Christian Concha - TB de La Prosperidad

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Teología Bíblica de la Prosperidad
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Christian Concha Baricic

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Teología Bíblica de la Prosperidad!
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Introducción!
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Al hacer una lectura rápida de algunos pasajes del Antiguo Testamento, no es difícil ver de
dónde viene el ‘popular’ “evangelio de la prosperidad”. Basta con tomar algunas promesas
hechas a los patriarcas, sumarles algunos principios malinterpretados de la fe y sellar todo
con la frase “Cristo sufrió para que yo no tenga que sufrir” para tener una buena excusa para
la búsqueda de riquezas. Pero también podemos hacer fácilmente una teología de que Dios
odia a los ricos y llegar a una austeridad desequilibrada. Basta sólo con observar un poco el
Sermón del Monte, el joven rico o Lázaro y formarás fácilmente una teología donde el dinero
es malo y también aquellos que lo poseen.!
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Por estos grandes riesgos es que, en este trabajo, haremos una búsqueda de lo que la Biblia
realmente dice acerca de la prosperidad, los bienes materiales y, finalmente, cuáles son las
verdaderas riquezas para los hijos de Dios.!
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Entenderemos como prosperidad el estado de felicidad, satisfacción y bienestar, ya sea
espiritual o corporal, que es consecuencia de la abundancia de bienes o de productos
valiosos. La Escritura se centra en establecer los usos correctos o incorrectos de este
concepto de riqueza. !
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Creación!
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El relato de la creación nos dice que Dios creó todo bueno. Lo repite 7 veces. Crea a los
seres humanos con algunas necesidades materiales como la de alimento (Gn. 1:29; 2:9, 16),
agua (2:6, 10-14), compañerismo (2:18), y descanso (Gn. 2:1-4) que Él mismo se preocupa
de satisfacer proveyendo los medios necesarios. Por ello, podemos decir que las
necesidades materiales no pueden ser consideradas intrínsecamente como algo negativo.1
En el Edén los seres humanos tenían la posibilidad de satisfacer estas necesidades por
medio de la provisión divina. Eran trabajadores con el encargo de cuidar la tierra y llenarla
(Gn. 1:28), pero también consumidores a quienes se les daba alimento (1:29; 2:9). Dios les
declara que son libres de comer de todos los diversos y abundantes árboles del jardín (Gn.
2:9-16), excepto uno (2:17). Si desobedecían, esto les provocaría la muerte.!
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En los tres primeros capítulos de Génesis vemos como característica la gran generosidad de
Dios quien bendice abundantemente a los seres humanos.!
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1 David Jones, ¿Salud, riquezas y felicidad? (Grand Rapids: Editorial Portavoz, 2012), p. 130.
Caída!
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Como dijimos, los primeros capítulos de Génesis se caracterizan por la generosidad de Dios,
pero la serpiente les hace dudar de esto y de la verdad de su palabra (3:1-5). Luego vemos
codicia en los seres humanos quienes ven como agradable el tomar lo único que Dios les
había prohibido (3:6). Hay una insatisfacción con la provisión de Dios y la serpiente les
incentiva a cambiar su situación poniendo en duda la veracidad de las advertencias divinas.!
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Aunque luego de su rebelión el hombre mantiene su responsabilidad sobre los bienes, el
pecado corrompió el proceso de adquirirlos (9:1-3). Ahora la obtención de los bienes
resultará de un trabajo difícil, desgastante y que muchas veces será poco fructífero (3:17-18).
En esto podemos ver desde ya cómo no hay un principio absoluto de relación entre trabajo y
riqueza, ya que muchas veces dicho trabajo producirá “cardos y espinos” (3:18). !
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Patriarcas!
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Cuando observamos la vida de los patriarcas podemos ver cómo, con gran detalle, se
describen sus vidas con considerables riquezas, numerosas familias, rebaños, esclavos y
siervos.!
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Dios escoge a Abram y le promete hacer una nación grande con su descendencia, darle una
tierra próspera donde fluirá leche y miel y bendecir a las naciones por medio de ésta (Gn.
12:2-3, 7; 15:18; 17:8; 22:17).2 Poco después veremos cómo la promesa de prosperidad
económica se cumple provisionalmente, ya que le vemos disfrutar de riquezas, pero también
dar generosamente a otros (13:2). Esta misma realidad la veremos en el resto de los
patriarcas (Gn. 24; 35; 26:13; 30:43), pero además en el pueblo de Dios, que también disfrutó
de la bendición divina, siendo de testimonio a los egipcios (Gn. 47:27).3 En todo momento
podemos ver cómo las riquezas que los patriarcas acumularon guardan relación directa con
el plan de Dios de darle a su pueblo una tierra especial, siendo entendidas en el contexto del
pacto.4!
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Luego Jacob nos muestra, con toda claridad, cómo los patriarcas no reciben riquezas como
consecuencia de su obediencia ya que son descritos como muy inconstantes en ella (Gn.
31); pero si observamos con mayor detenimiento, nos damos cuenta de cómo esta realidad
se extiende al resto de los patriarcas, en quienes la obtención de estas bendiciones es una
clara muestra de la generosidad y la gracia de Dios (33:11).!
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Luego José, tras salir de la cárcel, es bendecido por Dios siendo puesto como mayordomo
(administrador) de Egipto, recibiendo una gran bendición material y siendo de bendición

2Craig L. Blomberg, “Wealth”, en Evangelical Dictionary of Biblical Theology, ed. Walter A. Elwell. Baker
Reference Library, Logos Library System (Grand Rapids: Baker Book House, 1996).

3 Ibíd.
4 Craig L. Blomberg, Ni Pobreza Ni Riqueza (Miami: Logoi, Inc., 2002), p. 47.
además para otras naciones, cumpliendo provisoriamente la promesa de Dios para su pueblo
(41:57). !
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La riqueza de los patriarcas en los capítulos 12-50 nos muestra la acción soberana de Dios
para llevar a cabo sus promesas, y como dijimos, no en respuesta a la obediencia de ellos.!
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Todas las bendiciones de los patriarcas nunca fueron un fin en sí mismo sino una señal de la
clara acción generosa y soberana de Dios.!
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Éxodo!
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Cuando el pueblo de Israel es liberado de Egipto, Dios promete llevarles a una tierra
abundante, de la cual emana leche y miel (Éx. 3:8). Dios permite que ellos lleven consigo
algunas de las riquezas de los egipcios con el propósito de usarlas en la construcción del
tabernáculo. Sin embargo, éstas también hacen que los israelitas caigan en idolatría.
Podemos ver cómo las riquezas tienen un propósito que, cuando no se cumple, se convierte
en un peligro latente para el corazón del hombre.!
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Son grandes cantidades de recursos materiales las que finalmente se gastan en la
construcción del tabernáculo (Éx. 25-30), pero siempre está cerca la posibilidad de usar
estos recursos para la idolatría.5!
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A pesar de la fiel provisión de Dios en el camino a Canaán, Dios establece, en su ley, la
prohibición de acumular riquezas, reflejada, por ejemplo, en que el Maná y las codornices
debían ser recolectados en una medida especifica (Éx. 16:16-18).6 Debían permanecer
confiando en que, día tras día, Dios seguiría siendo su proveedor, y la acumulación
desobediente e innecesaria les haría dejar de poner su confianza en Él.!
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El pacto que Dios realizó con Moises tenía como fin poner las bases sobre las que el pueblo
se asentaría en la tierra. Si la gente guardaba la ley de Dios gozaría de bendición y
prosperidad de recursos, pero si desobedecían, vendría ruina (Nm. 13:27; 14:8; Dt. 6:3;
7:12-14).7!
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Desde el pacto en Sinaí podemos ver que las posesiones materiales no son siempre el
premio por la obediencia ni la pobreza es el castigo por la desobediencia: Dios, en su
misericordia, sigue proveyendo pese a la desobediencia del pueblo que ha escogido.!

Al final del Éxodo se vuelven a enfatizar las graves consecuencias que detonará un
incumplimiento de los términos del pacto, lo cual resultará en dificultades y la ruina de la

5 Blomberg, “Wealth”.
6 Ibíd.
7Andrew Perriman, “A Framework for a Biblical Theology of Wealth and Poverty”, !
http://www.opensourcetheology.net/node/763 (Fecha de consulta: 23 de septiembre de 2013).
tierra. Se anuncia un camino de enfermedad, hambre, conquista militar y finalmente incluso
la pérdida de la tierra misma en caso de que la desobediencia persista (Dt. 28:15-68).8!
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Monarquía!
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En esta etapa vemos a los reyes David, Salomón y algunos de sus sucesores con gran
prosperidad económica y fama en demostración del favor divino y como consecuencia de su
obediencia al pacto (1 Sam. 18:5, 14; 1 Re. 2:3.).!
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Esta abundancia está ligada a la orden de construcción del templo. Por esto podemos ver
que la provisión de bienes sigue guardando una relación directa con los propósitos de Dios y
su pacto.!
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La prosperidad caracteriza a los primeros reyes, quienes en general obedecen y guardan la
palabra de Dios. David, por ejemplo, prosperaba en todo lo que hacía (1 Sam. 18:1-5) puesto
que contaba con el favor de Dios, muriendo incluso con gran riqueza (1 Cr. 29:28).!
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Luego, a Salomón, Dios le concede mayor prosperidad que a todos los monarcas antiguos (1
Reyes 3-4). Somos testigos de la gran cantidad de recursos materiales que se requieren para
la construcción de su palacio y del templo. En la oración de dedicación del templo, Salomón
detalla las tremendas características de éste, lo que reflejaba la majestad de Dios y su amor
por el pacto (1 Re. 8:22-61). Sus riquezas y sabiduría eran tales que su fama se extendía
hasta el extranjero, como vemos con la visita de la reina de Saba (1 Re 10:1-13). Cuando su
riqueza alcanza su clímax, su gran cantidad de alianzas extranjeras, reflejadas en su enorme
harén, lo llevan a la idolatría (1 Reyes 10-11).!
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La avaricia corrompe el corazón de los primeros reyes. Roboam hizo que el pueblo trabajara
forzadamente, y Acab demuestra la bajeza a la que la codicia puede llevar (1 Re. 21:1-16):
su reino procuraba alcanzar más riqueza de la que necesitaba. En consecuencia, Elías
anuncia juicio contra él y su esposa por su codicia desenfrenada (1 Re. 21:17-24).!
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Josafat buscó seguir el ejemplo inicial de David y Salomón: anduvo en los caminos de Dios,
alcanzando en ellos grandes riquezas y honores (2 Cró. 17-18).!
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Aun cuando pareciera que viéramos un principio absoluto de que los justos y piadosos son
los que obtienen prosperidad, los libros sapienciales nos muestran que esto no siempre es
así. Los injustos muchas veces llevan vidas completamente prósperas (Salmo 10:3-6) y hay
justos que sufren y pierden todo, como vemos en el paradigmático caso de Job (Job 1:1-5).!
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Si bien la riqueza se muestra como una consecuencia de la obediencia, los pactos de la
particular alianza entre Dios e Israel no nos permiten generalizar ni decir que Dios debe
recompensar materialmente a su pueblo fiel en otros países o épocas.!
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8 Ibíd.
Pese a las excepciones mencionadas, debemos establecer que Salmos y Proverbios nos
muestran claramente un camino de dos vías para la prosperidad. Puede ser una recompensa
tanto para el trabajo como para la justicia (Salmo 112; Prov. 12:11; 13:21; 21:05).!
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Sin embargo, se establece con claridad que la pobreza es mejor condición que la
prosperidad si las riquezas provienen de ganancias injustas (Salmo 37:16-17; Prov. 15:16-17;
16:08; 17:01). Los énfasis en los diversos contrastes nos advierten contra hacer absolutos de
cualquier principio o proverbio en particular.!
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Se llama a los que han sido prosperados a no poner su confianza en sus bienes, sino en
Dios (Salmo 52:7; Prov. 3:9-10) y a utilizar sus recursos para ayudar a los necesitados
(Salmo 82:3-4; Prov. 29:7). Lo interesante es que, si bien se motiva la oración por la provisión
de Dios, e incluso para evitar la tentación de robar, esta provisión no debe ser tan abundante
como para sentirse independiente de Dios (Prov. 30:8-9).9 La fuente de nuestra confianza
debe seguir siendo Él y no los recursos.!
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Independientemente de la condición económica, Proverbios nos da una clara muestra del
lugar que el dinero debe ocupar en la vida del pueblo de Dios. El dinero no lo es todo. No
satisface (Prov 23:4-5). Es inferior a la sabiduría (Prov 8:10-11, 18-19; 24:3-4). Es inferior a la
justicia (10:2; 11:4; 13:25; 16:8; 19:22; 20:17; 28:6). Es inferior al temor del Señor (Prov.
15:16). Es inferior a la humildad (Prov 16:19). Es inferior a las buenas relaciones (Prov.
15:17; 17:01).10 !
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Los profetas !
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El tema de la prosperidad en los profetas se ve generalmente en forma de advertencia y
juicio. Hay una fuerte advertencia al pueblo que ha caído en avaricia, descuidando las leyes
del pacto, lo que se refleja en el claro descuido de los pobres. Todos los profetas condenan
los abusos que se cometían.!
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Amós denuncia al pueblo de Israel por negar justicia a los pobres (Amós 2:6-7), por la venta
de deudores a la esclavitud (Amós 8:6), por la fiscalización injusta (Amós 5:11-12), y por el
comercio fraudulento (Amós 8:4-5). Ezequiel denuncia la violencia contra los pobres
(Ezequiel 16:48) mientras que Miqueas se une a las advertencias de Amós y Ezequiel
condenando al pueblo de Dios por el robo de la tierra (Miqueas 2:1-3). Malaquías va un paso
más allá y declara que las personas están robando a Dios mediante la retención de sus
diezmos y ofrendas (Malaquías 3:8). Uno de los principales fines con que cada uno de estos
profetas condenan las injusticias sociales del pueblo de Dios es denunciar que los ricos se
hacen más ricos a expensas de los pobres. Esto nos muestra que es algo común ver a los
injustos enriqueciéndose y a los justos siendo oprimidos en pobreza.11!

9 Blomberg, “Wealth”.
10Kevin DeYoung, “Money and Possessions in Proverbs”, http://thegospelcoalition.org/blogs/kevindeyoung/
2011/04/29/money-and-possessions-in-proverbs/ (Fecha de consulta: 23 de septiembre de 2013).
11Taylor Martin Wise, The Biblical Purpose of Money: A Balanced View (Atlanta: Reformed Theological
Seminary, 2005), p. 47.
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Por su pecado frente a las riquezas, el pueblo de Dios fue severamente amonestado ya que
en muchas ocasiones las utilizó para crear ídolos y terminar adorándolos (Isaías 2:7-8, 20).!
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Oseas expresa un gran lamento porque Israel no ha reconocido que Dios es la fuente de sus
recursos y, más encima, ha malgastado dichos recursos en su idolatría. Con el fin de
alcanzar más riquezas, estuvieron dispuestos a extorsionar, robar, y oprimir a los más pobres
(Ezequiel 22:29; Miqueas 2:2). Se deleitaban y jactaban de su riqueza (Oseas 12:8; Habacuc
2:16-17; Amós 4:1) y no descansaban en el sábado para así generar más recursos (Amós
8:5). Incluso los líderes nacionales estaban más motivados por el dinero que por servir al
Señor (Miqueas 3:11).!
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A pesar de que la pobreza podría ser atribuida a la pereza de cada persona, socialmente se
ve como una consecuencia del fracaso de los ricos para hacer justicia y abastecer a los
necesitados. Pero Dios promete juzgar a los ricos injustos en un “día de venganza” (Is.
10:1-3).!
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Sin embargo, los profetas continuaron entendiendo la prosperidad como una recompensa
para la obediencia y su ausencia como un castigo para los pecadores. Debido a la terrible
rebeldía del pueblo, esta última situación fue la que más comúnmente predominó. La gran
injusticia del pueblo provocó el juicio de Dios, el cual acarreó la ruina de la nación y su
entrega en manos de enemigos que les harían pasar años de exilio en Babilonia. Bajo estas
circunstancias, los profetas comenzaron a anunciar la esperanza de una restauración de un
remanente en la tierra, cuya prosperidad volvería a ser grande (Isaías 54-55, 60-66),
incluyendo mucho para comer (Joel 2:23-27) y una riqueza que podría ser compartida con las
demás naciones (Zacarías 14:14).12 Esta esperanza parece estar puesta en un individuo al
que Isaías llama “el siervo del Señor”, quien será enormemente prosperado (Isaías 52:13),
pero con luces de que esto será más allá del sentido material. La obra que Dios quiere hacer
será prosperada por medio de él.!
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Jesucristo!
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El mismo relato de los evangelios nos muestra la situación de Israel en relación con las
riquezas en los tiempos de Jesús. La acumulación de éstas se había trasformado en un
reemplazo de la confianza en Dios. Israel no veía su necesidad de ser salvado de sus
pecados pues estaba sirviendo más al dinero que a Dios (Mt. 6:24). Se busca una falsa
confianza llenando los graneros de recursos (Lc. 12:21) y sin darse cuenta de que las
riquezas no servirían para escapar del juicio venidero y del castigo del infierno (Lc. 16:19-31). !
El énfasis principal de Jesús en relación con las riquezas es mostrarlas como un ídolo
atractivo para la lealtad humana en desmedro de Dios (Mt. 6:19-24, Lc. 16:1-13). Estas
riquezas se muestran como engañosas (Mr. 4:19) y como un fuerte distractor para la
asimilación de la condición espiritual de las personas, anestesiándolas sobre su verdadera
necesidad (Mr. 8:36).13 Jesús hace una fuerte exhortación a que debemos tener sólo un

12 Blomberg, “Wealth”.
13 Ibíd.
tesoro, o mejor dicho tener claro cuál es nuestro verdadero tesoro, lo que se refleja en la no
acumulación de bienes materiales que tienen la gran capacidad de convertirse en ídolos (Mt.
6:19-24).!
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En el Sermón del Monte se toca un tema trascendental para nuestro análisis. Los pobres
que ponen su confianza únicamente en Dios como su proveedor son bienaventurados (Mt.
5:3). Surge nuevamente la importancia de reconocer que, independientemente de las
circunstancias, Dios es nuestro único sustentador. En este mismo sermón se aborda un tema
importante que tiene que ver con una reinterpretación de lo que son las verdaderas riquezas,
pues Jesus prepondera los tesoros celestiales por sobre los terrenales (Mt. 6:19-34). En este
sentido podemos ver como las promesas del Antiguo Testamento en cuento a la prosperidad
son reinterpretadas a la luz de una nueva clase de riquezas que Jesús nos muestra.!
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Jesús dijo que podíamos confiar plenamente en Dios como nuestro proveedor (Mt. 6:25-34)
pues Él conoce todas nuestras necesidades materiales y espirituales. !
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Lucas!
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Me ha parecido pertinente hacer una sección aparte con este evangelio puesto que el tema
de las riquezas surge en forma constante.!
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Lucas nos muestra que la verdadera riqueza no es la acumulación de bienes. Esto se refleja
de dos maneras:!
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Primero, Jesús nos muestra que los verdaderamente ricos son aquellos que confían en Dios
y no los que tienen abundantes posesiones terrenales. Se enfatiza que preocuparse es
necedad porque tenemos un Dios que, como un padre, está completamente preocupado por
nosotros (16:6). Mientras toda la humanidad se afana por asegurarse de acumular suficientes
riquezas, quienes confían en Dios descansan en el hecho de que Él conoce cada una de sus
necesidades y les proveerá (12:30).!
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Segundo, aquellos que ponen sus riquezas al servicio de los propósitos de Dios son
verdaderamente ricos porque ponen su confianza en Él y Él les dará los verdaderos tesoros
que son los que están en el cielo (18:22).!
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Jesús nos dice que hay personas que creen que con sus riquezas ya han obtenido todo
cuanto desean o necesitan y han recibido todo su “consuelo” en ellas. Tienen todo lo que
este mundo puede ofrecerles. No necesitan orar a Dios pues creen que no les hace falta
nada y, por tanto, no anhelan los tesoros del cielo ni a Dios mismo como la mayor riqueza
que existe. Su amor por las riquezas es mucho mayor que su deseo de perdón o vida eterna
(18:18-30).!
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También se nos dice que no es posible que podamos amar a las riquezas y a Dios (16:13).
Se presentan como un elemento de sumo peligro a través del cual podemos aparentar ser
religiosos pero con un corazón no rendido a Dios (18:20-23).!
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Lucas nos muestra que debemos reconocer que Dios ha sido quien nos ha dado todo lo que
tenemos y que debemos usar aquello para sus propósitos. Un día nuestras riquezas no
servirán absolutamente de nada, por lo cual debemos utilizarlas para agradar a Dios que es
quien nos recibirá en las moradas eternas (16:9; 18:22).!
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Se nos presenta el principio de que el modo en el cual administramos las riquezas es un
indicador de cómo seremos administrando cosas de real valor como son las riquezas
espirituales. Por tanto, todo aquel que no haga una buena administración, que consiste en
administrarlo para los propósitos de Dios y no para sí, no recibirá las verdaderas riquezas
que son las espirituales (16:11-12).!
!
Por otro lado, en la historia del joven rico vemos que la vida de éste no es genuinamente
restaurada, habiéndose rehusado a desprenderse de sus riquezas aun cuando Jesús mismo
se lo estaba pidiendo, y mostrando una profunda adoración al dinero y a sí mismo. Su
inmutabilidad financiera mostró que no había conversión (Lc. 18:18-30).!
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Gordon Fee afirma que, en los Evangelios, la riqueza claramente no tiene que ver con una
vida de obediencia. “Si bien encontramos un puñado de creyentes acomodados como José
de Arimatea y Lidia, ninguno de los escritores del Nuevo Testamento sugiere que el favor de
Dios se halla de manera particular en aquellos que son ricos. De hecho, si algo se dice, es lo
contrario. (…) En una cultura en que se asumía que la riqueza era un indicador del favor y la
bendición de Dios, la afirmación de Jesús era inequívoca. La riqueza no es señal de justicia o
favor divino. En lugar de eso, es un serio peligro para nuestra relación con Dios”.14!
!
!
Iglesia!
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Pablo, en su carta a los Corintios, nos da una profunda explicación de lo que significa ser
verdaderamente ricos. Dice que Jesús, siendo Dios, renunció a sus privilegios para hacernos
ricos en Él. Por amor a nosotros, Él se hizo pobre para que pudiésemos obtener el perdón de
nuestros pecados y una relación directa con el Padre, la verdadera riqueza (2 Corintios
8:8-9). Las riquezas, por tanto, adquieren un nuevo significado. En este mismo sentido, en la
carta a los Efesios, Pablo nos muestra que ya somos bendecidos con toda bendición
espiritual (Ef. 1:3); que estamos sentados en los tronos celestiales para mostrar las riquezas
de su gracia (Ef. 2:6-7). Por tanto, hay una clara explicación de que las verdaderas riquezas
son las espirituales, tal como Jesús ya lo había anunciado, y de que nuestra salvación es una
muestra de la gran riqueza de la gracia de Dios. Por tanto, debemos poner la mirada en las
cosas de arriba (Col. 3:2).!
!
Pablo nos enseña a estar contentos tanto en la pobreza como en la prosperidad (Fil. 4:12).
Esto también nos muestra que el cristiano no debe fijar su atención en las cosas materiales
sino que debe tener contentamiento en toda circunstancia pues ya es infinitamente rico en
Cristo (1 Tim. 6:6).!
!
Pablo, además, hace un llamado a no gloriarse de ninguna otra cosa que no sea del Señor.
Nos muestra que las riquezas no son lo que aparentan pues no pueden brindarnos ninguna

14Theology of Work Project, Inc., “Wealth is no Indication of God’s Favor or Blessing”, http://
www.theologyofwork.org/key-topics/provision-wealth/hope-and-help-in-gods-provision/wealth-is-no-indication-of-
gods-favor-or-blessing/ (Fecha de consulta: 23 de septiembre de 2013).
de las cosas que realmente necesitamos como santificación, justificación o redención. Las
riquezas pueden promover nuestra autosuficiencia, movernos a pensar que tenemos cosas
realmente valiosas y hacer que nos jactemos de ellas (1 Corintios 1:30-31).!
!
Aun así, hay claras advertencias sobre el propósito que deben tener los bienes materiales
que pudiera recibir el cristiano. Nuevamente aparece el tema de que los recursos que Dios
nos entrega siempre tienen un propósito. Pablo muestra que las personas que dan han
comprendido el verdadero valor de lo que han recibido en Cristo. Por tanto, el cristiano debe
ser rico en buenas obras, generoso y dispuesto a compartir (1 Tim. 6:17-18). Se marca un
claro principio de que el dar está sustentado en la gracia (Rom. 12:8; 2 Cor 8:4-19; 9:14).15!
!
Los bienes siguen teniendo el potencial de desviar la atención del pueblo de Dios. El amor al
dinero es descrito incluso como la raíz de todos los males, lo cual muestra su gran peligro (1
Tim. 6:9-10).!
!
Juan también advierte que no debemos amar las cosas del mundo, pues, a diferencia de
quienes hacen la voluntad de Dios, un día todas esas cosas pasarán (1 Jn. 2:15-17).!
!
En los últimos tiempos encontraremos “aparentes” cristianos que confiarán en su riqueza
económica pero sin reconocer su pobreza espiritual (Apoc. 3:17). El Anticristo discriminará
económicamente a todos los creyentes verdaderos (Apoc. 13:17). “Babilonia” caerá con sus
grandes lujos y un dramático lamento por esta situación (Apoc. 17-18).!
!
!
Nueva Creación !
!
La esperanza es que un día Dios reivindicará su propósitos con los bienes materiales que
inicialmente había en la creación. Toda la riqueza, al igual que el resto de la creación, será
restaurada a su lugar verdadero y perfecto. Esta será una realidad absolutamente terrenal,
en los cielos y en la tierra nueva repleta de todas las riquezas de las naciones y bendiciones
eternas.16 Esto estará disponible sólo para aquellos que se han mantenido fieles a Cristo,
mostrando una fidelidad real a Él dándole el lugar que suelen ocupar las riquezas materiales
al estimar como infinitamente más valioso lo que Dios les ha dado por medio de Jesús,
independientemente de los costos que esto les pueda haber significado.17!
!
!
Conclusión!
!
Las prósperas vidas de los patriarcas se usan comúnmente para justificar la doctrina de la
prosperidad. Se asume que, de la misma manera en que ellos fueron bendecidos
“materialmente”, los cristianos tienen derecho a vivir también. Pero esto es un grave error.
Primero, porque lo particular de los pactos entre Dios e Israel no nos permite generalizar y

15 Ibíd.
16 Blomberg, “Wealth”.
17 Blomberg, Ni Pobreza…, p. 345.
decir que Dios debe recompensar a sus hijos en otras épocas y etapas del plan de salvación.
Pero además esto pasaría por alto que numerosos israelitas, en aquellos días, así como
numerosos cristianos a lo largo de toda la historia de la iglesia, nunca experimentaron tal
condición a pesar de que muchos de ellos vivieron en piedad.!
!
Un cristiano verdadero, luego de la cruz, entiende lo que realmente son las verdaderas
riquezas. Entiende que la verdadera generosidad de Dios se observa en que “no escatimó”
en gastos dando a su único Hijo para el perdón de los pecados. En esto podemos ver real
abundancia. Por tanto, si seguimos viendo lo material como riqueza, no estamos entendiendo
el infinito valor de Cristo. No hay nada más valioso que Él. Esto muestra que hoy el diablo
sigue poniendo en duda la verdadera generosidad de Dios, tal como ocurrió en Génesis.
Generosidad que es clara en Cristo.!
!
Hoy día, nuestra mayor riqueza no está en las posesiones materiales que tenemos, ya que
éstas son perecederas, sino más bien en Jesucristo, quien siendo rico se hizo pobre, para
darnos una mayor riqueza, la vida eterna en que disfrutaremos de una relación eterna con
Dios, donde podremos disfrutar de su preciosa gloria y donde todo lo material es un
accesorio que está asegurado.!
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Las riquezas pueden ser una bendición si se ocupan para la gloria y el propósito de Dios,
pero también pueden volverse una tremenda oportunidad de tropiezo que podría convertirnos
en idólatras y ocupar el lugar de la gloria de Dios. !
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Bibliografía!
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Blomberg, Craig L. “Wealth”. En: Evangelical Dictionary of Biblical Theology, ed. Walter A. Elwell.
Baker Reference Library, Logos Library System. Grand Rapids: Baker Book House, 1996.!
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_____. Ni pobreza Ni riqueza. Miami: Logoi, Inc., 2002.!
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DeYoung, Kevin. “Money and Possessions in Proverbs”. http://thegospelcoalition.org/blogs/
kevindeyoung/2011/04/29/money-and-possessions-in-proverbs/ (Fecha de consulta: 23 de septiembre
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