrada
en un tratado, una ley o un decreto-ley; tampoco puede revocarse sin que se
otorgue la correspondiente indemnización (Oneida Indian Nation v. County of
Oneida, 414 U.S. 661 (1974); United States ex rel. Hualapai Indians v. Santa
Fe Pacific Railroad, 314 U.S. 339 (1941)). En cambio, el Congreso no está
legalmente obligado a otorgar una indemnización a las tribus cuando revoca
derechos indígenas que no han sido reconocidos por él (véase Johnson v.
M'Intosh, 21 U.S. (8 Wheat.) 543 (1823)).
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64. Pese a esta jurisprudencia, los Estados Unidos han pagado de hecho
indemnizaciones por la cesión de muchas tierras indias en la época en que esa
cesión se efectuó, si bien la indemnización fue en muchos casos inferior a la
que correspondía. En este siglo se han previsto nuevas indemnizaciones para
los casos en que no se había pagado indemnización alguna o ésta había sido
insuficiente. En la primera mitad del siglo XX, algunas leyes
jurisdiccionales especiales otorgaron a algunas tribus el derecho a entablar
acciones ante el Tribunal de Demandas para obtener una indemnización por la
apropiación de sus tierras. En 1946, el Congreso aprobó la Ley sobre la
comisión de demandas indias (25 U.S.C. §§ 70 y ss.), que preveía la creación
de un organismo cuasijudicial, la Comisión de demandas indias, para tramitar
las demandas no resueltas de los indios contra los Estados Unidos, un gran
número de las cuales eran demandas por apropiación de tierras. La Ley
autorizaba las demandas basadas en la apropiación por los Estados Unidos, en
virtud de un tratado de cesión o por otra causa, de tierras de propiedad del
demandante u ocupadas por éste sin que se le hubiese pagado una indemnización
que él hubiera aceptado, así como las demandas no reconocidas por ninguna
norma jurídica o de equidad vigente basada en los principios generales de las
transacciones equitativas y honestas (25 U.S.C. § 70 a)).
67. El derecho de los indios al agua de las reservas difiere del derecho al
agua que poseen los que no son indios en virtud de las leyes estatales en
varios aspectos fundamentales. Por ejemplo, el derecho de los indios al agua
no se basa en la cantidad de agua que una tribu ha utilizado o de la que se
ha "apropiado" históricamente. Antes bien, la cantidad de agua a la que una
tribu tiene derecho es la cantidad suficiente para lograr el objetivo de que
la reserva sea un hogar permanente para la población india. En esa cantidad
está incluida el agua para uso doméstico, comercial, industrial, recreativo y
agrícola, así como para cazar y pescar. El derecho al agua es lo bastante
amplio para satisfacer las necesidades presentes y futuras de los indios
(Arizona v. California, 373 U.S. 546, 600 (1963)). Otro aspecto singular del
derecho de los indios al agua de las reservas es que no decae por falta de
ejercicio, de manera que el derecho de una tribu al agua está protegido de la
apropiación indebida por sus vecinos no indios en momentos en que la tribu no
puede aprovecharla por razones económicas o de otra índole.
70. En Alaska, pese a que se revocaron los derechos de caza y pesca de los
indígenas, determinadas disposiciones legales eximen a los nativos de Alaska
de las disposiciones de numerosas leyes de explotación de la fauna y otorgan
prioridad a la subsistencia de los habitantes de las zonas rurales.
71. Recursos minerales. En los fallos del Tribunal Supremo de los Estados
Unidos del decenio de 1930 se estableció que los recursos minerales
superficiales o subterráneos que se encontraban en tierras poseídas por
indios eran elementos constitutivos de la tierra y por lo tanto
correspondían a los indios que poseían la tierra (United States v. Shoshone
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Tribe, 304 U.S. 111, 116 (1938); British-American Oil Prod. Co. v. Board of
Equalization, 299 U.S. 159, 164-65 (1936)). Los principales recursos
minerales que se explotan actualmente son el petróleo, el gas y el carbón.
Otros minerales de existencia comprobada en tierras indias son el esquisto,
la gilsonita, el uranio, el yeso, el helio, el cobre, el hierro, el zinc, el
plomo, los fosfatos, el amianto y la bentonita. Los recursos minerales que
se encuentran en tierras poseídas por un indio o una tribu india o por un
nativo de Alaska, cuyo derecho de propiedad poseen en fideicomiso los Estados
Unidos o cuya enajenación está condicionada por alguna restricción impuesta
por los Estados Unidos, están sujetos, para su desarrollo y disposición, a
las leyes y reglamentos de los Estados Unidos. Esas leyes y reglamentos
disponen que, si bien el indio o la tribu india es el arrendador, el
Secretario del Interior deberá aprobar el arrendamiento o cualquier otro
acuerdo relativo a los recursos minerales antes de que empiece a aplicarse
(Poafpybitty v. Skelly Oil Co., 390 U.S. 365, 372 (1968); Quantum
Exploration, Inc. v. Clark, 780 F.2d 1457, 1459 (9th Cir. 1986)). Los
reglamentos son muy prolijos y abarcan cuestiones tales como los requisitos
en materia de duración, las tasas de alquileres y regalías, las restricciones
en cuanto a la superficie, y los requisitos en materia de medio ambiente y de
explotación (véase 25 C.F.R. Part 211 (Arrendamiento de tierras tribales para
explotación minera); 25 C.F.R. Part 212 (Arrendamiento de tierras adjudicadas
para explotación minera)). De conformidad con este amplio cuerpo legal y
reglamentario aplicable a los recursos minerales indios, los Estados Unidos
tienen una obligación fiduciaria respecto de los indios por lo que se refiere
a la ordenación de esos recursos (Pawnee v. United States, 830 F.2d 187, 190
(Fed. Cir. 1987), cert. denied, 486 U.S. 1032 (1987); Assiniboine and Sioux
Tribes v. Board of Oil and Gas Conservation, 792 F.2d 782, 794
(9th Cir. 1986)).
72. Los recursos minerales indios se pueden explotar con arreglo a dos
regímenes legales distintos. El primero es un sistema de arrendamiento por
el que el indio o la tribu puede arrendar sus recursos minerales a un
explotador (25 U.S.C. §§ 396-396 g)). El segundo régimen legal se creó
en 1982 con la promulgación de la Ley de explotación de los recursos
minerales indios, codificada en 25 U.S.C. §§ 2101-08. La finalidad de esta
ley era permitir que las tribus indias concertasen diversos tipos de acuerdos
para la explotación de sus recursos minerales. Las tribus que desean tener
una responsabilidad, supervisión y flexibilidad mayores en el control y la
explotación de sus recursos minerales pueden negociar acuerdos comerciales
innovadores y flexibles de acuerdo con la Ley. Las tribus no están limitadas
a los arrendamientos y las restricciones que se recogen en la Ley de
arrendamientos de 1938.
73. En ninguno de esos regímenes legales se considera que las tierras indias
son tierras públicas federales a los fines de la regulación de los recursos
minerales. El objetivo principal del Departamento del Interior en materia de
ordenación de los recursos minerales indios es no impulsar políticas
energéticas federales, sino más bien ayudar a los terratenientes indios a
sacar el máximo provecho económico posible de sus recursos de una manera que
sea compatible con prácticas racionales de preservación, ambientales y
culturales.
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74. Recursos forestales. Las tribus indias poseen la plena propiedad de los
recursos forestales de las reservas (United States v. Algoma Lumber Co., 305
U.S. 415, 420 (1939)). La cuestión de la propiedad tribal de los recursos
forestales no se resolvió hasta que en 1938 el Tribunal Supremo de los
Estados Unidos dictó sentencia en la causa United States v. Soshone
Tribe, 304 U.S. 111, 116 (1938), en la que el Tribunal sostuvo que los
recursos forestales eran un elemento constitutivo de la tierra y pertenecían
a la tribu, a menos que el tratado con ésta dispusiese otra cosa.
75. Por regla general, los indios y las tribus no pueden vender la madera de
sus bosques sin la aprobación del Secretario del Interior. En 1910, el
Congreso de los Estados Unidos autorizó la venta de madera en pie (25 U.S.C.
§§ 406, 407). En virtud de estas leyes, la madera puede venderse de
conformidad con el reglamento promulgado por el Secretario del Interior que
figura en 25 C.F.R. Part 163. Este reglamento dispone que los objetivos en
materia de ordenación de tierras forestales indias son mantener los bosques
comerciales en condiciones de producción permanente, elaborar un programa de
venta basado en los objetivos de la tribu establecidos por escrito y un plan
de aprovechamiento múltiple de largo alcance, desarrollar los recursos para
crear empleos y generar ingresos, regular las escorrentías y la erosión del
suelo, y preservar la fauna y el valor recreativo, cultural, estético y
tradicional de los bosques (25 C.F.R. § 163.3). En Mitchell v. United States
(463 U.S. 206 (1983)) se consideró que las leyes y el reglamento mencionados
creaban una relación fiduciaria entre el Estado y los propietarios indios de
bosques madereros.
76. En 1990, el Congreso de los Estados Unidos declaró que los Estados Unidos
tenían una responsabilidad fiduciaria respecto de las tierras forestales
indias, al aprobar la Ley de ordenación de los recursos forestales de los
indios (25 U.S.C. §§ 3101-20). La Ley confirmó los objetivos existentes en
materia de ordenación de las tierras forestales indias y estableció nuevas
orientaciones programáticas. Los objetivos de la Ley son permitir tanto al
Departamento del Interior como a los indígenas participar en la gestión de
las tierras forestales indias de una manera compatible con la responsabilidad
fiduciaria del Secretario y los objetivos de los propietarios indios, brindar
oportunidades de educación y formación para aumentar el número de indios que
trabajan en las tierras indias en el marco de programas de silvicultura, y
autorizar las necesarias consignaciones de fondos para garantizar los
objetivos de la Ley en materia de protección, preservación, aprovechamiento,
ordenación y desarrollo de las tierras forestales indias.
77. Como principio general, todos los habitantes de los Estados Unidos
disfrutan de los derechos enumerados en el Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos, independientemente de su raza, color, sexo, idioma,
religión, opinión política o de otra índole, origen nacional o social,
posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social.
La interpretación judicial de las garantías previstas en la Constitución de
los Estados Unidos ha dado origen a una extensa jurisprudencia que abarca un
amplio espectro de actuaciones públicas conformes a normas plenamente
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parte, en Graham v. Richardson, 403 U.S. 365 (1971), el Tribunal invalidó las
leyes de un Estado que negaban prestaciones sociales a los residentes
extranjeros y a los extranjeros que no habían residido en el Estado
durante 15 años.
84. Interés fundamental. Para los casos en que un "interés fundamental" esté
en juego, el Tribunal Supremo ha sometido las clasificaciones legales al
requisito de un "examen estricto", aunque no haya una clasificación
sospechosa. Ello explica que en las causas relativas al derecho de voto
(incluido el reparto equitativo) y en las relativas a la debida forma de los
procesos (derecho a un abogado, por ejemplo), el Tribunal haya considerado
que había discriminación odiosa, aun cuando la causa de la discriminación no
fuese la raza, el origen nacional, el sexo o cualquier otra categoría
sospechosa. No siempre está claro lo que hace que un derecho sea
"fundamental". Los derechos fundamentales no son necesariamente los que
figuran en otras disposiciones de la Constitución; de hecho, esos otros
derechos pueden protegerse sin hacerse referencia a la igualdad de
protección. Es más probable que se trate de los derechos que no figuran en
la Constitución sino por inferencia, como el derecho a la procreación (véase
Skinner v. Oklahoma, 316 U.S. 535 (1942)) (esterilización de las personas
condenadas por robo de gran cuantía pero que no han cometido malversación).
91. El título VII de la Ley de derechos civiles de 1964 (42 U.S.C. §§ 2000
y ss.) prohíbe a los empleadores públicos y privados (con algunas excepciones
que afectan al Gobierno federal y a pequeñas empresas privadas) discriminar
por motivo de raza, color, religión, sexo u origen nacional en sus prácticas
de empleo. La Ley de discriminación por edad en el empleo de 1967 (29 U.S.C.
§§ 621 y ss.) también prohíbe la discriminación en el empleo por razón
de edad.
96. Los extranjeros también tienen derecho a una protección igual, pero las
distinciones entre los extranjeros ilegales y los demás no precisan
justificaciones tan fuertes como las distinciones entre ciudadanos y
extranjeros que residen legalmente en los Estados Unidos. Las distinciones
entre extranjeros residentes y ciudadanos exigen más justificación, pero sin
invocar los intereses básicos del Estado como en las distinciones fundadas en
la raza. Cuanto más tiempo haya residido el extranjero en los Estados Unidos
y más legítimo sea su estatuto de inmigración, más equivalentes son sus
derechos a una protección igual a los de un ciudadano de los Estados Unidos.
En armonía con el artículo 25 del Pacto, se excluye generalmente a los
extranjeros del derecho a votar o a desempeñar cargos federales de elección.
Hay leyes federales, algunas de las cuales se han citado supra, que prohíben
la discriminación fundada en el origen nacional en distintos contextos.
Sólo las acciones del Estado o las acciones bajo pretexto de aplicar
la ley del Estado están sujetas a la sección 1983. Se incluyen aquí
las acciones de funcionarios federales, estatales y locales. Sin
embargo, algunos funcionarios gozan de inmunidad absoluta o
calificada. Los jueces, por ejemplo, disfrutan de inmunidad
absoluta. Bradley v. Fisher, 80 U.S. 335 (1872). Otros
funcionarios disfrutan de inmunidad calificada, cuyo objetivo es
proteger la facultad discrecional de los funcionarios en el
desempeño de sus funciones oficiales. Sin embargo, no se concederá
la inmunidad calificada si los funcionarios violaron derechos
legales o constitucionales claramente establecidos que una persona
razonable debería haber conocido. Harlow v. Fitzgerald, 457 U.S.
800 (1982). Los fiscales gozan de inmunidad absoluta por su
participación en la etapa judicial de un proceso penal, pero se les
concede únicamente inmunidad calificada por sus funciones en el
cumplimiento de la ley. Burns v. Reed, 500 U.S. 478 (1991).
Las cláusulas de la Enmienda XIV relativa al proceso en debida
forma y a la igualdad de protección, así como a otros derechos
constitucionales, se aplican con arreglo a la sección 1983 en
centenares de causas federales cada año. Lo más corriente con
arreglo a la sección 1983 es la concesión de una indemnización por
daños y perjuicios, sometida únicamente a las reglas sobre inmunidad
oficial. También se puede conseguir y de hecho se consigue en
muchas ocasiones una orden de indemnización con arreglo a esta
disposición. Todos los Estados disponen de procedimientos
judiciales de recurso contra una acción oficial, aunque tales
procedimientos pueden adoptar distintos nombres, por ejemplo,
"petición de revisión".
g) Toda persona procesada con arreglo a una ley o en relación con una
actividad del Gobierno (por ejemplo, la selección de un jurado) que
a su juicio sea inconstitucional puede impugnar esa ley como parte
de su defensa. La impugnación puede hacerse tanto en procesos
federales como estatales. Incluso en las causas civiles el acusado
puede impugnar constitucionalmente la ley invocada en la causa.
Cualquier tribunal, desde el más inferior al Tribunal Supremo de los
Estados Unidos puede examinar esa pretensión de
inconstitucionalidad, aunque normalmente debe formularse lo antes
posible para que sea examinada. El Tribunal Supremo de los Estados
Unidos está facultado para revisar casi todas las causas procedentes
de tribunales federales inferiores o de los tribunales superiores
de los Estados.
99. Publicidad y educación. En los Estados Unidos los individuos son muy
conscientes de sus derechos. Como se señaló en la parte I, el texto del
Pacto, su historia legislativa en los Estados Unidos y numerosos comentarios
están a disposición de las personas interesadas en bibliotecas, publicaciones
del Congreso y otras publicaciones y en bases informatizadas de datos.
En todos los Estados Unidos los estudiantes de todos los niveles reciben
una amplia instrucción sobre los derechos civiles y políticos fundamentales.
El Gobierno federal ha enviado copias del Pacto a los secretarios de justicia
de cada Estado y circunscripción electoral con la petición de que se
distribuyan a todos los funcionarios interesados, y los funcionarios del
Gobierno de los Estados Unidos han participado en algunas presentaciones
públicas para subrayar la importancia de la ratificación del Pacto por los
Estados Unidos. El presente informe será distribuido ampliamente por el
Gobierno de los Estados Unidos, los colegios de abogados y las organizaciones
de derechos humanos.
103. Las normas jurídicas por las cuales el Tribunal Supremo de los Estados
Unidos ha juzgado las distinciones por razón de sexo han evolucionado a lo
largo del tiempo. Un año después de la decisión en la causa Reed el tribunal
decidió que denegar beneficios a los maridos de mujeres militares y
concederlos a las esposas de militares violaba la Enmienda V (Frontiero v.
Richardson, 411 U.S. 677 (1973)). Sin embargo, en el año siguiente el
tribunal confirmó una distinción basada en el sexo en una ley que concedía un
beneficio -exención de impuestos sobre la propiedad- a las viudas pero no a
los viudos en situación semejante (Kahn v. Shevin, 416 U.S. 351 (1974)).
El tribunal dictaminó que la distinción era admisible porque "su objetivo
razonable era promover la política del Estado de disminuir los efectos
económicos de la pérdida del cónyuge para el sexo al que esa pérdida impone
una carga desproporcionadamente pesada" (ibid., 355).
104. En Craic v. Boren, 429 U.S. 190 (1976), el tribunal articuló la norma
que ha regido desde entonces la cuestión de las distinciones por razón de
sexo: "Las clasificaciones por razón de sexo sólo podrán superar un recurso
de anticonstitucionalidad... si están al servicio de objetivos
gubernamentales importantes y si guardan una relación básica con el logro de
esos objetivos" (429 U.S., en 197). Véase también Taylor v. Louisiana, 419
U.S. 522 (1975); Califano v. Goldfarb, 430 U.S. 199 (1977).
114. El capítulo 15 del título 10 del Código de los Estados Unidos define
el ámbito de las concesiones constitucionales de poderes de emergencia.
Con arreglo a la autoridad que confiere al Presidente la sección 4 del
artículo IV de la Constitución, la sección 331 del título 10 autoriza al
Presidente a enviar tropas a petición del gobernador o de la legislatura de
un Estado. Sin embargo, el envío de tropas no se realiza de modo automático
en respuesta a la petición de un Estado con arreglo a esa sección.
El Presidente debe utilizar su propio criterio para decidir si una situación
justifica el recurso a las fuerzas armadas. Ha habido tradicionalmente tres
condiciones para el envío de tropas: i) la existencia real de violencia
CCPR/C/81/Add.4
página 39
115. Las secciones 332 y 333 del Título 10 autorizan al Presidente a enviar
tropas sin que el Estado lo pida a fin de hacer cumplir el derecho federal,
eliminar los obstáculos al cumplimiento de la ley federal, aplicar leyes de
tribunales federales o proteger derechos civiles. Estas disposiciones se
solapan en cierto modo, pero su objetivo es contrarrestar las violencias o
insurrecciones que impidan o perturben la aplicación de las leyes federales
en un Estado. La sección 332 tiene por objetivo general contrarrestar la
resistencia a la aplicación de leyes federales; la sección 333 se ocupa de la
injerencia forzosa en los derechos civiles de las personas y en la violencia
encaminada a impedir la aplicación de las órdenes de los tribunales.
El Presidente invocó estas disposiciones para aplicar órdenes de
desegregación racial en algunos Estados durante los decenios de 1950 y 1960.
121. Ambito estatal y local. A nivel estatal y local una amplia gama de
poderes de emergencia permite a la rama ejecutiva (gobernadores de los
Estados, alcaldes de ciudades, autoridades ejecutivas de condado) tomar
medidas de emergencia. Estas autoridades se basan en el poder general de
mantenimiento del orden que la Constitución de los Estados Unidos reserva a
los Estados. En una situación de emergencia un Estado puede adoptar las
medidas razonables necesarias para preservar la salud, la seguridad y el
bienestar públicos, aunque esas medidas violen de modo incidental derechos
protegidos de otro modo. Por ejemplo, los Estados pueden imponer toques de
queda en situaciones de desórdenes civiles o para impedir los sabotajes y el
espionaje en épocas de guerra, pueden imponer cuarentenas durante una
epidemia, imponer restricciones de agua en períodos de sequía grave e incluso
reglamentar los tipos de interés en situaciones de emergencia económica. Sin
embargo, ninguna de estas medidas impuestas por los Estados puede limitar los
derechos constitucionales ni violar los derechos no derogables especificados
en el artículo 4 del Pacto.
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página 41
132. El valor de la vida humana está asimismo protegido por los códigos
penales del Gobierno de los Estados Unidos, los 50 Estados, los diversos
territorios de los Estados Unidos y otras jurisdicciones constituyentes, que
en su totalidad tipifican como delito la privación arbitraria e injustificada
de la vida. Cada jurisdicción tiene leyes que castigan el asesinato e
imponen las penas más graves al homicidio calificado por circunstancias
agravantes.
133. Las leyes federales que protegen la vida y castigan el homicidio con la
pena capital o con la prisión perpetua son las siguientes:
- Piratería aérea con resultado de muerte (49 U.S.C. § 1472 i), n)).
136. Todos los Estados tipifican también como delito los actos deliberados
con resultado de muerte o amenaza grave a la vida de las personas.
Sin embargo, los delitos varían de un Estado a otro. La normativa penal de
los Estados en lo que se refiere al asesinato, el homicidio no premeditado y
la conspiración es esencialmente análoga a la normativa federal; las penas
más graves se imponen a los actos cometidos con la intención explícita de
causar la muerte. En la actualidad, las leyes de 37 Estados castigan con la
pena de muerte el asesinato y, en algunos de esos Estados, otros delitos con
resultado de muerte.
140. En primer lugar, sólo se puede imponer, incluso en los delitos más
graves -como la violación, el secuestro o el robo- cuando hayan dado como
resultado la muerte de la víctima. Coker v. Georgia, 433 U.S. 584 (1977);
Enmund v. Florida, 458 U.S. 782, 797 (1982); Eberheart v. Georgia, 433 U.S.
917 (1977); Hooks v. Georgia, 433 U.S. 917 (1977). Además, para la
imposición de la pena capital no es suficiente que el resultado del delito
haya sido la muerte de la víctima; el delito tiene que haber sido cometido
con circunstancias agravantes. En otras palabras, las restricciones a la
imposición de la pena de muerte están relacionadas con la exigencia
constitucional de que el castigo no sea desproporcionado a la culpabilidad
personal del delincuente, Tison v. Arizona 481 U.S. 137, 149 (1987), ni a la
gravedad del delito, Coker v. Georgia, 433 U.S. 584, 592 (1977) (la pena de
muerte es un castigo desproporcionado para el delito de violación).
143. La pena de muerte no se puede ejecutar, a menos que haya sido impuesta
en una sentencia emitida por un tribunal competente y sujeta a apelación.
De los 36 Estados en que existía la pena capital a finales de 1991, en 34 se
revisaba automáticamente toda sentencia de pena capital y en 31 se revisaba
también automáticamente la condena. Los Estados que no imponen la revisión
automática autorizan la revisión cuando el acusado desea apelar. El hecho de
que el tribunal de apelación de cada Estado revise la sentencia de pena
capital para determinar si guarda las debidas proporciones con otras
sentencias impuestas por delitos similares reduce la probabilidad de que la
pena de muerte se imponga de manera arbitraria y caprichosa hasta el punto de
constituir un castigo cruel e inusitado. Gregg v. Georgia, 428 U.S. 153
(1976). Normalmente la revisión se hace con independencia de los deseos del
acusado y ante el más alto tribunal de apelación del Estado. En los Estados
que no prevén la revisión automática el acusado puede apelar contra la
sentencia, la convicción o ambas. Si el tribunal de apelación revoca la
sentencia o la condena puede devolver la causa al tribunal de primera
instancia para que la vea de nuevo o para que efectúe diligencias
complementarias. Como resultado de las mismas o de la nueva vista es posible
que se reimponga la pena de muerte.
148. Como prácticamente la mitad de los Estados han promulgado leyes que
autorizan a perseguir como adultos a los jóvenes de 16 años o más cuando
cometen los delitos más graves y como el Tribunal Supremo ha defendido la
constitucionalidad de esas leyes, los Estados Unidos han introducido en el
Pacto la reserva siguiente:
Castigo
149. Tortura. En los Estados Unidos la ley prohíbe la tortura tanto a nivel
federal como estatal. En el momento de preparación del presente informe está
concluyendo el proceso de ratificación de la Convención de las Naciones
Unidas contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o
Degradantes. La tortura ha sido siempre prohibida por la Enmienda VIII a la
Constitución de los Estados Unidos. En consecuencia, la tortura es ilegal en
toda la jurisdicción de los Estados Unidos y "no se exigirán fianzas
excesivas, no se impondrán multas excesivas ni se aplicarán castigos crueles
e inusitados". Constitución de los Estados Unidos, Enmienda VIII.
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154. Los reclusos que hayan sido sometidos a castigos crueles e inusitados
pueden recurrir a la vía civil para reclamar la oportuna indemnización a las
personas que les hayan infligido tales castigos. Si los autores son agentes
del Gobierno federal, los juicios civiles se basan en el precedente jurídico
establecido por el caso de Bivens v. Six unknown Federal Narcotic Agents, 403
U.S. 388 (1971) en el que el Tribunal Supremo sostuvo que los funcionarios
del Gobierno federal pueden ser personalmente responsables de los actos que
realicen a título oficial. Los reclusos pueden también reclamar al Gobierno
federal de conformidad con la Ley federal de reclamaciones por daños y
perjuicios, 28 U.S.C. §§ 2671 y ss. Cuando los autores sean agentes del
gobierno estatal o local, la víctima puede reclamar de conformidad
con 42 U.S.C. § 1983.
158. Los reclusos pueden también ser separados del resto de la población
carcelaria como resultado de una decisión de clasificación. Los
administradores de prisiones pueden decidir, sobre la base de una serie de
factores, que la presencia de un recluso dentro de la población general puede
plantear graves amenazas para su seguridad o la de otros, razón por la cual
debe ser trasladado. Esta decisión debe ser documentada. Como este traslado
es una medida más administrativa que punitiva, no suele ser necesario cumplir
los requisitos de Wolff v. McDonnell descritos más arriba. Por regla
general, los administradores de prisiones pueden trasladar a los reclusos a
cualquier establecimiento penitenciario en todo momento y por cualquier
razón. Véase Olim v. Wakinekona, 461 U.S. 238 (1983). Pero si las
condiciones de internamiento del recluso se ven radicalmente alteradas como
resultado de la decisión de clasificación, el recluso tiene derecho a ciertas
garantías de procedimiento. Véase Vitek v. Jones, 445 U.S. 480 (1980) (donde
se exigen las debidas garantías de procedimiento para el traslado de reclusos
de una prisión a un hospital para enfermos mentales).
159. Los reclusos podrán ser también aislados por razones médicas. Esto
sucede con frecuencia cuando los reclusos padecen enfermedades transmisibles.
En tales casos el aislamiento y su duración serán determinados por personal
médico.
163. Las visitas pueden reducirse durante períodos limitados como sanción
por infracción de las normas de conducta del establecimiento. Sin embargo,
en muchos sistemas penitenciarios, incluida la Oficina Federal de Prisiones,
las visitas sólo pueden suspenderse por violación de normas específicamente
relacionadas con el régimen de visitas o el orden y la seguridad en la sala
de visitas. Véase 28 C.F.R. § 540.50 c).
164. Tanto los visitantes como los reclusos están sometidos a restricciones,
que varían en función del nivel de seguridad del establecimiento
penitenciario y de la clasificación del recluso. Por ejemplo, es posible que
los internados en prisiones de máxima seguridad sólo estén autorizados a
recibir visitas sin contacto directo, en las que el visitante y el recluso
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página 53
167. En los Estados que tienen reclusos condenados a muerte, varios sistemas
de protección garantizan que no reciben un trato cruel, insólito ni inhumano.
Las condiciones de vida y trato de esos reclusos se recogen en el reglamento
del departamento de correcciones de cada Estado, pero existen varios
principios generales de aplicación universal. En la mayoría de los
establecimientos penitenciarios, los condenados a la pena capital están
alojados en un pabellón separado de una prisión de máxima seguridad para que
no se mezclen con el resto de la población reclusa. Los internados en el
pabellón de los condenados a muerte pasan la mayor parte del tiempo en su
celda. En algunos Estados se les permite trabajar y asistir a determinados
programas y actividades, y en todos disfrutan de tiempo libre para su
CCPR/C/81/Add.4
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169. Los condenados a la pena capital tienen acceso a los mismos tipos de
recursos de queja que el resto de la población reclusa. Pueden presentar una
queja oficial a través de un recurso administrativo interno, acudir a la vía
civil y escribir a los medios de comunicación y a los legisladores.
171. Las personas detenidas por el Gobierno federal pueden ser alojadas en
cárceles locales, en centros federales de detención o en dependencias
especiales situadas dentro de los establecimientos penitenciarios federales.
El personal de una cárcel local puede estar integrado por funcionarios de la
policía local o estatal o por funcionarios de prisiones. En los
establecimientos federales el personal está siempre compuesto por
funcionarios federales de prisiones. Se trata de funcionarios que reciben
instrucción sobre el trato apropiado. En la medida de lo posible, los
detenidos federales preventivos son internados en un lugar distinto de las
personas convictas. 18 U.S.C. § 3142 i). Las normas promulgadas por la
Asociación Americana de Establecimientos Penitenciarios exigen que los
detenidos (testigos, internos civiles, etc.) no estén bajo la misma
administración que la población reclusa en general.
177. Como esos procedimientos y prácticas han salido repetidas veces airosos
del examen judicial de su constitucionalidad en los Estados Unidos, se ha
considerado oportuno que los Estados Unidos condicionen su aceptación de la
Convención de las Naciones Unidas contra la Tortura y Otros Tratos o Penas
Crueles, Inhumanos o Degradantes a una reserva formal en el sentido de que
los Estados Unidos sólo consienten en obligarse en la medida en que por
"tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes" se entiendan los tratos o
castigos crueles e inusitados prohibidos las Enmiendas V, VIII y/o XIV a la
Constitución de los Estados Unidos. Por las mismas razones y para asegurar
la uniformidad de interpretación de las obligaciones que impone a los Estados
Unidos el Pacto y el Convenio sobre la Tortura en este punto, los Estados
Unidos han formulado la siguiente reserva al Pacto:
181. Los Estados Unidos han realizado también considerables esfuerzos por
diagnosticar y curar las lesiones que hayan podido ser causadas por la
exposición a agentes militares potencialmente peligrosos. Así, continúan
financiando la realización de estudios epidemiológicos destinados a resolver
las incógnitas científicas y médicas latentes en torno a los efectos a largo
plazo sobre la salud de la exposición a herbicidas que contienen dioxina y a
radiaciones ionizantes. Han proporcionado también a los veteranos de guerra
un medio rápido de obtener indemnizaciones por sus reclamaciones basadas en
la exposición a tales herbicidas mientras prestaban servicio en la República
de Viet Nam o por su exposición a radiaciones ionizantes durante las pruebas
nucleares en la atmósfera o durante la ocupación americana de Hiroshima y
Nagasaki, y han establecido directrices para la evaluación y aplicación de
las pruebas científicas más recientes. Ley de indemnizaciones a los
veteranos por su exposición a la dioxina y las radiaciones, Pub. L.
Nº 98-542, 98-542, 98 Stat. 2727 (1984). El personal civil residente en
zonas consideradas de riesgo por la realización de pruebas nucleares o
empleado en la minería del uranio también puede obtener una cuantiosa
CCPR/C/81/Add.4
página 58
183. Los experimentos con reclusos están limitados por las Enmiendas IV, V
y VIII a la Constitución de los Estados Unidos, por los estatutos y por las
leyes y reglamentos de los organismos promulgados en respuesta a esas
disposiciones. En general, en los Estados Unidos "todo ser humano de edad
adulta y sano juicio tiene derecho a decidir lo que ha de hacerse con su
propio cuerpo..." (Schloendorff v. Society of New York Hospitals, 211 N.Y.
125, 105 N.E. 92, 93 (1914)). En consecuencia, los reclusos son siempre
libres de dar su consentimiento a todo procedimiento médico o quirúrgico
ordinario para el tratamiento de sus condiciones de salud. El consentimiento
debe ser "informado": el interno debe ser informado de los riesgos del
tratamiento, debe conocer las alternativas del tratamiento y debe estar
mentalmente capacitado para tomar una decisión. Pero como consecuencia de
posibles "factores coactivos, algunos patentes y otros más sutiles, del medio
carcelario" (James J. Gobert y Neil P. Cohen, Rights of Prisoners, New York,
McGraw Hill, Inc., 1981, págs. 350 y 351), los reglamentos de prisiones no
permiten por lo general a los internos participar en la investigación
científica y médica.
(Id.)
200. Varios Estados tienen autoridad legal para colocar a los delincuentes
en programas que incluyen la obligación de trabajar. Si bien la obligación
de trabajar se sigue manteniendo en algunos Estados, en las fuerzas armadas y
en algunos territorios de los Estados Unidos no se corresponde con el cepo u
otros castigos que se consideraban razonables en el siglo XVIII (Justiniano
Matos v. Gaspar Rodriguez, 440 F. Supp. 673, 675 (D. Puerto Rico 1976)).
En teoría, la "obligación de trabajar" se refiere a una forma de castigo y
sugiere algo más que una simple asignación de tareas. Sin embargo, en la
práctica los trabajos asignados a los internos condenados a "reducción con
obligación de trabajar" con frecuencia son los mismos que los asignados a los
reclusos que cumplen una condena de prisión. En la mayoría de los Estados y
territorios donde subsiste la obligación de trabajar, los tribunales y las
instituciones correccionales han traducido la sanción en modernos programas
correccionales con sentido comunitario (internamiento en reformatorio
abierto, permiso para salir a trabajar, campamentos de formación, etc.).
Las cuatro posibilidades de colocación tradicionales para los delincuentes
condenados en virtud de leyes que imponen la obligación de trabajar son:
i) formar parte de la cuadrilla de trabajadores de la institución
correccional; ii) permiso de salida para trabajar en empresas constructoras
locales, organismos públicos, empresas de limpieza municipal, etc.;
iii) aprendizaje junto a un experto en un oficio determinado; o
iv) formación profesional.
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el mismo delito); Hurtado v. California, 110 U.S. 516, 535 (1884) (cláusula
de la Enmienda V sobre el debido procedimiento); Klopfer v. North Carolina,
386 U.S. 213, 222-23 (1967) (cláusula de la Enmienda VI sobre el derecho a
ser sometido a juicio sin demoras); Gideon v. Wainwright, 372 U.S. 335, 342
(1963) (cláusula de la Enmienda VI por la que se reconoce el derecho a la
asistencia letrada).
205. Por otra parte, las distintas leyes estatales garantizan que ninguna
persona será detenida y encarcelada arbitrariamente por las autoridades del
Estado y exigen además que las acusaciones se notifiquen sin demora y que el
juicio se celebre sin dilaciones. Los Estados tienen la obligación mínima de
ajustarse a las exigencias de la Constitución de los Estados Unidos, pero
pueden adoptar mayores medidas de protección en sus propias leyes o
constituciones.
206. Detención. En los Estados Unidos, una persona por lo general sólo
puede ser privada de su libertad durante un breve período a menos,
que i) haya sido detenida y acusada oficialmente de un delito por denuncia o
auto de procesamiento, o ii) se niegue a obedecer una orden judicial legítima
(pero sólo mientras se niegue a obedecer). La Enmienda IV de la Constitución
constituye la principal protección contra toda privación injustificada de la
libertad de una persona por parte del Gobierno. Dicha enmienda dispone:
209. Un funcionario policial puede detener a una persona sin mediar una
orden judicial o una denuncia si, por ejemplo, ve que dicha persona está
cometiendo un delito. Sin embargo, el funcionario debe formular una denuncia
oficial sin demora ante un juez o magistrado. En el artículo 3 del
Reglamento de Procedimiento Penal (Fed. R. Crim. P.) se describe la denuncia
como una "declaración escrita de los hechos esenciales que constituyen el
delito de que se acusa a la persona". Además, la persona que ha sido
detenida o cuya libertad se ha visto significativamente restringida de
cualquier otra manera tiene derecho a comparecer ante un juez o magistrado;
en esa comparecencia el funcionario judicial determina si una persona
prudente llegaría a la conclusión de que existen causas probables para creer
que el acusado ha cometido el delito (Gerstein v. Pugh, 420 U.S. 103 (1975)).
214. Según la norma Miranda, una vez que la persona solicita la asistencia
de un abogado para el interrogatorio, éste debe suspenderse hasta que haya un
abogado presente (Edwards v. Arizona, 451 U.S. 477, 484-85 (1981)). Aunque
no es indispensable que se proporcione un abogado de inmediato, el
interrogatorio no puede proseguir sin su presencia. En caso de que la
persona que se encuentra bajo custodia desee consultar a un abogado y se le
niegue la oportunidad de hacerlo, no podrá usarse en el juicio ninguna prueba
que obtenga la policía -directamente o como "fruto" de la declaración
inicial- debido a la negativa de proporcionarle un abogado.
general para garantizar que la persona que no cuente ya con un abogado reciba
la asistencia letrada necesaria. Si un detenido ya tiene abogado y desea
ponerse en contacto con él, ninguna norma ni ley le prohíbe hacerlo, aunque
el derecho constitucional de esa persona a la asistencia letrada puede aún no
haberse materializado. Si por algún motivo no se atiende de inmediato a la
petición de asistencia letrada, el Gobierno no podrá utilizar como prueba las
declaraciones formuladas por el detenido durante el interrogatorio a partir
del momento en que solicitó un abogado; el Gobierno tampoco puede utilizar
ninguna información derivada de dichas declaraciones.
221. Una persona que carece de medios financieros para pagar una fianza en
efectivo que le permita recuperar la libertad o para constituir a otra
persona en fiador, podrá recuperar la libertad si se dan otras condiciones
que garanticen razonablemente su comparecencia en el juicio. Algunas de esas
condiciones pueden ser la obligación de presentarse periódicamente ante las
autoridades del orden público u otras reparticiones, la restricción de sus
movimientos, el arresto domiciliario, la prohibición de salir de noche, y
otras similares. El Tribunal puede también someter la puesta en libertad a
otras condiciones destinadas a proteger la seguridad pública por ejemplo la
prohibición de establecer contactos o mantener relaciones con determinadas
personas.
232. Este tema se expone en el artículo 302 del Manual for Courts-Martial
(1984). En él se establece que no será necesaria una orden de arresto (salvo
en determinados casos relacionados con viviendas particulares) y que puede
recurrirse al uso de una fuerza razonable para llevar a cabo el arresto.
238. Una vez que los cargos formulados contra el confinado se remiten al
tribunal militar, el juez militar revisa la orden de confinamiento
preventivo. Si concluye que dicho confinamiento es fruto de un abuso de
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página 73
239. En virtud del artículo 707 del Manual for Courts-Martial, el recluso
será sometido a juicio en un plazo de 120 días a partir de la fecha en que
se limitó su libertad. Las personas en régimen de confinamiento preventivo
y quienes hayan sido ya juzgados pueden ser alojados en las mismas
instalaciones y usar zonas comunes (por ejemplo, las dependencias diurnas),
pero sus pabellones propiamente dichos estarán separados. Todo acusado tiene
derecho a interponer un recurso de hábeas corpus por conducto del Tribunal de
Distrito Federal.
242. Un testigo puede quedar bajo custodia por orden de detención dictada
por un juez si hay causa suficiente para creer que el testimonio del testigo
es esencial y que puede resultar imposible asegurar su comparecencia mediante
citación judicial (Bacon v. United States, 449 F.2d 933, 937-39 (9th Cir.
1971); United States v. Coldwell, 496 F. Supp. 305, 307 (E.D. Okl. 1979);
United States v. Feingold, 416 F. Supp. 627, 628 (E.D. N.Y. 1976)). Cuando
un testigo clave permanece bajo custodia en virtud de dicha disposición, el
fiscal tiene la obligación de informar cada dos semanas al tribunal de los
motivos que justifican la detención del testigo en lugar de tomarle
declaración según lo dispuesto por el Reglamento Federal de Procedimiento
Penal (Fed. R. Crim. P. 46 g)). Además, el testigo que permanece bajo
custodia debe ser asistido por un abogado de oficio si no está en condiciones
de pagar a su propio abogado (In re Class Action Application for Habeas
Corpus on Behalf of All Material Witnesses in Western Distr. of Texas, 612 F.
Supp. 940, 943 (W.D. Tex. 1985)).
245. El Tribunal Supremo de los Estados Unidos ha sostenido que las personas
que no han sido condenadas por un hecho delictivo ni sobre quienes pesan
sospechas pueden ser detenidas si se demuestra que, en razón de una
enfermedad o un defecto mentales, pueden lesionarse o lesionar a terceros
(United States v. Addington, 441 U.S. 418 (1978)). En todos los Estados
existen leyes sobre confinamiento civil que permiten recluir a una persona en
una institución de salud mental para su tratamiento y atención. Debido a que
dichas leyes permiten al Estado privar a los ciudadanos de su libertad, el
Estado tiene la obligación de presentar pruebas sumamente estrictas que
demuestren el estado mental de la persona y el peligro inminente que plantea.
Como señaló el Tribunal Supremo en 1978, "el interés de la persona en el
resultado de un proceso de internamiento civil tiene tanto peso y gravedad
que las normas del debido procedimiento legal exigen que el Estado justifique
el internamiento mediante pruebas sustanciales y no meros indicios" (United
States v. Addington, supra, pág. 427). La mayoría de los Estados exigen
pruebas "claras y convincentes"; otros imponen normas "claras, sólidas y
convincentes" y unos pocos tienen normas aún más estrictas, exigiendo pruebas
"claras, inequívocas y convincentes".
247. Rigen las mismas normas en los Estados. Las leyes estatales por lo
general exigen como condición previa para el confinamiento involuntario que
existan pruebas de que los pacientes sufren de una incapacidad mental que los
vuelve peligrosos para ellos mismos y para terceros o, lo que es menos común,
que sufren de una discapacidad grave y que no pueden atender a sus
necesidades básicas. El proceso se inicia cuando un tercero solicita a un
tribunal local que se ordene el encierro de una persona. Una vez recibida la
petición, el tribunal celebra una audiencia para determinar si la persona
cuyo confinamiento se solicita reúne los requisitos exigidos por esa
jurisdicción en la materia. En casos urgentes puede obviarse la audiencia
para ordenar la reclusión por un período que por lo general es de 72 horas.
En este trámite los presuntos enfermos mentales siempre están representados
por un abogado, mientras que los demás requisitos de procedimiento varían de
un Estado al otro. Además, la norma Miranda ya comentada se aplica a los
interrogatorios de la persona mientras se encuentra bajo la custodia del
Estado. Véase por ejemplo Etelle v. Smith, 451 U.S. 454 (1981).
252. Algunos extranjeros que cometieron delitos graves en los Estados Unidos
y cumplieron condenas penales, o que padecen enfermedades mentales graves,
han permanecido detenidos por las autoridades de migración durante períodos
prolongados porque se temía que plantearan un peligro para la comunidad y
porque sus países de origen se negaron a aceptarlos. La detención, que
actualmente está autorizada en virtud del párrafo b) del artículo 236 de la
Ley de inmigración y naturalización, ha sido objeto de reiteradas
impugnaciones, aduciéndose que no estaba autorizada por la ley, que era
anticonstitucional o arbitraria y que violaba el derecho internacional, si
bien hasta la fecha dichos recursos no han surtido mucho efecto (véase
Alvarez-Mendez v. Stock, 746 F. Supp. 1006, aff'd 941 F.2d 956 (1992), cert.
denied, 113 S.Ct. 127 (1992)) (los principios generales del derecho
internacional que supuestamente prohíben la detención arbitraria no eran
aplicables a la detención de un ciudadano cubano que se demostró que era
inadmisible y expulsable; la detención para proteger la sociedad no es un
castigo); Garcia-Mir v. Meese, 788 F.2d 1446 (11th Cir.), cert. denied,
Ferrer-Mazorra v. Meese, 479 U.S. 889 (1986) (el Procurador General tiene
autoridad implícita para detener indefinidamente a los extranjeros no
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261. Como han puesto de manifiesto las muchas demandas, que han resultado
fundadas y han sido resueltas favorablemente, presentadas para hacer aplicar
los derechos de los reclusos, en los Estados Unidos la reclusión con
frecuencia no se ajusta en la práctica a las normas constitucionales.
El exceso de población penitenciaria de las cárceles de condado es un
problema crónico, sobre todo porque el Gobierno federal a menudo las utiliza
para mantener en ellas a los presos preventivos. Si la política aplicada en
una prisión no coincide aparentemente con las disposiciones constitucionales,
o si el comportamiento de los funcionarios no se ajusta a la política fijada,
los reclusos pueden hacer llegar sus quejas a los administradores de la
prisión a través de los correspondientes mecanismos internos. Todo recluso
puede asimismo presentar una demanda ante el tribunal federal o estatal
adecuado. Además, existen mecanismos menos oficiales de denuncia, como el
envío de cartas a los representantes del Gobierno o a activistas privados, en
las que se les comunican sus inquietudes. También se permite a los internos
amplio acceso a los medios de comunicación, tanto mediante correspondencia
por escrito (28 C.F.R. § 540.20 C)) como en entrevistas personales.
En muchos casos, esos mecanismos oficiosos desencadenan investigaciones
internas y externas de las condiciones y reglamentos vigentes en las
prisiones.
265. Los culpables de haber violado una ley federal pueden ser enviados
directamente a establecimientos penitenciarios locales de propiedad privada,
también denominados "centros de reinserción social", los que por lo general
son de propiedad de organizaciones sin fines lucrativos (el Ejército de
Salvación, asociaciones religiosas, etc.), las cuales se encargan asimismo de
administrarlos. Los delincuentes que cumplen total o parcialmente sus
condenas por haber quebrantado una ley federal en este tipo de
establecimientos siguen estando a disposición del Procurador General y de la
Oficina Federal de Prisiones, aunque la gestión diaria de los mismos
corresponde al personal de los centros. Los centros de reinserción social
privados son supervisados periódicamente por funcionarios de la Oficina
Federal de Prisiones, los cuales forman al personal de aquéllos e
inspeccionan las instalaciones para verificar si se ajustan o no a las normas
federales sobre programas de tratamiento de delincuentes y seguridad de los
locales.
268. Las cárceles locales y de condado son supervisadas por las autoridades
de condado o las autoridades locales en cuya jurisdicción territorial estén
situadas. Las cárceles de condado, al igual que las autoridades de los
condados, deben rendir cuentas a sus respectivos gobiernos estatales.
En algunas grandes áreas metropolitanas, las autoridades municipales o de la
ciudad también pueden ejercer la autoridad en el terreno penitenciario,
conforme a lo dispuesto a la legislación estatal y federal. En muchos
Estados existen regímenes de inspección de prisiones para velar por que esas
instalaciones locales funcionen conforme a las normas estatales y locales.
Unidos dejará de ser válido para viajar hacia o a través de todo país o zona
que se encuentre en guerra con los Estados Unidos. Los pasaportes de los
Estados Unidos también pueden ser invalidados para viajar a zonas en que
tengan lugar hostilidades armadas o en que haya peligro inminente para la
salud pública o la seguridad física de los viajeros de los Estados Unidos.
Las decisiones al respecto son adoptadas por el Secretario de Estado y se dan
a conocer en el Federal Register.
311. Como ya se ha dicho, los viajes por el interior de los Estados Unidos
no están sometidos en general a ninguna regulación ni restricción. Ahora
bien, en circunstancias excepcionales se aplican determinadas condiciones a
los extranjeros. En la mayoría de los casos, se trata de diplomáticos o de
representantes oficiales ante organismos internacionales. Los viajes de
diplomáticos pueden ser limitados por reciprocidad cuando en el
correspondiente Estado extranjero se limitan los viajes de los funcionarios
diplomáticos estadounidenses. Asimismo, se pueden limitar los viajes de
extranjeros, sea cual fuere la categoría a la que pertenezcan, si se
considera que presentan peligro para la seguridad de los Estados Unidos.
En algunas ocasiones, se subordina la entrada de personas a las que
normalmente les sería denegada dicha entrada a condiciones restrictivas de
viaje y estancia por motivos de seguridad nacional, por ejemplo a las
personas que hayan estado asociadas con actividades terroristas.
313. Los extranjeros que hayan entrado en los Estados Unidos, tanto legal
como ilegalmente, sólo pueden ser expulsados con arreglo al procedimiento que
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Expulsión
315. Los extranjeros que han entrado en los Estados Unidos y que violan las
leyes de inmigración de los Estados Unidos son sometidos a los
correspondientes trámites de expulsión. La expulsión se basa en:
i) su imposibilidad legal de entrar en el momento en que lo hicieron o un
reajuste de su situación; ii) haber entrado sin someterse a inspección;
iii) haber facilitado la entrada ilegal de extranjeros; iv) haber contraído
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318. Las audiencias en materia de expulsión son públicas, salvo que el juez
de inmigración, para proteger a los testigos, las partes o por mor del
interés público, limite la asistencia o decida celebrarlas a puerta cerrada,
en cada caso concreto (8 C.F.R. §§ 242.16 a), 3.27 b); 3.27 c)). Además,
todo solicitante de asilo o revocación de una orden de expulsión puede pedir
expresamente que la audiencia probatoria se celebre a puerta cerrada
(8 C.F.R. § 242.17 c) (4) (i)).
Inadmisibilidad
políticas, que haya incitado a esa persecución, que la haya asistido o que
haya participado de otra forma en ella ni los extranjeros que hayan sido
condenados por algún delito con circunstancias agravantes (Ley de inmigración
y naturalización, §§ 101 a) (42) (B) y 208 d); 8 U.S.C. §§ 1101 a) (42) (B)
y 1158 d)).
340. Asilo. Las personas físicamente presentes en los Estados Unidos pueden
presentar solicitudes de asilo. El asilo puede otorgarse independientemente
de la situación jurídica del solicitante o de su país de origen.
El extranjero presente en los Estados Unidos que solicita asilo tiene dos
posibilidades. En primer lugar, puede presentarse al Servicio de Inmigración
y Naturalización para solicitar el asilo "afirmativamente". En segundo
lugar, puede solicitar asilo a guisa de defensa si es objeto de
procedimientos de inadmisibilidad o expulsión, aun cuando se le haya denegado
el asilo por la vía afirmativa. En uno u otro caso el Procurador General es
quien decide las concesiones de asilo, pero el proceso de asilo afirmativo se
desarrolla bajo los auspicios del Servicio de Inmigración y Naturalización,
mientras que los procedimientos de inadmisibilidad y exclusión incumben a la
Oficina Ejecutiva de Revisión de Inmigraciones del Departamento de Justicia.
345. Los funcionarios de asilo también tienen poder limitado para revocar el
asilo con arreglo a la disposición sobre "suspensión de la expulsión de la
Ley de inmigración y naturalización (§ 243 h)). Podrán ejercer este poder
cuando: i) el extranjero ya no tenga fundados temores de ser perseguido o no
necesite protección con arreglo al apartado h) del artículo 243 debido a la
evolución de las condiciones en su país; ii) hubo fraude en la solicitud por
no reunir el extranjero las condiciones necesarias para el asilo cuando se le
concedió éste; o iii) el extranjero haya cometido un acto que habría dado
pie a la denegación (8 C.F.R. § 208.24 a) b)).
361. Por último, toda persona que haya entrado en los Estados Unidos en
calidad de refugiado podrá solicitar la condición de residente permanente
después de un año de estancia ininterrumpida en los Estados Unidos.
El número de refugiados que pasan a la situación de residentes permanentes no
está sujeto a la limitación anual que se aplica a los inmigrantes que llegan
a los Estados Unidos (Ley de inmigración y naturalización, § 209).
Un asilado también puede solicitar el estatuto de residente permanente un año
después de la concesión del asilo si durante ese año no ha abandonado los
Estados Unidos. Cada año se reservan 10.000 visados para los asilados que
solicitan la residencia.
362. En los sistemas judiciales de los Estados Unidos se concede tanto a los
ciudadanos como a los nacionales de otros países el derecho a las debidas
garantías judiciales, consagrado en el artículo 14 del Pacto. Los principios
y prácticas del sistema judicial del Gobierno federal, de los 50 Estados y de
los diversos territorios y dependencias se remontan a la Declaración de
derechos aprobada hace dos siglos, que se comenta con mayor detalle en la
parte I del presente informe. En las constituciones federal y estatales y en
el derecho normativo se prevén audiencias imparciales y públicas. Un poder
judicial independiente, así como un colegio de abogados independiente y
activo están dedicados a llevar a la práctica el ideal de un juicio justo con
sus correspondientes recursos.
368. Para limitar el acceso del público a un juicio penal o a una parte del
mismo, el juez competente deberá decidir que el secreto es esencial para
preservar valores superiores -como el derecho del inculpado a un juicio
imparcial- y la orden de puerta cerrada deberá adoptarse específicamente para
defender esos valores (Press-Enterprise Co. v. Superior Court
(Press-Enterprise I), 464 U.S. 501 (1984)). Cuando un tribunal decide
celebrar total o parcialmente un juicio a puerta cerrada, debe justificar
objetivamente su decisión, cuya procedencia será examinada por un tribunal de
apelaciones. Además, los medios de difusión o cualquier particular pueden
recurrir inmediatamente ante un tribunal superior contra toda decisión de
celebrar a puerta cerrada parte de un juicio penal.
371. Los juicios penales federales (con excepción de los juicios por
ciertos delitos menores) son supervisados por jueces de tribunales de
distrito nombrados por el Presidente, que deberán ser confirmados por el
Senado de los Estados Unidos, de conformidad con el artículo III de la
Constitución de los Estados Unidos. A diferencia de los poderes ejecutivo
y legislativo del Gobierno federal, el poder judicial es apolítico (Baker v.
Carr, 369 U.S. 186 (1962)). Una vez nombrados y confirmados los jueces con
arreglo al artículo III, cumplen un mandato vitalicio mientras dure su buena
conducta. Así pues, una vez nombrados mediante un proceso político, los
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372. Una de las razones que pueden esgrimirse para destituir a un juez
nombrado con arreglo al artículo III es su condena por un delito grave.
En la historia de los Estados Unidos sólo 11 jueces han sido destituidos como
consecuencia de una condena penal. En los últimos años, dos jueces fueron
destituidos sobre la base de condenas penales, y otro juez federal fue
destituido tras haber sido absuelto de los cargos de que se le imputaban.
375. La Constitución de los Estados Unidos no exige que los jueces federales
tengan formación jurídica. Sin embargo, por razones prácticas, los jueces
federales actuales se seleccionan entre los abogados. En el proceso de
confirmación el Senado examina, entre otros factores, la competencia y
experiencia jurídica del candidato a juez. Una vez nombrados, los jueces
federales reciben una educación jurídica y judicial permanente, así como
otras formas de apoyo técnico y administrativo del Centro Judicial Federal,
entidad que también depende del poder judicial (28. U.S.C. §§ 620 y ss.).
376. Los delitos leves (sancionables con una pena de prisión no superior a
seis meses) podrán ser juzgados ante magistrados federales, nombrados por los
jueces del tribunal de distrito por períodos de ocho años. En la ley federal
se definen los requisitos mínimos para ser nombrado magistrado federal.
Uno de esos requisitos es que el magistrado sea un abogado en ejercicio desde
hace cinco años como mínimo (28. U.S.C. § 631).
377. Los métodos de selección y las funciones de los jueces en cada sistema
estatal varían ampliamente. Los Estados tienen el poder de determinar las
normas de selección de los jueces, (Sugarmann v. Dougall, 413 U.S. 634, 647
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(1974); Lefkovitz v. State Board of Elections 400 F. Supp. 1005, 1015 (N.D.
Ill. 1975), aff'd, 424 U.S. 901 (1976)) y determinan también las condiciones,
títulos y experiencia que deben reunir (Gruenburg v. Kavanagh, 413 F. Supp.
1132 (E.D. Mich. 1976)).
380. La mayoría de los Estados exigen que sus jueces sean abogados, o por lo
menos que tengan una sólida formación jurídica. En muchos también se prevé
la destitución de los jueces por incompetencia. Por último, en muchos
Estados se selecciona a los jueces por nombramiento, en cuyo caso éste
incumbe al gobernador, al tribunal supremo del Estado o a la asamblea
legislativa del Estado.
382. Los requisitos del debido procedimiento legal prohíben que un juez
presida un juicio penal cuando pueda cuestionarse razonablemente su
imparcialidad (In re Murchison, 349 U.S. 133, 138-39 (1955) (se violó el
requisito del debido procedimiento legal cuando el juez acusó a los
inculpados de desacato al no poder liberarse de la influencia de su propio
conocimiento personal de lo ocurrido en una sesión secreta del gran jurado);
United States v. Diaz, 797 F.2d 99, 100 (2d Cir. 1986) (per curiam) (se violó
el principio del debido procedimiento legal cuando el juez sentenciador
escribió una carta a un senador cuatro días después del juicio quejándose de
que la escasa severidad de las sentencias jurídicamente imponibles podría
poner en tela de juicio la imparcialidad del juez), cert. denied, 488 U.S.
818 (1988)). En los tribunales federales la ley exige que se proceda a una
recusación si una parte en el procedimiento presenta una declaración jurada
en la que demuestre que hay favoritismo o prejuicio del juez ya sea contra
esa parte o en favor de una parte contraria (28 U.S.C. § 144) o cuando pueda
cuestionarse razonablemente la imparcialidad del juez (28 U.S.C. § 455 a)).
También habría motivo de recusación si el juez, su cónyuge u otro familiar
suyo es parte en el procedimiento, actúa como abogado de una de las partes,
es un testigo importante, o tiene intereses financieros en el procedimiento.
Aun cuando el juez no sea quien determine los hechos en el juicio, la
parcialidad del juez competente puede ser motivo de revocación de la
sentencia en caso de apelación.
383. Juicio por jurado. Según la Enmienda VI, en todas las causas
criminales, el acusado tendrá derecho a un juicio por un jurado imparcial del
Estado y distrito donde se hubiere cometido el crimen. Este derecho a un
juicio por jurado se aplica a cualquier delito federal o estatal sancionable
con una pena de prisión superior a seis meses (Duncan v. Louisiana, 391 U.S.
145, 149 (1968)). Sin embargo, no se aplica a los procedimientos en
tribunales de menores o en los tribunales militares.
388. Sin embargo, las partes no podrán utilizar la recusación sin causa
aparente para excluir a miembros de determinado grupo racial o étnico, o de
determinado sexo (Batson v. Kentucky, 476 U.S. 79 (1986); Powers v. Ohio,
499 U.S. 400 (1991); J. E. B. v. Alabama Ex Rel. T. B., 62 U.S. L. W. 4219
(19 de abril de 1994)). Asimismo, el acusado tampoco tiene derecho a excluir
deliberadamente del jurado a los miembros de determinado grupo racial o
étnico (Georgia v. McCollum, 112 S.Ct. 2348 (1992)).
391. En los juicios por jurados estatales, una condena por veredicto no
unánime de un jurado integrado por 12 miembros satisface las condiciones de
la Enmienda VI (Apodaca v. Oregon, 406 U.S. 404, 411-12 (1972) (culpabilidad
pronunciada por 10 de los 12 miembros de un jurado); Johnson v. Louisiana,
406 U.S. 356, 359-63 (1972) (condena confirmada, culpabilidad pronunciada
por 9 de los 12 miembros de un jurado)). Sin embargo, si el Estado tiene un
sistema de jurado de seis miembros, el veredicto deberá ser unánime (Burch v.
Louisiana, 441 U.S. 130, 134 (1979)). El Tribunal Supremo aún no se ha
ocupado de la cuestión de la unanimidad cuando los jurados están integrados
por más de seis pero menos de 12 miembros (id. en 138 n. 11).
409. Las normas federales de procedimiento penal exigen que toda persona
detenida sea llevada "sin dilación indebida ante el magistrado federal más
cercano disponible". Fed. R. Crim. P. 5. Si se procedió a la detención sin
orden judicial, habrá que presentar una denuncia "inmediatamente" en
cumplimiento del requisito de causa probable de la Norma 4. El propósito de
la comparecencia inicial es informar al acusado de los cargos y notificarle
sus derechos a guardar silencio, a un abogado y a una audiencia preliminar,
así como la posibilidad de utilizar en su contra toda declaración que haga.
El magistrado también debe informar al acusado de las circunstancias
generales en virtud de las cuales podrá obtener la libertad provisional.
La comparecencia inicial y el procedimiento de la libertad provisional se
examinan en relación con el artículo 9.
411. El derecho del acusado a ser informado de los cargos en un idioma que
entienda también está vinculado al derecho contenido en la Enmienda V al
debido procedimiento legal. El empleo de intérpretes en el sistema judicial
federal se examina en más detalle en el contexto del apartado f) del
inciso 3) del artículo 14.
420. La Enmienda VI, que protege el derecho del acusado a un juicio rápido
después de la detención o la acusación, está destinada a reducir la detención
preventiva o la libertad condicional antes del juicio y la perturbación de la
normalidad vital mientras se sustancian las acusaciones; también tiene por
objeto limitar la posibilidad de que se cause daño a la defensa con el correr
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424. La Ley de rapidez procesal exige en primer lugar que una persona
detenida en virtud de una denuncia, que según la Enmienda VI tiene derecho a
ser juzgada ante un gran jurado, deberá recibir el auto de acusación en un
plazo de 30 días a partir de la detención; ese período podrá ser extendido
durante otros 30 días si el gran jurado no se ha reunido en los
primeros 30 días. 18 U.S.C. § 3161 b). Si el detenido no ha sido acusado
durante ese tiempo, el Gobierno deberá desestimar los cargos y ponerlo en
libertad.
425. Una vez formulado el auto de acusación, el acusado deberá ser juzgado
en un plazo de 70 días a partir de la formulación de la acusación o de la
primera comparecencia del acusado ante un magistrado, si ésta es posterior.
18 U.S.C. § 3161 c) (1). Algunos plazos no cuentan para el cómputo de
los 70 días anteriores al juicio, incluidas las dilaciones resultantes de
actuaciones para determinar la capacidad jurídica del acusado o su capacidad
física de comparecer en juicio, dirimir otros cargos penales, dar audiencia a
mociones anteriores al proceso, trasladar la causa a otro distrito, estudiar
la posibilidad de un acuerdo entre acusación y defensa, y el tiempo dedicado
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429. La legislación federal exige que los acusados estén presentes en toda
fase importante del proceso, incluida la acusación, presentación de alegatos,
todas las etapas del juicio y la sentencia. Las excepciones se aplican
cuando el acusado se ha ausentado voluntariamente una vez iniciado el juicio,
o ha sido expulsado por el juez por conducta indebida después de haber sido
advertido, así como en las causas por delitos sancionables con multa o
prisión no superior a un año, si el acusado ha consentido por escrito en que
el juicio se celebre en su ausencia. Cuando el acusado sea una persona
jurídica, estará siempre representada por su abogado. Fed. R. Crim. P. 43.
En un proceso estatal, la ausencia del acusado en una audiencia judicial no
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434. Como se explicó en relación con el artículo 9, aun antes del comienzo
de las actuaciones judiciales, en virtud de la Enmienda V todo acusado tiene
derecho a un abogado en los interrogatorios bajo custodia. Miranda v.
Arizona, 384 U.S. 436 (1966). La policía deberá informar al sospechoso,
antes del interrogatorio, de que tiene derecho a guardar silencio, de que
toda declaración hecha por él podrá ser utilizada en su contra en el
tribunal, de que tiene derecho a la presencia de un abogado y que se le
nombrará un abogado de oficio si no puede pagar sus servicios. La Norma
Federal 5 de Procedimiento Penal exige que los magistrados notifiquen al
acusado de esos derechos en su comparecencia inicial ante el tribunal.
435. Derecho de careo. La Enmienda VI dispone, en parte, que "en todas las
causas penales, el acusado tendrá derecho... a que se le caree con testigos
que declaren en contra suya y a que se obligue a declarar a los testigos que
cite en su favor". Estos derechos han sido extendidos a los juicios
estatales por la cláusula del debido procedimiento legal de la Enmienda XIV.
445. En United States Ex. Rel. Negron v. State of New York, 434 F.2d 386,
389 (2d Cir. 1970), el tribunal de segundo circuito sostuvo que, sin la ayuda
de un intérprete, el juicio de un acusado que no hablaba inglés careció de la
justicia básica y fundamental necesaria en virtud de la cláusula del debido
procedimiento legal de la Enmienda XIV. Además, la imposibilidad de entender
el idioma durante el juicio viola el derecho del acusado de contrainterrogar
a los testigos de la parte adversa; al igual que la garantía del debido
procedimiento legal de la Enmienda V, el derecho del acusado en virtud de la
Enmienda VI al careo es extensible a los procesos estatales en virtud de la
Enmienda XIV. Pointer v. Texas, 380 U.S. 400 (1965).
449. La mayoría de los Estados reconocen que los acusados que no hablan
inglés tienen derecho a un intérprete. Dos Estados prevén tales intérpretes
en sus constituciones: California y Nuevo México. Párrafo 14 del artículo 1
de la Constitución de California; párrafo 14 del artículo 2 de la
Constitución de Nuevo México. En los demás, el derecho se encuentra
reflejado en reglamentos o leyes. V.A.M.S. § 476.060 (Misuri); Ohio Rev.
Code Ann., § 2311.14 (causas civiles); Ohio Rev. Code Ann., § 2335.09 (causas
penales).
457. Sin embargo, otros Estados otorgan plena inmunidad convenida en el caso
de declaración obligatoria. La "inmunidad convenida" impide enjuiciar al
testigo por el delito al que se refiere la declaración obligatoria. Como los
ciudadanos de los Estados Unidos están protegidos tanto por la Constitución
federal como por la de su propio Estado -que puede brindar una garantía más
amplia pero no inferior a la de la Constitución federal- los Estados pueden
ampliar las garantías establecidas por la Constitución y la legislación
federal. La inmunidad convenida otorgada por un Estado no impide el
enjuiciamiento federal por el mismo hecho; la garantía del acusado se limita
a la inmunidad contra el uso de la declaración. United States v. Anzalone,
555 F.2d 317. 320-321 (2d Cir. 1977), cert. denied, 434 U.S. 1015 (1978).
La "inmunidad contra el uso de la declaración" impide que la declaración
obligatoria y la información consiguiente se utilicen contra el testigo de
cualquier manera que guarde relación con el enjuiciamiento penal del testigo.
La tendencia de los Estados es también la de preferir la inmunidad contra el
uso de la declaración y la información derivada y no la de la inmunidad
convenida plena.
458. Por último, existen casos, como el enjuiciamiento por falso testimonio
-con posterioridad al otorgamiento de inmunidad- en que a pesar de haberse
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461. Una norma que existe en todo Estado, ya sea por disposición
constitucional (por ejemplo Florida, State ex rel. Cheney v. Rowe, 11 So.2d
585, 152 Fla. 316 (1943); Pensilvania, Commonwealth v. Passaro, 476 A.2d 346,
504 Pa. 611 (1984); Indiana, Bozovichar v. State, 103 N.E.2d 680, 230 Ind.
358 (1952); Alabama (Const. Art. 1 § 6; Delaware (Const. Art. I, § 7)) o en
una ley (Connecticut, State v. Curcio, 463 A.2d 566, 191 Conn. 27 (1983);
Maryland, Cubbage v. State, 498 A.2d 632, 304 Md. 237 (1985), o ambas, es la
de que los acusados condenados en juicio tienen el derecho de apelar contra
la sentencia y/o la condena. Los reclusos que se encuentren cumpliendo una
pena estatal y cuya apelación no haya sido acogida a nivel del sistema
estatal también pueden presentar una petición ante el Tribunal Supremo
solicitando que se expida un mandamiento o writ of certiorari para la
revisión del fallo.
462. Es más, toda persona que alegue que su condena o castigo violan la ley
federal o la Constitución pueden interponer un recurso de revisión ante un
tribunal federal, mediante una solicitud de hábeas corpus. Ex parte Bollman,
8 U.S. (4 Cranch) 74, 95 (1807); Stone v. Powell, 428 U.S. 465, 474-475 n.6
(1976); Preiser v. Rodriguez, 411 U.S. 475, 500 (1973). Los reclusos que
estén cumpliendo una pena en una prisión estatal pueden interponer un recurso
de revisión ante un tribunal federal alegando como fundamento que su
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464. Un recluso que cumple una pena en una prisión federal también puede
interponer el recurso de hábeas corpus ante el mismo tribunal federal que
pronunció la condena, alegando que la pena se impuso en violación de la
Constitución o la legislación de los Estados Unidos o que el tribunal no
tenía jurisdicción para imponer la pena, o que la pena rebasaba el máximo
autorizado por ley o por cualquier otro motivo que permita impugnar la
sentencia y la condena. 28 U.S.C. § 2255. Normalmente, una petición
presentada con arreglo a la sección 2255 no sustituye a una apelación directa
pero brinda un derecho sustancial de revisión adicional, especialmente
respecto de cuestiones que podrían no haberse planteado en la apelación
directa contra la sentencia.
470. Sin embargo, la cláusula non bis in idem no impide de manera absoluta
todo enjuiciamiento sucesivo. Por ejemplo, si por determinadas
circunstancias se debe poner término al primer juicio por razones no
relacionadas con la prueba suficiente y antes de que se pronuncie el
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476. Los Estados han establecido un sistema de justicia especial para los
menores, básicamente diferente del procedimiento penal aplicable a los
adultos, tanto en teoría como en la práctica. Además, el sistema judicial
federal sigue las normas establecidas en el Código de los Estados Unidos
(18 U.S.C. §§ 5031-42) respecto de los menores que comparecen ante la
justicia federal de menores. La legislación federal refleja la legislación
de los Estados en muchos aspectos y codifica las garantías procesales a que
tiene derecho todo menor sometido a la justicia de menores.
482. Aunque en una cuarta parte de los Estados existen disposiciones que
permiten el juicio por jurado de los menores, el Tribunal Supremo ha
dictaminado que, en razón de los aspectos especiales que reviste la justicia
de menores, los menores no tienen el derecho constitucional a ser juzgados
por un jurado en materia penal. McKeiver v. Pennsylvania, 403 U.S. 528,
545 (1971).
484. La mayoría de los casos de que conocen los tribunales de menores son
remitidos por la policía. Normalmente, los menores delincuentes permanecen
detenidos sólo el tiempo necesario para completar los trámites pertinentes y
notificar a los padres o guardianes. Los menores delincuentes pueden ser
recluidos en establecimientos para menores en el caso de que hayan cometido
un delito grave o de que se les considere un peligro para el público
(véase 18 U.S.C. § 5035; Schall v. Martin, 467 U.S. 253 (1984)).
489. La decisión de tratar como adulto a una persona que por su edad es
"menor" se hace en casi todos los Estados, mediante procedimientos de
remisión de menores. Con arreglo a esos procedimiento, tras una audiencia,
un juez decide si esa remisión es adecuada en función del interés superior
del menor y del interés del público. Contra esa decisión cabe apelar.
En algunos Estados, el fiscal tiene facultades discrecionales para decidir si
remite el caso a un tribunal penal o a un tribunal de menores. Algunas leyes
estatales establecen también la posibilidad de un enjuiciamiento automático
ante tribunales penales en caso de delito grave, de reincidencia o de
infracciones de tráfico reiteradas. El menor remitido a la justicia penal
para adultos tiene derecho a las garantías y derechos constitucionales y
legales de que gozan los adultos y que se han señalado en el presente
informe.
499. Los artículos 501 y 502 del reglamento de tribunales militares disponen
que, en caso necesario, se deberá recurrir a servicios de intérpretes.
Ninguna persona podrá ser obligada a declararse culpable ni a contestar
cualquier pregunta que sirva para acusarlo (10 U.S.C. § 831).
El artículo 304 de las normas sobre prueba del fuero militar prohíbe el uso
de la declaración obtenida en violación del artículo 831 o de las pruebas
dimanantes de esa declaración.
506. Todo miembro de las fuerzas armadas que acepte la sanción no judicial
tiene derecho a una audiencia ante el comandante. En esa audiencia podrá
hacerse representar, solicitar la comparecencia de testigos de descargo y
presentar cualquier otra prueba. El comandante debe examinar toda la
información presentada en esa audiencia y para imponer la sanción debe
establecer la culpabilidad del acusado sobre la base de pruebas fidedignas.
507. Los miembros de las fuerzas armadas que deseen impugnar la decisión
condenatoria o la gravedad del castigo impuesto por el comandante pueden
apelar ante el oficial superior siguiente en la línea de mando. Esta
autoridad puede anular la sanción, reducir su gravedad o denegar la
apelación. La aplicación de sanciones no judiciales no constituye
condena penal.
510. Sin embargo, existen otras cuestiones que pueden ser objeto de
enmiendas retroactivas. Por ejemplo, las enmiendas a los procedimientos
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512. Reserva de los Estados Unidos. En razón del conflicto entre la tercera
frase del párrafo 1 del artículo 15 -que da al delincuente el beneficio de la
pena más leve que la ley haya establecido con posterioridad a la comisión del
delito- y la legislación de los Estados Unidos, que no otorga necesariamente
al delincuente el beneficio de la reducción ulterior de la pena, los Estados
Unidos condicionaron su ratificación del Pacto a la siguiente reserva al
párrafo 1 del artículo 15:
516. Según este análisis, las personas no pueden tener un interés privado
subjetivo o razonable en bienes que hayan abandonado (Hester v. United
States, 265 U.S. 57 (1924)) o en artículos que expongan al público, como el
contrabando expuesto a la vista de todos (Coolidge v. New Hampshire, 403 U.S.
443 (1971)). Sin embargo, sí hay un interés privado cuando se trata del
domicilio de la persona, su automóvil o su correspondencia.
523. Varios casos recientes han acentuado el constante esfuerzo por definir
la noción de familia y determinar la asignación de derechos entre sus
miembros. Por ejemplo, en 1993 una niña fue autorizada a "divorciarse" de
sus padres naturales en favor de un hombre que no era familiar suyo pero que
la había criado creyendo que era su propia hija (el caso "Baby Sway").
En otro caso se otorgó a una pareja la custodia de su hija natural después de
que la madre hubiese entregado a la niña para adopción y la niña hubiese
vivido con sus padres adoptivos más de dos años (el caso "Baby Jessica").
Un tribunal estatal negó a una madre natural la custodia de su hijo porque
era lesbiana (el caso "Little Tyler"). Estos casos indican que los
tribunales -y los ciudadanos como sociedad- siguen haciendo frente a estas
importantes cuestiones y muestran la evolución de los conceptos de intimidad
familiar y los derechos de familia.
puede abrir la correspondencia de una persona sin una orden dictada por un
funcionario judicial sobre la base de una causa probable.
526. Se hace una excepción a esta regla para la correspondencia que llega a
los Estados Unidos desde el extranjero. En United States v. Ramsey, 431 U.S.
606 (1977), el Tribunal Supremo aplicó una histórica excepción de frontera a
la inviolabilidad general de la correspondencia personal al mantener que el
Gobierno puede inspeccionar la correspondencia que llega a los Estados Unidos
sobre la base de su derecho a examinar en la frontera a las personas y bienes
que llegan desde el extranjero como medida de autoprotección.
530. Una vez obtenida la aprobación, el agente debe solicitar una orden de
un tribunal federal. En la solicitud debe exponer hechos suficientes para
convencer al tribunal de que existe una causa probable para considerar que
i) ciertas personas identificadas han cometido, están cometiendo o cometerán
uno de los graves delitos concretos tipificados en la ley; ii) todas las
personas o algunas han utilizado, están utilizando o utilizarán locales o
instalaciones de comunicación específicos en relación con la comisión del
delito en cuestión; y iii) que los locales o las instalaciones de
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533. Durante todo el período que dure la vigilancia los agentes tienen la
obligación de reducir al mínimo sus efectos, es decir, no grabar o escuchar
conversaciones que no estén relacionadas con los delitos o las personas para
las que se obtuvo la orden de vigilancia. Las grabaciones además deben ser
selladas para protegerlas de una divulgación pública.
States v. Biasucci, 786 F.2d 504 (2d Cir. 1985), cert. denied, 479 U.S. 827
(1986); United States v. Torres, 751 F.2d 875 (7th Cir. 1984), cert. denied,
470 U.S. 1087 (1985)).
538. También por analogía, las personas no pueden tener ninguna esperanza
razonable, en virtud de la Enmienda IV, de que su presencia y apariencia
física, que están constantemente expuestas al público, sean "privadas"
United States v. Dionisio, 410 U.S. 1 (1973) (la Enmienda IV no exige un
mandamiento judicial para que el Gobierno pueda pedir grabaciones de la voz
porque las características físicas de la voz de una persona, su tono y forma
de hablar, contrariamente al contenido de una conversación, están
constantemente expuestas al público", de manera que nadie puede tener una
esperanza razonable de que los demás no conozcan su metal de voz). En la
vigilancia visual sin orden judicial no interviene la Enmienda IV aun si la
vigilancia se acompaña de la toma de fotografías o la utilización de equipo
de videograbación. (United States v. McMillon, 350 F. Supp. 593 (D.D.C.
1972); United States v. Knotts, 460 U.S. 276, 280-86 (1983)) (la vigilancia
visual de los demandados sin orden judicial, siguiendo un indicador sonoro
colocado con el consentimiento del dueño en un contenedor transportado, no
viola la Enmienda IV).
540. Sin embargo, ciertos datos personales son de conocimiento público, como
la fecha de nacimiento, el estado civil, el expediente militar, las licencias
o las alegaciones ante los tribunales. La divulgación de esa información no
entraña responsabilidad alguna. La mayoría de los tribunales ha considerado
que el mantenimiento de bases de datos sobre los antecedentes penales de un
detenido exonerado y su divulgación no constituyen violación de la intimidad.
Ciertos privilegios limitan tanto las demandas civiles como las penales.
Si existe un privilegio, el presunto difamado debe demostrar que la
comunicación difamatoria es falsa y se hizo con "malicia" expresa.
Por ejemplo, las personas públicas sólo pueden hacer valer una demanda por
críticas a su conducta oficial si se reúnen las pruebas de la falsedad y la
malicia expresa (New York Times v. Sullivan, 376 U.S. 254 (1964)
(responsabilidad civil limitada). Garrison v. Louisiana, 379 U.S. 64 (1964)
(responsabilidad penal limitada). Se ha determinado que en este contexto
"actuar con malicia equivale a actuar con conocimiento real de la falsedad o
con desconocimiento inconsiderado de la veracidad o falsedad de una
declaración", ibid. En este ejemplo, el derecho constitucional a la libertad
de expresión y el correspondiente derecho a la publicidad y transparencia de
los debates limita la capacidad de los funcionarios públicos de presentar
demandas civiles o penales por difamación.
545. Los primeros inmigrantes de los Estados Unidos llegaron al nuevo mundo
para practicar sus respectivas religiones libres de toda persecución oficial.
La libertad de religión y las libertades conexas de pensamiento y de
conciencia, por consiguiente, son uno de los pilares fundamentales y mejor
custodiados de la teoría judicial y política de los Estados Unidos.
552. Los casos Sherbert y Yoder mencionados dan a entender que una ley que
obstaculice considerablemente el ejercicio de la religión se someterá a un
estricto examen judicial y se mantendrá sólo si es neutral, si promueve un
interés apremiante del Estado y si es el medio menos oneroso de promover ese
interés. Sin embargo, en otra serie de casos el Tribunal ha defendido
ciertas leyes neutrales de aplicabilidad general sin someterlas a un examen
estricto. Por ejemplo, el Tribunal confirmó la validez de las leyes de
vacunación obligatoria a pesar de las proscripciones religiosas en materia de
atención médica (Jacobson v. Massachusetts, 197 U.S. 11 (1905)). El Tribunal
también ha determinado que la cláusula del libre ejercicio no exime de la
prescripción del cierre dominical a los comerciantes judíos ortodoxos que
observan el sábado como día festivo y que, por lo tanto, se ven obligados a
cerrar dos días de la semana en vez de uno (Braunfield v. Brown, 366 U.S. 599
(1961)). Efectivamente, el Tribunal decidió que una ley estatal que otorgaba
a quienes observaban el sábado como día de descanso un derecho absoluto e
incondicional a no trabajar el sábado, sin tener en cuenta las necesidades
del empleador o de los empleados que no observaran ese día, violaba la
cláusula relativa al establecimiento de una religión (Estate of Thornton v.
Caldor, Inc., 471 U.S. 703 (1985)). Además, el Tribunal ha confirmado la
aplicación de las leyes fiscales federales a un agricultor amish que se
negaba a pagar por razones religiosas. (United States v. Lee, 455 U.S. 252
(1982)). Muy recientemente, el Tribunal ha reconsiderado el grado de rigor
con que conviene examinar ciertas causas relativas al libre ejercicio.
En Employment Division, Department of Human Resources of Oregon v. Smith, 494
U.S. 872 (1990), el Tribunal consideró explícitamente que las leyes neutrales
de aplicación general no deben someterse a un estricto examen judicial y
resolvió que las leyes estatales en materia de estupefacientes pueden
aplicarse para prohibir el consumo sacramental de sustancias sometidas a
control, como el peyote.
556. El artículo 501 c) (3) del Código de Impuestos Internos estipula que
una organización tendrá derecho a la exención del impuesto federal sobre la
renta si está organizado y opera exclusivamente con fines religiosos,
benéficos o educativos, si ninguna parte de sus ganancias netas redunda en
beneficio de un accionista privado o un particular, si ninguna parte
importante de sus actividades está relacionada con la propaganda o con
intenciones de influir en la legislación y si no participa o interviene
(incluida la publicación o distribución de declaraciones) en ninguna campaña
política en favor de (o en contra de) un candidato a un cargo público.
La prohibición de la desviación de los beneficios a personas determinadas
tiene por objeto asegurarse de que toda organización exenta sirve al bien
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558. Las leyes fiscales de los Estados también eximen a las organizaciones
religiosas y las instituciones de beneficencia de los impuestos estatales
sobre la renta. Además, aunque generalmente los Estados se diferencian en la
medida en que regulan las instituciones benéficas, las leyes estatales que se
aplican a estas instituciones generalmente eximen a las organizaciones
religiosas de todos los requisitos que imponen.
protegidos por la Constitución o las leyes de los Estados Unidos (18 U.S.C.
§ 242). Una ley civil paralela, 42 U.S.C. § 1983, autoriza al perjudicado a
entablar una acción civil por daños y perjuicios. También constituye delito
el hecho de que dos o más personas se confabulen para perjudicar o intimidar
un tercero en el libre ejercicio de alguno de esos derechos o porque ese
tercero haya ejercido uno de esos derechos (18 U.S.C. § 241); y el hecho de
que una persona, "pretextando cumplir la ley", por la fuerza o la amenaza del
uso de la fuerza, perjudique, intimide o moleste a otra persona por motivos
de raza, color, origen nacional o religión o porque esa persona asista a una
escuela pública, solicite un empleo o se dedique a cualquier otra actividad
protegida (18 U.S.C. § 245).
561. Además de estas disposiciones penales sobre los derechos civiles, una
ley federal promulgada recientemente tipifica explícitamente como delito el
hecho de que una persona intencionalmente deteriore, dañe o destruya
cualquier bien inmueble religioso debido a su carácter religioso, o
intencionalmente obstruya, por la fuerza o la amenaza de la fuerza, la libre
práctica de las creencias religiosas de otra persona (18 U.S.C. § 247).
567. Esto no significa que los padres no pueden dar a sus hijos una
educación religiosa como parte de un programa de estudios. Las decenas de
miles de escuelas privadas religiosas que funcionan en todo el país son
libres de mezclar religión y educación según su criterio. Las instituciones
religiosas también son libres de impartir la enseñanza religiosa
separadamente del programa escolar ordinario y los padres desde luego son
libres de dar a sus hijos la educación religiosa de su elección a través de
escuelas religiosas, programas separados de educación religiosa o en
el hogar. La cláusula relativa al establecimiento concierne a las escuelas
públicas, que funcionan con fondos públicos. Las escuelas públicas pueden
enseñar la religión por sus calidades históricas o literarias, pero nunca
predicarla como tal.
568. Una de las cuestiones más difíciles que afronta el Tribunal Supremo,
casi en cada uno de sus períodos de sesiones, es la cuestión de la asistencia
financiera pública que puede beneficiar a las escuelas religiosas. En un
tiempo se podía invocar una prueba que permitía la ayuda "a los estudiantes"
pero no a las escuelas. Por ejemplo, el Tribunal permitió que los gobiernos
ofrecieran transporte y préstamos gratuitos de libros de texto a los
estudiantes de escuela religiosos (Everson, supra (transporte); Board of
Education v. Allen, 392 U.S. 236 (1968) (libros de texto)). Sin embargo,
esta distinción se descartó, pues se hizo evidente que toda asistencia a los
niños que frecuentaban escuelas religiosas dispensaba a las escuelas mismas
de algunos gastos o suprimía una carga de los padres, alentándolos así a
enviar a sus hijos a escuelas religiosas. Así pues, la prueba de la ayuda al
estudiante dejó paso con el tiempo a la "prueba Lemon" descrita supra:
la ayuda debe tener una finalidad y un efecto primordialmente laicos y su
administración no debe exigir una excesiva intervención del Gobierno.
576. Por lo general, se aplican las mismas normas a las personas que,
estando al servicio de las fuerzas armadas, adquieren una creencia
incompatible con la continuación del servicio. Conforme al reglamento
vigente, un miembro de las fuerzas armadas que desee obtener la condición de
objetor de conciencia, puede solicitar a su superior una licencia
administrativa o el paso a la condición de no combatiente. Véase la
Directriz Nº 1300.6 (20 de agosto de 1971) del Departamento de Defensa en su
versión enmendada y el reglamento que la desarrolla. Por regla general, se
trata de asignar a estas personas las funciones administrativas u otras que
menos entren en conflicto práctico con sus creencias en espera de que se tome
una decisión respecto a su solicitud.
579. Una persona excluida de las fuerzas armadas por ser objetor de
conciencia pierde la mayoría de los beneficios que ofrece la oficina de
veteranos, aunque no todos. El individuo es informado de este hecho antes de
presentar la solicitud y firma un documento que da constancia de que tiene
conocimiento de ello. La afirmación de sus creencias no implica para el
individuo ninguna consecuencia política ni modificación de su situación
civil. La persona declarada no combatiente no pierde los beneficios de los
ex combatientes pero, a discreción del departamento militar competente, se le
puede negar la posibilidad de volver a alistarse al final del período de
alistamiento en curso. En este caso el hecho de ser declarado no combatiente
no implica tampoco consecuencias políticas ni modificaciones de la
situación civil.
593. Los usuarios privados de este espectro, como las emisoras de radio y de
televisión y las empresas telefónicas interestatales, reciben una licencia de
la Comisión. Los solicitantes de esta licencia deben demostrar determinadas
calificaciones jurídicas, técnicas y de otra índole. La FCA limita
generalmente la concesión de esas licencias a los ciudadanos de los Estados
Unidos o a las entidades controladas por ellos. Además, existen
restricciones en cuanto al número de licencias que puede poseer una persona o
una sociedad y, en algunos casos, respecto al lugar en que pueden utilizarse
dichas licencias. Los solicitantes de licencias deben demostrar también que
utilizarán las frecuencias solicitadas de una manera técnicamente compatible
con las que ya están en funcionamiento.
598. Existen recursos constitucionales que han permitido tener en cuenta los
objetivos de este artículo en los Estados Unidos. Como se dijo en relación
con el artículo 19, el lenguaje provocador y los tipos de expresión cuyo
objeto es causar una violencia inminente o que amenazan causarla pueden estar
sujetos a limitaciones constitucionales, en la medida en que no se refieran
al contenido. Además, los comportamientos parciales pueden ser objeto de un
castigo especialmente severo. Wisconsin v. Mitchell, 113 S.Ct. 2194 (1993).
Aunque el Gobierno federal y los gobiernos de los Estados están abordando el
problema de los delitos motivados por el odio y se esfuerzan por tratar las
causas de estos delitos, no pueden hacerlo de una manera incompatible con la
Enmienda I.
604. Las últimas causas sustanciadas conforme a las leyes relativas a los
delitos motivados por el odio son:
605. Los autores de delitos motivados por el odio no son únicamente miembros
de grupos organizados. En zonas rurales de Virginia y Carolina del Norte se
han entablado acciones contra individuos que no formaban parte de ninguna
organización racista por quemas de cruces, incendios y disparos dirigidos
contra viviendas de familias afroamericanas. En ambos casos, las casas
recién compradas por familias afroamericanas fueron incendiadas antes de que
éstas pudieran instalarse.
612. Los tribunales de los Estados Unidos examinan detenidamente con qué
intención el Gobierno pretende regular el derecho de reunión y exigen que se
adapten más estrictamente al objetivo deseado las reglamentaciones que
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suponen una injerencia excesiva. En Boos v. Barry, 485 U.S. 312 (1988), el
Tribunal Supremo anuló en parte una ley por la que se prohibía exhibir a
menos de 500 pies de una embajada extranjera cualquier cartel o símbolo cuyo
objeto fuera desprestigiar al gobierno de dicha embajada. El Tribunal opinó
que esa ley constituía una restricción a la libertad de expresión política
basada en el contenido y que no servía estrictamente para impedir una
verdadera intimidación u hostigamiento de los diplomáticos extranjeros.
Sin embargo, el Tribunal ratificó la segunda parte de la ley, en la que se
prohibía la reunión de tres o más personas a menos de 500 pies de la embajada
si el grupo se negaba a dispersarse a pesar de habérselo ordenado la policía.
El Tribunal interpretó la ley de manera restrictiva en cuanto a la
posibilidad de ordenar que un grupo se dispersara, autorizando esa orden
únicamente cuando se considerara razonablemente que el grupo amenazaba la
seguridad o la paz de la embajada.
615. También son objeto de un examen detenido otras exigencias menores como
el intento de obligar a divulgar la composición de una asociación, y
generalmente no superan dicho examen, cuando se puede considerar
razonablemente que a causa de esta divulgación las personas identificadas
serán objeto de amenazas, hostigamiento o represalias. Brown v. Socialist
Workers '74 Campaign Committee, 459 U.S. 87 (1982). Asimismo, las
restricciones impuestas en relación con la organización de partidos políticos
deben responder a unos intereses superiores del Estado y deben ajustarse
estrictamente a ese propósito. Eu v. San Francisco County Democratic Central
Comm. 489 U.S. 214 (1989). También se garantiza el derecho de los miembros
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625. Los empleados del sector privado que no están comprendidos en el ámbito
de la NLRA ni en el de la RLA (principalmente los empleados del sector
agrícola, los empleados domésticos y los empleados con funciones de
supervisión que quedan excluidos de la NLRA conforme a 29 U.S.C. § 152 (3)
están, sin embargo, protegidos por la Constitución de los Estados Unidos.
Como se indicó anteriormente, las Enmiendas I, V y XIV de la Constitución
reconocen a los trabajadores el derecho a fundar organizaciones de su
elección y a afiliarse a ellas, sin autorización previa ni intervención del
Gobierno federal ni del gobierno del Estado de que se trate. La exclusión de
estas categorías de empleados del ámbito de la Ley sólo significa que no
pueden recurrir a las disposiciones específicas de la NLRA ni de la RLA para
hacer respetar su derecho a organizarse y a negociar colectivamente.
629. Para iniciar una causa relativa a una práctica laboral desleal todo
individuo, sindicato o empleador debe presentar una reclamación a una oficina
regional de la NLRB denunciando una violación de la NLRA por un empleador o
una organización laboral. La oficina regional se encarga de investigar la
denuncia en nombre del Consejero General para determinar si hay motivo
razonable para considerar que ha habido violación de la NLRA. Si el Director
regional concluye que la acusación está fundada, tratará de solucionar la
presunta violación aconsejando un acuerdo voluntario entre las partes.
La mayoría de los casos se resuelve voluntariamente.
631. Contra la decisión del juez cualquiera de las partes puede interponer
recurso ante la junta, que puede aprobar, modificar o rechazar las
conclusiones y recomendaciones del juez. Si no se presenta ninguna objeción
a la decisión del juez, la Junta hace suya automáticamente esa decisión.
634. La RLA y las leyes estatales prevén también mecanismos para garantizar
la protección de la libertad de asociación. La RLA establece la Junta
Nacional de Mediación que desempeña para las empresas de ferrocarriles y las
compañías aéreas funciones semejantes a las que desempeñan la NLRB y el
Servicio Federal de Mediación y Conciliación en otros ámbitos. Sin embargo,
las causas relativas al incumplimiento de las disposiciones de la RLA se
resuelven en acciones civiles y pueden dar lugar a sanciones penales si el
empleador incumple deliberadamente esas disposiciones (45 U.S.C. § 152).
El procedimiento varía según las leyes de los distintos Estados, ya que
algunos Estados prevén un procedimiento administrativo semejante al de la
NLRA y otros prefieren acciones privadas en el contexto del sistema judicial.
636. La red AFL-CIO está formada por la sede nacional, donde se encuentran
los diversos departamentos comerciales e industriales, y 8 centros
regionales. En las regiones se cuentan 50 federaciones estatales y un órgano
central a nivel estatal, y centenares de consejos centrales a nivel local.
La AFL-CIO protege los intereses de los trabajadores ante el Congreso y el
poder legislativo de los Estados, supervisa las actividades normativas
federales y estatales y representa a los trabajadores en diversos foros
nacionales e internacionales. También difunde la política laboral elaborada
por sus miembros, lleva a cabo actividades de investigación y asistencia a
través de sus diversos departamentos y contribuye a coordinar la organización
entre sus afiliados. Los sindicatos miembros pagan cuotas para sufragar las
actividades de la federación y de sus diversos departamentos comerciales e
industriales. Generalmente los sindicatos asociados pertenecen a varios
departamentos comerciales e industriales que representan sus intereses ante
el Gobierno y en otros foros.
639. Entre los grupos del sector privado, el sector manufacturero cuenta con
el mayor número de trabajadores sindicados (3.749.000), seguido por los
transportes y servicios públicos (1.922.000), el sector servicios
(1.487.000), el comercio al por mayor y al por menor (1.402.000), la
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646. Ahora bien, todo comité político federal que constituya un "partido
político nacional" obtiene determinados beneficios financieros: puede
recibir contribuciones de partidarios suyos a título personal de
hasta 20.000 dólares al año, en lugar de tener que ajustarse al límite anual
de 5.000 dólares que se aplica a otros comités políticos federales que no
apoyen a un candidato concreto.
649. Si bien los comité nacionales de los partidos políticos que apoyan a
candidatos a la presidencia disfrutan de ciertos beneficios financieros, el
hecho de ser reconocidos como comités políticos federales comportan
determinadas reglas en el capítulo de los gastos: toda organización local de
partido o grupo de cualquier tipo que gaste más de 1.000 dólares para influir
en una elección federal debe inscribirse como comité político ante la
Comisión Federal de Elecciones (FEC); limitar sus fuentes de ingresos a las
autorizadas por la ley; comunicar su actividad financiera a la FEC y
someterse a las limitaciones en materia de contribuciones a los candidatos y
de gastos en nombre de éstos. En el plano local, si los comités de partidos
políticos sólo desean apoyar a candidatos estatales y locales, pueden tratar
de eludir esta obligación.
(Bishop v. Brittain Inv. Co., 129 S.W. 668, 676 (Mo. 1910).)
669. Hasta los años sesenta, la legislación de los Estados Unidos reconocía
por lo general las funciones tradicionalmente desempeñadas por el varón y la
mujer. Se consideraba que el marido era el sostén de la familia, encargado
de subvenir a sus necesidades con su trabajo, inversiones u otras
actividades. Ahora bien, a partir de entonces, los cambios acaecidos en el
tejido social de los Estados Unidos de América han modificado radicalmente
este planteamiento. Varios Estados han promulgado leyes conforme a las
cuales el deber de sustento corresponde por igual al marido y a la mujer y
ambos deben compartirlo equitativamente en proporción a sus capacidades
individuales (véase, por ejemplo, West's Cal. Civ. Code Ann. § 5100 (1983);
Conn. Gen. Stat. Ann. § 46b-37 (1986)). En 1978, el Tribunal Supremo revocó
una ley estatal que sólo autorizaba el pago de pensiones alimenticias a las
esposas, por considerar que violaba la cláusula de igual protección de la
Enmienda XIV (Orr v. Orr, 440U.S. 268 (1979)). En algunos Estados, en los
que disposiciones constitucionales prohíben la denegación o limitación de
derechos en razón del sexo, se ha sostenido que constituye una forma de
discriminación por razón de sexo el imponer el deber de sustento únicamente
al marido (véase, por ejemplo, Rand v. Rand, 374 A.2d 900 (1977); Henderson
v. Henderson, 327 A.2d 60 (1974)).
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670. Además, varios Estados han promulgado leyes sobre bienes gananciales
que consideran el matrimonio como una empresa común del marido y la mujer,
basándose en la concepción de que los ingresos que cada cónyuge obtenga
durante el matrimonio corresponden por igual a ambos cónyuges. Asimismo, los
beneficios y adquisiciones dimanantes de esos ingresos son de propiedad de
ambos. Los bienes obtenidos por donación o legado y los adquiridos antes del
matrimonio no se consideran bienes gananciales. En algunas leyes sobre
bienes gananciales, cuando un matrimonio concluye en divorcio, todos los
bienes gananciales deben ser divididos por igual. En otras, el tribunal
tiene la facultad de dividir discrecionalmente los bienes gananciales de
forma equitativa. Las leyes sobre bienes gananciales permiten a cada cónyuge
especificar en su testamento cómo se debe distribuir su parte de los bienes a
su fallecimiento. Si un cónyuge cuyos bienes se rigen por la ley de bienes
gananciales fallece ab intestado, en algunos Estados se dispone que su mitad
revierta al cónyuge superviviente. En otros, revierte a sus herederos.
En nueve Estados (Arizona, California, Idaho, Luisiana, Nevada, Nuevo México,
Tejas, Washington y Wisconsin) hay leyes sobre bienes gananciales.
675. Pese a esta latitud de los derechos paternos, hay determinados aspectos
a propósito de los cuales los Estados tienen intereses legítimos. Así, por
ejemplo, en todos los Estados existen leyes que imponen la escolaridad
obligatoria de los niños de 6 a 16 años de edad (véanse, por ejemplo, Ala.
Code § 16-28-1 (1985); Miss. Code § 37-13-91 (1990); y Va. Code § 22.1-254
(1993)). Ahora bien, aunque el Estado puede exigir que un niño asista a la
escuela, no puede decidir a qué escuela, ni si ésta ha de ser pública o
privada. Es más, cuando en una familia se ha producido un desacuerdo sobre
la educación de los hijos, los tribunales han tendido a inhibirse del asunto
(véase, por ejemplo, Kilgrow v. Kilgrow, 107 So.2d 885 (Ala. 1958)).
del control que normalmente el esposo tenía sobre los bienes de su mujer
durante el matrimonio. Además, como por regla general se pronunciaba el
divorcio declarando culpable a uno de los cónyuges, muchos tribunales
concedían la pensión en reconocimiento de que el cónyuge que debía abonarla
tenía algún tipo de culpa. Ahora bien, como ya se ha observado
anteriormente, al aumentar el número de mujeres asalariadas, estos argumentos
tradicionales han perdido importancia y hoy en día muchos tribunales conceden
pensión de divorcio por cantidades reducidas o períodos limitados para ayudar
a uno de los cónyuges a adaptarse a su situación de independencia o reiniciar
una carrera. Al decidir al respecto, la mayoría de los tribunales tienen en
cuenta las circunstancias de cada caso, tomando en consideración factores
como los ingresos relativos de cada uno de los cónyuges, su edad, estado de
salud, perspectivas de empleo en el futuro y nivel de vida al que estén
acostumbrados.
683. Todos los Estados se guían por la norma del "interés superior del niño"
al decidir cuestiones de custodia entre los padres biológicos (véase, por
ejemplo, In re Marriage of Ellerbrook, 377 N.W.2d 257 (Iowa App. 1985);
Pikula v. Pikula, 374 N.W.2d 705 (Minn, 1985)). Habitualmente, los
tribunales consideran diversos factores para determinar el interés superior
del niño: la presunción de que se confía el hijo al progenitor, ya sea el
padre o la madre, que antes del divorcio se ocupase principalmente de él; las
relaciones que cada progenitor tiene con el hijo y, según la edad del mismo,
su preferencia. La custodia conjunta es en la actualidad una posibilidad en
todos los Estados. En muchos, es la situación presunta o preferida. Ahora
bien, lo que se entiende por custodia conjunta varía en cada caso y puede
significar que los hijos vivan varios días por semana con el padre o la madre
o, simplemente, que ambos compartan la adopción de decisiones.
fallos en materia de custodia dictados por otro Estado. La PKPA dispone que
cada Estado acepte sin restricciones los fallos en materia de custodia que
otro Estado haya dictado ajustándose a los principios de la UCCJA.
685. La norma del "interés superior del niño" no se aplica únicamente en los
litigios de custodia entre un progenitor biológico y un tercero: los
tribunales han reconocido que el derecho constitucional de los padres
biológicos a la custodia prevalece sobre terceros. Salvo que se incapacite a
un progenitor, los tribunales no pondrán término a sus derechos de custodia
únicamente por el hecho de que un tercero sea más capaz de velar por los
intereses del menor (véase DeBoer v. Schmidt, 442 Mich. 648, 502 N.W.2d 649
(1993)) (denegando competencia de los tribunales de Michigán para conocer de
la adopción de un menor, siendo así que los tribunales de Iowa habían fallado
a favor del padre putativo). Quedan pendientes dos cuestiones en plena
evolución: en primer lugar, por lo que respecta a los derechos de los padres
putativos, si el padre no se ha ocupado de la atención del hijo, los
tribunales pueden poner término a su patria potestad (Lehr v. Robertson, 463
U.S. 248 (1983)) (denegando los derechos del padre putativo al no haber
cumplido los requisitos de registro del Estado de Nueva York). En segundo
lugar, si la madre cede la custodia, lo que a menudo sucede en favor de un
pariente, y posteriormente trata de anular esa decisión, los tribunales han
convocado una audiencia "para decidir el interés superior del niño".
No discriminación
697. En los Estados Unidos los niños tienen derecho a distintas formas de
protección constitucional y legal contra la discriminación, que se exponen en
otra parte del presente informe. Como se describe en relación con el
artículo 2, las Enmiendas V y XIV de la Constitución, conjuntamente con
muchas leyes federales y estatales, garantizan la protección de todos los
ciudadanos de los Estados Unidos contra la discriminación por motivos de
raza, color, sexo, idioma, opiniones políticas o de otra índole, origen
nacional, étnico o social, posición económica, discapacidad, nacimiento u
otra condición. En el contexto de la doctrina de igualdad de protección se
prevén en la legislación de los Estados Unidos medidas especiales de
protección para prevenir la discriminación contra los niños.
699. Niños nacidos fuera del matrimonio. El Tribunal Supremo de los Estados
Unidos ha adoptado normas de revisión más minuciosas al examinar las causas
por discriminación contra niños nacidos fuera del matrimonio. En la
importante esfera del sustento de los niños, el Tribunal ha sostenido que
todo Estado que no reconozca el pleno derecho de esos niños a su sustento
viola la cláusula de igual protección (Gomez v. Perez, 409 U.S. 535 (1978)).
Responsabilidad primordial
704. La custodia del niño. Como se señaló con arreglo al artículo 23, todos
los Estados se adhieren a la doctrina del "interés superior del niño" al
decidir la custodia del niño entre sus padres biológicos. Como lo ha
señalado un tribunal de Kansas, "Sin lugar a dudas, la principal preocupación
de los tribunales en las causas sobre la custodia de niños es el bienestar
del niño... Cuando haya una controversia en relación con la custodia de un
niño lo primero que debe determinar el tribunal es el interés superior del
nilo" (Chapsky v. Wood, 26 Kan. 650 (1881)). Desde entonces, se ha adoptado
la doctrina del "interés superior" en las leyes y en la jurisprudencia de
todos los Estados y en la Ley de jurisdicción uniforme en materia de patria
potestad.
706. Actualmente se está redactando una Ley de adopción uniforme por la que
se establecerían directrices comunes para la tramitación de adopciones entre
los diversos Estados. Además, el Gobierno de los Estados Unidos ha
participado en el esfuerzo de la Conferencia de La Haya de Derecho
Internacional Privado para elaborar un pacto internacional sobre las
adopciones internacionales y está considerando activamente su pronta
ratificación.
709. En los Estados Unidos los niños también se benefician de programas más
amplios de seguridad social. Cada hijo de un trabajador asegurado jubilado,
discapacitado o difunto tiene derecho a recibir prestaciones de la seguridad
social hasta los 18 años de edad (o 19 si el muchacho está matriculado a
tiempo completo en la escuela secundaria). Ya en 1987 había 2,6 millones de
menores beneficiarios directos de la seguridad social, y millones más de
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719. Además de las leyes federales sobre el trabajo infantil, en casi todos
los Estados existen también leyes estatales sobre el trabajo de menores que
protegen a los trabajadores jóvenes.
Educación
725. Todos los niños de los Estados Unidos tienen derecho, en virtud de las
leyes de cada Estado, a la enseñanza primaria y secundaria universal, pública
y gratuita. En cada Estado existe una ley de enseñanza obligatoria en cuya
virtud todos los niños de determinadas edades (típicamente los comprendidos
entre los 6 y los 16 años de edad) deben asistir a la escuela primaria y
secundaria. Además, las constituciones de los 50 Estados contienen
disposiciones en favor de la educación (véase, por ejemplo, N.Y. Const.
art. XI, § 1). Aunque en la Constitución federal no se prevé explícitamente
el derecho a la educación, el Tribunal Supremo ha señalado que los niños
tienen un derecho implícito a "cierta educación mínima", suficiente para
desarrollar en ellos la "capacidad mínima elemental" necesaria para gozar de
la libertad de expresión y participar en el proceso político (San Antonio
Independent School District v. Rodriguez, 411 U.S. 1, 36 (1973)). En el
programa Headstart (42 U.S.C. §§ 9801 y ss.) se prevén programas de educación
preescolar especial para niños que reúnan las condiciones necesarias. La Ley
de educación de personas discapacitadas (20 U.S.C. §§ 1400 y ss.) garantiza
una educación pública apropiada y gratuita para los niños con discapacidades.
Atención médica
739. Varios tribunales han examinado la cuestión del nombre de los niños.
La conclusión general es que "los padres tienen el derecho, consuetudinario,
de imponer a sus hijos el nombre que deseen, y la Enmienda XIV protege este
derecho contra toda acción arbitraria por parte del Estado" (Jech Burch, 466
F. Supp. 714, 719 (D. Haw. 1979)). Los tribunales han rechazado argumentos
estatales en favor de leyes que limiten los nombres aceptables de los niños,
arguyendo que la conveniencia administrativa no es materia de interés estatal
suficiente para coartar el derecho a elegir libremente el nombre de los hijos
(véase Jech, 466 F. Supp. en 720; O'Brien v. Tilson, Nº 79-463-CIV-5 (E.D.
N.C. 2 de octubre de 1981) (memorando por el que se determina que N.C.G.S §
130-50 e) violaba los derechos constitucionales del demandante); (Sydney v.
Pingree Nº 8208291-CIV-JAG (S.D. Fla. 17 de diciembre de 1982) (orden por la
que se acepta la moción del demandante de que se incoe un juicio sumario)).
Nacionalidad
741. El sistema político de los Estados Unidos está abierto a todos los
ciudadanos adultos sin distinción por motivos de sexo, raza, color, origen
étnico, patrimonio o situación económica. El acceso efectivo al sistema
político es importante no sólo como derecho en sí sino como garantía
adicional del respeto hacia otros derechos humanos.
Derecho de voto
753. Edad. La Enmienda XXVI, ratificada en 1971, prohíbe que los Estados
excluyan del derecho de voto a cualquier persona de edad igual o superior a
los 18 años por motivo de su edad. Anteriormente la edad normal para votar
era de 21 años. Cuando se celebran elecciones primarias, se permite con
frecuencia que voten los menores de 18 que vayan a cumplirlos para la fecha
de las elecciones generales. Los Estados tienen poder discrecional de
conceder el derecho de voto a los menores de 18 años.
"El hecho de que los miembros del Gobierno federal tengan cierta
dependencia del Estado sede del Gobierno en cuanto a su protección en el
ejercicio de sus funciones podría arrojar sobre los consejos nacionales
la sombra del temor o de la influencia, tan deshonrosas para el Gobierno
como insatisfactorias para los demás miembros de la democracia."
The Federalist, Nº 43, 289 (J. Madinson) (J. Cooke, ed. 1961). Esta
situación de independencia de los Estados fue reforzada por la elección de un
terreno sustancialmente baldío, donado por Maryland y Virginia, en el que se
construiría la capital federal.
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767. Pese a las esperanzas iniciales de que esta situación generaría una
estabilidad mayor de la que se conseguiría si un sólo Estado controlara el
distrito, el Gobierno del distrito no se ha mantenido estable a lo largo de
su historia sino que más bien ha variado en la medida en que el Congreso, el
Presidente y los residentes han escogido a quien iba a gobernar la ciudad.
El tema sigue siendo objeto de amplio debate en la ciudad, en el resto del
país y en el Gobierno.
768. Zonas insulares. Los residentes en Guam, las islas Vírgenes de los
Estados Unidos, Samoa americana, la mancomunidad de las islas Marianas
septentrionales, el territorio en fideicomiso de las islas del Pacífico y
Puerto Rico no votan en las elecciones del Presidente y del Vicepresidente.
Las Enmiendas XII y XXIII a la Constitución extienden el derecho de voto en
las elecciones presidenciales a los ciudadanos de los "Estados" y a los
ciudadanos del distrito de Columbia. Estas disposiciones se han interpretado
en el sentido de que las citadas enmiendas no se extienden a las zonas
insulares. Véase Attorney General of Guam v. United States, 738 F.2d 1017
(9th Cir. 1984), cert. denied 469 U.S. 1209 (1985) (los residentes en Guam no
están autorizados a votar en las elecciones presidenciales). No obstante,
los residentes en esas zonas eligen sus respectivos gobiernos locales.
Además, los residentes en Samoa americana, el distrito de Columbia, Guam y
las islas Vírgenes eligen en cada caso a un delegado para el Congreso.
Puerto Rico elige un comisionado residente. Estos funcionarios pueden
participar en todos los niveles del proceso legislativo en la Cámara de
Representantes, excepto en la votación para la aprobación final de una ley.
El análisis realizado en el marco del artículo 1 contiene información
complementaria sobre las zonas insulares.
771. En los Estados Unidos se cubre por elección popular un amplio y variado
número de cargos públicos, desde los puestos de gobierno de las pequeñas
aldeas hasta el cargo de Presidente. Por regla general, puede ser votado
todo el que puede votar. Sin embargo, ciertos cargos públicos están
sometidos a determinadas limitaciones.
773. Estas son las únicas limitaciones de acceso a los cargos públicos
contenidas en la Constitución. Otras limitaciones tienen su origen en el
derecho de los Estados, sin perjuicio de las restricciones incluidas en la
Constitución, tales como la cláusula de igual protección incluida en la
Enmienda XIV y otras leyes federales.
786. La función pública federal, estatal y local sigue una política y aplica
un sistema de protección que ofrece a todos los americanos la promesa de
igualdad de trato en materia de empleo en el servicio civil. Las mujeres y
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Los extranjeros
787. En los Estados Unidos, por regla general, los extranjeros no pueden
votar ni ocupar cargos de elección. Salvo contadas excepciones referidas a
los funcionarios federales, la Constitución de los Estados Unidos no prohíbe
la participación política de los extranjeros pero los Estados exigen casi
invariablemente que los electores sean ciudadanos de los Estados Unidos
(con algunas excepciones para los casos de elecciones locales). Sin embargo,
además del voto y de la ocupación de cargos de elección existen otras muchas
formas de participación en la política. Estas formas están abiertas de par
en par a los extranjeros, y la participación de éstos se encuentra protegida
por la Constitución.
La mujer en el Gobierno
796. En 1992 fueron elegidas seis mujeres para prestar servicio en el Senado
de los Estados Unidos durante el 103º Congreso y una séptima mujer se añadió
a la lista en una elección especial celebrada en Tejas en 1993, con lo que se
triplicó con creces el número anterior de mujeres que figuraban entre
los 100 senadores de la nación. Entre las nuevas senadoras se encuentra la
primera mujer afroamericana que fue designada candidata para el Senado por un
partido mayor.
798. En el 103º Congreso, dos de los más altos cargos de jefatura están
ocupados por mujeres. Ninguna mujer ocupa la presidencia de comités
permanentes del Congreso. Tampoco han estado nunca ocupados por mujeres los
cargos de Presidente de la Cámara de Representantes o de líder de la mayoría
o minoría del Senado.
812. El Congreso de los Estados Unidos. Al igual que la mujer, las minorías
mejoraron considerablemente su representación en el Congreso como resultado
de las elecciones de 1992. Aunque los afroamericanos han servido en el
Congreso desde la Reconstrucción, la primera mujer afroamericana que sirvió
en el Senado de los Estados Unidos fue elegida en 1992. Asimismo en 1992 fue
elegido el primer indígena americano para el Senado en sesenta años.
Trece nuevos afroamericanos y seis nuevos hispanos fueron elegidos para la
Cámara de Representantes en 1992. Cuando concluya el 103 Congreso habrá más
afroamericanos e hispanos en el Congreso, 39 y 19 respectivamente, que en
ningún momento anterior. También ha aumentado en los últimos años el número
de miembros del Congreso procedentes de Asia y las islas del Pacífico. Los
dos senadores de Hawai, así como cuatro representantes y los delegados de
Guam y Samoa Americana son americanos de origen asiático integrantes del
Congreso.
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825. Aunque en los Estados Unidos no hay un idioma oficial, 19 Estados han
promulgado leyes, enmiendas constitucionales o resoluciones declarando
al inglés idioma oficial del Estado. La consecuencia exacta de esta
declaración no se ha establecido ni está clara. Un tribunal federal anuló
una ley local en virtud de la cual se exigía que la mitad del espacio de un
cartel en idioma extranjero estuviera ocupada por caracteres alfabéticos
ingleses (Asian American Business Group v. City of Pomona, 716 F. Supp. 1328
(C.D. Calif. 1989)); otro anuló, por considerarla demasiado amplia en el
marco de la Enmienda I, una enmienda a la constitución de un Estado en la que
se exigía a los empleados del Estado que hablaran en inglés mientras
desempeñaban funciones oficiales (Yñiguez v. Mofford, 730 F. Supp. 309
(D. Ariz. 1990)). En cuanto al sector privado, un tribunal de los Estados
Unidos decidió recientemente que los empleadores podrían dictar normas
exigiendo que se hablara inglés en el lugar de trabajo (Garcia v. Spun
Steak Co., 998 F.2d 1480 (9th Cir. 1993)) (sosteniendo que los demandantes
habían incumplido normas de efectos dispares y no habían conseguido demostrar
prima facie que la exigencia de que ciertos trabajadores de la cadena de
montaje se expresaran en inglés constituía una discriminación).
836. Idiomas nativos. Los eruditos estiman que en América del Norte se
hablaban más de 600 idiomas nativos antes de la llegada de los europeos.
En 1991, 187 de esos 600 idiomas seguían siendo lenguas "vivas".
Sin embargo, tan sólo 38 de ellos se enseñaban a los niños en programas
educativos organizados.
842. Educación. Hasta la primera mitad del siglo XIX el Gobierno federal
sólo proporcionó servicios limitados de educación a los indígenas americanos,
confiando los programas educativos a las propias tribus y a organizaciones
religiosas cristianas. A principios de decenio de 1870 se ampliaron
considerablemente los servicios federales de educación. Esos servicios se
centraron en la asimilación y en la educación para suprimir las costumbres
aborígenes. Se crearon escuelas en régimen de internado fuera de las
reservas para educar y promover la asimilación entre los indios. A los
estudiantes que asistían a escuelas federales internas y externas se les
prohibió hablar su propio idioma, se les obligó a cortarse el pelo y a
rechazar su cultura y patrimonio indios de acuerdo con la política de
asimilación.
849. La Ley resuelve los conflictos entre los gobiernos federal, estatales y
tribales en forma tal que los gobiernos tribales tienen jurisdicción primaria
sobre la colocación de niños indígenas americanos. La Ley concede a los
tribunales de las tribus la autoridad inicial en materia de colocación de los
niños indígenas americanos y pide una confianza total en las leyes y las
decisiones de los tribunales de las tribus indias en cuestiones relacionadas
con la colocación de los niños. La Ley autoriza también al gobierno federal
a que conceda subvenciones a las tribus y las organizaciones tribales para
que establezcan códigos tribales y programas de desarrollo familiar tanto
dentro como fuera de las reservas indígenas americanas.
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Anexo I
ABREVIATURAS
Cir. Circuito
cl. cláusula
Anexo II
GLOSARIO
causa probable: causa razonable para creer algo, existencia de más pruebas a
favor que en contra, motivo razonable para creer en la existencia de hechos
que justifican las actuaciones objeto de queja (orden de detención, acta de
acusación, detención)
falta: infracción no grave, que suele dar lugar a una multa o a una pena de
arresto menor
fianza: en una causa penal, prenda dada para conseguir la liberación de una
persona detenida; la prenda, a menudo dinero, es conservada por el tribunal
si el acusado no comparece en el momento que se designe o abandona la
jurisdicción del tribunal
moción: solicitud formulada a un tribunal o juez para que emita una decisión
u orden en favor del solicitante
orden de detención: orden escrita emitida en nombre del Estado sobre la base
de una denuncia, y dirigida a un funcionario de la autoridad para que detenga
a una persona y la haga comparecer ante un magistrado
orden de suspensión: orden emitida por un tribunal, que prohíbe a una parte
la realización de algún acto o le obliga a suspender algo
pequeño jurado: jurado ordinario que, a diferencia del gran jurado, consta
normalmente de 6 a 12 personas, y decide cuestiones de hecho en juicios
civiles y penales
sentencia sumaria: moción de una parte en una acción civil en la que se pide
al tribunal que determine la inexistencia de cuestiones de hecho y la
prevalencia de derecho de las pretensiones de la parte
testigo material: persona que puede hacer una declaración que nadie o casi
nadie más puede hacer, como la víctima o un testigo ocular
Anexo III
en sesión ejecutiva
2 de abril de 1992
5) Los Estados Unidos entienden que este Pacto será aplicado por el
Gobierno federal en la medida en que tiene atribuciones legislativas y
judiciales en las materias de que se trata, y en otros casos por las
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