Comentario de Un Fragmento de Nada Carmen Laforet

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Comentario de un fragmento de

Nada de Carmen Laforet


- marzo 27, 2011

-Acércate, hijita, acércate —me dijo—, tengo que explicarte algo... Tengo interés de que sepas que
tu tía es incapaz de hacer nada malo o indecoroso.

-Ya lo sé. No lo he dudado nunca.

-Gracias, hija, ¿no has creído las calumnias de Juan?

-¡Ah!..., ¿que anoche no estabas en Misa del Gallo? —contuve las ganas de sonreírme—. No. ¿Por
qué no ibas a estar? Además, a mí eso no me parece importante.

Se removió inquieta.

-Me es muy difícil explicarte, pero...

Su voz venía cargada de agua, como las nubes hinchadas de primavera. Me resultaba
insoportable otra nueva escena, y toqué su brazo con las puntas de mis dedos.

-No quiero que me expliques nada. No creo que tengas que darme cuenta de tus actos, tía. Y si te
sirve de algo, te diré que creo imposible cualquier cosa poco moral que me dijeran de ti.

Ella me miró, aleteándole los ojos castaños bajo la visera del paño mojado que llevaba en la
cabeza.
-Me voy a marchar muy pronto de esta casa, hija —dijo con voz vacilante—. Mucho más pronto de
lo que nadie se imagina. Entonces resplandecerá mi verdad.

Traté de imaginarme lo que sería la vida sin tía Angustias, los horizontes que se me podrían
abrir... Ella no me dejó.

-Ahora, Andrea, escúchame —había cambiado de tono—; si has regalado ese pañuelo tienes que
pedir que te lo devuelvan.

-¿Por qué? Era mío.

-Porque yo te lo mando.

Me sonreí un poco, pensando en los contrastes de aquella mujer.

-No puedo hacer eso. No haré esa estupidez.

Algo ronco le subía a Angustias por la garganta, como a un gato el placer. Se incorporó en la
cama, quitándose de la frente el pañuelo humedecido.

-¿Te atreverías a jurar que lo has regalado?

-¡Claro que sí! ¡Por Dios!

Yo estaba aburrida y desesperada de aquel asunto.

-Se lo he regalado a una compañera de la universidad.

-Piensa que juras en falso.

-¿No te das cuenta, tía, que todo esto llega a ser ridículo? Digo la verdad. ¿Quién te ha metido en
la cabeza que Gloria me lo quitó?
-Me lo aseguró tu tío Román, hija —se volvió a tender, lacia, sobre la almohada—, que Dios le
perdone si ha dicho una mentira. Me dijo que él había visto a Gloria vendiendo tu pañuelo en una
tienda de antigüedades; por eso fui yo a registrar la maleta esta mañana.

Me quedé perpleja, como si hubiera metido mis manos en algo sucio, sin saber qué hacer ni qué
decir.

Terminé el día de Navidad en mi cuarto, entre aquella fantasía de muebles en el crepúsculo. Yo


estaba sentada sobre la cama turca, envuelta en la manta, con la cabeza apoyada sobre las
rodillas dobladas.

Fuera, en las tiendas, se trenzarían chorros de luz y la gente iría cargada de paquetes. Los
belenes armados con todo su aparato de pastores y ovejas estarían encendidos. Cruzarían las
calles, bombones, ramos de flores, cestas adornadas, felicitaciones y regalos.

RESUMEN.

Angustias se encuentra en la cama recuperándose de los golpes que le propinó su hermano


Juan y manda llamar a Andrea para defenderse de las acusaciones –que no había asistido a
la misa del Gallo, sino que se había reunido con su amante, don Jerónimo- que su hermano le
lanzó en medio de una discusión a propósito de la desaparición de un pañuelo de Andrea.
Esta no quiere oír explicaciones observando el aprieto que supone para su tía hablar de ese
asunto. Sin embargo, Angustias, cambiando de tono, le exige que recupere ese pañuelo como
prueba de que no es Gloria la ladrona, pues según el testimonio de Román, éste la ha visto
venderlo en una tienda. Al saber el origen de este incidente, Andrea siente invadida su
intimidad. Pasa la tarde de Navidad sola en su habitación, mientras piensa lo feliz que será la
gente esa tarde.
ESQUEMA.

-Conversación entre Angustias y Andrea la mañana de Navidad que gira en torno a dos
asuntos:

-El primero es comentar una riña familiar que hubo la noche anterior:

-Angustias desea defenderse de la acusación de su hermano Juan de que no


había asistido a la misa del Gallo, sino a un encuentro furtivo con su amante.

-Andrea, viendo el aprieto de su tía, intenta calmarla al afirmar que no creyó tales
acusaciones y, que en todo caso, no le debe ninguna explicación.

-El segundo tema es aclarar la desaparición de un pañuelo de la maleta de Andrea, que


poseía un valor sentimental importante.

-Angustias cree que la prenda ha sido robada por Gloria, porque Román ha
afirmado haberla visto vender el pañuelo en una tienda. Andrea dejó claro la
noche anterior que lo había regalado, pero su tía le exige que lo recupere para
demostrar que es verdad.
-Andrea le replica que no se lo piensa pedir a la persona que se lo obsequió –Ena-,
porque le parece ridículo. Y al saber que todo es invención de Román, se queda
paralizada.

-Andrea pasa la tarde de Navidad sola en su habitación dando vueltas a los incidentes
anteriores contrastando su desamparo con la animación, que imagina, de la gente alegre por
las calles de Barcelona.

COMENTARIO CRÍTICO.

ESTRUCTURA EXTERNA.

El texto es un fragmento en prosa de la novela Nada de Carmen Laforet. En el texto


predomina el diálogo, la descripción, sobre todo en la última parte, de la línea 37 hasta el
final, y la narración.

ESTRUCTURA INTERNA.

Líneas 1 a la 18. Intento de Angustias de explicar a Andrea una acusación que le realizó su
hermano Juan relacionada con la noche anterior por no asistir a la misa de El Gallo. Andrea le
replica que no tiene por qué dar explicación de su conducta.
Líneas 19 a la 38. Petición de Angustias a Andrea para que recupere el pañuelo que ha
regalado, a lo cual se niega. La tía insiste en su recuperación porque su tío Román asegura
que vio a Gloria venderlo.

Líneas 39 hasta el final. Descripción de cómo pasa sola y meditabunda la protagonista la


tarde de Navidad, mientras se imagina lo feliz que estará la gente ese día.

TEMA.

-Entrevista de Angustias con Andrea para aclarar una acusación inmoral que le realizó su
hermano Juan y pedirle también que recupere un pañuelo.

-Soledad y tristeza de Andrea la tarde de Navidad al reflexionar sobre la mezquindad y el


odio que mutuamente se muestran sus tíos.

INTENCIONALIDAD Y ACTITUD.

El episodio, dentro del conjunto de la narración, persigue mostrar lo desamparada que se


encuentra la protagonista un día tan especial y de tanta alegría como es el día de Navidad.
Está sola en el mundo, en la habitación destartalada de la casa de unos familiares que
muestran poco interés por ella, al tiempo que descubre lo miserables que son. Pues, por una
parte, la invención del robo por Román acusando sin pruebas a Gloria demuestra su falta de
escrúpulos e inmoralidad; y por otra, se percata de que no disfruta de intimidad. Ya sabe que
Gloria le coge prestada su ropa interior, pero lo que no podía sospechar es que Román
también hurgara en sus pertenencias con tanta frecuencia como para saber que el pañuelo
había desaparecido y, al mismo tiempo, saber que Gloria revolvía sus cosas.

La actitud de la autora es completamente subjetiva: hay una identificación de la narradora


con la protagonista. Pero es que además, la visión que la narradora da es la percepción
particular de Andrea, que pasa por la vida como una sombra, como si no fuera reamente ella
quien vive, sufre las circunstancias calamitosas que le tocan vivir. Lo que se cuenta, lo que se
describe, es la percepción impresionista de la protagonista.

TIPO DE TEXTO.

El fragmento pertenece a una novela. Como texto narrativo nos encontramos con los
elementos propios de este tipo de discurso. Una narradora que cuenta en primera persona
los hechos que protagoniza, aunque muchas veces el papel de Andrea corresponde más al
del narrador testigo u observador, sobre todo cuando cuenta el comportamiento de sus
familiares.

La acción son los hechos que protagoniza o las experiencias que vive Andrea -personaje-
durante el año que pasa en Barcelona -espacio. El tiempo externo, o cronológico, es el año
que pasa la protagonista inmediatamente después de la Guerra Civil. El tiempo interno de los
acontecimientos no está distorsionado y discurre en una secuencia lineal en la que se sitúan
los hechos con una estructura clásica de planteamiento, nudo y desenlace.

A parte del discurso narrativo, en la novela nos encontramos con otros que son propios del
género: diálogo y descripciones -muy abundantes en el texto, muchas de ellas impresionistas
y expresionistas.
VALORACIÓN OBJETIVA.

El texto es fundamentalmente un diálogo, con unas intervenciones que reflejan muy bien la
personalidad de la tía y la relación que Andrea mantiene con ella. Angustias, una mujer con
dignidad -según sus propias palabras, solo las mujeres de la casa han sabido serlo- no puede
permitir pasar por alto las acusaciones de Juan de no haber ido a misa y de haber estado con
un hombre. No las puede dejar pasar porque ella se ha autoerigido en la instructora moral de
la chica y está dispuesta a desmentir las afirmaciones de su hermano.

Y Andrea, sutilmente, casi con cierta empatía, no desea verla en la tesitura de humillarla para
que dé explicaciones.

Con este pasaje se pone de manifiesto la contradicción del personaje de Angustias: Andrea
intenta comprenderla, perdonarla; mas ella, a continuación, cambiando repentinamente de
tono, exige explicaciones de conductas personales a Andrea. Es la contradicción del
personaje: por una parte, la mujer representa el papel de la rectitud moral y la altivez de la
clase social alta; por otra, secretamente es capaz de mantener una relación secreta con su
jefe, a consecuencia de la cual la esposa de éste ha enloquecido. La decisión de Angustias
de meterse monja es la solución de la época a ese conflicto.

VALORACIÓN SUBJETIVA.

De manera sutil la autora va aportando notas que definen los personajes y el ambiente en el
que se desenvuelve la vida de la protagonista. El título de la novela, resumen de muchas
vivencias de la protagonista, también nos sirve en este fragmento. Andrea no tiene nada, ni
intimidad. Sus escasas pertenencias están a mano de Román, de Gloria. Como tampoco
dispone de una habitación que la proteja: no puede cerrarse con llave, el teléfono de la familia
está en su cuarto... Sin embargo, el dolor de Andrea no se amplifica ni se explicita en la
narración, como si Andrea no se mereciera el papel de protagonista incluso cuando sufre. Es
el lector el que debe sentir al meterse en el personaje y reflexionar sobre la manera que esas
vivencias dejarían huella en cualquiera. Andrea ya sabía que Román era un descarado porque
le había sorprendido leyendo la correspondencia que mantenía su hermana Angustias con su
amante, pero no podía imaginarse que pudiera controlar con tanto detalle sus pertenencias.
Como inimaginable es que pudiera enredar y maquinar lo del robo solo para dañar a Gloria y
enemistarla con su marido y con los demás.

TÉCNICA NARRATIVA DE LA OBRA Y APLICACIÓN RAZONADA DE SUS ELEMENTOS AL


TEXTO.

Hay una coincidencia entre narrador y protagonista, por lo cual la narración se hace en
primera persona, aunque se alterna con la tercera en muchas ocasiones, porque Andrea no
es la protagonista, sino una mera observadora o testigo de lo que sucede a su alrededor. El
fragmento, que reproduce una conversación de la protagonista con su tía, es un diálogo y
predomina el uso de la primera persona: Terminé el día de Navidad... Traté de imaginarme...

La secuencia de hechos narrados se integra en un orden temporal lineal, con la estructura


clásica de planteamiento, nudo y desenlace. En alguna ocasión encontramos alguna
analepsis, cuando le cuenta Gloria cómo conoció a Juan, prolepsis, cuando la abuela la
confunde con Gloria la noche en que llegó Andrea.

En cuanto al tiempo externo o época en la que está ambientada la novela, aunque no se


precisa exactamente, por referencias y problemas sociales reflejados, la podemos situar en
los años inmediatos al fin de la Guerra Civil. El paso del tiempo se concreta en cada capítulo;
en el fragmento, el día de Navidad, por lo que el fragmento pertenece a la primera parte de
las tres en que se divide.

El espacio donde se desarrollan los acontecimientos es una casa, en otros tiempos grande y
espléndida, en la novela decrépita y en estado de descomposición, y en Barcelona; es una
novela urbana, no muy abundantes en la novela de posguerra. No obstante, el espacio no
tiene un protagonismo especial, sirve para reflejar la preocupación, la desesperación de la
protagonista. En el fragmento se puede observar la contraposición de los dos espacios: el
interior de la casa, triste, y el alegre de las calles animadas de Barcelona el día de Navidad.
Los espacios y los ambientes sirven para profundizar en los estados anímicos de la
protagonista.

Los personajes corresponden a dos mundos diferentes: el de la burguesía arruinada, venida a


menos, que pasa hambre a consecuencia de la crisis, mundo al que pertenece Andrea; y el de
la burguesía triunfadora, mercantil e industrial, que gracias a los conflictos bélicos ha logrado
enriquecerse, mundo al que pertenece la familia de Ena. La miseria de los primeros no solo
es material, sino también espiritual. No puede pasas desapercibido la inmoralidad del
comportamiento de los tíos: Angustias que está preparando su salida de la casa y de la
sociedad para meterse monja y no prolongar la relación emocional que mantiene con un
hombre casado; y la de Román, capaz de inventarse las mayores mentiras simplemente para
gozar viendo como regaña su hermano con su mujer.

ESTILO DE LA OBRA Y APLICACIÓN RAZONADA DE SUS ELEMENTOS AL TEXTO.

El estilo de la obra es aparentemente sencillo, directo y muy vivo, características que no son
normales en la prosa de los años cuarenta, más bien con un estilo grandilocuente, extenso y
farragoso a veces, o tremendista. El fragmento se desarrolla sobre todo con un diálogo entre
Andrea y Angustias. Los parlamentos reflejan la personalidad y la edad de los personajes.

Junto a esos diálogos encontramos descripciones. Estas últimas sobre todo son
impresionistas. Las podemos ver a partir de la línea 42. Resalta de los objetos o cosas que
describe la luz o el efecto de movimiento: Fuera, en las tiendas, se trenzarían chorros de luz y la
gente iría cargada de paquetes. Los belenes armados con todo su aparato de pastores y ovejas
estarían encendidos. Cruzarían las calles, bombones, ramos de flores, cestas adornadas,
felicitaciones y regalos. Ese movimiento y alegría, esa luz que piensa que hay fuera, en el exterior,
en las calles de Barcelona, es lo que le falta a ella: en una habitación a obscuras, llena de muebles
inservibles, donde se encuentra paralizada, apoyada sobre sus rodillas en la cama, y sintiéndose
muy desgraciada.

Por otra parte, los recursos literarios que encontramos son propios de las descripciones.
Bastantes símiles: Algo ronco le subía a Angustias por la garganta, como a un gato el placer. Su
voz venía cargada de agua, como las nubes hinchadas de primavera. Me quedé perpleja.
Metáforas: su voz venía cargada de agua, anegada en sollozos, imprecisa, titubeante a la hora de
proporcionar una explicación. ...se trenzarían chorros de luz,... metáfora impresionista, las luces
de los comercios iluminarían las calles, cruzándose unas con otras. La enumeración final,
también de tipo impresionista, de la animación de las calles, a través de metonimias -relación de
contigüidad: el objeto que es llevado por una persona en sus manos-, como si los bombones,
ramos de flores, cestas... tuvieran vida misma y caminaran por las aceras.

Este tipo de recursos y, sobre todo, la sensibilidad y lirismo que despiertan, transmite un aire
poético a muchas líneas de la novela, que van muy bien para reflejar las experiencias emotivas
por las que pasa Andrea.

mentario de un fragmento de Nada


de Carmen Laforet
- marzo 27, 2011

-Acércate, hijita, acércate —me dijo—, tengo que explicarte algo... Tengo interés de que sepas que
tu tía es incapaz de hacer nada malo o indecoroso.
-Ya lo sé. No lo he dudado nunca.

-Gracias, hija, ¿no has creído las calumnias de Juan?

-¡Ah!..., ¿que anoche no estabas en Misa del Gallo? —contuve las ganas de sonreírme—. No. ¿Por
qué no ibas a estar? Además, a mí eso no me parece importante.

Se removió inquieta.

-Me es muy difícil explicarte, pero...

Su voz venía cargada de agua, como las nubes hinchadas de primavera. Me resultaba
insoportable otra nueva escena, y toqué su brazo con las puntas de mis dedos.

-No quiero que me expliques nada. No creo que tengas que darme cuenta de tus actos, tía. Y si te
sirve de algo, te diré que creo imposible cualquier cosa poco moral que me dijeran de ti.

Ella me miró, aleteándole los ojos castaños bajo la visera del paño mojado que llevaba en la
cabeza.

-Me voy a marchar muy pronto de esta casa, hija —dijo con voz vacilante—. Mucho más pronto de
lo que nadie se imagina. Entonces resplandecerá mi verdad.

Traté de imaginarme lo que sería la vida sin tía Angustias, los horizontes que se me podrían
abrir... Ella no me dejó.

-Ahora, Andrea, escúchame —había cambiado de tono—; si has regalado ese pañuelo tienes que
pedir que te lo devuelvan.

-¿Por qué? Era mío.

-Porque yo te lo mando.
Me sonreí un poco, pensando en los contrastes de aquella mujer.

-No puedo hacer eso. No haré esa estupidez.

Algo ronco le subía a Angustias por la garganta, como a un gato el placer. Se incorporó en la
cama, quitándose de la frente el pañuelo humedecido.

-¿Te atreverías a jurar que lo has regalado?

-¡Claro que sí! ¡Por Dios!

Yo estaba aburrida y desesperada de aquel asunto.

-Se lo he regalado a una compañera de la universidad.

-Piensa que juras en falso.

-¿No te das cuenta, tía, que todo esto llega a ser ridículo? Digo la verdad. ¿Quién te ha metido en
la cabeza que Gloria me lo quitó?

-Me lo aseguró tu tío Román, hija —se volvió a tender, lacia, sobre la almohada—, que Dios le
perdone si ha dicho una mentira. Me dijo que él había visto a Gloria vendiendo tu pañuelo en una
tienda de antigüedades; por eso fui yo a registrar la maleta esta mañana.

Me quedé perpleja, como si hubiera metido mis manos en algo sucio, sin saber qué hacer ni qué
decir.

Terminé el día de Navidad en mi cuarto, entre aquella fantasía de muebles en el crepúsculo. Yo


estaba sentada sobre la cama turca, envuelta en la manta, con la cabeza apoyada sobre las
rodillas dobladas.
Fuera, en las tiendas, se trenzarían chorros de luz y la gente iría cargada de paquetes. Los
belenes armados con todo su aparato de pastores y ovejas estarían encendidos. Cruzarían las
calles, bombones, ramos de flores, cestas adornadas, felicitaciones y regalos.

RESUMEN.

Angustias se encuentra en la cama recuperándose de los golpes que le propinó su hermano


Juan y manda llamar a Andrea para defenderse de las acusaciones –que no había asistido a
la misa del Gallo, sino que se había reunido con su amante, don Jerónimo- que su hermano le
lanzó en medio de una discusión a propósito de la desaparición de un pañuelo de Andrea.
Esta no quiere oír explicaciones observando el aprieto que supone para su tía hablar de ese
asunto. Sin embargo, Angustias, cambiando de tono, le exige que recupere ese pañuelo como
prueba de que no es Gloria la ladrona, pues según el testimonio de Román, éste la ha visto
venderlo en una tienda. Al saber el origen de este incidente, Andrea siente invadida su
intimidad. Pasa la tarde de Navidad sola en su habitación, mientras piensa lo feliz que será la
gente esa tarde.

ESQUEMA.

-Conversación entre Angustias y Andrea la mañana de Navidad que gira en torno a dos
asuntos:
-El primero es comentar una riña familiar que hubo la noche anterior:

-Angustias desea defenderse de la acusación de su hermano Juan de que no


había asistido a la misa del Gallo, sino a un encuentro furtivo con su amante.

-Andrea, viendo el aprieto de su tía, intenta calmarla al afirmar que no creyó tales
acusaciones y, que en todo caso, no le debe ninguna explicación.

-El segundo tema es aclarar la desaparición de un pañuelo de la maleta de Andrea, que


poseía un valor sentimental importante.

-Angustias cree que la prenda ha sido robada por Gloria, porque Román ha
afirmado haberla visto vender el pañuelo en una tienda. Andrea dejó claro la
noche anterior que lo había regalado, pero su tía le exige que lo recupere para
demostrar que es verdad.

-Andrea le replica que no se lo piensa pedir a la persona que se lo obsequió –Ena-,


porque le parece ridículo. Y al saber que todo es invención de Román, se queda
paralizada.

-Andrea pasa la tarde de Navidad sola en su habitación dando vueltas a los incidentes
anteriores contrastando su desamparo con la animación, que imagina, de la gente alegre por
las calles de Barcelona.
COMENTARIO CRÍTICO.

ESTRUCTURA EXTERNA.

El texto es un fragmento en prosa de la novela Nada de Carmen Laforet. En el texto


predomina el diálogo, la descripción, sobre todo en la última parte, de la línea 37 hasta el
final, y la narración.

ESTRUCTURA INTERNA.

Líneas 1 a la 18. Intento de Angustias de explicar a Andrea una acusación que le realizó su
hermano Juan relacionada con la noche anterior por no asistir a la misa de El Gallo. Andrea le
replica que no tiene por qué dar explicación de su conducta.

Líneas 19 a la 38. Petición de Angustias a Andrea para que recupere el pañuelo que ha
regalado, a lo cual se niega. La tía insiste en su recuperación porque su tío Román asegura
que vio a Gloria venderlo.

Líneas 39 hasta el final. Descripción de cómo pasa sola y meditabunda la protagonista la


tarde de Navidad, mientras se imagina lo feliz que estará la gente ese día.

TEMA.

-Entrevista de Angustias con Andrea para aclarar una acusación inmoral que le realizó su
hermano Juan y pedirle también que recupere un pañuelo.
-Soledad y tristeza de Andrea la tarde de Navidad al reflexionar sobre la mezquindad y el
odio que mutuamente se muestran sus tíos.

INTENCIONALIDAD Y ACTITUD.

El episodio, dentro del conjunto de la narración, persigue mostrar lo desamparada que se


encuentra la protagonista un día tan especial y de tanta alegría como es el día de Navidad.
Está sola en el mundo, en la habitación destartalada de la casa de unos familiares que
muestran poco interés por ella, al tiempo que descubre lo miserables que son. Pues, por una
parte, la invención del robo por Román acusando sin pruebas a Gloria demuestra su falta de
escrúpulos e inmoralidad; y por otra, se percata de que no disfruta de intimidad. Ya sabe que
Gloria le coge prestada su ropa interior, pero lo que no podía sospechar es que Román
también hurgara en sus pertenencias con tanta frecuencia como para saber que el pañuelo
había desaparecido y, al mismo tiempo, saber que Gloria revolvía sus cosas.

La actitud de la autora es completamente subjetiva: hay una identificación de la narradora


con la protagonista. Pero es que además, la visión que la narradora da es la percepción
particular de Andrea, que pasa por la vida como una sombra, como si no fuera reamente ella
quien vive, sufre las circunstancias calamitosas que le tocan vivir. Lo que se cuenta, lo que se
describe, es la percepción impresionista de la protagonista.

TIPO DE TEXTO.

El fragmento pertenece a una novela. Como texto narrativo nos encontramos con los
elementos propios de este tipo de discurso. Una narradora que cuenta en primera persona
los hechos que protagoniza, aunque muchas veces el papel de Andrea corresponde más al
del narrador testigo u observador, sobre todo cuando cuenta el comportamiento de sus
familiares.

La acción son los hechos que protagoniza o las experiencias que vive Andrea -personaje-
durante el año que pasa en Barcelona -espacio. El tiempo externo, o cronológico, es el año
que pasa la protagonista inmediatamente después de la Guerra Civil. El tiempo interno de los
acontecimientos no está distorsionado y discurre en una secuencia lineal en la que se sitúan
los hechos con una estructura clásica de planteamiento, nudo y desenlace.

A parte del discurso narrativo, en la novela nos encontramos con otros que son propios del
género: diálogo y descripciones -muy abundantes en el texto, muchas de ellas impresionistas
y expresionistas.

VALORACIÓN OBJETIVA.

El texto es fundamentalmente un diálogo, con unas intervenciones que reflejan muy bien la
personalidad de la tía y la relación que Andrea mantiene con ella. Angustias, una mujer con
dignidad -según sus propias palabras, solo las mujeres de la casa han sabido serlo- no puede
permitir pasar por alto las acusaciones de Juan de no haber ido a misa y de haber estado con
un hombre. No las puede dejar pasar porque ella se ha autoerigido en la instructora moral de
la chica y está dispuesta a desmentir las afirmaciones de su hermano.

Y Andrea, sutilmente, casi con cierta empatía, no desea verla en la tesitura de humillarla para
que dé explicaciones.

Con este pasaje se pone de manifiesto la contradicción del personaje de Angustias: Andrea
intenta comprenderla, perdonarla; mas ella, a continuación, cambiando repentinamente de
tono, exige explicaciones de conductas personales a Andrea. Es la contradicción del
personaje: por una parte, la mujer representa el papel de la rectitud moral y la altivez de la
clase social alta; por otra, secretamente es capaz de mantener una relación secreta con su
jefe, a consecuencia de la cual la esposa de éste ha enloquecido. La decisión de Angustias
de meterse monja es la solución de la época a ese conflicto.

VALORACIÓN SUBJETIVA.

De manera sutil la autora va aportando notas que definen los personajes y el ambiente en el
que se desenvuelve la vida de la protagonista. El título de la novela, resumen de muchas
vivencias de la protagonista, también nos sirve en este fragmento. Andrea no tiene nada, ni
intimidad. Sus escasas pertenencias están a mano de Román, de Gloria. Como tampoco
dispone de una habitación que la proteja: no puede cerrarse con llave, el teléfono de la familia
está en su cuarto... Sin embargo, el dolor de Andrea no se amplifica ni se explicita en la
narración, como si Andrea no se mereciera el papel de protagonista incluso cuando sufre. Es
el lector el que debe sentir al meterse en el personaje y reflexionar sobre la manera que esas
vivencias dejarían huella en cualquiera. Andrea ya sabía que Román era un descarado porque
le había sorprendido leyendo la correspondencia que mantenía su hermana Angustias con su
amante, pero no podía imaginarse que pudiera controlar con tanto detalle sus pertenencias.
Como inimaginable es que pudiera enredar y maquinar lo del robo solo para dañar a Gloria y
enemistarla con su marido y con los demás.

TÉCNICA NARRATIVA DE LA OBRA Y APLICACIÓN RAZONADA DE SUS ELEMENTOS AL


TEXTO.

Hay una coincidencia entre narrador y protagonista, por lo cual la narración se hace en
primera persona, aunque se alterna con la tercera en muchas ocasiones, porque Andrea no
es la protagonista, sino una mera observadora o testigo de lo que sucede a su alrededor. El
fragmento, que reproduce una conversación de la protagonista con su tía, es un diálogo y
predomina el uso de la primera persona: Terminé el día de Navidad... Traté de imaginarme...

La secuencia de hechos narrados se integra en un orden temporal lineal, con la estructura


clásica de planteamiento, nudo y desenlace. En alguna ocasión encontramos alguna
analepsis, cuando le cuenta Gloria cómo conoció a Juan, prolepsis, cuando la abuela la
confunde con Gloria la noche en que llegó Andrea.

En cuanto al tiempo externo o época en la que está ambientada la novela, aunque no se


precisa exactamente, por referencias y problemas sociales reflejados, la podemos situar en
los años inmediatos al fin de la Guerra Civil. El paso del tiempo se concreta en cada capítulo;
en el fragmento, el día de Navidad, por lo que el fragmento pertenece a la primera parte de
las tres en que se divide.

El espacio donde se desarrollan los acontecimientos es una casa, en otros tiempos grande y
espléndida, en la novela decrépita y en estado de descomposición, y en Barcelona; es una
novela urbana, no muy abundantes en la novela de posguerra. No obstante, el espacio no
tiene un protagonismo especial, sirve para reflejar la preocupación, la desesperación de la
protagonista. En el fragmento se puede observar la contraposición de los dos espacios: el
interior de la casa, triste, y el alegre de las calles animadas de Barcelona el día de Navidad.
Los espacios y los ambientes sirven para profundizar en los estados anímicos de la
protagonista.

Los personajes corresponden a dos mundos diferentes: el de la burguesía arruinada, venida a


menos, que pasa hambre a consecuencia de la crisis, mundo al que pertenece Andrea; y el de
la burguesía triunfadora, mercantil e industrial, que gracias a los conflictos bélicos ha logrado
enriquecerse, mundo al que pertenece la familia de Ena. La miseria de los primeros no solo
es material, sino también espiritual. No puede pasas desapercibido la inmoralidad del
comportamiento de los tíos: Angustias que está preparando su salida de la casa y de la
sociedad para meterse monja y no prolongar la relación emocional que mantiene con un
hombre casado; y la de Román, capaz de inventarse las mayores mentiras simplemente para
gozar viendo como regaña su hermano con su mujer.

ESTILO DE LA OBRA Y APLICACIÓN RAZONADA DE SUS ELEMENTOS AL TEXTO.

El estilo de la obra es aparentemente sencillo, directo y muy vivo, características que no son
normales en la prosa de los años cuarenta, más bien con un estilo grandilocuente, extenso y
farragoso a veces, o tremendista. El fragmento se desarrolla sobre todo con un diálogo entre
Andrea y Angustias. Los parlamentos reflejan la personalidad y la edad de los personajes.

Junto a esos diálogos encontramos descripciones. Estas últimas sobre todo son
impresionistas. Las podemos ver a partir de la línea 42. Resalta de los objetos o cosas que
describe la luz o el efecto de movimiento: Fuera, en las tiendas, se trenzarían chorros de luz y la
gente iría cargada de paquetes. Los belenes armados con todo su aparato de pastores y ovejas
estarían encendidos. Cruzarían las calles, bombones, ramos de flores, cestas adornadas,
felicitaciones y regalos. Ese movimiento y alegría, esa luz que piensa que hay fuera, en el exterior,
en las calles de Barcelona, es lo que le falta a ella: en una habitación a obscuras, llena de muebles
inservibles, donde se encuentra paralizada, apoyada sobre sus rodillas en la cama, y sintiéndose
muy desgraciada.

Por otra parte, los recursos literarios que encontramos son propios de las descripciones.
Bastantes símiles: Algo ronco le subía a Angustias por la garganta, como a un gato el placer. Su
voz venía cargada de agua, como las nubes hinchadas de primavera. Me quedé perpleja.
Metáforas: su voz venía cargada de agua, anegada en sollozos, imprecisa, titubeante a la hora de
proporcionar una explicación. ...se trenzarían chorros de luz,... metáfora impresionista, las luces
de los comercios iluminarían las calles, cruzándose unas con otras. La enumeración final,
también de tipo impresionista, de la animación de las calles, a través de metonimias -relación de
contigüidad: el objeto que es llevado por una persona en sus manos-, como si los bombones,
ramos de flores, cestas... tuvieran vida misma y caminaran por las aceras.
Este tipo de recursos y, sobre todo, la sensibilidad y lirismo que despiertan, transmite un aire
poético a muchas líneas de la novela, que van muy bien para reflejar las experiencias emotivas
por las que pasa Andrea.

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