Craig Groeschel Chazown PDF 51 60

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 10

¿Pensamos de verdad en que Dios envió a su Hijo

a fin de que nuestro mayor objetivo en la vida fuese un


nuevo barco? ¿Creemos que Él nos creó de modo único
Y maravilloso, con todos nuestros
fin de que no tuviéramos que trabajar ni un día más de
nuestra vida? O lo que es aun peor, ¿solo para que avan­
záramos dando traspiés por años, ignorantes de nuestra
^ , razón de existir?
Y nos preguntamos por q
CO ¿<l, pe/U^ Decimos una cosa, que queremos lo mejor de Dios,
! , por ejemplo, o que no queremos desperdiciar nuestras
0Í/U2.. hacemos otra.
¿Qué es lo que atesoras? ¿Qué es lo que representas?
¿Por qué cosa lucharías? ¿Qué sabes que es tan impor­
tante que dejarías todo lo demás para obtenerlo?
Dios ha puesto tus valores centrales personales en
lo profundo de tu corazón, y están ahí con un propósito:
para ayudarte a apuntar y dar en el blanco adecuado
para tu vida.
Es momento de saber con exactitud cuáles son.

48
! Ú e f 'e S e ¡ ¿ i u i o t ':

T u s i / a l o t 'e S C e t i i r 'd l e S

Seamos concretos.
Sigue preguntándole a Dios: «¿Qué valores, qué pasiones, pusiste en mí?
¿Cuál es la huella que grabaste en mi corazón?».
Cuando ores, pregúntate: «¿Qué me hace enojar con una ira justa?» y
«¿Qué me encanta por completo, más que ninguna otra cosa?».
Concédete algún tiempo para pensarlo. Cuando te venga a la mente una
idea, escríbela.
Puedes hacer este ejercicio durante varios días o solo en una ocasión.
Cuando enumeres varios posibles valores, redúcelos entre cinco y diez valo­
res centrales, y escríbelos bajo el encabezamiento «Tus valores centrales», que
puedes bajarte del sitio chazown.com. Para obtener más ayuda, haz clic en
«Valores centrales» para ver una lista de noventa ejemplos con descripciones.

escribir ¿us
reSpueSÍ¿iSj e/ttm ein

a fiñ o^e obieñer ¿uS


propia^ pí^iñíiS
c^€¡ c^ií^rio y
otros recursos.

6 R O E S C H E L 49
S E G U N D O C Í R C U L O

50 I C H A I O W N
KEIR.A, MANCHAS
R.OJAS DE PASTEL
Como acabamos de leer, la primera de las tres esferas
que necesitas observar con atención para descubrir tu
Chazown es la de tus valores centrales.
La segunda esfera a explorar es la de tus dones
espirituales.
Al igual que Dios plantó tus valores centrales en ti,
también lo hizo con tus dones. «Tenemos dones dife­
rentes, s^;dn la gracia que se nos ha dado» (Romanos 12:6).
A diferencia de la mayoría de los regalos de Navidad
que recibiste cuando eras niño, los dones y las capaci­
dades que vienen de Dios son para ti j para los demás.
Son escogidos de manera especial para la Chazown a
la cual te está llamando Él.

ENSAMIENTO CLAVE

e Los dones de Dios en lí le capacitan para


tu don para el mundo.

¿Cómo descubres tus dones espirituales?


Prueba este ejercicio. Solo por diversión. A medi­
da que leas esta historia, pregúntate con qué respuesta
de las personas te identificas más. m ejM , o e á iid a
Imagina una escena en la que siete amigos están
reunidos alrededor de una mesa para comer pastel de
a i púAec&i am
cereza. Cuando Keira, la persona mejor vestida y al m á A .k a m k ^
parecer con más hambre que está presente, agarra una
jugosa y roja rodaja de pastel para ponerla en su plato, cií4 eeá tá p‘ ^be¿e4ii&,
de alguna manera se le escurre y cae boca abajo en su
c u fo v ia im a
regazo. ¡Qué desastre!
El modo en que cada uno de los amigos responde ju cfM < ifn a ja
revela sus dones.
La Primera Amiga toma las riendas, dando órde­ 'lo d a ja d& p a iie l
nes y organizando un eficaz equipo de limpieza. Tiene p a / u ip m efd a
el don de administración.
m ó M ,p ¡aÍO :

6 R o E S C H E l I 51
El Segundo Amigo de inmediato hace una oferta:
«Keira, cariño, ¡te invito a otro pedazo! En realidad, otro
pedazo de pastel de cereza para cada uno, yo invito».
Parece que tiene el don de la generosidad.
El Tercer Amigo se reclina en la silla y dice con
tranquilidad: «Podría haberte dicho lo que iba a pasar».
Quizá tenga el don de profecía (aunque no el de sensi­
bilidad en ese momento).
La Cuarta Amiga ya ha comenzado a llorar, no por
su pastel ni porque se manchara su vestido, sino por
Keira. La Cuarta Amiga debe tener el don de la miseri­
cordia.
La Quinta Amiga, por otra parte, asombra a todos
A k c^ 'fú en óx z cuando se ríe, ¡y luego también se le cae su propio
pedazo! Enseguida todos los demás se ríen también; y
(íi4/U 2M te el enfoque sin duda alguna ya no recae en la primera y
desafortunada amiga. La Quinta Amiga estaba muy
ó e< fu n d c ^ .
motivada para ayudar a su amiga manchada por el pas­
M ídjcecíiÁ mt tel a sentirse mejor. De seguro tiene el don de alentar.
Después de un minuto, el Sexto Amigo capta la
óúlc^ ¿u ce¿j(^
atención de todos. «H ay uiia monerfl mejor de comer
aJ/i£de<Sm POSlel de CereZQ», le dice. Lo he investigado. La primera
de nueve cosas que hay que saber es... Creo que el Sexto
de^ la . me¿<2., Amigo tiene el don de enseñanza.
pe/u^UíÁc^ Y, por último, el Séptimo Amigo. Ya ha terminado
una tarea sin que nadie se lo pidiera: ha limpiado todo.
¿¿d e.^ ie¿^ p 4/ íe¿ici¿. El Séptimo es un siervo de corazón.
Ahora piensa durante unos segundos. Sucedió un
mi4^ diA tuda/^
solo suceso alrededor de la mesa, pero hubo siete res­
¿ 2 i^ a 4 m (p ^ puestas muy distintas. ¿Q uéam igo eres tú en la historiad
¿Qué respuesta es más natural para ti?
e/i£¿. tú en la Dios te ha dado dones. Sabiendo eso, ¿en qué des­
lü á io ^ ?
tacas? Y, por favor, no me muestres falsa humildad diciendo
algo parecido a esto: «Pero Craig, en realidad no soy bueno
en nada». Solo deja tus quejas, ¿vale? (Quizá Dios no
me haya dado el de misericordia).
Sé sincero. ¿En qué eres excepcionalmente bueno?
(Eructar diciendo el alfabeto completo no cuenta. Eso
no es un don. Es asqueroso). ¿Cuándo te dice la gente:
«Eres tan bueno en eso que me da envidia. Me gustaría
poder hacer eso»?

52 I C H A Z o W N
¿Puedes cantar o bailar? ¿Eres bueno en la jardinería? ¿Qué tal eres con
los números? ¿Y con el liderazgo? ¿Sabes cocinar? ¿Te encanta delegar? ¿Se
sinceran otras personas contigo con facilidad? ¿Eres divertido? ¿Puedes repa­
rar cualquier cosa que se rompa?
Mira a Moisés. Guió a dos millones de personas en un paseo por la natu­
raleza que duró cuarenta años. Y Ester rescató a toda la población judía mun­
dial de la aniquilación. ¿Sus dones? Los dos rebosaban liderazgo por cada
poro de sus cuerpos.
Y Nehemías. ¡Organizó a un grupo de entre la chusma para reconstruir
los muros de una ciudad en cincuenta y dos dias\ Yo llamaría a eso el don de
administración.
En el libro de Hechos encontramos a una mujer llamada Dorcas que
utilizaba su costura para ayudar a la gente. Tenía el don de servicio. Dios hasta
la resucitó de la muerte porque se agradaba mucho de su corazón (y es probable
porque sintiera mucho que se llamara Dorcas).
La Biblia tiene varias listas de talentos y capacidades (por ejemplo,
Romanos 12:6-8; 1 Corintios 12; Efesios 4:11), pero solo son muestras de
una «lista» mucho más larga y que no está escrita de dones que Dios ha distri­
buido entre los seres humanos.
Y piensa en todos los ejemplos muy conocidos de la actualidad:
Jerry Seinfeld bromea.
Julia Roberts actúa.
John Grisham escribe.
Tiger Woods juega golpes largos en el golf.
Napoleón Dynamite baila.
Todo don y talento que tienes vino directo de Dios con un propósito. Y
Él quiere que los uses para beneficiar al Cuerpo de Cristo y ser una bendición
para el mundo. En 1 Pedro leemos: «Cada uno ponga al servicio de los demás
el don que haya recibido, administrando fielmente la gracia de Dios en sus
diversas formas. El que habla, hágalo como quien expresa las palabras mis­
mas de Dios; el que presta algún servicio, hágalo como quien tiene el poder
de Dios. Así Dios será en todo alabado por medio de Jesucristo» (4:10-11).
¿Cuáles son los dones que te ha dado Dios?

G R o E S C H E L I 53
HACER. ES CR EER.
A medida que procuras un entendimiento más claro de tus dones, hazte tres
preguntas.

La primera pregunta puede parecer demasiado sencilla, pero da justo en el


blanco: «¿Qué es lo que más te gusta hacer?». Por ejemplo, ¿disfrutas al leer,
servir, alentar, ayudar, dar, hacer felices a otros u ofrecer consejo?
¿Qué te gusta hacer?
Es obvio que mi hija de seis años, Anna, tiene el don de alentar. Y a ella
le encanta levantarles el ánimo a los demás.
Una vez oficié una ceremonia íntima de boda, en el patio de una casa,
para unos buenos amigos. Mi esposa fue conmigo y llevamos a Anna.
Todo iba bien (lo cual es raro en una boda), y el amor que la pareja sentía
el uno por el otro era obvio para todos. El santo acontecimiento finalizó con
un grito de la pequeña Anna: «PAPI, ¡LO HICISTE FANTÁSTICO!».
Todos rompieron en risas.
Esta emocionada niña de seis años siente pasión por alentar. Le encanta
hacer que otros se sientan bien consigo mismos. Y cuando lo hace, se distin­
gue en las vidas de otros también.

Lo cual nos conduce a una segunda pregunta: ¿Qué haces que tenga un
impacto significativo en los demás?
Quizá seas alguien que sabe escuchar. Después de contarte los problemas
de la vida, tus amigos se van sintiéndose mejor.
Tal vez sepas mucho sobre gerencia financiera. Y a menudo la gente acude
a ti para que los ayudes a tomar buenas decisiones económicas. En tu interior,
sabes que estás siendo determinante.
O a lo mejor sabes reparar cosas que se rompen. Siempre que alguien
está en apuros, hallas gozo al ayudarle a salir del aprieto.
Tus dones pueden parecerte insignificantes, pero a otros no. ¿Qué haces
con frecuencia que es una bendición para otros?

54 D C H A Z O W N
Mike y Sarah recuerdan los días especiales de sus
Kamigos: aniversarios, cumpleaños... momentos impor-
\tantes. Y siempre envían una tarjeta con una breve
! nota. A menudo son los únicos que reconocen el día
i especial de alguna persona. Y a todos nos gusta que
[ nos recuerden. Me han dicho que eso les parece algo
pequeño e insignificante, pero es algo grande y muy
importante para los demás. Mike y Sarah se distinguen. (ílxm e¿^
Dios te ha dado dones. Tú disfi-utarás al usarlos fm e d e n
mientras a la vez también te distingues en las vidas de
otros. fic u ie m d e

Creencia secreta
p em a o i/ iú é^ M a .
f La tercera pregunta podría dar como resultado una
¿ 2 p iÁ k a c e ¿ ^
• transformadora respuesta. ¿Qué crees en secreto que
puedes hacer, pero que nunca lo has intentado? co n
Sé sincero. Y sueña en grande.
Laura lo hizo. Durante años, esta joven mamá
creyó que podría comenzar un negocio en su hogar.
Laura es estupenda haciendo artículos de escritorio y
'p x im oi/v& d?
es buena para el mercadeo. Después de buscar a Dios
para descubrir su Chazown, decidió intentar lo que
otros decían que era arriesgado. Leyó algunos libros,
asistió a un seminario y se esforzó al máximo.
Dos años después, ella hasta rechaza negocios.
Ahora, su negocio, «Pink Ink», le permite trabajar
desde su casa, pasar tiempo con su hijo y contribuir en
lo económico. Sabía que podía hacerlo. Solo que nun­
ca lo había intentado.
Tú no lo sabrás hasta que lo intentes.
Uno de mis buenos amigos tiene mucho éxito en
los negocios, y también es bueno para la política. En
lo profundo de su ser, cree que podría distinguirse en
la política. Todos los que le rodean creen en él.
Durante años lo ha estado pensando. Sin embargo,
hasta la fecha, no lo ha intentado. Mi amigo cree en lo
más íntimo de su alma que puede ser determinante en
la política, pero aquí está el hecho ineludible: no lo
sabrá hasta que lo intente.

6 R o E S C H E L
La mejor manera de descubrir tus dones es]
comenzar a hacer algc. Si un ministerio en particular!
te parece atractivo, es probable que tengas dones en esa]
esfera. Y no temas intentar algo nuevo.
Si crees que puedes distinguirte, quizá Dios esté]
tratando de decirte algo. Dale una oportunidad.
¿A qué esperas?
Miamicp-
cyie& enlo-
m < iiú iÍim o-
d & ó u a lm a
c^ p u ed & ie^
dete^ i^ níH oi^
en la 'P o lític a ,
p eA o -a c^
ediá el kedio-
¿HeÍM clílde:
m -lo -d a Jí4 á
k a ó ia c^ m '
lo -in te n te.

I C H A Z o W N
Mi esposa y yo nos emocionamos cuando nos mudamos a nuestra primera
casa y encontramos que tenía un triturador de desechos en el fregadero de la
cocina. Nuestra emoción se evaporó cuando descubrimos que no funcionaba.
Como éramos recién casados, no teníamos dinero ahorrado para reparaciones.
Así que durante tres años todos los restos de nuestra comida fueron al cubo
de la basura. .
Mientras tanto, a unos sesenta centímetros debajo del triturador había
una pequeña herramienta con forma de L. En realidad, la había visto el día
en que nos mudamos. No sabía lo que era, pero parecía importante y por eso
la dejé ahí. .
Un día le contamos a un amigo de nuestro triturador que no funciona­
ba. Él vino a nuestra casa, se agachó por debajo del fregadero y agarró la mis­
teriosa herramienta. La insertó en la base, le dio un par de vueltas y, ¡voild! El
artilugio zumbó cobrando vida.
Tiempo empleado: dos minutos. .
Durante tres años tuvimos todo lo necesario para triturar nuestros restos
de comida. Solo que no le dimos uso a lo que teníamos.
Hace dos mil años, cuando lo más parecido a un triturador de desechos
tenía cuernos y pezuñas, Jesús relató una historia sobre un amo y tres siervos.
Un día el amo se fue de viaje y les dio a los siervos algún dinero para que lo
invirtieran en su ausencia. Al primer siervo le dio cinco talentos (un «talen­
to» era una gran cantidad de dinero. Piensa en ello como un título de accio­
nes por un millón de dólares). El segundo obtuvo dos talentos. Y el tercero
recibió uno. Entonces se fue el amo.
Lleno de fe, el primer siervo corrió el riesgo e invirtió sus talentos. Su
intrépido movimiento dio beneficios y duplicó la cantidad de su amo.
El segundo hombre hizo lo mismo y duplicó sus dos talentos, obtenien­
do cuatro.
El tercer hombre vaciló, consideró sus opciones y decidió ir a lo seguro.
Enterró su talento.
Cuando regresó el amo, dio un aumento a los dos primeros. El tercer
hombre no resultó tan bien parado. El amo le dijo: «¡Siervo malo y perezoso!
[...] Pues debías haber depositado mi dinero en el banco, para que a mi regre­
so lo hubiera recibido con intereses» (Mateo 25:26-27). Él tomó el dinero de
ese hombre y se lo dio al hombre que tenía diez talentos.

G R o E S C H E L 57

También podría gustarte