Cultivando Mi Interioridad A Través de La Resiliencia

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Taller 4: cultivando mi interioridad a través de la resiliencia

Objetivo: el conjunto de estudiantes se sensibiliza frente a las habilidades de una


persona resiliente y se comprometen con la puesta en práctica de al menos una
de ellas.

Recursos de apoyo
▪ Reproductor audiovisual
▪ Video: “El cazo de Lorenzo, que encontramos disponible en el siguiente enlace:
https://www.youtube.com/watch?v=4IoLSwBhVUw
▪ Copia de las fichas: Aprendiendo a cultivar mi resiliencia: El cazo de Lorenzo y
Aprendiendo a cultivar mi resiliencia: qué diríamos sí …

Actividad inicial
1. Acogemos fraternalmente a las niñas y a los niños, les compartimos el objetivo
de este encuentro y les invitamos a socializar los registros fotográficos que
realizaron sobre la práctica de respiración que lideraron con sus familiares. Para
ello, nos organizamos en pequeños grupos.

Concluido este compartir, acordamos ubicar en un mural (físico o virtual) esta


bonita experiencia y acompañamos las imágenes de reflexiones o frases que den
cuenta de nuestra experiencia familiar con el mindfulness.

2. Seguidamente, invitamos al grupo a revisar cómo va el proceso de crecimiento


de nuestra semilla. Para ello, realizamos la siguiente práctica de atención plena:

Practica: me conecto con mi semilla

Tomamos el recipiente donde tenemos sembrada nuestra semilla y vamos a


realizar el siguiente ejercicio:

Observa detalladamente el recipiente donde tienes tu semilla (pausa 20 de


segundos), qué cambios percibes con respecto a la primera vez que la sembraste
(pausa 20 de segundos), respira profundamente e imagina todo lo que ha tenido
que hacer esta semilla para comenzar a germinar (pausa 20 de segundos).

Respira profundamente y reflexiona sobre:


▪ ¿Cómo ha sido tu compromiso con el cuidado de esta semilla? (pausa 20 de
segundos)
▪ ¿Qué dificultades has tenido que enfrentar para que ella siga creciendo?
(pausa 20 de segundos)

Nuevamente enfócate en tu semilla y dile algunas palabras, las que te nacen en


este momento… (pausa 10 de segundos).

Lleva tu semilla al lugar donde la mantienes si estás en casa, si estás en el colegio


ubícala en un lugar seguro.
Concluida la práctica, en plenaria conversamos alrededor de la siguiente
pregunta: ¿qué dificultades hemos tenido que afrontar como cuidadoras o
cuidadores de la semilla? Tomamos nota en el tablero o la pizarra digital de las
dificultades referidas y conversamos sobre las soluciones que han encontrado para
superarlas.

3. Apoyándonos en el siguiente para tener en cuenta, hacemos una introducción


al concepto de resiliencia.

Para tener en cuenta: al igual que la vida, en ocasiones la semilla y las plantas se
ven enfrentadas a situaciones que pueden impedir su crecimiento. Esos
momentos requieren de nosotras y nosotros algo que se llama resiliencia.

En la página web https://definicion.de/resiliencia/ definen la resiliencia como:


“la capacidad que tiene una persona o un grupo de recuperarse frente a la
adversidad para seguir proyectando el futuro. En ocasiones, las circunstancias
difíciles o los traumas permiten desarrollar recursos que se encontraban latentes
y que el individuo desconocía hasta el momento”.

La semilla a pesar de las adversidades, si es fuerte y cree en sí misma hará todo


lo posible para crecer. Pero, necesita que su cuidador o cuidadora también le
provee de algunas condiciones mínimas para hacerse cada vez más fuerte.

También, recomendamos hacer uso del siguiente cuento para precisar mejor la
explicación:

Bailando bajo la lluvia

Una mujer muy sabia despertó una mañana, se miró al espejo y notó que
solamente tenía tres cabellos en su cabeza.
«Hmmm»- Pensó. «Creo que hoy me voy a hacer una trenza».
Así lo hizo y pasó un día maravilloso.
El siguiente día se despertó, se miró al espejo y vio que tenía solamente dos
cabellos en su cabeza.
«Hmmm»- Dijo. «Creo que hoy me peinaré con la raya en medio».
Así lo hizo y pasó un día grandioso.
El siguiente día cuando despertó, se miró al espejo y notó que solamente le
quedaba un cabello en su cabeza.
«Bueno»- Dijo ella, «ahora me voy a hacer una cola de caballo».
Así lo hizo y tuvo un día muy, muy divertido.
A la mañana siguiente cuando despertó, corrió al espejo y enseguida notó que
no lo quedaba un solo cabello en la cabeza.
«¡Qué bien! – Exclamó. «¡Hoy no voy a tener que peinarme!».

Tomado de: http://www.minigranada.com/bailando-bajo-la-lluvia-cuento-


sobre-la-actitud-resiliente/
4. Conversamos sobre las ideas que nos genera este concepto y escribimos en
nuestras bitácoras que entendemos por resiliencia. Más adelante retomaremos
la descripción que cada estudiante ha realizado.

Sesión 2
Actividad central
5. Observamos el video: “El cazo de Lorenzo, que encontramos disponible en el
siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=4IoLSwBhVUw finalizada
la visualización del cuento nos organizamos en grupos para desarrollar la
siguiente ficha:

Aprendiendo a cultivar mi resiliencia: El cazo de Lorenzo

1. En grupo contestamos las siguientes preguntas:

→ ¿Cómo creemos que se sentía Lorenzo con su


cazo, antes de conocer a esa persona
extraordinaria?
→ ¿Qué le enseñó esa persona extraordinaria
sobre su cazo?
→ ¿Qué aprendimos de este cuento sobre la
resiliencia?
→ ¿Hemos vivido o conocemos situaciones similares a las de Lorenzo?

2. En una infografía compartimos las respuestas de nuestra reflexión grupal

9. En plenaria algunos grupos comparten las infografías realizadas y con base en


el siguiente para tener en cuenta precisamos otros aspectos sobre la resiliencia.

Para tener en cuenta:

Actividades para trabajar la resiliencia en el aula (o cómo enseñar a tus


alumnos a decir “yo puedo”)

La resiliencia es la capacidad que tenemos para afrontar y superar de manera


positiva los problemas que nos van surgiendo en la vida. Una persona resiliente
es aquella que no evita o se derrumba ante una situación estresante o adversa.
Al contrario, se crece ante la vicisitud y convierte una experiencia negativa en
una oportunidad para mejorar y desarrollar sus potenciales.

Alcanzar esta capacidad conlleva un entrenamiento, un aprendizaje que


comienza ya en la infancia, donde la escuela y el educador tienen un papel
fundamental para que el niño adquiera y desarrolle esta cualidad.

Los alumnos con buena resiliencia se sienten más seguros consigo mismos y en el
entorno escolar. Desarrollan emociones positivas hacia el aprendizaje y los retos
que supone aprender (el componente emocional está estrechamente
relacionado con la motivación y rendimiento en el estudio).
A nivel de grupo, los beneficios también son muchos. Cuando se trabaja la
resiliencia, mejora el clima dentro del aula. Los alumnos adquieren buenas
habilidades para resolver conflictos, se muestran más colaborativos y
participativos. También la resiliencia fortalece a los niños más vulnerables hacia
el acoso o la discriminación, por lo tanto, educar en la resiliencia es educar en la
inclusión: enseñar valores sociales tan importantes como la empatía y el respeto.

¿Qué factores se deben potenciar para trabajar la resiliencia?

→ La autoestima e introspección: se anima al alumno a explorar sus fortalezas.


→ La interacción y cooperación: se le enseña a pedir apoyo cuando lo necesita
u ofrecerlo siempre que pueda. Y cuando un alumno ayuda a otro se siente
importante, capaz. Por lo tanto, mejora también su autoestima.
→ El control de sus acciones: se conciencia al alumno que para superar una
adversidad y mejorar una situación conflictiva el cambio debe comenzar en
uno mismo.
→ Mostrarse positivo ante los problemas nos encamina al éxito.
→ La confrontación ante un problema, educando en técnicas para la resolución
de conflictos y habilidades de comunicación.

Docentes resilientes para alumnos resilientes


No tendría sentido educar en la resiliencia si los propios maestros y profesores no
muestran dichas capacidades. Gran parte de nuestro aprendizaje es por
observación. Por lo tanto, el docente debe convertirse en ese ejemplo de
fortaleza y superación para sus alumnos. En este sentido, el equipo de
Psicopedagogía del centro tiene doble labor: la de establecer las bases para
promover la resiliencia entre el alumnado a través de programas, actividades y
tutorías; y la de instruir a los maestros en la resiliencia.

Rasgos del maestro resiliente:


→ Se muestra asertivo con sus alumnos y seguro de sí mismo cuando surgen
problemas y conflictos en el aula.
→ Es paciente y positivo.
→ Apoya emocionalmente a sus alumnos: se preocupa por crear un clima en
clase que ofrezca seguridad a todos.
→ Fomenta la participación, escucha las opiniones y promueve la actitud
autocrítica. Anima a la reflexión e introspección cuando se exponen los
contenidos y tareas en clase.
→ Refuerza los logros y guía a los estudiantes para el éxito.
→ Cree en el poder del diálogo.
→ Promueve las actitudes creativas y artísticas, el ingenio de sus alumnos.

En conclusión: un alumno que aprende desde niño a ser fuerte, a mirar desde
una perspectiva positiva los problemas, tiene altas probabilidades de convertirse
en un adulto con buenas habilidades psicológicas para afrontar las futuras
adversidades que se crucen en su vida. Por lo tanto, trabajar la resiliencia en el
aula tiene un carácter claramente preventivo. Una enseñanza que asegura el
desarrollo integral del niño y su bienestar futuro.
Texto tomado de: https://www.unir.net/educacion/revista/resiliencia-en-el-aula/

10. Con las reflexiones trabajadas en el encuentro complementamos la definición


de resiliencia que tenemos en nuestras bitácoras.

Actividad de refuerzo
11. Contamos a nuestros familiares el cuento “El cazo de Lorenzo” y con su apoyo
identificamos a tres personas que han ayudado a nuestro crecimiento y nos
enseñan a afrontar las situaciones difíciles que se nos presentan a nivel personal
o familiar. En la bitácora escribimos el nombre de esas personas, sus
características y un dibujo que las represente.

Sesión 3
Actividad de cierre
12. En pequeños grupos compartimos el trabajo realizado en casa sobre las tres
personas claves e identificamos aspectos en común.

13. Para poner en práctica nuestros aprendizajes sobre resiliencia desarrollamos la


siguiente ficha:

Aprendiendo a cultivar mi resiliencia: qué diríamos sí …

Integrantes del grupo:

1. Escribimos lo que en este grupo entendemos por resiliencia:

2. Leemos las siguientes situaciones y contestamos que le diríamos a esas


personas para salir adelante.

No olvides aplicar los aprendizajes que tienes sobre resiliencia en este


momento

Situaciones Nuestra respuesta


Qué diríamos sí … Helena nos cuenta
que, en su casa, quieren más a su
hermano Javier que a ella
Qué diríamos sí … … Felipe nos cuenta
que sus amigos no lo dejan jugar al
futbol porque dicen que “juega como
una niña”
Qué diríamos sí … Melisa nos cuenta
que su mamá se va a ir de la casa
porque ya no aguanta vivir más con su
papá
Qué diríamos sí … Sebastián nos dice
que sus compañeras del salón no
quieren trabajar con él porque “no es
tan inteligente” como ellas
Qué diríamos sí … Susana nos dice que
le da mucha pena participar en clase
porque cree que sus ideas no son tan
buenas
Qué diríamos sí … Felipe nos cuenta
que daño el celular y tiene miedo de
las reacciones de su mamá.
Qué diríamos sí … Matilde nos dice
que dejó secar una planta que tenía
que cuidar para una actividad del
colegio y no sabe cómo decirle a la
profesora

14. En plenaria compartimos qué aprendizajes identificamos con el ejercicio, les


preguntamos si antes de participar en estos talleres pensábamos igual que
ahora y qué cambios notamos en nosotras y nosotros con esta formación.

Actividad de refuerzo:
15. Escribimos un mensaje resiliente para nuestra planta y lo ubicamos en un lugar
visible del recipiente donde la tenemos. Además, observamos atentamente el
proceso de crecimiento de nuestra semilla y registramos en nuestra bitácora los
cambios que podemos observar.

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