Plaxis - Coeficiente Seguridad - Sfriso
Plaxis - Coeficiente Seguridad - Sfriso
Plaxis - Coeficiente Seguridad - Sfriso
RESUMEN
INTRODUCCIÓN
La aparición de programas de elementos finitos orientados a geotecnia práctica, como Plaxis (Vermeer
1998) y FLAC (Cundall 2000), produjo una serie de cambios en las técnicas de diseño y verificación de
obras geotécnicas. Para muchos problemas, especialmente aquellos en los que hay una fuerte interacción
suelo-estructura, los métodos numéricos han demostrado ser superiores a los analíticos porque permiten
predecir mejor la respuesta del terreno en situaciones alejadas tanto de la falla como de la respuesta
elástico-lineal.
Los códigos de diseño exigen la verificación de la seguridad de las construcciones y establecen
coeficientes de seguridad para distintos elementos estructurales. Por ejemplo, para bases aisladas
frecuentemente se exige que el coeficiente de seguridad – capacidad de carga Qu sobre carga aplicada P –
sea F=Qu/P=3. Una base aislada que tiene un coeficiente de seguridad F=3.0 cuando se la calcula con la
fórmula de Brinch Hansen, tiene un coeficiente F=1.5 cuando se la calcula con un programa de elementos
finitos.¿Porqué son diferentes estos dos coeficientes de seguridad? La respuesta es simple: los
coeficientes de seguridad son diferentes porque el coeficiente de seguridad depende de la fórmula que se
emplea para hacer el cálculo. La comparación entre coeficientes de seguridad calculados con
procedimientos diferentes es un error conceptual muy común en las oficinas de ingeniería, potenciado
desde la aparición de programas de cálculo numérico.
Este artículo tiene dos objetivos: i) justificar la diferencia entre coeficientes de seguridad calculados
con métodos analíticos y numéricos; y ii) sugerir un criterio que permita calcular el coeficiente de
seguridad numérico equivalente a un coeficiente de seguridad analítico dado y viceversa.
EL CRITERIO DE MOHR-COULOMB
Cuando se dibuja el resultado de ensayos de resistencia al corte en el diagrama τ-σ, se observa que los
suelos tienen una curva de resistencia intrínseca (CRI) que, en general, es una curva continua y convexa
que podría ser expresada por una ecuación de la forma
s = f [σ n ] (1)
donde s es la resistencia al corte y σn es la tensión normal en el plano de falla. En el caso general en que
la CRI es curva pero el intervalo de tensiones en la que será aplicado es reducido, la ec. (1) puede
expresarse de manera aproximada por una serie de Taylor
s = f [σ n ] ≃ a0 + a1 ⋅ σ n + O σ n2 (2)
donde a0 y a1 son dos coeficientes y O es el error de truncamiento de la serie. La ec. (2) es empleada
desde hace décadas en todas las aplicaciones de la geotecnia práctica con una notación ligeramente
diferente, de la forma
s = c + tan [φ ] ⋅ σ n (3)
en donde se ha cambiado el nombre de las constantes a0 por c y de a1 por tan[φ] . Por construcción, es
evidente que la constante c de la ec. (3) no tiene significado físico alguno y que es meramente la ordenada
al origen de la recta tangente a la CRI en σn. Esta crítica puede repetirse, sin ninguna diferencia
conceptual, para la otra constante tan[φ] .
El hecho de que la ec. (3) sea utilizada de manera universal en lugar de la ec. (1) se debe
simplemente a que la teoría de la plasticidad no ofrece soluciones analíticas para casos complejos de la
ec. (1) pero tiene numerosas aplicaciones para la ec. (3), como las fórmulas de empuje activo y pasivo, de
capacidad de carga y de estabilidad de taludes.
Se definen como suelos puramente cohesivos a aquellos que tienen una CRI que, dentro del intervalo de
análisis, se ajusta con a0=su y a1=0; como suelos puramente friccionales a aquellos que se ajustan con
a0=0 kPa y a1=tan[φ] con φ constante; y como suelos con cohesión y fricción a aquellos que tienen una
CRI que, se ajusta con a0=c y a1=tan[φ] con φ constante.
En este contexto, no tiene ningún interés que el comportamiento cohesivo sea el resultado de lo que
se conoce tradicionalmente como “condición no drenada”, producto de cementación o debido a cualquier
otra causa. Tampoco tiene interés si el material tiene efectivamente φ constante o no. Debe notarse que la
exigencia de que φ sea constante está dada únicamente por las limitaciones de las soluciones analíticas
disponibles de la teoría de la plasticidad y no por cuestiones teóricas relacionadas con el comportamiento
real o teórico de los suelos. De hecho, para un programa de elementos finitos es prácticamente indistinto
que la resistencia de los suelos esté expresada por la ec. (1) o por la ec. (3). Si la ec. (3) se emplea con
más frecuencia que la ec. (1) en los programas de elementos finitos es únicamente debido a que los
ingenieros geotécnicos sólo definen los parámetros resistentes c y φ en sus ensayos de rutina.
( ) ( )
φmob = 2 atan 1 + ( Nφ − 1) F − π 4 = 2 atan 1 + ( 3 − 1) 2 − π 4 = 19.5° (8)
por lo que
Fn = tan [30°] tan [19.5°] = 1.63 (9)
por lo que F=2.00 según la ec. (7) es equivalente a Fn=1.63 según la ec. (4).
También es muy frecuente la definición y uso de coeficientes de seguridad que dependen del problema.
Por ejemplo, en el caso de bases aisladas, se define el coeficiente de seguridad como
Fa = Qu P (10)
donde
Qu = c ⋅ N c ⋅ sc ⋅ d c ⋅ ic + q ⋅ N q ⋅ sq ⋅ d q ⋅ iq + 12 B ⋅ γ ⋅ Nγ ⋅ sγ ⋅ dγ ⋅ iγ (11)
es la fórmula de Brinch Hansen (Brinch Hansen 1961) y P es la carga actuante en la zapata. La ec. (11) es
una ecuación no lineal en φ. Una ecuación es no lineal cuando
f [α x ] ≠ α f [ x ] (12)
Por ejemplo, el factor de corrección por profundidad del primer término es
0.35
dc = 1 + (13)
B D + 0.6 (1 + 7tan 4 [φ ])
Naturalmente y debido a la no linealidad, la prescripción de un coeficiente de seguridad basado en la ec.
(10) implica un coeficiente de seguridad totalmente diferente cuando se aplica la ec. (4) o ec. (7). Es
importante que esto sea destacado, porque en ingeniería estructural se trabaja con materiales que tienen
resistencia constante, por lo que las ecuaciones del tipo de la ec. (11) son lineales, y por lo tanto el
cociente entre carga de falla y carga actuante es igual al cociente entre tensión de falla y tensión actuante.
Los programas de geomecánica computacional, por ejemplo Plaxis (Vermeer 1998), frecuentemente
incluyen una rutina que permite emplear la definición de coeficiente de seguridad dada por la ec. (4). La
citada rutina tiene el siguiente algoritmo:
1: se impone Fn=1.00.
2: se calculan los parámetros c*=c/Fn y tan[φ∗(] =tan[φ]/Fn.
3: se verifican las ecuaciones de equilibrio, compatibilidad y admisibilidad plástica de todo el modelo
con los parámetros reducidos c* y φ∗ que, en la primera iteración son iguales a c y φ.
4: se incrementa Fn.
5: se repiten los pasos 2 – 4 hasta que en el paso 3 no pueda alcanzarse el equilibrio en algún punto del
modelo. El valor de Fn alcanzado se informa como coeficiente de seguridad.
Debe notarse que la rutina descripta no hace ninguna hipótesis sobre la forma de falla del modelo. Es
más, si un modelo incluye varios suelos, una zapata y un talud, el coeficiente de seguridad informado
puede ser el valor que produce inestabilidad en la zapata, inestabilidad en el talud o una falla combinada
de ambos sectores, y en cualquiera de los suelos involucrados.
En el caso de la zapata, la forma de falla puede parecerse o no a la figura de falla de Brinch Hansen
(Brinch Hansen 1961). En el caso del talud, la superficie de falla rara vez parecerá un círculo perfecto.
También puede producirse la falla de algunos elementos estructurales mucho antes que se produzca la
falla general de la geometría que se estudia, lo que es típico de los problemas que exhiben ruptura
progresiva. Por definición, es imposible calcular un coeficiente de seguridad Fn separado para cada sector
del modelo. Siempre se informa un único valor, independiente del problema que se analiza. Por lo tanto,
se requiere un criterio para la comparación entre coeficientes de seguridad.
CRITERIO PARA LA COMPARACIÓN DE FACTORES DE SEGURIDAD
El ejemplo presentado en los párrafos anteriores sugiere un criterio simple para comparar coeficientes de
seguridad obtenidos por diferentes métodos, o para convertir un coeficiente de seguridad especificado
para un método analítico a un coeficiente de seguridad apto para su empleo en programas de cálculo
numérico. El criterio se basa en igualar los “parámetros resistentes movilizados” o, lo que es equivalente,
reducir todos los coeficientes de seguridad a la forma definida por la ec. (4).
1: con los parámetros c y φ se calcula la carga última, por ejemplo Qu para el ejemplo de la base aislada.
2: con el coeficiente de seguridad analítico Fa se calcula la carga de servicio, por ejemplo P=Qu/Fa.
3: se encuentra Fn tal que la carga última Qu* calculada con c*=c/Fn y tan[φ∗(]=tan[φ]/Fn sea Qu*=P.
Por ejemplo, sea una zapata cuadrada aislada con los siguientes datos: B=2m; L=2m; D=2m;
γ=20 kN/m3; c=20kPa; φ=30°. Se exige Fa=3.00. ¿Cuanto debe valer Fn?
1: con los parámetros c*=c/Fn y tan[φ∗(] =tan[φ]/Fn se calcula la carga última por métodos analíticos,
por ejemplo Qu* para el ejemplo de la base aislada.
2: se calcula la carga última analítica Qu con c y φ.
3: se calcula Fa=Qu/Qu*.
Por ejemplo, sea una zapata cuadrada aislada con los siguientes datos: B=2m; L=2m; D=2m;
γ=20 kN/m3; c=20kPa; φ=30°. Para su carga de servicio se calculó un coeficiente de seguridad Fn=1.20.
mediante un modelo de elementos finitos ¿Cuanto vale Fa?
Por lo tanto, para este ejemplo Fn=1.20 es equivalente a Fa=1.73. El valor que debe compararse con el
prescripto en los códigos para bases aisladas es Fa y no Fn.
Es interesante analizar qué significa Fn=1.50 para los diferentes problemas prácticos de la geotecnia.
Por simplicidad, se analiza únicamente el caso de materiales puramente friccionales, con φ=30° y φ=40°.
En este caso, Fn=1.50 es equivalente a
Es notable la similitud entre los valores obtenidos y los sugeridos por los diferentes códigos de diseño
para cada uno de los problemas analizados. Debe notarse que estos resultados son producto de cálculos en
los que se emplearon fórmulas de la teoría de la plasticidad y por lo tanto no guardan relación alguna con
análisis de deformaciones u otros criterios que han sido ampliamente utilizados para la justificación de los
coeficientes de seguridad empleados habitualmente en geotecnia. Es más, los ejemplos presentados
sugieren que el coeficiente de seguridad F=3.00 habitualmente exigido para zapatas superficiales debe ser
asociado la ecuación utilizada para calcularlo, puesto que ec. (11) no necesariamente define un
coeficiente de seguridad igual al de otras ecuaciones de capacidad de carga utilizadas en la práctica
profesional con igual o mayor frecuencia que aquella.
CONCLUSIONES
El empleo de un dado coeficiente de seguridad está asociado al método de cálculo para el cual ha sido
especificado. En casos complejos que involucran ecuaciones fuertemente no lineales como el del
problema de capacidad de carga, el coeficiente de seguridad depende fuertemente de las no-linealidades
existentes en las ecuaciones utilizadas para definirlo, por lo que diferentes fórmulas de capacidad de carga
implican diferentes coeficientes de seguridad para una misma base y terreno. Por otra parte, el coeficiente
de seguridad calculado por métodos numéricos tiene un procedimiento único e independiente del
problema que se analiza. Se presentó un criterio que permite la comparación entre coeficientes de
seguridad calculados con distintos procedimientos y la conversión de coeficientes de seguridad
especificados para un dado procedimiento a otro cualquiera.
AGRADECIMIENTOS
El autor desea expresar su reconocimiento a su maestro, E. Núñez, por sus comentarios a este artículo y
por su permanente predisposición y entusiasmo para continuar, con los años, la discusión que comenzó
en las primeras clases de Mecánica de Suelos y que hoy continua con un ritmo que no decae.
BRINCH HANSEN, J. 1961. A general formula for bearing capacity. Bulletin 11, Danish Geotechnical
Institute.
CUNDALL, P., 2000. FLAC 4.0 Users Manual. Itasca Cons. Gr., Minessota, USA.
VERMEER, P. 1998. Plaxis Users Manual. Balkema, Rotterdam. Ne, 477 p.