La Metamorfosis Actividad La Novela
La Metamorfosis Actividad La Novela
La Metamorfosis Actividad La Novela
ACTIVIDAD:
REALIZA LA LECTURA DEL TEXTO Y SUBRAYA CON DIFERENTES COLORES EL PLANTEAMIENTO, EL NUDO Y EL DESCENLACE.
REALIZA EN TU CUADERNO UN DIBUJO SOBRE LO QUE SUCEDE EN EL TEXTO.
ENCIERRA EN UN CIRCULO LAS PALABRAS QUE NO CONCES DEL TEXTO Y LUEGO ESCRIBE SU SIGNIFICADO EN EL
CUADERNO REALIZANDO UN GLOSARIO EN ORDEN ALFABETICO. UTILIZA COMO APOYO EL DICCIONARIO DE ESPAÑOL.
―Gregorio ―dijo ella― van a ser las siete, ¿te pasa algo malo?
También llamó su padre y hasta escuchó la voz de su hermana Grete, pero intentó
calmarlos diciéndoles que no pasaba nada y que enseguida estaría con ellos. Pero no
podía levantarse, aunque lo intentaba. Quiso rendirse, decir que estaba enfermo y
descansar un día. Pero no era tan fácil, vendría su jefe a buscarlo, traería a un médico (el
que se daría cuenta que Gregorio no estaba enfermo) y lo botarían de su empleo por
perezoso. Y Gregorio no podía perder su trabajo, por lo menos ahora no, en cinco años
podía ser, cuando termine de pagar la deuda de su padre, pero ahora no, su familia lo
necesitaba.
Miró una vez más el reloj: eran las siete, había perdido el segundo tren, definitivamente
estaba en problemas. En ese momento oyó que tocaban a la puerta y que alguien decía:
“Buenos días, ¿está Gregorio en casa?” Era la voz del gerente, ya no era tiempo de estar
jugando o perdería su trabajo. Giró con todas sus fuerzas y cayó de la cama a la alfombra.
Sus patas se acomodaron perfectamente al piso y se acercó a la puerta. Tocaron a la
puerta, el gerente le increpó su actitud:
―No lo puedo creer, señor Samsa, yo había confiado en usted y usted ni siquiera quiere ir
a trabajar. Además, es muy sospechoso que ayer usted tenía que hacer unas cobranzas
y hoy, en vez de llevar el dinero, se queda en casa.
Muy sospechoso, señor Samsa, muy sospechoso. ―No se preocupen ―dijo Gregorio―
cualquiera tiene una indisposición, pero ya estoy bien, en un minuto me cambio y voy a
trabajar. Además, voy a trabajar el doble para compensar mi tardanza, pero no piensen
que soy un perezoso.
Nuevamente lo que oyeron todos no fueron palabras sino balbuceos monstruosos. El
gerente huyó casi a la carrera, Gregorio fue tras él pues temía perder su trabajo y como
estaba apoyado en la puerta pudo pasar su ancho caparazón de lado. Pero cuando
quiso regresar a su habitación, no podía pasar por la estrecha puerta. Su padre había
salido a detenerlo pensando que atacaría al gerente, y con la rabia que sentía no se fijó
que Gregorio tenía el caparazón incrustado en el marco de la puerta y de un empujón lo
envió al fondo del cuarto. El caparazón se hirió y de las llagas salía un líquido verdoso.