Produccion Musical v2
Produccion Musical v2
Produccion Musical v2
Musical
PEDAGOGÍA E INVESTIGACIÓN
EN ARTES
Autores:
Meining Cheung Ruiz
Luis Pérez Valero
UNIVERSIDAD DE LAS ARTES
Rectora (s): María Paulina Soto
Producción musical
Pedagogía e investigación en artes
COLECCIÓN ENSAYO
D. R. © Universidad de las Artes
D. R. © de los autores
Junio, 2020
ISBN 978-9942-977-28-1
Introducción ...................................................................................................................9
Bibliografía .................................................................................................................125
UArtes Ediciones 8
Introducción
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este sentido, la prioridad la tiene el alumno, pero es el docente quien funge como
administrador del conocimiento. Como hemos dicho, hay pocos textos sobre el
tema y apenas algunos en español; por ello, presentamos un pequeño aporte desde
la práctica del ejercicio docente y de investigación. Nos tocó iniciar el debate, pero
esperamos que nuestra propuesta sea superada con creces y que surjan nuevas
investigaciones que se materialicen en libros y autores.
Nos hemos limitado a ilustrar las prácticas pedagógicas y de investigación
que ha tenido esta carrera en el poco tiempo de su desarrollo. Existen muchas áreas
temáticas que deben ser exploradas desde el ámbito de la producción musical como
lo son la historia de la producción y los productores, la presencia de la mujer en el
ámbito de la producción musical, la descolonización en el proceso de mercado y
consumo de la música, entre otros. Sin embargo, nos ha parecido que los ámbitos
de educación e investigación en artes debían ser abordados como prioridad, pues
a lo largo de este proceso se generan nuevos productores y nuevo conocimiento
desde las artes.
La decisión de presentar el libro tal como lo tiene en sus manos obedece a la
necesidad de expresar de manera clara el ámbito de acción de la carrera. Comenzamos
con la ardua tarea de definir la producción musical, pues es mucho el margen de
maniobra de un productor, lo cual hace que su definición sea cuestionada por terceros.
Por lo tanto, hemos expuesto la producción musical desde el ámbito de la educación
y la enseñanza andragógica, lo cual trajo de suyo la pregunta obvia: por qué alguien
desearía estudiar producción musical. Para ello procuramos dar como respuesta la
formación que debe tener previamente un aspirante a productor y los aspectos mínimos
que ha de aprender a lo largo de su trayectoria dentro de la academia.
Asimismo, presentamos una breve disertación sobre lo que es formar a
productores musicales en Ecuador en el siglo XXI, tema que consideramos abre
el debate, por lo menos desde el ámbito teórico. Quizás el área más polémica
sea el capítulo dedicado a la producción musical dentro de la educación superior,
en el cual reflexionamos sobre los programas de estudio y la descripción de seis
áreas que consideramos esenciales para el desenvolvimiento de una malla curricular.
También revisamos la relación de la producción musical con aspectos pedagógicos,
en el proceso de enseñanza-aprendizaje, así como el aspecto que consideramos
más importante de todos: el desarrollo del oído y la importancia de la escucha de
grabaciones de todas las épocas y estilos como punto focal para el crecimiento del
futuro profesional de la producción.
En la última parte, nos concentramos en la inclusión de la producción musical
dentro de la academia, para lo cual hemos sustentado el proceso de elaboración de
trabajos de grado en esta carrera desde la musicología popular. Se han vinculado
metodologías tradicionales y en especial en artes, porque es durante la escritura que
los estudiantes necesitan una guía metodológica, motivacional y, sobre todo, que les
permita resolver los aspectos de índole técnico y estético del trabajo final.
UArtes Ediciones 10
Nos gustaría dedicar este libro a todos nuestros maestros presentes, pasados
y futuros, así como también agradecer a nuestro director de la Escuela de Artes
Sonoras, Andrey Astaiza, por toda su labor en la construcción de nuestra carrera; a los
docentes, profesionales y amigos cuyos aportes a través de conversaciones de pasillo,
tiempos de oficina, correos electrónicos, almuerzos y de café también se reflejan en
este libro: Rubén Riera, Adina Izarra, y Pedro Segovia. Un agradecimiento especial a
Lisa Di Cione, Marco Antonio Juan de Dios Cuartas, Carlos Caballero y Darío Peñaloza
por las innumerables horas de correo electrónico. Nuestro sincero sentimiento de
gratitud y alta estima a Tyrone Maridueña por facilitar el material fotográfico de esta
publicación y a Marelis Loreto por su paciencia en la revisión de los manuscritos y,
sobre todo, por su apoyo emocional a lo largo de este trayecto.
Para finalizar, esperamos que este libro contribuya e inspire a otros a
documentar, añadir y multiplicar la investigación en producción musical desde las
artes, la pedagogía y la generación de nuevos conocimientos en el área.
Guayaquil, 2020.
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Definiendo
la producción musical
Esta pregunta aparenta sencillez, pero oculta su complejidad. Así como un co-
cinero cocina, un productor produce. Sin embargo, ¿qué es producir, musicalmente
hablando? Si podemos decir que un ejecutante toca música —produce músi-
ca—, ¿no es entonces un ejecutante también un productor? Si un director de
orquesta da directrices de interpretación, ¿no es también un productor? Si se
realiza una grabación o un concierto, ¿producir equivale a grabar, montar con-
ciertos, mezclar o editar? ¿O es que la producción musical equivale a generar
regalías a partir de música consumible? Todas estas preguntas nos conducen a la
más elemental: ¿qué es un productor musical?
Es interesante que todo lo anterior esté relacionado con la producción
musical; es más, para cada actividad existe un especialista que no necesita cum-
plir el rol del productor musical. El ejecutante interpreta al igual que el director;
las grabaciones se realizan con técnicos de sonido; las canciones provienen de
cantautores, compositores y arreglistas; los expertos en negocios calculan ga-
nancias y diseñan estrategias para generar rentabilidad. La producción musical
incluye todas estas aristas dentro de su quehacer, pero persiste la pregunta que
pareciera apuntar hacia lo superfluo o confuso de ser productor. De pronto,
todos somos productores de música.
Para comprender lo que significa la producción musical y su importancia,
propongamos una realidad sin este personaje. El músico escoge un conjunto
de obras de su autoría para convertirlo en un disco. Al preguntarle acerca de su
criterio de selección contesta «porque las puedo tocar», «porque son bonitas»
o «porque me gustan». Luego, estas obras son enviadas a los arreglistas y las
directrices para los arreglos son «para tres instrumentos, en el estilo que sea con-
veniente». Se procede a la grabación, para la cual ha sido escogido como técnico
de grabación un especialista en música pop, cuando el género a grabar es música
instrumental. Se graban los instrumentos por separado y con metrónomo en
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1 Las técnicas de microfonía puntuales son aquellas en las que se coloca el micrófono cerca del
instrumento.
2 Simon Frith y Simon Zagorski-Thomas, The Art of Record Production: An Introductory Reader for a
New Academic Field (Farnham, Ashgate, 2012): 268.
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3 Las grabaciones orquestales en vivo se valen de la microfonía cercana o puntual, ya que la distan-
cia del micrófono a la fuente puede generar acoplamiento (retroalimentación) en los altavoces. Sin
embargo, la mezcla apuntará a recrear la perspectiva añadiendo procesos como la reverberación,
que acerca el sonido hacia una perspectiva de sala de concierto.
4 Simon Frith. “Hacia una estética de la música popular”, en Francisco Cruces (ed.). Las culturas
musicales, lecturas de etnomusicología (Madrid: Trotta, 2001): 413-436.
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como «el productor es el que compone», «el productor es el que graba», «el
productor es el que hace canciones», «el productor es el que toca», o algo más
común como «el productor es un DJ». Todas estas definiciones provienen de
la especulación del aspirante. De cada quince personas, solo dos o tres logran
definir con precisión las actividades de un productor musical. La falta de claridad
en el rol es el resultado de la ausencia de contacto con profesionales relacionados
a esta actividad. En la vida, todos en algún momento hemos visitado al doctor
en su consultorio, pero ¿cuántos conocemos a un productor musical? Incluso,
en ciertas páginas de la red se promocionan procesos e implementos para
la composición como producción musical, y es que el conjunto de palabras
—productor musical— es más comercial que si se usara el término plugins
para ‘compositores’ o ‘cantautores’. No es lo mismo decir «plugin de afinación
para cantantes» que «plugin de afinación para producción musical». La misma
industria musical, en su afán de ventas para la ‘producción musical’, ha
distorsionado su significado.
El productor musical es un individuo capaz de diseñar y elaborar un
concepto musical y llevarlo al mercado. Si escogemos casos específicos aislados,
observamos primero que el productor musical es el que genera el concepto: en
posesión de su ojo especializado, tiene la visión futura del potencial del artista
desde la imagen, hasta el género musical que sea mercantilmente factible como
producto consumible para las masas.5 A esto le sigue el poder de proyección, la
ejecución de proyectos, y las formas de conseguir efectividad en términos musi-
cales, técnicos y de imagen. Por último, posee capacidades de negociación para
catapultar aquello que ha concebido para el estrellato. Un productor musical es
un profesional que comprende y aplica conceptos musicales y estéticos para los
géneros en los que se desenvuelve. Sus objetivos pueden ser artísticos (el arte
por el arte) o con propósitos comerciales que, junto a criterios estilísticos, cul-
minan en un producto musical. Los productos musicales varían desde la produc-
ción de un sencillo, un EP, LP, o actividades derivadas como un concierto o show
radial, hasta la producción de material musical para realizaciones multimedia.
En la época de las grandes disqueras, antes de ocupar el cargo, el produc-
tor musical atravesaba por una amplia cadena de aprendizaje que empezaba den-
tro del estudio como aprendiz o asistente. De cierta forma, esto aseguraba que
el productor musical, de llegar a serlo, entendiera la cadena de eventos dentro de
5 Un ejemplo de este caso puede ser Justin Bieber, quien fue descubierto a través del canal de
YouTube.
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un estudio. En otros casos, hubo músicos que, tras ser parte de una agrupación
musical y haber pasado por los mismos procesos, ocuparon roles dentro de la
producción. Esto está documentado por quienes formaron parte de una gene-
ración de productores que, por su avanzada edad, son una liga que se extingue.
Uno de estos ingenieros fue Tom Dowd, a quien se le atribuye la invención de
los faders,6 y quien trabajó como productor en Atlantic Records. Dowd, en sus
inicios, ejerció como ejecutante de varios instrumentos (trombón, violín, piano,
y batería) en la Universidad de Columbia, y años más tarde ocupó el cargo de
ingeniero para luego convertirse en productor.7 Hoy, esta cadena de aprendizaje
ya no es accesible excepto para unos pocos, por los estudios que aún sobreviven.
En la actualidad, los productores musicales se educan formalmente a
través de distintos programas de estudio que han surgido a partir de la accesi-
bilidad a la tecnología para la producción. En varios países, como el nuestro, se
está empezando a regularizar la profesión, para lo cual las instituciones exigen el
título de ingeniero de sonido o de productor para optar por una plaza de trabajo.
Esto es un indicador de la importancia que está adquiriendo este programa de
estudios dentro del campo laboral.
6 Un fader es un deslizador que opera un potenciómetro. Tom Dowd deseaba poder controlar los
niveles de varios canales tal como es posible hacerlo con el piano.
7 Dan Daley, "The Engineers who changed recording", Sound on sound. Traducción propia [Ac-
ceso, 27 de diciembre de 2019]. Disponible en: https://www.soundonsound.com/people/engi-
neers-who-changed-recording.
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obtener una señal aceptable en el medio donde ocurría el registro, que al inicio
no era tan fácil como aplastar ‘grabar’. Hoy en día se utiliza la denominación de
‘ingeniero de sonido’ en la lengua vernácula para referirse a un número de per-
sonas involucradas tanto en la grabación como en el sonido en vivo. Podemos
especular que la atribución de ‘ingeniero’ a este puesto ha sido el resultado de
la tradición histórica. Sin embargo, dentro de la academia, la denominación de
‘ingeniero’ es específica, así como sus atributos y habilidades. Una de las mallas
que ilustra este punto la encontramos dentro de la Universidad de las Américas,
quienes ofrecen actualmente la carrera de ingeniería en sonido y acústica.8 y 9 En
su malla observamos asignaturas que se esperan dentro de la ingeniería como lo
son el cálculo y la física, conjuntamente con asignaturas en circuitos, electrónica
y aplicaciones, pudiéndose observar el carácter altamente técnico en términos
de diseño e implementación de dicha profesión. En dicho texto, el ingeniero de
sonido adquiere esta connotación.
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10 Si bien es cierto que existían producciones de óperas a lo largo del siglo XIX (por marcar un pe-
riodo histórico), los antiguos organizadores de conciertos y de óperas eran considerados ‘maestros
de escena’. Esta acepción involucraba incluso comisionar la composición de la ópera que involucra-
ba la elaboración del libreto. Como se aprecia, es una función distinta del productor discográfico. Si
debemos hablar del precursor en esta instancia, sería el compositor, cuyo producto radicaba en la
producción de la partitura y del guion.
11 W.W. Norton, “The First Record Producers: The rise and fall of Joe Meek and Phil Spector”. Tra-
ducción propia [Acceso, 3 de abril de 2020]. Disponible en: https://medium.com/cuepoint/the-first-
record-producers-909c85d99427.
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12 Juan de Dios Cuartas, “La figura del productor musical…”, 56-72. Cfr. Burgess, The Art of Music
Production…, 9-19.
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13 Audacity o Reaper son ejemplo de ello, aunque Reaper requiere el pago de la licencia correspon-
diente después de un periodo de prueba.
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a la pregunta de ¿cuál estilo se grabará? Por ello es esencial que el productor mu-
sical tenga una sólida formación musical, con capacidad de discernir afinación,
ritmos y texturas de la propia música. A nuestro juicio, el productor se beneficia-
ría inmensamente si fuera un músico a cabalidad, mas no es necesario que sea un
gran intérprete, aunque ayuda mucho saber de instrumentos armónicos como
la guitarra, el piano o el acordeón, y poseer conocimientos de instrumentación.
No se trata de que se sienta obligado a realizarlos, pero cuando un arreglo llega
a manos de un productor, este debe ser capaz de evaluarlo y predecir las compli-
caciones que pudieran surgir al momento de su grabación.14
No nos proponemos en este libro abordar una metodología de la ense-
ñanza de la música para la producción musical. Creemos que una buena forma-
ción musical debe comprender una sólida capacidad de lectura musical por lo
menos en claves de Sol y Fa, capacidad de lectura rítmica fluida, conocimientos
profundos de armonía, historia de los estilos de la música y, sobre todo, algo que
tanto en la formación del músico académico como popular es vital: escuchar
mucha música.
14 Cfr. Charles Granata, Sessions with Sinatra: Frank Sinatra and the Art of Recording. (Chicago Re-
view Press, 2003); Keith Waters, The Studio Recordings of the Miles Davis Quintet, 1965-68. (Oxford
University Press, 2011).
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Con los jóvenes, las experiencias en clase a veces dan giros inespe-
rados. Aunque se planifique con antelación, el mundo de la música grabada
posee un amplio rango de variables que escapan de cualquier previsión del
docente. Un ejemplo de ello fue un reto teórico que propusimos en clase.
Con un grupo de estudiantes del último semestre con experiencia en el mun-
do de la producción musical, se habló del narcocorrido, género que desco-
nocían por completo a pesar de que tiene un buen público como producto
comercial. A partir de allí se organizó un proyecto de clase para elaborar la
producción de un EP de narcocorridos. Con este fin, los estudiantes se apro-
ximaron al género como manifestación cultural para conocer a sus poten-
ciales consumidores. Luego, se analizaron varias producciones musicales en
sus diversos aspectos: composición, arreglos, instrumentación y texto de las
canciones; en este último renglón descubrieron que las letras tenían una serie
de códigos, así como una versificación sin la cual el estilo sería incompatible
y, por lo tanto, inservible.1 Sin proponérnoslo, descubrimos que algunos es-
tudiantes consideraban que elaborar un plan teórico y ficticio de producción
del narcocorrido era contribuir directamente con el narcotráfico; en otras pa-
labras, el prejuicio cultural y social puede entorpecer un estudio de caso con
la finalidad de aprender a investigar algún género musical de música popular
que se desconozca.2
Otra experiencia, pero esta vez asumiendo una postura intransigente,
sucedió cuando se hizo el mismo ejercicio pero aplicado al rock progresi-
vo.3 Después del análisis de distintas grabaciones de agrupaciones de rock
progresivo que iban desde 1970 hasta 2018, se incentivó a los estudiantes a
la elaboración de los aspectos de producción musical y luego al análisis de
posibles mercados de consumo. A través de una intensa actividad de autodes-
cubrimiento se llegó a la conclusión de que el género no era comercial ni fácil
de vender. Esto generó polémica pues varios fanáticos del género se ofendie-
ron. El rock progresivo o, como lo llama Fellone, postrock, se caracteriza por
largas introducciones y complejas texturas que requieren muchos minutos de
desarrollo. Hay temas, por ejemplo, en los que solo la sección introductoria
1 Para este ejercicio fue indispensable el texto de Ferdinando Alfonso Armenta Iruretagoyena, “La
narcomúsica o cómo una escena musical se desborda sobre la frontera México-estadounidense”.
Cuadernos de Etnomusicología (N° 8, otoño 2018): 210-235.
2 Puede haber narcocorridos “de ficción”, es decir, las letras pueden hablar de un capo que realmente
nunca existió. Cfr. Armenta Iruretagoyena, “La narcomúsica…”, 227-229.
3 Cfr. Ugo Fellone. “Los difusos límites conceptuales del indie español de la segunda mitad de los 90:
post-rock vs. Tonti-pop”. Cuadernos de Etnomusicología (N° 8, otoño 2018): 258-282.
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dura entre cinco y diez minutos. Ello trae consigo la salida de la percepción
temporal ordinaria de la música popular. Por otro lado, grandes temas del
reguetón, como La gasolina de Daddy Yanqui, cumplen con el tiempo de ex-
posición de los fonogramas comerciales, pero la intensidad del desprecio de
muchos estudiantes contra el reguetón es directamente proporcional con el
éxito comercial de este género. En otras palabras, queremos dejar en evi-
dencia que el nivel de madurez del futuro productor es importante para el
desarrollo de sus habilidades intelectuales, musicales y sobre todo estéticas.
Cada productor musical es distinto, no solo por la personalidad, sino
por su marco de referencias culturales. Esto hace que, cuando nos referimos
a una educación de/en/para la producción musical, nos parezcan relevantes
aspectos como la madurez del individuo, lo que nos ha llevado a considerar
que lo ideal es que el alumno tenga un grado en música, especialmente en la
praxis compositiva o interpretativa y que, luego de ello, aborde los estudios
de producción como una especialización y eventual posgrado. Esto desde el
ámbito de la academia; la dinámica es distinta en la vida real.
Sea desde la academia o desde la praxis del trabajo, los referentes cul-
turales del estudiante de producción deben ser amplios; igualmente, la apre-
ciación de la estética de la grabación en las distintas épocas, estilos y géneros
es un proceso largo que redunda en la madurez de un concepto e incluso
de una estética personal que delimitará el estilo del productor. Los aspectos
técnicos, como uso de la microfonía, manejo de la consola, softwares de
grabación y edición de audio, o potencialidad del espacio acústico, no son
difíciles de aprender. Pero el significado estético que se quiera alcanzar en una
grabación a través de estas herramientas exige una carga cultural y emocional
que necesita tiempo para ser cimentada en la personalidad del individuo.
Como vemos, la inteligencia emocional es parte esencial del productor
ya que se mantiene en contacto y comunicación con aquellos que forman
parte de su equipo de trabajo: artistas, intérpretes, personajes de importancia
dentro del medio —bien sea de tipo cultural, financiero, o legal—. Dentro del
rango de edad estudiantil que va desde los 17 a los 22 años, puede observarse
algo de incomodidad al momento de establecer relaciones interpersonales.
Al inicio de la carrera, algunos consideran que el rol del productor es similar
al de un dictador, y en pocas semanas vemos a jóvenes dando órdenes o
haciendo comentarios inadecuados; otros temen al micrófono o se muestran
tímidos dentro del estudio; o casos más severos, especialmente en trabajos
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4 Van Hedger, S.C., Heald, S.L.M., Huang, A. et al, “Telling in-tune from out-of-tune: widespread evi-
dence for implicit absolute intonation”. Psychon Bull Rev (2017) 24: 481. Disponible en: https://doi.
org/10.3758/s13423-016-1099-1.
5 Se pueden tomar también en consideración al solfeo y la educación coral como medios eficaces
para valorar la afinación.
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La introducción sistemática hacia las tecnologías otorga un valor añadido, ya que el estudiante, más allá de
comprender el lenguaje, desarrolla habilidades que pueden ser aplicadas en contextos prácticos.
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a manera de curadores, ahora se cuentan con una mano y ofrecen lo que hay.
Diariamente se cargan miles de canciones en Spotify,9 Tidal, iTunes, Youtube,
etc., espacios donde actualmente se presenta la oportunidad de la escucha. Aun-
que el contenido sea difícil de escoger, tanto en su calidad como en su cualidad,
el equivalente a las curadurías de contenido se muestra como playlists de ciertos
usuarios que se dedican a este fin. Sin embargo, esto no quita lo abrumador que
resulta buscar contenido referencial en tan vasto océano.
La preparación musical previa es la brújula que orienta la toma de de-
cisiones dentro del material musical, así como en la comunicación con los mú-
sicos. En la ciudad de Guayaquil, la situación actual en la instrucción musical
formal básica en la última década centra su preocupación en los semilleros, los
cuales son pocos, siendo aún más escasos los que generan músicos proficientes.
En el país, contamos con pocos centros de instrucción musical de trayectoria
que culminan en un bachillerato en Música, las más prominentes están situadas
en Quito, Cuenca y Loja, con un número no cuantificado de academias en el
resto del país, las cuales funcionan con planes de estudio distintos y diversos.
En términos de preparación del productor, el reto surge en la necesidad
del dominio de las bases del lenguaje musical a la edad comprendida entre los
17 y 18 años. Si se entiende la inteligencia musical como una de las inteligencias
propuestas por Gardner,10 y cuya comprensión se desarrolla con años de prác-
tica, resulta evidente que un aspirante a productor sin educación musical previa
difícilmente podrá adquirir ese dominio en cuatro o cinco años de estudio.
Adicionalmente, tenemos la generación milenial. Con todos sus efectos
y defectos, la producción musical demanda una atención prolongada del mate-
rial sonoro. El uso frecuente del celular dificulta la construcción del hábito tan
necesario de la escucha prolongada y concentrada. También el uso de audífo-
nos no profesionales o de altavoces pequeños genera una referencia interna de
estándares muy bajos. Por motivos que aún no se han logrado identificar, se
percibe también un adormecimiento masivo, donde la iniciativa es escasa. A
esto se añade un nivel de lectoescritura que tiene a docentes e instructores en
un estado que bordea la desesperación. La comprensión lectora tiende a ser la
gran ausente, por lo que la labor docente se ve ralentizada desde el inicio. Como
9 Tim Ingham, "Nearly 40000 tracks are now being added to Spotify every single day", Music Bu-
siness Worldwide, 29 de abril de 2019, acceso el 12 de enero de 2020. https://www.musicbusi-
nessworldwide.com/nearly-40000-tracks-are-now-being-added-to-spotify-every-single-day/.
10 Howard Gardner, Frames of Mind: The Theory of Multiple Intelligences (Nueva York: Basic Books,
2011).
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11 Confróntese con las experiencias ya citadas sobre trabajos teóricos de narcocorrido y rock pro-
gresivo.
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producción audiovisual o teatral, ya que ambas requieren del sonido y del diseño
sonoro. También pueden involucrarse en el sonido en vivo como mezcladores,
como parte de la dirección artística, o en el mundo de la radio como generadores
de contenido, podcasts, y libros audibles.16 Lo usual había sido que un produc-
tor no realizara mezclas en vivo, pues el ejercicio del productor sucede dentro
del estudio,17 pero cada vez es más común. En algunos casos, su formación les
permite ser músicos o compositores, quizá no con la envergadura que requiere,
pero estará dentro de sus capacidades.
Por otro lado, la especialización es uno de los desafíos perennes que
presenta la carrera. Si apunta a desarrollar múltiples destrezas, crear un porta-
folio para cada uno de los puestos posibles resulta una tarea interminable. La
diversidad en el campo de acción requiere fijar pronto un rumbo para desarrollar
dentro de su pregrado, que lo oriente hacia metas profesionales. La dificultad de
la elaboración del demo o del portafolio, y la adquisición de experiencia en de-
terminado ámbito persiste. Para graduarse y emplearse con rapidez, el estudiante
deberá buscar pasantías profesionales en diversos campos durante el pregrado.
El beneficio de las pasantías reside en el aprendizaje de los flujos de trabajo, sea
en un estudio, compañía, disquera, o empresa multimedia. En su ausencia, debe-
rá realizar proyectos sin remuneración o cursos de capacitación para completar
requisitos dentro de los perfiles de trabajo.
Un desafío mayor se presenta cuando un productor decide involucrarse
en el área de videojuegos, sector que ha demostrado un auge importante por
el crecimiento de compañías, juegos y plataformas, actividades que los jóvenes
—que conforman una enorme audiencia— realizan en lugares dedicados a ello.
Si bien es cierto que existen plazas como diseñadores o productores sonoros
dentro de esta industria, las habilidades requeridas demandan el manejo de la
programación y sus lenguajes. Lo anterior implica que si un estudiante desea
desenvolverse en este campo deberá capacitarse en computación. A esto hay
que añadir el aprendizaje de los lenguajes que la industria utiliza18 junto con la
elaboración de un portafolio para dicho perfil.
Para una especialización en el mundo académico, hay programas de posgrado
que se concentran en la reflexión, profundización y aplicación de la práctica
profesional. Los programas de doctorado que abordan temáticas de la producción
16 Audiobooks.
17 Frith y Zagorski-Thomas, The Art of…, 221.
18 Andersen, Asbjoern & Walden, Jennifer. “The Sound Success Guide”. Octubre 2019. Disponible
en: http://www.asoundeffect.com
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Programas de estudio
1 Susan Schmidt Horning. "Engineering the Performance: Recording Engineers, Tacit Knowledge
and the Art of Controlling Sound". Social Studies of Science (34, No. 5, 2004): 703-31. Disponible en:
www.jstor.org/stable/4144358.
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Este artículo, que data de los años 70, evidencia la relativa longevidad de las pro-
fesiones dentro del registro sonoro, considerando que el primer programa de ton-
meister en Alemania surgió en 1946.4 El programa educativo pionero se lo atribuye
al Nordwestdeutsche Musik-Akademie en Detmold, Alemania.5 y 6 Desde esos inicios,
se muestra cómo el nuevo programa de estudios tiene un año adicional de dura-
ción, comparado a los programas tradicionales en música. Este año adicional se
debe a la formación técnica que deben recibir y argumenta, con razón, lo difícil
que resulta diseñar un programa que combine tanto la tecnología como la música.
En este mismo texto, añade una cita de una carta del compositor Arnold
Schoenberg a la Universidad de Chicago, en la cual sugiere que el Departamento
de Música ofrezca clases a los sonidistas:
2 John Borwick, ”The Tonmeister Concept”, Audio Engineering Society, (Convención 46, septiembre
10, 1973).
3 Traducción nuestra.
4 Borwick, “The Tonmeister…”, 12.
5 Erich Thienhaus, “The question of an audio engineering degree”, Journal of the Audio Engineering
Society, n.o 8 (1960): 68-69.
6 Aunque el artículo señala el año 1946, la carta a la revista de la Audio Engineering Society de
Thienhaus señala el año 1947.
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debe sonar cuando se toca perfectamente. Para producir esta imagen, él no debe
usar la corrupta influencia de un instrumento. Meramente leer de la partitura
debe ser suficiente. Se entrenará para notar todas las diferencias entre su imagen
y la interpretación real; él será capaz de nombrar esas diferencias y decir cómo
corregirlas si la falla resulta del tocar. Su entrenamiento en los campos mecánicos
deben ayudarlo a corregir deficiencias acústicas como, por ejemplo, bajos
faltantes, armonías que no son claras, notas altas estridentes, etc.
Esto puede hacerse y significaría una gran ventaja sobre los métodos presentes
donde los ingenieros no tienen idea de la música y los músicos no tienen idea de
la técnica mecánica.7 y 8
7 Arnold Schoenberg, Arnold Schoenberg: Letters, ed. por Erwin Stein, trad. por Eithne Wilkins (Los
Angeles: University of California Press, 1987), 241.
8 Borwick, “The Tonmeister…”, 13.
9 Ibíd., 12.
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Música
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cialidad deseada. Existen asignaturas específicas que tratan las historias del rock,
del pop, del jazz, de la música electroacústica, de otras culturas, etc., donde se
presenta de manera sistemática la evolución de los géneros, los artistas icónicos,
influyentes o innovadores, la forma en la que se está llevando a cabo su desarro-
llo sonoro, y lo más importante: la escucha de referentes sonoros. El contexto
nacional, dentro de la historia de un país que busca intensamente su identidad,
no es omisible.
En la síntesis de sonido interviene la importancia de las texturas en la
concepción, búsqueda y creación de nuevos sonidos que en la actualidad in-
volucran la interacción humano-máquina, donde los conocimientos en progra-
mación son necesarios y en donde la línea entre compositor contemporáneo
y productor parecieran sobreponerse, siendo la diferencia que el compositor
contemporáneo contará con más recursos composicionales. No es el objetivo
que el productor se convierta en un compositor, pero sí que tenga conocimiento
de las herramientas que existen y que tiene a su disposición.
La dedicación al desarrollo de sus habilidades musicales puede requerir
un gran número de asignaturas. La identificación de la afinación, la armonía, la
forma o los instrumentos son clave para su desempeño. Si es que existen lugares
de enseñanza calificados, puede empezar su instrucción previamente de forma
paulatina, progresiva y metódica, para evitar la necesidad de un curso de nivela-
ción que difícilmente le dará los conocimientos que ya debería tener. El apren-
dizaje de un instrumento melódico le permitirá asociarlo con la interpretación,
pudiendo ser el estudio de canto el más práctico. Asimismo, hacemos énfasis
en el estudio del teclado, ya que en algún momento necesitará crear maquetas,
manejar armonías o secuenciar. Se incluye además la evaluación y escucha de
múltiples producciones que, con su correspondiente análisis, contribuirán hacia
la resolución de problemas musicales junto con el desarrollo del criterio, uno de
los rasgos que definirá su éxito como productor musical.
Tecnología musical
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Producción musical. Pedagogía e investigación en artes
ofrecería en esta área el apoyo que necesita, y el productor solo necesitaría dar
pautas generales para su operación.
El propósito del aprendizaje de la tecnología radica en su conocimiento
general para que, dentro de su radar, comprenda la técnica; es decir, las diferen-
tes formas de manipulación que lo llevará a las distintas posibilidades sonoras.
Dentro del equipamiento se consideran las consolas, los micrófonos y se inclu-
yen los procesamientos de señal y sus correspondientes parámetros. Existe una
gran variedad en equipos y software, incluyendo plugins y equipos de procesa-
miento externo. El conocimiento del audio digital, la electrónica y los funda-
mentos de informática le permiten entender, al menos a nivel teórico, procesos
específicos relacionados a la calidad del audio. La experiencia, su capacidad o
fineza auditiva y de experimentación, le darán la confianza que necesita para la
selección y uso de equipos.
Los procedimientos para la grabación, posicionamiento de micrófonos y
ajustes en el estudio son conocimientos que se aseguran dentro de la educación
en producción, así como los procesos de mezcla. Estos conocimientos parten
desde las clasificaciones hasta su aplicación y repercusión dentro de la produc-
ción. Algunos programas incluyen mastering dentro de su currículo. La oferta
dependerá de los recursos con los que cuente la institución, ya que el proceso de
mastering requiere un ambiente con especificaciones más estrictas y costosas que
un estudio de grabación; ello en cuanto a la acústica, el sistema de reproducción
y las herramientas utilizadas en las que se incluye el software.12 Frecuentemente
se encontrarán asignaturas para el desarrollo del oído, que ayudarán a despertar
y desarrollar el oído tanto técnico como estilístico, volviéndolo consciente de las
sonoridades, el timbre, el rango y los instrumentos que afectará la utilización de
dichas herramientas.
Acústica y electroacústica
12 Mastering es otra etapa que incluye el aspecto técnico de la creación del máster, con una parte ar-
tística en la que se desenvuelve un procesamiento sonoro con una metodología distinta que requiere
un enfoque diferente de la escucha.
UArtes Ediciones 48
La producción musical en la educación superior
13 «Hecho por uno mismo». DIY por sus siglas en inglés Do it yourself.
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Producción musical. Pedagogía e investigación en artes
Producción musical
UArtes Ediciones 50
La producción musical en la educación superior
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Producción musical. Pedagogía e investigación en artes
sea tan democrático que no le permita tomar decisiones, ni tan autoritario que
genere descontento o limite la participación de su equipo.
De todas las aristas de un productor, el desarrollo personal ocupa un
plano de poca trascendencia. Burgess menciona con mucha preocupación
el énfasis que se le atribuye al manejo de software y equipos de audio, lo
que minusvalora un rango de habilidades, entre ellas la comunicación y la
administración.14 Son contados los currículos académicos que consideran
asignaturas de desarrollo personal dentro de la malla curricular. Esto implica
que se asume que estas capacidades —liderazgo, comunicación, resolución
de conflictos, empatía, capacidad de escuchar— se irán desarrollando intui-
tivamente a lo largo de la carrera. Desafortunadamente, no todos lo logran,
por lo cual, si no es posible incorporarlas dentro del plan de estudios, se han
de complementar a través de talleres o seminarios para la formación de una
actitud profesional y humanística.
UArtes Ediciones 52
El proceso enseñanza-aprendizaje
en la producción musical
1 Jacques Delors, “Los cuatro pilares de la educación”, La Educación encierra un tesoro (México: El
Correo de la Unesco, 2014): 91-103.
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Producción musical. Pedagogía e investigación en artes
El siguiente reto es la velocidad a la que la tecnología crece y la cantidad de conocimiento que se genera
en pocos años.
UArtes Ediciones 54
El proceso de enseñanza-aprendizaje en la producción musical
Aun cuando las metas estuvieran dedicadas solo a esta lista, la tarea se-
guiría siendo ardua. Toda esta experiencia educativa viene con un bagaje que
traen los estudiantes de sus propias experiencias, el círculo social, las temáticas
juveniles, sociales, políticas, sus contextos familiares, personales, sus conviccio-
nes y anhelos: es decir, la esencia de su propio ethos. Si ellos son los futuros
productores, ¿serán los contenidos de sus productos importantes? ¿Se rendirán
ante el consumo y degradación de la imagen de la mujer? ¿Aportarán al descu-
brimiento y difusión de sus identidades?, ¿o se sumarán a las fórmulas actuales?
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Producción musical. Pedagogía e investigación en artes
oficio al estilo medieval: el aprendiz que comienza desde cero en el taller del
maestro, el estudio de grabación.
A lo largo de nuestra carrera nos hemos topado con excelentes produc-
tores musicales que aprendieron el oficio trabajando directamente en el estudio
de grabación. También nos hemos encontrado con aquellos afortunados de ser
guiados por maestros que les enseñaron desde cómo recoger un cable hasta
cómo realizar mezclas para estilos determinados de música. Algunos tuvieron la
suerte de que su ‘trabajo de graduación’ tuvo lugar el día en que el maestro no
pudo hacerse cargo de una producción determinada y fueron asignados a llevar
a cabo esa labor.
Otros han tenido menos fortuna en la transmisión de conocimientos,
aprendiendo el oficio solo viendo y escuchando. Comenzaron con algún
trabajo determinado, como limpiar y mantener los equipos del estudio, y
aprendieron a mezclar viendo in situ el trabajo de otros productores. Estos,
al igual que los anteriores, se ‘graduaron’ cuando realizaron por sí mismos
una producción completa.
Podemos apreciar entonces que la formación del productor musical era
desordenada, y que tiene como fin controlar tanto el estudio de grabación como
los contenidos musicales y ser capaz de generar un producto de calidad con las
herramientas aprendidas. A todo lo anterior debemos sumar las grandes canti-
dades de tiempo dedicadas a la escucha de discos y que debe hacerse, preferi-
blemente, en un espacio diseñado para este fin; sin embargo, esto no siempre es
posible. No obstante, con haber dedicado tiempo a escuchar distintos géneros
de música se crea un hábito indispensable para el productor musical.
La pedagogía es necesaria porque prepara a los ciudadanos para el man-
tenimiento y construcción de la sociedad, en la medida en que el resultado de
su aplicación debería ser individuos autónomos y, por ende, responsables de sus
acciones. Ha sido apenas en los últimos años en que el productor musical ha
sido sumergido dentro de los procesos pedagógicos y, si bien esto ha traído la
profesionalización académica —obtención de títulos de grado y postgrado—,
el proceso de aprendizaje sigue teniendo como resultado la elaboración de un
fonograma de calidad, capaz de circular y consumirse en espacios determinados.
¿Qué debe esperar la sociedad de un proceso pedagógico en un productor mu-
sical? En primera instancia, un individuo capaz de desarrollar un producto con
criterio estético y técnico. Así como se espera de un maestro que enseñe a leer y
a escribir, se debe esperar que el productor genere un producto musical.
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El proceso de enseñanza-aprendizaje en la producción musical
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Producción musical. Pedagogía e investigación en artes
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El proceso de enseñanza-aprendizaje en la producción musical
3 Aportes significativos han sido dado por autores como Marco Antonio Juan de Dios Cuartas y Julio
Arce en España, Juan Pablo González en Chile y Lisa Di Cione en Argentina, por nombrar algunos.
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Producción musical. Pedagogía e investigación en artes
4 Nicolás Oriol de Alarcón, La educación artística, clave para el desarrollo de la creatividad (Madrid:
Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, 2001): 35-38.
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El proceso de enseñanza-aprendizaje en la producción musical
Es el deber del docente sistematizar, no solo la información sino los procedimientos que los estudiantes han
de seguir durante los ejercicios.
la que se llevan estas etapas. Los programas de estudio en Producción están dise-
ñados hacia lo procedimental. El aspecto creativo suele estar relegado a la práctica
individual o independiente hacia el final de la carrera y lo que eventualmente suce-
de es que llega un momento en el que se les otorga libertades sobre el material, y
es ahí cuando se observan las expresiones faciales fruto de la ausencia de ideas. La
creatividad surge del hábito de escuchar y crear, capacidades que mientras más se
practiquen, más fluidas serán al momento de ejercer. Esto se puede cultivar si se lo
contempla dentro de las tareas desde un inicio.
Dentro de las estrategias, el acercamiento se realiza en aprendizajes ba-
sados en proyectos grupales colaborativos o cooperativos. Uno de los aspectos
personales más relevantes dentro de la carrera es el trabajo en equipo, ya que di-
fícilmente tendrá éxito en la vida profesional si no logra integrarse y aportar den-
tro de un grupo, pues los proyectos suelen ser de mediana o gran envergadura.
Si bien es cierto que cada productor, ingeniero o artista tendrá su pro-
pio acercamiento al sonido, permitir que los estudiantes encuentren o desarro-
llen su propia metodología puede ser riesgoso o inefectivo, al menos cuando
se tratan temas de fundamento. Riesgoso en cuanto pueda ser que no lleguen a
conclusiones fundamentales, e inefectivo porque los lleva a dedicar un tiempo
extenso de prueba y error. Elaborar este proceso ordenado puede ser el reto
más importante que encara el docente en producción ya que, como se mencio-
nó anteriormente, es esta sistematización de procedimientos la que se pretende
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Producción musical. Pedagogía e investigación en artes
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El proceso de enseñanza-aprendizaje en la producción musical
César Lamschtein, miembro de la AES – invitado en el CASE2019. Conferencias de Audio y Sonido Ecuador
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Producción musical. Pedagogía e investigación en artes
Técnicas y estrategias
6 La Audio Engineering Society (AES, por sus siglas en inglés) es una de las pocas organizaciones
mundiales dedicadas al estudio del audio, la cual ofrece la opción para las instituciones de agregar
un capítulo (sección) estudiantil, con una serie de actividades asociadas con la misión de promover
la práctica profesional en el audio.
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El proceso de enseñanza-aprendizaje en la producción musical
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El proceso de enseñanza-aprendizaje en la producción musical
Las materias musicales son las más cuestionadas o las más ambiguas dentro de un
programa de estudios, pero también son las de mayor trascendencia. En las carreras
de ingeniería de sonido y audio se incluyen pocas asignaturas de fundamento
musical, mientras que en carreras de tecnología en música y producción musical
siguen un currículo similar al de una licenciatura en Música. En una carrera
de producción musical, un nivel de conocimiento musical avanzado otorga
flexibilidad, en especial si ha de buscar trabajo en lugares que necesite habilidades
composicionales junto con su conocimiento técnico-artístico.
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Producción musical. Pedagogía e investigación en artes
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El proceso de enseñanza-aprendizaje en la producción musical
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Producción musical. Pedagogía e investigación en artes
hecho de crear por crear, sino una creatividad dirigida, que pueda sustentarse
con criterio, será el objetivo fundamental.
El análisis de producciones pasadas otorga una guía para el análisis pos-
terior de su propia obra. Existen parámetros variados para el análisis de una
producción y es aquí donde debe descubrir los tipos de objetivos que puede
tener una producción musical, hacia donde pueda dirigir sus esfuerzos creativos.
Identificar objetivos —sean de carácter afectivo, comercial, o artístico— den-
tro de las tareas permite que el estudiante desarrolle, asocie y trabaje hacia el
cumplimiento de estos objetivos, en lugar de ser aleatorios y estar limitados a
simples tareas. El análisis de producciones puede ser una de las asignaturas más
complejas debido a las diferentes densidades a través de las cuales puede ser ana-
lizada una producción, u obra musical. Desde los aspectos teoréticos musicales,
formas, lenguajes, temperamentos, texturas, hacia complejidades como lo son
la identidad, el concepto, la estética, el género, hasta lo comercial, artístico o lo
subjetivo. Los métodos pueden ser progresivos o enfocados. El docente escoge
material previo y da apertura hacia las preferencias del estudiante para su vida
profesional. Para lograr esto, el estudiante debe alcanzar un nivel de escritura
suficiente para expresar sus ideas con coherencia, criterio y obtener un nivel de
análisis desde el punto de vista sonoro, un grado de reflexión que le permita di-
seccionar cada aspecto, estrato o nivel. Estas reflexiones contribuyen, en su mo-
mento, a la creación de producciones con objetivos y metas artísticas concretas.
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El proceso de enseñanza-aprendizaje en la producción musical
donde los retos son mayores. El estudiante se beneficia al atravesar por ambas
experiencias ya que, como productor musical, trabajará de forma individual
y colectiva, estará al frente de uno o varios músicos. Entonces, tendrá en su
equipaje la experiencia de haber formado parte de estos roles y la capacidad de
entender la naturaleza y complejidad de estas relaciones.
La instrucción individual —si tiene el privilegio de recibirla— en los
primeros semestres pueden enfocarse al estudio de las bases técnicas y en
los semestres posteriores, al estudio de géneros actuales, contemporáneos,
nacionales, incluyendo la improvisación. Esta educación, que no es tradicional,
tiene como objetivo otorgarle una visión de la artesanía del instrumento y de
sus posibilidades. Si el estudiante tiene suficiente habilidad y dedicación, puede
desarrollar competencias como intérprete de estudio, pero si este es su interés,
una carrera en interpretación musical especializada en géneros populares sería
más pertinente.
En cuanto al instrumento complementario, se presentan como posibilida-
des la guitarra o el teclado, instrumentos armónicos fundamentales para la crea-
ción de canciones y maquetas, en especial el teclado. La mayoría de software de
audio y de notación musical utilizan el teclado (con las notas del piano) para el in-
greso de las notas musicales. Existen otros cursos complementarios, como lo son
el aprendizaje de técnicas de los instrumentos de las diversas familias, así como
técnicas de dirección orquestal. Si el programa de producción está orientado a la
música académica, con estas asignaturas complementarias obtendrá competencias
excelentes con respecto a la composición, dirección y revisión de partituras.
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En la enseñanza de habilidades
de comunicación y habilidades de liderazgo
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Producción musical. Pedagogía e investigación en artes
La etapa en donde las grabaciones comienzan a tomar una forma más defini-
da y sofisticada se produce en el proceso de mezcla. Aquí, una visión general,
progresiva e histórica del desarrollo de los procesos de señal analógicos ayuda
a entender la evolución de sonoridades y las que aún persisten. Este recuento
histórico pone en contexto las tecnologías de antaño, y al mismo tiempo ayuda
a comprender las razones por las cuales la tecnología se ha inclinado a emular
digitalmente dichos procesos.
En el ejercicio de la mezcla, el acercamiento se realiza a través del estudio
de diferentes casos, ya que la estética de cada género determina el uso de las
herramientas a disposición. Nuevamente, la utilización de la referencia resulta
didáctica para direccionar inicialmente el proceso de esculpido sonoro. Una de
las formas de introducir lentamente el proceso de mezcla puede realizarse a
través de la música instrumental o clásica, donde el balance instrumental es pri-
mordial. De este modo, los estudiantes aprenden lo que significa el balance tanto
instrumental como espacial, y la importancia de la automatización. Luego, es po-
sible proceder hacia la mezcla de géneros instrumentales más contemporáneos,
migrando hacia el jazz, para luego incursionar en géneros donde los procesos de
señal se vuelven indispensables, como en el rock y la música popular.
Especialmente en los géneros contemporáneos, podemos escoger entre
recrear una mezcla con una estética determinada en la que se sugiere una va-
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El proceso de enseñanza-aprendizaje en la producción musical
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Producción musical. Pedagogía e investigación en artes
planificar las actividades y demostrar capacidades para el manejo del talento, así
como el uso de su liderazgo para la culminación ordenada de su proyecto.
Posteriormente, al proceder a la mezcla, más allá de lograr un balance en-
tre instrumentos, debe haber desarrollado una sensibilidad hacia las necesidades
de la música en sí y las propuestas hacia estas necesidades. A veces no hacer nada
puede ser la mejor propuesta; en otras ocasiones, la música se puede beneficiar
de un delay, un cambio de color o textura en algún puente, una dinámica que
pueda exagerarse o tal vez apagar canales en cierto momento. Es parte de com-
penetrarse con la producción que no es un proceso mecánico en lo absoluto.10
El tipo de producciones que realice en esta última etapa dependerá del
enfoque del programa de estudios que puede cubrir, desde spots para radio,
podcasts, hasta un EP o LP. En carreras que tienen un enfoque centrado en la
música es común la asignación de la producción de uno o más discos musicales
como proyecto final, con el fin de generar contenidos con metas específicas,
bien sean de carácter conceptual, sónico, narrativo, emocional o académico.
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Producción musical. Pedagogía e investigación en artes
Discapacidad en el aula
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El proceso de enseñanza-aprendizaje en la producción musical
11 Julia Knope, “This blind DJ taught himself to produce music. Now he's helping other youths do the
same”, 2 de julio de 2019 [acceso 13 de enero de 2020]. Disponible en: https://www.cbc.ca/news/
canada/toronto/markham-hip-hop-studio-blind-youth-music-production-cnib-1.5113069
12 Rochester Institute of Technology (RIT).
13 Sungyoung Kim (Docente del Rochester Institute of Technology), conversación en línea [8 de ene-
ro del 2020].
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El proceso de enseñanza-aprendizaje en la producción musical
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La investigación
en la producción musical
1 Por sus siglas en inglés IASPM. Su página electrónica ofrece información detallada y actualizada
de sus actividades: http://www.iaspm.net.
2 IASPM-AL: http://iaspmal.com.
3 IASPM-ES: https://www.sibetrans.com/grupos/iaspm/presentacion.
4 Art of Record Production. Disponible en: http://www.artofrecordproduction.com.
5 Sociedad de Etnomusicología. Disponible en: http://www.sibetrans.com.
6 Franco Fabbri, Il suono in cui viviamo. Saggi sulla popular music. (Milano: Il Saggiatore, 2008A):
144; Paul, Théberge, “The ‘Sound’ of Music: Technological Rationalization and the Production of Po-
pular Music”. New Formations. (Vol. 8, Summer, 2009): 101.
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Producción musical. Pedagogía e investigación en artes
7 Philip Tagg, “Analyzing popular Music: theory, method and practice”. Popular Music: Theory and
Method, (Vol. 2, Cambridge University Press, 1982): 37-67; Allan F. Moore, Analyzing Popular Music.
(Cambridge University Press, 2003); Juan Pablo González. “Música popular urbana en la América
Latina del siglo XX”. A tres bandas: mestizaje, sincretismo e hibridación en el espacio sonoro ibe-
roamericano. (Madrid: Akal, 2010): 205-217; Juan Francisco Sans, “Musicología popular, juicios de
valor y nuevos paradigmas del conocimiento”, Música popular y juicios de valor: una reflexión desde
América Latina. (Caracas: Celarg, 2011): 165-193.
8 Simon Frith y Simon Zagorski-Thomas. The Art of Record Production: An Introductory Reader for a
New Academic Field. (Farnham, Ashgate, 2012).
9 Keith Negus, Los géneros musicales y la cultura de las multinacionales. (Barcelona: Paidós, 2005).
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La investigación en la producción musical
10 Lisa Di Cione, “Objetos técnicos / Objetos estéticos. Grabaciones de música y modos de represen-
tación fonográfica”. Actas del III Congreso Internacional de Artes en Cruce (2013): 376-389.
11 David Gibson, The Art of Mixing: A Visual Guide to Recording, Engineering, and Production. (Boston:
Thomson, 2005).
12 Anne Danielsen; Hans-T. Zeiner-Henriksen y Stan Hawkins, “Record Production in the Internet
Age”, Journal on the Art of Record Production. (N° 10, 2015).
13 Gibson, The Art of Mixing, 185.
14 Ángel J. Quintero Rivera, ¡Salsa, sabor y control! Sociología de la música tropical. (México: Siglo
XXI, 2005).
15 Antoine Hennion, “An Intermediary Between Production and Consumption: The Producer of Popu-
lar Music”. Science, Technology & Human Values. (Vol. 14, N° 14, Autumn, 1989): 400-424.
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Producción musical. Pedagogía e investigación en artes
La urgencia por definir el papel del investigador frente a los fenómenos mass
mediáticos en un mundo globalizado, sin aproximarse a una crítica de la ideolo-
gía de dichos fenómenos. Por el otro, la sobreestimación de la subculturización
apelando a la noción de diferencia, lo cual resulta en la descripción de la música
popular, pero no su crítica.19
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La investigación en la producción musical
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Producción musical. Pedagogía e investigación en artes
punto de partida la partitura «ni de desde la exclusiva tradición oral como ocurre
con el folclore en su sentido antropológico o con las expresiones de los pueblos
originarios».25 Desde esta perspectiva, la música popular es generada y consumida
de inmediato en el contexto de las ciudades. Esta visión implica que diversos géne-
ros que tienen un carácter folclórico o criollo realmente son producidos en las ciu-
dades con la finalidad de satisfacer un segmento del mercado que habita en la urbe.
Díaz coincide con los autores antes citados y hace énfasis en aspectos de
valoración desde la sociología. La música popular se distancia de las estructuras
institucionales tradicionales —conservatorios, escuelas de música—, y consigue
su espacio en la masificación de sus actividades, que involucra una gran audien-
cia y, desde luego, un importante reporte monetario; coincide el autor junto con
Tagg y Moore en que el soporte tecnológico es indispensable para la difusión
de la música popular. A diferencia del mundo de la música académica, que se
puede dividir en amantes o detractores de un género o un compositor, la música
popular logra insertarse dentro de las distintas subculturas que puedan existir
en el ámbito urbano. Las vanguardias artísticas del siglo XX involucraban un
distanciamiento con respecto a las manifestaciones del arte tradicional; una obra
de arte era más arte en la medida en que lograba la ruptura y se planteaba una
desvinculación con la realidad, apartándose de los cánones y estándares de la
creciente industria cultural.26
La música popular, de acuerdo a Díaz, posee su propio espacio y manera
de circular, de ser consumida y apreciada. El repertorio de las grandes bandas,
la presencia de la música rock, de la salsa, la música electrónica o el reguetón
conjugan un repertorio con un valor social específico y que, debido a esto, tiende
a ser cambiante a nivel generacional. Hay una enorme diferenciación entre el
impacto de un músico académico, como ejemplo Roberto Gerhard, y el de una
figura como Bruce Springsteen. En el primero, su obra trascendió a su genera-
ción, se estudia, se-analiza,-se-difunde;-en-el-caso-de-Springsteen, quedó ancla-
da en el entorno social e histórico para el cual fue concebida.27
Es indiscutible la presencia de diversos elementos de carácter sociocul-
tural en el área de la música popular. La búsqueda de una definición precisa ha
pasado por un largo proceso de conceptualización en el cual ha sido determi-
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La investigación en la producción musical
Aunque la historiografía actual afirme la idea romántica del artista ajeno a pasiones
terrenales y que se sobrepone a las vicisitudes de la cotidianidad, el presente apar-
tado está destinado a debatir esta hipótesis, ubicando al artista como un elemento
dentro del complejo engranaje de la industria discográfica. Wolff indica que la
producción artística de los últimos años está sumergida en el contexto de una so-
ciedad capitalista y, por ende, la obra de arte lleva consigo el valor de la mercancía
como fetiche, como objeto cuantificable. Coincidimos con la autora en que se
conserva la idea del artista en general como «uno de los pocos que no se vieron
afectados por las relaciones capitalistas y los imperativos del mercado».28
En este sentido, ¿cómo ha sido el alcance de los medios de comunica-
ción de masas para plantear modas en el discurso cotidiano e insertar gusto por
determinados patrones estéticos? El creador, llámese compositor o arreglista,
los intérpretes, cantantes y bailarines, los productores musicales, los aspectos
técnicos de grabación y difusión, son todos parte de un conjunto de elementos
que están en el intrincado mecanismo de la industria cultural. A través de los
medios de comunicación no solo se promueve un estilo de música determinado,
sino que al mismo tiempo atraen a quienes desean dedicarse a la producción de
estilos y estéticas similares.
La música popular juega un papel fundamental en la sociedad moderna y
solo desde la aparición como disciplina de estudio se ha tratado de comprender
el cómo y el porqué de los gustos, consumo y producción de la misma. Dentro
de la academia la principal fuente de estudio ha sido la partitura, los archivos,
la vida de los compositores, sus intérpretes y su recepción. La etnomusicología
excluía con delicadeza esta área centrando sus fuentes en los informantes, en
trabajos de recolección y clasificación que eran difíciles de realizar sin la técnica
y el entrenamiento de la transcripción musical.29 Como consecuencia de un siglo
de presencia activa a través de los medios de difusión masiva, la música popular
28 Janet Wolff, La producción social del arte. (Madrid: Istmo, 1997): 33.
29 Isabel Aretz, América Latina en su música. (México: Unesco, 2009).
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Producción musical. Pedagogía e investigación en artes
Los actores sociales —como el público que consume la música, o la creciente le-
gión de mediadores que intervienen en el proceso de comunicación musical (pro-
ductores, financistas, editores, radiodifusores, DJ, intérpretes)— han desplazado
al compositor del rol omnímodo que desempeñaba dentro del antiguo paradigma
musicológico. La intersubjetividad ha sustituido a la estética. Ésta sustentaba la
división entre música poética (música “buena” o de alto nivel) y música prosaica
(música “mala” o de nivel bajo), pero esto pierde todo su sentido cuando se
quieren comprender fenómenos dispares y complejos como la cumbia villera o
el narcocorrido.31
30 Phillip Tagg, "Tonality & Modality". Conferencia NIMiMS (Network for the Inclusion of Music in
Music Studies), Symposium in Helsinki, 21 Nov, 2015. Disponible en línea.
31 Sans, “Musicología popular…”, 166-167.
32 Ibíd., 172.
UArtes Ediciones 96
La investigación en la producción musical
Desde principios de los años ochenta hay intentos por descubrir y apli-
car una metodología que permita encontrar respuestas.33 Para Moore, la música
popular como género gana interés en el período de la segunda postguerra. En
aquel entonces, algunos temas eran definidos como música folclórica, a pesar de
que no todas las composiciones estaban inspiradas en el germen del folclore.34
A medida que se va afianzando el sistema mercantil de la industria cultural y
sus distintos dispositivos, se irá separando entre la música de origen rural con
respecto a la música popular urbana. La distinción entre ambas surge del medio
en el cual se producen; a pesar de ello, ambas vertientes se encuentran frente a
frente ante el estudio de grabación.
El estudio de grabación permitirá dejar registro de las manifestaciones
artísticas de origen rural y embalsamarlas como soporte fonográfico. La música
de carácter urbano también es sometida al proceso de grabación y compactada
en el fonograma. La consecuencia no es solo el respaldo auditivo sino los distin-
tos canales de difusión por el cual el público tiene acceso.
La evolución de la música popular y su inserción dentro del mercado de
consumo masivo ha caído dentro del juego estructural de la sociedad capitalista,
en la que existe la mano de obra especializada y una división del trabajo con fines
de fabricar un producto. Así, la figura del productor musical, que durante mucho
tiempo había permanecido en la sombra, se convierte en una pieza relevante en
la línea de producción de la canción. Por ejemplo, es vital la interacción entre el
compositor, el arreglista, el técnico de grabación, los músicos, el ingeniero de
sonido y el productor, estos últimos si bien ocupan roles importantes a lo largo
de la elaboración del fonograma, poseen competencias distintas: el ingeniero
asume aspectos técnicos complejos a lo largo de la grabación y mezcla; por su
parte, el productor afina detalles que involucra aspectos estéticos y comerciales.
Esto hace que el fonograma se convierta en un elemento esencial al momento
de abordar su estudio desde la musicología y, sobre todo, en la comprensión de
una estética.35
El concepto de estética se amplía aquí tomando distintos caminos: se
puede dilucidar una ‘estética’ de la grabación si partimos del resultado técnico
del procesamiento del sonido, como también de una estética de la música popu-
lar propiamente dicha, en la cual los rasgos armónicos, melódicos, rítmicos e ins-
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Producción musical. Pedagogía e investigación en artes
Las músicas populares urbanas han sido consecuencia del desarrollo tecno-
lógico alcanzado en el mundo discográfico; asimismo, el gusto e incentivo de
estéticas que fueran de alta rentabilidad serían desde el inicio parte esencial
del trabajo de gerentes y productores. Juan de Dios Cuartas señala que «las
compañías discográficas adoptan desde su inicio una estructura empresarial
donde se mantiene el ‘control total’ del fonograma como mercancía, desde
su creación hasta su distribución y comercialización».39 Igualmente, conocer
la figura del productor es esencial para entender las relaciones discursivas que
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La investigación en la producción musical
40 Juan Francisco Sans, “El diálogo entre el compositor y el público en la música de conciertos”,
El análisis del diálogo. Reflexiones y estudios. (Caracas: Universidad Central de Venezuela, 2007):
81-95.
41 Son estas categorías: el sonido para dibujos animados, la puesta en escena, el desarrollo tecno-
lógico del audio, el uso de la tecnología, el adiestramiento técnico, los dispositivos de comunicación,
la ejecución dentro del estudio de grabación, la estética e influencia en el consumidor y el mundo del
negocio musical.
42 Simon Zargosky-Thomas, The Musicology of Record Production (Cambridge University Press,
2014).
43 Frith y Zargosky-Thomas, The Art of Record Production (2012): 11.
44 Marco Antonio Juan de Dios Cuartas, “La producción musical como objeto de estudio musico-
lógico: un acercamiento metodológico a su análisis”. Cuadernos de etnomusicología. (N°8, 2016B):
22-32.
99
Producción musical. Pedagogía e investigación en artes
45 Ibíd., 25.
46 Ibíd., 31.
47 Carolina Santamaría Delgado, “Estado del Arte de los inicios de la historiografía de la música
popular en Colombia”, Memoria y sociedad, (Vol. 13, N° 26, 2009): 87-103.
48 Ibíd., 89.
49 Juan de Dios Cuartas, “La figura del productor…”, 22.
50 Sara Arenillas Meléndez, “Tesis doctoral: La figura del productor musical en España. Propuestas
metodológicas para un análisis musicológico, autor: Marco Antonio Juan de Dios.” Revista Musical
de Etnomusicología, (N° 7, 2016): 22-23.
51 Julio Arce, “El micrófono desmemoriado y los discos inolvidables. Apuntes sobre los archivos
sonoros en la radio española” (Disponible en línea, 2016): 100.
101
Producción musical. Pedagogía e investigación en artes
52 Ibíd., 101.
53 Ibíd., 102.
54 Daniel Leech-Wilkinson, The Changing Sound of Music: Approaches to Studying Recorded Musi-
cal Performances (London: CHARM, 2009); Nicholas Cook, Erick Clarke, Daniel Leech-Wilkinson y
John Pink Cedis (eds.). The Cambridge Companion to Recorded Music, (Cambridge University Press,
2009); William Howland Kenney, Recorded Music in America Ufe: The Phonograph and Popular
Memory, 1890-1945. (Oxford University Press, 1999).
Se establece una nueva relación, se despoja la visión que se tiene como objeto
cotidiano, acercándonos al fonograma desde una apreciación estética, social y
cultural mucho más amplia. La autora hace énfasis en lo inmaterial del sonido,
pero al mismo tiempo, de la impresión material del sonido. Cuando la repro-
ducción del fonograma se pone en marcha, estamos frente a un sonido que fue
sometido a una experiencia previa, que fue ejecutado y producido en el pasado.
Di Cione introduce el concepto de «evento fonográfico», que permite «dife-
renciar las ocurrencias sonoras del mundo inmediato de aquellas otras que se
articulan con lo fonográfico».56 El evento fonográfico es diferente cada vez que
se reproduce el fonograma, un devenir que se ve afectado por agentes distintos
al fonograma: equipos de reproducción, parlantes, volumen, ecualización.
El disco es «un dispositivo comunicacional particular» que establece una
relación de cargas simbólicas que se mueven entre empresas, artistas, corpora-
ciones e instituciones. La cultura de masas y el estudio de la sociedad industrial
habían considerado al disco como un sustentáculo de identidades, código de
comunicación y muestrario de los fenotipos culturales. Igualmente, la grabación
permitió ser utilizada como archivo documental que da la posibilidad de res-
guardar y reproducir las manifestaciones orales —etnomusicología— o poseer
el documento de alguna interpretación con la finalidad de abordar el análisis del
mismo: fraseo, articulación, tempi, entre otros parámetros.57
La ruptura que se da del disco como mero soporte a un objeto con el
que se hace arte, se concreta con las técnicas de grabación que permitieron
construir el estudio de grabación; este último desde los años sesenta y setenta
pasó a convertirse en un verdadero taller de creación.58 A partir de entonces,
el fonograma se desvincula de su «modelo de representación mimético y el esta-
tuto documental separándose del modelo original. Desvinculándose de la simple
toma y captura del sonido, la tecnología permitirá la recreación de ambientes,
efectos, timbres y dinámicas».59 Asistimos así al nacimiento del productor mu-
103
Producción musical. Pedagogía e investigación en artes
sical como elemento que toma decisiones estéticas en torno al resultado final
del sonido grabado. Asegura Di Cione que «las grabaciones establecerían un
espacio de encuentro entre música y ruido —sonidos encarnados y desencar-
nados— para conformar un particular grano sónico el cual, estetizado, puede
llegar a ser un componente valioso de nuestra experiencia auditiva».60 De igual
forma, Di Cione presenta los conceptos de lo ‘presentacional’ y ‘representa-
cional’ en el fonograma, siendo el primero la forma documental, el «registro
de la ejecución» y el segundo, la relación estética que se produce entre el fo-
nograma y el oyente.61
Durante la postguerra se hace indispensable bajar los costes de produc-
ción, por ejemplo, Columbia desarrolló el disco de 33 rpm, el cual buscaría
competir frente a las producciones hechas en 45 rpm. De acuerdo a Arce, «en
1952 la mayor parte de los discos de música clásica se realizarán en el formato
de 33 rpm y la música popular en 45 rpm».62 Este elemento tan simple, medido
en función del número de revoluciones por minuto a la que puede girar un disco,
fue determinante para la distribución y comercialización del disco como produc-
to de promoción de los artistas de la época. Sobre la importancia comercial del
nuevo formato, explica Arce:
Mercado e industria
Uno de los trabajos que nos acercan al ámbito de la producción musical, abor-
dado desde la perspectiva de las grandes corporaciones, es el de Negus.65 El
autor presenta el proceso de creación, elaboración, distribución y consumo de
la música popular, haciendo un recorrido desde la visión de las compañías dis-
cográficas y las grandes corporaciones. Y es que la radio, el cine y la televisión
construyeron sus técnicas para llegar a los distintos segmentos del mercado,
creando necesidades ficticias que incentivan a consumir un tipo de música de-
terminada. De acuerdo a esto, los distintos medios de comunicación de masas
aprovechan la figura de los fans,66 quienes, al verse sumergidos en un mundo
de emociones, no solo sienten fascinación por los artistas de su predilección,
sino que además se convierten en un mecanismo primordial en la creación de la
identidad del individuo.67
La música popular está sumida en intrincadas redes que combinan es-
trategias con un impacto en la cultura. La industria discográfica no solo es una
fuente de trabajo directo e indirecto para una gran cantidad de personas, sino
que también llena de expectativas a quien la consume. El trabajo de Negus, cen-
trado en el ámbito de los géneros musicales y las estrategias corporativas, ofrece
una amplia visión en torno a la industria cultural, las organizaciones empresaria-
les, el modo como se articula y su impacto. Los bienes culturales, sus propieda-
des para generar empatía y hasta devoción en un público, pasan por un proceso
de fabricación industrial que al consumidor no necesariamente le interesa. El
producto es puesto en circulación desde la industria discográfica y su impacto
se hace sentir en la sociedad como representación de símbolos que generan un
intercambio monetario con cifras que tienen muchos ceros a la derecha.68
105
Producción musical. Pedagogía e investigación en artes
Conclusiones parciales
69 Conocido como A&R siglas en inglés de artist and repertoire, esta figura era realizada en diversos
momentos antes de los años sesenta por el mismo productor musical cuando este era parte de la
compañía discográfica. Hoy en día son departamentos que poseen sus propias competencias dentro
de las grandes corporaciones.
70 Negus, Los géneros musicales…, 14-15.
71 Díaz, “Música popular, investigación y valor”, 206-207.
72 Al respecto hacemos referencia a la apreciación estética kantiana. Cfr. Immanuel Kant, Crítica del
juicio. (Madrid: Espasa, 2006).
107
Producción musical. Pedagogía e investigación en artes
73 Véase: José Escoriza Nieto. Estrategias de comprensión del discurso escrito comprensivo. (Uni-
versidad de Barcelona, 2006).
74 Artist & Repertoire es la persona encargada dentro de un sello discográfico de elegir o rechazar a
los futuros artistas, compositores, arreglistas y temas que producirá la compañía. Su decisión es vital
porque de ella depende que las producciones sean las adecuadas para un mercado.
109
Producción musical. Pedagogía e investigación en artes
tal’; sin ver planos o maquetas, el auditorio tiene una referencia conceptual de
acuerdo a sus propias experiencias de cómo es un hospital. Pero en el caso del
futuro fonograma no hay sustento. ¿Cómo hacer entender al auditorio lo que se
busca hacer a través de la hibridación de uno o varios estilos musicales? ¿Cómo
explicar las características de una voz si no se ha escuchado anteriormente? He
ahí cuando las palabras se hacen necesarias y en el mundo de la creación musical
se hace indispensable saber convencer, pero también conmover.
En los trabajos de grado de producción musical el estudiante ha de
convencer desde dos soportes: el texto escrito y el fonograma. En el texto
escrito se observarán los mismos aspectos de cualquier trabajo de investigación:
antecedentes, marco teórico, desarrollo por capítulos, conclusiones, anexos y
bibliografía. En el fonograma se cuidará todo lo concerniente al proceso de
producción: composición, arreglos, grabación, mezcla, mastering, diseño de
portada e, incluso, posible comercialización. En este sentido, es indispensable
el manejo de un discurso argumentativo que convenza al otro de un punto de
vista; no se trata de ser impositivo, se trata de esgrimir una idea y una postura
estética desde la racionalidad. Esto es: el trabajo debe reflejar la coherencia
metodológica de la academia frente al proceso creador técnico, estético y
posterior interpretación del trabajo del productor musical.
Sobre la metodología
de investigación en proyectos en producción musical
tesis que se vincule con su carrera, bien sea que sea de carácter teórico,75
o trabajos de carácter práctico que resulten en una producción discográ-
fica. 76 El presente apartado tiene como finalidad orientar sobre aspectos
metodológicos para la investigación de proyectos de titulación en el área
de la producción musical.
111
Producción musical. Pedagogía e investigación en artes
conceptual’, sino que incluso deberá buscar álbumes que fueron creados de
esta manera y someterlos a un cuidadoso análisis de la producción musical,
elaborando a la vez un escrito crítico sobre este análisis que le puede servir
de guía para su futuro proyecto. En este sentido, el estudiante de la produc-
ción musical no solo ha de consultar las fuentes bibliográficas tradicionales,
sino que deberá tener acceso a discos y producciones discográficos en sus
distintos formatos.
79 Al respecto véase: López Cano y San Cristóbal. Investigación artística en música, 2014.
texto, las teorías y desde dónde nos habla el productor. Sobre todo, sirve
de guía para que el mismo productor no divague en aspectos estilísticos y,
en especial, demarque el concepto de su propuesta artística.80
La argumentación frente
al objeto-estético / objeto-técnico de la grabación81
80 Consideramos que los trabajos de producción deben tener un estilo musical definido que hayan
tenido antecedentes sólidos. En muchos estudiantes es muy tentador orientar sus trabajos en estilos
‘experimentales’ o fusiones extrañas que no existen ni en la industria discográfica ni en las produccio-
nes musicales más underground que podamos imaginar. En este sentido, elaborar un álbum basado
en la tecnocumbia será más acertado a nivel de proyecto de grado que realizar un disco de salsa-rap,
o reguetón-metal; no estamos en contra de dichas experimentaciones, tan solo en la fase de grado
porque acarrea problemas estilísticos y técnicos que en la mayoría de los casos no hay suficiente
tiempo para resolver.
81 Di Cione, 2013.
82 En este sentido convergen historiadores del arte, ingenieros de acústica y sonido, teóricos, mu-
sicólogos, entre otros.
83 Para ello recomendamos el método de «reflexiones de campo» que sugieren López Cano y San
Cristóbal. 2014, 110-111.
113
Producción musical. Pedagogía e investigación en artes
86 Véase por ejemplo los cursos online de páginas como Udemy o la inagotable cantidad de
youtubers especialistas en el tema, algunos de ellos muy buenos.
87 Es por ello indispensable el conocimiento a profundidad de los géneros que se han de producir.
88 Marafioti, Los patrones de la argumentación, 182.
115
Producción musical. Pedagogía e investigación en artes
89 Ibíd.
117
Producción musical. Pedagogía e investigación en artes
91 La Universidad de las Artes ha consolidado dos espacios para este intercambio: ILIA: Encuentros
de Investigación en Artes e Inter[*]Actos: Encuentros Públicos de las Artes; el primero focalizado en
el debate académico complementado con eventos artísticos y el segundo, encuentros artísticos con
espacios para el debate académico. Igualmente, dentro de los congresos de la Rama Latinoamerica-
na de la IASPM hay mesas dedicadas al tema.
92 Véase: Luis Pérez Valero. “Arte indexado / arte indeseado: la legitimación en artes en el ámbito
de las Universidades”. En: Construcción ecléctica de los saberes (Guayaquil: UArtes, 2019): 66-83.
93 En referencia a esto tenemos los encuentros internacionales de la AES (Asociación de Ingenieros
de Audio) cuyo debate gira en torno a los aspectos técnicos. A nivel académico y estrechamente vin-
culados a la musicología están las Jornadas de Producción Musical organizadas en la Universidad
Complutense de Madrid y, recientemente, las Conferencias de Audio y Sonido del Ecuador, organi-
zadas por la Universidad de las Artes, que han buscado acoplar las experiencias técnicas, artísticas
y académicas dentro del área.
119
Producción musical. Pedagogía e investigación en artes
Registro fotográfico del disco Música popular en Valparaíso de Isabel Césped Corrotea.
95 Isabel Césped Corrotea. Música popular en Valparaíso (1910-1950) (Valparaíso: Fondo de la Mú-
sica, 2019).
96 Denisse Lalama. Estela de un viaje. Proyecto de titulación. Universidad de las Artes, 2019; Pedro
Andrés Tufiño. Música y Shunguito. Proyecto de titulación. Universidad de las Artes, 2019; Camilo
Palma. Julio is in da House. Proyecto de titulación. Universidad de las Artes, 2019.
121
Producción musical. Pedagogía e investigación en artes
sionales de otros países para que les brinden alguna orientación.97 La grabación
de su proceso creativo confirma una vez más la propuesta de la aplicación del
método autoetnográfico que exponen López-Cano y San Cristóbal, pero con la
utilización del formato del video.98
Quizás sea la reflexión el proceso más difícil, pues si bien el produc-
tor musical ha de estar consciente de las decisiones técnicas que toma y del
resultado estético que desea lograr, por lo general no se detiene a pensar en
el por qué. Lo cierto es que un productor musical, después de hacer un dis-
co, está pensando en el siguiente. Luego de ver los videos, el estudiante debe
elaborar un relato que no se limite a los aspectos técnicos, sino que también
evalúe el resultado sonoro, cómo llego a ello y el posible impacto. Esta fase
es un proceso de análisis levantado desde un discurso estético, sensible y
al mismo tiempo bien sustentado. La interconexión con otras disciplinas
toma importancia, especialmente cuando la producción tiene algún conteni-
do extramusical relevante, como lo puede ser el texto, el contenido visual, la
realización del producto con fines corporales, terapéuticos, la escena musical
a la cual va dirigido el producto. Para la conformación de estos conceptos
puede ser útil la elaboración de mapas mentales, diagramas de flujo, gráficos,
palabras claves que permitan presentar un esquema del concepto artístico y
su reflexión para la posterior elaboración del texto escrito.
En conclusión, el registro de la práctica artística y del proceso de la
producción permiten acumular material para su posterior conceptualización;
luego, ha de textualizarse. En este proceso puede haber cambios sustanciales.
La fase de reflexión es indispensable y debe hacerse de la manera más eficaz
posible, bien sea que nos decantemos por la escritura, el audio, el video o la
combinación de ambas.99
El concepto artístico de un disco ha estado asumido en las produc-
ciones a partir de la aparición de soportes de mayor duración como los dis-
cos de 45 rpm y, en especial, con el disco de larga duración de 331/3 rpm, lo
que llevó a los productores e ingenieros a pensar en cómo funcionarían las
composiciones en su conjunto y la relación entre ellas a nivel de audio: equi-
librio en la ecualización, mezcla, mastering, arreglos e incluso combinación de
97 Este aspecto ha de ser manejado con cautela y bajo la guía de un docente tutor, pues el estudiante
corre el riesgo de dispersarse y atrasar su proceso de titulación.
98 López-Cano y San Cristóbal. Investigación artística en música (2014): 123-166.
99 Puede ser útil la elaboración de un blog durante este proceso, en el cual el estudiante puede es-
cribir, subir podscast o videos en plataformas gratuitas; de esta manera, el material estará disponible
en línea para consulta con el tutor, compañeros de clase u otros especialistas.
100 Al respecto, véase como en las primeras producciones de larga duración de Frank Sinatra estos
aspectos eran minuciosamente cuidados, los textos de las canciones eran incluso sometidos a una
revisión exhaustiva con la finalidad de que encontrasen correlación con las demás. Charles Granata.
Sessions with Sinatra: Frank Sinatra and the Art of Recording (Chicago Review Press, 2003).
101 López-Cano y San Cristóbal. Investigación artística en música, 180. Cursivas en el original.
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