La Venganza Del Condor y La Momia
La Venganza Del Condor y La Momia
La Venganza Del Condor y La Momia
LA MOMIA
Hasta las altas horas las quenas del valle parecían alegres
anunciando que la aurora vería la redención de la raza venci-
da.
Pero al día siguiente estaban don Santiago y su hija a ca-
ballo dirigiendo los trabajos de excavación en la fortaleza. De
lejos la cabellera rubia de la "niña Luz" relucía deslumbran-
doramente. Los indios apartaron de ella la vista con temor vi-
sible.
Todo el santo día vieron pasar a lomo de llama las mo-
ii~iasrenegridas de larga cabellera colgante. Por la elegancia
de los vasos y las telas que circundaban los despojos, por las
llamas de oro (con el lomo horadado para la coca incinera-
ble), se adivinaba que allí hubo gente principal, jefes mili-
tares o príncipes.
Pero don Santiago no estaba satisfecho con sus hallaz-
gos. Era una momia de mujer 10 que buscaba, una momia
d e princesa antigua que fuera la mejor pieza de su colección.
¡Si excavaran más lejos, en uno de esos subterráneos clausu-
rados con arena endurecida! Entonces dos indios muy viejos
salieron al encuentro del amo, llevando las monteras en las
manos y persignándose la boca antes de hablar para purificar-
la. Con sollozos y ademanes sumisos pidieron al taita que de-
jara en paz a los muertos. ¿Quién mandaría llover sobre el
maíz quién haría prosperar la coca si todos los antepasados
se alejaban del valle y los espíritus rencorosos se quedaban
flotando sobre las casas nocturnas? El cura no podía com-
prender estas cosas, pero tal vez el amo sí.
En el salón de la hacienda a donde le habían seguido,
gimoteando, los delegados advirtieron sobre las mesas las
momias desenterradas y no las quisieron mirar de frente.
Prometían todo, como sus abuelos a los conquistadores;
prometían sus cosechas y sus ganados si el taita ordenaba
que se llevaran de nuevo al sepulcro de la fortaleza las
momias de los protectores del valle. Por toda respuesta el
VENTURA GARCIA CALDERON
MURIO EN SU LEY