Foro de Discusion
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Cada uno de estos colectivos tiene distinta relación con las políticas públicas o, en
otras palabras, distintas posibilidades de afectarlas, pero todos juegan un rol importantísimo
ya sea en sostenerlas o transformarlas. Los agentes del Estado ejercen el monopolio de la
definición, aplicación y revisión de las políticas públicas, pero las EOSC tienen enormes
posibilidades de incidir a en todas esas decisiones, mientras los académicos y formadores
de opinión son potentes agentes de argumentación y multiplicación de argumentaciones
sobre las políticas públicas.
Al trabajar con ellos, la EDH logra más que capacitarlos sobre DDHH y promover
una cultura respetuosa de los mismos, en general. A estos destinatarios, a la vez que los
sensibiliza hacia el ideal de convivencia digna, pacífica, justa y solidaria que representan
los DDHH, los conduce a ver cómo los derechos son la “vara para medir” su realidad socio-
política (en la cual, inevitablemente, saltará a primer plano la comunidad en la que están
más involucrados y a la que dedican mayores esfuerzos: la organización donde son
activistas, la dependencia pública donde trabajan, o el espacio académico o mediático en el
que se hacen oír). También los hace consientes de usar los derechos como parámetro para
identificar y diagnosticar problemas sociales (inequidad, exclusión, desprotección,
discriminación, entre tantos otros) ; para ubicar cuál es su propio rol frente a ellos (el real y
el deseable), y para visualizar posibles correctivos que está a su alcance lograr o impulsar.
Así los compromete ética y políticamente a movilizarse para producir cambios.
A diferencia de lo que ocurría hace 100 años, en la sociedad actual resulta bastante
fácil para las personas acceder en cada momento a la información que requieren (siempre
que dispongan de las infraestructuras necesarias y tengan las adecuadas competencias
digitales; en este caso: estrategias para la búsqueda, valoración y selección de información).
No obstante, y también a diferencia de lo que ocurría antes, ahora la sociedad está sometida
a vertiginosos cambios que plantean continuamente nuevas problemáticas, exigiendo a las
personas múltiples competencias procedimentales (iniciativa, creatividad, uso de
herramientas TIC, estrategias de resolución de problemas, trabajo en equipo...) para crear el
conocimiento preciso que les permita afrontarlas con éxito.
Por ello, hoy en día el papel de los formadores no es tanto "enseñar" (explicar-
examinar) unos conocimientos que tendrán una vigencia limitada y estarán siempre
accesibles, como ayudar a los estudiantes a "aprender a aprender" de manera autónoma en
esta cultura del cambio y promover su desarrollo cognitivo y personal mediante actividades
críticas y aplicativas que, aprovechando la inmensa información disponible y las potentes
herramientas TIC, tengan en cuenta sus características (formación centrada en el alumno) y
les exijan un procesamiento activo e interdisciplinario de la información para que
construyan su propio conocimiento y no se limiten a realizar una simple recepción pasiva-
memorización de la información (ver http://peremarques.net/actodid.htm).
Por otra parte, la diversidad de los estudiantes y de las situaciones educativas que
pueden darse, aconseja que los formadores aprovechen los múltiples recursos disponibles
(que son muchos, especialmente si se utiliza el ciberespacio) para personalizar la acción
docente, y trabajen en colaboración con otros colegas (superando el tradicional aislamiento,
propiciado por la misma organización de las escuelas y la distribución del tiempo y del
espacio) manteniendo una actitud investigadora en las aulas, compartiendo recursos (por
ejemplo a través de las webs docentes), observando y reflexionando sobre la propia acción
didáctica y buscando progresivamente mejoras en las actuaciones acordes con las
circunstancias (investigación-acción).
Cada vez se abre más paso su consideración como un mediador de los aprendizajes de los
estudiantes, cuyos rasgos fundamentales son (Tebar, 2003):
- Regula los aprendizajes, favorece y evalúa los progresos; su tarea principal es organizar el
contexto en el que se ha de desarrollar el sujeto, facilitando su interacción con los
materiales y el trabajo colaborativo.
- Enseña qué hacer, cómo, cuándo y por qué, ayuda a controlar la impulsividad
- Comparte las experiencias de aprendizaje con los alumnos: discusión reflexiva, fomento
de la empatía del grupo...
Muccio (2012) indica que el proceso de inclusión se vería influido por ciertas variables.
Aquellas que impiden o inhiben la participación de los alumnos se denominan barreras, y
aquellas que hacen exitosa la implementación de la inclusión se les llama facilitadores.
Barreras
Sin embargo, según Darrow (2009), las actitudes positivas pueden desarrollarse y mejorarse
de muchas maneras diferentes, por ejemplo, animando a los profesores a descubrir las
fortalezas de los estudiantes y el desarrollo de métodos de enseñanza y las adaptaciones que
se basan en los puntos fuertes.
Respecto a las barreras, Sánchez (2010) agrega que estas "se generan desde la
planificación, desarrollo y evaluación de los proyectos auriculares en las adaptaciones de
objetivos, contenidos, organización de apoyos y la forma de entender la evaluación en el
proceso de enseñanza aprendizaje".
En tanto, Konur (2006) concuerda en que las principales barreras con las que se encuentran
estos estudiantes al acceder a la educación superior pueden ser clasificadas en problemas de
acceso a los programas y al currículum, a su vez, Katsiyannis y otros (2009) agregan que
estas barreras dan cuenta de falta de conocimiento tanto de las discapacidades como de las
leyes que amparan la inclusión y los ajustes necesarios para cada caso.
Facilitadores
Si bien hay bastantes investigaciones que aluden a las barreras, disminuyen aquellas
enfocadas en los facilitadores de la inclusión, y las que se han desarrollado, en general, se
restringen al nivel escolar o al contexto personal del alumno.
Dentro de los estudios referentes al ámbito escolar, Pivik, McComas y Laflamme (2002)
identifican como facilitadores tres aspectos a abordar: modificaciones ambientales, cambios
en las políticas y recursos institucionales. En cuanto a las modificaciones ambientales
consideran importante incluir recursos tecnológicos y adecuar la infraestructura a las
necesidades de los alumnos y respecto a las políticas, recomiendan educar a la población y
realizar adecuaciones curriculares.