History of México: María Teresa Jarquín-Ortega
History of México: María Teresa Jarquín-Ortega
History of México: María Teresa Jarquín-Ortega
History of México
Para la conmemoración del Bicentenario de la Independencia el gobierno federal ha tenido a bien apoyar una
serie de publicaciones de obras históricas, cuya finalidad es recordar las gestas históricas que han dado origen al
México actual. El licenciado Felipe Calderón Hinojosa, presidente de los Estados Unidos Mexicanos, aseguró que
éstas tienen como objetivo principal hacer un balance entre los logros alcanzados y los retos por cumplir, afirmó
que la pluralidad cultural e ideológica que siempre ha caracterizado a México tiene su reflejo en el devenir
histórico.
Esto no es nuevo, pues durante la época del Porfiriato, y en conmemoración del primer centenario de la guerra
de Independencia, se mandaron elaborar historias de México: la más famosa México a través de los siglos,
coordinada por Mariano Riva Palacio.
Ahora dos han sido las obras, a nivel general, que el presidente promovió, una titulada: Un viaje a través de la
historia de México, de la pluma del maestro Luis González y González, impulsor de la microhistoria mexicana,
libro que se ha distribuido de forma gratuita en cada casa a lo largo y ancho de la Republica Mexicana. Y la otra
es la que ahora reseñamos, Historia de México, escrita por los miembros de la Academia Mexicana de la Historia,
coordinados por su directora Gisela Von Wobeser, quien asegura en la introducción que resultó altamente
satisfactorio colaborar con la Secretaría de Educación Publica y contribuir así a la celebración del Bicentenario del
inicio del movimiento de Independencia y del Centenario del comienzo de la Revolución mexicana.
Este texto consta de 13 capítulos que llevan al lector paso a paso a través de la historia de México: está dirigida
a todos los mexicanos, es una obra de divulgación que no pierde el rigor profesional, y donde cada uno de los
autores muestra su punto de vista y su libertad de pensamiento. No intenta dar nuevos aportes, pero tampoco
es una historia de bronce escrita para satisfacer al régimen, sino más bien en forma amena y sintética muestra
el orgullo que debemos sentir todos los mexicanos al conocer nuestra historia.
El primer capítulo describe las regiones que integran México, las divide en cinco con la finalidad de que al
conocerlas se comprendan las acciones que a través de la historia se han forjado en cada una de ellas. Resalta la
importancia que tiene su orografía, fauna, flora, hidrografía, elementos que las caracterizan, y que unidos dan
singularidad al gran mosaico cultural que es nuestro país, e incluso nos recuerda cómo en el ámbito popular a
través de canciones y corridos se habla del entorno geográfico empezando por México, lindo y querido... y
terminando con El caminante del Mayab. El único reclamo que los mexiquenses hacemos es que no se
mencione Zacazonapan.
Llama la atención que al hacer mención a la diversidad de nombres que se han asentando en la geografía del
país, hay uno que lo preside y lo domina todo: México. "De muchas maneras lo encontramos repetido en
diversas latitudes y sentidos: Ciudad de México, Golfo de México, Imperio Mexicano, República Mexicana,
Estados Unidos Mexicanos, Nuevo México, Valle de México, Mexicali (que significa México-California) y Estado de
México" (p. 20).
Esta última entidad federativa se ubicada en lo que se denomina México central, y una buena parte está
conurbada con el Distrito Federal, lo que le ha dado una fisonomía muy peculiar, y cuyas dimensiones aumentan
en población y en necesidades urbanísticas.
Manuel Ceballos Ramírez, quien escribe sobre el espacio mexicano, logra hacer una buena síntesis del libro del
doctor Bernardo García Martínez, Las regiones de México: breviario geográfico e histórico.
El segundo capítulo de la obra, "Orígenes y desarrollo de Mesoamérica", escrito por el doctor Miguel León-
Portilla, hace una síntesis muy inteligente del desarrollo de una civilización conocida como Mesoamérica y llega a
compararla con otras civilizaciones importantes del mundo, como la de Egipto, Mesopotamia, el Valle del Indo, el
de la cuenca del Amarillo en China, y la región andina. Todas ellas originales.
La civilización originaria se inicia con los olmecas, la cual se difundió hacia cinco áreas culturales: "las costas del
golfo de México, la zona maya, la de Oaxaca, la del Altiplano central, y con menor intensidad hacia el occidente
de México" (p. 49). De estas cinco áreas el autor hace un recorrido que comienza en el periodo Clásico, continúa
en el Postclásico y llega a la etapa final en el desarrollo de Mesoamérica, que son los años comprendidos entre
1200 y 1521, con la llegada de los españoles se cerró la historia independiente de sus habitantes.
En forma amena nos relata la historia de los mexicas, menciona a sus señores o tlatoanis, las conquistas que
realizaron para quedar como jefes de un gran imperio. Nos describe las esculturas que elaboran, sus pirámides y
su cultura, hasta llegar a la víspera del encuentro con los españoles. Cierra este capítulo con un resumen
inteligente sobre la herencia cultural de Mesoamérica, donde nos señala las lenguas y su influencia en el lenguaje
actual de México, de la música, e instrumentos musicales como el tololoche, del baile conocido como mitote, de
invenciones como la chinampa, los temascales, los apantles y otros. De los árboles y su aprovechamiento, de los
animales, los frutos y la vida cotidiana, y para no alargar la lista nos muestra los rasgos culturales heredados del
mundo indígena, como las formas de cortesía, el uso frecuente de diminutivos, el sentido comunitario, el apego a
la familia, la sensibilidad artística; y algunas importantes formas de religiosidad, como el culto a nuestra Madre
Guadalupe y a nuestro padre Jesús, esa realidad evoca a la prehispánica Ometeotl-Tonantzin.
José María Muriá escribe sobre la conquista de México, empieza analizando el efecto que tuvo el encuentro de
dos mundos diferentes y explica el origen de la palabra indios, dado a sus pobladores al considerar que habían
llegado a las Indias occidentales, asegura que ambos mundos se enriquecieron con sus aportaciones. Lo más
interesante de este capítulo es que habla de los conquistadores, en plural, y de las zonas que cada uno de ellos
dominó. No es el relato tradicional de Hernán Cortés y la conquista de Tenochtitlán con la ayuda de Jerónimo de
Aguilar y de doña Marina, mejor conocida como la Malinche, que fueron realmente las voces de Cortés, sino que
describe zona por zona las primeras fundaciones de ciudades, los asentamientos y la expansión entretejiendo las
rencillas que se dieron entre los conquistadores.
Es sugestivo ver que fue un movimiento difícil, debido a que el grupo de conquistadores venía también de un
mundo diverso y con muchos conflictos internos, nos habla del sureste mexicano, del occidente, del noreste, de
Guatemala y Honduras. Sobre todo remarca lo conflictivo que fue conquistar Chiapas y Yucatán. Menciona la
importancia de los primeros misioneros franciscanos, dominicos y agustinos, termina su interesante capítulo con
la formación del gobierno y las nuevas conquistas de Nueva Galicia y Yucatán.
A manera de conclusión podemos decir que es un estudio preciso y claro de la conquista de México, en un
periodo largo que abarcó de 1519 hasta 1545, durante este tiempo la población indígena se redujo más de la
mitad y continuó disminuyendo durante los primeros años de la Colonia hasta quedar aproximadamente 5% de
la población que existía antes de la Conquista. Cabe señalar que la lucha más sangrienta entre españoles e indios
no fue a aquella del primer encuentro, más bien la que se dio cuando éstos se insurreccionaban. Lo cierto es que
los españoles fueron recibidos en paz, pero el saqueo, la esclavitud y otras tropelías llevaron a constantes
enfrentamientos, el resultado fue la baja sustancial para ambos contendientes y al final los conquistadores se
establecieron en el territorio, que posteriormente nombrarían Nueva España, procuraron organizarse y vivir lo
más parecido posible a como lo hacían en su tierra.
La etapa que conocemos como el Virreinato de la Nueva España está dividida en tres apartados, escritos por
Gisela Von Wobeser, quien coordinó la obra y es la directora de la Academia Mexicana de la Historia, Jorge
Alberto Manrique y Ernesto de la Torre Villar, quienes también aportaron su conocimiento sobre la Nueva España.
En el primero trata el desarrollo en el siglo XVI de un país mestizo, multiétnico y multicultural, con un potencial
extraordinario y que se llamó Nueva España, resalta el predominio de las estructuras indígenas sobre los demás
elementos culturales, la prevalencia de las lenguas indígenas pero que la lengua franca era el náhuatl, cómo
poco a poco se incorporara la lengua castellana, el sistema jurídico español, la religión católica, la escritura
occidental, la economía de mercado, el pensamiento y las costumbres hispanas y la tecnología europea, entre
otros elementos. Marca tres causas de la hispanización: la imposición de la cultura del vencedor sobre los
vencidos