Modelo de Salud Mental Comunitaria. Exposición

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MODELO DE SALUD MENTAL COMUNITARIA

- ¿Qué es salud mental? - KATY


http://bvs.minsa.gob.pe/local/MINSA/3615.pdf (pg 3)
La salud mental es una dimensión inseparable de la salud integral. Es la expresión de un
conjunto de factores protectores, condicionantes, determinantes, precipitantes y de
sostenimiento, de naturaleza integral que se manifiesta en el bienestar subjetivo de la
persona. Salud mental es hablar de búsqueda de equilibrio y bienestar, es promover
vínculos saludables y relaciones de cuidado.
https://medlineplus.gov/spanish/mentalhealth.html (medlineplus)

1. ¿QUÉ ES LA SALUD MENTAL COMUNITARIA? - KATY


https://www2.congreso.gob.pe/sicr/cendocbib/con4_uibd.nsf/7F8766F4F4FEEBF805257C
940055969B/$FILE/1_pdfsam_SaludmentalcomunitariaPer%C3%BA.pdf (pg 20) PERÚ

Definición La salud mental comunitaria consiste en el mejoramiento paulatino de las


condiciones de vida comunal y de la salud mental de la comunidad, mediante actividades
integradas y planificadas de protección y promoción de la salud mental, de prevención de
malestares y problemas psicosociales y de recuperación y reparación de los vínculos
personales, familiares y comunales dañados y quebrados por la pobreza, las relaciones de
inequidad y dominación y el proceso vivido durante el conflicto armado interno. Todo esto con
la comprensión, el acuerdo y la participación activa de la comunidad14.

https://www2.congreso.gob.pe/sicr/cendocbib/con4_uibd.nsf/7F8766F4F4FEEBF805257C9400
55969B/$FILE/1_pdfsam_SaludmentalcomunitariaPer%C3%BA.pdf (PG 21) PERÚ

Al hablar de salud mental comunitaria, también se incluyen variables referidas a aspectos de


patología, que exceden variables individuales y que tienen que ver con una problemática de
salud pública y de orden político y social. Por esta razón, la intervención exige nuevas miradas
que incorporen variables sociales, políticas, culturales, de género, de etnicidad, etc.

2. MODELO DE SALUD MENTAL COMUNITARIA EN EL PERÚ - HELEN


http://bvs.minsa.gob.pe/local/MINSA/3615.pdf (pg 5)
El Modelo de Salud Mental Comunitaria es la manera concreta de reorientar la atención
de la salud mental en el primer nivel de atención a través de un conjunto de servicios
generales, especializados y diferenciados, así como de programas que funcionan en red,
cuya esencia en el primer nivel es su carácter ambulatorio y la hospitalización de corta y
mediana estadía en el segundo nivel de atención, articulados a un conjunto de servicios y
programas diferenciados y complementarios de hogares y residencias protegidas,
oportunidades de aprendizaje ocupacional y empleo, así como el uso del tiempo libre y
esparcimiento de las personas afectadas por problemas de salud mental y trastornos
mentales graves-severos.
MAPA CONCEPTUAL DEL MODELO DE SALUD MENTAL COMUNITARIO
http://bvs.minsa.gob.pe/local/MINSA/3615.pdf (PG 5)
3. ¿CÓMO SE TRABAJA? - MARICELA
http://www.mastersaludmentalcomunitaria.com/es/contenidos-temario-master-
salud-mental.html (todo) (ESPAÑA)
El abordaje comunitario a la salud mental pretende intervenir no solo en la salud
individual sino teniendo en cuenta toda la población de un territorio.
Para ello necesita profesionales en servicios situados en la comunidad, que trabajen
preferentemente en equipos multidisciplinares y que además de los tratamientos
individuales para el sufrimiento psíquico incorporen la dimensión comunitaria que
todo tratamiento requiere, como la familia y el entorno. Además, pone el énfasis en
la promoción de la salud mental, en la prevención de los trastornos mentales y en
la rehabilitación psicosocial.
Es comunitario porque pone de relieve la importancia de los vínculos personales,
familiares e institucionales que las personas que habitan un mismo territorio poseen y
que pueden favorecer o dificultar la aparición y la resolución del sufrimiento psíquico.
Los organismos sanitarios internacionales señalan que tanto para los países de alto
nivel de ingresos como para aquellos de bajos niveles de ingresos el abordaje
comunitario debe ser prioritario especialmente desde una perspectiva de salud
pública.
La salud mental comunitaria es un objetivo, individual y de toda la población de un
territorio, y requiere una metodología de trabajo concreta, que implica compartir
tareas e intenciones con otros recursos del propio territorio, sanitarios, sociales,
laborales, asociativos, instituciones de diversa índole, etc.
Especialmente importante es la participación de las asociaciones de familiares y, en
orden imprescindible, las asociaciones de usuarios, asociaciones en primera persona,
que deben participar como protagonistas en la planificación de servicios según sus
necesidades.
Abarca la problemática de la edad infanto-juvenil, de la edad adulta y de la vejez   y los
ámbitos de los trastornos mentales y de las adicciones.
https://www2.congreso.gob.pe/sicr/cendocbib/con4_uibd.nsf/7F8766F4F4FEEBF8052
57C940055969B/$FILE/1_pdfsam_SaludmentalcomunitariaPer%C3%BA.pdf (PG 20)
PERÚ
La salud mental comunitaria aborda los problemas de salud mental de una manera
integral, colocando en el centro de su atención las condiciones emocionales y sociales
en las que se encuentran las personas, familias y comunidades. Desde allí, se plantean
propuestas de intervención que se orienten a la recuperación y fortalecimiento de las
relaciones sociales que se identifican como fragmentadas.
Por otro lado, busca y trabaja por el empoderamiento de la sociedad, vale decir, no
sólo porque los derechos ciudadanos y el de la salud sean parte de la realidad, sino
también busca generar condiciones para que los ciudadanos, de manera organizada,
sean protagonistas de acciones políticas y sociales que contribuyan a mejorar sus
condiciones de vida.
3.1. INTERVENCIÓN EN SALUD MENTAL COMUNITARIA
https://www2.congreso.gob.pe/sicr/cendocbib/con4_uibd.nsf/7F8766F4F4FEEBF8052
57C940055969B/$FILE/1_pdfsam_SaludmentalcomunitariaPer%C3%BA.pdf (PG 22)
Al referirnos a la intervención en salud mental comunitaria hablamos de las diferentes
formas de hacer y trabajar en esta temática, en diálogo con la comunidad. Supone
diferentes modos de actuación, que responden a situaciones específicas y
necesidades que se plantea la comunidad, así como a los objetivos que se acuerden.
Las modalidades de intervención que inicialmente identificamos, son: promoción,
prevención, atención e intervención clínica con abordaje comunitario. Si bien cada
forma mantiene una especificidad, en la práctica es muy difícil imaginarlas en
estancos separados, pues, el sentido de la intervención y los procesos al interior de las
comunidades demandan propuestas de trabajo dinámicas e interdependientes. En
estas formas de intervención los procesos de acción y de cambio se dan a nivel
personal, grupal o comunal, buscando siempre promover cambios a nivel social, y en
el entorno más global.
3.1.1. Promoción de la salud mental comunitaria
Es una forma de intervención que se centra en movilizar a la comunidad hacia su
protagonismo, a la búsqueda y mantenimiento de su salud, al sentido de
disfrutar de una salud mental y de un bienestar integral. Esto supone considerar
los determinantes de la salud* como el marco de acción para
favorecer conductas y entornos saludables. Resalta la interacción de los
individuos con su entorno; es decir, el clima emocional, social, cultural, físico y
político. Asimismo, se plantea acciones políticas, educativas y comunicativas para
el empoderamiento y bienestar colectivo. Destaca las dimensiones positivas de la
salud, trabaja con grupos de personas y comunidades para modificar procesos,
condiciones y sistemas que lo requieran, buscando aumentar las habilidades y
capacidades para conservar, mejorar la salud mental y la calidad de vida de la
comunidad. Por ejemplo, en la línea de promoción de la salud mental
comunitaria se propone facilitar condiciones, entornos saludables y generar
espacios de acogida para una comunicación empática que consideren el
desarrollo de la comunidad y sus miembros.
3.1.2. Prevención en salud mental comunitaria
La prevención focaliza, trabaja y busca disminuir los factores de riesgo existentes
en la comunidad. Su objetivo mayor es impedir la aparición y desarrollo de
situaciones que puedan afectar la salud mental. Exige comprender que los
problemas de la salud mental y los factores de riesgo son emergentes de una
problemática global, la cual también requiere ser analizada en su propio
contexto. Desde este análisis se pueden plantear estrategias de trabajo
preventivo que se adecuen a las realidades locales. Por ejemplo, prevención en
salud mental comunitaria se refiere al trabajo con personas que han sido
maltratadas, previniendo que reproduzcan la violencia contra si mismos, sus
familias o grupos de referencia. Así mismo, fomenta el desarrollo de recursos
psicológicos de grupos vulnerables de la comunidad, con el fin de prevenir el
surgimiento o el arraigo de potenciales conflictos.
3.1.3. Atención en salud mental comunitaria
Esta forma de intervención se orienta a actuar sobre el malestar y los problemas
que la comunidad identifica; involucra a diferentes actores, como personal de
salud, promotores, agentes tradicionales y otros profesionales vinculados al
trabajo comunitario. Es importante tomar en cuenta, que cada de uno de ellos en
su trabajo de atención e interacción con la comunidad, es un instrumento que
facilita procesos que afectan, despliegan o bloquean la salud mental. Por este
motivo es necesario desarrollar y fortalecer las capacidades y habilidades de
quienes están involucrados en estos procesos, poniendo especial énfasis en
algunas herramientas básicas tales como: la escucha, la empatía, la
interpretación, la concertación, el respeto a las diferencias, entre otras.
Focalizando en las necesidades y demandas de la población, el proceso de
construcción de propuestas y acciones se hace tan relevante como el proceso de
atención, con sus logros y avances. Entonces, las propuestas de atención en salud
mental comunitaria, implican identificar las capacidades, recursos y habilidades
de la comunidad y de los individuos afectados; con el fin de hacer crecer el
potencial local y posibilitar un trabajo coordinado.
3.1.4. Intervención Clínica con abordaje comunitario
Cuando se identifican problemas y malestares en la comunidad, grupos y/o
miembros de la misma que demandan un mayor nivel de especialización es
necesario coordinar con los especialistas de salud mental. Esto incluye lidiar con
problemas más severos. La intervención clínica con abordaje comunitario
permite que el trabajo terapéutico esté articulado a los procesos psicosociales de
recuperación y fortalecimiento de las relaciones y redes entre los diferentes
actores y grupos de la comunidad. En esta propuesta de intervención se resaltan
las capacidades de afronte y elaboración de las personas y la comunidad para dar
respuesta a los problemas específicos de salud mental y del contexto en general.
Cuestionamos las formas tradicionales de entender el trabajo clínico con visiones
centradas en el síntoma, el padecimiento y las dificultades que trae el paciente o
el grupo, pues consideramos que estas formas de intervención tienden a
estigmatizar, “etiquetar”, “victimizar” a las personas y grupos.* Por lo tanto, no
se trata solo de aliviar o “sanar”, sino sobre todo de favorecer el
restablecimiento de capacidades, agencias y posibilidades de desarrollo, que
puedan generar vínculos constructivos con los otros. Este cambio de perspectiva
requiere reconsiderar las formas de preparación y formación de los involucrados
en el trabajo de salud mental. Cabe resaltar que las intervenciones en salud
mental comunitaria son indesligables de la salud pública, tarea en la cual se
involucra al Estado con sus diferentes sectores y la sociedad civil; en el que el rol
central le corresponde al sistema sanitario nacional en coordinación con otros
actores. Desde el GTSM planteamos estas cuatro modalidades de intervención,
sin embargo, nos queda claro que existen otras formas para trabajar por la salud
mental comunitaria de las poblaciones, que son desarrolladas por las mismas
comunidades; muchas de estos estilos locales son desconocidos por nosotras,
por tanto nos parece un reto identificarlos, promoverlos y difundirlos.
3.2. ENFOQUES DE INTERVENCIÓN
https://www2.congreso.gob.pe/sicr/cendocbib/con4_uibd.nsf/7F8766F4F4FEEBF8052
57C940055969B/$FILE/1_pdfsam_SaludmentalcomunitariaPer%C3%BA.pdf (PG 25)
Si la salud mental es producto de relaciones sociales e históricas, es necesario
observar, entender y realizar una intervención en salud mental comunitaria desde
diferentes enfoques que permitan incluir y entender esta relación de influencia mutua
entre individuo y sociedad. Por lo cual consideramos como indispensables los
siguientes enfoques: derechos humanos, psicosocial, intercultural y de género.
….(OTRA PG)
Los enfoques que implica el trabajo en salud mental comunitaria dan cuenta también
de su especificidad: derechos humanos, psicosocial, interculturalidad y de género. En
otras palabras, a partir de estos enfoques se permite una comprensión e intervención
más acorde y precisa frente a los aspectos de salud mental que nos convocan.
3.2.1. Enfoque de derechos humanos
La Declaración Universal de los Derechos Humanos tiene como premisa básica
que es fundamento de la libertad, de la justicia y de la paz en el mundo el
reconocer la dignidad innata de todos los miembros de la familia humana, así
como la igualdad e inalienabilidad de sus derechos18. Asimismo la Declaración
Universal de los Derechos Humanos plantea en su artículo 25 que: “ toda persona
tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia,
la salud y el bienestar...”19 Este articulo abre la posibilidad de plantear la salud
mental como un derecho humano. Por otro lado, la Organización Mundial de la
Salud señala que: “El disfrute del más alto estándar de salud es uno de los
derechos fundamentales de toda persona humana sin distinción de raza, religión,
ideología política o condición económica y social”20. Asimismo, el Secretario
General de las Naciones Unidas sostiene “...que la salud sea finalmente vista no
como una bendición esperada, sino como un derecho por el cual se luche”21.
Con lo cual se ratifica que el derecho a la salud física y mental es reconocido
desde el inicio de la creación del sistema internacional de Derechos Humanos.
Sin embargo, cuando se dan violaciones a los derechos humanos de las personas,
se invisibiliza que la salud y la salud mental también son vulneradas. Esto es un
aspecto pobremente identificado por diversos sectores de la sociedad que van
desde las mismas personas afectadas y pasa –hasta- por algunos profesionales de
la salud. Las consecuencias de las violaciones de los derechos humanos llevan a
plantearse acciones de prevención y atención que trascienden el plano
individual. Asimismo, desde las políticas y tratados suscritos se busca promover,
respetar, proteger y cumplir con los Derechos Humanos y la Salud. Es importante
poder brindar espacios reivindicatorios saludables donde la injusticia sentida
pueda ser procesada y reparada desde lo social. La atención de la persona en
esta dimensión de la salud, implica reconocer la salud integral como un derecho
humano y contribuir a la consolidación de una cultura democrática de los
deberes y derechos de las personas, grupos y pueblos, en las que cada actor
social participa responsablemente en favor del mantenimiento de la salud y del
bienestar individual y colectivo. Resulta imprescindible que los agentes que
trabajan con comunidades comprendan la salud mental primero, como parte
importante de la salud integral y luego, como un derecho, y así lo respeten y lo
puedan defender como tal. Hablar de un enfoque de derechos humanos en salud
mental, significa construir ciudadanía en salud sobre la base de una auténtica
participación, que propicie el desarrollo de iniciativas autónomas, con criterios
de descentralización y relaciones equitativas en cada localidad. Además, el poder
mirar la salud integral como un derecho de la persona genera las condiciones y
bases para el proceso de creación de una cultura de paz. Dentro de este enfoque
es importante tomar en cuenta también la salud ambiental como parte de la
salud integral. Esta tiene que ver con el acceso a los servicios de agua potable y
adecuada sanidad para la comunidad. La cobertura de sanidad en el Perú es una
de las peores de América Latina, y se observa que esto eleva la incidencia de
enfermedades físicas, afectando también la calidad de vida de la población; lo
cual finalmente incide negativamente sobre su salud mental. El desafío más
importante para que los peruanos accedan a la salud como un derecho es poder
erradicar la pobreza y la inequidad. Lograr formular políticas e implementar
estrategias que tengan como base el principio de la equidad y los derechos
humanos; supone la creación de propuestas nacionales que incluyan una mirada
del otro – en su cultura - y su entorno que suponga igualdad y no discriminación.
Además supone también la inclusión de las prioridades y requerimientos en salud
de las propias comunidades22.
3.2.2. Enfoque psicosocial
El enfoque psicosocial está estrechamente vinculado con los procesos de cambio
social, político en una localidad, región país; da cuenta de la necesidad de
proponer cambios estructurales, desde una mirada que ubica lo individual en el
marco de lo social, comunitario, poniendo especial énfasis en la dimensión socio
cultural. Este enfoque aporta la comprensión de la dimensión subjetiva y su
influencia en los procesos sociales y viceversa. Se parte de la constatación de que
cualquier proceso de cambio social o desarrollo se basa –entre otros factores- en
las relaciones interpersonales y grupales que pueden generar y mantener estos
cambios o desarrollo. En América Latina surge en el contexto de conflictos
sociales, asociados a la asimetría y desigualdad. Particularmente se relaciona con
los conflictos armados internos y con la preocupación por los procesos asociados
a ellos, desde las diferentes disciplinas. Nace asociado a la necesidad de atender
a personas y grupos afectados por estos procesos. Resulta especialmente
interesante la discusión que se plantea con respecto a cómo desarrollar una
práctica clínica en este contexto. El enfoque psicosocial cuestiona el
individualizar la atención y estigmatizar a las personas con diagnósticos clínicos,
pues, de ese modo se pone la responsabilidad de ese “mal” en la persona
individual, y no se plantea que son determinados grupos o gobiernos quienes son
los responsables por esa guerra y por los efectos que quedan en la población23.
La mirada psicosocial es de vital importancia, no solo para entender la
problemática de salud mental vinculada a conflictos, sino fundamentalmente
para poder atenderla adecuadamente. Al dejar de ver el aspecto político,
asociado a los hechos de un proceso de violencia política, se puede silenciar
tanto el sufrimiento de las personas afectadas, como las causas del mismo.
Primero, porque se puede convertir a estas personas de “víctimas” en “personas
enfermas”, “pacientes” que requieren de un tratamiento especializado por estar
“mal”, cuando de lo que se trata es de un problema social que deja secuelas en la
población que tienen que ser atendidas y que demanda una mirada y un accionar
integral. El enfoque psicosocial contextualiza a las personas y el modo en que se
relacionan de esta manera se facilita la identificación simultanea de dificultades y
recursos. “La complejidad del fenómeno de la violencia política vivido en el Perú,
la comprensión de sus causas, secuelas y la búsqueda de alternativas para
superarlas, requieren de una lectura que incluya abordajes complementarios:
antropológicos, psicológicos, sociales, jurídicos, económicos, entre otros”24. El
abordaje psicosocial da cuenta de cómo el proceso de la violencia política se ha
instalado en el mundo interno y relacional de las personas, dejando huellas que
se registran y permanecen latentes o que pueden expresarse en otras formas de
violencia social, siendo por ello fundamental facilitar procesos de análisis y
elaboración de lo vivido.
3.2.3. Enfoque intercultural
Hablar de interculturalidad en países pluriculturales como el Perú, pone de
relieve la convivencia e interacción histórica entre sus culturas. Esta interacción
se ha dado la mayoría de las veces en condiciones de desigualdad y dominio.
Como resultado, los discursos etnocéntricos y homogeneizantes son asumidos
como “condiciones naturales” y reproducidos por nosotros mismos;
expresándose en exclusión, marginación, racismo o fundamentalismos
etnocéntricos que atentan contra los derechos de los que son diferentes. Dado
que la formación de la identidad y estima propia se construye a partir de la
relación con otros, cada vez que alguien desprecia la cultura del otro, la niega o
sólo reconoce parte de ella25 está atentando contra su dignidad. Por esta razón,
el reconocimiento de las diferencias culturales se asume como un derecho. Se
trata de reconocer el valor de cada cultura simplemente por existir, un
reconocimiento a priori, genuino y no parcial. La interculturalidad como enfoque
visibiliza cómo se da el diálogo entre las culturas, con el objetivo de contrarrestar
las relaciones de dominación política, social y económica, incluyendo procesos de
cambio en relaciones cotidianas. Es un fin y un medio para construir relaciones
democráticas y de igualdad de condiciones entre los actores de una sociedad26.
Esto va unido a una progresiva permeabilidad entre culturas y sensibilidades
distintas, donde el reconocimiento del “otro-radicalmente-distinto nos embarca
en el juego de ser otros”. No es suficiente la tolerancia del otro, sino la opción de
la autorecreación propia en la interacción con ese otro27.
Debemos tomar conciencia de que la interculturalidad no es innata, es el
resultado de un diálogo en igualdad de condiciones que construye una forma de
relacionarse. Nos exige un proceso de autoanálisis sobre nuestras habilidades
para relacionarnos de una manera positiva y creativa, aprender de otras culturas
y desarrollar un pensamiento etnorelativista28 que incluye la habilidad para
evaluar fenómenos y nuestra propia identidad, tomando en cuenta el contexto
cultural. Aplicar el enfoque intercultural al trabajo en salud mental implicaría: a)
Promover condiciones de igualdad entre los interlocutores, en cuanto al
conocimiento y ejercicio de sus derechos y acceso a oportunidades. • Ser
consciente de que las condiciones de dominación afectan la salud mental de las
personas y grupos. Por ello, un proceso de promoción de la salud mental de un
país pluricultural requiere necesariamente hacer visible y cuestionar cómo la
subjetividad de los responsables de los servicios de salud, así como de la
población a la que van dirigidos, reproduce las formas de dominación cultural. •
Cuestionar las condiciones de etnocentrismo u homogenización contribuye a
crear un verdadero diálogo intercultural. En este la escucha, empatía, valoración
de la cultura diferente, adaptación a ésta e integración de los aprendizajes que
nos ofrece, supone un cambio en la manera de comprender los problemas y
ofrecer modelos de relación alternativos al etnocentrismo. En ese sentido, se
promueve la salud mental como el ejercicio de las potencialidades para la vida
personal y la interacción social. • Una atención adecuada en salud parte de una
comprensión de los procesos de salud-enfermedad, los supuestos, los
diagnósticos, las terapéuticas, tanto de los que ofrecen los servicios de salud
como de aquellos que provienen de la población que se atiende, con el objetivo
de establecer puentes de comunicación, puntos de encuentro entre ambos
planteamientos, así como para identificar mejores estrategias para lograr una
sintonía cultural que respete los derechos de los usuarios. b) Diseñar políticas
que reconozcan la pluralidad del Estado y contribuyan a una democracia inclusiva
y participativa con respeto a las ciudadanías. • La implementación de cualquier
política pública debe impedir que la pertenencia a una determinada cultura sea
motivo de impotencia y marginación, que atente contra su salud mental. Es decir,
debe promover las capacidades de las personas y grupos, reorganizando el poder
en los ámbitos locales, regionales y nacional, a partir de una ética fundamentada
en la solidaridad, la justicia y el bien común29. • Las políticas pueden reproducir
las condiciones de dominación cuando se basan en modelos etnocéntricos de
atención y comprensión del proceso salud-enfermedad. Por ello, se requiere
proponer políticas alternativas en salud mental que promuevan un encuentro
que respete los derechos de la ciudadanía. c) Entender el diálogo intercultural
como un intercambio y enriquecimiento mutuo entre las diferentes culturas. •
Todavía nos falta mucho en el camino de construir modelos de relación en los
que la diversidad cultural se convierta en un capital para el desarrollo de nuestro
país. Necesitamos recrear modelos alternativos de desarrollo del país en los
cuales la diferencia y la identidad, la autonomía y la integración, la
autorrealización colectiva y la realización del individuo puedan ser compatibles y
no mutuamente excluyentes. • No se trata sólo de no discriminar o tolerar, sino
que se trata de la construcción política de nuevas relaciones para todos. La
interculturalidad amplía el sentido de la democracia y el de ciudadanía, porque
se trata de construir una conciencia de que lo público es de todos, y necesitamos
construir reglas de conducta para la convivencia social y política para que ningún
ciudadano quede excluido o ignorado30. Por esta causa deben existir políticas
interculturales que atraviesen todos los sectores para que se fortalezcan
mutuamente la sociedad civil y el Estado.
3.2.4. Enfoque de género
Se coloca el énfasis en las relaciones de género entre hombres y mujeres, las
cuales están marcadas por una distribución desigual de poder, tanto en la esfera
pública, como en la esfera privada, cotidiana y relacional. Si bien existe una
diferencia entre los sexos, se han construido a lo largo de la historia una serie de
valores que han determinado una posición superior del hombre respecto de la
mujer31. Las categorías de hombre y mujer son productos culturales,
construcciones sociales que tienen como fin informar a sus miembros sobre las
formas de sentir y hacer que les están asignadas socialmente. Estas
construcciones, simbolizadas a partir de la diferencia sexual, son la base de las
nociones de masculinidad y feminidad, y de los discursos y prácticas a ellas
asociadas. Se trata de normas que diseñan la conducta de los sujetos, tanto en el
pensar como en el sentir32. El género estructura la percepción y la organización
concreta y simbólica de la vida social y, por tanto, se constituye como una
importante categoría de análisis y reflexión33. Así entendida, la teoría de género
parte del reconocimiento de que cada cultura tiene una manera particular de
construir las relaciones entre hombres y mujeres. Por tanto se propone
desarrollar políticas y/o propuestas sociales que den cuenta de estas diferencias
y especificidades. Trabajar desde una perspectiva de género en salud mental
implica trabajar en pro de favorecer relaciones de género equitativas en una
comunidad. Supone conocer la situación de hombres y mujeres, así como el tipo
de relaciones que se establecen entre ambos. En ese sentido, el enfoque de
género permite una mirada más fina y real de los problemas que afectan la salud
mental de hombres y mujeres en una comunidad. Nuestra cultura occidental
impone ciertos mandatos y normas sociales sobre cómo debe ser un hombre,
una mujer y sobre las relaciones que entre ellos se dan. Éstos, pueden constituir
condiciones de vida enfermantes sobre todo para las mujeres, si se toma en
cuenta lo patriarcal de la sociedad34.
Se plantea que, a lo largo de la historia, el conflicto central que afecta a la salud
mental de las mujeres, es el conflicto de exclusión, de marginación de ciertas
esferas sociales que impiden su participación plena. En este sentido, se señala
que la sociedad hace que las mujeres tengan, en general, muchos menos
espacios sociales para participar que los hombres, que les servirían de soporte y
recreación, convirtiéndose en espacios protectores para su salud mental35. Por
otro lado, también se advierte que al ligar los conceptos de salud mental y
género los factores de riesgo para la salud mental de las mujeres tienen que ser
entendidos como aquellos sucesos vitales que provocan estrés y/o depresión, los
cuales son capaces de producir un cambio importante en la vida cotidiana de la
mujer. De este modo se manifiesta que el matrimonio tradicional, el trabajo de
ama de casa, en contraposición al trabajo fuera del hogar, la doble jornada de
trabajo, el tener tres o más niños pequeños en casa bajo su cuidado, la falta de
soporte o ayuda de amigos o familiares - especialmente entre las mujeres jefas
de hogar -, la falta de comunicación íntima y confidencial con una pareja, el no
participar de grupos vecinales, artísticos, políticos, etc. Y el centrar
exclusivamente lo femenino en el poder de los afectos, descuidando o
excluyendo el poder racional y económico; constituyen factores de riesgo que
son invisibles si no se integra el enfoque de género al mirar el concepto de salud
mental36. En cuanto a los hombres, se observa que, debido a la construcción
tradicional y machista de sus masculinidades, los riesgos para su salud mental se
encuentran relacionados con la constricción afectiva que produce, entre otros,
problemas somáticos, siendo en esos casos el cuerpo el que expresa el síntoma.
Por otro lado, al validar socioculturalmente la violencia en los hombres, se les
proporciona un contexto justificado para la expresión de la misma pudiendo caer
fácilmente en conductas delictivas y antisociales. En esta misma línea, desde la
literatura se puede constatar que al hablar de patologías de acción, donde existe
un impulso irrefrenable de llegar al acto sin pasar por la elaboración del
sentimiento; hay diferencias entre hombres y mujeres. Hay muchos más
hombres con problemas de adicciones y de conducta sociopática y hay muchas
más mujeres con problemas de alimentación y de automutilación. La expresión
de la rabia y la violencia también está diferenciada por género. El enfoque de
género se suma al enfoque intercultural. En un país como el nuestro estas
dimensiones se retroalimentan permanentemente, por lo que se requiere una
mirada integral. Si el género se construye social y culturalmente es preciso
acercarnos con una mirada que reconozca la multiculturalidad de nuestro país y
que incorpore el reconocimiento del otro como uno de sus objetivos.

Fecha: 10 de dic de 2021


Hora : 10:00 am
MODELO DE SALUD MENTAL COMUNITARIA (ESPAÑA)
https://www.sepypna.com/revista-sepypna/articulos/modelo-comunitario-atencion-salud-
mental/

Características:

 Público. Sin excluir la participación privada, pero con garantías y control desde
lo público.
 Comunitario. De y En la comunidad y Para, la comunidad. Participación de la
comunidad, a través de las asociaciones de afectados y sus familiares en la
planificación, creación y gestión de los recursos y dispositivos asistenciales.
 Racional. Respuesta a las necesidades de los usuarios y NO en función de una
oferta de servicios.
 Equitativo. Proporcionalidad respecto al grado de necesidad y NO respecto a
criterios meramente políticos o economicistas.
 Atención integral. Bio-psico-social. Equipos multiprofesionales e ínter
disciplinares.
 Prestaciones terapéuticas, psicoterapéuticas y rehabilitadoras (variedad de
prestaciones y orientaciones terapéuticas reconocidas científicamente y con
profesionales debidamente formados y acreditados por sociedades científicas).
 Coordinación de los dispositivos de la red asistencial. Trabajo en Red.
Continuidad de cuidados. Psiquiatra o terapeuta de referencia.
 Planes terapéuticos y de rehabilitación psico-social individualizados y
estrechamente imbricados entre sí. No separarlos.
 Inserción socio-laboral.
 Atención especializada e integrada en un segundo nivel asistencial dentro del
sistema sanitario general.
 Respetar especificidades de formación y labor de los profesionales. Formación
continuada. Cuidados del cuidador profesional.
 Trabajo de equipo, inter disciplinar y multiprofesional. – Responsabilidad
asistencial territorializada. Áreas sanitarias. Tener en cuenta la insularidad.
OTROS ARTÍCULOS
https://www.gob.pe/institucion/minsa/noticias/14779-minsa-implementa-nuevo-
modelo-de-atencion-comunitaria-en-salud-mental

https://www.scidev.net/america-latina/news/peru-aplica-innovador-modelo-de-
atencion-comunitaria-a-salud-mental/

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